Descargar

Antología de poesía cubana. Cuba y la noche (página 17)

Enviado por Orlando Desiré


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21

Soberbia o humildad, montañas de libros bajo los cimientos de la ciudad que no alcanzarás a recorrer en el resto de tus días, montañas de libros ocultando parte del cielo que es ocultar el cielo todo. Soberbia o humildad, de igual modo perfecta e ilusoria letanía nocturna, son estos los himnarios, estos los libros de oraciones, estos los sitios en los que puedes prescindir de todo aliento humano, llenarte de esa engañosa soledad que hacemos de palabras antiguas. Acá los atlas, los dibujos y apuntes en que aún sudamos las fiebres del genio y el ingenio, el vapor de las máquinas, el sonido del artefacto simple, reloj de arena, péndulo, sextante, o el monstruoso artefacto, semejanza e imagen de nuestras ambiciones. Canta, elogia el instante fecundo del ocio, el desarraigo, el justo tiempo del desaliento, de la ventana abierta hacia un vacío simple. Humildad de algún modo, más sorpresa en la existencia salobre de los venenos, en la presunción de los néctares, en la grácil lectura de la brizna, en la falaz resistencia de la roca. Puedes adormecerte en el placer insano de descifrar cada señal del agua en los recodos, cada disposición del viento batiendo los velámenes. Yo he visto arder la vieja biblioteca innumerables veces en todos estos años, otras tantas han ardido en mi pecho ciertos libros; el bibliotecario corre sobre los techos, clama piedad al cielo ante tanta soberbia, tanto desdén de dios, tanta muerte en sus ojos vacíos. En los salones más húmedos he puesto las hojas y raíces recogidas la pasada estación, allí están los libros que ya no he de leer, los olores y el sabor de los frutos que recuerdo apenas si miro desde la alta ventana. VII

Un país como este, no es mío. ¿Qué me ha dado el mundo, además de este ondular de yerbas? SAINT-JOHN PERCE

Hemos de recorrer las ruinas, abrir los sótanos para que entre la luz, desempolvar los cortinajes, hacer saltar los cerrojos, romper los viejos cajones. Esta, aún sostenida en sus herrajes, puede ser la cuarta puerta, aquella derribada por el tiempo, la Puerta de los Leones puede ser, las puertas de Alcalá o Brandeburgo son, puedes decir que son la cuarta puerta hacia la nada alucinante que es la historia. Tendrás la posibilidad de imaginar cuanto pudiera el hombre construir al ver las ruinas de cuanto ha destruido. Nada hemos fundado, en estas islas todo estaba hecho o deshecho antes de que hubiésemos abierto los ojos, nuestra vida se ha ido llenando de sueños ambiciosos o etéreos palabras, carne de libros y utopías. Sabias o bellas palabras que dicen saberlo todo de la muerte, del desamparo; sirven más las palabras a la sombra, al abismo insondable, que al natural encanto de lo eterno. Es este el sitio en que el tiempo juega a no serlo, en que dios prueba a no estar, aquí conviven los muertos de ayer y de mañana y todos cantan y todos aplauden la historia ajena, la propia historia en una voz desconocida. Hoy puede ser el día de destruir o de fundar, la hora de erigirnos verdugos, incendiarios, suicidas o de tender un puente, extender una manta. Puede ser este el tiempo en que se confundan el inicio o el fin, la vida o la muerte, los recuerdos o esa otra forma de recordar que es el hastío, que una isla en medio del mar, en medio de la noche, puede ser una puerta cerrada, tal vez la cuarta.

VIII

No hay nadie realmente. Nada vivo. Nada. A tal punto que las piedras no son más que piedras. JEAN GENET

No intentes mirar al cielo, entre una estrella y otra sólo hallarás un espacio vacío, el sitio en que muy bien pudiera estar otra vulgar estrella. Allí, donde el vacío nos hace sentir tan cerca de las bestias, donde después de la roca está la roca, donde después de la sal y la ceniza no hay más que un sabor amargo y algo que se ha perdido, has de escuchar la voz imperceptible en que para los hombres canta dios, o lo eterno. Mintió el hombre un día oscuro en que lo atormentaba el desaliento, la sed de una luz diferente a esa que le recuerda la hoja brillante del arbusto, el vidrio en la ventana. Mintió soñando la perfección que le atormenta, el hombre justo que quiso ser, que le recuerda su mezquindad, sus vicios. Moldeable barro, tierra de los orígenes indefensa bajo las veladuras de un cielo que era apenas la nada, arrastrado por las aguas que no eran siquiera una verdad palpable; hijo de su soberbia, de pasiones innúmeras, es hoy la carne de un saber innoble, de un miedo más parecido a la verdad que a lo desconocido. No intentes mirar al cielo, allí sólo has de encontrar luces vacías como las ciudades, estrellas y oscuridades como en un viejo hotel o una antigua postal. Escucha, esa música ambigua puede estar llenando el espacio iluminado en que habrán de encontrarte, esa multitud desconocida puede estar fundando la soledad en que quizás te olviden. IX

Vedme, tiemblo. Vedme, vacilo; ebrio estoy de amor y de espanto. GABRIELE D`ANNUNZIO

Es esta la mujer, me he refugiado en ella como entra siempre un día de su vida en la humedad del templo un hombre solo. Han pasado los años y las palabras han dejado de nombrar cosas diversas, quien dice muchacha ha dicho puerta, quien dice un nombre de mujer ha dicho puerta y ha grabado un número. En lo alto de las bóvedas la humedad ha ido borrando los frescos retocados innumerables veces por pintores inhábiles; la luz, es esta la luz de los días de la fundación, son estas las maderas perfumadas en que se reclinaron más las fiebres de la juventud que la duda o la fe. Hemos enfermado, nos hemos debilitado como estos muros, como estas maderas que hoy tienen un lustre de sustancia muerta, que en nada recuerdan sus sensuales olores. Una puerta abierta puede ser siempre una puerta inexistente, un nombre olvidado. Un número grabado en la madera, cualquiera que este sea, puede ser un nombre, un simple recuerdo al que no se puede asignar ya rostro alguno. Un número, hemos numerado tanto objeto vacío, hemos vaciado tanto objeto, hemos derramado tanta miel, tanta sangre hemos vertido. Una puerta abierta puede ser hoy la imprevisible puerta que hemos de cruzar, nada hay de extraño en ella, nada resguarda, nada oculta como ciertas palabras. Apenas nos duele la duda, apenas hemos de percatarnos si entramos en un instante que aún desconocemos o estamos ya en la nada, si somos ya parte de esa sustancia que como el agua fluye hacia sí misma, que está dentro y fuera de sí, fuera y dentro de todo. X

A crowd flowed over London Bridge, so many, I had not Thought death had undone so many. THOMAS STEARNS ELIOT

La frágil brisa, que batir no intentara de antes y ahora los vacíos símbolos, quiebra el espeso muro, fisura imperceptible. En tal desgarradura existe el fin, es esta la cosecha, las espigas cortadas al filo de la luz que ha de cegarnos. Extiende el grano, dormiremos sobre él, hemos de alimentarnos en la noche interminable de olvidar lo perdido; la frágil brisa que todo lo disuelve. Nunca menos desnudos, hemos hecho arder nuestros vestidos, y no el fuego, y no la noche en que se anuncia una sutil humedad de aguas distantes; simples vendajes para una herida que nadie apreciaría, nada de pudor o soberbia, nada de presunción, simples paños para enjugar la sangre. Son estas las parcelas, tierra amarga, en ellas enterraron nuestros padres sus objetos de valor, sus armas y sus libros, sus cartas; hemos recogido la primera cosecha, será nuestro lecho, nuestro abrigo en la noche más larga. De este sueño, breve quizás y eterno, nada hemos de contar, nada escribiremos, los hombres correrán hacia el puente, una multitud como hemos visto, y no bajo el discurso de la muerte, y no en las fiebres sumergidos, y no cegados por las brumas del hambre que en vilo sobre el agua se sostienen. Allí estarán todos los rostros conocidos, recordarás sus nombres, sus bondades, que en sueño tal, otras cosas se olvidan; creerás reconocer allí cierta muchacha perdida, el hermano muerto cantando en el recuerdo, pero entre tantos ¿A cuál gritar su nombre?, ¿Los nombres del pasado, a quién gritar, si nadie vuelve el rostro?, ¿En qué rostro dolernos si ya apenas existen? Tomaremos un grano en la mañana, una semilla, en ella duerme la cosecha siguiente; duerme esta noche sobre el grano, doblega el sueño sobre las espigas, fluirá la sangre, un silencio profundo.

