Casa del último canistel, de los cuchillos de punta anchísima
nunca hemos vuelto, trémulos, a tu esqueleto.
Casa antiguamente viva en tus limones, tus tinajones sumergidos,
tus misterios.
Atlántida que desapareces estrepitosamente en la memoria.
CUENTO DE LAS TIERRAS VIRGENES
Y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó
BECQUER
Con licencia de Pablo Armando Fernández
Esta es una isla
a la que arriban nubes y barcos que zarpan
en el humo de Marsella. Las naves llegan
cantando en sus maderas.
Los adolescentes, bien compuestos, limpios
como las tierras altas, sin cuchillo a la cintura,
y las muchachas vestidas con géneros deslumbrantes,
se van con los recienvenidos por las calles humildes,
a beber leche de cabra y vino.
Y aquí empezó la nostalgia del viajero.
Porque escurriéndose entre el aviso de los pájaros,
una mujer abandonó su viejo amante, desdibujó
las claves, las puertas y jardines de un severo
hotel de África para perderse
con él por las tabernas, las grutas, los casinos.
Toda una semana bebieron en tazas de barro,
en ríos sin caudal, haciendo vibrar un manso automóvil,
gritando a las gaviotas en los nidos, evadiendo
todas las encuestas. Hallaron temibles negociantes
de sangre humana, policías, conspiradores, grandes gatos
perdidos que lloraban de hambre.
Cantaron en las colinas amarillas:
Ella con sonorosos acentos, él asombrado de sus fuerzas.
Y no conocieron sus nombres de pila o de oficio
sino los piadosos de Pierrot y Nube.
Qué júbilo nuevo abalanzarse sobre las curvas
desconocidas del viaje, preguntar, qué hora,
qué montaña, que día, qué nombre,
sin aguardar respuestas. Bajaban
a las aldeas, a los bailes de la cosecha,
a beberse el viejo secreto de las uvas,
y los giros del agua entre las piedras.
Ante sus ojos sin regreso, los metales,
las cuerdas, los tensos cueros,
honraban las manos de los labradores.
El otoño
está a punto de hacer sonar sus trompetas.
Una hoja cae. Y estalla la señal convenida:
Farewell for ever.
Ella ciega y llorando entre las tiendas
de baratijas; él aullando una canción
en medio de jóvenes enamorados que danzan
cubiertos de hojas y de flores.
Y aquí empezó para siempre la nostalgia del viajero.
JOSÉ KOZER (1940)
Obra: Padres y otras profesiones (1972); Poemas de Guadalupe (1973); De Chepén a La Habana 1973); Este judío de números y letras (1975); Y así tomaron posesión en las ciudades (1978); La rueca de los semblantes (1980); Jarrón de las abreviaturas (1980); Bajo este cien (1983); La garza sin sombras (1985); El carillón de los muertos (1987); Carece de causa (1988); De donde oscilan los seres en sus proporciones (1990); Prójimos. Intimates (1990); una índole (1993); Trazas del lirondo (1993); a Caná (1995); et mutabile (1995); Los paréntesis (1995); AAA1144 (1997); La maquinaria ilimitada (1998); Dípticos (1998); Farándula (1999); No buscan reflejarse (2001).
GRAMÁTICA DE MAMÁ
En mayo, qué ave era la que amó mamá: o habló de las mimosas. Dice que no recuerda el nombre de los ríos que circunscribían su pueblo natal: aunque siempre se ahogaban un varón y una hembra en verano un varón y una hembra en verano. Menciona una conversación crucial con sus hermanas: son como amigas entrelazadas por el meñique, se irán. Cuánto desánimo, aunque en los camarotes haya un centro de mesa con frutas tropicales, sobre cubierta hermosas meretrices que hablan un idioma gutural, no les asombra la aviación ni el cable trasatlántico (letras) que atizan los gorriones boquiabiertos o despiden mariposas de luz. Llegarán entre muchachos entalcados y con guedejas aromáticas que irán diseminándose por Apodaca Teniente Rey Acosta, acabarán por adquirir un chiforrobe de caoba con unas iniciales tibias en la ropa interior y que sirva a la vez de caja fuerte. Se habrán establecido, pronto irán a tutearse en los seminarios de sionismo, mamá en un esmerado castellano.
GRAMÁTICA DE PAPÁ
Había que ver a este emigrante balbucir verbos de
yiddish a español,
había que verlo entre esquelas y planas y bolcheviques
historias naufragar frente a sus hijos,
su bochorno en la calle se parapetaba tras el dialecto
de los gallegos, la mercancía de los catalanes,
se desplomaba contundente entre los andrajos de sus
dislocadas, conjugaciones,
decía va por voy, ponga por pongo, se zumbaba las
preposiciones,
y pronunciaba foi, joives decía y la calle resbalaba,
suerte funesta déspota la burla se despilfarra por las
esquinas,
y era que el emigrante se enredaba con los verbos,
descargaba furibunda acumulación de escollos en la
penuria de los trabalenguas,
hijos poetas producía arrinconado en los entrepaños
del número y desencanto de las negociaciones,
y ahora sus hijos lo dejaban como un miércoles muerto
de ceniza,
sus hijos se marchaban hilvanando castellanos,
ligerísimo sus hijos redactando una sintaxis purísima,
padres a hijos dilatando la suprema exaltación de las
palabras,
húmedo el emigrante se encogía entre los últimos
desperfectos de su vocabulario rojo,
último padecía para siempre impedido entre las
lágrimas del Nieven, fin de Polonia.
GLORIA
Realmente
una pena: me refiero al fallecimiento de mi primera
mujer. Quizás
la palabra
fallecimiento resulte inoperante, una manera
demasiado formal para decir estas cosas.
Y, sin embargo,
es preferible: también
constituye una convención comparar aquel golpe
con el arma de fuego encasquillada que de
improviso
rebufa
y nos deja el hombro maltrecho: es un dolor brusco
que nos hace escupir reciamente contra los altos
cielos, los venturosos
cielos
por un promedio de dos semanas: y ahí queda como
una molestia que en otoño y climas
húmedos
suele resentirse, esa primera mujer delineada con la
nitidez de un conjunto de cuatro troncos de
abedul
blanco
que brotaran en un mismo terreno, si se quiere cercado
a modo de gruta y templete, era
el sitio
que prefería (libro en mano): quiero decir, el sitio que
hubiera preferido y que sin duda hubiéramos
acabado
por construir
ya que espacio o entorno por aquellas fechas, teníamos
(valga añadir, gracias a nuestro común esfuerzo y
aquel modo inteligente de colaborar que
alcanzamos en cuanto pareja). Muy
nítida
veo a esta primera mujer, quizás todavía algo opacada
por aquellos frascos y el bisturí de una muerte en
cierta medida, reciente: sus líneas
(será que idealizó, será que rehuyó un sartal de cosas)
ponen
en fuga
la osamenta de la arpía (mis cuatro herederas saben a
quién me refiero) y de la Breve (yo no entiendo)
cuyos
sobacos olían a estragón (luego dicen, que uno tiene ribetes
proustianos aunque tira a coña estas cosas):
en fin, dejémonos
de explayar
aquel pasado tan escarnecido una y otra vez en casi
medio millar de poemas, permítase
que concentre
mis fuerzas en la hora actual, esta sala cuyo desmesurado
recinto a veces me descompone de tal forma
que en pleno invierno
apura a que abra las ventanas y evite respirar la carcoma
asentada en el cedro de cuatro sillas, en los arcos
y revuelta
del gran sillón de bambú filipino y ¡Santo Dios! hasta en
la propia tela con motivos
orientales
que reviste el canapé sin estrenar de la sala.
