"Toma, es sólo un corazón
tenlo en tu mano
y cuando llegue el día,
abre tu mano para que el sol lo caliente…"
El tercer bloque lo constituye su epistolario. En varias cartas manifiesta su capacidad literaria, con un lenguaje directo y en las que recurre a metáforas sencillas para comunicar sus ideas. El 12 de abril de 1960, en carta al escritor argentino Ernesto Sábato, le dice: "Estimado compatriota: […] cuando leí su libro Uno y el universo, que me fascinó, no pensaba que fuera usted —poseedor de lo que para mí era lo más sagrado del mundo, el título de escritor— quien me pidiera con el andar del tiempo una definición, una tarea de reencuentro, como Ud. llama, en base a una autoridad abonada por algunos hechos y muchos fenómenos subjetivos." Destaca que utiliza el pretérito "era" porque en esa época para Che lo más sagrado se había convertido su misión como revolucionario.
La pertenencia al campo de las letras era un propósito ajeno a su ideario, quedó plasmado en la carta que le dirigió a Juan Ángel Cardi, fechada el 11 de noviembre de 1963, para comentar las novelas inéditas de éste: "Si le sirve de algo esta observación, me alegro, si no, no tome a mal mi franqueza. No sé cuál es su edad, ni su vocación de escritor; la única pasión que me guía en el campo que Ud. transita es transmitir la verdad (no me confunda con un defensor a ultranza del realismo socialista.) Desde ese punto de vista miro todo."
En "El socialismo y el hombre en Cuba", su lúcido ensayo epistolar, critica el fallido camino del "realismo socialista" que preconizaba que la realidad debía ser reflejada no como es sino como debiera ser, obviando los hechos destacables unos y en otros contradictorios de la vida social.
* * *
La literatura y la poesía ocuparon un espacio preferencial en la geografía personal de Ernesto Guevara de la Serna. Se manifestó de manera copiosa en sus lecturas y si escribió poco en su código metafórico, fue el medio para marcar los momentos decisivos de su corta pero intensísima vida. Ernesto fue uno de esos niños lectores que ahora están al borde de la extinción. Se dice que con la lectura uno no sólo aprende algo, sino que se convierte en alguien.
Los problemas de salud durante su infancia lo recluyeron en casa, en donde leía lo que caía en sus manos. Había algo de terapéutico en ese hábito, según el recuerdo de Rosario López, la cocinera de los Guevara: "…cuando le faltaba el aire y no podía respirar se quedaba sentado en el borde de su cama, agachado, con los coditos apoyados en una mesa chica y leyendo, siempre leyendo. Se ve que esa posición tan incómoda lo hacía sentirse mejor."
Celia se hizo cargo de la educación de su hijo mayor, lo que provocó una singular relación entre ellos: "él y yo siempre pudimos entendernos casi sin hablar, tal vez porque nos atiborramos juntos con muchos libros cuando no podía salir a jugar, nos conmueven los mismos versos, usamos la ironía como un escudo, sabemos reír de cosas sin importancia y tratamos de evitar los excesos sentimentales".
El estremecimiento poético de Che le vino de su madre Celia, quien prefería sus lecturas en francés y que repetía de memoria algunos fragmentos de Charles Baudelaire, el poeta de la nocturnidad que conecta la poesía francesa con la novela nómada angloamericana. Los poemas de éste sobre el viaje como una experiencia metafísica marcaron a Ernesto en su vocación de peregrino "de corazón ligero como un globo".
La lengua francesa era cultivada por las elites en Argentina y su inmersión en ese idioma, contribuyó a definir la bizarría intelectual de Che, a esa altivez que caracteriza al "color local" de un país que es un crisol de culturas. La arrogancia de Ernesto quedó de manifiesto cuando Alberto Granado, también gran lector y con quien emprendió su segundo viaje por América Latina, puso en duda que hubiera leído "Luz de agosto" de Faulkner, ya que en 1945 no había sido traducido al español, a lo que Guevara respondió: "Claro, lo leí en francés".
Su gusto ecléctico era tal que devoró, literalmente, a autores norteamericanos "comprometidos", como Steinbeck o Faulkner, rivalizando con Granado. Esa compulsión la admitió Ernesto: "Oye, Mial (de Mi Alberto), cada vez que el asma me ataca, o que tengo que quedarme en casa tratándome con los sahumerios que me han recetado, aprovecho esas dos o tres horas para leer todo lo posible."
