El desencanto de Europa (impotencia, melancolía y suicidio económico) (página 8)
Enviado por Ricardo Lomoro
Berlín.- Un aspecto de la crisis en Ucrania que Rusia y Occidente tienen que entender es que el resto del mundo parece no interesarle el tema del todo. Aunque Occidente, junto con Japón, pueden considerar la crisis como un desafío al orden mundial, la mayoría de los demás Estados no se sienten en riesgo por la anexión de Crimea por Rusia u otros proyectos que tenga en ese país. En cambio, muchos perciben la crisis principalmente como la incapacidad de Europa para resolver sus propias disputas regionales -aunque un resultado exitoso podría dar un impulso a la influencia de Europa en el mundo como actor de mantenimiento de la paz.
A medida que la crisis en Ucrania se desarrollaba, en Rusia los responsables del diseño de políticas y comentaristas hablaban del "final de la era de la posguerra fría", mientras que el viceprimer ministro ruso, Dimitri Rogozin, incluso parecía dar la bienvenida al comienzo de la nueva Guerra Fría. Dichos deseos se basan en la idea de que un conflicto entre Rusia y Occidente definiría una vez más todo el sistema internacional, lo que daría así nuevamente a Rusia su estatus de superpotencia.
Sin embargo, lo anterior no va a suceder. Como lo muestran las reacciones de las potencias emergentes a la crisis en Ucrania, la política mundial ya no está definida por lo que sucede en Europa, incluso cuando se está gestando allí un conflicto mayor. El sistema internacional se ha vuelto tan multipolar que ningún Estado no europeo puede ahora elegir velar por sus propios intereses en lugar de sentir la obligación de apoyar a Oriente u Occidente.
Solo unos cuantos dirigentes dudan que el uso de la fuerza de Rusia para poner en riesgo la integridad territorial de Ucrania, cambiar sus fronteras y anexarse Crimea violara el derecho internacional. La abstención de China en el voto subsecuente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas claramente mostró el malestar de sus dirigentes con la política del Kremlin. Sin embargo, casi un tercio de los miembros de las Naciones Unidas enviaron un mensaje igualmente contundente mediante su abstención o no participación en el voto de la Asamblea General para condenar las acciones de Rusia.
Incluso los gobiernos amigos de Occidente -incluido Brasil, India, Sudáfrica e Israel– no estaban preparados para apoyar a una u otra parte. La periodista de India, Indrani Bagchi, consideró las abstenciones como una nueva forma de no alineación.
El cinismo y el schadenfreude también pueden tener una influencia. Raja Mohan, prominente estratega indio, señala que Europa "nunca ha dejado de dar lecciones a Asia sobre las virtudes del regionalismo", pero ahora parece incapaz de lidiar con sus propios desafíos regionales de seguridad.
El mensaje implícito de la nueva tendencia de no alineación es directo: ¿Por qué nos debe importar el conflicto territorial en Europa cuando los europeos no logran actuar enérgicamente en Palestina, Cachemira o en las disputas territoriales por el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional? En cambio, muchos de estos países están llamando a Occidente a apaciguar la crisis y a, como se pidió en una declaración oficial china del Ministerio de Asuntos Exteriores, "mostrarse prudente y no provocar un aumento de las tensiones".
Se trata de un buen consejo -y no es diferente de lo que los europeos recomiendan a otros en situaciones similares. Sin embargo, a diferencia de otras regiones del mundo, Europa, incluida Rusia, puede estar orgullosa de sus organizaciones de seguridad regional, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE); Europa necesita garantizar su funcionamiento.
Por ejemplo, la OSCE ganaría una gran fuerza si, mediante su amplio abanico de mecanismos diplomáticos (como mesas de negociación y apoyo durante reformas constitucionales) lograra mitigar la crisis en Ucrania, lo que por ende fortalecería la seguridad europea. Al llevarlo a cabo, también se ofrecería un ejemplo poderoso de regionalismo institucionalizado que podría servir de modelo de resolución de conflictos a otros países.
Alternativamente, si Europa es incapaz de resolver con diplomacia la crisis en Ucrania, su influencia global, y la de Rusia, sin duda desaparecerá. Rusia ha mostrado al mundo que es posible acosar a sus vecinos y robar su territorio mediante la fuerza bruta; pero en un sistema multipolar globalizado, esto no será suficiente para sumar otros países a su causa. Además, la UE, como un tigre de papel muy sofisticado, no sería más atractivo.
Los Estados miembros de la UE no tienen interés en dejar que el continente retorne al nacionalismo étnico y la política del poder. La crisis en Ucrania es por ende un desafío y al mismo tiempo una oportunidad. Si Europa quiere seguir siendo un polo en el sistema internacional multipolar, tiene que probar que puede emprender una política exterior y de seguridad común, en especial en tiempos de crisis y conflicto.
Esto significa que la UE debe surgir de la crisis en Ucrania con un compromiso más fuerte hacia la defensa común y la planificación de contingencias conjunta, y una política energética unificada que garantice independencia de Rusia en cuanto al gas y el petróleo. Sin embargo, Europa también tiene que mostrar que tiene la capacidad y la decisión de defender los principios de las relaciones internaciones basadas en normas.
Mantener y fortalecer los pilares de defensa común de Europa no es una tarea sencilla, pero las organizaciones de seguridad multilaterales como la OSCE no están diseñadas para actuar en tiempos pacíficos. Tienen el objetivo de proteger a los miembros de la manipulación y la agresión, de una forma que permita reunir apoyo mundial. En este sentido, el principal deber de Europa ahora es potenciar sus considerables activos estratégicos.
(Volker Perthes is Chairman and Director of Stiftung Wissenschaft und Politik, the German Institute for International and Security Affairs, Berlin)
– Economía post-crisis (Project Syndicate – 18/6/14)
Londres.- En la elección del Parlamento Europeo del mes pasado, los partidos euroescépticos y extremistas ganaron el 25% del voto popular. Las victorias más resonantes se registraron en Francia, el Reino Unido y Grecia. Estos resultados fueron ampliamente, y correctamente, interpretados como una señal del grado de descontento entre una elite europea arrogante y los ciudadanos comunes.
Más inadvertidos, porque son menos obvios desde un punto de vista político, son los murmullos intelectuales de hoy, cuya manifestación más reciente es el libro Capital in the Twenty-First Century del economista francés Thomas Piketty, una acusación fulminante a la creciente desigualdad. Tal vez estemos siendo testigos del inicio del fin del consenso capitalista neoliberal que ha prevalecido en todo Occidente desde los años 1980 -y que, para muchos, condujo al desastre económico de 2008-2009.
Particularmente importante es el creciente descontento de los estudiantes de economía con los programas universitarios. El descontento de los estudiantes importa, porque la economía ha sido durante mucho tiempo el faro político de Occidente.
Este descontento nació en el "movimiento económico post-autista", que comenzó en París en 2000, y se propagó a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. La principal queja de sus seguidores era que la economía convencional que se les enseñaba a los estudiantes se había convertido en una rama de las matemáticas, desconectada de la realidad.
La revuelta progresó poco en los años de la "Gran Moderación" de los 2000, pero revivió luego de la crisis de 2008. Dos vínculos importantes con la red anterior son el economista estadounidense James Galbraith, hijo de John Kenneth Galbraith, y el economista británico Ha-Joon Chang, autor del éxito editorial 23 Cosas que no te cuentan sobre el capitalismo.
En un manifiesto publicado en abril, estudiantes de economía en la Universidad de Manchester defendían una estrategia "que comienza con los fenómenos económicos y luego les brinda a los estudiantes un kit de herramientas para evaluar de qué manera las diferentes perspectivas pueden explicarlos", en lugar de con modelos matemáticos basados en presunciones irreales. Notablemente, Andrew Haldane, director ejecutivo para Estabilidad Financiera en el Banco de Inglaterra, escribió la introducción.
