Promoción cultural del patrimonio bibliográfico en las universidades cubanas (página 2)
Enviado por Mayeli González
2- Lograr elevar la participación social, fortaleciendo y estimulando los intereses culturales que en su sentido más amplio puedan surgir de la comunidad.
3- Trabajar por la preservación y difusión de las tradiciones culturales de la comunidad, incorporando lo mejor de la cultura nacional y universal.
4- Contribuir a la formación de los valores éticos y estéticos en los niños y adolescentes. Atención directa de aquellos grupos que se dediquen a este quehacer en las instituciones dentro y fuera del sistema.
5- Apoyar las proyecciones de trabajo de la educación artística en el sistema nacional de educación.
6- Contribuir a lograr en nuestra población un alto grado de apreciación y disfrute de las manifestaciones artísticas y literarias.
7- Transmitir a través de cursos, talleres y seminarios las experiencias del trabajo de animación sociocultural comunitaria, posibilitando la superación técnico-profesional del personal del sistema de maestros y profesores del sistema nacional de educación y de otros interesados en tal temática.
8- Coadyuvar al empleo más culto y pleno del tiempo libre, desarrollando las potencialidades creadoras de los diferentes sectores de la población.
9- Promover y coordinar la participación activa del sistema de instituciones culturales, organismos y organizaciones sociales y demás en función del cumplimiento del programa de desarrollo cultural del centro, así como la consecución de otras acciones de conjunto que haya que realizar y que posibilite la efectiva proyección sociocultural hacia la sociedad."
En correspondencia con estos preceptos la promoción cultural en Cuba ha evolucionado desde su surgimiento y con el decursar del tiempo, a partir del desarrollo que evidencian las prácticas culturales y sus efectos recientes, como todo un grupo de acciones encaminadas a potenciar la relación entre la comunidad y la cultura para conservar la identidad local. Dentro de esta esfera se incluyen acciones de animación, programación, creación artística, investigación, conservación, rescate y revitalización de valores culturales, así como educación y preparación para la vida.
La promoción cultural se ha ido transformando paralelo a la construcción de las políticas seguidas por las instituciones culturales establecidas, en estrecha vinculación con las estrategias del gobierno cubano, los proyectos de instituciones internacionales como la UNESCO y de los medios de comunicación masiva, entre otros.
Por tales razones se considera que la promoción cultural en Cuba ha sido un eficaz y poderoso instrumento de las políticas culturales materializados en la programación, asumiendo como base la planificación y el control de una serie de actividades que viabilizan una estrecha relación entre la comunidad y las instituciones socioculturales, las cuales se organizan a partir de los deseos, gustos, preferencias y costumbres de la comunidad. Aunque se considera que esta práctica tiene que madurar mucho aún, principalmente en el campo de las investigaciones científicas.
Teniendo en cuenta las particularidades del estudio presentado, es la propia comunidad universitaria a la que objetivamente le corresponde definir, identificar y contextualizar sus propias necesidades, y es en este plano donde la objetividad del investigador ocupa lugar preferencial.
Egg (1982) señaló:"desde el punto de vista psicológico, la comunidad se considera como sentimiento o conciencia de pertenencia y como equivalente de sociedad."
El concepto de comunidad ha asumido numerosas definiciones desde diferentes perspectivas, y con variaciones en los discursos, pero sin lugar a dudas hay concepciones ineludibles como la expresada por (González, 2003), quien propone: "La comunidad es un grupo que habita en un territorio determinado con relaciones interpersonales, historias, formas de expresiones, tradiciones y sobre todo intereses comunes".
Por su parte Yordi y Caballero (2009) consideran que: "La comunidad puede definirse desde diferentes puntos de vista: geográficos, arquitectónicos, jurídicos, económicos, políticos, sociológicos. Así, se habla de comunidad a partir del espacio que ocupa, del volumen de la población que la compone, de la actividad económica que caracteriza la localidad, del nivel de desarrollo que posee un territorio dado; de las tradiciones, hábitos y costumbres existentes; de la psicología de sus pobladores y sus leyes"
Atendiendo a este paradigma, una comunidad es un grupo con características significativas, donde el individuo se desenvuelve espiritual y materialmente, compartiendo elementos comunes con otros individuos e instaurando su propia identidad y la de su comunidad, diferenciándolo del resto de los grupos.
Está constituida por un grupo humano que imprime preferencias individuales e interdependientes, sobre la base de una identidad colectiva y de expectativas muy variadas; por ello, cada una está dotada de un patrimonio cultural único y necesitado de acciones de promoción, conservación, preservación y protección.
En el acontecer histórico del hombre, la comunidad como se ha venido explicando, constituye un escenario importante y trascendente. En este contexto la promoción cultural desempeña el papel primordial en la preservación de la identidad y en la participación de la comunidad en la gestión y solución de sus dificultades.
En las sociedades actuales los individuos rara vez pertenecen a una sola comunidad diferenciada, sino que mantienen su pertenencia a una serie de comunidades basadas en variables como el lugar de residencia, el trabajo o centro de estudio, los contactos o grupos sociales y los intereses culturales o recreativos.
En las universidades se pone de manifiesto la necesidad de formar comunidades universitarias lo suficientemente protagónicas que sean capaces de insertarse en la promoción de su patrimonio; pues como bien expresa (Aroche, 2008) existe una " carencia de identificación y consciencia plena de la necesidad de proteger el patrimonio y velar porque siga tan vivo como la humanidad por parte de la comunidad universitaria. Solo con políticas estatales de protección y conservación al patrimonio de la nación, este no perdurará, se necesita además, educar desde y por el patrimonio a los niños, adolescentes y jóvenes para no poner en riesgo a la patria, la cultura y la identidad".
En consecuencia, es justo cuestionarse si existen en todas las universidades del país comunidades universitarias que se correspondan con los requisitos señalados anteriormente.
En la medida que un miembro de la comunidad universitaria cambia su posición de simple espectador a participante activo en las acciones propias de promoción cultural, logra una mayor satisfacción de sus propósitos, que en estas circunstancias vienen dados por la necesidad de adquirir conocimientos que le permitan realizar las actividades, y lograr de esta manera una relación más directa con la comunidad en general, lo cual resulta de vital importancia para la universidad, por constituir un espacio físico que da lugar a la formación de la cultura a través de la conformación de una identidad, un paradigma de valores e intereses y tradiciones.
Lograr una participación activa y auténtica de las comunidades universitarias es un proceso difícil, pues los universitarios necesitan comprender la razón por la cual ellos se convierten en gestores y hacedores de su propia cultura, deben tener claridad absoluta de que poseen patrimonio cultural, conocer su valor y la necesidad de su conservación y protección.
Aún cuando existen hoy promotores culturales que tienen la misión de orientar a la comunidad, todavía es necesario crear en los habitantes un deseo y una necesidad de rescatar y proteger el patrimonio cultural de su comunidad, para lo que se deben trazar acciones encaminadas a cumplir tales propósitos.
Es necesario aclarar que se considera al gestor cultural como un promotor y un agente de cambio en la medida que genere políticas como resultado del estudio y la investigación del medio cultural en el cual se realice el trabajo.
1.2- Patrimonio bibliográfico universitario
El concepto de patrimonio es dinámico, evoluciona y se transforma constantemente, constituyendo un elemento de orientación colectiva que se transmite de generación en generación.
Según investigadores de la Revista Espiral (2006), "El patrimonio no está constituido solamente por aquellos objetos del pasado que gozan de un reconocimiento oficial, sino también por todo aquello que nos remite a nuestra identidad: las tradiciones, la industria, las formas de vida, el paisaje, el lenguaje, la artesanía, la gastronomía, etc."
En la investigación se asume la postura de Fujita (2007), quien argumentó: "La herencia social y cultural que un pueblo va construyendo y que permanece como legado a las generaciones venideras constituye su patrimonio cultural, sus orígenes, que en su sentido amplio se entrelaza con la historia e incluye desde el medio ambiente, el entorno urbanístico y arquitectónico, las creaciones artísticas y literarias, los principales acontecimientos histórico-culturales hasta la totalidad de sus tradiciones manifestadas en el lenguaje, la música, la danza, los juegos, las mitologías, los rituales, las costumbres, las artesanías e incluye por tanto las formas tradicionales de comunicación e información".
El patrimonio cultural incluye entornos tanto materiales como espirituales y refleja toda la obra que el hombre ha realizado consciente o no en el transcurso de largos períodos históricos, mientras se ha apropiado de la naturaleza, transformándola de acuerdo a sus necesidades y trasmitiéndola generacionalmente.
El patrimonio cultural se divide en dos grandes grupos de bienes: tangibles, son la expresión de las culturas a través de grandes realizaciones materiales, que se clasifica en mueble e inmueble; e intangibles, constituido por aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de las culturas.