TE ACUERDAS, SYLVIA
Te acuerdas, Sylvia, cómo trabajaban las mujeres en
casa.
Parecía que papá no hacía nada.
Llevaba las manos a la espalda inclinándose como un
rabino fumando una cachimba corta de abedul, las
volutas de humo le daban un aire misterioso,
comienzo a sospechar que papá tendría algo de
asiático.
Quizás fuera un señor de Besarabia que redimió a sus
siervos en épocas del Zar,
o quizás acostumbrara a reposar en los campos de
avena y somnoliento a la hora de la criba se
sentara encorvado bondadosamente en un
sitio húmedo entre los helechos con su
antigua casaca deshilachada.
Es probable que quedara absorto al descubrir en la
estepa una manzana.
Nada sabía del mar.
Seguro se afanaba con la imagen de la espuma y
confundía las anémonas y el cielo.
Creo que la llorosa muchedumbre de las hojas de los
eucaliptos lo asustaban.
Figúrate qué sintió cuando Rosa Luxemburgo se
presentó con un opúsculo entre las manos
ante los jueces del Zar.
Tendría que emigrar pobre papá de Odesa a Viena, Roma,
Estambul, Québec, Ottawa, Nueva York.
Llegaría a La Habana con un documento y cinco
pasaportes, me lo imagino algo maltrecho
del viaje.
Recuerdas, Sylvia, cuando papá llegaba de los almacenes
de la calle Muralla y todas las mujeres de la casa
Uds. se alborotaban.
Juro que entraba por la puerta de la sala, zapatos de
dos tonos, el traje azul a rayas, la corbata de
óvalos finita
y parecía que papá no hacía nunca nada.
Leyó todos los libros y aunque la chair est triste, hélas!
(para qué variar) pasaba hambre. Y
fue así: lugar de nacimiento, prácticamente Varsovia.
Edad, fija como un pantalón
a sus anchas
con sastres ensartando la aguja perjudicial
de un jornal
con fascículos y cierto riesgo
de juzgados.
Profesión, bibliotecario o una miopía opuesta
cual nota al pie, habitación 4 X 4
en un solar habanero. Y su estrella:
conocer como nadie en todos sus pormenores
aquel Cantar de los Cantares
cuando el esposo a la esposa casi delirando:
«A las yeguas entre la carroza de Faraón
yo te comparo» mientras él, Marcus
Matterin en su camastro (Eclesiastés, 12:12):
«El componer muchos libros no tiene fin
y el mucho estudio es fatiga de la carne».
DIVERTIMENTO (1)
Una sola revolución del planeta, pasar la página, aguas domésticas, el azar y la variedad del mundo se encuentran en el
trayecto (en particular al atardecer) del
cuarto de dormir a la sala, o mejor, a la
cocina: dicho sea de paso, el Universo
(o sea, todo menos yo) acorde consigo
mismo, carece de diversidad: tranquiliza
imitarlo, a ciegas reproducirlo. Un buen
ejemplo, a mi modo de ver, consiste en
poner un disco de Palestrina a primeras
horas de la mañana y oír la misma música
en ese mismo universo musical hasta la
hora de acostarse a dormir: bostezo.
Yo no tengo ficción. ¿Llegaré a ese punto, clímax, en que pueda aducir (rebatiendo) intemporalidad? ¿Y que no tengo
ficción? Ni pizca; téngase por seguro. Los
crocos están ahí, dos blancos y uno violeta,
abril, todavía puede que nieve aunque ya no
nos abandone hasta el año entrante el feliz
sentimiento o el sentimiento feliz de la
primavera: ah, el sicómoro y los crocos se
espabilan, despiertan a la realidad, su ficción:
al pie del árbol centenario frente a casa unas
pisadas; o ardillas o mis hijas o mis hijas
que salen a perseguir las ardillas: comed,
comed de esa ficción.
Hago poemas, ah lo inveterado. Siempre y cuando pueda escribir es señal que algo exterior a mí sigue ahí, y de lo contrario,
un rábano, comino, dos o tres pitos, bledo. Yo
no tengo sabiduría (hago poemas) tengo
cansancio: cualquier desasosiego que me
importuna lo atribuyo a la alergia; dejemos
pues los grandes temas (soy alérgico): un solo
recorrido, a la noche, de la cama al cuarto de
baño (sin precipitarse, a oscuras y segura)
probable tres veces.
Escucha poema, oye, que esto te atañe. Te he estado nutriendo durante cuarenta años (echándote de lo que pica el pollo)
ahora me toca a mí: rasurarme cada tercer día,
alimentar la desidia (incurrir en la incuria a
cada dos por tres): sabroso. Con ducharse
tres veces por semana va que chuta. Y tú,
con tus enredos y ese modo quisquilloso que
tienes de aceptar de un modo solo la
colocación de las palabras (unívoca manera
de considerar lo impecable) en lo adelante,
mano, arréglatelas como puedas; tú, con todo
tu arbitrio, que yo me voy. Esta vez me voy a
dedicar yo a la verdadera ficción.
Intraducible. Un solo trayecto. Una sola epistemología cuya base sea un epicureismo basado en el solipsismo más
desaforado: mírame espejito mágico y dime
si no soy de la caterva infinita quien más se
acerca a su propia naturaleza. Demuéstrese.
Y una porra. Mejor mirando y dejando que
decimos o dijimos por allá. ¿Diremos? Dimes,
en todo caso. Y otra porra. En mí incurro, del
aire vivo a mi aire (aquello del ándeme yo
caliente porque lo que es del aire no vive nadie).
Ni una letra más, mucho menos letrilla, vivir de
rama en rama como Tarzán lleva a Juana (bingo)
y aunque sin templo Galatea (vide, Góngora) ni
destemplado ni templado quiero verme (así pudo
escribir verso famoso fray Luis): sea yo Juana,
Tarzán, Boy, lianas adormecidas en un claro de
la Selva Negra (Ciénaga de Zapata) (bayou de
Luisiana) a la chita callando (tras cepillarnos los
dientes) a Chita acurrucando.
