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Che Guevara, Poesía completa (página 3)

Enviado por Carlos Arturo


Partes: 1, 2, 3

  1. Una lágrima hacia ti

    Ay, Guatemala

    yo preparé mi sangre en batallones rojos

    para regarla entera sobre la tierra santa.

    ¡La conservo intacta

    en mi purpúrea alcurnia de soldado ileso!

    Silencios de derrota atisban mis insomnios.

    Los siento, en resabios de miel amarga,

    pringando mis acciones de recelo.

    Haz caído, Guatemala.

    Guía, esperanza, ejemplo de América, haz caído.

    ¡Titán de cenizas!

    ¡Desintegrada imagen de la fe vencida!

    El polvo que la ruina anuncia

    en los aires grises va formando nubes.

    Allá en los horizontes, se confunden

    con las nubes negras que provocan cascos

    de centauros-pulpos de prosapia rubia.

    Vienen sedientos a tu fresca savia;

    la tomarán a sorbos, "por la democracia"

    Mis ojos no pueden seguir siempre secos

    cuando están tan húmedos los de tu pueblo.

    El pueblo llora, Guatemala, pero cree.

    Llora pero sabe que el porvenir es fiel.

    Por aquel que no murió en la hora del combate

    (ese mismo que ahora muere sin cielo por testigo);

    por el que escapó a la muerte y la encontró de nuevo;

    por el dolor de dejarte y el de haberte perdido;

    por la enorme lágrima que llora el pueblo;

    por el porvenir;

    por ti y por mí;

    Guatemala, hoy que me alejo,

    envío esta lágrima esperanzada y doliente

    a dialogar futuros con tu pueblo inerme.

    M.I.O.

    Septiembre 1954

    Invitación al camino

    Para Helena Leiva de Holst

    Hermana, falta mucho para llegar al triunfo

    Hermana, falta mucho para llegar al triunfo.

    El camino es largo y el presente incierto;

    ¡el mañana es nuestro!

    No te quedes a la vera del camino.

    Sacia tus pies en este polvo eterno.

    Conozco tu cansancio y tu desazón tan grandes;

    sé que en el combate se opondrá tu sangre

    y sé que morirías antes que dañarla.

    A la reconquista ven, no a la matanza.

    Si desdeñas el fusil, empuña la fe;

    si la fe te falla, lanza un sollozo;

    si no puedes llorar, no llores,

    pero avanza, compañera,

    aunque no tengas armas y se niegue el norte.

    No te invito a regiones de ilusión,

    no habrá dioses, paraísos, ni demonios

    —tal vez la muerte oscura sin que una cruz la marque—.

    Ayúdanos hermana, que no te frene el miedo,

    ¡vamos a poner en el infierno el cielo!

    No mires a las nubes, los pájaros o el viento;

    nuestros castillos tienen raíces en el suelo.

    Mira el polvo, la tierra tiene

    la injusticia hambrienta de la esencia humana.

    Aquí este mismo infierno es la esperanza.

    No te digo allí, detrás de esa colina;

    no te digo allá, donde se pierde el polvo;

    no te digo, de hoy, a tantos días visto…

    Te digo: ven, dame tu mano cálida

    —esa que conocen mis enjugadas lágrimas—.

    Hermana, madre, compañera… ¡Camarada!

    este camino conduce a la batalla.

    Deja tu cansancio, deja tus temores,

    deja tus pequeñas angustias cotidianas.

    ¿Qué importa el polvo acre?, ¿qué importan los escollos?

    ¿Qué importa que tus hijos no escuchen el llamado?

    A su cárcel de green-backs vamos a buscarlos.

    Camarada, sígueme; es la hora de marchar…

    Diciembre del 54

  2. Canto General

    Cuando el tiempo haya tamizado un poco los andares políticos y al mismo tiempo —ineluctablemente— haya dado al pueblo su triunfo definitivo, surgirá este libro de Neruda como el más vasto poema sinfónico de América.

    Es poesía que muestra un hito y quizás una cumbre. Todo en ella, hasta los pocos (e inferiores) versos personales del final, respiran trascendencia. El poeta cristaliza esa media vuelta que dio, cuando abandonara su diálogo consigo mismo y descendiera (o subiera) a dialogar con nosotros, los simples mortales, los integrantes del pueblo.

    Es un canto general de América que da un repaso a todo lo nuestro desde los gigantes geográficos hasta las pobres bestezuelas del señor monopolio.

    El primer capítulo se llama "La lámpara en la tierra", y entre otros suena su saludo para el gigantesco Amazonas:

    Amazonas

    Capital de las sílabas del agua,

    padre patriarca…

    Al exacto colorido une la metáfora justa, da el ambiente, muestra su impacto en él, paya ya no como vagabundo alambicado, sino como hombre.

    Y precisamente el primer capítulo de su descripción que pudiéramos llamar "precolombina" se cierra con "Los hombres", nuestros abuelos lejanos:

    Como la copa de arcilla era

    la raza minera, el hombre

    hecho de piedras y de atmósfera,

    limpio como los cántaros, sonoro.

    Luego el poeta encuentra la síntesis de lo que era la América nuestra, su símbolo más grande, y canta entonces a las "Alturas de Macchu-Picchu".

    Es que Macchu-Picchu es la obra de ingeniería aborígen que llega más a nosotros; por su simpleza elegante, por su tristeza gris, por el maravilloso panorama circundante, por el Urumbamba aullando abajo. La síntesis de Macchu-Picchu es hecha por tres versos que son tres definiciones de una categoría casi goethiana:

    Madre de piedra, espuma de los cóndores.

    Alto arrecife de la aurora humana

    Pala perdida en la primera arena

    Pero no se conforma con definirla e historiarla, y en un arranque de locura poética echa todo su saco de metáforas deslumbrantes y a veces herméticas sobre la ciudad símbolo y después invoca su ayuda:

    Dadme el silencio, el agua, la esperanza

    Dadme la lucha, el hierro, los volcanes

    ¿Qué ha sucedido? Todos conocen la secuencia de la historia: en el horizonte aparecieron "Los conquistadores".

    Los carniceros desolaron las islas

    Guahananí fue la primera

    en esa historia de martirios.

    Y van pasando Cortés, Alvarado, Balboa, Ximénez de Quesada, Pizarro, Valdivia. Todos son lacerados sin piedad por su canto detonante como un pistoletazo. Para el único que tiene palabras de cariño es para Ercilla, el cantor de la gesta Araucana:

    Hombre, Ercilla sonoro, oigo el pulso del agua

    de tu primer amanecer, un frenesí de pájaros

    y un trueno en el follaje

    Deja, deja tu huella

    de águila rubia, destroza

    tu mejilla contra el maíz salvaje,

    todo será en la tierra devorado.

