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Las “externalidades” de la globalización: ¿Cuán peligrosa es la economía global? (página 5)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Esto refleja la ausencia de instituciones políticas adecuadas en el centro. La Unión Europea nos ha enseñado lecciones valiosas en las últimas décadas: primero, que la integración financiera requiere la eliminación de la volatilidad entre monedas nacionales; después, que acabar con los riesgos cambiarios exige eliminar las monedas nacionales por completo; y ahora, que la unión monetaria es imposible entre democracias si no hay una unión política.

Se debió haber previsto que la parte política de la ecuación llevaría tiempo para adaptarse. Es fácil culpar a los políticos europeos por falta de liderazgo. Sin embargo, no hay que subestimar la magnitud del proyecto que los gobiernos europeos emprendieron.

De hecho, el ejemplo análogo más cercano es la propia experiencia de los Estados Unidos en la creación de una República Federal. Como muestra está la larga lucha de ese país por los "derechos de sus estados" -y de hecho la propia Guerra Civil- construir una unión política a partir de entidades autogobernadas es un proceso difícil y lento.

Los Estados aprecian naturalmente su soberanía. Peor aún, la propia unión económica puede avivar la llama del nacionalismo y poner en riesgo la integración política. Pone mucha presión en las instituciones de cada país (por ejemplo la presión en los Estados de bienestar de Europa), alimenta el resentimiento contra los extranjeros (para muestra obsérvese los buenos resultados recientes que han tenido los partidos antiinmigrantes), y hace que las crisis desde el exterior tengan más oportunidades de desarrollarse y sean más costosas (como lo demuestra claramente la situación de ahora).

Desafortunadamente, tal vez ya sea demasiado tarde para la eurozona, Irlanda y los países del sur de Europa deben reducir la carga de su deuda y mejorar mucho la competitividad de sus economías. Es difícil imaginar cómo pueden alcanzar ambos objetivos y permanecer en la eurozona.

Los rescates de Grecia e Irlanda son sólo paliativos temporales: no sirven para reducir el endeudamiento y no han evitado el contagio. Además, la austeridad fiscal que prescriben retrasa la recuperación económica. La idea de que las reformas estructurales y del mercado laboral pueden dar lugar a un crecimiento rápido es únicamente un espejismo. Por ello, la necesidad de reestructurar la deuda es una realidad inevitable.

Aun si los alemanes y otros acreedores aceptan una reestructuración -no a partir de 2013, como ha pedido la canciller alemana Angela Merkel, sino desde ahora—existe el problema adicional de restablecer la competitividad. Este es un problema que comparten todos los países deficitarios, pero que se agudiza en el sur de Europa. Estar en la misma zona monetaria que Alemania condenará a estos países a años de deflación, desempleo elevado y trastornos políticos internos. A estas alturas, salir de la eurozona podría ser la única opción realista para una recuperación.

La fragmentación de la eurozona podría no significar su fin. Los países podrían volver a adherirse y hacerlo de manera creíble una vez que cumplan los requisitos fiscales, normativos y políticos. Por el momento, es probable que la eurozona haya llegado al punto en el que un divorcio en buenos términos es una mejor opción que años de deterioro económico y aspereza política.

(Dani Rodrik es profesor de Economía Política de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y autor de One Economics, Many Recipes: Globalization, Institutions, and Economic Growth. Copyright: Project Syndicate, 2010)

– Una estrategia de supervivencia para la zona del euro (Project Syndicate – 16/12/10)

(Por Nouriel Roubini)

NUEVA YORK – Después de la crisis griega e irlandesa y la propagación del contagio financiero a Portugal, España y posiblemente Italia incluso, la zona del euro está inmersa ahora en una crisis grave. Hay tres posibles situaciones hipotéticas: "un arreglárselas mal que bien" mediante el actual planteamiento de "prestar y rezar"; "una desintegración", con reestructuraciones de la deuda desordenadas y posible salida de los miembros más débiles; y "una mayor integración", que entrañaría alguna forma de unión fiscal.

La hipótesis de arreglárselas mal que bien -con financiación facilitada a los Estados miembros con dificultades (condicionada al ajuste fiscal y las reformas estructurales), con la esperanza de que carezcan de liquidez, pero no de solvencia-es un desequilibrio inestable. De hecho, podría conducir a la situación hipotética de la desintegración desordenada, si no se aplican pronto las reformas institucionales y otras políticas encaminadas a una integración más estrecha y el restablecimiento del crecimiento en la periferia de la zona del euro.

La crisis comenzó con demasiada deuda privada y demasiado apalancamiento, que pasó a ser deuda y déficits públicos cuando la crisis y la recesión desencadenaron el deterioro fiscal y se socializó la mayoría de las pérdidas privadas mediante rescates de los sistemas financieros. Después, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea rescataron a Estados con dificultades y que ya habían perdido el acceso a los mercados: Grecia e Irlanda.

Pero nadie rescatará a esas entidades suprasoberanas, si los Estados resultan insolventes. Así, pues, la estrategia actual de seguir por esta vía no tardará en llegar a sus límites y será necesario un plan diferente para salvar la zona del euro.

La primera reforma institucional reviste la forma de una mayor dotación de recursos oficiales, lo que equivale casi a una unión fiscal. Actualmente, los recursos oficiales son suficientes para rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, pero no para prevenir un pánico que se autoalimente respecto de la deuda soberana y las obligaciones financieras a corto plazo de España y otros miembros de la zona del euro que podrían tener dificultades.

De modo que, aun cuando esos países llegaran a aplicar las necesarias reformas fiscales y estructurales, no por ello dejaría de ser necesario un aumento de los recursos oficiales. Como los inversores nerviosos no quieren ser los últimos de la cola en caso de pánico, cuando los recursos oficiales son insuficientes, una carrera apresurada y desordenada hacia la salida resulta probable.

Aparte de una unificación fiscal completa -o una variante de ella en forma de bonos de la zona del euro-, ese aumento de los recursos oficiales habría de hacerse mediante un Fondo Europeo de Estabilización Fiscal muy ampliado y un mayor compromiso del Banco Central Europeo con las adquisiciones de bonos a largo plazo y las operaciones de liquidez para apoyar a los bancos. Como una cuasi unión fiscal entraña la posibilidad de que las economías nucleares de la zona del euro acaben rescatando sistemáticamente las de la periferia, sólo una perdida reglamentaria de la soberanía fiscal -un compromiso creíble por parte de los países periféricos con la soberanía fiscal a medio y largo plazo- podría vencer la actual resistencia política de Alemania y otros.

Pero ni siquiera una mayor dotación de recursos oficiales es suficiente para contener los problemas de insolvencia de Grecia, Irlanda y, posiblemente, Portugal y España. Así, pues, un segundo conjunto de políticas y reformas institucionales requiere que se "trate" a todos los acreedores de los bancos y otras entidades financieras, es decir, que deben aceptar pérdidas (o "recortes") de sus reclamaciones. Es necesario para prevenir que se incluya aún más deuda privada en los balances estatales, lo que causaría un colapso fiscal. Si un tratamiento ordenado de los acreedores preferentes y no asegurados requiere un nuevo régimen transfronterizo para cerrar los bancos europeos insolventes, se debería aplicarlo sin demora.

Asimismo, las entidades suprasoberanas no pueden seguir rescatando a Estados con dificultades no ya carentes de liquidez, sino insolventes. Así, además de un régimen de resolución ordenada para los bancos, Europa debe apresurarse a aplicar también reestructuraciones ordenadas de la deuda pública de Estados con dificultades. Esperar hasta 2013 para aplicarlas, como propone la Canciller alemana, Angela Merkel, destruirá la confianza, pues entraña un recorte mucho mayor de las reclamaciones privadas residuales a los prestadores de deuda soberana.

Así, pues, las reestructuraciones ordenadas y basadas en el mercado mediante ofertas de intercambio deben hacerse en 2011. Dichas ofertas de intercambio pueden limitar las pérdidas de los acreedores privados, si se hacen prontamente. De ese modo, se pueden evitar los recortes oficiales del valor nominal de la deuda mediante nuevos bonos que incluyan sólo una ampliación del vencimiento y un límite al tipo de interés que se fije por debajo de los actuales tipos insostenibles del mercado. Si se aplazara la reestructuración de las deudas, lo único que se conseguiría serían acuerdos desordenados para la refinanciación de la deuda y recortes muy profundos para algunos acreedores privados.

Por último, Europa necesita políticas que restablezcan la competitividad y el crecimiento en la periferia de la zona del euro, donde el PIB está aún contrayéndose (Grecia, España e Irlanda) o creciendo apenas (Italia y Portugal). Sin crecimiento, será difícil estabilizar las deudas y los déficits públicos y privados como proporción del PIB, el indicador más importante de la sostenibilidad fiscal. Además, sin crecimiento, la violenta reacción social y política contra la dolorosa apretura del cinturón acabará socavando la austeridad y la reforma.