Ernesto leyó la biblioteca juvenil clásica, desde Julio Verne y Jack London hasta Horacio Quiroga y Emilio Salgari. Las novelas lo introdujeron a la urgencia de la acción y abrieron su imaginación a territorios siempre inagotables. En Guatemala (1953-1954), durante la decisiva etapa de formación como revolucionario, compartió con la peruana Hilda Gadea, quien dio testimonio de sus afinidades: "En cuanto a cultura general, habíamos leído casi lo mismo: los clásicos, los modernos, e incluso también [sic] nos gustaban las novelas de aventuras y todo lo referente a viajes interplanetarios. Me contó, riéndose, que cuando estaba en Secundaria, se dedicó a leer verdaderamente y comenzó a ‘comerse’ la biblioteca de su padre sin orden alguno, pues los libros no estaban clasificados. Al lado de una novela de aventuras encontraba una tragedia griega y en seguida un libro marxista."
Che leía siempre y donde quiera. Antes de un entrenamiento de rugby, abría un libro y se ponía a leer, para desaparecer del mundo. Leía de manera "intensiva, caótica", pero conducido por una extraña guía. Un médico español, exiliado en Argentina, se sorprendió que con quince o dieciséis años, estaba sumido en la obra de Freud y lo comentó con sus hijos, ya que era una lectura "antes de tiempo".
Al descubrir una biblioteca en el Cuzco, Perú, se nutrió de obras de Historia y Arqueología. En México se empleó como vendedor de libros de una editorial y después como cuidador de libros en exposiciones. Allí leía sin obstáculos. En vísperas del viaje a Cuba en el Granma, compró "Reportaje al pie de la horca" de Fucik y "La joven guardia" de Fadeev, para obsequiarlos a su compañero Carlos Bermúdez.
En la Sierra Maestra, mientras otros dormían, él leía durante los pocos descansos y aprovechaba la luz de la hoguera. Su mochila era la más pesada porque estaba llena de libros. Su amiga Chana, una campesina, se sorprendió al verlo sumido en "esos libros sin dibujos, todos llenos de letras. […] Cuando él cogía un libro, se quedaba calladito, medio ido, con la cara muy suavecita y como si estuviera en otro mundo".
Con los soldados y los campesinos de La Mesa, hablaba de los autores de esos volúmenes: Víctor Hugo, Rubén Darío, Tagore, Neruda. Acevedo, un joven de catorce años, hurgó en su mochila: "Cuál no será mi sorpresa, no es de Mao ni de Stalin, es lo menos que esperaba: Un yanki en la corte del rey Arturo. No salgo del estupor."
Al hacer un balance de los aciertos y errores durante su experiencia africana (1965), admitió en otro de sus "Pasajes de la guerra revolucionaria": "…mis dos debilidades fundamentales estaban satisfechas en el Congo: el tabaco, que me faltó muy poco, y la lectura, que siempre fue abundante."
Los libros formaron parte de su geografía personal. Tuvo larga paciencia para buscarlos, experimentó placeres indescriptibles al descubrirlos y los trató como las mejores amistades que saben derrochar sabiduría y belleza.
* * *
Para Che, la poesía es el camino real tendido desde su infancia, que configura su propia apariencia según el mito del hombre. Rilke viene en nuestro auxilio cuando distingue entre poesía de adolescencia y de experiencia, ya que "todo consiste en llevar a término y después generar". Quien lleva a término, o mejor, quien sólo lleva a término, es verdaderamente joven si se piensa en la antropofanía que de él procederá.
Gracias a Neruda, Che aprendió que la verdadera poesía no está en la escritura sino en una existencia independiente. La poesía es una metafísica por su necesidad de realidad. También es un sentimiento despertado por una mujer de presencia inmediata, su prima Carmen Córdova de la Serna, a quien le decían "La Negrita" y que hizo el retrato literario del adolescente Ernesto: "Tratándose de los ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’, podía recitarlos del primer al vigésimo, sin olvidar, claro está, la canción desesperada." Esa era una manera de cortejar a su prima, dos años menor que él, quien lo escuchaba con fascinación y de quien, cierto día, confesó a su compañero Barral que había estado enamorado.
Neruda conoció a Che después del triunfo revolucionario de 1959. El encuentro se dio después de un recital que compartió con Nicolás Guillén: "Me había citado para la medianoche, pero era casi la una cuando llegué, retrasado por un acto oficial interminable." Como a todo mundo, a Neruda le impresionó el contraste entre el aspecto marcial del que era presidente de banco, con pistola al cinto, y el decorado presidencial del despacho: "El Che era moreno, pausado en el hablar, con indudable acento argentino. Era un hombre para conversar con él despacio, en la pampa, entre mate y mate. Sus frases eran cortas y remataban en una sonrisa, como si dejara en el aire el comentario. Me halagó lo que me dijo de mi libro Canto General. Acostumbraba leerlo por la noche a sus guerrilleros, en la Sierra Maestra. […] Algo me dijo el Che aquella noche que me desorientó bastante pero que tal vez explica en parte su destino. Su mirada iba de mis ojos a la ventana oscura del recinto bancario. Hablábamos de una posible invasión norteamericana a Cuba. Yo había visto por las calles de La Habana sacos de arena diseminados en puntos estratégicos. Él dijo súbitamente: ‘La guerra… La guerra… Siempre estamos contra la guerra, pero cuando la hemos hecho no podemos vivir sin la guerra. En todo instante queremos volver a ella."
