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La institucionalidad del orden mundial capitalista y la educación a distancia

Enviado por rubèn ramos


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La institucionalidad para reproducir el orden

Resumen

Este libro da cuenta de la relación existente entre la institucionalidad pensante del orden mundial capitalista[1]y la institucionalidad financiera y de cooperación técnica internacional, encargadas de imponer las políticas y estrategias para la vida económica, social, política e ideológica de nuestros pueblos. Enfatiza, sobre la imposición de "paquetes" de educación y de educación a distancia orientados a la reproducción del orden mundial capitalista, en poblaciones rurales con carencias de capital cultural.

Plantea que el orden mundial capitalista, tiene:

Sostiene, que los "paquetes" de educación y de educación a distancia:

  • Se instrumentalizan a través del Banco Mundial, el BID, la USAID, la NED, el IRI, las Freedom House, la ISOA, la OCDE, la OMC y la UNESCO en América latina y el mundo.

  • Sirven a los intereses económicos de "inversionistas" norteamericanos, europeos y asiáticos, convocados por esas instituciones para hacer "lucrativos negocios" con cargo al financiamiento que imponen, y el incremento de nuestras deudas externas.

  • Carecen de potencial pedagógico para construir aprendizajes y producir conocimientos. Situándose, por esto, en la perspectiva de lo educativo, como proceso de ideologización.

Introducción

En el nuevo orden mundial capitalista, intervienen las organizaciones autodenominadas "democráticas" que reúnen a todos los países del mundo y tienen un carácter asambleísta. Sus limitaciones en cuanto a la capacidad de decisión de sus integrantes son una afrenta a la convivencia civilizada y a la paz. Sus decisiones se enmarcan en la capacidad económica y el poderío bélico de quienes hicieron de este tipo de organizaciones (ONU, OEA, OCDE, OTAN), los instrumentos clave para la agresión, el genocidio y la expansión de la ideología del mercado y la civilización judeo-cristiana que representa los Estados Unidos de Norteamérica.

Las otras organizaciones del Poder, identificadas como think thanks (CFR, Bilderberg, Trilateral, CIA), tienen un carácter cerrado y su acceso es limitado a una élite constituida por los dueños de los grandes capitales industriales, financieros y comerciales que detentan su control por generaciones, y a las que acuden presidentes, altos dignatarios de los gobiernos, dueños de los medios de información más importantes, y personalidades del mundo académico, político y militar en calidad de invitados, para informar o recibir órdenes.

Estos dos tipos de organizaciones, a las que debe agregarse, las financieras (comandadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional), y las de cooperación y asistencia técnica, (como UNESCO, UNICEF, OIT, OMC y toda la gama burocrática de programas, consejos y organismos de la ONU y la OEA), intervienen en la política de nuestros pueblos para hacer lo que alguna vez sostuvo David Rockefeller: "sustituir la autodeterminación nacional que se ha practicado durante siglos en el pasado, por la soberanía de una élite de técnicos y de financistas mundiales".

Este libro, aborda el problema de esta institucionalidad. Su propósito es advertir a los pueblos que aspiran a su liberación, sobre cómo se estructura el Poder más allá del ejercicio doméstico de nuestros obsecuentes gobernantes de turno. No porque éstos ignoren la verdadera procedencia de su cuota de poder, sino porque así es como lo aseguran.

Está demostrado que antes de cada nueva elección en nuestros países, las instituciones financieras dirigidas por el Banco Mundial aseguran la continuidad de las políticas que, desde 1945, garantizan la seguridad nacional de los Estados Unidos en el mundo. No importa el gobernante de que se trate. En definitiva, quien garantiza su hegemonía, es el "régimen permanente" y no quien salga elegido. Así lo establece la democracia del Destino Manifiesto de los EEUU. Más cerca aún, se encuentra expresada en los "Documentos de Santa Fé", producidos por la CIA. Por eso, el financiamiento internacional que impone el Grupo del Banco Mundial, del BID, y la USAID y sus agencias subsidiarias como el NED, el IRI, el NDI, el Freedom House o el ISOA, a nuestros países, se orienta preferentemente a consolidar la institucionalidad que garantice la continuidad del poder económico, político e ideológico y su instrumentalización al servicio de los intereses norteamericanos.

Una vez producido el pensamiento orientador por los think tanks del Poder geo-político-militar-estratégico, el BM y el BID, como organismos rectores del financiamiento multilateral dependiente de la ONU y de la OEA, y la USAID como aparato de intromisión del Departamento de Estado de los EEUU en nuestros países, operacionalizan su actuación y la de sus "inversionistas" o "socios" sobre cada país.

