Es inobjetable que la oficiosa propaganda segregacionista, de odio, división entre ciudadanos, la amenaza subliminal e igual explícita y profusa en instrumentos de comunicación social bajo el obcecado control de quienes tienen el foete asesino con el cual castigan a los pueblos, sólo pretende fomentar guerras civiles en los territorios donde gobiernan de facto y ya sin enmascararse de «impolutos demócratas».
El agravamiento de las conductas de jaurías, delictivas y potencialmente genocidas que orgullosa exhibe la casta de mofetas de Pendencia de la Internacional (Comunista) Socialista Unida ha encendido todas las alarmas del Sector Civilizado del Mundo. Si tuviésemos que definirla en términos médicos, diríamos que se trata de una «endemia» sin obstáculos en curso para convertirse en «pandemia». Deterioro de la Ética y Moral que salpica y contamina a representantes de todos los ámbitos de las sociedades, empero con insospechado énfasis en la Intelectualidad Latinoamericana. Los apátridas y gozosos neo-fascistas devastan mientras son aplaudidos por la minoría del bufonariado cómplice conformado por escritores, poetas, músicos, artistas plásticos, docentes y políticos de la Nómina del Mercenariado Cobarde. Sin embargo, vaticino que el Vulgo se apartará de esos desalmados y –pronto- vendrán mejores y de reparación días («Dicere nemo potest, nisi qui prudenter intelligit»)
(LXXIV)
La nada «difusa» y «corrupta» Oligarquía Revolucionaria
«Visto que cuando los usurpadores de investiduras mencionan al prócer impreso imperial como señal de costumbre para iniciar el convite, golosos todos los mandatarios sacan sus alforjas y participan del infinito saqueo: y, de prisa, socavan una que fue bolivariana patria, pero, infortunadamente, de hordas presa»
En Ultimomundano, ningún asunto distinto a la centrí-«fuga» del Tesoro Nacional se ha convertido («de hecho» que no «de Derecho») en insustituible prueba de la «Conspiración Transnacional para Cometer Apropiación Indebida»: esa robustecida virtud a los denominados «Convenios de Vil-Lados», siempre santificados por plexos asambleístas que se suman a la cohorte de oligarcas nada «difusos» ni tampoco «revolucionarios». Damas y caballeros presuntos (poro estar más próximos al bestiario) perceptiblemente obsedidos por abultar sus fortunas. Para no ser imputado por alguna de las «fauces de fémina cúspide» que capitanean ciertos poderes impúdicos, corregiré: virtud a los denominados «Convenios Bilaterales» que conferirían cierta y discutible «legitimidad» al robo «explícito, público o notorio», de los petrodólares de origen «imperial norteamericano».
Es cierto que el «botín que negro mana» del subsuelo es inagotable: empero igual la soberbia, iniquidad y codicia de quienes «esputan a Benjamín» hallándose ebrios o dopados en paradisíacos «cónclaves» de [in]«dignatarios» hispanoamericanos: mujelleras y sujetos con bien ganada fama de «sudacas» o «su-cacas», que mucho sudan a causa de «goces terrenales» y sus «pesadas valijas llenas de dólares». Billetardos que trasladan de los hoteles de paso hacia los bancos que resguardan sus mal habidas «fortunas».
Es inocultable que en Ultimomundano se han fortalecido sectas de adventicios u oportunistas «amos del petróleo»: a los cuales poco importa dotar de insumos y presupuestos dignos a escuelas, liceos, universidades, centros de atención médica e instituciones nacionales destinadas a los «servicios públicos», «construcción de obras» y «mantenimiento» de las ya existentes. La reaparición de enfermedades y los promontorios de basura estigmatizan la «indolencia, corrupción e ineptitud revolucionaria» en perjuicio de timados y frustrados pobladores. El propósito de la nada «difusa y corrupta Oligarquía Revolucionaria» es la disolución del Estado y el exterminio genocida de los seres humanos que lo conforman, para luego ufanarse de la Nada. Para los «Saqueadores Latinoamericanos del Siglo XXI», el asalto y ejercicio del poder son los instrumentos para su despótica dominación y enriquecimiento. Sin menoscabo de la fortuita y resentida venganza que emprenden en perjuicio de pueblos inocentes y condenados a la miseria.
(LXXV)
¿Por qué es «fascista» la «Siniestra del Siglo XXI»?
«Cuando –afligidos- pensamos que no habrá reparaciones frente a la férula que gobierna, de súbito sobreviene el Sol Naciente que restituye en nombre de la Justicia que la Humanidad discierne»
En el curso de más de diez años de impunidad en el ejercicio del «Poder Político», en Ultimomundano la «Vendetta (Comunista) Socialista Unida» corrompió primero la «Institucionalidad de Estado». Luego, sin pausa, promovió la devastación como «estilo de gobierno»: mediante expropiaciones de tierras, bancos e inmuebles; también, tras despenalizar la instigación a delinquir. Por ello, no tardó la «Buró-Mafia Mayor de Estado» en ovacionar a malvivientes apertrechados por su ilegitimado «gobierno»: enmascarados que cometen abominaciones contra las personas, sus propiedades y partidos políticos opuestos a las conductas tiránicas. Ninguno olvida a las bien remuneradas, hostiles e impunes «bandas armadas»: de sujetos que actúan, libre y soberbiamente, en todas las ciudades. Disparan, secuestran, asesinan, saquean y amenazan discrecionalmente (que no con «discreción»). Ejercen el «oficio de forajidos» ante la presencia cómplice de la «FANB-cacare» y «PNBrosa» que la férula del oficialismo exhibe, henchida, en «paradas» de terror «fascista» y rituales de efemérides. Empero, ¿por qué son «fascistas» los «Siniestros del Siglo XXI»?
Discierno y asumo que el término «fascismo», empleado en Italia por Benito MUSSOLINI (n.1883/m.1945) para fortalecer su mandato de genocida desde 1922 y hasta cuando fue linchado por el Vulgo la víspera del fin de la «II Guerra Mundial». El fonema «fascismo» pudo surgir a partir de la fusión de los vocablos latinos «fas» (justo) y «schisma» (división o separación). Algunos aseveran que surgió cuando el déspota llamó «fascios»-«fasces» (el haz-insignia de cónsul romano en la Antigua Roma).
El movimiento «cívico-militar» que surgió contra el «Comunismo» y la «Democracia Representativa» que embochinchaban en Italia fue visto como «justo» y tuvo por precepto la necesidad de «separarse» de quienes arruinaban la república. Ergo, «fas-chisma» habría fonéticamente declinado en «fascismo». ¿En qué doctrinal monstruosidad degeneró?
Previa, ininterrumpida y alienante propaganda, los fascistas perseguían y exterminaban a opositores del mussolinismo. Entre otras cosas, advierto: como las abominaciones que en Ultimomundano cometen los que no merecen el calificativo de «revolucionarios» sino «facinerosos». Los cuales recibirán, sin causa excepta y cuando el Sol Naciente no sea ocultado por la neblina del Poniente, notificaciones de cesación. Porque nadie es, ni será, jamás, «Supremo» ante el prójimo aun criminándolo. La Historia ha, sucesivamente, vindicado y consumado ese (mío) epilogismo.
En cuanto a Hitler, basta que lo califiquemos como «nazista»: en cuyo caso, sus macabras decisiones y estilo de mando en nada difirieron con las de un «fascista» como Mussolini. Personajes de la Historia que, cada cierto tiempo, resucitan en nuestro socavado por querellas Mundo. Ahora se auto-califican de «Comunistas o Socialistas del Siglo XXI», pero sin todavía haber escrito y difundido un libro semejante a «Mi Lucha» de Hitler.