Lamentablemente, la austeridad fiscal y las reformas estructurales son -al menos a corto plazo- recesivas y deflacionarias. De modo que se necesitan otras políticas para restablecer el crecimiento. El BCE debe aplicar una política monetaria mucho más flexible para hacer arrancar el crecimiento, con un euro más débil para que contribuya a impulsar la competitividad de la periferia. Además, Alemania debe retrasar su consolidación fiscal; si acaso, debería reducir los impuestos durante un par de años para impulsar su propio crecimiento y -mediante el comercio– el de la periferia.

En los próximos meses, quedará claro si las autoridades europeas pueden lograr una avenencia y aplicar reformas que disipen la amenaza de una desintegración de la zona del euro. O la UE avanza hacia un equilibrio más estable con una más estrecha integración o aumentará en gran medida el riesgo de una hipotética desintegración inestable y desordenada.

(Nouriel Roubini es presidente de Roubini Global Economics (www.roubini.com), profesor de Economía en la Escuela Stern de Administración de Empresas de la Universidad de Nueva York y coautor de Crisis Economics ("Economía de crisis"). Copyright. Project Syndicate, 2010)

– Vale para todos (recuerdo cuando era casi el único "antiglobalización")

(Coda: Aunque no sea así, con el artículo que sigue, podría dar por terminado este Apartado. Creo que el "mensaje" puede resultar suficiente. Recomiendo leer con mucha atención la propuesta contenida en el Punto 4. Es la mayor crítica a la globalización que he leído de un "gran bonete". ¿Llegará algún día el "arrepentimiento" del FMI? Dicen que está en ello… Obviamente, la Unión Europea, si no muere en el intento, según mi criterio, debe (¿debería?) ser considerada como un solo país, o región económica.)

– Nuevas reglas para la economía global (Project Syndicate – 10/1/11)

(Por Dani Rodrik)

CAMBRIDGE – Supongamos que los principales estrategas políticos del mundo se volvieran a reunir en Bretton Woods, New Hampshire, para diseñar un nuevo orden económico global. Naturalmente estarían preocupados por los problemas de hoy: la crisis de la eurozona, la recuperación global, la regulación financiera, los desequilibrios macroeconómicos internacionales y demás. Pero abordar estas cuestiones exigiría que los líderes reunidos se elevaran por encima de ellas y consideraran la solidez de los acuerdos económicos globales en general.

He aquí siete principios lógicos de gobernancia económica global sobre los que podrían llegar a un acuerdo (los analizo con más detalle en mi nuevo libro, The Globalization Paradox).

1. Los mercados deben estar profundamente incorporados a los sistemas de gobernancia. La idea de que los mercados se autorregulan recibió un golpe mortal en la reciente crisis financiera y se la debería enterrar de una vez por todas. Los mercados requieren que otras instituciones sociales los respalden. Se basan en tribunales, marcos legales y reguladores para establecer e implementar reglas. Dependen de funciones estabilizadoras que ofrecen los bancos centrales y la política fiscal contracíclica. Necesitan el compromiso político que la tributación redistributiva, las redes de seguridad y el seguro social ayudan a generar. Y todo esto es válido también para los mercados globales.

2. Para el futuro previsible, la gobernancia democrática quizá se organice básicamente dentro de comunidades políticas nacionales. El estado nacional vive, si no del todo bien, y sigue siendo esencialmente la mejor alternativa. La búsqueda de gobernancia global es algo absurdo. Es improbable que los gobiernos nacionales cedan un control significativo a instituciones trasnacionales, y las reglas armonizadoras no beneficiarían a sociedades con necesidades y preferencias diversas. La Unión Europea puede ser la única excepción para este axioma, aunque su crisis actual tiende a demostrar que es así.

Con demasiada frecuencia derrochamos la cooperación internacional en objetivos excesivamente ambiciosos, produciendo en definitiva resultados débiles que son el denominador común más bajo entre los principales estados. Cuando la cooperación internacional sí "tiene éxito", genera reglas que o son ineficaces o reflejan las preferencias sólo de los estados más poderosos. Las reglas de Basilea sobre los requerimientos de capital y las reglas de la Organización Mundial del Comercio sobre los subsidios, la propiedad intelectual y las medidas de inversión tipifican este tipo de extralimitación. Podemos mejorar la eficiencia y legitimidad de la globalización respaldando y no entorpeciendo los procedimientos democráticos en casa.

3. Prosperidad pluralista. Reconocer que la infraestructura institucional medular de la economía global debe construirse a nivel nacional libera a los países para desarrollar las instituciones que más les convienen. Estados Unidos, Europa y Japón produjeron cantidades comparables de riqueza en el largo plazo. Sin embargo, sus mercados laborales, la gobernancia corporativa, las leyes antimonopólicas, la protección social y los sistemas financieros difieren considerablemente, y siempre hubo una sucesión de estos "modelos" -uno diferente cada década- a los que se ungía con el gran éxito a ser emulado.

Las sociedades más exitosas del futuro dejarán espacio para la experimentación y permitirán una mayor evolución de las instituciones. Una economía global que reconoce la necesidad y el valor de la diversidad institucional alentaría y no sofocaría esa experimentación y evolución.

4. Los países tienen derecho a proteger sus propias regulaciones e instituciones. Los principios previos pueden parecer inocuos. Pero conllevan fuertes implicancias que chocan con la opinión general de los defensores de la globalización. Una de esas implicancias es el derecho de los países individuales a salvaguardar sus elecciones institucionales internas. El reconocimiento de la diversidad institucional no tendría sentido si los países no tuvieran los instrumentos a su disposición para forjar y mantener -en una palabra, "proteger"- a sus propias instituciones.

Por lo tanto, deberíamos aceptar que los países puedan propugnar reglas nacionales -políticas fiscales, regulaciones financieras, normas laborales o leyes de salud y seguridad de los consumidores- y que puedan hacerlo levantando barreras en la frontera si fuera necesario, cuando el comercio ostensiblemente amenaza las prácticas domésticas que cuentan con un amplio respaldo popular. Si los impulsores de la globalización tienen razón, el clamor por protección no cundirá por falta de evidencia o apoyo. Si están equivocados, habrá una válvula de seguridad destinada a asegurar que los valores en pugna -los beneficios de economías abiertas frente a los réditos derivados de implementar regulaciones domésticas- sean escuchados de manera apropiada en los debates públicos.

5. Los países no tienen derecho a imponerles sus instituciones a los demás. Utilizar restricciones al comercio o a las finanzas transfronterizos para defender valores y regulaciones en casa es muy diferente de usarlas para imponer esos valores y regulaciones a otros países. Las reglas de la globalización no deberían obligar a norteamericanos o europeos a consumir bienes que son producidos con métodos que la mayoría de los ciudadanos en esos países consideran inaceptables. Pero tampoco deberían permitirles a Estados Unidos o a la UE usar sanciones comerciales u otras presiones para alterar las reglas del mercado laboral, las políticas ambientales o las regulaciones financieras de países extranjeros. Los países tienen derecho a la diferencia, no a una convergencia impuesta.

6. Los acuerdos económicos internacionales deben establecer reglas para administrar la interacción entre instituciones nacionales. Basarse en los estados nacionales para que proporcionen las funciones de gobernancia esenciales de la economía mundial no implica que debamos abandonar las reglas internacionales. El régimen de Bretton Woods, después de todo, tenía reglas claras, aunque eran limitadas en su alcance y profundidad, Una discusión general completamente descentralizada no beneficiaría a nadie.

Lo que necesitamos son reglas de tráfico para la economía global que ayuden a los vehículos de diferente tamaño, forma y velocidad a navegar uno junto al otro, en lugar de imponer un auto idéntico o un límite de velocidad uniforme. Deberíamos esforzarnos por alcanzar una máxima globalización que sea coherente con un espacio para la diversidad en los acuerdos institucionales nacionales.

7. Los países no democráticos no pueden contar con los mismos derechos y privilegios en el orden económico internacional que las democracias. Lo que les otorga atractivo y legitimidad a los principios previos es que se basan en una deliberación democrática -donde ésta realmente ocurre, al interior de los estados nacionales-. Cuando los estados no son democráticos, este andamiaje colapsa. Ya no podemos suponer que sus acuerdos institucionales reflejan las preferencias de sus ciudadanos. De manera que las no democracias tienen que actuar con reglas diferentes, menos permisivas.

Estos son los principios que los arquitectos del próximo orden económico global deben aceptar. Más importante aún, deben comprender la máxima paradoja que cada uno de estos principios resalta: la globalización funciona mejor cuando no se la empuja demasiado lejos.

(Dani Rodrik es profesor de Economía Política en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y autor de One Economics, Many Recipes: Globalization, Institutions, and Economic Growth. Copyright: Project Syndicate, 2011)

No se puede decir más, con menos palabras (lástima que el casino sigue abierto)

– Los rescates a la banca fueron un fracaso del capitalismo, dice vicegobernador del Banco de Inglaterra (The Wall Street Journal – 18/1/11)

(Por Paul Hannon)

LONDRES (EFE Dow Jones).- Los rescates de los bancos por parte de los contribuyentes fueron el resultado de un fracaso del capitalismo que necesita repararse, dijo el martes el vicegobernador del Banco de Inglaterra, Paul Tucker, en una entrevista.