El BM, el BID y la USAID, son en la práctica política de nuestros gobiernos, los encargados de armar el poder de facto y la parafernalia de soporte, a cada nuevo presidente. Cuentan, para tal efecto, con información actualizada, sobre la realidad de cada país. A su provisión, se suman "especialistas" nativos "formados" en universidades de los EEUU, y habilitados en los organismos financieros para ser ministros, viceministros o funcionarios de los gobiernos de turno. La estructura gubernamental del Perú de hoy, como de anteriores gobiernos, así lo certifican.

Aquí, el crecimiento del producto bruto interno (PBI) en los últimos años, mostró tasas por encima del 5%, en los dos últimos quinquenios. Esto, como es entendible en una economía de mercado, aparejó el ensanchamiento de la brecha entre muy pocos ricos y una inmensa mayoría de pobres. Consecuentemente, una agudización de los conflictos sociales y una radicalización de los "frentes de defensa regionales", por una mayor atención del Estado a sus demandas secularmente postergadas, y por la defensa y sostenibilidad de sus recursos naturales duramente afectados por la actividad minero-extractiva transnacional que sustenta el macro crecimiento económico.

Advertido de esto y en el marco de la estrategia de "acción preventiva" que sustentó la doctrina Bush, y ha continuado Obama, el BM publicó en enero del 2006, el mismo año de las elecciones presidenciales de entonces, tres libros[3]en los que quedaron definidas las nuevas políticas a ser asumidas por los gobiernos entrantes, en la "nueva era", sea quien fuera el elegido.[4]. En base a esas políticas el propio Banco, impuso la Estrategia de Asistencia al País (EAP) 2007-2011 que fue ejecutada por el gobierno de Alan García, y la actual, 2012-2016, denominada de "crecimiento económico con inclusión social", a ser cumplida por el gobernante "de todos los peruanos", el ex-comandante del ejército peruano, Ollanta Humala.

El contenido de este libro hilvana el tratamiento crítico e interpretativo del orden mundial de la dominación capitalista. Aparece como "subversivo" porque ese es precisamente su interés e intención: subvertir lo que está oculto, autocensurado y reprimido en el mundo académico donde se desarrolla la trama del pensamiento sobre el poder y la educación en nuestros países. Es, en este sentido, un libro incómodo que busca captar el sentido y el significado de lo que se esconde en lo que se dice y hace en educación, desde las instituciones internacionales, para que los gobiernos de turno se encarguen de su ejecución, sin cuestionamiento alguno de su validez y pertinencia. Se pone así, a expensas de la censura explícita e implícita de los especialistas y expertos de las aventuras innovadoras de la educación con "calidad y equidad".

En cuanto a su enfoque epistemológico y metodológico se trata de un libro de oposición a los requisitos clasificatorios de la invención intelectual. Responde a los obstáculos generados por la manera reglamentada, antes que legítima, de entender cómo "se debe" hacer un estudio científico; a la artificiosa oposición entre metodologías cualitativas y cuantitativas, entre estadística e interpretación. Supuestos que responden más a pseudo argumentación científica y que se tiene que superar para ser coherentes con el imperativo de hacer de la investigación una oportunidad reflexiva y crítica para la acción, y no un simple cotejo estadístico de datos y cifras.

Aquí no se encontrarán resultados de un trabajo investigativo donde la producción de datos cuantitativos haya evacuado a la reflexión interpretativa por "no ser" objetiva. La argumentación que se presenta no pretende rentabilizar su propósito haciendo alarde de un supuesto dominio de artificios estadísticos ajenos a la interpretación estadística. Para que ésta exprese algo distinto y verdadero del objeto observado y no cotejos entre cifras y cifras, debe nutrirse de la complejidad concreta de la realidad y de sus articulaciones. Las medias, desviaciones, coeficientes e índices, no pueden seguir siendo utilizados para despistar el verdadero resultado de una indagación de campo. Debemos superar el engaño de confundir estadística por empiria y más aún, cifras por teoría.