Los estudiantes de Manchester sostienen que "la corriente convencional dentro de la disciplina (teoría neoclásica) ha excluido toda opinión disidente, y podría decirse que la crisis es el último precio de esta exclusión. Enfoques alternativos como la economía post-keynesiana, marxista y austríaca (así como muchos otros) han quedado marginados. Lo mismo puede decirse de la historia de la disciplina". En consecuencia, los estudiantes tienen escasa conciencia de las limitaciones de la teoría neoclásica, mucho menos de las alternativas.
El objetivo, según los estudiantes, debería ser "conectar las disciplinas dentro y fuera de la economía". La economía no debería estar divorciada de la psicología, la política, la historia, la filosofía y demás. Los estudiantes son específicamente proclives a estudiar cuestiones como la desigualdad, el papel de la ética y la justicia en la economía (a diferencia del foco prevaleciente en la maximización de las ganancias) y las consecuencias económicas del cambio climático.
La idea es que este tipo de intercambio intelectual ayude a los alumnos a entender mejor los fenómenos económicos recientes y mejorar la teoría económica. Desde este punto de vista, todos saldrían beneficiados con la reforma de los programas de estudio.
El mensaje más profundo es que la economía convencional es, por cierto, una ideología -la ideología del libre mercado-. Sus herramientas y presunciones definen sus temas. Si asumimos una racionalidad perfecta y mercados completos, estamos impedidos de explorar las causas de los fracasos económicos en gran escala. Desafortunadamente, esas presunciones tienen una profunda influencia en la política.
La hipótesis de mercados eficientes -la idea de que los mercados financieros, en general, evalúan los riesgos de manera correcta- brindó el argumento intelectual para una amplia desregulación de la banca en los años 1980 y 1990. De la misma manera, las políticas de austeridad que Europa utilizó para combatir la recesión del 2010 en adelante estaban basadas en la idea de que no había más recesión que combatir.
Esas ideas estaban emparentadas con las opiniones de la oligarquía financiera. Pero las herramientas de la economía, como se las enseña hoy en día, ofrecen poco margen para investigar los vínculos entre las ideas de los economistas y las estructuras de poder.
Los alumnos "post-crisis" de hoy tienen razón. ¿Entonces qué es lo que mantiene en funcionamiento el aparato intelectual de la economía convencional?
Para empezar, la enseñanza y la investigación económica está profundamente inmersa en una estructura institucional que, como sucede con todos los movimientos ideológicos, recompensa la ortodoxia y castiga la herejía. Los grandes clásicos de la economía, desde Smith hasta Ricardo y Veblen, no se enseñan en las aulas. El financiamiento a la investigación se asigna sobre la base de la publicación de diarios académicos que abrazan la perspectiva neoclásica. La publicación en estos diarios también es la base de cualquier promoción.
Es más, se ha convertido en un principio rector que cualquier avance hacia una estrategia más abierta o "pluralista" en cuanto a la economía presagia una regresión a modos de pensamiento "pre-científicos", de la misma manera que los resultados de la elección del Parlamento Europeo amenazan con revivir un modo más primitivo de la política.
Sin embargo, las instituciones y las ideologías no pueden sobrevivir por simple conjuro o recordatorios de horrores pasados. Tienen que enfrentar el mundo contemporáneo de la experiencia vivida.
Por ahora, lo mejor que puede lograr la reforma de los programas de estudio es recordarles a los alumnos que la economía no es una ciencia como la física, y que tiene una historia mucho más rica de la que se puede encontrar en los libros de texto estándar. En su libro La economía del bien y del mal, el economista checo Tomáš Sedlácek demuestra que lo que llamamos "economía" no es más que un fragmento formalizado de una gama mucho más amplia de pensamiento sobre la vida económica, que va desde la épica sumeria de Gilgamesh hasta las metamatemáticas de hoy.
Por cierto, la economía convencional es una destilación lastimosamente estrecha del saber histórico sobre los temas que aborda. Debería aplicarse a cualquier problema práctico que pueda resolver; pero sus herramientas y presunciones siempre deberían estar en una tensión creativa con otras ideas vinculadas al bienestar y al florecimiento humano. Lo que se les enseña a los estudiantes hoy ciertamente no merece su estatus imperial en el pensamiento social.
(Robert Skidelsky, Professor Emeritus of Political Economy at Warwick University and a fellow of the British Academy in history and economics, is a member of the British House of Lords. The author of a three-volume biography of John Maynard Keynes, he began his political career in the Labour party…)
(Una vez más peco de falta de humildad -perdón-, y me tomo el atrevimiento de invadir el espacio literario de "los que saben" -algunos nobeles y otros noveleros- para escribir sobre el resultado electoral del 25M, en un enfoque políticamente incorrecto, desde la óptica del elector enfadado: aquel que votó en contra de los que le robaron la ilusión)
– Begin the Beguine en la UE: entre las Google Glass y el shadow banking
Mientras los miembros del Consejo siguen apostando por las "realidades virtuales" y tolerando las "armas financieras de destrucción masiva", la plutocracia europea ha descubierto -tarde y mal- que puede tener "los días contados". Demasiados trozos para tan poca tarta.
"A veces miramos hacia atrás y nos sorprende descubrir que nadie nos sigue", reflexionaba Matteo Renzi en su emotiva intervención ante el Senado italiano del pasado 24 de febrero de 2014, "y no reparamos en que no nos sigue nadie porque todos nos han sobrepasado". Algo de eso les ha ocurrido a los dos partidos hegemónicos europeos, que la noche del 25 de mayo despertaron de un sopor de décadas para comprobar que entre ambos habían perdido casi un cuarto de la representación asamblearia.
Un escalofrío recorre Europa desde aquel día. No es una revolución, pero de alguna forma se le parece. Es la advertencia de que hasta aquí llegó la marea, a este muelle vino a atracar exhausta la vieja gabarra de la Comunidad Europea cargada de ilusiones perdidas, necesitada de un alicatado hasta el techo, pidiendo a gritos un tiempo nuevo.
La gente está harta de sobresueldos, corruptelas, enchufes, harta del mamoneo entre políticos y financieros, de confusión entre lo público y lo privado, de sometimiento de la Justicia a los amos del sistema, de "blindajes totales", "puertas giratorias" y "paracaídas de oro".
Un hartazgo que es imposible camuflar con mil campañas de lavado de imagen. Hartos de inmovilismo, el gran pecado de la Comisión Europea. La gente no quiere discursos; quiere hechos, demanda cambios, pide reformas. "Si los reformistas no hacen las reformas, vendrán a hacerlas los populistas", dice Renzi. La cosa es sencilla: los europeos no se han vuelto locos, no se han convertido al leninismo de la noche a la mañana. Simplemente quieren vivir en una región decente. Que no es poco.
Si usted fuera un elector europeo (o un marciano, de paso por Europa) y leyera que…
– (7/7/10) Afectados por el terremoto de L'Aquila se manifiestan en el centro de Roma. Alrededor de 5.000 afectados por el terremoto que el año 2009 devastó la provincia de L'Aquila (centro de Italia) se manifestaron en el centro de Roma para protestar contra la lentitud con que avanzan las obras de reconstrucción y denunciar la situación en que siguen viviendo 15 meses después de la tragedia… El 18 de febrero de 2013 el Tribunal de Cuentas Europeo envió al Parlamento el Informe Especial nº 24/2012, titulado "La respuesta del Fondo de Solidaridad de la Unión Europea al terremoto de Abruzo de 2009: pertinencia y coste de las operaciones". El 25 de junio de 2013, durante una audiencia organizada por el grupo PPE del Parlamento Europeo a este respecto, las actuales autoridades italianas alegaron que el CASE debe considerarse un proyecto de viviendas temporales, no permanentes, ya que se tardará entre 15 y 20 años en reconstruir el casco antiguo, es decir, unos 25 años desde que tuvo lugar el terremoto. Asimismo, durante la audiencia, las autoridades italianas afirmaron que el mantenimiento de CASE supone 9 millones de euros al año debido a la mala calidad de las viviendas.
– La apertura del nuevo aeropuerto de Berlín deberá esperar hasta 2016. La inauguración estaba prevista originalmente para finales de 2011, pero un cúmulo de errores ha ido posponiendo el proyecto. El coste de la obra, fijado inicialmente en 2.400 millones de euros, podría superar los 5.000.