En declaraciones a la BBC, Tucker dijo que va a haber "cambios a nivel internacional" en el caso de que los reguladores aseguren de verdad que no vuelve a ocurrir.

"Si tenemos un sistema donde los bancos se aprovechan de los buenos momentos y los contribuyentes pagan por los malos tiempos, algo ha ido mal con el capitalismo y tenemos que arreglar esto", dijo. "Queremos que los accionistas y los gestores se aprovechen de la bonanza. Pero los malos tiempos también deben pagarse".

– ¿Hechos de la naturaleza?: informe clave para dogmáticos, crédulos, o cómplices

La semilla de la catástrofe (en algo más 600 páginas)

La Comisión de Investigación de la Crisis Financiera de EEUU detalla los excesos y la despreocupación que abrieron el abismo.

Al principio, Gary Crabtree sintió orgullo al comprobar que su lugar de nacimiento, Bakersfield a unas 110 millas al norte de Los Ángeles "había sido finalmente descubierta por otros californianos". "La ciudad estaba renaciendo inmobiliariamente. No obstante, Crabtree, un tasador durante los últimos 48 años empezó a pensar que las cosas empezaban a no tener sentido".

Esta es parte de la narración de la burbuja inmobiliaria que se creaba en el horizonte, no tan lejano, de la economía americana y ya se percibía a mediados de la pasada década. Está incluida en un libro recién hecho público (www.FCIC.gov) de más de 600 páginas. Sus autores son la mayoría demócrata de un panel, la Comisión de Investigación de la crisis financiera, creada en 2010 por el Gobierno y el Congreso de EEUU para buscar causas de uno de los periodos más complicados de la historia financiera de EEUU y el resto del mundo. O quizá el que más.

Según dijo a esta Comisión Ben Bernanke, presidente de la Fed, "septiembre y octubre de 2008 fue la peor crisis financiera en la historia global, incluyendo la Gran Depresión". Lo dice un académico especializado en los inquietantes años treinta que también admite que 12 de las 13 mayores entidades financieras del país, incluida Goldman Sachs, estuvieron a punto del colapso en apenas dos semanas. Morgan Stanley era entonces una de las más vulnerables y los hedge funds drenaron la liquidez.

El voluminoso informe presenta la crisis desde una gran variedad de ángulos gracias a que los comisarios, la mayoría de ellos elegidos por el partido demócrata y la minoría por el republicano, han podido hacer desde mayo más de 700 entrevistas a personas a las que se les ha obligado a testificar y han examinado miles de correos electrónicos. La primera de las conclusiones que ha sacado esta Comisión, y en eso están de acuerdo todos, es que la crisis podría haberse evitado. La segunda, y es ahí, donde están las discrepancias que ha dividido a la Comisión, es que esta tuvo muchos padres.

Para los redactores del libro las culpas se pueden empezar a asignar en los noventa al Gobierno de Bill Clinton, que contribuyó a la desregulación de los mercados, sobre todo en materia de banca y derivados. Pero la lista es larga e incluye a altos cargos de Washington y Wall Street. Entre ellos, a Bernanke, quien, pese a su bagaje, fracasó en su misión de ver venir la crisis. Alan Greenspan, predecesor de este en la Fed, también recibe el rapapolvo por su afán desregulador y no vigilar ni ayudar a desarrollar estándares hipotecarios que evitaran la entrada de elementos tóxicos en el mercado. La Comisión cree que decidió no actuar.

El informe describe una cultura permisiva, una gestión en las altas esferas financieras que confundió el riesgo con el juego, falta celo profesional o suficiente competencia para ello. También hay fraude a muchos niveles aunque no se menciona nunca la palabra "crimen". En el capítulo en el que Crabtree da cuenta de su sorpresa ante el fenómeno inmobiliario de Bakersfield se da cuenta de que muchas transacciones eran un fraude piramidal que involucraban a los mayores prestamistas del país.

El informe ofrece nuevos detalles sobre la precaria situación y despreocupada gestión de firmas como AIG y Citi, las dos rescatadas con dinero público además de la "debilidad con la que la Fed de Nueva York supervisó a este último banco", a decir de la propia Fed en 2009. El responsable de este regulador era Tim Geithner, hoy secretario del Tesoro. Citi, uno de cuyos primeros responsables era Robert Rubin, ex secretario del Tesoro con Clinton, fue apercibido por un regulador de que estaba tomando riesgos excesivos. Llegaron a oídos sordos.

El libro, supervisado por el presidente de la comisión, Phil Angelides, destapa la connivencia con la que algunos inversores y bancos, como el hedge fund Magnetar y Merrill Lynch, crearon productos de inversión inmobiliaria destinados al fracaso para apostar en su contra cuando el resto del mercado, en el que se había perdido la transparencia, no sabía de estos arreglos. Stanley O'Neill, consejero delegado de Merrill admitió que había una ligera idea de que las titulizaciones hipotecarias estaban causando fuertes pérdidas, algo que no le impidió salir de la firma con 161 millones de dólares como compensación.

El entretenido informe, no obstante, no es producto del consenso porque los republicanos no lo asumen y además llega tarde pues no puede ayudar al proceso de reforma regulatoria financiera ya que la ley se aprobó en verano. Pese a todo se prevé que sea un superventas o un éxito en descargas de internet.

La insalvable división partidista

En los años treinta, el abogado Ferdinand Pecora presidió una comisión para investigar qué había pasado en el sistema financiero. Las vistas orales de ese Panel costaron el puesto a varios altos cargos de bancos de EEUU y sus conclusiones dieron lugar a la creación de la SEC, el regulador de los mercados. En 2011, será difícil que otra comisión creada a imagen y semejanza de la de Pecora deje la huella que dejó esta.

La comisión, con seis personas elegidas por los demócratas y cuatro por los republicanos, se dividió a finales de 2010 ante la imposibilidad de sacar las mismas conclusiones de las evidencias que tenían ante sí.

El informe de la minoría republicana, de apenas 26 páginas, no carga las tintas contra Alan Greenspan, aduciendo que los tipos bajos que mantuvo desde 2001 "podrían haber contribuido a crear la burbuja de crédito pero no la causaron", y elimina las referencias a Wall Street mientras carga las tintas contra las hipotecarias semiestatales, Fannie Mae y Freddie Mac, por alimentar la burbuja financiera.

– Dando la mancada: Lo que más bronca me da, es haber sido tan gil (¿y ustedes?)

– La crisis financiera "podría haberse evitado", según el Congreso de EEUU (Negocios.com – 26/1/11)

La crisis financiera que asoló la economía en 2008 "podría haberse evitado" si no se hubieran producido fallos generalizados en los reguladores, así como una mala gestión en las empresas y la irresponsable toma de riesgos de Wall Street, según reflejan las conclusiones de un informe elaborado por la Comisión Investigadora de la Crisis Financiera, formada por el Congreso de EEUU en 2009.

"La mayor tragedia sería aceptar la letanía de que nadie podía haber previsto lo ocurrido y por lo tanto nada se podría haber hecho para evitarlo", señalan los miembros de la Comisión en un informe al que tuvo acceso 'The New York Times'. "Si aceptamos esta idea, volverá a repetir", advierten.

El informe de 576 páginas que será publicado este jueves, ha sido elaborado tras meses de investigaciones en los que los miembros de la Comisión dedicaron 19 días a entrevistar a 700 testigos de los acontecimientos que colocaron al borde del colapso a la economía de EEUU y el resto del mundo.

Respecto a las conclusiones más destacadas de la investigación, los comisionados señalan entre los responsables de la crisis a los dos últimos presidentes de la Reserva Federal, Alan Greenspan, quien permitió la expansión de la burbuja inmobiliaria, y a su sucesor Ben Bernanke, quien no supo prever la crisis, aunque haya desempeñado un papel "crucial" en la lucha contra ella.

Así, el informe resulta especialmente duro con la labor de Alan Greenspan, quien antes de la crisis era reverenciado por los mercados y conocido por el apelativo de 'El Maestro', pero al que los autores de la investigación señalan como el responsable del proceso de desregulación que no impidió el flujo de hipotecas tóxicas, en un claro ejemplo de negligencia.

Por otro lado, los congresistas también reservan buena parte de sus críticas para la Administración Bush por su "respuesta inconsistente" a la crisis, que permitió el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, "añadiendo incertidumbre y pánico a los mercados".

Asimismo, el informe también reparte culpas entre el partido Demócrata al señalar como "un momento clave en la evolución hacia la crisis" la decisión del presidente Clinton de blindar del control público a los derivados financieros.

Por su parte, el actual secretario del Tesoro, Timothy F. Geithner, quien entonces presidía la Reserva Federal de Nueva York, tampoco sale indemne, ya que no se percató de las dificultades en Citigroup y Lehman, aunque apunta que tampoco era él el principal responsable de su supervisión.

