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La “deslocalización inversa” (la des-deslocalización: a verlas venir) (página 7)

Enviado por Ricardo Lomoro


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En la provincia de Córdoba fueron encontrados cinco campamentos con más de 150 trabajadores del campo traídos desde Santiago del Estero (provincia al sureste de Córdoba), quienes eran obligados a trabajar por menos del salario mínimo. Además habitaban en viviendas de apenas dos metros de alto y metro y medio de ancho. Si bien disponían de duchas, algunos empleados mencionaron que las mismas no tenían agua.

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Estos trabajadores de una plantación de frutas y hortalizas, de una zona de la provincia de Santa Fe, fueron hallados por inspectores viviendo con sus familias en casas de paja y pisos de tierra. Utilizaban como baños estructuras armadas por palos de madera y nylon. El agua de uso corriente la mantenían en baldes.

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Menores de edad fueron encontrados en una localidad de la provincia de Buenos Aires en condiciones mínimas realizando jornadas laborales de doce horas y obligados a dormir en el mismo lugar donde desempeñaban su trabajo. Los empleadores fueron denunciados por la AFIP por trata de personas.

¿Estaremos asistiendo al final de la economía "low cost"?

"Los salarios en China están subiendo, lo que podría augurar el fin de la era de los bienes baratos"… ¿Se acabó la era de los precios bajos? (The Wall Street Journal – 9/5/11)

Los sueldos ya empiezan a subir en China.

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Durante los últimos treinta años, los clientes le pedían a William Fung, director ejecutivo de una de las mayores compañías de tercerización de producción manufacturera del mundo, que hiciera que sus bienes -ya fueran camisetas, blue jeans o platos- fueran más baratos. Gracias a lo que parecía una fuerza laboral ilimitada, normalmente podía cumplir sus deseos.

Ahora, el ejecutivo de Li & Fung Ltd. asegura que los tiempos están cambiando. Los salarios de las decenas de miles de trabajadores que la empresa de Hong Kong emplea indirectamente se están disparando. Fung predice que los sueldos en toda China aumentarán 80% en los próximos cinco años. Eso significa que los precios de los artículos de Li & Fung también tendrán que subir. "Lo que tendremos en los próximos 30 años es inflación", auguró el ejecutivo. "Muchos gerentes occidentales nunca han tenido que hacer frente a la inflación".

Es probable que este asunto surja en las conversaciones que arrancaron el lunes en Washington entre China y Estados Unidos durante la ronda anual del Diálogo Estratégico y Económico. Hay señales de que los bajos costos laborales y la divisa barata que catapultaron el superávit comercial de China con EEUU están llegando a un punto de inflexión. Esto se produce en medio de una mayor presión por alzas salariales a medida que la población en edad de trabajar empieza a declinar.

Durante décadas, muchos empleadores chinos mantuvieron bajos los costos de una variedad de productos, desde ropa a electrodomésticos. China también controló el valor de su moneda, concediéndoles a los exportadores una ventaja competitiva.

"La inflación se ha contenido significativamente en EEUU ya que tercerizaba la mano de obra a China y otros lugares a 20% o 30% del costo", dijo Hal Sirkin, de Boston Consulting Group. Los años de las reducciones drásticas en los costos se han acabado, asegura la consultora.

Li & Fung cree que el origen del alza en los salarios se remonta al "Efecto Foxconn" en alusión al nombre con el que cotiza en bolsa Hon Hai Precision Industry Co., fabricante de iPads para Apple Inc. y computadoras para Hewlett-Packard Co., entre otros productos. Después de una ola de suicidios de sus trabajadores el año pasado en una de sus plantas en China, Foxconn aumentó sus salarios 30% o más en un intento por mejorar las condiciones laborales.

Desde entonces, el gobierno ha respaldado la subida de los salarios en parte para apaciguar las tensiones, pero también como una manera de promocionar el consumo interno y reducir la dependencia de las exportaciones como motor de la economía.

Los sueldos, en todo caso, no son el único factor que está encareciendo los precios. Por una parte, los trabajadores empiezan a comprar más con sus mejores salarios. Eso contribuye al encarecimiento de materias primas como el algodón y el aceite, las cuales ya están bajo presión por el debilitamiento del dólar. Los mejores estándares de vida en economías emergentes como la de China mantendrán los precios de los recursos naturales altos a medida que la demanda supere la oferta.

La maniobra de China de permitir una apreciación moderada del yuan echa leña al fuego. La apreciación abarata el costo de las materias primas que China necesita importar, como el hierro y la soya, lo que la ayuda a mantener la inflación a raya. Sin embargo, también encarece sus exportaciones. "La idea de que hemos pasado de una era de un entorno deflacionario a uno inflacionario es acertada", insiste Jeffrey Sachs, economista y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia.

Durante los 30 años de crecimiento de China, cientos de millones de empleos fabriles y urbanos absorbieron el excedente de trabajo rural. En los últimos tres o cuatro años, esa mano de obra extra se ha agotado.

Muchos analistas predicen que la extensa fuerza laboral de China empezará a declinar en el próximo año o dos, como resultado de las políticas de planificación familiar. Otros aseguran que ya existe una escasez de los miembros más activos en una planta de ensamblaje: los trabajadores de entre 15 y 34 años.

Ese grupo ha ido menguando desde 2007, calcula Jun Ma, economista jefe para China de Deutsche Bank. Una menor fuerza laboral necesitará salarios más altos para mantener una población con cada vez más personas de la tercera edad.

"Nuevos y dramáticos síntomas de malestar entre los trabajadores de la fábrica del mundo. Dos obreros se suicidaron la semana pasada en una factoría de papel del sur de China propiedad de la firma Nanshan International Stationery, de capital hongkonés"… El drama de la fábrica del mundo (Expansión – 23/2/12)

Los hechos se produjeron en un taller situado en la localidad de Humen, en la provincia de Cantón, con un lapso de cuatro días. El 15 de febrero (2012), una mujer llamada Li Tangxia saltó desde la cuarta planta de un edificio dormitorio; el 18 del mismo mes, un hombre apellidado Fan se arrojó al vacío desde una tercera planta.

Las familias de los fallecidos señalaron la "crueldad" de los supervisores, el nivel de "presión" y la "pobreza" como causas de la tragedia, según el periódico local Dongguan Times. El Gobierno municipal ha abierto una investigación sobre los incidentes y ha prometido que la compañía será castigada si se demuestra que ha violado la ley.

La situación recuerda a la ola de suicidios que azotó en el año 2010 las factorías chinas de Foxconn (firma taiwanesa a la que Apple subcontrata la fabricación de muchos de sus productos), en la que 14 trabajadores perdieron la vida. Por aquel entonces, dichas muertes se unieron a una serie de huelgas organizadas en los talleres chinos de firmas como Honda y Toyota, que desembocaron en concesiones significativas de las empresas y subidas salariales.

Esta misma semana, Foxconn, que emplea a 1,3 millones de personas en China, anunció su tercera subida salarial generalizada desde 2010, con incrementos de base de entre el 16% y el 25%, de acuerdo con New Century News. La compañía taiwanesa está intentando mejorar su imagen, tras la publicación de dos reportajes en el New York Times en los que se evidenciaban las duras condiciones de trabajo en las que los obreros chinos manufacturan los iPads, los iPhones y muchos otros artefactos digitales.

Las draconianas condiciones laborales de muchos de los trabajadores de la fábrica del mundo han sido denunciadas en repetidas ocasiones por los medios de comunicación y por organizaciones independientes. Sin ir más lejos, las pasadas Navidades, la asociación Sacom de Hong Kong publicó un informe atacando la explotación de los trabajadores en el sector del juguete de la provincia de Cantón, de la que se benefician, entre otras firmas, Disney, Lego, Walmart y Mattel.

Otro informe de la misma asociación denunciaba en 2010 las técnicas de "gestión militar" en Foxconn.

Debido a la prohibición de sindicatos independientes, para los trabajadores chinos a veces es muy difícil encontrar una válvula de escape para sus quejas y una forma convencional de luchar por mejorar sus condiciones de trabajo. En el pasado mes de enero 300 trabajadores de Foxconn que fabrican la consola de videojuegos Xbox 360 de Microsoft amenazaron con un suicidio colectivo como medida de presión para elevar los salarios, según informó el Daily Mail.

Aun así, las retribuciones de los trabajadores en China han subido significativamente en los últimos años. De 2000 a 2009, el incremento real medio anual de los salarios fue del 12,6%, según la Organización Internacional del Trabajo, una tasa mucho más elevada que la de otros países de su entorno, como Indonesia (1,5%) o India (3%). Según Credit Suisse, en 2010 el sueldo medio para los obreros de las fábricas se incrementó entre un 30% y un 40%.

De hecho, el ascenso de los costes (laborales, pero también ambientales o energéticos) está empujando a muchas empresas manufactureras con sede en China a trasladar su producción, bien a otros países como Vietnam, Malasia, Tailandia y Bangladés, bien a zonas más pobres del interior de la propia China, donde el Gobierno aún incentiva la instalación de industrias de bajo valor añadido.

