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Desarrollo de la Salud Pública en el Perú


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La Salud en tiempo de los Incas y la Colonia
  3. La sanidad en los inicios de la República peruana: 1821-1876
  4. Sanidad en el Perú republicano: 1821-1876
  5. La Constitución Política y la Sanidad
  6. Organismos públicos responsables de la Sanidad
  7. Control de las pestilencias y las endemias: Perú, 1821-1876
  8. Epidemias de viruela y la vacunación: 1821-1876
  9. Otras epidemias y las endemias: 1824-1876
  10. Estudios médicos en la República temprana
  11. Cuerpo de Cirujanos del Ejército: 1844-1876
  12. Asistencia social en el Perú: 1821-1876
  13. Ideas sobre la sanidad y la asistencia social en el Perú: 1821-1876
  14. Legitimación de la Sanidad republicana
  15. Conclusión
  16. Bibliografía

Introducción

La función de la Salud Publica es la protección de la Salud de la Comunidad. Como se ha desarrollado a través de la historia desde los tiempos de los Incas, la colonia y república, todas las normas y leyes para combatir las epidemias, el papel que juega el Gobierno apoyado por la Iglesia y demás Instituciones para educar a los pobladores en temas de salubridad.

OBJETIVO:

-Influencia política en la salud pública de la sociedad.

-Las Instituciones como la Iglesia, Ministerio de Educación, de Salud juega un papel importante en la sociedad en Salud Publica

La Salud en tiempo de los Incas y la Colonia

La salud del poblador inca era relativamente buena no se encuentra registrado de epidemias pues más de cuatro mil años desarrollaron una agricultura que incluía el maíz, papa, algodón, aji, y además para la familia del Inca carnes y pescado traídos de la costa, también cultivaban una gran variedad de plantas medicinales como la coca y la quina. Una enfermedad en el imperio incaico lo veían como un pecado se suponía que era provocado por el desprendimiento del espíritu del cuerpo ocasionado por un susto, pecado o maleficio su tratamiento incluía danzas rituales y ceremonias mágicas para aplacar a los dioses y restablecer el espíritu del enfermo y antes de ir al brujo tenían que recibir un tratamiento a base de hierbas.

Las enfermedades dentales de los incas creían que las caries llamados turumaya y la piorrea llamado cuichi se adquirían por reír o abrir la boca frente a un aro iris. Para sus enfermedades gingivales usaban la resina de árbol bálsamo del Perú y en los más graves lo cauterizaban, para el dolor de muelas usaban la hoja de coca, y si tenía que extraer primero lo aflojaban poniendo una resina caustica debajo de la encía y luego el diente era sacado. Fue la alimentación que los protegió de las caries, para los indios los dientes tenían un valor muy importante eran muy cuidadosos pues usaban diversas plantas y sus extractos para su cuidado.

La medicina que se practico estaba ligada a la religión y la magia alcanzando cierto grado de desarrollo realizando actos quirúrgico como la trepanación craneana usando la coca y la chicha en grandes cantidades como anestesia y conocieron el uso de la venda.

Con la conquista el Perú llego a ser colonia de España cambiando posteriormente el estilo de vida. el régimen colonial estuvo basado en dos aspectos. El material en la explotación de las minas explotación de la tierra, riquezas y fuerza de trabajo de los conquistadores y el lado ideológico por la formación de normas jurídicas y el desarrollo de las normas religiosas y culturales. Cuando llegaron los españoles trajeron consigo la TBC, enfermedad de Chagas, Sifilis, etc por ejemplo el Inca Huayna Capac falleció después de unas fiebres cuando los españoles estaban en territorio inca

Se dicto en España las Nuevas Ordenanzas de Población y Descubrimiento en la que se describe las tres fases del proceso colonizador: Primero, descubrir, Segundo Poblar y Tercero Pacificar, quedando de esta manera prescrita la conquista. Se empieza con la explotación de la mina de Potosí y la destructuracion de la economía Andina y el inicio de relación desequilibrada entre el campo y la ciudad.

Al inicio de la conquista no existe el ejercicio de la medicina, todo era empírico y supersticioso. En el segundo viaje de Cristóbal Colon llego el Doctor Diego Álvarez Chama de Sevilla. Pero de modo general no llegaron buenos médicos por el contrario enviaron los olvidados o marginados.

En 1530 se crearon los establecimientos de Hospitales que atendían a los españoles e indígenas. Los Hospitales Mayores brindaban su atención al común de las personas y los Hospitales Menores brindaban su atención a las dolencias especificas como la Lepra, Cáncer Terminal de Mujeres, etc.

En 1570 se creó la Real Tribunal de Protomedicato que se dedicaba a controlar el correcto ejercicio de la medicina y empezaron a combatir el empirismo, y escribe la Historia Natural del Perú, es aquí donde se hacen preguntas sobre las enfermedades existentes en las diferentes regiones y empieza la Salud Publica

En 1639 se creó la Cátedra de Prima de Medicina que regulaba el cumplimiento de las normas éticas y deontológicas que debían cumplir los que practicaban la medicina.