"La crisis fue el resultado de la acción y la inacción de las personas, no fue producto de la Madre Naturaleza ni de un error en los ordenadores", señala el informe.

No obstante, el informe refleja también en sí mismo las divisiones existentes en la política estadounidense, ya que los seis miembros designados por los demócratas han respaldado el documento, mientras tres republicanos han incorporado observaciones al informe, y el también republicano, Peter J. Wallison, expresó sus propias salvedades de carácter personal.

– La crisis financiera pudo evitarse, concluye la investigación en EEUU (El País – 27/1/11)

(Por Sandro Pozzi – Nueva York)

La autopsia de la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión está hecha. La conclusión de la comisión del Congreso que investigó las causas que provocaron el colapso del sistema bancario en Estados Unidos, y que puso a la economía del país y luego del resto del mundo al borde del precipicio, es que "pudo evitarse". Decir lo contrario sería, dice, "admitir que se repetirá".

La comisión atribuye la crisis al apetito desmesurado de los bancos por el riesgo y la ineptitud de las agencias de calificación, a los agujeros en la regulación y la actuación laxa de los supervisores, como la Reserva Federal, y a la falta de iniciativa política para exigir responsabilidades a Wall Street.

"Fue resultado de la acción y de la inacción humana, no de la madre naturaleza o de un modelo informático que se volvió loco", reza el informe, que se publica hoy con un mes de retraso por la fricción entre demócratas y republicanos. No solo se ignoraron las alertas, explica el informe, sino que se erró al preguntarse, entender y gestionar el riesgo excesivo que dominó la cultura financiera del momento. La palabra "avaricia" emerge al referirse a la conducta de entidades como Goldman Sachs, Merrill Lynch, Lehman Brothers o Citigroup, de las que dice que no contaban con el colchón de capital necesario para asumir tal riesgo. Y mete el dedo en la llaga al cuestionar la labor de Alan Greenspan al frente del banco central, por su férrea defensa de la desregulación. Alan Greenspan ya admitió que pecó al confiar en el autocontrol de los bancos. Para el comité, los abusos en el mercado hipotecario son ejemplo de un liderazgo "negligente" por su parte. También carga contra su sucesor, Ben Bernanke, al reiterar públicamente que las crisis de las hipotecas basura estaba contenida, aunque le reconoce su respuesta cuando las cosas se pusieron mal.

El comité no es tan agradecido con la primera reacción del equipo del ex presidente George Bush, porque, dice, fue inconsistente y alimentó la incertidumbre en los mercados. Pero la crisis se gestaba de lejos. Y ahí arremete contra la decisión ocho años antes del ex presidente Bill Clinton de dejar al margen de la supervisión instrumentos exóticos, como los derivados. Aunque ese pudo ser el origen, el informe reitera que la responsabilidad es compartida.

– La crisis financiera de 2008 en Estados Unidos "habría podido evitarse" (BBCMundo – 27/1/11)

Funcionarios, políticos y banqueros son los culpables del colapso económico experimentado en 2008 en Estados Unidos, asegura un informe de la Comisión Investigadora de la Crisis Financiera de EEUU.

La Comisión, creada en mayo de 2009 para establecer las causas de la crisis, dijo que ésta "habría podido evitarse".

En su informe destacó la toma excesiva de riesgos por parte de los bancos y la negligencia los reguladores financieros.

De los diez miembros de la comisión sólo los seis representantes del partido demócrata apoyaron las conclusiones del informe.

"La crisis fue el resultado de la acción humana y la inacción, no de la Madre -Naturaleza o modelos fuera de control", dijo el informe.

"Los capitanes de las finanzas y los administradores públicos de nuestro sistema financiero ignoraron las advertencias y fallaron en cuestionar, entender y gestionar los cambiantes riesgos dentro de un sistema esencial para el bienestar del público estadounidense".

"La suya fue una gran falla, no un tropiezo".

Violaciones éticas

El informe criticó la reducción en la regulación financiera durante la gestión del ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

Llegó a la conclusión de que la crisis fue causada por una serie de factores, incluyendo fallas en la regulación financiera y la gestión empresarial, así como la falta de entendimiento del sistema financiero por parte de los diseñadores de políticas.

Igualmente se quejó del empaquetamiento de la deuda relacionada con hipotecas en instrumentos de inversión, que "encendió y propagó la llama del contagio".

Estos instrumentos financieros complejos, que se comercializaron en grandes volúmenes por bancos de inversión, "contribuyeron significativamente a la crisis", cuando las hipotecas en las que se basaban cesaron sus pagos.

El informe también destacó las fallas "abismales" en las agencias de calificación crediticia para reconocer los riesgos involucrados en estos y otros productos.

Del mismo modo, advirtió de violaciones éticas "a todos los niveles".

Responsables

Importantes figuras de los gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama no se quedaron fuera del informe.

El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, fue acusado de "defender" la reducción de la regulación financiera durante el boom crediticio que "dejó de lado garantías fundamentales".

El ex funcionario también fue criticado indirectamente por la política monetaria demasiado flexible de la Fed y los pronunciamientos que "fomentaron en vez de inhibir el crecimiento de la deuda hipotecaria y la burbuja inmobiliaria".

El Banco de la Reserva Federal de Nueva York -entonces bajo la tutela del actual Secretario del Tesoro, Tim Geithner – "podría haber tomado medidas contra los excesos de Citigroup en el período previo a la crisis".

Del mismo modo, el documento sostuvo que el manejo gubernamental de las principales instituciones financieras durante la crisis -liderado por el ex secretario del Tesoro, Henry Paulson- fue inconsistente y "aumentó la incertidumbre y el pánico en el mercado".

Sin embargo, el informe suavizó las observaciones diciendo: "Al hacer estas observaciones, respetamos profundamente y apreciamos los esfuerzos realizados por el secretario Paulson, el jefe (de la Reserva Federal) Bernanke y Timothy Geithner… y tantos otros que trabajaron para estabilizar nuestro sistema financiero y nuestra economía en la más caótica y difícil de las circunstancias".

Establecer culpas era esencial en la prevención de futuras crisis, según el informe.

"A pesar de la opinión de muchos en Wall Street y en Washington de que la crisis no podía haber sido prevista o evitada, había señales de advertencia", dijo Phil Angelides, presidente de la comisión.

"La mayor tragedia sería aceptar que nadie vio que esto se avecinaba y por consiguiente, que no se podía hacer nada", señaló el panel en las conclusiones del informe de 576 páginas.

"Si aceptamos esta idea, volverá a suceder".

La comisión entrevistó a más de 700 testigos y celebró 19 días de audiencias públicas en EEUU.

Discrepancias

Los cuatro republicanos en la comisión anunciaron varias semanas antes de la publicación del informe de que no estarían de acuerdo con sus conclusiones.

Tres de ellos publicaron un informe independiente que insistió en que la culpa debe atribuirse a la Reserva Federal bajo la conducción de Greenspan.

El cuarto realizó su propio informe que se centra en el papel del gobierno en la creación de la burbuja inmobiliaria.

Los republicanos señalaron a las enormes agencias hipotecarias patrocinadas por el gobierno, Freddie Mac y Fannie Mae, alegando que sus préstamos subvencionados inflaron la burbuja.

También argumentaron que la legislación introducida por el ex presidente demócrata Bill Clinton alentó los préstamos excesivos e imprudentes a los hogares de bajos ingresos.

Por el contrario, el informe redactado por los seis demócratas en el panel dice que la evidencia mostró que dichas agencias no estuvieron al frente de los arriesgados prestamos sub-prime, en cambio siguieron el ejemplo de firmas de Wall Street.

Tampoco fue la "Ley de Reinversión Comunitaria" del presidente Clinton un factor significativo en los préstamos sub-prime, según el informe.

Mañana digo basta… (el retorno de la exuberancia irracional)

– El S&P 500 "cumple" un 100% de subida en dos años para volver al nivel previo a Lehman (El Confidencial – 17/2/11)

Los osos hace meses que están hibernando y los escépticos comienzan a creer. Ayer, el Standard & Poor´s 500 volvió a dar muestras de la fortaleza del rally: sumó 8,31 puntos para alcanzar los 1.336,32 enteros o, lo que es lo mismo, ya se encuentra al doble de sus mínimos de marzo de 2006, en los 666,79 enteros.

De esta manera, el índice ha registrado la subida de un 100% más rápida desde 1936, cuando acumuló 501 días de rally alcista. En esta ocasión el optimismo en los mercados viene durando 707 días, según publica The Wall Street Journal.

Además, el último empujón registrado en las primeras semanas de 2011 ha venido a desafiar los augurios de inversores y analistas que aseguraban por lógica se tenía que producir una corrección tras un magnífico 2010.

Y es que los inversores minoritarios han venido acumulando acciones cada vez con más entusiasmo, lo que, bajo el prisma de los institucionales, puede ser una señal de que el ascenso del Standard & Poor´s 500 ha tocado techo.

De esta manera, el Investment Company Institute informó este miércoles de que el capital que ha entrado en fondos domésticos por quinta semana consecutiva ha alcanzado los 4.900 millones de dólares, más del triple que en los periodos anteriores.