– Polémica en Francia por la compra de 2.000 vagones de tren muy anchos para sus estaciones. La ministra de Ecología y Transportes, Ségolène Royal, pidió "responsabilidades" por una "decisión estúpida". Las obras de acondicionamiento costarán más de 300 millones de euros. "Los culpables pagarán", dice el Gobierno.
– Los expertos confirman la relación entre los seísmos y el proyecto submarino de gas Castor (Castellón – España). El Instituto Geográfico Nacional concluye que la inyección de gas despertó una falla. El Ministerio de Industria se ha comprometido con los acreedores de Escal UGS, la sociedad concesionaria, a retribuir la inversión realizada en el difunto proyecto. El "entierro" silencioso del Castor costará al Estado entre 1.500 y 1.700 millones de euros a pagar por los usuarios del gas durante los próximos 20 años.
– La esclavitud sigue presente en la avanzada Europa del siglo XXI. (7/2/12) La BBC ha extraído a la superficie de la opinión pública varios casos de esclavitud sufrida por parte de personas en riesgo de exclusión social, víctimas de pandillas nómadas británicas e irlandesas. Trabajando obligados y amenazados en condiciones extremas y por una remuneración escasa o incluso en ocasiones inexistente, estas personas deben seguir las reglas del juego de sus captores para conservar su propia vida.
– Donar el cuerpo para ahorrar. (13/12/10) Como ejercicio altruista o como medio para evitar los elevados gastos de un entierro, la donación de cuerpos en España ha crecido de forma vertiginosa en el último lustro. Las facultades de Medicina disponen de una abundante reserva de cadáveres y algunas quedarán desbordadas en unos años por las solicitudes que gestionan. "El aumento tiene que ver con un motivo económico. Los entierros son caros y muchas personas mayores quieren evitarle el gasto a sus hijos", resume el profesor Jorge Murillo, de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha visto aumentar las peticiones el 40% en dos años y está a un paso de la saturación.
– Los griegos que abandonan a sus hijos por la crisis. (15/1/12) Una mañana, pocos días antes de Navidad, una maestra en Atenas encontró una nota junto a una de sus alumnas de cuatro años. "Hoy no vendré a buscar a Ana porque ya no puedo mantenerla", decía el mensaje. ·Por favor, hazte cargo de ella. Lo siento. Su madre". En los últimos dos meses, el Padre Antonios, un cura joven ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin recursos, encontró cuatro niños abandonados a las puertas de su institución. Uno de ellos era un bebé de apenas pocos días. Otra organización de caridad recibió la visita de una pareja, cuyos gemelos fueron internados en un hospital por malnutrición. La madre sufría desnutrición y por ende no estaba en condiciones de amamantarlos… Casos como estos han causado conmoción en un país donde los lazos familiares son importantes y donde no poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable. Muchos griegos no pueden creer que estas historias "del tercer mundo" estén ocurriendo en su propio país.
– Gibraltar limitará la venta de tabaco a un cartón para frenar el contrabando. (19/6/14)
Gibraltar cede y por primera vez toma medidas para acabar contra el contrabando de tabaco, una práctica que causa cada año un agujero en las arcas del Estado español de más de 1.000 millones de euros. Ante la presión de empresas como la británica Imperial Tobacco, la dueña de Altadis, y, sobre todo del Gobierno español, el Peñón tiene ya en marcha una Propuesta de Enmienda a la Ley del Tabaco.
Pobreza, desocupación, desnutrición, abandono escolar, niños que van al colegio solo, para que les dan de comer, alto porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan, reducción de la asistencia sanitaria, precariedad de la educación pública, incumplimiento del contrato social con los pensionistas, corrupción, casta política, plutocracia, politización de la justicia, patrimonialización del estado, hipocresía, cinismo, prevaricación, nepotismo… Hay hambre y miedo (solo nos falta la guerra).
… ¿cómo reaccionaría? ¿a quién votaría? ¿a quiénes botaría? Y eso, para empezar…
Primero "desafección" política, luego "aviso" electoral, y más allá… ¿rebelión social?
En esta desnortada Unión Europea, donde se intenta practicar un capitalismo "sin mercado" y un socialismo "sin planificación", a lo único que atinan estos "ilustres ignorantes" es ofrecernos sexo, drogas y rock and roll, para "estimular" el PBI.
A la Unión Europea se le han roto las costuras. No se puede contener una burocracia talle XL, en un cuerpo social anoréxico. Y no hay peor receta que intentar meter a un conjunto de países en un ropaje que ya no le cabe. O dicho de otra forma. Lo relevante es cómo conseguir una normalización de las relaciones entre la sociedad y la política.
Esta incapacidad para debatir sobre los asuntos de mayor calado y, al mismo tiempo, la primacía de la política cortoplacista (siempre, o casi siempre, desde la perspectiva local), muestra la inexistencia de un espacio común de entendimiento capaz de crear un espíritu colectivo.
Una Unión Europea es mucho más que una bandera, un himno, un mercado, o un territorio físico dislocado. Debe ser una identidad cultural y un modelo de convivencia (que ahora amenaza con romperse).
El filósofo y sociólogo Jürgen Habermas cumple 85 años. Pupilo de Adorno y representante más visible de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, es un europeísta convencido y uno de los intelectuales más influyentes de Alemania.
En febrero de 2014, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) lo invitó a la convención en la que preparaban las elecciones europeas. Él aprovechó la ocasión para decirles unas cuantas cosas, entre ellas sus duras críticas a un modelo de políticas públicas insolidario que solo ve impuestos ahí donde debería ver ciudadanos. A sus 85, Jürgen Habermas sigue dando qué pensar… y en su caso, la expresión es literal. Nacido en Düsseldorf en 1929, se le considera el representante más sobresaliente de la segunda generación de filósofos de la Escuela de Frankfurt y una de las grandes figuras del pensamiento europeo contemporáneo.
Comprometido con el proyecto europeo, ha sido también un férreo crítico de Merkel y ha apuntado directamente a los líderes políticos europeos por "el déficit de legitimidad" de los programas de rescate aprobados en la UE sin contar con los ciudadanos. Esa es, a su juicio, la gasolina que pondrá en marcha la locomotora de los nacionalismos y populismos. "¡Señoras y señores de las instituciones europeas! Vuestra Europa nos aburre. Nos produce un aburrimiento mortal. Porque carece de espíritu. De visión. De imaginario. ¡Carece de poética! Mirad: el carbón y el acero. La CEE. Luego la UE. Los criterios de convergencia. Europa, en su unión, no es más que una materia y un certificado, un mercado y un acrónimo", escribió hace poco en La memoria ya no basta para Europa, un artículo publicado en el diario El País poco antes de las elecciones europeas.
(Junio 2014) A 70 años del desembarco de Normandía (Día D), y a 25 años de la caída del Muro de Berlín (¿Día M?), es decepcionante, desconcertante, inaudito…, ver una Europa miope, cortoplacista, mediocre, en estado de flacidez ideológica…, a la que después de tantas intoxicaciones y excesos de juegos de rol, los capitalistas ganadores, han dejado como un yogur caducado, en "vías de subdesarrollo".
Los manipuladores de conciencia están desnudos. La casta política no tiene respuestas (aunque el "golpe" sigue adelante). Las regulaciones son reemplazadas por las colusiones. ¿Con qué reemplazarán las reacciones populares?… ¿con la represión? Después de la banalización del mal… ¿llegará la banalización de la violencia?
¿Deconstrucción, demolición o terremoto? La Europa de los "mercaderes" ha fracasado. El ejercicio de "represión financiera" desarrollado por los supervisores durante esta crisis ha beneficiado casi exclusivamente a la economía financiera, sin que sus efectos se hayan trasladado de forma definitiva a la actividad real, ni al sector privado hiperendeudado.
Santayana afirmó hace décadas que "aquellos pueblos que no entienden su historia están condenados a repetirla". Sería de desear que el enfático estudio de las "imbecilidades financieras" (la era de los excesos) cometidas por los EEUU, y "replicadas" (en un "seguidismo" inane) por Europa, pueda ayudar a prevenir futuras crisis.
