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Iluminada Masonería Sionista (página 3)

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En el mismo documento Pike hablaba como un sacerdote: El, sí, Lucifer es Dios. Desgraciadamente Adonai (en

referencia al dios judeocristiano) también es Dios, porque, según la ley eterna, no hay luz sin oscuridad, belleza sin fealdad, blanco sin negro. El absoluto sólo puede existir en la forma de dos divinidades diferentes, ya que la oscuridad sirve a la luz como fondo, la estatua requiere una base y la locomotora necesita el freno.

La religión filosófica verdadera y pura es la fe en Lucifer, que está en pie de igualdad con Adonai. Pero Lucifer es el Dios de la luz, es bueno, él lucha a favor de la humanidad contra Adonai, el oscuro y el perverso.

La masonería se vale de diferentes signos para identificarse, como golpes con el pulgar al dar la mano, o posiciones de los pies, o secuencias de pasos. Al escribir también ponen señales imperceptibles para los no iniciados y cuando hablan de God no están utilizando la palabra inglesa de Dios, sino una sigla tomando tres palabras del hebreo antiguo G.O.D. : gomar que significa inteligencia, Oz, fuerza y dabar, belleza. Estos hitos, mojones o marcas, como les dicen en jerga masónica, los hace acreedores a la ayuda de la red más extendida y poderosa de tráfico de influencias en el mundo.

La masonería prohibe estrictamente que un masón hable de la pertenencia de un hermano a la Sociedad de Sociedades y la prohibición de secreto o arcanum como la llaman, se extiende a todo lo que se trate dentro de la logia. Sino tuviesen nada que esconder, ese veto no tendría sentido.

IV

La persecución religiosa La reforma, divide y reina

Para quien aún se empeñe en sostener ingenuamente el espíritu neutral de la masonería, sólo bástele recordar lo antes aquí consignado, que en uno de los ritos del grado 29 se pisotea y se escupe un crucifijo o una cruz y que en el rito de iniciación del grado 30 se exige al aspirante a caballero Kadosch, pisotear la tiara pontificia.

El presidente de EUA Theodor Roosevelt, masón confirmado y miembro de la orden Skull and Bones, dijo en 1912 en Argentina: La asimilación de los países latinoamericanos a los Estados Unidos de América será larga y dificultosa mientras continúen siendo católicos.

Más tarde el gobernador de Nueva York, miembro de la CFR y Vice-presidente de EUA, Nelson A. Rockefeller, tras haber recorrido Iberoamérica, presentó el Informe Rockefeller al presidente Nixon en 1969, en el cual se alude al cambio experimentado en la Iglesia Católica tras el Concilio Vaticano II y concluye: La Iglesia Católica ha dejado de ser un aliado de confianza para los Estados Unidos de América y la garantía de estabilidad social en el continente sudamericano y hace énfasis en la necesidad de substituir a los católicos por otros cristianos en América Latina, apoyando a los grupos fundamentalistas cristianos y a iglesias tipo Moon y Hare Krishna.

Para muchos de quienes se hayan ocupado de estos temas no es desconocido que la masonería sionista ha jugado algún papel en los cismas dentro de la Iglesia Católica, especialmente, en la Reforma de Martín Lutero y de haber apoyado y facilitado la dispersión del Cristianismo en un sinnúmero de sectas.

La Reforma fue uno de esos protuberantes hechos históricos al que por su naturaleza, su significado y el precario estado de las comunicaciones de la época, fue fácil borrarle las huellas. Fue como una preñez de piscina… ¿Quién fue? Un hecho no deja de existir, porque sus autores hayan tenido la habilidad de no dejar rastro. Hacer desaparecer pruebas, no es demostración de la inexistencia de un acontecimiento.

Las circunstancias políticas de la época en Alemania y en Roma, contribuyeron a precipitar los acontecimientos. Los príncipes electores con Federico de Sajonia a la cabeza, estaban descontentos con un emperador extranjero y ya se hablaba de una falta de independencia, temiendo que el país quedase subordinado a Castilla, por una parte y a los dictados de Roma, por la otra.

Europa, y con ella el mundo, estaba bajo la batuta de Carlos I (primero) de España y V (quinto) de Alemania, Emperador del Sacro Imperio Romano-Germámico, descendiente de Maximiliano I de Ausburgo, Emperador de Alemania y de los Reyes Catòlicos de España; y por el Papa León X, hijo de Lorenzo el Magnífico de Médicis.

Carlos descendía tambièn de los Archiduques de Austria y de los Duques de Borgoña, pero no había nacido ni en España, ni en Alemania, y en ambas naciones no era considerado coterráneo, pues vino a la vida en Gante.

Ya coronado emperador en su primera juventud, estaba convertido en el hombre más poderoso del planeta, pero como él mismo se sentía comprometido con todos sus ancestros, fieles hijos de la Iglesia romana, no se apartó de esa línea, pero siendo siempre consciente de su poder supremo.

En Roma el Papa León X y la curia parecían más ocupados de los asuntos temporales que de los trascendentes y vivían más pendientes de la política y del boato, que de las almas. Es cierto que Giovani de Médicis (León X) poseía una cultura superior como miembro de la familia que en mayor grado había impulsado el renacimiento, para lo cual mucho se apoyó en la Iglesia romana.

El detonante para profundizar el rechazo alemán a lo que ocurría en Roma, fue la bula Taxa Camarae, que aunque no fue reconocida como oficial, instauró la venta de indulgencias, pues las arcas de la Iglesia estaban vacías por las inmensas erogaciones que demandaba la construcción de la basílica de San Pedro y la vida espléndida de León y de muchos miembros de la curia romana.

Carlos trataba de conciliar su fidelidad a Roma con el cada vez mayor descontento de sus súbditos germanos con el Papa y la curia romana, tarea nada fácil.

El iniciador y reformador Martín Lutero, quien había nacido el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben como hijo de un minero, recibió una estricta educación, visitó escuelas en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach y en 1505 obtuvo el título de Magíster Artium en la Universidad de Erfurt y por deseo de su padre se dedicó a las ciencias jurídicas.

A causa de una promesa ingresó el 17 de julio de 1505 al Convento de los Agustinos Ermitaños en Erfurt y en 1507 recibió la orden sacerdotal. Después de un viaje a Roma (1510/1511), recibió en 1512 el título de doctor y a la muerte de su amigo Johann von Staupitz, heredó en Wittenberg la cátedra para Aclaración Bíblica.

Ya bien cimentado empieza a desarrollar su teoría de la justificación y el 31 de octubre de 1517, en la iglesia del castillo de Wittenberg fijó sus 95 tesis sobre el perdón y exigió una discusión pública sobre ellas. Luego empezó a cuestionar el origen del papado como instituido por Jesucristo y negó su infalibilidad y la infalibilidad de los concilios.

En la discusión de Leipzig de 1519 afirmó que el papado es una institución humana y que también los concilios se equivocan. En 1520 concibió sus tres grandes documentos de la reforma A la nobleza cristiana de la nación alemana, De la libertad de un cristiano y De captivitate Babylónica (Del cautiverio babilónico de la iglesia).

En 1518 compareció ante el delegado del papa, Cardenal Cayetano, pero no accedió, hasta que el 20 de diciembre de 1520 ante el portal de Elster en Wittenberg, quemó públicamente la bula papal que lo alertaba acerca de que su camino conduciría a la excomunión.

El rompimiento, pues, se dio y Martín Lutero fue excomulgado el 3 de enero de 1521.

Como cautivo de Federico, Príncipe de Sajonia para protegerlo del Edicto de Worms que lo condenaba a muerte, Lutero hizo la primera traducción de la biblia al alemán.

En 1525 formalizó su unión con la retirada monja Katharina von Bora y ya siguió cuestionando todo, a los profetas, a la religión del humanismo y negó el libre albedrío y la libertad de conciencia.

El poeta judío converso Heinrich Heine (1797-1856), nacido en Dusseldorf, Alemania, empezó su ceremonioso himno de alegría dedicado al Reformador: Lutero, tú, hombre querido.

Este mismo, supuestamente convertido al cristianismo, es quien escribe en su poema "Disfruta": Su mesías no es cola de cordero, ni un despreciador de los bienes de este mundo, al contrario, es un perro rabioso.

El conocido judío sionista ruso Nahum Goldmann expresó: "Lutero ha vuelto a reivindicar el honor del Antiguo Testamento".

Lutero, quien en 1523 había escrito un folleto filosemita, se dio cuenta tarde y en 1546 publicó sus dos principales escritos antisemitas: "De los judíos y sus mentiras" y "Von Sachem Hamphoras".

A la muerte de León X, su primo Julio de Médicis, Cardenal de Florencia, había movido todas sus fichas y conseguido que el Cardenal Adriano Florensz, quien no pudo asistir al cónclave por encontrarse como Regente de España comandando las tropas imperiales para rechazar el ataque de Francisco I, rey de Francia, fuese nombrado como Papa de transición y después de un breve lapso ocupar él mismo, Julio, el trono de San Pedro.

Adriano recibió la tiara como Adriano VI y para desencanto de Julio y de los demás cardenales de la curia romana, no resultó dócil ni se dejó manejar, como creyeron que iban a poder hacerlo.