DIVERTIMENTO (2)
Una de dos, y no hay que darle más vueltas al asunto, sólo que cuál: o A o B. ¿Y en el intervalo? ¿Entre Alef y Bereshit se desenrosca
la Zeta? Me inclino a recoger una concha descubierta
al azar donde la playa entronca en el manglar; queda
decidido, estudiar Malacología: todo aquello que me
permita una cierta autonomía es válido. Un ejemplo:
sentarme, para vivir, desde una economía de medios,
desbordado. Ahí, primero, entender cómo el animal
segrega su concha, lo cual toma un buen tiempo; luego
entender el tiempo universal que le llevó al animal
según la ley de la evolución segregar aquel halo protector,
unísono del tiempo que le lleva al individuo de la especie
hacerse en su momento la casa del modo más natural (no
nacerá, me figuro, con aquella costra encima): en todo
caso este asunto del tiempo, en lo que a mí se refiere,
está más que resuelto: Malacología, y estoy salvado.
Diálogo del Cabezota y el Solitario: no tengo hambre, te la inventas. No quiero caldo, toma tres tazas (le abren el gaznate). Ya no
me interesan las conchas ni las ronchas ni la madre que
nos parió, tienes dos semanas para poner en orden,
etiquetar (¿se concibe palabra más horrenda?) (por
supuesto) la colección. Ya he leído bastante (se me
exima) de eso nada monada, habrás de leer hasta tres
segundos después de cantar el manisero. Y así todo,
para ver si es posible salir de este atolladero.
A mí, sibilas. Sirenas, llamad al práctico que me destupa el cerumen. Hamadríades, a mí. Y sílabas, y trizas, y la
imperceptible concatenación del molusco
incrustado en las ruedas dentadas del reloj
de pared (gong): se fue el muchacho con el
jamo a buscar macaos al manglar. Acomodarme
en mi concha bivalva, he ahí una solución. Evitar
la enfermedad de la perla. Pan, acudid. A las
pinedas, guíame, Pan: comer hongos. Respirar
trementina. Recoger la solariega casa del molusco,
su blasón besar. Ser (yo) montaraz: en la pineda a
Guadalupe montar, dormirme entre su anillo de
bodas y la resina rezumando de unos pinos mansos.
O morimos, zas, o hay vida ultraterrena: una de dos,
no hay de otra, Dios quiera que sea B. Y el intervalo
en un claro del bosque donde intercambiar respiración
artificial de molusco a molusco, a un lado Madame de
Maintenon (embozo de Guadalupe) al otro ése que ves
venir (Arzobispo de Rouen) otrosí llamado el Amado
digo el Aturrullado.
DIVERTIMENTO (3)
A gibbet. Contrición. That"s English but it sound yiddish. Culpa mea, mea culpa. A gibbet a shmivet, I tell you, it"s yiddish.
Una horca, otra forja (este poema). Un patíbulo,
otro gibbet shmivet, guei in drert. Una picota
coloradota, eso como tantas otras cosas, lleva a
veces a casa del ahorcado, a veces a una mesa
redonda, frutero, agua galana, la roja fruta
carnosa, la carnosa boca de la amada, no comas
de dos en dos de ese enredo que te atoras, hay
que decírselo todo dos veces, por la izquierda en
español, en yidish por la derecha, y encima a una
distancia astronómica, cúspide de la pirámide,
repetírselo en inglés. Picota no es siempre una
horca, no hay que ser pesimistas, no siempre
las frutas provocan caída, expulsión, entrada a
cal y canto tapiada, no return, guei in drert,
no U turn, aquél se zampó la manzana, a
nosotros nos toca la picota (manos al cuello)
(la soga del ahorcado atrae la doncella al doncel)
(banquetazo tras largo atraso de la virgen que le
ha cogido gusto al asunto de marras) (manos a las
pudendas) al morir todo se filtra se desguaza se
desfonda, guasasas a la carne, a degustar la mosca
y la chinche hedionda de las llagas primeras a la
hora postrera, el aura tiñosa a las carótidas, puro
reflejo, el jején y el gorgojo (y la madre carcoma)
al fémur. Gota. Gota por la nasa (English, fyke)
(yiddish who knows? Who cares?). Contrición,
contrición. Pero a qué tanto aspaviento, la Muerte
no es un instrumento de tortura. Harnero. Cernir
uva que fue gónada, cernir esa mente prepotente
y todopoderosa que fue Víctor Hugo por fino
cedazo a la merced del gorgojo, sabroso fémur
el de Víctor Hugo, se relame el gorgojo, ese
bicharraco que no discierne Adán de Hugo,
yidish de inglés o mucho menos de español,
Eva de Mary Stuart, sherbert de helado, o a
cuál clase de picota se refería Dios el día de la
Expulsión: una da muerte, otra vida, pero más
bien parece que no hay donde escoger. Tinta.
Tinta, silencio y vejez. La tinta simpática, el
silencio compartido con las horas de un Libro
de Horas, su cierre metálico oxidado, broche
de oro del moro la vejez. Aquí lo que hay que
hacer es seguir leyendo, might as well, wos
kemen tun? Tanto monta salir a pescar en lago
contaminado de percas o tencas incomestibles
que leer sentado o tumbado día y noche Los
trabajadores del mar o leer de los pescadores
del lago Biwa, sus nasas desfondadas, las
carnes desguazadas del pescado, una mitad
al buche del cormorán, la otra a repartir entre
las gaviotas y los miembros de la comunidad,
el daimyo a una cabecera, el mahasatva en
la otra punta de la mesa, mendrugos, serrín,
entrecortados silencios lo demás. ¿Y de postre
picotas? Estoy espeluznado, que ayer a la hora
del almuerzo me di un atracón y hoy llevo todo
el día (quizás como bien demuestra este poema)
yéndome por la pata abajo (dícese diarrea).
¿Entonces de sobremesa hablar de los malos
tiempos que corren, el debilitamiento del poder,
el Emperador en manos de sus ministros, los
ministros en manos de sus concubinas, las
concubinas fornicio de eunucos? A la picota
habrá que enviar a la mitad de la población
(ovación cerrada cunde por toda la mesa, mimo
del silencio ulterior la ovación). Nada de ponerse
a buscar soluciones. No desgañitarse. Una dosis
de estulticia es buena para la salud. Hasta un niño
de pecho (japonés) sabe que el mundo no tiene ni
tendrá remedio: viva la pepa, al seno materno
arrimarse, eructa y se echa a dormir el niño
japonés. A burp. A grepz. Eructo suena a eructo,
qué maravilla, en tres idiomas (¿cómo se dirá en
japonés?). De lo humano, hasta lo más nimio, me
interesa: y resulta sobrecogedor. Perlado de sudor
me veo en el espejo mental que me compunge,
anoche soñé con un tinglado y el sueño del
Ahorcado que por su propio peso a la muerte se
reduce y luego se le desprenden qué vergüenza
unas gotas de leche, a lo lejos los cuervos se
ensimisman, un primer crascitar, el aleteo, y yo
de sudor perlado salto del sueño a la vigilia. ¿Esto
es despertar? Entre picotas y picota se me va la
vida (y este poema) en tres idiomas: por uno me
defenestro de lo ancestral a lo ancestral; por otro
evito contaminar el idioma natural, total, de
mescolanzas estoy compuesto; y echando mano
del idioma materno, una vez más me dispongo a
rematar un poema. Tinta china necesito más que
picota a gibbet a shmivet, cabo y punto hacen la
pluma, negro de humo y no doy abasto, la nariz
enfurruño, el ojo acerco a la raya, la punta de la
lengua saco, los labios resecos mojo, y sajo
(dique) lo insufrible.