El futuro de la Unión Europea probablemente no esté en la "nube", ni en la "niebla" (como prometen los apóstoles de la tecnología), tampoco en la "banca en la sombra" donde insisten en moverse los "señores del dinero", sino en la economía productiva, el crecimiento económico, la creación de empleo y la participación ciudadana. Más votos y menos botox. La mayoría silenciosa demostró ser una mayoría insatisfecha.
Ilustres "ignorantes": ¿para cuándo una Europa más solidaria, inclusiva y democrática?
Parte IV – ¡Es la economía, estúpido! (¿tendrá que ser el BCE quien salve la UE?)
Dragui "alquila" el helicóptero de Bernanke (mientras Yellen lo deja en tierra)
(WSJ Europe – 13/5/14) El repunte del mercado de deuda de la eurozona es considerable. La rentabilidad de los bonos españoles a cinco años ha caído desde el 7% de 2012 a un nivel por debajo de los bonos del Tesoro de EEUU. Los rendimientos de los bonos irlandeses a diez años, que en 2011 se acercaron al 14%, están ahora por debajo de los de Reino Unido.
Es cierto que el repunte comenzó con una revisión del riesgo que suponía la deuda en los países afectados por la crisis y la desaparición de la amenaza de una posible disolución de la eurozona. Pero pensar que los inversores creen ahora que España e Irlanda tienen menos riesgos que EEUU y Reino Unido sería un despropósito.
La diferencia que sí resulta más llamativa es la que existe entre Alemania, EEUU y Reino Unido. El Bund a diez años tiene una rentabilidad de solo el 1,44% frente al 2,64% de los bonos del Tesoro a diez años y al 2,72% de los bonos británicos.
La diferencia de 1,2 puntos porcentuales a favor del bono alemán con respecto a los bonos del Tesoro de EEUU nunca ha sido mayor en los últimos quince años; los rendimientos alemanes están solo 0,3 puntos porcentuales por encima de sus mínimos históricos.
Eso refleja el motor fundamental que mueve a los mercados de bonos: la divergencia de las perspectivas de inflación y la política monetaria entre estas regiones que cada día que pasa es más evidente. La Reserva Federal de EEUU está retirando su programa de compra de deuda mientras que el Banco de Inglaterra va camino de comenzar a plantearse una subida de tipos.
En cambio, todo apunta a que el BCE decidirá flexibilizar su política monetaria; el mercado, de hecho, tiene esperanzas de que Draghi acabe sucumbiendo al atractivo de la compra de deuda a gran escala, también conocida como expansión cuantitativa.
"El banco central de Alemania está dispuesto a respaldar un arsenal de medidas de estímulo que el Banco Central Europeo anunciaría el próximo mes para combatir una inflación demasiado baja, una decisión que subraya el cambio que ha experimentado el Bundesbank en el último año dónde ha dejado de ser el rebelde de la zona euro"… El Bundesbank se ablanda y Europa espera nuevos estímulos a la economía (The Wall Street Journal – 14/5/14)
El Bundesbank está abierto a apoyar pasos enérgicos y, en algunas instancias, sin precedentes de parte del BCE, como el cobro de una tasa de interés negativa sobre los depósitos bancarios, límites para los créditos de largo plazo a los bancos y adquisiciones de paquetes de préstamos bancarios, indicó a The Wall Street Journal una fuente bien informada.
Las proyecciones del BCE para la inflación en 2016, que los funcionarios de la entidad tendrán a su disposición cuando se reúnan (en junio de 2014), jugarán un papel clave en el apetito del banco central alemán para respaldar políticas adicionales de estímulo, agregó la fuente. El apoyo constituye, de todos modos, la señal más clara de que el Bundesbank, una institución que durante años se caracterizó por su oposición a las medidas de emergencia del BCE para combatir la crisis de la deuda, está plenamente comprometido con la lucha contra una tasa demasiado baja de inflación de la zona euro.
La postura del Bundesbank representa un giro importante para su presidente, Jens Weidmann, cuyos tres años al frente de la entidad han estado marcados por su férrea y aislada oposición a la principal política del BCE para afrontar la crisis: un plan de compra de bonos orientado a estabilizar los mercados de deuda.
El Bundesbank considera que el programa de compra de bonos, creado en septiembre de 2012, es una peligrosa combinación de políticas monetarias y fiscales, si bien su mera existencia logró restaurar la calma en los mercados y alivió los temores de un desmantelamiento de la zona euro. El programa jamás se ha usado.
No obstante, el banco central alemán parece dispuesto a emplear en forma agresiva las herramientas monetarias del BCE para ayudar a cumplir su meta de que la inflación no supere 2% en el mediano plazo. La flexibilización de su postura beneficia tácticamente al Bundesbank al hacer que sus puntos de vista adquieran mayor relevancia en los mercados y al fortalecer su posición cuando se opone a medidas como la compra de activos a gran escala.
Los bancos centrales buscan una inflación baja, que mantiene a raya los costos de financiamiento y provee un entorno estable para que las empresas y familias gasten. Sin embargo, cuando los precios al consumidor son muy bajos, es más difícil pagar las deudas y los consumidores aplazan las compras ante la esperanza de que los precios bajen. El BCE también ha dejado en claro su preocupación por la alta cotización del euro, que debilita la inflación.
"El Consejo de Gobierno no tiene reparos para actuar la próxima vez", dijo Draghi el 8 de mayo (2014), después que el BCE no modificara las tasas de interés, que están en los niveles más bajos de la historia. Destacó que la entidad analizaría las últimas proyecciones de inflación antes de tomar una decisión.
El cambio de postura del banco central alemán empezó a notarse hace casi un año, cuando Weidmann aprobó el compromiso del BCE de mantener las tasas de interés en los niveles actuales o menores durante "un período prolongado".
Sin embargo, el respaldo del Bundesbank a nuevas medidas de estímulo tiene sus límites. La entidad sigue resistiendo la compra a gran escala de deuda pública y privada, un proceso conocido en la jerga financiera como relajamiento cuantitativo. El banco central alemán, no obstante, está abierto a un paquete importante de medidas. Estas incluyen reducciones en las tasas de créditos y depósitos, préstamos sin límites a los bancos comerciales entre mediados de 2015 y mediados de 2016, créditos de largo plazo de tasa fija a los bancos y algunos compras de valores respaldados por activos.
La lista es significativa. Ningún banco central de la envergadura del BCE ha experimentado con una tasa de interés negativa sobre los depósitos. La actual tasa del BCE es de cero, que en la práctica castiga a los bancos por depositar fondos en el BCE. Esto podría debilitar el euro conforme los inversionistas internacionales miran con mayor recelo los activos denominados en euros.
De todos modos, los pasos que el Bundesbank está dispuesto a apoyar podrían cambiar y dependen mucho de los próximos pronósticos del BCE sobre la inflación hasta 2016. En la actualidad, el banco central prevé que la inflación promedie 1% este año, 1,3% el siguiente y 1,5% en 2016.
¿Cuánto más pueden endeudarse los países europeos sin que haya riesgo de impago?
Las previsiones de la Comisión Europea auguran que la deuda pública española superará este año la barrera del 100% del PIB. En este punto, hay que plantearse: ¿tiene el país capacidad para devolver este préstamo tan elevado?
Hay que ir con cautela porque los expertos calculan que España ya ha entrado en el nivel máximo de endeudamiento sostenible. Concretamente, el límite de deuda para la economía española se sitúa entre el 98,76% y el 123,45% del PIB, según un estudio presentado recientemente en la Fundación BBVA y obra de Jean Charles Rochet, Michel A. Habib, ambos de la Universidad de Zúrich y miembros del Swiss Finance Institute, y Fabrice Collard, de la Universidad de Berna.
Estos economistas ubican el tope máximo de endeudamiento sostenible (es decir, que se puede pagar sin problemas) para España en ese baremo teniendo en cuenta varios aspectos. Sus cálculos se basan en el superávit primario esperado, el crecimiento esperado, la volatilidad del crecimiento y en la cantidad de deuda que el gobierno pueda obtener en el futuro. Y, de hecho, en su estudio incluyen varias cifras de deuda máxima aplicando diferentes datos de déficit primario (el resultado es la horquilla de deuda que aprecia en el gráfico) y que en cada país varía según sus circunstancias económicas.