En Lima la atención de la medicina lo realizaban cuatro tipos de categorías. Los Médicos que venían de España eran los europeos, lo cirujanos que eran los mestizos, luego estaban los barberos y boticarios. Estos no podían comunicarse ni mucho menos reunirse era prohibido y es aca que se ve el divorcio entre la ciencia médica y el arte quirúrgico. Los barberos constituían los cuidadores de la salud así como Ricardo Palma en su tradición Zurran Curichi en 1672 hizo una descripción donde a Pascualillo que por un par de ducados este podía rapar la barba, abrir cerquillos, sacar muelas y poner ventosas y cataplasma.

Es aquí donde nace la figura de Hipólito Únanse que empezó a realizar conferencias clínicas en el Hospital de San André una vez por semana es aquí donde reúne a los médicos y los cirujanos quedando al olvido dicha prohibición, la exposición de la dividía en tres partes primero la Historia de la Enfermedad, luego la curación y finalmente la observación.

La salud y la religión estuvieron estrechamente unidas en Lima de América Meridional fue el centro irradiador y difusor d la política social por ejemplo tenemos al Fray Jerónimo de Loayza fundador del Hospital Santa Ana entre otros religiosos destacados.

Hubo una obra desconocida de D. Francisco de Vargas Machuca, medico limeño, catedrático de Método de Curar de la Universidad San Marcos y médico del Hospital San Bartolomé que atendía a gente de color, que en 1963 hizo frente a la epidemia del sarampión. Se inicio en Ecuador llegando al Perú por la costa y sierra produciendo varias muertes. Por esta situación Vargas Machuca escribió un Manual o Guía Medica Preventiva donde incluye consejos y recomendaciones, cuidados y tratamiento para la población indígena. Esta obra es el Primer Manual de Medicina e Higiene Sanitaria que se distribuyo en 1964 en todo el virreinato. El nombre es Médicos Discursos y Practica de Curar el Sarampión y el fatal morbo que sobrevino en estado de convalecencia los que lo padecieron el año pasado de (16)93. Y el método fácil de remediar algunas enfermedades que pueden acaecer en la sierra, con la esencia y causas de las verrugas regionales y patrias y modo de curarlas.

En 1693 el Virreinato del Perú fue atacado por una fuerte epidemia de sarampión y junto con Vargas Machuca estuvo la figura el Prima de Medicina don Francisco Bermejo y Roldan que escribió el informe "Discurso de la enfermedad del Sarampión" impreso en 1694, donde proponía que las calles deben estar limpias para que la población respire bien y reciba buena oxigenación. Para la creación del sarampión recomienda tres acciones:

a) Para atemperar los humores, expurgar, hacer limpieza y descargar humores: recomienda tomar en ayunas pulpa de cañafístola deshecha en agua de escorzonera o de borrajas, o con caldo; alternativamente, cuatro tamarindos hervidos, azúcar rosada y hojas de sen, en agua de borrajas o de escorzonera o de suero de leche; hervirlo y agregar la cañafístola, y tomar con zumo de naranja en ayunas. Como alimentos propone caldos o "mazamorras" de cebada o de harina de trigo con azúcar; panetelas de caldo y pan rallado; carnes de gallina, pollos o carnero; beber agua natural; no consumir legumbres, agrios ni frutas.Las medicinas de uso interno consisten en aguas de escorzonera, de cebada, de borrajas, solas o con algún lamedor o jarabe como violado, granadas, calabazas, etc. Para uso externo: zumo de membrillos, de agraz, escarolas, endibias, escorzonera, verdolagas, etc, juntos o de por sí, o rosas, o la pocha de verdolaga cocida y harina de cebadas con zumo de rosas o de vinagre rosado, en caso de dolor de estómago e hígado, ardor interno, sed, etc.

b) Para ayudar al movimiento de la naturaleza, ordena friegas y ventosas como medicamentos diaforéticos o sudoríficos; friegas para abrir los poros del cuerpo para que corra el humor; mediante paños calientes con canela, aloe (sábila), romero o alhucema; ventosas después de las sangrías (siempre por el tobillo) y con el cuerpo vacío de humores, para eliminar el sudor de adentro para afuera.