(LXXVI)
La «férula» de «letales» y «enemigos de la Inteligencia»
«Nada de admirable tiene que un intelectual presuma ser aliado de la férula que gobierna: que maquille u oculte su cobardía ante la Sociedad de Civiles, declarándose forastero ante sucesos o hechos que a todos nos concierne y que abominamos cuando se hayan urdido contra ciudadanos no letales ni borregos»
La Historia de la Humanidad registra que siempre los intelectuales («Intelligentsia», «Intellectuels», «bildungsbürgertum») hemos sido percibidos y tratados como integrantes de una «peligrosa casta» y hasta somos «objetivos de guerra» en naciones dirigidas por hombres y mujeres «letales». Entre las causas de esa calamidad, mencionaré: «La Ignorancia Volitiva» y «La Ignorancia Doctrinal», las cuales, virtud a su representatividad, afectan tanto a quienes se les impone o enseña y a las víctimas cuando las ejercen (luce insólito, empero sí se ejerce como un nada novísimo oficio). Qué no podemos discernir sobre la «prepotencia», «soberbia», «arrogancia», «pendencia», «perversión», «malicia», «impavidez», «falsedad», «falacieguismo», «supremacía de facto» e «indolencia» que enorgullece a la «Casta de Letales» y adherentes. No se trata de un debate de ideas entre «burgueses y «revolucionarios», entre «diestros» y «siniestros de una imaginaria «Derecha Política» en pugilato contra la (también de ficción) «Izquierda Política»: sino de una «férula» naturalmente hostil, mediocre e inculta que oprime a millones de indefensos y acorralados ciudadanos.
Atribuidas a escritores notables, ciertas expresiones desacralizan la Provecta Majestad Intelectual. Ejemplos: «[…] Intelectual es el que se mete donde no le importa […]» (del francés Jean Paul SARTRE); «[…] Los intelectuales son especialistas en la difamación, son, básicamente, comisarios políticos; son comisarios políticos, administradores ideológicos […]» (del ruso Noam CHOMSKY). En ambos casos, fue explícito que sus razonamientos tuvieron motivaciones de origen político.
No soy propenso a conferirle aura de tabú al «cultivo de la inteligencia». Pero: si tuviese la potestad de abolir o proscribir algunas cosas a favor del progreso de la Humanidad, comenzaría con el denominado «Ministerio de las Armas» y otros conexos. E impulsaría la Ilustración para la «Salud», el «Socorro o Asistencia al Infortunado», la «Libertad», el Progreso, «Equidad», «Paz y «Fraternidad» entre los individuos. Porque el pertrecho bélico, y quien lo emplea, que se cree protege o libera, sólo devasta poblaciones y no precede la dignidad de ningún ser humano: investido o no de autoridad. Por ello, cuando me hallo en la situación de tener que ser -forzosa y fraudulentamente- gobernado por una «férula» mi indignación enciende. En la plenitud de la Era de la Postmoderna que vivimos, ya esa clase de cofradías de nefastos individuos no debería influir en los destinos del Mundo Civilizado.
Por lo expuesto, luce inconcebible e inexplicable que los «cultores de la Inteligencia» se exhiban plexos a los vestigios de la «barbarie» que diezma la «buena voluntad», «cordialidad» y «paz» en entre quienes conformamos las naciones en un Planeta perfectamente salvable. No somos «tabú», ni «comandantes supremos» para fines a la Humanidad lesivos, ni «peligrosos» o «insurgentes»: que la supremacía ridícula, política o religiosa, de uno frente a otros, es la mayor e infame expresión del canallaje, vanidad y codicia que los sin sesos y desadaptados pretenden sacralizar. Sólo somos legítimos insubordinados frente a quienes conforman la (todavía no abolida, mutante e incorregible, pero falible) «Casta de Letales».
(LXXVII)
La tragedia revolución [«arca»] aria de esputar sobre las «leyes»
«Poco duermo, empero una noche tuve la dicha de soñar que vivía en un mundo donde todos éramos fraternos. Cuando desperté, la persona a quien le conferí un mandato se mostraba hostil hacia mí y le decía a quienes fueron mis amigos que debían emprender querellas en mi contra. Luego, he decidido que no me representa y le he retirado mi confianza y atribuciones»
Pese a la resistencia de algunos bípedos (más próximos a los cuadrúpedos) para admitirlo, a quienes nos precede la Cultura Occidental convenimos que las de Moisés fueron las primeras y «monoteístas» leyes (en la infausta «Era de la Barbarie de Emperadores», la «Torah» -sin menoscabo del «Corán»- fue un insustituible intento por frenar las abominaciones de monarcas contra súbditos (actuales mandantes) y también de gobernados contra iguales). He aquí algunas máximas de Monoteísmo «[…] No tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia ni fuera de mí […]» «[…] No forjarás imagen tallada que imaginas semeja aquello que está arriba en los cielos, ni en la tierra, ni en el agua, ni debajo de la tierra […]» «[…] No cometerás perjurio […]» «[…] No robarás […]» «[…] No asesinarás […]» «[…] No codiciarás […]»
No discuto que combatir y destronar a los mon[«arcas»] haya tenido «legitimidad revolucionaria», en su más próximo a lo sacro significado. Porque «Revolución» es «transformación vindicativa»: es -comulgo con esa anti-tesis– lo más parecido a materializar fidedignos y de justicia actos. La irrupción de la «Torá», mediante las tablas de leyes que Moisés exhibía, aun cuando desapruebe algunas porque legitimaron la servidumbre (ej. «[…] No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva […]»), constituyeron el suceso más importante y «revolucionario» para la Humanidad en el curso de aquella Realidad y Tiempo.
Hubo, finalmente, que transformar o corregir las precarias y humillantes condiciones de existencia de los seres humanos frente a quienes se imponían como «aventajados» (que lo eran virtud a sus ejércitos y «arcas» abultadas de oro y gemas). La evolución del pensamiento político-filosófico fue gradual y cruenta, pero en el Mundo se comenzaría a reconocer ese otro e inocuo imperio llamado Civilización (de «civiles al mando»). No es fortuito que se asocie a lo «misterioso» («Arcanus») la posesión o control de tesoros o fortunas (tanto las «públicas» como «privadas»). Es curioso que se pretenda denigrar a un individuo cuando es «dextro» (cauto, favorable, correcto, derecho: es decir, de bien obrar) diciéndole que es un «maldito de derecha» y se exalte a quien es explícitamente «sinistra» (torpe, funesto, izquierdo). Ni siquiera porque la «dictata» en Latín contiene el vocablo «dextrosum», que fonéticamente suena «destrozo». «Dextrosum» significa que va hacia la derecha.
Empero, es un hecho que en Ultimomundano padecemos a hombres y mujeres que olvidan o ignoran que un «mandatario» es quien ha recibido un «mandato» del Vulgo. Como se han inconstitucionalmente calificado «izquierdistas» (siniestros) aparte de necrófilos profesos, fetichistas, codiciosos y delincuentes en ejercicio de funciones de gobierno (que alguien me refute y diga que no delinque quien desacata las leyes que rigen a una república), tengo que definirlos hombres y mujeres revolucion[«arcas»]arias. Son propensos a saquear las «arcas» de las naciones, que son bienes públicos: entonces, deberíamos señalarlos «revolucionarcas».
Fueren o no usurpadores de funciones (que otra discusión será) y se arroguen la investidura de «mandatarios», tienen que aceptar que se deben a quienes les han confiado sus «mandatos». Se deben a quienes somos votantes, a quienes elegimos (por ello tienen que obedecernos o renunciar). Es inconcebible que, de súbito y fortuitamente, se declaren enemigos de millones de ciudadanos: con sus «ofensivas u hostiles palabras», su resistencia a «dialogar», con sus «decisiones», «actos de gobierno» y mediante la intimidación de bodrio (tras ordenar la represión a la, convertida en adefesio, «Fuerza Armada Nacional» de cada país. Los «revolucionarcas» al mando esputan sobre las normas constitucionales, cada instante, sin pudor, y por ello todos experimentamos una sobrevenida e inmerecida tragedia política en Ultimomundano. Entre los tenidos por imperios, el de las leyes es peor de sus enemigos.