Desde su propia idea, este libro buscó prevenirse de las "desviaciones Standard" y de los "índices de correlación", así como de sus graficaciones y curvas. Lo cual en modo alguno cuestiona ni mucho menos invalida la utilidad de esto y otros estadísticos, cuando se ponen al nivel del entendimiento de quienes confrontan los problemas y necesitan conocerlos, explicarlos, comprenderlos, para poder revertirlos. La estadística debe ajustarse a los problemas que se someten a estudio y a las conclusiones que sirvan para la acción. No de otra manera resulta ser un instrumento útil. Su utilización, al estilo de los organismos internacionales, al margen de sus reminiscencias neopositivistas, y de su "pragmatismo", niega los límites de su valor y de su legítimo empleo. La "investigación" socio-educativa se convierte así, en un ejercicio falaz.

Contra quienes suelen atribuirle a la sociología una manera pomposa de pensar los hechos sociales porque no "mide" ni coteja cifras, este libro hilvana el tratamiento crítico e interpretativo del orden mundial de la dominación capitalista, particularmente en la educación, desde un enfoque sociológico. No como resistencia a los enfoques "medicionales", o experimentales, sino como un auténtico ejercicio científico, para otorgarle significado histórico y político a una realidad que exige ser interrogada más allá de los artificios numéricos. También, como ya está dicho, para subvertir lo que está oculto, autocensurado y reprimido en el ejercicio académico, donde se desarrolla la trama del pensamiento reproductor y alienante. Lo que importa es descubrir la trama de la dominación que se impone desde la institucionalidad del orden mundial capitalista, a través de la educación y de una burocracia nativa inepta y obsecuente.

Su contenido está estructurado en dos capítulos.

En el primer capítulo se reconstruye la historia del nuevo orden mundial capitalista surgido de las dos guerras mundiales. La imposición de políticas en todos los órdenes de la vida económica y social, especialmente en educación, para asegurar el condicionamiento ideológico que garantice la continuidad de ese orden y su reproducción. Se da cuenta de la institucionalidad productora del pensamiento dominante mundial desde los think thank más importantes; de la institucionalidad financiera al servicio de la extensión mundial de ese pensamiento, con énfasis en el Grupo del Banco Mundial (GBM), el Grupo del Banco Interamericano para el desarrollo (GBID), la USAID y sus organismos subsidiarios; y de la institucionalidad de cooperación y asistencia técnica, enfatizando el caso de la UNESCO.

La tesis que se sostiene es que la institucionalidad del nuevo orden mundial capitalista, surgida de las dos guerras mundiales, sirve al propósito de instrumentalizar las políticas de nuestros países, en el sentido de la seguridad nacional norteamericana y de su reproducción.

En el segundo capítulo se aborda el problema de la educación, con énfasis en la educación a distancia. Se confronta la extensión de una oferta educativa homogénea para una demanda heterogénea con carencias muy graves de capital cultural, en el área rural y urbano marginal de nuestros pueblos.

La tesis que se sostiene es que el supuesto inclusivo y democratizador de la educación a distancia resulta falaz, teniendo en cuenta la situación de pobreza extrema de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos del área rural peruana, y los problemas que esto genera en la disponibilidad de capital cultural incorporado en esas poblaciones.

Capítulo I

La institucionalidad para reproducir el orden

El estudio que sigue describe e interpreta el pensamiento y la acción política de la institucionalidad del nuevo orden mundial capitalista que condiciona y fija la vida de nuestros pueblos. Esta es una exigencia básica para poder entender, desde un enfoque menos complaciente, cómo las decisiones más importantes de la economía, la política y la ideología se estructuran fuera de nuestras fronteras y se enlazan en el sentido de la supremacía del poder de los Estados Unidos.

El énfasis está puesto en reconstruir la institucionalidad del Poder que decide y maneja las instituciones básicas de nuestros pueblos: dictando las políticas a seguir en todos los ámbitos y sectores, asegurando financiamientos millonarios para negocios lucrativos de empresas y empresarios extranjeros con cargo a nuestras deudas externas, y manipulando conciencias de cada vez más amplios sectores poblacionales nativos.

El nuevo orden mundial capitalista se expresa en una institucionalidad cuyos orígenes datan del término de la primera guerra mundial. Ha tenido cambios que se han ido produciendo de acuerdo con el desarrollo histórico del capitalismo y de las relaciones internacionales entre el país hegemónico, surgido de ésa y de la segunda guerra mundial, con los países de Europa, Asia, Africa y América latina[5]

Fue precisamente, el "Acuerdo de Bretton Woods" el que permitió a los Estados Unidos de Norteamérica, encuadrar la economía del mundo dentro de las previsiones que estableció para "ordenar" el mundo bajo su hegemonía, como país triunfante y único beneficiario de las dos guerras.

