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La trascendencia humana y la sociedad perfecta (página 5)


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La inefabilidad es un rasgo característico del éxtasis místico. El psicólogo Abraham Maslow describió una categoría de experiencias místicas caracterizadas por la disolución de las fronteras personales y la sensación de ser uno con otras personas, con la naturaleza, con todo el universo y con Dios; acuñó para ellas el término "experiencias cumbre". Maslow demostró sin lugar a dudas que las experiencias cumbre ocurren en personas normales y bien adaptadas. También observó que si se les permite completarse natural mente es común que resulten en un mejor funcionamiento en el mundo y que conduzcan a lo que él llama "la autorrealización": una mayor capacidad para expresar el propio potencial creativo. Un individuo que vive una experiencia cumbre tiene la sensación de sobreponerse a la fragmentación y división cuerpo/mente, y alcanza un estado de unidad y completud interna total que usualmente resulta muy curativo y benéfico. Trasciende también la distinción normal entre sujeto y objeto, y vive un estado extático de unión con la humanidad, la naturaleza, el cosmos y Dios. Está asociado a una fuerte alegría, felicidad, serenidad y paz. Las personas que experimentan el éxtasis místico tienen la sensación de dejar la realidad ordinaria, en donde el espacio es tridimensional y el tiempo lineal para entrar en una zona mítica y sin tiempo donde ya no caben esas categorías.

En este estadío, la eternidad e infinitud pueden experimentarse en segundos del tiempo del reloj. Otra cualidad vivencial de la conciencia de la unidad es el sentido de numinosidad, un término que C. G. Jung utilizaba para describir un profundo sentido de lo sagrado que está asociado a ciertos procesos profundos de la psiquis. La experiencia de lo numinoso nada tiene que ver con creencias religiosas previas: es una percepción directa e inmediata del mundo espiritual. Es usual tener una comprensión instantánea del mundo espiritual, como los Upanishads lo exponen: "conocer Eso, el conocimiento que brinda el conocimiento de todo lo demás". Aunque las descripciones de estas experiencias están llenas de afirmaciones paradojales que violan las reglas básicas de la lógica, es posible referirse al éxtasis místico diciendo que es como estar vacío de contenidos pero contenerlo todo. Ya que no presenta nada concreto, nada parece faltar, porque contiene a toda la existencia en potencia. La persona que lo describa hablará de una completa ausencia del ego y dirá que su sentido de identidad estaba tan infinitamente expandido que contenía al universo entero. Durante una experiencia mística tal vez se sienta que se accede al más alto conocimiento y sabiduría en cuestiones espirituales importantísimas. Este conocimiento de la verdadera naturaleza de la existencia se percibe en última instancia como mucho más real e importante que todas las teorías científicas o percepciones y conceptos de la vida cotidiana. Es un intercambio de cortesías entre el alma y Dios; como los yogis claman en el BrihadArankaya Upanishad: De lo irreal llevadme a lo real. De la oscuridad a la luz. De la muerte a la inmortalidad.

Mucha gente que experimenta estas dimensiones interiores las reconoce corno parte de la esencia expansiva e ilimitada de cada ser humano, que queda en la sombra a causa de los problemas y preocupaciones cotidianas. Por su claridad y vividez, los estadíos trascendentales con frecuencia se perciben como más reales que la realidad "común"; la gente suele comparar el descubrimiento de estas regiones con el despertar luego de un sueño, el corrimiento de velos opacos o la apertura de las puertas de la percepción. En ocasiones se adquieren nuevas ideas y un conocimiento complejo de los procesos vitales de fuentes que se encuentran en el interior de la persona a las que normalmente no se accede. Así como uno puede encontrarse en la zona desolada de la muerte del ego durante la noche oscura del alma, también puede encontrarse con un tipo de muerte del ego positiva en las regiones trascendentales. Aquí, las fronteras personales se disuelven temporalmente, y uno puede sentir la unión con el mundo exterior o el cosmos. Uno de los tipos más positivos de desintegración es aquel en el que uno se pierde en lo Divino inmanente, que se revela en lo que nos rodea. Quizás se sienta que la definición de individualidad se desvanece al fundirse con el mundo conocido de personas, árboles, animales o elementos inorgánicos. Durante otra forma que toma esta experiencia, es común sentirse unido a reinos divinos que trascienden la realidad de todos los días. Encontrarse con lo Divino en el curso de una emergencia espiritual es sumamente curativo. Al llegar a estos estados, uno siente emociones positivas tales como el éxtasis, el arrobamiento, el gozo, la gratitud, el amor y la dicha, que alivian o disuelven con rapidez estados negativos como la depresión y la ira. Sentirse dentro de una red cósmica que todo lo abarca le da a una persona que tiene problemas con su autoestima una imagen de sí expandida y fresca. Quienes tienen estas experiencias en su proceso suelen sentirse afortunados; desarrollan una visión optimista de las cosas que los acompaña en futuros desafíos. Sienten que aunque las cosas se pongan difíciles, al menos tienen una idea de adónde se dirigen. Es como vislumbrar la cumbre de la montaña: aunque se tenga que volver a la base para escalarla, se sabe que hay una recompensa que espera al final del viaje. Esto es preferible a pasarse meses atravesando emociones y sensaciones difíciles sin tener idea de cuál es la meta. Las experiencias positivas no necesariamente se dan como premio al final de una búsqueda difícil. Mucha gente descubre que debe limpiar problemas personales o bloqueos emocionales antes de que se abran estas zonas; pero otras personas se conectan espontáneamente con zonas trascendentales interiores a pesar de no haber trabajado duramente en los aspectos difíciles.

A pesar de las cualidades en general benévolas de los estados positivos, hay dos puntos en donde pueden surgir problemas cuando una persona tiene una experiencia mística: el conflicto de aceptar o manejar las regiones trascendentales y el dolor que causan las experiencias. Mucha gente no se siente preparada para el alcance de las regiones de lo sagrado. Estas son realidades y estadíos de la mente desconocidos. Permitirles la entrada en la propia conciencia suele significar suspender los conceptos conocidos de lo que es real. Tales personas pueden sentir también que no son lo suficientemente fuertes para soportar el profundo impacto de las manifestaciones sensoriales y físicas de las experiencias místicas y que no están lo suficientemente abiertas como para manejar su poder. La enorme carga, emocional, mental y espiritual resultará avasalladora, y retroceder será una reacción natural. Una respuesta similar puede darse durante una poderosa experiencia de luminosidad. Si bien el sufrimiento que se da en un encuentro místico puede sentirse como destructivo y violento al principio, con el tiempo la gente lo reconoce como el dolor de la apertura y del crecimiento espiritual. Quizás hasta lleguen a darle la bienvenida como un signo de su conexión con lo Divino, tal como lo describe Santa Teresa de Ávila: El dolor era tan agudo que me hacía emitir quejidos, pero el deleite de este enorme dolor es tan arrasador que a uno le es imposible desear que se vaya, ni ya nada satisface al alma más que Dios. Es un dolor espiritual, no físico, aunque el cuerpo torna parte de él, hasta una parte considerable: "En ese estado luminoso, se siente uno completamente libre, sin límites, rodeado y lleno de una luz brillante, inundado por una profunda paz. Cuando se comienza a volver al mundo ordinario, se siente que nuestro ser expandido se constriñe de vuelta en nuestro ser físico de todos los días. Se siente que nuestro cuerpo físico es una trampa de acero, que encarcela todas nuestras posibilidades. Comprendemos que el drama y el sufrimiento de la vida cotidiana nos comienza a penetrar, y lloramos ansiando volver a la libertad que hemos descubierto."

Realmente, algunas personas en esta situación desearán quedarse en un estado agradable de expansión, excluyendo sus responsabilidades diarias, o querrán repetir la experiencia con tal intensidad que se cerrarán a las otras etapas de su viaje espiritual, si bien no tan hermosas o extraordinarias, igualmente importantes. Como consecuencia, dejarán de cooperar con su posterior desarrollo, al resistirse y aun dejar todo lo que no sea tan placentero como un estado místico. Así podemos inferir que el proceso de morir puede estar relacionado con un viaje interno extraordinario a las regiones transpersonales de la psique. Aunque hay variaciones de persona en persona, las experiencias de la gente que estuvo muy cerca de la muerte parecen seguir un patrón general. La vida entera hasta ese punto se puede ver pasar ante nuestros ojos como una película increíblemente condensada y vívida en cuestión de segundos. La conciencia es capaz de separarse del cuerpo y moverse con gran independencia y libertad. En algunas ocasiones flota sobre la escena del accidente y observa con curiosidad y un desapego entretenido, y en otras viaja a lugares muy distantes. Mucha gente experimenta el paso por un túnel o embudo oscuro hacia una fuente de luz cuya radiancia y brillo están más allá de la imaginación humana. Esta luz es de una belleza exquisita y sobrenatural y está dotada de características personales definidas. Irradia un amor infinito que todo lo abraza, el perdón y la aceptación. Raymon Moody utiliza el término Ser de Luz para describir la naturaleza de esta experiencia; mucha gente se refiere a ella explícitamente como Dios. Este encuentro es un intercambio personal e íntimo que entraña profundas lecciones sobre la vida y las leyes universales; se provee así un contexto en el que es posible observar la propia vida que ha pasado y evaluarla de acuerdo a estos patrones cósmicos. A la luz de esta nueva información, uno toma la decisión de volver o no a la realidad ordinaria. La gente que ha tenido esta experiencia y ha vuelto a la vida generalmente lo ha hecho con una profunda de terminación de vivir en una forma congruente con las vivencias que ha experimentado.