    Sin embargo, la conquista seguirá y dará lo suyo a América, por eso dice Neruda, "A pesar de la ira":

    Pero a través del juego y la herradura

    domo de un manantial iluminado

    por la sangre sombría,

    con el metal hundido en el tormento

    se derramó una luz sobre la tierra:

    número, nombre, línea y estructura.

    Así con el sangriento

    titán de piedra,

    halcón encarnizado

    no sólo llegó sangre sino trigo.

    La luz vino a pesar de los puñales.

    Pero la noche de España acaba y la noche del monopolio es amenazada. Todos los grandes de América tienen su sitio en el canto, desde los viejos libertadores hasta los nuevos, los Prestes, los que lucha con el pueblo codo a codo.

    Ahora la detonación desaparece y un gran canto de alegría y esperanza salpica al lector. Pero suena especialmente la gesta de su tierra. Lautaro y sus guerreros y Caupolicán el empalado.

    "Lautaro contra el centauro (1554)" da la idea justa.

    La fatiga y la muerte conducían

    la tropa de Valdivia en el follaje.

    Se acercaban las lanzas de Lautaro.

    Entre los muertos y las hojas iba

    Como en un túnel Pedro de Valdivia.

    En las tinieblas llegaba Lautaro.

    Pensó en Extremadura pedregosa,

    en el dorado aceite, en la cocina,

    en el jazmín dejado en ultramar.

    Reconoció el aullido de Lautaro.

    Valdivia vio venir la luz, la aurora,

    tal vez la vida, el mar.

    Era Lautaro.

    No podía faltar en su canto la reunión misteriosa de Guayaquil, y en las líneas de la entrevista política palpita el espíritu de los dos grandes generales.

    Pero no todo fue lucha heroica y limpia de los libertadores, también hubo traiciones, verdugos, carceleros, asesinos. "La arena traicionada" se abre con "Los verdugos":

    Sauria, escamosa América enrollada

    al crecimiento vegetal, al mástil

    erigido en la ciénaga:

    amamantaste hijos terribles

    con venenosa leche de serpiente,

    tórridas cunas encubaron

    y cubrieron con barro amarillo

    una progenie encarnizada.

    El gato y la escorpiona fornicaron

    En la patria selvática

    Y aparecen y desfilan los Rosas, Francias, García Morenos, etc., y no sólo nombres, instituciones, castas, grupos.

    A sus colegas "Los poetas celestes" les pregunta:

    Qué hicisteis vosotros gidistas,

    intelectualistas, rilkistas,

    misterizantes, falsos brujos

    existenciales, amapolas

    surrealistas encendidas

    en una tumba, europeizados

    cadáveres de la moda,

    pálidas lombrices del queso

    capitalista…

    Y cuando llega a las compañías norteamericanas, su poderosa voz respira piedad por las víctimas y asco y odio hacia los pulpos, hacia todos los que fraccionan y degluten nuestra América:

    Cuando sonó la trompeta, estuvo

    Todo preparado en la tierra,

    y Jehová repartió el mundo

    a Coca-Cola Inc., Anaconda,

    Ford Motors, y otras entidades:

    la Compañía Frutera Inc.

    se reservó lo más jugoso,

    la costa central de mi tierra,

    la dulce cintura de América.

    A González Videla, el presidente que lo envía al exilio, le grita:

    Triste clown, miserable

    mezcla de mono y rata, cuyo rabo

    peinan en Wall Street con pomada de oro.

    Pero no todo ha muerto tampoco, y de la esperanza brota su grito:

    América, no invoco tu nombre en vano.

    Se concentra luego en su patria dando el "Canto general de Chile" donde después de describirlo y cantarlo da su "Oda de invierno al río Mapocho".

    Oh, sí, nieve imprecisa,

    oh, sí, templando en plena flor de nieve,

    párpado boreal, pequeño rayo helado

    ¿quién, quién te llamó hacia el ceniciento valle,

    quién, quién le arrastró desde el pico del águila

    hasta donde tus aguas puras tocan

    los terribles harapos de mi patria?

    Y entonces viene la tierra, "La tierra se llama Juan", y entre el canto inhábil que cada obrero da se oye el de Margarita Naranjo, que desgarra con su patetismo desnudo:

    Estoy muerta. Soy de María Elena.

    Y después se vuelve furioso contra los principales culpables, contra los monopolios, y le dedica a un soldado yanqui su poema "Que despierte el leñador":

    Al oeste de Colorado River

    hay un sitio que amo

    Y le advierte:

    Será implacable el mundo para vosotros.

    No sólo serán las islas despobladas, sino el aire

    que ya conoce las palabras que les son queridas.

    Y desde el laboratorio cubierto de enredaderas

    Saldrá también el átomo desencadenado

    Hacia vuestras ciudades orgullosas.

    González Videla desata la persecución contra él y lo convirtió en "El fugitivo", desde aquí su canto cae algo, parece como si la improvisación campeara desde ese momento en su canto y pierde entonces la altura de su metáfora y el delicado ritmo de su idea. Luego siguen "Las flores de Punitaqui" y luego saluda a sus colegas de habla hispánica.

    En "Coral de año nuevo para mi patria en tinieblas", polemiza con el gobierno de Chile y después recuerda "El gran océano" con su Rapa Nui:

    Tepito-Te-Henúa, ombligo del mar grande,

    taller del mar, extinguida diadema.

    Y acaba el libro con su "Yo soy", donde hace su testamento luego de repasarse a sí mismo:

    Dejo a los sindicatos

    del cobre, del carbón y del salitre

    mi casa junto al mar de Isla Negra.

    Quiero que allí reposen los maltratados hijos

    de mi patria, saqueada por hachas y traidores,

    desbaratada en su sagrada sangre,

    consumida en volcánicos harapos.

    Dejo mis viejos libros, recogidos

    en rincones del mundo, venerados

    en su tipografía majestuosa,

    a los nuevos poetas de América,

    a los que un día

    hilarán en el ronco telar interrumpido

    las significaciones de mañana.

    Y finalmente grita:

    Aquí termino:

    y nacerá de nuevo esta palabra,

    tal vez en otro tiempo sin dolores,

    sin las impuras hebras que adhirieron

    negras vegetaciones en mi canto,

    y otra vez en la altura estará ardiendo

    mi corazón quemante y estrellado.

    Así termina este libro, aquí dejo

    mi Canto General escrito

    en la persecución cantando, bajo

    las olas clandestinas de mi patria.

    Hoy 5 de febrero, en este año

    de 1949, en Chile, en "Godomar

    de Chena", algunos meses antes

    de los cuarenta y cinco años de mi edad.

    Y con este final de François Villon acaba el libro más alto de América poética. La épica de nuestro tiempo de tocar con sus alas curiosas todo lo bueno y lo malo de la gran patria.