La educación, como parte de la superestructura de toda formación social, se ha inscrito siempre, en la lógica del proceso global de las relaciones sociales capitalistas para asegurar su reproducción. La educación a distancia, no se excluye de este razonamiento. Desde lo que aquí se sostiene, responde a una etapa diferente del desarrollo histórico de las fuerzas productivas. Asegura un proceso más abierto y extensivo de reproducción social, al propio tiempo que compulsivo y rápido. Esto, gracias a los avances de la telemática, la informática, la robótica, superpuestos a realidades de países empobrecidos con poblaciones de escaso capital cultural.

De lo que trata el capítulo es de obtener un conocimiento organizado del bloque productor de pensamiento imperialista que suele mostrarse fragmentario y con frecuencia contradictorio, pero que está orientado a perpetuar, con distintos grados de claridad y nitidez, los motivos y fines de la acción dominante.

1. RECONSTRUYENDO LA HISTORIA

1.1 Los "14 puntos" y el anuncio del nuevo orden mundial

Un primer antecedente histórico del surgimiento de la institucionalidad del y para el nuevo orden mundial, lo constituye el discurso de "Los 14 puntos" del presidente Woodrow Wilson redactado al final de la Primera guerra mundial. Aquí el ex-mandatario hace un llamado a las naciones europeas en conflicto para que detengan el fuego y den paso a la reconstrucción del continente.

Pronunciado en el Congreso de su país el 08 de enero de 1918, advertía la conformación de un nuevo orden mundial que aseguraba el control absoluto de los mares por parte de EEUU, la inexistencia de barreras económicas para la expansión de su comercio, y el rol de gendarme mundial a través de la "sociedad de naciones" (Wilson, 1918).

1.2 La "Conferencia de Paz de París" de 1919

Un segundo antecedente, dando continuidad a los "14 Puntos", lo constituye la "Conferencia de Paz de París de 1919", que compartieron el primer ministro de Francia Georges Clemenceau y el de Inglaterra Lloyd George, con el presidente norteamericano Woodrow Wilson. Aquí se pusieron de acuerdo en los términos del fin de la guerra. Se aprobó la nueva configuración geográfica del mundo tras el reparto de territorios de Europa entre las potencias aliadas triunfantes. Se impuso, con el Tratado de Versalles, la cuantiosa indemnización que los alemanes terminaron de pagar en el 2010; se le expropiaron territorios y se limitó su soberanía en diferentes aspectos de su vida económica, política y militar. Se aprobó la propuesta del Presidente Wilson de crear la "Sociedad de Naciones". EEUU, sin embargo, nunca la reconoció, por no ajustarse a sus ambiciones hegemónicas y por tratarse de una idea que expresaba el "pensamiento" demócrata[6]Se prohibió el ingreso de Alemania.

1.3 La "Carta del Atlántico"

Firmada el 14 de agosto de 1941 por el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill a bordo del buque británico Principe de Gales en el Océano Atlántico, es otro de los antecedentes importantes para dar continuidad a la historia de la institucionalidad oficial del nuevo orden mundial. Establecía que EEUU e Inglaterra:

  • No buscaban ningún engrandecimiento territorial o de otro tipo

  • No deseaban ver ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los votos libremente expresados de los pueblos interesados.

  • Respetaban el derecho que tienen todos los pueblos de escoger la forma de gobierno bajo la cual quieren vivir.

  • Deseaban el restablecimiento de los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno a aquellos a quienes les habían sido arrebatados por la fuerza.

  • Se esforzaban, respetando totalmente sus obligaciones existentes, en extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio y a las materias primas mundiales necesarias para su prosperidad económica.

  • Deseaban realizar entre todas las naciones la colaboración más completa, en el dominio de la economía y aseguraban a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso económico y la protección social.

  • Esperaban, tras la destrucción total de la tiranía nazi, ver establecerse una paz que permitiera a todas las naciones vivir con seguridad en el interior de sus propias fronteras y garantizaban a todos los hombres de todos los países una existencia libre sin miedo ni pobreza. Una paz así permitiría a todos los hombres navegar sin trabas sobre los mares y los océanos.

  • Consideraban que, en espera de poder establecer un sistema de seguridad general, amplio y permanente, todas las naciones del mundo, tanto por razones de orden práctico como de carácter espiritual, deberían renunciar totalmente al uso de la fuerza, puesto que ninguna paz futura puede ser mantenida si las armas terrestres, navales o aéreas continúan siendo empleadas por las naciones que la amenazan, o son susceptibles de amenazarla con agresiones fuera de sus fronteras.