En esta etapa los medicamentos son los siguientes: de uso interno: cocimiento de quinua con polvos de piedra bezoar, o cocimiento de cebada y orozús, borrajas, culantrillo e higos, colado, caliente y azucarado. Alternativamente: pepitas de cidras, granadas, tintorero, toronjil y culantrillo seco; polvos de diamusco, piedra bezoar; raíces de escorzonera, en caldo de ave o agua con azúcar.

c) Para corregir los accidentes, esto es combatir la maligna cualidad, recurre a

los "alexifármacos" o cordiales que colaboran y fortifican el corazón externamente, dando dos fórmulas: una, ungüento de azahar y de rosas, jacintos, polvos de diamargaritón y vino generoso; y otra, manzana ácida, agua de azahar y rosas, diamargaritón frío, piedra bezoar, aceite y agua de vinagre rosado. Como uso interno lamedores o sea jarabes a base de granadas, violetas, escorzonera, lengua de buey (buglosa) u ortiga; o bien jarabes de agrios, limón, cidras, vinagrillo, etc., con el fin de evitar el "empudrecimiento" de los humores. En cuanto a las aguas para beber recomienda las de rosas, borrajas, acederas, ortigas, achicoria, verdolagas, escorzonera, etc., así como cocimientos y conservas de violetas, rosas, flores de borrajas, etc. disponibles en cada respectiva región. Incluye nuestro autor numerosas formulaciones para los casos de vómitos y ansias, para las inflamaciones de garganta, encías y ojos; cursos de sangre, cólera, quilosos y serosos; dolores de costado con tos molesta; para los casos de debilidad y falta de fuerzas; frialdad de los extremos y delirio; conformando todo un amplio conjunto de instrucciones y de enseñanzas a utilizar en cada situación a presentarse, como hemos mencionado, en todos los lugares donde no se contase con médicos, cirujanos ni boticarios. Estas indicaciones no se limitan a la epidemia del sarampión, sino que se extienden a otras enfermedades como el tabardillo (llamado "mal grande"), mal o dolor de costado, cursos, dolores de estómago, calenturas, tercianas, etc.

La sanidad en los inicios de la República peruana: 1821-1876

En el siglo XIX los problemas de la salud fueron inherentes al proceso de industrialización capitalista. El mercado, la fábrica daba origen a nuevas condiciones urbanas e epidemiológicas que exigían nuevas respuestas sociales

Las fábricas proporcionaban, sin ninguna protección contra los nuevos riesgos generados por la industria. Las grandes epidemias, afectando con mayor rigor a la población obrera y sus familias

La llamada "clase obrera" o "proletaria", creó e impulsó una nueva corriente política: el "socialismo" se estableció una alianza precaria entre los radicales liberales y los socialistas para alcanzar

En Europa, los movimientos revolucionarios liberales de 1848 marcaron el momento de transición de una formación social ya su- perada a otra de carácter capitalista. Los médicos, al igual que otros intelectuales, cumplieron un papel importante en la legitimación y, luego, en el diseño del nuevo orden que reemplazaba al feudal los movimientos radicales o libertarios terminaron en el fracaso.

La Salud Pública debe cuidar a la sociedad como un todo, considerando las condiciones físicas y sociales a la salud, tales como el suelo, industria, alimentación y vivienda; ella debe proteger a cada individuo considerando todas las condiciones citadas. Estas pueden ser consideradas en dos categorías: aquellas como la pobreza y la enfermedad, el Estado tiene el derecho y la obligación de interferir con la libertad individual.

En 1838 hubo siete presidentes casi simultáneamente. Basadre destaca que al comenzar la existencia del Perú como país independiente los dirigentes políticos tuvieron tres opciones para organizar el nuevo Estado: el modelo republicano liberal, adoptado por Estados Unidos; el modelo monárquico-constitucional, que se había consolidado en Inglaterra; y el modelo napoleónico, de gobierno autoritario y personal, con raíces democráticas, ensayado en Francia.

En el período del caudillismo se pueden distinguir tres situaciones políticas:

• Protectorado de San Martín y dictadura de Bolívar (1821-1827)

• Determinación de los límites de la nacionalidad peruana (1827-1842).

• Anarquía militar y final del período (1842-1844).

La Iglesia católica fue la única institución colonial que sobrevivió casi íntegra a la guerra de la Independencia. Durante la guerra, el alto clero combatió la revolución, en tanto que muchos sacerdotes criollos apoyaron la causa de la Independencia. Por eso, el clero liberal que luchó por la Independencia gozó de estima general.

Cambios en la economía republicana

Crisis económica después de la emancipación: 1821-1844

El Perú inició su vida republicana con la herencia de una economía colonial desarticulada, en medio de una difícil situación de empobrecimiento general provocado por la precipitada fuga de capitales "realistas", que marcó el punto culminante de la des acumulación colonial, y agravado por la desintegración del orden patrimonial.

La producción agrícola y minera recién comenzó a recuperarse en 1834, con base a la exportación de algodón, salitre y guano. Además, la dependencia económica externa del Perú cambió de dirección: España cedió lugar a Inglaterra y Francia que iniciaron su dominio comercial y financiero de la economía peruana.

"Prosperidad nefasta" y su derrumbe: 1845-1876

En la década de los 40 del siglo XIX la Revolución Industrial había provocado y la mayor demanda urbana de productos alimentarios. Estas circunstancias hicieron que el guano y otros fertilizantes del agro se convirtieran en recursos naturales básicos para el desarrollo de las nacientes potencias industriales y tuvieran, en consecuencia, una alta demanda internacional.

