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La “deslocalización inversa” (la des-deslocalización: a verlas venir) (página 4)

Enviado por Ricardo Lomoro


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En Alemania se ha llegado a la conclusión de que las normas con las que se creó el euro (el Pacto de Estabilidad y Crecimiento) eran demasiado flexibles y fáciles de incumplir. Por eso, se teme que si ahora dan dinero a griegos, italianos y españoles, estos vuelvan a las andadas. En ninguno de los países rescatados o en problemas (con la excepción de Irlanda) se han emprendido las reformas necesarias para crecer de forma segura a medio plazo. A lo máximo que se ha llegado es a aprobar recortes en el gasto para reducir el déficit presupuestario. Pero eso tampoco servirá: ya se sabe que los países periféricos no cumplirán sus objetivos fiscales.

Por eso, las declaraciones de sus líderes no significan nada ahora para Angela Merkel. Y esta es la misma idea que aparece en el documento de la Comisión. Incluso en Bruselas se acepta ya que habrá que endurecer las condiciones y vigilar de cerca su aplicación. Lo que se dibuja en el horizonte es un Gobierno económico y fiscal común para la Eurozona dirigido por Alemania. Quien quiera aceptarlo, será rescatado y tendrá el respaldo de Berlín. El que no pase por el aro, tendrá que enfrentarse solo a la tormenta.

El mayor temor de Alemania es el riesgo moral, ¿Cómo puede saberse que los países seguirán con las reformas después que se relaje la presión del mercado? Reemplazar a políticos electos con tecnócratas no elegidos puede ser un remedio de corto plazo. Tanto el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso y el presidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy preparan propuestas para mejorar el gobierno económico. Pero la mayoría de las que están siendo discutidas representan apenas ajustes al escrutinio de los presupuestos nacionales, no a la completa unión política y fiscal que se necesita para apuntalar con credibilidad a los euro bonos.

Quizás la intensidad de la crisis obligará a un cambio político radical en Bruselas, como lo ha hecho en los estados miembro. Quizás los gobiernos adoptarán transferencias radicales de soberanía para evitar el cataclismo de un colapso del euro. Pero el riesgo es que, como sucede a menudo en las crisis, cuando los políticos finalmente se decidan a actuar, ya sea muy poco y muy tarde.

En las tercera semana de noviembre (2011) las máximas autoridades financieras de Alemania volvían a subrayar el compromiso del país germano con el euro y la estabilidad de la eurozona, aunque reiteraban su rechazo a la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) se convirtiera en el prestamista de último recurso de la región y contribuyera a financiar los presupuestos de los Estados miembros.

"Haremos todo para prevenir los peligros que acechan a la estabilidad del euro", indicó en un discurso el ministro alemán de Finanzas, Wolgang Schaeuble, quien, sin embargo, recordó que el BCE debe ser independiente, "ya que no está ahí para financiar a los Estados". En este sentido, el presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Jens Weidmann, rechazó las presiones para que el instituto emisor europeo se convierta en prestamista de último recurso de los gobiernos como sucede en el caso de otros bancos centrales.

Ante esta situación, algunos analistas hablaban ya de "Eurocalipsis" y presentaban cuatro escenarios de futuro: rescates a cambio de soberanía; ruptura del euro, con o sin Alemania; y desintegración de la moneda única.

A finales de noviembre, los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) reconocían que necesitarían más ayuda del FMI para intentar atajar el contagio de la crisis de la deuda. La llamada de socorro se producía tras el fiasco en el apalancamiento de un fondo de rescate dotado con 440.000 millones, pero del que ya se ha comprometido casi la mitad.

El Fondo Monetario Internacional, (FMI), que se coló en la zona euro de la mano de Berlín para participar en el rescate de Grecia, sigue ganando predicamento en una Unión Monetaria incapaz de resolver la crisis por sí misma. El organismo con sede en Washington se perfilaba como la vía prioritaria para proteger la moneda única frente a unos embates que amenazan con tumbar a Italia, tercera economía de la Eurozona, y arrastrar de paso a España, cuarta economía más importante.

Los bancos centrales más importantes del mundo lanzaron el 30/11/11 una acción conjunta para proveer préstamos baratos y de emergencia en dólares estadounidenses a los bancos de otros países, una señal de la creciente alarma que han generado los problemas en Europa y el sistema financiero global.

La acción coordinada no aborda directamente la crisis fiscal de Europa. En cambio, busca aliviar el impacto de esos problemas en los mercados globales. Además, allana el camino para que los bancos centrales adopten nuevas medidas si los mercados o la economía global se deterioran. "El propósito de estas acciones es aliviar la presión sobre los mercados financieros y, de esta manera, mitigar los efectos de esas presiones sobre el suministro de crédito a los hogares y las empresas, así como ayudar a estimular la actividad económica", indicó un comunicado emitido por seis bancos centrales: la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional Suizo.

La supervivencia de la moneda única pende de un acuerdo entre Berlín y París. Merkel quiere una refundación basada en el rigor fiscal y Sarkozy pide a cambio un plan de solidaridad.

"La mutualización de la deuda por sí sola no salvará al euro, pero sin ella es improbable que la zona sobreviva intacta", señala un reciente informe de Simon Tilford, economista jefe del Centre for European Reform, un instituto de estudios con sede en Londres.

Berlín observa con pavor esa salida común, por temor a terminar asumiendo las facturas de un club cuya deuda pública ha pasado de 4,6 billones de euros en 1999 a 7,8 billones a finales de 2010, según las cifras de Eurostat (en España, de 345.000 millones a 641.000 millones en el mismo periodo). Pero ni siquiera Merkel rechaza de manera tajante la posibilidad de establecer algún tipo de garantía conjunta de la deuda, una vez que los socios del euro acepten someter sus presupuestos a un control supranacional.

El gobierno alemán podría cambiar esto si tuviera dispuesto a garantizar el total de la deuda italiana, española, y del resto de la eurozona. Pero, comprensiblemente, Alemania es reacia a prestar tales garantías, debido al alto riesgo que conllevan.

El Banco Central Europeo también podría ayudar a resolver el problema si decide comprar la deuda que ha sido rechazada por los mercados financieros. Pero, al igual que Alemania, el BCE carece, comprensiblemente, de entusiasmo para llegar a esta solución.

Así que el estancamiento continúa y la crisis se agrava. Debido a que los ministros de Economía de la eurozona no pudieron ponerse de acuerdo sobre una solución interna, la idea más reciente que ellos tuvieron fue realizar un pedido al FMI, a fin de que esta institución financie un paquete de apoyo extra-grande para Italia. Pero esta idea podría ser una mera ilusión. ¿Por qué deberían los miembros no europeos del FMI comprometerse a financiar un programa masivo de apoyo a un miembro del G-7 y de la eurozona que no tiene problemas de balanza de pagos, y cuyas finanzas públicas están más fortalecidas que las de la mayoría de los restantes países desarrollados?

Nuevos intentos de ingeniería financiera. Los jefes de Estado de la eurozona llegaron a otra forma de solicitud de fondos extranjeros: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) podría consolidar paquetes de deuda en euros y venderlos a los inversores extranjeros, como por ejemplo al banco central chino y a otros bancos centrales asiáticos.

En este caso surge la misma pregunta: ¿por qué debería China comprar deuda italiana, cuando Alemania la rechaza? Aún si China se comprometiera a comprar la deuda, probablemente consideraría comprar algún instrumento financiero especial que el FEEF planifica emitir solamente si obtiene algunas concesiones políticas y una garantía implícita de Alemania.

Pero para Alemania no es lógico pagar un precio político por hacer algo que de manera consistente se ha negado a hacer -es decir, no tiene sentido que Alemania sufra políticamente por garantizar la deuda de otros países. Las concesiones políticas que China probablemente demande -por ejemplo, que la Unión Europea reconozca a este país como una economía de mercado, o que se le otorgue mayor voz dentro del FMI- posiblemente deberían ya habérsele concedido con anterioridad. Sin embargo, estos temas no deberían estar vinculados a la incapacidad de la eurozona para resolver sus propios problemas.

Además, una gran afluencia de fondos provenientes del FMI, de China, o de cualquier otra parte podría hacer más daño que bien en la medida en que tal afluencia pone presión al alza sobre el tipo de cambio del euro -y por lo tanto, hace que la recuperación en los países en crisis sea aún más difícil. El crecimiento alemán podría sobrevivir a un euro más fuerte, ya que sus exportaciones son mucho menos sensibles a los precios, pero países como Italia y Grecia, que deben competir en base a precios, se debilitarían aún más.

Una de las opciones discutidas es la creación de un fondo especial que sea financiado por los principales bancos centrales nacionales de trabajan con el BCE y que dicho fondo sea puesto a disposición del FMI para ayudar a Italia y España. Esto aseguraría el uso de los recursos del BCE, sin violar formalmente el Tratado de Lisboa de la UE, que prohíbe que los bancos centrales, den financiamiento a los gobiernos.

Este plan tendría la ventaja de forzar a que la eurozona se respalde en sus propios recursos. Sin embargo, también expondría de pies a cabeza la debilidad política y la falta de coherencia de Europa. En efecto, si realmente es necesario utilizar un desvío que pase por el FMI para permitir que el BCE proporcione liquidez a países como Italia y España, el resto del mundo se preguntará por qué Europa no puede ser más sincera acerca del papel central del BCE en esta crisis. Esta es una buena pregunta.

El 8 de diciembre de 2011, Mario Draghi pone la alfombra roja de la liquidez a la banca, para facilitar que el crédito fluya. Dará barra libre de 36 meses, con lo que limpia de obstáculos los balances de las entidades durante tres años, y además aceptará más colaterales para dar esa liquidez.

Avalancha de liquidez para la banca de la mano del Banco Central Europeo (BCE). Mario Draghi ha cumplido las expectativas y ha presentado una batería de medidas para evitar que se produzca un colapso del sistema financiero de la zona euro. Cuesta comprender (no digamos perdonar) que Alemania "prohíba" la financiación para los estados y "apruebe" la liquidez ilimitada para los bancos…

En fin, así son las cosas y así se las he contado… Todo aquello que no puede considerarse (sin cinismo) como simples "daños colaterales" de la globalización.

Ahora, podemos pasar, entre etc. y etc., sin soslayar la evidencia, a destacar ciertas hipérboles "actualizadas" sobre la "des-deslocalización".

¿Vuelta atrás? ¿Espíritu de enmienda? ¿Pirueta táctica? ¿Consecuencia (inconfesada) del tercermundismo (premeditado) del Primer Mundo?

¿Será el proceso de "deslocalización inversa" (reshoring initiative) una consecuencia lógica del fracaso de la globalización?

¿Será un regreso al hogar corporativo (come back home) por "exceso" de costo de la mano de obra y logística, en los países pobres (ahora ricos), buscando aprovechar los "menores" costos laborales, en los países ricos (ahora pobres)?

¿La depresión actual en el Hemisferio Norte estará preparando, por "defecto", los costos laborales para las des-deslocalización? ¿De la China barata, a la Europa y a los Estados Unidos baratos?

¿Entonces, el enorme ejército laboral en la reserva en Europa y Estados Unidos, podría ser considerado como un "daño colateral" de la crisis, o deberíamos admitir (dolorosamente) que la crisis ha sido utilizada como una auténtica "arma de destrucción social masiva"?

¿Es posible que la avaricia, la hipocresía, el cinismo, la corrupción, la colusión, y el abuso de poder, puedan llegar a producir semejantes monstruos? ¿Querrán resolver los fallos de la globalización (1º Round), "miseribilizando" a colectivos enteros de la población de la UE y los EEUU (2º Round)?

Minority Report: Play…

1 – El fracaso de la globalización (hechos recientes que confirman la evidencia)

"Muchos estadounidenses creen que las importaciones chinas de bajo precio aniquilan empleos fabriles en Estados Unidos. La mayoría de los economistas dicen que los beneficios del comercio superan por mucho sus costos"… Las importaciones chinas afectan más de lo que se cree al mercado laboral de EEUU (The Wall Street Journal – 27/9/11)

Pero nuevas investigaciones sugieren que el daño a EEUU ha sido más profundo de lo que estos economistas han supuesto. El estudio, llevado a cabo por un equipo de tres economistas, no pone en entredicho el punto de vista tradicional de que el comercio en última instancia es bueno para la economía. Los trabajadores que pierden empleos terminan por encontrar una nueva ocupación o se jubilan, mientras se mantienen los beneficios del comercio, como los menores precios. El problema es la velocidad a la que China se ha erigido como exportador, la cual ha abrumando el proceso normal de adaptación.

El estudio dio una calificación a cada condado de EEUU de acuerdo con la exposición de sus productores fabriles a la competencia de China, y reveló que las regiones más expuestas a China no sólo tendían a perder más empleos manufactureros, sino que también experimentaban una caída general del empleo. Las áreas con mayor exposición también tuvieron mayores aumentos en la cantidad de trabajadores que recibían seguro de desempleo, cupones para comida y pagos por discapacidad.

Los autores calculan que el costo para la economía derivado de los mayores pagos gubernamentales representa de un tercio a dos tercios de las ganancias del comercio con China. En otras palabras, una gran proporción de las formas en que el comercio con China ha ayudado a EEUU -como el suministro de bienes económicos chinos a los consumidores- se han eliminado.

Y ese cálculo no incluye las pérdidas económicas experimentadas por personas que perdieron sus empleos.

"Hay enormes costos de ajuste para las comunidades locales que fueron mucho peores de lo que la gente creía", dijo David Autor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quien llevo a cabo el estudio con Gordon Hanson de la Universidad de California en San Diego, y David Dorn, del Centro de Estudios Monetarios y Financieros, de Madrid. Si bien Autor, quien se especializa en mercados laborales, recibe financiamiento de la Fundación Nacional de la Ciencia, la investigación se llevó a cabo independientemente de cualquier grupo de interés.

La teoría de la ventaja comparativa, planteada dos siglos atrás por el economista británico David Ricardo, postula que los países prosperan concentrándose en lo que hacen mejor y comerciando con otros países que tienen fortalezas diferentes. Pero en medio del aumento pronunciado en las importaciones baratas en la última década, algunos economistas prominentes han puesto en entredicho ese punto de vista.

En un artículo de 2004, Paul Samuelson, difunto ganador del premio Nobel, argumentó que aunque el comercio puede beneficiar a algunos estadounidenses, lo hace "diezmando" los salarios de obreros fabriles. Alan Blinder, economista de la Universidad de Princeton y ex vicepresidente de la junta de la Reserva Federal -otrora adalid del libre comercio– ha argumentado en años recientes que la creciente tercerización por parte de firmas de EEUU a países de bajos salarios pone en riesgo millones de empleos estadounidenses.

Michael Spence, economista de la Universidad de Nueva York galardonado con el Nobel, dijo que el reciente descubrimiento refleja cómo las teorías prevalentes sobre el comercio son insuficientes para comprender el ritmo desenfrenado de China y otras economías en vía de desarrollo. Y como el mundo nunca ha experimentado el crecimiento tan rápido de países tan grandes, la historia no sirve mucho de guía. "No es que podamos mirar al pasado y preguntarnos qué ocurrió la última vez que pasó esto, porque no hubo una última vez", dijo.

Debido a que el aumento pronunciado en bienes de China ha inundado el crecimiento de importaciones provenientes de otros países de bajos salarios, los investigadores se concentraron en las importaciones chinas. Estudiaron 722 conjuntos de condados interrelacionados que cubren todo EEUU. Algunas comunidades estaban más expuestas a China, porque producían pequeños electrodomésticos de los cuales se incrementado marcadamente las importaciones chinas. Otras regiones estaban concentradas en industrias como maquinaria pesada, donde la competencia china ha crecido más lentamente.

Según un patrón discernible, a las zonas donde las fábricas estaban más expuestas a las importaciones chinas les iba peor que a las menos expuestas. Entre 2000 y 2007, una comunidad en el percentil 75 -una con una mayor exposición al crecimiento de importaciones chinas que el 75% de todas las comunidades- experimentó un descenso del empleo 1,1 puntos porcentuales superior al de las comunidades en el percentil 25.

La pérdida de empleos fabriles era apenas el comienzo. Las zonas con alta exposición tendían a experimentar un empeoramiento de los empleos no manufactureros con respecto a las zonas de baja exposición. Con menos trabajos fabriles de alta remuneración que apuntalen la economía local, y un creciente grupo de ex obreros industriales que se incorporan al mercado laboral, los salarios no fabriles en las zonas de alta exposición eran mucho más bajos.

Los economistas también descubrieron que la mayor exposición a las importaciones chinas llevó a mayores incrementos en el seguro de desempleo, cupones de comida, pagos por discapacidad y otros beneficios gubernamentales. Todo ello suma grandes pérdidas, dijeron, porque los mayores impuestos que el gobierno debe recaudar para pagar por beneficios, y la manera en que los beneficios reducen el incentivo de trabajar de la gente, hacen que la economía sea menos eficiente.

Douglas Irwin, economista de Dartmouth College, dijo que la nueva investigación pinta un cuadro demasiado oscuro. Hay importantes beneficios del comercio que no han sido incorporados, dice, porque nadie aún ha concebido la manera de medirlos. Por ejemplo, los países productores de materias primas a los cuales exporta EEUU han sido impulsados por el crecimiento de China, creando una mayor demanda en aquellos países por las bienes de EEUU. "Pero si tuvimos más exportaciones de equipos pesados (de Caterpillar) a Australia, eso no se está midiendo" como un beneficio del comercio con China, dice.

Los propios economistas se vieron sorprendidos por los resultados. La investigación que Hanson realizó en la década de 1990, basada en datos anteriores a que China se convirtiera en un actor mundial, sugerían que el efecto del comercio en el mercado laboral de EEUU era pequeño. "Con el estudio de China, no preveía que una docena de años podía causar una diferencia tan grande en materia de mayor impacto cuantitativo del comercio", dijo Hanson.

La investigación aún tiene que ser revisada por dos de los autores, pero los economistas han estado presentándola en conferencias. En versiones anteriores, calculaban que los beneficios del comercio con China eran completamente eliminados por las pérdidas debidas al mayor uso de beneficios gubernamentales. Algunos participantes en la conferencia objetaron que los economistas no ponderaron apropiadamente cuánto del aumento en las importaciones de China se debía a la creciente demanda estadounidense en vez de que los bienes chinos de bajo costo prevalecieran sobre los estadounidenses de mayor precio. Los tres economistas adoptaron un enfoque más conservador.

"En ninguna otra recuperación estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial las empresas han sido tan rápidas en impulsar el gasto en maquinaria y software y, al mismo tiempo, más lentas a la hora de contratar empleados"… El hombre vs. la máquina, el dilema de EEUU (The Wall Street Journal – 17/1/12)

Parte de esto tiene que ver con la vieja historia de sustituir capital por mano de obra. Pero una combinación de exenciones tributarias temporales que en 2011 permitieron a las empresas en Estados Unidos reducir el valor contable de la totalidad de sus inversiones en el primer año y tasas de interés históricamente bajas a corto y largo plazo ha acelerado el proceso.

La contratación, en tanto, es demasiado lenta como para reducir rápidamente la tasa de desempleo. Las empresas han incorporado trabajadores a una tasa mensual de 142.000 durante los últimos seis meses, la mitad del ritmo necesario para reducir de manera significativa la desocupación, que en la actualidad se ubica en 8,5%.

Billy Cyr, presidente ejecutivo de Sunny Delight Beverage Co., una firma de bebidas de Cincinnati, Ohio, cuenta que está comprando nueva maquinaria en parte gracias a los precios de liquidación. "Cuando el costo del capital aumenta, es difícil justificar la compra de equipos y, en cambio, puede dar lugar a un mayor empleo a partir del uso de la maquinaria existente", opina, por ejemplo añadiendo turnos u horas extras. Hoy, ocurre lo contrario.

En lugar de contratar, empresas como Sunny Delight y el fabricante de motosierras Stihl Holding AG están invirtiendo en tecnología para realizar sus operaciones de manera más productiva. La historia sugiere que la inversión que aumenta la productividad a la larga crea puestos de trabajo y eleva los niveles de vida. La mecanización agrícola y la automatización de las fábricas desataron temores de desempleo permanente, pero la eficiencia en la producción de las materias primas creó puestos de trabajo en todo tipo de servicios.

La mayoría de los economistas dice que el aumento actual de la productividad surtirá el mismo efecto benéfico a largo plazo. En el corto plazo, sin embargo, la mayor eficiencia permite a las empresas demorar la contratación.

Y eso es lo que ha estado sucediendo en las últimas recuperaciones de la economía estadounidense. El gasto en equipo y la incorporación de empleados están, en general, sincronizados. Desde que EEUU comenzó a crecer de nuevo, en 2009, el gasto real en equipo y software se ha incrementado en 31%. En el período de posguerra, sólo después de las recesiones de 1970 y 1982 ese tipo de gasto experimentó una expansión más rápida. El empleo en el sector privado aumentó apenas 1,4% durante el mismo lapso. Sólo el repunte posterior a las recesiones de 1980 y 2001 mostró un crecimiento más lento del empleo.

Erik Brynjolfsson, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), afirma que las empresas comenzaron a priorizar la inversión en tecnología que ahorra mano de obra en la primera mitad de la década pasada. El punto de inflexión, señala, se produjo durante la recesión, cuando se dieron cuenta de que podían hacer mucho más de lo que esperaban con menos gente.

Las compañías han reaccionado al retroceso de la demanda invirtiendo en maquinaria que automatiza funciones.

"Es como si la economía tuviera un potencial reprimido de ahorro de mano de obra que no había manifestado hasta la recesión", sostiene Brynjolfsson, autor de un nuevo libro sobre la automatización.

Por supuesto, el aumento del gasto en capital no es el único impedimento para la creación de empleos. Algunos empleadores dicen que contratarían más si no hubiera tanta incertidumbre. Otros se quejan de que no pueden encontrar trabajadores calificados para cubrir sus vacantes.

El gobierno estadounidense dice que la situación del empleo sería peor si no fuera por el salto en la inversión empresarial.

Jason Furman, director adjunto del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, señala que el gasto en equipamiento y software ha creado puestos de trabajo en las empresas en expansión, así como en las que fabrican e instalan los equipos. La contratación, sin embargo, es impulsada principalmente por el crecimiento de la demanda y ese es el aspecto más problemático.

"Uno de los mayores motores de las exportaciones del mundo está perdiendo fuerza"… El fin de una era: el milagro exportador japonés se desinfla (The Wall Street Journal – 24/1/12)

Durante décadas, Japón se valió de una combinación de poderío industrial y una política orientada a las exportaciones para inundar los mercados de todo el mundo con sus autos, electrónicos y semiconductores.

Eso se ha acabado.

Se prevé que el gobierno japonés anuncie hoy su primer déficit comercial desde 1980. Si el yen mantiene su fortaleza y la demanda mundial su debilidad, Japón podría registrar saldos negativos durante los próximos años, alertan los economistas.

El asombroso cambio es, en parte, resultado de factores temporales como el terremoto y tsunami que azotó las costas de Japón en marzo, destruyendo fábricas, desbaratando las cadenas de suministro y paralizando muchos de los reactores nucleares del país. Sin embargo, el sismo parece haber acelerado algunas tendencias, como el declive en la competitividad de las empresas, que se empezaron a gestar hace años, a medida que la superpotencia exportadora se transformaba en un país de jubilados.

Un número cada vez mayor de empresas están trasladando su producción al exterior. "Este es un momento crucial para nosotros", dice Masahiko Mori, presidente del fabricante de maquinaria Mori Seiki Co., fundado en 1948 y que este año abrirá su quinta fábrica en el extranjero (en Estados Unidos). Mori pretende que cerca de 40% de las máquinas de Mori Seiki fuera de Japón.

Si antes Japón dictaba la pauta que el resto del mundo seguía, ahora se está viendo barrido por grandes fuerzas globales fuera de su control. El crecimiento acelerado de economías emergentes como China y Brasil incrementó el precio que Japón paga por el petróleo, el gas y los minerales que importa para fabricar máquinas fotográficas, celulares y autos.

Los problemas industriales de Japón están repercutiendo en su balanza comercial. Para los primeros 11 meses de 2011, el país divulgó un déficit comercial de 2,3 billones de yenes (US$ 30.000 millones), después de un superávit de 6,6 billones de yenes en 2010. Analistas dicen que es casi imposible que el país registre un superávit lo suficientemente grande en su informe de hoy, correspondiente a diciembre, para superar la pérdida acumulada durante el resto del año.

"No niego que haya una tendencia que pueda llevar a un déficit comercial de largo plazo si no hacemos nada", reconoció el ministro de Economía y Comercio Exterior, Yukio Edano, a The Wall Street Journal.

Hiromichi Shirakawa, un ex director del Banco de Japón que ahora es jefe de estudios económicos de Credit Suisse en Tokio, prevé que Japón tendrá un déficit comercial este año, al igual que el año pasado. Enfatiza que no hay posibilidad de volver a los superávits mientras el yen continúe cerca de sus máximos en relación al dólar, los combustibles sigan caros y la demanda mundial relativamente floja. El banco central pronosticó el martes que la economía se contraerá 0,4% este año fiscal, revisando a la baja una previsión anterior que apuntaba a una expansión de 0,3%.

Se trata de un mal augurio para Japón. Si los déficits comerciales persisten, el país puede pasar de ser un constante proveedor de capital a un deudor neto. Japón podría tener problemas para financiar una deuda que ya es mayor que la de Italia como porcentaje de la economía. El yen, que hoy asciende a niveles estratosféricos, podría desplomarse si Japón sigue registrando déficits comerciales. Un yen más débil ayudaría a la industria, pero causaría estragos en una economía cada vez más dependiente de las importaciones.

En las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, Japón prácticamente inventó el crecimiento liderado por las exportaciones, generando una impresionante creación de riqueza propagada por los líderes nacionales como el "milagro japonés". Los autos japoneses se volvieron tan populares en EEUU que en 1981 Washington empezó a presionar a los fabricantes japoneses para que limitaran "voluntariamente" sus exportaciones.

Pese a diferentes iniciativas, nada parecía capaz de reducir los gigantescos superávits comerciales de Japón, en parte porque sus autoridades trataron de mitigar el impacto inundando la economía con dinero barato. La consiguiente burbuja de activos creó grandes distorsiones en la economía y en los mercados financieros. Al reventar, sentó la base para dos décadas de estancamiento.

edu.red

Las manufacturas japonesas empezaron a perder terreno en los últimos años contra rivales de países como China y Corea del Sur, cuyos productos generalmente son de una calidad similar pero mucho más baratos. Una investigación de 2010 llevada a cabo por Deloitte Touche Tohmatsu y el Consejo de Competitividad de EEUU proyectó que Japón seguiría rezagado en los próximos años, no sólo frente a los países en desarrollo sino también respecto a EEUU en competitividad manufacturera, conforme su población envejece y el costo de fabricar productos en el país aumenta.

La feroz competencia internacional ha empujado a la baja los precios que pesos pesados de la manufactura japonesa, como Toyota Motor Corp. y Sony Corp., pueden conseguir por sus productos en el extranjero, mientras que la fortaleza del yen está haciendo que les resulte más difícil conseguir ganancias.

No hay que perder de vista, en todo caso, que Japón sigue siendo un país rico con empresas estables que controlan grandes tajadas de los mercados globales, desde automóviles a endoscopios. Algunos de los factores que están acelerando el declive exportador son temporales, como la menor demanda producto de la crisis en Europa y EEUU. El yen bordea sus máximos frente al dólar y el euro. Una depreciación de la divisa alteraría la ecuación a favor de los fabricantes.

Otros dicen que lo único que hicieron los desastres fue acelerar una tendencia más amplia en la economía japonesa. "Esto es parte del proceso de convertirse en una economía madura", dice Hiroyuki Ishige, un representante comercial en los años 80 y actual director de la Organización Japonesa de Comercio Exterior, fundada en 1951 para promocionar las exportaciones del país.

"Cómo la inversión del país asiático rescató a un fabricante de autopartes de EEUU"… Cuando la caballería llega desde China (The Wall Street Journal – 16/2/12)

Asediada y afectada por una seguidilla de golpes durante la reciente recesión, esta ciudad comienza a levantar cabeza gracias a un impulso procedente de un lugar inesperado.

Nexteer Automotive, el mayor empleador industrial de Saginaw (Michigan), estaba a punto de cerrar sus puertas hace menos de tres años, dejando en la calle a 3.000 empleados, cuando aparecieron los chinos. "Si su dinero ayuda a reconstruir la ciudad, no tengo ningún problema", reconoce el alcalde, Greg Branch.

En 2010, Pacific Century Motors, controlada por dos empresas chinas, Aviation Industry Corp. y Beijing E-town International Investment Co., compró Nexteer, un fabricante de autopartes, a su matriz, General Motors Co., por unos US$ 450 millones. Esta ciudad pasó de ser una exhibición del declive industrial de Estados Unidos a un caso de estudio sobre el impacto de las inversiones chinas en comunidades estadounidenses. "Había abundantes preocupaciones acerca de la llegada de los chinos" y el traslado de empleos a China, dice Matt Beaver, vicepresidente del sindicato United Auto Workers (UAW). "La gente tenía mucho miedo de que los chinos se quedaran con las patentes", añade.

Hoy en día, pocas personas en la ciudad se preocupan de los chinos. Al interior de una fábrica de 59 años en el extenso complejo de Nexteer, trabajadores retiran las anticuadas máquinas de Nexteer e instalan nuevos equipos para producir un sistema de dirección electrónica para la próxima generación de camionetas y vehículos deportivos utilitarios de General Motors. La empresa, conocida durante años como Saginaw Steering Gear, contrató más de 100 ingenieros en Saginaw el año pasado y está en busca de otros 80 este año.

Nexteer es una de las mayores inversiones industriales de una empresa china en EEUU. Delegaciones chinas recorren otras partes de EEUU para realizar acuerdos similares. "Estamos cerca de ver una avalancha de acuerdos", señala Richard Walawender, de Miller Canfield Paddock and Stone, una firma de abogados que trabajó con los compradores de Nexteer.

Las empresas chinas privadas y estatales realizan inversiones en diversos sectores de la economía estadounidense, como autopartes, bienes raíces e hidrocarburos. Además de ofrecer a los compradores chinos la posibilidad de poner un pie en nuevos mercados, los acuerdos les dan acceso a la tecnología y técnicas de gestión estadounidenses, que en algunos casos pueden usar en los mercados chinos.

La inversión directa china en EEUU es una fracción de lo que representa en muchas otras naciones, pero crece rápidamente. Según Rhodium Group, una consultora de Nueva York, que hace seguimiento de las inversiones chinas en empresas estadounidenses y el sector inmobiliario, tales inversiones superaron los US$ 5.000 millones en 2010, frente a US$ 146 millones en 2003. Thilo Hanemann, director de investigación de Rhodium, espera que la tendencia se acentúe.

De todos modos, puede que los inversionistas y ejecutivos chinos se topen con obstáculos mientras aprenden a hacer negocios en el extranjero, dice Hanemann. "El mayor impedimento para las empresas chinas que invierten en EEUU es la falta de capacidad para operar en economías sofisticadas y altamente reguladas", asegura.

Las inversiones han despertado preocupación en algunos sectores sobre las amenazas al mercado laboral en EEUU, las ventajas tecnológicas estadounidenses y la seguridad nacional.

Los reguladores de EEUU, por ejemplo, bloquearon una oferta de Huawei Technologies Co. para adquirir 3Com Technologies en 2008, luego de que los legisladores plantearan interrogantes acerca de si el acuerdo representaba una amenaza para la seguridad. Huawei dijo que cooperaría con las autoridades estadounidenses para disipar las dudas.

La presunta amenaza económica planteada por China sigue siendo un tema político candente, tanto en Michigan como en el resto de EEUU. El mes pasado, los legisladores de varios estados industriales, incluida la senadora demócrata de Michigan, Debbie Stabenow, acusaron a los fabricantes de autopartes que operan en China de prácticas comerciales desleales que podrían amenazar los empleos estadounidenses. Sin embargo, muchos políticos en el cinturón industrial se centran en el lado positivo de las inversiones directas chinas. En Michigan, que ha perdido decenas de miles de empleos a raíz de los problemas de la industria automotriz, el gobernador del estado, Rick Snyder, y otros políticos tratan de captar inversiones chinas.

El área de Saginaw, a unos 160 kilómetros al norte de Detroit, fue duramente golpeada por el declive de la industria automotriz de Michigan. La población del condado de Saginaw cayó 4,7% entre 2000 y 2010, para quedar apenas por encima de los 200.000 habitantes. El ingreso familiar mediano de US$ 39.364 al año estuvo 13% por debajo del promedio estatal en 2009. El desempleo alcanzó su máximo de 13,4% en julio de 2009, durante la recesión económica.

Las raíces de Nexteer, que ensambla sistemas que conectan el volante con las ruedas delanteras, se remontan a 1906 y a una empresa llamada Jackson, Church and Wilcox Co. La compañía fue comprada por Buick en 1909. Para 1917, se había convertido en la primera división de partes independientes de GM. En 1928 pasó a llamarse Saginaw Steering Gear. Saginaw y otras unidades de operaciones se escindieron de GM en 1999 como parte de Delphi Corp.

En 2005, en plena crisis de la industria automotriz en EEUU, Delphi se acogió a la protección por bancarrota del Capítulo 11 de la ley, que permite la reestructuración de pasivos, recortó su producción estadounidense y se desprendió de miles de empleos del sindicato de UAW.

Robert Remenar, quien se ha desempeñado como presidente ejecutivo de Nexteer desde 2002, dice que Delphi estaba decidida a deshacerse de la operación. Señala que él vio eso como una oportunidad, ya que anticipaba un aumento en la demanda. Nexteer sólo necesitaba sobrevivir el tiempo suficiente.

Eso casi no sucedió. La venta a un grupo de capital privado no se concretó. Para 2009, Nexteer volvió a manos de GM. La automotriz planeaba vender o cerrar la operación, pero en septiembre de aquel año Remenar se reunió con los directivos de GM y los convenció de venderla a un "industrial chino", aunque asegura que no tenía a ningún comprador en mente. En julio de 2010, GM anunció la venta al grupo chino AVIC.

Los nuevos propietarios se hicieron cargo de la empresa cuando la industria automotriz mundial gravitaba hacia los mecanismos de dirección de alta tecnología. Las mejoras de la fábrica tuvieron por objeto permitir a la empresa proveer sistemas de dirección electrónica para vehículos de GM en los siguientes años. Un nuevo contrato con GM podría valer cerca de US$ 1.900 millones y sustentar unos 1.000 puestos de trabajo, sostiene Nexteer. La compañía también busca contratos con BMW AG, Ford Motor Co. Fiat SpA.

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"En los últimos cuarenta años se han destruido más de siete millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero norteamericano. En el mismo periodo, la producción manufacturera en China ha aumentado un 6.257%. Ante datos como estos, suele asegurarse que la producción industrial en Estados Unidos es cosa del pasado. Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo la mayor fábrica del mundo"… Vuelve el "Made in USA" (Libertad Digital – 12/3/12)

Según datos de las Naciones Unidas, en 2010, (el último año del que se disponen datos fiables), el país con mayor producción industrial volvió a ser Estados Unidos, con un 19,6% del total mundial. China recortó distancias a gran velocidad consiguiendo el segundo puesto con un 14,8%. Pero la producción de Estados Unidos fue mayor que la de los cuatro siguientes juntos (del tercero al sexto): Japón, Alemania, Reino Unido e Italia. O lo que es lo mismo, una producción equivalente a los once siguientes juntos (del séptimo al decimoséptimo): Corea, Francia, Canadá, Méjico, India, Rusia, Brasil, España, Australia, Turquía e Indonesia.

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El mayor productor del mundo, famoso por no producir nada

A pesar de que los principales organismos internacionales constatan año tras año la superioridad industrial norteamericana, en la opinión pública ha arraigado la idea de que Estados Unidos prácticamente ya no tiene sector industrial.

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Recientemente, el millonario Donald Trump insistía en una entrevista concedida a la CNN: "Sabe usted, nosotros ya no fabricamos nada en este país", asegura. "Ofrecemos asistencia médica, realizamos muchos servicios. Pero el servicio grande es la producción manufacturera. Todo se fabrica en China, en su mayor parte". Por este y otros motivos, aseguró: "Mire, conozco a mucha gente en China; ellos piensan que somos los hijos de perra más tontos del mundo, ¿vale?".

Pero la realidad es bien distinta: en las últimas cuatro décadas raro ha sido el año en que la producción industrial norteamericana no haya aumentado. Y se ha mantenido siempre muy por encima de todos sus competidores. Estados Unidos fabrica anualmente productos por valor de más de dos billones de dólares, más del doble que en 1970.

Si el sector manufacturero norteamericano fuese un país independiente, sería la sexta economía del mundo, justo por detrás del PIB de Francia y superando el de Reino Unido, Italia o Brasil. Actualmente este sector constituye el 60% de las exportaciones norteamericanas, frente al 30% del sector servicios. Es más, a diferencia de los demás países industrializados, el sector industrial de EEUU no se ha estancado sino que sigue con su crecimiento anual promedio en torno al 2%.

Es cierto que China ha aumentado muchísimo su producción, reduciendo con ello el porcentaje de Estados Unidos sobre el total mundial. Sin embargo, esta reducción en términos relativos de la producción norteamericana no ha sido tan enorme como pueda pensarse. Si hoy en día representa casi el 20%, hace cuarenta años alcanzaba el 25%.

Cuestión de productividad

En noviembre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, el porcentaje de trabajadores norteamericanos que se dedicaban a la producción industrial alcanzó su máximo, con un 38,75%. Desde entonces, se ha ido reduciendo paulatinamente hasta quedar por debajo del 9% en 2009. Desde que la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) empezó a recoger estos datos en 1939, jamás se había registrado un porcentaje menor.

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Lo que ha sucedido es que a medida que la productividad aumentaba en el sector, la reducción de trabajadores quedaba más que compensada por el aumento de su productividad. Así, si un trabajador industrial en 1970 producía al año bienes por valor de 44.570 (en dólares de 2005), en 2010 producía 123.968, prácticamente el triple.

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La des-deslocalización

Sin embargo, el temido competidor chino no destaca tanto en competitividad, con lo que siguen existiendo oportunidades para generar nuevos empleos industriales en Estados Unidos. Recientemente, tres fabricantes de automóviles norteamericanos, Ford, General Motors y Chrysler, han anunciado que van a contratar 33.000 trabajadores. Esta noticia se ha producido después de que Toyota anunciara que fabricará coches en Estados Unidos para venderlos en Corea del Sur.

Casos como estos se están propagando por toda la geografía de Estados unidos: Element Electronics ha anunciado la apertura en Michigan de la primera fábrica de televisores de capital norteamericano desde que Zenith fue vendida a LG Electronics; el fabricante japonés de neumáticos Bridgestone Corp. invertirá 1.100 millones de dólares en la ampliación de una fábrica que posee actualmente en el estado de Carolina del Sur; Coleman Co., por su parte, traslada su producción de China a Wichita (Kansas) en lo que llaman "reshoring" en oposición al "off-shoring" (deslocalización), hasta ahora tan de moda; lo mismo está haciendo el fabricante de auriculares de alta calidad Sleek Audio, cerrando sus instalaciones productivas en China para abrir en el condado de Manatee (Florida); planes similares han anunciado Whirlpool y Horton Archery, entre otros.

Diversos bancos del Sistema de la Reserva Federal han ido registrando este aumento de la producción manufacturera en diversas regiones, como Tejas, Virginia y las Carolinas, y el Décimo Distrito, que incluye Kansas, Colorado, Nebraska, Oklahoma, Wyoming, parte de Nuevo Méjico y Missouri.

Así lo comentó el presidente de la FED, Ben Bernanke, en su reciente comparecencia ante el Comité de Servicios Financieros: "La producción industrial ha aumentado un 15% desde que la recesión tocó fondo y ha registrado sólidos incrementos desde mediados del año pasado, apoyada por la recuperación en las cadenas de suministros de vehículos a motor y los continuos aumentos en las inversiones empresariales y exportaciones".

El año pasado (2011), el Boston Consulting Group publicó un informe titulado Made in America, Again. Why Manufacturing Will Return to the US (Fabricado en América. Por qué la producción manufacturera regresará a los Estados Unidos). En él se estima que en 2015 la ventaja china de costes bajísimos habrá quedado prácticamente compensada por una combinación de diversos factores, a saber: el rápido crecimiento de los salarios en China, la mayor productividad en Estados Unidos, el tipo de cambio, los costes de fletes y de energía y los controles de calidad en China

A principios de marzo (2012), los autores del informe han reafirmado sus predicciones haciendo hincapié en que algunos sectores se verán más favorecidos que otros: el automovilístico, electrodomésticos, muebles, productos de plástico y goma, maquinaria, productos de metal y electrónica. Y un aviso a navegantes chinos: "Estos siete sectores, actualmente, constituyen casi dos tercios de los más de 325.000 millones de dólares de importaciones norteamericanas procedentes de China". Consideran que de mantenerse la tendencia, Estados Unidos podría crear hasta tres millones de nuevos puestos de trabajo en la industria y sectores auxiliares, reduciendo el desempleo en un punto porcentual y aumentando el PIB en 100.000 millones de dólares.

Otro dato a favor de los Estados Unidos es que el precio del metro cuadrado en muchas regiones es mucho más asequible que en las zonas de mayor industrialización china. Se ahorran así costes inmobiliarios y de transporte, manteniendo la producción cerca de los consumidores norteamericanos. Según un informe de Cushman & Wakefield, la ocupación de locales industriales "ha vuelto a niveles que no se veían desde antes de la recesión de 2008-09".

Tres motivos para el mito

El hayekiano profesor de economía Donald Boudreaux considera que el mito de la decadencia industrial norteamericana se basa en tres motivos.

El primer motivo sería que, si bien la producción industrial crece en términos absolutos, su peso en términos porcentuales sobre el PIB total de la nación se ha ido reduciendo en beneficio del creciente sector de servicios.

El segundo motivo que apunta Boudreaux tiene que ver con el tipo de productos que se fabrican en Estados Unidos. A excepción de los alimentos, bebidas y productos farmacéuticos, la mayor parte de esta producción no son artículos que uno pueda encontrarse en las estanterías del supermercado. La industria norteamericana produce muchos productos intermedios y máquinas, que son usadas en otros países para ensamblar el producto final. Así, el logo "fabricado en India" puede llevar a error, pues esconde la larga cadena de procesos productivos necesarios para producir incluso los objetos más simples.

Finalmente, Don Boudreaux hace referencia a la pérdida de puestos de trabajo del sector, lo que ha generado la sensación de que la industria desaparecía cuando, en realidad, lo que hacía era producir con tanta eficiencia que, cada vez, necesitaba menos trabajadores, no ya para producir lo mismo si no, incluso, para producir más.

– Premio Strega 2011 – Edoardo Nesi: "Nos han engañado con la globalización" (Gaceta.es – 29/3/12)

(Por M. Maristany) Lectura recomendada

Cerró su fábrica, furioso con un sistema donde ya no cuentan ni la experiencia ni la calidad. Trae a España "La historia de mi gente".

Este cuarentón de aspecto irremediablemente italiano se ha llevado el premio literario más prestigioso de Italia al relatar su propia historia. La historia de mi gente (Salamandra) cuenta sin tapujos cómo el liberalismo feroz y la globalización acabaron con la fábrica textil que su familia tenía en Prato, y que empleaba a decenas de obreros cualificados y con derechos.

-"La historia de mi gente" evidencia cómo la globalización ha destruido la pequeña y mediana empresa europea.

-Es así. Cuento que la globalización, muy a menudo, se ha tomado como una bella fábula. Parecía que la globalización nos traería el paraíso a la tierra. Y seríamos más felices y más ricos al comprar todo a precios más baratos. ¿Dónde han quedado los derechos y el reconocimiento a los trabajadores?

-¿Estamos sólo ante una crónica periodística, o pretende ser algo más profundo, un ensayo sobre lo que no deben ser las empresas si quieren sobrevivir?

-Es el relato de lo que ha pasado y lo importante es ver qué consecuencias tendrá. En mi ciudad había plena ocupación y hemos pasado a un desempleo de más del 30%.

-¿Qué responsabilidad tienen quienes desde una tribuna privilegiada, como Francesco Giavazzi en el "Corriere della Sera", han malmetido contra sus compatriotas empresarios?

– Importantísima pregunta. La responsabilidad existe y es muy fuerte. Nos han engañado con que la globalización es el único camino. He vivido 30 años en lo que era el libre mercado, pero había leyes que, como empresario, me impedían hacer todo lo que quería. Yo protegía a las personas que trabajaban para mí.

-Se ha perdido la noción de oficio o vocación en el trabajo profesional.

-Sí, claro. Este es el problema. Hay gente muy capaz en un trabajo concreto. Obreros de mi fábrica crearon tejidos que luego he visto en los desfiles de los grandes diseñadores. En estos trabajos es la experiencia compartida la que lleva al éxito.

-¿Dónde reside la astucia de los chinos, que nos ha desbordado y superado a los europeos?

-No hay astucia ni mérito. Los chinos no tienen derechos, es un sistema basado en la explotación. No olvidemos que China es una dictadura, es un hecho importante, porque define totalmente su política económica.

-El problema, al menos de España, es que las empresas chinas y su trabajo son legales. ¿Cómo se puede ser competitivo frente a ellos?

-¿Seguro? En mi ciudad hay una gran comunidad china. Trabajan con métodos totalmente ilegales. Lo he visto. No podemos tampoco hacer nada.

-Su novela "La edad de oro", sobre un empresario textil septuagenario, vio la luz poco después de cerrar la empresa en 2004. ¿Qué tiene de autobiográfica?

-Debo decir que lo es en parte. Fue mi primer intento de contar esta historia utilizando el filtro de la narrativa. Cuando me di cuenta de que la situación se agravaba, pensé que era necesario escribir un libro en el que contar mi historia para llegar más directamente al público. Debo contar esta historia, porque se cree que la globalización es una realidad que no se puede cambiar.

-¿Qué espera del lector español? Cataluña ha vivido una situación similar al haber sido la punta de lanza de la industria textil española.

-Italia y España son dos países hermanos. La historia de la pequeña empresa italiana es la misma que la de la pequeña empresa española. Toda Europa del Sur tiene una raíz común. Ha sufrido mucho con la globalización y por estar gobernada por Alemania. Por desgracia, el lector español se reconocerá en mi historia.

-Ha trabajado como traductor de autores del Nuevo Periodismo americano. ¿Cómo le ha influido esto en su literatura creativa?

-Evidente. He leído todo lo de Hunter S. Thompson y ha sido fundamental. En mis traducciones he aprendido muchísimo, porque si al traducir prestas atención a lo que estás traduciendo, captas la estructura y conoces a un gran escritor.

"La Comisión Europea tiene previsto aprobar esta semana un plan de recuperación del empleo que descarta como solución del paro una degradación de las condiciones del mercado laboral y apuesta, en cambio, por los tres sectores que han seguido creando puestos de trabajo durante la crisis: tecnologías limpias; prestaciones sanitarias y sociales, y sociedad de la información"… La CE arremete contra el empleo basura (Cinco Días – 16/4/12)

El plan, en forma de Comunicación, pretende marcar la orientación política a medio plazo para frenar la reciente caída en la tasa de empleo (hasta el 68,9% en la Unión Europea y 62% en España) y recuperar la senda hacia el objetivo del 75% marcado para 2020. Y con ese fin, la CE apuesta por concentrar las intervenciones políticas y económicas (inversión y subsidios) en los sectores que han continuado creando empleo a pesar de la crisis, y a los que espera dedicar en gran parte los 84.000 millones de euros con quiere dotar el Fondo Social Europeo para el período 2014-2020.

Pero el documento elaborado por el comisario europeo de Empleo, László Andor, también pretende una ruptura con las recetas ultraliberales contra la crisis, esgrimidas hasta ahora por la Comisión Europea de José Manuel Barroso. Y con un lenguaje rara vez utilizado por Bruselas, critica duramente "el indebido y excesivo" uso de fórmulas laborales como los contratos temporales o en prácticas. Fórmulas que, según el borrador del plan, "en muchos casos no sirven como escalón intermedio para lograr un puesto de trabajo permanente", sino que llevan a una "segmentación" del mercado y "al abuso en la aparición de falsos autónomos". Como primera medida para combatir la precariedad o los abusos, la CE anuncia la elaboración antes de final de año de un "Marco de calidad del aprendizaje (o becarios)".

El departamento comunitario de Empleo también defiende la fijación de salarios mínimos para evitar una espiral en la caída del poder adquisitivo de los trabajadores. Y aboga por mantener mientras dure la crisis las ampliaciones en la cobertura de la protección de los desempleados aprobadas en muchos países en los últimos años. "El recorte de esos beneficios podría aumentar el riesgo de pobreza sin reducir el número de desempleados", señala el texto.

El tono del documento ha levantado ampollas en una Comisión donde el economista húngaro László Andor es uno de los pocos socialistas que se sienta entre conservadores, como el propio Barroso, o liberales, como el comisario de Economía, Olli Rehn. Aún así, el organismo comunitario parece dispuesto a aprobarlo ante la inevitable necesidad de dar una respuesta a una crisis que, desde 2008, ha destruido seis millones de puestos de trabajo en la UE (mientras solo creaba 1,5 millones) y ha elevado la tasa de paro en enero de este año por encima del 10%.

Para frenar la sangría del paro, la CE identifica como primera prioridad la llamada economía verde, un sector en el que incluye no solo las energías renovables y la eficiencia energética (donde ve un potencial de cinco millones de puestos de trabajos nuevos durante esta década) sino también la transformación general del sistema de producción industrial basado una mejor utilización de los recursos y una menor generación de deshechos o contaminación.

"Los puestos de trabajo en los sectores de elevado C02 se transformarán o, incluso, se perderán", predice el documento comunitario. En cambio, añade, una transición adecuada hacia tecnologías limpias creará empleo, de todo tipo de cualificación a medida que se produzca la adaptación del sector manufacturero.

En segundo lugar apunta al sector de asistencia sanitaria y social, cuya expansión continúa como consecuencia del envejecimiento de la población europea. La creación de empleo en esas áreas dobla la media general. Y la CE anuncia el lanzamiento antes de finales de año de un programa para planificar y prever las necesidades laborales del sector sanitario a escala continental.

Las tecnologías ligadas al mundo de la información y comunicación completan el plan de recuperación de empleo de la CE. En esos sectores, recuerda el documento de Andor, la oferta laboral supera a la demanda y el empleo crece a un ritmo del 3% anual a pesar de la recesión casi ininterrumpida que sufre la mayor parte de la Unión Europea. Bruselas intentará dirigir hacia ese sector una parte importante de los fondos estructurales y promoverá o desarrollará programas de cualificación adaptados a las necesidades de las empresas.

Hacia una oficina de empleo europea

La creación de una verdadera Oficina de Empleo Europea figura entre las propuestas del plan de Recuperación del Empleo que Bruselas tiene previsto aprobar durante esta semana. Para ello, la Comisión Europea plantea la transformación de su actual servicio de información y asesoramiento en la búsqueda de empleo (EURES) en un auténtico "instrumento de contratación", que canalizaría todas la oferta de todos los puestos vacantes en cada uno de los 27 Estados de la UE.

EURES cuenta en estos momentos, según la CE, con unos 25.000 empresarios registrados y gestiona una oferta de 150.000 empleos al año, cifras que Bruselas considera escasas. El comisario europeo de Empleo, László Andor, quiere que EURES se convierta "el punto de entrada y primera opción" para cualquier ciudadano que busque trabajo o empresario con necesidad de contratar.

"Los fabricantes de coches están considerando cómo lidiar con la escasez de materiales indispensables, causada por un incendio en la planta química en Marl, en Alemania"… La industria automotriz mundial se ve amenazada por un incendio en Alemania (BBCMundo – 19/4/12)

Representantes de Ford, Toyota, y General Motors se reunieron en la ciudad de Detroit, en Estados Unidos, para discutir sobre la escasez de un químico llamado ciclododecatrieno.

Este compuesto es utilizado para producir una resina vital para los sistemas de combustible y frenos de la mayoría de los coches.

Estará fuera de producción durante por lo menos tres meses a partir del final de marzo, cuando tuvo lugar el incendio.

"Michael Brennan llegó a ganar hasta US$ 1.300 a la semana como carpintero instalando techos durante el auge de la construcción en Irlanda. Pero después de casi tres años sin un empleo estable, el hombre de 29 años está empezando de nuevo en un frigorífico donde trata de labrarse un nuevo, y menos lucrativo, futuro"… Irlanda apuesta el futuro de su economía a una transformación de su fuerza laboral (The Wall Street Journal – 27/4/12)

Brennan está inscrito en un curso de capacitación en el que está aprendiendo a extirpar huesos de bloques sangrientos de vacas. Al final, espera conseguir un empleo en una procesadora de carne, donde probablemente ganará unos US$ 460 a la semana.

Brennan forma parte de una reinvención de la fuerza laboral de Irlanda, uno de los países más golpeados por la crisis de la zona euro. Cuatro años después de que el otrora "Tigre Celta" fuera víctima de la crisis financiera global, la tasa de desempleo asciende a 14,6%, más alta que la registrada en 2009, cuando la crisis arreciaba, y el país ha vuelto a caer en recesión.

La cantidad de deudores hipotecarios en mora o en cesación de pagos ha llegado a nuevos picos y el país experimenta el mayor éxodo en década. Se estima que unas 78.400 personas dejaron Irlanda el año que finalizó en abril de 2011, un alza de 16,9% frente al año previo, de acuerdo con la Oficina Central de Estadísticas.

La Isla Esmeralda ha capeado repetidas crisis económicas y olas de emigración, particularmente durante la Gran Hambruna Irlandesa en la década de 1840.

La última crisis económica se ha convertido en una de las pruebas más severas en la historia moderna del país. Incluso si logra superar rápidamente sus actuales problemas, que en opinión de los economistas es poco probable, pasarán años antes de que la economía y el mercado laboral alcancen los niveles previos a la crisis.

Debido a que está atada al euro, Irlanda no ha podido devaluar su moneda como lo hacía antes de integrarse a la unión monetaria. Así que para recuperar su competitividad en relación con el resto del mundo el país ha recurrido a una medicina más amarga: reducir los precios de los bienes y la mano de obra en términos reales. Para muchos, eso significa un menor sueldo por un trabajo similar o el cambio a un trabajo con menor salario.

El gobierno irlandés ha respondido en parte con un programa masivo de recapacitación. Las personas que forjaron carreras y cómodos estilos de vida en sectores como la construcción, hospitalidad y minorista están siendo entrenadas para trabajos que alguna vez desempeñaron sus padres o abuelos, en industrias como la agrícola o la de procesamiento de carne.

Para muchos, es un ajuste doloroso, con la promesa de una existencia más sombría y un trabajo menos emocionante.

"Es muy degradante llegar a un lugar y ver lo que están ofreciendo", señala William Montgomery, quien durante 17 años trabajó en el hotel cinco estrellas Westbury de Dublín antes de renunciar, junto con muchos otros empleados, a cambio de un paquete de indemnización. Montgomery buscó trabajo en otros hoteles, pero solo encontró posiciones que pagaban el mínimo de 8,65 euros la hora, casi la mitad de lo que ganaba. Ahora, está recibiendo capacitación para trabajar en un centro de llamadas o como guardia de seguridad.

La velocidad de la recuperación de Irlanda depende en parte de lo demore en ubicar a los desempleados en las pocas industrias destinadas a sostener la economía, es decir, los sectores enfocados a las exportaciones como el tecnológico, el farmacéutico y el agrícola.

Con ese fin, el gobierno está volviendo a capacitar a miles de desempleados a través de infinidad de programas y becas. "Es un elemento vital en el mosaico que busca poner a Irlanda en el camino de la recuperación y estabilizar su economía", apuntó Joan Burton, la ministra de Protección Social.

Sin embargo, los expertos dicen que los programas de entrenamiento pueden acelerar una recuperación en marcha, pero no generarla. Para eso, Irlanda necesita crecer. "Existen muchos menos empleos disponibles que la oferta de mano de obra", dice Alan Gray, director ejecutivo de la consultora de Dublín Indecon International Economic Consultants. "La recapacitación es una buena idea, pero no creo que vaya a resolver el problema del desempleo".

Irlanda ha sido el país más golpeado por la crisis europea, aparte de Grecia. El colapso frenó en seco dos décadas de auge económico que empezó con un alza de las exportaciones en los años 90 y continuó con una burbuja inmobiliaria épica e insostenible que se infló gracias a los préstamos sin control.

El estallido fue devastador. La recaudación tributaria se desplomó. Bancos de envergadura colapsaron. Para fines de 2010, el gobierno se había quedado sin dinero. El país aceptó un paquete de rescate de 67.500 millones de euros liderado por el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea.

Desde entonces, el desempleo ha subido. La meta de los programas de capacitación es reducir la cantidad de tiempo que los irlandeses pasan sin trabajo o sin educación activa. Mientras más tiempo pase alguien desempleado, menor es la probabilidad que vuelva a ingresar a la fuerza laboral.

El desempleo a largo plazo, definido como una persona que ha estado sin trabajo por un año o más, se está agravando. Cerca de 60% de los desocupados irlandeses, o unas 182.100 personas, fueron puestas en esta categoría a fines del año pasado, frente a casi 50% en 2010 y 33% en 2009. Irlanda tiene el segundo nivel más alto de desempleo a largo plazo de 30 países que estudió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, OCDE, después de Eslovaquia.

La cruzada por volver a capacitar a los desempleados irlandeses plantea una prueba para Europa. Irlanda tiene una fuerza laboral más educada y flexible que otros países en problemas de la zona euro. Si el país no puede resolver sus problemas, es una mala señal para España y Portugal.

Muchos irlandeses están resolviendo el problema emigrando a países como Canadá, Australia o Nueva Zelanda. Brennan, el carpintero, dice que consideró irse a Australia, donde está su hermano, pero el final no pudo. "Soy el único que queda en casa y mi novia está a cargo de sus padres", relata.

El gobierno también está tratando de inculcar a sus trabajadores las habilidades para trabajar en las multinacionales que ha atraído con incentivos fiscales, como Google, Pfizer y Facebook.

Pero esta tarea es más complicada de lo que parece. Google, por ejemplo, ha tenido problemas para encontrar personal bilingüe en Irlanda, donde un segundo idioma no es obligatorio en el colegio.

De todas formas, la ministra Burton indica que cada empleo que una multinacional lleva a Irlanda, crea hasta tres en otros sectores de la economía.

"Los televisores, antaño producto estrella de la industria electrónica de Japón, se han convertido en un lastre para gigantes como Sony, Panasonic o Toshiba, asfixiados por la caída de la demanda, la subida de los costes y la competencia feroz de Corea del Sur"… Japón busca salvar su industria de televisores, icono de su poder tecnológico (Cinco Días – 18/5/12)

Quedan lejos éxitos como el de las famosas pantallas Trinitron de Sony, de las que se vendieron más de 280 millones de unidades en cuatro décadas hasta que dejaron de fabricarse en 2008; hoy, son empresas surcoreanas como Samsung o LG las que abanderan en gran medida el desarrollo tecnológico del sector. La caída global de los precios, la poca rentabilidad de una división acosada también por la fortaleza del yen y la dura competencia han obligado a los líderes de la electrónica nipona a buscar nuevas estrategias para evitar el apagón de sus televisores.

Algunos han optado por abandonar su fabricación en Japón y llevarla a otros países, como Toshiba, que ayer mismo anunció el fin de sus operaciones en la única planta nipona que aún fabricaba sus televisores, la de Fukaya, al norte de Tokio.

El grupo, que apoya sus ventas de televisores en su gama Regza, producirá ahora todos sus aparatos en Indonesia, China, Polonia y Egipto para tratar de recortar costes en una división que el pasado año fiscal le ocasionó pérdidas por 50.000 millones de yenes (casi 490 millones de euros).

Además, planea reducir su número de modelos a menos de la mitad de los que posee actualmente en los próximos dos años y concentrarse en impulsar las ventas en mercados emergentes como la India, Oriente Medio y África.

También Hitachi, ante el descenso de la demanda en Japón, tiene previsto abandonar para finales de septiembre su producción doméstica de televisores de pantalla plana para llevarla a otros lugares de Asia, como China o Taiwán, a su vez para abaratar costes y reducir el tamaño de esta división.

Pero quizá el movimiento que más atención suscita estos días es la negociación entre dos pesos pesados como son Sony y Panasonic, que según fuentes de la industria se plantean la posibilidad de desarrollar juntos televisores de pantalla plana de nueva generación.

Ambos acaban de publicar unas pérdidas récord en el año fiscal 2011: Panasonic perdió más de 7.400 millones de euros, mientras que Sony, en su cuarto año consecutivo de números rojos, se dejó más de 4.400 millones de euros.

Buena parte de estas pérdidas se deben a su división de televisores, que en el caso de Sony, antigua reina del sector, lleva ocho años consecutivos desangrándose y viendo cómo sus vecinos de Corea del Sur le han comido terreno con paso cada vez más rápido.

"Es necesario un cambio de estrategia. Las empresas coreanas han sido muy rápidas y aún lo son en el desarrollo de tecnologías", indicó a Efe un portavoz de Panasonic, empresa que aún no ha confirmado oficialmente las conversaciones para una alianza con Sony.

Las dos firmas miran hacia la tecnología de las pantallas OLED (diodos orgánicos emisores de luz), que al no requerir iluminación trasera permite hacer paneles más finos que los LCD o plasma y que, en un futuro, podría hacer posible fabricar incluso televisores flexibles.

Por ahora las revolucionarias pantallas OLED se utilizan sobre todo en dispositivos como "smartphones" y ordenadores de tableta, pero fabricarlas en serie con tamaños mayores supone un desafío a causa de sus elevados costes.

Sony fue, de hecho, la primera que sacó al mercado un televisor OLED, de 11 pulgadas y tres milímetros de grosor, en 2007, pero las dejó de vender en 2010 ante su escasa demanda, que no las hacía rentables.

Desde el pasado abril, el grupo se encuentra también en negociaciones con la taiwanesa AU Optronics para desarrollar juntas esta tecnología, y unir fuerzas también con Panasonic les permitiría abaratar los costes y acercarse quizá a sus rivales surcoreanos.

Samsung y LG planean sacar al mercado sus televisores OLED de 55 pulgadas y un grosor de 4 milímetros, de bajo consumo y gran resolución, para finales de este año.

Por ahora los grupos nipones no han puesto fecha a su posible producción OLED, pero Sony, en cualquier caso, asegura que espera llevar de nuevo a la rentabilidad su división de televisores para 2014.

Despertares (el tránsito de Venus) (I)

Comienzo a escribir este Apartado el 10/6/12, justo en la primera jornada bursátil posterior al "rescate" de España (sí "rescate", sin eufemismos cínicos), ¿o cómo le llamarían ustedes al "préstamo de última instancia", que se concede a un deudor que no puede "levantar" nuevos recursos o "renovar" su crédito en el mercado, por sus propios medios?

Pues Señores, después de haber recibido un "manguerazo" de 100.000 millones de euros (equivalentes al 10% del PIB español) de la UE, la bolsa subió un 5,93% y el "riesgo país" ("prima de riesgo" le llaman los "anestesistas") bajó a 462 puntos. A las pocas horas de operación, la "bolsa se dio la vuelta" (como dicen los borradores de cabeza de Wall Street y la "prima" volvió al límite superior anterior al recate.

O sea, que en el mercado (bursátil y de deuda pública) se "pulieron" 100.000 millones de euros, en menos de 4 horas y como si nunca hubiera pasado nada. A las 14:15 hs. la situación es la siguiente: IBEX +1,05% y la prima 505 puntos, volviendo a los niveles críticos de antes del rescate. Esto en la "jerga" bursátil se llama "vuelta en un día"; para ustedes y para mí (que nunca puse un puto duro en la bolsa) se llama "hacer un pan como unas hostias" y haber dejado irse por el retrete 100.000 millones de euros. Eso sí, los españoles (como país) deben 100.000 millones más. Cierre del IBEX 35 (16:30 hs.) – 0,50%, "prima" 520. ¡Ahí es nada!

¿Por qué comienzo con este (grotesco y lamentable) relato crediticio-bursátil, cuando de lo que se trata en este Apartado es del "fracaso de la globalización"? Pues por la misma razón. Este desafortunado suceso me sirve de ejemplo para enfatizar el tremendo riesgo de contagio, propagación, difusión, amplificación, mutación y diversificación, que tiene el proceso de globalización (en este caso, financiera). Pero, "vamos por parte" (como diría Jack el destripador).

¿Ustedes creen que la crisis de las hipotecas subprime se hubiera extendido por el "mundo mundial", con tal efecto viral, si no hubiera sido por la globalización financiera, el libre movimiento de capitales, la desregulación, y el descontrol?

¿Ustedes creen que Europa habría sido "contagiada" con el "Sida financiero" norteamericano, si hubieran existido barreras (límites) a la operatoria financiera internacional? Tal vez, ahora Estados Unidos (por la cuenta que le trae), podría estar más tranquilo, evitando que el tsunami bancario europeo llegara a sus costas (aunque el que las hace las paga).

¿Ustedes creen que si no se hubiera permitido la operatoria de los euro-dólares en la City (y con ello que el negocio bancario londinense representara el 10% del PIB del Reino Unido), la vinculación con la UE hubiera sería más leal y confiable?

El libre movimiento de capitales, la ingeniería financiera y la economía de casino, facilitaron la estafa piramidal, potenciaron la crisis… y en esas estamos.

Pero no son las finanzas el único gran fracaso de la globalización, aunque tal vez el más importante (de momento), por meritos propios, tal vez, por ser el principal objetivo de la mundialización. La "madre" de todo el invento. El motivo.

El tsunami de Japón también permitió comprobar (a un alto y doloroso costo) el riesgo de un corte en la cadena de suministros de la factoría mundial deslocalizada.

Eso es lo que tiene repartir por el mundo (buscando minimizar costos) la fabricación de partes y piezas, que pueden alterar los aprovisionamientos por acontecimientos ajenos a la voluntad del inversor. Y no solo por hechos de la naturaleza. Muchas "primaveras" recientes, también adelantaron ciertos otoños.

Ya nadie habla (o se quiere acordar) del "just in time". La cadena de favores se transformó en la soga del ahorcado. Tampoco ha alcanzado el libre movimiento de mercancías (otro juego amañado por los "global players"), para resolver los requerimientos productivos llevados al límite técnico y económico. Otro "mito" que se transformó en un timo. Fin del mantra.

Otro límite de la globalización destacable (me animaría a hablar de otro fracaso, aunque con "espoleta" retardada), es el fin de las "banderas de conveniencia", los BRICS (y otras "sopa de letras") que se hicieron grandes y dejaron de ser baratos.

Es que los "chicos crecen" y los costos de mano de obra aumentan. Aunque siempre hay (y habrá) algún país más pobre (desgraciadamente) dispuesto a tomar el relevo en la carrera descendente, cada vez se torna más difícil el reemplazo.

Eso es lo que tiene haber creado polos artificiales de desarrollo (cuyo fin no confesado, era disponer de factorías con mano de obra esclavizada), que cuando de "sumergentes" se transforman en "emergentes", empiezan a querer comer, dormir, tener hijos, enriquecerse… en fin "ser humanos". Y los costos se disparan.

Han promovido "esprínteres" artificiales en países pobres (ahora ricos) mediante la transfusión de sangre laboral de los países ricos (ahora pobres).

La economía de casino y la crisis financiera han costado (provisionalmente) 14 billones de dólares, 30 millones de parados, una pérdida equivalente al 50 por ciento del valor bursátil, y… el fin del Estado del Bienestar (allí donde existía). Sin duda, han logrado "aplanar la tierra". Lo que se dice "todo un éxito", vamos.

Pero eso no es todo, han destruido el futuro, las perspectivas e ilusiones de una generación (en el mejor de los casos) o de dos (resultado más probable). Han condenado, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, a los hijos a ser más pobres que sus padres y tener (a pesar de un mejor nivel de formación) peores oportunidades laborales. Han desbaratado el ascensor social.

También (todo hay que decirlo, aunque esto será tema de un próximo Paper), han robado el futuro del planeta. De continuar el crecimiento exponencial en los países emergentes (las banderas de conveniencia de los "global players") y alcanzar el estándar de vida de los norteamericanos se requerirían dos planetas Tierra.

La demanda de recursos naturales se ha disparado. Y si cada habitante del planeta consumiera como un estadounidense medio, serían necesarios cuatro planetas para poder satisfacer esta demanda.

Según cálculos de New Economics Foundation, el nivel de déficit ecológico se ha doblado desde la década de los 60, y a nivel de consumo actual, la biocapacidad del planeta "sólo cubre dos tercios de la demanda global". Además, apunta que de seguir el mismo nivel de consumo a nivel mundial se necesitarían dos planetas antes de 2050 (WWF Adena señala que se necesitarán dos planetas en 2030).

El planeta sobrepasó su umbral crítico hace 25 años. Es el umbral que marca el punto en el que la demanda de recursos ecológicos crece más rápido que el ritmo al cual la tierra puede proveerlos.

Donde no se traspasó el umbral, sino todo lo contrario, es en el patrimonio neto de las familias de EEUU que cae casi 40% entre 2007 y 2010 a niveles no registrados desde 1992 (WSJ – 11/6/12).

La Reserva Federal de Estados Unidos publicó un informe que mostró que la media del patrimonio neto de las familias disminuyó a US$ 77.300 en 2010, frente a los US$ 126.400 en 2007, lo que representa una disminución de 38,8%, el mayor descenso desde que comenzó este sondeo en 1989.

La clase media sufrió la peor merma en su ingreso. El 10% más acaudalado vio su ingreso neto reducirse 1,4% en tres años, mientras que el de las familias en el segundo y tercer cuartil declinó 12,1% y 7,7% respectivamente. El ingreso medio del cuartil más bajo descendió 3,7%.

Por último, la proporción de familias que ahorró durante el año precedente descendió de 56,4% en 2007 a 52% en 2010, el nivel más bajo desde 1992.

Los ingresos y el patrimonio neto de las familias estadounidenses cayeron en concordancia con las turbulencias de la economía del país durante los últimos tres años. Para ellas, como para las europeas, no hay "rescate" posible. Los únicos rescates "visibles" (y hasta "invisibles") son para los bancos.

Haciendo un cálculo sencillo, podemos constatar que el dinero del contribuyente aplicado por los EEUU para "socorrer" a su bancos ("too big to fail") alcanzó entre los años 2007 y 2009 la friolera de 8,4 billones de dólares, lo que equivale al 60% del PIB de ese país.

Si el cálculo se hace para la Unión Europea, tenemos inicialmente 1,6 billones de euros (entre 2008 y 2010), que se transforman en 4 billones de euros (según el presidente de la Comisión Europea) para "el conjunto de las medidas puestas en marcha para encarrilar la economía" (sic), lo que equivale al 33% del PIB de la Unión.

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