LUIS ROGELIO NOGUERAS
(La Habana, 1944-Id., 1985)
Obra poética: Cabeza de zanahoria (1967); Las quince mil vidas del
caminante (1977); Imitación de la vida (1981); El último caso del
inspector (1983); Nada del otro mundo (1988); Las formas de las
cosas que vendrán (1989); Hay muchos modos de jugar (s/a); Las
palabras vuelven (1994).
AMA AL CISNE SALVAJE
ama tus ojos que pueden ver
tu mente que puede oír
la música, el trueno de las alas
ama al cisne salvaje
Robinson Jeffers
No intentes posar tus manos sobre su inocente
cuello (hasta la más suave caricia le parecería el
brutal manejo del verdugo).
No intentes susurrarle tu amor o tus penas
(tu voz lo asustaría como un trueno en mitad de
la noche).
No remuevas el agua de la laguna no respires.
Para ser tuyo tendría que morir.
Confórmate con su salvaje lejanía
con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete entre la hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama le modo en que ignora que tú existes.
Ama al cisne salvaje.
?
Poesía
que no quiere probar nada, simple como un
como un número.
Y sin embargo,
la he visto enmudecer, la he visto
palidecer en la oscura resaca del miedo,
la he visto caer,
rota de amor,
en los brazos del odio.
Pobres palabras escondidas
temblando en lo invisible ¿quién las paga?
¿será porque son piedras lanzadas al rostro de
lo eterno?
¿Por qué son la elocuencia del silencio,
la rebeldía de lo que muere,
el eco anticipado del grito de mañana?
DON"T LOOK, LONESOME BOY
"Unas aguas que se agotan"
ZENEA
Pausada, pacientemente lo hemos olvidado todo.
Cuando sobre la cama hacíamos temblar los clavos
Y tú subías murmurando, gimiendo como una espuma dulce
Y sonaba la guitarra en el radio, por debajo de las voces,
Creíamos (al menos yo creía) en la fuerza de nuestros brazos,
En la minuciosa precisión a toda prueba de nuestras vacilantes,
líquidas memorias,
En el poder absoluto de los poemas que escribí,
Cuando brincaba descalzo de la cama y a tientas,
Mientras tú dormías,
Garabateaba en cualquier papel, en un libro.
Cuántas palabras hermosas, graves, urgentes quedaron olvidadas.
Entonces yo creía que sólo bastaba escribir, ruda, impúdicamente,
Amarte,
que las cosas eran así, que serían así mientras tú estuvieras dormida,
desnuda,
Mientras yo tuviera a mano un pedazo de papel, la pared del cuarto,
Cualquier rincón en blanco del planeta;
Entonces creíamos que la guitarra, la maldita guitarra continuaría
tocando aún.
Esta noche he visto lo poco que pagan por la vida,
Y tú y yo lo ignorábamos.
Esta noche una sombra, cualquier sombra
Basta para apagar aquel fuego fuerte, indestructible, eterno,
Cualquier viento del sur bastaría para apagar mi voz.
La memoria es un agua que se agota
Y no podemos (al menos, yo no puedo)
Recordar, por ejemplo, aquella otra noche
Que nos pareció particularmente habitada sólo por ti y por mí y las
palabras.
(¿Llovía? ¿Teníamos qué? ¿Cuánto nos dijimos?)
Ciega mirada la del hombre que vuelve su rostro hacia el pasado
Porque olvida dos veces;
Qué patético es el que intenta mirar con amor las cenizas del amor;
Tan patético como esos payasos que, enloquecidos, en la noche,
En medio de la carpa desierta,
Contorsionan su cuerpo
Y lanzan su voz estridente contra las gradas vacías.
Santiago de Cuba, l9,XI, 69
MARTÍN RENAEL GONZÁLEZ BATISTA
(Calderón, Holguín, 11.11.1944). Poeta y narrador. Graduado de Técnico Medio Superior en Artes Plásticas. Obra poética: Sobre la tela del viento (1974), Guitarra para dos islas (1981), Distancia sur (1983), Bajo la casa de su sombrero (1985), Piel de polvo (1989), Donde el amor está multiplicado (1989), Ocho sílabas (1990), Martín en el paraíso (1993), El Cornito teje espumas (1993), Carta desde la ausencia (1993), Sábado solo (1994), Sobre la isla llueve el tiempo (1995), Taza de olvido (1997), México lindo y querido (1997), Décima cubana: vigencia y perspectivas (1999), Mujeres de sueño y piel (2000), La sonrisa dorada (2000), Árbol de rimas. Sel. de poetas puertopadrenses (2000), Con ojos de piedra y agua (2002), Siete días después del fin del mundo (2002), La Aguada de los milagros (2003).
TU MIRADA
¿Tu mirada? Tu mirada
es el más perfecto modo
de decirlo todo, todo,
aunque no hayas dicho nada.
¿Qué magia tienes guardada,
qué poder, bello y profundo?
Tu mirada de un segundo
me siembra un año de antojos
y cuando cierras los ojos
se queda sin luz el mundo.
AMOR
¿Cómo en tan breve sonido
puede haber tanto calor?
¿A qué pecho rimador
le robaste ese latido?
¿Qué le dices al oído
con palabra perfumada,
para que la enamorada
boca que te va nombrando
tenga sed de fuego, cuando
enciendas una mirada?
FRIDA Y EL HOMBRE DEL OTOÑO
"…la propia Frida cargando en su regazo
a Diego, en forma de niño desnudo."
Frida encontró un hombre del otoño.
Lo protege como a un pequeño gato,
con leche tibia lo alimenta,
de su piel de agosto le hace abrigos.
El hombre,
andaba a la intemperie gris del desamor
y todas las lloviznas de tristeza
lo hacían tiritar.
Ella lo baña con agua de cariño,
le quita las escamas de nostalgias,
en los labios le frota largos besos.
Frida perdió su brújula.
Sexo, no más, los jóvenes le ofrecen.
Ella quiere también un arcoiris.
El del otoño
en todas las palabras siembra flores.
A Frida
le han nacido luceros dentro de la mirada.
II
Tú con tu juventud, roja bandera,
vienes a mi cubil de lobo tierno,
¿acaso ignoras, Frida, que el invierno
refugio no dará a la primavera?
¿Por qué te abro la puerta si en la hoguera
ayer mismo quemé mi último sueño?
Tú eres de fruto y flor, jazmín trigueño,
en mí huele a ceniza la madera.