Las experiencias cercanas a la muerte pueden resultar, entonces, poderosos catalizadores del despertar espiritual y de la evolución de la con ciencia. Un encuentro con esta fuente transpersonal bajo la forma de este Ser de Luz produce profundos cambios en la personalidad, un aumento en la autoestima y la confianza en uno mismo, y un menor interés en el status, el poder y los bienes materiales. Se asocian a menudo una alta apreciación de la naturaleza y la vida, una gran preocupación por lo ecológico y un acrecentamiento del amor por el resto de los seres humanos. Sin embargo, la consecuencia más notoria es el surgimiento de una espiritualidad de cualidad universal, ya que trasciende los intereses separatistas del sectarismo religioso y se asemeja a lo mejor de las tradiciones místicas y las grandes filosofías espirituales de Oriente, en lo que hace a su cualidad abarcadora y a la trascendencia de las fronteras comunes. Las experiencias de este tipo les ocurren a un tercio de las personas que corren el peligro de perder la vida. Se dan independientemente del sexo, edad, inteligencia, nivel de educación, creencias religiosas, afiliación a una religión u otras características similares. Tampoco parece importar si hay daño biológico o no; muchas veces, sólo el estar expuesto a una situación en la que uno podría perder la vida es suficiente. La razón por la cual este tipo de vivencia frecuentemente produce una emergencia espiritual, es porque implica un cambio abrupto y un vuelco profundo en la experiencia de la realidad en personas que no están preparadas. Experiencia significativa que permite a los pacientes curar el cuerpo curando la mente librándose milagrosamente de enfermedades terminales, traumas, paranoia, disfunciones psicosomáticas crónicas y su sintomatología, como ataques de pánico y fobias especificas, adicciones perniciosas, ataques neuróticos, conductas antisociales y relaciones destructivas, migrañas, etc. Fenómeno documentado por prestigiados médicos: Brian Weiss: Muchas vidas, muchos Maestros, Cristin & Stanilav Grov: La Tormentosa Búsqueda del Ser. Kenneth Ring: Vida y Muerte, Melvin Morse: Acercándose a la Luz; Raymon Moddy: Vida después de la Vida, y otros reseñados en Journal of Critical Care Medicine; es decir que podemos aprovechar los estados alterados de la mente, que nos permiten acceder a los recuerdos meta conscientes, experimentar el Yo virtual, desdoblamiento o cuerpo eterico para traspasar las fronteras físicas peligrosas o inaccesibles (vg. interior de un reactor nuclear, un planeta distante; lo cual, ya lo logró la ciencia).

Un tipo de fenómeno transpersonal merece una especial atención, dada su importancia práctica y el papel clave que ha tenido en las religiones de muchas culturas son las vivencias y recuerdos de vidas pasadas, o experiencias kármicas (Stanislav Grof Stanislav Grof: The Adventure of Self Discovery). Son una de las manifestaciones más vívidas y dramáticas de los estados alterados de conciencia. Consisten en secuencias de vivencias que ocurren en otros períodos históricos y/u otros países. A menudo se trata de acontecimientos de una fuerte emoción y que retratan con sorprendente detalle a sus protagonistas, sus escenarios y sus circunstancias históricas. Una característica importante de las experiencias kármicas es la convicción de que estos acontecimientos son recuerdos personales de una vida anterior. Experiencias de es te tipo han sido las que inspiraron los conceptos de renacimiento y de la ley del karma en la India. De acuerdo con estas enseñanzas, nuestra existencia no se limita a una vida sino que consiste en una larga cadena de re-encarnaciones sucesivas. En general no se recuerdan las reencarnaciones previas, excepto en ocasiones especiales en las que recuerdos aislados de acontecimientos importantes de nuestras vidas pasadas emergen a nuestra conciencia. Sin embargo, somos responsables de nuestros actos en todas ellas: por los efectos inexorables de la ley del karma, nuestra vida actual se forma de acuerdo a los méritos y deudas de las precedentes y, a su vez, nuestras acciones actuales influyen en nuestras futuras reencarnaciones. Ya sea que consideremos a estas experiencias como evidencia en favor de la reencarnación o no, son fenómenos psicológicos importantes, con un potencial curativo de transformación muy grande confirmado en reiteradas ocasiones por psicoterapeutas e investigadores de la conciencia que estudian estados alterados. Cuando el contenido de la experiencia kármica termina de hacerse consciente, es capaz de explicar muchos aspectos de otra manera incomprensibles de la vida cotidiana de una persona. Dificultades para relacionarse con ciertas personas, miedos inexplicables, de sagrados y atracciones particulares, así como oscuros problemas emocionales y psicosomáticos parecen adquirir sentido como cargas kármicas de una vida anterior, y suelen desaparecer cuando la experiencia se completa. Se han observado repetidamente el alivio o la total eliminación de graves dolores psicosomáticos, depresiones, fobias, asma psicogénica, jaquecas y otros problemas que anteriormente resistían a una variedad de tratamientos convencionales, luego de que una persona ha revivido una "vida anterior".

Los recuerdos de vidas pasadas también pueden convertirse en una fuente de considerables problemas. Cuando están cerca de lo consciente, pero no lo suficiente como para manifestarse por completo, suelen tener un profundo impacto en la psique y causar dificultades emocionales y físicas serias. La persona en cuestión experimentará, en diferentes partes del cuerpo, sensaciones raras que no tienen una base en la realidad cotidiana. Puede notar temores infundados hacia cierta gente, lugares, o, por el contrario, irresistibles atracciones. Se puede llegar a sentir dolores agudos en el cuerpo o sensaciones de ahogo para las que no hay causa médica, y la imagen de una cara, un lugar o un objeto desconocidos emergerá recurrentemente a la conciencia. Todos estos elementos son partes significativas de un patrón kármico que no ha salido a la superficie por completo, y que, experimentadas fuera de contexto, parecerán incomprensibles y completamente irracionales. Se pueden dar otros problemas cuando una experiencia kármica fuerte empieza a emerger a la conciencia en medio de la vida cotidiana y perturba profundamente su funcionamiento normal. Quizás se sienta el impulso de llevar a cabo ciertos papeles del drama kármico a fondo, antes de que se hagan conscientes por completo, sean comprendidos y "completados". La vivencia completa de una fuerte experiencia kármica no significa el fin de los problemas. Aun cuando el proceso interno llegue a su fin y se hayan aceptado sus implicancias, existe la posibilidad de que algunas Personas se encuentren ante un desafío adicional. Han experimentado profundas e importantes realidades extrañas a nuestra cultura y tienen la tarea de reconciliarlas con la visión del mundo tradicional de la civilización occidental.

Muchas tradiciones espirituales y escuelas místicas describen el surgimiento de varias habilidades paranormales como un estadio natural pero potencialmente peligroso en el desarrollo de la conciencia (Robert Monroe: Journeys Out of the Body). La fascinación y la obsesión con los fenómenos psíquicos son consideradas como trampas peligrosas para el ego del buscador, y una distracción desafortunada de las metas espirituales genuinas. En los estadios más avanzados que le siguen a sobreponerse a este obstáculo, un aumento de la intuición y las habilidades psíquicas tal vez se conviertan en una parte integral de la vida. En ese momento, ya están integradas a la nueva cosmovisión mística y no presentan problemas. Por lo tanto, no debe sorprendernos que un aumento considerable en la capacidad intuitiva y en los sucesos de tipo paranormal suelan resultar concomitantes a varios tipos de emergencia espiritual. Prácticamente cualquier tipo de experiencia transpersonal puede, bajo ciertas circunstancias, proveer de sorprendente información, que seguramente el individuo no podría haber adquirido de forma convencional y que parece poseer un origen paranormal. Además de esto, muchas personas en crisis de transformación cuentan acerca de instancias específicas de percepción extrasensorial, como la visión de lugares remotos, la precognición, la telepatía y otros fenómenos paranormales. Sin embargo, en ocasiones la cantidad de información de fuentes no ordinarias se vuelve tan arrolladora y confunde tanto que se convierte en un problema. Las formas más extremas y dramáticas de manifestación de la apertura psíquica son las experiencias extracorporales. Como veremos más adelante, tales estados son especialmente frecuentes en situaciones de cercanía con la muerte, donde su autenticidad ha sido confirmada por muchos estudios clínicos sistemáticos.