    No hay espacio para otra cosa que la lucha; como en La araucana de su antecesor genial, todo es combate continuo, y su caricia es la caricia desmañada del soldado, no por eso menos amorosa pero cargada de fuerzas de la tierra.

  3. Ernesto Che Guevara

  4. [Ernesto Che Guevara. Los dejo ahora conmigo mismo: el que fui. Ocean Press y Centro de Estudios Che Guevara. Melbourne, Nueva Cork y La Habana, 2004, págs. 252-258.]

    Poemas a Che Guevara

  5. (Selección)

    Nació en 1902, en la provincia de Camagüey, Cuba. Su producción poética gira alrededor de dos grandes motivos: la situación social y la cultura mulata. A la par de composiciones que imitan el ritmo de las danzas negras se encuentran las de compromiso con los desposeídos, convirtiéndose en un representante genuino de la poesía negra o afroantillana. Su militancia comunista, iniciada en 1937, le valió la cárcel y el destierro. Tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve.

    Entre sus principales obras poéticas se encuentran "Sóngoro cosongo" (1930), "West Indies, Ltd." (1934), España (1937), "Sones para turistas y cantos para soldados" (1937) y el "Son entero" (1947). Su júbilo ante la Cuba revolucionaria lo expresó en "Tengo" (1964) y "El diario que a diario" (1972).

    Falleció en La Habana, en 1989.

    Che Comandante

    No porque hayas caído

    tu luz es menos alta.

    Un caballo de fuego

    sostiene tu escultura guerrillera

    entre el viento y las nubes de la Sierra.

    No por callado eres silencio.

    Y no porque te quemen,

    porque te disimulen bajo tierra,

    porque te escondan

    en cementerios, bosques, páramos,

    van a impedir que te encontremos,

    Che Comandante,

    amigo.

    Con sus dientes de júbilo

    Norteamérica ríe. Más de pronto

    revuélvese en su lecho

    de dólares. Se le cuaja

    la risa en una máscara,

    y tu gran cuerpo de metal

    sube, se disemina

    en las guerrillas, como tábanos,

    y tu ancho nombre herido por soldados

    ilumina la noche americana

    como una estrella súbita, caída

    en medio de una orgía.

    Tú lo sabías, Guevara,

    pero no lo dijiste por modestia,

    por no hablar de ti mismo,

    Che Comandante,

    amigo.

    Estás en todas partes. En el indio

    hecho de sueño y cobre. Y en el negro

    revuelto en espumosa muchedumbre,

    y en el ser petrolero y salitrero,

    y en el terrible desamparo

    de la banana, y en la gran pampa de las pieles,

    y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,

    tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,

    vivo, como no te querían,

    Che Comandante,

    amigo.

    Cuba te sabe de memoria. Rostro

    de barbas que clarean. Y marfil

    y aceituna en la piel de santo joven.

    Firme la voz que ordena sin mandar,

    que manda compañera, ordena amiga,

    tierna y dura de jefe camarada.

    Te vemos cada día ministro,

    cada día soldado, cada día

    gente llana y difícil

    cada día.

    Y puro como un niño

    o como un hombre puro,

    Che Comandante,

    amigo.

    Pasas en tu descolorido, roto, agujereado

    traje de campaña.

    El de la selva, como antes

    fue el de la Sierra. Semidesnudo

    el poderoso pecho de fusil y palabra,

    de ardiente vendaval y lenta rosa.

    No hay descanso.

    ¡Salud, Guevara!

    O mejor todavía desde el hondón americano:

    Espéranos. Partiremos contigo. Queremos

    morir para vivir como tú has muerto,

    para vivir como tú vives,

    Che Comandante,

    amigo.

    Che Guevara

    Como si San Martín la mano pura

    a Martí familiar tendido hubiera,

    como si el Plata vegetal viniera

    con el Cauto a juntar agua y ternura,

    así Guevara, el gaucho de voz dura,

    brindó a Fidel su sangre guerrillera

    y su ancha mano fue más compañera

    cuando fue nuestra noche más oscura.

    Huyó la muerte. De su sombra impura,

    del puñal, del veneno, de la fiera,

    solo el recuerdo bárbaro perdura.

    Hecha de dos un alma brilla entera,

    como si San Martín la mano pura

    a Martí familiar tendido hubiera.

    Guitarra en duelo mayor

    Soldadito de Bolivia,

    Soldadito Boliviano,

    Armado vas de tu rifle

    Que es un rifle americano.

    Que es un rifle americano

    Soldadito de Bolivia,

    Que es un rifle americano.

    Te lo dio el señor Barrientos,

    Soldadito Boliviano.

    Regalo de Mr. Johnson

    Para matar a tu hermano.

    Para matar a tu hermano

    Soldadito de Bolivia,

    Para matar a tu hermano.

    No sabes quien es el muerto,

    Soldadito Boliviano.

    El muerto es el Che Guevara

    Y era argentino y cubano.

    Y era argentino y cubano

    Soldadito de Bolivia,

    Y el argentino y cubano.

    El fue tu mejor amigo,

    Soldadito Boliviano.

    El fue amigo del pobre

    Del oriente al altiplano.

    Del oriente al altiplano

    Soldadito de Bolivia,

    Del oriente al altiplano.

    Está mi guitarra entera,

    Soldadito Boliviano,

    De luto, pero no llora

    Aunque llorar es humano.

    Aunque llorar es humano

    Soldadito de Bolivia,

    Aunque llorar es humano.

    No llora porque la hora,

    Soldadito Boliviano

    No es de lagrima y pañuelo,

    Sino de machete en mano.

    Sino de machete en mano

    Soldadito de Bolivia,

    Sino de machete en mano.

    Con el cobre que te paga,

    Soldadito Boliviano,

    Que te vendes, que te compras,

    Es lo que piensa el tirano.

    Es lo que piensa el tirano

    Soldadito de Bolivia,

    Es lo que piensa el tirano.

    Pero aprenderás seguro,

    Soldadito Boliviano,

    Que a un hermano no se mata

    Que no se mata a un hermano

    Que no se mata a un hermano.

    Soldadito de Bolivia,

    Que no se mata a un hermano

    ¡Que no se mata a un hermano!

    Lectura de domingo

    He leído acostado

    todo un blando domingo.

    Yo en mi lecho tranquilo,

    mi suave cabezal,

    mi cobertor bien limpio,

    tocando piedra, lodo, sangre,

    garrapata, sed,

    orines, asma:

    indios callados que no entienden,

    soldados que no entienden,

    señores teorizantes que no entienden,

    obreros, campesinos que no entienden

    soldados teorizantes que no entienden.

    Terminas de leer,

    quedan tus ojos fijos

    ¿en qué sitio del viento?

    El libro ardió en mis manos,

    lo he puesto luego abierto,

    como una brasa pura,

    sobre mi pecho.