Deberías quedarte en la frontera
de mi país, muchacha aventurera;
acá abundan las sombras, hazme caso,
¿te deslumbra la luz en la grandeza
del día que madura? Es la belleza
del fuego moribundo: es el ocaso.
III
Durante mucho tiempo la he visto
desvestirse en la penumbra.
C.R.
Anoche Frida me dio un vaso de vino.
En la penumbra del cuarto,
iluminado apenas por sus ojos,
me hizo caer en un abismo en llamas.
Del fondo escaparon gritos quedos,
suspirantes espíritus…
Frida entró en éxtasis, tuvo convulsiones.
Frida es maga,
puso una mariposa a recorrerme el cuerpo;
sus alas eran tibias y me dio fiebre.
Frida también es una mariposa
y se perdió en las sombras.
No sé si volverá.
IV
Frida de fuego y de fruta,
hija de oscura simiente,
risa del agua en la fuente
de tu boca fresca. Puta
no imputable. Diminuta
flor, de amor desguarnecida
en la sombra de una vida
sin padre –que no es y existe-;
juego de amor que lo triste
quemas con tu cuerpo, Frida.
V
…una pareja… enfrascada en un noviazgo siempre
en vísperas que mezcla los besos furtivos, los juegos
eróticos y la frustración de los deseos no consumados.
L.S.
Frida,
lo nuestro es sólo un sueño,
el tiempo es una lluvia interminable;
de sus escombros nacen nuevas épocas;
seremos un relámpago en medio de la noche.
Hoy beso las estrellas untadas en tus labios
bajo cielos clarísimos,
y la Osa Mayor,
la Vía Láctea,
con envidia nos miran.
En calles desoladas,
bajo árboles insomnes en los parques,
como ángeles caídos
en cualquier sitio hallamos el amor.
Mi cuerpo está ávido de tu cuerpo
y tú de mi cariño te alimentas.
Como estrellas fugaces del amor, pasaremos.
MADRUGADA
Un día seré anciano y no habrás de quererme.
Me seguirán jaurías de recuerdos
y tendré en las pupilas la tristeza
de esos perros que miran con ojos casi humanos.
Ahora dices amarme
y no hay nada más flor que tus palabras. Contigo,
las estrellas son una frialdad lejana,
y la lluvia,
el antiguo diluvio del que nos salvamos
en el arca de tu cuarto.
De tus labios brota agua que no mata mi sed,
manantial de vino rojo;
bebo y el deseo se torna inacabable.
Amanezco ebrio sobre tu cuerpo y no me canso.
Escuchamos los ruidos de la noche;
los insectos levantan paredes de música,
las sombras crecen hacia el infinito.
En lejanos planetas otras parejas se aman.
Yo estoy contigo ahora.
El porvenir es olvido y muerte,
pero hoy no existen el espacio ni el tiempo
más allá de este sitio.
No hay mejor país que tu cuerpo.
En este mismo instante
hombres se matan en la guerra,
drogadictos alucinados
deambulan por ciudades grises.
Ahora mismo en la jungla
un tigre saborea la carne de un ciervo,
un hombre solitario se suicida,
en algún hospital nace y llora otro niño.
Yo estoy contigo ahora
y no hay mejor país que tu cuerpo.
LINA DE FERIA
(Santiago de Cuba, 1945)
Obra poética: Casa que no existía (1967); A mansalva de los años (1990); Espiral en tierra (1991); El ojo milenario (1995); Los rituales del inocente (1996); A la llegada del delfín (1998); El mar de las invenciones (1999); El libro de los equívocos (2001); El rostro equidistante (2001); Omisión de la noche (2003); País sin abedules (2003); Absolución del amor (2005).
A PESAR DEL SILENCIO
a pesar del silencio
aumentando la caída de la gota de agua
como un salto del ángel
y ese trino
incapaz de llegar a la hora del alba
no voy a develar un monumento a su honor
ni a publicar la esquela
con la muerte sencilla de los juegos interiores.
ha pasado la cosa tremenda
de que tocan a mi ventana
con el filo de un medio
y por mi rostro agotado
no se atreven a darme una noticia triste.
vive el mundo en cada golpeadura
como cactus reventando en la tierra
y eso parece que se nota
cuando doblo los ojos
hacia el limpio vacío de la calle
con los faroles del parque fundidos a plenitud.
se labora en este taller
con la memoria hábil en los cien recuerdos
y no hay demora en los trabajos
cuando anciana y casi manirrota
mueve las fibras de la soledad
para ser obra de otros y muerte de sí.
el daño próximo
-o el nuevo como diría la mujer–
acecha cuerdamente
y ella me solicita que gesticulo por las dos.
sean estas palabras
la broma espejeante de su vida
colgando en una horca de juguete
y sonora por el viento alisio que la aturde.
hija de los atisbos
todo engaño es alguna repetición de un acto viejo
y a nosotros nos quedan soluciones
en ese paquete de cartas a medio cortar
por eso en este diálogo hay oxígeno puro
aunque la rodilla sea de elefante
en tanto esfuerzo por salir
de la estatura diminuta.
conocemos los lunares exactos
las anchas encubiertas desde el nacimiento
y a nadie envidiamos la palabra
aunque las toses cubran
la garganta justa de nuestra voz.
para pronunciarnos nos bastan los dedos
cuando quitamos el pelo de los ojos de un niño
y el lenguaje agrio
de una personalidad defectuosa.
¿cómo sentir el cráter de la luna
si aún le temo al ojo de los volcanes?
supongamos que acabo de salir de una corola
y no tengo idea de los desastres humanos
pero así parezco un inútil animal
coleteando sobre el polvo
y la huella del más fuerte.
y yo muda como una cavilante
haciendo el ruido que harían
las hojas del génesis
al arder en una hoguera de pioneros.
(deberé aclarar
que hasta en los momentos más injustos
hallé sombra de árbol
y la vida tuvo en mí ese símbolo.)
si encuentro al que huyó de sí mismo
¿le retornará
mi historia bien humana?
por eso no debería renegar ningún detalle
aunque tengan matices débiles
y no proyecten una luz de estrella
sino la de un vulgar bombillo
de veinticinco watts
porque si no ¿con qué derecho podría oírme
el que ha estado acumulando ceniza
en toda la esperanza
y quiero volver a reír como antes de ser sabio?
en el país en que yo nazco
las sierras son el término del caminante
y hay tanta oportunidad de ver
como también la isla sabe reflejarse en el mar
completamente enamorada de su belleza
y tocar el cielo desde allí
a una cuarta de la frente sudorosa.
también tenemos plantas insuperables
moscas azules playas que parecen de pronto
cuando se deducía un mortal precipicio.
en el país en que yo nazco
se puede nacer siempre
-tan grata es la lucha
y tanto sentido hay
en una sola huella que se multiplica
cuando vas por el segundo paso-
y se puede creer
como si bebieras el agua normal de tu noche.