SONIA DÍAZ CORRALES (Sancti Spíritus, 1964)

Poeta. Obra poética: La cáscara y la nuez (1991), Diario del grumete (1997), Minotauro (1998)

FUERA DE TODA LÓGICA Que mansedumbre el mundo detrás de esa pared vociferando su ultimátum. Esta mujer está de paso quiere dejarse amar dejarse quitar lo que le sobra para ser una esquizofrénica común rota en llanto en pedazos en todo lo que se pueda estar rota. Una pared es el espacio de caer después de recostarse y la mujer lo sabe. Fuera de toda lógica ella esta de paso.

DICEN QUE ANTES YO ERA EL HUMO

Yo estuve siempre en esta casa. Yo era el humo y luego fui la que soy aletargada buscando en los rincones lo que quedaba de mí. Solía recorrer los pasadizos como quien se despierta sin los ojos me asustaban esos gritos lo deslumbrante de sus danzas los fantasmas andan cerca me piden fuego se cercioran de la veracidad de mis rarezas. A menudo tenemos invitados casi siempre muertos que beben y se lamentan de su muerte tan parecidos a los vivos entonces hay juerga después viene la euforia la triste euforia del fantasma que quiso ser un pálido reflejo y no pudo más de horror. Tengo recuerdos de otras oscuridades mi cuerpo saliendo en la medianoche con luna llena en todos los pantanos. Yo puedo ser en realidad alguien que se perdió en el frío y ya no supo nada más de los caminos del regreso hallé una escalera pero creo haber tocado antes sus barandas este escalón hace siglos que lo estoy subiendo y se repite cada vez interminable. Dicen que antes yo era el humo. MUJER QUE ESTABA SOLA FORMANDO DISTURBIOS EN LUGARES PÚBLICOS Yo tuve miedo y usted, ¿acaso no lo tuvo? .Una mujer se iba a tirar dentro del vaso sobre la yerbabuena se quiso ahogar en Havana Club y hielo sin dar explicaciones. Si alguien quisiera preguntarle lo que tiene pero no quién se arriesga a darle un beso en cualquier coyuntura en cualquier rasguño a prohibirle ese suicidio íntimo. .Sé que le hacen bien las salpicaduras en la cara porque se deja caer desde lo alto como si quisiera salirse por el fondo ahuecar el cristal derramar la soda y los no sé cuantos años viejos de ese ron quedarse empapada sobre la mesa la ropa sujeta al cuerpo para que todos sepan que no está desnuda sino más bien ausente y torpe. Pero eso no va a suceder tal vez en la próxima inmersión alguien creyéndola una mariposita pondrá su dedo para que suba esperará confuso a que se le seque el rostro y enterado de que era una mujer que estaba sola formando disturbios en lugares públicos le pedirá disculpas al barman las mujeres tienen cada ocurrencia. .Y usted, ¿no tuvo miedo por ella? ¿acaso no lo tuvo?

NADA Vamos a ver quien puede quitarme esta intemperie tengo una espalda de recostarme al mundo y espero que haya otro lugar otros acaboses. Yo estoy tristísima o equivocada. Pero sé que a su tiempo estaremos alerta contra la única oscuridad que conocemos. Una payasita viene con su acuarela vacía para que le pinte de transparente su rostro. Pero qué puede hacer una mujer con vómitos alucinaciones y un hombre sino arder arder hasta que todo arda o cambie. No me estropea el sol los poros de sudar fiebres ajenas siempre estoy convaleciente y aunque parezca que me quedo me fui hace mil años mil veces a mil muertes iguales y mil años más tarde me regresan parece ser que el lugar de nosotros es la vida.

PARA UN EMBUDO, SIN DUDAS Quiero lanzarme por el embudo de la noche. ¿Por qué se ven tan remotos esos árboles? Uno espera que se le quite ese dolor ese frío de los demás y de uno mismo. Al final sólo encontramos la ciudad alguien pateando piedrecitas por las desiertas avenidas y ese dolor no acaba de una vez si se pudiera cambiar de riñones como de pullover al menos podría imaginarme la ciudad como un astillero enorme de barcos que se hunden sin esperar la botadura resbalan caer y se juntan con estrépito allá en el fondo. .Para un embudo sin dudas esto es demasiado.

ÁBREGO Viento del sur no te ensañes con tus locos déjalos ir secos y crujientes con su manía de hijos peliazules. Muchachas cuando el vestido vuela al norte la nostalgia es el único camino ellos están ahí polvorosos comunes escapando solitarios a estremecerse asustadizos cobardes locos del sur cada cual escondiendo su pezuñas de alado minotauro.

APOLOGÍA DE LA NADA

Amo los caballos cuando van veloces hacia la nada amo el mar cuando llega a la nada de la arena. De los caballos amo su altivez la brillante sagacidad del ojo del mar amo como envuelve a la arena y le deja esa huella lisa y fugaz en ambos el leve temblor de lo imperecedero ese instante en que saltan los recios músculos ese mínimo instante en que el agua salta sobre el agua y tiemblan ambos porque saben yo lo sé que van hacia la nada y aún así no se detienen.

SEIS HORAS DE DIFERENCIA Son las diez de la mañana y del otro lado del mundo duermen estas seis horas de diferencia de atraso de disminución de franca desesperanza aún en los relojes. Son las diez de la mañana y alguien me ha recordado de modo despectivo que aunque despierte seis horas antes en realidad sigo siendo de allá del otro lado del mundo.

CUENTAS PARA SACAR SOBRE LA PROPIA CARNE Hoy me van a matar con los cinceles de quererme a medias y no es como otras veces en que la soledad húmeda y apagada me sostiene y si tengo alguien que me quiera que lo diga ahora no con el filoso punto de la lengua sino con el espacio de paz entre hambre y hambre con el silencio del dolido en el agua suavísima de lavar la sangre sobre las virutas del jabón. En el cristal de la ventana por donde he mirado pasar a los que dicen quererme cristal una y otra vez polvoroso debajo del paño de mis manos. Si tengo alguien quien me quiera ha de estar muy lejos lo presiento en las cerdas que suenan contra el piso como música en el crepitar de las comidas sobre la llama en los insomnios de mi hijo en sus enfermedades y sus rostros. Si de veras alguien quisiera contar los dineros que me faltan los cabellos que se caen en la saeta de los peines las lágrimas, cuentas para sacar el que me quiera cuentas que no se solucionan en el ámbito lacónico de la madre en el amargo equivocado ámbito del padre ni en el dividido diferente doloroso ámbito de los hermanos. Tampoco en el ámbito ilusorio del amante o en el ámbito transido de los amigos ni en la espina del ámbito del enemigo o en la indiferencia de los desconocidos. Ya no sé si realmente el mundo es este enorme espacio de estar solo, cuentas para sacar sobre la propia carne sobre la propia casa. Ahora es cuando manca y neurótica vengo por ver si hay alguien quien me quiera espantada de todo sin refugio sin fe que provenga de la mezquindad de los que vienen a quererme. Lo esperado no deja vivir lo sucedido. Lo sucedido no alcanza para hacer la fábula. La fábula es donde los que dicen quererme buscan saber con cuánto cuento. El diletante que camina a mi lado ¿tiene alguien quien le quiera? El actor aclamado cuando baja del cuadrilátero de tabla ¿tiene alguien quien le quiera? El hombre común que no alcanza para pagar el corte del pelo como conviene ¿tiene alguien quien le quiera? El presidente de la República ¿tiene alguien quien le quiera? La taquillera del teatro ¿tiene alguien quien le quiera? El que bebe y vomita en la cara de los demás su asco ¿tiene alguien que le quiera? La que dará a luz dentro de dos segundos ¿tiene alguien quien la quiera? El discurseador el burlador el loco el obrero el homosexual el triste el excelentísimo señor presidente del banco mundial ¿tienen alguien quien les quiera? Nada me está sobrando nada le puedo dar al que necesita tener alguien quien le quiera porque vacía estoy y harta como el más abominable de los seres. Yo la imagen de mí de lo que sería de ser yo diría que no hay nadie que me quiera no hay nadie que me quiera. Y si lo hay que lo diga y no calle para saberlo definitivamente.

NELSON SIMÓN (Pinar del Río, 1965)

Obra poética: El amolador de tijeras pregunta por su casa (1988), Ciudad de nadie (1992), El peso de la Isla (1993 y 2002), Con la misma levedad de un náufrago (1995), Criatura de isla (1996), En el cofre de un pirata (poesía para niños, 1998), A la sombra de los muchachos en flor (2001), Carta inconclusa a Dulce María Loynaz (2002), Para no ser reconocido (2002) y Brujas, hechizos y otros disparates (2000).