  • Ayudarían y fomentarían todo tipo de medidas prácticas que aliviaran el pesado fardo de los armamentos que abruma a los pueblos pacíficos.

El sentido de este documento no era otro que el llamado al nuevo alineamiento que imponían las dos potencias vencedoras en la segunda guerra mundial. Todos deberían desarmarse y renunciar al uso de la fuerza, menos ellos; todos deberían colaborar a fin de asegurar condiciones de trabajo, progreso económico y protección social funcionales al nuevo sistema que se imponía; todos deberían aceptar las bases del orden democrático, los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno, pero dentro del derecho de las dos potencias al comercio y a las materias primas[7]

La Carta del Atlántico ratificaba, además, el derecho a la libertad de los mares que los EEUU había planteado como un objetivo estratégico de su política exterior entre "Los 14 puntos"; la convicción del desarme de los vencidos, y el establecimiento de un amplio y permanente orden de seguridad internacional que luego vendría a ser el Sistema de Seguridad Nacional de los EEUU.

Contrastado con la realidad de agresión, guerras y usurpación que hoy vive el mundo por la perversidad de un orden sustentado en la industria bélica y la moral judeo-cristiana, esta declaración de buenos deseos resulta ser un tributo al cinismo que caracterizó desde siempre a la doctrina de convivencia de los Estados Unidos y a la de sus socios europeos.

1.4 Los "Acuerdos de Bretton Woods"

Tres años después de la firma de la "Carta del Atlántico" en la que Inglaterra y los Estados Unidos expresaban su voluntad hegemónica compartida, tuvo lugar la "Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas", realizada en el complejo hotelero de Bretton Woods, en New Hampshire, entre el 01 y el 22 de julio de 1944. Aquí se dio nacimiento a la institucionalidad oficial básica para la consolidación[8]del nuevo orden mundial después de la II guerra mundial.

El Poder norteamericano estableció las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países del mundo. Se crearon el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y se determinó el uso del dólar como moneda internacional. El BM y el FMI empezaron a controlar las políticas del mundo a partir de 1946, en todos los órdenes de la vida social.

Quedó, igualmente establecido, el país que hegemonizaría la construcción del nuevo orden mundial por encima de declaradas alianzas. No otro fue el sometimiento de su socio inglés a través del desmantelamiento del "Sistema de preferencias imperiales y del área esterlina".

Este sistema, formalizado en la Conferencia de Ottawa en 1932, otorgaba prioridad a las colonias que mantenía el poder inglés para que vendieran sus productos básicos a Gran Bretaña a cambio de preferencias para los fabricantes británicos en sus respectivos mercados.

El Área Esterlina, creada en 1937, era un grupo de colonias y dominios británicos que ataron sus monedas a la libra esterlina y mantenían todas o gran parte de sus reservas, en la moneda británica.

Dentro del "nuevo orden económico", hegemonizado por el dólar, esto podía ser una limitación para el control de los mercados cambiarios. Por eso, EEUU, olvidando sus acuerdos, convirtió a Inglaterra, que era ya una fuerza mundial agotada por la guerra, en un país igualmente dependiente de la órbita norteamericana (Rajamoorthy, 2004).

Keynes vs. White

Al término de la segunda guerra mundial, EEUU emergió como la economía más fuerte del mundo, gracias a su rápido crecimiento industrial y a la fuerte acumulación de capital por la venta de armas a uno y otro país comprometido en la guerra.

Previendo la eventualidad de una depresión como la de los años 29 debido al fin de la producción bélica, el presidente Roosevelt planteó la creación de un orden de posguerra para asegurar la expansión del mercado norteamericano y de su poderío bélico, más allá de sus fronteras. Retomó lo dicho en los "14 puntos" por su antecesor, y por él mismo, en la "Carta del Atlántico". Impuso al mundo la liberalización del comercio mundial, asegurándole a los Estados Unidos un mercado abierto para sus exportaciones y el acceso sin restricciones a los mercados de materias primas en el mundo.