En busca de más guerra, esta vez en el Congo, Che se despidió de Cuba en marzo de 1965. Roberto Fernández Retamar lo buscó en el Ministerio de Industria, para recuperar una antología de poesía que le había prestado. Antes de devolver el libro, el ministro había copiado "Farewell", en el que Neruda le declara a una imaginaria mujer "que nada nos amarre / que no nos una nada. […] (Amo el amor de los marineros / que besan y se van.) […] Ya me voy. Estoy triste / pero siempre estoy triste." El simbolismo del adiós es evidente.
El 7 de noviembre de 1966, Che anota en su agenda alemana rojo oscuro, con su escritura fina y rápida: "Hoy comienza una nueva etapa". Está en Bolivia, después de los diez "años cubanos" y del fracaso congoleño. Trata de devolver la vida al viejo sueño bolivariano de liberación continental. Sin saberlo, responde a las palabras de André Breton: "El poeta futuro superará la deprimente idea del divorcio irreparable entre la acción y el sueño." Será ese poeta.
La guerrilla boliviana inició su declive al dividirse en dos columnas que no volverán a encontrarse. El 25 de abril de 1967 es un "día negro" para Guevara. Los insurgentes detienen la persecución a que los somete un destacamento de sesenta militares. En la acción muere Eliseo Reyes (Rolando), de 27 años, miembro del Comité Central del PC cubano y un veterano de la columna de Che, quien deja aflorar su pesadumbre: "Al producirse un alto mandé a Urbano para que ordenara la retirada pero vino con la noticia de que Rolando estaba herido; lo trajeron al poco rato ya exangüe y murió cuando se empezaba a pasarle plasma. Un balazo le había partido el fémur y todo el paquete vasculonervioso; se fue en sangre antes de poder actuar. Hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria. De su muerte oscura sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: ‘Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma’."
Una vez más recurre a la poesía para expresar sus sentimientos más profundos. Cita un verso de Neruda, contenido en el "Canto a Bolívar", uno de los himnos "a las glorias del pueblo en guerra", que leían los republicanos españoles, alumbrados por las fogatas en las trincheras:
"Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes."
Con el asesinato en Che en Bolivia, Neruda incluyó "Tristeza en la muerte de un héroe" en su libro "Fin de mundo" (1969). La elegía contrasta con la posición que tuvo en "Aún", escrito de manera paralela, en el que se refirió a "el joven con su tierna indigestión de guerrillas". Neruda, desde la altura de sus 65 años y al igual que los grandes aparatos del partido comunista chileno, había perdido la confianza en los movimientos insurgentes, tan abundantes como malhadados en América Latina, con excepción de la Revolución cubana.
En el prólogo de "Fin de mundo" contempla el siglo en trance de liquidación, pero obstinado en no concluir: "Qué siglo permanente. / Preguntamos: / ¿Cuándo caerá? / ¿Cuándo se irá de bruces / al compacto, al vacío / a la revolución idolatrada? / ¿O a la definitiva / mentira patriarcal?"
* * *
La poesía de Che no está en la escritura o la recitación sino en una existencia plena de estremecimientos. Los poemas que por primera vez aparecen reunidos como un conjunto, corresponden al período 1953-1956, escritos en Bolivia, Guatemala y México, durante su segundo viaje por América Latina. Destaca el tono intimista, espontáneo, por lo que mientras la poesía expresa la fulgurante búsqueda de sí mismo, en la acción revolucionaria está el encuentro vislumbrado en la palabra.
Al estar encarcelado en México, en Miguel Schultz, le entregó a su esposa Hilda Gadea "el borrador de un poema" (Canto a Fidel), y le dijo: "Guárdalo, lo hice en el rancho". Tenía algunas pequeñas correcciones y estaba en manuscrito. Al preguntarle si lo conocía Fidel, respondió: "No, por ahora no es oportuno; lo había escrito para dárselo en alta mar". Gadea publicó el poema en Lima, cuando luchaban en Sierra Maestra.
Es primordial destacar que Che no le daba valor literario al poema y su intención es que "sirviera de recuerdo". Años después, Leonel Soto, director de Verde Olivo, lo publicó. Che estaba indignado y envió una nota, en la cual "advertía que no podía publicar nada sin permiso y menos esos versos que son horribles." Para Che, "su poesía era algo privado". En otra ocasión, cuando Pardo Llada "amenazó con publicar o leer por radio un poema suyo, Che lo amenazó en broma con el paredón."