EL PESO DE LA ISLA Y ahora que soporto el peso de la isla, que cargo con mi país como quien carga una pesada cruz o el más necesario de los equipajes, no sé hacia dónde voy, no sé lo que me aguarda si logro amanecer y tocar otro día, otro peligro de humo en la garganta haciéndome toser para intentar ser puro en la espesura de un café demasiado mezclado que puede no esperarme, en un amor de bestia que se escapa al verse acorralada, de animal manchado que inevitablemente se remonta hacia su propia trampa. La vida no es un sueño. Es más la pesadilla de ir haciendo los días poco a poco, de irlos amontonando, lanzándolos como inútiles piedras hacia el fondo abismal de un viejo pozo al que tenemos miedo de mirar, miedo de ir a asomarnos y no encontrar lo que esperamos, lo que quisimos ser y no pudimos porque la vida no es un sueño, es más la pesadilla que nos van regalando, es una casa mínima, impersonal, una casa sin flores ni árboles frondosos que protejan, un número en el lugar del rostro para ocultar la huella de los pájaros, la sombra que sus patas dejaron marcadas en mis ojos dulces y venenosos como almendras. Mis ojos de muchacha que intenta pestañear y ser la eternidad, verse entre blancos vuelos de domingo caminando por una ciudad de casas nobles, de aceras desprovistas de ese aire de muerte que anda por mis aceras. A nadie, más que a nosotros mismos, debemos estos gestos tan débiles, la gracia de la voz y el abanico, el toque de la luna sobre el pubis, estos cuellos de cisnes tan frágiles y hermosos. A nadie debemos el terror de esa vida sobre una cuerda floja, ni el traspiés, ni la familia dispersa que sólo fue feliz en un retrato, ni las cabezas rodando ensangrentadas como rueda la res en la innombrable claridad de los mataderos. A nadie, más que a nosotros mismos, esta nerviosa risa de bufones, esta inmensa ceguera, este hueco del pan encima de las mesas, esta necesidad de ser como no somos.

Y ahora que llevo mi país como quien lleva una corona de espinas hiriéndome la frente, es mi país el sitio más querido, también el más odiado, es el ruedo de muerte, es la desesperanza, otro golpe de mar, su inminente presencia en el dolido pecho de aquellos que como pájaros tropicales se alejan de sus costas en busca de otras costas más íntimas, en busca de otra luz más verdadera que esta pesada luz que ahora tiene mi isla. ¿Acaso es mi país un puñado de tierra desolada, una tristeza de ojos pequeñitos, silenciosa como la de los rinocerontes que nos miran desde su lástima de húmedo animal, desde su libertad de bestia de feria acorralada? Y ahora que guardo mi país, sus dudas, sus mentiras tremendas, sus cielos desplomados, el ácido y podrido olor de ese misterio que brota de sus casas; mis amigos perdidos, convertidos en sombras lejos ya de la complicidad de mis hogueras; ¿quién recoge mis pasos, la vida que he perdido, la vida que quemé con la inseguridad y la nostalgia de quien quema las secas hojas de un herbario?

ISLAS

Me convertiré en isla, isla como suelen ser todas las islas. Virgilio Piñera

El horizonte es una navaja y nadie ha de escapar entonces de la herida, de su fuego redondo que nos muerde el costado. Nadie ha de dudar que la vigilia, el miedo y la ciudad, nos van volviendo islas con sus tardes de otoño, acorralándonos; con sus acantilados y sus mordazas de humo premeditadas, necesarias al salir de las casas y recorrer el viejo paisaje, los hierros retorcidos, el mínimo espacio de la muerte.

Nadie ha de dudar entonces que estoy muerto. que morí de silencios ante el mismo muro frío que otros se negaron a creer. Morí ante el mismo disparo como un pájaro de hielo comiendo de la fruta, del rojo corazón que con astucia el francotirador fue madurando.

Nadie ha de dudar que en la muerte uno también se queda al descubierto. En una isla un hombre es un puñado de tierra que no alcanza para sembrar sus ojos dispersos entre los dienteperros. En este mismo instante yo me convierto en isla, estático y nervioso como suelen ser todas las islas. La sal irá borrando mi nombre, mi sexo, las líneas de mi mano y puede que hasta mi voz Se acostumbre a ser noche entre las pocas tablas de la muerte. Me entregaré a ese mar desconocido que envuelve a toda isla empujándola un poco más allá de sus mentiras. Me quedaré sin lámpara, sin pájaros, sin huesos. Sólo tendré la fiebre que me impone el silencio y el pecho oscuro redoblando como un tambor bajo la blanca y movediza arena de mis manos.

El horizonte es una navaja. Girando sobre él, descubro que también yo pude ser el fusilado, la piedra del ejemplo, la roldana del pozo, el cubo que te lanzan contra la superficie. No tengo otra salida que apacentar mis bestias al sol del mediodía, guardar las más íntimas sombras de mi espejo en el mimetismo de las olas, irme volviendo isla mientras llueve mi muerte.

Ser una isla es ser un hombre que se encierra en su cuerpo para escuchar el canto subterráneo de los peces. Un hombre que acomoda el silencio entre sus heridas.

IMPOSIBLES Ahórcate un momento. Cuelga de uno de esos días en que el país asfixia. Cae y deja fluir la leche de tu carne pasto para el gusano y el absurdo. Permanece. El sueño no basta. La escritura no libera tu espíritu. La culpa ha de ser la misma y a esta hora las vacas pastan sigilosas en sus jugosos cuartones turísticos bien diseñados de un verde que deslumbra y seduce. Para ti la fiebre. La cabeza que se parte de tanto pensamiento atascado y tanto animalito fosforescente e imposible que entra por los ojos. El mundo ante ti virtual ajeno futurista pero aclimátate en la cueva donde sueñas aquello que ya soñaron otros hombres. No alces la mirada. Sé humilde hasta en el modo en que te tiendes a contemplar el cielo. Envejece con resignación ahorrando el oxígeno y los días que se deslizan bajo tus pies: se están vendiendo parcelas en la luna.. Dolly tiene otra hermana… El euro ha unido a Europa… Por la calle Alcalá veintiocho mil homosexuales demuestran que las aguas de un río nunca son las mismas… Las palabras no alivian. Son la cáscara atascada en los remolinos del fregadero. Entramos al milenio y creo oír las mismas voces. Pedaleo en mi bicicleta forever siempre forever azul pastel y el cielo oxidado sobre tus párpados el plátano que abunda y el sinsonte sin argumentos sobre la madrugada. Maneras de asumir la resignación y el sexo cada vez más escaso y necesario cada vez más caro un minuto de tierno placer. Asómate. Sé el gato que imperturbable en la ventana ve pasar la vida. Ahórcate un momento. Cuelga de uno de esos días en que el país asfixia.

JUAN CARLOS VALLS (Güines, La Habana, 1965)

Obra poética: De cómo en la estación de un pueblo el pretexto del viaje son las bestias (1991), Los animales del corazón (1994), Los días de la pérdida (1995), Conversaciones con la gloria (1995), Yerbas en el búcaro rojo (1996), La soberanía del deseo (2000), y La ventana doméstica (2008).

UNA LUZ ENCENDIDA Y UN HOMBRE QUE ESCRIBE SOBRE SÍ

Una luz encendida y un hombre que escribe sobre sí una habitación en la que se puede tocar el techo con la mano y un sillón que soporta la carta que no anuncia el triunfo. ciudad que no conozco. país que no conozco. si pusieran en mi mano el corazón corrompido de un cuervo no sabría culparlo ni perdonarlo. El tiempo de arrepentirse está en manos de alguien que desconoce la realidad. una luz encendida basta para imaginar que la posibilidad de dos cuerpos desnudos tiene que ver con la gota de sangre dejada por el cuervo..hasta la madrugada permanecemos observando cualquier gesto podría ser el detonante la mujer que increpa a su destino en el teléfono el hombre que no sabe qué hacer con su felicidad. todo tiene un propósito para que el hombre y la mujer descubran esa grieta por la que escapan sus raíces el hombre y la mujer se comunican yo siento lo real como el pájaro inquieto que picotea mi sombra..