El informe aplica esta fórmula a 23 países de la OCDE, pero en este artículo nos vamos a centrar en los estados miembros de la zona euro para los que hay cifras.
¿Dónde saltan las alertas?
España, como se aprecia en el gráfico, está todavía en la zona de deuda sostenible, al igual que Irlanda (con una deuda estimada para este año del 121%) y Bélgica (101,7%).
Sin embargo, los países en los que su endeudamiento reviste más peligro son: Grecia, que con una deuda pública del 177,2% se coloca muy por encima del límite que podría pagar sin problemas (60,35%-75,44%); Portugal cuyo endeudamiento alcanzará este ejercicio el 126,7%; e Italia con una deuda del 135,2%.
Estos datos evidencian el endeudamiento en el que han incurrido los cuatro países que han recibido un plan de ayuda financiera por parte de Europa (Grecia, Portugal, Irlanda y España).
Una cuestión curiosa que Rochet expuso durante su intervención en la conferencia de la Fundación BBVA es que ya en 1990 el mercado hubiera podido anticipar el problema griego si se hubiera aplicado su fórmula para calcular el nivel máximo de deuda sostenible, porque a partir de ahí comenzó a traspasar el límite.
Por otra parte, los resultados de su estudio muestran la delicada situación financiera, sobre todo, de Italia, que se sitúa entre los farolillos rojos. Rochet comentó que el hecho de que la economía italiana esté por encima del límite supone que ya está en peligro ante una posible catástrofe o un shock financiero.
Además, este experto insistió en que la probabilidad de incumplimiento de un país muestra una marcada asimetría alrededor de la deuda máxima sostenible de ese país: es decir, aumenta lentamente por debajo y muy rápido por encima. Esto supone que una vez pasada la barrera de la deuda máxima se disparan las posibilidades de default. De ahí, la necesidad de controlar el endeudamiento en España que ya está en la zona en la que saltan las alertas. Además, el informe defiende que las opciones de impago "son muy inestables" y pueden pasar de cero a cien rápidamente por el efecto de un shock externo.
En este sentido, Rochet opinó que "la deuda es un problema político no económico". "Los límites institucionales como los establecidos en España son una buena idea", explicó. Sin embargo, no se mostró muy partidario de que los límites se fijaran con un nivel concreto como es el caso de España en el 60%, sino que abogó por una entidad independiente que en cada momento valorara cuál es el rango óptimo.
"Los países avanzados pueden mantener un coeficiente deuda sobre PIB elevado porque lo gobiernos harán todo lo posible por no caer en el impago. Pero hay que tener un margen fiscal, hay que ser cautos", concluyó.
Los mercados no se pueden "estimular" sin el "Viagra" de los Bancos Centrales
"A cinco años del fin de la crisis financiera, el débil crecimiento en Europa, la titubeante recuperación en Estados Unidos y el enfriamiento de la economía china han obligado a las autoridades económicas a replantearse los próximos pasos a seguir"… La economía global sigue pendiente del estímulo de los bancos centrales (The Wall Street Journal – 16/5/14)
La actividad en las 18 economías que conforman la zona euro se expandió a una tasa interanual de 0,8% en el primer trimestre (2014), informó el 15 de mayo Eurostat, la agencia de estadísticas de la Unión Europea. Al excluir a Alemania, la mayor economía de Europa, que creció un saludable 3,3%, la región registró una leve contracción.
El Banco Central Europeo (BCE) parece encaminado a anunciar un paquete de estímulo que busca impedir que la zona euro caiga en un período prolongado de estancamiento, mientras que la Reserva Federal de EEUU trata de reducir el apoyo que le brinda a la economía. Autoridades estadounidenses señalan, en privado, que esperan que China tome cartas en el asunto para reactivar su economía y estabilizar el sistema financiero en caso de que la actividad siga perdiendo fuerza o un auge inmobiliario empiece a perjudicar a los bancos.
Los bancos centrales han gastado billones de dólares para apuntalar los mercados financieros y la economía global desde la crisis de 2008. Aunque la Reserva Federal empezó a desmantelar su programa de estímulo, sigue inyectando US$ 45.000 millones mensuales al mercado mediante la compra de bonos.
"Durante seis o siete años hemos estado escuchando que estas políticas monetarias elevarían las tasas de interés y la inflación y que el crecimiento repuntaría, y nada de eso ha ocurrido", dice David Kotok, presidente y director de inversión de Cumberland Advisors. "Nos hallamos en esta posición y no sabemos qué hacer como inversionistas. Estamos todos aterrados ante un alza de las tasas de interés y ahora observamos cómo caen".
Datos de la propia Fed mostraron un descenso de la producción industrial en abril (2014) y del ánimo entre los constructores del país. El banco central estima que la economía está repuntando en el segundo trimestre, después de un debilitamiento en el primer trimestre atribuido principalmente a un invierno más crudo de lo habitual. "Supongo que observaremos un repunte a medida que nos adentremos en el segundo semestre, pero mientras más tiempo pase sin que se produzca el crecimiento de 3% que muchos proyectaron, más crecerá la preocupación de que hay otros factores que no hemos tomado debidamente en cuenta", señaló en una entrevista Eric Rosengren, presidente del Banco de la Reserva Federal de Boston.
Un factor que complica el margen de maniobra de la Fed son las señales que sugieren que la inflación se acercará a la meta de 2% acumulado en 12 meses, luego de estar muy por debajo de ese nivel en los últimos dos años. El Índice de Precios al Consumidor subió 2% entre abril de 2013 y 2014, luego de un alza anualizada de apenas 1,5% en marzo y de 1,1% en febrero.
China, la segunda economía del mundo, sigue mostrando signos de debilidad. Un reciente informe mostró una caída de 9,9% en las ventas de viviendas en los primeros cuatro meses del año (2014) frente a igual lapso del año previo. Las ventas minoristas y la producción industrial también se desaceleraron.
Por ahora, sin embargo, los esfuerzos más enérgicos para estimular la economía provienen de Europa. Mario Draghi, presidente del BCE, advirtió a los mercados la primera semana de mayo (2014) que la entidad anunciará probablemente nuevas medidas en junio para tratar de elevar la inflación, que llegó a 0,7% en abril, muy por debajo de la meta de poco menos de 2%.
"Observamos un repunte cíclico, pero es anémico tomando en cuenta la profundidad del bajón", dijo Simon Tilford, director ejecutivo del Centro para la Reforma Europea, un centro de estudios de Londres. "Normalmente, uno aguardaría un crecimiento más acelerado después de una recesión como la que tuvimos", señaló.
Los "bisbiseos" de Draghi… ¿son como los de Bernanke… o como los de Greenspan?
"En sus dos años y medio al frente del BCE, Mario Draghi ha dejado frases que son ya parte de la historia de la entidad por su trascendencia y por su impacto en los mercados. La última, del 8 de mayo, sirvió para debilitar al euro en un 2,7%, que es la mitad de lo que subió en 2014… y sin adoptar ninguna medida, le bastó con afirmar que en junio estarían "cómodos con actuar"… El hombre que susurraba a los mercados (El Economista – 26/5/14)
Ocho de mayo de 2014, Bruselas, 14:28 horas. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se prepara para salir ante los periodistas después de que la entidad haya decidido mantener sin cambios su política monetaria. A su alrededor, los precios se atascan y el miedo a una inflación baja se extiende por Europa… y los inversores comienzan a demandar soluciones en forma de estímulos.
14:52. Draghi lleva 32 minutos hablando y su discurso no deja ningún resquicio a los estímulos monetarios. Sus palabras son herméticas: la inflación ha avanzado dos décimas respecto al mes anterior, hasta el 0,7 por ciento, por lo que está en la tendencia correcta. Los inversores actúan en consecuencia y se atiborran de euros y empujan a la divisa hasta el entorno de 1,40 dólares (máximo desde octubre de 2011). Es en ese momento cuando Super Mario susurra una frase que cambia el rumbo del mercado: "El Consejo de Gobierno está cómodo con actuar en la reunión de junio". Una persona con un puñado de palabras modifica el camino de los mercados mundiales: las bolsas comienzan a subir con fuerza y el euro cae más de un 1 por ciento en apenas una hora, una caída igual a todo lo que subió en 2012 y la mitad de lo que subió en 2013.