Durante los años de la bonanza exportadora, las autoridades peruanas se endeudaron con la banca europea. Asimismo, la deuda interna consolidada se infló enormemente durante el gobierno del general Echenique (1851-1854)

En el año 1868 se comenzó a tomar conciencia de las consecuencias "nefastas" del mal manejo de los excedentes económicos, la deuda externa alcanzó los 45 millones de soles y el déficit fiscal a 17 millones. Ante esta crítica situación el nuevo gobierno, presidido por el coronel José Balta, eliminó los consignatarios del guano y firmó un contrato de venta adelantada de guano con la Casa Dreyfus de París para tener acceso al crédito internacional.

En estas circunstancias, la decadencia de dichas exportaciones durante la primera mitad de la dé- cada de los 70 tuvo efectos catastróficos sobre las vulnerables finanzas del país

El derrumbamiento del "modelo guanero", que entró en su fase final durante los primeros meses de la administración de Pardo, coincidió, asimismo, con la primera fase de la "Gran Depresión"

Cambios y conflictos sociales

Con relación a la situación de indios y esclavos, las condiciones socioeconómicas estructurales heredadas de la colonia se impusieron, finalmente, sobre las intenciones liberales que, a través de cambios en la norma jurídica, pretendían modificar dichas condiciones. La abolición del sistema de tributo indígena, la libertad de los hijos de esclavos y el principio general de "libertad de trabajo" proclamado por los primeros libertadores no tuvieron efectos reales en este período.

En el área rural, la ruptura de las categorías estamentales y corporativas consolidó el poder de los terratenientes locales y permitió que los criollos y los mestizos reemplazaran legalmente a los españoles, apropiándose de las propiedades y trabajo indígena en su provecho.

Problemas y crisis sociales: 1845-1876

La vagancia y la delincuencia en Lima comenzaron a ser un grave problema y suscitó intensas discusiones en el Congreso de 1860. Los efectos de la epidemia de fiebre amarilla de 1868 evidenciaron la existencia en la capital de este sector marginal que vivía en los límites de la indigencia.

Al final del período la población negra manumisa formaba un "subproletariado rural y urbano", muchas veces en estado de permanente desocupación, sobreviviendo gracias a los "beneficios y abusos de un sistema paternalista como añadidos a las familias extensas del patriciado criollo".

El entorno administrativo de la sanidad

Inicio precario de la administración republicana: 1821-1844

La historia formal de la administración pública republicana se inicia con la proclamación de la Independencia. El 8 de octubre de 1821 se expidió el "Estatuto Provisional" en el cual se establecen tres ministerios: Guerra y Marina, a cargo de Bernardo Monteagudo; Gobierno y Hacienda, con Juan García del Río; y Relaciones Exteriores, con Hipólito Unanue. Además, don José de la Riva Agüero fue nombrado Presidente (Prefecto) del nuevo departamento de Lima.

En octubre de 1824, al asumir el poder Bolívar, se fusionan temporalmente los tres ministerios en uno solo: el Ministerio General de los Negocios del Perú, a cargo de José Faustino Sánchez Carrión. Durante su gestión se estableció la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal de Seguridad Pública, el Colegio de Artes y la Universidad de Trujillo, las Juntas de Sanidad, etc. El año 1826 se creó la Beneficencia Pública de Lima y Marina, con 13; y el de Hacienda, con 12. En 1841 eran cuatro, a los tres mencionados se había sumado el de "Instrucción Pública, Beneficencia y Negocios Eclesiásticos"

La administración del modelo castillista: 1845-1871

La "pax castillista", 1845-1851, posibilitó el establecimiento de las bases de la organización nacional. Desde el primer gobierno de Castilla la educación pública recibió un gran apoyo, por la influencia de Bartolomé Herrera. Se inició el ordenamiento de las finanzas públicas con la implantación, en 1846, del presupuesto público. En 1845 se ensayó por primera vez el asfalto como pavimento y se comenzó a efectuar el enlosado de las calles de Lima.

La Ley del 22 de enero de 1850 estableció, por vez primera en el Perú republicano, un régimen de jubilación y cesantía de los servidores civiles del Estado, la llamada "Ley de Goces de 1850". En lo que se refiere a otras obras públicas, lo más destacado fue la construcción de las vías ferroviarias de Lima al Callao en 1851 y las de Arica a Tacna

Durante el segundo gobierno de Castilla, sobre la base de los recursos generados por el guano, se logró centralizar la administración pública. En 1855 se promulgó un nuevo "Reglamento de Instrucción Pública" y se reformó la organización de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Las políticas de ampliación de la administración pública y de impulso a las obras públicas continuaron durante la gestión de los gobernantes que sucedieron a Castilla.

