¿Cómo aprovecharse de esta vulnerabilidad?
Accediendo a los sobrantes de unos para cubrir con ellos los faltantes de otros, fue la respuesta inobjetable.
Pero, ¿cómo lograrlo y lucrarse de la operación?, planteó un problema, para ese entonces, difícil de resolver.
La naturaleza suministró la solución: la satisfacción de toda necesidad es pagada con una recompensa.
Había, pues, que ofrecer un aliciente a quienes aceptaran entregar en custodia sus sobrantes y pedir a cambio una compensación para ponerlos a disposición de los necesitados.
¡Nacía el agiotaje!
Para asegurar la devolución de lo prestado con sus intereses, el agiotista exigió prendas y quien no las podía suministrar, debía oír impotente que su prenda la constituía su propia integridad personal.
Ambas modalidades fueron desde el principio igualmente bienvenidas por el prestamista, pues la prenda siempre tuvo un valor desproporcionadamente mayor que el préstamo garantizado, así que el incumplimiento en el pago de lo prestado fue cada vez más deseado por el usurero, hasta que esta modalidad se fue convirtiendo en forma extorsiva de apropiarse de los bienes de los necesitados por sumas mezquinas.
Para quien no dispusiese de prenda, la compensación o el interés exigido fue mucho mayor y las amenazas fueron con el pasar del tiempo más despiadadas, hasta convertir al impotente deudor en un esclavo del agiotista que lo seguía explotando, muchas veces, de por vida.
No estaba lejos Erasmo de Rotterdam (1466 – 1536) cuando en Schenck escribió:
…Es un robo y una explotación del hombre pobre por el judío, tal que ya no se puede sufrir –y que Dios tenga piedad. Los judíos-usureros se establecen firmemente hasta en los más pequeños lugares, y si prestan cinco Gulden, toman seis veces más como garantía y toman intereses del interés y de éste de nuevo intereses, de tal modo que el hombre pobre pierde todo lo que tiene.
Este lucrativo negocio debía protegerse para que no cayera en manos extrañas, o sea, debía eliminarse la competencia. Sólo un pueblo, unido por fuertes vínculos religiosos y raciales, pareció tener la connivencia requerida para monopolizar el papel de intermediario: el pueblo judío. Aunque la ley mosaica prohibe la usura y la especulación entre ellos, cuidando que un judío nunca se enriqueciera a costa de otro judío, su "Ley de Extranjeros", dice: Al extranjero prestarás a usura, con tu prójimo no debes hacerlo. No obstante, en Israel se debió establecer la Ley del Jubileo, que ordenaba que cada cincuenta (50) años se condonaran todos los intereses y todo empezaba de nuevo. Con esta ley se pretendía proteger al propio Israel de sus mismos hijos.
Años más tarde THOMAS CARLYLE (1775 – 1881) constataba:
…En realidad y espiritualmente los judíos sólo comercian con el dinero, el oro y los trajes viejos; no han contribuido con nada de verdadero valor.
Nos cuenta la historia, que cuando Ciro autorizó a los judíos el regreso a Palestina, terminando su cautividad en Babilonia, una mayoría ignoró a Sión y se quedó en la opulenta Babilonia, donde se encontraban a sus anchas disfrutando de sus especulaciones financieras y otras afines.
En un principio el negocio alcanzó regiones limitadas por montañas y mares y con el pasar de los siglos fue adquiriendo cubrimiento planetario empujado por una facción que interpretó políticamente los mandatos religiosos de los libros sagrados, según los cuales, los judíos son el pueblo escogido por Yahvé para reinar sobre la tierra, como fue prometido a Abrahán.
Con el pasar del tiempo fueron refinando un sistema que les permitiese vivir sin producir, hasta llegar a consolidarlo y revestirlo de actividad honorable, respetable e indispensable, para lo cual debieron, con sus mañas, rediseñar el funcionamiento de la economía. Se trata por supuesto de la banca, que convirtieron en la dictadora de la economía y no en un instrumento de ésta última como debería ser.
Éstos ya habían pasado por diferentes pruebas y ensayando sistemas económicos opuestos. Los esenios practicaron la comunidad de bienes y los publicanos, en tiempos de la ocupación romana de Palestina, fungieron como arrendadores de los impuestos y rentas públicas, así como de las minas del Estado. Jesús de Nazaret escogió a uno de ellos, a Levi, a quien encontró sentado en el Telonio recaudando impuestos, para que lo siguiera, convirtiéndose en el apóstol Mateo y posteriormente en santo del cristianismo. Sus mismos correligionarios consideraban a los publicanos como pecadores, por recaudar de prójimos, esto es, de hermanos judíos.
El grupo que más influencia tuvo, especialmente en tiempos de Jesús, fue el de los fariseos, que como partido político–religioso había surgido dos siglos antes de Cristo. Estos se apegaban estrictamente a la ley mosaica y, como estudiosos de las escrituras en sus escuelas de la ley, adquirieron un poder determinante.
Como se apegaron a la letra y no al espíritu de la Ley, Jesús los llamó sepulcros blanqueados y hasta nuestros días el término fariseo tiene la connotación peyorativa de hipócrita, que muchas veces se hace injustamente extensiva a otros hermanos de religión no politizados.
Los saduceos fueron los miembros de un partido religioso conservador a órdenes de los sacerdotes de los judíos. Rechazaron la tradición oral y condenaron la creencia en la resurrección de los cuerpos, en los ángeles y en la inmortalidad del alma; sus enemigos fueron los fariseos. A los saduceos se les señala como los enemigos más furibundos de Jesús y los que lograron que se le quitara la vida.
Otro grupo, el de los helotes, debía ocuparse de la agricultura y, en tiempos de guerra, servir de escuderos. Los helotes estuvieron como esclavos del Estado espartano.
Los zelotes fueron la rama rebelde de los judíos y quienes se opusieron a la ocupación romana. De éstos surgieron los sicarios u hombres del esquilete o daga y asesinaban a los colaboracionistas, que fueron principalmente los fariseos.
Los sicarios tomaron su nombre de sica, que así se llamaba la espada corta o daga que usaron.
El historiador judío Flavius Josephus, nacido en Jerusalén en el año 37 y muerto en Roma en el año 100 como protegido de Vespasiano y de Tito, y que había sido uno de los comandantes del levantamiento judío contra Roma entre los años 66 y 70, escribió la controvertida historia del suicidio colectivo de los sicarios y sus familias en Masada.
Ésta fue la fortaleza construida por Herodes en una cima situada al pie del Mar Muerto al sur de Jerusalén y se consideraba inexpugnable. Allí se refugiaron los últimos sicarios bajo el mando de Eleázar, quien les había convencido de que nadie podía esclavizar a los judíos. Los sicarios cometieron supuestamente suicidio colectivo en Masada después de haber dado muerte a sus esposas e hijos. A unas mujeres y niños que sobrevivieron escondidos se les atribuye haber narrado esta historia.
Johanan Ben Sakai ya había predicado No importa quién gobierne tu país, lo importante es quién gobierne tu corazón.
Éste huyó para impedir la desaparición del judaísmo y creó en el exilio una escuela de donde nació el rabinismo.
Bar Kochb´a que significa en hebreo "hijo de las estrellas", hizo un último intento contra la Roma del emperador Adriano y dirigió la rebelión judía contra los romanos entre los años 132 y 135, siendo derrotado. Muchos creyeron que éste era el mesías.
Eufrates, el pensador romano del siglo I, que no era profeta, sino un agudo observador, le informaba al Emperador Vespasiano:
Los judíos hace tiempo que están en rebelión no sólo contra Roma, sino contra la humanidad.
Akiba Ben Joseph sirvió a órdenes de Bar Kochb´a durante el levantamiento judío (132 – 135), cayó prisionero y fue desollado vivo.
Los romanos destruyeron Jerusalén y del templo construido por segunda vez bajo la dirección de Esdras y Nehemías entre los años 536 a 416 antes de Cristo, después del cautiverio en Babilonia y terminado durante el reinado de Herodes, no dejaron piedra sobre piedra, cumpliéndose lo que había prenunciado Jesús de Nazaret cuando lloró sobre Jerusalén. Empezó así la diáspora anunciada por los profetas. La primera diáspora se dio en los días de Antioco Epífanes y por esa razón hubo comunidades hebreas en todo el mundo helénico.
Fue en tiempos de Esdras y Nehemías que se implantó la ley racial que prohibió que judíos se casasen con no judíos, convirtiéndose prácticamente en la primera medida de discriminación racial de que tengamos noticia y generándose con ello una gran endogamia, pues de los tres o cuatro millones de judíos de esa época, que fueron mezcla de muchas razas, principalmente armenios, descienden, con muy pocas excepciones, las aproximadamente dos decenas de millones de judíos de la actualidad.
Aunque la dispersión se realizó a todos los puntos cardinales, supo conservar su unidad a través del sanedrín que sigue reuniéndose una vez al año en cualquier lugar secreto del orbe y obedece ciegamente los mandatos del exiliarca, cuya existencia sigue siendo el secreto mejor guardado en este mundo.