El patrimonio tangible mueble comprende los objetos arqueológicos, históricos, artísticos, etnográficos, tecnológicos, religiosos y aquellos de origen artesanal o folklórico que constituyen colecciones importantes para las ciencias, la historia del arte y la conservación de la diversidad cultural del país. Entre ellos cabe mencionar las obras de arte, libros manuscritos, documentos, artefactos históricos, grabaciones, fotografías, películas, documentos audiovisuales, artesanías y otros objetos de carácter arqueológico, histórico, científico y artístico.
Las concepciones sobre el tipo de patrimonio en particular que se consultaron en la presente investigación son diversas e insuficientes, pues se tratan los términos patrimonio documental y patrimonio bibliográfico, pero sin sistematicidad ni profundidad.
Según lo reglamentado por el Centro de Documentación Histórico "Lic. Rafael Montejano y Aguiñaga" de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (2010) para la protección del patrimonio documental, establecieron que el patrimonio documental es: "El legado de nuestros antepasados y los del presente que se transmiten a futuras generaciones, compuesto por todos los documentos bibliográficos, hemerográficos, fotográficos, y demás impresos en papel o cualquier otro medio (grabaciones, medios digitales, audiovisuales, y todos los que la ciencia y la tecnología aporten)".
La Dirección de Patrimonio Documental Bibliográfico del Perú es el órgano técnico del Centro de Servicios Bibliotecarios Especializados, responsable de organizar, conducir, ejecutar y evaluar el desarrollo de las acciones y programas, así como formular e implementar disposiciones y normas orientadas a promover y asegurar el acervo documental-bibliográfico; que constituye patrimonio cultural de la Biblioteca Nacional del Perú y demás bibliotecas del país. Dentro de sus legislaciones y estatutos definen: "Patrimonio documental: es el conjunto de documentos de cualquier época, conservados o reunidos en el ejercicio de su función por cualquier organismo o entidad de carácter público. Patrimonio documental bibliográfico: Es todo documento bibliográfico generado en cualquier época, reunido y conservado por la Biblioteca Nacional del Perú, instituciones públicas, instituciones privadas, o personas naturales, de acuerdo a las normas vigentes. Está compuesto por la cantidad que señale la Ley de Depósito Legal u otra análoga. Si la Biblioteca no tuviera el título, se presumen Patrimonio los que se encuentre en poder de otras personas: instituciones publicas, privadas y personas naturales; de acuerdo a este orden se hará la búsqueda y declaración correspondiente."
El Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura de Cuba en la resolución No. 11-97 (1997), dispone que los bienes bibliográficos que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación o tienen valor museable son:
"1.- Los libros manuscritos;
2.- Los incunables (libros comprendidos entre 1440 y 1500)
3.- Los libros, folletos y publicaciones seriadas extranjeras impresas en los siglos XVI al XVIII (1501 al 1800)
4.- Los libros, folletos y publicaciones seriadas publicadas en Cuba en el siglo XVIII."
A partir del análisis de estos conceptos se determinó trabajar en la investigación con el término de patrimonio bibliográfico.
El Diccionario Larousse, define en sus dos acepciones el término bibliografía como: "conjunto de libros escritos sobre un tema o autor" y como la "ciencia que tiene por objeto la investigación, descripción y clasificación de los textos impresos". Por otra parte, la Norma Cubana 39-03 (1982), precisa que una bibliografía es "un conjunto de asientos bibliográficos estructurados de acuerdo con un plan determinado".
El libro según Microsoft Encarta (2009) es: "conjunto de varias páginas de papel, papiro u otra materia en la que se pueda escribir, unidas entre sí y que contiene textos, ilustraciones o música. Al contrario de los monumentos en los que aparecen textos esculpidos, los libros se pueden transportar fácilmente y, a diferencia de los diarios personales, que pueden tener forma de libro, están concebidos para ser divulgados al público".
El libro debe ser una unidad independiente para diferenciarse de las publicaciones periódicas. En las lenguas románicas existen dos términos que designan el concepto de libro: por un lado la raíz biblio-, procedente del griego biblos, que designaba originalmente el material vegetal utilizado en la antigüedad como soporte para la literatura escrita, y que se emplea para formar palabras compuestas, como biblioteca o bibliofilia; mientras que por otro lado está la palabra libro, que procede del latín líber, referida también al material vegetal del que se confeccionaban los libros, y que se utiliza bien como término aislado o bien para formar otras palabras, como librería. Los libros, como objetos portátiles y relativamente duraderos, han ayudado a preservar y difundir el conocimiento y los sentimientos de sus autores a través de vastas extensiones de espacio y tiempo, hasta el punto de que se puede decir con toda razón que la civilización actual no habría sido posible sin su existencia.
La bibliografía constituye a la vez, consecuencia y punto de partida de todas las investigaciones. Un trabajo científico es imposible emprenderlo sin indagar previamente en la información sobre aquello que se ha hecho público en forma de libros, artículos de revistas, actas de reuniones científicas, o, más recientemente, en Internet y que se corresponde con el contenido objeto de investigación.
Por tanto, los universitarios que a su vez se convierten en investigadores, deben consultar e instruirse, a partir del análisis de la bibliografía que antes se ha generado como consecuencia de la labor intelectual de especialistas. Cuando el resultado del esfuerzo propio, quede plasmado también en cualquier forma bibliográfica, será susceptible de formar parte de un conjunto de escritos sobre un tema o autor, integrar asientos bibliográficos y ser objeto de investigación, descripción y clasificación u otra clase de procesamiento.
De esta manera la autora define al patrimonio bibliográfico universitario como: todo documento bibliográfico generado en cualquier época, que transmita el legado de los antepasados a futuras generaciones, cuyas ideas o teorías posean una elevada importancia o trascendencia científica e histórica, conservado, ordenado y catalogado por una institución universitaria.
1.2.1 El patrimonio bibliográfico en las universidades cubanas, su historia
Los primeros libros consistían en planchas de barro que contenían caracteres o dibujos incididos con un punzón, utilizados por las primeras civilizaciones de Mesopotamia, entre ellos los sumerios y los babilonios. Mucho más próximos a los libros actuales eran los rollos de los egipcios, griegos y romanos, compuestos por largas tiras de papiro, que resultaban baratos, fáciles de confeccionar pero muy frágiles. Más adelante, durante el periodo helenístico, hacia el siglo IV a. C., los libros más extensos comenzaron a subdividirse en varios rollos, que se almacenaban juntos.
Los escribas profesionales se dedicaban a escribirlos al dictado, de manera lenta y precios muy cotosos. Atenas, Alejandría y Roma eran grandes centros de producción de libros, y los exportaban a todo el mundo conocido en la antigüedad. La mayor parte de los conocimientos se transmitían oralmente, por medio de la repetición y la memorización. Gran parte de la literatura y del resto del material escrito de la antigüedad se ha perdido de un modo irreversible.
El siglo IV marcó también la culminación de un largo proceso, que había comenzado en el siglo I, tendente a sustituir los incómodos rollos por los códices (en latín, "libro"), utilizado para registros contables o como libro escolar, antecedente directo de los actuales libros.
En la Europa de comienzos de la edad media, eran los monjes quienes escribían los libros, ya fuera para otros religiosos o para los gobernantes del momento. La mayor parte de ellos contenían fragmentos de la Biblia, aunque muchos eran copias de textos de la antigüedad clásica.
Muchos libros medievales contenían dibujos realizados en tintas doradas y de otros colores, tenían portadas de madera, pero eran escasos y muy costosos, y se realizaban, por lo general, por encargo de la pequeñísima porción de la población que sabía leer y que podía sufragar sus gastos de producción.
En el siglo VI a. C., en China ya se imprimían textos utilizando pequeños bloques de madera con caracteres incisos, aunque el más antiguo de los libros impreso de este modo de que se tenga noticia, el Sutra del diamante, data del año 868. En Europa, se comenzó a imprimir trabajos a partir de bloques de madera en la edad media, solían ser obras religiosas, con grandes ilustraciones y escaso texto.
En el siglo XV se dieron dos innovaciones tecnológicas que revolucionaron la producción de libros en Europa: el papel y los tipos de imprenta móviles de metal, por el alemán Johann Gutenberg. Estos avances tecnológicos simplificaron la producción de libros, convirtiéndolos en objetos relativamente fáciles de confeccionar y, por tanto, accesibles a una parte considerable de la población. Al mismo tiempo, la alfabetización creció enormemente, en parte, como resultado de los esfuerzos renacentistas por extender el conocimiento y también debido a la Reforma protestante, quienes escudaron la idea de que cada uno de los fieles debía ser capaz de leer la Biblia e interpretarla a su manera. En consecuencia, en el siglo XVI, tanto el número de obras como el número de copias aumentó de un modo espectacular, y este crecimiento comenzó a estimular el apetito del público por los libros.