    Siento las últimas palabras

    subir desde un gran hoyo negro.

    Inti, Pablito, el Chino y Aniceto.

    El cinturón del cerco.

    La radio del ejército

    mintiendo.

    Aquella luna pequeñita

    colgando suspendida

    a una legua de Higueras

    y dos de Pucará.

    Después silencio.

    No hay más páginas.

    Esto se pone serio.

    Esto se acaba pronto

    termina.

    Va a encenderse.

    Se apaga.

    Va a nacer.

    [Obra poética de Nicolás Guillén. Edit. Letras Cubanas, 2002. Dos vols.]

  6. Nicolás Guillén

    Nació en Chile, en 1904. Se dio a conocer con "20 poemas de amor y una canción desesperada" (1924). Su tono es turbulento y oscuro con "Residencia en la tierra" (1925-1935). La lucha de los republicanos inspiró "España en el corazón" (1937). Nombrado senador (1945), la persecución ideológica lo obligó a exiliarse. En 1950, publicó "Canto general" (1950), su obra más ambiciosa y que acompañó a Che en su mochila de la guerrilla boliviana. Guevara escribió un comentario desconocido sobre ese libro exuberante.

    Entre la vasta nerudalia, destacan: "Tercera residencia" (1947), "Odas elementales" (1954), "Tercer libro de odas" (1957); "Navegaciones y regresos" y "Cien sonetos de amor" (1959); "Memorial de Isla Negra" (1964), "Arte de pájaros" (1966), "Las manos del día" (1968), "Aún" (1969) y "Fin del mundo" (1970).

    Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971. Murió en 1973, pocos días después del golpe militar y de la trágica muerte del presidente Salvador Allende

    Tristeza en la muerte de un Héroe

    Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,

    los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados

    fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes

    llena la boca de jactancia y de proezas salivares.

    El pueblo movió la cabeza:

    y volvió el héroe a su silencio.

    Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas

    el fuego ilustre de Guevara.

    El comandante terminó asesinado en un barranco.

    Nadie dijo esta boca es mía.

    Nadie lloró en los pueblos indios.

    Nadie subió a los campanarios.

    Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar

    el comandante asesinado.

    ¿Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?

    Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.

    Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó

    en la cisterna del silencio.

    Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,

    y como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del crimen,

    escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.

    La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies

    de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces

    y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.

     

    [Fin del mundo. Santiago, Edición de la Sociedad de Arte Contemporáneo, 1969.]

  7. Pablo Neruda

    Nació en Cuba, en 1910. Dirigió varias revistas literarias, entre ellas "Orígenes" (1944-1956). Su poesía, rica en imágenes y en parte hermética, se basa en un conocimiento profundo de Góngora, Platón, los poetas órficos y los filósofos gnósticos.

    Entre sus obras destacan "Muerte de Narciso" (1937), "Enemigo rumor" (1941), "Aventuras sigilosas" (1945), "La fijeza" (1949) y "Dador" (1960). Son notables sus ensayos de interpretación estética "Analecta del reloj" (1953), "La expresión americana" (1957) y "Tratados en La Habana" (1959). En 1966 publicó su "Antología de la poesía cubana".

    Su novela "Paradiso" (1966) lo situó a la vanguardia de la novelística hispanoamericana contemporánea. "Oppiano Licario" es una novela inconclusa, que apareció póstumamente en 1977, y en 1978 la recopilación poética "Fragmentos a su imán".

    Murió el 9 de agosto de 1976.

    Ernesto Guevara, comandante nuestro

    Ceñido por la última prueba, piedra pelada de los comienzos para oír las inauguraciones del verbo, la muerte lo fue a buscar. Saltaba de chamusquina para árbol, de alquileida caballo hablador para hamaca donde la india, con su cántaro que coagula los sueños, lo trae y lo lleva. Hombre de todos los comienzos, de la última, del quedarse con una sola muerte, de particularizarse con la muerte, piedra sobre piedra, piedra creciendo el fuego.

    Las citas con Tupac Amaru, las charreteras bolivarianas sobre la plata del Potosí, le despertaron los comienzos, la fiebre, los secretos de ir quedándose para siempre. Quiso hacer de los Andes deshabitados, la casa de los secretos. El huso del transcurso, el aceite amaneciendo, el carbunclo trocándose en la sopa mágica. Lo que se ocultaba y se dejaba ver era nada menos que el sol, rodeado de medialunas incaicas, de sirenas del séquito de Viracocha, sirenas con sus grandes guitarras. El medialunero Viracocha transformando las piedras en guerreros y los guerreros en piedras. Levantando por el sueño y las invocaciones la ciudad de las murallas y las armaduras. Nuevo Viracocha, de él se esperaban todas las saetas de la posibilidad y ahora se esperaban todas las saetas de la posibilidad y ahora se esperan todos los prodigios en la ensoñación.

    Como Anfiareo, la muerte no interrumpe sus recuerdos. La aristía, la protección en el combate, la tuvo siempre a la hora de los gritos y la arreciada del cuello, pero también la areteia, el sacrificio, el afán de holocausto. El sacrificarse en la pirámide funeral, pero antes dio las pruebas terribles de su tamaño para la transfiguración. Donde quiera que hay una piedra, decía Nietzsche, hay una imagen. Y su imagen es uno de los comienzos de los prodigios, del sembradío en la piedra, es decir, el crecimiento tal como aparece en las primeras teogonías, depositando la región de la fuerza en el espacio vacío.

    [Casa de las Américas, La Habana, Año VIII, No. 46, enero-febrero 1968.]

  8. José Lezama Lima

  9. Nació en La Habana, en 1912. Fue la primera mujer en incorporarse al Partido Comunista de Cuba, en 1932. Durante la dictadura de Gerardo Machado se exilió en México.

    Su primer libro de poesía, "Presencia interior", se publicó en 1938. Sus ensayos fueron galardonados: "Influencia de la mujer en Iberoamérica" (1947), "Un hombre a través de su obra: Miguel de Cervantes Saavedra" (1948), "Del encausto a la sangre: Sor Juana Inés de la Cruz" (1974). En 1970 publicó "Canción Antigua a Che Guevara".

    Es autora de la "Introducción" a la edición cubana de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" (1972). Dirigió el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, cargo desde el cual dirigió la publicación del Diccionario de Literatura Cubana. En 1980, en el año de su fallecimiento, publicó "Ayer de hoy", selección de ensayos, artículos y poemas inéditos.

    Canción Antigua a Che Guevara

    —Dónde estás, caballero Bayardo,

    caballero sin miedo y sin tacha?.

    —En el viento, señora, en la racha

    que aciclona la llama en que ardo.

    —Dónde estás, caballero gallardo,

    caballero sin tacha y sin miedo?

    —En la flor que a mi vida concedo:

    en el cardo, señora, en el cardo.