YERBAS EN EL BÚCARO ROJO

si miro a la ventana la casa del vecino permanece las paredes pintadas indican un comienzo una celebración que no llegamos a comprender. a falta de flores he puesto yerbas en el búcaro rojo cerca de mí un libro (poemas medievales de Antón Arrufat) y cigarrillos para creer una velada a la que asisten amigos entrañables. En vano ha sido querer contar las cosas dulcemente un año muerto no puede emborronarse como aquello que no llegamos a escribir. reviven la memoria el amigo distante el enemigo último la provincia remota la lluvia tiene un gusto que ya había olvidado fumar un cigarrillo no cambiará mi suerte para nada..cuando pensé en Antón creí que tomaba el libro de un maestro pero al morir el año sus lirios empotrados sobre un fondo de espadas fueron una armadura para sanar la ausencia..la casa del vecino permanece en mis ojos las yerbas en el búcaro desplazan la pobreza el cenicero imita el rictus de la muerte diciembre deja marcas enero lo supera el vino que bebía ha azucarado el vaso en mi escritorio un lápiz. un libro. una ventana. saber que permanece la casa del vecino.

HE LEÍDO UN POEMA DE DIANE WAKOSKI

He leído un poema de Diane Wakoski y comprendí de repente cómo llegué a ser este amasijo de temblores recogiendo migajas para la vida..hace veinte años alguien a media noche apretó contra su cuerpo mi cuerpo y dibujó en mí una ventana por la que más tarde se asomarían unos pájaros blancos que la gente con el sonido irónico de las palabras fue convirtiendo en negros y enfurecidos pájaros del desasosiego..pasaron veinte años y la ventana permanece abierta. Diane Wakoski jamás comprenderá por qué no fue el acantilado el límite entre la muerte y mi sueño con una gaviota batiendo las alas. nadie comprenderá en definitiva por qué se necesita un corazón enorme para que aquellos pájaros sigan bebiendo de tu sangre..pasarán veinte años y este poema será desempolvado por un muchacho a quien le gente (con el mismo cuchillo con que cercena el pan de cada día) habrá herido y dibujado una ventana para que otros pájaros violentados por la misma ironía de las palabras pongan en peligro la belleza del mundo..

VIDAS NUNCA ANTES DIBUJADAS PARA UNA NOCHE DE CUMPLEAÑOS

Una mesa dispuesta y ya tratamos de descifrar palabras que le devuelvan al rostro lo humano. pero sólo hay palabras que lo desfiguran palabras nunca antes dibujadas batiendo contra la ingenuidad de una noche de cumpleaños..una mesa dispuesta y ya somos felices dejamos que la vida adquiera los contornos de un animal doméstico y echamos a rodar como un juego de infancia los dados que los muertos en silencio demoran doy la palabra a Borges toco el cráneo a Lezama Beethoven en el disco ha sonado tan triste como un niño al que un pájaro le picara los ojos..una mesa dispuesta para mi cumpleaños palabras que descifran vidas no develadas.

OBCECADO POR UN TIEMPO DISTINTO A Ernesto Valls.

Leer un libro y no alcanzar a comprender a quien se marcha antes de que llegue la hora es tan difícil como ignorar que su vaso de té quedó servido para siempre obcecado por un tiempo distinto. regresar por un camino que mis pies desconocen es instalarme en estos predios de la muerte conversar reconstruir con nitidez cada palabra dicha en contra del aburrimiento..es esa voz interpretando a Bach lo que trasciende el hervor de mi sangre y me deja retener con viveza lo que ahora es cadáver consumiéndose. leer un libro para que todo sobrevenga como una tempestad arrastrando con ella la ceremonia la marcha de los cuerpos hacia una tierra definitiva. otra música anuncia la corrupción de una inocencia antigua coleccionamos pedacitos del desastre para mañana hablar con más dulzura de las paredes que simularon la casa y de los animales que completaron el rictus de la miseria..una casa…un animal…y yo guardamos en común el mismo deterioro. el mismo argumento que nos lanza al vacío del mundo que nos prestan..

EL AMANTE

No vuelvas a los lugares donde fuiste feliz

Delfín Prats.

Es imposible colocar la soledad en ese espacio donde los compañeros eternizan la palabra tiempo. Hacer que gire sobre nuestra cabeza la sangrante noticia con el deseo de no ver no adentrarnos en la viscosidad de la sutil pregunta. no he querido entender que cada hombre se dibuja a sí mismo para que lo contemplen he terminado cercenando mi cuello colocando mis manos donde otros quisieran que estuviera mi garganta..atravesar estos lugares no esperar no violentarme cuando hundo el dedo en mi ojo cuando palpo y pregunto y sólo puedo embarrar la sombra de mi mano con el silencio. si pudiera escribir o mejor dicho describir el delirante aroma de la memoria no tomaría esta avenida que siempre me confunde ni extrañaría el mar visto desde esa altura en la que no se le entiende pero heme aquí inventando la belleza claveteando sobre ese chorro de miedo como único paisaje..una fotografía es incapaz de resumir el adiós que ejecuta mi mano todas las ciudades en las que fui feliz no tienen el sosiego de un libro compartido ni la paz de un muchacho regresando al hogar donde lo espera ávido el amante.

NATURALEZAS MUERTAS

Cosas que recordamos. Objetos que desfilan cuando queremos repartir lo que fuimos comprando. una piedra. una caja de tabacos vacía. un volumen de la colección Austral (1942) con poemas escogidos de San Juan de la Cruz..se confunden el antes y el después. palabras que dije hace tiempo y traiciones que cometimos contra un cuarto en las afueras del mundo. si supiera pintar estaría pasando por un período de naturalezas muertas pero sé que mis cadáveres son otros mis libros predilectos mi forma de ejecutar el amor. cosas que recordamos nostalgia que en el antes fue un pájaro en el ahora un perro al que mató un citroën..en el pasado debí ser una puerta o una mujer que murió joven. siento que esos espíritus quieren de mí un crimen verdadero algo que les ofrezca paz después de tres veranos..se confunden el antes y el ahora. es un sueño y pasamos la noche en un campo de girasoles. tú amaneces con un viaje que no puedes contar y yo borrando los caminos. el antes y el ahora. sombras que determinan la posibilidad de otra estación otros objetos para marcar el tiempo de próximas conquistas..naturalezas muertas. palabras que dije y que entre piedras y cajas vacías no serán recordadas..

EL TIEMPO DE ESTAR EL TIEMPO DE PODER Y EL TIEMPO DE VIVIR

En la enumeración de las proezas cotidianas hay un sitio aguardándote en el que cabe la mediana soledad y el bastón que te sostiene con dibujos humanos. ¿acaso pensabas poseer toda la vida la fuerza con que domeñas el aire? quiero gritar y sólo puedo un aullido mecánico..me pregunto:

¿la distancia entre tu cuarto y mi laberinto puede ser suprimida por el espacio entre dos caballos a los que han violentado su destino? ¿el tiempo que hasta hoy conocemos como el mismo tiempo alcanzará para que estos animales sostengan el peso de dos mundos a los que se puede penetrar por la puerta de la sangre?

llegado este momento en el que intercambiamos un plato de arroz por un libro que rememora a Hiroshima queda esperar por el tren que llevará tu cuerpo hacia otros cuerpos tu mundo hacia otros mundos hasta sentir que se confunde la mediana soledad y el bastón que no llevará dibujos humanos sino autos y grandes avenidas la pequeña y la gran ciudad como gacela y tigre enfrentándose hasta que uno de los dos se proclame rey verdadero. uno de los dos en el lenguaje fotográfico de las cosas inmóviles con el rubor de lo que fue perdiendo el tiempo de estar el tiempo de poder y el tiempo de vivir..pregunto:

¿la distancia entre tu laberinto y mi cuarto es la distancia recorrida por el hombre que vienes persiguiendo? ¿descubriste que no era un fantasma lo que distorsionaba la huella de tu pie sino un zapato gigantesco un zapato de recorrer kilómetros de oxígeno puro ahora reemplazado por la sustancia amarga con que remozas el paraíso?

en la enumeración de las proezas cotidianas hay un sitio aguardándote un lugar donde a solas vive su muerte el pájaro..

EL ORDEN DE LAS COSAS

Todo lo que conozco tiene un orden un orden que en nada se parece a la concatenación de nombres vidas fechas y palabras que pudren lo verdadero..hay siempre una certeza latiendo en lo vil que fuimos un time para la pajarita de papel para el ladrón de niños y para el asexuado corazón de oro. un orden: 1- el aseo de las palabras. 2- la limpieza del carácter. 3- la pulcritud de admirar al cuervo que comerá tu ojo. 4- 5- 6- blanquear sobre las sucesivas sublevaciones del espíritu…todo lo que conozco viene a mí como de regreso así puedo saber que no seré mañana otro que la mentira de hoy..habrá siempre una certeza latiendo en lo vil que fuimos..

