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La cultura cubana en la revolución (1971-1980) (página 4)

Enviado por Ramón Guerra Díaz


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Todos estos espacios se unen al boom que en la literatura tienen por esta época los temas que tiene que ver con la lucha contra el delito y las agresiones a la Revolución, aupados por los concursos del género, que premian y publican. La radio se une a esta corriente con espacios como los seriados "Agentes Secreto" y Clave 8:30 (Radio Progreso), entre otros, lo que propicia un clima de respeto e invulnerabilidad hacia estas personas que de la realidad pasan al esteriotipo de la perfección.

La programación deportiva se trasmitía por el Canal 2, junto con una programación cinematográfica amplia, programas culturales y de corte didácticos. Tele Rebelde desde Santiago de Cuba cumplió un rol importante, porque mantuvo una programación independiente a las cadenas nacionales que llegó a realizar programas dramatizados con una elenco propio con artistas de santiago de Cuba y la zona oriental, a más de invitados de la capital, en un pequeño espacio dentro de la Ciudad Escolar 26 de Julio (antiguo Cuartel Moncada), con las mismas limitaciones que sus homólogas capitalinas, fue un proyecto romántico, que cumplió su cometido y sirvió de base para la posterior creación de los telecentros en todo el país.

El domingo 24 de octubre de 1976 el Canal 6 de la televisión transmitió su primer programa musical totalmente en colores grabado en estudio en un programa en homenaje al maestro Adolfo Guzmán. En el que participaron Farah María y Miguel Ángel Piña, acompañados al piano por el maestro Pedro Coto, el coro del Ministerio de Comunicaciones, junto al cuerpo de baile del ICRT.

Con la llegada de la televisión a color el público cubano se asomó a otra forma de hacer la televisión, que es ante todo espectáculo y en Cuba había tenido un lugar prominente, aunque en esta década "gris" por muchas cosas, se fueron perdiendo esas variedades. Mucho influyó entre nosotros la presentación de los "Show de Rafaela Carrá", asociados por muchos con la llegada del color a la pantalla chica cubana.

A la sombras de estas influencias y de otras, en 1978 sale al aire el programa "Para Bailar", dirigido al público joven y destinado a llamar su atención hacia los ritmos musicales nacionales, sin desdeñar los ritmos extranjeros, fue una novedad que parte de ideas similares en la televisión norteamericana, adaptadas a nuestras condiciones e idiosincrasia. Programa de bailes en pareja, competitivo, sino el primero, uno de los primeros que lo hacía después del triunfo de la Revolución, con un grupo de conductores jóvenes que cautivaron al televidente cubano: Carlos Otero, Lily Rentería, Mara Roque, Alberto Pujol, entre otros que hicieron del vedetismo una novedad en la chata sociedad de estos finales de los 70s.

En 1979 surge "Todo el mundo canta", programa que impulsa el descubrimiento de nuevos talentos de la canción y que alcanzó una gran popularidad, de este programa surgen figuras como Sergio Farias, Mauren Iznaga, Mayra Caridad Valdés, Miguel Zuaznabar, Narciso Suárez y otros muchos.

Durante la década de los años 70, la tecnología de la televisión estuvo al servicio del proceso de enseñanzaaprendizaje, sirviendo como soporte a las primeras transmisiones de televisión educativa.

En 1978 se inician los Premios Caracol de la UNEAC para distinguir lo mejor del cine, la radio y la televisión cubana en un año, evento que ha estimulado mucho el trabajo de los creadores de estos medios.

En 1979 se inician los Festivales Nacionales de la Radio (Habana-79) como punto de encuentro y comparación de las realizaciones de este medio en Cuba. Los debates de este primer evento pusieron de manifiesto la necesidad de mejor la programación radial en todos los géneros.

El desarrollo continuado de las ciencias en Cuba

El período 1971-1980 es una etapa de consolidación de las grandes transformaciones que en el sector de la salud había emprendido desde el mismo 1959 la Revolución Cubana por ello es importante destacar el desarrollo del programa de vacunación contra enfermedades que durante décadas habían dejado en Cuba una secuela de muerte y malformación entre los niños cubanos. Las estadísticas hablan por sí sola, en este período solo ocurrieron cuatro casos de difteria en Cuba, todos en niños no vacunados, el tétano bajó su incidencia a 0,6 por cien mil habitantes y en el caso del tétano infantil en recién nacido, de 94 casos en 1959 se erradicó en 1973. La tosferina en 1977 tenía una tasa de 10,2 casos por cada cien mil habitantes, mientras la poliomielitis fue erradicada gracias a la vacuna Sabín de fabricación soviética. Durante la década se consolida el sistema de vacunación en Cuba como la primera prioridad de la salud cubana y uno de los altos logros de la ciencia en Cuba.

Continuando con estos programas, a partir de 1971 se inicia la vacunación contra el sarampión a todos los niños menores de cinco años y se perfecciona la red de policlínico comunitarios (1974) que abarca sectores de población de tres mil habitantes, al tiempo que se eleva el nivel de inmunización de la población entre un 75 y un 80 %. En 1975 se emprende la Campaña Nacional de Vacunación con el toxoide tetánico para las amas de casa, donde el tétano era frecuente, alcanzando a vacunar el 98 % de las mismas. En 1979 ante el alza de la enfermedad de la meningitis tipo B y C, se inmunizan tres millones de personas con una vacuna francesa adquirida por el estado cubano y como todas suministradas de forma gratuitas. Desde 1972 Cuba se sitúa como el país de más baja taza de mortalidad infantil en América Latina.[83]

El desarrollo del programa de los Policlínicos Integrales esta década, permite el perfeccionamiento del trabajo al tener cubierta toda la población, estas instituciones están llamadas a aplicar el programa básico de salud en sus áreas. A partir de 1974 se perfecciona el modelo de atención médica comunitaria que descansa desde ese momento en cuatro especialidades: Medina Interna, Pediatría, Gineco-Obtetricia y Estomatología.

En 1972 se inicia el Hospital González Coro, de La Habana el uso del ultrasonido con fines obstétricos, el pionero en este proceder lo fue el Dr. José Oliva Rodríguez, profesor. Tras un período de preparación del personal y la adquisición del equipamiento necesario se creo el Programa Nacional de Diagnóstico Pre-Natal en 1979.[84]

En 1977 se inicia la reestructuración del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kuri (IPK) para que pudiera cumplir nuevamente su misión inicial de evitar la propagación de patologías infecto-contagiosas y enfermedades exóticas que pudieran traer a su regreso a Cuba los miles de soldados que cumplían misiones internacionalistas en naciones africanas. También se elevó el nivel científico de la institución convertido nuevamente en un centro de referencia internacional en este campo de la medicina tropical.

El CENIC realizó importantes aportes durante esta década en la proyección de equipos electrónicos y electromecánicos, investigaciones en el campo de la espectrometría, difracción de Rayos X, la resonancia nuclear magnética y la asimilación de la metodología de trabajo con microscopios electrónicos,

En 1970 se iniciaron en el Centro de Investigaciones Científicas (CENIC) los estudios sobre inmunología a partir de la aplicación de antígenos y anticuerpos como elementos para la reacción, estos son los primeros pasos para las investigaciones en inmunoensayo[85]en cabezadas por el Dr. José Luis Fernández Yero.

La salud pública cubana ya había erradicado buena parte de las causas que provocaban una alta taza de mortalidad infantil: mal nutrición, insalubridad y enfermedades infecciosa prevenibles, entre otras; es por ello que los estudios de inmunoensayo permiten desarrollar a partir de 1975 una tecnología para el perquisaje masivo, económico, automatizado y ajustable a los parámetros de los laboratorios médicos cubanos. Ya en 1979 esta tecnología estaba lista.