La imprenta llegó vertiginosamente a España, y se supone que el primer libro español se imprimió en 1471, aunque este hecho no está documentado.
A partir de la Revolución Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo en un proceso mecanizado. A pesar de que los modernos Medios de Comunicación Masiva, como la radio, el cine y la televisión, han restado protagonismo cultural al libro, éste continúa constituyendo el principal medio de transmisión de conocimientos, enseñanzas y experiencias tanto reales como imaginadas.
Desde sus comienzos, una característica del libro fue la inclusión en él de imágenes, que servían, en algunos casos, como apoyo o explicación del texto, pero que, en otros, tenían una finalidad puramente estética.
La primera bibliografía cubana conocida data de los primeros años de la década de 1860, como resultado de la labor de Antonio Bachiller y Morales (1812-1885), reconocido como padre de la bibliografía cubana. Publicó en tres tomos sus Apuntes para la historia de las Letras y de la Instrucción Pública de la Isla de Cuba, editados en 1859, 1860 y 1861 respectivamente. En el segundo tomo de esta obra apareció la primera relación de periódicos y revistas cubanas; el tercer tomo incluyó el "Catálogo de libros y folletos publicados en Cuba desde la introducción de la imprenta hasta 1840", considerado la contribución bibliográfica más importante del siglo XIX.
Para una valoración certera del valor del patrimonio bibliográfico universitario, existen un conjunto de aspectos que debían ser del conocimiento de todos, relacionados con los componentes que lo forman como: manuscritos, incunables o libros antiguos.
Un primer aspecto está relacionado con las características físicas e informativas del documento, los tipos de soportes, los instrumentos con que se trazaron los signos, el aspecto y las partes externa e interna del documento (códice, libro), la encuadernación, la imprenta y los tipos móviles en el transcurso de los siglos vividos.
Una segunda parte está dedicada al estudio de los documentos bibliográficos y de archivo, así como un acercamiento a la catalogación y redacción de referencias bibliográficas. Se debe estudiar además el concepto de patrimonio y las leyes internacionales y nacionales que han ido apareciendo a lo largo del tiempo.
Un último aspecto se vincula directamente con la historia del libro, sus corrientes, principales escritores, ideas que promueven y aportan que han contribuido al desarrollo de los conocimientos y permitan llegar a una profundización en la observación de los modos de vida, de la historia y del pensamiento de la sociedad, inquietudes, estados de ánimo, y utopías, de manera que pueda estudiarse el mundo en sus distintos niveles de profundidad desde todos sus aristas y apreciarse la calidad de los conocimientos y aportaciones de las distintas temáticas que se presentan.
Las valiosas colecciones bibliográficas de libros antiguos, generalmente conocidos como fondos reservados, están integradas por libros raros y valiosos por su antigüedad, por ser únicos, por su valor artístico, o las colecciones formadas por personas notables de la historia. No sólo forman parte de las selecciones de la Biblioteca Nacional, también están en bibliotecas universitarias o de investigación públicas.
Los proyectos para el rescate del patrimonio bibliográfico universitario, deben tener la finalidad de conservar la riqueza bibliográfica en beneficio de la cultura nacional. Trazarse objetivos como: promocionar información sobre la existencia de los acervos, propiciar el aprovechamiento de ellos mediante registros adecuados y accesibles, fomentar su conservación, asegurar su permanencia dentro de la institución y del país y formar recursos humanos para el manejo de este material especial.
Es importante destacar que todas las fuentes bibliográficas que se encuentran en las bibliotecas universitarias no forman parte del registro de bienes culturales considerados patrimonio bibliográfico universitario, solamente aquellos que cumplan con los aspectos anteriormente señalados, según el análisis detallado de especialistas en el tema.
Si las bibliotecas universitarias no tienen un registro detallado de sus bienes patrimoniales, características, ubicación y el tipo de conservación y protección que requieren, difícilmente podrán elaborar una política consistente y estable de clasificación, uso, mantenimiento, restauración y difusión de ese patrimonio.
Poseer este registro permite realizar análisis bibliográficos e históricos profundos con el objetivo de conocer si un material es singular, único e irrepetible, hallar su procedencia, su singularidad y su verdadero valor patrimonial, así como su estado de conservación física. El conocimiento de lo anterior posibilita también determinar las acciones de promoción cultural que deben realizarse en las comunidades universitarias.
Aunque existen mecanismos nacionales para la recopilación de la bibliografía producida en el país o por autores cubanos, es necesario realizar una labor profunda y metódica en las bibliotecas universitarias, para alcanzar a sistematizar y conservar a tiempo una gran parte del patrimonio bibliográfico universitario nacional.
1.2.2- Protección, conservación y preservación del patrimonio bibliográfico universitario
La protección según las acepciones del diccionario digital El Mundo, consisten en: "Amparo, ayuda, apoyo: por sus declaraciones en el juicio ha solicitado protección oficial. / Defensa que se hace de alguna cosa para evitarle un daño o perjuicio".
Según la UNESCO (1987), en la Carta de conservación y restauración de los objetos de arte y cultura, se entiende por conservación al "Conjunto de las acciones de prevención y salvaguarda dirigidas a asegurar una duración tendencialmente ilimitada de la configuración material del objeto considerado.
En este caso se entiende por preservación al conjunto de las acciones de conservación -motivados por conocimientos de previsión al más largo plazo posible- sobre el objeto considerado y sobre las condiciones de su contexto ambiental y por salvaguarda a cualquier medida de conservación y prevención que no implique intervenciones directas sobre el objeto considerado".
La conservación busca evitar en lo posible el deterioro de los objetos patrimoniales, pues aunque ésta incluya las intervenciones activas o restauraciones, actualmente se trata de evitar tener que llegar a ellas y la mayoría de los esfuerzos de conservación se orientan a la preservación.
Lo ideal sería que los bienes que forman el patrimonio bibliográfico universitario no estén expuestos a daños innecesarios, sino que se tenga en cuenta un grupo de condiciones básicas que optimicen los resultados que se desean obtener, como por ejemplo: las salas o locales donde se encuentren ubicados deben estar climatizadas, controlándose la temperatura, humedad y calidad del aire entre otros factores; que los documentos no estén expuestos a una iluminación directa, incluyendo la luz del sol, y por último que estos lugares se desinfecten periódicamente para evitar plagas que afecten los objetos.
La UNESCO ha liderado la cooperación internacional en diversos terrenos concretos, relacionados con las interacciones entre cultura y desarrollo. Su labor más destacada ha sido la realizada al frente del movimiento de conservación y preservación del patrimonio, al ser el primer organismo que demostró que los recursos culturales y naturales del planeta son el legado de todos y que, por consiguiente, son responsables al respecto; que los recursos culturales materiales e inmateriales que representan la memoria colectiva de las comunidades en todo el mundo y respaldan su sentimiento de identidad y su autoestima, son recursos fundamentalmente no renovables.
La UNESCO ha establecido cuatro tratados multilaterales para reforzar la protección del patrimonio cultural físico: el Convenio de La Haya para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado en 1954 y su Protocolo; el Convenio referente a las medidas a tomar para prohibir e impedir la importación, exportación o venta ilícita de bienes culturales en 1970; y el Convenio sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural en 1972. Estos cuatro instrumentos aplicables al patrimonio cultural, sea cual sea la región del mundo a la que pertenezca, constituyen un código de protección, válido tanto en caso de conflicto como en tiempos de paz.
La UNESCO (2001), ha establecido la clasificación del patrimonio según: contenido (histórico, documental, paisajístico, danzario, político, oral, teatral, plástico, y otras tantas formas de expresión que tenga el conocimiento y el comportamiento humano); alcance territorial de las comunidades culturales (local, regional, nacional y mundial); naturaleza, género o formas de expresión (cultural material, cultural inmaterial, natural y patrimonio en situaciones de conflicto armado).
También estipuló diferentes categorías del patrimonio cultural y los grados de protección de los bienes culturales.
Categorías del patrimonio Cultural:
1. Patrimonio creado por un individuo o colectivos de nacionales de un estado.
2. Patrimonio cultural creado dentro de su territorio por un extranjero o gente sin nacionalidad o residencia dentro del territorio.
3. Patrimonio cultural encontrado dentro del territorio nacional.
4. Patrimonio cultural adquirido por misiones arqueológicas, etnológicas, científicas con el consentimiento de las autoridades competentes.
5. Patrimonio cultural objeto de un intercambio libremente acordado.
6. Patrimonio cultural recibido como donación o comprado legalmente con el consentimiento de las autoridades competentes del país
Grados de protección de los bienes culturales:
Primer Grado: Bienes de alto valor que deberán conservarse íntegramente y en los que se autorizarán y recomendarán las actividades que fundamentalmente tiendan a su conservación y restauración. Los bienes de este grupo estarán subordinados directamente al control de la Comisión Nacional de Monumentos.