A la Conferencia de Bretón Woods, asistieron 44 naciones. En aquel entonces, la mayoría de las naciones del tercer mundo que aún eran colonias europeas no tuvieron representación propia. La mayoría de los representantes de estas naciones, eran de América latina con regímenes bajo la influencia y el control del poder norteamericano. Los países del bloque soviético participaron de la Conferencia, pero no ratificaron los acuerdos. China lo hizo a través de representantes del régimen del Kuomintang pero, tras el triunfo de la revolución maoísta en 1949, se retiró. India lo hizo como parte de la delegación británica, dada su condición de colonia. Sin embargo, fue uno de sus delegados, el que planteó que "un flujo predominante de materia prima y comestibles en una dirección y de productos altamente manufacturados en la otra, no constituía un comercio internacional realmente equilibrado (…) sólo prestando más atención a las necesidades industriales de países como la India, se podría alcanzar un equilibrio real y racional" (Bretton Woods, 1944). Alemania, Japón e Italia que formaron parte de los países del eje, estaban prácticamente derrotados. Las naciones de Europa occidental aún eran campo de batalla y se encontraban en crisis. En esas condiciones, Estados Unidos, que producía la mitad del carbón mundial, 2/3 del petróleo, más de la mitad de la electricidad, barcos, automóviles, armamento y maquinaria pesada, se erigió como la potencia que impuso su diseño económico escrito por Harry Dexter White (creador del FMI), frente a la propuesta inglesa diseñada por John Maynard Keynes.

El "plan Keynes" se apoyaba en la creación de un órgano internacional de compensación, que sería capaz de emitir una moneda internacional (Bancor) vinculada a las divisas fuertes y canjeable en moneda local por medio de un cambio fijo. A través de ese mecanismo los países con excedentes financiarían a los países deficitarios, vía una transferencia de sus excedentes. De esta manera se tendría la ventaja de hacer crecer la demanda mundial y de evitar la deflación, beneficiándose todos los países.

La clave de esta propuesta era que los países acreedores y los deudores estarían obligados a mantener una balanza comercial equilibrada y, en caso de incumplimiento, a pagar intereses sobre la diferencia. El plan permitiría que los intereses comerciales más poderosos no distorsionaran la balanza comercial por causa de una exportación ininterrumpida de sus productos. Pero, EE.UU, que poseía el 80% de las reservas mundiales de oro y era un país fuertemente acreedor, no quería estar obligado a gastar su superávit comercial en los países deudores. El Plan Keynes no convenía a sus intereses y, aprovechando su mayor influencia política y la vulnerabilidad de su aliado británico, necesitado de créditos americanos para superar los efectos de la guerra, logró que la propuesta de Keynes, fuera desechada.

Estados Unidos impuso, además, las cuotas de los países miembros del Fondo Monetario Internacional, lo que le permitió, y permite aún, el poder de votación y control. Una vez asegurado el control de las cuotas, fue fácil para EEUU establecer la sede del BM y del FMI en su territorio. Gran Bretaña pidió que al menos una de ellas se estableciera en Europa, pero no tuvo éxito. Keynes, al ver la enorme influencia que iba a tener EEUU en estas instituciones intentó en vano que los directores ejecutivos del FMI fueran funcionarios de tiempo parcial subordinados a bancos centrales nacionales. EEUU impuso que fueran funcionarios a tiempo completo subordinados a las propias instituciones cuyo control tenía asegurado. Lo único que Keynes logró fue que un representante belga fuera elegido presidente del FMI, y desde entonces EEUU y Europa se han repartido las jefaturas de los dos organismos internacionales del control económico y financiero mundial. Hecho que constituye sólo una formalidad.

1.5 El "Consenso de Washington" ¿políticas consensuadas?

En la década de los 30, algunos países de América latina habían iniciado la experiencia de "industrialización dirigida por el Estado", viéndose incluso beneficiados con la II Guerra. Otros países permanecieron bajo férreas dictaduras militares. La experiencia de industrialización hacia adentro terminaría a fines de los 60. Momento en el que se abrían paso procesos de reforma en algunas de las economías relegadas (Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá), dirigidos por militares identificados como "nacionalistas", mientras las economías centroamericanas permanecían aún bajo gobiernos dictatoriales.

Las experiencias de reformas estructurales conducidas por gobiernos militares nacionalistas, así como la socialista en Chile, terminaron en la década de los 70.

A partir de los 90, del siglo pasado, la "Ayuda oficial al desarrollo" (AOD), conducida por las instituciones financieras internacionales (IFI) y por la Organización Mundial de Comercio (OMC), cambiaría totalmente de sentido y significado. Se definió en función de la "crisis de la deuda" que se desencadenó en los 70", del desplazamiento de las experiencias de economía estatal de los países de la órbita soviética y de la mundialización del neoliberalismo. Para algunos, el nuevo contexto significaba no sólo el fin de la Guerra Fría, sino el fin de la historia (Fukuyama, 1989).

