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Mariategui. La cuestion nacional (Perú) (página 2)

Enviado por Rafael Herrera Robles


Partes: 1, 2

El narcotráfico, que conjuntamente al tráfico de armas, al tráfico de personas y al tráfico de bienes culturales, está entre las actividades más rentables dentro del sistema capitalista mundial, ha convertido a grandes espacios de la Selva, especialmente Alta, en reserva principal de materia prima: la coca. Producto que nadie discute sus valores medicinales, es también materia prima para la elaboración de drogas alucinógenas dañinas para la salud individual del que lo consume y dañinas para la humanidad, porque los insumos para su producción deterioran el medio ambiente. Por otra parte, su tráfico desencadena violencia extrema que llega al ámbito internacional entre mafias y de éstas con las fuerzas del orden. Por su poder económico, sus miembros llegan hacerse de un lugar en la vida social entre las grandes familias dominantes y en la política oficial, copando de modo directo o indirecto los más altos cargos públicos y privados, incluyendo medios de comunicación, extremando la corrupción como última etapa de decadencia de un sistema civilizatorio.

La hoja de coca era conocida en las culturas precolombinas, pero su uso – dice Waldemar Espinoza38-, se reducía para ciertos rituales religiosos. Con la conquista y el colonialismo la población aborigen comienza a chacchar en forma generalizada como medio de soportar el hambre y también como alucinógeno que ayuda sobrellevar penurias, convirtiéndose en artículo de primera necesidad y en una de los negocios más lucrativos. Trae consigo la degradación física mental del consumidor. Espinoza dice, basándose en Carlos Gutierrez Noriega ("El hábito de la coca en el Perú"), que "la coca es un estimulante poderoso, quizá superior a la bencedrina y a las desoxifedrina, por eso contrarresta la fatiga del organismo. De ahí que quien no la ingiera, estando ya habituado, experimenta cansancio, fatiga, desilusión".

El capitalismo, contrariamente a lo que pregonan sus representantes, para desenvolverse, tiene necesidad de despojar a las mayorías de la propiedad de sus medios de vida, en especial de la tierra, para monopolizarlo en pocas manos y a la vez convertir a sus antiguos propietarios en proletarios, en tanto solamente cuentan con su fuerza de trabajo (capacidad mental corporal) para venderlo a cambio de un salario, en caso encuentren ocupación, de lo contrario engrosarán el ejército industrial de reserva, cuyos sectores más pauperizados han sido denominados "población marginal". Este proceso se inició en Europa de siglos pasados con la usurpación de sus tierras a millares de campesinos, cuyas huestes trashumantes -perseguidas por el "delito" de vagabundaje- deambulaban por ciudades y campos. A la par que esto, las clases dominantes europeas despojaron de sus bienes de vida a pueblos enteros en los confines del mundo por medio de la violencia que llegaba al genocidio, con la bendición de las altas jerarquías de las religiones oficiales. En el siglo veintiuno presenciamos las guerras de rapiña con la finalidad de apropiarse de recursos estratégicos como el petróleo, y también, en tanto el ejército industrial de reserva se ha globalizado, los países imperialistas -Europa y Estados Unidos– reeditan la persecución de siglos pasados -esta vez basados en el "delito" de ilegales- contra los parias del tercer mundo en esos países.

Los sucesos de Bagua el 5 de junio del año 2009 donde perdieron la vida 34 peruanos, entre policías y amazónicos, tiene como causa el intento del imperialismo, por mediación del estado peruano, de apoderarse de los recursos del suelo y del subsuelo, con la resistencia de culturas aborígenes y amplios sectores de esa región, lo mismo que de las tendencias libertarias de la modernidad, entre ellas, marxistas, sectores religiosos y ecologistas. Según las leyes peruanas, el suelo si es que no es propiedad de particulares es propiedad del estado, pero el subsuelo, donde se encuentra la riqueza minera y energética (petróleo, gas, carbón), es patrimonio del estado y usufructuado por sus "descubridores" particulares. Por eso incalculables territorios del subsuelo de los andes y la Selva tienen propietarios que han detectado riquezas y las han inscrito legalmente. Existe una norma de consulta previa con los propietarios del suelo que el estado no cumple. En caso los propietarios (individuales, comunales o de culturas ancestrales) amparados por la ley no permitan la utilización de su propiedad, es decir, del suelo, ante la imposibilidad del estado y las transnacionales de construir túneles desde el otro lado del mundo o desde el zócalo continental para extraer la riqueza sin deterioro del suelo, se ven en la necesidad de violar su propia legalidad utilizando la represión. El principal problema es que en gran parte la explotación de recursos naturales extrema la contaminación del medio ambiente.

La contaminación ambiental se ha convertido en preocupación mundial en todos los sectores sociales. Existen urbanizaciones exclusivas en Lima, la capital del Perú, donde los residentes no permiten el paso de vehículos de transporte urbano porque contaminan el medio ambiente y también, reivindicando tranquilidad para su vida diaria se oponen al funcionamiento de centros educativos de cualquier especie, lo cual es legitimado por el estado, pero para la explotación indiscriminada de recursos naturales contaminando el agua, el trato del estado es diferente, evidenciando que en el Perú, para los gobernantes, existen ciudadanos de diferentes categorías. Recordemos sino las palabras del entonces presidente Alan García Pérez para justificar la represión en Bagua: "Ya está bueno. Estas personas no tienen corona, no son ciudadanos de primera clase. 400,000 nativos no pueden decirnos a 28 millones de peruanos: tú no tienes derecho de venir por aquí". Este lenguaje discriminatorio es propio de los conquistadores y de la vieja oligarquía que exacerba los ánimos de grandes sectores populares, extremando los conflictos.

Además de culturas adscritos a territorios plenamente delimitados, existen culturas ancestrales entre fronteras que pueden abarcar dos territorios, por lo que durante la guerra con Ecuador en 1995, "focalizada" en el Cenepa (Cordillera del Cóndor), los dos bandos -Ecuador y Perú- reclutaron a elementos que pudieron ser de la misma cultura originaria que habitan ambos territorios para colocarlos en la avanzada de sus ejércitos.

La reivindicación principal de las culturas amazónicas -escribe el antropólogo Rodrigo Montoya39- es el respeto a su cultura, dentro de ello a su lengua, a su religión, a sus costumbres, al ambiente donde subsisten. Y las culturas que habitan territorios bajo estados diferentes, reclaman la necesidad de la doble (o triple) nacionalidad, sea peruana, boliviana, ecuatoriana, colombiana o brasileña, lo cual no implica que tengan estado propio.

Perú: nacionalidad en formación

Volviendo a la propuesta de Mariátegui, su tesis de que el Perú es una nacionalidad en formación bajo cimiento andino, ha sido confirmada en el devenir del siglo veinte, a pesar de la presencia del estado oficial, antinacional, que desdeña las culturas ancestrales.