Otro fenómeno extrasensorial que a menudo se da en las personas que experimentan una dramática apertura psíquica es la capacidad de sintonizar tan profundamente con los estados internos de otros de tal manera que se siente en carne propia las problemáticas intensas y las crisis por las que atraviesa el Yo anfitrión sin que nada quede oculto, con lo que se puede inferir cual puede ser la posible solución de sus problemas. Las percepciones del gran empático resultarán llamativamente exactas y puede que inclusive toquen puntos ciegos de la conciencia del paciente o recuerdos traumaticos que el paciente trata de ocultar, y con amor y ternura infundir al paciente el valor necesario para hacerlos concientes y enfrentarlos. Los grandes empáticos, los canalizadores y los curadores espirituales son capaces de entrar en tales estados a voluntad y utilizarlos para adquirir un conocimiento sobre los problemas de otras personas, diagnosticar y curar varias enfermedades. Pero quienes no están preparados son tomados por sorpresa cuando estos fenómenos ocurren de manera súbita y sin haberlos buscado__En otros casos, las personas que atraviesan una emergencia espiritual tienen varias formas y grados de percepción del futuro. A veces se ven acontecimientos que están prontos a ocurrir; otras, se trata de lo que ocurrirá en un futuro remoto. Puede que también sepan lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo, en particular si se trata de sitios donde hay seres queridos__ Otra experiencia que suele provocar serios problemas es la pérdida ocasional de la propia identidad y la identificación canalizadora con otras personas, transferencia de identidades o posesión. Tal ves asuman la imagen corporal de la persona anfitriona, sus posturas, sus gestos, la expresión de su cara, pero sus recuerdos, sus emociones y hasta sus procesos de pensamiento pertenecen al huésped. Es probable que emerjan alternadamente el anfitrión y el huésped, ocasionando estados de amnesia total y perplejidad al recordar personas, lugares y acontecimientos que no corresponden a la realidad externa del anfitrión sino al huésped, en esas circunstancias la pérdida del control y de la personalidad que traen aparejados, es terrible. A menudo esta gente cuenta que unas veces sus vidas están llenas de extraordinarias coincidencias que conectan los elementos de su realidad interna, como recuerdos, sueños y visiones, con acontecimientos de la vida cotidiana, pero otros son totalmente incompatibles la realidad externa con lo interno.

El primero en reconocer esta fenomenología fue C. G. Jung, quien lo llamó fenómeno de sincronicidad y asincronicidad. Y lo definió como un principio a causal de conexión y desconexión con la realidad, que explica coincidencias significativas que relacionan a individuos y a situaciones distantes en el tiempo o en el espacio. Un cuadro de conexión y desconexión acompaña a varias formas de emergencia espiritual, pero ésta parece ser especialmente común en las crisis de apertura psíquica. La psiquiatría convencional insiste en explicaciones estrictamente causales, y aún no ha aceptado el fenómeno de transferencia o posesión. Los psiquíatras a menudo desestiman cualquier alusión a coincidencias significativas como una percepción distorsionada y una mala interpretación de los hechos a causa de un proceso patológico. El término técnico utilizado en este contexto es "la ilusión de la referencia", lo que significa que la persona ve conexiones allí donde no las hay, o no ve conexiones donde la hay. La investigación transpersonal ha demostrado que, en el proceso de la apertura espiritual, es muy común experimentar sincronías y asincronías genuinas en el sentido que Jung les daba. Todos aquellos que tienen acceso a los hechos (tanto sobre las experiencias internas como sobre los hechos correspondientes en el mundo externo) reconocen la naturaleza extraordinaria de estas situaciones. Las conexiones son muy específicas, profundamente significativas. Considerando todo esto, es altamente improbable que tales coincidencias puedan entenderse en términos causales o sean únicamente producto del azar. En la actualidad, el concepto de conexión y desconexión con la realidad, no está limitado a la psicología. Muchos científicos de avanzada, incluso los físicos que estudian el quantum y la relatividad, han abrazado el principio de la dualidad alternativa entre la partícula y la onda como una importante relación causal entre materia y energía que interactúa con el tiempo el entorno y el espacio.

En estados alterados de conciencia, es posible asumir roles diferentes de acuerdo con las distintas entidades y situaciones que se encuentren en el mundo interno. Se puede ser un observador desvinculado, participar activamente en las secuencias o identificarse directamente con varios elementos de la "estenografía". Sin embargo, a veces se entra en contacto con una entidad que aparentemente está separada y es independiente de los propios procesos internos. Esta entidad brinda una relación personal y continua, ya que juega el rol de guía, protector o fuente superior de información. En la literatura sobre fenómenos paranormales, a tales figuras se las llama guías espirituales. En algunos casos, el sujeto es capaz de reconocer la naturaleza de es tos seres; en otros, los guías espirituales se presentan a sí mismos y explican de dónde vienen y cuál es su misión. Con frecuencia parecen ser seres descarnados, entidades sobrehumanas o deidades que habitan en planos más altos de conciencia y poseen una sabiduría extraordinaria. En ocasiones se parecen a los seres humanos, pero en otras se ven como fuentes de una luz radiante. También hay casos en los que no aparecen con una forma detectable, pero se siente su presencia. Se comunican con sus protegidos de forma directa a través del pensamiento u otros medios extrasensoriales. Ocasionalmente, tienen voz humana y envían mensajes verbales. Un ejemplo especial de las experiencias de este tipo es la canalización ("channeling"). Fenómeno por el cual una persona se convierte en el medio, el canal por el cual los mensajes de una fuente supuestamente fuera de su conciencia individual se transmiten hablando en trance, por escritura automática o transmisión telepática (Sanchez Perez: Engrammes of the Universe). La calidad del material que se transmite varía, y la cuestión de cuál es en última instancia el origen de la información ha dado pie a muchas especulaciones y conjeturas. Como ejemplo de mensajes muy incoherentes son: Los Evangelios Gnósticos, El Libro de Mormón,. Y ejemplo de mensajes algo incoherentes El Curso de los Milagros, etc. No obstante, la canalización puede ser una experiencia curativa y transformadora para el que la recibe, y la información transmitida por este medio con frecuencia ha sido valiosa para otros como una guía para el crecimiento personal y la evolución de la conciencia. Como ejemplo de mensajes valiosos es Luz en el Camino. La canalización ha jugado un papel importante en la historia de la humanidad. Entre las enseñanzas transmitidas por este medio se cuentan muchos textos de enorme influencia cultural, como los antiguos Vedas de la India. Muchos pasajes en el texto sagrado del Zoroastrismo, el Zend-Avesta y en la Biblia se originaron por experiencias de este tipo.

Entre las fuentes importantes de canalización del siglo XX existe una entidad que se llamó a sí misma "El Tibetano"; tanto Alice Bailey como Madame Blavatsky lo reconocieron como la fuente de sus escritos espirituales. El psiquiatra italiano Roberto Assagioli le acreditaba a la misma entidad la real autoría del sistema psicológico llamado psicosíntesis. Durante su vida, C. G. Jung tuvo varias experiencias transpersonales. La más importante se produjo cuando "recibió" su famoso texto Siete sermones para los muertos; Sus experiencias con esta entidad lo convencieron de que distintos aspectos de la psíque pueden asumir funciones completamente autónomas. Jane Roberts: Seth Speaks este libro es la forma que utiliza Seth para demostrar que la personalidad humana es multidimensional, que existimos en muchas realidades a la vez, que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el mismo medio por el cual existimos).