Segundo Grado: Bienes cuya conservación está subordinada a previas alteraciones parciales o al carácter no excepcional de los mismos, y que por tanto, podrán sufrir modificaciones o adaptaciones controladas. Estos bienes estarán subordinados directamente al control de la Comisión Nacional de Monumentos.
Tercer Grado: Bienes cuya conservación se encuentra subordinada a previas alteraciones prácticamente irreversibles, o a una relativa significación local, o porque establecen, ambientalmente, relaciones armónicas con bienes del Primer y Segundo Grado de protección. Podrán sufrir, previa aprobación, modificaciones, adaptaciones y demoliciones parciales o totales. Los bienes de este tipo se encuentran bajo la supervisión de las Comisiones Provinciales de Monumentos, sujetos a la orientación metodológica y técnica de la Comisión Nacional.
Cuarto Grado: Bienes cuya conservación no es deseable debido a que establecen, ambientalmente, relaciones inarmónicas con los bienes comprendidos en el Primer y Segundo Grado de protección. Podrán ser adaptados, modificados, o inclusive, demolidos, aunque deberá controlarse el uso que se le da o el proyecto de la nueva construcción que allí se efectúe, de modo que no afecte ni el aspecto ni la integridad de los otros bienes, ambientalmente vinculado a ellos.
Este grupo será supeditado al control de las Comisiones Provinciales, bajo la orientación metodológica y técnica de la Comisión Nacional.
Es preciso que exista un reconocimiento por parte de todas las personas hacia aquellos objetos a los cuales se les otorga una significación para que sean considerados parte del patrimonio cultural de la sociedad, pues según la UNESCO requieren de elementos cualitativos de valoración, que posibilitan acciones de promoción, conservación y preservación más dinámicas, efectivas y sistemáticas.
El Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura (1997), tomando como premisa el valor y la importancia que reviste para la cultura cubana la protección y preservación de los bienes que conforman el Patrimonio Cultural Bibliográfico de la Nación, piezas claves en la educación y formación de los cubanos, estableció del segundo al cuarto artículo de la Resolución No. 11-97 que establece:
"SEGUNDO: Los libros, folletos y publicaciones seriadas no declaradas parte integrante del Patrimonio Cultural de la Nación que requieren a tenor de la Resolución No. 57, el Certificado de Exportación del Registro de Bienes Culturales son los siguientes:
1.- Los libros de texto editados bajo la denominación "Ediciones R" para uso de los estudiantes de los distintos niveles de enseñanza.
2.- Los libros, folletos y publicaciones seriadas cubanas o extranjeras con 50 ó más años de editados.
3.- Los libros cubanos o extranjeros con anotaciones o marcas de propiedad, de personalidades relevantes.
4.- Los ejemplares con encuadernaciones valiosas en madera, marfil, nácar, carey, orfebrería u otros materiales similares.
TERCERO: No son exportables los libros y folletos que tengan el cuño de la Biblioteca Nacional José Martí, de bibliotecas pertenecientes al Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas u otros sistemas de información, así como de organismos e instituciones cubanas.
CUARTO: Todo intento de exportación de cualquiera de los bienes mencionados en esta Resolución, no amparada por el correspondiente Certificado de Exportación que expide el actual Consejo Nacional de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura a través del Registro Nacional de Bienes Culturales, implicar su decomiso por las autoridades aduanales, poniéndose dicho bien a disposición del Ministerio de Cultura a través de la Dirección de Patrimonio Cultural, según lo dispuesto en el artículo No. 52 del ya mencionado Decreto No. 118 de 23 de septiembre de 1983."
El Registro Nacional de Bienes Culturales serán los que le den cumplimiento a lo que se dispuso en esta resolución, aplicable a todas las personas, organismos y dependencias del estado cubano.
La protección del patrimonio también es una Medida de la Defensa Civil y por tanto se incluye en la VI Parte del Plan para Tiempo de Guerra. Esta medida requiere de un plan independiente según las instituciones, por la envergadura de las acciones a realizar.
Conclusiones parciales
Para lograr la preservación, conservación y protección del patrimonio bibliográfico universitario, es preciso comenzar por el proceso de promoción cultural desarrollando en cada miembro de la comunidad el sentimiento de identidad y respeto hacia los bienes con valor patrimonial, a partir de establecer una activa relación comunidad universitaria – patrimonio bibliográfico universitario, como vía imprescindible para alcanzar niveles superiores en el desarrollo sociocultural, responder a las necesidades cognitivas y espirituales, siempre progresivas de los integrantes de la comunidad universitaria, devolviéndole el protagonismo en la construcción de su propia cultura. La UNESCO y el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura, mantienen un seguimiento y control estricto al cumplimiento de las legislaciones vigentes antes mencionadas.
CAPÍTULO II.
Las universidades cubanas y el patrimonio bibliográfico universitario
En este capítulo se identificarán los elementos significativos de las universidades cubanas en el proceso de gestión de la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario, para lo cual se tienen en cuenta las concepciones de Rodolfo Alarcón Ortiz, María Elena del Huerto Marimón y Pedro Horruitinier a nivel nacional y Adolfo Colombres y Claudio Bonvecchio en el ámbito internacional. Se hace un estudio de cómo la universidad del siglo XXI evidenciará su pertinencia y honorabilidad en la medida que formen profesionales preparados íntegramente, cuya formación humanista y científico-técnica, sean fuente de inspiración para acometer con dignidad y audacia la búsqueda de soluciones ante los grandes retos que enfrenta la humanidad. Se parte de que el cumplimiento del encargo social y la calidad del proceso de formación en las condiciones de la Nueva Universidad Cubana se garantizan a partir de la eficiente gestión e integración de los procesos universitarios, donde el Trabajo Sociocultural Universitario desde su enfoque sistémico permite fortalecer las relaciones Universidad-Sociedad y su desarrollo cultural.
2.1- Origen del término Universidad
La palabra Universidad procede del latín "universitas", nombre abstracto formado sobre el adjetivo "universus-a-um" (todo, entero, universal), derivado a la vez de "unus-a-um" (uno).
Hacia fines del siglo XIV, la palabra empezó a usarse, con el significado que tiene en la actualidad. El triunfo de la palabra universitas con su significado actual no llegó hasta el Renacimiento. El término se empleaba ya en latín para denominar cualquier conjunto de unidades o la totalidad de una cosa.
Universidad en su origen no indicaba un centro de estudios sino una agremiación, sindicato o asociación corporativa que protegía intereses de las personas dedicadas al oficio del saber.
Se denomina universidad al establecimiento o conjunto de unidades educacionales dedicadas a la enseñanza superior y la investigación, la cual otorga grados académicos y títulos profesionales. Surgidas en la Antigüedad, adoptaron su nombre en la Edad Media europea y se difundieron mundialmente junto al proceso de expansión mundial de las potencias europeas.
En la actualidad existen diversos modelos de universidades, como la islámica, la inglesa, la francesa, la española, la estadounidense, la alemana, la latinoamericana, la japonesa, y la china, de acuerdo a las tradiciones de las diferentes culturas y universidades.
Se considera que las consecuencias de la aparición de la universidad parten del nacimiento de un conjunto de maestros, sacerdotes y laicos, a los que la iglesia confiaba la enseñanza de la doctrina revelada, hasta entonces confiada a la jerarquía eclesiástica.
Según Covarrubias (1995), en el primer diccionario de la lengua española de 1611 se plantea que la universidad: "Vale comunidad y ayuntamiento de gentes y cosas, y porque en las escuelas generales concurren estudiantes de todas partes, se llamaron universidades, como la universidad de Salamanca, Alcalá, etc. También llaman universidades ciertos pueblos que entre sí tienen unión y amistad".
Entendida la Universidad como generadora del saber, se le atribuyó el carácter de "Alma Mater" en el sentido de engendrar y transformar al hombre por obra de la ciencia y el saber.
"La Universidad en abstracto, en el momento actual, tiene como finalidad la investigación, enseñanza y divulgación de la ciencia y de las disciplinas intelectuales en su totalidad y la formación profesional que corresponda. Comprende la totalidad del saber y de la técnica de su tiempo el concepto de universidad, y, desde luego, de enseñanza superior está reñido con la formación de especialistas que no contemplen la especialidad como una forma de actividad dentro del complejo cultural de su época" (Grompone, 1963)
Desarrollo de las universidades y sus bibliotecas
La necesidad del hombre por acumular, transmitir y expandir sus conocimientos promovió la creación de varias universidades en las distintas civilizaciones antiguas, por eso las primeras universidades datan de tiempos remotísimos, incluso antes de Cristo. Estas instituciones no fueron diseñadas de acuerdo a alguna idea o concepto predeterminado, sino que a lo largo del tiempo fueron evolucionando y definiendo sus características, valores, principios y objetivos.