    —Dónde estás, caballero seguro,

    caballero del cierto destino?

    —Con la espada aclarando camino

    al futuro, señora, al futuro.

    —Dónde estás, caballero el más puro,

    caballero el mejor caballero?

    —Encendiendo el hachón guerrillero

    en lo oscuro, señora, en lo oscuro.

    —Dónde estás, caballero el más fuerte,

    caballero del alba encendida?

    —En la sangre, en el polvo, en la herida,

    en la muerte, señora, en la muerte.

    —Dónde estás, caballero ya inerte,

    caballero ya inmóvil, y andante?

    —En aquel que haga suyos mi guante

    y mi suerte, señora, mi suerte.

    —Dónde estás, caballero de gloria,

    caballero entre tantos primero?

    —Hecho saga en la muerte que muero;

    hecho historia, señora, hecho historia.

    [Instituto Cubano del Libro, 1 pp., pleg., La Habana, 1970. García Marruz, Fina. Sobre Canción Antigua a Che Guevara. Unión, No. 2, págs. 129-134, La Habana, junio, 1975.]

  10. Mirta Aguirre

    Nació en Bruselas en 1914. A partir de los cuatro años vivió en la Argentina, a la que pertenece por sangre, formación y lenguaje. Se incorporó al movimiento literario argentino con el libro de sonetos "Presencia" (1938).

    De 1949 es su obra dramática "Los reyes". En 1951, publicó "Bestiario". En los años sesenta se difundieron las novelas que le dieron renombre internacional: "Los premios" (1960), "Rayuela" (1963), "62/Modelo para armar" (1968) y "Libro de Manuel" (1973).

    Otros libros que incluyen relatos, cuentos y géneros híbridos, son: "Final de juego"(1956), "Las armas secretas" (1959), "Historias de cronopios y famas" (1962), "Todos los fuegos el fuego" (1966), "La vuelta al día en ochenta mundos" (1967), "Último round" (1968), "Octaedro" (1974), "Alguien que anda por ahí" (1977), "Un tal Lucas" (1979), "Queremos tanto a Glenda" (1980), "Deshoras" (1982).

    Murió en París, el 12 de febrero de 1984. Ese año, en México se publicó el poemario "Salvo el crepúsculo".

    Carta a Roberto Fernández Retamar

    París, 29 de octubre de 1967.

    Roberto, Adelaida, mis muy queridos:

    Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.

    Che

    Yo tuve un hermano.

    No nos vimos nunca

    pero no importaba.

    Yo tuve un hermano

    que iba por los montes

    mientras yo dormía.

    Lo quise a mi modo,

    le tomé su voz

    libre como el agua,

    caminé de a ratos

    cerca de su sombra.

    No nos vimos nunca

    pero no importaba,

    mi hermano despierto

    mientras yo dormía,

    mi hermano mostrándome

    detrás de la noche

    su estrella elegida.

    Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,

    Julio

    Mensaje al hermano

    Ahora serán las palabras, las más inútiles o las más elocuentes, las que brotan de las lágrimas o de la cólera; ahora leeremos bellas imágenes sobre el fénix que renace de las cenizas, en poemas y discursos se irá fijando para siempre la imagen del Che. También éstas que escribo son palabras, pero no las quiero así, no quiero yo ser quien hable de él. Pido lo imposible, lo más inmerecido, lo que me atreví a hacer una vez, cuando él vivía: pido que sea su voz la que se asome aquí, que sea su mano la que escriba estas líneas. Sé que es absurdo y que es imposible, y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo, porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo y lo imposible serán un día la realidad de los hombres, el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida. Usa entonces mi mano una vez más, hermano mío, de nada les habrá valido cortarte los dedos, de nada les habrá valido matarte y esconderte con sus torpes astucias. Toma, escribe: lo que me quede por decir y por hacer lo diré y lo haré siempre contigo a mi lado. Sólo así tendrá sentido seguir viviendo.

    [Fervor de la Argentina, Ediciones del Sol, Buenos Aires, 1993.]

  11. Julio Cortázar

    Nació en 1915, en Prades, Francia, de padres estadounidenses. Tras licenciarse dos veces, trabajó en un centro católico en Harlem, Nueva York. Combatió como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió al catolicismo en 1941 e ingresó en el monasterio trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky. Se ordenó sacerdote en 1949 y adoptó el nombre de Padre Luis. "La montaña de siete círculos" (1948) es el relato de su conversión.

    Además de sus libros sobre meditación, escribió las obras de poesía "Figuras para un Apocalipsis" (1948), "Las lágrimas de los leones ciegos" (1949) y "Las islas extranjeras" (1957).

    Merton y Robert Lowell, otro converso al catolicismo, son considerados los dos poetas jóvenes más importantes de los Estados Unidos.

    Falleció en 1968.

    Letters to Che: Canto bilingüe

    Te escribo cartas, Che,

    En la sazón de lluvias

    Envenenadas.

    They came without faces

    Found you with eyeless rays

    The tin grasshoppers

    With five-cornered magic

    Wanting to feed you

    To the man-eating computer

    Te escribo cartas, Guerrero,

    Vestido de hojas y lunas

    But you won and became

    The rarest jungle tree

    A lost leopard

    Out of metal’s way

    Te escribo cartas

    Hermano invisible

    Gato de la noche lejana

    Cat of far nights

    Whisper of a Bolivian kettle

    Cry

    Of an Inca hill

    Te escribo cartas, Niño

    De la música callada.

    [Tomado de: Poemas al Che. Ed. Instituto del Libro, La Habana, Cuba, 1969.]

  12. Thomas Merton

    Nació en Uruguay en 1920. Su obra narrativa breve la ha reunido en dos ocasiones (1970 y 1994) con el título "Cuentos completos".

    Sus novelas son "La Tregua" (1960), "Gracias por el fuego" (1965), "Con y sin nostalgia" (1977), "Primavera con una esquina rota" (1982), "La borra del café (1993) y "Andamios" (1997).

    También es autor de libros de ensayo. En "El ejercicio del criterio" (1995), seleccionó artículos críticos publicados a lo largo de medio siglo. Ha cultivado también el teatro: "Dos comedias" (1969) y "Pedro y el rey" (1977).

    Su obra poética está congregada en "Inventario" (1963) y en "Inventario dos" (1994). Otras obras poéticas son "El olvido está lleno de memoria" (1995), "La vida ese paréntesis" (1998), Rincón de haikus" (1999), "El mundo que respiro" (2001) e "Insomnios y duermevelas" (2002).

    Consternados, rabiosos

    Así estamos.

    Consternados, rabiosos.

    Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles.

    Da vergüenza mirar los cuadros, los sillones, las alfombras.

    Sacar una botella del refrigerador.

    Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida.

    Vergüenza tener frío y arrimarse a la estufa como siempre.

