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El Judo femenino cubano: expresión de la idiosincrasia de la mujer cubana


    1. Resumen
    2. Nota preliminar
    3. Desarrollo
    4. Bibliografía

    Resumen:

    Las atletas del Judo femenino cubano se pasean por el mundo derrochando talento, exquisita técnica, patriotismo, coraje, demostrando así que nuestra escuadra de judo es más que un equipo campeón mundial y olímpico, es, ante todo, una expresión de la idiosincrasia de la mujer cubana.

    Nota preliminar.

    El creador del Judo fue el maestro japonés Jigoro Kano.

    Este hombre nacido en el año 1860 se licenció en letras, estudió ciencias éticas y morales, y fue, además, profesor en el colegio de los nobles, donde más tarde se desempeño como rector de ese instituto.

    Presidió la Federación Deportiva de Japón y fue el primer japonés que representó a este país en el Comité Olímpico Internacional.

    La primera escuela de Judo se denominó Kodokan, que significaba escuela para el estudio del sendero, en sus inicios fue relativamente pequeña, pero ya para la muerte del maestro, en el año 1938, este arte marcial contaba con 200 000 practicantes.

    No es hasta la Olimpiada de Tokio 1964, que realmente se cumple el propósito del maestro Kano, ver su escuela elevada a escala internacional: el judo se presenta por vez primera en Juegos Olímpicos y se puede hablar de un arte marcial devenido en deporte y mundialmente organizado.

    Introducción.

    La mujer cubana, ejemplo de talento, sacrificio, bondad y amor, es reconocida a nivel mundial gracias a estas virtudes, sus hazañas, desde las protagonizadas en las luchas por la independencia hasta las más actuales constituyen dignas de admiración.

    En todas las esferas encontramos la labor de la mujer, en las ciencias, la cultura, el deporte, sus habilidades y especial talento hacen que el fruto de su trabajo se convierta en logro indiscutible para nuestra sociedad.

    Este trabajo persigue como principal objetivo destacar la labor de judo femenino cubano, selección que ha logrado colocarse dentro de las principales potencias de este deporte a nivel mundial, llevando incluso, a muchos especialistas en la materia, a considerarlo como el mejor del mundo, y a hablar de una escuela cubana en esta disciplina deportiva.

    Desarrollo.

    El Judo, como práctica deportiva, se introdujo en Cuba en el año 1951, gracias al profesor Andrés Kolychkini Thomson, pedagogo finlandés nacionalizado belga.

    Al igual que en Japón, su lugar de origen, el Judo no tuvo aceptación por parte de las mujeres en sus inicios, no es hasta 1979 que oficialmente comienzan, en sólo 3 provincias de nuestro país, las muchachas a practicar esta disciplina , aunque verdaderamente, a partir del año 1982 se realiza de forma más sistemática esta práctica.

    En 1987 se participa por primera vez en un Campeonato del Mundo (Essen, entonces Republica Federal de Alemania), allí se obtuvieron resultados alentadores, y aunque nos fuimos sin medallas corroboramos que la línea de desarrollo que teníamos era la correcta, e iba a servir de guía para la obtención de los éxitos venideros.

    En el año 1989, nuestra nación logra su primera medalla en un campeonato mundial femenino, a través del bronce conseguido por la holguinera Odalis Revé, a partir de esa fecha y hasta la actualidad no se ha efectuado un Campeonato Mundial done nuestra isla no alcance al menos 3 o 4 medallas, de cualquier color, demostrando así que nuestro equipo se encuentra entre los mejores del mundo y que el colectivo técnico, encabezado por el profesor Ronaldo Veitia Valdivia, ha logrado que nuestras atletas adquieran sus propias formas de combatir, adaptando las distintas técnicas a nuestras características físicas y mentales, fundamentando, de esta manera, la existencia de una Escuela de Judo en nuestro país.

    Los resultados deportivos en Juegos y Campeonatos Centroamericanos, Panamericanos, Mundiales, Olímpicos y Giras Europeas demuestran la alta maestría alcanzada por nuestra selección nacional, muchas han sido las muchachas que a lo largo de estos 17 años, desde la primera medalla alcanzada en un Campeonato Mundial, se han destacado internacionalmente, alcanzando triunfos impresionantes en cuanta competición participan , pero sin dudas la figura insignia, no solo del judo cubano, sino del continente americano en general y considerada además como una de las mejores atletas a nivel mundial, es nuestra multicampeona Driulis Gonzáles Morales.