UN PEQUEÑO GATO HEMBRA HA MUERTO Un pequeño gato hembra ha muerto de su poca memoria he recogido gestos con los que un día desde su ventanita celeste enviará señales para ablandar mis ojos. un pequeño gato hembra pedigüeño de lo imposible lúcido desde el momento de saber que en mi puerta hallaría el pedazo de pescado fresco decidió irse para ocultar su soledad de mis angustias incompatibles al parecer después de hallarnos culpables el uno al otro yo de su soledad él de mis tantos defectos agravados ahora por un amor que resultó aceite hirviendo derramado sobre mi deseo. .no es superstición que el gato hembra pereciera en los avatares de mi desgracia entre él y yo se tejieron conspiraciones desastres patrañas infantiles y en medio de todo una mujer espolvoreando piedra molida. .el gato hembra es víctima de una desilusión mientras estrujo entre mis manos la cáscara seca de un hombre.

A LOS NIÑOS HAY QUE DECIRLES QUE LOS MALOS TAMBIÉN GANAN Los malos también tienen sus ilusiones. Cuando los niños no han dejado de ser ese pedazo de pan humano que los engrandece están a tiempo de escuchar verdades reservadas a la inocencia. .cuando sus pasos no han sido tocados por el triunfalismo y sus ojitos de ciervo no han domesticado la humedad salvaje con que se cuecen los ángeles entonces podemos decir que no es tarde para explicarles el procedimiento de la supervivencia las cercanías y lejanías posibles. .a los niños hay que leerles la poesía no como quien dibuja un camino sino como quien cuenta la historia del primer hombre que conoció la derrota y aun así no fue despojado del privilegio de la tristeza. .los niños son el postre de la gran conversación. en su atlética sombra están escritos los banquetes futuros está dibujada la lluvia y está tatuada siempre una ventanita que se oscurece con el tiempo.

VENTANA CON GATO QUE OBSERVA Por la tela metálica avizoro el peligro he venido a tronchar la aventura campestre de mi gato y lo he encontrado solo observador del pedacito de paisaje que constituye mi existencia. en el antes era yo como un niño perpetuado por el deslumbramiento cómo es posible que terminara en esto que golpea y desbarata puertas transparencia de mí indefensión que regala enemigos. Se ha sentado mi gato a contemplar mi encierro y con sus ojos de ver más allá sabe que no soy presa del verano ni de los exabruptos del amor son los golpes dicen y siento el deambular de las voces pequeñas en su misión de agriar la vida cotidiana son los golpes dicen y no hay palacio para la verdad ni amnistía para la forma miserable en que pude gozar ese pedazo de paisaje que ahora es naturaleza muerta de ventana con gato que observa. cómo sería en el después si mi mano ratificara la soledad y fuera convirtiendo en gatos-compañeros cualquier indicio de subsistencia enemiga gatos que no alcanzaron a saborear los poemas de Emily Dickinson y se acostumbran a la idea de alimentarse con poetas desconocidos. .es una verdad a medias reconozco que no he sabido ser el domador entrañable que enjaula su fiera diminuta necesitaba un cargamento de piedad y han puesto piedras al por mayor muelle de utilería donde se estrella mi respiración y mi gesto felino amañado por el golpeteo de la convivencia. .por la tela metálica avizoro el peligro pero mi gato de la contemplación mi gato fértil de los días estériles mi gato de acompañar está velando que aparezca con su disfraz humano el cazador nocturno que ambiciona mi noche.

ODA A GASTÓN Es demasiada ilusión creer que regresará de ese viaje en otro cuerpo. Mi perro se evaporó como si yo mereciera un castigo como si se llevara con él el maleficio de una bruja o la ponzoña de un vecino ácido. Siempre supe que con el tiempo él escribiría por mí en las tardes por eso cuando en el piso se desmoronó su estatura diminuta cuando lo vi perder su construida esperanza en San Luis Beltrán y mis manos forcejearon con el ángel que tiraba y tiraba de su corta temporada sobre la tierra sentí como si mirara desde el futuro su ya distante compañía y como si aún su miradita limpia alumbrara ese campo donde le puse a reposar su muerte.

RESPLANDECIENTE COMO UN DESEO

Antón Arrufat

Cuando uno vuelve sobre un poema que ya una vez fue grande todo puede cambiar miras con otros ojos tocas con otras manos de pronto has empezado a comprender la tonta vida en que te sumergías los momentos en vela la corta duración de lo que sospechabas. .está dormido el niño que anhelas en secreto se ha vuelto un hervidero la casa de los padres tú cuentas los cuchillos invocas a los muertos y les regalas flores a cambio de otro día recostado en el pecho que no volviste a ver. Regresas al poema y sientes como pasa tu vida diminuta la poca aristocracia con que fuiste feliz descrees del amor que ayer noche inventaste te vuelves a los astros al polvo a las canciones a la mancha en tu boca a la primera vez al poema a tus padres otra vez al cuchillo a la pequeña vida con que hilarás mañana el ruido verdadero de la palabra paz.

JESÚS DAVID CURBELO

(Camagüey, Cuba, 1965). Poeta, narrador, ensayista, crítico y traductor literario.

Obra poética: Insomnios (l994); Extraplagiario (l995); Salvado por la danza (l995); Cuentos para adúlteros (l995, l997); Libro de cruel fervor (l997); Libro de Lilia Amel (1998); Inferno (1999); Diario de un poeta recién cazado (1999, 2001); Tres tristes triángulos (2000); El peor de la manada (2002); Conexión Gráfica (2002); El lobo y el centauro (2001); Cirios (2002); Poemas escogidos (2002); El peor de la manada (2002); Apología del silencio (2003); Las (di) versiones de Eva (2003); Los parques (2003); Éxodo (2004);

DEUDA

Hembra feroz: lengua mía que tu brutal paradoja de madre viril me acoja por eslabón de su orgía.

Seré tu macho y tu cría en el armónico incesto de copar el sexo presto a devorarme y gozar en el perpetuo rumiar la sangre del hijo apuesto.

Húndeme en el acertijo de tus acentos sonoros.

Sé libre y fiel en los poros de mi canto. Regocijo siente en el semen que elijo para hacerte parir dudas, certezas, pánicos, crudas mentiras, nimias verdades, algazaras, oquedades y perfecciones desnudas.

Porque desnudos caemos en el alud de la herencia: tú la paz, yo la violencia, tú el huracán, yo los remos y las velas: los supremos artes de cazar agobios, tú el mito, yo los oprobios, la meta tú, tú y yo el viaje, la ley, el aprendizaje en esta pugna de novios: los que antes de mí pisaron tu pubis, tu piel, tus labios, y te infligieron agravios o placeres que pasaron; exploradores que hollaron tu ser y tú los hallaste: los pariste, los criaste, les cediste virtud, suerte, ergástula, abrigo y muerte: fueron tuyos: los callaste.

Pero antes de la mudez pude copiar sus aullidos.

Plagié conceptos, sonidos.

Te puse, esclava, a mis pies.

Te di el diamante y la hez, me diste el fuelle y el horno, violé, sometí a soborno al templo de la memoria y bajé, turbión de euforia, a beber —fuga y retorno— la leche de tu ubre hispana: de San Juan el vado oscuro, el verbo de Martí, puro, la blasfemia de Sor Juana, el río de Lope, la gana ubérrima de Vallejo, de Nicolás el gracejo, la befa de Don Francisco, de Rubén el monte, el risco y de Lezama el reflejo de Narciso en el espejo divino, el sol de Don Luis, de Machado el terco gris, de Octavio el tapiz que tejo con las palabras y el dejo inicial de Garcilaso, para elegir un parnaso que va del cielo al delirio y del estiércol al lirio sin más réquiem que su paso.

Y pasé. Todos pasamos.

Sólo tú, madre, te quedas.

Eres. Estás. Nos remedas.

Nosotros te eternizamos.

Somos amos que nos vamos con ese pueril orgullo de hacer coro en el murmullo de otros varones que están poseyéndote, y podrán (Manzano, Almanza, Sotuyo)[2]

ser reyes, príncipes, dioses, magos, patriarcas, profetas de tus canorcas secretas con el riesgo de sus voces, pero al final de los goces dejarán su alma en tu hoguera torrencial, en la certera azagaya que es tu sombra cuando un soberbio te nombra: madre, lengua, virgen, fiera.