La colección de frases para el recuerdo de Mario Draghi cada vez es mayor. El banquero central italiano, apodado Super Mario precisamente por su capacidad para cambiar el signo de los mercados, es uno de los grandes valedores del euro. La situación actual de la eurozona no se entiende si no se tiene muy presente su intervención de julio de 2012. En el momento más crítico de la moneda común, cuando estaba al borde de la ruptura, bastaron unas palabras sanadoras suyas para curar todos los males. "Haré todo lo que sea necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente".
Si ahora la periferia está de moda y los inversores se pelean por conseguir papel de España, Italia o Irlanda (la demanda ha superado con creces la oferta en las últimas emisiones), Draghi fue el creador de esta tendencia. Las compras de bonos soberanos del BCE fueron directas, entre septiembre de 2010 y febrero de 2012, con el programa SMP; e indirectas con las dos rondas de préstamos a la banca (LTRO).
Uno de los retos a los que se ha enfrentado el BCE una vez que el mercado comprendió que "el euro es irreversible" ha sido frenar la apreciación de la divisa. Los analistas marcan los 1,40 dólares como el nivel clave a partir del cual cada avance de la moneda europea tiene un impacto negativo sobre los precios.
Draghi siempre ha defendido que el tipo de cambio no es un objetivo que tenga el BCE en su mandato, sin embargo, desde el momento en el que su apreciación amenaza la estabilidad de la inflación, ya pasa a ser una preocupación para la entidad. "Si el euro se dispara hacia niveles de 1,45 podríamos estar hablando de un riesgo de deflación importante", explica Pedro Servet, director de Divisas de Citi en España, "según nuestras estimaciones, un 10 por ciento de apreciación del euro tendría un impacto en el PIB de la eurozona de un 1 por ciento".
Los susurros de Draghi también han servido para frenar el avance del euro desde que comenzara a apreciarse con fuerza en 2013. "El tipo de cambio es importante para el crecimiento y la estabilidad de precios, por lo que seguiremos de cerca su evolución", advirtió en la reunión de octubre de ese año. En este periodo, cada vez que volvían las presiones alcistas con la moneda única, Super Mario salía ante los mercados para recordar que "vigila de cerca" la evolución del euro. La estrategia de momento ha dado sus frutos, ya que sin apenas adoptar nuevas políticas (sus únicas medidas en el último año y medio han sido dos rebajas de tipos), ha conseguido que el tipo de cambio no haya alcanzado los 1,40 dólares.
Una de las advertencias más recurrentes de Draghi ha sido la de recordar a la banca la posibilidad de situar la tasa de depósitos en negativo. Esto es, la cuenta que facilita el BCE para que las entidades financieras de la eurozona depositen su exceso de liquidez. Con un tipo de interés negativo, el organismo europeo trataría de forzar a la banca a mover su dinero y, de este modo, ayudar a que el crédito fluyese hasta la economía real. Cuando empezaron estas amenazas, a finales de 2012, la banca aparcaba más de medio billón de euros en esta facilidad, mientras que los manguerazos de liquidez de los LTRO no llegaban a las empresas.
"El BCE está estudiando medidas no convencionales y técnicamente estamos preparados para situar la facilidad de depósito en tipos negativos", advirtió Draghi y la banca captó el mensaje.
Ha pasado ya un año y medio desde que comenzara a lanzar este aviso y la facilidad de depósito sigue anclada en el 0 por ciento y además no ha adoptado ninguna medida heterodoxa. Sin embargo, las entidades financieras casi han retirado toda su liquidez de esta facilidad.
Super Mario hace de "bombero pirómano" (crea la burbuja y luego alerta de su peligro)
Desde que en el verano de 2012 Mario Draghi anunciara su compromiso con la continuidad del euro y su voluntad de hacer todo lo posible, compra de deuda soberana incluida, para garantizar su supervivencia, sus palabras se han convertido en el faro indiscutible que guía el paso de los inversores. Entonces estableció un suelo al castigo a la deuda soberana de la periferia europea que no ha hecho más que elevar su precio, en favor del abaratamiento del coste de financiación de los Estados"… El BCE avisa del riesgo de que se esté creando una burbuja en la deuda soberana (Cinco Días – 28/5/14)
Forjado en el funcionamiento de los mercados financieros durante su paso por Goldman Sachs y conocedor por tanto de las dinámicas que impulsan a los inversores en su toma de decisiones, Mario Draghi acaba de lanzar un mensaje con el que advertir al mercado de que quizá se ha pasado de rosca con la deuda soberana europea. Y lo hace pocos días antes de que se celebre una reunión en la que los inversores parecen haber puesto todas sus expectativas para que el rally continúe y de la que esperan que Draghi tome nuevas medidas para estimular el crecimiento, incentivar el crédito y combatir el largo horizonte de baja inflación que prevé la institución.
El BCE ha salido a enfriar los ánimos del mercado. En el informe de estabilidad financiera del mes de mayo (2014), advierte del riesgo de que los inversores estén creando las bases para una burbuja en el mercado de deuda en su continua búsqueda de rentabilidad.
El BCE señala que esa búsqueda de rendimiento, una vez alejado el peligro de ruptura de la zona euro, ha beneficiado a los bancos y a los Estados de la zona euro, pero avisa también de que puede crear desequilibrios y abre la posibilidad de que se deshagan posiciones de inversión de forma "profunda y desordenada". De hecho alude directamente a la posibilidad de que parte del capital que ha llegado a la zona euro procedente de los mercados emergentes regrese a estas economías, a pesar de las previsiones de un menor crecimiento. Y recuerda en el informe que, según experiencias pasadas, los activos emergentes "tienden a comportarse bastante bien en los períodos siguientes a una importante salida de fondos". Apunta así al cambio de rumbo que puede tomar el apetito por el riesgo de los inversores.
Además, advierte de que a pesar de la mejoría en el sentimiento hacia la deuda soberana de los países del euro, la sostenibilidad del pago de esa deuda sigue siendo un desafío. Menciona que el apetito de los inversores puede verse influido "por los efectos secundarios de las elecciones europeas y nacionales", que servirán de termómetro para para comprobar el grado de compromiso de los políticos con los desafíos fiscales y estructurales. En su línea habitual, el BCE insiste en la importancia de que los Gobiernos eviten caer en la complacencia y en cierta fatiga reformista, un mensaje que cobra mayor calado a la vista del auge del euroescepticismo que arroja el resultado de las recientes elecciones europeas.
Y añade un par de razones más para enfriar el entusiasmo de los inversores: la continuada confianza en el euro depende de una recuperación económica aún frágil, a lo que se suman el creciente riesgo geopolítico relacionado con Ucrania y la vulnerabilidad de China, que puede impactar en la ahora robusta demanda inversora de activos de riesgo.
En este escenario, las instituciones financieras necesitan tener suficientes colchones o seguros para afrontar un posible ajuste desordenado en los mercados financieros. Asimismo el BCE considera que es necesario seguir actuando para mitigar el escepticismo respecto a los balances de los bancos de la zona del euro.
Europa y el BCE: "estimula" que algo queda (¿quién le teme a la deflación?)
"Parece claro que el Banco Central Europeo tratará de estimular la economía de la eurozona en su reunión del jueves. Los países vecinos estarán esperanzados pero también nerviosos porque el BCE podría acabar contagiándoles el problema de la deflación"… ¿El BCE está trasladando el problema de la deflación a otras partes? (The Wall Street Journal – 3/6/14)
No hay dudas de que la economía de la eurozona está atravesando dificultades, aunque el desempleo por fin ha empezado a bajar y la inflación se está relajando. Ambos son consecuencia de una débil demanda conjunta, que a su vez está disminuyendo debido al descenso de los créditos bancarios al sector privado.
