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El cambio estructural del sistema socioeconómico costarricense (página 24)


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La clase media-baja es de naturaleza urbana con tendencia a concentrarse en las ciudades, donde los trabajadores de cuello blanco y los pequeños empleadores tienen más posibilidades de ocupación; ello se corresponde con su mayor participación en el sector servicios, pese a que se aprecia una tendencia a que aumenten su peso en la industria y la agricultura.

La clase baja, por el contrario, es mayoritariamente rural, no se aprecian movimientos en cuanto a su localización y se encuentra muy concentrada en el sector privado y con tendencia a que dicha concentración aumente; ello es coherente con la escasa demanda pública de trabajadores manuales cuando el Estado ha abandonado su papel de empresario. Pese a que no se aprecia la concentración de otras clases sociales en el sector servicios, éste vuelve a ser mayoritario con tendencia a aumentar.

TABLA 6.26

DISTRIBUCIÓN DE LAS CLASES SOCIALES POR LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA,

SECTOR INSTITUCIONAL Y SECTOR PRODUCTIVO DE OCUPACIÓN (1987-1994).

C / A

URB

RUR

SPB

SPR

SP

SS

ST

CA-87

71,9

28,1

32,9

67,1

9,8

26,0

64,2

CA-91

71,9

28,1

35,9

64,1

7,0

19,7

73,3

CA-94

72,7

27,3

30,3*

67,7*

6,0

23,1

70,9

CMA-87

75,9

24,1

54,1

45,9

2,4

12,1

85,5

CMA-91

75,3

24,7

51,5

48,5

3,4

14,9

81,7

CMA-94

71,4

28,6

45,9*

54,1*

3,9

14,5

81,6

CMB-87

59,1

40,9

28,9

71,1

7,5

14,0

78,5

CMB-91

59,1

40,9

23,8

76,2

9,1

14,3

76,6

CMB-94

61,4

38,6

21,2*

78,8*

10,4

14,5

75,1

CB-87

36,3

63,7

7,8

92,2

36,8

26,8

36,4

CB-91

36,3

63,7

7,6

92,4

33,4

29,3

37,3

CB-94

36,3

63,7

6,0*

94,0*

28,5

29,3

42,2

Fuente: Vega et al. (1996).

* Datos de 1995; datos en porcentajes del total; C / A: clase social / año; CA: clase alta; CMA: clase media-alta; CMB: clase media-baja; CB: clase baja.

Si atendemos a la distribución del ingreso en quintiles de renta (Tablas 6.27, 6.28 y 6.29) puede apreciarse como el quintil 5, que se correspondería con las clases alta y media-alta obtuvo una menor porción del ingreso durante los ochenta respecto a los setenta, pero desde principios de los noventa reciben una mayor proporción del mismo, sobre todo el 10% más rico de la población en el que se encuentra la clase alta. El quintil 4, correspondiente con la clase media baja ha perdido participación en la distribución del ingreso en todo el periodo; mientras que la suma de los quintiles 1, 2 y 3, correspondientes con la clase baja, mejoró su participación durante los ochenta y la ha mantenido durante los noventa. De aquí se desprende que, si bien la clase media se ha visto fortalecida en cuanto a que representa a un mayor número de hogares, ésta ha sido la perdedora en la nueva distribución del ingreso, por cuanto acumula una menor proporción del mismo, lo cual se explica por la reducción del empleo público y de la retribución del mismo. Hoy día Costa Rica tiene una clase media más amplia pero a la vez más pobre.

TABLA 6.27

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO PER CÁPITA DE LOS HOGARES (1977-1992).

AÑO

Q – 1

Q – 2

Q – 3

Q – 4

Q – 5

C. GINI

1977 *

4,5

10,4

15,4

22,3

47,4

0,42

1983 *

5,2

10,5

14,6

21,2

48,5

0,42

1986 *

4,4

10,5

15,0

21,5

48,6

0,42

1988 *

5,2

10,8

15,8

22,9

45,2

0,36

1988 **

6,3

11,9

16,0

22,8

43,0

0,355

1992 **

6,4

11,6

16,0

22,8

43,1

0,358

1981 ***

3,3

8,4

14,1

22,8

51,4

0,475

1989 ***

4,0

9,1

14,3

21,9

50,8

0,460

Fuente: Céspedes y Jiménez (1995, pp. 104).