A esto hay que sumar que la volatilidad ha ido relajándose desde entonces: otra pista para esperar una caída en el corto plazo.

"En menos de dos años, el S&P500 ha doblado, algo estupendo para aquellos que fueron lo suficientemente prudentes como para aguantar", asegura en The Wall Street Journal Erik Davison, director de inversiones de Wells Gargo Private Bank. "Pero tienen que ser cautelosos con la sobreconfianza, sabemos que las correcciones ocurren con regularidad".

En este sentido, el analista asegura que cuando has subido un 100% y existe una exuberancia irracional, a lo único que se debe tener miedo es, precisamente, a la ausencia de miedo. Es lo mismo que ocurrió con las acciones tecnológicas con el pinchazo de la burbuja puntocom o con el mercado inmobiliario japonés

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Mientras WS vuelve a sus días de vino y rosas… la capacidad de pago de los países desarrollados se acerca al límite (¿podemos permitirnos otra crisis?)

"Las tensiones financieras creadas por las crisis en Japón y Europa ponen de relieve un creciente problema: los países desarrollados está acercándose al punto en que no podrán afrontar los costos de un nuevo desastre"… ¿Y si se desata una nueva crisis? (The Wall Street Journal – 27/3/11)

Japón y Europa encaran crisis muy diferentes: una causada por la naturaleza y la otra, por el hombre. Pero desde una perspectiva financiera, son llamativamente similares. En ambos casos, los costos de mitigar desastres están tensando las cuentas ya abrumadas de los gobiernos. En Japón, el gobierno más endeudado del mundo desarrollado, el desenlace es aún incierto. Portugal, cuyo primer ministro dimitió a mediados de mayo (2011), podría ser el próximo país en recibir un paquete de rescate.

Las tensiones en Tokio y Lisboa reflejan un problema mayor. Conforme los gobiernos de países avanzados asumen una creciente responsabilidad para proteger a sus ciudadanos, inversionistas, bancos y compañías de las penurias infligidas por los desastres, extreman sus recursos financieros hasta cerca del límite. Ello, dicen economistas, podría privarlos de los medios necesarios para responder la próxima vez que ocurra una crisis de proporciones.

"¿Podemos permitirnos otra crisis? Creo que la respuesta es no", dice Raghuram Rajan, profesor de la Universidad de Chicago quien se desempeñó como economista jefe del Fondo Monetario Internacional entre 2003 y 2007. "Simplemente no tenemos la capacidad fiscal en muchos países para rescatar nuevamente el sistema".

Hasta 2010, el endeudamiento promedio del gobierno central entre los países avanzados ascendía a 74% del Producto Interno Bruto (PIB), tres veces más que en 1970, según los economistas Carmen Reinhart, del Instituto Peterson para la Economía Internacional, y Kenneth Rogoff de la Universidad de Harvard. Se trata del nivel más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La acumulación de deuda ha coincidido con una transformación en el papel de los gobiernos de los países avanzados durante las crisis. Cada vez más, han intervenido como el asegurador de última instancia, asumiendo toda clase de costos, desde reconstruir comunidades costeras hasta garantizar las deudas de bancos y compañías privadas. Reinhart observa que los aumentos en la deuda fiscal han sido particularmente marcados después de las crisis financieras.

Mientras tanto, la capacidad de pago de los países industrializados se está debilitando. Sus economías maduras crecen a un ritmo más pausado que el mundo emergente, el envejecimiento de la población les resta potencial para obtener el dinero que necesitan para pagar las pensiones y el cuidado de la salud de la población y la clase de impuestos que financiarían sus ambiciones encaran una férrea oposición política."Existe la expectativa de que el gobierno siempre estará allí para el rescate y la expectativa de que las tasas impositivas siempre se mantendrán bajas", dice Rogoff. Ambas "son incoherentes", asevera.

Es muy difícil saber exactamente cuánta más deuda pueden asumir los gobiernos antes de que se metan en problemas, pero los economistas del FMI han hecho un intento por calcularlo. En un documento reciente, identificaron el máximo nivel de deuda que 23 economías industrializadas habían logrado gestionar sin caer en cesación de pagos. Luego, usando los pronósticos del FMI sobre tasas de interés y niveles de deuda real, calcularon cuánto más deuda podía asumir cada país antes de alcanzar su límite.

El resultado: Japón, Grecia, Italia, Portugal e Islandia ya han llegado a sus límites, lo cual significa que necesitan implementar medidas más severas que en el pasado para poner sus deudas bajo control.

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Otros se están acercando a ese nivel. EEUU, por ejemplo, puede acumular deuda equivalente a 51% del PIB antes de alcanzar su límite, una brecha que podría cerrar en unos 15 años a menos que tome medidas correctivas.

Los economistas del FMI realizaron estas estimaciones antes del terremoto y tsunami en Japón y de la aprobación de un nuevo fondo de rescate en Europa.

Los resultados del ejercicio no son tranquilizadores. En la previsión más pesimista, las inquietudes de los inversionistas acerca de los niveles de deuda podrían desencadenar una crisis financiera y los gobiernos carecerían de los recursos suficientes para combatirla.

Alternativamente, los gobiernos tienen algunos medios para reducir sus niveles de deuda a expensas de sus acreedores. Los países que tienen sus propias monedas, como EE.UU. y el Reino Unido, pueden devaluar sus deudas por medio de la inflación.

Los gobiernos también pueden obligar o convencer a los bancos, fondos de pensiones y otras instituciones financieras a comprar deuda soberana de rendimiento relativamente bajo, un fenómeno ya visible en Irlanda, que ha anunciado un plan para vender bonos especiales de largo plazo a sus fondos de pensiones.

Las medidas draconianas, empero, no surtirán efecto a la larga a menos que los gobiernos empiecen a gastar dentro de sus propios medios.

Basta para mí: si hasta el FMI se "piantó" de la esquina… (I)

(Triste, solitario y final: Viejas y queridas causas perdidas o la amargura de la victoria. Pensar que hace pocos años los críticos a la globalización cabíamos en un Fiat 600. Ahora, hasta el FMI "entierra" el Consenso de Washington y reclama una globalización más justa. Aunque tarde y mal, después de tanta hipocresía,… bienvenidos al club.)

– La teoría del FMI da un vuelco: "El consenso de Washington ya es historia" (El Economista – 4/4/11)

El denominado "consenso de Washington", que orientó la política económica de países en vías de desarrollo durante décadas "ya es historia". Los efectos de la crisis han sido tan devastadores que todo lo que ha defendido el Fondo Monetario Internacional durante los últimos 20 años ha dado un vuelco, según ha denunciado hoy el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Juan Laborda, profesor del IEB explica que bajo el Consenso de Washington se promueven políticas económicas basadas en la austeridad, la liberalización y las privatizaciones, con el objetivo de eliminar la inflación, preservar el tipo de cambio, incrementar la tasa de crecimiento de la productividad y crear puestos de trabajo estables. "Todo esto se ha derrumbado con la crisis", ha asegurado Strauss-Kahn durante un discurso pronunciado en la universidad George Washington de la capital estadounidense.

Tras la crisis financiera de 2008, el FMI ve necesario ahora que el Estado ejerza un mayor papel y controle los excesos del mercado. "Al designar un nuevo marco macroeconómico para un nuevo mundo, el péndulo oscilará -al menos un poco- del mercado al Estado, y de lo relativamente simple a lo relativamente más complejo", explica Strauss-Kahn.

Necesidad de una nueva política económica

Ante la imposición de países emergentes como nuevos motores del crecimiento mundial, ese consenso debe ser superado, mediante una nueva política económica, con acento en la cohesión social y el multilateralismo, ha explicado.

"Claramente, la política monetaria debe ir más allá de la estabilidad de precios, y velar por la estabilidad financiera", propone Strauss-Kahn. En su opinión, eso no debe hacerse mediante el uso de los tipos de interés, sino con otros instrumentos como liquidez.

"No me malinterpreten: la mundialización dio muy buenos resultados, y sacó a centenares de millones de la pobreza", ha indicado, "pero la crisis y sus consecuencias han alterado fundamentalmente nuestra percepción", ha advertido.

Una globalización más justa

"Necesitamos una nueva forma de mundialización, una mundialización con un rostro más humano", ha exigido. Los países ricos y emergentes deben proseguir con su cooperación en el seno del G20 para asegurar que se superan los intereses nacionales, ha pedido Strauss-Kahn.

A su juicio, es necesaria una globalización "más justa" en la que no haya "unos pocos privilegiados" que acaparan los beneficios.

Los progresos en la recuperación "parciales y poco sistemáticos"

Por otro lado, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, ha subrayado que el progreso de recuperación de la crisis en Europa ha sido "parcial y poco sistemático" hasta el momento, lo que supone "un riesgo clave" tanto para los países en crisis como para la recuperación general de Europa.