(LXXVIII)
El «ADN» de la «traición, corrupción y abuso de autoridad»
«Desde mis días de infante, cuando ya escribía relatos, anhelé convertirme en escritor. Y sucedió. Tras la publicación de cada uno de mis libros, los críticos literarios insistieron en calificarme hacedor de ficciones. Durante mucho tiempo, también lo creí. Empero, entre mis narraciones, cuántas ahora irrumpen en la realidad que experimento: fustigándome por haberme equivocado al presumirlas imaginarias»
Finalmente, en Ultimomundano (que limita con la «Insurgencia Guerrillera» y la «Corporación de Genocidas Unidos» del Mundo) logramos identificar el «ADN de la Traición, Corrupción y Abuso de Autoridad». Nada estigmatiza más al «Funcionariado Mayor de la Urdimbre y Prevaricato», junto a su «Bufonariado Institucional», que negarse a toda exigencia de rigurosa pulcritud en funciones de gobierno. Rechazan, entre tantas cosas, las siguientes: a «debatir ideas», «ser investigados» y «rendir cuentas» de la Administración del Tesoro Nacional ante los millones de ciudadanos que (sin asombro pero indignados) los miramos y escuchamos delinquir en concierto.
Cuando se les sugiere «debatir ideas» agitan sus lenguas y se exhiben prolijos en palabrejas, injurias y difamaciones. Por otra parte, cuando («notitia criminis», «delatio criminis» o «flagrancia» mediante) cometen delitos tampoco pueden ser «investigados»: no forman parte del «Perraje de Ciudadanos Iguales Ante la Constitución y Leyes» (se arrogan infalibilidad: es decir, son arrogantes y ad infinitum soberbios). Investida o no de autoridad, que a ninguna persona se le ocurra solicitarles informes de ingresos y gastos de los inmensos recursos financieros que administran: porque, pronto, la curiosidad los hará vulnerables e imputables frente a las «Fauces de Fémina de la Justicia» que recibe instrucciones de férula. Mucho menos que grupos de ciudadanos denuncien sus sistemáticos e ininterrumpidos «abusos de autoridad»: en respuesta, tendrán que enfrentar a la «Fuerza Mercenaria y Enmascarada de Funcionarios Antimotines». En Ultimomundano, la protesta, opinión y hasta los legítimos reclamos laborales o de asistencia médica constituyen actos desestabilizadores.
Cualquier «Institucionalidad de Estado» que, corrompida, alcance el máximo nivel de encubrimiento y maquillaje, semejará a una «enfermedad terminal» que socava a un cuerpo humano. La férula que, a través de su «Diplomafia Nacional e Internacional Extorsiva», ha impunemente gobernado en Ultimomundano, ya muestra su acelerado declive. Los lastres que todavía quedan y capitanean ese que se creyó un «Hegemónico Crimen Político Organizado», hombres y mujeres sin moral y traidores de sus patrias, ya expelen sus pústulas. Saben que se aproxima la hora del cese de sus fortuitas hostilidades contra pueblos indefensos e inocentes: por las luchas independentistas hermanados, pero que les confiaron los destinos de sus países a sujetos de muy dudosa reputación.
Al «Funcionariado Mayor de la Urdimbre y Prevaricato» no le importa que un desasistido y empobrecido pueblo les reclame el uso indebido de las finanzas, bienes e inmuebles del Estado (que teóricamente deberían pertenecer a todos los ciudadanos). En las materias electoral y publicitaria, son habilidosos y hace tiempo montaron sus digitalizadas mamparas que los legitiman o absuelven de tanta inmundicia. Jamás vista, es cierto, pero si imaginada en la Historia Política de Ultimomundano.
(LXXIX)
El ridículo culto a pre-fabricados y «supremos comandantes»
«Enfada la tragedia de tener que padecer a tipejos auto-investidos de comandantes supremos: porque, alguna vez, sólo fueron humildes candidatos sin las ocultas (malas) intenciones que los ilegitiman al mando y cuyos actos están dirigidos a transformar los Asuntos de Estado en materia fecal»
Hasta donde lo que presumo mi lucidez me advierte y dicta, no alucino sintiéndome vivir en el curso del Siglo XXI. Experimentamos la existencia luego de más de doscientos años de la llamada «Ilustración», asombroso suceso que produjo profundas e irreversibles transformaciones en Europa (n. XVIII/XIX). Pero, en realidad, la Ilustración no falleció sino que se convirtió en Modernismo y post-Modernismo (a los cuales la Cultura, Ciencia y Tecnología fortalecería). Hasta donde mi quizá «Razón Suficiente e Inmutable» me advierte y dicta ulterior a mis indagaciones, hace más de una centuria que ciertas e infames «dignidades» han sido preteridas o abolidas entre quienes se han instruido: la «Dignidad de Omeya» (fundador del Califato), la «Dignidad de Monarca», la «Dignidad de Patriarca», la «Dignidad de Aristócrata», la «Dignidad de Duque», la «Dignidad de Autócrata», la «Dignidad de Conde» y otras conexas.
Durante el Siglo XX, esa intesta «Dignidad de Comandante Supremo» fue una patraña inventada por «dictadores» de mucha o poca monta (según los casos). «Comandantes Supremos» se hicieron llamar los genocidas HITLER, MUSSOLINI, STALIN, GADDAFI y ese tal e insepulto CASTRO RUZ (entre otros) gracias a sus respectivas cofradías de corrompidos civiles y tropas mercenarias de criminales. Un antiquísimo adagio chino enseñaba que «[…] ninguna persona es -ni podría ser- superior a otra […]». Lo cual es una perogrullada, porque no necesitamos formarnos filósofos para comprenderlo. Nadie estaría en condiciones de afirmarse «aventajado» con respecto a otro, aun cuando se arrogare «superioridad» virtud al Bufonariado que lo sostuviese en funciones de mando.
No atribuyo la Preponderancia de la Razón a los intelectuales franceses que instigaron, legítimamente, insurrecciones a finales del XVIII (MARAT, ROBESPIERRE, DANTON, et.) por cuanto en la Grecia Antigua ya hubo ciudadanos dirigidos por «poliarcas». La Poliarquía fue una auténtica gubernatura de muchos. Distinta al engendro de reyezuelos del «Común»-«Ismo» denominado «Dictadura del Proletariado». Bajo cuyos regímenes jamás ningún «individuo de perrería» co-gobierna junto a ellos. En sus convites, así «canallean» sobre quienes no somos «pudientes» ni ejercemos «funciones de gobierno». Ojalá el DRAE me aceptase el verbo (neologismo) «canallear» por conspicuo y exacto. La de dieciochescos y cultos franceses contra el monarca de turno no fue una «Revolución», sino una bochornosa «Masacre». Empero, obligó a los racionalistas europeos a meditar sobre la Vida y Muerte sin previa consigna criminal. Hubo quienes decapitaron a los degenerados padres de la interruptus, de la metamorfosis del Sujeto-Bestia en «Hombre Nuevo». Aunque tendrían, primero, que padecer a un nuevo (Bona) Mala-parte.
Ciertamente, en mi condición de ciudadano libre y respetuoso de las leyes y la Preponderancia de la Razón, exijo a todos los infractores que «canallean» en Ultimomundano que suspendan expresiones que ofenden a la Inteligencia. Cuando sistemática y ridículamente afirman obrar conforme a los deseos de un «Comandante Supremo», no imaginan cuán lunfardos lucen ante la Civilización.
(LXXX)
Sobre la «Institucionalidad Reaccionaria, Vandálica y Pendenciera»
«La nuestra no es una República de la Virtud, sino de absurdamente reaccionarios y vándalos en pleno e ilegitimado ejercicio del poder del mando: que durante el Alba de la Vindicación por venir tendrá su Día de Thermidor»
En las postrimerías del Caos Ultimomundista, hallo inteligible fijarle un «Día de Thermidor» [53] a transnacionales grupúsculos de vándalos y auténticos «reaccionarios» que dilapidan los inconmensurables recursos financieros procedentes de «The Empire State»: en perjuicio de millones de inocentes y desasistidos ciudadanos. La Historia no registra cosos en los cuales quienes gobernaban lo hacían enmascarándose de «contestatarios» o «iconoclastas». Merece el calificativo de «contestatario» quien se muestra reformista y opuesto a un específico y pútrido «estado de cosas presente», nunca quien forma parte de [él] «estado de cosas». Y, serán «iconoclastas» los proclives a oponerse a reverenciar «imágenes religiosas».