Los datos de los años marcados con el mismo número de asteriscos son comparables entre sí pues fueron calculados siguiendo una misma metodología; los datos de los años marcados con un número distinto de asteriscos no son comparables entre sí; Q-1: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% más pobre de los hogares; Q-2: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% más pobre de los hogares; Q-3: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% siguiente de los hogares; Q-4: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% siguiente de los hogares; Q-5: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% más rico de los hogares; C. GINI: coeficiente de Gini.

Las clases que han ganado en el nuevo reparto han sido, por un lado, la baja, sobre todo en los ochenta, beneficiada por el aumento de los salarios, la política social compensatoria del ajuste y por la reducción de la pobreza y, por otro lado, la alta, en los noventa, coincidiendo con la expansión de los negocios (comercio, finanzas y turismo, esencialmente).

TABLA 6.28

DATOS SOBRE DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO PER CÁPITA DE LOS HOGARES (1987-1997).

AÑO

Q-1

Q-5

Q-1+Q-2

Q-5/Q-1

C. GINI

I. D-1

I. D-10

1987

5,0

46,1

15,4

9,3

0,402

100,0

100,0

1988

5,3

45,0

16,0

8,7

0,389

88,5

89,3

1989

5,3

43,9

16,5

8,3

0,373

90,7

82,8

1990

5,3

43,3

16,8

8,3

0,375

87,7

83,7

1991

5,0

45,3

15,9

9,0

0,393

74,6

81,6

1992

5,4

44,0

16,6

8,2

0,378

89,1

83,6

1993

5,7

44,4

16,5

7,8

0,379

107,0

95,6

1994

5,4

45,4

16,3

8,4

0,388

120,9

113,4

1995

5,7

44,3

16,9

7,9

0,378

114,2

101,1

1996

5,2

45,6

15,9

8,9

0,394

96,1

98,5

1997

5,6

44,9

16,7

8,0

0,380

114,4

97,4

Fuente: Céspedes (1998, pp. 216-217).

Q-1: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% más pobre de los hogares; Q-5: porcentaje del ingreso que obtiene el 20% más rico de los hogares; Q-1+Q-2: porcentaje del ingreso que obtiene el 40% más pobre de los hogares; Q-5/Q-1: número de veces que el ingreso del 20% más ricos de los hogares es superior al ingreso del 20% más pobre de los hogares; C. GINI: coeficiente de Gini; I D-1: índice del ingreso que obtiene el 10% más pobre de los hogares; I D-10: índice del ingreso que obtiene el 10% más rico de los hogares.

TABLA 6.29

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO SEGÚN QUINTILES EXPRESADA EN NÚMERO DE VECES

QUE EL INGRESO DE UN QUINTIL ES SUPERIOR AL DEL QUINTIL UNO (1987-1997).

AÑOS

Q – 1

Q – 2

Q – 3

Q – 4

Q – 5

1987

1,0

2,3

3,7

5,9

13,8

1988

1,0

2,3

3,5

5,5

12,6

1989

1,0

2,3

3,4

5,4

11,6

1990

1,0

2,3

3,6

5,7

12,6

1991

1,0

2,4

3,7

5,8

13,0

1992

1,0

2,2

3,2

4,8

11,0

1993

1,0

2,2

3,4

5,4

12,0

1994

1,0

2,2

3,4

5,3

12,3

1995

1,0

2,3

3,5

5,4

11,8

1996

1,0

2,4

3,7

5,8

13,2

1997

1,0

2,2

3,2

5,2

11,6

Fuente: MIDEPLAN (1998-b, p. 198).

En términos generales puede afirmarse que la distribución del ingreso mejoró durante los años ochenta y ha empeorado ligeramente durante los noventa a juzgar por la evolución del índice de Gini (Tabla 6.28). Según datos recopilados por Céspedes (1998, p. 192), el índice de Gini era en 1980 de 0,450 y en 1990 de 0,430; siguiendo una metodología distinta, el mismo autor muestra como el valor del indice en 1989 era de 0,373 y en 1997 del 0,380; por ello puede concluirse que si bien la distribución de la renta es hoy más equitativa que a principios de los ochenta, la mejora relativa (por el empobrecimiento de la clase alta y media) de la pasada década se ha visto reducida durante los noventa (por el enriquecimiento de la clase alta y media alta). Se aprecia así mismo que la distribución del ingreso empeora en los momentos coyunturales de recesión, 1991 y 1996, coincidiendo con el aumento de la pobreza (Tablas 6.28 y 6.30).

TABLA 6.30

DISTRIBUCIÓN DE LA POBREZA POR HOGARES (1987-1997).