    Tener hambre y comer, esa cosa tan simple.

    Abrir el tocadiscos y escuchar en silencio sobre todo si es un cuarteto de Mozart.

    Da vergüenza el confort y el asma da vergüenza.

    Cuando tú comandante, estás cayendo, ametrallado, fabuloso, nítido, eres nuestra conciencia acribillada.

    Dicen que te quemaron.

    Con qué fuego van a quemar las buenas, buenas nuevas.

    La irascible ternura que trajiste y llevaste con tu tos, con tu barro.

    Dicen que incineraron toda tu vocación, menos un dedo.

    Basta para mostrarnos el camino, para acusar al monstruo y sus tizones, para apretar de nuevo los gatillos.

    Así estamos, consternados, rabiosos.

    Claro que con el tiempo la plomiza consternación se nos irá pasando.

    La rabia quedará, se hará más limpia.

    Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella.

    Donde estés si es que estás, si estás llegando, aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones.

    Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte, comandante.

    Che

    Lo han cubierto de afiches / de pancartas

    de voces en los muros

    de agravios retroactivos

    de honores a destiempo

    lo han transformado en pieza de consumo

    en memoria trivial

    en ayer sin retorno

    en rabia embalsamada

    han decidido usarlo como epilogo

    como última thule de la inocencia vana

    como anejo arquetipo de santo o satanás

    y quizás han resuelto que la única forma

    de desprenderse de Él

    o dejarlo al garete

    es vaciarlo de lumbre

    convertirlo en un héroe

    de mármol o de yeso

    y por lo tanto inmóvil

    o mejor como mito

    o silueta o fantasma

    del pasado pisado

    sin embargo los ojos incerrables del Che

    miran como si no pudieran no mirar

    asombrados tal vez de que el mundo no entienda

    que treinta años después siga bregando

    dulce y tenaz por la dicha del hombre.

    Señas del Che

    Todo campo

    es el nuestro

    por ejemplo está éste

    verde dispuesto verde

    los surcos y los surcos

    las nubes con sus gordas

    pantorrillas de lluvia

    está también el otro

    campo de pronto abismo

    recién nacidos muertos

    sin haberse atrevido

    a estrenar sus pavores

    está el amor de siempre

    el corazón del tacto

    la noche de la piel

    los poros y los poros

    y la gloria y el beso

    está la llamarada

    la hoguera de la piel

    el cuerpo brasa infame

    el hombre que no sabe

    por qué lo incendia el hombre

    verde dispuesto verde

    campo de pronto abismo

    los surcos y los surcos

    las nubes con sus gordas

    pantorrillas de lluvia

    recién nacidos muertos

    sin haberse atrevido

    a estrenar sus pavores

    está el amor de siempre

    está la llamarada

    el corazón del tacto

    la hoguera de la piel

    la noche de la piel

    el cuerpo brasa infame

    los poros y los poros

    y el hombre que no sabe

    y la gloria y el beso

    por qué lo incendia el hombre

    desde un sitio cualquiera

    montaña o selva o sótano

    hay alguien que hace señas

    agitando su vida

    todo campo

    es el nuestro.

    [Inventario uno: poesía completa: 1950-1985. Seix Barral, Buenos Aires, 1996. Inventario dos: poesía completa: 1986-1991. Visor, Madrid, 1995.]

  13. Mario Benedetti

    Nació en Portugal, en 1922. Autor de obras líricas, teatrales y crónicas, es reconocido por sus labores narrativas caracterizadas por un estilo pleno de ironía. Su militancia en el Partido Comunista Portugués le valió censura y persecución durante los años de dictadura en su país. En 1977 publicó "Manual de pintura y caligrafía". "Alzado del suelo" (1980) fue la novela que lo reveló como gran escritor.

    Otras obras de gran interés son "Memorial del convento" (1983), "El año de la muerte de Ricardo Reis" (1984), "La balsa de piedra" (1986), "Historia del cerco de Lisboa" (1989), "El evangelio según Jesucristo" (1991), "Ensayo sobre la ceguera" (1995), "Todos los nombres" (1998), "La caverna" (2000), "El hombre duplicado" (2003), "Ensayo sobre la lucidez" (2004), "Las intermitencias de la muerte" (2005) y "Las pequeñas memorias" (2006). Publicó el diario "Cuadernos de Lanzarote" (1997) y "Poesía completa" (2005).

    En 1998 fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura.

    Breve meditación sobre un retrato de Che Guevara

    No importa qué retrato. Uno cualquiera: serio, sonriendo, arma en mano, con Fidel o sin Fidel, diciendo un discurso en las Naciones Unidas, o muerto, con el torso desnudo y ojos entreabiertos, como si del otro lado de la vida todavía quisiera acompañar el rastro del mundo que tuvo que dejar, como si no se resignase a ignorar para siempre los caminos de las infinitas criaturas que estaban por nacer.

    Sobre cada una de estas imágenes se podría reflexionar profusamente, de un modo lírico o de un modo dramático, con la objetividad prosaica del historiador o simplemente como quien se dispone a hablar del amigo que descubre haber perdido porque no lo llegó a conocer…

    Al Portugal infeliz y amordazado de Salazar y de Caetano llegó un día el retrato clandestino de Ernesto Che Guevara, el más célebre de todos, aquel hecho con manchas fuertes de negro y rojo, que se convirtió en la imagen universal de los sueños revolucionarios del mundo, promesa de victorias a tal punto fértiles que nunca habrían de degenerar en rutinas ni en escepticismos, antes darían lugar a muchos otros triunfos, el del bien sobre el mal, el de lo justo sobre lo inicuo, el de la libertad sobre la necesidad. Enmarcado o fijo a la pared por medios precarios, ese retrato estuvo presente en debates políticos apasionados en la tierra portuguesa, exaltó argumentos, atenuó desánimos, arrulló esperanzas. Fue visto como un Cristo que hubiese descendido de la cruz para descrucificar a la humanidad, como un ser dotado de poderes absolutos que fuera capaz de extraer de una piedra el agua con que se mataría toda la sed, y de transformar esa misma agua en el vino con que se bebería el esplendor de la vida. Y todo eso era cierto porque el retrato de Che Guevara fue, a los ojos de millones de personas, el retrato de la dignidad suprema del ser humano.

    Pero fue también usado como adorno incongruente en muchas casas de la pequeña y de la media burguesía intelectual portuguesa, para cuyos integrantes las ideologías políticas de afirmación socialista no pasaban de un mero capricho coyuntural, forma supuestamente arriesgada de ocupar ocios mentales, frivolidad mundana que no pudo resistir el primer choque de la realidad, cuando los hechos vinieron a exigir el cumplimiento de las palabras. Entonces, el retrato del Che Guevara, testimonio, primero, de tantos inflamados anuncios de compromiso y de acción futura, juez, ahora, del miedo encubierto, de la renuncia cobarde o de la traición abierta, fue retirado de las paredes, escondido, en la mejor hipótesis, en el fondo de un armario, o radicalmente destruido, como se quisiera hacer con algo que hubiese sido motivo de vergüenza.