acércame el pecho dolorido
como si estuviéramos en guerra
y soy el que te puede sanar
por la virtud de amarte más que a mí.
no temas la firma que pusiste
en el fin de las cosas
porque nada amarga tanto
como la contracción de un gesto
y en la verdad amplia
te alivió un poco
romper con la belleza anciana
como el pájaro del rey.
la mecánica impera.
sólo acércame el pecho como si combatiéramos
y fuera cierto el enemigo de la selva
o el rostro infame del que nos vigilaba
tenebroso de envidia
porque podíamos entender ciertas
voces agudas
en tu cuerpo y el mío
traídas desde la niñez
-brujas mustias del césped antiguo
descabezadas como en un
bombardeo-
postal del tiempo que ahora es de
ficción.
a mí me queda este hecho de rescatarme
en cuanto lado yermo veo a otro
y siento que es mi deber comunicarle
la gratitud de estar entre los vivos
cuando se ha muerto algo por dentro
-proseguir a solas es luchar sin los descansos
ni los días de fiestas-
y entender como nunca antes
el sentido de una canción poco brillante
y el que te cedan el asiento un día muy difícil.
espero que nunca me deje de dar angustia
cuando vea a ese rostro tan distinto del que fue.
RAÚL RIVERO
(Camagüey, 1945- ). Poeta y periodista.
Obra poética: Papel de hombre (1969), Poesía sobre la tierra (1972). Cierta poesía (1984).
DONDE CLAMO POR ÁNGELA Y te busqué por pueblos, Y te busqué en las nubes. José Martí Ángela, me dabas fiebre me moría recorriendo tu cuerpo lleno de sobresaltos y palabras inimaginables a tus catorce años. Ángela, me hacían temblar tus piernas prodigiosas tus senos con sabor a chocolate duros como marcando un precipicio por el que me hundía increpado violentamente por tu demagógica inocencia. Ángela, qué será de mí este sábado en que invento un rostro te llamo por tus dos apellidos a lo largo del malecón registro cines, parques y no encuentro siquiera la sombra de tu sombra. Ángela, cómo pasan los meses cómo te me has ido desvaneciendo el tiempo es un animal revolcándose en tu piel rompiéndola. No dejes que te acabe regresa vuelve a vivir conmigo, Ángela, amor, hija de la gran puta, vuelve a darme tu fiebre.
TEDIO DE VASALLO Los tiranos intensos son los breves los fugaces. Esos sí son tiranos interesantes fundadores de la inquietud. No así estos tipos eternos y aburridos toda la vida en el poder tanto tiempo que uno termina por quererlos que uno termina muerto de amor por ellos. Que Que uno Que uno termina Que uno termina muerto.
PROPIEDAD PRIVADA Esta mujer es mía mi instinto de animal no me permite prestársela a un amigo. No la comparto ignoro si me presento ahora como un monstruo ante ustedes pero no cedo, no la doy no le permito que entregue a nadie más su corazón que a mí. Esta mujer es mía míos son sus afectos y sus lágrimas su amor, su juventud su carne, su tristeza sus desesperaciones, sus manías sus malas noches, sus dolores sus amarguras y sus sufrimientos. Esta mujer es mía no la comparto no la entrego la defiendo de extraños la resguardo de cataclismos y epidemias la alimento y alimento a sus hijos la abrigo y la poseo le canto y la fecundo. Ésta es la realidad. Juzgadme con mesura profundizando bien sobre estas cosas y vamos todos a firmar este poema en La Habana en la década del 70 en medio de una lucha feroz por ser mejores porque más nadie escriba nunca esta mujer es mía como si fuera un libro o una lámpara. Firmemos, ayúdenme a testimoniar este momento queridos contemporáneos míos.
Llamad al poeta
El poeta sale alguna vez, viaja a un planeta, visita rápido una estrella, pernocta en un pueblo de provincia, va a ver el mar, la guerra, llega al fondo de las rosas y los ríos, busca palabras en los bosques y los cementerios, sale a hablar con los niños y los viejos, pero nunca se va, a lo más sueña; a lo más se entretiene con un atardecer; a lo más se entretiene con un arco iris, pero nunca se va. Así es que amigos, compañeros: llamad al poeta. Llamadlo en el momento del amor,
pedidle un verso que ayude comprender, pedidle una canción sencilla para enamorar a una muchacha; llamadlo también en la tristeza, en el instante de romper papeles, fotos, relaciones; reclamadle unos versos de paz y sosiego, exigidle un canto de optimismo, una palabra dulce para la sal del día. Llamad al poeta si alguien se marcha, porque él halló canciones en sus viajes que sirven para aliviar distancias y fronteras. Y llamadlo si vuelve, porque el poeta encontró viejos vocablos nuevos para las bienvenidas,
antiguas melodías para los reencuentros, rimas especiales para la alegría. Nunca se va. Ante un imposible, llamad urgente al poeta; él descubrió suaves, nobles imágenes contra los imposibles. El poeta sabe fórmulas que apaciguan al tiempo, tiene bálsamos, versos frescos para curar de desesperación a sus hermanos. Para la muerte también podéis llamarlo; no la evita, pero tiene elegías para las heridas, décimas tristes para describirla, grises palabras fúnebres que bien repartidas con flores y con lágrimas pueden ayudar. Y, amigos, compañeros, llamad al poeta a la hora del combate, reclamadle sus canciones en el momento duro. Él cinceló en las sombras violentas palabras para el enemigo, preparó emboscadas, trampas para el pasado, tiene afilados adjetivos para los traidores. Nunca se va. Cuando haga falta, llamadlo; sencillamente, vuélvete y di en voz baja
hacia la multitud: compañeros, ¿hay algún poeta entre nosotros? Pregunta. Él estará allí, preparando palabras, trabajando canciones. Allí estará. Llamad compañeros, llamad al poeta. Él tiene mucho que hacer aquí.
ELLA Saber que uno va a irse de pronto una mañana para ese viaje largo que no se acaba nunca sin haber caminado contigo por La Habana. He ahí a la muerte de perfil. Otro ángulo de su serenísima majestad es no poder escribir tu nombre y el tercero es la certeza de que todo esto me va a pasar. II Algo muy grave es no saber ningún secreto tuyo, no verte llorar no conocer la clave de tus silencios y no sentir nunca como sube desde tus gavetas el olor de la intimidad. III ¿Te gustará el jugo de naranja los jardines, los pájaros la traumaturgia, los arrabales las 10 y 42 de la mañana el azúcar, noviembre, el aire frío volar, convalecer, los hombres feos el pan y la piedad los campanarios, Florencia el litoral, el misterio de las tres personas la altura, los sillones las muñecas de trapo, el vacío asombrarse, Madrid, los eslabones odiar, enmascararse, el rencor levitar, las claridades comprar estrellas, el as de oro y la pesadumbre? […] IV ¿Se acordará que en misa los domingos yo era el niño de la corbata azul? ¿Se acordará que yo le dije que siempre la iba a recordar y luego le pregunté sí tenía tiempo miedo y noción de la vida? Yo cumplo mi promesa: Medio siglo después Sin motivo aparente Le recuerdo Que la recuerdo. Nada más que la memoria salva.