Al BCE le gustaría que los bancos volvieran a prestar. Pero es una postura difícil para el banco porque al mismo tiempo, muchas instituciones financieras de la región aún necesitan sanear sus balances, y los hogares son reacios a pedir prestado. Así que, aunque muchos analistas esperan que el banco central lance otra operación de refinanciación a largo plazo para conseguir que los bancos vuelvan a prestar dinero, no está nada claro que este esfuerzo vaya a funcionar mejor que en anteriores ocasiones.
Una solución mucho más fácil e inmediata sería depreciar el euro. El presidente del BCE, Mario Draghi -entre otros- ha acordado que el euro está demasiado fuerte y que es un importante factor tanto en la debilidad económica de la región como en la tendencia bajista de la inflación. Un euro más débil no solo mejoraría la competitividad de la región, sino que elevaría los precios de las importaciones y reduciría el riesgo de caer en una espiral de deflación. Después de todo, el programa del Banco de Japón para depreciar el yen logró acelerar el crecimiento y la inflación.
Pero depreciar el euro significa apreciar otras divisas. Y al elevar el precio de otras divisas, lo que realmente estaría haciendo el BCE sería traspasar las presiones deflacionistas de la eurozona a otras economías. En efecto, los esfuerzos de Japón por elevar la tasa de inflación interna depreciando su moneda parecen haber trasladado parte del problema deflacionista a la eurozona.
Croacia, Hungría y Bélgica, que no forman parte de la eurozona, están sufriendo ya una deflación. Suecia y Suiza han estado flirteando con precios negativos. Y la tasa de inflación de Reino Unido ha caído por debajo del objetivo del Banco de Inglaterra del 2% pese a la fortaleza de la economía. Los bancos centrales en estos países tendrán entonces que realizar esfuerzos para depreciar sus propias divisas, o seguir vinculando sus divisas al euro.
Por otro lado, la apreciación del euro traería tranquilidad a las economías emergentes que sufrieron fuertes reveses en sus divisas el año 2013 y que ahora sienten los efectos inflacionistas, como Turquía. Al fortalecerse sus divisas, estarán mejor situadas para recortar los tipos de interés respecto a niveles que han empezado a reducir el crecimiento.
"La caída sostenida de la inflación empuja al Banco Central Europeo a intervenir para reactivar la economía"… Los estímulos económicos se asoman en Europa (The Wall Street Journal – 4/6/14)
El Banco Central Europeo se dispone a combatir una inflación demasiado baja, en medio de una evidencia cada vez más clara de que la debilidad de los precios está socavando la recuperación de la zona euro tras la crisis de la deuda.
Un informe difundido el 3 de junio (2014) mostró que los precios al consumidor en los 18 países que conforman la zona euro apenas crecieron 0,5% el mes anterior, su nivel más bajo en cuatro años, y dejó al descubierto la magnitud del desafío que tiene por delante el Banco Central Europeo (BCE) mientras se prepara para su reunión del jueves.
La inflación está muy por debajo de la meta del banco central, de poco menos de 2%, en un momento en que se empieza a normalizar en otras economías avanzadas, como Estados Unidos.
Un anémico repunte de la economía europea ha contribuido a un malestar político generalizado en la región, que quedó en evidencia en los resultados de las recientes elecciones para el Parlamento Europeo.
En momentos en que el margen de maniobra de los gobiernos es limitado por los altos niveles de endeudamiento, el banco central es una de las pocas instituciones que puede tomar cartas en el asunto para reactivar la economía del bloque. El BCE, sin embargo, ha vacilado en su empeño por ofrecer la respuesta adecuada.
El euro, en manos de Draghi
"El tipo de cambio del euro nunca ha sido un tema cómodo para el Banco Central Europeo (BCE). Como escapa de sus competencias directas, la institución ha solido despachar las preguntas o las críticas por su posición con respecto a la divisa europea echando balones fuera, con alusiones a las recomendaciones del G-7 o a que las divisas deben reflejar los fundamentales de sus respectivas economías"… Y Draghi logra colar al euro "dentro del mandato" del Banco Central Europeo (El Confidencial – 5/6/14)
Pero incluso en este tema Mario Draghi ha dejado su impronta. A su forma, palabra a palabra, ha logrado que en los últimos meses el euro haya pasado de tener un papel secundario en las decisiones de la entidad que preside a desempeñar otro protagonista. Desde que a mediados de marzo (2014) reconoció que la fortaleza del euro era "crecientemente relevante" para los precios, su dialéctica no dejado de hacerse más gruesa. En abril insistió en esta idea y ya en sus intervenciones más recientes ha admitido directamente que el vigor del euro es una de las principales causas de la baja inflación en la Eurozona.
Este proceso es análogo a la histórica maniobra que protagonizó en julio de 2012. Si entonces, en el discurso en el que se comprometió a "hacer lo que sea necesario" para salvar el euro, se las arregló para meter la subida de las primas de riesgo "dentro del mandato" del BCE -en ese caso, porque había que luchar contra la fragmentación financiera-, ahora ha vuelto a hacerlo, puesto que ha colado el tipo de cambio del euro entre sus prioridades porque supone un riesgo para el fin fundamental de la entidad: garantizar la estabilidad de los precios, una meta que se sustancia en mantener la inflación por debajo, pero cerca, del 2%.
Este viraje desemboca en que, aunque oficialmente el BCE nunca reconocerá que actúa para debilitar su divisa, oficiosamente las medidas que anuncie el 5/6 perseguirán ese objetivo. En particular, las rebajas de los tipos de interés oficiales y de la facilidad de depósito -estos últimos para situarlos en negativo- y las iniciativas que ensanchen de nuevo el balance del BCE -como una operación de financiación a largo plazo (LTRO) condicionada o un programa de expansión crediticia (CE) u otro de expansión cuantitativa (QE)- pretenderían en ese efecto de prolongar la corrección del euro de las últimas semanas.
Porque la divisa europea ya ha vuelto sobre sus pasos en el último mes. Desde que Draghi anticipó en la rueda de prensa del 8 de mayo que la institución se sentía "cómoda con la posibilidad de actuar" el 5 de junio, el euro se ha depreciado cerca de un 3% contra el dólar, hasta los 1,36 dólares.
Si Draghi satisface las elevadas expectativas que ha levantado, ese movimiento tendrá continuidad, Por el contrario, si defrauda, la moneda única volverá a subir; y cuanto mayor sea esa decepción, más rápido se aproximará de nuevo hacia los 1,40 dólares.
Antes de antes: Lecturas recomendadas (ustedes mismos deben dar o quitar razón)
– Los efectos imprevistos del bazuca de Draghi (El Economista – 5/6/14)
(Por Matthew Lynn)
¿Cuánto? ¿Cuándo? ¿Con qué activos? Son muchas las preguntas sin respuesta sobre la flexibilización de la política monetaria que se espera que el Banco Central Europeo presente hoy, pero dos cosas están claras: a la Eurozona no le quedan más opciones que embarcarse en algún tipo de flexibilización cuantitativa (lo que algunos analistas ya han calificado de gran bazuca) y no saldrá como el BCE o casi todos los analistas esperan.
La flexibilización cuantitativa en la eurozona tendrá grandes repercusiones en los mercados y las economías, como ocurrió cuando se imprimió dinero en EEUU, Reino Unido y Japón, pero muchas será en lugares imprevistos o por lo menos no donde lo espera el BCE. Europa del este experimentará una burbuja de activos, el valor de la libra esterlina crecerá, EEUU subirá tipos antes de lo previsto, Alemania le cogerá el gusto a imprimir dinero y el oro se hundirá todavía más en un mercado bajista.
Lo que seguramente no haga, o al menos no en un grado importante, será sacar a la economía europea de la recesión.
Si Mario Draghi no hace algo para flexibilizar la política monetaria confundirá las expectativas y podría desperdiciar su credibilidad. A los mercados se les ha hecho creer que actuará. Con el resto de la economía global en recuperación, la situación en la Eurozona sigue siendo difícil. La economía holandesa volvió a contraerse en el último trimestre y la francesa estuvo plana. Ni siquiera el crecimiento alemán parece tan sano como antes. La inflación está muy por debajo del objetivo y los precios podrían caer pronto en términos absolutos.