Entonces seremos horda ellos y yo, tú y tu mito, en el abismo infinito de hallar esa fuerza sorda de la verdad, la que borda la cadena de la orgía: lengua, hacedor, letanía, fisura, conquista, hoz, túnel, máscara feroz de Dios y Dios: lengua mía.

CORONACIÓN DE EVA

¿Qué es Eva si no la prueba de la ambigüedad de un Dios harto de ser Uno y Dos y Tres, desdoblado en Eva y en Adán: yunta que ceba la añagaza de lo humano?: ¿Caín ultima a su hermano?:

¿la raza cae el nacer del vientre de una mujer que Dios nos dio por su mano?

¿O comenzó la caída antes: en la piel de Eva cuando le insinuó la cueva, a Adán, de la fe perdida?

¿Él, el potro; ella, la brida: fiebre, arrojo, sal, gobierno de un desequilibrio eterno entre posesión y paz, entre acatamiento y faz, entre el Edén y el Infierno?

Mas, ¿quién es Eva? ¿La esposa que viola toda armonía?

¿La madre en su alegoría de ser continua y jugosa como carne que retoza en cada barranca nuestra?

¿La lengua? ¿La obra maestra?

¿La pasión? ¿La caridad?

¿La duda? ¿La eternidad?

¿La ley que nos defenestra del origen y nos muestra la profusión del vacío?

¿La orilla opuesta del río?

¿La vibración? ¿La palestra donde, de diestra a siniestra, la política nos traga?

¿La miel? ¿La bilis? ¿La llaga que en la espalda el hambre deja?

¿La altivez? ¿La sed? ¿La queja?

¿El agua? ¿La luz? ¿La saga en donde zarpa y naufraga el ejercicio viril de domar y ser servil?

¿El alma tenaz que vaga?

¿La cumbre que siempre amaga con la entrega y no se entrega?

¿La muerte? ¿El alfa? ¿La omega?

¿La hija que crece y frutece y reinicia el ciclo, el cese que es, a la vez, siembra y siega?

¿La confusión? ¿La talega donde se encubre la culpa?

¿La gestión? ¿La cruz? ¿La pulpa que el amor fecunda y riega?

¿La necesidad? ¿La ciega balanza de la justicia?

¿La nobleza? ¿La sevicia?

¿La oscuridad? ¿La premura?

¿La yema? ¿La sepultura?

¿La deslealtad? ¿La caricia?

¿La circunstancia propicia para el salto? ¿La oración?

¿La estrategia? ¿La canción?

¿La voluntad? ¿La impericia?

¿La defensa? ¿La estulticia?

¿La casa? ¿La red? ¿La prosa?

¿La rima? ¿La veleidosa soberbia que hay en la idea?

¿La pez? ¿La rama? ¿La tea?

¿La urgencia? ¿La acción? ¿La rosa?

Eva es todas: el camino por donde el hombre camina a Dios, desde la vagina de Dios, desde el femenino ardid de lo masculino: serpiente que engendra vida: renuevo de la caída: posesión de la inocencia: pérdida de la violencia: expulsión, retorno, huida: intento pueril, suicida, de hurgar de Dios en la faz buscando acatar la paz de su total embestida: el inicio: la salida: el laberinto del ser: uno o dos: hombre o mujer: uno en dos: los dos en uno: todos: algunos: ninguno: lo perpetuo del nacer.

Nacer y ser ya Dios mismo.

Y no saberlo jamás.

Nunca quitarse el disfraz.

Vivir la fracción del sismo.

Morir con tal conformismo.

Resucitar. Ser el yo.

Ser Uno, ser Tres, ser Dos.

Padre. Hijo. Espíritu Santo.

Eva. Madre. Adán.

Espanto del Yo que cae y es en Dios.

RAFAEL VILCHES PROENZA

(Vado del Yeso, Granma, 1965). Poeta y narrador.

Obra poética: Justo al brocal del tiempo (1996), Dura silueta la luna (2003), El único hombre (2005), Trazado en el polvo (2006), Tiro de gracia (2010), País de fondo (2011).

A Michael Hernández Miranda y

Luis Felipe Rojas Rosabal.

Las palabras me vienen a la boca

como si estuviera a punto de morir

o de liquidar el desasosiego

ahí, en su estampa y burla

las fotos de los amigos

y los amigos.

Estoy harto de palabras

reviento moscas en la boca.

Estoy a punto de sacar mi primer libro;

también existe la primera muerte

la repetición de las moscas

aunque exista Dios

aunque cada día salgas

con el grito en la garganta

y en los bolsillos las consignas de mañana.

Una mentira en el corazón

pesa y nos silencia

nos volvemos a repetir como si fuera ayer.

No hay un después

un no

un me abstengo

(existe la palabra Patria)

¿Importa Dios

un presidente

un país?

Sobre todas las cosas perdura la traición

moscas en la boca presagian mi muerte.

NADA CAMBIA

Hay en ti agua del agua, petición transparente,

cruza dúctil el azul, redondos océanos,

inquietos abismos, les veo retozar en el paisaje,

pensativos, libres, torcazas arriban esta mañana,

sigo su rumbo jíbaro de sus cuerpos,

alguien irrumpe, no asimilo estas estereofonías,

los cielos bajan, me oprimen, los soles me humillan,

esta es la casa de las luces

voces que chocan contra equipo desquiciante.

Nadie toca a mi puerta a preguntar por los amigos,

sigo tatuando el árbol con sus palabras,

madre acuna estas soledades, me disfrazo,

cruzo de la mano de mis náyades adormiladas

con sus corazones descubiertos

pongo sobre la casa mis soles de agua

dejo que mis animales beban lluvia con mieles

los siento orinar mis pasos,

nadie observa mi vuelo,

me escondo en los gladiolos,

acuno bajo los astros el cantar de los gallos,

mortifico a la luna,

soy el agua circular de las constelaciones,

aljibe en la memoria,

las rejas me separan de las primeras olas

dibujo avecillas perfumadas

océanos destilados,

me abro paso a sangre y deshago los muros.

Corroboro el andar nefrítico de mis años

no hay manos para hornear el pan de los días

ni canto para enternecer mis horas

las salidas con niñas uniformadas:

soy grávido a cuerpos en pubertad.

Labro el jardín

restauro las paredes de casa

he despedido de mi templo a las náyades

me instalo en las camillas de mi celda

me planto, nada cambia,

el jardín es un disfraz vulnerable,

los caballos piensan el maíz entre sus molares.

LUNA DE LAS MIL NUEVE

Luna de las Mil Nueve

resbala por el vórtice de mis ojos

niña traviesa en el agua

trozo de luz en mis manos

y lazos en el cuello de la noche

camina despacio por el borde azul

que imagino húmedo

allá donde se pierden los caminos

y los bueyes parten el silencio de la noche

con la inocencia del boyero dormido.

PROFECÍAS EN EL PAÍS QUE SOMOS

los vivos oyen, con oído fino,

el silencio insepulto…

Roberto Manzano

El último parte sostiene la guerra es simple escaramuza.

La reyerta devuelve a casa soldados rompecabezas,

Solo recuadros, hongos en la pared,

novias mutiladas, fragmentos cardíacos.

En regazo materno esta tarde se escuchan impactos de fusilería

la aviación ronda, nos disturba.

Las mujeres son un manojo íntimo, rosario de amapolas.

Allende el hogar todo se distorsiona, los hijos asisten,

no vuelven a sonreír en familia alrededor de las ventanas.

Justo ahora el día se distribuye y asciende entre sus manos.

Las noticias esta mañana,

aves en estampidas hacia las brumas y el olor a pólvora.

Cuando culmine la guerra veré a los generales.

Extenderán los mapas roídos.

Los mapas trastocados en sus mentes seniles

contarán la historia, torciendo municiones y rumbos.

La guerra está en camino, he comprado cinco higos

dos canisteles, para refrescar las detonaciones y la demencia,

almaceno las semillas para cuando pase la contienda,

he puesto los riñones en zumo de limón.

Puedo ser un arbusto, un animal pastando en los escombros,

Ignorar los zumbidos de los proyectiles

Ausentarme a las muertes en campo de batalla.

Mi padre se jubila por estos días ya no lo reclutan.

Hago los símbolos de la nación con subterráneas aguas

pondré a girar la buenaventura de la casa.

Soldaditos de plastilina juegan, se descomponen,

si hablo en vox pópuli me quedo sin el sustento,

mis plantas necesitan de mis miedos.

Soy lánguido, adoctrinado

aquí nada deja de ser en blanco y negro.