Es el tiempo del llamado "Consenso de Washington" cuyo nombre obedece a los acuerdos adoptados por las IFI para implementar los "programas de ajuste estructural" en los países deudores, a fin de remontar su situación de crisis y asegurar su reinserción en el comercio mundial. También se le conoce con el nombre de "Agenda de Washington", "Convergencia de Washington" o "Agenda Neoliberal". 

  Su origen se atribuye al economista inglés John Williamson, y fue impulsado por el FMI y el BM. Participaron igualmente en su redacción, el Comité de la Reserva Federal de los EEUU, miembros neoconservadores del Congreso de ese país, y los think tanks, neo-conservadores. Constituye el paquete de políticas económicas para forzar cambios estructurales en Latinoamérica, concordantes con el nuevo modelo de la economía mundial de mercado y el fin del "modelo de bienestar.

Luego del triunfo norteamericano en la segunda guerra mundial, el "bienestar" empieza a ser entendido no sólo como resultante del crecimiento económico y de la evolución del PBI per cápita, sino como crecimiento económico acompañado de políticas redistributivas. Se sostiene que la política económica acompañada de políticas sociales, son las que en conjunto producen el bienestar esperado en variables como pobreza, desigualdad y desarrollo humano, y en indicadores que tienen que ver con educación, salud e infraestructura básica. Las políticas económicas deben ser sectoriales, con una presencia importante del Estado en su configuración y en la orientación de las políticas sociales. Éstas se concebían bajo el principio de universalidad, es decir, para todos.

En América latina, la adopción del paradigma del "Estado de Bienestar", no fue necesariamente acompañado del mantenimiento de los equilibrios económicos fundamentales, como el del equilibrio fiscal. De este modo las políticas expansivas generaron desorden económico, crisis recurrentes y, finalmente procesos hiperinflacionarios como los que tuvo el Perú al final del primer período de gobierno de Alan García, o como los que enfrentaron Uruguay, Argentina, Brasil que, no obstante haberse incorporado tempranamente al modelo de "bienestar" (a diferencia de Perú, Bolivia y Ecuador), compartían una misma realidad estructural de desigualdad. En el caso peruano, además, no sólo tuvo una implementación tardía y errática, sino que se superpuso a destiempo al viejo orden semifeudal que ni los cambios estructurales entre 1968-75 pudieron revertir.

A fines de los ochenta, se produce la desintegración de las economías que formaban parte del bloque soviético. Frente a este nuevo escenario y al desorden económico, la inestabilidad social y la crisis de gobernabilidad de las economías subdesarrolladas, las IFI, redefinen su actuación imponiendo el paradigma del mercado llamado a "ordenar" la economía, la política, la cultura y la sociedad en nuestra región. Esto quedaría establecido en las diez exigencias de obligatorio cumplimiento llamado, "Consenso de Washington".

El cambio marcó un giro sustantivo en la política: de una centralidad en la acción estatal, hacia una centralidad en el mercado. De las políticas económicas sectoriales a las políticas económicas generales que no privilegian un determinado sector.

Una situación inversa ocurre, sin embargo, con las políticas sociales. Bajo el paradigma del Estado de Bienestar, las políticas sociales se postulaban como universales, al margen de que se cumplieran o no. Bajo el "Consenso de Washington", las políticas sociales son de corte selectivo. Esto es, "focalizadas". Buscan concentrar los recursos del Estado en los denominados grupos vulnerables, en situación de riesgo, o en pobreza extrema. El discurso del "bienestar" es reemplazado por el de la "lucha contra la pobreza". Se privilegia el crecimiento macroeconómico e invalida la preocupación por el desarrollo y la superación de la desigualdad social. Este es el sentido y el significado de los "planes de ajuste estructural" (PAE) que sobrevinieron al "Consenso", como instrumentos de política global de las instituciones financieras internacionales. Dentro de esta perspectiva, se inscriben las políticas, planes, programas y proyectos en educación y educación a distancia, que las IFI imponen, a los gobiernos obsecuentes a sabiendas de su inviabilidad y poca o nula pertinencia.

Las diez exigencias "consensuadas"

Entre el 6 y 7 de noviembre de 1989, el FMI y el BM conjuntamente con el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, aprobaron el "Consenso de Washigton". Desde entonces se constituyó en el decálogo de las imposiciones al que tenía que atenerse todo país que regulara su economía de acuerdo con "planes de ajuste estructural" (PAE). En el Perú, fue impuesto en 1990 y ejecutado por los gobiernos que se han venido sucediendo desde entonces hasta hoy.