Empero, en el Continente Ultimomundano gobiernan vándalos que igual son –absurdamente- «reaccionarios». En materia política, ellos «constituyen el presente (y ejercicio) del estado de cosas infectas» mientras pretenden ser vistos como «legítimos contestatarios». En el curso de la Revolución Francesa, el guillotinado Pierre VICTURNIEN VERGNIAUD predijo «que la Revolución -como Saturno- acabaría devorando a sus propios hijos» (1792). Acertó: en 1794, Año III del nuevo calendario que los regía, ROBESPIERRE, SAINT-JUST y COUTHON, junto a 98 adherentes, fueron decapitados. Ahora los ultimomundistas, sin haber sido, en realidad, «revolucionarios», pero sí «vándalos con poder y mal habidas fortunas», se «devoran» a sí mismos» y son hostiles ante quienes advertimos (a través de los agujeros de sus manteos) que son la versión del S. XXI de «insaciables millonarios». Reaccionan parecidos a «pendencieros de comarca» cuando se les critica, aun cuando es notoria la paternidad que el Vulgo les atribuye sobre el saqueo de las riquezas nacionales y la devastación que experimentamos.
Sabemos que los burócratas de la «Institucionalidad Reaccionaria, Vandálica y Pendenciera» si saben qué sucedió con la inmensa riqueza petrolera que administraron. Frente a lo cual los librepensadores asumimos posturas auténticamente «contestatarias» y «reformistas». Sólo la ignorancia los impulsa a infantilmente acusarnos de «reaccionarios» o «derechistas» cuando son ellos los apropiadores y tutores de las riquezas que no reparten a sus legítimos dueños. Se oponen al «progreso» exterminando a los productores de bienes de consumo de la patria que mal gobiernan. Fortuita e inexplicablemente, se enfurecen contra todos los sectores de la Sociedad que arruinan (de intelectuales, docentes, obreros, científicos y tecnólogos) y que sufraga para elegirlos o conferirles un mandato. Son, con o sin antifaces, enemigos de la Humanidad: «constituyen el presente (y ejercicio) del estado de cosas infectas» que extirparemos con ingenio, sin violencia.
(LXXXI)
Ciudadanos en « [k]armas» para la defensa de «sátrapas»
«Hay en el ambiente una cepa de virus mutante que diezma más rápidamente a las poblaciones del Mundo: al cual, hace mucho tiempo, llamé Síndrome de Inmunodeficiencia Intelectual»
Los más sesudos «humanistas» que asesoran al «Funcionariado Mayor Cívico-Militar» lograron, mediante su «Ministerio de la Pro-paga[anda]», que adoctrinados creyesen (a contra-inteligencia) la antítesis según la cual ciertos animales rastreros y otros voladores saboteaban la muy (de prosopopeya) «revolucionaria» generación de electricidad en el Continente Ultimomundano. Por tal causa, sugirieron a las tropas mercenarias (de Enfado) que apuntasen sus fusiles «A-Cacare» hacia todos los componentes de las centrales hidroeléctricas. Ahora constatamos a «letales» con charreteras alrededor de las represas, aliviaderos, turbinas, condensadores y postes de la «lux» feroz.
Esos geniales sujetos igual susurraron al oído de Ése («Primogénito Hijo del Patriarca Difunto») que era necesario tener a millones de ciudadanos en «[K]armas» para, imaginaria contingencia mediante, fortalecer la defensa de su [nada] «casta» de usurpadores de gubernaturas y pillos. Empero, afirman a sus legiones que esos mercenarios estarán destinados a «custodiar un maravilloso y de patriarcado legado ideológico»: ello aun cuando esos (¿tontos útiles o «falaciegos»?) rebaños de ovejas jamás han tenido la más prostituta idea de lo que significa el vocablo «ideología», ni son conscientes de comulgar con determinada «doctrina política». Ni tampoco lograrán, alguna vez, transformarse en «entendidos» o «pre-claros» porque fueron enajenados y convertidos en mendigos del «Funcionariado Mayor Cívico-Militar»: ante quien, desesperados y «rodillas en pie», ruegan les sacien un poco el hambre y las penurias a las cuales se los condena injusta y fortuitamente.
Ya los infortunados pobladores de Ultimomudano padecían del ininterrumpido acecho de los impenitentes «colectivos de sátrapas» y «comegentes» cuando, de súbito, los genios de «intendencia» persuadieron a sus jefaturales para que «[K]armasen» a millones más: de ese modo, cada individuo se haría enemigo de su vecino y nunca nadie estaría en condiciones de saber quién detonó las balas de su «A-Cacare» primero ni cuántos cadáveres (al cabo de tanta pestilencia comunal) recogen los cometas del Aseo Marrano Estatal. ¿Cuántas e inenarrables abominaciones purgan los habitantes de Ultimomundano para merecer esas «[K]armas» destinadas a la Defensa Integral de la Función? Preguntan los infantes, que no de la Marina, a sus padres cuando les prohíben ser fraternos con otros niños con quienes anhelan jugar y divertirse.
(LXXXII)
El «Discurso sin Lógica y Hostil Contra-universitario»
«Cuando el Hombre fue consciente de su circunstancia en el Cosmos, ya era un pensador: el cual, tras discernir, se universalizaría como filósofo y escritor. Es testigo, discierne y registra los eventos de la existencia para la posteridad: su prognosis, deducciones, inventiva y sus prodigios que finalmente Catálogo de Disciplinas del Conocimiento Humanístico. Hoy tiene un Discurso Retórico y Fenomenología del Ser Humano»
Mientras estuve en «situación de activo», casi no hubo asunto «de interés social» que no platicase con tantas e inteligentes personas adscritas a una de las universidades autónomas más antiguas y venerables de Venezuela (muchas todavía por mí recordadas, empero, otras no por quienes representan la «Institucionalidad Académica»). Hubo algo que, desde mi pubertad, me inquietaba: La Lógica. Cuya fascinación se debe, presumo, a su cualidad de haber sido el mayor y más trascendente suceso intelectual de la Humanidad: porque pariría el «Discernimiento de lo Oculto», aun cuando degeneraría en «Discurso sin Lógica y Hostil» virtud a sujetos con mando y mentes torcidas. Gracias a mi condición de hombre proclive a «instruirme por mi cuenta y riesgo», comencé a centrar mis lucubraciones en redor de la «Lógica Inductiva» y luego de leer las novelas El Extranjero, La Muerte Feliz (ambas de Albert CAMUS), Crimen y Castigo, La Náusea (SARTRE) y El Juego de Abalorios (HESSE). Por lo expuesto, más tarde igual elegí libros de ciertos y admirables filósofos (SHOPENAHUER, RAMIS, HEIDEGGER, MAYZ VALLENILLA, HEGEL, MILL, CAPPELLTETTI […])
Sempiternamente, la «Sabiduría» será «Discernimiento de lo Oculto»: es decir, objeto de la búsqueda y praxis de los «individuos con mentalidad universal» o «universitarios» (a los cuales algunos gobiernos reconocen, pero hacia quienes la mayoría de ellos hostiga). Lo que fue «Conocimiento de Logia» o cofradías se vertió y transformó en peligrosa y «rara avis» ante la mirada de obcecados mandatarios y sus «corte[in]sanos».