Contrariamente a un gran sector del pensamiento académico que lo ha visto decaer, las expresiones indígenas siguen gravitando de modo decisivo en el conjunto social, en tanto el devenir andino, antes confinado a los andes, se ha expandido al conjunto nacional en todos los ámbitos, por los aluviones que llegan a las ciudades con sus variadas expresiones culturales (dignas o indignas), por lo que dentro del sistema mundial de desigualdades y combinaciones, lo que da singularidad, peculiaridad, identidad, a los territorios andinos (Ecuador, Perú y Bolivia), es el legado de las culturas originarias en diversidad de expresiones, "peruanizando" el legado universal.

Hasta mediados del siglo veinte el indigenismo en su expresión artística literaria coexistiendo con las vanguardias poéticas a las que también se adscribieron indigenistas, ocupó un lugar privilegiado para luego seguir coexistiendo con otras tendencias que encontraron brío en la segunda mitad del siglo veinte, dentro de ello, una narrativa "urbana" pujante, la misma que no deja de lado -para degradar o enaltecer- al mundo andino, que evidencia su presencia en todos los ámbitos de la vida social. En los andes, hasta la más alejada y humilde aldea tiene, además de su "historiador" que rememora su origen, su artista (s) que recrea sus vivencias, además de las festividades populares tradicionales. Todo esto se proyecta al ámbito nacional por diversos caminos, coexistiendo y combinándose con expresiones de otras culturas.

Una visión estereotipada presenta la miseria y el atraso como legado de culturas precolombinas, lo cual es falso. Hasta los más extremistas detractores del universo andino, entre ellos Vargas Llosa, reconocen que las sociedades precolombinas solucionaron el problema del hambre. En realidad, la pobreza, la miseria, la marginalidad, tal cual la conocemos hoy, con la degradación biológica y espiritual, llegó con los conquistadores y el colonialismo.

En política, la expansión del mundo andino es evidente, expresado sobre todo en las organizaciones populares y en la izquierda revolucionaria. Paralelamente se acrecienta la demagogia de partidos oligarca burgueses y del mismo estado que utilizan motivos indígenas para engatusar al pueblo.

Las expresiones indígenas en el devenir cambian y se reestructuran constantemente porque, más que una escuela, más que un movimiento literario, representa el devenir vital de un pueblo. Los territorios andinos forman parte del devenir mundial y las reestructuraciones configuran la especificidad dentro de la universalidad. Por eso el indigenismo como reivindicación política que en siglos pasados tenía de símbolo a elites supervivientes de la nobleza inca es diferente al indigenismo que desde inicios del siglo veinte reivindica al socialismo moderno.

La expansión del devenir andino inmerso en el devenir universal se expresa en diversidad de expresiones culturales, que podemos sintetizar cuando Mariátegui decía que un pueblo, "después de un largo colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy corto tiempo, la vía de la civilización moderna y traducir a su propio lenguaje, la lección de los pueblos de occidente40|".

"España nos trajo el Medioevo: Inquisición, feudalismo, etc. Nos trajo luego, la Contrareforma; espíritu reaccionario, método jesuítico, casuístico, escolástico. De la mayor parte de éstas cosas nos hemos ido liberando, penosamente, mediante la asimilación de la cultura occidental, obtenida a veces, a través de la propia España. Pero de su cimiento económico, (…), no nos hemos liberado todavía41".

De acuerdo a la cita anterior podemos hacer la diferencia entre la "asimilación" de la cultura occidental de acuerdo a la especificidad de un pueblo, diferente a la imposición colonialista para sojuzgar pueblos. En el primer caso se trata de apropiarse de la cultura universal para mejorar la existencia, inmersos en la modernidad en su tendencia libertaria; y en el segundo caso sirve para legitimar el colonialismo dentro de la tendencia siniestra de la modernidad.

Dentro del actual sistema mundial no existe pueblo o cultura que no haya recibido en mayor o menor grado influencia foránea, originando lo que comúnmente se denomina "mestizaje", sociedad "criolla". Lo último puede ser distintivo nacional en los casos de Argentina, Uruguay o Chile, (en los que la población aborigen fue ínfima), cohesionándose en su devenir -con todas las contradicciones- una mentalidad común sobre raíz "extranjera", que pronto encuentra originalidad, especificidad, autenticidad para representar lo "nacional" dentro del conjunto mundial.

La especificidad, la originalidad, la "identidad", que se integra cada vez más a la totalidad (mundial), hasta formar parte de las determinaciones, se encuentra en lo que hace la diferencia, que en el caso de los territorios andinos es el legado autóctono en todos los terrenos, que con el paso del tiempo se hace más evidente, por lo que una de las reivindicaciones que aumenten la solidaridad de los explotados y oprimidos podría ser una confederación andina inmersa en la diversidad, cuyo eje sea Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay.

Afroperuanos y "chinos"

Algunos términos y frases utilizados por Mariátegui para referirse a chinos y afroperuanos ha suscitado comentarios tildándolo de racistas42. Como veremos luego, los términos y comentarios desafortunados y equivocados, no tienen sustento en criterios raciales.

A mediados del siglo diecinueve con la reinserción del Perú al mercado internacional, faltaban brazos para las haciendas, lo que se agrava con la manumisión de los esclavos negros en 1854. El estado se ve en la necesidad de "importar" trabajadores (colíes) chinos, los que fueron sometidos a un régimen que lindaba con la servidumbre y la esclavitud. Entre 1849 a 1874 arribaron alrededor de 92,000 chinos. Durante la invasión chilena en muchas haciendas costeñas se rebelan pretendiendo liberarse y, sobre todo las clases dominantes, extreman su prejuicio racial cultural. Desde finales de ese siglo a 1923 arribaron alrededor de 18,000 japoneses. En el imaginario peruano a ambas poblaciones se les denomina "chinos". En la última década del siglo veinte un candidato presidencial descendiente de japoneses, Alberto Fujimori, para contrarrestar el prejuicio racial de las clases dominantes, dijo que los "cholitos y "chinitos" ganarán las elecciones a los "blanquitos". Una especie de racismo al revés. Ganó las elecciones a Vargas Llosa.

Posteriormente llegan nuevos contingentes de chinos y japoneses dentro de la ley, pero también al margen (mafias), enriqueciendo la heterogeneidad de culturas que coexisten y se combinan.

La segregación ha sido una constante en la política oficial peruana. Durante la segunda guerra mundial el estado oligarca en base a su alianza con las democracias imperialistas toma de rehenes a la colonia de japoneses y los envía a Estados Unidos en calidad de prisioneros de guerra, sufriendo vejámenes. Con el mismo criterio racista, en 1929 el gobierno había inventado un "complot comunista", apresando a dirigentes obreros e intelectuales -entre ellos a Mariátegui- y a la colonia judía en Lima. Por esa época los sectores más reaccionarios del mundo decían que la revolución rusa fue obra de "orientales" "primitivos" y "judíos"

En cuanto a los africanos, llegan junto a los conquistadores. Cincuenta años antes del descubrimiento de América, dice Nicomé de Santa Cruz43, (teniendo de referencia a diversos autores), "eran introducidos en la península ibérica diez esclavos negros", con lo cual se da comienzo al comercio de esclavos negros desde Africa hacia España y Portugal. Los primeros esclavos en Africa, explica, surgieron entre los hombres expulsados de sus etnias por alguna falta y entre los prisioneros de guerra. (Es decir, igual que en otras culturas antiguas en el mundo). A estos esclavos, Santa Cruz (siguiendo a otros autores) les denomina "verdaderos esclavos", para diferenciarlos del tráfico de negros que se acrecentó a partir del siglo dieciséis basado en criterios raciales. Otro dato de suma importancia es que las versiones de los europeos sobre los nativos (negros) africanos al principio fueron positivas, pero con el correr del tiempo, cuando comienza el colonialismo moderno y el tráfico de esclavos, esa visión cambia, presentándolos como "bárbaros", "primitivos", "come hombres", etc., para justificar el genocidio y el tráfico comercial de seres humanos.

Junto a los conquistadores, prosigue Santa Cruz, vienen a América los negros "ladinos" -que hablan el idioma latino, "aculturados" ("cristianizados") en España y Portugal-, como auxiliares y hasta lugartenientes de los conquistadores, pero posteriormente cambia su situación al estabilizarse la colonia e instaurarse las "plantaciones" de caña de azúcar con mano de obra esclava, y entonces, el tráfico de esclavos multiplica sus ganancias con la intervención de los estados más poderosos, entre ellos España, Holanda, Inglaterra y Portugal como garantes de las ganancias, repartiéndose (de manera "civilizada") mediante tratados, sus zonas de reclutamiento (caza, compra y venta de humanos en el continente africano. A partir de entonces en América, a los negros "ladinos", cada vez menos, se suman los negros "bozales", arrancados directamente desde sus pueblos en el Africa.

Durante la guerra civil entre conquistadores, Nicomé de Santa Cruz nos recuerda la presencia de negros por centenares en diversos bandos, y tiempo después, cuando Francisco Hernández Jirón se rebela (1653-1654) contra la corona española, ofreció liberar a todos los esclavos negros que se enrolen en su ejército, pero fue derrotado.

Santa Cruz se pregunta por qué la abolición de la esclavitud tuvo que esperar décadas luego del surgimiento de repúblicas libres del dominio español. Su respuesta es que no pudieron doblegar los intereses de los grandes propietarios de esclavos. Recuerda que Simón Bolívar recibió ayuda de la república independiente de Haití con la condición de abolir la esclavitud en las nuevas repúblicas, pero no pudo cumplir su palabra empeñada. Pero la explicación es más compleja. Las nacientes repúblicas criollas se erigieron en base a la estructura colonial heredada por los conquistadores. Es decir, las nuevas repúblicas surgieron al margen y en contra de las mayorías. Por eso la esclavitud en el Perú fue abolida en 1854 pero no fue solución vital para los afroperuanos. La servidumbre en los andes prosiguió hasta que un gobierno militar nacionalista (1968-1975), -intentando evitar la subversión generalizada-, decreta una reforma agraria, que tampoco constituyó solución vital a los problemas, porque en el sistema capitalista mundial, las grandes mayorías están integradas de manera directa o indirecta en la acumulación de capital, pero marginadas de los beneficios. La solución es la auto emancipación de las mayorías de toda forma de explotación y opresión.

Si bien los afroperuanos no lograron cohesionar un proyecto libertario propio, pero su lugar en la formación de la nacionalidad peruana es indiscutible. En las guerras por la independencia algunos contingentes formaron montoneras y guerrillas propias o junto a indios y otros estratos sociales y eran temidos por los ejércitos oficiales de los criollos porque podían desbordar los intereses de los criollos liquidando la estructura colonial. El historiador Pablo Macera escribe: "Los criollos temieron siempre a los negros cimarrones. Estos no eran los esclavos arribistas "pinganillos" y "palanganas" que trataban de imitar a los amos, sino esclavos que pretendían destruir la sociedad criollo española colonial. Fue por miedo a esos esclavos que la aristocracia limeña proclamó su lealtad a San Martín como días antes lo había hecho al Virrey La Serna. No importa quién (españoles o argentinos) controlase la plaza de Lima. Lo que interesaba era una tropa que garantizase la seguridad pública44".

Dennys Couché45 señala que durante la guerra civil entre Echenique y Castilla, el primero, en calidad de presidente de la república, prometió libertad a todos los negros que se enrolaran en sus huestes, mientras que Castilla prometió libertad a todos los negros, lo cual cumplió mediante un decreto del tres de diciembre de 1854, ocho años antes de que Abraham Lincoln hiciera lo mismo en Estados Unidos luego de una cruenta guerra civil.

Estos episodios son anecdóticos, porque sin la rebeldía -pacífica y violenta- de los esclavos afro peruanos, nadie los hubiese tenido en cuenta. Como expresa Carlos Aguirre46, los afroperuanos fueron "Agentes de su propia libertad".

Los afroperuanos al igual que demás sectores populares aportan con su creatividad en todos los ámbitos en la tarea de peruanizar al Perú, incluyendo en la expresión más íntima que da identidad a un pueblo como la música y canción popular. Forman parte del bloque libertario de la modernidad.

Volviendo a Mariátegui (en los 7 Ensayos): "El mestizaje necesita ser analizado no como cuestión étnica sino sociológica", y es heterogéneo. En la Sierra el mestizo puede ser absorbido por lo indígena, y en la Costa, el mestizo en el latifundio puede ser absorbido por el espíritu colonial de casta, mientras que en un medio urbano industrial, el mestizo que tiene acceso a la "europeización", "reconociéndose así mismo como un español bastardeado, siente que el indio debe ser el cimiento de la nacionalidad". Lo último, porque para Mariátegui, dentro de la heterogeneidad de razas y culturas promotoras del cambio, la más definida con contornos propios era la indígena: "La sociedad indígena puede mostrarse más o menos primitiva o retardada. Pero es un tipo orgánico de sociedad y de cultura".

En el caso de los afro peruanos que desde la colonia vinieron como esclavos y de los chinos (colíes) que fueron traídos desde mediados del siglo diecinueve para trabajar como siervos/esclavos en las haciendas costeñas, -ha criterio de Mariátegui en los 7 Ensayos- su posición socio cultural no les ha permitido superarse, por lo que desdeña su aporte en la formación de la nacionalidad peruana. En el caso de los colíes (chinos) reconoce como su único aporte directo la medicina tradicional china ya que en otros campos, como por ejemplo, el pensamiento de Lao Tse o Confucio, al igual que la acupuntura, ha llegado por mediación de los europeos. De los afroperuanos, -que Mariátegui desconocía que en la colonia también laboraban como esclavos agrícolas en las haciendas-, los redujo a esclavos "domésticos", para afirmar que "todas las circunstancias han concurrido a mantener su solidaridad con la colonia" por lo que el "negro liberto" se ha mostrado "adicto" a su antiguo amo, y al mezclarse con el indio "ha sido para bastardearlo comunicándole su domesticidad zalamera y su psicología exteriorizante y mórbida". Su contribución a la formación de la nacionalidad -al igual que los chinos- Mariátegui lo considera un "estorbo" por el "influjo de su barbarie". La clave de toda la interpretación es que su ubicación en el sistema social como esclavos "domésticos" los vuelve adictos a sus amos.

No obstante los términos utilizados, Mariátegui es crítico de la visión "zootécnica" (racista) que se extrema en los sectores más reaccionarios que veían como solución, el exterminio del indio o el cruce con la raza "blanca", lo que se conoció como "solución bovina". Para Mariátegui la "raza" no se puede desligar del proceso socio cultural. En este sentido también critica las especulaciones del filósofo mejicano Vasconcelos sobre el mestizaje de españoles indios y negros que daría resultado en el futuro a la "raza cósmica" en América, y también critica al Dr. Uriel García que ve en el mestizo de la sierra al nuevo indio como símbolo de la peruanidad. Al respecto Mariátegui aclara que la propuesta del Dr. Uriel García no prospera en la Costa.

Mariátegui distingue entre la cultura china cuyo aporte a la humanidad es incuestionable, y los chinos que fueron traídos al Perú a mediados del siglo diecinueve que -al igual que los afroperuanos- no han sido capaces "aún" de ser mediadores para trasmitir el legado de su cultura de origen por su precario estado socio cultural y por el ambiente de feudo en que los ha sumido la república oligarca. Mariátegui ve al oriente decrépito y fatalista y al oriente revolucionario libertario, por lo que ante las "taras de oriente decrépito" que induce al fatalismo y la sumisión, las noticias de movimientos revolucionarios (en especial de China) inculca "impulsos progresistas" de los chinos en el Perú.

Volviendo a los afro peruanos, la apreciación de Mariátegui al desdeñar su contribución en la formación de la nacionalidad es equivocada pero contraria al racismo, porque en un medio socio cultural diferente, como el obrero, se ira extirpando la "herencia espiritual" de esclavo. "Sólo el socialismo, despertando en él, conciencia clasista, es capaz de conducirlo a la ruptura definitiva con los últimos rezagos de su espíritu colonial". Es decir, su superación no está ligada a lo biogenético sino al cambio socio cultural.

Por la época en que escribió los "7 Ensayos" -conforme lo mencionamos en líneas anteriores- no se tenían noticias de la lucha de los afro peruanos por sus propias reivindicaciones -como esclavos en las haciendas-, y en las luchas contra el dominio español.

Siguiendo con sus apreciaciones expuestos en los 7 Ensayos, para Mariátegui no existen razas biológicamente superiores: "El prejuicio de las razas ha decaído; pero la noción de las diferencias y desigualdades en la evolución de los pueblos se ha ensanchado y enriquecido, en virtud del progreso de la sociología y la historia. La inferioridad de las razas de color no es ya uno de los dogmas del que se alimenta el maltrecho orgullo blanco. Pero todo el relativismo de la hora no es bastante para abolir la inferioridad de cultura".

La propuesta de que lo indígena es cimiento en la formación de la nacionalidad es porque su legado es más coherente, y al igual que otros pueblos, se proyecta a una nueva era: "Y ya la experiencia de los pueblos de Oriente, el Japón, Turquía, la misma China, nos han probado cómo una sociedad autóctona, aún después de un largo colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy poco tiempo, la vía de la civilización moderna y traducir, a su propia lengua, las lecciones de los pueblos de Occidente".

De lo expuesto en líneas anteriores, términos como "primitivo" o "bastardo" lo emplea Mariátegui -sin reparar en las malinterpretaciones que se le puedan hacer-, para indígenas, chinos, afroperuanos y "mestizos". Es decir, Mariátegui es "democrático" para denostar sin proponérselo, por utilizar términos equivocados, a los más diversos sectores. Quizá lo más ambivalente sea cuando en una oportunidad47 (febrero 1927) se hizo eco de un prejuicio muy extendido sobre una supuesta "hipocresía" del indígena, aunque amparándose en Luís E. Valcárcel dice que es un modo defensivo frente a sus opresores, pero en su medio social, en el ayllu, es diferente. Esto demuestra que Mariátegui no ha logrado incorporar los términos y conceptos adecuados para una exposición más coherente. Limitación que supera en escritos posteriores.

En un texto posterior a los 7 Ensayos: "El problema de la razas en América Latina", enviado a la primera conferencia comunista latinoamericana de Buenos Aires (junio de 1929), con mayor precisión, Mariátegui escribe que los negros, al igual que otras razas de "color", además de la explotación económica sufren la opresión racial cultural y la solución a sus problemas pasa por el socialismo.

En el texto mencionado, Mariátegui hace suyo la crítica de Wilfredo Pareto -al que ya tomó como referencia en los 7 Ensayos- al criterio racial para justificar "la política imperialista y esclavizadora de los pueblos blancos". Según Pareto, al igual que Aristóteles en la antigüedad decía que por propia "naturaleza" existen amos y esclavos "justo y provechoso para todos"; actualmente también se intenta hacer creer que por "naturaleza" existen pueblos "civilizados" nacidos para dominar y pueblos nacidos para ser dominados. Si un africano que sufre la opresión colonial se rebela es presentado como traidor, mientras los colonialistas que reprimen al rebelde son presentados como héroes. Las grandes potencias en nombre de liberar y civilizar a los pueblos cometen las peores atrocidades, llegando al exterminio de poblaciones.

El pasaje de Pareto que Mariátegui toma de referencia pertenece al "Tratatto di Sociología Generale", tomo VII, que mantiene plena actualidad porque la estructura del sistema mundial capitalista desde sus orígenes con las conquistas desde siglos pasados sigue siendo la misma. Las atrocidades actuales del imperialismo para someter a pueblos o "razas de color", llegando al genocidio, se hacen en nombre de civilización, libertad, democracia y derechos humanos, o se apela simplemente a la defensa de intereses de determinado país.

En el texto enviado a Buenos Aires, Mariátegui reitera que la "domesticidad" del afroperuanos a la raza blanca se supera en un ambiente urbano moderno: "La industria, la fábrica, el sindicato, redimen al negro de esta domesticidad. Borrando entre los proletarios la frontera de la raza, la conciencia de clase eleva moral, históricamente, al negro. El sindicato significa la ruptura definitiva de los hábitos serviles que mantienen, en cambio, en él, la condición de artesano o criado". (La referencia que Mariátegui hace de "artesano" se debe entender en su acepción gremial corporativa ligada al ambiente de feudo, en este caso, oligarca)

Un hecho de vital importancia que no ha sido evidenciado en toda su magnitud por estudiosos de su obra es cuando Mariátegui, teniendo de referencia a Incas y aztecas, condena la conquista y la invasión de la "raza blanca" que ha "traído efectos retardatarios y deprimentes en la vida de las razas indígenas", añadiendo: "Lo que en las comunidades indígenas del Perú subsiste de elementos de civilización es, sobre todo, lo que sobrevive de la antigua organización autóctona". Y con raras excepciones, -la invasión europea- ni en el terreno tecnológico a representado "progreso respecto a la cultura aborigen". El mayor indicio de esto es la disminución de la población desde la conquista.

De acuerdo a lo anterior, la técnica significa progreso en tanto contribuya a mejorar la vida, para lo cual las relaciones sociales (de trabajo) que se establezcan son fundamentales.

Precisión importante

Uno de los mayores logros en la evolución fue cuando una criatura, -gracias a sus atributos filo genéticos que se desarrollan y perfeccionan en lucha por la vida-, sobresale por encima del conjunto animal del que forma parte, emergiendo un nuevo ser, –el hombre-, el más activo de la naturaleza, en un proceso permanente de "humanización", entendido como lucha por dignificar su existencia mejorando las relaciones sociales entre semejantes, con la naturaleza y el cosmos.

Contrariamente a la mayoría de seres cuya constitución fisiológica se adapta a su medio ambiente, el ser humano, para sobrevivir, tiene necesidad de transformar su medio ambiente, transformándose así mismo, extendiendo sus facultades innatas con instrumentos cada vez más complejos. Federico Engels escribía al respecto: "Los hombres, (…), a medida que se alejen más de los animales en el sentido estrecho de la palabra, en mayor grado hacen su historia ellos mismos, conscientemente, y tanto menor es la influencia que ejercen sobre esta historia las circunstancias imprevistas y las fuerzas incontroladas, y tanto más exactamente se corresponde el resultado histórico con los fines establecidos de antemano". El capitalismo -prosigue Engels-, desarrolla la ciencia y la tecnología como nunca antes, acrecentando la productividad, pero esclaviza al ser humano al mundo de las mercancías. "Únicamente una organización consciente de la producción social, en la que la producción y la distribución obedezcan a un plan, puede elevar socialmente a los hombres sobre el resto del mundo animal, del mismo modo que la producción en general los elevó como especie1".

En la filogénesis social se conjugan de modo inseparable la interrelación hombre naturaleza expresado en sus más diversas manifestaciones, entre ellas, en las formas de organización del trabajo y en sus instituciones. El surgimiento de los modernos estados con sus delimitaciones territoriales es parte de ese proceso. Que a alguien se le ocurra presentarlo como si se tratara de un proceso evolutivo "natural" desmereciendo la voluntad humana, lo que se conoce como "enfoque genealógico", o que alguien lo presente como invención "artificial", lo que se ha denominado "enfoque antigenealógico", escapa a todo criterio dialéctico. Mariátegui es ajeno a todo eso. El ser humano deviene subvirtiendo la naturaleza y a sí mismo por mediación de multiplicidad de procesos y determinaciones a las que no puede escapar a pesar de la osadía de su acción y de lo ilimitado de su imaginación y fantasía que Mariátegui reivindicó, señalando así mismo sus límites, porque los grandes ideales y las grandes utopías brotan de la vida. Un gran ideal: "Es la realidad histórica presente. La humanidad no persigue nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la humanidad corre tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente posible. Con la humanidad acontece lo mismo que con el individuo. El individuo no anhela nunca una cosa absolutamente imposible. Anhela siempre una cosa relativamente posible… Al niño que persigue a la mariposa puede ocurrirle que no la aprese, que no la coja jamás; pero para que corra tras ella es indispensable que la crea o que la sienta relativamente a su alcance. Si la mariposa va muy lejos, si su vuelo es muy rápido, el niño renuncia a su imposible conquista. Lo misma es la actitud de la humanidad ante el ideal. Un ideal caprichoso, una utopía imposible, por bella que sean, no conmueven nunca a las muchedumbres".

Notas

1.- Rengifo, Antonio: "Esbozo biográfico de Ezequiel Urviola y Ribero". En, "Campesino", año 1, N° 1

2.- Gonzáles Prada, Manuel: "Paginas Libres"

3.- "De la historia". Capítulo primero de nuestro estudio: "Barbarie y Modernidad: el Perú en la Globalización capitalista". El capítulo aludido se ha publicado electrónicamente bajo el título de "Historia y Antihistoria".

4.- Jorge Basadre: "La Multitud, la ciudad y el campo". Lima, 1947, p. 268 y 269.

5.- Ibid. pág. 276.

6.- Sobre lo universal y lo autóctono, entre otros escritos de Mariátegui, los reunidos en "Peuanicemos al Perú", por ejemplo: "Pasadismo y futurismo", "Lo nacional y lo exótico", "Nacionalismo y Vanguardismo", "La tradición nacional", etc. Además, conferencias reunidas en "Historia de la Crisis Mundial".

6.- Mariátegui: "7 Ensayos", pág. 178.

7.- Mariátegui: "7 Ensayos", pág. 202.

8.- Mariátegui: Dostoyevsky "La Rusia de Dostoyevsky a propósito del libro de Stefan Zweig", en "El Artista y la Epoca".

9.- Trotsky: "La Cuestión Nacional", en "Historia de la Revolución Rusa", SARPE, Madrid, 1985, Tomo II, p. 268.

10.- Trotsky: "Gógol", en, "Sobre arte y cultura". Alianza Editorial, Madrid, 1974

11.- Esto lo abordamos en "Literatura y modernidad", capítulo de "Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitalista".

12.- Mariátegui: "El Mensaje de Oriente". En "La Escena Contemporánea".

13.- Mariátegui: "La agitación revolucionaria y socialista en el mundo oriental" (conferencia). En "Historia de la Crisis Mundial". Mariátegui hace suya la propuesta de la tercera internacional de los tiempos de Lenin y Trotsky. Posteriormente el estalinismo pondría una barrera infranqueable entre las reivindicaciones burguesas y socialistas de la revolución, imponiendo a los pueblos atrasados sólo a una "revolución" burguesa para desarrollar el capitalismo.

14.- Mariátegui: "Semitismo y Anti semitismo". Incluido en "La Escena Contemporánea". "La Misión de Israel". Incluido en "Figuras y Aspectos de la Vida Mundial", tomo III.

15.- Mariátegui: "7 Ensayos", pág. 178.

16.- Mariátegui: "Ideología y Política", pág. 27.

17.- Citado por William Rowe: "José María Arguedas: mito y realidad"

18.- reproducido en, "Historia de la crisis mundial"

19.- Mariátegui: Zinoviev "La Escena Contemporánea"

"Nacionalismo e internacionalismo", "en, Historia de la crisis mundial"

Todo esto lo abordamos lo abordamos con mayor precisión en el siguiente capítulo: "El internacionalismo revolucionario"

20.- MariáteguI: Nitti, en, "La Escena Contemporánea"

21.- Macera, Pablo: "Visión histórica del Perú"

22.- Mariátegui: "La Unidad de la América Indo-española". En "Temas de Nuestra América".

23.- Esta tesis está en la tradición marxista desde inicios del siglo veinte, entre otros en Trotsky, Rosa Luxemburgo, Lenin (en su estudio sobre el imperialismo), etc., visión que hizo suyo la tercera internacional en sus cuatro primeros congresos.

24.- Mariátegui: "7 Ensayos" ("Centralismo y Regionalismo"). Esto también ha sido evidenciado por diversos autores, entre ellos Julio Cotler: "Clases, estado y nación en el Perú". IEP, Lima, 1978, pág. 126.

25.- Mariátegui: "Peruanicemos al Perú"

26.- Mariátegui: "La revolución de la independencia y la propiedad agraria" ("7 Ensayos")

27.- Mariátegui: "7 Ensayos"

28.- Cotler, Julio: "Clases estado y Nación en el Perú". IEP, LIma 1978, pp. 66-67.

29. – Roel Pineda, Virgilio: "Grandezas y Miserias de la Independencia"

30.- Macera, Pablo: "Los proyectos nacionales". Retablo ediciones, Lima, s/f.

31.- Mariátegui: "El problema de la educación", en "7 Ensayos"

32.- Mariátegui: "El Factor religioso". En "7 Ensayos

33.- Meseguer Illan, Diego: "José Carlos Mariátegiui y su pensamiento revolucionario". IEP, Lima 1974

34.- Mariátegui: "7 Ensayos", p.

35.- Mariátegui: "Ideología y Política", pág. 81.

36.- Alberto Flores Galindo: "La Agonía de Mariátegui: su polémica con el Komintern".

37.- Mariátegui: "El problema de las razas". ("Ideología y Política", pp. 101-102)

38.- Waldemar Espinoza Soriano: "La Sociedad Colonial", en "Historia del Perú", tomo IV, editado por Mejía Baca.

39.- Rodrigo Montoya: Bajo el título «Movimientos indígenas en la Amazonía: potencialidades y límites», otra versión de este artículo aparece en el libro "Multiculturalidad y política. Derechos indígenas, ciudadanos y humanos", (reseñado en Ciberayllu). Versiones preliminares de este texto fueron presentadas en la Universidad de Barcelona, España, en 1995-96, y en la Universidad de San Marcos, Lima, 1996.).

40.- Mariátegui: "7 Ensayos", pág. 301.

41.- Mariátegui: "7 Ensayos", pág. 44.

42.- Juan E. de Castro ¿Fue José Carlos Mariátegui racista? Publicación electrónica (A contra corriente)

Carlos Velarde Reyes "Sobre una supuesta deformación racista en JCM". Publicación electrónica (Archivo de Chile)

43.- de Santa Cruz Gamarra, Nicomé: "El Negro en Iberoamérica". Revista "Encuentro", editada por el Centro de Proyección Cristiana N° 54-55, Lima, 1989-90.

44.- "Los proyectos nacionales" p. 12.

45.- Denis Couché: "Poder blanco y resistencia negra en el Perú". I.N.C., Lima, 1975.

46.- Carlos Aguirre: "Agentes de su propia libertad". PUC, Lima 1996 (segunda edición)

47.- Mariátegui: "Intermezzo polémico", en, "Ideología y Política".

48.- Esto lo exponemos con mayor precisión en "Literatura y modernidad: el indigenismo" (publicación electrónica), capítulo de "Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitslista".

Nota final.- En 1964, contribuyendo a la discusión, Aníbal Quijano elaboró su tesis sobre la "cholificación" ("El proceso de Cholificación"), en alusión al sector que a su criterio deja de ser "tradicional". En la década del noventa/, al hacer el balance de su teoría (en "Colonialidad del Poder, cultura y conocimiento en América Latina"), señaló que en ese sector ("cholo") se articulaban "elementos que los dominantes celebraban: la tremenda energía, la persistencia, la sobriedad, la disciplina, la capacidad de trabajo organizado, y ciertamente el rápido aprendizaje de las técnicas del trabajo y de las reglas del mercado del capital" … Pero también estaban presentes, "la reciprocidad, la solidaridad, la compleja densidad de la subjetividad, producto del des-encuentro entre las perspectivas aborígenes de conocimiento y de otra parte, el creciente impulso de la razón tecnocrática del capital".

Se proyectaba, concluye Quijano, "una primera perspectiva de reoriginalización cultural en el Perú y quizás en todo el mundo llamado "andino", por la autonomía respecto de otros "patrones de estructuración", por lo cual la "cholificación" podía enfrentar en igualdad de condiciones a los patrones "criollo oligárquico" costeño y a lo "gamonal-andino" serrano. Pero para su desenvolvimiento era necesaria la democratización de la sociedad -dentro de los marcos del capitalismo como en otros países- desde la economía a la política, que no se realizó, truncándose la "cholificación" como alternativa, con la asunción al poder del reformismo velazquista (1968) que fracasó como proyecto, lo que fue coronado con la imposición contrarrevolucionaria del neoliberalismo dentro de una creciente globalización, cuya máxima expresión política en el Perú lo constituye Fujimori.

En nuestra opinión, lo que Quijano llamó "cholificación" es fruto del proceso de proletarización generalizada, extremadamente heterogénea -para formar el ejército industrial de reserva del capitalismo- que se acentuó con el correr de la segunda mitad del siglo veinte por la expansión capitalista que condujo a la masiva migración del campo a las ciudades, donde los recién llegados se vieron en la necesidad de reinventar su vida de acuerdo a nuevas condiciones, dispuestos a vender su fuerza de trabajo (a cambio de un salario), y en lo que pudieron, siguieron conservando sus costumbres tradicionales, que en caso provengan de la vida comunal andina, se concretizaban entre otras cosas, en la reciprocidad, la solidaridad, la ayuda mutua, -además de sus festividades que comenzaron a recrearlas-, a las mismas que se adscribieron otros estratos sociales incluso de origen urbano.

Los proletarios dispuestos a vender su fuerza de trabajo -su capacidad mental corporal- pueden poseer ciertos medios de vida, entre ellos tierra o instrumentos que no les alcanza para sobrevivir, o no poseen más que su fuerza de trabajo, y en cuanto a su cultura y modo de vida -sumamente heterogénea-, se va moldeando o remodelando constantemente para bien o para mal, que en las grandes ciudades implica su inclusión en el proceso de trabajo como parte de la clase obrera activa, como parte del ejército industrial de reserva de la clase obrera, recreando diversas condiciones de trabajo dignas incluyendo dentro de la informalidad, o formar parte del "lumpen proletariado", un estrato del ejército industrial de reserva que cobija lo más bajo de la sociedad capitalista, extremando la degradación del ser humano.

La "tremenda energía, la persistencia, la sobriedad, la disciplina, la capacidad de trabajo organizado, y ciertamente el rápido aprendizaje de las técnicas del trabajo" que Quijano atribuye a lo "cholo" en la década del sesenta, implica que esas cualidades no las encontraba en los medios indígenas andinos, en el preciso momento en que éstos acrecientan sus luchas para liberarse de la servidumbre, es decir, para superar relaciones de trabajo pre capitalistas.

Contrariamente a Quijano, Mariátegui veía en los andinos o indígenas de inicios del siglo XX, que además de practicar su legado libertario ancestral, tenían, al igual que otros pueblos, aptitudes para asimilar y recrear ciencia, técnica, nuevos ideales, y "encontrar por sus propios pasos, y en muy poco tiempo, la vía de la civilización moderna y traducir, a su propia lengua, las lecciones de los pueblos de Occidente". Debemos admitir que sobre esa base, décadas después, los inmigrantes andinos cargaron a las ciudades gran parte de esa mentalidad y vivencias ancestrales, expandiendo lo andino o indígena al conjunto social.

El advenimiento de la modernidad en Europa, en tanto inmersa en la lucha de clases, está marcada por dos vertientes, la siniestra expresada en gran parte por los intereses de la burguesía (sobre todo cuando asume el poder), y la libertaria expresada por la lucha de clases y pueblos oprimidos por su liberación. La vertiente libertaria tuvo su expresión política más alta en ese siglo, en la Comuna de París (1971) y al ser derrotada, la burguesía se consolida en el poder hegemonizando el sistema mundial, asediada por formas de vida e ideas libertarios pre modernos y modernos. En lo fundamental, las grandes conquistas libertarias de la modernidad, institucionalizadas o no, son por acción de las clases trabajadoras y sectores oprimidos.

La modernidad en forma orgánica, como mentalidad y modo de vida adviene con el capitalismo pero no es patrimonio de este régimen sino que lo trasciende, en tanto la burguesía europea reniega de las ideas libertarias que en parte utilizó para hegemonizar la lucha contra la aristocracia feudal y son las clases populares quienes las reivindican, cohesionándolas para la acción política, surgiendo el socialismo.

En los casos de Ecuador Perú y Bolivia, la vertiente siniestra es representada por las clases dominantes que reivindican el legado de los conquistadores manteniendo la estructura colonial como fuente de sus privilegios, mientras la vertiente libertaria hace suyo lo progresivo del legado andino y universal.

En este proceso, la reconfiguración o "reoriginalización" en el ámbito cultural -que Quijano pretendió encontrarlo en la década del sesenta del siglo veinte con la "cholificación"-, a nuestro entender, se proyecta desde las primeras luchas de resistencia contra el colonialismo, en todos los ámbitos, en primera instancia liderado por los descendientes de la nobleza inca comenzando de Mano Inca que desde su refugiado en las montañas de Vilcabamba 1(1536-1544), intenta dirigir la expulsión de los españoles para restaurar el Tawantinsuyo dentro de un nuevo contexto internacional. Posteriormente en la revolución de Túpac Amaru (1780-81), bajo otras condiciones, una de sus tendencias intenta que el estamento (o república) de indios domine al estamento de los españoles, y otra tendencia arrastra elementos mesiánicos y milenaristas para recrear el Tawantinsuyo al que consideran una sociedad justa y libertaria, sin dominantes ni dominados. En ambos casos existe una cosmovisión de reoriginalización y cambio frente a las nuevas circunstancias. En el siglo veinte, bajo otras condiciones, la "reoriginalización" cultural se cohesiona inmerso en la lucha por el socialismo, donde confluya el legado libertario aborigen y universal.

Desde la invasión europea han pasado cinco siglos, lapso en el cual, dentro del sistema mundial, territorios y culturas -en países dominantes y dominados- han cambiado en la transición del pre capitalismo al capitalismo y en lucha por el socialismo. En todo este proceso, las clases dominantes, entre ellas la burguesía, cuyos intereses han dejado de coincidir con el progreso volviéndose clase sin historia, representa la vertiente siniestra y bárbara de la modernidad, y los pueblos y clases oprimidas para liberarse hacen suyo la vertiente libertaria de la modernidad. Quijano al no comprender este proceso, tampoco comprende la periodización de la literatura que hace Mariátegui en colonial cosmopolita y nacional, a la misma que (en "Reencuentro y debate: una instrucción a Mariátegui", Lima, 1981) dice (Quijano) que no es "clasista" (marxista). Sabemos que los colonialistas impiden la llegada de la cultura progresiva y libertaria europea, incluyendo en el campo de las artes. En este contexto, en la propuesta de Mariátegui48 la literatura que crearon los españoles y criollos en la colonia sigue siendo literatura pensada y sentida como española en su variante oscurantista, de casta colonial, que sigue hegemonizando en todo el siglo diecinueve, en plena época republicana. La periodización de Mariátegui no anula el criterio de análisis marxista, sino al contrario, lo confirma, ya que ubica a los países, clases sociales y el quehacer cultural, inmerso en el sistema mundial de desigualdades y combinaciones, donde las peculiaridades nacionales forman parte del conjunto universal.

Para Quijano los criollos en la colonia formaron parte de la ilustración libertaria que habría surgido supuestamente en América al mismo tiempo que en Europa, pero al no enmarcarlo en el proceso mundial de desigualdades y combinaciones, no puede constatar que las mismas ideas que en Europa pueden servir para superar relaciones pre capitalistas de estamentos y castas, en América española sirven para perpetuarlos, cuyo mayor ejemplo es la religión oficial en su variante protestante que en ciertos países europeos coadyuva al desenvolvimiento capitalista, pero por lo general en países colonizados legitima las relaciones de trabajo pre capitalistas más oprobiosas y los genocidios. Quijano no comprende en su real magnitud que los criollos en la colonia se sentían españoles y pensaban como tales, con criterio colonialista porque para ellos era natural la explotación y opresión sobre las mayorías indígenas. Recordemos sino las palabras del Jesuita arequipeño Juan pablo Vizcardo y Guzmán, que si bien desde el extranjero sintió simpatía por la revolución de Túpac Amaru, dirige su mensaje de independencia sólo para los "españoles americanos", diciendo : "América es nuestra patria y su historia es la nuestra", dejando al margen al universo andino.

Volvemos a repetir que la especificidad, la originalidad, la "identidad" de un pueblo, siempre en proceso de cambio, que se integra cada vez más a la totalidad, hasta formar parte de las determinaciones globales, se encuentra en lo que hace la diferencia, que en el caso de los países andinos, es el legado "autóctono" o "andino" en todos los ámbitos, que con el paso del tiempo se hace más evidente. Hasta ahora no existe un término preciso para este fenómeno, que Mariátegui llamó "peruanizar al Perú". Más fortuna en medios académicos tiene "mestizaje", "cultura chola", "cholificación", "sociedad criolla (o meztiza)", etc., términos a los que "peruanizar al Perú" abarque a todos.

En un conversatorio promovido por el Instituto de Estudios Peruanos el 23 de junio de 1965 sobre la novela de José María Arguedas "Todas las Sangres", -en el que participa Quijano-, lo condenaron por no "reflejar la realidad". Su error fue juzgarlo como si fuese un escrito político, sociológico, filosófico o científico, olvidando que a una obra literaria se juzga desde un punto de vista literario con sus múltiples determinaciones y proyecciones.

El escritor (Arguedas) quedó dolido de las opiniones de sus críticos. Posteriormente en un poema con el título "Llamado a algunos doctores** dado a conocer primero en quechua el 10 de junio de 1966 y luego en castellano el 17 del mismo mes, en el diario El Comercio, se critica a "ciertos doctores" que incapaces de comprender al mundo andino, pretenden extirpar el legado libertario anacestral. Además a Quijano -según Alfredo Quintanilla Ponce ("El wakcha Arguedas y los doctores")-, lo reservó el título de "príncipe de los sociólogos".

En su discurso de octubre de 1968 al recibir el premio Inca Garcilaso de la Vega, Arguedas dice que no es un "aculturado", autoproclamándose ser un "quechua moderno", reivindicando -al igual que Mariátegui- el legado libertario andino como cimiento de la nacionalidad. Además, en otro escrito, reivindica que junto a Ciro Alegría, -además de las reivindicaciones indígenas propuestas por intelectuales que lo antecedieron, entre ellos Mariátegui-, reivindican el legado cultural aborigen.

En borradores de lo que debió de su novela "El zorro de arriba y el zorro de abajo" ambientada en Chimbote, que por esa época se proyectaba como el primer puerto pesquero del mundo, Arguedas describe la degradación de los migrantes andinos para adecuarse a nuevas formas de trabajo y de vida, contrariando la tesis de Quijano.

Si con su tesis sobre la cholificación (1964) Quijano desmereció el legado andino como promotor del cambio en tanto lo "cholo" sería superación de lo indígena "tradicional", en 1988 ("Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina") da un giro de trecientos sesenta grados al presentar a los migrantes andinos en las ciudades como inmaculados portadores de valores comunales libertarios que podrían ser eje de resistencia contra el colonialismo. Ya hemos expuesto que los migrantes andinos, en las ciudades -con sus virtudes y defectos- las mayorías forman parte de la clase obrera y del ejército industrial de reserva, desde donde realizan su accionar político progresivo o reaccionario. Por esa época el Perú se debatía en una guerra interna por la insurgencia de Sendero Luminoso, que con su accionar terrorista se aísla de vastos sectores sociales -comenzando del campo- que a la postre condujeron a su derrota. En la década del noventa, el entonces presidente Fujimori presentaba a la clase obrera sindicalizada como "privilegiada" que con sus reivindicaciones impide la inversión en las zonas marginales (informales), encontrando allí (barrios marginales) su principal base de apoyo, al igual que décadas antes la dictadura del general Odría (1948-1956) aunque bajo un contexto diferente. En otro proceso, con lenguaje populista izquierdista los militares reformistas liderados por el General Juan Velazco Alvarado (1958-1975) también encontraron en esos sectores su base de apoyo, al igual que la izquierda revolucionaria, inmersa en grandes movilizaciones obrero populares de finales de la década del setenta, abriéndose una etapa pre revolucionaria que no se supo enrumbar a la conquista del político.

En el devenir humano a la vez que se puede adquirir atributos que contribuyan a mejorar la vida, se pierden otros. Marx y Engels han dejado escrito que el desmoronamiento de sociedades gentilicias comunales para dar paso a sociedades clasistas, a la vez que puede mejorar la individuación, acarrea entre otras cosas, la pérdida de cooperación entre semejantes y pérdida de unidad con la naturaleza y el cosmos. En territorios andinos la desintegración de las comunidades a inicios del siglo veinte era más que evidente, con grandes diferenciaciones de bienes en su seno. Desde mediados de siglo el deterioro se acrecienta por la expansión capitalista que proletariza al conjunto social, emergiendo a primer plano las migraciones del campo a la ciudad, contexto en el cual se busca la sobrevivencia en los marcos capitalistas con todas sus contradicciones, con la mentalidad mercantil, contraria a lazos comunales primigenios. No obstante, aún sobreviven elementos de vida basados en la reciprocidad y cooperación, que aunado al legado de una cultura ancestral que con una economía planificada venció el problema del hambre, constituyen elementos libertarios subversivos al sistema.

**Llamado a algunos doctores

Dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor.

Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella, que por eso es impertinente. 

Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros, doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos. 

Que están hablando, pues: que estén cotorreando si eso les gusta. 

¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón? 

Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes. 

Quinientos flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores, son mis sesos, mi carne. 

¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra en todas partes, doctor? 

Pon en marcha tu helicóptero y sube aquí, si puedes. Las plumas de los cóndores, de los pequeños pájaros se han convertido en arco iris y alumbran. 

Las cien flores de la quinua que sembré en las cumbres hierven al sol en colores, en flor se ha convertido la negra ala del cóndor uy de las aves pequeñas. 

Es el mediodía; estoy junto a las montañas sagradas: la gran nieve con lampos amarillos, con manchas rojizas, lanzan su luz a los cielos. 

En esta fría tierra, siembro quinua de cien colores, de cien clases, de semilla poderosa. Los cien colores son también mi alma, mis infaltables ojos. 

Yo, aleteando amor, sacaré de tus sesos las piedras idiotas que te han hundido. El sonido de los precipicios que nadie alcanza, la luz de la nieve rojiza, de espantado, brilla en las cumbres. El jugo feliz de los millares de yerba, de millares de raíces que piensan y saben, derramaré tu sangre, en la niña de tus ojos. 

El latido de miradas de gusanos que guardan tierra y luz; el vocerío de los insectos voladores, te los enseñaré hermano, haré que los entiendas. Las lágrimas de las aves que cantan, su pecho que acaricia igual que la aurora, haré que las sientas y las oigas. 

Ninguna maquina difícil hizo lo que se, lo que sufro, lo que gozar del mundo gozo. Sobre la tierra, desde la nieve que rompe los huesos hasta el fuego de las quebradas, delante del cielo, con su voluntad y con mis fuerzas hicimos todo eso. 

No huyas de mi doctor, acércate Mírame bien reconóceme. ¿Hasta cuándo he de esperarte? Acércate a mí; levántame hasta la cabina de tu helicóptero. Yo te invitare el licor de mil savias diferentes. 

Curaré tu fatiga que a veces te nubla como bala de plomo, te recrearé con la luz de las cien flores de quinua, con la imagen de su danza al soplo de los vientos; con el pequeño corazón de la calandria en que se retrata el mundo, te refrescare con el agua limpia que canta y que yo arranco de la pared de los abismos que templan con su sombra a nuestras criaturas. 

¿Trabajaré siglos de años y meses para que alguien que no me conoce y a quien no conozco me corte la cabeza con una máquina pequeña? 

No, hermanito mío. No ayudes a afilar esa máquina contra mi, acércate, deja que te conozca, mira detenidamente mi rostro, mis venas, el viento que va de mi tierra a la tuya es el mismo; el mismo viento que respiramos; la tierra en que tus máquinas, tus libros y tus flores cuentas, baja de la mía, mejorada, mansada. 

Que afilen cuchillos, que hagan tronar zurriagos; que amasen barro para desfigurar nuestros rostros; que todo eso hagan. 

No tememos a la muerte, durante siglos hemos ahogado a la muerte con nuestra sangre, la hemos hecho danzar en caminos conocidos y no conocidos. 

Sabemos que pretenden desfigurar nuestros rostros con barro; mostrarnos así, desfigurados, ante nuestros hijos para que ellos nos maten. 

O sabemos bien qué ha de suceder. Que camine la muerte hacia nosotros; que vengan esos hombres a quienes no conocemos. Los esperaremos en guardia, somos hijos del padre de todos los ríos, del padre de todas las montañas ¿es que ya no vale nada el mundo, hermanito doctor? 

No contestes que no vale. Más grande que mi fuerza en miles de años aprendida; que los músculos de mi cuello en miles de meses; en miles de años fortalecidos, es la vida, la eterna vida mía, el mundo que no descansa, que crea sin fatiga; que pare y forma como el tiempo, sin fin y sin principio.

*En 1980 publicamos "Mariátegui o la revolución permanente". Al volverlo a redactar dio como fruto una versión renovada y ampliada, a la cual pertenece el texto que ofrecemos (Rafael Herrera Robles).

 

 

Autor:

Rafael Herrera Robles

(Sociólogo)

 

Partes: 1, 2
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