Hombre culto, ponderado y sabio, quiso detener el cisma y prohibió la venta de indulgencias, acordó reunirse con el emperador y con Lutero en Nuremberg y antes de salir al norte a bendecir las tropas que combatían a Francisco I para continuar al magno encuentro, asistió al banquete en su honor que le ofreció el cardenal Bernardino de Carvajal por insinuación de Julio, en el Convento de San Martinillo, donde asistió el colegio cardenalicio y los embajadores de los Estados que habían firmado la Alianza con la Santa Sede.

Adriano fue envenenado en dicho banquete y pocos días después fallecería el 14 de septiembre, festividad de la Santa Cruz.

El 2 de octubre se reunió el cónclave con 33 cardenales y se comenta sotto voce que hubo participación de nobles y príncipes, y hasta del mismo emperador.

Después de mes y medio de deliberaciones fue elegido Julio de Médicis como sucesor, con el título de Clemente VII.

Clemente no asistió a encuentro alguno con Lutero, confirmó su excomunión y no quiso convocar el previsto concilio para limar asperezas y evitar el cisma, que por supuesto se produjo y subsiste hasta hoy.

La masonería judía pudo ver complacida, cómo el objeto de su odio, la iglesia de Jesucristo, había podido ser dividida desde adentro. El hombre más poderoso del mundo, el Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, Carlos I de España y V de Alemania, poco pudo hacer ante la magnitud de los hechos. Los sionistas que antes habían querido conquistarlo para su causa, emplearon con él el mismo ardid que habían usado con otros monarcas y trataron de hacerle creer con falsos documentos que él, Carlos, era descendiente de judíos. El emperador los desenmascaró y los mandó a ejecutar, pero tuvo después que ver impotente cómo lo más querido de su Imperio, la Iglesia, se dividía y ello conduciría a la división y al debilitamiento de sus dominios y paulatinamente al debilitamiento y caída de casi todas las monarquías, incluyendo las dinastías de su linaje, el de los Habsburgos, quienes fueron a través de la historia, tal vez, la estirpe real más fiel a la Iglesia Católica y su mayor defensora.

La posición de la Iglesia Católica en contra de la masonería puede ser consultada en las siguientes declaraciones papales, que no solamente los católicos deberían conocer, sino todos los miembros de la sociedad, incluyendo a los masones no iniciados, especialmente a los engañados.

– Benedicto XIV, Providas. Mayo 18/1751

– Pio VII, Ecclesiam a Jesu Christo Septiembre 13/1821

– León XII, Quo Graviora. Marzo 13/1825

– Pio VIII, Encíclica Traditi. Mayo 21/1829

– Gregorio XVI, Mirari. Agosto 15/1832

– Pio IX, Encíclica Qui pluribus. Novembre9/1846

– Pio IX, Quibus Quantisque. Abril 20/1849

– Pio IX, Encíclica Quanta Cura. Dicembre 8/1864

– Pio IX, Multiplices Inter. Septiembre 25/1865

– Pio IX, Apostolicae Sedis… Octubre 12/1869

– Pio IX, Encíclica Etsi Multa. Noviembre 21/1873

– León XIII, Encíclica Etsi Nos… Febrero 15/1882

– León XIII, Encíclica Humanum Genus… Abril 20/1884

– León XIII, Ab Apostolici… Octubre 15/1990

– León XIII, Praeclara Gratulationis… Junio 20/1894

– León XIII, Annum Ingressi… Marzo 18/1902

No obstante, muchos de los que se dicen católicos, siguen militando en las filas de la masonería, unos feriando sus conciencias para alcanzar ventajas, otros sirviendo de muñecos de titiriteros.

Una de las características de la serpiente es la sinuosidad y la masonería no es la excepción, menos cuando de alcanzar sus propósitos se trata. Ahora que tanto se habla de ecumenismo y de diálogo, y estos dos términos han sido convertidos por muchos en estereotipos, en palabras mágicas que todo lo resuelven, la hermandad masónica se cobijó con ese ropaje y continuó con sus ingentes esfuerzos por hacerle creer a la masa, que ellos son una organización con fines exclusivamente filantrópicos, que no interviene en política y que respeta profundamente la libertad y las creencias de sus miembros y de toda la humanidad, incluido el cristianismo.

Para los que han sucumbido al poder de la propaganda que descalifica a quienes los ponen en evidencia con calificativos de conspiranoicos, cazadores de brujas o débiles mentales, y en fin, para todos los que insisten en no creer en lo que se esconde detrás de la filantropía masónica, se asientan aquí unas pruebas más en contra.

En los protocolos de las Asambleas Generales del Gran Oriente de Francia de 1951 y 1952, se encuentran las afirmaciones de su vocero Cheval, quien ratificó, que el fin del Gran Oriente es la total laicización, esto es, la completa expulsión de la Iglesia de todos los ambientes públicos. Más adelante y para que no quedaran dudas, ratificó: La idea del laicismo no es para nosotros una idea objetiva, es nuestro ser. Cheval continuó acentuando que los masones no podían hacer de la masonería una " Filosofía dominguera ", sino que tenían que entregarse total y ciegamente a ese sacerdocio.

Otro orador llamó a la masonería la Iglesia del laicismo.

En la Asamblea que nos ocupa se tomaron las siguientes resoluciones:

La Convención del Gran Oriente de Francia hace constar, que la libertad de los seres humanos se halla amenazada por las clericales intrigas del Vaticano, en Francia, en las regiones de ultramar de la Unión Francesa y en todo el mundo. Para darle la frente a la Iglesia, resuelve:

1. Desenmascarar por todos los medios el juego escondido de la Secretaría de Estado del Vaticano, cuyo fin es el de imponerle a toda la humanidad la deshonrosa sujeción a su dictadura política y económica;

2. Hacer un llamamiento a todos los masones del Gran Oriente de Francia, para que a toda hora y en todo lugar trabajen por la unión de todos los laicos para exigir de aquellos que desempeñan puestos importantes, que defiendan con ahínco el ideal de las instituciones laicistas;

3. Cerrar todas las alianzas necesarias en la lucha irreconciliable contra el clericalismo romano, acorde con el ideal masónico.

Ahora que no vengan con el trillado cuento de que todas las logias son diferentes e independientes.

En Alemania, por ejemplo, durante la campaña electoral de 1953, dirigentes masones como Thomas Dehler y Reinhold Maier del Instituto de Industria alemán y del servicio de prensa del Partido Socialista del mismo país, fieles a la curiosa interpretación masónica de democracia, lanzaron a los cuatro vientos la siguiente perla: El católico que se someta a la Iglesia y que se ate a su credo, no puede ser un buen demócrata.

No obstante y como ya se vio y se verá más adelante, que al Magisterio de la Iglesia no le cabe duda acerca de que los principios masónicos son inconciliables con la doctrina de la Iglesia; para quienes insistan en creer lo contrario, abundamos en pruebas en contra de tan errónea opinión.

El masón J. Kahl, quien había sido teólogo evangélico, publicó un pasquín titulado La Miseria del Cristianismo o Defensa por una Humanidad sin Dios. Este escrito cargado de veneno apareció editado por primera vez en 1968 como libro de bolsillo en la editorial " Rowohlt – Verlag " de Reinbek, cerca a Hamburgo, con una introducción del también masón Gerhard Szczesny y bajo el título " Perspectivas Postcristianas, Libertad Religiosa ".

En este libro, Kahl escribe textualmente: Es indispensable que en primer término se elimine el bautismo para los niños y agrega: El bautismo para los niños va en contra de la constitución (Pág. 121) Kahl exige la: Separación de Estado e Iglesia (Pág. 122); la Separación de Universidad e Iglesia, esto es, la eliminación de las facultades de Teología en las universidades (Pág. 125) y la Separación de escuela e Iglesia (Pág. 127).

Sobraría mencionar aquí por ampliamente conocido y evidente, que estos propósitos ya se han cristalizado en muchos países y que gracias a la infiltración de poderosas organizaciones masonas, las demás naciones están cayendo una tras otra, con las planeadas secuelas de desmoralización. Vivimos ahora en una sociedad que no se explica el por qué de la desbordada corrupción, de la desenfrenada violencia y de la animalización de los instintos, sin darse cuenta que la hermandad masona ha venido sustituyendo los valores religiosos por sus antivalores materialistas y ha hecho de los no iniciados en sus secretos, una masa de borregos fácil de manipular, que es lo que finalmente han querido alcanzar en aras de su dominio universal.

Con la mayoría de los gobiernos cristianos a sus pies, especialmente, los de grandes potencias, se pregunta mucha gente: ¿Para qué quiere la masonería sionista un monarca universal hebreo?

El sionismo se vale de toda suerte de organizaciones marioneta, muchas con la máscara de la defensa de los derechos humanos, de instituciones, de varias religiones, de sociedades políticas, artísticas, científicas, etc., todas controladas por los aparatos sionistas de conquista. A las calumnias que lanzan sus miembros, les dan una abrumadora difusión y resonancia a través de sus agencias internacionales de noticias, de prensa, radio, televisión, libros, panfletos y demás medios de propaganda, sin escatimar el teatro y el cine bajo su control.