Sin embargo, paradojalmente, es necesario admitir que el «Discurso sin Lógica y Hostil Contra-Universitario» nació en el vientre del «Alma Mater»: y, no lo dudo, a causa de nocivos elementos inoculados a «los pensa de estudios» (¿cuántas millones de veces numerosos profesores acríticos pronunciaron el apellido de Marx-falso como si se tratase de una entidad providencial y autor de una especie de biblia?). En convites de hogar o discusiones de cafetín, notables docentes elogiaron a famosos bárbaros con poder sobre infortunadas naciones para luego ser tenidos por «objetivos de guerra». Miles de mujeres y hombres con formación académica, instruidos o poseedores de ciertas destrezas se convierten en víctimas del «Discurso sin Lógica y Hostil Contra-Universitario» que exhiben «los sin sesos pero con tropas».
En el curso de las últimas décadas, mediante la indiferencia, desidia y sistemático maltrato, «los sin sesos pero con tropas» han logrado resquebrajar la respetabilidad de los adeptos al «Discernimiento de lo Oculto»: a intelectuales, académicos y artistas. Sin el apoyo de «letales», la legítima lucha de universitarios por la consecución de suficientes recursos financieros para vivir con dignidad y dedicarse a sus quehaceres coloca en evidencia cuán bárbaros son quienes (fatal y fraudulentamente) representan la «Institucionalidad de Estado» en un Mundo que no los merece.
En un libro fundamental, el filósofo y profesor Pompeyo RAMIS lo dilucida perfectamente: «[…] El vocablo Lógica deriva de Logos, que significa palabra o razón; y de Logia, que es la Ciencia o el Saber. La fusión de ambos términos formó Tá Logiká» [54]. Nada más irrefutable: quienes trabajamos con «La «Palabra» o «La Razón» conformamos un inocultable e inextinguible sector en todas las sociedades, y no merecemos ser gobernados por un monstruo que tiene el Don de la Ubicuidad y que no cesa en su propósito de frenar el trabajo de los seres pensantes asfixiándonos de múltiples formas.
(LXXXIII)
Entre «comandantes en jefe» y prefabricados «líderes supremos» o «históricos», elijo a Simón Bolívar
«Al cabo y decantación de las discutiblemente necesarias Matanzas de Conquista e Independencia, Simón BOLÍVAR se exorcizó incorporándose humano al deponer su letalidad para culminar sus días como un solitario hacedor de pensamientos: que, virtud a una provecta escritura, lo delatarían constipado pero igual vehemente en sus ideas libertarias. Los años de postguerra independentista no restituyeron la emancipación originaria a los aborígenes. Empero no hubo poder de mando perpetuo, lisonjas, pedestales para prefabricados líderes, ofrecimientos de paga por servicios castrenses, homenajes ni reconocimientos a sus gloriosas gestas de dictata en hemiciclos que lo vindicasen mejor que sus memorables escritos»
En el curso del Siglo XXI no se debería sobriamente inferir que el Mundo tiene o tuvo «comandantes en jefe», «líderes supremos» o «líderes históricos». Empero, en situación de ebrios a todos se nos está permitido arrogar: magnificar acaecimientos, nuestros aciertos o pifias y los de cualquier otro mortal porque el licor es una «droga heroica». En ocasiones, nuestra psique necesita ejercitarse en «imaginarios» para sintonizarnos con «mitos ancestrales» o «transmutarnos» hacia las dimensiones del «Éxtasis» y la «Euforia». No hemos perdido la Dignidad del Ser Totémico para el cual nada alcanza magnanimidad si primero no se empalaga, en tumulto, de dopamina y tabúes.
Somos (totémicos) tumultuosos en el ejercicio de la disipación, licencia y concordia: felices en convites para el desahogo, e iracundos en la asimilación forzosa del error. Porque nuestra naturaleza colapsa cuando experimenta la frustración, el desencanto, desamor, la resaca. Ningún suceso purga más expeditamente las pasiones colectivas que el linchamiento, moral o físico, «del otro» o del prójimo. Cuántos mililitros de adrenalina genera la arenga. La oferta de «mutilación» y «retoño de lo imposible» no será trascendida por ninguna otra, entre quienes somos «menos inhumanos» (conforme al juicio de un casi olvidado psicoanalista de apellido JUNG).
Por ello, el «Tótem» exige sus «tabúes». En su penosa circunstancia, implora la irrupción de «semidioses»: esos iguales a «líderes supremos» o «líderes históricos» de imaginario, para confirmar que no es infundada su propensión a la estupidez y que no es un obcecado ignorante porque «nada sabe» sino por mantenerse ebrio. No es un imbécil por padecer la desgracia de no tener condiciones intelectuales. Advierte que de su entrepierna pende un falo que a veces irgue, pero que la mayor parte de su vida lo ve corvo y asume que con él lo está irremediablemente.
La arenga de penoso, ancestral y homínido ancestro; el fetichismo o ridículo culto a la personalidad de individuos ofuscados y corva psique, la reverencia incómoda y de normativa, la exhumación tras la pista de un desalmado primogénito del prócer. Entre «comandantes en jefe» y prefabricados «líderes supremos» o «históricos», elijo a Simón BOLÍVAR. Quien no fue «providencial» como tampoco nosotros lo somos, ni seremos, en nuestra realidad y tiempo. Afortunado que no experimenté mirarlo atravesar algún cuerpo con su espada, atento a mis encuentros con su pensamiento: porque las palabras, aun las incisivas, no hieren de hecho. Escojo escrutar a ese que no fue maquillado de «afro-descendente» o «afrodisíaco», de «pobre», «humillado» u «ofendido».
(LXXXIV)
Contra la aplicación del terror y el crimen de funcionariado de gobierno
«Aun cuando la vida luce breve, los tormentos que nos causan los criminales investidos de gobernantes provocan ira y parecen interminables. Sin embargo, es menester que evitemos la prisa que aconseja la insurrección armada o guerra entre civiles. Los libertarios siempre vencemos sin matar a seres humanos, porque ninguna arma letal supera al Don de la Inteligencia»
En el curso del S. XXI, ciertos e infames sucesos sobresalen en la Historia de Ultimomundano a causa de sus rasgos quiméricos: pero, tal vez, ninguno supera los protagonizados por viciosos fingidamente conversos al «ascetismo» en ejercicio de un aparencial apostolado político. Con ajenos próceres impresos de pústula imperial para la paga de sesudos defensores (los cuales maquillan las aventuras de la bestia-patrón-santo y también la corrupción de eso que henchidos de leguleya llaman padrón electoral) buscan, obcecados, aplicar una vetusta Doctrina Terrorista y Criminal de Gobierno conocida como Dictadura. Con ejércitos adoctrinados para cometer toda clase de violaciones a los Derechos Humanos y también mercenarios frente a los clásicos poderes e instituciones públicas que destacan por sus conductas demenciales.
El Monstruo de Tres Cabezas histriónica y ritualmente decapita a dos entre sus inseparables partes. Pero, hay una viva que, incesantemente, pretende asustarnos con sus escupitajos de muerto y someternos, mediante la violencia e intimidación, a su férrea voluntad. Esa quimera pareciera infalible por cuanto tiene exitosas réplicas en subdesarrollados, depauperados y en reversa países. Afirman que avanzan a favor de la «dignidad de los pueblos» mientras aceleran al máximo hacia la barbarie que debió quedar sólo como una tristísima advertencia de (sin cesar) falsificada Historia por los adherentes de tiranías.
Los asesinos que reinan en nuestro lastimoso y ya prescindible continente conforman la fabulosa, letal e imaginaria Bestia Invulnerable que devasta: y desata la aniquilación de todo lo que significa progreso socio-económico, decreta la miseria, el odio de guerra civil y la muerte en nuestros ultimomundanos territorios donde los ciudadanos parecieran no tener derecho a ingresar a la Civilización.