Los judíos emigrados a Europa fueron objeto de muchas expulsiones a causa de los continuos engaños de su brazo político y en muchas naciones se les toleró, pero permitiéndoseles solamente los oficios de ropavejero o de prestamista. Debido a que con el oficio de prestamistas, que siempre supieron desempeñar con lujo de habilidades, alcanzaron poder económico, fueron llamados como "consejeros de monarcas" y desde esas posiciones organizaron explotaciones despiadadas para congraciarse con la corona, pero granjeándoles el odio y el desprecio de los pueblos explotados.
A través del manejo financiero y de la información, siempre supieron ganarse los sitios más cercanos al poder, o el mismo poder político.
El movimiento más importante de la diáspora, fue sin duda la travesía del Atlántico. Los judíos habían alcanzado en España antes de los viajes de Colón su época dorada y dieron el salto al continente americano en las carabelas de don Cristóbal, primero al sur del continente y de allí a Nueva York, donde afianzaron su poder.
Que con especulaciones llegaran a convertirse en factores determinantes del quehacer económico, fue sólo asunto de tiempo.
Cuando la acumulación de riqueza alcanza determinadas cotas, ésta se convierte en poder. Se había abierto así un camino expedito para acceder a la riqueza y al poder a través del esfuerzo y de la necesidad de los demás.
El trípode sobre el cual descansa desde antiguo la especulación financiera: prestamista, intermediario y prestatario, ha sido a través de la historia el factor más perturbador de las relaciones humanas.
Hilos de todos los colores se fueron disponiendo cuidadosamente para formar esa enigmática urdimbre que fue requiriendo el agiotaje.
Se le atribuye al judío Simón Rubens haber librado la letra de cambio más antigua que se conoce.
Este instrumento, inventado por mercaderes judíos venecianos y genoveses, fue promovido y generalizado por los Caballeros del Temple, que eran los guardadores de los caminos y los protectores de los canteros y de los constructores.
Cuando alguien necesitaba emprender un viaje de peregrinación o de negocios, se ponía en contacto con los templarios y depositaba la cantidad de dinero que iba a necesitar en otros sitios y recibía a cambio uno o varios documentos (letras) que iba cambiando en cualquier casa templaria de su camino.
Los derechos que cobraban por las letras de cambio, amén de otros ingresos, hicieron de los monjes templarios la organización económica más poderosa de Europa y del Mediterráneo.
Para facilitar y apoyar el negocio de la especulación, los judíos idearon la bolsa. En Londres, Berlín, París, Frankfurt y Hamburgo, tuvieron un control absoluto sobre las primeras bolsas.
En las antiguas crónicas figuraban también Venecia y Génova como ciudades judías desde donde realizaban grandes transacciones comerciales y bancarias.
Judíos provenientes de Holanda aconsejaron y ayudaron a la fundación del Banco de Inglaterra, al igual que a la de los bancos de Hamburgo y de Amsterdam.
Las emigraciones judías a causa de expulsiones, persecuciones u otros motivos, produjeron fundaciones de bancos y bolsas en otras latitudes y también el traslado de los mercados de los metales preciosos.
Antes de haberse desarrollado la electrónica y de que los judíos se tomaran el control de los medios de masas, siempre mantuvieron un contacto íntimo que les permitió recibir información valiosa antes de que la obtuvieran los gobiernos de los países anfitriones, e incluso antes de que la conocieran los mismos diplomáticos de esos países y ello fue de incalculable valor para sus movimientos financieros. Se valieron de palomas mensajeras para enviar noticias de la Bolsa de Londres hacia Amsterdam y así nacieron las primeras agencias de noticias.
Una de las tácticas judías más recurridas para alcanzar sus fines, ha sido la de enemistar a unos pueblos contra otros, o a conglomerados entre sí. A los obreros, por ejemplo, les han hecho creer que los capitalistas que les explotan son los empresarios. Nada más falso, pues los verdaderos capitalistas son los prestamistas que facilitan dinero a los empresarios para poder realizar sus obras, pero bajo condiciones tan onerosas y tan duras, que los empresarios nunca se atreverían a utilizar con su obrero. Ambos pues, obreros y empresarios, son las víctimas indefensas de los verdaderos capitalistas.
Henry Ford, en su libro El judío Internacional, capítulo IV bajo el título: La Cuestión del Judaísmo, ¿Es real o imaginaria? dice: Una sociedad humana que con angustia va comprendiendo que es explotada cruelmente por los círculos poderosos de la raza judía, hasta el punto de poderse hablar de un POGROMO CRISTIANO producido por la miseria económica sistemáticamente organizada contra una humanidad casi inerme.
Más adelante, en el mismo capítulo sostiene: Pero el caso no es que entre los muchos déspotas financieros del mundo entero se encuentren algunos judíos, sino que dichos déspotas financieros sean exclusivamente judíos.
Shakespeare en El Mercader de Venecia escribió:
No es en tu suela, sino en tu alma, áspero judío, donde sacas filo a tu cuchillo. Ningún metal, ni aún el hacha del verdugo, corta la mitad de tu malicia aguzada.
…Pensad, os ruego, que estáis razonando con el judío. Tanto valdría iros a la playa y ordenar a la marea que no suba a su altura acostumbrada; podéis asimismo prohibir a los pinos de las montañas que balanceen sus altas copas cuando son agitadas por los ventarrones celestes; podéis, igualmente, llevar a cabo la empresa más dura de ejecución antes de probar el ablandamiento pues ¿hay nada más duro? de su corazón judío.
…Miserable inhumano, incapaz de piedad, cuyo corazón vacío está seco de la más pequeña gota de clemencia.
II
Infiltración ; templarios
Inevitablemente y a pesar del gran secreto, muchos reyes y gobiernos de naciones que hospedaron a colonias judías fueron descubriendo que llegaban con el propósito de explotar, conquistar y regir a los pueblos anfitriones. Para defender a sus naturales, muchos gobiernos debieron prohibirles acceder a grados militares en los ejércitos locales o a posiciones de gobierno, pero como esto no fue suficiente, hubo que recurrir muchas veces al inevitable expediente de desterrarlos del país que los había acogido.
Los judíos que abusaban de su religión para fines políticos, alegando discriminación racial y/o religiosa, trataban de evitar las medidas que se tomaban contra ellos. Cuando estas maniobras no daban resultado, acudían a la simulación. En efecto, fingían abandonar la nación y la religión judías para convertirse en ciudadanos del país huésped y en profesantes de su religión, e iban más allá, hasta el punto de cambiar sus nombres y apellidos judíos por los corrientes del país que pretendían conquistar.
Estos ciudadanos aparentemente normales, siguen siendo criptojudíos, asisten a sinagogas escondidas en casas particulares y no dejan de obedecer ciegamente a sus dirigentes. Las familias de estos judíos secretos practican públicamente la religión del país anfitrión y envían sus hijos a las mismas escuelas de sus nuevos conciudadanos, pero una vez llegan a cierta edad, son iniciados en los secretos sionistas y deben pronunciar juramentos de obediencia y secreto, cuya violación es castigada a veces con la muerte, hasta en forma de tortura.
En su obra, Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay en las pp. 137, 138,., afirma lo siguiente:
La infiltración judía en el clero era una técnica de conquista del mundo cristiano que el imperialismo judaico consideró indispensable para dominar a su principal baluarte, la Iglesia de Cristo, empleando para ello diversas tácticas, que variaron desde los ataques frontales hasta las infiltraciones. El arma favorita de la quinta columna consistió en introducir en las filas del clero a los jóvenes cristianos descendientes de judíos que practicaban en secreto el judaísmo, para que una vez ordenados sacerdotes trataran de ir escalando en la jerarquía de la Santa Iglesia, ya fuera en el clero secular o en las órdenes religiosas, con el fin de que usaran luego las posiciones adquiridas dentro de la clerecía en perjuicio de la iglesia y en beneficio del judaísmo, de sus planes de conquista y de sus movimientos heréticos o revolucionarios.
El clérigo falso cristiano criptojudío está realizando, según el criterio rabínico, una empresa santa para sus intereses inconfesables. La quinta columna en el clero ha sido y es uno de los pilares básicos del judaísmo internacional.
Los fines que persigue la infiltración de los criptojudíos en el clero, se explica claramente en un interesante documento que dio a la publicidad el abate Chabauty y que cita el Arzobispo de Port Louis, Monseñor Meurin. Se trata de una carta del jefe secreto de los judíos internacionales, radicados a finales del siglo XV en Constantinopla, dirigida a los hebreos de Francia, dándoles instrucciones, en contestación a una carta anterior que Chamor, Rabino de Arlés, le había dirigido solicitándolas. La carta dice textualmente:
-Bienamados hermanos de Moisés, hemos recibido vuestra carta, en la que nos hacéis conocer las ansiedades e infortunios que os véis obligados a soportar, y nos hallamos penetrados de un dolor tan grande como el vuestro. El consejo de los más grandes rabinos y sátrapas de nuestra Ley es el siguiente:
-Decís que el Rey de Francia os obliga a haceros cristianos; pues bien, hacedlo, pero guardad la ley de Moisés en vuestros corazones.
-Decís que os quieren arrebatar vuestros bienes; haced a vuestros hijos mercaderes, para que ellos despojen de los suyos a los cristianos por medio del tráfico.