    Esta guantanamera, junto a la japonesa Ryoko Tamura, ha logrado la hazaña de de obtener 4 medallas olímpicas consecutivas, únicas atletas que ostentan estos resultados, además, a lo largo de su carrera, se ha titulado en cuanto evento ha competido, desde Juegos Centroamericanos hasta Campeonatos Mundiales.

    Pero Driulis no ha sido la única gran estrella de nuestra selección, cuando se analiza la trayectoria deportiva de figuras de la talla de Amarilis Savon, Legna Verdecia, Odalis Revé, Daima Beltrán, Estela Rodríguez, Yurisleydis Lupetey, Yurisel Laborde, Sibelis Veranes, Diadenis Luna, Ileana Beltrán, Kenia Rodríguez, o Danieska Carrión, se puede afirmar que la Escuela Cubana de Judo se ha mantenido aportando luminarias a escala mundial constantemente.

    A nivel centro y panamericano ostentamos la supremacía regional desde los primeros años de la década del 90, y en este período hemos logrado, hasta la fecha, 38 medallas en campeonatos mundiales, repartidas en 10 pergaminos dorados, 12 plateados y 16 bronceados, 19 medallas olímpicas (4 títulos, 6 subtítulos y 9 metales bronceados), así como decenas de medallas en Torneos Clase A en el continente Europeo y Copas del Mundo por equipos.

    Pero todavía, en opinión de Ronaldo Veitia, no se ha tocado el techo, así lo afirma este prestigioso entrenador, lo haremos cuando obtengamos al menos una medalla en todas las divisiones en una campeonato a nivel mundial, ése precisamente es el propósito por el cual trabaja todo el colectivo técnico de esta disciplina en nuestro país, desde los entrenadores de base hasta los técnicos en los equipos nacionales, tanto juvenil como de mayores.

    Muchos de los entrenadores más prestigiosos del mundo coinciden en que no hay equipo mejor preparado que el nuestro, que a nuestras muchachas, cuando van al tatami, se les aprecia en la cara el reflejo de la victoria, realmente, esto es una realidad a la que no pueden escapar, del asombro, los especialistas en este deporte a nivel internacional.

    Al observar estos resultados se hace necesario destacar la voluntad, el empeño, el espíritu de sacrificio y consagración de nuestro colectivo, tanto de entrenadores como atletas, médicos, sicólogos y fisioterapeutas.

    La labor de estas personas, en un tiempo relativamente corto, sólo 17 años, ha posibilitado que nuestro judo femenino cuente con el prestigio mundial que posee en la actualidad, nuestras muchachas se han convertido en la principal atracción en cuanto evento participan, no sólo por sus resultados deportivos , sino por la alegría, el entusiasmo que siempre llevan consigo, por lo depurado de sus técnicas, por la combatividad que demuestran, nunca se dan por vencidas, incluso, enfrentándose a lesiones o déficit de entrenamiento producto a las mismas, en fin, nuestras atletas se pasean por el mundo derrochando talento, patriotismo, coraje, evidenciando así que nuestra escuadra de judo femenino es más que un equipo campeón mundial y olímpico, es, ante todo, una expresión de la idiosincrasia de la mujer cubana.

    Bibliografía.

    .1. Guevara Onofre, Alejandro. El fin de la época de oro del deporte castrista en www.monografias.com.

    2. Guevara Onofre, Alejandro. Dictadura y Deporte: El régimen de Fidel Castro en www.monografias.com.

    3. Hernández López, Armando S. Paginas de Victorias, Deportes, La Habana, 2001.

    1. Matienzo Malave, Rafael Hernández, Maybo Camero. Cuba: Otra vez entre los grandes del olimpismo, mimeografiado.
    2. Pérez Agüero, Cándido y Ronaldo Veitia Valdivie. El Judo Femenino Cubano. Mejor equipo del mundo. Editorial Científico-Técnica. La Habana, 2003.

    Joel Ernesto Granda Dihigo

    Licenciado en Sociología.

    Año del trabajo: marzo de 2006.

    Soy profesor universitario, tengo 25 años.