POLVO DE ESTRELLA Julia Roberts se equivoca conmigo resisto su mirada hora tras hora y otras veces la pongo de castigo: contra el piso su cara seductora. Si va a decirme algo, no hago caso si me guiña los ojos o algo d eeso la oculto con un gesto de mi brazo y le dejo en la boca congelado un beso. Julia mira las paredes a porfía sofoca con silencio su reproche y yo, con mi desdén, la mortifico. Le ignoro normalmente por el día aunque a decir verdad todas las noches la uso con pasión como abanico.
POEMA PARA LOCALIZARME Escríbeme una nota que me hable del azar, de tu cara, y de las venas una nota de duelo, de regreso desde las catedrales de las penas. Que diga confusión y firmamento indemne, encadenada y presunción. Un manuscrito que he esperado siempre una escaleta de arrepentimiento un dolor que me toque y que me asalte. Un llanto relativo que me empañe los ojos tristes y los espejuelos. Una reseña del amor perdido la crónica letal de esos que fuimos las palabras finales con el mapa (la cruz de tinta que señala el sitio) donde abriste la tumba en la que vivo. POEMA DE MARZO Prométeme que irás y que irás sola. Prométeme que el sol va a estar en la distancia opaco por las nubes y los árboles. Júrame que estarás muy cerca confundida entre un grupo de extraños Sin levantar la vista salvándome del íntimo destino que me acoge. Prométeme que al menos al final vas a estar lo más cerca posible de mis ojos cerrados.
DELFIN PRATS PUPO
(Holguín, 1945)
Obra poética: Obra poética: Lenguaje de mudos (1970); Para festejar el ascenso de Ícaro (1987); El esplendor y el caos (1991, 2002), Cinco envíos a Arboleda (1991), El esplendor y el caos (1991,2002), Abrirse las constelaciones (1994), Lírica amatoria (2002), Striptease y eclipse de las almas (2007), Antología personal (2009), Exilio transitorio (2009), Aguas (2010), Las sombras y los mundos (2011), Lenguaje de mudos (2011?).
HUMANIDAD
Hay un lugar llamado humanidad
un bosque húmedo después de la tormenta
donde abandona el sol los ruidosos colores del combate
una fuente un arroyo una mañana abierta desde el pueblo
que va al campo montada en un borrico
hay un amor distinto un rostro que nos mira de cerca
pregunta por la época nueva de la siembra
e inventa una estación distinta para el canto
una necesidad de hacer todas las cosas nuevamente
hasta las más sencillas
lavarse en las mañanas mecer al niño cuando llora
o clavetear la caja del abuelo
sonreír cuando alguien nos pregunta
el porqué de la pobreza del verano y sin hablar
marchar al bosque por leña para avivar el fuego
hay un lugar sereno un recobrado y dulce lugar llamado humanidad
SALDO
Entren amigos tomen asiento entre mis pertenencias
las que no me pertenecen más que a ustedes
sus melenas copiosas no tengo nada que brindarles
como en otro tiempo leche pan viejo o alguna que otra
tibia palabra que roer como ven
las cosas han cambiado mucho
ustedes están muertos hace unos cuantos calendarios
yo tuve un poco más digamos de destreza
con las enfermedades de los primeros años
pero créanme no es ninguna ventaja
estar aún del lado de los vivos
gozando de sus escasos privilegios
(estar de nuevo con ustedes
en el portal imaginario de la casa donde convivíamos
donde aún aguardamos el café de cada tarde
no sin cierta amargura reciente y viva como un muerto)
viejos amigos cómo lamento esta falta de todo que ofrecerles
mi ignorancia y un poco de impotencia
por las cosas que ocurren por ahí (se ha hablado
mucho de la guerra del genocidio y de cierta probabilidad
de exterminio parcial o total de la especie humana)
pero hablen
cómo les va sin nadie cómo les va en la nada
sin tener que pulirla para ligar un hueso
cuando ya no hace falta romper la noche
con un tremendo aullido
ATMOSFERA
Sacamos a relucir la soledad como un salvoconducto
conocernos sería empezar a disimular nuestra segunda identidad
establecer un pacto demasiado confuso
entre el deseo de partir a toda costa
y la obligación de permanecer
las estaciones han quedado atrás la casa
las despedidas los muchachos que ríen por nuestras uñas sucias
la soledad como un amigo
"el viejo está encanao quería pirarse del país"
poner en evidencia el duro oficio de los padres
los padres llevan tatuajes de alta mar
"soy de Raquel" un águila que muestran
hierros de sol como marca de propiedad de un animal lunares
conocernos sería falsificar esas monedas
la larga soledad como un amigo
(amigo de la infancia o como quieras llamarlo
socio si lo prefieres con el que dices compartir
un internado que no existe un segundo año de pre
que no te poncharán)
aún eres tú
un par de ojos
por las cajas fuertes
un par de ojos oscuros una boca
por el ruido de las monedas entre los dedos
por las tapias por las directoras por las conserjes
un par de ojos oscuros una boca feroz
"seremos amigos a partir de este refresco que me pagas"
esta noche beberemos cerveza
un par de ojos
por el viaje que no hemos emprendido
por la espuma en los labios
por las palabras que aún no dices
un par de ojos
por todo lo que callas
hemos ido por la terminal de ómnibus
negro es negro tomamos café papas cola para las papas
la perra las palomas el radio a toda voz negro es negro
el saludo de tu madre es un grito áspero como una navaja
dice: "no tiene remedio un hijo bandolero"
(más de una vez quedamos sin palabras
ante el atardecer que se nos anticipaba)
la inútil soledad como un amigo
(ella rima sus versos de amor sus versos panfletarios)
una ciudad que nos asfixia por todas partes
abajo la ciudad el mar que has calificado de hermoso
me peino: estamos mudos ante las puertas que se cierran
que se abren
ante las puertas que se abren que se cierran que se abren
PREPARATIVOS INNECESARIOS
Un día te da por acaparar las cosas más disímiles
comienzas a reunir hebillas
con herraduras y águilas bicéfalas
corbatas diseñadas con motivos egipcios
plumas de avestruz cencerros candelabro brújulas relojes
haces tu primera incursión a las casas filatélicas
adquieres colecciones completas de estampillas
sobres de primer día representando las piezas teatrales
de los autores más cotizados de la actualidad
mariposas locomotoras humeantes
la toma de la Habana por los ingleses
consultas el horóscopo prevés la posibilidad
de una peregrinación a la Meca un viaje a las pirámides
compras o consigues que te faciliten manuales de latín
de griego de sánscrito aprendes de memoria trozos de Homero
de Ovidio varias gacelas de Hafiz el monólogo de Hamlet
devoras los recuerdos de la infancia
pasas horas íntegras en el cuarto de baño
contemplando tus gestos adecuándolos al viraje de la realidad
a una comunicación que te has empeñado en sostener con los mudos