Muchos estudiosos han considerado que en China se encuentra la más antigua universidad registrada, la Escuela Superior Shang Hsiang imperial, durante el período Yu (2257 a. C. – 2208 a. C.), mientras que otros consideran que la Universidad, como institución, data de la Europa medieval; aunque sus antecedentes se encuentran en las culturas griega, romana y arábica.
Entre los años 3000 y 2000 a.C., surgieron en el Oriente las bibliotecas en su calidad de depósitos de información escrita, al mismo tiempo en que nació la escritura. Los primeros centros bibliotecarios resultaron destruidos por terremotos e incendios, aunque gran parte de las tablillas que albergaban se han conservado hasta la actualidad. La biblioteca más importante del mundo antiguo fue la Biblioteca de Alejandría, fundada en dicha ciudad egipcia por el rey Tolomeo I Sóter, llegó a ser el principal centro de erudición de todo el mundo helenístico. El centro consiguió contar con la colaboración de importantes intelectuales de la época como Eratóstenes y Aristófanes de Bizancio. Se realizaron grandes avances en el ámbito de la astronomía y la geografía. Los dos bibliotecarios más notables fueron Aristófanes de Bizancio (c. 257-180 a.C.) y Aristarco de Samotracia (c. 217-145 a.C.), ambos grandes redactores y gramáticos. La biblioteca, además, albergaba una magnífica colección de obras literarias, la cual fue destruida por el fuego en tres ocasiones.
Las primeras instituciones universitarias con una organización formal nacieron en Europa Occidental. Bolonia y París representan los prototipos de universidades medievales, tanto por su antigüedad como por su forma de organización, las que para el siglo XII ya estaban constituidas. Poco después se fundaron en Gran Bretaña las universidades de Oxford y Cambridge, ambas seguían el modelo de la Universidad de París, o sea, de una universidad magisterial.
El auge de las universidades italianas de Salerno y Bolonia, en el siglo XI, potenció también la creación de colecciones bibliográficas destinadas a alumnos y estudiosos.
En la baja edad media la venta de libros se vio fomentada por el crecimiento de las universidades, sobre todo por las de París y Bolonia, las cuales controlaban la preparación de los libros de texto y de obras literarias, y determinaban la tasa de producción y venta. Los libreros, denominados stationarii, solían ser funcionarios de la universidad o licenciados. Los libreros de la universidad de París proveían a la universidad y a casi todos los intelectuales de Europa. Los de las universidades inglesas de Oxford y Cambridge aparecieron algunos años después de la creación de las universidades de París y Bolonia.
En los años posteriores se multiplicó el número de universidades en distintas ciudades. Se estima que para el año 1300 ya había entre 15 y 20, mientras que para el año 1500 existían aproximadamente 70 universidades. Todas conservaron altos estándares de calidad y contribuyeron a una diseminación de intelectuales y gente culta en toda Europa.
A partir del siglo XVI las universidades empezaron a diversificarse y a tomar conciencia de sus funciones y de su papel en la sociedad. Las universidades se consideraron a sí mismas como las instituciones encargadas de impartir educación superior, aunque la investigación no era considerada como una función de la universidad.
Durante los siglos XVII y XVIII empezaron a crearse bibliotecas nacionales en toda Europa. La Biblioteca Bodleyana biblioteca principal de la Universidad de Oxford, y la segunda mayor del Reino Unido, fue establecida en 1602 por el estudioso y diplomático inglés sir Thomas Bodley, quien dispuso que se depositaran en ella ejemplares de todos los libros publicados en Inglaterra. Poseía más de seis millones de volúmenes y más de 140 kilómetros de estanterías (libreros).
Entre los tesoros más destacables recogidos dentro de su extensa colección se incluyen el primer manuscrito que ha llegado hasta nosotros de la Canción de Roldán (finales del siglo XI y principios del XII), la copia más antigua existente de La regla de san Benito (principios del siglo VIII), la Carta Magna de 1217, y la principal colección de manuscritos del poeta Percy Bysshe Shelley. En la actualidad esta institución ocupa nueve edificios, incluidas la Biblioteca Vieja, la Biblioteca Nueva, la Cámara Radcliffe, la Biblioteca Radcliffe de las Ciencias, la Biblioteca Bodleyana de Derecho, la Biblioteca del Instituto Indio y la Biblioteca Rhodes. Tiene capacidad para dar acogida a más de 2.000 lectores, distribuidos en 26 salas de lectura. La Biblioteca está a la disposición de los miembros de la universidad y de académicos e investigadores de todo el mundo, así como de cualquier otra persona, previa petición.
"La Universidad de Salamanca es muy importante pues además de ser de las más antiguas del mundo, sirvió de modelo a las universidades de América Latina, constituyéndose como las primeras universidades las de Santo Domingo, México y Lima". (Castrejón, 1982).
En 1810 ocurrió un cambio importante en la concepción universitaria en la Universidad de Berlín, bajo el liderazgo de Wilhelm von Humboldt, impulsando de manera notable el estudio de las ciencias, de postgrado y la libertad de profesores y alumnos, sentando las bases de lo que sería posteriormente las llamadas universidades de investigación.
"La universidad en Estados Unidos se constituyó a partir de pequeños colegios que seguían el modelo de Oxford y Cambridge. El origen real de la universidad norteamericana moderna es la Universidad de Harvard en 1825, aunque el gran cambio ocurrió en 1876, cuando se fundó la Universidad Johns Hopkins.
Al empezar el siglo XX el modelo alemán, diseñado por von Humboldt, se había impuesto en la mayoría de las universidades importantes del mundo" (Shils, 1992). Lo mismo ocurre en América Latina, a partir de 1950, con un poco de retraso.
En 1918 se desarrolló en Córdoba (Argentina) un gran movimiento cultural, que se extendió por toda América Latina, y que se conoce con el nombre de la Reforma Universitaria. El movimiento de la Reforma Universitaria se ha mantenido vivo con el paso de las décadas y ha ido presionando para que las universidades latinoamericanas se organicen de acuerdo a sus principios: autonomía, cogobierno estudiantil, extensión universitaria, acceso por concurso y libertad de cátedra, amplio acceso y gratuidad, e inserción en la sociedad.
En todos los países florecían instituciones de Educación Superior que incorporaban a todas las ciencias dentro de sus programas de estudio, que competían por los mejores profesores y los alumnos más capaces, y que llevaban a cabo programas de investigación y de extensión de la cultura.
En Cuba la Educación Superior comienza el 5 de enero de 1728, al fundar la Orden de los Padres Dominicos, la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, considerada como la verdadera Alma Mater de todos los centros de educación superior que existen hoy en el país. Nació en una época en que estaba asentado el poder colonial en la Isla, sin poder escapar de las características de su momento, en que hasta las grandes universidades europeas se hallaban en su más bajo nivel. En el decursar de los años cambió su nombre en 1850 a Real y Literaria Universidad de La Habana, luego en tiempos republicanos cambió a Universidad Nacional.
Desde fines del siglo XVIII célebres cubanos como el Padre Félix Varela comenzaron a luchar por reformar y modernizar los estudios universitarios en Cuba. Con el inicio del siglo XIX comienzan las llamadas reformas de Varona, cuya dirección estuvo a cargo del destacado educador e intelectual Enrique José Varona, quien advirtiendo que la Universidad se había encerrado en un círculo muy estrecho para las exigencias de la vida moderna, señaló la necesidad de que los estudios universitarios estuvieran más a tono con los requerimientos de la nación, de tener una enseñanza práctica y experimental y de aumentar el número de estudiantes y de profesores.
La creación de las primeras instituciones bibliotecarias de la época colonial, deben su nacimiento a la iniciativa de intelectuales cubanos adinerados, interesados en elevar el nivel cultural de una determinada porción de la población y de almacenar cierto fondo documental. Estas instituciones aparecen en medio del analfabetismo en que encontraban los habitantes del país. No es válido enunciar un desarrollo de la actividad bibliotecaria en Cuba, pues las bibliotecas estaban bajo las órdenes de la iglesia, contando con una incipiente colección de temas religiosos.
A lo largo del siglo XIX, estás instituciones dejan atrás la función de custodiar el patrimonio bibliográfico y comienzan a convertirse en centros activos de cultura, contribuyendo al desarrollo científico-técnico y cultural de la isla.
Ya en los primeros años de la década del 20 del siglo XX, se sienten los ecos de la Reforma de Córdoba en 1918, encontrando rápida y efectiva respuesta en los universitarios cubanos, quienes comprendieron que no era posible la revolución universitaria si no se hacia primero la revolución social.