Estoy persuadido que hay formas de resistencia, lucha y restauración del Estado de Derecho que descartan la mencionada violencia que nace de la inoculación del mal de la rabia entre vecinos, pero aún no perceptibles en sectores sofocadas por sistemáticas amenazas contra sus vidas y estabilidad. Una de ellas: apagar la propaganda falaz, masiva, aturdidora y alienante de los criminales enquistados ilegítimamente al mando de repúblicas. Otra: desobedecer sus atroces mandamientos de catequesis para acercarnos sin miedo porque los padecimientos, el instinto de preservación, la misericordia, fraternidad y espíritu humanista iguala a todos los seres racionales del mundo. Y una tercera: si las armas de guerra que exhiben las mercenarias tropas al servicio de los bárbaros, de la Delincuencia Política Organizada, son el producto del ingenio de criaturas intelectualmente superiores, en lo más profundo de nuestras psiquis subyace el antídoto que las abatiría.
Usemos el cerebro que nos advierte de los peligros e igual nos ilumina para hallar una cura definitiva a la pandémica enfermedad del terrorista, cuya sintomatología es visible y a temprana edad en los individuos. Es tiempo que los genocidas al mando y los también a su servicio sean separados de la Institucionalidad de Estado, de la administración de las riquezas públicas e impartición de la Justicia. La Humanidad ha tenido suficientes azotes internacionales, vándalos que ufanos se pasean y pavonean por el mundo: encumbrados con efigies, discursos y escupitajos de muertos. Es hora que la Razón, el Juicio y Determinismo que sustentan la Inteligencia imperen quitándole jurisdicción e investidura al delincuente político y a quienes semejan a él. Los ciudadanos que constituimos El Soberano debemos separar de los puestos que ocupan a los sátrapas del Poder Ejecutivo, a fiscalas, fiscales, juezas, jueces, diputadas, diputados, oficialas y oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercen funciones sin respeto por la Constitución y leyes.
(LXXXV)
La legitimación nacional e internacional de criminales al mando
«Quienes emprenden la sistemática eliminación de grupos de seres humanos es un genocida: porque comete doctrinalmente, aun cuando no sepa lo que ello significa. Tiene motivaciones distintas a las de un desquiciado y asesino serial. Muchos analistas de la Ciencia Política excusan las muertes que resultan de las órdenes represivas impartidas por esos delincuentes al mando de repúblicas, lo cual los convierte en cómplices»
El poder del mando político se ejerce, pervierte u ostenta. Lo ejerce una persona provecta. Ya se sabe quién, con extrema diligencia y brutalidad, lo pervierte u ostenta: alguien emparentado con el soberbio, presumido y genocida en funciones de gobierno.
Si los deplorables sucesos que la Historia de la Humanidad registra no me han convertido todavía en misántropo se debe a lo siguiente: los actos de quienes tozudamente conspiran para perjudicar a la mayoría benévola de personas en el Mundo prueban la complejidad de una existencia estigmatizada por la tragedia, que no el declive o derrota del «Inmutable e Inmanente Principio de Razón Suficiente».
La Estirpe de la Inteligencia enfrenta a la Casta de Letales siempre proclive a la consecución del poder y urdir la dominación morbosa de quienes son infortunadamente manipulables. No es su contraparte en una disputa por apropiarse de riquezas, ejércitos, territorios, yacimientos de valiosa materia prima, empresas, bancos o fábricas. No emprende querellas para esclavizar, explotar u oprimir a nadie. Enciende cuando la obscuridad pretende impedir que avance hacia la instauración universal de la Paz, Fraternidad, Equidad y la Justicia a favor del auténtico progreso de la Especie Humana.
Entiendo que sea difícil para los inaptos lucubrar en redor de los sucesos que le afectan, pero rechazo exculparlos fundamentándome en su obvia y fortuita condición intelectual: porque ello no les impide advertir la presencia de un asesino o ladrón, por ejemplo, que ejerce funciones y toma decisiones frente a la Institucionalidad del Estado que le precipita tribulaciones. Los criminales al mando de repúblicas siempre buscan coronarse, aparte de legitimación nacional e internacional. Y comienzan con el sector ignorante del Vulgo: alienándolo con profusa y falaz propaganda, alterándole los sentidos. A los letales, el impactante desarrollo de las tecnologías no les impide proseguir con sus deleznables propósitos como tampoco a la Inteligencia Detractora hallar formas para apartarlos de la «acción de civiles» o Civilización.
La fuerza centrípeta que a todos nos empuja hacia el encuentro con la verdad no exime a ninguno: ni al victimario, víctima o redentor, independientemente de la condición intelectual o social de cada uno de nosotros. Seremos congregados a favor de la causa mayor que es la sobrevivencia de la Humanidad, previa abolición de los perversos. Todo lo demás será fuego fatuo.
(LXXXVI)
Vivimos amenazados por parias que jamás patriotas al mando
«Irrefutable que nuestra especie mutó hacia la evolución intelectual hasta exhibir cualidades humanas, pero los hechos advierten que en su historial predominan saltos en reversa destacándola como propugnadora de lo miserable»
En la plenitud del caos generalizado en el Mundo, algunos fonemas de la discordia han adquirido relevancia en tiempos cuando todos deberíamos vivir prósperos y fraternos. Hostiles, quienes están frente al Ministerio Transnacional para la Propagación de Falacias enfilan como obedientes mercenarios. Es de tales (miles) la consumación de nada modernas aplicaciones de software que ofertan metodologías para la praxis de matanzas selectivas, persecuciones, torturas, intimidación y aporreamientos de guerrilla. Sojuzgan a «los no gubernamentales» y premian, en [«paradas»] comparsas cívico-militares, a sus adhesos.
¿Quiénes somos «patriotas» o «parias» en un territorio donde los ciudadanos creemos tener suficiente arraigo para sentir que formamos parte de un Estado que es de una nación? Es tan fácil pasar de «parias» a «patriotas» o revertir el «patriotismo» en «pariarismo». Se presume que los «patriotas» tienen ancestros o actas de nacimientos que los vinculan digna y afectivamente con un Estado legítimamente constituido, y los «parias» conformarían el sector rezagado de la sociedad y al cual (por diversas y delictivas causas) no se le aporta parte de la riqueza de una nación ni se le estima.
Los verdaderos «apátridas» son parias al mando que señalan e inculpan de todo, en sus insultantes y abusivas alocuciones e intervenciones mediáticas, a sus detractores. Mientras que los victimarios emplean anatemas sin saberlo, porque no les interesa el Conocimiento, millones de personas somos estigmatizadas al ya vetusto estilo de castas que ejercieron fortuitas supremacías y diezmaron poblaciones.
De hecho, un «apátrida» es quien no experimenta arraigo ni relaciones afectivas (por nacimiento o ancestro) con quienes habitan el mismo territorio que él ocupa o alguien que denigra de «los nacionales» en un (repito) Estado legítimamente constituido al cual intenta exterminar. Si soy elegido administrador de una república y busco aliarme con quienes conforman, pública y notoriamente, la escoria del Mundo para dilapidar el Tesoro Público y desintegrar al país de donde procedo, ¿mereceré se me confiera el título de patriota? ¿O seré un «paria resentido» que, por error del mandante que sufraga, recibió un mandato para asumir una inexpugnable misión devastadora?
En la puja ultimomundana por forzar el declive de nuestros Derechos Humanos, las necesidades de los ciudadanos son alevosa y deliberadamente insatisfechas por la Supremacía de Parias Resentidos que pretende instaurar un penoso estilo de sociedad en supervivencia de guerra y perrería. Los psíquicamente ultrajados no debemos sentir arraigo y, por ello, los líderes de manadas nos dan trato de jaurías hambrientas. Pero, el Ministerio Transnacional para la Propagación de Flacias no dará tregua a su propósito de enajenar y castrar las mentes de todos. Aun cuando todavía no estudiada con profundidad, las víctimas de estos caníbales estamos ante una indiscutible Fenomenología del Salto hacia la Caverna. Nuestra realidad y tiempo han sido colocados en reversa. Sabemos que nos aguardan caminos empedrados, con abundante lodo, precipicios y bestias.