El "Canto al Nilo" se inspira en la construcción de la presa de Asuán, iniciada en 1952, tras la revolución de Nasser. Estados Unidos daría un préstamo de 270 millones de dólares para edificarla. La oferta fue retirada a mediados de 1956 y el gobierno egipcio se propuso continuar el proyecto recurriendo a los ingresos provenientes del Canal de Suez. En 1958, intervino la Unión Soviética para pagar un tercio del costo de la inmensa presa de piedra y arcilla. Su embalse se denomina Lago Nasser, con 480 kilómetros de largo y 16 kilómetros en su parte más ancha. La presa genera la mitad de la electricidad necesaria para el consumo de todo Egipto y permitió, por primera vez, la conexión eléctrica en la mayoría de los pueblos egipcios.
En la poesía vibra su espíritu aventurero que después lo haría decidirse entre sus dos pasiones, la medicina y la revolución —por empuñar el fusil en lugar de recuperar el botiquín—, luego del desembarco del Granma. Dos años después de salir de Guatemala, era uno de los 82 que desembarcaron el 2 de diciembre de 1957 en Cuba, para realizar la revolución. Su decisión estaba tomada: "Si hay que morir que sea como Sandino y no como Azaña".
En otros poemas, Che trata de hallar su identidad entre las piedras dormidas de Uaxactún y Palenque, con sus vidas endurecidas después de tantas vidas, eco que resplandece en el resurgimiento del nuevo hombre americano. Sus pupilas se han dilatado más para acostumbrarse a convivir con el dolor y negar el fatalismo de la pobreza. Si había de descubrir lo que permanecía oculto, tenía ante sí la posibilidad de renunciar a las soledades que lo habían acompañado.
Esta poesía anuncia los viajes y la guerra, resalta la bondad y la crueldad, pide destacar la amistad y la amenaza. Después de recorrer todas las distancias y amanecer en todos los climas, muestran que la injusticia sólo puede producir indignación; que amar es defender causas profundas; que el honor del poeta es salir a la calle, tomar parte en combates de palabras y batallas de proyectiles, sin intimidarse porque la poesía es la primera insurrección.
En cualquier parte se rebela la semilla si está rodeada por la aridez del hambre. La insurgencia es satanizada por quienes advierten que su origen son las ideas exóticas, si bien aquellos son incapaces de reconocer que denuncian por su propia carencia de ideas. La poesía es subversiva al igual que la primavera es insurreccional. Esta verdad sin atenuantes la conoció Che en las postrimerías de la década fragante (1944-1954) en Guatemala.
Estos son poemas de un hombre que aprendió que no hay soledad inexpugnable en el Sur. Son poemas del camino, para atravesar sin temor las asperezas y el silencio. Son poemas del peregrino, que no deja de creer en nuevas estaciones hasta llegar al final del destino común. Son poemas de despedida para el amigo que no supo de la algarabía de los "rojos colores palpitantes". Son poemas que juran ante el lecho de María, la humilde lavandera que el poeta cuidó en el hospital, con admoniciones sin cielo: "Ni reces al dios inclemente / que toda una vida mintió tu esperanza."
Che no era un desarraigado ni una piedra extraviada. Era un poeta con las obligaciones sagradas de partir y de regresar. Primero quiso acompañar a Fidel sin renunciar al retorno. Sólo pidió que no le impedirían emprender la revolución en Argentina. Por eso terminó en Bolivia, para empezar la liberación continental que alcanzara a su tierra de origen.
En estos poemas no hay balbuceos o vacilaciones primerizas sino precisión en los sentimientos fraternales, en la majestad de la muerte y en el enaltecimiento de la sinceridad, las facetas peculiares de su obra y personalidad. Si el horizonte no se abre más allá del sistema de premios y castigos que rodea a la creación literaria, en las creaciones de Che no se encontrará un alto vuelo, pero no podrá negarse la fecundidad de su contenido y la solidez de su espontaneidad.
El redescubrimiento de esta poesía no busca a los científicos de la literatura sino a los buenos lectores, la referencia básica y decisiva de un autor. Lejos de los fastos y la trompetería para enaltecer al guerrillero, esta es una invitación para empezar por el paraje más transparente y fresco del mito, condenado a su propio retorno. Esa imagen más lozana hace honor a la idea que niega la biografía de los héroes, pues la verdadera historia está en su palabra matinal.
Nueva Guatemala de la Asunción, abril 2007
Poemas escritos por Ernesto Guevara de la Serna, en Bolivia, Guatemala y México, durante su segundo viaje por América Latina.