Durante las décadas siguientes la universidad cubana sufre pocos cambios en el plano académico, aunque desempeña un importante papel en las luchas sociales y políticas de esos años.
La creación de la Universidad de Oriente en 1947 y de la Universidad Central de Las Villas en 1952, añaden nuevas perspectivas a la vida universitaria del país, caracterizadas estas tres universidades estatales por poseer una matrícula que no rebasaba los 15 000 estudiantes; predominaban las carreras de humanidades, y las formas y métodos de enseñanza eran obsoletos.
Desde el Triunfo de la Revolución Cubana, se declaró el carácter gratuito y democrático de la educación en Cuba, lo que posibilitaba que todos tuvieran acceso al estudio, independientemente de su sexo, raza, creencias religiosas o procedencia social.
En enero de 1962, se determinan las tendencias en el desarrollo de la Educación Superior en Cuba, a partir de que el estado revolucionario realiza la Reforma Universitaria: se modificó el régimen de gobierno universitario, se reorganizó la estructura de las universidades, se fundó el sistema de becas universitarias, se estableció la relación del estudio con el trabajo, se inició el desarrollo de la investigación científica, y se crearon muevas carreras.
En noviembre de 1972, se funda el Centro Universitario de Camagüey, que pasaría a ser Universidad en 1975; constituyéndose como la primera Universidad creada por la Revolución. Entre los años 1972 y 1976 se crearon un número significativo de filiales y sedes universitarias, dependientes de las universidades, con el objetivo de extender la educación superior a diferentes regiones del país.
Ante la importancia estratégica del desarrollo universitario y la tendencia de crecimiento, contando con un total de 27 centros de educación superior, se crea en julio de 1976, el Ministerio de Educación Superior, cuyo objetivo consistía en aplicar la política educacional en este nivel y dirigirla metodológicamente, iniciándose una profunda reestructuración de la enseñanza universitaria en el país.
2.2- Características de la Nueva Universidad Cubana.
El sistema cubano de Educación Superior está integrado en la actualidad por 68 instituciones de nivel superior que incluye 3150 sedes universitarias municipales.
Según documentos del MES la formación de profesionales en Cuba está basada en cuatro principios fundamentales:
1- Currículo de amplio perfil donde se ponen de manifiesta dos ideas rectoras:
La unidad entre la instrucción y la educación
El vínculo entre el estudio y el trabajo
2- La educación continua en todas las áreas del conocimiento
3- La investigación como parte integrante de la misión de la universidad
4- La extensión universitaria como un proceso del quehacer universitario
El modelo de la formación de la educación superior cubana tiene un amplio perfil, basado en la integración entre la labor investigativa y la práctica preprofesional como sus componentes fundamentales.
La pertinencia de la universidad cubana se pone de manifiesto a partir del perfeccionamiento continuo de la educación superior, la cual se renueva continuamente dada la necesidad siempre creciente de actualizar y ampliar el conocimiento.
A partir del año 2000 intensas transformaciones están teniendo lugar dentro del sistema de educación superior cubano, resultado de una concepción general que busca elevar los niveles de equidad y justicia social, dirigidas a extender las posibilidades y oportunidades de acceso a las universidades a los sectores menos favorecidos de la sociedad. Entre estas transformaciones se encuentra la apertura de sedes universitarias en todos los municipios del país para garantizar la amplitud en el acceso a los estudios de nivel superior. En este proceso se quiere lograr la formación de los contingentes de profesionales necesarios para el desarrollo del país, pero conciliando a la vez los intereses sociales con las aspiraciones y anhelos personales.
Para responder a estos desafíos, la Nueva Universidad Cubana ha traspasado sus muros tradicionales y desarrolla ahora sus procesos en estrecha relación con toda la sociedad, particularmente en las distintas comunidades y territorios. Presume un rediseño de la universidad y de sus procesos, pues los cambios gestados a nivel de sociedad y de universidad, exigen resultados superiores a los alcanzados hasta el momento.
Cuando se analiza el ideal de lograr mayor inclusividad, se tiene en cuenta que para lograr la ampliación del acceso, retención y culminación de los estudios universitarios, se deben reforzar los aseguramientos en los procesos de formación para mejorar la calidad de los mismos, con la atención directa y personalizada a los estudiantes.
En las universidades cubanas debe primar el enfoque de multidisciplinaridad, basándose en la oportuna y necesaria interdependencia y unidad de todos los campos del conocimiento humano. Los procesos deben diseñarse en vínculo directo con las necesidades sociales del desarrollo nacional y local.
En el proceso de perfeccionamiento que se está llevando a cabo en el país, se han identificado dos prioridades del trabajo universitario: el fortalecimiento de la labor educativa de la universidad y el aseguramiento de la calidad de sus procesos sustantivos. Ambas esferas trazan sus estrategias con sus acciones particulares, pero buscando la manera de tributar a la otra de forma armónica, con el objetivo de lograr la formación del profesional deseado y el desarrollo de valores como: dignidad, honestidad, honradez, solidaridad, laboriosidad, ética, antimperialismo e integridad.
Es momento oportuno para destacar las palabras del Ministro de Educación Superior (Canel, 2010): "Propugnamos un modelo de universidad científica, tecnológica, humanista e innovadora, comprometida con su pueblo y con su tiempo, solidaria e internacionalista. Que sea un centro para la preservación, promoción, creación y difusión de la cultura en su acepción más amplia. Que forme hombres y mujeres de pensamiento, preparados para construir y defender su futuro socialista, con una cultura general integral, capaces de disfrutar como dijera Martí de "toda la obra humana que les ha precedido" y apreciar, disfrutar y multiplicar la obra humana de su tiempo".
2.3- Funciones y misión de la Nueva Universidad Cubana
A mediados del siglo XIX, se iniciaban ya estudios y análisis sobre la Universidad como institución y su papel en la sociedad. Los más célebres son los trabajos de John Henry Newman que constituyen un hito en la historia de la reflexión académica sobre las funciones de la universidad. Él en 1976 realizó la siguiente definición: "La Universidad es el lugar en que se enseña el conocimiento universal. Esto implica que su objeto es, por una parte, intelectual, no moral; y por la otra, que es la difusión y extensión del conocimiento, más que el avance del conocimiento. Si su objeto fuese el descubrimiento científico y filosófico, yo no veo por qué una universidad debía tener estudiantes; si fuese el entrenamiento religioso, yo no veo cómo puede ser la casa de la literatura y de la ciencia". En este planteamiento se aprecia que la función de la universidad se limitaba a la docencia.
Ortega y Gasset (1982), compartía una visión semejante al plantear:
"A) La Universidad consiste, primero y por, lo pronto, en la enseñanza superior que debe recibir el hombre medio.
B) Hay que hacer del hombre medio, ante todo, un hombre culto. Por tanto la función primaria y central de la Universidad es la enseñanza de las grandes disciplinas culturales… Física, Biología, Historia, Sociología, Filosofía.
C) Hay que hacer del hombre medio un buen profesional…
D) No se ve razón ninguna densa para que el hombre medio necesite ni deba ser un hombre científico…"
Jaspers (1965), que también realizó estudios sobre las universidades, considera que "la universidad moderna tiene cuatro funciones principales: investigación, enseñanza, educación profesional y la transmisión de una clase particular de cultura".
Por su parte Pelikan (1992), señaló que en las funciones de las universidades se debía tener en cuenta: "el avance del conocimiento a través de la investigación; la extensión del conocimiento a través de la enseñanza a nivel de licenciatura y de postgrado; el entrenamiento que comprende tanto conocimientos como habilidades en las escuelas profesionales de la universidad; la preservación del conocimiento en bibliotecas, galerías y museos; y la difusión del conocimiento a través de publicaciones académicas".
La universidad no debe ser comprendida como una mera instancia educativa, como una simple institución de enseñanza superior, pues su función educativa -formación de científicos, profesionales y técnicos- es una consecuencia natural de aquellas funciones más generales que la definen. La universidad genera, transmite, aplica y critica el conocimiento.
El núcleo del concepto de universidad está en las funciones que realice y no en la forma institucional que se adopte; aunque cabe señalar que el marco institucional puede ser determinante en cuanto a la eficacia en el cumplimiento de sus funciones. Ellas exigen un particular clima de libertad intelectual, de pluralidad y abierta confrontación de las ideas, que sólo es posible cuando los actores disfrutan de la más amplia autonomía y de reales posibilidades de participación institucional.