(LXXXVII)
A favor del cierre de la Organización de Estados Cómplices (OEC)
«Mayores de edad y hábiles, quienes en la actualidad representan al centro y sur de América consagraron que de americanos era más provechosa y divertida convertirla en Organización de Estados Cómplices: aparte de lo cual, una institución prostituida y explícitamente enemiga de los oprimidos»
En Centro y Suramérica, los militares que adhieren al Terrorismo de Todos los Siglos no combatirán, jamás, a delincuentes que corrompen instituciones nacionales: sin excluir a las fuerzas armadas que dejan, dolorosamente, de ser para la defensa de territorios patrios y se transforman en tropas fascistas-mercenarias destinadas a irrespetar los Universales e Inalienables Derechos Humanos de los ciudadanos a los cuales deberían proteger. No resguardan fronteras contra actividades propias de hampones internacionales ni son custodios de la fraternidad social. Tampoco lo harán los [ci] viles en cohecho de cometer prevaricato. Es decir: el «cívico-militarismo» ni siquiera es mampara, sino aparataje del Crimen Político Organizado con Petrodólares en Latinoamérica.
Durante los días de transición entre los siglos XX y XXI protagonizó quien, soberbio, esputaba improperios en el rostro de sus indefensos e inocentes gobernados y personalidades de diversos países para luego -en cadena de televisión y con abundantes lágrimas en los ojos- besar una cruz porque le habían diagnosticado cáncer y estaba desahuciado. Su conducta fue, con profusión y dolarización, imitada por gentuza con pantalones o faldas en cada resquicio. Mujeres y hombres a quienes encanta la «propaganda de oferta engañosa», el «pillaje», «crimen» y «estupidez» que plagan como pandemia en Centro y Sudamérica.
Políticos y militares sin ilustración han fundado corporaciones transnacionales de «haz»-«sesinos» o falsos humanistas, que, «in facie eclessiae», lucen caricaturescamente «mussolinianos». No tienen las charreteras de Benito, pero mucha facha de ladrones e instigadores aparte de totalitarios y genocidas. Los profesos del Fascismo en Italia, Alemania u otros lugares (que se admitió como una ideología y movimiento político en la Europa de pre y post Segunda Guerra Mundial, desde 1918 hasta 1939) no se enmascaraban. En la actualidad se ha convertido en mucho más que fascinación para los cobardes que lo aplican ocultándose en agujereados manteos de monjes. Los «fasces lictoriae» del S. XXI ya no flanquean a quienes alcanzan legalmente el poder para ilegitimarlo con sus malas conductas, porque esas y esos no emplean símbolos sino vándalos o colectivos de «haz»-«sesinos» dotados de toda clase de modernos y postmodernos instrumentos letales.
El Imperio Económico Norteamericano devino en el principal aliado de los malvivientes que, en el Siglo XXI, dicen transitar una «tercera vía política» pero siempre es la misma: esa que ha estigmatizado a los genocidas durante centurias. Porque la existencia de infestos, corporativistas estatales totalitarios, ha sido posible virtud a los miles de millones de dólares que EEUU transfiere a Venezuela a cambio de barriles de combustible fósil. Imperio cuyas culpas descubren las contradicciones de un gigante financiero mundial frente a criterios relacionados con el fomento de los Derechos Universales del Hombre, la Democracia, Paz y Prosperidad Doctrinal entre países donde los mandatarios exhiben sus coitos de dólar-fagos.
De hecho y con jurisprudencia, queda clara la inoperatividad y decadencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el curso del S. XXI. Aun cuando haya resistencia de algunas personas admirables que representan institucionalmente a sus naciones, ese organismo ya está incorregiblemente corrompido y los ciudadanos de conciencia emancipada debemos persistir en su cierre para instaurar una nueva: con normas que no requieran distintas interpretaciones, rígidas, auténticamente humanistas.
(LXXXVIII)
Supremacía del Dólar Doctrinalmente Investido de «Socialista»
«Que un prócer impreso tenga investidura es antífrasis. Pero, su viabilidad no se la he concedido yo, sino ciertas mujeres y hombres prestidigitadores: esos mal famados que suelen, hábil e impunemente, robarlos a naciones para almacenarlos a su favor en hoyos, bunkers, bancos o baúles»
La fenomenológica instauración de «supremacías» al mando de territorios tiene un expediente histórico mucho más antiguo que el intento de los nazis por imponer su falaz y «aria» raza en el mundo, suceso que impactaría tan severamente a la Humanidad que en el curso del Siglo XXI todavía imaginamos los sufrimientos de millones de martirizados y el hedor que luego expelieron los promontorios de sus cadáveres en los campos de concentración o ghettos: donde los alemanes, gozosos, materializarían lo que se conoció como «La Solución Final» o exterminio masivo de judíos. Cierto: para ellos, fue divertida la convocatoria gubernamental para eliminar a personas absurdamente estigmatizadas por un persuasivo y con carisma demente que lideraba una república.
Cuando los seres aparencialmente humanos (se presume que «erectos», pero poco reflexivos y fervorosos materialistas) se organizaron en tribus y demarcaron territorios para protegerse en grandes familias, sin que ello tuviese relacionado con estar propensos a la praxis de la endogamia, lo hicieron para reglamentar cómo se vincularían con distintas e «incontaminadas» etnias, razas o asentamientos de mestizos en la iniciática y muy dinámica Mercadería más que en otros menos urgentes asuntos: como instruirse, desarrollarse en las disciplinas de las Artes y Letras, Experimentación Científica e Invención Tecnológica.
También es verdad que cuando el genio sobresalió entre la mayoría de individuos toscos u ordinarios, fue de inmediato reclutado para perfeccionar la Mercadería que gradualmente se convirtió en una «deidad»: con ejércitos que resguardan sus tesoros, jueces para la resolución de querellas mediante sentencias contenciosas-administrativas, aliados (dueños de respetables fortunas) deseosos de invertir y multiplicar sus activos e influencias. Entre 1789-1797 George Washington establecería, por decreto, la impresión del «dollar». Cuyo origen no es atribuible a EEUU, sino a México (quizá por ello le fascina tanto a la gigantesca comunidad hispanohablante de nuestro tiempo)
Próximo a cumplir trescientos años de edad, el dólar ha sido investido de «socialista» por la mal parida Supremacía de Prefabricados Progresistas propensa a instaurar y perpetuar el Terrorismo y Genocidio Doctrinal de Estado en Latinoamérica: ello gracias a los billones de «billetardos» estadounidenses que los inescrupulosos mandatarios con membresía obtienen del imperio financiero más poderoso, corruptor e inmenso jamás conocido en la Historia Moderna y Post Moderna del Mundo.
Permanentemente corvos a causa del peso de sus víctimas (que llevan adheridas a sus espaldas), poco reflexivos pero fervorosos materialistas, los de relevo generacional «amos» (o apropiadores del combustible fósil) no son sesudos ni anhelan una magnífica reputación intelectual o académica: porque -con los billetardos imperiales- compran a sectores de la «Cultura y Ciencias» que los maquillan para que no luzcan burdos, y mostrarlos carismáticos e intuitivos. Con el verbo y lujos, los mercenarios les ocultan sus rictus de forajidos que se auto-inmortalizan y auto-confieren rangos de «supremos» y «supremas» (con o sin charreteras). Quienes, además, son demasiado soberanos como para temerle a cortes internacionales o comisiones para la defensa de los Derechos Humanos. Integran una casta incontaminada y pura, la mal parida Supremacía de Prefabricados Progresistas. Hasta que se demuestre lo contrario, son «inmortales». Prohibido equivocarnos: esos, tales o cuales, lo son virtud a la Supremacía del Dólar Doctrinalmente Investido de Socialista.