ALEXIS DÍAZ PIMIENTA

(Ciudad de La Habana, 1966). Narrador, poeta, investigador y repentista. Obra poética: Huitzel y Quetzal (1992); Robinson Crusoe vuelve a salvarse (1994); Los visitantes del sábado (1994); Cuarto de Mala Música (1995); En Almería casi nunca llueve (1996); Pasajero de tránsito (1996); La sexta cara del dado (1997); Prisionero del agua (1998); Los actuales habitantes de Cipango (1998); Teoría de la Improvisación. Primeras páginas para el estudio del repentismo (1998, 2000); Cuentos clásicos en verso (1998, 2000); Yo también pude ser Jacques Daguerre (2001); Maldita danza (2002); ¿Cómo nace un repentista? Metodología para la enseñanza de la improvisación poética (2003); Confesiones de una mano zurda (2004).

IMAGINE

Te happyness is a warm gun…

The Beatles

Ave, Lennon!

Los que van

a escucharte te saludan:

ombligos que se desnudan

hímenes de celofán

manos con uñas de pan

tímpanos de pelo largo

Te saludan

sin embargo

te entierran con el saludo

¡Vaya gag de cine mudo!

La nostalgia por encargo.

Ave, Lennon!

Los que ayer

te escucharon te saludan:

tras tu recuerdo se escudan

los que no saben volver.

Ave, Lennon!

Tu dossier

es esta imagen que invoco.

Ave, Lennon!

(Pobre Yoko

que escucha tus discos sola).

La vida es una pistola

que se enfría poco a poco.

SEGUIDILLA DEL BALSERO O RAPSODIA DE AGOSTO

Dijiste: "Iré a otra tierra, iré a otro mar.

Otra ciudad habrá mejor que esta.

(…)

No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros

Mares. La ciudad te seguirá.

Konstantinos Kavafis

Sosténme, balsa bendita,

sobre mi propia esperanza.

Confía en mi voz y avanza.

Sosténme, balsa bendita,

ahora que una aleta grita

su hambruna de martes trece.

Paciencia, a ver si aparece

algún buque fantasmal.

Noche, miedo, espuma, sal,

ciudad que desaparece.

¿Hacia dónde vamos? ¿Quién

nos indicará el camino?

Viento del sur, remolino,

laberinto hacia el edén.

Hablen poco, remen bien,

seremos ricos mañana,

digan adiós a La Habana

brújula loca, terral,

oh, balsa, bálsamo, bal…

oh, madre, oh, Virgen reglana.

¿Hacia dónde vamos? ¿Dios

nos indicará el camino?

Agua, sol, Willy Chirino,

qué hambre, qué frío, qué tos.

– Vamos a remar los dos.

– Asere, cállate un poco.

– ¿Loco? – Que te calles. -¿Loco?

Good morning, good by, yes, yes,

jamón, coca-cola, inglés,

Pluto y el Pájaro Loco.

Oh, balsa, bálsamo, bal…

oh tromba de agua infinita.

Rema, reza, llora, grita,

canta el Himno Nacional.

¿Es la génesis del mal?

¿la apocalipsis del Bien?

¿Hacia dónde vamos, men?

La Calle Ocho es una ola.

Pasa cerca una bal-sola

y yo estoy solo también.

Cojímar hemingwayano:

El joven y el Mar. La muerte

chapotea y se divierte,

Cojímar hemingwayano.

No te preocupes, mi hermano,

"japinesis e warm gan".

Madre fue a comprar el pan.

Madre solloza en la orilla.

Madre nada en su mejilla.

Madre no cree en Supermán.

Sosténme, balsa bendita.

Sosténme, Virgen Reglana.

Sosténme, vieja patana.

Sosténme, balsa maldita.

Sosténganme, Jane y Chita:

Juan no, Johnie es que me llamo.

Sosténme, mujer que amo.

Sosténme, Dios, si me quieres.

Madre, no te desesperes:

cuando llegue te reclamo.

DECIMAS UNDERGROUND

Para Yoss

Cine Yara. Medianoche.

Huele a cannabis La Habana.

Es larga la caravana

de lycras, largo el derroche

de tatuajes… (No hay anoche

ni mañana, sino ahora).

La vista de una señora

se estrella contra la espalda

de un ángel púber, su falda

tan escandalizadora…

Esto es 23 y L.

Luces de neón. Mulatas

de cinturas tan baratas

que no alcanzarlas nos duele.

Un metro cuadrado huele

a fresa y otro a María.

La Rampa está todavía

leporina y charlatana,

machista pero lesbiana,

dandy pero policía.

El M-6 alborota

las lozas que ilustró Amelia.

David sale de Coppelia

desnudo y nadie lo nota.

Un extranjero rebota

sobre una grupa nocturna

y le gusta se embadurna

de esa negritud cutánea:

mixtura mediterránea,

plebiscito ante esta Urna

cuidada por Afrodita

y Safo y Anaïs Nin

y Ochún, Changó, el Yang y el Ying…

Ahora el extranjero invita

a un trago en El Floridita

sobándose los bolsillos.

(Siguen pasando pitillos).

Grunge, Heavy, reggae, rap, pop.

Semáforo en rojo. Stop.

Bicitaxis y «amarillos».

Marilyn Manson y el Che

en dos pulóveres blancos.

Tres gays riendo en los bancos

que hay en 23 y P.

Más bicitaxis (Revé

saltando de sus bocinas).

Travestis en las esquinas,

y gigolós y emigrantes

y yumas… (y vigilantes

esperando sus propinas).

Todos los taxis van llenos.

«Y a la Casa del Coctel?»

«Y al Club Scherezada?» «¿Y el

bar Periquitón?». ¡Qué ajenos

están estos chicos buenos

de la cruda realidad!

está toda la ciudad

tomada por rastafaris

y Gildas y Mata Haris

y Drag Queens. Hay cantidad

de Bob Marleys con sus trenzas

de dreadlocks –contemplativos-,

hay frikis interactivos,

y punks de crestas inmensas

y huele mal (las despensas

y sótanos de La Habana

son campos de marihuana),

huele a semen disecado,

huele a crack adulterado,

huele a sexo en caravana.

No hay muro del Malecón

ni Parque central, ni taxis…

Sólo lúbrica sintaxis,

tibia yuxtaposición

de pieles. Las calles son

pósteres horizontales.

Las mujeres animales

a punto de desovar.

Los hombres plantas de mar

con piedras vesiculares.

Todo es alucinación,

magia finisecular.

Dejen, niños, de fumar,

basta ya de beber ron.

¿Tatuajes? ¿Perforacióin

de orejas, labios, ombligos?

Hoy estrenan Sin testigos.

Hoy viene el pollo de dieta.

Hay dan Visas por libreta.

Hoy bañan a los mendigos.

No hay Coppelia. No hay Habana.

No hay policías azules.

No hay camellos. No hay baúles

repletos de marihuana.

No está Rodrigo de Triana

gritando «Negra a la vista!»

No hay éxtasis en la pista

ni Marilyn Manson canta.

La Habana es la Tierra Santa:

Dios es pobre y comunista.

MANUEL SOSA (Meneses, Sancti Spíritus, 1967)

Poeta y ensayista.

Obra poética: Utopías del Reino (1992), Saga del tiempo inasible (1995), Canon (2000), Todo eco fue voz (2007) y Una doctrina de la invisibilidad (2008).