En la imagen newtoniana-cartesiana del universo, no hay lugar para las coincidencias significativas; toda coincidencia improbable es, o bien un acontecimiento casual, o bien real, solamente en la mente del que la percibe. El modelo freudiano del psicoanálisis al ser incapaz de diagnosticar las verdaderas causas de este fenómeno natural, en lugar de ayudarnos a comprender la verdadera causa de nuestros conflictos viene a agravar la situación al mantenernos sedados durante periodos cruciales de nuestra vida que se nos escapa de las manos como la arena de un reloj sin que podamos atajarla (Hans J. Eysenck: Decadencia y caída de imperio freudiano). En el modelo místico los médicos de almas han prescrito desde hace siglos las jornadas a recorrer y las metas a alcanzar, y ante el inicio involuntario de esta emergencia espiritual sugieren el peregrinaje místico que emprenden los locos de Dios, comenzando por resignarse a dejar las cosas de este mundo para dedicarse a aprender y a ejercitar la disciplina mística a fin de alcanzar la quietud de la mente en medio de las aguas turbulentas de la vida. Una vez alcanzada la paz y la tranquilidad puede uno reiniciar su vida con lo restos que han sobrevivido a la tormenta. Este desentendimiento o desprendimiento de las cosas de este mundo que tanto nos esforzamos por alcanzar podría parecer una locura, pero más locuras se cometen en la vida sin provecho alguno como alistarse en el ejercito para ir a la guerra en tiempos de paz, las adicciones perniciosas, los crimines u homicidios, o delitos por los que perdemos la libertad, el prestigio, la familia o el empleo; u otras maculas como la infidelidad conyugal o el abandono de nuestras responsabilidades familiares que nos llevan a perder la patria potestad y el patrimonio familiar. Y en este caso el desprendimiento aunque dolorosísimo es el costo que debemos de pagar por nuestra naturaleza humana; es decir por ser hombres y no cosas, y todo ser vivo pasa por este proceso inexorable y natural; ya que tan insólito es que un dentista inhibiera la muda de los dientes de leche, o que un nutriólogo inhibiera los esfinters o un dermatólogo inhibiera la descamación de la epidermis __como un psiquiatra inhiba la emergencia o surgimiento espiritual por doloroso y conflictivo que sea; o un religioso prescriba un exorcismo, actos piadosos, juramentos, rezos o mandas inútiles o lectura devota de la Biblia, utilizando el lenguaje mojigato sin comprometerse a ayudarnos realmente__ por ello el modelo místico prescribe la introspección rutinaria, induciendo la experiencia mística para conocer los contenidos ocultos de nuestra naturaleza interior dejando que afloren poco a poco para poder curarlos antes de que estallen y se desaten las fuerzas interiores reprimidas.

Afortunadamente la medicina alternativa a comenzado a inducir las experiencias místicas en sujetos en los que se presentan las emergencias espirituales recurriendo a diferentes técnicas clínicas. La posibilidad de experimentar con un estado "psicótico" reversible induciendo las experiencias místicas en pacientes conflictuados por una emergencia espiritual, provee de una oportunidad única a los terapístas profesionales y a sus pacientes, al obtener un conocimiento íntimo de su mundo interno, para comprenderlo mejor y tratar los conflictos con una mayor eficacia. En circunstancias adecuadas, la inducción clínica de las experiencias místicas —mucho más que los sueños, que juegan un papel tan crucial en el psicoanálisis— son, en verdad, "un regio camino hacia el inconsciente". Este poderoso catalizador podía ayudar a subsanar la falta de eficacia del psicoanálisis como herramienta terapéutica (Ken Wilber: Psicoterapia y Espiritualidad). Esto hace que la disciplina mística sea congruente con la ciencia, y la fe con la razón; y si hay hipótesis de la ciencia o dogmas de la religión en los que no se da esta congruencia, es porque hay un error, ya sea en la ciencia o en la religión, o en ambas. Pero no todo es color de rosa, ya que existen pozos obscuros de inmenso poder de atracción que atrapan a las almas y la experiencia aterradora de sus contenidos pueden provocar la muerte súbita, catatonia o locura por seguir atados a estas experiencias que afectan no solo al que las experimenta sino a los presentes; por ello la importancia de los exorcistas místicos experimentados para sacar de tales estados a los pacientes, donde lo importante no es el rito sino la empatía y espiritualidad de los exorcistas fruto de la práctica intensa del altruismo y el misticismo durante toda una vida. Paradójicamente la disciplina mística intensa ha sido suprimida en sociedad cristiana de hoy en día, debido a la intransigencia radical y fundamentalista de los fideístas, que enajenados a causa del error fundamental de nuestras creencias, han separado la fe de la razón y expulsado a las ordenes contemplativas de la Iglesia, porque es inútil y desesperante la contemplación cuando no se cuenta con las técnicas del conocimiento interior necesarias para alcanzar el éxtasis. Por otra parte, los científicos incrédulos han expulsado el conocimiento espiritual del objeto de la ciencia, lo cual ha impedido el avance de la humanidad cristiana en cuestiones espirituales, tanto por omisiones de la ciencia como de la religión.

Tratándose de fenómenos espirituales relacionados cuestiones existenciales y religiosas, además de las respuestas formuladas por las representantes de las diferentes escuelas filosóficas o corrientes del pensamiento crítico. Los psicólogos y los místicos tratando de esclarecer lo que esta mas allá de lo evidente, valiéndose de técnicas científicas o mediante practicas de relajamiento y sugestión, han sondeado diferentes niveles de conciencia en busca de las vivencias que revelen los contenidos ocultos necesarios para descifrar las incógnitas de los cuestionamientos y problemáticas existenciales, religiosas o psicológicas, que nos planteamos o nos atormentan. Para los psicólogos el método implica la inducción de vivencias mediante sugestión, el análisis racional de la fenomenología observada para despejar incógnitas y confirmar hipótesis mediante la investigación clínica, y no con suposiciones, ni enunciados sin confirmar. Y para los místicos, el método implica la practica voluntaria y fervorosa de las disciplinas, doctrinas y enseñazas espirituales que les han prescrito sus maestros o guías__ Los métodos clínico y místico, incluyen: la preparación remota, el relajamiento previo, la auscultación profunda, la inducción de las vivencias místicas o psíquicas __la descripción neutra de la fenomenología observada en el sujeto de estudio__ la descripción neutra de las visiones y vivencias que se dan en estado extático o sueño hipnótico __la inducción del regreso al estado de vigilia, el análisis, la síntesis y la explicación o interpretación de las vivencias extáticas__ y la implementación de su aplicación practica a efecto de revertir disfunciones o trastornos emocionales y mentales, o inducir transformaciones buenas y convenientes en los pacientes. Es decir, tratándose de una fenomenología espiritual, para los psicólogos el método, implica: la descripción neutra de la sintomatología observada en el paciente, la inducción clínica, la auscultación profunda, el diagnostico, el pronostico, la prescripción y aplicación de la terapia a seguir, y el seguimiento de la evolución del padecimiento en el paciente. Y para los místicos el sendero implica la auscultación profunda y sistemática de los síntomas y los rasgos de la personalidad del discípulo, para percatarnos de los estadíos alterados de la mente y la conciencia. (v.g.:meditación vipassana), e intuir las causas que los provocan; y así contar con los elementos necesarios de juicio para prescribir las virtudes a desarrollar, a efecto de atenuarlos y alcanzar el perfil de humanidad perfecta, que de lugar a la sociedad perfecta que han profetizado o idealizado los grandes maestros o guías espirituales de la humanidad.

Podemos complementar la meditación trascendental (vipassana) que persigue la iluminación mediante: 1): La compenetración de la realidad exterior e interior de nuestro entorno para darnos cuenta de la naturaleza del sufrimiento con el análisis MLM (marxista, leninista, maoísta) de la naturaleza opresiva de los imperios a fin de motivarnos actuar a favor de los desprotegidos y oprimidos, 2) La quietud de la mente que se logra mediante la introspección profunda, el diagnostico y la terapia sistemática utilizando las técnicas especificas más convenientes en cada caso: Análisis Conciliatorio, Bioenergética, Colaborativa, Conductual, Confesión de los Pecados, Constelaciones Familiares, Control Mental, Coro Griego, Co-terápia, Equipo Reflexivo, Estratégica, Existencial, Imágenes Creativas, Inteligencia Emocional, Interventiva, Hipnosis, Narrativa, Ocupacional, Programación Neuro Lenguistica, Psicoanálisis, Psicodramatica, Psiquiatría, Reflexiva, Regresión, Rituales Terapéuticos, Rogeriana, Uso clínico de drogas psicoactivas LSD- 25 para inducir las experiencias psicodélicas, etc., 3) Hasta adquirir las habilidades de advertencia, consecución, resolución y los poderes de: audición de los engramas del universo, telepatía, telequinesis, proyección astral: (cordón de plata o cuerpo astral), proyección espiritual: (viaje a través del espíritu, común unión, o empatia), etc. Y son precisamente los efectos benéficos o transformaciones buenas y convenientes que experimentan los pacientes o discípulos que siguen la disciplina mística o la terapia clínica prescrita, lo que nos permite confirmar la bondad y realidad que hay en la experiencia de si mismos en el mundo de la mente y del espíritu, a fin de conocer los contenidos meta concientes que allí se encuentran, experiencia verificable a través de sus efectos que nos dan la certeza que no son fantasías ni alucinaciones sino que son reales__ ya que aún los contenidos meta-concientes que se encuentran en la superficie tienen poder terapéutico como la vivencia de la vivencia del bardo o vida entre vidas que se consigue induciendo clínicamente la regresión sugestiva o el éxtasis provocado mediante la disciplina mística, o los experimentan la muerte y resucitan: donde se reviven imágenes o recuerdos de vidas pasadas unidas a las emociones experimentadas, la muerte y reencarnaciones anteriores. También podemos aprovechar las potencialidades del viaje de la mente a través de espíritu, para conocer mediante la experiencia de la común unión de todos los seres y todas las cosas, los contenidos escondidos en el alma de los pacientes; y así conocer los procesos mentales y espirituales que no hemos desarrollado o activado, y así resolver el problema del alma truncada, debido a que:

La dimensión espiritual es el continente universal que contiene las causas últimas de los fenómenos y leyes que gobiernan los seres y las cosas; por ello las trasciende y determina (Ken Wilber: Conciencia sin fronteras); lo cual, nos permite concluir que el camino de la auto-liberación se encuentra en los valores trascendentales que humanizan al hombre (altruismo, empatía, entereza, solidaridad); o sea que la trascendencia es la cualidad espiritual más alta con que Dios ha revestido la dignidad humana; y siendo el espíritu "la última causa que no es causada, y su cualidad característica la trascendencia", "el estadío de la trascendencia humana, es el estadío que alcanza el espíritu cuando ha desarrollado todas sus potencialidades inherentes que lo hacen imbatible y eterno", "estadío al que pueden aspirar todos los hijos del hombre, pero solo ha sido alcanzado por Buda y Cristo"; "de allí la importancia de la enseñanza impartida por ambos Maestros que exponen la existencia de este estadío, en que consiste y como alcanzarlo; a efecto de que el hombre enfrente con éxito, no solo los infortunios, sino los cataclismos cósmicos". La coincidencia de la Teoría de los estudiosos con la Doctrina Trascendente de los místicos, da contestación a la pregunta que ha mantenido perpleja a la humanidad cristiana durante dos mil años, en espera de la respuesta; pero no obstante de haber sido contestada, aún sigue inmovilizada en el Areópago porque hay atavismos condicionantes que la mantienen atada:

1) Los condicionantes naturales de la vida en su dimensión biológica, psíquica y social, norman la conducta del individuo. En las condiciones naturales podemos encontrar las causas de lo que nos sucede en el cuerpo, en la mente, o en nuestro ambiente social; pero no es lo mismo condición que determinación, ya que ante mi condición, puedo decidir que actitud tomar, y mi determinación cambiará los efectos de la causalidad fruto de las condiciones que me impuso el destino. O sea: "la condición engendra la posibilidad de que algo pueda darse", "la acción hace que la posibilidad sea un hecho", "la determinación da forma o moldea los efectos de la causalidad". La dimensión biológica es la condición necesaria para la vida humana pero no determina que el organismo que la posee sea un ser humano. Hay organismos de seres que tienen un sistema nervioso en todo semejante a los humanos, pero no todos los organismos que tienen cerebro son humanos; lo cual es confirmado por los estudiosos de la neurología y la neurofisiología, que han reconocido que la diferencia entre el cerebro del hombre y el cerebro de un chimpancé, es meramente cuantitativa en cuanto al tamaño, ya que comparando las diferencias entre volúmenes cerebrales, las diferencias entre los hombres de mayor y menor volumen cerebral (mas de 2000cm3 –VS- 850 cm3) son mayores que la de los hombres de menor volumen y los simios (685cm3 máx.); además de que no existen diferencias cualitativas entre las neuronas y las conexiones cerebrales entre los hombres y los gorilas; lo cual hace evidente que la diferencia entre simios y humanos es cualitativa en cuanto que las funciones u operaciones mentales que de dan en el cerebro humano y no los procesos somáticos son los que nos permiten diferenciar lo humano del primero, de lo animal del primero y del segundo; lo cual nos permite inferir que en un cerebro sano las disfunciones de los procesos mentales, no son de origen patógeno sino ideógeno, es decir que no se dan en lo biológico sino en la dimensión psicológica o mundo virtual de nuestra mente; en términos cibernéticos, equiparando a lo que sucede en los procesadores, hablaríamos de que los defectos no están en hardware si no en el software, y si la información que introducimos en nuestro procesador es basura el resultado que se obtiene después procesarla sigue siendo basura por muy avanzada o potente que sea nuestra computadora.

2) Los condicionantes normativos: En todos los tiempos el interrogante del futuro ha preocupado a los hombres, pero no siempre con la misma intensidad (C.G. JUNG: presente y futuro). Históricamente hablando, son principalmente las épocas de apremio físico, político, económico y espiritual las que mueven a dirigir la mirada tanto al pasado como al futuro con ansiosa esperanza del cambio y generan anticipaciones, utopías y visiones apocalípticas. Como al comienzo de la era cristiana, vuelve a plantearse hoy el problema del general atraso moral que contrasta penosamente con la evolución científica, técnica y social de nuestra época. Vivimos en el kairos de la "metamorfosis de los dioses", esto es, de los principios y símbolos fundamentales, esto explica la agitación religiosa que esta aconteciendo en el interior y al exterior de la Iglesia. Esta tendencia de nuestra época, es expresión de la transformación que se opera en la interioridad y el inconsciente del hombre. De esta transformación grávida de consecuencias deberán ser concientes las generaciones actuales venideras si la humanidad ha de salvarse del materialismo y la auto-aniquilación por el poder de su técnica y su ciencia. Es tanto lo que está en juego y, tanto lo que hoy depende evidentemente de la condición psíquica del hombre, toda vez que hombre común tiene un conocimiento muy limitado de simismo y solo despojándose de los conceptos ya caducos podrá revestirse del hombre nuevo. ¿Podrán los imperios y potentados resistir la tentación de hacer mal uso de la ciencia del conocimiento humano y del poder económico, político o tecnológico para manipular y someter a las masas poniendo en escena el ocaso del mundo y del humanismo?, o tendrá el hombre conciente de sus propias imperfecciones la disposición para renacer con otras concepciones y visiones de si mismo dejando atrás sus viejos modos de percibir, sentir y reaccionar a la realidad, renovando los conceptos caducos que nos definen que son la causa de las distorsiones con que percibe la realidad y los automatismos que nos impulsan inconscientemente.

Por desgracia nuestros conceptos tienden inevitablemente a rezagarse con respecto a los cambios de la situación de conjunto. Y no puede ser de otro modo porque, mientras no se produzcan cambios en el mundo, ellos están más o menos ajustados y por ende funcionan satisfactoriamente, no habiendo motivos para proceder a su revisión y reajuste. Cuando las cosas han cambiado tanto que entre la situación exterior y las formas de representación ya anticuadas llega a existir un divorcio intolerable, es que se presentan las crisis de conciencia y se plantea el problema general de la concepción básica del mundo, esto es, la cuestión de cómo debe reorientarse, vale decir, como deben reajustarse las formas de representación para asegurar el continuado flujo de energía instintiva. No se las puede reemplazar simplemente por una transformación racional, ajustada en demasía a la situación exterior y demasiado poco en los condicionamientos naturales del hombre, pues tal procedimiento no sólo no tiende un puente al nombre instintivo sino que bloquea el acceso a él; pero sino se puede impedir la exigencia natural al reajuste, mucho menos un retroceso tan significativo como el cambio del cristianismo por en noaquismo como pretenden hacerlo los esbirros de la sinagoga, porque las fuerzas interiores se desbordarían. Es común que se confunda el "conocimiento de sí mismo" con el conocimiento que tiene uno de su Yo consciente; que por cierto, en las crisis de conciencia se revela como un Yo caduco muy limitado o mediocre, incapaz de resolver las problemáticas que nos aquejan. Quien tiene conciencia de su Yo conciente, da por sobre-entendido que medio se conoce, porque hay una parte importante de su alma que no conoce; por ello se siente con el alma truncada; es decir mediocre. Esto se debe a que el Yo sólo conoce los contenidos e impulsos concientes, ignorando en cambio los contenidos e impulsos inconscientes que al emerger nos impulsan sin darnos cuenta; es decir lo que comúnmente se llama "conocimiento de sí mismo", no es más que la percepción meridiana de los contenidos de nuestra conciencia que captamos a través nuestros sentidos y razón, y los contenidos de la penumbra o sombra que vislumbramos subliminalmente, aunque intuimos que estamos ciegos a lo que pasa en las profundidades de nuestro ser y presentimos que continua más allá de los individual y lo colectivo.