    Una de las lecciones políticas más instructivas, en los tiempos de hoy, sería saber lo que piensan de sí mismos esos millares de hombres y mujeres que en todo el mundo tuvieron algún día el retrato de Che Guevara a la cabecera de la cama, o en frente de la mesa de trabajo, o en la sala donde recibían a los amigos, y que ahora sonríen por haber creído o fingido creer. Algunos dirían que la vida cambió, que Che Guevara, al perder su guerra, nos hizo perder la nuestra, y por tanto era inútil echarse a llorar, como un niño a quien se le ha derramado la leche. Otros confesarían que se dejaron envolver por una moda del tiempo, la misma que hizo crecer barbas y alargar las melenas, como si la revolución fuera una cuestión de peluqueros. Los más honestos reconocerían que el corazón les duele, que sienten en él el movimiento perpetuo de un remordimiento, como si su verdadera vida hubiese suspendido el curso y ahora les preguntase, obsesivamente, adónde piensan ir sin ideales ni esperanza, sin una idea de futuro que dé algún sentido al presente.

    Che Guevara, si tal se puede decir, ya existía antes de haber nacido, Che Guevara, si tal se puede afirmar, continuó existiendo después de haber muerto. Porque Che Guevara es sólo el otro nombre de lo que hay de más justo y digno en el espíritu humano. Lo que tantas veces vive adormecido dentro de nosotros. Lo que debemos despertar para conocer y conocernos, para agregar el paso humilde de cada uno al camino de todos.

    [Traducción del portugués por Dominica Diez. Tomado de El Latinoamericano, 9 de octubre de 2003. www.ellatinoamericano.cjb.net]

  14. José Saramago

    Nació en El Salvador, en 1935. Debido a su militancia política fue encarcelado y vivió en el exilio en Guatemala, México, Cuba, Checoslovaquia, Corea y Vietnam del Norte. Obtuvo en tres ocasiones el Premio Centroamericano de Poesía, el Premio Casa de las Américas y otros galardones en certámenes nacionales y centroamericanos.

    De su vasta obra poética, iniciada en 1956, destaca: "Mía junto a los pájaros" (1957), "La Ventana en el rostro" (1961), "El Mar" (1962), "El turno del ofendido" (1963), "Los Testimonios" (1964), "Poemas" (1968), "Taberna y otros lugares" (1969) y "Los pequeños Infiernos" (1970).

    Fue asesinado en 1975, luego de regresar a su país para luchar por su liberación.

    Credo al Che

    El Che Jesucristo

    fue hecho prisionero

    después de concluir su sermón en la montaña

    (con fondo de tableteo de ametralladoras)

    por rangers bolivianos y judíos

    comandados por jefes yankees-romanos.

    Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas

    cuyo portavoz fue Caifás Monje

    mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos

    hablando en inglés militar

    sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca

    sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás

    (Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla

    y enseñaron el camino a los rangers).

    Después le colocaron a Cristo Guevara

    una corona de espinas y una túnica de loco

    y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla

    INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices

    Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma

    y lo crucificaron con ráfagas de M-2

    y le cortaron la cabeza y las manos

    y quemaron todo lo demás para que la ceniza

    desapareciera con el viento.

    En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino

    que el de resucitar

    y quedarse a la izquierda de los hombres

    exigiéndoles que apresuren el paso

    por los siglos de los siglos.

    Amén.

    [Poemas Clandestinos. Editorial Universitaria Centroamericana, EDUCA, 1982, 2ª. Edición.]

    Cronología

    [Elaboración propia]

    1928

    14 de junio. Ernesto Guevara de la Serna nace en Rosario, Argentina. Es el primogénito de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna.

    1929

    Residen en la provincia de Misiones. Nace su hermana Celia.

    1930

    Diagnostican que padece de afección asmática severa.

    1932

    La familia Guevara se traslada a Buenos Aires. Nace su hermano Roberto.

    1933

    Radican en Alta Gracia, en las sierras cordobesas.

    1934

    Nace su hermana Ana María.

    1936

    Ernesto experimenta sus iniciales apreciaciones políticas, relacionadas con la Guerra Civil Española, de las que recibe informaciones de su tío Córdova Iturburu, como corresponsal del diario Crítica.

    1942

    Se emplea como trabajador en la vendimia.

    1943

    Concluye la escuela secundaria en Córdoba. Inicia su amistad con los hermanos Granado y los hermanos Ferrer. Nace su hermano Juan Martín.

    1944

    Alterna los estudios con el trabajo.

    1945

    Ingresa en la Facultad de Medicina.

    1947

    Muere su abuela.

    1950

    Recorre más de 4,500 kilómetros del norte argentino en una bicicleta, a la que le adapta un pequeño motor. Hace una etapa en el leprosario del Chañar. Trabaja en Vialidad y en un barco mercante. Conoce a Chichina Ferreyra, joven de aires aristocráticos.

    1951

    A bordo de una motocicleta, emprende su primer viaje por Latinoamérica, acompañado por Alberto Granado. Recorre Chile, Bolivia y Perú (donde se detiene en el leprosario de San Pablo). A bordo de la balsa Mambo-Tango, navega por el Amazonas hacia Colombia y Venezuela.

    1952

    Retorna a Argentina para culminar su carrera de medicina.

    1953

    Se gradúa de médico. Viaja en tren hacia Bolivia. En La Paz toma contacto con un ambiente de agitación social. Viaja por Perú y Ecuador. Desiste de su propósito de encaminarse hacia Venezuela para encontrarse con su amigo Alberto Granado. Arriba a la ciudad de Guatemala, con tres dólares en el bolsillo. Permaneció en nuestro país del 24 de diciembre de 1953 al 16 de septiembre de 1954. Presencia el ambiente recalentado por los enfrentamientos entre los gobiernos de Arbenz y Eisenhower. Conoce a Hilda Gadea, quien le presenta a exiliados cubanos del Movimiento 26 de Julio. Durante su etapa guatemalteca, Ñico López lo bautiza como Che.

    1954

    Invasión mercenaria patrocinada por Estados Unidos. Derrocamiento del régimen de Arbenz. Busca refugio en la embajada de Argentina. En el viaje hacia México, entabla amistad con el joven Julio Roberto Cáceres Valle, "el Patojo", quien después sería uno de los desconocidos iniciadores de la lucha insurgente en Guatemala. Luego de morir en un enfrentamiento con el ejército, Che le dedicó un emotivo texto a Cáceres en "Verde Olivo", el 19 de agosto de 1962.