AÑO

HNP

HP

HEP

HNB

NPU

PU

EPU

NBU

NPR

PR

EPR

NBR

1987

71,0

29,0

9,1

19,9

77,0

23,0

5,7

17,3

65,6

34,4

12,1

22,3

1988

71,6

28,4

9,8

18,7

77,5

22,5

6,2

16,3

66,9

33,1

12,6

20,5

1989

71,7

28,3

9,0

19,3

77,0

23,0

6,2

16,8

67,2

32,8

11,1

21,3

1990

72,9

27,1

9,1

17,9

76,4

23,6

5,4

18,2

69,9

30,5

12,4

17,7

1991

68,1

31,9

11,7

20,2

71,2

28,8

7,9

20,9

65,6

34,4

14,7

19,7

1992

70,6

29,4

9,3

20,1

72,7

27,3

6,3

21,0

68,9

31,1

11,9

19,2

1993

76,8

23,2

6,9

16,3

80,2

19,8

4,0

15,8

74,1

25,9

9,2

16,7

1994

80,0

20,0

5,8

14,2

84,5

15,5

3,1

12,4

76,3

23,7

8,0

15,7

1995

79,6

20,4

6,2

14,2

83,9

16,1

3,7

12,4

76,1

23,9

8,3

15,6

1996

78,4

21,6

6,9

14,7

82,9

17,1

4,2

12,9

74,8

25,2

9,0

16,2

1997

79,3

20,7

5,7

15,0

83,7

16,3

3,2

13,1

75,9

24,1

7,6

16,5

Fuente: MIDEPLAN (1998-b, pp. 188-189).

HNP: hogares no pobres en porcentajes del total de hogares con ingreso conocido; HP: hogares pobres en porcentajes del total de hogares con ingreso conocido; HEP: hogares en extrema pobreza en porcentajes del total de hogares con ingreso conocido; HNB: hogares que no satisfacen las necesidades básicas en porcentajes del total de hogares con ingreso conocido; NPU: hogares no pobres urbanos en porcentajes del total de hogares urbanos; PU: hogares pobres urbanos en porcentajes del total de hogares urbanos; EPU: hogares en extrema pobreza urbanos en porcentajes del total de hogares urbanos; NBU: hogares que no satisfacen las necesidades básicas urbanos en porcentajes del total de hogares urbanos; NPR: hogares no pobres rurales en porcentajes del total de hogares rurales; PR: hogares pobres rurales en porcentajes del total de hogares rurales; EPR: hogares en extrema pobreza rurales en porcentajes del total de hogares rurales; NBR: hogares que no satisfacen las necesidades básicas rurales en porcentajes del total de hogares rurales; se denomina extrema pobreza a la imposibilidad de cubrir las necesidades alimentarias, y necesidades básicas al resto de necesidades (vestido, vivienda, servicios básicos…).

Por lo que se refiere a la pobreza ésta ha disminuido claramente durante todo el periodo. Durante los primeros años de la crisis la pobreza pasó del 23,3% de los hogares costarricense en 1979 hasta el 50% en 1982 (Céspedes, 1998, p. 217); sin embargo, desde entonces se ha ido reduciendo para representar el 27,1% de los hogares en 1990 y el 20,7% en 1997, con dos años de importantes repuntes, los años recesivos 1991 y 1996 (Tabla 6.29). Esto pone de manifiesto que si bien las políticas reformistas han sido efectivas en la reducción de la pobreza, ésta es muy dependiente de la evolución de la economía, sobre todo por la flexibilidad del mercado de trabajo, que gracias a la precariedad del empleo poco cualificado, se ajusta por la vía de la destrucción de empleo formal. La pobreza en Costa Rica sigue siendo eminentemente rural, aunque precisamente ha sido en este ámbito donde se han producido las mayores reducciones tanto de la pobreza extrema como de la no cobertura de otras necesidades básicas.

En lógica correspondencia con todo lo anterior puede comprobarse como Costa Rica mejoró bastante su Índice de Desarrollo Humano (IDH) entre 1980 y 1997, pasando del 0,766 al 0,801 (Tabla 6.31). No obstante, dicha mejora se debe sobre todo a la elevación del nivel de ingresos, ya que los niveles de salud y de educación de los costarricenses han empeorado durante los años noventa.

TABLA 6.31

ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO DE COSTA RICA (1975-1997).

AÑO

1975

1980

1985

1990

1995

1997

IDH

0,741

0,766

0,767

0,783

0,800

0,801

Fuente: PNUD (1999, p. 151).