Respecto a la economía global, afirma que continúa con su recuperación, aunque sigue siendo "desequilibrada entre países y dentro de los países", y advierte de que aún persiste la incertidumbre y "hay numerosos cisnes negros nadando en el lago de la economía global". "En general, la situación económica es todavía frágil y desigual, acosada por una gran incertidumbre", ha sentenciado.

– Basta para mí: si hasta el FMI se "piantó" de la esquina… (II)

(Triste, solitario y final: Viejas y queridas causas perdidas o la amargura de la victoria. Nunca creí que casi al final de mi vida como analista económico (y no digamos del uso "razonable" de la razón) podría tener semejantes satisfacciones intelectuales (con esta, dos) brindadas por uno de mis mayores "rivales imaginarios" (como aquellos con los que los púgiles hacen "ejercicios de sombra"). Que el FMI admita la posibilidad que pueda existir una globalización "injusta", o que acepte los "controles de capital", si ustedes me permiten la petulancia, puede representar un gran triunfo moral sobre los libertarios del mercado. Por ello, quiero compartirlo con ustedes, sufridos y pacientes lectores. Por favor, pasen y lean…)

– El FMI "se cae del guindo"; los controles de capital son aceptables (El Confidencial – 7/4/11)

(Por Kike Vázquez)

"Quién te ha visto y quién te ve" pensarán algunos del cambio que estamos viendo en el FMI. No sabemos si es fruto de la insostenibilidad de las viejas recetas o de la conciencia, esa que dice que algo malo pasa cuando los incentivos no se ponen al servicio de crear algo mejor en este mundo. Y es que no vamos a negar que para muchas personas, e independientemente de su ideología económica y política, este organismo internacional no ha conseguido solucionar todo lo bien que debería su cometido. De hecho la crisis que atravesamos es la más grave desde su creación allá por los años cuarenta en el período final de la destructiva Segunda Guerra Mundial y está directamente relacionada con algunos de sus ámbitos de actuación, por lo que podríamos dar rienda suelta a la crítica. No obstante han sido tantos los errores, tantas las conductas "grises" de muchos, que el FMI no deja de ser un velero en medio de un tsunami.

Su pasado es como mínimo controvertido, acusados de estar al servicio de Estados Unidos o de aplicar medidas, especialmente en países pobres, que difícilmente pueden calificarse de beneficiosas para el porvenir del enfermo. ¿Confianza ciega en el dogma o simples intermediarios de intereses más elevados? Podrían darse buenos argumentos en ambos sentidos, pero aún resultando muy interesante dicho debate hoy quería fijarme en un pequeño pero importante matiz: se perciben cambios. Y no lo digo por los cambios "oficiales", dotar al fondo de más recursos por su evidente papel protagonista en el medio plazo u otorgar más peso en las decisiones a los países emergentes, sino por ciertos mensajes que distan mucho de parecerse a lo que se escuchaba en el pasado a través de sus miembros.

Un ejemplo claro de lo que comento son las directrices que el organismo ha lanzado el martes para controlar los flujos de capital por parte de los gobiernos, algo otrora impensable y en donde se ha posicionado en contra durante casi setenta años. Lo comenta el FT:

The guidelines -which are not yet official Fund policy- say that countries can control capital inflows when their currency is not undervalued, when they already have enough foreign exchange reserves, and when they are unable to use monetary or fiscal policy instead.

Los flujos internacionales pueden ser muy beneficiosos y en muchos casos lo son, llevan fondos de donde hay excedentes a donde son necesarios, si se invierten bien crearán prosperidad y todo el mundo saldrá ganando. En caso contrario, si el país receptor no consigue la rentabilidad necesaria para pagar lo que debe, empezarán los problemas ¿Pero han tenido la oportunidad y de eso se trata, no? Esa idea era la mayoritaria y por tanto existía una voz oficialista que defendía la libertad de flujos como positiva y justa, voz que defendían entre otros organismos como el FMI.

Es posible que fuese así, como tantas otras cosas del liberalismo dogmático que fallan en la vida real, si el sistema no estuviese de alguna forma "pervertido". En este mundo real en el que vivimos las cosas no son idílicas, en el caso que tratamos existe una cantidad inmensa de liquidez que corre por el mundo adelante, una cantidad tan ingente y volátil que en lugar de ayudar consigue empobrecer aún más a quien la sufre.

Podría hacer un símil con esa persona a la que le toca la lotería y nunca ha manejado dinero, lo que fácil viene fácil se va, pero quizá en ese caso no se ve el problema al completo del "hot money". Este tipo de inversiones por ser normalmente volátiles "hoy están y mañana no", por lo que si emprendes un gran proyecto puede ser que en algún momento te lleves una sorpresa de falta de financiación. Y por si fuese poco suelen ser determinantes en países con desequilibrios en la cuenta corriente, esto es, que invierten más de lo que su ahorro permite para crecer y que por tanto acaban la jugada endeudados. En resumen estamos ante cuantiosos fondos que se mueven sin pensárselo demasiado, que provocan burbujas y errores de inversión por su volumen e inmediatez y que un día se van de repente dando la puntilla y dejando a la economía endeudada y tocada.

Por si fuese poco tenemos la "Paradoja de Lucas" que ya he mencionado en alguna ocasión, esa que dice que por alguna extraña razón el dinero no se mueve de ricos a pobres, y cuando esto pasa el pobre sale perdiendo según algunos estudios.

La gráfica no es de ninguna web conspiracionista sino del FMI, que lleva tiempo dándose cuenta de que algo falla en la teoría porque no se ajusta a la práctica. Quizá el mayor problema esté ahora en determinar en qué casos existe un exceso de "hot money" y en qué casos se produce una simple mala gestión por parte del país (al igual que a ese que le tocó la lotería y…)

Para poder aplicar controles de capital el FMI se centra en tres condiciones, son países que: no tienen su divisa devaluada, consiguen almacenar reservas y la política monetaria o fiscal no funciona. Por supuesto las medidas deben ser de corto plazo y no destinadas a bloquear fondos a largo plazo. 

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El procedimiento sería el siguiente, en un primer momento el país debe dejar su tipo de cambio subir (que normalmente no funcionará casi nunca bajo mi punto de vista) o expandir su política monetaria y endurecer su política fiscal (lo que resulta "neutro" para el país pero desincentivará a los inversores foráneos por los menores tipos, luego creo que es la opción adecuada). En caso de no funcionar se admiten los controles de capital, siempre que no sean discriminatorios.

Surge inmediatamente el debate sobre lo hecho por Brasil, el imponer una tasa del 6% a la adquisición de deuda por parte de extranjeros, lo que según el FMI "debe ser la última línea de defensa". A regañadientes pero parece que lo aceptan, lo comparto y así lo manifesté en su momento. Más controvertidas son aún sus nuevas medidas, idéntica actuación pero ahora con préstamos foráneos, y van más allá subiendo los aranceles a China. ¿Dónde acabarán?

Es difícil sobrevivir en un mundo con quantitative easing, carry trade feroz y dumping comercial, hemos tenido que llegar a esto para que el FMI se diese cuenta, pero rectificar es de sabios. Por si alguien cree que van de farol, lo cual es debatible como siempre, lean también su última propuesta, Basilea III no es suficiente hay que cobrar impuestos por los riesgos. Dará que hablar, o al menos esperemos que así sea y no haga falta otro desastre para darse cuenta que lo de ahora no puede seguir así.

El FMI se va de la lengua (menta la "bicha", en la casa de "Yes we can"… ¿can"t?)

"Las perspectivas presupuestarias de Estados Unidos son "preocupantes" a pesar de los esfuerzos para contener el déficit, ya que las finanzas públicas del país se encuentran en una "trayectoria insostenible", según advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe"… – El FMI advierte de que las cuentas públicas de EEUU se encuentran en una trayectoria "insostenible" (El Confidencial – 3/5/11)

De acuerdo con las proyecciones presupuestarias de las autoridades, se prevé que la deuda pública aumentará desde el 62% del PIB en 2010 a alrededor del 90% en el ejercicio 2030, y que seguirá aumentando a partir de entonces debido a las presiones crecientes por el envejecimiento de la población y el incremento de los costes sanitarios.

De hecho, "la dinámica de la deuda presenta una perspectiva aún más sombría según los supuestos macroeconómicos más conservadores utilizados por el personal técnico del FMI", que advierte de que el nivel de deuda pública de EEUU podría alcanzar hasta el 95% del PIB en diez años, un nivel similar al que siguió a la Segunda Guerra Mundial, ejerciendo así una "presión alcista sobre las tasas de interés tanto en Estados Unidos como en el mundo".

De este modo, los cálculos del personal técnico del FMI apuntan que las autoridades estadounidenses necesitarían adoptar medidas de ahorro por importe cercano al 2,5% del PIB para cumplir el objetivo de deuda federal del 77% del PIB en el ejerció fiscal 2021. "Dichas medidas deberían sumarse a los planes existentes, que incluyen aumentos de impuestos para los contribuyentes de ingresos más altos a partir de 2013 y menores concesiones tributarias para ciertas industrias", recomienda la institución.