-Decís que se atenta contra vuestras vidas; haced a vuestros hijos médicos y boticarios, a fin de que ellos priven de las suyas a los cristianos sin temor al castigo.
-Decís que se destruyen vuestras sinagogas; haced a vuestros hijos curas y canónigos, a fin de que ellos destruyan la Iglesia Cristiana.
-Decís que atentan contra vuestras vidas; haced a vuestros hijos abogados, notarios o miembros de otras profesiones que están corrientemente a cargo de los asuntos públicos, por este medio dominaréis a los cristianos, os apropiaréis de sus tierras y os vengaréis de ellos.
-Seguid esta orden que os damos y veréis por experiencia que, por abatidos que estéis, llegaréis a la cúspide del poderío.
-Firmado V. S. S. V. E. F. Príncipe de los judíos de Constantinopla al de Casleo de 1489".
En Le Plan de domination mundiale de la Contra-Eglise. Fideliter, 1985. pp. 30, 35 y 66 de H. Le Caron, podemos leer:
Para dominar la tierra, es necesaria la coordinación y compaginación de un gobierno mundial. El filósofo Joseph de Maistre ya anunciaba el peligro que se cernía sobre Roma por la acción de sectas conjuradas para tal fin. Para llevar a cabo misiones de esta envergadura, los "verdaderos detentadores del poder, los que mueven los hilos, viven en la sombra, detrás del telón-.
El Papa S. Pío X declaraba que el peligro está hoy casi en las entrañas y en las venas de la iglesia; sus golpes son por tanto más seguros puesto que saben dónde golpear mejor.
No en vano, uno de los jefes del judaísmo, Alfred Nossig, escribió en Integrales Judentum que la comunidad judía es más que un pueblo en el sentido político moderno de la palabra. Es depositaria de una misión histórica mundial, yo diría incluso cósmica, que le han confiado sus fundadores, Noe y Abraham, Jacob y Moisés. La concepción primordial de nuestros antepasados ha sido fundar no una tribu, sino un Orden Mundial destinado a guiar a la humanidad en su desarrollo. He ahí el verdadero y único sentido de escoger a los hebreos como pueblo elegido. Gesta naturae per judeos, he ahí la fórmula de nuestra Historia. Orden espiritual destinado a guiar el desarrollo de la Humanidad.
Para abundar sobre el tema y despejar dudas de quienes aún las tengan, baste remitirnos a las investigaciones de un erudito, del Reverendo Justinus Bonaventura Pranaitis, sacerdote católico, doctor en Teología, profesor de hebreo en la Academia Imperial Eclesiástica de la Iglesia Católica Romana de San Petersburgo.
Los resultados de sus pesquisas están plasmadas en forma comprimida en el libro "EL TALMUD DESENMASCARADO", de EDITORIAL LA VERDAD, Buenos Aires, Junio de 1981, que como el subtítulo denuncia, son: Las enseñanzas rabínicas secretas sobre los cristianos. Esta obra lleva el IMPRIMATUR de la autoridad eclesiástica.
Como era de esperarse, obras como ésta no son aceptadas por las grandes editoriales bajo control masónico y éstas a su vez amenazan a las librerías con bloqueos si distribuyen tales libros.
Tampoco nos sorprende, que el Padre Pranaitis fuese liquidado por la Checa en tiempos de la Revolución Bolchevique.
Que nadie se extrañe porque los sionistas hayan tildado el trabajo del Profesor Pranaitis de panfleto y saquen a relucir versiones maquilladas para ingenuos de su Talmud.
Pero vayamos mejor al grano y no nos dejemos distraer.
En la obra citada atrás, En Pesachim (49b), dice así:
Dijo el rabino Eliezer: Está permitido cortar la cabeza de un idiota (uno de los Pueblos de la Tierra) en la fiesta del Perdón cuando cae en el Sabbath (73). Sus discípulos le dijeron: Rabino, debes decir más bien a sacrificar. Pero él contestó: De ninguna manera, pues es necesario orar mientras se sacrifica, y no hay necesidad de oraciones cuando decapitas a alguien.
EL UNICO PROPÓSITO DE TODAS LAS ACCIONES Y ORACIONES DE LOS JUDÍOS DEBE SER LA DESTRUCCION DE LA RELIGION CRISTIANA.
Se ve pues claramente cuáles han sido y siguen siendo los verdaderos propósitos sionistas y quienes quieran formarse una idea más clara sobre el tema consulten al final de esta obra el Anexo No. 1, donde trasncribimos apartes de la traducción hecha por el profesor Pranaitis sobre algunos originales de EL TALMUD.
El libro del Kahal (su original ruso Kriga Kagala) dice con razón que el judío es un individuo sometido totalitariamente a la organización israelita en lo político, lo económico, lo religioso, lo militar, lo cultural y hasta en su vida privada.
Por lo tanto, el judío es un ser carente de libertad y nada más peligroso que una fiera a la que le han abierto la jaula y dejado libre entre corderos.
En Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Edward Gibbon podemos leer en el volumen 11, capítulo 16, página 384, edición de Londres 1783, lo siguiente: Desde el reinado de Nerón hasta el de Antonio Pío, los judíos se impacientaron contra la dominación de Roma, lo que provocó las más furiosas matanzas e insurrecciones. La Humanidad se avergüenza ante las horribles crueldades que ellos cometieron en las ciudades de Egipto, de Chipre y de Cirenaica, donde al principio parecían ser amigos de los nativos, a los que traicionarían. En Cirenaica mataron a 220.000 griegos; en Chipre, 240.000; en Egipto una inmensa multitud. Muchas de las víctimas fueron partidas a trozos con sierras, según un precedente al que el Rey David había dado la sanción con su ejemplo.
Ya en el Génesis 41:43, 46:7 Y 45:18,20, leemos de qué manera se valen de un Faraón débil para utilizar en su beneficio los alimentos, empezando la etapa hebrea en Egipto con la llegada de los hermanos de José y de Jacob, su padre.
Con el paso de los siglos se fue perdiendo todo rastro de su origen y aparecen como miembros verdaderos y leales de su patria adoptiva y así han podido infiltrar sin problema sus partidos políticos, sus gobiernos, sus ejércitos, sus instituciones y hasta sus religiones.
En el año 1130, por ejemplo, el Cardenal Pierleoni, judío clandestino, bisnieto del Gran Rabino de Roma, fue electo Papa y murió en Roma en 1138 con todos los honores de un pontífice.
Este Papa es conocido en la historia como el Anti-Papa Anacleto II.
Los Cardenales criptojudíos que él había nombrado, eligieron Papa a otro judío clandestino que tomó el nombre de Víctor IV.
Por ruegos de San Bernardo y San Norberto, el Emperador Lotar de Alemania se tomó Milán y otros baluartes de los Pierleoni y luego ocupó militarmente a Roma, que se inclinó ante la santidad y elocuencia de San Bernardo, quien, después de la rendición del Castillo de San Ángelo, encarceló a Víctor IV e hizo consagrar como nuevo Papa a Inocencio II.
Muchos clasifican también a Calixto III y a Clemente VIII como antipapas.
Los inefables Protocolos ya lo dejarían bien sentado: Penetrar hasta el mismo corazón de la corte pontificia, de donde nada en el mundo podrá echarnos, hasta que hayamos destruido el poder del papado.
Por eso ha sido tan difamada la Inquisición, porque esta institución fue destinada a defender la cristiandad del criptojudaismo, a desenmascarar y castigar a los falsos cristianos y a destruir los movimientos que creaban los sionistas para dominar y acabar con la Iglesia de Jesucristo.
Que algunos inquisidores hayan cometido errores, es actitud que, por supuesto, nadie aprueba, y la misma Iglesia Católica ha lamentado.
Como el dinero fluía y sigue fluyendo a sus arcas a raudales, pudieron encontrar con facilidad acomodo en las cercanías de los monarcas, a quienes servían de banqueros para sus empresas militares y se convirtieron en sus interesados prestamistas.
La corte de Fernando e Isabel tampoco escapó a tan peligrosa compañía. Cuando apenas se hablaba de financiar la primera expedición de Colón, su poderoso olfato mercantilista percibió a través del mar el dulce aroma del oro y tres judíos marranos, esto es, secretos, Luis de Santángel, gran comerciante valenciano que fungía como arrendatario de las contribuciones reales; su pariente Gabriel Sánchez, quien era el tesorero real y el amigo de ambos y el camerlán Juan Cabrero, consiguieron que la reina accediera a empeñar sus joyas para equipar el primer viaje de don Cristóbal, y Santángel obtuvo el permiso de prestar él mismo diez y siete mil ducados, equivalentes a ciento setenta mil dólares de 1.950 y a más de un millón ochocientos mil dólares estadounidenses del año dosmil.
En aquella primera y prometedora aventura se embarcaron muchos judíos, empezando por el tesorero Gabriel Sánchez, el médico Bernal, Luis de Torres, el cirujano Marco y Alonso de la Calle, entre otros.
Luis de Torres conoció de los nativos el uso del tabaco e intuyó la importancia de ese producto, que originó posteriormente una poderosa industria bajo control judío.
Luis de Santángel y Gabriel Sánchez obtuvieron, como esperaban, grandes ventajas por su participación en esta empresa.