IDH: Índice de Desarrollo Humano calculado según la metodología utilizada en el Informe sobre Desarrollo Humano de 1999; téngase en cuenta que, en sentido estricto, los valores del IDH en el tiempo no son comparables, ya que están basados en valores ordinales y no cardinales.

Estos resultados en el campo educativo y sanitario parecen ser consecuencia de la reducción del gasto social que se produjo a principios de los ochenta y cuya recuperación no se dio hasta finales de los noventa; en 1980 el gasto público social era del 22% del PIB, en 1982 había pasado a representar el 15,8% del PIB y no recuperó el nivel de 22% hasta 1997 (Céspedes, 1998, pp. 215-218).

La citada reducción del gasto social perjudicó la calidad de la salud y de la educación en Costa Rica y sus efectos han comenzado a notarse años después con la reducción de la esperanza de vida y de la tasa bruta de escolarización.

En materia de salud, se redujo la cobertura de la atención primaria (visitas más espaciadas, no cobertura de vacantes, reducción de centros de salud…) y la calidad de los servicios sanitarios en general (disminución de las prestaciones de consultas médicas, disminución del número de altas hospitalarias, largas listas de espera para las consultas de especialistas, trato más distante con los pacientes…), lo cual ha provocado el aumento de las críticas contra el funcionamiento de la CCSS y ha favorecido el desarrollo de la sanidad privada como un nuevo y próspero negocio (Céspedes, 1998, pp. 215-218).

En materia de educación, disminuyó, por un lado, la calidad de la misma (debido a la reducción de la inversión en infraestructura física y al aumento del número de maestros sin cualificación ante los bajos salarios existentes en el sector) y, por otro lado, el acceso a la educación y el rendimiento educativo (debido al empobrecimiento de las familias como consecuencia de la crisis, que hizo caer los niveles de escolarización primaria y secundaria y cuya recuperación ha sido muy lenta) (Céspedes, 1998, pp. 215-218). El deterioro de la calidad de los servicios educativos públicos también ha servido para fomentar las oportunidades de negocio en el sector de la educación privada.

6.3.- Las nuevas leyes estructurales y el modelo multiexportador en Costa Rica.

Estudiada la evolución de los diferentes elementos estructurales procede ahorra sobre la base de la misma inducir las leyes estructurales que rigen el funcionamiento del sistema socioeconómico en la actualidad. Una vez hecho esto, procederemos a elevarnos a un nivel de mayor abstracción para construir un modelo estructural que sirva para explicar el funcionamiento del sistema socioeconómico costarricense y, eventualmente, el de otros sistemas de características similares.

6.3.1.- Las nuevas leyes estructurales del sistema socioeconómico costarricense.

El desarrollo del creodo neoliberal en Costa Rica desde 1984 ha ido conformando una nueva estructura socioeconómica en el país. La existencia de leyes estructurales distintas de las anteriores es la principal evidencia del cambio estructural.

Para la determinación de las nuevas leyes estructurales que caracterizan la estructura socioeconómica costarricense posterior al cambio, al igual que hicimos en el capítulo 3, estudiaremos las interrelaciones existentes entre los distintos elementos estructurales (sector primario, sector secundario, sector terciario, sector exterior, sector financiero, sector público, administración pública, mercado de trabajo y clases sociales), construyendo una matriz 9 por 9. En dicha matriz, que consideramos simétrica, identificamos 36 interrelaciones posibles (no estimamos las autorrelaciones directas, 9), algunas de las cuales tendrán suficiente entidad como para ser consideradas leyes estructurales. A continuación presentamos dichas leyes, organizadas de manera sistemática y fundamentadas en el estudio de las políticas reformistas recogido en el capítulo 5, en el análisis de la evolución de los elementos estructurales que acometimos en el apartado 6.2 y en algunas consideraciones y datos que se incluyen a continuación.

a) La articulación productiva interna.

El estudio de la articulación productiva de la economía costarricense en la actualidad se enfrenta con un primer obstáculo que es la inexistencia de una matriz de insumo-producto de elaboración reciente. Ello nos obliga a basarnos en la única que ha sido elaborada desde la de 1980, la matriz de 1990 (Franco y Briceño, 1995)[23].