Actualmente nuestro enfoque básico es en creciente medida racionalista, pero paradójicamente nuestra filosofía ya no es un modo de vida, como lo fue la de la antigüedad, sino un asunto puramente intelectual. Nuestros credos religiosos, con sus ritos y formas de representación primitivos, expresan una concepción del mundo que al Medioevo no le causó mayores dificultades pero que se ha vuelto incomprensible para el hombre del presente; aun cuando provoque un conflicto con la concepción moderna del mundo, un hondo instinto le mueve a mantenerse aferrado a nociones que, tomadas literalmente, ya no responden a la evolución que han experimentado las ideas en el transcurso de los cinco últimos siglos. Él creyente procede así, evidentemente, para no hundirse en el abismo de la desesperación nihilista. Mas aunque el racionalista crea su deber impugnar una fe meramente convencional, no debe pasarse por alto que los credos predican una doctrina cuyos símbolos, no obstante la interpretación objetable, en razón de su carácter arquetípico tienen su razón de ser. Es así que, en general, la aprehensión intelectiva no es en absoluto indispensable, imponiéndose sólo allí donde no basten la valoración emocional y la captación intuitiva, o sea en el caso de las personas para quienes la fuerza de persuasión reside primordialmente en el intelecto. En este respecto, nada hay tan característico y sintomático como el abismo que en los tiempos modernos se ha abierto entre la fe y la razón. Hasta tal punto se ha ahondado ya, el antagonismo que las dos categorías cognoscitivas y sus respectivas concepciones del mundo no pueden cotejarse. Sin embargo, se trata de un mismo mundo empírico del hombre, pues también la teología sostiene que su fe se basa en hechos históricos acaecidos en este mundo material fe-datados por apóstoles en sus Evangelios: atestiguando que Jesucristo nació en todo igual a los hombres, excepto en el pecado, pasó por la vida obrando muchos milagros y, murió asesinado en la cruz, y después de su muerte resucitó al tercer día. {"¿Te parece a ti que entiendes lo que vas leyendo? ¿Cómo lo he de entender, respondió él, si nadie me lo explica?" (Hechos, VIII, 30)}

Lo que queremos que nos expliquen son las fuerzas interiores capaces de obrar milagros o potencialidades que hacen divino a Cristo. El testimonio de los cuatro evangelistas repudia toda tendencia a entender los contenidos bíblicos como mito, esto es, simbólicamente, aun cuando en tiempos recientes precisamente en el campo de la teología, como una suerte de concesión al punto de vista de la razón, se ha intentado "desmitologizar" el contenido del credo, claro está que deteniéndose arbitrariamente ante los mitos decisivos que fundamentan el presente y futuro de la humanidad en la Alianza del Sinaí que es un montaje escénico que santifica la constitución de Israel como nación, santificando no solo el pueblo de Israel, los ancestros de Israel, los hechos ancestrales, las directivas y tradiciones ancestrales, el territorio de Israel, la ciudad y el templo de Jerusalén y todo texto escrito en Libro por perverso e irracional que sea. Plataforma de una mitología sagrada que falsifica la realidad inefable del mundo espiritual que sustenta la dignidad humana, exaltando antivalores como si fueran valores dictados por Dios como lo evidencian las leyes de la guerra dictadas por Dios al patriarca Moisés, ordenando el sometimiento, despojo y exterminio de los pueblos gentiles (es decir todos los que no son judíos), que junto con los textos bíblicos del Libro de Israel para sin escrúpulo alguno hacer de Israel la principal de las naciones, falacia que nos hiere y conflictua en lo profundo de nuestra conciencia. Estas heridas de nuestra conciencia, no sanan en lo profundo y por ello emergen incontenibles las fuerzas del inconsciente transformadas en identidades múltiples que nos conflictuan e impulsan ciegamente (Teodor Reik : Dogma y Compulsión:).

Para la razón crítica, empero, es evidente que el mito es parte integrante de todas las religiones y, por lo tanto, en principio no puede ser desechado sin menoscabo del contenido del credo que profesamos, pero por principio los textos talmúdicos que santifican el mal no pueden ser ignorados sino expuestos, rechazados y combatidos; aunque estas semillas del mal sean celosamente venerados en secreto en la intimidad de la sinagoga y sus frutos malignos alimenten los planes y acciones judío masónicos, judío comunistas y del lobby internacional judío, a fin de someter a cristianos y musulmanes al imperio supremaciíta de Israel, y por consiguiente toda denuncia del complot internacional judío sea considerada como antisemitismo; aunque concientemente fuera ignorada por estar tipificada como delito cualquier denuncia en contra de los planes supremaciítas de Israel, y los judíos a opinión de nuestro sumo pontífice sean nuestros hermanos mayores en la fe, el inconsciente rechaza enérgicamente esta falacias; aunque traten de esconder el asesinato de Cristo, con la falacia de que pagó con su vida al Dios de Israel (bestia del mal) para rescatarnos del pecado.

El hombre religioso, ciertamente, está hecho a la idea de que en su interior reside Dios o el demonio, y que nuestros pensamientos y actos determinan quien es el huésped, así nuestra intimidad puede se morada del bien o del mal, aunque definitivamente en nuestra interioridad, reina y moldea nuestros impulsos inconscientes nuestro huésped y dueño. ¿Pero cuántos osan todavía, efectiva y verdaderamente, dejar que decida la voluntad de Dios o la de Satanás?, ¿y quién no se vería en serias dificultades para explicar cómo proviene la decisión de Dios mismo, o de Satanás?, en que se transformo nuestro Yo interior. Nadie explica científicamente el satanismo, las histerias colectivas, la plasmación de las imágenes mentales u hologramas piadosos, ni las sanciones milagrosas.

El creyente común —a juzgar por la aceptación acrílica de los dogmas de la fe incongruentes con la razón — se halla bajo la influencia inmediata de una reacción del inconsciente, es decir personificando el niño, el padre o al ello. Por lo común, a esto lo denomina religiosidad, fervor, etc. Mas el ello puede generar también reacciones de otra naturaleza y orden moral, que no pueden explicarse si el creyente aplica a su "conciencia" el criterio moral tradicional, o sea una pauta colectiva, en cuya actitud es alentado enfáticamente por su Iglesia. Esto puede pasar mientras el individuo pueda seguir aferrado a su credo tradicional y las circunstancias no exijan un mayor hincapié en la autonomía individual; pero en cuanto el hombre ha madurado, y se ve forzado a defender su fe, tiene que comenzar por criticar sus creencias y religión, para percatarse de las incongruencias religiosas, pues ya no está sustentado por el inmenso poder de sugestión del consenso general y percibe el peligro que acecha a su Iglesia y el debilitamiento de sus dogmas. Ante esta situación, la Iglesia le recomienda intensificar su fe en los dogmas en razón de que los contenidos de la dimensión espiritual del hombre ya fueron revelados a los patriarcas y profetas de Israel; y por ello es imprudente e innecesario esforzarse en conocer lo que pasa en su interioridad pues esta hecho a imagen y semejanza del Creador. Confiando en la Divina Providencia, que todo resolverá, como si la dadiva divina o donum gratiae estuviese librada al arbitrio del hombre. Pero la fe verdadera no proviene de la Biblia, sino de la espontánea experiencia religiosa que pone el sentimiento enfervorizado en conexión inmediata con su esencia espiritual que identifica con Dios o común-unión con las esencias de todos los seres y las cosas de la creación. Queda, así, planteada la cuestión: ¿tengo experiencia religiosa y relación inmediata con Dios y, en razón de ello, la certeza que me salva, como individuo, de fundirme en la masa inconsciente?

A la cuestión de la experiencia religiosa sólo hay respuesta positiva si el hombre está dispuesto a satisfacer el requisito de riguroso auto examen y auto conocimiento. Si cumple este propósito, que está al alcance de su voluntad, además de descubrir muchas verdades sobre sí mismo ganará una ventaja psicológica: logrará poner seria atención y tomar un vivo interés en sí mismo. Con lo que, en cierto modo, firmará ante sí propio una declaración de la dignidad humana y dará al menos el primer paso hacia la aproximación al fundamento de su conciencia, el inconsciente, que es la fuente de experiencia religiosa que por lo pronto se nos ofrece. Esto no significa en absoluto que el llamado inconsciente sea cuasi idéntico con Dios o tome su lugar; es el medio en el cual, para nosotros, parece originarse la experiencia religiosa. La causa remota de tal experiencia está fuera del alcance de la capacidad cognoscitiva del ser humano. El conocimiento de Dios es un problema trascendental. El hombre religioso tiene una ventaja en lo que respecta a la respuesta al interrogante suspendido sobre el hombre presente: tiene al menos una clara idea de que el fundamento de su existencia subjetiva es la relación con "Dios". Escribo la palabra "Dios" así, entre comillas, para indicar que se trata de una representación antropomorfa, cuya dinámica y simbolismo se dan por conducto de la psiquis inconsciente. Cada cual puede siquiera aproximarse al lugar de origen de tal experiencia, crea o no en Dios. Sin esta aproximación, sólo en muy contados casos sobreviene la conversión milagrosa. La existencia de experiencias religiosas ya no necesita ser probada. Más será siempre dudoso si lo que la metafísica y la teología humanas llaman Dios, o dioses, es efectivamente la raíz de tales experiencias. En rigor, esta pregunta está de más, quedando contestada por la numinosidad subjetivamente sobrecogedora de la experiencia; la persona que la tiene está exaltada, anonadada, y por lo tanto no está en condiciones de hacerse ociosas reflexiones metafísicas o gnoseológicas al respecto. Ante la plena certeza que está en la evidencia de la experiencia, huelgan las pruebas antropomorfas