Una de las organizaciones que mejores resultados le estaba dando en países del Tercer Mundo fue el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) fundado en 1934 por W. Cameron Townsend, predicador evangelical. Sus fines reconocidos fueron los de encargarse de aspectos técnicos educativos, lingüísticos y de antropología aplicada, pero su estudio y enseñanza de las lenguas indígenas era el traje de camuflaje para propagar sectas protestantes y para difundir la masonería. El ILV ha estado desde 1975 subvencionado por el Rockefeller Center.

El Instituto Lingüístico de Verano tenía proyectos en 36 países, pero entretanto ha sido desenmascarado y expulsado de Ecuador, Perú, Colombia, Panamá, Nepal, Nigeria, Vietnam, India y, en 1979, de México, aunque siguió actuando en el estado de Chiapas a través de una asociación civil.

A principios del siglo XX, el 60% de los protestantes mexicanos eran masones (véase la Historia del Protestantismo en América Latina de Jean Pierre Bastián, CUPSA, México 1990, 138)

Es una tarea humanamente imposible abarcar el panorama completo del control judeo-masónico y aquí nos hemos limitado a la peligrosa labor de abrir los ojos de los desprevenidos, de la mano de algunos ejemplos; puesto que los sionistas conocedores del instinto gregario de la inmensa mayoría de los seres humanos, crearon una tan atractiva y vasta red de logias, clubs, y organizaciones de todas las denominaciones y objetivos, capaces de enredar a prácticamente todos los hombres, o a casi todos.

No han sido, ni la inteligencia, ni el saber, los medios de que se han valido para hacer posible tal dominio, ya que esas virtudes son también propias de muchos no masones, sino, la ausencia de moral y de escrúpulos.

Cuando se conoce el tamaño y el número de tentáculos del pulpo masónico, causa perplejidad y admiración ver cómo algunos, pocos, no masones ni áulicos del sionismo, puedan todavía acceder a posiciones de alguna importancia dentro de la actual sociedad.

Las carnadas que emplea la masonería para el reclutamiento de sus servidores son las de abrir puertas para escalar socialmente, para obtener ventajas en los negocios, para detentar posiciones en los diversos campos del quehacer humano (político, militar, financiero, etc.) vedadas a los no masones. Estas promesas están implícitas en los juramentos de los distintos grados.

La máscara con que se cubre la masonería de propósitos caritativos o filantrópicos no es inspirada por ideales altruistas, sino, con la finalidad de atraer simpatías. Además, los beneficiarios de la filantropía masónica son sus futuros defensores.

También son ambiguas las declaraciones de las logias masónicas respecto a Dios, pues los sionistas que controlan las logias no se atreven a negar rotundamente a Yahvé o Dios de los judíos, pero pretenden a través de la dilogía que utilizan, que los masones de otras religiones distintas a la judía, especialmente los de las otras dos monoteístas que son el objetivo principal de su agresión, se sientan tambaleantes y así más proclives a sustituirles su moral por la moral masónica para no judíos o moral de los protocolos.

Pero esto se logró y mucho más, gracias a la más astuta, perspicaz, sutil, audaz, intrincada y obstinada campaña que se haya escenificado jamás contra el resto de la humanidad y esto no hubiera sido posible si sus promotores no hubiesen logrado, a través de los siglos y mediante las distorsiones políticas más grandes y propagadas de la historia, como han sido su interpretación de los conceptos DEMOCRACIA Y LIBERTAD DE PRENSA, poner al servicio de sus intereses a una inmensa masa de incautos que aún no se percatan de que sirviendo a esos intereses, aparentemente buenos, se están ellos mismos enterrando el puñal y ayudando a enterrarlo en las espaldas de sus hermanos.

La respuesta, pues, a la pregunta antes planteada, al ¿por qué?, al ¿para qué? y al sentido, es la de que necesitan de esas herramientas para lograr el reinado universal y se cumpla así la promesa hecha por Yahvé a Abrahán.

No desconocemos que cada vez que algún Quijote ha denunciado sus planes o sus métodos, el corifeo de Sión, a través de sus medios, siempre logró convertir a su pueblo de perseguidores en perseguidos y como inocentes víctimas supieron aprovechar para contraatacar y acometer con mayores bríos.

De nuevo atrincherados y revestidos de un mayor poder moral, descalifican a sus críticos con epítetos de envidiosos, amargados y fracasados y otra vez los sumisos borregos de la masonería y sus satélites se unen al coro de los triunfadores.

Esos intelectuales de panfleto y de frases altisonantes de cajón, consagrados por otros mandaderos de los medios de masas, salen a los proscenios mostrando en su rostro y en sus maneras la gravedad del mulo que los hace aparecer ante sus congéneres como prudentes, según comparación de un gran espiritualista, y promulgan el veredicto final, anatematizando a tan atrevidos resentidos que representan sólo un peligro para el orden social. La estridencia de los aplausos de la masa lleva a recordar la sentencia de Séneca: Las opiniones no deberían ser contadas, sino pesadas.

Justiniano, Emperador Romano del siglo VI, decretó en su Código de Leyes:

… Los judíos no debían gozar de honores. Su status debe reflejar la bajeza que en su corazón han elegido y deseado.

Recordamos la traducción atrás citada del Reverendo Justinus Bonaventura Pranaitis de algunos libros talmúdicos, que hoy sólo son accesibles para judíos iniciados y que sólo pueden causar repugnancia, incluso a quienes no sean cristianos y tengan una conciencia recta. En el Anexo 1 de esta obra aparecen las partes más relevantes de esta traducción.

El ex-Rabino Paulin L.B. Drach afirma que en 1631 los pasajes del Talmud que se refieren a Cristo y los Cristianos fueron borrados para ser enseñados únicamente en forma oral.

El Talmud ha sido condenado por los siguientes papas:

Gregorio IX – Inocencio IV – Julio III, Pablo IV – Pio IV – Pio V – Gregorio XIII – Clemente VIII – Alejandro VII y Benedicto XIV.

Al principio del siglo XVI (La Reforma), los judíos empezaron a distribuir el Talmud abiertamente. La primera edición impresa del Talmud conteniendo todas sus vituperaciones contra la Religión Cristiana fue publicada en Venecia en 1520, a finales del siglo XVI y a principios del XVII; los judiós temiendo, empezaron a borrar algunas partes del Talmud y afirman:

Deje nuestras escrituras estar abiertas a toda la gente. Déjelo ver cual es nuestro código moral.En su actitud hacia no judíos, la religión judía es la más tolerante de las religiones en el mundo. Declaremos por este medio, que el Talmud no contiene ninguna cosa hostil a los cristianos.

Pero en contraste con ésta y otras afirmaciones, veamos qué se dice en Leviticus 25: 44-45:

Por nuestras bromas y por nuestros ataques haremos a sus sacerdotes ridículos y eventualemnte odiosos, su religión como ridícula, como odiosa, como sus sacerdotes. Haremos amos de sus almas, porque nuestro accesorio piadoso a nuestra religión probará a ellos que serán nuestra posesión.

No sin motivo la Iglesia Católica ha expedido más de 200 condenas oficiales sobre la masonería. Quince años después de la aparición de las constituciones de la masonería, el papa Clemente XII publicó su primera condena (In Eminenti 28.IV.1738).

V

La Revolución Francesa y el entierro de las monarquías, illuminaten

La masonería francesa muy pronto asumió el espíritu revolucionario. En 1746 en el libro La Franc-masonnerie, écrasée se describe cómo el verdadero programa masón coincide en grado asombroso con el programa de la Revolución Francesa de 1789 y la divisa de la revolución, Libertad, Igualdad, Fraternidad, había sido proclamada por el Gran Oriente de Francia.

De hecho, los principales de los enciclopedistas franceses del siglo XVIII y de los líderes de la Revolución Francesa, fueron masones de los altos grados. Los Illuminati franceses contaban entre sus miembros al Duque de Orléans.

Los Illuminati, o Iluminados de Baviera, orden de culto satánico al ángel de la luz o Lucifer, nacieron en la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1776, en la noche en que desde hace muchísimos siglos se celebra la siniestra noche de Walpurgis.

Esta sociedad secreta, la peor reputada de los últimos siglos, fue fundada por el judío alemán Adam Weishaupt, catedrático de Derecho Canónico de la Universidad de Ingolstadt, que había nacido el 7 de febrero de 1748. Weishaupt fue educado por jesuitas, quienes en vista de su sobresaliente capacidad intelectual le impartieron orientación y más tarde lo ordenaron sacerdote de su orden, pero una vez descubrieron sus actividades peligrosas y, en contra de la ortodoxia, lo expulsaron. Weishaupt se dedicó entonces a consolidar sus iluminados y a dar a conocer en todo el mundo el símbolo que pronto se volvería célebre: Una pirámide con un ojo abierto en su interior (el ojo que todo lo ve).