Basándonos en los datos recogidos en dicha tabla, podemos determinar de manera muy simple el grado de conectividad o interrelación de los distintos sectores productivos por medio del cociente entre el valor de los insumos intermedios y el valor de la producción final; dicho grado es del 52,7% (frente 42,3% de 1980), de los que tan sólo 41,8 puntos (frente a los 30 de 1980) corresponden a las interrelaciones con sectores nacionales; visto de otra forma, podemos decir que el 79,2% de los consumos intermedios del aparato productivo corresponden a productos nacionales (frente al 70,8% de 1980). Calculando el grado de conectividad como la suma, ponderada por el peso de cada sector en el consumo intermedio, de las sumas por columnas de los coeficientes técnicos totales, obtenemos que dicho valor es de 0,60523774 (frente al 0,56480281 de 1980); sin embargo, la conectividad interna (coeficientes técnicos domésticos) alcanzaría un valor de 0,47871886 (frente al 0,3906658065), lo que se traduce en que el 79% de los eslabonamientos hacia atrás son con sectores productivos nacionales (frente al 69% de 1980)[24]. Así pues la economía costarricense presentaba ya en 1990 una buena, aunque mejorable, articulación productiva interna que, a pesar de no ser alta, nos permiten hablar de una economía articulada; teniendo en cuenta la tendencia seguida y a falta de la elaboración de una nueva matriz de insumo-producto, cabe suponer que la articulación productiva interna es hoy día mayor; aunque también debe matizarse dicha suposición, dado el gran crecimiento que en los últimos años ha experimentado la producción de las zonas francas, auténticos enclaves modernos.

El estudio de la matriz de insumo-producto de 1990 y sus derivadas, nos permite apreciar cómo ya en dicho año los sectores con mayor conectividad interna (aquellos en los que la suma de los coeficientes técnicos domésticos por columnas fuese mayor que 0,4), con excepción del sector inmobiliario, se concentraban en industrias tradicionales basadas en la explotación de los recursos naturales (industria agroalimentaria, del textil y el cuero, del vidrio y la cerámica y de los materiales de construcción), así como la construcción y los servicios (excluidos comercio, finanzas y transporte). La mayor articulación productiva interna se explicaría tanto por el desarrollo de la agroindustria, como por el aumento de la producción de bienes comercializables o transables y, en concreto, de las exportaciones, o el desarrollo de un turismo, muy vinculado con otros sectores productivos del país. Sin embargo, los sectores modernos, por el contrario, presentan mayores eslabonamientos con el sector exterior y, dado que la demanda externa es el motor del crecimiento, su efecto arrastre sobre el resto de la economía no es significativo. Esto nos permite hablar de una dualización de la economía en un sector tradicional, con importantes articulaciones internas, y un sector moderno, con fuertes articulaciones externas.

Más allá del plano productivo, existen otras importantes interrelaciones entre los distintos sectores productivos. Puede afirmarse que el sector primario y el sector servicios financian el desarrollo industrial de Costa Rica. Desde la perspectiva de la balanza de pagos, los superávits comerciales agrarios, debidos a la exportación de café, banano y productos agropecuarios no tradicionales, junto con los superávits de la balanza de servicios, gracias al turismo, sirven para compensar los déficits comerciales industriales, debidos al volumen de importaciones de bienes intermedios y de capital y de materias primas; así, el sector primario y el sector terciario aportan, en gran medida, las divisas necesarias para el desarrollo del sector industrial (véase apartado 6.2.4).

Ha desaparecido, sin embargo, el papel que jugaba la agricultura en la financiación del desarrollo industrial por la vía del mantenimiento de bajos precios en los productos alimenticios para permitir la existencia de bajos salarios en la industria. La política de desregulación de los precios de los alimentos implementada en Costa Rica desde mediados de los años ochenta ha sido la responsable de ello (véase apartado 5.2.6)

Por otro lado, se produce una transferencia de mano de obra desde los sectores primario y secundario hacia el sector terciario, lo cual es consecuencia del proceso de terciarización de la economía. La expansión de los servicios ha permitido que parte de la mano de obra urbano-industrial excedentaria, tras la destrucción creadora de las políticas reformistas, pueda ser empleada en éstos (comercio, turismo, finanzas…), al igual que la mano de obra rural-agrícola excedentaria, por el propio proceso de modernización del agro y por el abandono de actividades ahora extramarginales, ha podido encontrar una alternativa en el sector turístico, particularmente en las zonas costeras y en las proximidades de los parques naturales. Los servicios son el sector que más empleo genera y el que ofrece mayores salarios, aunque también suele exigir un mayor nivel de cualificación de la mano de obra (véanse apartados 6.2.3 y 6.2.8).