Más tarde, Colón cayó en desgracia por las intrigas del médico judío Bernal y sufrió injusticias y encarcelamiento.
Que Colón haya sido marrano, lo reconocen hoy casi todos los historiadores. Celso García de la Riega documentó en 1913 su origen judío. Maurice David descifró en 1933 su firma y los signos judío–masónicos empleados por el almirante. Don Salvador de Madarriaga apoya en su biografía la ascendencia hebrea de Colón.
En este orden de ideas es importante recordar, que durante su estancia en Portugal, Colón tuvo acceso a la carta de navegación del profesor judío de Salamanca, Abraham Zacuto y que Ishaq Abarbanel auspició económicamente la empresa de Colón, al igual que Santángel. No debe olvidarse tampoco que el mapa Piri Reiss, que tanta polémica ha levantado sobre los conocimientos cartográficos de la antigüedad, fue llevado por un marino que acompañó al almirante en sus viajes.
Es de tener en cuenta que Isabel de Castilla había decidido hacer una sola España como nación católica y que en Marzo de 1492 se expidió el decreto de expulsión de los judíos, que por supuesto no podía cobijar a la mayoría ya clandestinos que se habían mimetizado. Tres de los más notables judíos de la época, Ishaq Abarbanel, Abraham Señor y Meiz Mehamel acudieron al Rey para que revocara lo dispuesto, y para sustentar su petición le ofrecieron trescientos mil ducados, esto es, ciento doce millones de maravedís, cincuenta veces lo que costaría el primer viaje de Colón. La formidable oferta tocó el sensible corazón de Fernando y éste llevó la propuesta a la Reina con su concepto favorable, pero Isabel la rechazó de plano y el frustrado consorte se vió compelido a mantener el decreto.
Los tres importantes judíos entendieron que la autora real de la drástica medida había sido la Soberana y acudieron a ella para que la derogara, pero la Reina los recibió con amabilidad y les aconsejó que se convirtieran lo más rápido posible. Éstos, en efecto, o mejor en efectivo, aceptaron y en su ceremonia de bautismo actuaron como padrinos los Reyes Católicos. Señor cambió su nombre por el de Fernán Núñez Coronel y Mehamel por el de Fernán Pérez Coronel ( Saavedra Velasco Juan José, "Los Velasco", Pág. 19, Editorial Feriba, Cali, 2007 ).
Algunos comentaristas afirman que la Reina no tuvo que empeñar sus joyas, pues tenía fondos suficientes.
Ya el pueblo hebreo, desde los tiempos de Salomón, comerció, colaboró, construyó templos y surcó los mares codo a codo con sus vecinos fenicios, que fueron los mejores navegantes y cartógrafos de su época y de quienes aprendieron ese arte.
Colón se documentó para sus viajes en los archivos de la Orden de Cristo en Portugal y en la de Calatrava en Castilla, herederas y custodias de bienes del Temple.
Con los templarios se dan una serie de coincidencias asombrosas que los vinculan con la masonería judía. En Mallorca, que fue una de sus metas, tuvieron contacto con los grandes cartógrafos judíos.
La Tau que enarbolaron los Caballeros del Temple, era el apoyo del báculo del Gran Maestre, como el compás era el signo que confería a la divinidad el atributo de Gran Arquitecto del Universo.
Los Templarios coinciden con la masonería sionista en el proyecto de la preparación de un superestado en todo el planeta. Este gobierno mundial suponía el fin del feudalismo y de los poderes de los monarcas.
Afirman los cronistas que en 1099, después de la conquista de Jerusalén, el gobernante de la ciudad Godofredo de Bouillon fundó una misteriosa Orden en la Abadía de Nuestra Señora del Monte Sión, la cual más tarde promovería la fundación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, conocidos como los Templarios, Ordo Supremus Militaris Templi Hierosolymitani.
Esta Orden de Sión tuvo un poder considerable, obrando siempre detrás del telón y se afirmaba que los reyes de la ciudad santa debieron su trono a esa oscura sociedad.
Fue ésta la promotora del extraordinario desarrollo e influencia de los Templarios, los cuales estaban dentro de sus planes. Muchos documentos atestiguan que al menos cinco de los nueve fundadores del Temple eran a su vez miembros de la Orden de Sión y que éstos fueron su brazo armado. También sostienen que ambas, la Orden y el Temple, estaban confundidos en una misma organización y compartían el mismo Maestre.
Un año después de la caída de Jerusalén en manos de los musulmanes, esto es, en 1188, la Orden de Sión acusó al Temple y a su Maestre Gérard de Ridefort de traición, pues éste arrastró a los Templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, lo que significó una catástrofe para los cruzados y llevó a la caída de la Ciudad Santa. La Orden entonces rompió con el Temple y se trasladó a Francia, donde cambió su nombre por el de Priorato de Sión.
¿Fue este rompimiento una de las habituales maniobras entre hermanos para confundir y ambientar su establecimiento en Francia?
Supuestamente la misión del Priorato era la de restablecer en Francia la dinastía de los merovingios, pero en realidad sus planes obedecían a un calendario cuidadosamente estudiado desde hacía muchísimo tiempo y lo revistieron de un atrayente misticismo.
El gran secreto entonces del Priorato consistía en que María Magdalena sería la esposa de Jesús Nazareno y que después de su crucifixión, viajó a las Galias acompañada por José de Arimatea portando el Santo Grial, que según ellos (Priorato), era la descendencia física del Nazareno, pues María Magdalena llegó a las Galias, supuestamente embarazada de Jesús y acompañada de su progenie.
Una vez establecidos allí, este linaje judío se unió en matrimonio con el de los reyes francos, dando así lugar a los merovingios, a quienes querían los del Priorato hacer coronar como reyes.
Según estas burdas fábulas, el Santo Grial no sería el recipiente que contenía sangre de Cristo, sino su descendencia con María Magdalena, sangre de estirpe real, pues Jesús era descendiente del Rey David. Esta sangre unida a la de Sigisberto IV, hijo de Dagoberto II, rey merovingio, quien había sobrevivido al asesinato de Dagoberto y su familia por encargo de su mayordomo, Pipino de Heristal, comenzando así el reinado de los Carolingios, daría origen al reinado universal, que era y sigue siendo su objetivo.
El gran secreto, pues, del Priorato de Sión era esta leyenda del Santo Grial y ambos, Priorato y Templarios, tenían como misión la de proteger a los herederos del Rey de Israel con el objetivo de conseguir el gobierno mundial con un rey descendiente de David.
Con la caída de Jerusalén, este proyecto fracasó, pero el Priorato de Sión siguió desde Francia fiel a sus objetivos y trabajando desde la clandestinidad, extendió sus tentáculos por toda Europa y después por el resto del mundo y su meta sigue hoy tan vigente, como en sus comienzos.
El cuento tan traído de los cabellos, de los pergaminos descubiertos en el pueblo francés de Rennes-Le-Château por un cura pobre, en una aldea pobre, durante la remodelación de una iglesia y que encontró dentro de unos cimientos ya quebrados, pergaminos que supuestamente hicieron rico al levita, pero que jamás quiso mostrar, ni a su obispo y de los cuales sólo sobrevivieron fotografías, sólo puede ser creído por gente o muy tonta o muy mal intencionada.
Estas fábulas han dado lugar a que muchos charlatanes intérpretes de códigos, impelidos por organizaciones masónicas, satélites del Priorato y bajo cuyo control están grandes editoriales y medios de información, hayan producido engendros, que en las mentes bien informadas sólo pueden causar hilaridad, pero que en las ignorantes, que son la inmensa mayoría, producen confusión, que es lo que precisamente buscan.
Es interesante ver además cómo en las construcciones de las catedrales góticas, que se consideraron el sumum de la expresión de la sabiduría antigua y cuyos constructores se convirtieron en el origen de la masonería moderna, se nota en su estructura la Cruz Templaria enmarcada en la estrella de Salomón, como en las catedrales de Compostela, de León y de Chartres.
La fundación oficial de los Templarios data de 1119 y su aprobación papal se produjo en 1128, pues tenía como meta, supuestamente, la guerra contra los infieles para proteger el Santo Sepulcro. Felipe IV de Francia, llamado El Hermoso, los desenmascaró y los debió someter. Finalmente en 1312, el Papa Clemente V decretó la disolución eclesiástica de la orden, la cual, por supuesto, no fue obedecida.
Cuando los miembros del Temple iban a ser sometidos a los Tribunales de la Inquisición, fueron alertados oportunamente y muchos pudieron huir en la flota templaria completa, llevando la mayor parte de sus tesoros; las tierras, por supuesto, no se las pudieron llevar.
Los documentos que sobrevivieron, los no deformados por los masones claro está, demuestran que había abundante material para acusarlos y los juicios que se les hicieron fueron rigurosos, largos e inobjetables. La mayoría de los templarios que quedaron, confesaron sus culpas, se arrepintieron y fueron perdonados. Muchos acogieron ir a conventos para expiar y no pocos acabaron como Caballeros de San Juan, orden que recibió en custodia los bienes del Temple que no se pudieron llevar los hermanos fugitivos; y otros fueron acogidos en la Orden Teutónica.
El último Gran Maestre de la Orden hasta la prohibición papal, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera en 1314.