El colmo del cinismo europeo: el BCE presta dinero público a los bancos al 1% para que compren deuda pública al 5,4% (y la nave va…)

"El sector apura los bajos tipos de interés y las elevadas rentabilidades de la deuda española para mejorar sus cuentas"… La banca dispara la compra de deuda para compensar la caída del negocio (Expansión – 19/5/11)

Bancos y cajas han disparado la compra de deuda pública en 2011. El saldo que mantienen en cartera alcanzó un récord de 159.925 millones en febrero, según los últimos datos del Tesoro Público, un 12% más que a finales de año pasado.

Los directores financieros de entidades españolas así como los analistas coinciden en las razones por las que la banca vuelve a ser uno de los mayores prestamistas del Estado. Por un lado, el sector está retomando una estrategia que les ha permitido mejorar las cuentas de resultados en uno de los momentos más convulsos de la historia.

El objetivo que persiguen es compensar la caída del margen de interés (que refleja la evolución del negocio típicamente bancario, es decir, el de captar fondos y dar créditos). Los bancos necesitan otra fuente de ingresos y, cuando el negocio bancario se comporta peor, se potencia la operativa de hacer cartera con deuda pública.

En 2010, el margen financiero del sector ya registró un descenso del 20% y, aunque se detectan visos de mejora, la banca sigue mostrando esta tendencia en el primer trimestre de 2011. Por ejemplo, el negocio típico de La Caixa y el de Bankia, sufrió un descenso de más del 20%, pero no sólo es un problema particular de las cajas. BBVA o Santander sufrieron una caída de la actividad en España de en torno al 14%.

En contraste con el aumento de los gastos por intereses de la banca, debido a que se han disparado los costes de financiación como consecuencia del recelo hacia a España y por la guerra del pasivo, los ingresos que perciben las entidades por la cartera de créditos evolucionan a la baja. Es por eso que intentan aprovecharse de un entorno de tipos de interés muy bajos para captar financiación a corto plazo en el mercado de repos (compraventa con pacto de recompra), a poco más del 1%, y comprar deuda pública española, que rinde entre un 2,546% y un 5,353% a plazos de entre un año y diez años.

En definitiva, captan fondos a un tipo muy inferior al que le prestan al Estado, lo que les permite sacar un margen sustancioso superior al 1,5%. "Para combatir la bajada del margen de intereses de la banca comercial, los bancos compramos deuda pública que financiamos en repos, lo que nos genera margen financiero", apunta el director financiero de una caja. "Hemos apelado todavía más a esta estrategia desde que se dispararon las rentabilidades de la deuda española porque, además, no nos consume recursos propios", añade el director financiero de otra entidad.

El sector financiero consigue financiación en las cámaras europeas de contrapartida a un tipo ligeramente superior al 1%, en LCH.Clearnet o en Eurex Repo, o con el Banco Central Europeo (BCE), que actualmente presta a la banca al 1,25%. Tanto a través de estas cámaras, las entidades deben ceder un activo que actúa como aval del préstamo. La deuda pública se encuentra, precisamente, entre los activos que más usa la banca con este objetivo.

Anexo: El "Caso Islandia" (un canario en una mina)

(Del Paper publicado el 15/5/2009)

Aclaratoria: Se incluye el "Caso Islandia" (un canario en una mina), como ejemplo paradigmático del impacto, y daño consiguiente, que puede producir la globalización de las finanzas, el libre movimiento de capitales, la especulación desenfrenada y la falta de control macroprudencial. Tal vez haya sido el primero, pero, lamentablemente, no ha sido el único.

Islandia: un país "subprime"- Historia de una utopía

– De la fábula…

Una tormenta perfecta en la isla encantada. Este país, que era catalogado hace 2 años por la UE como el que mejor calidad de vida tenía en el viejo continente, se ve sumido en una tremenda crisis financiera.

Islandia es una isla del Atlántico, cuya economía estaba basada tradicionalmente en la pesca y el turismo, hasta que el sistema bancario islandés vio la oportunidad de aprovechar los altos tipos de interés (necesarios para controlar la inflación, mal endémico de este país) para atraer capital extranjero. Resultaban muy apetitosos los intereses, que oscilaban entre el 14% y el 18%, para los inversores extranjeros, por lo que la demanda de Coronas islandesas crecía. Por su parte, los bancos islandeses recomendaban a sus clientes autóctonos que se endeudasen en euros, debido a los bajos tipos del Euribor con respecto al tipo islandés. En esta época, el tipo de cambio se presentaba en torno a 60 Corn/€.

Pero la falta de liquidez provocada por la crisis financiera actual ha provocado un descenso de la demanda de Coronas, lo que ha hecho que el tipo de cambio se triplique, haciendo imposible a los islandeses pagar su deuda en euros. Para un mayor agobio de los ciudadanos de la isla, el euro ha sido un valor apreciado frente al dólar, por la consabida crisis de hipotecas sub-prime.

Los análisis más pesimistas se temen un nuevo "corralito" en Islandia y que los islandeses puedan utilizar sus coronas para tener un original "papel pintado" en la decoración de las paredes de sus casas. (Noviembre de 2008)

… a la metáfora

Miles de islandeses se congregaron ayer ante el edificio del Parlamento y lanzaron tomates, huevos y papel higiénico para protestar por las consecuencias de la crisis financiera, mientras que en Bruselas cientos de manifestantes reclamaron garantías para sus depósitos en entidades islandesas.

La policía de Reykjavik cifró en unos 6 mil los participantes en la reunión de protesta ante el edificio del "Althing", una cifra desacostumbradamente elevada en un país de sólo 320 mil habitantes.

Los manifestantes exigieron la dimisión del primer ministro islandés, Geir Haarde, y elecciones anticipadas. Simultáneamente, en Bruselas se manifestaron cientos de ahorristas solicitando garantías estatales para el dinero depositado en el banco islandés Kaupthing.

Las protestas se congregaron delante de la embajada de Luxemburgo y luego ante la sede diplomática de Islandia. Según la policía, la manifestación contó con la participación de 550 personas. Según los organizadores la cifra ascendió a 750.

"Nosotros no somos ni especuladores ni inversores, sino personas que han depositado sus ahorros como buenos padres de familia en una cuenta de ahorros", señaló un grupo de clientes del Kaupthinig. Se estima que la entidad congeló un total de 20 mil cuentas de clientes belgas. Los manifestantes acusan al Estado islandés de responder únicamente por los fondos de los clientes islandeses de la entidad bancaria que quebró y luego fue nacionalizada.

Además, expresaron duras críticas contra las revistas de inversores que, antes de la crisis financiera, habían recomendado abrir cuentas de ahorro en el banco fracasado. El Estado islandés está al borde de la bancarrota tras el desplome de los tres mayores bancos del país. Los ciudadanos se enfrentan ahora a una inflación de 15%, tasas de referencia de 18% y un aumento dramático del desempleo.

El principal desencadenante de la crisis es la expansión internacional agresiva durante años de los bancos del país con ayuda de créditos de riesgo.

Ahora, las finanzas estatales sólo pueden asegurarse con ayuda de créditos del extranjero y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

También en Washington hubo protestas, aunque en ellas participó apenas un centenar de personas, que realizaron una marcha fúnebre para declarar "muerto" al capitalismo y pedir a los representantes de los países reunidos en la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) que fomenten la creación de empleos y mejore la cobertura sanitaria. (16/11/08)

Islandia está experimentando la más profunda y más rápida crisis financiera registrada en tiempos de paz desde que sus tres principales bancos se derrumbaron debiendo ser rescatados por el gobierno. Los depósitos a plazo, mayoritariamente británicos, se han congelado lo que ha tensado las relaciones con el Reino Unido, y Gordon Brown ha debido salir a defender a los ahorradores. Es el primer país desarrollado que solicita la ayuda del FMI en 30 años. Y para una economía que depende fuertemente de las importaciones y exportaciones la situación es catastrófica.

El PIB de Islandia ha caído un 65%, muchas empresas han quebrado y un tercio de la población busca emigrar a otros países. ¿Qué ocurrió en Islandia para que la crisis adquiriera tales dimensiones? Según un informe de Willem H. Buiter y Anne Siebert la teoría monetaria seguida a rajatabla ha jugado una mala pasada: las altas tasas de interés impuestas por el Banco Central para controlar la inflación terminaron siendo nefastas al generar una burbuja impulsada por la interacción de las altas tasas de interés, la apreciación de la moneda y la gran afluencia de capitales externos.

El origen de estas políticas monetarias se remonta a fines de la década pasada cuando el banco central instauró las metas de inflación. El objetivo de controlar la inflación vía incremento de las tasas de interés obligó a las empresas locales a recurrir al crédito externo, lo que incentivó a los especuladores a apostar contra la paridad de tasas de interés provocando una masiva entrada de divisas. Resultado: el tipo de cambio se apreció y creó en los islandeses la ilusión de riqueza.

Esta burbuja alentó el crecimiento económico y la presión inflacionaria, lo que obligaba al banco central a elevar aún más la tasa de interés, retroalimentando el círculo vicioso y la nueva masiva entrada de capitales. En síntesis, el banco central no pudo controlar la inflación pues la pequeña economía de Islandia se veía sacudida por los grandes flujos de divisas que alentaban a la apreciación de su moneda.