En un 9 de abril
Es el trueno y se desbocaCon inimitable fragor.Cien y mil truenos estallan,y es profunda su canción.Son los mineros que llegan,son los mineros del pueblo,los hombres que se encandilancuando salen al sol,y que dominan el truenoy aman su recio fragor.¿Que la metralla los siegay la dinamitaestallay sus cuerpos se disfundenen partículas de horror,cuando llega alguna balahasta el ígneo cinturón?¡QUÉ IMPORTA!;Es el trueno y se desbocacon inimitable fragor.Cien mil truenos estallan,y es profunda su canción.Por la boca del truenose oye volar el valor.Son los mineros de acero,son el pueblo y su dolor.Salen de una cavernacolgada en la montaña.Son enjambres de toposque llegan a morirsin miedo a la metralla.Morir, tal la palabraque es norte de sus días;morir despedazado,morir de silicosis,morir anemizado,morir lenta agonía
en la cueva derrumbada.
¿Qué más da?
María Bárzola los guíay hay resortes que impulsana los topos combatientes:Son mujeres no-mujeresque duermen en sus camas,son niños esqueletosque maman de esas mamas;es el hambre y la miseria,la sed de justicia humana,las que impulsan al combatea la fiera grey armada.Ellos lanzan a Bolivia,desde su muerte ignorada,la anunciaron de un futuroque la vida les cobrara."Cuando caigan los baronesque el estaño fabricóy el pueblo diga: ‘son míos’,sobre los campos yermos,callarán estos fusiles,callará también el trueno,no sonará el pututuni se oirán nuevos lamentos,y las espaldas felicesse doblarán bajo el pesoque pesa todo lo nuestro."M.I.O.Encallado navío,te entrego mi canción de despedida.Y sembrada en la sangre de mi muerte lejanacon raíces mudables bajo un tiempo de piedra,¡Soledad!, flor nostálgica de vivientes paredes,Soledad de mi tránsito detenido en la tierra.Quise llevar en la maletael sabor fugaz de tus entrañasy quedó en el aire circular y cierto,el insulto a lo viril de mi esperanza.Ya me voy por caminos más largos que el recuerdocon la hermética soledad del peregrino,pero, circular y cierto, a mi costadoalgo marca el compás a mi destino.Cuando al final de todas las jornadasya no tenga un futuro hecho camino,vendré a reverdecerme en tu miradaese riente jirón de mi destino.Me iré por caminos más largos que el recuerdoeslabonando adioses en el fluir del tiempo.De pie el recuerdo caído en el camino,cansado de seguirme sin historia,olvidado en un árbol del camino.Iré tan lejos que el recuerdo mueradestrozado en las piedras del camino,seguiré siendo el mismo peregrinode pena adentro y la sonrisa fuera.Esa mirada circular y fuerteen un mágico pase de muletaesquivó en mi ansia toda metaconvirtiéndome en vector de la tangente.Y no quise mirar para no verte,sonrosado torero de mi dicha,invitarme con gesto displicente.El mar me llama con su amistosa mano.Mi prado —un continente—Se desenrosca suave e indelebleComo una campanada en el crepúsculo.La ciencia que muestra un microscopio negroes un médico almidonado frente a una registradora.El arte…, todo lo que el arte muestraes la estéril mecánica de una Leica.Un indio cargado de penas y temores (y también de añoranzaspor aquello que fue aunque no fueray cuyo retorno anhela),una sonrisa estúpida de coca, alcohol y hambre.Un sexo vendido al peso—muy barato en América—.Un recuerdo indiferente de glándulas vacías.Guatemala, que me dejasteuna amplia herida en el flancoy una mujer que encuentra en sus pesaresla oportunidad de succionarlas y succionarme,un vago sentimiento de sollozo dilapidado.Y hay un hilo que une, una a una, las cuitas:es el grito del hombre que despierta.Así cuando este día con mano temblorosapongo mi prisa en un registro ambiguo.Con el sabor extraño de fruto encajonadoantes de consumar la madurez al árbol.A veces no percibo su llamadodesde mi alada torre de viejo solitario,pero hay días que siento despertar al sexoy voy a la hembra, a mendigar un beso;y sé entonces que jamás besaré el almade quien no logre llamarme camarada…Sé que los perfumes de valores purosllenarán mi mente de fecundas alas,sé que dejaré los agnósticos placeresde copular ideas sin funciones prácticas.Sé que el día del combate a muertehombros del pueblo apoyarán mis hombros,que si no veo la total victoriade la causa por que lucha el pueblo,será porque caí en la brega por llevar la idea hasta un fin supremo,lo sé con la certeza de la fe que nacequitando del plumaje el cascarón antiguo.
Autorretrato oscuro
De una joven nación de raíces de hierbaraíces que niegan la rabia de América)vengo a ustedes, hermanos norteños.Cargado de gritos de desaliento y de fe,vengo a ustedes, hermanos norteños, vengo de donde venimos los "homo sapiens",devoré kilómetros en ritos trashumantes;con mi materia asmática que cargo como una cruzy en la entraña extraña de metáfora inconexa.La ruta fue muy larga y muy grande la carga,persiste en mí el aroma de los pasos vagabundosy aún en el naufragio de mi ser subterráneo,—a pesar de que se anuncian orillas salvadoras—nado displicente contra la resaca,conservando intacta la condición de náufrago.Estoy solo frente a la noche inexorabley a cierto dejo dulzón de los billetes.Europa me llama con voz de vino añejo,aliento de carne rubia, objetos de museo.Y en la clarinada alegre de países nuevosyo recibo de frente el impacto difusode la canción, de Marx y Engelsque Lenin ejecuta y entonan los pueblos.