Miguel Díaz Canel Bermúdez en la Conferencia Inaugural del 7mo Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2010 planteó: "La Universidad, como elemento de la conciencia crítica de la sociedad, está llamada a jugar un papel clave en la construcción de ese mundo nuevo posible; no solo forma la intelectualidad progresista y comprometida con su pueblo para llevar adelante los proyectos del desarrollo, sino que además, educa, forja valores y actitudes. Lo más importante no es únicamente la cantidad de conocimientos con que egrese el universitario, sino cuán preparados está para enfrentar y transformar el mundo en que vivimos. La formación de un ciudadano responsable, comprometido con el bienestar de la sociedad en su conjunto y que no asuma una posición individualista en el provecho de los conocimientos adquiridos, es una función vital en la universidad transformadora que el mundo reclama".
La educación tiene la necesidad de rediseñar y extender sus misiones centrales a fin de preparar a la sociedad, para enfrentar con éxito la realidad histórica en que se vive.
La educación superior cubana se encuentra en proceso de perfeccionamiento y en ello ocupa un lugar especial la Universalización de la Universidad, en una nueva oportunidad para el desarrollo de los municipios.
La misión esencial de la universidad cubana consiste en contribuir a la transformación de la sociedad mediante sus procesos sustantivos, cuyos fines principales son los de preservar, desarrollar y promover la cultura. Con el propósito de cumplir esta misión, en la universidad se estructuran estos procesos, que a pesar de su integración para el logro del objetivo central, tienen identidad y personalidad propia, por lo que su caracterización pasa inevitablemente por la conceptualización de los procesos que en ella se desarrollan: Docente, Investigativo, Extensionista.
El proceso docente
El proceso de enseñanza-aprendizaje parte de los objetivos que responden a un proceso desarrollador, promotor o generador del cambio educativo, para lo cual deben ser orientadores, flexibles, personales y cognitivos. En este proceso el contenido asume aquella parte de la cultura y experiencia social que debe ser adquirida por los estudiantes y se encuentra en dependencia de los objetivos que se proponen.
El proceso docente se debe organizar de modo tal que el estudiante esté permanentemente interesado y motivado para la adquisición del nuevo conocimiento.
En la universidad el proceso docente asume el propósito primordial de preservar la cultura, a través del cual las instituciones de educación superior garantizan que la cultura de la humanidad se transfiera de generación en generación.
El Proceso de Investigación
El desarrollo de la cultura se logra esencialmente a través de la investigación científica. Se considera que la misión de la universidad se logra plenamente cuando ella se vincula a la sociedad en la solución de los problemas que esta demanda.
La investigadora Marelys Díaz en su monografía "Los procesos universitarios en la nueva universidad cubana", explica que "lo investigativo es creativo, esencial y aborda el objeto no en su totalidad sino a partir de profundizar en determinados aspectos".
No obstante lo anterior, su relación dialéctica hace que lo docente, aún cuando significa, connota, el aspecto formativo vinculado con el propósito de preservar la cultura, si se estructura adecuadamente, contribuye también al desarrollo de la cultura, propiciando a través de la investigación científica la creatividad y la independencia cognoscitiva de los estudiantes. Para garantizar una adecuada formación profesional de los estudiantes se deben establecer planes de estudio curriculares que vinculen adecuadamente lo docente con lo investigativo.
El Proceso Extensionista
La extensión universitaria ha atravesado por diferentes períodos muy vinculados al devenir político, económico, cultural y social a nivel mundial. Como parte de la función social de la universidad surge a partir del resultado de un proceso histórico, encaminado a lograr la apertura y democratización de los centros de altos estudios y su amplia proyección social. Se estableció como una de las funciones principales de la universidad desde mediados de la década de los setenta.
La extensión universitaria es una forma del vínculo Universidad-Sociedad, a través de la cual se contribuye a extender en la sociedad toda la obra cultural de la humanidad por medio de la promoción, donde el sujeto incorpora los contenidos socialmente valiosos, para integrarse lo más plenamente posible a la sociedad.
Mientras que lo docente es productivo, fenomenológico y holístico, dirigido a lograr el dominio de una profesión; lo investigativo es creativo, esencial y aborda el objeto no en su totalidad sino a partir de profundizar en determinados aspectos, partes del mismo; con la extensión se manifiesta igualmente la interrelación entre los procesos universitarios, pues aún cuando tiene su independencia relativa, que se la da el concepto de promoción, este proceso se da en la universidad en su relación con los anteriores y de alguna manera en él están presentes elementos que se vinculan con la preservación y el desarrollo de la cultura, del mismo modo que en los dos anteriores se ponen de manifiesto de alguna manera elementos de promoción.
2.4- Gestión para la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario en las universidades cubanas.
En el año 1957 se celebró la Primera Conferencia Latinoamericana de Extensión Universitaria y Difusión Cultural en Santiago de Chile, donde la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL) planteó que la extensión: " es misión y función de la Universidad Contemporánea, entendida como ejercicio de la vocación universitaria( )tiene como finalidad proyectar dinámica y coordinadamente la cultura y vincular a todo el pueblo con la Universidad( )tiene por misión proyectar en la forma más amplia posible y en todas las esferas de la nación, los conocimientos, estudios e investigaciones de la universidad, para permitir a todos participar en la cultura universitaria, contribuir al desarrollo social y a la elevación del nivel espiritual, moral, intelectual y técnico del pueblo". (Del Huerto, 2001)
En estos años la actividad extensionista se analizaba en una sola dirección: la universidad como depositaria del saber y la cultura y al pueblo únicamente como destinatario, no se describe un proceso de interacción y creación de la universidad con la sociedad que contribuya a la transformación y perfeccionamiento de ambos.
En 1972 se celebra la Segunda Conferencia en México, y a partir del análisis de la misión social de la universidad, la situación de la sociedad y la actitud de la universidad respecto a ella se definió: "La Extensión Universitaria es la interacción entre la Universidad y los demás componentes del cuerpo social, a través de la cual esta asume y cumple su compromiso de participación en el proceso de creación de la cultura y de la liberación y transformación radical de la comunidad nacional". (Del Huerto, 2001)
También quedó plasmado que la extensión debe: "Promover, como integradora de la docencia y la investigación, la revisión crítica de los fundamentos de la universidad y la concienciación de todos sus estamentos, para llevar adelante un proceso único y permanente de creación cultural y transformación social". (Del Huerto, 2001)
Por su parte González González (1996), definió: "Extensión Universitaria: Sistema de interacciones de la Universidad y la Sociedad, mediante la actividad y la comunicación, que se realizan dentro y fuera del centro de educación superior con el propósito de promover la cultura en la comunidad universitaria y extrauniversitaria para contribuir a su desarrollo cultural".
Continuando la historia Del Huerto (2001), conceptuó la Extensión Universitaria como: " proceso formativo integrador y sistémico, basado en la interacción cultural del quehacer universitario en comunicación bidireccional permanente con la sociedad, incluyendo a la comunidad universitaria, orientando a la transformación social y que responde a necesidades concretas en un momento determinado, posee objetivos y contenidos propios, se realiza a través de diferentes métodos, necesita de medios y recursos adecuados y de mecanismos de planificación y evaluación sistemática para su perfeccionamiento".
"El proceso extensionista es aquel, por tanto, que como resultado de las relaciones sociales que se dan entre los sujetos que en él participan está dirigido de un modo sistémico y eficiente, a la promoción de cultura para la comunidad intra y extrauniversitaria (objetivo), con vistas a la solución del (problema) social: necesidad de contribuir al desarrollo cultural de la comunidad, mediante la apropiación de la cultura que ha acumulado la sociedad en su desarrollo (contenido); a través de la participación activa de la comunidad universitaria y extrauniversitaria (método); planificada en el tiempo y observando ciertas estructuras organizativas (forma); con ayuda de ciertos objetos (medio); instrumentando indicadores que permitan medir la calidad (evaluación) y cuyo movimiento está determinado por las relaciones causales entre sus componentes y de ellos con la sociedad (leyes) que constituyen su esencia". (González y González, 1999)
Cuando se analiza el proceso de gestión extensionista se realiza a través del Trabajo Sociocultural Universitario (TSU), entre los cuales se aprecia semejanzas en sus objetivos, principios y métodos.
Estos se diferencian del resto de los procesos mediante las dimensiones, sobre lo que González (2002), planteó: "La primera, una dimensión administrativa que opera desde las funciones de dirección. La segunda, una dimensión tecnológica que se mueve a partir de la dinámica de la Promoción Sociocultural. Ambas dimensiones interrelacionadas permiten resolver las necesidades de la comunidad universitaria y extrauniversitaria".
A partir de las transformaciones producidas en el sistema de educación superior cubano, se aspira a que la Extensión Universitaria, por su dinamismo, características y metodología propias, incida de forma más orgánica, sistémica, creativa, participativa y dialógica en el cumplimiento de las misiones y funciones de la Nueva Universidad Cubana.