"El pasado lunes Wen Jiabao, Primer Ministro de China, anunciaba que el objetivo de crecimiento del PIB se reducía al 7.5% para este año, el menor desde 2004. Un porcentaje muy alto si lo comparamos con los estándares occidentales pero bordeando la línea de la preocupación en el país asiático. Algunos analistas sitúan el 7% como línea roja a partir de la cual la economía deja de crear empleo y donde comienza a extenderse el malestar social, si bien hay distintas interpretaciones al respecto que van desde el 7% al 5%. No obstante lo más importante no es eso, sino la apuesta clara por "rebalancear" la economía asiática: los ratios de inversión próximos al 50% del PIB son historia. O deberían"… China quiere dejar atrás el modelo "low cost" (El Confidencial – 12/3/12)

¿Qué quiere decir esto? Pues que el modelo debe cambiar, es necesario empezar a reducir la inversión para favorecer lo único que puede substituirla, el consumo, actualmente en cotas irrisorias del 35% del PIB. Esto no es realmente una opción de las autoridades chinas, sino una necesidad. Las economías intensivas en inversión acaban lastrando la productividad, son demasiado intensivas en recursos y se muestran excesivamente contaminantes, por lo que a largo plazo resulta obligatorio el cambio. El problema añadido del caso que nos ocupa es que a corto plazo tampoco hay alternativa.

El secreto de China fue situarse como la primera opción del "offshoring" o deslocalización en manufactura, ganándose el apelativo de "fábrica del mundo" y favoreciendo así las exportaciones y la construcción de activos e infraestructuras. En la presente crisis ante el frenazo en el comercio mundial se realiza un estímulo sin precedentes creando una burbuja en el Real Estate para substituir la demanda foránea. ¿Problema? La burbuja ha tocado techo. ¿Problema añadido? El mundo se ha vuelto a frenar y las exportaciones ya no son una opción. ¿Solución? Consumo interno, no hay alternativa.

Los últimos datos al respecto, aun estando afectados estacionalmente por las fechas de su año nuevo, son preocupantes. Su déficit comercial en febrero se situó en 31.5 mil millones de dólares, algo no visto desde el año 1989, motivado fundamentalmente por el frenazo en las exportaciones a Europa. Mientras, el Real Estate va de mal en peor. En enero y febrero el valor de las viviendas vendidas bajó un 20.9% con respecto a un año antes, caída estrepitosa teniendo en cuenta que hasta el momento subía a doble dígito. Esto se puede ver reflejado en las ventas de la principal promotora del país por capitalización, China Vanke Co Ltd, -40% en febrero con respecto a enero y -27% en enero-febrero con respecto al año pasado.

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Además del sector exterior y el ladrillo tenemos una tercera pata: las infraestructuras. Dicha partida es afrontada fundamentalmente por los entes locales que reciben un 40% de sus ingresos gracias a la recalificación, ¿si no hay ventas de suelo, -0.5% en enero-febrero, de dónde sacarán el dinero para seguir con el "boom" de infraestructuras? Y recordemos que se calcula que actualmente más de un 1/3 de los proyectos no tienen cashflow para devolver la deuda.

En resumen, sin Europa el sector exterior lo pasa mal y, a la par que esto sucede, el ladrillo se frena. Actualmente el 35% de la inversión en activos fijos corresponde a manufacturas, el 25% a Real Estate propiamente dicho, una cifra similar para infraestructuras y "utilities", y un 3.7% para minería. La inversión, que representa el 50% del PIB, se ve amenazada por la caída de la exportación, de la vivienda y por la incógnita de las infraestructuras. Cuando Wen Jiabao dijo que era necesario un cambio no hablaba por hablar, es la única opción si quieren seguir creciendo.

No podemos saber si el cambio será exitoso o no, pero lo que sí podemos es empezar a analizar las consecuencias de la estrategia china. Para que la inversión deje paso al consumo la clave es el aumento de los salarios. Es decir, China quiere dejar de ser una economía low-cost, basada en una baja aportación de valor, para empezar a innovar y a conseguir cierto nivel de vida. Esta barrera es lo que se conoce "middle income trap", copiar es muy fácil, innovar no, así que cuando los países tratan de hacerlo surgen los problemas. Pueden ver en la imagen que Japón y Corea del Sur son de los pocos países que lo han conseguido últimamente.

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Pero, ¿qué efectos tiene que China trate de abandonar el modelo "low-cost"?

1.- "Re-shoring": La subida de sueldos ha sido "la puntilla" para algunas empresas occidentales ya insatisfechas por otras cuestiones como los inferiores estándares de calidad o la menor flexibilidad. Así es como surge el "re-shoring", "reverse shoring" o "backshoring". Los tres términos significan lo mismo y vienen a poner nombre al fenómeno de abandonar China u otros países low-cost en favor de países con costes altos, es decir, la deslocalización en sentido inverso.

"China ahora ya no es tan barata" es el "leitmotiv", si bien la decisión suele basarse en dos razones. La primera es la calidad. Muchas empresas se han llevado una decepción viendo que finalmente las molestias no suponen un gran ahorro, por lo que han optado por cambiar de estrategia, volviendo a sus orígenes e intentando transmitir un mayor valor al consumidor. Un ejemplo es la juguetería alicantina Injusa o estas PYMES estadounidenses.

El segundo motivo es la cercanía. Cada día cobra más importancia el estar cerca del cliente, algo que podemos ver en la reciente decisión de Movistar de retornar los call centers a España o de Inditex que valora más la flexibilidad que el precio en sus localizaciones. Hasta el momento se conocía como "nearshoring" a la deslocalización de proximidad, favoreciendo así a países pobres, si bien con la actual tendencia el "nearshoring" podría trasladarse también a países con una renta alta.

2.- Deslocalización tras deslocalización. Claro que no todas las empresas apuestan por trasladar un mayor valor al cliente, otras apuestan por el precio, y he aquí nuestra segunda gran tendencia. En este caso, ante la subida de los costes en China, existe un cambio de localización pero no hacía territorios de países desarrollados o próximos a ellos, sino hacía otros países con los costes más bajos. Podríamos llamarle a esto la segunda etapa de la deslocalización.

Muchas personas hablan ya de África pero hoy por hoy los beneficiados de esta segunda etapa del "offshoring" están bien cerca del gigante asiático. En general hablamos de sus vecinos, países como Vietnam, Malasia o Indonesia están situándose cada vez más alto en las preferencias de deslocalización, tanto que si bien hasta hace bien poco el "tándem" China – India era imbatible, podríamos ver cambios en muy poco tiempo.

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Esta gráfica de AT Kearney muestra una clasificación de los países que a juicio de la consultora presentan unas mejores condiciones para deslocalizarse. En 2011 India y China mandan, si bien cada día la distancia con respecto a sus competidores se ve reducida. Si las previsiones de las autoridades chinas se cumplen y la economía consigue "rebalancearse" aumentando el consumo y por tanto los salarios, veríamos un abandono del "low-cost" por parte de China en favor de sus más inmediatos seguidores.

Conclusión. China no solo tiene una difícil coyuntura económica por delante, también se deberá enfrentar al fenómeno que hasta el momento ha sido su modelo de negocio: la deslocalización. El objetivo de subir salarios es absolutamente loable, pero estos deben venir acompañados de la productividad para que el desempleo no se resienta. Algo que no es nada fácil. El ritmo al que tiene que crecer el consumo para sostener la caída de la inversión es muy alto, y no solo deben "rebalancear" la economía de forma brillante, también aumentar su productividad para seguir siendo competitivos frente a nuevos actores como Vietnam, Malasia o Indonesia. ¿La otra opción? Ser víctimas del "middle income trap". Muy pronto lo sabremos.

"Cada vez más gobiernos asiáticos están presionando a las empresas para aumentar los salarios como una manera de evitar olas de agitación laboral. Esto podría provocar un salto en los costos manufactureros de las multinacionales, así como de los productos que venden en el mundo"… Los aumentos de salarios en Asia repercuten en la economía global (The Wall Street Journal – 14/3/12)

El gabinete del gobierno de Malasia acaba de aprobar la adopción del primer salario mínimo en la historia del país, según fuentes cercanas. Tailandia e Indonesia han imitado los esfuerzos de China en los dos últimos años para elevar los salarios tras años de diferencias cada vez mayores entre ricos y pobres.

En el último año, las compañías globales han visto un alza en los precios de la mano de obra en China, pese a la debilidad de la economía mundial, a medida que los trabajadores empiezan a exigir una mayor tajada del auge económico. En meses recientes, la presión también se ha intensificado en países del Sudeste Asiático que se ofrecían como alternativas para las compañías que buscan eludir el encarecimiento de las operaciones en China.

En los últimos 12 meses, el minorista estadounidense de moda masculina Jos. A. Banks Clothiers Inc. trasladó parte de su producción de China a otros enclaves asiáticos más baratos, como Indonesia, conforme fueron subiendo los precios de la mano de obra y los bienes. Su presidente ejecutivo, Neal Black, dijo que si bien aún no había notado una inflación en los salarios en Indonesia, la anticipa. "El negocio de la confección siempre se mueve en torno al mundo en desarrollo", afirmó Black. "Genera empleos y estas personas adquieren habilidades profesionales que luego les permiten pasar a otros productos como los electrónicos". Consciente de esto, Jos. A. Banks, que también tiene plantas en Sri Lanka y Malasia, está sumando capacidad en otras partes del mundo, incluyendo América Central y países como Haití y Jordania.

En algunos casos, los gobiernos asiáticos respaldan las reivindicaciones salariales, en parte para evitar la clase de conflictos sociales que desembocaron en el derrocamiento de varios regímenes en Medio Oriente y también para calmar el incipiente movimiento obrero en sus países.

Otra esperanza es que el alza en los sueldos aumente el gasto de los consumidores, aportando un nuevo motor de crecimiento en un momento en que la débil demanda de exportaciones de los países más ricos y el encarecimiento del petróleo preocupan a las autoridades de la región.

Los líderes políticos aseguran que no les queda más remedio que actuar, a medida que los votantes están más informados sobre los aumentos salariales en otras partes, de los que pueden enterarse a través de Internet. Recientes protestas de obreros de bajos ingresos en lugares como Indonesia y Tailandia han incrementado la presión sobre los gobiernos para que suban los sueldos.

"Hay un verdadero sentimiento de que los segmentos de menores ingresos (de la población asiática) no han progresado mucho en los últimos años" mientras la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado en algunas áreas, reconoció Edward Teather, economista de UBS en Singapur.

Los economistas argumentan que, en algunos aspectos, los aumentos en los salarios mínimos en países como Tailandia sólo están colocando a algunos trabajadores donde estaban hace una década, al tomar en cuenta la inflación.

Beijing subió su salario mínimo mensual 8,6% a 1.260 yuanes (US$ 199) a partir de enero, según la agencia de noticias estatal Xinhua. En febrero (2012), el centro industrial de Shenzhen, en el sur del país, incrementó su salario mensual obligatorio casi 14% a 1.500 yuanes. La ciudad portuaria de Tianjin hará lo mismo a partir de abril, con lo que su salario mínimo subirá 13% a 1.310 yuanes, informó Xinhua.

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Las medidas de China, en parte, han provocado iniciativas similares en la región. Los trabajadores indonesios en algunas áreas han conseguido aumentos del salario mínimo de más de 20% en los últimos meses.

Tailandia planea introducir un alza del salario mínimo a partir de abril. Sindicatos en Camboya, Sri Lanka y Bangladesh también demandan incrementos.

La propagación de este movimiento obrero presenta desafíos para las compañías que desde hace años dependen de sus operaciones en Asia para mantener a raya sus costos. Entre las multinacionales afectadas se encontrarían Nike Inc., Adidas AG, Dell Inc., al igual que sus proveedores.

El minorista de moda femenina New York Co. Inc. empezó a sacar su producción de China en 2009 y 2010, a medida que los salarios subieron, y trasladó gran parte de ella a Vietnam. "El costo de la mano de obra en China definitivamente ha subido en el último año y medio, lo que nos lleva a mirar a otros países", dijo Grez Scott, presidente ejecutivo de la compañía, que produce trajes, chaquetas, pantalones y faldas en Vietnam. En comparación, añadió Scott, los aumentos de salario en Vietnam están a la par de los de China, pero de todos modos, siguen siendo más bajos. "Ahora mismo, sigue siendo un buen lugar para nosotros para producir".

Despertares (el tránsito de Venus) (IV)

El fin de la economía "low cost"

Cuando las empresas inventaron el "outsourcing" (deslocalización), hijo bastardo de la globalización, hicieron creer a los trabajadores que perdían sus empleos, que ayudados por el menor costo de los productos (ahora importados) y el auxilio del crédito (entonces ilimitado y barato) podrían seguir "enganchados" (adictos) al "consumismo feliz".

Ahora, frente a la crisis, los ex-trabajadores (desocupados), no tienen ni fábricas, ni créditos. La sociedad de consumo se ha esfumado, como lo hicieron los capitales de las "catedrales" bancarias de Manhattan.

Ahora, frente a la crisis, esas empresas "deslocalizadas" comienzan a abandonar el barco (países emergentes), dejando a los "nuevos" trabajadores en una situación tan cercana a la pobreza original que, más de uno de ellos, se estará preguntando si todo habrá sido, únicamente, una ilusión óptica (ahora, una pesadilla).

El "low cost" sólo ha enriquecido a las empresas deslocalizadas. Ni los "nuevos" trabajadores, ni los "viejos" trabajadores han participado del festín, ficticio, de una economía "sin barreras".

Detrás de esta crisis se esconde una patología del consumo en las familias, que se ha extendido desde el capitalismo norteamericano a todo el Occidente opulento. El endeudamiento excesivo de las familias americanas ha creado un terreno frágil, que se ha hundido bajo el peso de la crisis de las hipotecas de alto riesgo. La hipoteca sobre la casa ha venido a añadirse a una serie de endeudamientos en una cultura que privilegia el consumo aquí y ahora, y que ha olvidado el valor del ahorro, también el sentido ético.

En realidad, cada vez más el consumo se ve apremiado y drogado por un sistema económico y financiero, y los medios de comunicación son cómplices de ello, que induce a las familias a endeudarse por encima de sus reales posibilidades de restituir el crédito.

La crisis actual, pues, puede ser una buena ocasión para reflexionar en profundidad sobre el estilo de vida insostenible que el capitalismo financiero actual ha determinado. Y no se trata de imaginarse una economía sin bancos. No. La banca y las finanzas son demasiado importantes como para dejársela sólo a los especuladores. Una buena sociedad no se hace sin banca ni finanzas, sino con una buena banca y unas buenas finanzas.

De la economía "low cost" fuimos todos responsables (culpables). Las empresas por buscar la rentabilidad por encima de la responsabilidad, seguridad, transparencia y sostenibilidad. Los gobiernos por transitar frívolamente por la senda de un crecimiento económico electoralista, demagógico y corrupto. Los consumidores por atragantarse con cuanto producto o servicio le ofrecieran, al mínimo costo y con grandes facilidades, por encima de sus posibilidades y sin mirar el origen. En esa irresponsabilidad (inmadurez) atropellaron, inconscientemente, hasta sus propios empleos. Para ser consumidores "Todo a 100", aceptaron sustituir empleo por crédito.

La culpa la hemos tenido todos: los bancos por animarnos a consumir lo que no teníamos y nosotros por creerlo. Durante muchos años ha imperado la máxima del "todo vale" y ahora lo estamos pagando.

De modo que estamos ante un reto cultural y antropológico, y para afrontarlo se requiere un compromiso de todos, dentro y fuera de los mercados.

Como en los "viejos" teoremas: hipótesis, tesis y demostración

El previsible (y deseable) fin de la economía "low cost", puede demostrarse por "exceso" y por "defecto".

Cuando las empresas multinacionales seleccionaron los países que actuarían como "banderas de conveniencia", alumbraron la posibilidad que con el tiempo los costos de mano de obra se fueran incrementando. La simple evolución de la ley de la oferta y la demanda (esa que tanto predican los profetas del librecambio, pero que tan poco practican), hizo su parte.

Al principio, la amplia oferta de mano de obra permitía mantener bajos los salarios y alcanzar altos márgenes de rentabilidad en el proceso de deslocalización. Pero el éxito alcanzado ("exceso") hizo que la demanda de trabajadores superara a la oferta y el costo comenzara a subir. El "sueño asiático", también hizo lo suyo…

Las masas de campesinos (atraídos como insectos a la luz) ya no llegaban al ritmo anterior y si lo hacían eran superados por las nuevas necesidades de incorporación, por lo que la única opción era aumentar los salarios para mantener la dotación.

También los trabajadores solicitaron mayores salarios. De un modo u otro (tarde y mal) deseaban su parte en el festín (aunque fuera mínima). A ver si es cierto eso de "la sociedad de consumo" (nosotros también queremos de eso…).

Así, de a "poquito" (¿20 años?), los costos se han ido disparando y ya nada puede ser como antes. Es lo que pasa por "alimentar" a las fieras, se pueden volver contra uno…

Podemos llamarlo (cínicamente) "efectos no deseados" del proceso de deslocalización, pero es lo que hay. Se acabaron los "días de vino y rosas" para las empresas practicantes del "outsourcing", o al menos le van a costar más caras las copas…

Aunque han intentado (y continúan intentando) que otros países se anoten en la "carrera de los pobres" y provean de mano de obra barata (¿esclava?) para permitir que "siga el show", cada vez resulta más difícil, hay que ir más lejos, y asumir mayores riesgos.

¿Es posible decir que el "outsourcing" puede morir de éxito? Los "excesos" se pagan y la "tierra plana" (mira tú por dónde), está igualando el terreno de juego. Se ha jodido el invento (primera parte).

Mientras duró era fantástico. Los trabajadores de los países avanzados sustituían empleos por créditos. Con el dinero plástico compraban más barato los bienes importados que antes producían localmente a precios más altos. Las "subprime" y el "Made in China", en el mismo lodo todos manoseados…

Pero ese "soufflé" también se vino abajo. En algún momento alguien dejó de pagar su crédito ("el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo") y de pronto los bancos (como el Rey del cuento) demostraron que estaban desnudos. La crisis "subprime" es la otra hoja de la tijera (mejor sería llamarla "guillotina") que corto por "defecto" la economía "low cost".

Los consumidores (adictos del hemisferio norte) han dejado de comprar. No es que no quieran (son yonquis del consumismo), es que no pueden. No tienen empleo, y si lo tienen no ganan lo suficiente, y ya no disponen del crédito fácil con el que "maquillaban" su falta de dinero. El "defecto" de los ingresos congeló las ventas.

Es lo que tiene transformar al Tercer Mundo en el Primer Mundo ("exceso") y al Primer Mundo en el Tercer Mundo ("defecto"). Los que tenían que fabricar barato ya no quieren y los que tenían que comprar barato ya no pueden. Se ha jodido el invento. The game is over (segunda parte).

El "low cost" dejó de serlo y la "high demand" ya no está para dar alegrías.

Aunque los "global players" intentan (a la desesperada y con levadura) sustituir a los consumidores perdidos (y quebrados) del Primer Mundo, por los "nuevos" consumidores ansiosos (y enriquecidos) del Tercer Mundo, aún el trasvasamiento no ha sido suficiente.

¿Terminará esta "película" (pesadilla) con los trabajadores "low cost" del Primer Mundo (empobrecidos), trabajando para los consumidores del Tercer Mundo (enriquecidos)?

Otra forma de demostrar el teorema del "low cost": por el absurdo)

Ni por "exceso", ni por "defecto", esta vez, podemos demostrarlo por el "absurdo". ¿Cómo puede viajar una "tirita adhesiva" 2.000 kilómetros, y no morir en el intento? La odisea de los "ganchos" a través de cuatro estados… 3M Productions.

Cuando estudiaba en la universidad Administración de Empresas (Business Administration), en los años 60, la fuente de toda "razón y justicia" eran las empresas norteamericanas. Admiradas, respetadas, envidiadas. La mejor bibliografía, los mejores casos de estudio, venían de las universidades americanas.

A los que no lograban realizar un Master en los EEUU (la mayoría), les quedaba la ilusión (consuelo) de intentar trabajar en alguna multinacional americana en aquel lejano (y remoto) país latinoamericano donde les había tocado en desgracia nacer.

Trabajar en una empresa multinacional (aunque sea en una pequeña filial en ese subdesarrollado país de América Latina) era la mejor escuela, el mejor antecedente profesional, la mayor garantía de éxito futuro.

Así fue, hasta que en los EEUU las empresas industriales comenzaron a desaparecer, a deslocalizarse, a tornarse "marcas" y no productos.

Así fue, hasta que en los EEUU potenciaron al sector servicios (que como se ha demostrado en la crisis financiera, no "sirven" para mucho, más que para especular). Los Master de banca deben enseñar como robar la camisa con la chaqueta puesta, como montar estafas piramidales, construir castillos en el aire, fabricar burbujas. Croupier del casino de Wall Street o Propagador del sida financiero, pueden ser otras opciones de especialización, con perspectivas.

También queda la "economía del entretenimiento" (Apple, Facebook, YouTube…), pero sobre ello ya escribí anteriormente y no voy a repetir lo dicho. Aunque no creo que las "apps" puedan sustituir a los monstruos cromados de Detroit, a General Electric, a Gillette, a Exxon, a DuPont, a Boeing o a IBM, como escuelas.

En esa sinrazón de la pérdida de identidad industrial, he registrado un "caso" que por lo paradigmático, creo que puede ser inscripto en el Libro Guinness de los Records del "absurdo". Un caso extremo (eso espero) que demuestra que la economía de costos (llevada al límite) crea monstruos.

Ni Fellini, ni Kafka, podrían haber imaginado algo tan "surrealista", disparatado, ilógico, irracional, esperpéntico. "tiritas y ganchitos" recorriendo 2.000 kilómetros a lo largo de cuatro estados. Visite USA. Organización Industrial: entre la farsa y la pesadilla.

Aunque probablemente, como ocurre cuando una empresa anuncia que despedirá personal, en Wall Street habrán premiado a la empresa por su creación de valor. 3M es la primera empresa que aparece en el listado del Índice Dow Jones. La "crème de la créme" bursátil, vamos. Los que mean más lejos… Así y todo…

Por favor, pasen y lean… Después piensen (estas locuras las pagamos todos), y si pueden, no compren nunca acciones de 3M (al menos por respeto a la inteligencia).

– 3M se propone desenredar su producción (The Wall Street Journal – 30/5/12)

(Por James R. Hagerty)

Los ganchos para colgar de 3M, que están hechos de plástico y tiras de espuma adhesiva, parecen simples. Sin embargo, hasta hace un par de años, la producción de los Command incluía un recorrido de más de 2.000 kilómetros por cuatro fábricas en cuatro estados de Estados Unidos.

Esos intrincados procesos de producción fueron bautizados por el recién retirado presidente ejecutivo de 3M, George Buckley, como hairballs (bolas de pelo). El conglomerado de 110 años está aún tratando de desenredarlas para reducir los costos de uno de los sistemas de fabricación más complejos del mundo.

En un período de crecimiento económico lento, la mayoría de las empresas no logra generar entusiasmo entre los inversionistas con un repunte en las ventas. En el primer trimestre, la facturación de 3M aumentó apenas 2,4% interanual, lo que convierte el recorte de costos en una prioridad.

El término hairball usado por Buckley no les hace ninguna gracia a los ejecutivos de manufacturación de 3M. A pesar de que Buckley dejó su cargo en febrero, la batalla contra los complicados procesos de producción continúa bajo su sucesor, Inge Thulin.

El hombre encargado de "desenredar" el proceso es John Woodworth, vicepresidente de las operaciones de la cadena de suministro.

Todas las empresas buscan poner a punto su manufactura y redes de suministro. Sin embargo, muy pocos tienen una tarea tan ardua como Woodworth. El ejecutivo estima que 3M fabrica 65.000 productos, que van desde la cinta adhesiva Scotch hasta pantallas táctiles y comida para perros. Los productos son fabricados en 214 plantas en 41 países. Woodworth, un ingeniero eléctrico que lleva 38 años en 3M, calcula que ha visitado la mitad de esas fábricas.

El objetivo de 3M a largo plazo es tener menos plantas pero más grandes, más eficientes y repartidas por todo el mundo. La mayor parte de la producción tendrá lugar en lo que 3M denomina como "super hubs" o súper centros neurálgicos, que son plantas capaces de producir cantidades ingentes de artículos para una región concreta. 3M tiene 10 hubs, seis de ellos en EEUU y uno en Singapur, Japón, Alemania y Polonia. 3M planea la apertura de al menos seis más, todos fuera de EEUU.

Por décadas, 3M se esforzó en elevar sus ventas en el extranjero y hoy casi dos tercios de ellas provienen de ahí. Sin embargo, más de la mitad de su producción se origina en EEUU Para mejorar ese equilibrio, 3M está construyendo más plantas en América Latina, Asia y otros mercados de rápido crecimiento. Al instalar la producción más cerca de los clientes, 3M puede recortar los gastos de transporte, reducir los riesgos de tipos de cambio y adaptar los productos para satisfacer las preferencias regionales. Este procedimiento también puede eliminar los enredos, o hairballs.

Jim Welsh, director de fabricación y relaciones con los proveedores, es uno de los encargados de desenredar las "bolas de pelo". Welsh encabeza un comité de ejecutivos de cadenas de suministro que se concentra en 18 oportunidades de "gran impacto" para mejorar la eficiencia de la fabricación de productos como máscaras respiratorias, estetoscopios y material reflectante para señalización en carreteras.

El objetivo es reducir en 25% la duración del ciclo, el tiempo que se necesita desde que se hacen los pedidos de las materias primas hasta que se distribuye el producto final.

Antes de la guerra contra los atascos, la producción de los ganchos Command empezaban en la planta de 3M en Springfield, Missouri, que hacía los adhesivos. Estos eran enviados luego a otra planta en Indiana, a más de 885 kilómetros de distancia, donde eran adheridos a espuma de polietileno. La espuma luego era transportada 965 kilómetros a una fábrica cerca de Mineápolis, en Minnesota, donde los productos recibían el sello de 3M y se los cortaba en los tamaños necesarios. Luego el producto era llevado a Wisconsin, una distancia de casi 322 kilómetros, donde otro contratista lo empacaba. Hace como dos años, la empresa consolidó todos estos pasos en su planta en Hutchinson, Minnesota, uno de sus super hubs.

Esa planta produce Command terminados para América, pero también envía rollos gigantes de la espuma pegajosa sin terminar a Singapur y Polonia, donde adaptan el producto para los mercados asiáticos y europeos. El ciclo de tiempo para fabricar Command ha bajado de 100 a 35 días, asegura Welsh.

Los estetoscopios Littmann, de 3M, solían involucrar 14 contratistas y tres plantas de la empresa. Hoy el proceso total está siendo transportado a una planta en Missouri y su ciclo será reducido de 165 a 50 días, promete Welsh. Las hairballs significan más costos de inventario, ya que cada punto geográfico de producción debe mantener existencias de artículos sin terminar para lidiar con cualquier interrupción en otra planta. Mantener ese inventario es caro en términos de espacio y el efectivo que está invertido en materiales que esperan ser convertidos en mercadería.

¿Por qué 3M dejó que algunos de sus procesos se complicasen tanto? En parte, por la cultura de aversión al riesgo, revela Welsh. Sin embargo, el objetivo ahora es producir más rápido cuando tenga un producto exitoso y evitar "las cadenas de suministro inconexas", agrega.

5 – ¿Se inicia la des-deslocalización? (reshoring initiative)

"La confección de moda en China ha dejado de ser rentable para los grandes grupos españoles por el alza de los costes de producción. El movimiento que se inició en la década de los 70 y 80 hacia países con mano de obra barata vive ahora un cambio de rumbo con Marruecos y Túnez como destinos favoritos, seguido de naciones como Turquía, Rumanía y Hungría"… Adolfo Domínguez y Purificación García salen de China por el alza de sus costes (Expansión – 14/6/11)

Las gallegas Adolfo Domínguez y STL (matriz de Carolina Herrera y Purificación García) son un buen ejemplo de este cambio, al que se adelantó Inditex, que siempre ha mantenido la producción en proximidad como parte de su ADN. Este año (2011), Adolfo Domínguez fabricará en China un 45% menos que en 2010 y STL reducirá en este periodo sus pedidos en una tercera parte. Adolfo Domínguez lleva seis meses buscando talleres en Túnez y Marruecos.

Inditex produce más del 50% en proximidad, es decir, en Europa y norte de África, mientras que el peso de Asia ronda el 35% y en los últimos años ha mantenido estable, en 480, su número de proveedores, lo que indica el menor peso relativo de esos países en la producción del grupo.

Por su parte, fuentes de Cortefiel apuntan que la producción en lejano oriente, que supone entre el 60% y el 70%, de su colección, donde se encargan prendas más básicas como camisetas o vaqueros, se ha extendido paulatinamente a otros países como Camboya, Bangladés, Vietnam o Pakistán.

Menos atractivo

Las compañías textiles manejan un dato contundente: en 2009, fabricar en China abarataba entre un 40% y un 45% los costes de producción, mientras que, en la actualidad, ese diferencial con los países del entorno, e incluso con algunos talleres nacionales, ya está por debajo del 15%.

Frente a otros países como Bangladés o India, la importación textil desde China paga un arancel del 12%. El retroceso desde Asia y el posicionamiento en el norte de África, conlleva, además beneficios en la cadena logística. El ciclo de la importación se acorta desde cinco o seis semanas hasta un periodo medio de tres a cinco días. También se reduce la incertidumbre de los tipos de cambio, ya que las operaciones comerciales dejan de depender de las tensiones entre el yuan y el dólar. Otra presión que aminora es la fluctuación de tarifa en el transporte marítimo.

Poca flexibilidad

Por otra parte, en pleno colapso de producción por el crecimiento del mercado interno, los fabricantes chinos han limitado su capacidad exportadora y han dejado de aceptar en masa los pedidos procedentes del exterior. Por ejemplo, han endurecido las condiciones: exigen series de un mínimo de 800 a 1.500 unidades, cuando los mismos talleres aceptaban producciones cortas hace sólo unos meses.

Mientras, el encarecimiento de la mano de obra y la flexibilización de las condiciones laborales han llevado a muchas compañías chinas a deslocalizarse a otros países, como Vietnam e India, un proceso que ha incidido negativamente en el control de calidad y en los plazos de entrega. A la subida imparable de las materias primas, con el algodón a punto de doblar precio y con la seda en plena senda alcista, los grupos textiles españoles añaden otras dificultades endógenas en Asia.

Una de ellas es el masivo trasvase de trabajadores desde el sector textil hacia otro tipo de industria manufacturera, especialmente la electrónica, en busca de mejores salarios y de condiciones laborales más flexibles. "Ni en los años noventa nos fuimos a fabricar a Asia de golpe, ni ahora vamos a salir de esos países precipitadamente", asegura un alto ejecutivo del sector que prefiere mantener el anonimato.

En esta transición, el sudeste de Europa, con Turquía, Rumanía y Hungría a la cabeza, emergen como alternativa, mientras Perú recupera protagonismo en algodones especiales y alpaca. India limita casi toda su actividad a los estampados, y cada vez menos, por la decisión gubernamental de cerrar fábricas de tintado para racionalizar el consumo de agua y para cumplir las políticas de RSC y medio ambiente. Sin embargo, los tejidos técnicos y las sedas garantizan que China y su área nunca desaparezcan por completo de los planes estratégicos de las multinacionales.

Juguetes de ida y vuelta

El juguete fue uno de los primeros en sufrir la globalización y la competencia china. Desde la década de los ochenta, el gigante asiático, que fabrica siete de cada diez juguetes mundiales, ha ido asumiendo la producción, ya fuera de multinacionales con factoría en España, como Hasbro, o de fabricantes locales que subcontratan para competir, como Famosa. Se estima que el 60% de los juguetes de marca española se fabrica en el exterior. Y es que hoy es imposible igualar su coste en mano de obra para muñecas o peluches.

Pese a ello, las empresas españolas han conseguido mantener reductos, como los vehículos eléctricos o los de gran volumen, en los que el transporte y el uso de maquinaria equilibran las tornas. Smoby trasladó desde China la producción de juguetes de tubos de acero, como triciclos y coches de muñecos, y la concentró en la alicantina Juguetes Picó hace unos años.

El motivo esencial era el coste de la materia prima transformada. Otra empresa alicantina, Injusa, ha dejado recientemente la producción en China por la subida de costes salariales y de transporte. La patronal juguetera considera que "el momento para recuperar producción existe", pero, si no va acompañado de medidas para dar estabilidad, será una situación "solo coyuntural", informa Ángel Álvarez.

"Las empresas estadounidenses, frente a la desaceleración de sus mercados y un alza de los costos en todo el mundo, están mirando a su país con nuevos ojos.

En un momento en que el crecimiento pierde fuerza en China y un bajón afecta gran parte de Europa, las empresas estadounidenses están añadiendo capacidad en su mercado interno, reemplazando equipos y repatriando producción que habían trasladado al exterior, una señal de que el sector privado se dispone a asumir un papel más protagónico en la recuperación económica"… El sector privado asume un rol protagónico en EEUU (The Wall Street Journal – 9/2/12)

El crecimiento de las ganancias de las empresas de Estados Unidos se desaceleró en el cuarto trimestre y hay señales de que la rentabilidad está cayendo. Eso está haciendo que compañías como el fabricante de refrescos Coca-Cola Co. y el proveedor industrial Emerson Electric Co. realicen recortes de costos. Pero después de mantener los costos bajo control durante varios años, muchas otras empresas han optado por expandir su capacidad para satisfacer una creciente demanda.

United Rentals Inc., la mayor firma de alquiler de maquinaria del mundo, planea este año un aumento de un tercio en sus gastos de capital, a US$ 1.000 millones. Cummins Inc., fabricante de motores para camiones y equipo pesado, incrementará sus gastos de capital a más del doble del ritmo de hace dos años.

Carlisle Companies, que fabrica neumáticos y productos para restaurantes, piensa inaugurar dos plantas en EEUU y repatriar la producción de China. Union Pacific Co. pretende adquirir el doble de locomotoras que el año pasado, un desembolso superior a los US$ 400 millones.

La industria automotriz, por su parte, está agregando turnos y expandiendo la producción en varias plantas debido al repunte en las ventas de autos y camiones. Algunos fabricantes esperan exportar autos y autopartes a América Latina y Asia desde sus plantas en EEUU.

"Es un entorno donde al parecer se está generando cierto ímpetu", dice William Plummer, director financiero de United Rentals.

Las empresas estadounidenses elevaron su inversión en diciembre. Según datos del Departamento de Comercio de EEUU, los nuevos pedidos de bienes de capital no ligados a la industria de defensa y excluyendo aviones, un indicador del gasto en maquinaria, subieron 2,9% respecto a noviembre. El alza puso fin a dos meses de caídas, lo que sugiere que las compañías tienen más confianza en el futuro.

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"Las empresas han acumulado una gran cantidad de efectivo en sus balances y postergado muchas compras", señala Joseph LaVorna, economista jefe para EEUU de Deutsche Bank, quien prevé un alza de más de 10% del gasto de capital este año.

También hay señales de que el mercado laboral puede estar mejorando. El crecimiento del empleo en enero fue el más alto desde abril del año pasado, y la tasa de desocupación cayó por quinto mes consecutivo. Además, el sector de la construcción parece mostrar señales de vida, lo que ayuda a empresas como Caterpillar Inc., según Andy Kaplowitz, analista de Barclays Capital.

"Me siento más confiado acerca de la economía estadounidense que hace 12 meses, no cabe duda", dice Patrick Ward, director general de finanzas de Cummins.

Fortune Brands Home & Security Inc., cuyos productos incluyen cerraduras y grifos, incrementó su presupuesto para gastos de capital en 2012 en 17%, a US$ 80 millones, tras observar mejoras en la economía estadounidense, comenta su presidente ejecutivo, Chris Klein. "Aún no es hora de salir a las carreras", señala, "pero la situación se ha afirmado".

"Telefónica anunció ayer que pretende repatriar a España varios centros de atención al cliente instalados en Latinoamérica, en un intento por frenar la pérdida de usuarios descontentos con el servicio que ofrece el grupo de telecomunicaciones"… Telefónica trae de regreso a España sus "call centers" de Latinoamérica (Expansión – 7/3/12)

José María Alvarez-Pallete, presidente y consejero delegado de Telefónica Europa, explicó en Londres durante una entrevista con Expansión que en los próximos meses todos los call centers que dan servicio al mercado español serán trasladados a territorio nacional. "El movimiento nos va a permitir crear muchos puestos de trabajo", aseguró el directivo después del lanzamiento en Reino Unido de Wayra, una incubadora de proyectos tecnológicos creada por Telefónica.

La operadora contraataca así a las acciones para mejorar el servicio que han puesto en marcha rivales como Jazztel y Orange. "La calidad de nuestros call centers en Sudamérica es buena, pero el cliente percibe que hay mejor servicio si te atiende gente que está más cerca de ti", reconoce Álvarez-Pallete.

Atento

El ejecutivo no quiso detallar cuántos puestos de trabajo se crearán con el retorno de los centros de atención al usuario, aunque en el sector se especula con que serán miles. Atento, filial de Telefónica que gestiona sus call centers, tiene ahora 15.000 empleados en España y 120.000 en Latinoamérica.

La decisión llega sólo meses después de que la operadora anunciase la eliminación de 6.500 empleos en España, cerca de un 20% de la plantilla en este país. "No son despidos, es un expediente de regulación pactado con los sindicatos y de aceptación voluntaria", matiza Álvarez-Pallete, quien gestiona el negocio en España y otros cinco países europeos.

Según el directivo, "Telefónica está totalmente comprometida con España y el regreso de los call centers es una forma de demostrarlo, así como la inversión que haremos en 2012". Además, la compañía creará 100 puestos de trabajo para jóvenes españoles a través de las empresas en las que invierte Wayra.

Álvarez-Pallete pasó en septiembre de 2011 de liderar Telefónica en Latinoamérica a hacerlo en Europa. Su obsesión ahora es mejorar los resultados en un mercado maduro, castigado por la crisis y muy competitivo.

El regreso de los call centers es una de las ideas de Álvarez-Pallete para evitar la marcha de clientes. ·En Europa, lo que nos hace daño de verdad no es la crisis, que es algo que pasará. El gran problema es la rotación de clientes y contra esto queremos luchar", añade. "Los usuarios nos abandonan por mejores tarifas, por mejor servicio y por una mejor red. Nuestro esfuerzo ahora es que los clientes que tenemos, que son muy buenos, se queden", asegura.

Esto implica dejar de dedicar recursos para captar nuevos clientes a través de promociones como el regalo de terminales. "No tiene sentido dedicar dinero a captar clientes de otros y no retener a los míos. Si un cliente mío quiere un smartphone, se lo daré, pero no lo haré con un cliente de la competencia". La estrategia comercial de Telefónica también contempla "simplificar la compañía", explica. "Tenemos miles de tarifas y productos, lo que nos hace muy complejos. Cuanto más sencillo te vuelves, mejores resultados tienes", afirma.

Además de cambiar la orientación hacia el usuario, la otra vía de Telefónica para dar la vuelta a la compañía en Europa es apostar por la innovación. La empresa ha lanzado varios proyectos como la Academia Wayra y el fondo Amérigo, con los que pretende "identificar a los Steve Job de Europa", dice el directivo en referencia al fundador de Apple. "Es una pena que tengamos que salir a comprar tecnología a Estados Unidos, Israel o China porque en Europa no innovamos". Lanzamiento

Telefónica presentó ayer en Londres su iniciativa Wayra, una incubadora de proyectos mediante la que el grupo español toma el 10% en empresas innovadoras para financiar su desarrollo, aportando unos 50.000 euros a cada una.

"Ikea ha demostrado que la deslocalización puede ser un viaje de ida y vuelta. La búsqueda de una mayor calidad y, aunque parezca mentira, el ahorro de costes, han llevado al coloso sueco a sustituir a tres de sus proveedores asiáticos por fabricantes italianos. En el país mediterráneo se manufactura ya el 8% de los productos que vende Ikea en las 41 naciones donde está presente. Con los nuevos contratos firmados con empresas de la región norteña del Piamonte productoras de muebles, grifería y juguetes, Italia se convierte en su tercer mayor proveedor, sólo superado por China y Polonia"… Deslocalización a la inversa: Ikea deja Asia y apuesta por Italia (El Confidencial – 14/4/12)

El consejero delegado de Ikea Italia, Lars Petersson, ha explicado la decisión por la "competencia", el "compromiso" y la capacidad de los nuevos socios transalpinos para producir artículos mejores y más baratos que sus derrotados competidores asiáticos. Este último punto sorprende por la habitual estrategia de la firma sueca de apretar al máximo a sus fabricantes para lograr precios imbatibles. Esta máxima ha hecho que hasta ahora se encuentren en China y en el sureste asiático la mayor parte de sus proveedores.

"Ha sido como hacer un análisis de sangre. Ellos (los managers de Ikea) vienen aquí, te estudian, te interrogan, quieren saberlo todo", explica en Il Sole 24 Ore Marco Paini, consejero delegado de la fábrica de grifería que lleva su apellido. Su empresa, que emplea a 330 personas, ha logrado convertirse en proveedor del gigante escandinavo tras superar un duro proceso de selección que ha durado tres años, en el que primero había diez candidatos, luego cinco y más tarde, tres. Paini reconoce que a veces es difícil trabajar con Ikea por su "fortísima" atención a los precios, lo que le lleva a analizar todo el proceso productivo y a los proveedores de las empresas de las que se abastece. Llega a indicar a quién debe comprar, a qué precio y cuál debe ser el margen de ganancia.

Además de la capacidad de los empresarios italianos por equilibrar con tecnología, innovación y excelencia el mayor coste de la mano de obra, hay otro elemento que explica la decisión del gigante de los muebles de confiar en ellos para que elaboren sus productos: el precio del transporte. El coste del petróleo Brent ha subido un 45% por ciento en los últimos dos años, lo que ha encarecido el viaje de los productos fabricados en Asia hasta Europa y Norteamérica, donde se encuentra el mayor mercado de Ikea. Sólo 24 de las 287 tiendas de la firma sueca están en el sureste asiático y en Oceanía.

"Fabricar en China ya no es tan barato"

Giancarlo Corò, profesor de economía en la universidad Ca' Foscari de Venecia, advierte de que fabricar en China ya no es tan barato como antes. "El mundo cambia. La mano de obra en Asia es más costosa y la carestía del petróleo incide sobre los precios del transporte", explica en el diario La Repubblica. En su opinión, no se puede hablar todavía de una tendencia general de la industria. Habrá que ver si otras empresas también enraizadas en territorio europeo siguen los pasos de Ikea.

La apuesta por Italia se explica además por la crisis. Buena parte de los fabricantes transalpinos de muebles están especializados en productos de alta gama. Un ejemplo de ello son las cocinas, donde el Made in Italy es garantía de diseño y de calidad. Las ventas han caído para muchas firmas debido a las estrecheces económicas de buena parte de los compradores, quienes deben lidiar con un poder adquisitivo bajo, por lo que acuden a negocios como Ikea. "Los muebles de alta gama han notado mucho la crisis. Por eso para muchos subcontratistas pasar a la gran distribución es la única forma de sobrevivir", afirma el profesor Corò.

En 2011 eran 24 las empresas italianas que fabricaron productos, sobre todo muebles, para el coloso sueco. Sus manufacturas sumaron 1.000 millones de euros, una cifra que crecerá con los nuevos contratos firmados con los tres fabricantes piamonteses. Estas cantidades son superiores a las de las compras que Ikea hace en su país de origen, Suecia, o en Alemania, su principal mercado. Los nuevos proveedores también harán que aumente la cifra de 2.500 empleados que hoy fabrican en Italia muebles y otros productos para la firma sueca.

"Empresas de EEUU empiezan a devolver empleos a casa"… "Made in China" ya no es la única opción (The Wall Street Journal – 22/5/12)

Cuando Bill Good era estudiante en la Universidad de Auburn, en Alabama, en los años 80, trabajó en una empresa que hacía equipos para gimnasios en Estados Unidos, un negocio que finalmente fue barrido por las importaciones de bajo costo provenientes de Asia.

Más tarde, trabajó en Char-Broil LLC, una fábrica de parrillas en Columbus, en Georgia, donde en 2004 participó en la decisión de trasladar la producción de EEUU a China, un episodio que recuerda como "extremadamente doloroso". Era parte de una inmensa marea de decisiones similares que llegó a reducir el empleo manufacturero estadounidense en cerca de seis millones de puestos de trabajo, o un tercio, entre 1997 y 2010.

En septiembre pasado, Good finalmente consiguió revertir una pequeña parte de ese flujo. Como gerente de planta de Whirlpool Corp. en Greenville, trajo de regreso la producción de batidoras de mano, que durante los seis años anteriores habían sido fabricadas por un contratista en Huizhou, en China.

Cuando Whirlpool decidió volver a ensamblar el producto en Greenville, "hubo un montón de felicitaciones", dice Good. Pero, ¿cuál fue la ganancia neta de empleos estadounidenses en Whirlpool? Alrededor de 25.

La línea de batidoras de mano ilustra la promesa -pero también las limitaciones- de una tendencia que ha ido creciendo en los últimos dos años: la relocalización de algunos trabajos de fabricación que habían sido "trasladados" a productores de bajo costo como China en las últimas décadas. La fabricación en Asia "no es algo que se dé por sentado como hace 10 años", dice Good. Whirlpool considera ahora devolver a EEUU la producción de otros pequeños electrodomésticos.

En febrero, el presidente Barack Obama visitó una fábrica de Master Lock en Milwaukee y alabó el regreso de esa compañía a EEUU desde Asia, pero la mudanza sólo creó unos 100 puestos de trabajo. Se espera que el paso de parte de la producción de Otis Elevator Co. de México a Carolina del Sur cree 360 empleos. Movimientos similares por parte de Caterpillar Inc., General Electric Co. y Ford Motor Co. han sumado unos cuantos miles de nuevos puestos de trabajo a la nómina de EEUU.

Todo esto tiene lugar en medio de señales de un prometedor, aunque modesto, repunte del empleo manufacturero estadounidense. Después de una caída de 35% en el número de empleos manufactureros entre 1998 y 2010, la cifra ha aumentado desde entonces en 489.000, o 4,3%, a 11,9 millones. Pero la mayor parte de ese aumento se debe más al repunte económico que a una recuperación de puestos de trabajo mediante la relocalización.

"Nos estamos volviendo más competitivos", dice Daniel Meckstroth, economista jefe de Manufacturers Alliance for Productivity and Innovation, un grupo de investigación de Virginia.

Harry Moser, presidente de Reshoring Initiative, una organización sin fines de lucro que hace campaña para traer de vuelta empleos fabriles, calcula que al menos 25.000 puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente, con la fabricación han sido devueltos a EEUU en los últimos años. Eso es una gota en el océano del desempleo, pero Moser piensa que el potencial es mucho mayor a medida que las compañías reevalúen los costos de producir en el extranjero.

Los expertos dicen que la decisión de relocalizar depende de una serie de factores -como los impuestos, las regulaciones, las monedas y los incentivos gubernamentales-, y que es posible que nunca tenga sentido volver a fabricar algunos productos, como el calzado y la ropa, en EEUU.

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Una encuesta realizada en enero y febrero a 105 compañías, a cargo de David Simchi-Levi, un profesor de ingeniería y experto en la cadena de suministro en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), halló que 39% de los entrevistados consideraba trasladar algunas operaciones de manufactura de regreso a EEUU.

Conforme los salarios asiáticos han subido en los últimos años y la brecha salarial entre EEUU y China se ha reducido, la manufactura estadounidense se ha vuelto atractiva para algunas empresas. La caída del dólar en la última década también ha hecho más competitivos los bienes producidos en EEUU. Además, los precios más altos del petróleo han encarecido el envío de bienes a través de los océanos, haciendo más atractiva la fabricación nacional.

Con todo, China y otros países asiáticos siguen siendo muy competitivos en muchos productos. Una vez que la experiencia y las redes de suministro se instalan en un lugar, tal como ha sido el caso de los teléfonos inteligentes en China, es muy difícil mudarlos. EEUU también sufre de una escasez de trabajadores especializados en algunas áreas vitales para la manufactura, como la ingeniería y la operación de maquinaria computarizada. Los impuestos a las empresas son más altos en EEUU que en muchos otros países industrializados.

"No es que haya una ola (de manufactura) que vuelva a EEUU", dijo Meckstroth. En su lugar, EEUU está viendo un mayor equilibrio, en el que las compañías estudian con más cuidado los pros y contras de producir en el país o el extranjero. Asia ya no es la opción de facto.

– ¿Volverán las fábricas a los países desarrollados? (El Confidencial – 28/5/12)

(Por Kike Vázquez) Lectura recomendada

En la última visita oficial del Presidente Obama a Silicon Valley, éste preguntó a Steve Jobs qué habría que hacer para que los iPhones volviesen a ser "Made in USA", si existía alguna forma de que los trabajos volviesen a casa. La respuesta de Steve Jobs no pudo ser más clara y concisa a pesar de su brevedad, según una fuente del New York Times le contestó "Those jobs aren't coming back", es decir, esos trabajos, sencillamente, no iban a volver a Estados Unidos. ¿Cómo nos afecta esto? Bien, a eso trataré de contestar en el presente artículo.

Este viernes Terry Gou, Presidente del grupo Hon Hai al que pertenece Foxconn, fabricante de los productos de Apple entre otros muchos, anunciaba que trataría de doblar el salario medio de sus trabajadores de aquí a finales de 2013 situándolo en 4.400 yuanes al mes, casi 700 dólares, cumpliendo así la hoja de ruta marcada por su plan estratégico. ¡Casi 700 dólares! Teniendo en cuenta que es probable que el euro se siga deteriorando, podríamos estar ante un salario similar al Salario Mínimo en España, de 641 euros.

Es cierto que Foxconn es una buena empresa para el chino medio y que el SMI es la franja baja en España, pero la comparación debe hacernos reflexionar. Y por partida doble. Por una parte debemos pensar cómo es posible que los de abajo se acerquen cada vez más mientras nos distanciamos de los de arriba, por la otra que si los salarios en China crecen a esa velocidad o bien conquistan el mundo o bien comenzarán a perder competitividad muy pronto, si no lo hacen ya. Recuperar competitividad en la fabricación es clave para reducir las cifras de desempleo y para mejorar nuestra balanza comercial, quizá por ello estemos ante un momento clave.

De hecho, actualmente en Estados Unidos existe un arduo debate sobre el "renacimiento" o no de su industria manufacturera, allí muchas empresas como es el caso de Whirlpool, Otis, Carterpillar, General Electric o Ford, entre otras muchas, han realizado movimientos de "reshoring", o de devolver a Estados Unidos procesos anteriormente trasladados a países emergentes para ahorrar costes. No se trata de un hecho aislado, se calcula que unos 25.000 nuevos puestos de trabajo son fruto de este fenómeno según "Reshoring Initiative", cifra que si bien es modesta demuestra que Asia ya no es la opción por defecto, Occidente puede estar empezando a recuperar la competitividad.

Es cierto que por cada trabajo ganado por el "reshoring" seguimos perdiendo una cifra muy superior por el "offshoring", pero también lo es que se están marcando tendencias muy claras. 1.- En productos muy pesados o voluminosos, donde el transporte es caro, la industria nacional sigue ganando la partida. 2.- Tendencia creciente hacia la flexibilidad para satisfacer los gustos cambiantes de los clientes, no es lo mismo responder a la demanda en una o dos semanas que en uno o dos meses. 3.- Cuando la seguridad es un problema, por ejemplo en la alimentación, los países desarrollados vencen. 4.- Cadena de suministros difícilmente sustituible por su complejidad o calidad, aeroespacial por ejemplo, hacen a las empresas decantarse por lo nacional.

Y es que las cuentas no cuadran. Lo que antaño en China eran bajos sueldos, personal cualificado, e incentivos por parte de las autoridades (estabilidad macroeconómica y monetaria, terrenos baratos, infraestructuras adaptadas, financiación y ayudas directas), se está transformando en una enorme presión de márgenes. BCG calcula que en cinco años la diferencia real de coste total entre un trabajador chino de la costa y un estadounidense en determinadas zonas será solo del 10-15%, teniendo en cuenta el salario, la productividad, el transporte, el almacenamiento y otros gastos. Y eso que BCG asume un aumento anual de salarios del 18% de aquí a 2015, cifra importante, pero que se queda corta viendo que Foxconn intentará llegar al 100% solo en 2013.

¿Compensa dicha diferencia del 10-15%, o una aún menor si los salarios se disparan, las dificultades y los imprevistos de la operación? Cuando el objetivo sea proveer el mercado Norteamericano probablemente no, por ello la consultora cree que se podrían ganar entre 2 y 3 millones de empleos en el país en esta década. Dichos movimientos vendrían principalmente de las industrias representadas en la siguiente gráfica. En el eje "x" podemos observar los costes logísticos, a mayor coste logístico mayor dependencia del mercado nacional. En el eje "y" la cantidad de costes laborales sobre el coste total, a mayor proporción mayor tendencia al "offshoring". Podemos comprobar que siete grandes industrias pueden estar en un punto de inflexión.

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Además se apunta a los costes energéticos, en continuo descenso en EEUU, al menor valor del dólar y a los numerosos trabajadores cualificados disponibles como variables decisivas que pueden favorecer a EEUU. En general hay consenso sobre que estamos ante un punto de inflexión en el "offshoring", si bien existen discrepancias en los empleos que eso supondrá, pues hay quien cree que los cambios serán hacía una mayor intensidad de capital y por tanto con menos efectos en la mano de obra.

En cualquier caso parece que estamos predestinados a ir a un mundo más local en vez de más global, en donde China ya no fabrica para todo el mundo, sino que aquellos países desarrollados que consigan ser competitivos en costes podrán generar empleo para sí mismos en algunos sectores. Un mundo en donde a las empresas ya no les sale rentable producir a miles de kilómetros de sus consumidores y prefieren la flexibilidad y rapidez de la cercanía. De hecho actualmente en España un porcentaje importante de empresas nacionales que siguen fabricando localmente usan dicho argumento.

¿Lo permitirá China? ¡No tiene más remedio! Su modelo de crecimiento basado en inversión está gravemente herido, por lo que deben pasar a crecer vía consumo. Paradójicamente, a la vez que desarrollan uno de los mercados internos más importantes del mundo las empresas foráneas se establecen para abastecer a dicho mercado local, por lo que no deberían tener graves problemas por el "reshoring". En realidad, China está pasando de ser la fábrica del mundo a ser la fábrica del mercado interno con más potencial de futuro, de "China – Mundo" a "China – China", por lo que no es esperable que se frene el crecimiento de salarios ni de empresas. Este será el nuevo modelo.

Desgraciadamente para nosotros todas las perspectivas positivas son para el mercado norteamericano, tanto es así que incluso en algunos casos se especula con un "reshoring" a EEUU para abastecer a Europa. Surrealista. No debemos permitirlo, estamos en un momento crucial en el que puede haber muchos cambios y si no actuamos luego nos costará coger el tren. Cuando una industria se instala crea sinergias y know-how que le hacen replantearse posteriores movimientos, un punto de inflexión como el actual se vive pocas veces.

¿Volverán las fábricas a occidente? Depende, en muchos casos se cumplirá el "Those jobs aren't coming back" de Steve Jobs, pero en otros podremos aprovecharnos de un punto de inflexión en la tendencia de los últimos años. ¿De qué dependerá? Pues en parte de elementos dados por el mercado como son el coste de transporte o la demanda de rapidez por parte de los clientes, pero fundamentalmente de nuestra propia competitividad. Una industria o sector puede plantearse el volver que si no encuentra las características adecuadas en casa no lo hará, es por ello que debemos hacer un esfuerzo para conseguirlo en un momento crítico a nivel mundial como este. La exportación y el empleo dependen de ello.

"Un estudio de la Cámara de Comercio de la Unión Europea revela que el 25% de las compañías encuestadas sopesa abandonar el gigante asiático. El aumento de los costes y las barreras regulatorias son las principales causas"… Una de cada cuatro empresas europeas piensa irse de China (Expansión – 29/5/12)

La crisis ha provocado que muchas empresas fijen sus ojos en China: un gigantesco mercado de 1.200 millones de potenciales consumidores con un crecimiento que, aunque rebajado, superará este año el 7%.

Pero, no es oro todo lo que reluce. Una de las conclusiones a las que llega el informe que ha elaborado la Cámara de Comercio de la Unión Europea (UE) en colaboración con la consultora Roland Berger muestra que una compañía europea de cada cuatro asentadas en China piensa en abandonar el país en busca de mejores lares. Entre las principales causas que aducen se encuentra el incremento de los costes y las barreras regulatorias existentes. El documento recoge las opiniones de 557 compañías, de las 1.600 que forman parte de la organización.

El aumento de las retribuciones a los empleados está dilapidando a marchas forzadas una de las principales e históricas ventajas de China: sus bajos costes laborales. El 63% de las compañías consultadas afirma que es un riesgo que tienen en la agenda.

El Gobierno, en su intento por virar hacia un modelo de consumo interno y no depender tanto del sector exportador, lleva meses fomentando el incremento de las retribuciones. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, el sueldo medio de un empleado urbano de una pequeña empresa se incrementó un 18.3% en 2011 hasta llegar a los 24.556 yuanes anuales (3.045 euros). En el sector público y en las grandes compañías, los ingresos aumentaron un 14,3% hasta llegar a los 42.452 yuanes al año.

El sector industrial, uno de los principales beneficiados de los bajos salarios, empieza a acusar el golpe. A pesar de que la crisis económica no ha hecho tanta mella como en otras zonas del planeta, el 24% de las empresas preguntadas ha visto bajar su rentabilidad en China. Por ello, muchas de ellas empiezan a mirar hacia países del Sudeste Asiático o Latinoamérica, donde los requisitos para hacer negocios no son tan complejos como en China. "Esta situación podría minar la intención del Gobierno de desarrollar el oeste del país (menos desarrollado y más pobre)", se lee en el documento.

Riesgo regulatorio

Si el incremento de los salarios abre la vía a nuevas formas de hacer negocios y muestra la vitalidad del gigante, otro aspecto desvela la naturaleza de la dictadura que rige Pekín: el riesgo regulatorio. Es un secreto a voces la diligencia y la arbitrariedad con la que las administraciones chinas regulan la actividad de las firmas extranjeras. El informe recoge la queja con profusión y calcula el impacto económico. Según el documento, más de la mitad de las compañías se han visto afectadas por algún tipo de barrera, lo que ha provocado que muchas pierdan oportunidades de negocio: el 75% de las compañías afectadas calculan que sus ingresos potenciales se habrían incrementado entre un 10% y un 50%. Entre las barreras más citadas se encuentran la discrecionalidad de las autoridades, la falta de coordinación entre los entes locales o la dificultad para adaptarse a los estándares chinos.

El informe denuncia la tendencia creciente a una cierta inquina local contra la actividad foránea. El 40% de los encuestados percibe que la legislación nacional es más injusta que la de hace dos años. "A pesar de las declaraciones de los altos dirigentes sobre la importancia de la inversión extranjera y la necesidad de dar un igual trato a todas las compañías, el ambiente regulatorio para las firmas foráneas ha tomado un camino inverso hacia peor", reza el informe.

El lado optimista

A pesar de las críticas y de las malas noticias, muchas compañías siguen con su apuesta por el gigante asiático. Para la mitad de las empresas consultadas, China ha pasado a representar el 10% de sus ventas mundiales, con un crecimiento medio del 50% respecto a 2009. Por sectores, el que mejor ha salido parado es el de bienes de consumo y servicios, que ha incrementado sus ventas en un 45%, frente al 26% de los servicios profesionales y el 20% de los bienes industriales.

Este aumento ha derivado en dos tendencias: una previsión de mayores inversiones junto a un incremento de la contratación. El 63% de las consultadas tiene en mente destinar más partidas a China, frente al 39% de 2009. Por el lado del empleo, cerca de dos tercios contratarán más personal. En 2011, el 61% de ellas aumentó el personal dedicado.

El futuro, para muchas, se presenta brillante: el 78% afirma ser optimista sobre el crecimiento de China en los dos próximos años, frente al 19% que se mantiene neutral y sólo un 3% que es pesimista.

Despertares (el tránsito de Venus) (V)

Tal vez los historiadores futuros escriban sobre la sinrazón de la deslocalización. Puede que expliquen (dudo que justifiquen) hasta qué punto la avaricia de las empresas multinacionales las llevó tan lejos para producir por un puñado de dólares menos (al principio muchos, luego pocos y al final nada o casi nada), lo que siempre habían fabricado es sus propios países.

Puede que expliquen (dudo que justifiquen) cómo les pareció razonable sustituir empleos locales por créditos fáciles (para que los desempleados pudieran seguir empujado el carrito de la compra), que sin ingresos salariales muy pronto (como después se demostró, demasiado pronto) serían imposibles de pagar.

Puede que expliquen (dudo que justifiquen), cómo fue posible que los "mercados" (eufemismo utilizado por los analistas mediáticos, para referirse a Wall Street) premiaran con alzas bursátiles los valores accionarios de las empresas que despedían personal que, para más inri, habían puesto sus ahorros en fondos de pensión o de inversión, que ahora "rentabilizaban" su propio desempleo (y ruina).

Puede que expliquen (dudo que justifiquen) que tipo de delirio (codicia, ambición, avidez, egoísmo, tacañería, usura…) llevó a los directivos de las multinacionales a transferir empleos y perspectivas de desarrollo a lugares lejanos (y remotos) del Tercer Mundo, provocando el más amplio y extenso proceso de descenso del Primer Mundo al infierno tercermundista, en la historia del capitalismo.

Como simple cronista de sucesos económicos recientes (aunque últimamente me siento casi un "corresponsal de guerra"), me cuesta descifrar tamaño despropósito.

A Henry Ford se le ha atribuido muchas veces el papel de promotor de la clase media americana, hace un siglo, porque creó un modelo, el Ford T, que estaba al alcance de la mayor parte de los estadounidenses y la producción en cadena que inventó dio lugar a un nuevo tipo de obrero especializado, con mejor salario que el proletario, un miembro de esa nueva clase media.

Henry Ford solía decir que mejoró los salarios de sus trabajadores para que pudiesen comprar los automóviles que fabricaban. Pero probablemente el magnate también necesitaba fidelizar a esa mano de obra porque, entonces, conceptos como la deslocalización industrial no existían, y menos para industrias tan pesadas. Hoy el panorama no puede ser más diferente.

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