El Estado ha renunciado a su papel de redistribución sectorial de la renta que antes realizaba absorbiendo parte del excedente de ciertos sectores, vía impuestos, y financiando preferentemente otros, vía gasto público y créditos baratos (véanse apartados 5.2.2, 5.2.3 y 5.5). Ahora la distribución sectorial de la renta es el resultado del funcionamiento del mercado, que permite la acumulación de capital en aquellos sectores que son más competitivos. Por el momento, la competitividad de los sectores más dinámicos de la economía costarricense está basada en la utilización de los abundantes recursos naturales del país (turismo, café, banano…) y de una mano de obra barata, desde la perspectiva calidad-precio, ya que si bien los salarios costarricenses son más altos que otros países de la región, la cualificación de su mano de obra es también superior (industria vinculada al sector de la tecnología, textil, agroalimentaria…).

b) La articulación externa.

Basándonos de nuevo en los datos de la matriz insumo-producto de 1990 (Franco y Briceño, 1995), del 52,7% que habíamos determinado como grado de conectividad 10,9 puntos corresponden a las interrelaciones con sectores productivos extranjeros (frente a los 12,1 de 1980); visto de otra forma, podemos decir que el 20,8% de los consumos intermedios del aparato productivo corresponden a productos importados (frente al 29,2% de 1980); calculado el grado de conectividad externa de manera distinta (la suma, ponderada por el peso de cada sector en el consumo intermedio, de las sumas por columnas de los coeficientes de los componentes importados directos) ésta alcanzaría un valor de 0,12651888 (frente al 0,174144745 de 1980), lo que se traduce en que tan sólo el 21% de los eslabonamientos hacia atrás son con sectores productivos extranjeros (frente al 31% de 1980). Así pues, desde el punto de vista de la articulación externa, podemos afirmar que el aparato productivo tenía un grado de dependencia del exterior moderado en 1990, cabiendo esperar, a falta de una matriz de insumo producto más reciente, que dicha dependencia haya disminuido desde entonces, con la salvedad hecha de los últimos años, en que se ha incrementado notablemente la producción de las zonas francas. No obstante, se aprecia cómo los sectores más modernos (industria del papel y la imprenta, petroquímica, metalúrgica, de material eléctrico y de equipo de transporte) presentan una alta conectividad externa, es decir, la suma por columnas de los coeficientes de la matriz del componente importado directo es superior a 0,3.

La economía costarricense es hoy una economía muy abierta, tal y como lo muestra el coeficiente de apertura o grado de dependencia de la misma, que fue del 73,1% en los ochenta y del 87,3% en los noventa, alcanzándose en 1998 el 99,9% (véase apartado 6.2.4). Esto supone que Costa Rica es muy vulnerable ante los vaivenes de la economía mundial y, si bien está en buenas condiciones para aprovechar los periodos de expansión, las crisis internacionales pueden llegar a paralizar la economía del país.

Costa Rica continúa siendo un país deficitario aunque ahora es moderadamente deficitario, con una tasa de cobertura del 94,3% para los noventa, ello pone de manifiesto la necesidad de financiación de las importaciones costarricenses (véase apartado 6.2.4). Sin embargo, la transformación de la estructura productiva ha permitido que el citado déficit, pese a mantenerse, pierda la relevancia que tenía. En este sentido puede afirmarse que Costa Rica ha sido capaz de generar, desde mediados de los ochenta, un desarrollo autosostenido donde el funcionamiento de su economía permite un grado de autofinanciación superior al 94%.

A juzgar por los datos existentes sobre la relación real de intercambio de Costa Rica, que sólo están disponibles hasta 1994 (MIDEPLAN; 1995-b), no se aprecia durante el periodo objeto de estudio una tendencia al deterioro; todo lo contrario, entre 1981 y 1986 aumentó, entre 1987 y 1991 disminuyó, entre 1992 y 1994 volvió a aumentar y, a falta de datos específicos y según la evolución al alza de los precios del café y del banano durante la segunda mitad de los años noventa (MIDEPLAN, 1998-b), todo hace pensar que se ha mantenido la tendencia creciente, máxime si se tiene en cuenta que los datos existentes para el periodo 1980-1994 se elaboraron a partir de los precios de las exportaciones e importaciones de bienes y, por tanto, no incluyen la evolución del precio de los servicios (turismo). Esta apreciación es consistente con el hecho de que el deterioro de los términos de intercambio de los países subdesarrollados se basa en la especialización primario-exportadora, de forma que al ser ahora Costa Rica una economía multiexportadora no tiene porqué presentar la misma tendencia que en periodos anteriores.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29
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