3) Los condicionantes sociales. La situación individual es fundamentalmente idéntica a la colectiva. La estructura mental esta constituida por un sistema pensante que experimenta, y aprende a reaccionar ante los estímulos en base a la información de experiencias pasadas unidas a los sentimientos y emociones asociadas a lo que se experimentó anteriormente, acotada por los parámetros normativos. La dimensión psicológica condiciona la forma de reaccionar ante los estímulos, activando los procesos somáticos relacionados al estimulo, pero no los determina si la voluntad del hombre está en estado de vigilia; es decir, si la voluntad esta en vigilia, nosotros determinamos la forma de reaccionar ante los estímulos, en cambio, si nos encontramos enajenados o ausentes, los automatismos condicionan la forma de reaccionar ante los estímulos; así aunque el instinto siempre este alerta para preservar la vida, en estados alterados de conciencia o bajo el influjo de narcóticos o del alcohol, puede ser que la paranoia nos lleve a atentar con nuestra propia vida o contra la vida de los que supuestamente nos amenazan, sin darnos cuenta. Por otro lado, los procesos somáticos producen determinadas hormonas que activan incrementan o inhiben la sensibilidad y la velocidad de reaccionar ante los estímulos, además se ha logrado identificar a los cambios vasculares y hormonales que acompañan al placer extremo y los que acompañan a la agresividad, y se ha encontrado que son idénticos; lo cual nos permite inferir que tanto en los humanos como en las bestias la agresividad resulta placentera. Lo sorprendente es que la interacción entre la dimensión biológica y psíquica que se da en los humanos y en las bestias tiene por objeto conocerse experimentando, para poder ser y permanecer.

Individuo significa indivisible, individuo es el continente de todas las potencialidades manifiestas o in manifiestas inherentes a lo humano y lo no humano de nuestra constitución interna y externa, tanto concientes como inconscientes. La inteligencia es una facultad, una potencia, una posibilidad; ya que en un primer momento es inconsciente, y al actualizarse se hace conciente. Para que se actualice, se requiere una interpelación conciente, que haga que el individuo piense bien las cosas que esta sintiendo, diciendo o haciendo. El pensar bien las cosas, tiene que ver con las consecuencias de los propios actos en relación a los demás; de esta manera podemos establecer, que "todo ser humano, es un ser en relación"; pero no se trata de la relación natural entre individuos, sino de la relación conciente. De esta manera el individuo se hace humano, ejercitando "la conciencia y la responsabilidad"; por ello, la conciencia y la responsabilidad, son indivisibles y no pueden desligarse del otro; es decir: el momento en que nos humanizamos, actualizamos nuestra inteligencia, y comenzamos a ser concientes y responsables de los actos y existencia de si mismo, y ser concientes y responsables del otro; por que solamente el ego que tiende hacia algo distinto, puede auto trascenderse a si mismo, así el Yo sale de la subjetividad opaca, hacia la diáfana objetividad. Esto eleva: el activismo social, el altruismo, la empatía, la entereza, la responsabilidad y solidaridad social, y la auto trascendencia, a la cúspide de los valores humanos; ya que el lanzamiento solidario e intencional de si mismo, hacia el otro, humaniza al hombre ejercitando el sentido de unión: (espíritu) generando la auto trascendencia, al actualizar las potencialidades ocultas en el fondo del alma que arrancan los procesos mentales supra conscientes que nos permiten acceder a la dimensión espiritual__ conclusión idéntica a lo expuesto por Cristo en su doctrina; es decir: las conclusiones comparables de la ciencia, son el elemento objetivo de juicio que además de método ofrece la ciencia para ayudarnos a dictaminar con toda certeza "si o no" el fondo de una doctrina, una ideología o una teoría, son idénticos o son cuestiones diferentes, además la coincidencia en las conclusiones, nos aseguran que las tesis o esperanza en las que se basan las doctrinas, ideología, y teoría son correctas y ciertas. Para la ciencia las virtudes de bondad, humildad, mansedumbre y misericordia, junto con la sabiduría son pre-requisitos para acercarse al otro; ya que es dificilísimo ejercitar el altruismo, si antes no se ha disuelto el egocentrismo __y por lo consiguiente para la ciencia (Existencialismo: Filosofía, Logoterápia: Psicología, Altruismo: Sociobióloga), la prescripción de Cristo a sus seguidores del ejercicio intensivo del sentido de unión practicando el amor misericordioso, para disolver el egocentrismo y así alcanzar el reino de Dios en la tierra, es correcta y cierta como lo comprobó la transformación protagonizada por los apóstoles, y lo han comprobado las transformaciones de la personalidad que han sido inducidas en los individuos que han seguido las indicaciones y las terapias prescritas por los especialistas para fortalecer los rasgos ideales y disolver los rasgos indeseables, practicas que son la base de la educación de la sociedad moderna que asegura la convivencia pacífica y civilizada entre los individuos, los pueblos y las naciones. Así como el perfil de humanidad perfecta, expuestas en las características y potencialidades del espíritu reflejas en la bondad plena, la empatía y sabiduría Cristo, que tenían como resultado la sanación súbita de los males y el sufrimiento observados en los dolientes que le fueron presentados, son para la ciencia, prueba de la plena trascendencia humana de Cristo, característica de un embajador del Reino de la común unión o mundo del espíritu.

Para las ciencias sociales, es preciso describir al hombre como unidad estadística; de lo contrario, nada general podría enunciarse acerca de él. Para tal fin hay que considerarlo cómo una unidad comparable; lo cual da origen a una antropología, psicología y sociología de validez general, que describen un hombre medio, abstracto, carente de rasgos individuales. Sin embargo, precisamente estos últimos son de capital importancia para la comprensión del individuo. Téngase presente, de un lado, que para el juicio científico el individuo no es sino una unidad que se repite infinidad de veces y por lo tanto podría lo mismo designarse en forma abstracta con una letra, y del otro, que para la comprensión es precisamente el individuo único el objeto primordial, el único objeto real, de la investigación, al margen de todas las leyes y regularidades en que se concentra el interés de la ciencia. Esta contradicción será un problema sobre todo para el terapeuta, quien de un lado está equipado con las verdades de orden estadístico de su formación científica, y del otro, afronta la tarea de tratar a un enfermo que, particularmente en caso de algún mal psíquico, requiere comprensión individual. Cuanto más el tratamiento se ajuste a un esquema general, en tanto mayor grado provocará resistencias justificadas de parte del enfermo y conspirará contra su curación. Es así que el psicoterapista se ve obligado a tomar en cuenta la individualidad del paciente como hecho esencial y de ajustar a ella su método de tratamiento. En el campo de la medicina está hoy generalizado el concepto de que la tarea del médico consiste en tratar al hombre enfermo, y no una enfermedad abstracta que cualquiera puede padecer.

Es innegable que el concepto "comunidad" es un recurso indispensable para la organización de masas y, por lo tanto, una espada de dos filos. Cuando el individuo se convierte en hombre-masa, pasando a ser una unidad social de tantas, y el Estado se erige en principio supremo, como lógica consecuencia también la función religiosa del hombre es arrastrada a esta vorágine. La religión, en cuanto cuidadosa observación y consideración de ciertos factores invisibles e incontrolables, es una actitud instintiva privativa del hombre, cuyas manifestaciones se comprueban a través de toda la historia del espíritu humano. Atiende ella evidentemente a la finalidad de mantener el equilibrio psíquico, pues el hombre natural sabe de manera natural que su función consciente en cualquier momento puede ser interferida por factores incontrolables, tanto de fuera como de dentro. Por eso, desde siempre él se ha preocupado por salvaguardar sus resoluciones mayormente importantes por medidas adecuadas de índole religiosa. Se sacrifica a las potencias invisibles, se pronuncian fórmulas mágicas y se ejecutan otros actos rituales. Es evidente que el individuo esta condicionado por el ambiente familiar, social, y las ideas prevalecientes; lo que nos interesa es saber "si o no" estos parámetros son determinantes de la deshumanización reinante; o es la voluntad del individuo la que decide acatar sin chistar lo establecido, o decide propiciar el cambio de las ideas prevalecientes que inducen transformaciones no deseables en los individuos y la sociedad.

