- Hablemos, entonces, en favor de Judas Iscariote, el mismo que en el Cenáculo se sienta junto a Jesús
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- Entonces, es el suicidio
- El beso de la traición que cambió la historia…
- ¿Quién no lo reconocería?
- En resumen
Es muy difícil para muchos defender a Judas, como también lo sería para casi todos los niños en mucho de Latinoamérica; quienes acostumbran a quemar en efigie este apóstol renegado, el mismo Día de la Resurrección, al cierre de la Semana Santa — Igualmente sería muy difícil para algunas viejas beatas, para quienes el ser amigo de judíos es anatema, "porque ellos mataron, escupieron y vilipendiaron a Dios" — y lo que justifica, en sus mentes piadosas, que a los judíos se los escupa sin resquemores, dondequiera que se los encuentre.
Hablemos, entonces, en favor de Judas Iscariote, el mismo que en el Cenáculo se sienta junto a Jesús
Argumentos en contra de él son bien conocidos… Judas traicionó al mismo Jesús. Lo traicionó por dinero y lo hizo por odio. Así se explica la actitud de este "discípulo infiel" — pues Judas era un ladronzuelo.
Antes de exponer los argumentos en su defensa, debemos ignorar completamente que fue Cristo quien eligiera a este discípulo para que lo traicionara, y que lo seleccionara como colaborador y amigo querido, sabiendo que lo iba a entregar. Sería una execración decirlo así, porque se admitiría que Jesús puso a un hombre, a sabiendas, en una situación en la que le era inevitable cometer el delito de privar a otro ser humano de su vida — de matar — un pecado que va contra lo estipulado en las mismas Tablas de la Ley. Pero, de haberlo sido así significaría desconocer el designio primordial de Cristo que predicaba para la salvación de todos los seres humanos y no su perdición. Jesús lo señaló para que lo acompañara y para predicar sus buenas nuevas.
Judas no pudo traicionar a Cristo, porque Cristo, que todo lo intuía, o lo preconocía, le hubiese evitado toda una eternidad de llamas. Además, nada indica en los Evangelios que Judas Iscariote (único de los discípulos propiamente Judío y no Galileo) desempeñara su misión de manera menos digna que los demás. Por el contrario, Judas fungiría como contador del grupo.
Esto hubiera sido imposible si Judas no hubiera gozado de una buena fama, reputación de ser honesto y aceptación por parte de los discípulos y del mismo Jesús. Pensar que Judas fue un traidor desde el principio, no es cierto — veamos.
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