Weishaupt y sus primeros cuatro adeptos se concentraron entonces en reclutar únicamente a personas bien situadas social o económicamente, ya que como solía repetir, no deseaba presidir una organización numerosa sino poderosa. Desde el principio recibió el apoyo económico del banquero Meyer Amschel Rothschild, tristemente célebre, no por haber sido tal vez el hombre más rico del planeta, sino por aparecer una y otra vez prohijando siniestras organizaciones secretas. A este banquero alemán (Rothschild) se le atribuye la lapidaria sentencia:

Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación y ya no me importará quien gobierne.

También se incorporó el barón protestante de Hannover, Adolph Franz Friedrich Ludwig Von Knigge, ya iniciado en la masonería regular. Von Knigge introdujo a Weishaupt en la logia Teodoro del Buen Consejo de Munich y luego logró seducir a personalidades de rango, como el príncipe Ferdinand de Brunswick, el duque de Saxe-Weimar, el de Saxe-Gotha, el conde de Stolberg, el barón de Dalberg, el príncipe Karl de Hesse y hasta las grandes figuras de las letras Herder, Lessing, Pestalozzi y Wolfgang von Goethe, todos engañados por los postulados de la orden.

Weishaupt preguntaba: ¿Cuál es nuestra finalidad? Y él mismo se respondía: ¡La felicidad de la raza humana! Y agregaba: Cuando vemos cómo los mezquinos, que son poderosos luchan contra los buenos, que son débiles… cuando pensamos lo inútil que resulta combatir en solitario contra la fuerte corriente del vicio… acude a nosotros la más elemental de las ideas: debemos trabajar y luchar todos juntos, estrechamente unidos, para que de este modo la fuerza esté del lado de los buenos, pues una vez unidos, ya nunca volverán a ser débiles.

¿Quién podría resistirse ante intenciones tan edificantes?

Este tipo de discursos que emplean todas las organizaciones masónicas y promasónicas del planeta como carnada, esconde los verdaderos propósitos de la masonería, que en el caso de los Illuminati sólo los conocían Weishaupt y sus más inmediatos colaboradores.

Una vez fueron descubriendo los verdaderos propósitos, Lessing se manifestó despectivamente acerca de la logia; Goethe describió las asociaciones masónicas y sus hechos como necios y pícaros y Herder escribió el 9 de enero de 1786 a Heyne: Sostengo un odio mortal a las sociedades secretas y como resultado de mi experiencia, tanto dentro de sus círculos más íntimos, como fuera de ellos, las mando todas al demonio por las constantes conspiraciones para dominar y por el espíritu de intriga que se arrastra bajo la cubierta.

Poco conscientes del amor propio, los sionistas siempre quisieron congraciarse con los grandes de este mundo, no importándoles qué pensaban acerca de ellos. Schopenhauer los llamaba "los grandes maestros de la mentira"; Immanuel Kant en "Anthropologie in pragmatischer Hinsicht", Koenigsberg 1778 los llamó: Una nación de estafadores y J. W. von Goethe en "Wilhelm Maisterswanderfahre" afirmó: No toleraremos a los judíos entre nosotros; en otra de sus obras "Das Jahrmarktsfest zu Plunders Weiler" escribió: Su religión les permite robar a los no judíos y en "Tag und Jahresfeste" declaró: Yo me abstengo de toda cooperación con los judíos y sus cómplices. No obstante, ellos reaccionan para tratar de encubrir tan prominentes conceptos, creando la Sociedad Schopenhauer, La Sociedad Kant y la Sociedad Goethe, entre otras y haciéndoles creer a los ingenuos con frases y adhesiones inventadas, que estos maestros eran de los suyos, o por lo menos, sus admiradores.

El mismo Santo Tomás de Aquino comparaba nuestra relación con los sionistas con un viaje en barco durante el cual, mientras los cristianos se ocupan del timón, los judíos saquean la bodega y abren agujeros en el casco.

Nesta Webster, profunda conocedora de este tema y autora, entre otros, de El Complot contra la civilización, enumera así las seis metas de los Illuminati, que coinciden como era de esperarse, con propósitos de la masonería universal:

1°. Aniquilación de la monarquía y de todo gobierno organizado según el antiguo régimen.

2°. Abolición de la propiedad privada para individuos y sociedades.

3°. Supresión de los derechos de herencia en todos los casos.

4°. Destrucción del concepto de patriotismo y sustitución por un gobierno mundial.

5°. Desprestigio y eliminación del concepto de familia clásica.

6°. Prohibición de cualquier tipo de religión tradicional (En el punto 6° hay que omitir como es sabido, la del Antiguo Testamento).

La mayoría de edad y la presentación en sociedad de los Iluminados de Baviera tuvo lugar en París en la orgía de la Revolución Francesa. El ojo que todo lo ve estaba incrustado en los boletines de los clubes jacobinos.

La masa arrastrada al baño de sangre ignoraba que sus sagrados símbolos de la Revolución, no eran otra cosa que emblemas masones, como el gorro frigio, los colores de la bandera de la república (azul, blanco y rojo que eran los distintivos de los tres tipos de logias existentes en la época), la escarapela tricolor (inventada por Lafayette, francmason carbonario), la divisa Libertad, igualdad, fraternidad, e incluso La Marsellesa (himno compuesto por el masón Rouget de L´Isle e interpretado por vez primera en la logia de los Caballeros Francos de Estrasburgo).

Fueron masones, desde los teóricos y propagandistas más destacados de la Revolución: Montesquieu, Rousseau, D´Alembert, Voltaire y Condorcet, hasta los activistas más reconocidos de El Terror, de El Directorio y hasta del Bonapartismo, como Mirabeau, Desmoulins, Marat, Robespierre, Danton, Sieyès, Fouché y el mismo Napoleón.

En Las Leyendas y Archivos de La Bastilla, el experto Christian Funck Bretano asegura que los alborotadores profesionales que instigaron y engañaron a la masa para la toma de La Bastilla, fueron contratados por los Illuminati y movilizaron a auténticas bandas de criminales reclutados en Alemania y Suiza. Estos se encargaron también de fomentar el desorden en París en los días previos a la revolución.

La turba fue incitada a liberar a los muchos y torturados presos políticos que agonizaban en La Bastilla. Según los historiadores más confiables, en el momento del asalto y destrucción de la cárcel, esos presos eran siete, a saber: Dos locos de nombres Tavernier y Whyte que los republicanos luego encerraron en el manicomio de Charenton; el Conde de Solages que era un libertino juzgado y condenado por diferentes crímenes y cuatro estafadores, Laroche, Béchade, Pujade y La Corrège, todos ellos encarcelados por falsificar letras de cambio en perjuicio de los banqueros en París.

Otros historiadores afirman que había un octavo convicto, el libertino Donatien Alphonse Francois, más conocido como el Marqués de Sade, quien precisamente en La Bastilla escribió algunas de sus más famosas obras: Aline y Valcour, Las 120 jornadas de Sodoma, Justine o los Infortunios de la Virtud.

Esto fue, pues, lo que los masones consagraron como el heroico suceso popular de la toma de La Bastilla.

Pero como todos los movimientos perpetrados por sinuosas alimañas, la Revolución Francesa degeneró en una cadena de traiciones. Herbert fue guillotinado con el visto bueno de Danton y éste a su vez subió al patíbulo empujado por Saint-Just y Robespierre.

Éste último había sido designado en persona por Adam Weishaupt para conducir la revolución. En la conjura de Termidor (27-7-1794) también rodaron las cabezas de Saint-Just y de Maximilien Robespierre, el destacado miembro de los jacobinos y del convento, quien promovió la ejecución de Luis XVI y llegó a ser prácticamente el dictador de Francia durante el régimen jacobino del Terror.

En la preparación de la Revolución Francesa, la francmasonería selló la alianza con la filosofía públicamente por la iniciación solemne de Voltaire el 7 de febrero de 1778 y la recepción de la túnica masónica, del famoso materialista Hermano Helvetius.

Voltaire fue introducido con gran pompa en la logia Les neufs Soeurs por el masón Benjamin Franklin y fue quien dirigió la revolución mundial anticristiana. Su odio contra la Iglesia pasó a la historia con su lema: Ecraséz l´infame, (Destruid la infame). Su saña anticristiana hizo escuela y fue quien más influyó a los otros exponentes de la ilustración. Este exalumno del colegio jesuítico Louis – le – Grand, varias veces desterrado, hasta de la corte de Federico el Grande de Prusia, dejó una marca indeleble en los enciclopedistas franceses, entre ellos, en Diderot (1713 – 1784), quien influido por el empirismo inglés, por el materialismo y el ateismo de la ilustración francesa, dejó la lapidaria sentencia: El mundo no será más feliz, hasta que el último rey sea ahorcado con las tripas del último cura.

Los derechos del hombre, que ha sido otra máscara de la masonería para confundir, hacer falsas imputaciones y agredir, fue programa de la Revolución Francesa, después, exportado a todo el mundo.

Juan Pablo II en Memoria e Identidad (Planeta, 1ª. Edición; Febrero 2005, capítulo 2, Ideologías del Mal, pág. 25) hablando del comunismo, del nazismo, del aborto, de las familias entre homosexuales, afirma:

Se puede, más aún, se debe, plantear la cuestión sobre la presencia en este caso de otra ideología del mal, tal vez más insidiosa y celada, que intenta instrumentalizar incluso los derechos del hombre contra el hombre y contra la familia.