La Inquisición fue la defensa de la Iglesia Católica para desenmascarar a los infiltrados que la querían destruir desde dentro.
Para quienes quieran establecer con mayor claridad el rigor jurídico que rigió los Juicios del Santo Oficio y establecer en justicia el papel conciliador del tan denigrado Gran Inquisidor de España, Fray Tomás de Torquemeda, estudie el documento Procedimientos Jurídicos del Tribunal de la Inquisición (http://www.monografias.com/trabajos11/webpr/webpr.shtml).
En aras de la brevedad y para no distraer, nos limitamos a tomar algunos apartes del mencionado documento:
A partir de las instrucciones de Torquemada se generalizó esta práctica: la inocencia o culpabilidad de los procesados no era fijada por los inquisidores sino por sus asesores. Así, los primeros vieron reducidas sus atribuciones a dirigir los procedimientos y los segundos a determinar las responsabilidades.
Los asesores eran tanto religiosos como civiles, especialistas en Teología o Derecho. El número de miembros de la junta de asesores era variable, llegando en muchos casos hasta diez. La relación de sus integrantes aparecía detallada en las actas de los procesos y muchas veces incluía a los inquisidores. Cuando se condenaba a un procesado a muerte, la decisión debía ser tomada por unanimidad. Si uno solo de los asesores votaba en contra no se le sentenciaba a tal pena. Esta es una de las razones que explica por qué, a partir de las instrucciones de Torquemada, se redujo el número de condenados a muerte. En las sentencias que no incluían tal pena el veredicto se decidía por mayoría simple. Con el tiempo se generalizó la remisión de las actuaciones a la Suprema.
Si el reo era declarado inocente se le comunicaba inmediatamente, a través de la respectiva sentencia absolutoria, la cual solía ser breve. En ella el Tribunal expresaba que, al no haberse probado las acusaciones del fiscal, el procesado quedaba libre después de haber jurado mantener el secreto sobre las actividades del Santo Oficio. Justamente este carácter reservado del proceso inquisitorial así como, en general, de las actividades de la institución, generaba una mezcla de temor, curiosidad e intriga en la sociedad, dando margen a las más descabelladas historias en la intimidad de los hogares.
Los veredictos y las penas se basaban en la demostración de la inocencia o culpabilidad de los procesados así como -en el segundo de los casos- en la gravedad de los delitos atribuidos. De sentenciarse la inocencia, el encausado era absuelto mientras que de fallarse su culpabilidad los inquisidores señalaban las sanciones correspondientes. Cabe añadir que tanto las de carácter físico -azotes, prisión, destierro o muerte- como las de carácter económico -pago de alguna multa o confiscación de bienes- eran las mismas que aplicaban los tribunales civiles no sólo de España sino de cualquier otro país europeo. La particularidad inquisitorial en esta materia, se manifestó en las penas de carácter espiritual: reprimendas, abjuraciones, reclusión para ser instruido en la fe, comparecencia durante un auto de fe en hábito de penitente, suspensión de los clérigos en su ministerio o degradación de las órdenes religiosas, etc.
La relajación se hacía con base en que el Tribunal no condenaba a nadie a muerte, pues hacía lo posible por salvarlo, puesto que era su fin principal, y al no lograr el arrepentimiento del inculpado no le quedaba más remedio que entregarlo al brazo secular para que el Estado lo juzgara conforme a las leyes civiles.
El Tribunal no condenaba directamente a muerte a ningún reo. En tales casos las sentencias inquisitoriales dirían: entregado al brazo secular o relajado al brazo secular. Tal acto consistía en la entrega formal de los reos pertinaces por los jueces inquisidores a los jueces reales ordinarios. La justicia real les impondría las penas que señalasen las leyes civiles: muerte en el quemadero. La entrega al brazo secular se realizaba a instancias del fiscal, quien la solicitaba a los inquisidores. Es interesante resaltar que, a partir de las Instrucciones de Torquemada, se impusieron cada vez mayores restricciones para la adopción de la condena a muerte. De hecho sólo se aplicaba excepcionalmente e iba acompañada de otras sanciones: la excomunión mayor, la confiscación de los bienes del procesado y la inhabilitación de hijos y nietos por línea paterna e hijos por línea materna para ocupar cargos públicos, ejercer ciertos oficios, llevar vestidos de seda, joyas, portar armas y montar a caballo. Debo agregar, en honor a la verdad, que la pena de muerte en el quemadero no era exclusividad de la Inquisición puesto que la justicia real la imponía en los delitos de sodomía, bestialidad y adulteración de moneda.
Relativamente pronto, pues, el Santo Oficio vacila en matar. En la mayoría de los casos graves la pena normal es la reconciliación, con la confiscación de los bienes, esto último por lo demás no siempre aplicado en la práctica, y la prisión perpetua. Pero, atención, en lenguaje inquisitorial, perpetua quiere decir cuatro años como máximo….
Cuenta la historia, que en 1793, cuando Luis XVI perdió la cabeza en la guillotina, un masón francés subió al cadalso, empapó su mano en la sangre del rey, la agitó ante las masas y exclamó: ¡ Jacques de Molay, has sido vengado !.
Hasta nuestros días, los aspirantes a Caballeros del Temple en su ceremonia de admisión, deben escupir un crucifijo, en lo que se considera el rito de la venganza (Kadosh), por el sacrificio de Jacques de Molay. No olvidemos que la masonería tiene el mismo ritual para la admisión del grado 29 y que en el de la aceptación del grado 30, o caballero " Kadosh " se pisotea la tiara pontificia.
Que El Temple haya sido desde su nacimiento y hasta nuestros días, hoy bajo diferentes ropajes, una organización masónica, sigue siendo tema muy controvertido entre los entendidos, y aunque las pruebas en su contra sean apabullantes y no obstante la abundantísima literatura prohijada por las sociedades masónicas a su favor, tal vez la verdad integral nunca se sabrá.
La masonería moderna no es otra cosa que la Orden Templaria reencauchada y las preceptorías templarias de antes, se mimetizaron en los bancos de hoy, que bajo control de la masonería sionista han establecido la dictadura financiera internacional para sus oscuros propósitos.
No ocurrió nada distinto, a que la serpiente mudó de piel en Escocia, país donde se refugiaron los que huyeron.
Los templarios de Portugal fueron exonerados de culpa y se camuflaron bajo el nombre de Caballeros de Cristo. Vasco de Gama fue uno de ellos y Enrique el Navegante fue gran maestre de la Orden. La cruz templaria o familiar cruz roja " Patté " fue la insignia bajo la cual navegaron los barcos de los Caballeros de Cristo y también las carabelas de Colón, quien estaba casado con la hija de un ex gran maestre de la orden y también tuvo acceso a las cartas de navegación de su suegro.
¿Fueron, pues, los viajes del Gran Almirante otra de las monumentales empresas planeadas y organizadas por criptojudíos masones y apoyada por los Templarios, para conseguir su gobierno universal?
Otra vez habían golpeado primero y entrado con pie firme al Nuevo Continente.
Los judíos siguieron emigrando en grandes cantidades a la América del Sur, especialmente a Brasil. Cuando se presentó un conflicto armado entre holandeses y brasileños, muchos decidieron trasladarse a Nueva York que era la colonia holandesa situada más al norte.
A pesar de que el gobernador holandés Peter Stuyvesant no los quería en su territorio y pidió su expulsión, ellos lograron a través de grandes inversiones en la Sociedad Colonial Holandesa, que fueran tolerados, pero prohibiéndoseles el desempeño de funciones públicas y el comercio al por menor, lo cual aprovecharon para convertirse en poco tiempo en los monopolistas del comercio internacional mayorista.
Años más tarde ya consolidados, oteaban desde las alturas financieras de Wall Street los bancos judíos Kuhn, Loeb Co, Séller & Co, J. &. W. Seligmann Co., Lazard Hermanos, Ladenburg, Thalmann Co, Hallgarten & Co, Knaudt Nachod Küehne, Goldmann, Sachs & Co, y muchos más.
Los judíos lograron pues imponer su sello en la primera potencia mundial hasta el punto de que Werner Sombart, en su libro Los Judíos y la Vida Económica, páginas 38, 43, afirma: Lo que vulgarmente se llama AMERICAN, no es otra cosa que el espíritu judaico destilado.
El socialista francés del siglo XIX Pierre Proudhon en Lésarisme et Christianisme afirmaba: El judío es, por temperamento, un anti-productor; ni campesino ni industrial, ni siquiera un verdadero comerciante. Es un intermediario, siempre fraudulento y parasitario que opera en el comercio como en la filosofía, por medio de la falsificación.Solo conoce de la suba y la baja de los precios, del riesgo del transporte, de la incertidumbre de las cosechas, del peligro de la demanda y de la oferta. Su política en economía siempre ha sido enteramente negativa, enteramente usuraria; es el principio del mal, Satan, Ahriman, encarnado en la raza de Sem.
Y este Representant du peuple decía el 11 de mayo de 1848: ¡Los judíos, otra vez los judíos, siempre los judíos! Bajo la República, al igual que bajo Luis-Felipe y bajo Luis XVI, estamos a la merced de los judíos.