(LXXXIX)
El Dictador de Ultimomundano
«El corrupto ríe cuando se le impreca por ser irresponsable frente a la Humanidad: su bonanza de ilícita e innoble procedencia es su sepultura y, por ello, no ve ni escucha a quienes sin tribunales aliados le reprochan»
El Dictador de Ultimonundano es, fundamentalmente, mitómano (vocablo que viene del Fr. «mythomane»; se dice de un sujeto propenso a fabular sobre los hechos y pretende convertir en leyenda a su distorsionada personalidad). Hay mucho de pueril en el comportamiento de este arquetipo, a mi juicio no humano. De ese «reptilsaurio» capaz de llevar al extermino (mediante la praxis del crimen selectivo o el genocidio, en su variedad de facetas) a una o más personas sin experimentar remordimiento o culpa: el mundo habría nacido a expensas de su conciencia, fue y es «aquí» a causa de su nociva presencia que califica como una «bendición».
No responde a lo fenomenológico por cuanto, aun siendo lesivo con intencionalidad, carece auténticamente de idealismo. La exigua conciencia que ostenta no obra conforme a la Ciencia Fenomenológica, que exige nos abstengamos de formular excediéndonos: tras deducir a partir de las demarcaciones de la experiencia sobre las cosas que nos rodean [55]. Abunda en conductas infantiles porque la prosopopeya lo ofusca, lo desubica aun ejerciendo poder sobre una Nación de «estupicacas» y absorta que le mendiga bienaventuranzas a su (¿Dignatario?) verdugo.
Este tyranun es, hegelianamente, el sujeto-objeto no universal de su propia y mediocre conciencia: que ninguna sensibilidad exhibe hacia lo que le circunda y que es víctima de su irresponsabilidad. Estos individuos suelen conectarse con el Vulgo irracionalmente: con expresiones vacías que parecen, en ocasiones, aullidos y otras veces gritos repetitivos de felino que retumban en la inmensidad plagada de ignorancia.
Hegel, también idealista, escribió respecto a la certeza: «La fuerza de la verdad reside ahora, pues, en el Yo, en la inmediatez de mi vista, de mi oído, etc. […] El Yo sólo es Universal» [56]. Sostengo que cuando un Hombre Superior procede proyectándose hacia y con la universalidad, se transforma en estadista. Si lo mueve el instinto de agredir o intimidar presumiendo que de esa forma asegura su permanencia, si muestra fauces y no talentos cuando actúa frente a los demás, si persiste en el impulso primitivo de sofocar para encima del moribundo imponerse, jamás elevará su inteligencia de primate.
El Dictador de Ultimonundano se apertrecha de armas letales, de tropas, y desestima el fomento de las Artes y Letras en la república que lo padece. Cree genial nombrar las cosas torciéndole su sentido y, cuando edifica, sólo acomete fachadas. Suple su falta de coeficiente intelectual con profusa propaganda multimediática, que ahora alcanza mayor envergadura gracias a los avances tecnológicos. Todo lo maquilla, comenzando por su ridícula intención de «perpetuarse» (secularidad o herencia de lo canallesco tribal). Si no es un viejo, aspira que todavía detentará el mando cuando el tiempo lo encorve y proseguirá senilmente con su malignidad sin que su decadencia le advierta que dimita. No será un sabio anciano, sino un parásito en las entrañas de la sociedad a la cual nunca estimó: que socavará, y le provocará hemorragias hasta el instante de su «escisión física»
Si el Demonio existiese, se nos estaría permitido afirmar que el Dictador de Ultimomundano es su excremento. Pero, quienes representan a la Humanidad están allí, mirándolo cometer atrocidades y convocándolo para luego nada reprocharle: administra tesoros ajenos y corrompe, forma parte de la membresía en la Diplomafia Transnacional que inescrupulosamente santifica «Crímenes de Lesa […]»
(XC)
Convidados para ser imputados por la dictadura
«Millones de ciudadanos hemos sido convocados a participar en una caricaturesca plática con las mofetas del poder que, públicamente, han adelantado que si proseguimos en actitud contraria a sus abusos y crímenes de funcionariado seremos imputados por la Fiscalía General de la República: una pestilente institución que luego nos transferiría, bajo fortísima custodia militar, a los fétidos tribunales que para la impartición de la [in]Justicia controla la dictadura y seamos sentenciados»
A los «convites» promovidos por la Cúpula Mayor de Gobierno Despótico para hipócritamente fomentar la paz preceden, conforme a frívolos protocolos, ciertas ceremonias internacionales: como la de solicitar a representantes del Vaticano u otros estados para que visiten las nación masacrada en condición de «acompañantes». A tales burócratas foráneos no se les estará permitido «opinar» ni formular soluciones «vinculantes». Aparte de lo cual, días antes de arribar al lugar donde la conflictividad pareciera irresoluble entre los nacionales implicados, expresarán su «incondicional apoyo» al gobierno que los ha convocado y al cual apriorísticamente indultan sus ininterrumpidas violaciones a los Derechos Humanos.
A los voceros (pocos y no tan «representativos») de las víctimas del Terrorismo Doctrinal de Gobierno Totalitario sólo se les «convida» para filmarlos en una ridícula puesta en escena «de las partes en conflicto» que, finalmente, se mirarán a los ojos y firmarán acuerdos ulterior a la dopamina de los instantes de fama que conceden las ruedas de periodistas del Mundo. Con explícita sorna, se les convoca para ser imputados de absurdos delitos. A la inhumación de los inocentes caídos por dictado de la Pandilla Despótica para Cometer Crímenes contra la Humanidad (integrado por los mandatarios de reconocidos gobiernos tiránicos que la provee de armas) proceden los deplorables «servicios de casa de festejos» que mantendrán impecable y dotadamente las mesas de diálogo «a putas cerradas», por ellas siempre cuentan las historias.
Sea que las conversaciones de paz se realicen «a puertas cerradas a los periodistas» o «a putas cerradas», sabemos que las promesas de los victimarios no serán recordadas ni admitidas durante la fase de la «resaca moral» que quienes ocasionalmente aceptamos juergas a Baco experimentamos. Primero porque las personas a las cuales se les confirieron «mandatos» no debieron, jamás, torcerlo para imponer sistemas de gobierno contrarios a los derechos y dignidad de sus «mandantes». Violaron (y reincidirán, con infinito placer) las normas elementales destinadas a salvaguardar los inalienables derechos ciudadanos en cualquier sociedad.
A esos «acompañantes» (que no tendrán voz ni voto, y que bien podrían, en momentos de discutir seriamente sobre específicos conflictos sociales, ser auténticos jueces) recordaré una frase de Cicerón: «Cuando se ejerce el cargo de juez uno se debe despojar de la amistad […] Nada más digno en la gestión pública que saber menospreciar una utilidad aparente para seguir lo que corresponde a la honestidad […]» (57)
Al «convite» de los tiranos para dialogar sobre la fraternidad y paz entre los habitantes de un país perturbado debería anteceder la inmediata renuncia del Funcionariado Mayor Cívico-Militar que ejerce un gobierno ilegítimo, violatorio de la Constitución Nacional, por cuanto actúa opuesto a los preceptos de los «mandantes» que funestamente le confirieron un «mandato». Deben renunciar quienes representan a los nada para el poder popular instituciones públicas («Ejecutivo», «Legislativo», «Judicial», «Moral», «Ciudadano», et.) porque se han corrompido al extremo de convertirse en ostentosos y transnacionales asesinos al mando de una nación que no merece tanta infamia.
(XCI)
El abominable «Derecho al Ultraje de Funcionariado»
«Desde mis días de infante, pubertad y adolescencia hasta alcanzar mi primera mayoría de edad, siempre sospeché que me aguardaba una que sería obscura a causa de la Filosofía»
En el curso del 2014 he releído, efusivo, dos libros que de Jacques MARITAIN me iluminarían durante mi primera mayoría de edad: esa que todos alcanzamos a los 21 años, porque a mi actual la defino Edad Obscura (58) y no «tercera». Uno de ellos es El orden de los conceptos (59) y el otro Filosofía Moral (60). Mi necesidad de retomar el juicio matirainiano se debe a la insólita -y en concierto- defensa, que muchos hacen a favor del abominable «Derecho al Ultraje de Funcionariado» hoy en boga en Latinoamérica y otros lugares del Mundo.
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