No es coincidencia que en la primera sesión – acta n° 1 de Los Protocolos de los Sabios de Sión (Los Protocolos de los Sabios de Sión 6ª. Edición, Editorial Época S.A. Emperadores No. 185, México 13, D.F.), se lea:

Un hombre destinado a reinar, aunque sea un imbé- cil, si ha recibido la educación necesaria, lo hará; mientras que otro aunque fuera un genio, si no la ha recibido, no comprenderá nada de la política.

¡Todo esto se les ha escapado a los gentiles!

Sobre esas bases fue fundado el régimen dinástico (Pág. 48) Fuimos nosotros los primeros en gritar al pueblo: LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD, (Pág. 47)

Más tarde en el siglo XIX, la masonería con su organización satélite de los carbonarios, impulsó el movimiento revolucionario italiano y sus líderes Mazzini y Garibaldi son elogiados como los miembros más distinguidos de la masonería italiana.

Pero dada su importancia y su posterior influjo planetario, volvamos a la Revolución Francesa.

La masonería oculta logró que el poco dotado e ingenuo monarca absoluto de Francia Luis XVI se iniciara en una logia y consiguieron que el rey llenara de masones su gobierno y sus fuerzas armadas, que eran el sostén principal de la corona. La policía también cayó en manos enemigas.

Sabían que para hacer triunfar la revolución deberían dividir a la nobleza y fue así como supieron explotar el espíritu ambicioso del Duque de Orléans y Chartres, primo del rey, haciéndole creer que a través de la masonería podría él convertirse en el rey mediante el apoyo a la revolución que derrocaría la monarquía absoluta para suplantarla por una monarquía democrática con él a la cabeza. Habían pues enganchado con engaños al hombre más influyente de Francia al carro de la revolución.

Para alcanzar sus propósitos, la Sociedad de Sociedades acordó federar los ritos masónicos de Francia en un Gran Oriente y eligieron para la máxima jefatura masónica de esos tiempos al Duque de Orléans y Chartres como El Gran Maestre del Gran Oriente de Francia.

Pero en realidad, los judíos clandestinos como Robespierre (familia que siglos atrás había cambiado el nombre judío alemán Rubinstein por el muy francés Robespierre) tenían ya decidido que la instauración de una monarquía constitucional y democrática sólo sería un paso transitorio para pescar adeptos desprevenidos. Lo que pretendían no era distinto a lo que siempre quisieron y que está consignado en los Protocolos de los Sabios de Sión, o sea, derrocar toda monarquía e instaurar repúblicas manejadas por las fuerzas secretas del sionismo.

El Duque de Orléans cometió el crimen de votar en la Convención por el asesinato de sus primos y una vez fueron decapitados en la guillotina Luis XVI y María Antonieta, creyó llegado el gran momento para que la Convención, o sea la máxima instancia del Gobierno Revolucionario, lo instaurara como nuevo monarca. Pero el Gran Maestre del Gran Oriente de Francia no intuía quiénes eran los verdaderos manejadores de los hilos de las marionetas y debió constatar desilusionado cómo los jerarcas masones empezaron a fallarle y a conspirar en la Convención, en el ejército y en la policía para que fuera abolida definitivamente la monarquía e instaurada la República.

Furioso el Duque de Orléans, que se había dado el apelativo de Felipe Igualdad, en su calidad de Jefe supremo de la masonería, como Gran Maestre del Gran Oriente, declaró disuelta la orden masónica, porque un poder oculto infiltrado, violaba sus constituciones y la desviaba de sus verdaderos fines a fines perversos.

El decreto de disolución del Duque fue desobedecido y sus "leales hermanos de fidelidad y obediencia" votaron en la Convención llevar a la guillotina al Duque de Orléans y Chartres y su cabeza fue también cortada.

Felipe Igualdad, quien había gastado la mayoría de su fortuna para financiar la revolución, como idiota útil había ayudado a preparar su propio cadalso.

Federico Nietzsche en su obra Más allá del bien y el mal, en la segunda parte, El espíritu libre No. 38 (Ver 3ª. reimpresión de Febrero de 2003 de Editores Mexicanos Unidos S.A.), dice:

De la misma manera que, en pleno siglo de las luces, estalló la Revolución Francesa, acontecimiento tan falso y siniestro como inútil, pero en la que los nobles y los entusiastas espectadores de toda Europa han mezclado apasionadamente y durante tanto tiempo sus propias revueltas y sus propios entusiasmos, dándole ilusorias interpretaciones, una noble posteridad podría hacerse ilusiones respecto al pasado y quizá llegara a interpretarlo de un modo tolerable. Pero, ¿no ha sucedido esto ya? ¿no somos nosotros esa noble posteridad?

El pueblo francés fue engañado y no intuyó que había reemplazado los excesos de su monarquía, por un régimen masón perverso.

Lejos de nosotros querer defender a rajatabla un sistema político, tampoco una mala monarquía, como las ha habido con frecuencia, pues ni a los monarcas se les borran sus miserias humanas el día de su coronación. La historia verdadera, y valga esta triste redundancia, ha documentado suficientemente el boato y despilfarro, acompañados de la vida hedonista e inmoral que se vivía en Versalles. Tampoco desconocemos la frivolidad de María Antonieta, una niña, que aún con olor a leche arrancó la política del seno de su imperial madre para hacerla reina en un país extraño al lado de un delfín débil y abúlico, que sólo consumó su matrimonio años después, cuando fue intervenido quirúrgicamente. La reina venida del Danubio quiere liberarse de las imposiciones de Versalles y hace del palacio de Trianon su juguete preferido, donde sin sentido de las proporciones bota el dinero a raudales sin preocuparse, en un país agobiado por el déficit y el hambre.

Como la masonería necesitaba su chivo expiatorio, empezó una campaña de desprestigio y pronto, los panfletos llenos de falsas imputaciones, pues la mayoría eran calumnias, fueron llegando a manos de un pueblo desesperado y después, a toda Europa. ¿Qué no se le enrostró a esa pobre víctima? pues como afirmó Mirabeau: "el único hombre con que cuenta el rey, es su mujer" y quien estaba con la Revolución, tenía que estar contra la reina, hasta que el acontecimiento desencadenante de su desgracia y la de la monarquía, fue el escándalo del Episodio del Collar.

Esta increible estafa fue escenificada por una advenediza, que por esos golpes del azar, conoció en un bar a un oficial de la gendarmería para convertirse en Madame La Motte y después a través de intrigas, en una Condesa de Valois. Enredó al Cardenal Rohan, un ambicioso con sangre de las familias más nobles de Francia, quien creyendo que al ganarse el favor de la reina se convirtiría en Primer Ministro, accede a servir de fiador de la reina ante los joyeros Böhmer y Bassenge, sin su conocimiento para que obtuviese el collar, la más valiosa joya conocida por el desorbitante precio de un millón seiscientas mil libras.

Aunque se pudo demostrar que la reina despreciaba a los personajes involucrados, La Motte y Rohan, y nunca les había dirigido siquiera una palabra, y que los esposos La Motte habían vendido las piedras del collar en el mercado negro de Londres, los maestros de la trapisonda movieron todos los hilos e intrigas para hacer absolver libre de toda culpa al cardenal y facilitar la huída de la estafadora La Motte de la cárcel Salpêtrière y trasladarla a Londres, desde donde empezó la más sucia campaña de difamación de María Antonieta y la hizo aparecer, hasta de amante de Rohan.

Quienes se quieran adentrar más en esta historia, lean la estupenda biografía de Stefan Zweig, MARIE ANTOINETTE, Herbert Reichner Verlag, Viena – Leipzig – Zurich, edición 1936.

Lo que sí queremos aquí es llamar la atención de tántos incautos que aún ignoran los golpes bajos de la masonería y creen que una monarquía absolutista y derrochadora que ignoraba las penurias del pueblo, fue reemplazada por una panacea.

Parafraseando a un gran estadista podemos afirmar hoy, que la monarquía es el menos malo de todos los gobiernos conocidos y que sólo precisaba de unos ajustes necesarios. Pero reemplazarla por el monumental engaño de la fementida democracia masónica fue el verdadero azote de la humanidad.

La Conjura de Termidor desembocó en el Directorio constituido por masones y allí aparece otra vez del lado de los salvados y, como no, el traidor Joseph Fouché y el vizconde de Barrás, quien era, según todo indica, miembro de los Illuminati y fue el encargado de elegir a Bonaparte para comandar el ejército de Francia, a pesar de su juventud y de su inexperiencia, pero Napoleón ya había ingresado durante su campaña de Italia en la logia Hermes de rito egipcio.

El historiador británico Mc Nair Wilson coincide con otros historiadores en afirmar que Bonaparte no fue más que un instrumento en manos de los Illuminati y que lo sacaron del juego cuando empezó a tomar decisiones por su cuenta en lugar de acatar ciegamente las órdenes que recibía en secreto. De todos modos está demostrado que los hermanos Nathan y James Rothschild financiaron los ejércitos del Duque de Wellington, vencedor de Napoleón en Waterloo y que la casa Rothschild, en uno de aquellos monumentales engaños financieros que tan hábilmente perpetran, esparció en Londres la falsa noticia de la derrota de Wellington, la cual derrumbó la Bolsa de Londres, y que los Rothschild compraron a través de terceros las devaluadas acciones y papeles, obteniendo utilidades astronómicas. Otra vez recuperaban con creces, como siempre, sus inversiones políticas.