Asimismo se realizaron obras en provincias, como la cañería de agua en el puerto de Mollendo, el sistema de agua potable de Pisco, una nueva aduana en el Callao y en otros puertos. Dicho gasto permitió la institucionalización y el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas.

La búsqueda del orden prevaleció sobre el supuesto contenido igualitario del liberalismo político y social. Más importante aún, este propósito se complementaba con ideas establecidas de cómo conseguir obediencia y subordinación en el Perú.

Representantes civilistas contaron, para el mejor cumplimiento de dicha tarea, con el apoyo de una rama del ejército encargada de la seguridad interna del país: la policía. Organismo que estaba conformado por el cuerpo de celadores en las ciudades y de gendarmes en las zonas rurales. La organización de esta importante entidad se llevó a cabo de acuerdo a la ley del 31 de diciembre de 1873.

Además, con el propósito de centralizar y fortalecer la función del gobierno Nacional, la nueva autoridad política eliminó los gremios, los fueros privativos de la Iglesia y del Ejército; así como los derechos de peaje, portazgo y aduanas interiores que controlaban las juntas departamentales, dirigidas hasta entonces por las oligarquías locales. Estas medidas generaron, como reacción, una corriente provinciana favorable al federalismo y contraria al "centralismo limeño".

Otra de las medidas de la administración pardista fue la refundación, el 7 de noviembre de 1872, de la "Guardia Nacional", cuya finalidad formal era que los ciudadanos adquirieran una educación cívica y colaboraran en la preservación y desarrollo de la "cosa pública". Aunque la administración se encargó en todo momento de negar que la Guardia intentase ocupar el lugar del Ejército era obvio que aquélla era una fuerza paralela al poder militar. Su finalidad real era la de reequilibrar el poder a favor de los civiles, dándoles a éstos una participación efectiva en el uso de la fuerza coactiva. La eficiencia de este nuevo aparato represor, brazo armado del "Estado Civilista", fue evidenciada en su triunfo absoluto sobre la insurrección nacional de 1874.

Sin embargo, lo anterior no significó la desaparición del Ejército. A este le cupo un importante papel. El mismo estuvo subordinado, sin embargo, a los dictámenes. impuestos por el "Estado Civilista" de la misma manera como el civilismo creó la imagen de un ciudadano ideal, "ilustrado y valeroso", capaz de preservar la República, inventó una nueva entidad para los militares.

Sanidad en el Perú republicano: 1821-1876

La población en la República

Censos y empadronamientos

Según la Guía de Forasteros de 1828, la población del Perú ascendía a un total de 1 249 723 habitantes, en tanto que en El Peruano se la calculaba en 1 325 000 pobladores. En la Guía de Forasteros para 1847, "según las Matrículas actuadas hasta 1836 y otros datos" esa población era de 1 373 736 habitantes. La polémica sobre la "despoblación" peruana seguía vigente en los periódicos limeños hasta pocos días antes de la batalla de Ayacucho [41]. En esos días se argumentaba que esa despoblación era consecuencia de las guerras independentistas, internacionales y civiles, la subalimentación, las deficientes condiciones higiénicas y sanitarias y las enfermedades.

El Oficial Mayor del Ministerio de Guerra y Marina informó, en 1850, que según las "últimas matrículas que existen archivadas en la Dirección de Hacienda" se había calculado para el Perú y ese mismo año una población total de 2 001 122 habitantes, distribuida en 13 departamentos; el departamento del Cusco era el más poblado y concentraba el 17,3% del total calculado. El Censo de la República de 1862 dio oficialmente un total de 2 487 916 habitantes, distribuido ahora en 16 departamentos (los tres nuevos departamentos, con relación a 1850, eran Cajamarca, Ica y la provincia litoral de Loreto). Nuevamente el departamento más poblado era el Cusco, con el 12,6% del total. La densidad demográfica, en la República, era de 1,28 habitantes por km2.

Los resultados del Censo de 1876 informan una población total de 2 699 196 habitantes, distribuida en 21 departamentos (los cinco nuevos, con relación a 1862, eran: Apurímac, Huánuco, Lambayeque, Tacna y Tarapacá). El departamento más poblado era Áncash, con el 10,6% del total. La población censada en la ciudad de Lima alcanzaba los 101 488 habitantes, menor a la calculada 14 años antes, y representaba sólo el 3,8% del total. La densidad demográfica.

De todos esos censos el de 1876 es el único que puede ser considerado como una operación censal de carácter nacional. Por tal razón, no obstante sus limitaciones de cobertura y consistencia,

La Constitución Política y la Sanidad

Las Constituciones durante el primer militarismo

Entre 1821 y 1840 se dieron cinco constituciones. El primer Congreso Constituyente se instaló el 22 de septiembre de 1822; aprobó, el 16 de noviembre de 1822, las bases de la Constitución Política del Perú y promulgó el 12 de noviembre de 1823 la primera Constitución republicana:

En lo que corresponde al campo social, la Constitución de 1823 fue más parca que la Constitución de Cádiz. La Convención Nacional convocada en 1855 por Ramón Castilla aprobó la sexta Constitución del Perú, la cual fue promulgada el 19 de octubre de 1856 por el mismo Castilla. La Convención, dominada por los liberales, fue demasiado teórica y poco práctica y suscitó grandes resistencias y reacciones en contra de una carta política "liberalísima", siendo las principales la revolución vivanquista de Arequipa y la sublevación de la Escuadra.

Normatividad básica vinculada con la Sanidad

Normas sanitarias "ilustradas": 1821-1844

Hipólito Unanue, el primero de los "ilustrados" peruanos, firma el acta de la Independencia del Perú el 15 de julio de 1821 y desde entonces hasta fines de septiembre de 1826 se dedicó de lleno a la función pública.

La forma de fundamentar ésos y otros dispositivos legales, dictados durante este período sin establecer después los medios para su instrumentación efectiva revela que Unanue y sus otros autores creían que bastaba la fuerza de la razón y de la moralidad filantrópica para garantizar el cumplimiento de una norma política en el campo social.

Normas sanitarias y laborales: 1845-1876

Durante el período 1845-1876 las normas legales dictadas específicamente para la protección de la salud colectiva y la salubridad urbana se limitaron a las de carácter administrativo, orientadas al control de las epidemias, especialmente la fiebre amarilla urbana y al financiamiento de algunas obras públicas de sanea- miento básico. Las normas más importante dictadas en estos años fue la "Ley de Vacunaciones de 1847" y la "Ley de Creación del Servicio de Médicos Titulares".

Organismos públicos responsables de la Sanidad

Autoridades políticas de la Sanidad: 1821-1876

Los asuntos de salubridad e higiene pública eran considerados asuntos policíacos vinculados con la conservación del orden y de la higiene en el espacio público y, por lo tanto, debían estar a cargo de las autoridades de organismos cuya función era mantener dicho orden.

La Policía estaba encargada de vigilar y hacer cumplir las disposiciones sanitarias dictadas tanto por los municipios como por ella misma.

El decreto, además de crear en la capital del país una "Junta Suprema de Sanidad", dispuso establecer: una "Junta Superior de Sanidad" en cada capital de departamento; una "Junta Municipal de Sanidad", en cada población que considerara conveniente la Junta Suprema; y una "Junta Litoral" "en los puertos de mar y poblaciones marítimas por donde puedan introducirse contagios exóticos".

La "Junta Suprema de Sanidad" estuvo conformada por seis miembros: el Prefecto de Lima, quien la presidía; el Protomédico General, que la presidía en ausencia del Prefecto; un médico, un químico y dos vecinos. Sus principales atribuciones eran:

Cada "Junta Municipal de Sanidad" debía estar conformada por: el intendente (donde hubiere), el gobernador, el alcalde, un médico y uno o dos vecinos. La norma precisaba que los agentes de policía y todas las demás autoridades locales debían auxiliar a los miembros de la Junta, en todo aquello que éstos les requirieran para el mejor ejercicio de sus funciones.

La "Junta Litoral de Sanidad" debía estar conformada por el Comandante de Marina (donde lo hubiere), el capitán de puerto, el administrador de aduana, un médico y un vecino. Estaba a cargo de todas las medidas de sanidad marítima, fundamentalmente las de cuarentena y fumigación. Las principales tareas que se les había asignado se resumirán en páginas posteriores, al tratar sobre el control de las enfermedades pestilenciales.

Al iniciarse el primer gobierno de Castilla, las autoridades encontraron que las Juntas de Sanidad no funcionaban y estaban poco menos que olvidadas, en circunstancias de peligro en el país por la importación de la fiebre amarilla, desde Centroamérica, y del cólera que había invadido Europa. En enero de 1849 dicho gobierno ordenó y logró que las juntas se reorganizaran para que se tomaran las medidas preventivas correspondientes.

Servicio Municipal Sanitario: 1856-1876

Sólo a partir de 1856, fecha en la cual se restablecieron las municipalidades, se fue creando una verdadera administración local, que antes de su suspensión en 1839 no había tenido sino una forma muy incompleta. Estando éstos reducidos, aún en la capital del país, a lo más elemental e indispensable. Con excepción del servicio de vacuna, que se prestaba de manera más o menos constante, aunque sin la debida regularidad y eficacia, todas las demás acciones sanitarias se encontraban en el mayor abandono, a menos que se estuviera en tiempo de epidemias o de amenazas de su importación, en cuyo caso se reunía la Junta Municipal de Sanidad, siempre en receso, para dictar las medidas de protección correspondientes.