La diferencia de peso entre la educación tecnócrata y utilitarista –VS- la educación humanista, el trabajo social y el altruismo obligatorio, generada por la lucha entre: tecnocracia supremacista alimentada por la religión chatarra-VS- la espiritualidad; inclinan el futuro del hombre hacia la bestialidad o la supra humanidad; por ello, Buda luchó por suprimir la división de castas impuestas por estratos los privilegiados, y Cristo enseñó: "bien aventurados los que luchan por la paz y la justicia, a pesar de ser perseguidos por ello" (versión del redactor), directriz cuya secularización dio origen a la teología de la liberación que formularon los modernistas equiparando el comunismo al cristianismo fomentando la revolución y la lucha armada contra las democracias para implantar la tiranía del proletariado acriticamente; es decir que no comprobaron los ideales marxistas objetivamente, si en el Estado soviético imperaba la tiranía del proletariado o se tiranizaba al pueblo; la afiliación acrítica al comunismo demuestra que no solo la religión sino también la propaganda y los eslogan políticos que falsifican la realidad idealizando paraísos que no existen, enajenan a sus seguidores; lo cual confirma la tesis de Erasmo de Rótterdam expuesta en el Elogio a la Locura, confirmando que la estulticia reina aún entre los intelectuales ateos de izquierda que no creen en la común unión o mundo del espíritu.

Tanto el Estado totalitario como el democrático subrayan enfáticamente la idea de comunidad, como un recurso indispensable para la organización de masas y, por lo tanto, de amoldamiento. El ideal de comunidad pasa por alto lo fundamental, la individualidad, así es como el promedio intelectual y moral de los individuos agrupados en ella, que sirve de norma al plan nacional educativo, es fabrica de individuos mediocres que aceptan someterse acríticamente a las disposiciones e imposiciones de sus representantes, o es fabrica de asociales, inadaptados, psicópatas, resentidos, subversivos que delinquen o se revelan en contra del Sistema debido a que los mutilaron intelectualmente. Por lo general, los mutilados por el sistema son evidencia de la enajenación generalizada que cercena las mentes de los jóvenes que tienen un coeficiente intelectual más alto que el promedio que sirvió como norma de su educación; así es como los mediocres ocupan posiciones destacadas en el gobierno, la política, las empresas y la sociedad, que convierten sus feudos y ámbitos laborales en corte de aduladores que no resuelven las problemáticas que les encomiendan pues solo saben agacharse ante los poderosos y menospreciar a sus subordinados y a sus rivales, son los que se adaptan mejor al sistema mediocre ideado para ellos. Es así como el consenso solo es efecto de la imitación, persuasión o sugestión colectiva, no un acto de conciencia. Tal acto solo puede provenir de la información, entendimiento y comprensión de los asuntos, pero no de bautismos colectivos, ya sean de carácter político o religioso, que no tocan a la interioridad del individuo y las cuestiones medulares. La superficialidad y la manipulación de las masas se consigue con la desinformación y la propaganda tendenciosa masiva a través de los medios que utilizan comunicadores sin escrúpulos, efecto evidente en el populismo y la demagogia que utilizan los políticos de nuestro tiempo manipulando encuestas para falsear logros y meritos, utilizando slogan en las campañas con promesas que nunca cumplen, parodiando las campañas mercado-lógicas de los publicistas que inventan cualidades a los productos que anuncian para promover el consumismo. La propaganda intensa, la superficialidad y la manipulación de los creyentes, también esta presente en el lenguaje mojigato del discurso religioso que habla de cristianismo y de valores espirituales, y lo que promueve es el judaísmo y los convencionalismos sagrados para Israel.

4) Los condicionamientos históricos: En nuestra época, pese al auge de irreligiosidad y a la enajenación reinante, no puede pasar por desapercibida la conquista judía de los pueblos cristianos efectuada por los propios cristianos convertidos en traidores colaboracionistas que ayudan a que el imperialismo supremaciíta judío, constituya la figura central del credo cristiano. De esta manera, el pueblo judío prácticamente ha llegado a ser el dios y dueño de los pueblos cristianos, y sigue ordenando el sometimiento o exterminio de todos los pueblos gentiles cristianos y musulmanes, por boca de sacerdotes, pastores y rabinos, que Biblia en mano, día y noche, utilizando la palabrería religiosa desde el púlpito, los medios o la red, reclutan a millones de tontos útiles para promover la superchería y enajenación individual y colectiva en todos los foros, las escuelas, los hogares, los hospitales, centros recreativos o penitenciarios, de puerta en puerta, en la vía pública y el transporte colectivo, imponiendo el pensamiento único de Israel aunque ya no conozcamos al cristianismo más que de oídas. Al mismo tiempo que promueven la discordia entre las Iglesias y entre las mezquitas, promueven la guerra fraticida civil o religiosa en la sociedad cristiana o musulmana, o nos convierten en mercenarios gratuitos de los Judíos para ayudarlos a despojar, someter y exterminar a los pueblos cristianos y musulmanes que no se dejan someter pacíficamente. De esta manera, la superchería teológica en que se basa la fe chatarra (judeo-cristianismo) y la palabrería mojigata de sus: catequistas, sacerdotes, pastores y rabinos, no solo los convierte en los mayores enemigos de Cristo, la Iglesia, el Estado y la sociedad cristiana al promoverle supremacismo imperial judío, sino del espíritu individual y colectivo al promover la inestabilidad emocional, la enajenación y la paranoia. La palabrería religiosa de los apóstoles de la fe chatarra judeo-cristiana, junto con la demagogia de políticos vende patrias sin escrúpulos, embaucan a los ciudadanos y fieles; de esta manera la mentira adquiere proporciones gigantescas, y sin que nadie se oponga ni diga nada, se llevan a cabo maniobras y contubernios para hacer de Israel la principal de las naciones. De esta manera, el cristianismo que originariamente fue mensaje de unidad o común-unión de todos los hombres, pueblos, naciones, culturas, ideologías y religiones, convertido en judeo-cristianismo se ha tornado en fuente de de discordia, corrupción y desintegración social y moral, no solo de personas, familias, pueblos, naciones, sino de los entes supra-nacionales como la democracia, la Comunidad Económica Europea, la ONU y los organismo internacionales dominados por diplomáticos judíos.

5) La nefasta separación de la fe y la razón

La alienación de los pueblos cristianos ha crecido a expensas de la separación entre la fe y la razón impidiendo a la sabiduría interna emerger para suplir las limitaciones de los sentidos y la mente al enfrentar los peligros de la selva de asfalto, reduciendo la propia iniciativa a lo establecido y al pensamiento único promovido por las organizaciones religiosas tendenciosas y los prestadores de servicios educativos dedicados a proveer inteligencia servil carente de compromiso social y patriotismo a las trasnacionales patrocinados por el Consejo de Comercio de Servicios de la OCDE para abrir fronteras, abolir restricciones normativas y privilegiar a los mercaderes de la educación elitista exentándolos de cargas impositivas sin importar que opriman a los familiares con altísimas colegiaturas, ni lo cuantioso de sus ingresos mercantiles y exageradas utilidades que obtienen al comercializar el know how como mercancía de lujo al alcance exclusivo de la elite que puede pagarla, quitando recursos públicos a la educación gratuita que imparte el Estado como instrumento de redención y progreso de las mayorías oprimidas, e imponiendo restricciones al ingreso a los cuadros directivos de las trasnacionales a los profesionistas educados por el Estado.

En la actualidad nuestros jóvenes pervertidos y enajenados por el Libro de Israel, no solo han dejado de lado las cuestiones existenciales, las enseñanzas filosóficas y los valores universales contenidos en los clásicos griegos y latinos, sino las abordadas desde la ilustración hasta las teorías humanistas contemporáneas y modernas; lo cual ha conducido a la gran mayoría de la población, a interesarse solo por lo material y lo trivial; y aparte de la Biblia solo leen y ven los tabloides amarillistas o deportivos, las comedias, los pasquines, los filmes y vodeviles cómico pornográficos pueriles, propios para retrasados mentales, que son semilleros de lesbianas, pedófilos, prostitutas, y proxenetas. Y a causa de ello, nuestros jóvenes pervertidos y enajenados por el Libro de Israel, son arrastrados, condicionados e indoctrinados desde que nacen hasta que mueren por sus padres, maestros y sociedad, atrofiando su sentido común, creatividad y propia iniciativa, y no actúan si no son arrastrados o arriados. Y por lo mismo, la cultura, las ideas, los valores, el vocabulario y la educación de la gran mayoría es paupérrimo, muy rezagado respecto al de nuestros ancestros ibéricos; lo cual, es la causa de actualmente desde el río Bravo hasta la Patagonia los latinoamericanos seamos un pueblo carente de civismo, moralidad y espiritualidad, porque antes fundar ciudades los pueblos nómadas que llevan sus crios pegados al pecho los educaban en entera libertad y en comunión con su entorno, a fin de que suplieran con la sabiduría interna o gran espíritu sus propias carencias y limitaciones para poder sobre-vivir en las soledades del alta montaña, los bosques, las estepas, las selvas desarrollando su propia iniciativa y creatividad; lo cual los hacia más creativos, felices y seguros, no psicópatas desequilibrados producto del jaloneo, como nuestros jóvenes cristianos que solo avanzan si son empujados por que están enajenados con el libro de Israel.

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