Aunque reza el aforismo que "entre bomberos no se pisan las mangueras", fue Napoleón el único capaz de chantajear al eterno Ministro de Policía, no porque no fuesen ampliamente conocidos los crímenes de Fouché, sino porque tenía el poder que se lo permitió. ¿Contribuyó acaso Fouché a la caída de Bonaparte?

Fouché, el despreciable e insuperable campeón de la deslealtad, del disimulo, del artificio y de la falsedad, murió en el exilio en Trieste el 25 de Diciembre de 1820, después de haber sido un desterrado indeseable en Praga y en Linz (Austria).

Quienes quieran adentrarse más en el siniestro espíritu de un conspirador masón, lean el magistral retrato que le hizo a éste trapacero el brillante escritor judío vienés Stefan Zweig, bajo el título Joseph Fouché.

"Le plus dégoütant reste de la revolution", "La más repugnante basura de la revolución", como fue llamado por la nobleza francesa este oportunista que en Lyon hizo acribillar a cañonazos a centenares de sacerdotes y de aristócratas y que exigió en la Convención la muerte de su Rey Luis XVI, consiguió de Luis XVIII, hermano del guillotinado monarca, que como lo calificó Zweig, "el más digno y el más indigno de los testigos" sirviera como primer testigo en el contrato de matrimonio de Foúché con la condesa de Castellane.

El otrora mayor de los jacobinos, que en 1793 había entrado a las iglesias empuñando el martillo para destruir crucifijos y altares como "símbolos vergonzosos del fanatismo", entró esta vez a la iglesia el primero de agosto de 1815 con su noble prometida para recibir la bendición de un portador de la mitra, mitra a la que en 1793 le había hecho colocar como burla, unas orejas de burro.

"Traidor nato", "intrigante despreciable", "resbaladiza naturaleza de reptil", "desertor de oficio", "inmoral mezquino", "alma ruin" y todos los apelativos con que se ha calificado a este espécimen del género humano, se quedaron cortos ante las prácticas de este tristemente célebre y tardío Duque de Otranto.

Los Illuminati se dieron después de la caída del pequeño Corso a la reordenación y redistribución de los territorios conquistados y a través del Congreso de Viena, que fue la careta de secretas negociaciones, restauraron la débil monarquía de Luis XVIII en Francia y escogieron a Suiza como país neutral que sirviera sus intereses.

Nadie sospechaba que el Ministro de Exteriores de Austria que presidió el Congreso de Viena y pasó a la historia como "árbitro de la paz", el príncipe Klemens von Metternich, era un agente de los Rothschild. Otra vez otro aristócrata serviría engañado de idiota útil de la masonería.

Ya afirmaba el gran Honoré de Balzac: "Hay dos historias, la oficial, embustera, que se enseña ad usum defini y la real, secreta, en la que están las verdaderas causas de los acontecimientos; una historia vergonzosa".

William Guy Carr, ex agente del servicio secreto británico, en su libro Peones en el Juego, publicó parte de la correspondencia mantenida entre Giuseppe Mazzini y Albert S. Pike entre 1870 y 1871, que hoy se conserva en los archivos de la biblioteca del Museo Británico.

Pike le comunicó a Mazzini en una carta fechada el 15 de agosto de 1871, el plan que tenían previsto los Illuminati:

Fomentaremos tres guerras que implicarán al mundo entero. La primera de ellas permitirá derrocar el poder de los zares en Rusia y transformar a ese país en la fortaleza del COMUNISMO ATEO necesaria como antítesis de la sociedad occidental.

Los agentes de la Orden (Illuminati) PROVOCARÁN DIVERGENCIAS ENTRE LOS IMPERIOS BRITÁNICO Y ALEMÁN, A LA VEZ QUE LA LUCHA ENTRE EL PANGERMANISMO Y EL PANESLAVISMO. Un mundo agotado tras el conflicto no interferiría en el proceso constituyente de la nueva Rusia, que, una vez consolidada, sería utilizada para DESTRUIR OTROS GOBIERNOS Y DEBILITAR RELIGIONES.

Los Illuminati creyeron que al crear una nueva sociedad contraria a la occidental, entonces regida por el cristianismo, la monarquía y la libre empresa, lo suficientemente poderosa como para arrebatar su lugar en el mundo, aunque no tanto destruirla, y manteniendo una guerra entre ambas durante varias generaciones (la guerra fría), las masas de uno y otro bando se agotarían y reclamarían a gritos la paz y el entendimiento entre ambos mundos. Ello daría lugar a una gran sociedad occidental globalizada cuyos principios e hilos serían manejados desde la sombra por los Illuminati.

Las dos Guerras Mundiales ya son cosa del pasado, con todas las secuelas de pérdida de nacionalidades y de valores y con el afianzamiento del poder masónico en casi todo el globo.

La tercera y definitiva guerra la están preparando a pasos de gigante contra el Islam, y ya en casi todos los cerebros lavados del planeta los medios de masas sionistas han grabado la falacia de que el Islam y el terrorismo son una misma cosa y le han hecho creer al mundo que los inventores del terrorismo fueron las organizaciones musulmanas de defensa y no, como la historia lo demuestra, que los primeros inspiradores de esos actos criminales de chantaje, fueron organizaciones masónicas.

Continuando con los Protocolos:

Hace falta darse cuenta de que la fuerza de las masas es ciega, desprovista de razón en su discernimiento y que, oscila sin voluntad, de un lado para otro. (Pág. 46 de los Protocolos citados)

Más adelante se lee:

Sin el despotismo absoluto es imposible la civilización, porque la civilización no puede avanzar más que bajo la protección de un jefe, cualquiera que sea, con tal de que nunca esté en las manos de las masas. (Pág. 46)

En cuanto el pueblo cree que ha conquistado la libertad, se da prisa para convertirla en anarquía, que es la representación más perfecta de la barbarie. (Pág. 47)

En los países cristianos, el pueblo está embrutecido por el alcohol, la juventud está trastornada por la intemperancia prematura en la que nuestros agentes la han iniciado cubiertos con distintos disfraces: preceptores, criados, institutrices de las casas ricas, empleados, prostitutas y es preciso añadir a estas últimas las que se conocen con el nombre de femmes de monde, sus imitadoras voluntarias en materia de lujo y corrupción. (Pág. 47).

Y más adelante en esta misma primera sesión en las páginas 48 y 49 se lee:

Como luego veremos esto fue lo que nos dio la victoria y nos proporcionó, entre otras cosas, la abolición de privilegios, o en otros términos, la de la existencia de la aristocracia de los gentiles, única protección que tenían contra nosotros, las naciones y los países.

Sobre las ruinas de la aristocracia natural y hereditaria nosotros levantaremos, sobre bases plutocráticas, una aristocracia nuestra.

Esta nueva aristocracia es la riqueza, que siempre estará bajo nuestra inspección, y la ciencia que nuestros sabios nos han enseñado. (Págs. 48 y 49)

Ocho años después de depositados, sin lugar a dudas, estos textos en el Museo Británico, fue asesinado en Sarajevo el Príncipe Francisco Fernando, heredero del Emperador de Austria y Rey de Hungría, Francisco José I, desencadenándose así la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial que dio al traste con las monarquías de Austria, Hungría, Alemania y Rusia y posteriormente, por el efecto dominó, cuyas fichas eran colocadas hábilmente por los sionistas y sus pajes, fueron cayendo las monarquías de los Balcanes, del resto de Europa y poco a poco, del resto del mundo.

Sólo Inglaterra conserva una cabeza coronada pero sin poder político, ni militar, ni económico y España pudo reinstalar un rey, pero también carente de poderes.

VI

La Revolución de octubre

El caso de Rusia constituye un capítulo aparte, pues el asesinato de la familia imperial con el Zar Nicolás II a la cabeza, marcó el tal vez más grande complot sionista de la historia para establecer un gobierno universal.

Karl Marx nació en Trier (Tréveris), Alemania, el 5 de mayo de 1818, como descendiente por padre y madre de antiguas familias judías de rabinos talmudistas de fuerte raigambre imperialista. Su apellido judío era Mardochai. Su abuelo fue rabino de Colonia, Alemania.

Cuando Marx tenía seis años, su padre y toda su familia se convirtieron aparentemente al protestantismo, pero seguían practicando en secreto el judaísmo. El pequeño Karl fue enviado a clases de Talmud con los rabinos y, a medida que fue creciendo, se fue despertando en él la idea de buscar la forma de conseguir la expropiación de los bienes de los no judíos para ponerlos en manos de los judíos y, para realizarla, fue decisiva la ayuda de uno de sus maestros, el rabino Baruch Levy de la secta Neo-mesiánica.

Baruch Levy escribió a su discípulo Marx la carta que contiene un resumen de la doctrina revolucionaria del Neo-mesianismo judío y que causó gran escándalo en Europa.

Su texto, según la obra Les Origines Secrètes du Bolchevisme de Salluste, (Edición Lules Tallandier, País, 1930, páginas 33 y 34), dice:

El pueblo judío colectivamente tomado, será su propio Mesías. Dominará al mundo entero, logrando la unificación de las razas humanas, la supresión de las fronteras y de las monarquías, baluartes del particularismo. Establecerá una República Universal, que dará en definitiva, carta de ciudadanía a todos los judíos. En esta nueva organización de la humanidad, los hijos de Israel, esparcidos por el mundo, hijos de una misma raza y de una misma educación tradicional, se convertirán sin oposición, en el elemento por todas partes dirigente, sobre todo si logran imponer a las masas obreras, la dirección de algunos judíos. De esa manera, con el amparo de la victoria del proletariado, los gobiernos de las naciones integrantes de la República Universal, pasarán fácilmente a manos israelitas. La propiedad individual, podrá ser entonces suprimida por los gobiernos de raza judía, que administrarán en todas partes la riqueza pública. Y así se cumplirán las promesas del Talmud, de que al llegar los tiempos del Mesías, los judíos tendrán en sus manos, las riquezas de todos los pueblos del mundo.

Obviamente también esta vez los judíos tratan de ocultar y negar su autoría de estos hechos endilgándole a Marx el atributo de "Judío Renegado", cuando las pruebas de que Karl Marx actuó como instrumento del sionismo, son apabullantes.

Su papel fundamental como uno de los inspiradores del socialismo y del comunismo, animado por el materialismo hebreo, se lo atribuyen a Marx el historiador judío, Doctor Marx Raisin en su libro Historia del Pueblo de Israel, (Editorial La Verdad, México D.F. 1942) y el escritor judío, contemporáneo de Marx, Bernard Lazare, en su obra L´antisemitisme, son histoire el ses causes, (Edición León Chaylleyé, París, 1894).

En la página 57 del citado libro de Raisin Historia del Pueblo Judío reconoce la gran importancia que tuvieron los judíos en la Revolución Liberal Burguesa Alemana de 1848 y en cuanto al papel de Marx, citamos:

El socialismo fue él mismo, hasta cierto grado, un producto de la mente judía. En el dominio de la teoría y del análisis científico, fue la obra de Carlos Marx.

Citando también al mencionado Bernard Lazare sobre Marx, leemos:

Este descendiente de una línea de rabinos y doctores (del judaísmo), heredó toda la fuerza lógica de sus antepasados; fue UN TALMUDISTA lúcido y claro, al que no embarazaban las cándidas minucias de la práctica; UN TALMUDISTA que se ocupó de la sociología y que aplicó sus cualidades de exégeta a la crítica de la economía política, estando animado por el materialismo hebreo.

En un discurso pronunciado en Valladolid el 4 de marzo de 1934, José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, denunció que mientras Marx formulaba leyes implacables sobre la producción y los intereses de los patronos y los obreros, escribía cartas a su amigo Federico Engels diciéndole que los obreros eran una plebe y una canalla de la que no había que ocuparse sino en cuanto sirviera para la comprobación de sus intereses.

También todos los partidos que intervinieron en la Revolución Rusa eran manejados por judíos, veamos:

Entre los Cadetes (Democráticos Constitucionales) que derribaron al Zar, estaban:

Vinaver, Grusenberg, Jollos, Hessen, Herzenstein, entre otros.

Entre los viejos Narodniki o Voluntad del Pueblo, los anarquistas "moderados" Bramson y Nathanson.

Con los Mencheviques se encontraban: Martov, Trotzki, Dan, Martinov, Liber (Goldman), Abramovich y Gorev.

Entre los internacionalistas: Steklov, Sujanov, y otros.

Con los Social-revolucionarios: Gotz, Bernstein, Bunakov y Ruthenberg.

Entre los socialistas revolucionarios de izquierda: Kapelinsky, Ehrlich, Linde, Steinberg, Proschian, Schlichter y Schreider.

Y finalmente, con los bolcheviques: Kamenev, Zirioviev, Radek, Litvinov, Borodin, Frumkin, Goloschekin, Hanecky, Yarolausky, Lashevich, Liadov, Sokolnikov y Sverlov.

Según la hagada o ley judía, Lenín fue un judío periférico de sangre impura, porque aunque su madre fue judía, lo que le confiere a los judíos el derecho a prestar los juramentos de fidelidad, secreto y obediencia absoluta, su padre no fue considerado en ese entonces como judío, aunque investigaciones posteriores demostraron que el padre de Lenín también fue judío de estirpe Tártaro-Khazar, como fue confirmado por el historiólogo húngaro Istvan Bakony, en el capítulo X de su libro Imperialismo, Comunismo y Judaísmo, las tres fuerzas que dominan al mundo.

Este mismo autor investigó también acerca de la madre de Lenín y afirma que era de la familia judía alemana Blank de Lübeck (de esta misma ciudad del norte de Alemania proviene la familia judía Frahm, uno de cuyos vástagos, Karl Frahm, adoptó fingidamente el cristianismo y como Willy Brandt llegó a la jefatura del SPD, Partido Socialista Alemán y más tarde, a Jefe de Gobierno o Bundeskanzler de la República Federal de Alemania).

Antes de la Revolución de Octubre, los partidos que aparentaban ser enemigos, unos de otros, profesaban obediencia a sus rabinos y actuaban bajo una jefatura común que no trabajaba, ni en beneficio de Rusia, ni de su pueblo, sino en provecho de la nación judía.

Y todo se fue sucediendo según los planes sionistas: Los partidos Centristas Moderados derrocaron al Zar e instauraron una "democracia" dirigida por el Poder Oculto Judío.

Luego hicieron las maniobras que llevaron al gobierno del centro a la izquierda moderada y más tarde el jefe de ésta, el judío Alexander Kerensky (Kerensky fue el nombre adoptado de su padrastro al casar su madre con el ruso Kerensky a la muerte de su esposo el judío Adler) entregó el poder al judío comunista Lenín en la forma descarada que toda persona informada ya conoce.

Lo primero que hizo Lenín fue mandar a asesinar a los comandantes de las Fuerzas Armadas, a los intelectuales, a la nobleza y a la burguesía no judía. Después se asesinaron a tres millones de obreros y a siete millones de campesinos que tuvieron la osadía de exigir a los judíos comunistas que le cumplieran al proletariado sus falsas promesas, que sólo habían servido de anzuelo para que las clases trabajadoras apoyaran una falsa revolución.

Los bolcheviques hicieron prisioneros al Zar Nicolás Alexandrovich, a la Zarina Alejandra Feodorovna y a sus hijos, el 15 de abril de 1917 y los fusilaron.

La historia aún no ha podido establecer con exactitud, si todos los niños de los zares fueron fusilados con sus padres o si la pequeña Anastasia pudo escapar al crimen.

Para no entrar en interminables detalles sobre la autoría y el control judíos en la Revolución Rusa, reproducimos el cuadro de la página 247 del Judío Internacional de Henry Ford:

PRUEBA ESTADÍSTICA DEL PREDOMINIO JUDÍO EN RUSIA ROJA

 

Miembros totales

Miembros judíos

Porcentaje judío

Consejo de Comisionarios Populares

22

17

77%

Comisión de Guerra

43

33

77%

Comisariado de Asuntos Exteriores

16

13

81%

Comisariado de Hacienda

30

24

80%

Comisariado de Gracia y Justicia

21

20

95%

Comisariado de Instrucción Pública

53

42

79%

Comisariado de Socorros Sociales

6

6

100%

Comisariado de Trabajo

8

7

88%

Delegados de la Cruz Roja Rusa en Berlín,

 

 

 

Viena, Varsovia, Bucarest, Copenhague

8

8

100%

Comisionarios de Provincias

23

21

91%

Periodistas

41

41

100%

Al conocerse en Nueva York el derrocamiento del Zar de Rusia, un personaje no judío de renombre universal, alabó en un discurso a un influyente judío, cabeza de la poderosa casa bancaria Kuhn Loeb & Co, a Jacobo Schiff, por haber facilitado el dinero para el derrocamiento del Zar. Los asesinos de Nicolás Romanov, de su esposa, de sus pequeñas hijas y de su hijo enfermo, fueron cinco diputados sovietistas, todos judíos.

Sir Winston Churchil afirmaba en un discurso pocos años después de la Revolución de Octubre:

Hay personas en este país –ellas serían las primeras en rechazar el calificativo de patriotas– que se alegrarían si Lenin y esa extraña y tenebrosa banda de anarquistas y aventureros judíos lograran, sin obstáculos ni rivales, subir al elevado trono de los Zares, y al despotismo de un sistema tirànico unieran una propaganda destructora. Se apresurarían a ser los primeros en arrojarse a los pies de estos nuevos tiranos.

…Esta terrible catástrofe ha sido producida por una banda relativamente pequeña de revolucionarios profesionales, la mayor parte judíos, que ha sorprendido al desgraciado pueblo ruso en un momento de debilidad e ignorancia, que han experimentado en ella con lógica cruel todas las doctrinas comunistas que aquí en nuestro país podemos proclamar tan libremente. En Rusia las han realizado. Han convertido en efecto las palabras en hechos, asesinando desconsideradamente a todo el que se les pusiera delante.

…Es un espectáculo nunca visto, el que una banda de conjurados sin patria, salidos del hampa de las grandes urbes europeas y americanas, trabaje bajo la dirección despótica de un país que un día fue el poderoso e imponente imperio ruso.

En la pág 256 de Alerta a Occidente Editorial Acervo, Alexander Solzhenitsyn escribió:

Pero yo me he limitado a dar los nombres de las personas que dirigían entonces, los destinos del GULAG, de los jefes de la NKVD, de los directivos de la Construcción del Canal del Mar Báltico. Aquí están los principales (Frenkel, Firin, Uspensky, Aron Solts, Jacobo Rappoport, Matvei Berman, Lazar Kogan, Genrikh Yagoda). Yo no tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una selección artificial realizada por mí. La separación la ha hecho la historia.

Pero para abreviar, dejemos que G. Edward Griffin en su obra The Creature from Jekyll Island", American Opinion Books, Appleton, Wisconsin, 1995 p.p. 124 y 125 nos ilustre acerca de cómo el comunismo no fue otra cosa, que uno de los engendros mazónicos en su desesperada búsqueda del gobierno global:

(.)Pero, ¿cuándo se fue el comunismo? NO podemos estar seguros; sólo sabemos que una mañana leímos los diarios y nos enteramos de que la hazaña se había llevado a cabo. Había socialdemócratas por todas partes y quedaban pocos comunistas. Los líderes rusos hablaban como si ellos fueran enemigos tradicionales del antiguo régimen. Había llegado la perestroika; el comunismo había muerto. No había sido aniquilado por un enemigo; se había botado a sí mismo fuera de la existencia; ¡Se había suicidado!.

¿No parece extraño que el comunismo haya caído sin ninguna batalla? ¿No resulta curioso que un sistema que nació de la lucha de clases y de la revolución, y que se mantuvo en el poder por la fuerza y la violencia durante casi un siglo simplemente se retirara por propia voluntad? El comunismo no fue derribado por el pueblo en armas. No hubo ninguna revolución y contrarrevolución; ningún largo período de fragmentación; ninguna lucha sangrienta entre facciones opuestas. ¡¡Puff!! Simplemente se fue. Semejante hecho jamás se había producido en toda la historia. ya que ha sido contrario a la manera en que los gobiernos actúan; contrario a la propia naturaleza del poder el cual jamás se rinde sin una lucha a muerte. (El resaltado es nuestro(. Ésta, en verdad, fue una gran curiosidad que debería hacer que la gente lo medite un poco más a fondo.

Para ahondar sobre el tema, copiamos nuevamente del citado trabajo "El Cerebro del Mundo.", p.p. 324 y 325:

Ello permitiría comprender mejor el enamoramiento de determinados círculos políticos e intelectuales en Occidente desde mediados de los años ochenta con Mikhail Gorbachev, a quien la revista Time (controlada por miembros del CFR desde hace décadas), en su afán por honrarlo lo nombró "Hombre del Decenio", en 1990, apartándose de su propia tradición de nombrar a la personalidad (a su criterio) más importante del mundo como apenas el "Hombre del Año". Hoy Gorbachev, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1990 por "su rol en el proceso de paz que hoy caracteriza importantes sectores de la comunidad internacional" (según el Comité Nobel, citado por The New York Time 1999 Alamanc), sigue siendo un referente clave en el camino hacia el globalismo, ejerciendo importante influencia a través de la Fundación Gorbachev que opera con la financiación de capitales occidentales y que en 1995, por ejemplo, convocó a 500 figuras de máximo prestigio y poder al elegantísimo hotel The Fairmont de San Francisco, California. Entre los participantes se destacaron sus grandes amigos George Bush, George Shultz (ex-Secretario de Defensa del presidente Ronald Reagan), Margaret Thatcher, Kart Biedenkopf (presidente del gobierno de Sajonia y miembro de la Trilateral Comission), David Packard, Zbigniew Brzezinski y Jeremy Rifkind, entre otros (ver Hans-Peter MARTIN y Harald SCHUMANN, La Trampa de la Globalización).

La Sociedad de Sociedades había enfrentado los dos sistemas opuestos en una lucha por la supervivencia, pero con un mismo objetivo y ambos bajo control judeomasónico, para alcanzar el control planetario. El comunismo debió cederle el paso al capitalismo "triunfante" y obedeciendo órdenes superiores, tiró la toalla sin ofrecer resistencia.

Para quienes quieran enterarse más amenamente acerca de cómo unos cerdos manejan a los otros animales, se les recomienda leer el cuento satírico de George Orwell, "Rebelión en la granja" o ver la película del mismo nombre.

La obra del mismo autor Orwell "Mil Novecientos Ochenta y Cuatro" no es sólo una "novela de política ficción distópica", sino que son los aterradores presentimientos hechos hoy realidad por el despotismo judeomasónico.

Transcribimos a continuación la información que aparece en la red:

Rebelión en la granja

Rebelión en la granja (Animal Farm) (1945) es un cuento satírico de George Orwell acerca de un grupo de animales en una granja que expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. La novela fue escrita durante la segunda guerra mundial y, aunque fue publicada en 1945, no comenzó a ser conocida por el público hasta finales de los años 50. Rebelión en la granja constituye una crítica velada de la Revolución Rusa y una sátira sobre la corrupción del socialismo soviético en los tiempos de Stalin.

Argumento

Los animales de la granja Manor, alentados en su día por el viejo cerdo Mayor, que antes de morir explicó a todos los animales su visión, llevan a cabo una revolución en la que consiguen expulsar al señor Jones y crear sus propias reglas que escriben en una pared.

  • 1. Todo lo que camine en dos piernas es enemigo.

  • 2. Lo que tenga cuatro patas o plumas es amigo.

  • 3. Los animales no deben usar ropa.

  • 4. Ningún animal debe dormir en una cama.

  • 5. Ningún animal beberá alcohol.

  • 6. Ningún animal matará a otro animal.

  • 7. Todos los animales son iguales.

Al principio la granja es mas próspera incluso que cuando el señor Jones la administraba, pero con el paso del tiempo, los cerdos, que se habían autoerigido como líderes por ser más inteligentes, empiezan a abusar de su poder y manipulan los mandamientos en su favor. Dos de estos cerdos, Snowball y Napoleón, se muestran como los líderes, pero empiezan a mostrar diferencias que acaban cuando Napoleón lanza a los perros contra Snowball, que huye de la granja. A partir de ese momento Napoleón se erige como único líder, manteniendo a todos los animales bajo su dictadura, mediante la amenaza de los perros, y poco a poco los cerdos acabarán adoptando todos los defectos del hombre por los cuales en su día iniciaron la revolución, hasta que el único mandamiento que queda escrito es:

– Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Significado

Orwell satiriza el régimen comunista soviético representado a través de los animales de la granja. Mayor representaría a Marx, por ser el ideólogo de la revolución. El señor Jones sería Nicolás II de Rusia. Napoleón, con sus medidas para administrar la granja (apropiadas de Snowball) que servirán para llevar a ésta a la prosperidad, aunque ésta sólo mejorará su propia situación y la de los demás cerdos; y su política de restricción de libertades, representa a Stalin. Snowball sería Trotsky, líder militar que posteriormente huye de la granja. Una vez establecido el poder de Napoleón, todo animal que se considerara peligroso sería ejecutado bajo la acusación de ser seguidor de Snowball. Boxer, el caballo, siempre convencido de trabajar más y traicionado a pesar de ello, representaría al proletariado. Las ovejas, analfabetas y acríticas con el régimen, personifican al campesinado.

En otras lenguas

El título original en inglés del libro es Animal Farm, pero la obra fue traducida de modo no literal a las diversas lenguas europeas. Se ajustaron al original la edición alemana: Farm der Tiere, francesa: La ferme des animaux, neerlandesa: Dierenboerderij e italiana: La fattoria degli animali. Los traductores nórdicos se centraron en el camarada Napoleón (danés: Kammerat Napoleon, noruego: Kamerat Napoleon). Por último, el libro tuvo nombres diferentes en los dos principales países de habla portuguesa; O Triunfo dos Porcos en Portugal y A Revolução dos Bichos en el Brasil.

Mil novecientos ochenta y cuatro

Mil novecientos ochenta y cuatro (más conocida como 1984) (en inglés Nineteen Eighty-Four) es el título de una novela de política ficción distópica escrita por George Orwell en 1948 y editada en 1949. En la novela el estado omnipresente obliga a cumplir las leyes y normas a los miembros del partido totalitario mediante el adoctrinamiento, la propaganda, el miedo y el castigo despiadado. La novela introdujo los conceptos del siempre presente y vigilante Gran Hermano, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del pensamiento y de la nueva lengua de políticos y burócratas. Muchos comentaristas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad Orwelliana. El término Orwelliano se ha convertido en sinónimo de las sociedades u organizaciones que reproducen actitudes totalitarias y represoras como las representadas en la novela. La novela fue un éxito en términos de ventas y se ha convertido en uno de los más influyentes libros del siglo XX.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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