La municipalidad de la capital realizó varias tentativas, especialmente desde la reforma administrativa local de 1872, para suplir dichas deficiencias en el campo sanitario. Así fue como en 1873 Pero la norma, en ausencia de recursos materiales, no fue suficiente para garantizar un nivel aceptable de atención sanitaria, que en la práctica apenas pudo extenderse a la vigilancia del cumplimiento de las reglas higiénicas del Reglamento de Policía Municipal, las cuales dejaban mucho que desear.

Entre las dificultades que tenían las autoridades para cumplir con sus funciones sanitarias estaban además de la escasez de recursos la información parcial e insuficiente sobre la situación de salud en su ámbito.

Los médicos titulares: 1855-1876

Por decreto Dictatorial de 13 de julio de 1855, el gobierno de Castilla creó el cargo de "Médico Titular", primer funcionario ci- vil permanente de la Sanidad peruana.

En la parte resolutiva se ordena establecer en cada capital de departamento un médico titular, "dependiente de la Junta Directiva de Medicina y de la autoridad política respectiva". Las principales obligaciones de este funcionario médico eran las siguientes: (I) asistir personalmente los hospitales de la capital del departamento, (II) vigilar los otros hospitales del departamento, (III) dar cuenta al gobierno trimestral- mente, por intermedio de la autoridad política, del estado de salubridad pública en su ámbito, (IV ) visitar cada dos años los principales pueblos del departamento, estudiando todo lo concerniente a su población, (V) constituirse personalmente en los lugares don- de se produzcan epidemias para realizar las acciones de control necesarias.

La norma sólo pudo ejecutarse parcialmente durante los años que tuvo vigencia, en tanto su cumplimiento cabal exigía la previa existencia de condiciones financieras, organizativas y, especialmente, profesionales médicos que estuvieran dispuestos a ejercer su profesión fuera de la ciudad capital.

Control de las pestilencias y las endemias: Perú, 1821-1876

Epidemias en el Ejército Libertador: 1821-1824

Durante la marcha del Ejército Libertador por el territorio peruano, en especial por la Sierra, las enfermedades que afectaron a los soldados fueron, principalmente la malaria, el tifus exantemático, la verruga peruana, el soroche, las broncopulmonares, las parasitosis intestinales y las avitaminosis, en sus múltiples formas. En último término viene la viruela. Había, pues, dejado de ser, entre 1820 y 1824, un grave problema sanitario

Lastres comenta la epidemia en Aznapuquio, sede del Estado Mayor del virrey Pezuela, diciendo que fue similar a la de Huaura, aunque la malaria se presentó con una menor intensidad "porque los peruanos que componían casi totalmente al Ejército Real, eran menos propensos a adquirir las tercianas que los argentinos".

Después de 1824 no se presentarían en el país otros brotes epidémicos de malaria y disentería de esa misma intensidad y letalidad. Además, en el resto del período 1821-1876 las "enfermedades pestilenciales" concentraron la atención de las autoridades políticas peruanas. Con el desarrollo del comercio internacional, por vía marítima, se habían incrementado significativamente los riesgos de que se propagaran en el país las pandemias o epidemias mundiales de la peste negra, el cólera morbus y la fiebre amarilla. Esta última amenazó con hacerse presente en el Perú a fines de 1833

"Epidemias amarílicas": 1824-1876

El problema de la fiebre amarilla

La fiebre amarilla data de 1495, cuando una epidemia azotó a la isla La Española. Dos siglos más tarde la enfermedad afectó a otras islas del Caribe. Tal como comentaba Sir M. Burnet: parecía que brotaba como un miasma de las malolientes y abarrotadas bodegas de los barcos de esclavos negros… Durante dos siglos y medio, la fiebre amarilla estableció sus posesiones en el mar Caribe; originaba la muerte de ingleses, españoles y nativos… pero respetaba de un modo extraño a los esclavos negros. Con el tiempo… se originó una población que parecían estar inmunizadas contra sus ataques, pero casi todos los recién llega- dos a esa comunidad tenían que habérselas con los ataques de la enfermedad.

En 1851 había una epidemia de fiebre amarilla en Nueva Orleans; enseguida se difundió a Panamá, donde existía un foco endémico, cuyos "materiales" fueron tomados y transportados por embarcaciones para ir diseminándolos en los puertos donde tocaron, como Guayaquil, Paita y el Callao. El primer caso de esta epidemia se presentó en el Perú a fines de diciembre de 1851, cuan- do llegó al Callao D. José M. Vázques, procedente de las Antillas y de paso por Panamá, quien enfermó en Lima y murió, a principios de enero de 1852, en el hospital "San Andrés"

Posteriormente, de acuerdo a la información disponible, la fiebre amarilla se presentó de manera esporádica, entre 1855 y 1867, en Trujillo, Islay, Paita, Callao, Lima y otras ciudades del litoral peruano.

En 1868, catorce años después de la epidemia amarílica de 1854, se presentó la mayor de las ocurridas en la historia de Lima. La epidemia duró hasta junio del mismo año, al acentuarse los fríos de invierno. No se registraron nuevos casos hasta febrero de 1869, cuando se produjo un brote de menor duración e intensidad.