III
Fieles e infiele Iluminados y mafia
No se pretende hacer un ejercicio de celotipia demeritando actuaciones, que de tener intenciones honorables, serían meritorias, ni enjuiciar una religión y mucho menos, a una de las tres grandes monoteístas y hermana mayor de la cristiana, que merece todo el respeto, como lo merecen todas las religiones que tratan de ayudar al hombre a encontrar su camino, sino de llamar una vez más la atención de las masas de cándidos que fungen de idiotas útiles de secretos conciliábulos de maldad que tratan de encubrir su ponzoña tras un velo de ardides religiosos.
Muy respetable la nostalgia de Sión que albergaron los judíos de la Edad Media y del Renacimiento, alimentada por motivos puramente religiosos o mesiánico–escatológicos; como también respetamos y defendemos como amantes de la libertad el sionismo cultural que trata de revivir y mantener la lengua y la cultura hebreas.
En la Biblia, la fuente de las fuentes, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento encontramos incontables ejemplos de judíos admirables, hombres justos, llenos de piedad y de amor de Dios.
Al pueblo hebreo Jehová lo privilegió escogiendo de su seno a una virgen, a quien había dotado de todas las perfecciones posibles a una creatura, para que en Ella se encarnara el Mesías y como habían anunciado los profetas, de esa virgen de la estirpe de David en el pueblo de Israel nació Jesús, el hijo de Dios hecho hombre.
El mismo Jesús fue quien profirió la más bella alabanza que todo un Dios le puede hacer a hombre alguno y se la hizo a Natanael: "He allí un verdadero israelita sin doblez ni engaño".
Grande y justo fue también el rabino Gamaliel que lleno de entereza señaló la injusticia que pretendía cometer el sanedrín.
No podemos olvidar tampoco a aquellos varones llenos de rectitud y de caridad que fueron amigos de Jesús hasta el sepulcro, a Nicodemo y a Arimatea.
Un hermoso testimonio de amor y de paciencia nos lo suministra el Antiguo Testamento en su primer libro de los sapienciales, en Job.
Los libros históricos del Antiguo Testamento (especialmente Reyes 1 y 2, Samuel 1 y 2 y Macabeos 1 y 2) nos documentan grandes prototipos de santidad y de iniquidad. Hubo reyes y jefes grandes y santos; los hubo canallas y ladrones.
Isaías nos habla de esos ejemplares sacerdotes llenos de Dios y de piedad. Hubo otros que se apoderaron del sacerdocio y del propio templo para adorar a dioses extraños y para enriquecerse con los bienes robados al templo y a su pueblo.
Ya en Isaías se encuentra un enjuiciamiento a la usura: "…juntan casa con casa y solar con solar despojando a las viudas y a los huérfanos…"
Hasta el mismo rey David traiciona a su fiel general Urías y seduce a Betsabé, su hermosa esposa.
Luego David lo quiere engañar para que el hijo que engendró parezca de Urías y al no conseguirlo ordenó a Joab que lo pusiera en batalla adelante frente a los más fieros de los amonitas, donde perdió su vida. No contento, luego desposó a su viuda, a Betsabé que le parió a Salomón. (A.T. 2 Samuel 11, 1-27 y 12, 1-25).
David se arrepintió después y lloró amargamente.
La cautividad babilónica (años 721-587 a.C.), llega después de que Nabucodonosor se apodera del reino de Judá, arrasa a Jerusalén y destruye el templo, cumpliéndose el castigo a las infidelidades de reyes y pueblo para con su Dios. (A.T. 2 Reyes 25, 1-26)
Dejemos que sea el mismo Jesús de Nazaret quien describa a los infieles del pueblo de Israel:
Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos diciéndoles: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no hagáis según sus obras, pues dicen pero no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables y las ponen sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. Apetecen los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas, y los saludos en las plazas y que la gente les llame Rabí. Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar Rabí, porque sólo uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. A nadie llaméis padre vuestro sobre la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial. Tampoco os hagáis llamar doctores, porque vuestro Doctor es uno sólo: Cristo. El mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis el Reino de los Cielos a los hombres! Porque ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que entrarían.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, que vais dando vueltas por mar y tierra para hacer un sólo prosélito y, una vez convertido, le hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros.
¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: El jurar por el Templo no es nada; pero si uno jura por el oro del Templo, queda obligado. ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el Templo que santifica al oro?
Y el jurar por el altar no es nada; pero si uno jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?
Por tanto, quien ha jurado por el altar, jura por él y por todo lo que hay sobre él.
Y quien ha jurado por el Templo, jura por él y por Aquel que en él habita. Y quien ha jurado por el Cielo, jura por el trono de Dios y por Aquél que en él está sentado.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, que pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, pero habéis abandonado lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Estas cosas había que hacer, sin omitir aquéllas.
¡Guías ciegos!, que coláis un mosquito y os tragaís un camello.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro quedan llenos de carroña e inmundicia. Fariseo ciego, limpia primero el interior de la copa, para que llegue a estar limpio tambien el exterior.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, que sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera aparecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda podredumbre. Así también vosotros por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, que edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis las tumbas de los justos, y decís: Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.
Así, pues, atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. Y vosotros, colmad la medida de vuestros padres.
¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar de la condenación del infierno? Por eso he aquí que voy a enviar a vosotros profetas, sabios y escribas; a unos mataréis y crucificaréis, y a otros los flagelaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad, para que caiga sobre vosotros toda sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que matasteís entre el Templo y el altar. En verdad os digo, todo esto caerá sobre esta generacion.
¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste. He aquí que vuestra casa se os va a quedar desierta.
Así, pues, os aseguro que no me vereís hasta que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor. (Mateo 23, 1 – 39)
Aquí se cuestiona a quienes no fueron fieles, a los descaminados y al sionismo político de los Protocolos de los Sabios de Sión aplicado por sus organizaciones satélites, secretas y no secretas que, con o sin conocimiento, sirven los intereses de esa disidencia que usurpó el gentilicio del monte sagrado para amparar sus actuaciones bajo el escudo de tolerancia religiosa.
Esta disidencia del sionismo religioso-cultural utilizó para encubrirse y despistar, los ritos y misterios que emplearon desde tiempos perdidos en la historia muchas tribus y pueblos de los cinco continentes, que son el real origen de la masonería, como lo demuestra la escuela antropológica, que entre muchas, se ha ocupado de desentrañar los orígenes de la masonería y así desvirtuar el engaño con que el sionismo político mantiene confundida a la masa, atribuyéndole a la masonería sus orígenes en el siglo XVIII cuando se formó la Gran Logia en 1717 que fue por la reunión de cuatro logias antiguas. Desde allí sólo arrancó la masonería especulativa dejando atrás a la operativa, que se dedicó esta última entre otras cosas, a la construcción de edificios y catedrales financiados por los Templarios.
De todos modos y no por reiteradamente negado, es menos cierto que todas las logias masónicas, tanto las secretas y clandestinas, como las oficiales, son controladas por el criptojudaismo o sionismo político.
La masonería del rito de York, cuyo real origen fue en el año 926 en ese lugar, o del real arco (Royal Arch) que domina en el imperio Británico y en los Estados Unidos de América y que agrupa a las cuatro quintas partes de los masones de la tierra que ya son muchos millones, es considerada como la continuación de la ley mosaica, según puede leerse en un documento francmasónico de autoridad y autenticidad indiscutibles (Diccionario Enciclopédico de la Masonería, Editorial Kier, S.A. Buenos Aires, 1962. Tomo II, páginas 351 a 355).
Esta masonería judía logró introducir en la sociedad el engaño que maneja al mundo actual, haciéndoles creer a través de falsas prácticas democráticas, a las inmensas mayorías, que contrariamente a lo que aconsejaron los más reconocidos pensadores, como Confucio, o Platón, que no deben regir los destinos de los hombres los filósofos de probadas virtudes y sin ambiciones personales, sino ventajistas, a quienes camuflan con el título de demócratas, cuya única virtud exigida es la de cumplir pronta y fielmente los mandatos de sus logias, mandatos de los que casi ninguno de sus miembros conoce la proveniencia, incluso, ni los iniciados de grados más altos, porque el secreto mejor guardado actualmente del mundo es la identidad de los miembros de la Kahal, concejo de gobierno en la diáspora o sanedrín sionista y el de quien oficia de Gran Sacerdote. Ni la Sociedad de Sociedades, como se autodenomina la masonería, lo intuye siquiera, a pesar de ser la herramienta directa del sanedrín.
A quienes se inician en los ritos masónicos les hacen creer que es sólo una fraternidad benéfica y filantrópica de ayuda mutua, que no se mezcla en la política y que respeta los gobiernos imperantes; más tarde van detectando quiénes califican para irles convirtiendo poco a poco en títeres dóciles del criptojudaismo y los van organizando secretamente en sublogias, superlogias o traslogias, que intervienen en las votaciones de la logia oficial, pero sólo en los casos que interesan al sionismo político, dejándoles a los miembros no iniciados, la impresión de que su logia se gobierna autonomamente.
Las grandes mayorías han sido inducidas a creer que el problema judeomasónico no existe y si se menciona, es considerado sólo como el producto de algún despistado de mente calenturienta y envidiosa o de algún fracasado mandado por un fanático antisionista. Esto ha sido posible, gracias al casi absoluto control que ejerce la masonería judía sobre el negocio editorial y su comercio y sobre los medios de información.