al parecer todo está listo no has olvidado por supuesto
mostrarte la lengua ante el espejo
y lo que es mucho más importante las senas
las señas que debes repetir hasta que aprendas
ese lenguaje tan confuso de los dedos
en el que debes recibir y devolver el saludo de tus cómplices
trazar aún muchas palabras sin sonido muchos deseos feroces
de gritar de oír tu propio grito por dentro
las risas de los amigos que te llaman
intercambiar todavía muchos cigarros
una cantidad incalculable de sonrisas
guiños de ojo pitillos de sorber cola
para que llegue al fin tu noche y sepas de repente
que lo que has estado aguardando durante tanto tiempo
que eso para lo cual has malogrado lo mejor de tu vida
eso que durante años te obsedió
hasta hacerte suponer que encontrarlo sería como recuperarte
aparecerá a la salida del trabajo
entre el bullicio de los que pasan enfrascados en sus problemas
diarios
entre el vocerío de los que disciernen sobre los temas más cotidianos
para cruzar tan sólo unas cuantas palabras harto conocidas
y echar a andar protegidos por algo al parecer perfecto
que no retendrán tus abundantes confesiones de este instante
ese olor inaudito que surge de alguna parte
desde algún ángulo increíble de la noche
que anulará todas tus perspectivas
tus preparativos como fiesta de pobre
ante la inminencia brutal de lo imprevisto
DISCURSO ENTRE DEDOS
Siempre nosotros apresurados vistiéndonos a tientas
acariciando nuestra piel adentrándonos en nuestra verdad
afeitándonos comiendo calculando las fechas
la cercanía del año nuevo
un posible viaje a Varadero con los amigos
atemorizados frente al espejo vacío
ante la posibilidad de que alguien nos sorprenda
(deseando dolorosamente que alguien nos sorprenda)
en esta batalla sin tregua contra la adolescencia que nos abandona
(cómplices también de los adolescentes
apañadores a toda prueba de sus intenciones más subversivas
en la clandestinidad evidente de sus melenas
—dejando crecer también nuestros cabellos—
amigos hasta la saciedad de sus señas de sus discursos entre dedos
mirándonos en el azul sin condición de sus camisas
en la presencia de sus collares de santajuana
y de sus amuletos de madera pulimentada y cáscara de coco
identificándonos con ellos) dejamos escapar nuestros discursos
nuestras interminables sentencias que no repetirán
parapetados tras el único lenguaje posible
la elocuencia aprendida de los gestos
la frustración a simple vista de sus maneras y sus posturas importadas
lenguaje de mudos que no les pertenece
siempre nosotros tomando el ómnibus atravesando la ciudad y el
miedo
atravesando la ciudad y el miedo nuestros pulmones llenos de nicotina
frotando con cera nuestro rostro
como si no fuera posible demorarse un poco más en el baño
continuar la lectura del libro que interrumpimos anoche
escribir a la madre
intentar la restauración de las relaciones con los viejos amigos
sólo nosotros apeándonos en la misma parada de siempre
volviendo el rostro para cerciorarnos de que nadie nos sigue
—siempre volviendo el rostro— presas del temor de echar a andar
marchamos libres bajo la noche de flancos impenetrables
de manos arañadas
sintiendo esa mitad de todas las cosas apretarse contra nuestra piel
esa dura porción de ti mismo que adviertes en los otros
la desesperación la soledad como una espada resplandeciente en
medio de los ojos
para ser el saludo que nos reconforta
la canción que asciende inadvertidamente hasta los labios:
el semejante
PALABRAS HARTO CONOCIDAS
Pon el amor a compartir tu casa
siéntalo a tu mesa "que coma que beba
que hable de cuanta cosa se le ocurra"
ofrécele tus ropas tus planes inmediatos
prométele consejos almuerzos
artículos sobre el tercer mundo
pero el amor rehúsa tus ofertas
mueve negativamente la cabeza
se tapa los oídos los ojos
no manifiesta el menor interés por tus asuntos
el tiempo de disparo de un relay no le preocupa
las cápsulas trasmisoras receptoras el polvo de carbón
los electroimanes
no lograrían entusiasmarlo
la espeleología los clásicos los problemas del estructuralismo
y la cibernética
no figuran entre sus planes
la manipulación de frecuencia no ocupa lugar en sus meditaciones
pero si tienes una camisa azul
si tienes un caracol donde se escucha el mar
con peces ciegos grabados con aves de colores revoloteando
bajo el cielo
si tienes el mapa de una isla
un tatuaje en el pecho
cualquier leyenda que conozcas
si notas que te llaman
si grupos de muchachos
desde los malecones
o desde los muros de los grandes edificios
te llaman con amplias señas en la tarde
no temas
acude a su llamada
sal a la calle
confúndete entre los que pasen
trafica con sonrisas con signos con saludos
di tu amor a las gentes a los afiches en los cines
llégate por las ferias por las exposiciones
por las improvisadas orquestas de música moderna
comparte el baile de los adolescentes
intenta con las chicas
tómales las manos la cintura la nuca
que te enseñen los bailes
pero si tienes la certeza
de que la realidad es mucho más intolerable más absurda
si tienes un aullido entre los dientes
un grito a medio pecho
si te persiguen
si constantemente te asedian
si a cada paso te exigen credenciales
si apalean tus canciones delante de tus ojos
si escupen sobre las canciones de tu adolescencia
si te han puesto un hierro duro sobre el corazón
ofrécelo al amor
ofrécele también algunas cosas simples
cigarros
jaiboles
dos maracas
una gran rosa de papel
dale a leer las cartas de tu madre
pero no pierdas tiempo
porque el amor ya se ha vestido
se alisa los cabellos
porque el amor se ha puesto los zapatos
y echa una ojeada entre tus cosas
y da unos pasos todavía
sin avanzar hacia la puerta
sin abrirla
antes de que se cierre pesadamente a tus espaldas
y te sorprendas en la calle
a solas
ABRIRSE LAS CONSTELACIONES
A Cintio y Fina
"el héroe permanece "
RILKE
No los reduzcas
al espacio
demasiado estrecho de tu verso
(tu verso es un árbol
alzado en mitad de la sabana
contra el que se cierne
la apretada soledad de la noche)
no los encierres en tu casa
(tu casa es un refugio
y sólido
pero en su hondura
persistentes resuenan
ecos de pasos y voces ancestrales)
no los reduzcas tampoco a la ciudad
(el verso la casa la ciudad
son límites muros que será preciso violentar
para escapar al aire más vasto de la isla)
la isla es el compendio en fin
de tu verso tu casa y tu ciudad
pero no los restrinjas a la isla
ellos se asomaron mucho más allá
ellos vieron
del otro lado del horizonte
abrirse las constelaciones
AGUAS
No la alegría simplemente
sino el placer de contemplar las aguas que circulan
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