    1955

    Se casa con Hilda Gadea. Sobrevive como fotógrafo callejero y trabaja como cronista de los Juegos Panamericanos. Participa en las actividades del grupo de revolucionarios cubanos dirigidos por Fidel Castro.

    1956

    Nace su primera hija, Hilda Beatriz. Inicia su entrenamiento militar con los cubanos. Fidel y Che son detenidos y liberados poco tiempo después. Junto con 82 hombres, zarpan en el pequeño yate Granma, con destino hacia Cuba.

    1957

    El 17 de enero es el primer triunfo del Ejército Rebelde. Castro lo asciende a Comandante, primer combatiente que obtiene ese grado. Se instala en el Hombrito (Sierra Maestra). 17 de septiembre: bajo su mando el Ejército Rebelde alcanza la victoria en la Batalla de Pino del Agua. 3 de diciembre: traslado del campamento a La Mesa (Sierra Maestra). Funda el periódico El Cubano Libre.

    1958

    24 de febrero: crea Radio Rebelde. En agosto, las columnas de Guevara y Camilo Cienfuegos invaden la parte occidental de la isla. Recorre 554 kilómetros en 47 días. Octubre: unifica los grupos opositores a Batista en el Escambray. Che inicia la ofensiva decisiva mientras Fidel avanza sobre Santiago de Cuba. 31 de diciembre: Che toma Santa Clara, lo que precipita la caída de la dictadura batistiana.

    1959

    2 de enero: Se traslada desde Las Villas a La Habana. Ocupa la fortaleza militar de La Cabaña. 7 de febrero: obtiene la ciudadanía cubana. Marzo: participa en la redacción de la Ley de Reforma Agraria. Junio: principia un periplo por Egipto, India, Ceilán, Yugoslavia, Birmania, Japón, Pakistán, Sudán y Marruecos. 7 de octubre: es nombrado jefe del Departamento de Industria del Instituto Nacional de Reforma Agraria. 25 de noviembre: designado como presidente del Banco Nacional de Cuba.

    1960

    28 de enero: presenta el primer acto público de la Sección Juvenil del Ejército Rebelde. 24 de febrero: discurso en la entrega de diplomas del Centro Escolar, "Oscar Lucero", en Holguín. 5 de marzo: Alberto Korda toma la célebre fotografía de Che en el homenaje a las víctimas del atentado del barco La Coubre. Abril: dirige el Departamento de Instrucción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Publica "La guerra de guerrillas". 21 de octubre: inicia el viaje por la Unión Soviética, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Hungría, China y Corea. 24 de noviembre: nace Aleida, su primera hija con Aleida March.

    1961

    23 de febrero: se crea el Ministerio de Industria, que centraliza centenares de empresas nacionalizadas y es dirigido por Che. 17 de abril: frustrada la invasión en Playa Girón (Bahía de los Cochinos). 1 de junio: suscribe el contrato de asistencia técnica de la URSS para el desarrollo de las plantas industriales de níquel. 8 de agosto: Interviene en la quinta sesión plenaria del Consejo Interamericano Económico Social (CIES), celebrado en Uruguay. Critica la Alianza para el Progreso.

    1962

    20 de mayo: nace su hijo Camilo. Junio: Castro acuerda con la Unión Soviética la instalación de misiles nucleares en Cuba. 26 de agosto: segundo viaje a la URSS. 31 de agosto: en Crimea, Guevara suscribe con Kruschev el acuerdo sobre los misiles. 29 de septiembre: Encuentro Internacional de Profesores y Estudiantes de Arquitectura. Che interviene para criticar el apoliticismo con el que se definía su convocatoria. Octubre: "Crisis de los misiles" que se resuelve con un acuerdo entre Kruschev y Kennedy sin tomar en cuenta a Cuba, lo que agudiza el distanciamiento de Che del bloque soviético.

    1963

    Abril: Celia de la Serna es encarcelada por su apoyo a la causa cubana. 14 de junio: nace su tercera hija, Celia. Julio: visita Argelia.

    1964

    25 de marzo: Che interviene en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en Ginebra. Abril: viaja a Argelia. Noviembre: cumple una misión diplomática en Moscú. 11 de diciembre: al frente de la delegación cubana, da un discurso anticolonialista ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Diciembre de 1964 al 15 de marzo de 1965: realiza una gran gira por Malí, Congo, Conakry (Guinea), Ghana, Porto Novo (Dahomey), Argelia, China, Dar Es Salaam (Tanzania), República Árabe Unida y Argelia.

    1965

    24 de febrero: nace su hijo Ernesto, mientras vuela de El Cairo a Argelia. 25 de febrero: en Argel ataca a los países del bloque soviético por no acompañar la lucha de liberación de los pueblos. 15 de marzo: en Cuba debe dar explicaciones por el discurso en Argel. Ha decidido que abandonará Cuba para luchar en el Congo, a donde arriba el 24 de abril. El contingente cubano llega a contar con cien voluntarios. 19 de mayo: muere su madre Celia de la Serna. 3 de octubre: Fidel lee la carta de despedida del Che, fechada el 1 de abril. Che escribe en su diario que esto lo convierte en un extranjero ante los cubanos. 22 de noviembre: la misión cubana abandona el Congo.

    1966

    Enero: Aleida visita a Che en Tanzania, donde se encuentra clandestino. Marzo: llega de incógnito a Praga. Julio: retorna a Cuba en secreto para preparar la campaña en Bolivia. 3 de noviembre: ingresa en Bolivia con una credencial de observador de la OEA. 7 de noviembre: Llega a Ñancahuazú. Inicia su Diario. Diciembre: el Partido Comunista Boliviano no apoya su campaña guerrillera.

    1967

    Abril: la guerrilla obtiene sus únicas victorias significativas frente al ejército. Publicación del célebre "Mensaje a los Pueblos del Mundo" en la Revista Tricontinental del OSPAAL (Conferencia de los Pueblos de Asia, África y América Latina). "Crear dos, tres… muchos Vietnam, es la consigna". 8 de octubre: herido en combate, con el fusil inutilizado y sin balas, cae prisionero en la Quebrada del Yuro, cerca del poblado de La Higuera. 9 de octubre: es asesinado en la escuelita de La Higuera (Bolivia), por orden del gobierno boliviano en connivencia con la CIA. Sus restos permanecen en secreto durante tres décadas. 18 de octubre: un millón de cubanos asiste a la Velada Solemne de Homenaje en La Habana.

    1997

    12 de julio: sus restos son identificados en Vallegrande. El mismo día son repatriados a La Habana.

  15. Roque Dalton
  16. Bibliografía

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A René Arturo Villegas Lara

Hombre cabal y escritor singular

 

Enviado por:

Carlos Arturo

 

 

Autor:

Marco Vinicio Mejía

2007

 

Partes: 1, 2, 3
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