A partir de la tecnología desarrollada en la Universidad "Frieder Scheller", en Jena, RDA[86]los especialistas cubanos crearon el sistema cubano ELISA[87]con un microprocesador que empleaba pequeñas cantidades de reactivos. Con el sistema se pudieron hacer pesquisajes masivos a las embarazadas para la detección de malformaciones congénitas y problemas genéticos del feto. Los resultados fueron alentadores y crearon las bases para el desarrollo en la década de los 80 de la industria cubano de biotecnología.[88]

Dentro de los trabajos que ocupa al CENIC está la salud animal, lo que da lugar al surgimiento al Centro Nacional de Salud Animal (CENSA) (1969) al frente del cual está la Dra. Rosa Elena Simeón. El objetivo de esta institución era realizar investigaciones para desarrollar la ganadería cubana, cruzamiento de raza, logro de un mayor rendimiento de leche y carne, ganado resistente a nuestro clima, etc. Y a la formación de personal científico altamente especializado. En 1970 se construyen las instalaciones del CENSA, aun dependiente del CENIC y en 1976 se separa como institución independiente.

La década de los setenta es un período de creación de capacidades científicas en ramas priorizadas del país, tales como la medicina, la agricultura, las nuevas tecnologías y en otras muchas especialidades de saber. Se enfatiza en la enseñanza superior el desarrollo de los estudios postgraduados para los profesionales de diversas especialidades.

En julio de 1972 Cuba ingresa como miembro pleno en el CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) dentro del cual se produce una reorientación de los estudios científicos en Cuba acorde a los intereses del bloque económico-político, con macroplanes a largo plazo, amplios proyectos para la inserción del país en este conjunto de países y una pérdida de la visión del desarrollo económico y social real y objetivo del país. Desde el 30 de diciembre de 1972 es nombrado al frente de la Academia de Ciencias de Cuba el Dr. Zoilo Marinello

Una de las ramas que recibe prioridad es la electrónica que en colaboración con científicos de los países socialistas, en especial de la República Democrática Alemana (RDA) desarrolla en Cuba la primera computadora digital CID-201 presentada en abril de 1970 y cuyas primeras aplicaciones fue en el tráfico ferroviario de la industria azucarera.

En 1973 se crea la Unidad de Ciencia e Innovación Tecnológica de Base Los Palacios, Pinar del Río, conocida como Estación Experimental del Arroz, con el fin de adaptar y desarrollar variedades de arroz que puedan aclimatarse a las condiciones de Cuba.

Un importantísimo logro de las ciencias agrícolas en Cuba es el desarrollo de la variedad de caña de azúcar conocida como 60-5 puesta a punto por Eliseo Acosta en la Estación Experimental de Tayabito, Camaguey. Esta variedad sustituyó a la vulnerable Barbado 4362 y es la variedad más extendida en las plantaciones cañeras cubanas en la actualidad, por su resistencia a las plagas y su rendimiento de azúcar.

En 1979 funcionaban en Cuba 80 estaciones experimentales de investigaciones científicas que trabajaban en el desarrollo de cultivos, estudios de plaga, mecanización y repoblación y cuidado de especies animales y vegetales.

Uno de los anhelos tecnológicos más importantes para la sociedad cubana fue la mecanización de la cosecha de caña de azúcar, proceso que empleaba durante siglos millares de brazo, mal pagados y sometido a un duro régimen de trabajo. Con el triunfo de la Revolución la cosecha de la caña de azúcar para la industria nacionalizada y con un gran peso en la economía de Cuba, fue asumida por miles de voluntarios de todos los sectores del país movilizados para hacer las famosas "zafras del pueblo". Pero la Revolución llevó a cabo un esfuerzo por mecanizar este duro trabajo agrícola. Desde 1961 se creo la Comisión para la Mecanización de la Cosecha de la Caña, por el ministro de Industria Ernesto Guevara y luego de muchos intentos se logró la primera combinada cubana realmente efectiva la "Libertadora" (1967) diseñada por el Grupo de Caña del Instituto para el Desarrollo de la Maquinaria (ICDM), comenzó a producirse a nivel industrial en la década del 70 con algunas mejoras hechas en la República Federal Alemana, a quien Cuba cedió la patente a cambio de bajos precios de importación. Apenas 170 cosechadoras pudo el país importar por limitaciones de carácter económico y se optó a partir de 1971 por otra maquina de diseño cubano-soviético, la KTP-1 que se fabricaban en la ciudad de Holguín desde 1977.[89]

Los estudios cubanos en Física Nuclear se inician en 1969 con la creación del Instituto de Física Nuclear con equipamiento y asesoría de la Unión Soviética e investigadores cubanos formados en ese país. A lo largo de la década del 70 se ampliaron estos estudios para el uso pacífico de la energía atómica, con un uso reconocido y eficaz en la medicina, estudios bioquímicos, etc.

La colaboración de la Unión Soviética y de los países del CAME permitió que Cuba se integrara activamente al uso de las técnicas espaciales en diversas aplicaciones prácticas. La primera de ella fue el servicio regular de emisión y recepción de programas de televisión y comunicaciones telefónicas y telegráficas como parte del sistema INTERSPÚTNIK utilizando satélites soviéticos (1974), la creación de la Estación Terrena Caribe, en Jaruco, provincia Mayabeque como parte del sistema INTELSAT; la creación de una estación radiotelemétrica en La Habana (1976) para recibir información de los satélites de investigación del programa INTERCOSMOS; estudios de teledetección aplicada al territorio nacional y que culmina con el experimento "Trópico", desde aviones (1977-1979) y estaciones orbitales tripuladas (1980) y el vuelo conjunto del cosmonauta cubano Arnaldo Tamayo Méndez y el soviético Yuri Romanenko (1980) en el que se realizaron 20 experimentos hechos en el espacio cósmico, concebidos por científicos cubanos, con instrumental hechos por instituciones cubanas[90]

Algunos de estos trabajos de colaboración estuvieron muy vinculados al Instituto de Investigación Técnica Fundamental (ININTEF) que tuvo mucho que ver con la introducción de novedades tecnológicas como fueron: el ultrasonido industrial (1974), la Holografía Láser (1975), determinadas formas de aprovechamiento de la energía solar (1976), el empleo de relojes atómicos volantes (1977) y el uso de controladores electrónicos en algunas aplicaciones industriales. (1978)[91]

En cuanto a la cartografía el trabajo más destacado de la década fue el Mapa Genético de los Suelos de Cuba (1971) terminado luego de seis años de labor por el Instituto de Suelos de la Academia de Ciencias de Cuba con asesoría de la República Popular China. Este mapa (escala 1: 250 000), con su correspondiente monografía introdujo en el país la clasificación basada en el proceso de formación de los suelos, mucho más avanzado que el utilizado para el anterior mapa geológico de Cuba. En 1978 es entregado el Atlas Nacional de Cuba, terminado en cooperación con la Unión Soviética.

En lo concerniente a las ciencias sociales el período se inicia con el cierre de la escuela de Filosofía de la Universidad de La Habana y de la revista "Pensamiento Crítico" ambos sucesos en 1971, dos focos de pensamiento social de izquierda abiertos a la polémica y la reflexión más amplia sobre el devenir del pensamiento marxista y progresista en la segunda mitad del siglo XX. Habían aparecido en medio de los debates fructíferos de los primeros años de la Revolución, pero tropezaron con el monolitismo del marxismo leninismo soviético traspolado a Cuba que finalmente se impuso como dogma desde el poder, marginando todo cuestionamiento, crítica o debate, por ser "revisionista" y "diversionista ideológico".

Todo intento de hacer ciencia desde lo social, en esta época, pasaba por el tamiz de las interpretaciones marxistas-leninistas, doctrinaria, escolástica, no por su contenido en sí, sino por su aplicación burocrática y política desde el poder, entendido por esos niveles del "funcionarismo inmovilista".

En cuanto a filosofía todo parecía dicho y solo quedó adaptarnos a los moldes interpretativos del marxismo-leninismo, en historia dada la tradición positivista de la historiografía cubana, los intentos fueron hacia la interpretación de los hechos bajo esos mismos moldes, mientras más lejanos en el tiempo mejor porque había un buen cúmulo de documentos, bibliografías y otros elementos de juicio para interpretar la historia más allá del recuento cronológico.