En su Bibliografía de la Literatura Masónica, Bibliographie der Freimaurerischen Literatur, publicada entre 1911 y 1913, August Wolfstieg recoge en tres volúmenes más de 50.000 títulos de libros sobre la masonería. Esta obra fue reeditada en 1967 en Hildesheim con un cuarto volumen adicional elaborado por Beyer y desde ese año ha habido un incremento considerable en el número de estudios sobre el mismo tema.
Infortunadamente la mayoría de las investigaciones sobre este asunto han sido realizadas por la misma masonería o mandadas a escribir por ellos, con el propósito de confundir y son éstas claramente las que gozan de difusión y las que las masas de lectores conocen.
En la historia en clave masónica, en las Constituciones originarias de J. Anderson (año 1723) se encuentran, entre otros, los siguientes títulos de capítulos:
El Gran Arquitecto y Adán, el primer masón
El Arca Masónica de Noé
Abrahán, el Trasmisor del Arte (Masonería)
Israel, Pueblo Masónico
Moisés, Gran Maestro Masón
Estos epígrafes reconocen el vínculo de la masonería con el
pueblo judío y su ancestro mucho más atrás del año 1717, que tanto manejan para confundir.
La espina dorsal de la masonería la constituyen las logias encubiertas que son conocidas únicamente por sus miembros de los grados treinta en adelante y suelen ser personalidades en los campos político, económico, militar, intelectual, etc.
El influjo de estas logias dentro de la sociedad es invisible, pero de una eficacia incuestionable. Veamos:
– En su libro La Masonería Invisible (Editorial Fénix, Getafe 2002, pp. 204 – 249) Ricardo de la Cierva habla de la logia Propaganda Due (P2), la de Licio Gelli, logia encubierta del Gran Oriente (masonería irregular), a la cual pertenece Silvio Berlusconi (jefe del gobierno italiano) y cita 922 miembros (pp 213 – 238) entre banqueros, miembros del gobierno, 43 parlamentarios, 54 altos funcionarios, 183 altos oficiales del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea, 19 jueces, 58 profesores universitarios, varios propietarios de periódicos, etc.
– Los Grupos de la Tabla Redonda (pp. 602, 609 ss), sociedad secreta creada en 1891. Sobre ellos se estructuró la Trama del Royal Institute of International Affairs, creado en Londres en 1919, con una rama en Estados Unidos de América llamada CFR (pp 602, 609).
– La sociedad secreta Order Skull and Bones (Orden de la Calavera y de los Huesos), cuyo emblema es una calavera con dos tibias cruzadas o llamada simplemente The Order (La Orden), es una fraternidad erigida en la Universidad de Yale en 1832 y es una orden masónica "salvaje", independiente, o sea, no inscrita en ninguna logia regular. Se inspiró en el iluminismo y en el idealismo de Hegel (p. 587).
A ella han pertenecido los presidentes de Estados Unidos de América Theodor Roosevelt, William Howard Taft, George Bush (padre), George W. Bush (hijo y también presidente), así como el secretario de Estado que dirigió el plan de reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra y que lleva su nombre, George C. Marshall.
– La Sociedad Fabiana (SF) (pp 602 – 608) que debe su nombre al dictador romano Q Fabio Máximo, llamado Cunctatur (El Precavido) por sus amagos de lucha con Aníbal hasta que le dio el golpe definitivo. Esta sociedad orientó la fundación del Partido Laborista y ha dominado en las universidades de Oxford, Cambridge y Harvard, así como en medios de comunicación de influjo mundial como The New York Times. Su obra actual más influyente es la London School of Economics and Political Science.
– El Council on Foreign Relations (CFR) (pp 609 – 614), nombre del Royal Institute of Internacional Affairs en Estados Unidos de América llevado a Nueva York en 1921 por el banquero masón J. Pierpunt Morgan, es integrado por las personas más influyentes de Estados Unidos de América, en el gobierno, comunicaciones, banca, negocios… siendo la mayoría de sus miembros masones, casi todos pertenecientes a la Bnai Brith (Hijos de la Alianza, en hebreo), que es una obediencia masónica integrada por 600.000 judíos y a sus reuniones sólo pueden asistir judíos. A la CFR han pertenecido o pertenecen los masones H. S. Truman, Lyndon B. Johnson, Gerald R. Ford, G. Bush padre, W. J. Clinton, H. Kissinger, varios miembros de la familia Rockefeller y también otras personalidades que no han sido masones o que por lo menos, no se les conoce su pertenencia, como John, Robert y Edward Kennedy, Dwight Eisenhower, R. Nixon, y otros.
– El Club de Bilderberg o Bilderberggroup (BG) (pp. 614 – 618); miembros del CFR a través de Joseph Retinger crearon el BG. Retinger, sueco de origen judíopolaco y alto grado de la masonería. El nombre procede de la localidad holandesa donde está el hotel Oosterbeek; allí se realizó la Asamblea de Constitución en 1954 presidida por el Príncipe Consorte Bernardo de Lippe, también masón. El BG es financiado por los Rockefeller, la casa Rothschild, la banca Dillon Read, la banca Warburg, la banca Lehman, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Un reducido número de miembros de influencia decisiva, se reúne durante tres días a trazar líneas de conducta en política internacional y en asuntos económicos para todo el planeta y sus conclusiones se mantienen en estricto secreto, pero son trasmitidas a los jefes de gobierno que ellos controlan, para su cumplimiento. Muchos afirman que es el sanedrín, pero no lo es. Más adelante nos referimos más ampliamente al Club Bilderberg, por ser una herramienta eficientísima de la masonería. Como éste club apenas era un bastión periférico de la gran dirigencia para ejecutar sus órdenes y fue desenmascarado, ya la masonería no se preocupa por mantener en secreto sus reuniones y decisiones, pues sus funciones fueron trasladadas a otras organizaciones secretas.
– La Trilateral (pp 618 – 620) es una selección del BG, del CFR, de la Bnai Brith y de un grupo de japoneses que la constituyeron en noviembre de 1972 con la asistencia de D. Rockefeller, líder del BG, George S. Franklin, dirigente del CFR, Max Kohnstans, etc.
El promotor de la trilateral, que alude, según algunos, a los tres lados -Estados Unidos de América, Europa y Japón– y al triangulo masón, fue el judío de ascendencia polaca Zbigniew Brzezinski.
La masonería ha promovido también la creación de muchas sectas, sectas en su acepción técnica (véase Diccionario Enciclopédico de las Sectas, BAC, Madrid, pp. 862 – 867) de las 20.000 inventariadas por J. Gordon Melton del Institute for the Study of American Religions de la Universidad de Santa Barbara, California. De estas 20.000, unas 200 sectas son destructivas, o sea, que asesinan a sus adeptos que no les marchen o a las personas que se les oponen a criterio de sus fieles adeptos. Estas son sectas secretas o discretas como suelen llamarlas los masones.
Valga como ejemplo el esoterismo teosófico como factor determinante de la difusión del budismo en occidente desde 1875 en que se fundó la primera Theosophical Society, y en 1962, año en que empezó otra oleada con el New Age o Nueva Era. Sus fundadores, la rusa Helena P. Blavatsky y el coronel estadounidense Henry Steel Olcott, eran masones dedicados al espiritismo y al ocultismo. Estos fueron los primeros occidentales en tomar el triple refugio, rito oficial de incorporación al budismo, y formaron un comité de defensa del budismo que en 1881 publicó un catecismo budista a imitación del catecismo cristiano, para reemplazarlo. En varios países consiguieron una votación favorable a favor de una enseñanza estatal laicista y el catecismo católico fue reemplazado por manuales de educación ética y cívica, elaborados en base a la filosofía moderna occidental y a la tradición oriental. Reemplazan también la moral por la ética.
Sobre el New Age existe ya literatura abundante que puede ser consultada, pero se alerta sobre el origen de la misma.
Existen también las sectas denominadas paramasónicas, que aunque técnicamente no pertenezcan a la masonería, son integradas por masones como la Ancient Arabic Order Nobles of the Mistic Shrine, (Orden Antigua Arábica de los Nobles del Santuario Místico), fundada en 1871. Sus más de 700.000 miembros son masones.
La Grand Lodge Rockefeller 666, es una orden secreta del iluminismo de signo luciférico. En lo alto del rascacielos donde funciona se ve el número 666 iluminado de noche y en el suelo, la figura de Prometeo, el símbolo mitológico del progreso científico-técnico y de la rebelión contra lo divino. En esta superlogia sólo pueden participar personas de elevado nivel económico y cultural y que pertenezcan a los grados del 30 al 33 del rito Escocés Antiguo.
En Apocalipsis 13, 18 se lee:
En esto consiste la sabiduría: El que tenga inteligencia que calcule el número de la bestia, pues es número de un hombre. Su número es seiscientos sesenta y seis.
En este grupo de sectas también se puede incluir la Orden de la Luz, cuyo nombre inicial fue: August Order of Light; la Societas Rusicruciana in Anglia, fundada en 1866, inclinada al ocultismo que sólo admite a masones del tercer grado, o sea, a Maestros. Cuando su presidenta Gladis fue ordenada obispo en 1980, la Conferencia Episcopal de EUA, publicó que la ordenación de una mujer por un obispo, aunque no fuese católico, no era sólo ilícita, sino inválida.