Control de la fiebre amarilla y otras pestilenciales: 1821-1876

Las medidas de protección o de control de las pandemias o epidemias mundiales de cólera, fiebre amarilla y peste negra utilizadas por las autoridades peruanas, durante los primeros 55 años de la República, fueron las mismas que en la Colonia.

Permitía entrar al puerto. En caso contrario o cuando existía algún motivo para "temer contagio", la autoridad debía impedir la entrada al puerto del buque y hacerlo pasar al lazareto para que se cumpliera en él una rigurosa cuarentena, "sin la menor dispensa, porque cualquier descuido, por pequeño que sea, suele causar males de mayor trascendencia". El barco infestado y su carga debían ser fumigados o sujetos a otros métodos de desinfección

El temor a la introducción en el país de la fiebre amarilla des- de Centroamérica y del cólera desde Europa, hizo que el gobierno de Castilla ordenara, en 1849, la reactivación de las Juntas de Sanidad, que tomaron severas medidas de aislamiento y cuarentena con los buques que habían tocado puertos de esas regiones.

En 1856 la Sociedad Médica discutía el origen y el modo de propagación de la última epidemia de fiebre amarilla en Lima. Un grupo de médicos "anticontagionista", entre los que se encontraba Casimiro Ulloa, planteaba que la fiebre amarilla se había desarrollado espontáneamente en Lima y se había trasmitido por infección.

En otros testimonios de ese año se afirma que: "Habíase pre- sentando la fiebre amarilla con caracteres graves a principios de aquel año en Panamá; y el gobierno del Perú, de conformidad con el parecer de la Facultad de Medicina, ordenó una cuarentena de siete días para las naves procedentes del puerto antedicho, exigiéndoles, al mismo tiempo, patente de sanidad para ser admitidas.

No obstante esas dolorosas experiencias, las autoridades sanitarias no llegaron a establecer la infraestructura requerida para el control permanente de las "plagas".

Epidemias de viruela y la vacunación: 1821-1876

Viruela y vacuna durante los primeros lustros: 1821-1847

Lastres afirma que el segundo período de la vacunación anti- variólica en nuestro país se extiende desde 1822, año en que San Martín dicta el decreto sobre la vacunación, hasta 1847, en que Ramón Castilla legisla sobre la vacunación en cada provincia. Al llegar San Martín a Lima, en 1821, persistían los rezagos del brote de viruela iniciado tres años antes, lo que motivó a instancias de Unanue y de Tafur se dictara el 16 de febrero de 1822 un decreto que ordena, en su primer artículo:

Todos los curas antes de salir a sus curatos se presentarán al Protomédico Dr. D. Miguel Tafur, de quien recibirán el fluido vacuno, debiendo exhibir ante el presidente del departamento el certificado de haberlo así cumplido. Todos los funcionarios anteriormente nombrados tenían la obligación de informar cada mes sobre los niños que no estaban vacunados al Presidente de la Junta Conservadora y Propagadora del Fluido Vacunal en Lima

En los hechos, como consecuencia del descuido de los responsables de mantener la eficacia de la vacuna y de los problemas operativos señalados, la vacunación no alcanzaba coberturas útiles. Por ello, la enfermedad volvió a tener caracteres epidémicos en los años 1828 y 1832, especialmente en la Sierra.

Viruela, la vacuna y la generación herediana: 1847-1876

Período en que la generación de médicos formados por Heredia, bajo la presión de una nueva epidemia, legisla y organiza la vacunación antivariólica, por encargo del gobierno de Castilla.

El 25 de noviembre de 1847 se dictó, durante el gobierno de Castilla, una ley autorizando al Ejecutivo para que establezca en cada capital de provincia uno o más vacunadores ambulantes "que propaguen el fluido en todas direcciones y a quienes se señalará donaciones… en compensación de su trabajo". La circular, acompañada de un pliego de instrucciones, había sido inspirada por el protomédico Cayetano Heredia, amigo del Ministro. Además, se dictaron entre 1847 y 1862 medidas para propagar el fluido vacuno, reglamentar la vacunación y hacer más efectivas las campañas contra la viruela.

Por el año 1859 aparece en Lima una violenta epidemia de viruela. Se hacía necesario actuar en forma más enérgica contra la viruela. El 13 de octubre de 1859 llega al país, procedente de París, una "cajita que contiene 30 tubos capilares llenos de fluido vacuno", para que se vacune en los hospitales de la Beneficencia; aplicado el fluido demuestra su efectividad.

En resumen, durante el período 1845-1876 la viruela se presentó en su forma epidémica en los años 1847, 1852, 1859, con especial violencia; así como en 1860; 1862; 1863, con una letalidad del 25%.

Otras epidemias y las endemias: 1824-1876

La "Fiebre de La Oroya" y su control: 1870

Partes: 1, 2
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