En la historiografía los mayores aportes van dirigidos hacia la historia regional y local, en busca de "contar" y "analizar" a la luz de las nuevas ideas la historia de la "gente sin historia", perdidas en el macrorelato de la nación cubana. Revistas como "Santiago", "Isla", "Universidad de La Habana", "Revista de la Biblioteca Nacional José Martí", etc., publica monografías que abordan estos temas. Aparece el "Concurso 1ero de Enero" del MINFAR, dirigido a incentivar los estudios históricos y se hace una necesidad para las autoridades locales el estudios de las historias en particular de su ámbito histórico-social, por lo que aparece el Movimiento de Activistas de Historia, las Comisiones de Historia y se pone al servicio de las investigaciones los archivos locales y la documentación atesorada por los museos y bibliotecas. Algunos ejemplos lo constituyen las monografías: "El negro en la economía habanera del siglo XIX"(1971) de Pedro Dechamps Chapeaux, premio ensayo de la UNEAC y que constituye un aporte importante para este tema tanto desde los estudios económicos e históricos, como en cuanto a lo etnográfico y social; "De la historia de Trinidad" (1972) de Alicia García Santana, "Apuntes sobre la decadencia trinitaria en el siglo XIX" (1973) de Hernán Venegas, "Introducción a la Historia de Cienfuegos 1819-1860" (1976) de Violeta Rovira, "Estudio de la economía cienfueguera desde la fundación de la colonia Fernandina de Jagua hasta mediados del siglo XIX" (1976) de Orlando García y "Un siglo de historia local: el barrio de Arango (1825-1933)" (1979) de Iván Santos y Hernán Venegas, todas aparecidas en la revista «Isla» de la Universidad Central de Santa Clara.

En la revista «Santiago» publica un importante número monográfico en 1977, dedicado a la historia de la ciudad de Santiago de Cuba y en el que aparecen trabajos de Olga Portuondo, Hortensia Pichardo, Eduardo Torres-Cueva, César García del Pino, Francisco Pérez Guzmán, Jorge Berenguer, Antonio Benítez Rojo y Luis Felipe Le Roy. Otra investigación de mucho rigor y valor historiográfico, "Surgimiento de una aristocracia colonial en el occidente de Cuba durante el siglo XVI" de Arturo Soregui, aparece en la revista «Santiago» en 1980, en ella el autor hace un estudio pormenorizado sobre la formación de la oligarquía criolla del occidente de la Isla, grupo que liderará los grandes cambios de la isla desde fines del siglo XVIII.

César García del Pino publica en la «Revista de la Biblioteca Nacional José Martí» el artículo "El Obispo Cabezas, Silvestre de Balboa y los contrabandistas de Manzanillo" (1975) que se acerca a la historia fundacional de la ciudad de Manzanillo

Dedicada a la historia de la famosa octava villa de Cuba, Remedios, el Concurso 1ro de Enero premio, "Dos etapas de colonización y expansión urbana" (1979) de Carlos Venegas Fornias que es un estudio abarcador de la historia colonial de Remedios partiendo de su expansión urbana.

La historia económica de Cuba es también objeto de estudio para los investigadores que armados con las herramientas del marxismo-leninismo interpretan el pasado esclavista y capitalista de la economía cubana. En 1974 Ariel James publica en la revista «Santiago», "La United Fruit Company y la penetración imperialista en el área del Caribe" preámbulo a un trabajo más amplio sobre le mismo tema publicado en 1976, "Banes: imperialismo y nación en una plantación azucarera". Sobre este mismo tema aparece, "United Fruit: un caso de dominio imperialista en Cuba" (1976), investigación de un equipo de profesores y alumnos de la escuela de Historia de la Universidad de La Habana, dirigido por Carlos Fundanellas y redactado por Oscar Zanetti y Alejandro García.

Oscar Pino-Santos es el más importante investigador de la historia económica de Cuba en este período, se da a conocer en 1960 con el libro "El imperialismo norteamericano en la economía de Cuba, libro que vio una segunda edición en 1973, ganó el Premio Ensayo del Concurso Casa de Las Américas, 1973 con "Asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanqui" y publicó "Los mecanismos imperialistas de apropiación de la tierra de Cuba (Caso de la United Fruit Company)" (1976) en la revista «Santiago», todas ellas investigaciones que "…constituyen materiales de obligada consulta para todo historiador regional que estudie el siglo XX neocolonial cubano"[92]

En 1975 se publicó una monografía sobre el comercio exterior de Cuba entre 1895 y 1958, "El comercio exterior de la república neocolonial" de Oscar Zanetti[93]que aborda las tendencias fundamentales de este comercio, sus distribución geográfica y los productos a comerciar.

"Cuba y el mercado azucarero internacional" (1971) de Arnaldo Silva, es un libro referido a compendiar las tendencias del comercio azucarero en la República mediatizada, dependiente del mercado norteamericano, casi por completo.

Carlos Rafael Rodríguez escribe "Cuba en el transito al socialismo, 1959-1963" (1979), ensayo de mucha importancia para la historiografía cubana, por ser uno de los primeros en abordar un período posterior al triunfo de la Revolución, escrito con rigor científico, sus análisis van a las causas de los cambios generados por el proceso revolucionario, su alcance y los errores cometidos que deberán abordarse por la Revolución misma.[94]

Otra importante monografía escrita en el período es, "La explotación del hierro en el sur de Oriente y la Spanish American Iron Company" [95]de Fe Iglesias García, un acucioso estudio de la explotación minera en los alrededores de Santiago de Cuba a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, basado en abundantes fuentes documentales y bibliografías.

Dos importantes trabajos dedicados al ferrocarril sobresalen por su calidad: "Crónicas del primer ferrocarril de Cuba" (1973) de Violeta Serrano Rubio y "Azúcar y minería: los primeros ferrocarriles en Cuba (1837-1937)" (1979) escrito por Jorge Aldana Martínez.

Sobre las sublevaciones de la población aborigen de Cuba, Jorge Ibarra investigó y publicó, "La sublevación india de 1520 a 1540 y la abolición de la encomienda", revista «Santiago» en 1976, en tanto el tema del cimarronaje negro tiene en Luciano Franco su investigador más sobresaliente con sus libros: "Los palenques negros cimarrones" (1973) y "Las minas de Santiago del Prado y la rebelión de los cobreros (1530-1800)" (1975)

Francisco López Segrera publica en 1979 un ensayo sobre la crisis de la industria azucarera después de la "Danza de los Millones" durante la 1era Guerra Mundial, "Algunos aspectos de la industria azucarera cubana (1925-1937)

La razón misma de la Revolución se encuentra en las mayoría humildes del país, esto hizo necesario que la Historia de Cuba pasara a ser un objeto de estudio priorizado, no solo por los investigadores profesionales sino por quienes desde la sociedad sientan la vocación y la necesidad de investigar y divulgar la historia de las comunidades, grupos humanos, zonas y territorios, centros de trabajos, etc., a fin de enriquecer el acervo histórico base del proceso revolucionario cubano. Es por ello que en 1974 se creo el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista dirigido por Favio Grabart, veterano luchado comunista cubano de origen polaco, para liderar estos estudios de los movimientos revolucionarios y sociales que constituyen también el legado de la Historia Nacional.

Deporte cubano, en busca de la cima

El beisbol es el deporte nacional en Cuba y como pasa en muchos países del mundo con el fútbol, es también el mayor espectáculo masivo de los cubanos. Deporte introducido en la década de los setenta del siglo XIX por estudiantes criollos y marineros norteamericanos, arraigó en la identidad nacional del cubano que hoy no puede prescindir de él.

La Revolución Cubana eliminó el profesionalismo de todos los deporte en 1961 y en primer lugar del beisbol, que tenía la segunda liga más fuerte del mundo, muchos pensaron que una liga nacional con peloteros no profesionales iba a ser un fracaso, al menos como espectáculos. El tiempo ha demostrado que no es así, ya en la década de los 70s la Serie Nacional de Beisbol andaba por su versión décima y había logrado una expansión de equipo y un aumento de la calidad de nuestro beisbol. Desde 1967 se había ampliado el número de equipos a doce, dos por provincias[96]Oriente, Mineros, Camaguey, Granjeros, Las Villas, Azucareros, Matanzas, Henequeneros, La Habana, Industriales, Pinar del Río y Vegueros.