Y aquí
"Soy mestizo", grita un pintor de paleta encendida,"soy mestizo", me gritan los animales perseguidos,"soy mestizo", claman los poetas peregrinos, "soy mestizo", resume el hombre que me encuentra en el diario dolor de cada esquina,y hasta el enigma pétreo de la raza muertaacariciando una virgen de madera dorada:"es mestizo este grotesco hijo de mis entrañas".Yo también soy mestizo en otro aspecto:en la lucha en que se unen y repelenlas dos fuerzas que disputan mi intelecto,las fuerzas que me llaman sintiendo de mis víscerasel sabor extraño de fruto encajonadoantes de lograr su madurez de árbol.Me vuelvo en el límite de la América hispanaa saborear un pasado que engloba el continente.El recuerdo se desliza con suavidad indeleble
con el lejano tañir de una campana.
Despedida a Tomás
A tí, encallado amigo,hacia las aguas quietasdel arrecife blancodonde te amarra tu sueño de náufrago,va mi canción de despedida.Hoy he despertadocon afán de alas en las jarcias,y tiendo velas inalámbricasnavegando hacia el puerto de la horamarcado por la brújula indolente.Hoy estiro mi lenguaje al vientopara estrechar tus palabrasy llevarme algo de tu lamento tiernoa compartir asombrosque ya estoy viviendo.Se fue ya la primaveraque fertiliza tu almohada;no es por mi partidasino por tu nave que ya no navega.Te comprendo, golondrina truncada.Quisiera llevarte a la fuente Castaliao darte elixir de iguales poderes;y aunque soy un médico asomado a las cosasque no las transforma y apenas comprende.Tengo no obstante una fórmula mágica—creo que la aprendí en una mina de Bolivia,o tal vez chilena, peruana o mexicana,o en el destroncado imperio del Sonora,o en un puerto negro del Brasil africano,o tal vez en cada punto una palabra—.La fórmula es sencilla:No te ocupes del cerco, ataca el arrecife,une tus manos jóvenes a la piedra ancianay dale en tu pulso a los rojos corales palpitantesen diminutas ondas cotidianas.Un día, aunque mi recuerdo sea una velamás allá del horizontey tu recuerdo sea una naveencallada en mi memoria,se asomará la aurora a gritar con asombroviendo a los rojos hermanos del horizontemarchando alegres hacia el porvenir.Ellos los males quietos terribles y blancoscomo la noche sorprendida al revés.Y entonces, poeta blancuzco de cuatro paredes,serás el cantor del universo;entonces, poeta trágico, delicado, enfermo,serás un robusto poeta del pueblo.
Canto al Nilo
Enorme es tu pasadoinsumiso mar de dos mareas.Tu sinfonía de inquietos cocodrilosdio marco al monolítico arquitecto;las plegarias del hombre labraron su futuroa partir del concepto que aprendiste de la vida,tu sangre legamosallenó las tierras de blancos trinos vegetales;tu mecanismo de cósmico impulsollevó al Africa a través de las erasdesde antes que a los toros venerara.Pero cuánto dormiste;cuarenta siglos fueron hasta el grito del corajeque sólo estremeciera tu músculo atrevido.Si hoy le canto al ayer de muerta piedray convoco los recuerdos de Tebas,es que el presente aflora en tu pasado,es que vive en la presa de Asuány en Suez reconquistado.Canto al nuevo grito de tu garganta sonorsa,al hondo retumbar de las pisadas solemnesuniendo su destino en el polvo del desierto.Canto a la mano sobria que estrecha su certezacon la certeza inculta del último beduino.Va el canto hacia los hijos que defienden tu suelocon los firmes morteros de los rifles del pueblo.(¿Alguien puede afirmar sin sonrojarseel triunfo de la fuerza sobre la fe del hombre?)Te admiro y te presiento en mis almas sustancialescon toda tu justicia de arteria nutritiva,te quiero porque hermano mi aurora con tu auroray en mis carnes se adentra la feroz mordedurade coloniales fauces(decadentes mandíbulas celadoras de Israel)y retumba en mis sienes, en el clásico son,el eco de las bombas que caen sobre tu hermanorectilíneo y sosegado hermano artificial,sin doblegar tu cielo de impávidas alburas.Hoy que mi patria está llena de jalones huecosy yo inicio mi pistola en hazañas menores,tu epopeya acicatea mis idealesespuela de la lucha nos recuerdabadajo de la fuera más sublime.Si tu impulso no emerge en las riberas del Platay es vano tu ejemplo para ahuyentar su modorra,llevaré mis pupilas cargadas de tu espermapara derramarlas sobre la tierra en derrota.Al fin,¿alguien puede afirmar sin sonrojarseel triunfo de la espada sobre la fe del hombre?Vieja María, vas a