Se debe tener en cuenta que el TSU para la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario debe realizarse mediante un enfoque en sistema, donde se parta del entorno en que se desarrolla, y se realice un grupo de procesos identificados como: diagnóstico, planificación, ejecución y control, que permitan operacionalizar las entradas, vistas como la información que se dispone para realizar el trabajo promocional, teniendo en cuenta entre otros aspectos: el registro de los bienes que conforman el patrimonio bibliográfico universitario, la importancia que revisten, lo que demuestra las necesidades socioculturales de la comunidad universitaria por conocer, toda una gama de opciones que se pueden ofrecer desde la universidad, con el propósito de incidir dentro de la misma y hacia la sociedad, las personas implicadas tanto para participar, liderar, y beneficiarse en el proceso de promoción, así como los recursos con que se cuenta; todo esto con el objetivo de lograr las metas o salidas, identificadas como la solución de las necesidades de conocimiento diagnosticadas, por medio de la realización de programas, proyectos, actividades, acciones y tareas propias de la Extensión Universitaria en la gestión de la promoción del patrimonio bibliográfico universitario, logrando el aumento de la participación y el fortalecimiento de las relaciones Universidad-Sociedad.
Pero como casi todos los procesos es necesario destacar que esto no se establece en una sola dirección, puesto que la retroalimentación que tiene lugar a partir de la evaluación de los procesos permite que las metas u objetivos finales en el TSU para la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario vuelvan a convertirse en información que genere nuevos estudios.
Como antes se había mencionado, la participación forma parte de uno de los cuatro principios del TSU pues, todos los miembros de las comunidades juegan un papel decisivo en la toma de decisiones a la hora del diseño e implementación de los estudios y proyectos para la promoción de estos bienes, a partir del diálogo que se establece en igualdad de condiciones, sin perder de vista la creatividad, pues aunque estén determinadas las principales vías para la protección, conservación y prevención del patrimonio bibliográfico, la promoción cultural de los mismos requiere de ideas novedosas, valiosas, originales, transformadoras y personológicas ante las situaciones percibidas, adecuándolo todo al contexto en que se efectuará, pues en todas las universidades no se realizará de la misma manera.
Es fundamental garantizar la participación plena y activa de todos los miembros de la comunidad universitaria en el proceso de gestión de la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario, a partir de la toma de conciencia del papel que debe desempeñar cada uno, muy relacionado con el grado de conocimiento y de interiorización que se logre. Esta vía permitirá perfeccionar las relaciones entre los diferentes niveles y miembros de la comunidad universitaria y de estos con las entidades e instituciones socioculturales del contexto.
El proceso de gestión para la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario, no es responsabilidad únicamente de los trabajadores de las direcciones o departamentos de Extensión Universitaria, mito que siempre ha acompañado a la extensión, ni del personal de los Centros de Información o de las Bibliotecas Universitarias, sino que todos los miembros de la comunidad universitaria son imprescindibles, cada uno desde la posición que ocupan.
El trabajador docente, es uno de los actores claves en la gestión, pues sin dejar de realizar su función como profesor, tiene la capacidad de liderar, conducir y orientar en un grupo, todo lo relacionado con el patrimonio bibliográfico universitario que se encuentra en su universidad, facilita el aprendizaje lo cual favorece la transformación de conductas ante la responsabilidad social de cada miembro de la comunidad universitaria.
Por último, y no son los menos importantes dentro de este proceso se encuentran los estudiantes universitarios, máximos responsables del cumplimiento de los proyectos o de las actividades extensionistas, siempre y cuando ellos mismos hayan identificado sus dificultades y determinado las vías para solucionarlas.
La gestión del proceso extensionista en las universidades se rige por el Programa Nacional de Extensión Universitaria, el cual está concebido como una herramienta poderosa pero flexible, que le permite a cada centro de enseñanza superior con sus condiciones y recursos y en correspondencia con su planeación estratégica dar cumplimiento a su objetivo estratégico que consiste en: "desarrollar la Extensión Universitaria, transformándola a partir de asumirla como un proceso orientado a la labor educativa, que promueva y eleve la cultura general integral de la comunidad universitaria y su entorno social". (González y González, 2001)
En este documento González y González (2001) establecen los siguientes lineamientos generales:
"Fortalecer la dimensión extensionista del enfoque integral para la labor educativa y político-ideológica.
Estimular el desarrollo de la extensión desde las formas organizativas del proceso docente.
Ampliar las alternativas para la superación cultural de los profesionales universitarios y de la población en general.
Promover los resultados de la ciencia y la innovación tecnológica.
Promover actividades extracurriculares para el desarrollo cultural integral de los estudiantes.
Impulsar la creación y desarrollo de instituciones culturales universitarias.
Potenciar la realización de proyectos extensionistas dirigidos al desarrollo sociocultural comunitario.
Desarrollar un sistema de comunicación interna y externa que propicie el diálogo, potencie la participación y posibilite la difusión y divulgación de la cultura y el quehacer universitario y social.
Estimular la investigación en el campo de la extensión universitaria, así como la introducción y generalización de sus resultados.
Perfeccionar el desarrollo de los recursos humanos de la comunidad universitaria para asumir la labor extensionista".
Como se puede apreciar, si se realiza un análisis de cada uno de los lineamientos, se pudieran sacar algunas aristas que permitieran relacionar la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario con cada uno de ellos; pero sería más efectivo y práctico que se elaborara uno específico para el tratamiento del patrimonio universitario de manera general, donde se explicaran conceptos esenciales, clasificaciones y tipos de objetos y bienes que lo conforman, la importancia que ostentan según el valor que posean, así como los principales objetivos de trabajo.
De ahí que se proponga incluir dentro de los lineamientos generales del Programa Nacional de Extensión Universitaria: Potenciar la promoción, preservación y protección del patrimonio cultural universitario en defensa de los valores esenciales de la identidad nacional.
En los Centros de Educación Superior existe un sistema organizativo en el que está estructurada la Extensión Universitaria y permite gestionar la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario. (Gráfico 1)
Gráfico 1. Estructura de la Extensión Universitaria en Cuba (Elaboración propia).
Cada una de estas instancias son fundamentales en el proceso de gestión, pues todos están imbricados en el trabajo extensionista, aunque la dirección o el departamento de Extensión Universitaria sea el guía, orientador, facilitador o capacitador en la ejecución del proceso de los trabajadores docentes, no docentes y de los estudiantes.
Conclusiones parciales
Las universidades han cambiado notablemente desde que se fundaron en la Edad Media hasta la actualidad. Se han transformado, de pequeñas comunidades de profesores y alumnos, a organizaciones complejas que realizan variadas funciones y en las que conviven grupos con intereses diversos. El concepto de Universidad ha sido dinámico y desarrollador, manteniendo permanente los valores, virtudes y principios de su comunidad. Se preservará como una institución formal y honorable, a la que la sociedad acudirá con confianza y seguridad, porque sabe que uno de sus principios es servir a la sociedad con honestidad y desinterés.
La relación entre ciencia, investigación y cultura, permite que las universidades que hoy exhiben más prestigio en el mundo, ofrezcan valiosos productos científicos, originando en todos sus miembros una mayor cultura que finalmente tributa a la cultura universitaria.
Los rasgos que identifican a la NUC consisten en preservar, desarrollar y promover la cultura de la humanidad, integrándose plenamente en la sociedad con pertinencia y calidad, para contribuir al desarrollo sostenible. Su compromiso trasciende los órdenes académicos y prioriza la extensión de sus funciones más allá de la institución. No sólo se universaliza la docencia y la extensión, también es un compromiso de la universidad apoyar y propiciar el desarrollo de la ciencia en el territorio. Se busca alcanzar mediante la universalización, la excelencia académica y revolucionaria que el país necesita.
La NUC es una institución científica, tecnológica y humanista, que se propone la formación integral de los estudiantes, vinculando el estudio con el trabajo. Es una universidad comprometida con la Revolución Cubana y el Socialismo.
El TSU constituye el proceso de gestión de la Extensión Universitaria, el cual desde la promoción cultural con un enfoque dialéctico, tiene en cuenta las dimensiones administrativas y tecnológicas, proporcionándoles la posibilidad a los miembros de la comunidad universitaria mediante su activa participación de fortalecer la relación Universidad-Sociedad.
El TSU es la metodología idónea para contribuir a la preservación, conservación y protección del patrimonio bibliográfico universitario, desde el proceso de promoción cultural gestionado por los trabajadores docentes, los trabajadores no docentes y los estudiantes.
CAPÍTULO III:
En este capítulo final se analiza la situación actual de la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario en las universidades cubanas, a partir de la metodología aplicada. Se realiza también un análisis detallado del objeto de estudio en la Universidad Agraria de La Habana "Fructuoso Rodríguez Pérez (UNAH) y se culmina con un grupo de recomendaciones para favorecer a la gestión de la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario.
3.1- Situación actual de la promoción cultural del patrimonio bibliográfico universitario
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