En la X Serie Nacional (1970-1971) el campeón fue la selección de Azucareros (49 ganados/16 perdidos) con Rigoberto Rosique de líder de los bateadores (352 de promedio), repitieron en la XI Serie (52 ganados / 14 perdidos) en una serie extra celebrada con el equipo de Mineros que terminó el calendario empatado con ellos. En este equipo Azucareros sobresalen los nombres del lanzador José Antonio Huelga, un consistente ganador en los campeonatos cubanos y en los equipos Cuba y Antonio Muñoz, un primera base de tremenda fuerza al bate, que fue el cuarto bate del Cuba durante esta década, el Mineros reunió un trío de lanzadores derechos increíble: Orlando Figueredo, Rolando Valdés y Braudilio Vinent, completado con otros dos lanzadores excepcionales como fueron Gregorio Pérez y Mario Fernández, el mejor conjunto de lanzadores de la década. El líder en bateo de la XII Serie fue el zurdo de Mineros, Elpidio Mancebo (327).

La expansión de la Serie Nacional en la XII Serie Nacional (1972-1973) agregó dos nuevos equipos al torneo, Constructores y Serranos, para un total de 14 novenas. Este fue el año del cuarto título del equipo de Industriales (53 ganados/ 25 perdidos), con el camagueyano Eusebio Cruz en el liderato de los bateadores (341).

La temporada 1974-1975 trajo la novedad de dos torneos de beisbol: La Serie Nacional que se redujo a 49 y la Serie Selectiva con 7 equipos y 54 juegos para concentrar la calidad en un torneo más exigente. La novedad le restó importancia al Campeonato Nacional e incluso los nombres de las provincias fueron reservados para los equipos de la Selectiva, siendo sustituidos por Cafetaleros (Orientales), Ganaderos (Camaguey), Arroceros (Las Villas), Citricultores (Matanzas), Metropolitanos (La Habana) y Forestales (Pinar del Río) y Agricultores (Industriales). La Serie XIV fue ganada por el equipo de Agricultores (24 ganados / 15 perdidos) y tuvo en Fermín Laffita de Cafetaleros al Campeón de bateo (396). La I Serie Selectiva (1975) fue ganada por el equipo de Orientales (33 ganados/ 21 perdidos) y Alfonso Urquiola, líder de los bateadores (358). La temporada beisbolera de 1975-1976

Trajo el primer título para un equipo de Camaguey, los Ganaderos (29 victorias/9 derrotas) y proclamó como su líder en bateo a un portentoso pelotero, el matancero Wilfredo Sánchez (365), por muchos años este jugador habilidoso fue todo un espectáculos en las gramas cubanas, por su velocidad en base, su capacidad para batear hit y su caballerosidad en el terreno deportivo. En la II Serie Selectiva se impuso la selección Habana (34 ganados / 20 perdidos) y el líder bateador fue el industrialista Bárbaro Garbey (328).

La XVI Serie Nacional (1976-1977), tuvo en el equipo matancero de Citricultores (26 ganados/12 perdidos) su campeón en dura porfía con el equipo Vegueros de Pinar del Río, la provincia de menor desarrollo beisbolero al comenzar la década y que ya tenía dos equipos competitivos en el campeonato cubano. El líder bateador fue le veterano Eulogio Osorio (359) de Agricultores, un veterano pelotero, que dio muchas glorias al beisbol capitalino principalmente con el equipo Industriales. La III Selectiva se jugó con seis equipos, eliminando al equipo de Industriales que había quedado último en las dos anteriores, el campeón fue Camagueyanos (36 y 18), con Wilfredo Sánchez como campeón de bateo y promedio de 381.

La temporada beisbolera 1977-1978 trajo una nueva estructura para el Campeonato Nacional, esta vez con 18 equipos[97]el mayor número que ha tenido el torneo cubano, reaparece el equipo Industriales junto a Camaguey, Villa Clara , Cienfuegos, Guantánamo, Ciego de Ávila,, Granma, Santiago de Cuba, Habana, Holguín, Sancti Spíritus, Las Tunas e Isla de la Juventud. El Campeonato fue para el equipo de Vegueros (36 y 14), primero ganado por la provincia de Pinar del Río, segundo fue Industriales, el equipo más popular de la capital. Nuevamente Wilfredo Sánchez, encabezaba los bateadores con promedio de 394. La IV Selectiva tuvo en el equipo de Las Villas a su campeón (35 y 25) en serie extra ganada contra la selección de Pinar del Río que terminó empatada con ellos. Pedro Jova de Las Villas ganó el bateo con promedio de 372.

La misma estructura fue mantenida en la XVIII (1978-1979) Serie Nacional y tuvo un campeón sorpresivo, Sancti Spíritus (39 y 12) y nuevamente Wilfredo Sánchez como campeón de bateo y 377 de promedio. La V Selectiva fue ganada por el equipo de Pinar del Río (40 y 20) y Sixto Hernández campeón de bateo con 368.

El XIX Campeonato Nacional (1979-1980) tuvo en Santiago de Cuba su campeón (35 y 16) y en Rodolfo Puente su campeón de bateo, 394. Pinar del Río (39 y 20) repitió el título de la Selectiva en su VI edición, en tanto Héctor Olivera (padre) ganaba el campeonato de bateo con 459 de promedio, record para campeonato cubano.

Un torneo tan fuerte y masivo con un apoyo oficial como el que recibe la Federación Cubana de Beisbol, consolidó y quehacer ganador de los equipos cubanos de pelota en todas las categoría de edades, tejiendo una cadena ganadora el las Series Mundiales de Beisbol amateur desde Dominicana 1969 en que se coronó frente a los EE.UU. y que continuó en Cartagena, Colombia (1970), La Habana (1971), Managua, Nicaragua (1972) y La Habana (1973). Luego de superada la división producida en el seno de la entidad que regía el beisbol aficionado en el mundo[98]Cuba volvió a ganar la serie en 1976 en Colombia, Italia (1978) y Japón (1980). En los Juegos Panamericanos Cuba ganó el beisbol en 1971, 1975 y 1979 en tanto dominó los torneos de los Juegos centroamericanos y del caribe en 1970, 1974 y 1978. Todo un palmarés que hacen de esta década una de las más destacadas del beisbol cubano. Con un joven director que se consagró en esta década, Servio Tulio Borges dirigiendo la selección nacional y los equipos del centro del país y jugadores de la talla de Pedro Medina, Wilfredo Sánchez, Félix Issasi, Rigoberto Rosique, Antonio Muñoz, Rodolfo Puente, Alfonso Urquiola, Agustín Marqueti, Antonio Capiró, Lourdes Gurriel, Luis Giraldo Casanova, Pedro Jova, Santiago Mederos, Braudilio Vinent, Roberto Valdés, José Antonio Huelga y muchos otros que vistieron los uniformes de los equipos Cuba y de sus provincias, con una entrega y una maestría que aún se recuerda.

El boxeo es un deporte de tradición y arraigo en la población cubana, de los barrios humildes han surgido por años cientos de jóvenes ansiosos de demostrar su maestría en el ring. Antes del triunfo de la Revolución los mejores talentos y otros no tan buenos arriesgaban su vida en peleas digna del circo romano por su brutalidad. Con la creación del INDER se crea la Federación Cubana de Boxeo en la que colaboran exatletas profesionales como entrenadores junto a técnicos soviéticos que desde finales de la década de los 60s fueron perfilando la que es reconocida hoy como la "Escuela Cubana de Boxeo", donde la técnica en el golpeo y la maestría de los movimientos, junto a las dotes naturales del atleta le dieron a Cuba sus primeros campeones olímpicos y mundiales después del triunfo de la Revolución, al tiempo que mantenía su supremacía en el área centroamericana y panamericana.