morir,quiero hablarte en serio:Tu vida fue un rosario completo de agonías,no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero,apenas el hambre para ser compartida;quiero hablar de tu esperanza,de las tres distintas esperanzasque tu hija fabricó sin saber cómo.Toma esta mano de hombre que parece de niñoen las tuyas pulidas con el jabón amarillo.Restriega tus callos duros y los nudillos purosen la suave vergüenza de mis manos de médico.Escucha, abuela proletaria:cree en el hombre que llega,cree en el futuro que nunca verás.Ni reces al dios inclementeque toda una vida mintió tu esperanza.Ni pidas clemencia a la muertepara ver crecer a tus caricias pardas;los cielos son sordos y en ti manda el oscuro;sobre todo tendrás una roja venganza,lo juro por la exacta dimensión de mis idealestus nietos todos vivirán la aurora,muere en paz, vieja luchadora.Vas a morir vieja María;treinta proyectos de mortajadirán adiós con la mirada,el día de estos que te vayas.Vas a morir vieja María,quedarán mudas las paredes de la salacuando la muerte se conjugue con el asmay copulen su amor en tu garganta.Esas tres caricias construidas de bronce(la única luz que alivia tu noche),esos tres nietos vestidos de hambre,añorarán los nudos de los dedos viejosdonde siempre encontraban alguna sonrisa.Eso será todo, vieja María.Tu vida fue un rosario de flacas agonías,no hubo un hombre amado, salud, alegría,apenas el hambre para ser compartida,tu vida fue triste, vieja María.Cuando el anuncio de descanso eternoenturbia el dolor de tus pupilas,cuando tus manos de perpetua fregonaabsorban la última ingenua caricia,piensa en ellos… y lloras,pobre vieja María.¡No, no lo hagas!No ores al dios indolenteque toda una vida mintió tu esperanzani pidas clemencia a la muerte,tu vida fue horriblemente vestida de hambre,acaba vestida de asma.Pero quiero anunciarte,en voz baja y viril de las esperanzas,la más roja y viril de las venganzasquiero jurarlo por la exactadimensión de mis ideales.Toma esta mano de hombre que parece de niñoentre las tuyas pulidas por el jabón amarillo,restriega los callos duros y los nudillos purosen la suave vergüenza de mis manos de médico.Descansa en paz, vieja María,descansa en paz, vieja luchadora,tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.
Palenque
Algo queda vivo en tu piedrahermana de las verdes alboradas tu silencio de manos escandaliza las tumbas reales.Te hiere el corazón la piqueta indiferentede un sabio de gafas aburridasy te golpea el rostro la procaz ofensadel estúpido "¡oh!" de un gringo turista.Pero tienes algo vivo.Yo no sé qué es,la selva te ofrenda un abrazo de troncosy aun la misericordia araña de sus raíces.Un zoólogo enorme muestra el alfilerdonde prenderá tus templos para el trono,y tú no mueres todavía.¿Qué fuerza te mantienemás allá de los siglosviva y palpitante como en la juventud?¿Qué dios sopla, al final de la jornadael hálito vital en tus estelas?¿Será el sol jocundo de los trópicos?¿Por qué no lo hace en Chichén-Itzá?¿Será el abrazo jovial de la florestao el canto melodioso de los pájaros?¿Y por qué duerme más hondo a Quiriguá?¿Será el tañir del manantial sonorogolpeando entre los riscos de la sierra?Los incas han muerto, sin embargo.
Canto a Fidel
Vámonos,ardiente profeta de la aurora,por recónditos senderos inalámbricosa liberar el verde caimán que tanto amas.Vámonos,derrotando afrentas con la frenteplena de martianas estrellas insurrectas,juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte.Cuando suene el primer disparo y se despierteen virginal asombro la manigua entera,allí, a tu lado, serenos combatientes,nos tendrás.Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientosreforma agraria, justicia, pan, libertad,allí, a tu lado, con idénticos acentos,nos tendrás.Y cuando llegue al final de la jornadala sanitaria operación contra el tirano,allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla,nos tendrás.El día que la fiera se lama el flanco heridodonde el dardo nacionalizador le dé,allí, a tu lado, con el corazón altivo,nos tendrás.No pienses que puedan menguar nuestra enterezalas doradas pulgas armadas de regalos,pedimos un fusil, sus balas y una peña.Nada más.Y si en nuestro camino se interpone el hierro,pedimos un sudario de cubanas lágrimaspara que se cubran los guerrilleros huesosen el tránsito a la historia americana.Nada más.