Existen también otras sectas fundadas por masones, de origen masónico y con sello masón, aunque muchos de sus seguidores no sean masones o ignoren el vínculo masón de su organización. Tienen abierta o soterradamente animadversión hacia el cristianismo. Citamos como ejemplos:
– La Iglesia Gnóstica, del creador del gnosticismo moderno en 1890 Lules Doinel, quien fue masón desde 1884, miembro del consejo de la Orden Masónica (1890 – 1893), archivero del Gran Oriente de Francia y bibliotecario del Museo Masónico.
– La Iglesia Católica Liberal.
– La Iglesia Gnóstica Prenicena.
– La Iglesia Gnóstica Universal.
– Los Elegidos de Cohen.
– La Sociedad de la Armonía Universal.
– El Martinismo y sus órdenes derivadas (Orden Soberana y
Militar del Templo de Jerusalén, etc.).
– La Orden Hermética del Alba Dorada (Golden Dawn).
– La Sat Bhai o Siete Plumas, que alude a un ave de la India
que vuela en grupos de siete.
– La Sociedad Teosófica.
– Varias ramas del Rosacrucismo (mostrado por la
historiadora inglesa Frances A. Yates).
– La Ordo Templi Orientis.
– Los ritos de Memphis (Rito Oriental Antiguo y Primitivo de
Memphis, Rito Egipcio de Memphis, etc.).
También, casi todas las sectas druidas y del templarismo moderno.
Hay igualmente otras sectas de sello masón, aunque no fundadas por masones y son las llamadas "Pseudomasónicas", muchas excluidas por las obediencias masónicas cuando se les descubren sus actividades ilícitas e incluso criminales.
– Prince Hall Freemasonry (formada por negros de EUA)
– La Hiedra.
– Odd Fellows.
– Knights Of Pythias.
– Improved Order Of Red Men.
Otras sectas que fueron de origen masónico, se desarrollaron fuera de la masonería.
– La rama principal del espiritismo, la europea y la latinoamericana; Allan Kardec (1904 – 1969).
– Los Mormones. Joe Smith, su fundador, era maestro masón, al igual que su hermano Hyrum Smith; ambos fueron asesinados por los masones, pues 30 años después de la fundación de los mormones se complicaron sus relaciones con la masonería y ésta prohibió la pertenencia de los mormones a la misma.
– El Mesmerismo (F.A. Mesmer).
– Ciencia Cristiana (Mary Ann Baker 1821 – 1910) con sus más de 450.000 adeptos.
– Nueva Acrópolis (Jorge A. Livraga, su fundador, fue masón). En 1989 empezó la Operación Giordano Bruno con el propósito de atacar la religión de El Flaco (Jesucristo).
En cuanto a otras organizaciones, nadie niega que el fundador del Rotary Club, Club Rotario, Paul Harris (Chicago 1905) era masón.
De todos modos se ha llamado y se sigue llamando al Rotary Club, la manuslonga de la masonería, o una de sus organizaciones pantalla, o el noviciado de la masonería.
Los mismos masones llaman a los rotarios hermanos menores de nuestra orden.
Los rotarios defienden el principio masónico del respeto de la conciencia religiosa y política, con tal de que no se oponga a la ética generalmente admitida.
Hay, por supuesto, mayorías de miembros cristianos y de otras religiones en esa organización, la inmensa mayoría de ellos ignorando que están sirviendo de semillero de donde se escogerán los candidatos para pertenecer más tarde a las organizaciones de los hermanos mayores, o por lo menos sirviendo, sin saber, de idiotas útiles a una conspiración universal, de la cual serán también víctimas.
En la decimoséptima sesión, acta N° 17 de los PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN se lee, entre otros:
Pero mientras no hayamos educado a la juventud en las nuevas creencias de transición y después en las nuestras, no iremos abiertamente en contra de las iglesias existentes, sino que lucharemos contra ellas por la crítica, creando disensiones.
En general nuestra Prensa contemporánea se ocupará de descubrir los asuntos de Estado, las religiones, la incapacidad de los cristianos y todo ello en los términos más infames, con el fin de denigrarlos por todos estilos, como sólo sabe hacerlo nuestra raza de genios. Nuestro régimen será la apología del reino de Visnú, del cual son el símbolo nuestras cien manos que sostendrán cada una un resorte de la máquina social.
Por avanzados que parezcan estos premonitorios Protocolos del mal, se quedaron cortos.
La división de los poderes de Montesquieu, que tuvo una influencia determinante en la Revolución Francesa y en la constitución de los Estados Unidos de América, ambas bajo control de la masonería judía, aún no intuyó el cuarto poder, la prensa, que ya adquiere el rango que le corresponde dentro Los Protocolos de los Sabios de Sión. Y se quedaron cortos, digo, porque cualquiera puede hoy sin ningún esfuerzo constatar que el hombre moderno ha sido convertido en un títere al vaivén de los medios de masas, a quien con el desarrollo de la electrónica y su constante progreso, le van quedando cada vez menos espacios.
No es pues ningún misterio, ni causa dificultad establecer, cómo los protocolos obedecen a un plan preestablecido y como resultado vemos hoy los medios de información convertidos en ecos de la masonería.
Es interesante observar cómo los Iluminados de Baviera utilizaron las más conocidas sociedades conspiradoras y revolucionarias, como a los Carbonarios, a quienes se atribuye haber dejado hondas huellas en el movimiento revolucionario nacionalista de Italia y ser los más probables responsables de la caída de la monarquía en Portugal.
Los Carbonarios, no sólo conocidos por su carácter revolucionario, sino por la brutalidad de sus métodos, contaron entre sus filas con Philippo Michele Buonarrotti, conocido como "el primer revolucionario profesional" y organizador de distintas sociedades secretas.
Este personaje fue, según algunos estudiosos, el modelo para el Conde de Montecristo de la novela del mismo nombre de Alejandro Dumas.
Líderes Carbonarios participaron también en la constitución y desarrollo de la organización conocida como "Las Familias" con su fundador Louis Auguste Blanqui a la cabeza, hombre violento e implacable. Expertos afirman que fue Blanqui el primero en plantear el concepto de "lucha de clases" que más tarde Karl Marx implementaría en detalle, así como el de "librepensador", muy corriente en las organizaciones masónicas.
El tristemente célebre figurón fue creando una organización detrás de otra cada vez que la anterior era desenmascarada y fue así como surgieron "Las Estaciones", cuya cabeza remota eran los Iluminados y antes de ir a la cárcel surgieron "Los Cocodrilos", que como todas las anteriores, terminaron en el cubo de basuras.
El Iluminado Giuseppe Mazzini fundó, además de otras, en 1860 la organización denominada la "Oblónica", cuyo círculo de poder interno fue bautizado como mafia, que según los especialistas no es más que una sigla que dice: Mazzini Autorizza Furti, Incendi e Avvelenamenti o traducido, Mazzini Autoriza Robos, Incendios y Envenenamientos. Los encargados de poner en práctica el llamado de la sigla fueron conocidos como mafiosi.
Este mismo Mazzini, fue uno de los máximos dirigentes de la masonería del rito escocés en el nuevo continente y miembro activo con el cargo de Jefe de Justicia del Ku Klux Klan o Clan del Círculo. Esta siniestra organización había sido fundada por otro masón, Nathan Bedford Forrest, en 1865 en Tennessee, después de la guerra de secesión, con el propósito de subyugar a los negros liberados.
Como se verá más adelante, Giuseppe Mazzini había intercambiado correspondencia con Albert S. Pike, quien ostentó los títulos de Soberano Pontífice de la Masonería Universal o Profeta de la Francmasonería. Empecinado en la idea de ver en vida el "gobierno mundial", Pike fue premiado por su eficacia con el cargo de responsable máximo de los Illuminati en 1859.
En una de sus cartas, Mazzini le propuso a Pike la creación de otro círculo dentro de los círculos: Un rito que sea desconocido y practicado sólo por masones de altos grados que deben ser sometidos al más terminante de los secretos, cuya presidencia será desconocida para los grados inferiores, gobernaremos la francmasonería entera.
Este había sido el mismo objetivo que Adam Weishaupt intentó sin éxito en el Convento de Wilhelmsbad.
Pike sí lo logró con la fundación del nuevo y reformado Rito del Paladín, con tres consejos: uno en Charleston (Carolina del Sur); otro en Roma y un tercero en Berlín.
En junio de 1889, Pike dirigió un documento titulado Asociación del Demonio y los Iluminados a los veintitrés consejos supremos de la masonería mundial.
Del libro de Paul H. Koch: Illuminati, (Planeta, 2004, páginas 88 y 89) tomamos las siguientes citas del mencionado documento de Pike:
A vosotros, Instructores Soberanos del grado 33, os decimos: Tenéis que repetir a los hermanos de grados inferiores que veneramos a un sólo Dios, al que oramos sin superstición. Sólo nosotros, los iniciados del Grado Supremo, debemos conservar la verdadera religión masónica, preservando pura la doctrina de Lucifer.
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