El "Consenso" es el referente macro dentro del que se inscribe, no sólo la reforma de la economía, sino todas las demás políticas orientadas a ordenar la reproducción social del modelo de mercado en todos los ámbitos de la vida social, política, cultural y educativa de todos los países sometidos a la dictadura de las IFI. Los principios, objetivos y metas de la "Educación para todos" surgidos de las conferencias mundiales de Jomtién y Dakar en 1990 y el 2000, respectivamente, así como los de la educación superior de las dos conferencias mundiales de París 1998 y 2009, se inscriben igualmente, en este marco.

Las diez "exigencias" que se han convertido en el referente fundamental de orientación y realización económica, política y social de nuestros países son las siguientes:

1. Disciplina fiscal

El déficit presupuestario no debe ser tan grande como para recurrir a impuestos inflacionarios

2. Prioridades del gasto público

El gasto del Estado debe redireccionarse desde aquellas áreas que no producen beneficios económicos (subsidios indiscriminados) hacia áreas actualmente marginadas pero capaces de producir grandes beneficios y mejorar la distribución de los ingresos: salud, educación, infraestructura.

3. Reforma tributaria

Se debe ampliar la base tributaria y recortar las tasas impositivas marginales.

4. Liberalización financiera

Se debe dejar que las tasas de interés las establezca el mercado.

5. Tipos de cambio

Los tipos de cambio deben ser unificados y competitivos para estimular el crecimiento acelerado de exportaciones no tradicionales.

6. Liberalización del comercio

Las restricciones cuantitativas deben ser reemplazadas por aranceles. Estos deberán ir reduciéndose hasta oscilar entre el 10 y el 20%.

7. Inversión extranjera directa

Se debe suprimir las barreras que traben la entrada a las inversiones extranjeras. Es necesaria la igualdad de condiciones entre las empresas nacionales y las extranjeras.

8. Privatizaciones

Se deben privatizar las empresas estatales

9. Desregulación

Los gobiernos deben anular las restricciones al establecimiento de nuevas empresas para fomentar la competencia.

10. Derechos de propiedad

El sistema legal debe garantizar derechos de propiedad a bajo costo y accesibles al sector informal.

El interés de este libro no es abundar en un mayor análisis de cada una de estas imposiciones, más allá de su claridad manifiesta. Tampoco, cuál ha sido el costo social de su fiel cumplimiento a través de los sucesivos gobiernos peruanos desde 1990 a la actualidad. Importa sí, relievar la racionalidad de las "exigencias" tendientes a extender el papel de las fuerzas del mercado a todos los ámbitos del orden público y privado de nuestra sociedad, situando al Estado en un rol subsidiario y con cada vez menos capacidad decisoria en la asignación de recursos. Particularmente en lo que a educación se refiere.

El "consenso", so pretexto del desorden económico, la inestabilidad social y la crisis de gobernabilidad que venían atravesando las economías deudoras, no es sino la imposición del nuevo modelo económico neoliberal. Vino a sustituir al modelo de crecimiento económico que en su momento había planteado el economista británico Keynes y sostendría el norteamericano Kuznets[9]Uno y otro reservaban al Estado, un rol interviniente importante. En el modelo surgido del "consenso" el crecimiento macro económico es regulado por el mercado y la intervención del Estado se relega en la economía, la política y la sociedad. Son las IFI, las que asumen este rol en estrecha connivencia con la empresa privada extranjera y "nacional". Las IFI imponen los ministros y altos funcionarios de los ministerios de economía; intervienen directamente en los poderes del Estado; se responsabilizan de las políticas sociales y de la educación, garantizan la reproducción del orden mundial establecido.

2. LA INSTITUCIONALIDAD PENSANTE: LOS THINK TANK

Un resultado, poco divulgado de la "Conferencia de Paz de París de 1919", fue el acuerdo alcanzado por un grupo de estadistas, industriales y banqueros ligados al imperio británico y a los grupos más poderosos del acero, el petróleo, las finanzas, los servicios inmobiliarios, los medios de comunicación y la educación norteamericana. Entre los más representativos se pueden citar a: Alfred Milner, JP Morgan Jr, J.D. Rockefeller, A. Carnegie, Lazard Frères, NL Rotschild.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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