Uaxactún… dormida
A Morley, el desconocido y venerado amigo
Uaxactún, la de grises ensueños,voz escondida detrás del misterio;bella durmiente de los bosques nuestros!He venido a besarte los ruedos,o la verde maraña del pelo,o el aire que mide el silencio.Uaxactún, Uaxactún.Yo sé que tu muerte es invento del blanco:te dormiste cansada de andar por los siglos,compañera sola del monte infinito.Adivino el comienzo del sueño,cuando lanzaste tus glóbulos pardos—retoños del bronce— al fluir de los vientos,Uaxactún, Uaxactún.Imitando en atávico gestola dispersión que allende los maresnos enviara el asiático ancestro.Y cuando lanzaste tu grito de adiósdespidiendo al abuelo del abuelodel quetzalíneo Tecum.Uaxactún, Uaxactún.Y cuando cerraste tus ojos de templos,y cuando cruzaste tus brazos de estelas(detenidos relojes que duermen el tiempo).Mas tu embrujada quietud y el silenciocederán al influjo de un príncipe belloque "levántate y anda" te ordene en un beso.Uaxactún, Uaxactún.Ya se oye en tu sueño de siglosel trinar de aurorales alondras,anunciando el final de la nochecuando tus nuevos retoños de broncese bañan al sol que alumbra sus tierras.
Uaxactún,
Uaxactún.
Es el final del sueño:se anuncia el príncipe;deviene el pueblocon pífanos y tamboriles,sembrando ejemplos rojosen el corazón de América.
M.I.O.
España en América
¿Recuerdas, Guatemala,esos días de julio del año 36?Claro que sí. En tu pétreo esqueleto, en tus venas cantarinas, en tu cabellera verde, en tu volcánico senolo recuerdas.Como a mí, con mi memoria de niñosuccionando el pasado, aflora a tu recuerdo invertebradode democracia en pañales, el tableteo lejano de la infamia.Tus viejos poetas lo recuerdan, tus jóvenes vates lo adivinan:en Granada y en la noche sin aurorael plomo brotaba de las manosque llorando balas ahogabanla voz del Rey de los gitanos.Todos tus cantores lo recuerdan.Granada, Bananera,nombres frescos de frutas sacarinas.Granada, Bananera,símbolos trágicos del hombre en el ocaso.Allí, en Europa, los que "tienen—por eso no lloran—de plomo las calaveras."Aquí, en América, los que se venden,—por lo que den—al dólar de la frutera.No pudieron desmenuzar poetas,pero con granadas abrieron—como granadas frutas sacarinas—el pecho de los hijos de tu pueblo.El delito de ser libres los llevó hasta el cementerio.El delito de ser hombres los puso entre los muertos.Y los títeres gritaban,mataban, escarnecían,con la voz y con la acciónde "mamita compañía".Castillo Armas aquíallá se llamó Franco.Dos nombres y el pueblo ensangrentado,y un grito que cementa el viejo abrazo. ¿Y Chamberlain, Hitler, Mussolini?Murieron, mas sus hijos proliferan.El gran retoño en que perdura el Ejees un venerable abuelo de lustrosa calva,evangélica sentencia y puñal aleve.Venera antepasados con religiosa uncióny enciende cirios ante el jefe de su clan,el mítico personaje esclavizador;el Señor monopolio.Y Chamberlain, ¿no tuvo hijos?¡Ay, los tuvo!Ay, su pútrido espermagerminó en América.Vargas y Pinillas se llaman los traidoresque la faz de los pueblosmancharon de vergüenza.(No hablemos de Gálvez ni Somoza,viejos receptáculos de mierda.). En sus manos tienen sangre americana.Y en la cara escupitajode los hijos de Brasil, de Colombia,de Honduras, Nicaragua y Guatemala."Anticípole defensa del mundo occidental.""Jamás olvidaré al glorioso general."¡Cómo aúllan los chacales en la noche!¡Cómo azuza el abuelo a sus coyotes! Mas la historia consumió deceniosenseñando la meta a donde lleva el miedo. Ni Hitler ni Mussolini tienen tumbasni flores que jalonen el recuerdo.Abre los ojos la mitad del mundola otra mitad está despierto.Guernica, Chiquimula,bombas que enlazan democracias hermanas.Hermanas en los muertos inocentes,hermanas en la sangre derramada,hermanas en la impotencia desesperada.Guatemala, tu pueblo despiertacomo despertó en Madridy, de México a Argentina,tus latinas hermanaste nombran su adalid.Guatemala, Guatemala,¡esperanza de América!Llama a los pueblos, te dirán "presente". Juntos castigaremos el puñal atómicoy encenderemos su propio polvorín,y el continente entero admirará sonriendola llamarada roja que esperaba el pueblo.M.I.O.Junio del 54
- A los mineros de Bolivia
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