En los Juegos Centroamericanos de Panamá (1970) el equipo de boxeo de Cuba ganó seis medallas de oro, 2 de plata y una de bronce, con la sobresaliente actuación de los dos subcampeones olímpicos Enrique Regüiferos (63,5 Kg.) y Rolando Garbey (71 Kg.). Un año después en Cali, Colombia, los pugilistas cubanos ganaban el torneo panamericano con 4 medallas de oro y 3 de bronce. Lo más espectacular del torneo fue el debut internacional de Teofilo Stevenson en los pesos completos quien en un combate memorable perdió con Duany Bobick de los Estados Unidos, preámbulo de un gran campeón.

En la XIX Olimpiada celebrada en Munich, Alemania (1972), los boxeadores cubanos colocaron a Cuba en el podio olímpico esta vez frente a potencias mundiales como Estados Unidos, la URSS y Polonia. Los cubanos sumaron 31 victorias en 39 combates, coronándose en tres divisiones, una de plata y una de bronce. Los medallistas fueron: Orlando Martínez (54 Kg.) oro; Emilio Correa (67 Kg.) oro y Teofilo Stevenson (más de 81 Kg.) oro. La medalla de plata al pecho del corajudo Gilberto Carrillo (81 Kg.) y el bronce para Duglas Rodríguez (51 Kg.). Como colofón de la gran victoria Teofilo Stevenson recibió la Copa Val Barker, al boxeador más técnico y rompió la hegemonía de los pesos completos estadounidense en las Olimpiadas.

El año 1974 deparó a Cuba la consolidación del cetro de los Juegos Centroamericano y del Caribe celebrado en 1974 en Santo Domingo, el boxeo aportó a esta victoria seis medallas de oro, una de plata y dos de bronce con una poderosa escuadra en la que lideraban Teofilo Stevenson, Jorge Hernández, Emilio Correa, Alejandro Montoya y Rolando Garbey. Fue el preámbulo para el I Campeonato Mundial de Boxeo Amateur celebrado en la Ciudad Deportiva de La Habana en agosto de 1974, con la asistencia de 45 países, era el octavo campeonato mundial organizado en Cuba después del triunfo de la Revolución[99]en menos de veinte años lo que habla bien a las claras el prestigio ganado por los deportistas cubanos en ese período. Cuba se alzó con el título Mundial por equipo y con cinco títulos individuales: Jorge Hernández (48 Kg.), Douglas Rodríguez (51 Kg.), Emilio Correa (67 Kg.), Rolando Garbey (71 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.), un subtítulo y una medalla de bronce. Desde el punto de vista del espectáculo fue el evento más importante organizado por Cuba, si exceptuamos a los mundiales de beisbol.

Ya para esta época el boxeo era el deporte insignia de las delegaciones deportivas cubanas, por el número de preseas que aportaba al equipo, la calidad de sus atletas y la estabilidad de su rendimiento, todos bajo la dirección Alcides Sagarra ex boxeador y el verdadero artífice de la Escuela Cubana de Boxeo.

Los Panamericanos de Ciudad México (1975) fueron testigo de una de las más contundentes victorias del equipo de boxeo de Cuba, se agenciaron siete de las 11 medallas de oro, con dos de plata y una de bronce, ¡todo el equipo subió al podio! Los campeones fueron, Jorge Hernández (48 Kg.), Ramón Duvalón (51 Kg.), Orlando Martínez (54 Kg.), Rolando Garbey (71 Kg.), Alejandro Montoya (75 Kg.), Orestes Pedroso (81 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.)

Los Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá (1976) fue escenario de un duro torneo para los cubanos, con un equipo de EE.UU. muy bien preparado y las tradicionales escuadras de los países socialistas. Seis cubanos llegaron a finales, tres de ellos frente a boxeadores norteamericanos, entre ellos los legendarios Ray Leonard de los 63, 5 Kg. Que ganó su medalla de oro frente al cubano Ángel Aldama. Posteriormente Leonard fue campeón mundial de los circuitos profesionales, por su altísima calidad y velocidad de piernas. Otro que ganó frente a cubano, fue Leonard Spink (81 Kg.) quien derrotó a Sixto Soria, en pelea para recordar. Spink reinó años más tarde en los pesos completos de las ligas profesionales y el tercer cubano en caer frente a los estadounidenses fue Ramón Duvalón (51 Kg.) frente a L. Randolph, otro extraclase que hizo historia. Los norteamericanos coronaron a cinco campeones olímpicos, en tanto Cuba se ceñía tres coronas: Jorge Hernández (48 Kg.), Ángel Herrera (57 Kg.), sensacional novato que fue sin pronóstico y trajo su título olímpico y Teofilo Stevenson (( 81Kg.) coronado por segunda vez en los juegos olímpicos.

En 1978 los boxeadores cubanos revalidaron su título mundial en Belgrado ganando 6 medallas de oro y tres de plata: Adolfo Horta (54 Kg.), Ángel Herrera (57 Kg.), José Gómez (75 Kg.), Sixto Soria (81 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.)

Ese mismo año Cuba acude a los Juegos Centroamericano y del Caribe con un equipo en el que aparecen figuras de primerísima calidad, muchos ellos segundas figuras, otros novatos que mantuvieron el primer lugar en el área, el balance del equipo fue de cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce. Los campeones del torneo por Cuba fueron: Lázaro Héctor (54 Kg.), Ángel Martínez (60 Kg.) José Gómez (75 Kg.), Hermenegildo Báez (81 Kg.) y el gran rival de Stevenson, Ángel Milián (( 81Kg.)

El boxeo de los Juegos Panamericanos de San Juan, Puerto Rico (1979) fueron ganados nuevamente por Cuba en fuerte lucha con los estadounidense, con 5 de oro, 1 de plata y 2 de bronce. Los campeones fueron, Héctor Ramírez (48 Kg.), Adolfo Horta (60 Kg.), Ángel Aldama (67 Kg.), José Gómez (75 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.)

La ciudad de Moscú, fue la sede de los Juegos Olímpicos en 1980 y allí Cuba recupera su corona con seis medallas de oro, 2 de plata y 2 de bronce. Los campeones olímpicos por Cuba fueron: Bautista Hernández (54 Kg.), Ángel Herrera (60 Kg.) por segunda vez, Ángel Aldama (67 Kg.), Ármando Martínez (71 Kg.), José Gómez (75 Kg.) y ¡Teofilo Stevenson (( 81Kg.), por tercera vez, el segundo boxeador en lograrlo tras el húngaro, Laslo Pav!

Una década prodigiosa para el boxeo cubano, no solo por lo que alcanzó en torneos internacionales, sino por la probada calidad de los hombres que competían en sus torneos nacionales, que pudieron ser campeones de cualquier evento, con otras selecciones, bate el caso de Ángel Milián, el boxeador que mayor resistencia le hizo a Stevenson y que no pudo hacer los grandes equipos de la época por la presencia del gran campeón.

Teofilo Stevenson, el atleta cubano de la década, en cualquier deporte respetado y querido en todos los escenarios boxísticos y fuera de ellos por su caballerosidad y su patriotismo, que le hizo rechazar millonarias ofertas para boxear como profesional, es el símbolo del deportista revolucionario, de origen humilde y erigido en tricampeón olímpico y multicampeón en otros eventos a fuerza de calidad y dedicación. Es el atleta símbolo de la Escuela Cubana de Boxeo.

Rolando Garbey, él junto a Regueiferos abrieron el camino de triunfos del boxeo cubano en México 68 y se mantuvo boxeando casi toda la década del 70 alcanzando un bronce olímpico en Montreal, Canadá y su más alto lauro, el Campeonato del Mundo en La Habana, 1974.

Ángel Herrera bicampeón olímpico y multipremiado durante la década en los torneos más importantes del pugilismo amateur, se afianzó como un atleta de mucho coraje y decisión sobre el ring.

El deporte de alta competitividad cubano regulariza a partir de 1966 con la victoria en los Juegos Centroamericanos de San Juan Puerto Rico su participación en eventos múltiples que para el área geográfica nuestra incluye un ciclo de Juegos Centroamericanos y del Caribe (dos años después de la Olimpiada); Juegos Panamericanos (un año antes de los olímpicos) y Juegos Olímpicos, con un año sabático posterior a las olimpiadas. Basado en este ciclo se puede decir que el deporte cubano de alta competitividad ha ido en constante ascenso.

Los XI Juegos Centroamericanos y del Caribe se organizaron en la Ciudad de Panamá en febrero de 1970, el triunfo de la delegación cubana fue espectacular al ganar 210 medallas (98 de Oro/61 de plata/51 de bronce) con destaque para el velocista cubano Pablo Monte triunfador en 100 y 200 mts. Planos y la discóbola Carmen Romero que ganó el disco con registro de 53,54 mts.

Al año siguiente Cuba acude a los VI Juegos Panamericanos celebrado en Cali, Colombia y por primera vez asciende al segundo lugar del medallero con 105 medallas (30 de oro/49 de plata / 26 de bronce) con los incentivos de haber eliminado al equipo de baloncesto masculino de los Estados Unidos, vencer en boxeo y beisbol y lograr el triplista Pedro Pérez Dueña el primer record mundial después del triunfo de la Revolución. 17,40 mts. También se distinguieron, la floretista Margarita Rodríguez con su primera de las tres coronas panamericanas que alcanzó a lo largo de su carrera. Los peloteros cubanos recobraron la medalla de oro perdida en Canadá en 1967, el magistral picheo de José Antonio Huelga le el bateo de Armando Capiró decidió el juego por la medalla de oro frente a los Estados Unidos. Cuba ganó además la esgrima femenina, gimnasia masculina, las dos ramas del voleibol, lucha libre y pesas.

Los XX Juegos Olímpicos se celebraron en la ciudad alemana de Munich en el verano de 1972, allí se conquistaron las primeras medallas olímpicas de oro después del triunfo de la Revolución, con las tres que conquistó el boxeo, que aportó además y una de plata y otra de bronce. El atletismo aportó otras dos medallas de bronce, una por intermedio de la velocista Silvia Chivás en 100 mts. planos y el relevo femenino 4 x 100 mts. (Elejalde, Chibás, Romay y Valdés) y el sonado bronce alcanzado por el equipo masculino de baloncesto. Otro destacado lugar fue para el equipo masculino de sable ocupante de la sexta plaza en estos juegos.

El segundo ciclo olímpico de los 70s comenzó con los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe con sede en Santo Domingo, República Dominicana en 1974 con la victoria de los cubanos que ganaron 191 medallas (101 de oro/ 55 de plata/ 35 de bronce). Ciudad de México albergó los VII Juegos Panamericanos en octubre de 1975 Cuba ratificó su segundo lugar por naciones con 134 medallas (57 de oro/45 de plata/32 de bronce).

Los XXI Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá en 1976 ratifica el ascenso del deporte cubano de alto rendimiento, las palmas por Cuba se la lleva Alberto Juantorena al coronarse en 400 y 800 mts. planos, en este último evento con record del mundo; otra tres medallas doradas conquista el boxeo y el judo aporta la medalla de oro de Héctor Rodríguez (63 Kg.). El boxeo aporta tres medallas de plata y Alejandro Casañas en 110 mts. con vallas gana la medalla de plata. Los bronce olímpicos para el Voleibol masculino y dos para el boxeo, para un total de 13 medallas (6 de oro/ 4 de plata/ 3 de bronce). Cuba se ubicó en 8vo lugar en estos juegos.

El tercer ciclo olímpico de la década de los 70s con los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe con sede en la ciudad colombiana de Medellín en 1978, Cuba se presenta con una delegación amplia y de calidad que gana 182 medallas (120 de oro/44 de plata/18 de bronce) para ratificar su hegemonía en el área. Al siguiente año en San Juan, Puerto Rico se celebran los VIII Juegos Panamericanos en el que Cuba vuelve a ocupar el segundo lugar por países con 145 medallas (64 de oro/47 de plata y 34 de bronce), preámbulo para la gran actuación olímpica de 1980.

La ciudad de Moscú, capital de Rusia fue la sede de la XXII Olimpiada, los juegos se produjeron en un momento tenso de política internacional y los Estados Unidos decide boicotear los juegos y junto a otros países se ausentan de los mismos. Fueron unos juegos impecablemente organizado en el que la cosecha de medallas de Cuba se elevó a 20 (8 de oro/7 de plata/5 de bronce). El boxeo sería nuevamente el soporte del éxito, encabezado por Teofilo Stevenson quien logra su tercera corona olímpica, Ángel Herrera que logra su segundo título olímpico y Bautista Hernández, Ángel Aldama, Ármando Martínez y José Gómez, fueron seis medallas de oro, que unidas a la de María Caridad Colón jabalinista que con un disparo de 68,40 mts. le dio a Cuba y América Latina su primera medalla de oro olímpica en el femenino, la octava de oro la alcanzó el pesista Daniel Núñez (56 Kg.) al levantar un total de 275 Kg. El deporte del judo gana tres medallas de plata con, Isaac Azcuy (86 Kg.), Juan Lahera (78 Kg.) y José Rodríguez Carbonell (60 Kg.) y el boxeo aporta dos con Hipolito Ramos y Adolfo Horta, Bárbaro Cañizares repite la medalla de plata en 110 mets. con vallas y Silvio Leonard obtiene medalla de plata en 100 mts planos; Los bronces olímpicos fueron a los pechos de Luís Mariano Delís en disco, Roberto Castrillo en la modalidad de skeet, tiro, el pesista Alberto Blanco (100 Kg.) y los boxeadores José Aguilar y Ricardo Rojas.

Otras destacadas actuaciones en el deporte de alto rendimiento la realizó el pesista Roberto Urrutia, primer cubano en titularse en el Campeonato del Mundo en 1977 en Stuttgart, Alemania, donde ganó dos medallas de oro con sendos records del mundo en los 67 Kg.

En 1978 en el Campeonato Mundial de Pesas celebrado en Gettysburg, Estados Unidos Cuba ocupa un relevante segundo lugar por países con destaque de Daniel Núñez (51 Kg.), ganando dos medallas de oro y una de plata, Roberto Urrutia (75 Kg.) gana las tres medallas de oro de su peso y Ricardo Villalobo, contribuye a este triunfo con una medalla de oro y dos de plata. Cuba retuvo también el Campeonato Panamericano de Pesas.

El deporte de la lucha comienza ganar en calidad dentro de la élite mundial al obtener dos medallas de bronce en el Campeonato del Mundo de 1978

El voleibol cubano es un deporte que crece con la Revolución y su paso a la élite mundial en ambos sexo comienza con sus triunfos en el NORCECA de Los Ángeles, Estados Unidos en 1975, frente a los equipos de ese país, ganando por primera vez los boletos para los juegos olímpicos, un año después el equipo masculino de voleibol gana la medalla de bronce olímpica y el equipo femenino se coronó ¡Campeón del Mundo! en 1978, en el campeonato del orbe celebrado en la antigua Unión Soviética. Comenzaba la leyenda de las "Morenas del Caribe", que cambiaron la concepción del juego defensivo y de volea, por el de defensa alta en la net y remate violentos que se hicieron indetenibles.

Con los comienzos de la década del 70 se consolida en Cuba el programa "Deporte para todos" auspiciado por el INDER como organismo rector del Deporte, la Educación Física y la Recreación en Cuba. En las escuelas cubanas de enseñanza elemental se introdujo la Educación Física como asignatura obligatoria y manera de incentivar un modo de vida sano entre la población del país. En estas escuelas desde los niveles de primaria se realizan captaciones para llevar a los niños con actitudes físicas a escuelas especiales de perfeccionamiento atlético (EIDE y Pre-EIDE) con vista a formar desde esas tempranas edades a los futuros miembros de los equipos nacionales de los diversos deportes. El escalón siguientes son la Escuelas de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) a donde van los atletas juveniles de alto rendimiento y posteriormente el centro de Entrenamiento "Cerro Pelado" donde se perfeccionan las preselecciones nacionales de los deportes a excepción del beisbol y boxeo, que por su masividad, popularidad y arraigo, tiene una cantera mucho más amplia. La construcción de este sistema de escuelas y centros para el entrenamiento se consolida en esta década dando resultado muy favorable para el movimiento deportivo cubano, que puede foguear a sus equipos en torneos desarrollados en Cuba y en los países socialistas de Europa, lo que le permite un perfeccionamiento al atleta cubano. Además junto a los técnicos cubanos trabajan con los deportistas de la isla entrenadores de estos países que contribuyeron al nivel que alcanzó el deporte criollo en este período.

Uno de los anhelos más importante del deporte cubano es el logro de la masividad, que está avalada por la participación de la población en actividades de recreación, deporte y ejercitación física, acorde a ese principio clásico de "Mente sana en cuerpo sano", en concordancia con este tema en 1974 se inauguraron los Primeros Juegos de los Trabajadores, convocando cuatro disciplinas: beisbol, atletismo, ajedrez y tenis mesa. Con un sistema piramidal que va desde la base hasta los juegos nacionales avanzando los ganadores en encuentro que estimulan la participación para ganar en salud mental y física. Los II Juegos fueron organizados en 1975 y a partir de este momento fueron convocados de modo bianual, 1977, 1979 y 1981.

Dentro de esta misma política de incorporación masiva de la población a la práctica de ejercicios físicos se desarrolla a partir de 1975 la competencia "La familia cederista LPV" que reúne a cientos de veteranos atletas en varios deportes y actividades recreativas lo que contribuye a dos premisas de la sociedad revolucionaria cubana: Deporte y Salud para todos.

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  • Díaz, Jesús: Para una cultura militante, en rev. Bohemia. La Habana, sep/ 1966

  • Domingo, Jorge: Un submarino amarillo en el horizonte, en rev. UNINON, Nº 19. La Habana, 1995

  • Eli Rodríguez, Victoria: Apuntes sobre creación musical actual, en revista Universidad de La Habana, Nº 227. La Habana, 1987

  • Eli Rodríguez, Victoria: Música e historia en Cuba (IV), en rev. Clave, Nº 15. La Habana, 1987

  • Eligio, Antonio: Umberto Peña expone, en rev. Revolución y Cultura, Nº 9. La Habana, 1988

  • Estévez, Abilio: Umberto Peña: una invitación a la catarsis, en rev. La Gaceta de Cuba. No 4 La Habana, 1988

  • Feijoo, Samuel: Un Acosta León íntimo, en rev. Isla, Nº 16, Santa Clara, 1965

  • Fernández, Lucila: El testimonio en la Revolución, en Revista de la Universidad de La Habana, Nº 207. La Habana, 1978

  • Fernández, José: Teatro experimental (Entrevista a Raquel Revuelta) en rev. Conjunto, Nº 3. La Habana, 1964

  • Fornet, Ambrosio: Las dos caras de la tradición, en rev. Casa de Las Américas, Nº 46. La Habana, 1968

 

 

Autor:

Ramón Guerra Díaz

[1] Informe Central al I Congreso del PCC, en Informe Central I, II y III Congreso del PCC. La Habana, 1990

[2] El presidió la Comisión que redactó la Constitución de la República Socialista de Cuba

[3] Este término se utilizó en los círculos culturales de la época, para caracterizar un proceso de análisis de las personas de la cultura con una serie de parámetros, para hacer cultura, sin los cuales quedabas fuera, algunos de ellos eran: no tener creencias religiosas, no ser homosexual, tener integración revolucionaria, acatar la filosofía marxista leninista y los etc. que agregara el funcionario en cuestión.

[4] Gobernaba el presidente demócrata Jimmy Carter (1976-1980)

[5] Ley de Ajuste Cubano, engendro político que estimula la emigración ilegal de los cubanos, por las facilidades que se le da al llegar a territorio de los EE. UU.

[6] 20 de diciembre de 1978

[7] 8 de mayo de 1980

[8] Realismo Socialista

[9] Pedro de la Hoz, “Desterrar Prejuicios” en rev. La Gaceta de Cuba. P. 50, Nº 2, 1994

[10] Declaración final del Congreso Nacional de Educación y Cultura, en revista UNION, Nº 1 y 2, La Habana, 1971.

[11] Inventé la etiqueta por razones metodológicas, tratando de aislar y describir ese período por lo que me parecía su rasgo dominante y por el contraste que ofrecía con la etapa anterior, caracterizada por su colorido y su dinámica interna (aunque no exenta, como veremos, de frustraciones y sobresaltos). Ambrosio Fornet en Conferencia leída en la Casa de las Américas como parte del Ciclo La política cultural del período revolucionario: Memoria y reflexión, organizado por el Centro Teórico-Cultural Criterios. http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=3551

[12] Armando Hart:”Notas sobre nuestra política cultural socialista” en revista Casa de las Américas, Nº 141, La Habana, 1983

[13] Mirta Aguirre:”Realismo y realismo socialista”, en Anuario L/L, 1977

[14] De esta forma fue conocido un fenómeno muy común en esta década en las ESBEC, en las que la promoción era del 100 % en casi todas ellas y en el resto eran casi siempre por encima del 95 % en detrimento de la calidad de la enseñanza.

[15] Fidel Castro en el I Congreso de Educación y Cultura, citado por “Libros y literatura en Cuba”. Boletín UNESCO, N1 52. La habana, 1974

[16] La Imprenta en Cuba

[17] Hoy la mayoría de los estudiosos de la cultura cubana coinciden en que la grisura no solo marcó el quinquenio 1971-76 sino que se extendió en todo el período de los 70s y parte de los 80s.

[18] “El testimonio en la Revolución”, Lucila Fernández, en Letras: Cultura en Cuba. La Habana 1988

[19] Ídem

[20] Revista Santiago Nº 18-19, junio-septiembre de 1975

[21] “El testimonio en la Revolución”, Lucila Fernández, en Letras: Cultura en Cuba. La Habana 1988

[22] Rogelio Rodríguez Coronel en “Novela de la Revolución y otros temas”. La Habana, 1983

[23] Salvador Redonet en “Contar el cuento”

[24] Víctor Fowler: “Lectura de domingo para el hombre común” en Caimán Barbudo. Octubre de 1988

[25] Ídem

[26] Arturo Arango: “En otro lugar la poesía” en La Gaceta de Cuba. Nov./Dic., 1993

[27] Guillermo Rodríguez Rivera: “Entorno a la joven poesía cubana”

[28] Íbidem a la nota 25

[29] Premio Casa de las Américas de novela en 1971

[30] Imeldo Álvarez: Glosas y Criterios. La Habana, 1988

[31] Rogelio Rodríguez Coronel, La novela de la Revolución Cubana. La Habana, 1986

[32] Ídem

[33] Jesús Vega, “Severo Sarduy: dialéctica de un desplazamiento” en La Gaceta de Cuba, nov-dic., 1993

[34] Arturo Arango, “La nueva cuentística” en re. Universidad de La Habana, Nº 209, 1979

[35] Salvador Redonet, “Contar el cuento” en Revista de Literatura Cubana. Nº 4. La Habana, 1985

[36] En la década del 90 Jesús Díaz abandona a Cuba y se pone al servicio de la reacción contrarrevolucionaria, después de ser una de las figuras más intolerante y extremista en el proceso cultural de los 60s y 70s, donde no fue solo participe, sino protagonista directo en la aplicación de esa política cultural.

[37] Francisco López Sacha: “Jesús Díaz y la interrogación” en rev. Casa de las Américas. Nº 182, ene-mar, 1991

[38] Ídem

[39] Para mayor información sobre este periodo de la creación teatral consultar, “Un cuarto de siglo de dramaturgia (1959-1983)” de Rine Leal en Revista de Literatura Cubana, Nº 4, 1985

[40] Vivian Martínez Tabares, Reseña del libro “Teatro” de Héctor Quintero, en Revista Universidad de La Habana, 1978

[41] Roberto Fernández Retamar, “Apuntes sobre la Revolución y la literatura en Cuba”. La Habana, 1972

[42] El termino parametración viene de los parámetros que tenía que cumplir el artista o intelectual para poder ejercer su actividad, parámetros políticos, ideológicos éticos y “morales” que fueron la causa de la separación de muchos artistas acusados de “no mantener una conducta acorde con la moral de la Revolución”, plasmado en la Ley 1267 de 1974, que ellos apelaron al Tribunal Supremo de la República quien les dio la razón.

[43] Rine Leal. Entrevista para la rev. Revolución y Cultura. 1984

[44] En la antigua provincia de Las Villas, hoy correspondiente a las provincias de Villa Clara y Santi Spiritus

[45] Magali Muguercia. El teatro cubano tras las utopías, en rev. Temas, Nº 2. La Habana, 1995

[46] Amado Pino, “El punto de giro” en rev. Revolución y Cultura”, Nº 1, La Habana, 1998

[47] Amado del Pino, “Dos nombres y cuatro décadas”, en rev. Revolución y Cultura”, p.52, Nº 3, 1998

[48] Miguel Cabrera, “Alicia Alonso y el ballet cubano” en La Cultura de Cuba Socialista. La Habana, 1982.

[49] Jorge Rafael Vilar, “Del sueño a la memoria: Jorge Lefebre” en rev. Revolución y Cultura. Nº 3 /1991

[50] Guillermo J. Márquez Romero, La danza postmoderna en Cuba, rev. Cúpula. Nº 9, 1998

[51] Leo Broiwer, entrevista de Jaime Sarusky, en rev. Revolución y Cultura, p. 5, Nº 4, La Habana, 2000

[52] Joaquín Borges Triana, Los que soñamos por la oreja, en per. Juventud Rebelde 12/10/88

[53] Leo Brower, entrevista de Jaime Sarusky, en rev. Revolución y Cultura, p. 5, Nº 4, La Habana, 2000

[54] Harold Gramatges, “La música culta” en La Cultura en Cuba Socialista. La Habana, 1982

[55] Lucía López Coll, Entrevista a Humberto Solás, en rev. La Gaceta de Cuba, pp.32-35, Nº 3, 1993

[56] Congreso de Educación y Cultura, 1971

[57] Juan Antonio García Borrero, “Las aporías del gris, Cine cubano en los setenta”, en rev. La Gaceta de Cuba, Nº 5, 2000

[58] Ídem

[59] Entrevista a Pastor Vega, “Explorar lo que pasa”, en rev. Bohemia, Nº 48, p.6 / nov. 1988

[60] Arturo Arango, “Manuel Pérez o el ejercicio de la memoria” en rev. La Gaceta de Cuba, Nº 5, 1997

[61] Ivette Leyva, “Arturo Sotto: yo solo quiero saber”, entrevista, en rev. La Gaceta de Cuba Nº 1, 1999

[62] Rufo Caballero, “Entrevista a Humberto Solás” en rev. Revolución y Cultura, pág. 6, Nº 2-3, 1999

[63] Francisco López Segrera: “Cuba: Cultura y Sociedad”. La Habana, 1989

[64] Guillermo Rodríguez Rivera: “Larrinaga” en La Gaceta de Cuba, Nº 4, pág. 29, 1994

[65] Juan Sánchez: “Larrinaga destino y prodigios”, en rev. Bohemia Nº 19, p. 6, sep. 1998

[66] Palabra de origen eslavo que se puede traducir como “chapucería”

[67] Nelson Herrera Ysla, “Osneldo un escultor joven”, en per. Granma, pág.6, 16/9/2004

[68] María de los Ángeles Pereira: “Una historia cautivante”, en rev. Revolución y Cultura, Nº 3:pág. 20, 1994

[69] María de los Ángeles Pereira, “Anónimos inmortalizados o algunos tientos de la escultura para subvertir la exclusión”, en “La Gaceta de Cuba”, p.10, Nº 3, 2010

[70] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la Habana, Nº 209, 1978

[71] Alejandro G. Alonso, “En la cresta de la isla”, en rev. Revolución y Cultura, Nº 4, 1994

[72] Alejandro G. Alonso, “La cerámica para los cubanos, es un arte mayor” en per. Juventud Rebelde, 24/4/1994

[73] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la Habana, Nº 209, 1978

[74] Organización Latinoamericana de Estudiantes

[75] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la Habana, Nº 209, 1978

[76] Cecilio Avilés, “Historietas, reflexiones y proyecciones”. La Habana, 1989

[77] Entrevista al arquitecto Juan Tosca Sotolongo: “Haciendo camino al andar”, Nieves Romero y Rolando S. Buenavilla, en rev. Revolución y Cultura. Nº 12, 1989

[78] Entrevista a Mario Coyula, por Nieves Romero y Rolando S. Buenavilla, en rev. Revolución y Cultura., Nº 4. 1991

[79] Obra del arquitecto Néctor Garmendía

[80] Formaron parte del equipo de Quintana para el diseño y construcción del Palacio de Convenciones: Edmundo Azze, Thelma Ascanio, Fernando López, José Raggi, Antonio Pérez, José Alonso y Gonzalo Cordoba

[81] Parque Lenín, con un área aproximada de 745 hectáreas inaugurado el 22 de abril de 1972 al sur de La Habana.

[82] Eliseo Altunaga, “La telenovela: ¿show sentimental o discurso de la periferia?, en rev. La Gaceta de Cuba, pág. 15, Nº 2, 1997

[83] En 1972 la tasa de mortalidad infantil en Cuba fue de 28, 3 /mil nacidos vivos y en 1980 este índice alcanzaba 19,6, en una tendencia que habrá de sostenerse en años posteriores

[84] Esther Mosak, “Una Prueba a tiempo” en rev. Cuba Internacional N º 1, 1992

[85] Uso de métodos inmunológicos para fines diagnóstico médico que no constituyen problemas inmunológicos en sí, sino infecciosos, metabólicos, etc.

[86] El sistema KAPA (Procesador de Análisis por Métodos Bioquímicos)

[87] Agosto de 1980

[88] Medalla de Oro en la Olimpiada de la vida. José Antonio de la Osa, en per. Granma, pág. 5, 3/9/1997

[89] “Cronología: Hechos históricos relacionados con la ciencia y la tecnología acaecidos en La Habana, 1521-1988”, Pedro M. Pruna Goodgall. Pág. 60. La Habana, 1994

[90] Ídem., págs. 63 y 64

[91] Ídem, pág. 64

[92] Veinticinco años de historia regional en Cuba revolucionaria (1959-1983), Hernán Venegas Delgado, en Revista Biblioteca Nacional de José Martí, pág. 27, Nº 76, mayo-agosto, La Habana, 1985

[93] En el compendio “La república neocolonial”, tomo 1, editado por la editorial Ciencias Sociales

[94] La historia económica de Cuba: 25 años de historiografía, Gloria García, en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Nº2, La habana,1985

[95] Publicado en la revista «Santiago», Nº 17, 1975

[96] Hasta 1975 el país se dividía en seis provincias: Oriente, Camaguey, Las Villas, Matanzas, La Habana y Pinar del Río.

[97] Se aplicó la nueva división político administrativa, dos equipos por las provincias que ya lo tenían Matanzas, Ciudad de la Habana, Pinar del Río y uno por cada una de las restantes 11 y uno por el municipio especial Isla de la Juventud.

[98] Se crearon dos federaciones la FIBA, histórica , y en la que estaba afiliada Cuba y la FEMBA, hasta que se reagruparon nuevamente en 1976 en la AIMBA

[99] Cuba había celebrado la Olimpiada Mundial de Ajedrez(1966), Campeonato Mundial de Caza Submarina (1967), Campeonato Mundial de Esgrima (1969), Campeonato Mundial de Gimnasia Moderna(1971), Campeonato Mundial de Beisbol (1971 y 73) y Campeonato Mundial de Pesas (1973)

Partes: 1, 2, 3, 4
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