Si el BCE no actúa ahora para contrarrestarlo, ¿cuándo lo hará?
Las posibilidades
La forma de la flexibilización aún no está clara. Lo más probable es que sea un recorte de los tipos de interés, seguido de tipos negativos (es decir, los bancos tendrían que pagar por el privilegio de depositar su efectivo en el BCE). O podría ocurrírsele un plan específico de préstamos directos a las empresas, como hizo el Banco de Inglaterra. Lo más radical sería comprar activos o intervenir en los mercados de divisas. Flexibilización cuantitativa pura y dura.
La historia de la impresión de dinero por un banco central en Japón, EEUU y el Reino Unido nos dice que no funciona como se espera. El plan es levantar la economía de la eurozona, pero lo más probable es que afecte a cualquier otro sector.
Éstos son los cinco efectos que puede provocar:
Una burbuja de activos en Europa del este. Con la flexibilización cuantitativa el dinero salpica a las economías vecinas. Se bombeará a los bancos de la eurozona con dinero nuevo del banco central pero no necesariamente acabará prestado a pequeñas empresas de España o Portugal. Lo más probable es que encuentre el camino hacia los mercados especulativos cercanos.
Los emergentes de Europa del este están moribundos desde la crisis de 2008 pero la flexibilización cuantitativa en Europa lanzará un boom de sus activos y, en particular, los inmobiliarios.
La libra esterlina subirá como la espuma. Los mercados de divisas detestan que los bancos centrales impriman dinero. Los inversores saldrán del euro y casi todos se pasarán a su alternativa más próxima, que será la libra. El Reino Unido crece más rápido que el resto de Europa y el Banco de Inglaterra habla de subir los tipos el año que viene.
Paradójicamente, la fuerza de la libra (y la caída resultante de la inflación) pospondrá esa subida aunque, por lo menos durante un año, la libra estará en alza.
Los tipos de interés de EEUU subirán más deprisa. La Reserva Federal todavía no ha decidido cuándo subirá los tipos. La liquidez creada por el BCE se abrirá paso hacia el resto del mundo y gran parte acabará en EEUU. Eso hará parte del trabajo que hacía el programa de impresión de dinero de la Fed.
Esto facilitará a la Fed retirar su flexibilización cuantitativa más rápido de lo que nadie se espera y empezará a subir tipos sin que se produzcan efectos especialmente dañinos porque la flexibilización cuantitativa de la eurozona tomará el relevo al trabajo de la Fed.
Los alemanes le cogerán el gusto a la flexibilización cuantitativa. No hacemos más que leer sobre la fobia alemana a imprimir dinero por la hiperinflación de los años veinte. Puede que sea verdad pero en 2014 el BCE logrará reducir el tipo de cambio. Eso ayudará a los exportadores (que, casualmente, son casi todos alemanes).
Sus rendimientos subirán y también los precios de las acciones de las grandes empresas de exportación (también alemanas). En 2015, el DAX se pondrá por las nubes y también la riqueza del alemán medio. ¿Resultado? Empezarán a pensar que la flexibilización cuantitativa es estupenda. A todos les gustan las cosas que les hacen ricos con poco esfuerzo aparente.
El oro entrará en un mercado bajista puro y duro. Desde que se habla de que el BCE está a punto de lanzar un programa masivo de flexibilización cuantitativa. ¿Qué le ha pasado al oro? Se ha hundido el precio. Ha bajado de 1.300 dólares/onza en mayo a 1.245 dólares ahora. Tal vez se haya roto el eslabón.
Si la idea cobra fuerza, el oro estará en apuros y, en lugar de debilitarse sin más, podría hundirse en un mercado bajista completo.
Lo único que no es probable es la recuperación sostenida de la economía de la eurozona. Los demás activos subirán y la generosidad del BCE llenará los bolsillos de los inversores que se coloquen en el lado bueno de la operación, como ocurrió con el Fed y el Banco de Japón en el pasado.
(Matthew Lynn, director ejecutivo de Strategy Economics)
– Mr. Draghi: es la demanda de crédito, no la oferta (Vozpópuli – 5/6/14)
(Por Juan Ramón Rallo)
Se puede llevar al caballo al río, pero no se le puede obligar a beber. Ésa debería ser una máxima inscrita en el frontispicio de todos los bancos centrales del planeta, especialmente en momentos de crisis deflacionaria. Pero, atendiendo a lo observado en los últimos años, parece que los institutos emisores de la moneda fiat prefieren seguir creyendo en la inocua omnipotencia de sus actuaciones: esa ingenuidad, de hecho, parece hallarse detrás del reciente paquete de medidas del BCE.
¿Qué ha hecho el BCE?
Básicamente, aprobar una inyección de financiación barata al sistema financiero por tres canales.
El primero, penalizar a los bancos que mantengan depósitos en el BCE en lugar de prestarlos: esto es, imponer tipos de interés negativos sobre los depósitos. Actualmente, los depósitos bancarios en el BCE ascienden a 350.000 millones de euros.
Segundo, dejar de "esterilizar" las compras de deuda pública que efectuó entre mayo de 2010 y febrero de 2012 bajo el mecanismo del Securities Markets Programme. Básicamente, durante esos años el BCE estuvo comprando deuda periférica en los mercados secundarios, pero financiaba esas compras colocando semanalmente depósitos a una semana al sistema financiero: es decir, la liquidez que añadió comprando deuda la retiraba incentivando a que los bancos la aparcaran en depósitos remunerados en el BCE. Ahora, el banco central dejará de subastar semanalmente esos depósitos, de modo que los bancos tendrán disponible toda esa liquidez. El importe aproximado de la liquidez que dejará de drenarse es de 175.000 millones de euros.
Tercero, el BCE ofrecerá en septiembre y en diciembre de este año financiación a la banca por importe equivalente al 7% de la cartera de créditos que los bancos hubieran extendido al sector privado no financiero europeo (familias y empresas) a fecha de 30 de abril de 2014 (se excluyen de ese cómputo los créditos hipotecarios): es lo que se conoce como Targeted Long Term Refinancing Operations (TLTRO). El BCE estima que la financiación ofrecida por esta vía ascenderá a 400.000 millones de euros. Además, desde marzo de 2015 a junio de 2016, se ofrecerá trimestralmente a la banca la posibilidad de pedirle prestado al BCE una cantidad de financiación equivalente al triple del crédito neto que le hayan otorgado al sector privado (de nuevo, excluyendo del cómputo los créditos hipotecarios).
Y por si lo anterior fuera poco, Draghi también ha prometido (forward guidance) que los tipos de interés se mantendrán en los actuales niveles durante tanto tiempo como sea necesario y ha apuntado al establecimiento futuro de nuevos mecanismos de provisión de liquidez: un programa de compra de titulizaciones de préstamos empresariales e incluso, ha amagado, un Quantitative Easing.
Las medidas del BCE, por tanto, van a proporcionarle a la banca un muy importante volumen de financiación que podría canalizar hacia el sector privado: para que nos hagamos una idea de su magnitud, tan sólo la liquidez que quedará liberada en 2014 (alrededor de un billón de euros) equivale a todo el endeudamiento actual de las empresas españolas. No es un monto ciertamente pequeño, y son muchos quienes ya se están frotando las manos pensando en cómo ese chorreo crediticio "reactivará" el gasto interno de la Eurozona. Sólo hay dos problemas. Primero: a corto plazo, es muy probable que este paquete de medidas apenas surta efecto alguno. Segundo: si surtieran efecto, las consecuencias serían harto negativas.
¿Y si el caballo no quiere beber?
De entrada, deberíamos plantearnos en qué cambian estas medidas la situación subyacente de la Eurozona: las perspectivas de crecimiento siguen siendo débiles (el propio Draghi ha rebajado hoy su expectativa de crecimiento para la Eurozona), el paro sigue por las nubes en la periferia y familias y empresas siguen muy endeudadas (aunque sustancialmente menos que hace cinco años). Ninguno de estos elementos invita a que el sector privado quiera endeudarse mucho más de lo que se está endeudando hasta la fecha: es decir, en términos agregados, nada.
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