La capacidad del gobierno islandés para hacer frente a la crisis es muy limitada y la profundidad del daño se ha visto acentuada por la drástica caída del tipo de cambio. El PIB islandés ha caído un 15%, pero en términos de euros la caída es de 65%. Sólo las pérdidas de un banco superan todo el PIB de Islandia. A modo comparativo las pérdidas de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial llegaron al 85% del PIB…

La burbuja de hielo se funde

La isla ártica habitada por 300.000 personas afronta una crisis financiera y monetaria tras tres años de excesos. Todo empezó el 21 de febrero (2006) cuando Fitch, la agencia de evaluación de los riesgos crediticios y de valoración de la solvencia financiera de los acreedores, decidió rebajar desde estable a negativa su valoración respecto a la deuda pública de Islandia, debido a un "insostenible" déficit exterior por cuenta corriente (saldo de sus relaciones comerciales y financieras con el exterior), equivalente a un 16,5% de la economía de esta isla septentrional casi siempre helada en la que conviven 300.000 lugareños con una notable calidad de vida: son los segundos del mundo en el índice de desarrollo humano, por detrás de Noruega y por delante de Estados Unidos (10º) y España (21º). Inmediatamente, inversores y especuladores rechazaron suscribir más títulos de deuda, con lo cual el Banco Central, con sede en Reykjavik, capital histórica de negociaciones improbables durante la guerra fría, se vio obligado a elevar tres cuartos de punto su tipo de interés, hasta el 11,5%…

¿Qué pasa cuando un país se declara en bancarrota?

El interrogante, aunque parezca sacado de una novela de ficción, puede tener pronto una respuesta concreta a causa de la crisis financiera que azota al planeta.

Por primera vez en la historia de la sociedad moderna, la crisis puede provocar la bancarrota de Islandia, una nación pequeña, pero moderna y próspera.

La apacible isla enclavada en el Mar del Norte y cercana al Circulo Ártico vivió hasta el lunes pasado una aparente tranquilidad que fue perturbada por un dramático mensaje a la nación dirigido por el primer ministro Geir Haarde, quien anunció que la crisis podía llevar al Estado islandés a la quiebra.

"Queridos compatriotas existe el peligro de que toda la economía real sea arrastrada a las profundidades de la crisis bancaria global cuyo resultado podría ser la bancarrota del Estado", dijo el político durante un mensaje difundido por la televisión.

No fue todo, Haarde anunció que el Ejecutivo había aprobado una Ley de Emergencia que fue aprobada sin discusión por el Parlamento en la noche del lunes (6/10/08), mediante la cual el Gobierno aprobó una medida que consternó a la nación.

En menos de tres días, el político nacionalizó los tres principales bancos del país, a los que hizo responsable de la catástrofe que viven estos días los 320 mil habitantes de la isla.

El origen de la tragedia de Islandia, y esto ahora lo saben todos los habitantes de la isla, hay que buscarlo en la agresividad de los tres bancos más importantes del país, que captaron clientes, por ejemplo en el Reino Unido y Alemania, con altos intereses para depósitos a corto plazo.

Después de vivir durante décadas bajo la sombra real de la austeridad con una dependencia casi absoluta de las exportaciones de la pesca. Islandia comenzó a vivir un cambio extraordinario a causa de una extensa política de privatizaciones, que incluyó al sector bancario.

Gracias a una coyuntura favorable y a préstamos obtenidos en el extranjero, los bancos islandeses pusieron en práctica una agresiva política expansiva e hicieron creer al país que la pequeña isla se había convertido en una potencia capitalista del primer mundo.

Los inmigrantes dicen adiós

El panorama es tan poco alentador en Islandia que muchos de sus 30.000 inmigrantes se plantean abandonar el país, si es que no lo han hecho ya. Polacos en su mayoría (40%), seguidos de lituanos, tailandeses y filipinos, muchos trabajan en la construcción, uno de los sectores más afectados por la crisis. Otro factor es la depreciación de la corona islandesa, sobre todo para los que mandan remesas a sus países de origen. "Les recomendamos que se vayan. Están perdiendo sus trabajos y no hay perspectivas de recuperarlos", señala Kart Sigurdsson, jefe de departamento de una oficina del Eures (servicio europeo de empleo). Einar Skulasson, director del Centro Intercultural de Reikiavik, que ofrece gratuitamente asesoría legal y clases de islandés a los inmigrantes, alerta del nacionalismo creciente en tiempos de crisis: "Me preocupa el vocabulario del Gobierno, que sólo habla de ayudar a los islandeses y no a los que viven en Islandia"…

¿Un país en "vías" de subdesarrollo? (El primer país del mundo gestionado como un fondo de alto riesgo)

Un caso paradigmático de contagio económico (Acontecimientos / interpretaciones)

– FMI – Finanzas & Desarrollo – Marzo de 2007

(Por Leslie Lipschitz)

Islandia sobrevive al nerviosismo del mercado

A partir de 2003, la abundancia de energía barata impulsó grandes proyectos de inversión en Islandia que agudizaron el déficit en cuenta corriente, acapararon la mano de obra local y estimularon una demanda global vigorosa, aunque se esperaba que aceleraran el crecimiento y causaran cierta apreciación de la moneda. A medida que la política monetaria se fue endureciendo frente a la fuerza de la demanda, las tasas de interés subieron y la corona islandesa se apreció considerablemente ponderada según el comercio exterior.

Los bancos islandeses aprovecharon el diferencial de las tasas de interés captando préstamos en euros y otorgando crédito en coronas, cuidándose de cubrir su exposición. La combinación de una moneda en alza, tasas de interés elevadas y crédito de buena calidad -los bonos soberanos llevaban la calificación AAA- atrajo también carteras de inversión extranjeras, que financiaban sus posiciones largas de deudas en coronas con crédito tomado en monedas menos redituables. (Esto se vio exacerbado por la innovación financiera, como la emisión offshore de eurobonos denominados en coronas por parte de instituciones extranjeras que canjeaban sus pasivos en coronas por los pasivos en euros de los bancos islandeses). Los diferenciales de rendimiento después del ajuste del tipo de cambio rondaron el 9¼% en 2003, el 7½% en 2004 y el 18% en 2005.

Nadando en dinero y en busca de nuevas modalidades de crédito, los bancos comerciales comenzaron a mediados de 2004 a competir directamente con el Estado en la oferta de primeras hipotecas para la vivienda. Como proponían condiciones más favorables, el crédito a los hogares aumentó el 98% en 2004, alimentando el rápido encarecimiento de la vivienda y la consiguiente extracción de capital a través del refinanciamiento. Eso, a su vez, aceleró el consumo interno, agravando el déficit en cuenta corriente.

Los cambios financieros en Islandia fueron enormes. La deuda externa se disparó. El endeudamiento del sector privado se triplicó entre 2003 y 2006, con aumentos vertiginosos en la deuda de los hogares y de las empresas. Los precios de las propiedades y de las acciones subieron con rapidez; entre mediados de 2003 y fines de 2005, las valoraciones bursátiles prácticamente se cuadruplicaron. Todo esto terminó sembrando mucho nerviosismo en los mercados y generando presiones sobre la moneda y las valoraciones bursátiles en la primavera y el verano de 2006…

– Crisis. ¿Qué ocurrió en Islandia? (Jack Smart – rebelion.org – 5/11/08)

"La economía islandesa es próspera y flexible" (FMI, 4/7/2008).

"Existe un peligro muy real… que la economía islandesa, en el peor de los casos, pueda ser absorbida con los bancos en un remolino y que el resultado pudiese ser la bancarrota nacional". (Discurso a la nación del primer ministro de Islandia Gier Haarde, 6/10/2008).

¿Qué ocurrió en Islandia en ese período de tres meses que pueda explicar este cambio? Por supuesto en otras ocasiones hemos señalado la arrogancia y estupidez de la burguesía y sus representantes en instituciones como el FMI, que claramente cometieron un error en su valoración de la economía islandesa. Pero Islandia ha sido uno de los países más afectados por la actual crisis mundial del sistema capitalista.

Para explicar la crisis particular de los bancos de Islandia lo mejor que podemos hacer es remitirnos a un artículo publicado por The Financial Times el 1 de julio de 2008 escrito por Robert Wade, profesor de la London School of Economics. El profesor Wade explica que antes del año 2000 la mayoría de los bancos islandeses eran de propiedad pública y aplicaban una política conservadora en cuestiones como los préstamos y el crédito. Los tipos de interés reales, es decir, los tipos de interés teniendo en cuenta la alta tasa de inflación de Islandia, eran bajos e incluso negativos. No se daba fácilmente crédito y era bastante difícil conseguir préstamos individuales. Debido a la presión de la clase capitalista, envidiosa de los masivos beneficios que conseguían los bancos en otras partes, en el año 2000 el sistema bancario islandés se desreguló y privatizó.

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