UN MINUTO ANTES

Cada vertimiento que carcome el papel podría truncarse el minuto antes de sentarnos a solas, luego de haber comprobado lo irremediable de ese aparente trance redentor y de haber escogido el compás y la placidez: no más invisibilidad, la voz ungida de armonías y disuelta como todo rito, entre murmullos. Se habrá hecho tarde para regresar al desaliento que favoreció, en principio, el convertirnos en vehículo de simbologías y representaciones. Se habrá dejado pasar el precioso estado de estupor, el desconcierto ante el golpe, la cápsula de ingravidez que tan fácilmente hubiéramos dominado de no habernos sentado a escribir. UNA TEMPORADA ENTRE LA GENTE COMÚN Si fuera escarcha ese manto que mis pasos quiebran yo podría sosegarme, y no mirar atrás. La tierra sigue siendo magra, sus nervios se crispan como acechan, su frialdad persiste y se aposenta sobre los marcos vacíos. Cada bolsa de viaje fue pesada, medida y prescrita por los usos de la verosimilitud. Es como una fábula que comenzó a destejerse con el ya distante toque de ánimas y su simple adagio se fue convirtiendo en admonición, y luego en amenaza, y hoy por fin ya nadie sabe en qué sitio ocultarle. Así como duele olvidar las propias estaciones, nieve y fuego, ceniza y lápida, el lienzo es demasiado ancho, demasiado pulcro para estrujarlo y no arrepentirse. Contaba las monedas, doblaba mis vestiduras y ya me creía inescrutable. Tenía un portillo y noticias, y aromas robados a la monotonía de los atardeceres. No creo haberlos perdido; mi dolencia es hábil y no me deja flaquear. Despliegan este paisaje ante mi rostro para castigar la dureza que no podré describir. Tengo que mirar atrás, sin saber quiénes imploran y quiénes reniegan. El camino ha expuesto a la frialdad de los maitines y se resume en una palmatoria que dejan ver desde mi celda ahora humilde, lavada de mí, luciente para el próximo huésped. Tengo que reconocer el destello en esos nogales que antes fueran patíbulos, la hondura de cada tela que prometen devolverme cuando pase el tiempo y ya mis manos hayan olvidado sostener el carbón. No es escarcha, ni es sendero, ni siquiera lienzo que aguarda la sesión secreta. No es lenitivo, ni esperanza, ni cura milagrosa mientras sea yo quien salga a tientas, sin lograr desasirme de esa legión que se obstina, noche tras noche, en vedarme el discernimiento. LA CORONA TENDIDA Por entre los brotes, viene el lancero por entre los guijarros a postrarse al fin, como en una alucinación. La inmovilidad es la etapa inicial del esplendor, aguardando un ademán, una mirada que le instruya. La belleza flota, y en las espigas medra la muerte. Traspasado, mira cruzar las nubes; el yelmo rueda para detenerse de súbito, más allá de su alcance. Es como si los elementos le despojaran de cada privilegio, atendiéndole cual amas silentes. No ha de mediar un oráculo entre las transiciones que ahora se pactan. Es como si las mortajas pertenecieran a otra imantación, a otro estatismo. El cuerpo era el sello, el pábilo que afianzaba la cera, su insuficiencia. Era tarde para dibujar los nimbos, las curvas en que lo divino había sido apresado. A la propia lanza revestían de azufres y en la pendiente vibraban la oriflama, los ídolos agrietados. Es como si los golpes no le hubieran provisto de esta cobija, y a sus vestimentas no desgarrasen las ráfagas, viento en la luz, luz en la cuenca que vio flaquear sus destrezas. Viene el lancero a desviar el cauce, a sacrificar su memoria por la memoria de quien le trajo a limpiar la corona tendida, la que nunca fue suya.

LEERLO, PARA NO VIVIRLO A qué penitencia me arrojará esta página por doblarse cuando mis ojos se aparten y divisen la silueta de los árboles en el soto lejano. Duele acomodarse ante las luces que terminan por fatigarnos tras los contornos de un libro viejo y forzoso. El círculo que irradian ha sido la representación del mundo, donde el brazo noble se refugia en el brazo falso que nunca blandió hierros. Duele reclinarse en el diván cuando la causa del agobio ha de buscarse sin el acostumbrado énfasis, sabiendo que faltamos en un bajel o en una muralla. Leerlo, para no vivirlo; imaginar que fuimos otros y que propagamos un arquetipo impune. Las lágrimas, casi reales, alcanzaron a manchar la hoja y no el pecho de alguien que hubiera preferido perdernos y despedirnos pese a todo. Nos forzamos a amar paradigmas, por no ser rechazados y no tener que viciar metáforas. Nada de heridas tenues o profundas, si mañana cambiaríamos el rostro y quizás la doctrina. Leerlo, para no vivirlo; silenciar el coro de apóstrofes con una cláusula que hubiéramos podido urdir de no haberla encontrado alguien a quien escoltamos y aún ansiamos dominar. La sangre de los otros, el miedo pasajero y descrito con maestría: leerlo, para no vivirlo, y avivar la lumbre como quien sabe que su personaje está hecho de intenciones y gestos, y que su ciclo culmina con la cera apagada, cuando el libro, por fin, se cierre sobre el regazo.

EL CANDIL EN LA CELDA Es la estrechez de los ámbitos adonde nos destinan y el escrutinio de las mismas partituras lo que nos conduce al término que es la finitud tras una máscara. Se indaga en vano, la evidencia se escurre para no dejarse ver jamás. Se atrapa al numerario, ronzal que le aquieta entre flores taimadas, por conocerle. El desasimiento o la búsqueda, nada se pide al maestro que nos azotaba en un temblor: la Proporción Divina se equipara al misterio sin darnos razón de los flagelos y sus progresiones. Nada puede contra su miedo a los claustros, a las pústulas que asoman en el barniz cuando dejamos de atenderle. En cada maestro olvidamos el nombre y el carmesí que aún mancha los silabarios. Quedamos en la pregunta, en la celosía tan breve como el escozor de la propia pregunta. Apartamos la cortina sin distinguir quién se despide ante la dureza de otra puerta. Por las noches nos atormenta la ignorancia y la vulnerabilidad de los símbolos. No saber descifrar el vestigio de la linfa sobre el papel ni lo que los rumores pretenden replicar cuando un aria emerge de las tinieblas y se aposenta entre tantos volúmenes que nada explican. Ilegibles, se van haciendo ilegibles los registros que se ahogan en recriminaciones. Volvemos a indagar y nos cruzan el rostro. Han retirado todas las escalas y ya no sabemos más, Dios de los espacios, no sabemos por qué cadalso decidirnos.

SOLSTICIO Sabor a lobreguez nos guarda el corredor que lleva al patio. Un lauro que fue cadencioso, ahora mustio sobre la nieve. Es una sedición minúscula de las apariencias. Hoy viene a ser la hartura que arrastra su propio peso y se regodea en el silencio de la especie. Esa extensión que anhelaban los cuerpos cuando en lo intemporal esplendían ha sido propiciada con tal vigor que no alcanzan el tiempo ni las destrezas para habitarla. La razón instintiva se alimenta con su propia inducción, apropiaciones emocionales vertiéndose en la copa del juez. La ruina sobreviene, a solas con el perfume, tan duro el suelo como la costra que cubre su diadema. El esquema que seguimos retiene antiguos presagios mientras el ave sondea la tersura del aire, en espirales. Cada cual rasga un túnico que obra y tributa mas la ceniza aguarda su tiempo. ¿Qué busca el avizor robando falsa doctrina en esa realidad inútil, abrazando el dolor de la apariencia? En el fruto muere la extensión, se difumina la luz. En ella enceran el hilado gris por un instante, su ceñimiento simulan. Las limaduras como brújula, o mapa, o migas de pan divino. Sentir apenas el toque de completas, anunciando el principio de esta nueva y definitiva sedición. El acto que alumbra, el fósforo restallando, la abertura como muerte. Tanta afluencia he visto bajo el sol, tantas luminosidades que no cierran esta herida.

BOSQUE Yo he dado con el guión perfecto: un leñador que se aparta del grupo por reconocer su viejo cubil, palpando los tallos igual de olorosos, silente en el islote que forma la hierba castigada por la canícula. Quedan los jirones del vestido aunque no el venablo que se clavó sobre aquel pecho inocente. "Tú no has venido a mi sueño para ufanarte de tus talentos, lengua apresada por la compunción, fibra deshecha". El leñador no se vuelve, y husmea el suelo, intranquilo, porque no sabe que le imaginan de regreso en el filo del hacha que limpia amorosamente. "Corta el tronco, engendra visiones, limpia la sangre". Nadie le habla porque es mi sueño; nadie le arropa para no contrariarme, la mejoría que me ofrecen sus frascos. Me imagino el argumento donde traen un bozal para la bestia que duerme en el hombre y se olvidaron otra vez de describirlo; argumento para recibir los dones como corresponde al preceptor y no a quien blande el hacha. El nudo es la única alteración de lo Otro sobre la línea del horizonte, paliurus, cultellus, carne. "No dejo de hilar su destino, si le doy hálito", me tiembla el rosario si tiembla el hacha que me ofrecen, aún despierto. He dado con la fábula, pero no con el sentido. El grupo me busca; me reclaman a viva voz desde la maleza, como si necesitaran ese desenlace que intuyo y en el sueño no me dejan verter: oscilación en el oficio de cercenar lo que amarían, de ser posible un entendimiento entre quien llama y quien nunca responde y contempla, atónito, los jirones entre sus manos.

MANTRA Sometimiento y retribución: dos sucios velos que el dios extiende sobre el tablero abarrotado de piezas que ya ni su propia voluntad ordena. Pues si en un principio el juego era llevado por manos omniscientes hoy las piezas van creando su propia multiplicidad para demostrar que todo es falible, intercambiable.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente