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La "argentinización" de la economía mundial (página 5)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Elliot es una de tantas voces que intenta vaciar el debate al máximo (o en lo posible) de ideología. "Los americanos sospechamos de cualquier implicación del Gobierno en los negocios, sobre todo porque no creemos que negocios y política se mezclen bien. Es una cuestión de ser competente o no, no de comunismo".

Pero la incomodidad demócrata al hablar de nacionalizaciones es evidente. "Bueno, pueden llamarlo como quieran", espetó hace unos días Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, cuando en una entrevista se le preguntó si era favorable a intervenir los mayores bancos estadounidenses.

Y la incomodidad viene de la intencionalidad en el uso del término. Desde la Universidad de Tejas, el economista James Galbraith, experto en relaciones entre Gobierno y empresa, corrobora que el empeño del uso frecuente del vocablo maldito proviene "mayoritariamente de sectores muy a la derecha, que intentan sacar ventaja del hecho de que el término tiene sus connotaciones de decisiones políticas de naturaleza anticapitalista, de decisiones tomadas como un castigo".

Galbraith niega que el Gobierno de EEUU esté ante una decisión política o ideológica, sino técnica: hay que evitar como sea poner en peligro el sistema financiero mundial. "Precisamente por esta razón no creo que emplear la palabra nacionalización ayude", dice, para añadir que "aquí solemos hablar de "puesta bajo tutela" de la Administración. Eso se dijo en el caso de las hipotecarias Fanny Mae y Freddie Mac.

Hay que actuar y punto, viene a decir, para evitar que todo el sistema enferme entre bancos zombi que ni se dejan caer, luego no están muertos, ni prestan dinero porque no se sabe qué bomba de relojería llevan dentro y siguen sin prestarse dinero entre sí. Ya se actuó en tiempos de vientos liberales: el verano pasado, con George Bush hijo aún en la Casa Blanca, fue nacionalizado el banco hipotecario californiano IndyMac. Una vez saneado, volvió a manos privadas a los pocos meses. También bajo el imperio de alguien poco sospechoso de antiliberalismo como Ronald Reagan, en 1984, se nacionalizó el Continental Illinois. Pero, atención: llevó siete años encontrar un nuevo novio privado para esta entidad, pese a la bonanza económica. Y eso que, siendo el séptimo banco del país entonces, era 50 veces más pequeño (por activos) que Citigroup, recuerda Elliott.

Cuando se sugieren las nacionalizaciones, se etiquetan ipso facto como "temporales", como si el Tesoro y la Fed fueran una especie de administradores fiduciarios que ponen la casa en orden unos meses desbrozando activos y bancos aprovechables e inservibles: ¿Será posible para el Estado acometer nacionalizaciones acotadas por poco tiempo de gigantes financieros complejísimos? En el reto han fracasado las figuras de Wall Street. ¿Es demasiado riesgo para el contribuyente?

"El debate asusta en EEUU porque en la cultura americana la nacionalización remite a fantasmas, a guerra fría, a comunismo", corrobora el catedrático en Ciencias Políticas Gabriel Colomer, porque "todos los partidos comunistas llevaban en su programa la toma de control de los bancos". Colomer ve "lógico, en tanto que herederos del New Deal, que los demócratas hablen aún menos del tema". The Financial Times atribuía esta semana la elipsis de la palabra nacionalización al "principio Richard Nixon en China". Éste consiste en que el ex presidente republicano, en pura Guerra Fría, podía visitar China y aproximarse al gigante comunista. Eso no se le hubiera tolerado a un demócrata.

Lo sabe ya el senador demócrata Christopher Dodd, quien, pese a enfatizar que el presidente Obama intentará evitar la estatalización de bancos, es posible ¿una toma de capital momentánea?". Las Bolsas enloquecieron a la baja. A Barak Obama ya le llaman socialista. "Lo mismo ocurrió en su día con Franklin D. Roosevelt, que tuvo a toda la derecha empresarial preparada para atacar las políticas del New Deal. Si encima Obama hablara de nacionalización, se le echarían encima", opina el historiador Josep Fontana.

Convencido de que las dimensiones y profundidad de esta crisis global obligará a revisar algunos tabúes, Fontana advierte de que, "aunque nos gusta decir que en EEUU se excitan los ánimos, si en Europa se plantearan nacionalizaciones permanentes se oiría bramar a empresarios, banqueros y hasta obispos". Basta recordar la experiencia de François Mitterrand en su primer año en el Elíseo, cuando en 1981 nacionalizó la banca. La experiencia duró un año. El dinero huyó a Suiza.

La hemeroteca cuenta que, en 2007, Felipe González evocó una anécdota en la 70ª Convención Bancaria de México, a la que había sido invitado. En 1982, González había mantenido un encuentro en Madrid con el ex secretario de Estado Henry Kissinger. En él, Kissinger le había preguntado si González era socialista y cómo era que, siéndolo, no estaba por nacionalizar la banca. González le replicó: "Usted cree que ser socialista y ser tonto es la misma cosa. Y no es la misma cosa".

Hoy, de nacionalizaciones hablan casi todos en Occidente. La canciller alemana, Angela Merkel, ha impulsado una ley -pensada para el Hypo Real Estate- que permite expropiar bancos como "último recurso". Dexia y Fortis le deben la vida a los gobiernos del Benelux y a Francia, que acaba de bendecir la creación del segundo banco del país (Caisse d'Épargne más Banque Populaire) con más de 2.500 millones. O un 15% del capital.

Los partidarios de actuar -y no por motivos ideológicos, sino para que el contribuyente pueda ser compensado de algún modo con los beneficios futuros del banco- advierten de los riesgos de intervenir tarde. "Obama lo probará todo antes que nacionalizar. Pero cuidado con actuar tarde. Ocurrió en Japón, frente al modelo que suele ponerse como ejemplo de acción rápida y enérgica en los noventa, el de Suecia", señala Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "De alguna manera, estamos lanzando el mensaje de que el Estado da dinero pero no acaba de tomar las riendas, porque el debate está siendo mal recibido por los mercados, a pesar de que no estamos ante intervenciones ideológicas, sino ante la constatación de que dejar caer a Lehman Brothers fue un error", sentencia Alberto Montero, miembro del Centro de Estudios Políticos y Sociales. De nacionalizaciones han hablado senadores republicanos (Lindsey Graham) y ex secretarios republicanos (James Baker), como algo feo pero irremediable. Y temporal.

"Muchos no se oponen a que el Estado intervenga, no por ideología, sino por pragmatismo. Pero sí rechazan que mande. Asociamos nacionalizar a que, además de poner dinero, el Estado mande y la retórica, el eufemismo, tiene su papel en las políticas públicas", considera el catedrático Antón Costas. Y de nacionalizaciones ha hablado una (ex) vaca sagrada como el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan: "Podría ser necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada cien años, es algo que hay que hacer".

El nerviosismo de los inversores ha provocado mensajes contundentes. El ministro de Economía británico, Alistair Darling, ha subrayado que "los bancos se gestionan mejor en manos privadas". Pero hasta un 95% del capital del Royal Bank of Scotland está a punto de ser público. Por no hablar del caso Northern Rock.

También el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, ha expresado la "firme presunción de que los bancos deben permanecer en manos privadas". Mientras, reforzaba el control sobre la aseguradora AIG, de facto nacionalizada en septiembre, y el Estado tomaba un 36% del Citigroup. Esta semana, además, ha entrado en vigor un nuevo programa para inyectar capital en las entidades no capaces de asegurarse el dinero privado. Como paso previo, la Administración somete estos días a los primeros 19 bancos del país a un examen para ver hasta qué punto podrían aguantar un deterioro de la economía aún peor. Según Bloomberg, 335.000 millones de dólares se han destinado en EEUU a reforzar el capital de bancos. Pero no se habla de nacionalizar.

– Bernanke pide reforma a las leyes de contabilidad (The Wall Street Journal – 20/3/09)

El titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, afirmó el viernes que las autoridades reguladoras podrían necesitar modificar las reglas de capital y contabilidad para asegurar que no magnifiquen las alzas o bajas en los mercados financieros.

También indicó que la decisión de la Fed, anunciada el miércoles, de comprar cientos de miles de millones de dólares en títulos del Gobierno y valores relacionados con hipotecas, tiene la intención de mejorar las condiciones del mercado y que la Fed se siente alentada por la respuesta que han tenido sus medidas relacionadas con el crédito.

"Los encargados de políticas deberían revisar las actuales reglas de capital y los estándares de contabilidad para determinar si ellas podrían ser modificadas para reducir su potencial de tener efectos excesivamente procíclicos sin debilitar su capacidad de alcanzar sus objetivos fundamentales", dijo Bernanke en comentarios preparados de antemano para ser pronunciados durante una conferencia con la comunidad bancaria.

Bernanke formuló sus comentarios dos días después de que el Comité de Mercados Abiertos de la Fed sorprendiera a los inversionistas mediante el anuncio de que comprarían hasta US$ 300.000 millones en títulos del Tesoro además de añadir miles de millones de dólares en líneas de crédito hipotecarios existentes.

Los precios de los valores del Tesoro repuntaron con la noticia inicial, lo cual sirvió de recordatorio de que la Fed aún puede afectar las condiciones de los mercados financieros, incluso cuando las tasas de interés se encuentran cercanas a cero.

"Estas compras tienen la intención de mejorar las condiciones en los mercados privados de crédito", dijo Bernanke. "En particular, están contribuyendo a reducir las tasas de interés que (las entidades auspiciadas por el Gobierno) requieren sobre las hipotecas que ellas compran o aseguran, por lo tanto reduciendo las tasas de interés a las cuales los prestamistas, que incluyen bancos comunitarios, pueden financiar nuevas hipotecas", dijo.

Las decisiones de la Fed durante la crisis, añadió Bernanke, ha ayudado a "todos los segmentos del sistema financiero" y de la economía en general.

Pero los efectos a mayor plazo no están claros. La Fed ya tiene una abultada hoja de balance -de US$ 2,07 billones según el informe semanal más reciente del banco central- la cual se expandirá aún más una vez que entren en vigencia las compras de líneas de crédito del Tesoro e hipotecarias.

Esto podría derivar en un repunte en la inflación una vez que la economía se recupere a no ser que los funcionarios de la Fed rápidamente drenen el exceso de efectivo en los mercados financieros, lo cual no es fácil de lograr.

Bernanke ha sido objeto de agudas críticas por parte de los legisladores en semanas recientes debido a cómo la Fed manejó inicialmente el rescate de American International Group Inc. (AIG) en medio de noticias de que la compañía pagó US$ 165 millones en bonificaciones a empleados en una división que se encuentra en el epicentro del desplome de AIG.

Bernanke específicamente no se refirió a la controversia en el discurso del viernes, pero indicó que los rescates emprendidos por el Gobierno han tenido intrínsecamente "opciones desagradables y difíciles".

Pero dada la interrelación de la naturaleza del sistema financiero y los "efectos potencialmente devastadores" que un fracaso desordenado hubiera tenido, "no creo que hemos tenido alternativas realistas para evitar tal tipo de fracasos", dijo Bernanke.

Bernanke recuerda a los mercados que la Fed ya está pensando sobre las estrategias de retirada de sus voluminosas inversiones, y que el apoyo del banco central decaerá a medida que el sector de la vivienda se recupera.

"No queremos estar en los mercados de crédito para siempre", dijo Bernanke.

Alemania aprueba la ley de nacionalización de bancos (La Vanguardia20/3/09)

Sólo podrá aplicarse a entidades bancarias que sean relevantes para la totalidad del sistema financiero

El Parlamento alemán (Bundestag) aprobó hoy la ley que hace posible la nacionalización de instituciones bancarias durante un tiempo limitado y bajo determinadas condiciones cuando su situación financiera es crítica y el riesgo de quiebra evidente.

La posible expropiación de accionistas, que contempla el proyecto, ha sido calificada por los partidos de la gran coalición como un último recurso del que sólo se echará mano en caso de que todas las otras fórmulas para asumir el control de un banco en crisis hayan fracasado.

Además sólo podrá aplicarse a bancos que sean relevantes para la totalidad del sistema financiero, como es el caso del Hypo Real State (HRE), institución a cuya medida se ha hecho la norma.

El HRE ha recibido hasta ahora ayudas y garantías estatales por valor de 102.000 millones de euros y necesita más apoyos para lo que el gobierno ha puesto como condición encontrar una fórmula para asumir el control del mismo. Para ello quiere asumir la totalidad de la propiedad del banco y se están buscando con los principales accionistas, entre ellos el estadounidense J.C Flowers, fórmulas que eviten una expropiación forzosa.

Ahora, la asamblea del HRE tendrá la oportunidad de aprobar decisiones que permitan que el estado asuma la mayoría como, por ejemplo, un aumento radical de capital. En caso de que la asamblea no encuentre soluciones puede haber una expropiación.

A favor de la ley votaron 379 diputados, mientras que 107 diputados votaron en contra.

La medida todavía tiene que ser aprobada por el Bundesrat, cámara donde están representados los gobiernos de los 16 estados federados, a comienzos de abril.

– EEUU anunciará el lunes el plan para eliminar los activos tóxicos del sector financiero (Intereconomia – 21/3/09)

¿Quedarán todas las partes contentas?

Eliminar el mal de raíz. Este es el mensaje que se trata de dar desde el Gobierno de EEUU para eliminar los activos tóxicos. Pero, ¿cómo conseguirá exterminar estos activos para dejar a todas las partes contentas?

El Congreso de Estados Unidos podría dar a conocer este mismo lunes el esperado plan para liberar de activos tóxicos al sistema financiero, según anuncia The Wall Street Journal. El Gobierno estadounidense dará respaldo gubernamental a los inversores unido a unos tipos de interés bajo. Ésta será la fórmula para eliminar el lastre que tiene el sector financiero.

Según The Wall Street Journal, el plan se sostendrá en tres pilares. En primer lugar se creará un organismo que compre dichos activos. Además, habrá acuerdos por el que el Gobierno prestará hasta el 85% del dinero que necesiten los inversores privados. También, se espera que el Tesoro contrate a varias compañías de inversión, igualando con dinero público las inversiones que esas entidades privadas realicen en el plan. Además, el plan pretende expandir el programa de préstamos con una joint-venture con la Reserva Federal, para incluir activos tóxicos.

¿Funcionará esta fórmula? Habrá que esperar al anuncio del lunes para conocer exactamente las medidas y después el tiempo lo dirá.

– "No dejaremos que nadie vaya a la quiebra" (Intereconomia – 21/3/09)

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Los países de la zona euro han acordado un plan de rescate para prevenir que los miembros del bloque monetario caigan en la bancarrota, y probablemente lo usarán, con Irlanda y Grecia como principales candidatos para recibir ayuda, dijo un importante legislador alemán.

"Hay un plan", dijo Otto Bernhardt, un miembro de los demócrata cristianos de la canciller Angela Merkel, quien encabeza el grupo de política financiera del partido en el Parlamento.

"Los ministros de Finanzas han acordado los procedimientos. El punto central es: 'No dejaremos que nadie vaya a la quiebra'", dijo Bernhardt.

De los estados de la zona euro, Bernhardt dijo que Irlanda estaba "en la peor situación de todos", seguido por Grecia. El legislador dejó claro que cualquier ayuda vendría con un precio.

"Examinaremos muy de cerca los errores pasados", dijo Bernhardt. "No aceptaremos que haya países con bajos impuestos, como Irlanda por ejemplo. Insistiremos en una tasa mínima de impuesto corporativo", agregó. El euro cayó de 1,37 dólares a unos 1,368 dólares tras la publicación de estos comentarios de Bernhardt.

Países como Irlanda y Grecia han sido fuertemente golpeados por una desaceleración económica y ahora se han visto obligados a pagar considerables primas a miembros más fuertes del bloque para financiar su deuda, agravando sus problemas financieros.

En las semanas recientes había crecido la especulación de que los miembros más fuertes de la zona de 16 naciones, como Alemania, podrían salir en ayuda de sus socios más debilitados.

– Obama no cree en penalizar bonos (BBCMundo – 23/3/09)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rechazó el proyecto de ley que se debate en el Congreso de su país, que grava al 90% las millonarias bonificaciones concedidas a ejecutivos de compañías que recibieron ayuda financiera del gobierno.

Obama dijo que no desea gobernar por medio de la ira o utilizar el código fiscal para castigar a sólo unas cuantas personas.

"En general, quieres tener leyes que se puedan aplicar en una serie de casos", indicó el mandatario. "No queremos usar el código fiscal para penalizar a la gente".

El presidente de EEUU ofreció una larga entrevista al programa "60 Minutes" de la cadena de televisión estadounidense CBS.

Agregó que "queremos medidas legales, constitucionales, que sean justas pero no perjudiquen los esfuerzos para volver a poner en pie el sistema bancario".

La Cámara de Representantes aprobó este jueves una legislación para imponer un gravamen de 90% a algunas bonificaciones, tras la indignación pública que generó la noticia de que la American International Group (AIG) pagó cuantiosas sumas a ejecutivos de la alicaída empresa.

La corresponsal de la BBC en Washington, Sarah Morris, explicó que Obama respondió a preguntas sobre el malestar público causado por los cuantiosos bonos de funcionarios de AIG.

El presidente de EEUU no sólo dijo que el plan de la Cámara era "equivocado" sino que se preguntó si la medida sería legal y constitucional, agregó la corresponsal.

– Obama encara su examen más difícil: convencer con sus planes al sistema financiero (El Mundo – 23/3/09)

La Administración Obama afronta esta semana su examen más difícil, convencer de su preparación para hacer frente a la crisis. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, acosado por el "escándalo AIG" y la "novatada" de anunciar un billonario plan financiero sin claridad, tendrá que redimirse explicando hasta el último detalle de este paquete de medidas de dos billones de dólares que limpiará las hojas de los bancos de "activos tóxicos". Y asegurar que ningún centavo enriquecerá a ningún directivo.

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Barack Obama y Timothy Geithner (a la derecha del presidente de EEUU). | AP

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, ha salido al rescate de Geithner al asegurar que no aceptaría su dimisión si la presentase tras las críticas recibidas por el caso AIG. La aseguradora repartió 218 millones de dólares entre sus directivos pese haber recibido 170.000 millones de fondos públicos.

Hasta ahora han sido aprobados tres planes anticrisis en Estados Unidos. El plan financiero de la Administración Bush para ayudar a la banca y otros sectores como el automóvil (Conocido como TARP, 700.000 millones de dólares); otro para respaldar los créditos al consumo (TALF, 200.000 millones de dólares) y los créditos hipotecarios y las entidades que los administran (600.000 millones), como Fannie Mae y Freddie Mac; y otro de la Administración Obama (787.000 millones de dólares) destinado a reactivar la economía "real" a través de inversiones en infraestructuras y recortes fiscales a los hogares para generar hasta cuatro millones de empleos.

Por otra parte, la Reserva Federal ha anunciado que invertirá otro billón más en respaldar la deuda hipotecaria y en comprar deuda pública a largo plazo para que bajen sus tipos de interés, abaratando así (espera) los tipos de las emisiones privadas.

El problema es que la primera parte del plan de la Administración Bush (la segunda la desbloqueará Obama) no ha funcionado como se esperaba. En un origen iba a operar comprando "activos tóxicos" para aligerar de su peso a la banca, pero el anterior secretario del Tesoro, Henry Paulson, decidió que era mejor realizar inyecciones de liquidez en las entidades a cambio de tomar parte del control de ellas.

Los detalles del nuevo plan financiero

Geithner recupera la idea de comprar "tóxicos" a través de un "banco malo". Éste estará dotado con medio billón de dólares ampliable a un billón, y su función será asimilar los activos que lastran los resultados de la banca. Para ello contará el apoyo de inversores privados (Hedge funds, entidades extranjeras que operen en el país, por ejemplo) a los que Estados Unidos podría ofrecer respaldo financiero para convencerles de afrontar estos riesgos.

Geithner deberá explicar hoy cuáles serán los principios básicos del plan para la compra de activos tóxicos antes del comité que tendrá lugar en el Congreso el jueves.

La prensa estadounidense especula con que el esperado plan establecerá una Corporación Federal de Depósitos Seguros que ofrecerá préstamos a bajo interés para comprar estos activos y que el Tesoro contratará con dinero público gestores de inversión externos para potenciales inversores privados que estén interesados en adquirir hipotecas. Geithner tendrá que detallar todo, y ser convincente.

Por otra parte, el plan ampliará el respaldo de los créditos al consumo de los 200.000 millones de dólares originales (TALF) a un billón, iniciativa que pretende reactivar la concesión de préstamos en el país.

Por último, "The New York Times" asegura que el Tesoro anunciará esta semana una revisión de las normas que regulan el sistema financiero debido al malestar creado en la opinión pública por el pago de primas a ejecutivos de empresas rescatadas.

– Los mercados celebran el anuncio del plan para comprar activos tóxicos en EEUU (The Wall Street Journal – 24/3/09)

(Por Peter Lattman, David Enrich y Jenny Strasburg)

Las bolsas de todo el mundo se dispararon ayer, después de que la Casa Blanca presentara formalmente su plan para sanear la banca. El programa hace hincapié en persuadir a los inversionistas privados a que compren hasta US$ 1 billón (millón de millones) en activos tóxicos que están asfixiando los mercados de crédito.

El Promedio Industrial Dow Jones trepó 6,8% a 7.775 puntos, su cierre más alto desde el 13 de febrero. A su vez, el índice europeo Dow Jones Stoxx 50 subió 3,6% y el promedio bursátil Nikkei de la Bolsa de Tokio avanzó 3,4%. Las acciones de los bancos estadounidenses se elevaron por las esperanzas de que el plan tripartito del gobierno les permita desprenderse de gran parte de la deuda incobrable que está minando sus balances. Los títulos de Citigroup y Bank of America aumentaron más de 19%.

Entre los inversionistas bursátiles, la reacción representó más un suspiro de alivio -después de meses de espera- que un abrumador respaldo al plan, el cual fue anunciado el lunes por el secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner. Gran parte de los detalles todavía se están ultimando y muchos potenciales participantes indicaron que necesitaban verlos antes de subirse a bordo.

"El mercado estaba buscando… cualquier cosa que fuera más definitiva que lo que teníamos", explicó Bud Haslett, presidente ejecutivo de la firma de valores Miller Tabak Capital Management. "Todavía hay muchos imponderables, pero está más claro".

El Programa de Inversión Público-Privado estipula que el gobierno provea financiamiento para hasta US$ 1 billón en compras de activos inmobiliarios, utilizando hasta US$ 100.000 millones de los fondos del rescate bancario del Tesoro, además de garantías financieras de la Reserva Federal y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC).

Parte del alza en los mercados fue impulsada por la opinión de que, en algún momento, la avalancha de programas de estímulo del gobierno logrará atraer capital privado y hacer subir los precios de algunos activos. Pese a que considera el plan como algo inacabado, Thomas Barrack, presidente ejecutivo de la firma de inversión Colony Capital LLC, que tiene US$ 36.000 millones en activos bajo gestión, dijo que planea participar. "Todos tenemos que sumarnos y ayudar, en lugar de mantenernos al margen y criticar", señaló. "Creo que hay que participar con el gobierno y pasar por la agonía de las equivocaciones y las salidas en falso. Este programa será el precursor de algo que al final será exitoso".

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El alto nivel de indignación popular contra Wall Street hace que la recaudación de capital privado sea aún más crucial para el gobierno de Barack Obama, ya que, en el actual entorno, sería insostenible volver al Congreso en busca de nuevos fondos, dijo Stephen Myrow, un ex funcionario del Tesoro.

"La pregunta es cómo diseñar un plan que sea aceptable tanto para Wall Street como para las personas comunes y corrientes", señaló Myrow. "Wall Street necesita un subsidio para entrar a la cancha, pero las personas comunes ven cualquier subsidio como un beneficio para aquellos que perciben como los malhechores que nos metieron en este lío".

Sin embargo, muchos gestores de fondos privados advirtieron que aún necesitan conocer más detalles sobre el funcionamiento del programa y saber si librar a los bancos de los activos tóxicos surtirá el efecto deseado de expandir el acceso al crédito.

Una de las grandes preguntas sin respuesta es cómo funcionarán las subastas de activos bancarios. Uno de los riesgos que se vislumbran es que los bancos consideren las ofertas de los fondos privados muy bajas y opten por conservar los activos en vez de venderlos y asumir una pérdida, dice el economista Paul Ashworth, de Capital Economics Group, en Toronto. "Los bancos no tienen que aceptar cualquier precio que les ofrezcan", señala Ashworth. "¿Cómo se valorarán estos activos? Eso es aún bastante incierto".

Otra preocupación de los inversionistas privados son las consecuencias ocultas de asociarse con el gobierno estadounidense en momentos en que el público ejerce presión para no forjar acuerdos demasiado amistosos con Wall Street, según gerentes de fondos, abogados y lobistas de la industria.

"A algunos les preocupan mucho las condiciones porque se convierten en cadenas en algunos programas", indica Lendell Porterfield, presidente ejecutivo de Porterfield & Lowenthal LLC, una firma de lobby de Washington, cuyos clientes incluyen fondos de cobertura y bancos. "Aún hay reservas muy serias sobre hacer negocios con el gobierno porque no se sabe qué reglas aplicarán mañana, la próxima semana o el próximo mes".

Un componente del plan es el Programa de Activos de Legado, el cual busca establecer precios para valores respaldados por hipotecas residenciales y comerciales que son difíciles de valuar. Hasta cinco gestoras de fondos ayudarán al gobierno a manejar el dinero. Entre las firmas que podrían participar en el programa figuran Pacific Investment Management Co., o Pimco, de Allianz SE; BlackRock Inc., y Legg Mason Inc.

"En Pimco nos intrigan los retornos de dos dígitos así como la oportunidad de compartirlos no sólo con los clientes sino también con los contribuyentes estadounidenses", señaló Bill Gross, fundador de Pimco y copresidente de inversión, en un comunicado. "Esta es quizá la primera política favorable para todos que se ha presentado y debe ser recibida con entusiasmo".

– Mi plan para los activos tóxicos de los bancos (The Wall Street Journal – 24/3/09)

(Por Timothy Geithner)

La economía estadounidense y buena parte del mundo enfrentan retos extraordinarios y para enfrentarlos se seguirán necesitando acciones extraordinarias.

Ninguna crisis como la actual tiene una sola o simple causa, pero como país nos endeudamos mucho y permitimos que nuestro sistema financiero asumiera niveles de riesgo irresponsables. Estas decisiones han causado un sufrimiento enorme y buena parte de los daños ha caído sobre los estadounidenses comunes y corrientes y los dueños de pequeños negocios que fueron cautelosos y responsables. Esto es fundamentalmente injusto y los estadounidenses están, con razón, furiosos y frustrados.

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La profundidad del descontento público y la gravedad de esta crisis requieren que cada política que implementemos sea sometida a la prueba más seria: determinar si ayudará a que nuestro sistema financiero vuelva al negocio de proveer crédito a familias trabajadoras y negocios viables, además de contribuir a prevenir crisis futuras.

En las últimas seis semanas, hemos implementado una serie de iniciativas financieras a lo largo del Programa de Recuperación y Reinversión, para ayudar a sentar la base financiera de una recuperación económica. Lanzamos un amplio programa para estabilizar el mercado inmobiliario animando tasas hipotecarias más bajas y facilitando la refinanciación para millones de personas para que eviten las ejecuciones hipotecarias. Establecimos un nuevo programa de capital para proveer a los bancos con una garantía en contra de una recesión más profunda. Al transmitir confianza de que los bancos tendrán un nivel de capital suficiente incluso si el escenario pinta peor de lo esperado, habrá más crédito disponible en la economía a tasas más bajas, haciendo menos probable que el empeoramiento de la economía al cual temen se haga realidad.

Hemos dado inicio a un nuevo programa de préstamo con la Reserva Federal, dirigido a los mercados de titularización, críticos para los préstamos al consumidor y los pequeños negocios. La semana pasada anunciamos medidas adicionales para apoyar los préstamos a los pequeños negocios al comprar directamente valores respaldados por préstamos de La Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa.

En conjunto, las medidas tomadas por la Reserva Federal en los últimos meses y estas iniciativas lanzadas por este gobierno ya están empezando a hacer la diferencia. Ayudaron a reducir las tasas de interés hipotecarias a niveles históricamente bajos. Tan sólo este mes, vimos un incremento de 30% en el refinanciamiento de hipotecas, lo que significa que millones de estadounidenses están aprovechando la caída en las tasas. Esto es bueno para los dueños de casas y bueno para la economía. El nuevo programa conjunto de préstamos con la Reserva Federal generó cerca de US$9.000 millones de titularizaciones la semana pasada, más que en los últimos cuatro meses combinados.

Sin embargo, el sistema financiero como un todo aún trabaja en su recuperación. Muchos bancos, aún aquejados por sus malas decisiones de préstamos están restringiendo el crédito. Los precios de mercado para muchos activos en manos de instituciones financieras, los llamados activos de legado, son inciertos o están deprimidos. Con estas presiones afectando los resultados de los bancos, el crédito sigue siendo un bien escaso y el que está disponible acarrea un alto costo para los prestatarios

Hoy (lunes) estamos anunciando otra pieza crítica de nuestro plan para incrementar el flujo de crédito y expandir la liquidez. Nuestro nuevo Programa de Inversión Público-Privado establecerá fondos para proveer un mercado para los préstamos de legado y los valores que actualmente agobian al sistema financiero.

El Programa de Inversión Público-Privado comprará préstamos ligados a bienes raíces a bancos y valores del mercado en general. Los bancos tendrán la habilidad de vender paquetes de préstamos a fondos dedicados y los inversionistas competirán por la oportunidad de participar en esos fondos y tomar ventaja de la financiación suministrada por el gobierno.

Los fondos establecidos bajo este programa tendrán tres características esenciales: Primero, usarán recursos del gobierno en la forma de capital del Departamento del Tesoro y financiación de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) y la Reserva Federal para movilizar capital de los inversionistas privados. Segundo, el Programa de Inversión Público-Privado se asegurará que los participantes del sector privado compartan los riesgos tanto como los contribuyentes y que los contribuyentes compartan las ganancias de estas inversiones. Estos fondos estarán abiertos a los inversionistas de todo tipo, tales como fondos de pensiones, para que así una amplia gama de estadounidenses pueda participar.

Tercero, los inversionistas del sector privado establecerán el valor de los préstamos y los valores comprados bajo el programa, los cuales protegerán al gobierno contra pagos excesivos por esos activos.

El nuevo Programa de Inversión Público-Privado inicialmente proveerá financiación por US$ 500.000 millones con el potencial de extenderla a hasta US$ 1 billón (millón de millones), lo cual es una parte sustancial de los activos ligados a bienes raíces originados antes de la recesión que en estos momentos están estancando nuestro sistema financiero. Con el tiempo, al proveer un mercado pata estos activos, que actualmente no existe, el programa ayudará a mejorar el valor de los activos, incrementar la capacidad de préstamo por parte de los bancos y reducir la incertidumbre sobre la escala de las pérdidas en los balances de los bancos. La habilidad para vender activos a este fondo hará más fácil para los bancos el recaudar capital privado, lo cual acelerará su habilidad para reemplazar las inversiones de capital suministradas por el Tesoro.

Este programa para lidiar con los préstamos y valores de legado forma parte de una estrategia amplia para resolver la crisis tan rápida y efectivamente como sea posible, con el menor costo para los contribuyentes. El Programa de Inversión Público-Privado le conviene más al contribuyente que hacer que el gobierno compre directamente los activos a los bancos que aún operan y asuma una mayor participación de las pérdidas. Nuestra estrategia comparte el riesgo con el sector privado, apalanca eficientemente el dinero de los contribuyentes y genera competencia en el sector privado para determinar los precios de mercado para los activos que actualmente son ilíquidos. Simplemente esperar a que los bancos se deshagan de estos activos amenaza con prolongar la crisis en una manera similar a la experiencia japonesa.

Al avanzar, nosotros, como país, debemos trabajar juntos para encontrar el balance adecuado entre nuestra necesidad de promover la confianza pública y usar el dinero de los contribuyentes de manera prudente para fortalecer el sistema financiero. Esto, sin dejar de conservar la confianza de los participantes de mercado, quienes necesitan hacer su parte para conseguir que el crédito fluya a las familias trabajadoras ya los negocios -grandes y pequeños- en todo el país.

Esto requiere que aquellos que están en el sector privado recuerden que la ayuda gubernamental es un privilegio, no un derecho. Cuando las instituciones financieras vienen a nosotros en busca de ayuda monetaria directa, nuestro gobierno tiene la responsabilidad de asegurarse que estos fondos sean desplegados para expandir el flujo de crédito a la economía, no para enriquecer a los ejecutivos o a los accionistas. Estas provisiones necesitan ser diseñadas y aplicadas de tal manera que no desalienten la participación del sector privado en programas disponibles para estabilizar los mercados inmobiliarios, impulsar los mercados de crédito y librar a los bancos de los activos de legado.

No podemos resolver esta crisis sin hacer posible que los inversionistas asuman riesgos. Aunque esta crisis fue causada por los bancos que tomaron demasiados riesgos, el peligro es que ahora asuman muy poco. Al trabajar con el Congreso para implementar condiciones severas que impidan el uso incorrecto de la ayuda de los contribuyentes, necesitamos ser muy cuidadosos para no desalentar las inversiones que la economía necesita para recuperarse de la recesión. La ley les da a los empresarios responsables y a los inversionistas la confianza para invertir y crear trabajos en nuestro país. El compromiso de Estados Unidos de buscar políticas económicas que promuevan la confianza y la estabilidad se remonta al primer secretario del Tesoro, Alexander Hamilton, quien fue el primero en dejar en claro que cuando nuestro gobierno da su palabra, lo hace en serio.

Pese a todos los retos que enfrentamos, aún tenemos un sistema financiero diverso y resistente. El proceso de reparación tomará tiempo y el progreso será dispar, con períodos de estrés y fragilidad. Pero estas políticas funcionarán. Ya hemos visto que donde el gobierno ha suministrado apoyo y financiación el crédito está más disponible a costos más bajos.

Sin embargo, a medida que luchamos contra la crisis actual, también debemos comenzar el proceso de asegurar que una crisis como esta nunca se repita. Como ha dicho el presidente Obama, no podemos seguir sosteniendo a mercados del siglo XXI con regulaciones del siglo XX. Nuestro país merece poder elegir entre mejores opciones que o aceptar el daño catastrófico causado por un colapso como el de Lehman Brothers, o ser forzado a inyectar miles de millones de dólares de los contribuyentes en una institución como AIG para proteger a la economía en contra de esa escala de daños. La carencia de un régimen regulatorio moderno y apropiado y de autoridad de resolución, contribuyeron a esta crisis y continuarán limitando nuestra capacidad de enfrentar crisis futuras hasta que implementemos reformas fundamentales.

Nuestra meta debe ser un sistema más fuerte que pueda proveer el crédito necesario para la recuperación y que también se asegure que nunca nos hallemos en este tipo de crisis financiera otra vez. Estamos actuando rápidamente para alcanzar esas metas y continuaremos haciéndolo hasta que lo hayamos logrado.

(Geithner es el secretario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos)

– El plan de Geithner, muy bien, salvo la cuestión del precio (Cinco Días – 24/3/09)

Quizá suceda que, ahora, hablar de dinero se considere de mala educación en Wall Street. Pero la efectividad del plan del Tesoro de EEUU para lidiar con los activos tóxicos, que prolongó y fortaleció el rebote, sería más verosímil si se abordase la cuestión del precio que se paga. Es sencillo: si el precio que se paga por los activos es demasiado elevado el contribuyente estará donando dinero a los bancos en cantidad directamente proporcional a la inutilidad de los gestores de dichos bancos. Y si el precio es demasiado bajo, el plan servirá para poco, porque los precios que paguen los inversores serán similares a los del mercado.

¿Solvencia o liquidez?

Como apunta Credit Suisse, el plan Geithner parece apuntar que el problema del mercado es de liquidez, no de solvencia. Esto es, que el mercado no funciona porque no hay dinero y, cuando funcione, los precios de los activos volverán a su natural ser, por encima del nivel de mercado actual, lo que reforzará la posición de capital de los bancos.

Efectos secundarios

Las condiciones implican que el sector público pondrá un 7% del volumen de activos adquiridos, independientemente del precio. ¿Conclusión? Los inversores privados estarán incentivados a poner precios lo más bajos posible a no ser que se introduzcan suculentos incentivos de nuevo cuño, más allá de que el Estado ponga el 7% de la inversión y el FDIC garantice el otro 86%. No es una mala noticia, al fin y al cabo, pues en ausencia de esos incentivos el plan supone que no se regalará el dinero. ¿Y después? Raro será que este plan limpie el sistema. Pero hará aún más acuciante la necesidad de amortizar por fin esos activos tóxicos que no se compran ni con respaldo público. O bien la crisis es sólo de liquidez o bien este plan es sólo un paso previo antes de que la capitalización pública del sistema -para quien tenga alergia a la palabra nacionalización- recomponga Wall Street.

– EEUU limpiará la banca con otro billón de dólares (El País – 24/3/09)

El Tesoro comprará activos 'tóxicos' con inversores privados que acudan a subastas

(Por Sandro Pozzi / Nueva York)

El Departamento del Tesoro de EEUU presentó ayer los detalles de su plan para limpiar, con la ayuda del sector privado, los balances de los bancos contaminados por las hipotecas basura y otros títulos vinculados a deuda de mala calidad. Se trata de movilizar hasta un billón de dólares (unos 735.000 millones de euros) para la compra de activos tóxicos y conseguir así que vuelva a fluir el crédito y escapar de la recesión. El plan fue recibido con algarabía por Wall Street, aunque faltan muchos detalles por aclarar y los escépticos manifiestan dudas sobre si realmente funcionará.

Tras una reunión con su equipo económico, el presidente Obama se mostró ""muy confiado" en que el plan permitirá descongelar los mercados crediticios, aunque admitió que aún queda "mucho camino que recorrer y mucho trabajo por hacer".

El Tesoro procede, en síntesis, a limpiar los activos que merman los resultados de los bancos, los mismos que están en el corazón de esta crisis. Y lo hace sin tener que tomar el control de las entidades contaminadas, huyendo así del camino de la nacionalización que se ha visto obligado a recorrer en parte. Geithner recurre a la participación de inversores privados para que se fije el precio de los activos tóxicos mediante subasta y facilita a esos inversores una generosa financiación para que participen en el programa. De algún modo, la avaricia (de los potenciales inversores) y el apalancamiento (esta vez con fondos públicos), demonizados como culpables de la crisis financiera, se convierten en la receta para el rescate. Y los denostados hedge funds y fondos de capital riesgo, pasan a ser posibles protagonistas del mismo.

En su plan, el Tesoro denomina "activos heredados" a los activos tóxicos. Se trata bien de carteras de préstamos hipotecarios o de títulos vinculados a préstamos cuyos mercados se han secado. Las dudas sobre el valor de estos activos y, en consecuencia, sobre el estado de salud de las instituciones bancarias, dificultan que puedan equilibrar sus balances por la vía privada y congelan el flujo normal de crédito. Para romper con este círculo vicioso que tiene de rodillas al sistema financiero -y a la economía- desde hace 18 meses se crea una esfera público-privada que "repare" los balances.

El Tesoro se apoya en el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) y la Reserva Federal (Fed) para llevar adelante la nueva estrategia de rescate de Wall Street. El nuevo plan no necesita pasar por el Congreso, pues recurre a 100.000 de los 350.000 millones de dólares que quedan en el fondo de estabilidad financiera creado por iniciativa del anterior secretario del Tesoro, Henry Paulson, para usar en la compra de esos activos. Washington busca que el sector privado se implique asumiendo parte del riesgo y, para animarle a participar, la FDIC dará enormes créditos.

El poder de compra gracias a esta combinación de fuerzas será inicialmente de medio billón de dólares, cantidad que podría duplicarse con el tiempo, según explicó el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. En la práctica, el Gobierno y el sector privado compartirán los riesgos y las posibles ganancias. Geithner puso el acento en que los inversores privados perderán su dinero si las cosas van mal (si el valor de realización de los activos tóxicos que se compren es menor que el pagado) y que el Tesoro compartirá las ganancias si las cosas van bien. Pero también cabe la lectura contraria: los inversores privados arriesgarán sólo una pequeña parte de capital que, gracias al préstamo de fondos públicos, puede proporcionarles grandes ganancias si los precios se recuperan. Si las cosas van mal, los inversores podrán desentenderse de esos préstamos, mientras que el Estado asumirá el grueso de las pérdidas.

El plan Geithner cuenta con dos grandes programas. Con el de préstamos heredados, los bancos podrán vender a fondos público-privados de nueva creación sus carteras de préstamos hipotecarios contaminados. La FDIC determinará la cantidad de fondos con que garantizar los activos que le presenten los bancos para ser subastados. En la práctica, por cada dólar que aporten los inversores privados, el Tesoro pondrá otro y el nuevo fondo podrá emitir deuda con garantía de la FDIC por hasta 12 dólares más.

En un ejemplo puesto por el Tesoro que guarda esas proporciones, un banco que quiere vender una cartera de hipotecas por un valor nominal de 100 dólares, lo solicita al FDIC, que saca a subasta esos activos entre varios inversores privados. En el ejemplo, gana una oferta por importe de 84 dólares. De esa cifra, el FDIC garantiza 72 dólares, dejando 12 de inversión, en los que irían a medias el Tesoro y el inversor privado, que gestionaría la cartera bajo supervisión de la FDIC hasta su liquidación. Aunque esto ya no lo dice el ejemplo, si al vencimiento el valor de la cartera es de 90 dólares, el inversor privado ganará 3 y el Tesoro otros 3 (menos los gastos). Si el valor es, digamos, de 50, el inversor perdería sus 6 dólares, y el sector público, 28.

El segundo programa es el de títulos heredados -léase tóxicos- y tiene a su vez dos partes. Por un lado, la Reserva Federal dará préstamos para la compra de titulizaciones de activos (préstamos hipotecarios, al consumo o comerciales) potenciando el programa TALF, anunciado hace unos meses por la Fed para reactivar el crédito y que entra en vigor mañana. Por otro, el Tesoro se asociará con cinco gestoras de activos para crear plataformas o vehículos que compren los títulos. Si el fondo pone 100 dólares, el Tesoro pondrá otros 100 como coinversor y concederá 100 dólares (o en algunos casos 200) más como préstamo.

Geithner dijo que es inevitable que el Gobierno asuma riesgos. Sin embargo, cree que al hacer competir a los inversores privados entre ellos permitirá establecer un precio adecuado para esos activos que ahora no tienen mercado. Aunque la participación privada puede proteger al contribuyente al hacer que el Tesoro no pague demasiado, la duda es si los precios que los inversores estén dispuestos a ofrecer serán suficientes para sanear los balances de los bancos.

El mercado parece confiar en que sí, a tenor de la subida del 6,84% que marcó ayer Wall Street, impulsado por el sector financiero. Es la mayor subida del índice Dow Jones en casi cinco meses y se extendió a las Bolsas de todo el mundo.

Geithner espera que un amplio número de inversores -individuales, fondos de pensión, aseguradoras y a largo plazo- participe en esta operación de limpieza. Para conseguirlo, una de las cuestiones que debía aclarar Timothy Geithner era si iba a aplicar algún tipo de restricción a las prácticas de remuneración de las entidades participantes en el programa.

No será el caso, según el jefe del Tesoro. La respuesta fue inmediata. El primero en anunciar su intención en participar en el plan fue el reputado fondo Pimco, que ve posible obtener beneficios de hasta dos dígitos con la inversión. Morgan Stanley, por su parte, cree que la acción del Gobierno ayudará a estimular el mercado de crédito y califica de "innovadora" la estrategia de Timothy Geithner, que resucita la idea original para lidiar con estos activos.

Se estima que hay hasta dos billones de activos tóxicos bloqueados en los balances y en muchos de ellos el mercado no paga ni la mitad de su valor nominal, lejos por tanto del optimista ejemplo propuesto por el Tesoro.

El "plan Geithner"

– El Tesoro de EEUU se asociará con inversores privados para comprar activos "tóxicos" por hasta un billón de dólares.

– Un programa se destinará a comprar carteras de préstamos y otro, a adquirir titulizaciones de activos financieros.

– El nuevo rescate usa los fondos del plan Paulson y no necesita pasar por el Congreso.

– Los inversores ganan con el plan Geithner. Los contribuyentes asumen el riesgo (Negocios – 24/3/09)

El Gobierno de EEUU comprará activos tóxicos junto al sector privado.

El nuevo plan del Gobierno de Obama para liberar a los bancos estadounidenses de los llamados activos tóxicos -aquellos relacionados con hipotecas basura y otros títulos asociados a deuda de mala calidad- es más generoso con los inversores de lo esperado, pero pone al dinero de los contribuyentes bajo un riesgo considerable.

Los diversos programas anunciados el lunes por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, podrían emplear hasta 2 billones de dólares en comprar unos activos que han causado pérdidas millonarias a las entidades, han paralizado el mercado de crédito y han retrasado la recuperación económica. Los inversores reaccionaron con entusiasmo, y el lunes el Dow Jones subió un 6,84%, la mayor alza en cinco meses.

Para limpiar a los bancos de estos activos tóxicos (carteras de préstamos hipotecarios de títulos vinculados a préstamos que ya no tienen un mercado donde colocarse), el Gobierno se asociará con inversores privados, y comprarán conjuntamente estos activos en subasta pública. Para animar al sector privado a participar, el Gobierno ofrece una elevada financiación.

Azúcar para el inversor

En esencia, el Tesoro y la Reserva Federal (Fed) pondrán una cucharada de azúcar financiero por cada cucharadita de riesgo que los inversores acepten tragar. "No hay duda de que el Gobierno está asumiendo riesgos", reconoció Geithner, "pero la cuestión estriba en cómo hacerlo de la mejor manera posible".

Este plan estará supervisado por el Fondo de Garantía de Depósitos de EEUU (FDIC). A través del fondo, los bancos venderán paquetes de activos de mala calidad al Gobierno y a los inversores privados (fondos de inversión, hedge funds, capital riesgo, fondos de pensiones, y posiblemente incluso bancos). En una subasta, la entidad entregará los activos al inversor que ofrezca un precio más alto en la puja. El FDIC garantizará hasta el 85% del precio de adquisición de estos activos, mientras que el Tesoro aporta la mitad del 15% de la inversión restante.

El Gobierno asume la mayor parte del riesgo. Si las cosas van mal, y el precio de los activos en el momento de su liquidación es menor que el que se pagó por ellos, el Estado se hará cargo de la mayor parte de las pérdidas. Si hay ganancias, se reparten a medias entre el Gobierno y el inversor privado. "Aunque la fórmula es interesante, el subsidio público para la compra de activos tóxicos tiene razonables incertidumbres a la hora de implementarlo, pero hay que reconocer que la Administración está poniendo toda la carne en el asador", comentan en Oddo Securities. Otra ventaja que el Tesoro ofrece consiste en que las empresas que participen en el plan no estarán sujetas a las restricciones impuestas a la retribución de sus altos ejecutivos.

Así, los contribuyentes podrían resultar beneficiados en el caso de que el precio de los activos adquiridos suba, o también gracias a los intereses que los fondos público-privados deberán pagar, aunque la tasa aún no ha sido establecida. Aparte de este programa dirigido por el FDIC, el Tesoro ayudará a financiar una serie de fondos de inversión creados con capital público y privado para adquirir activos o titulizaciones hipotecarias. Estos dos programas pueden alcanzar entre 500.000 y 1 billón de dólares. El Tesoro empleará entre 75.000 y 100.000 millones del fondo de estabilidad financiero (Tarp) creado durante el Gobierno de Bush.

Un billón más

Pero el Tesoro también podría utilizar 1 billón de dólares más a través de un programa conjunto creado recientemente con la Fed, el Talf, fundado originalmente para financiar préstamos al consumo y comerciales. Ahora, este plan se extenderá para cubrir la adquisición de titulizaciones hipotecarias. A corto plazo, los expertos se preguntan si estos planes serán suficientes para vencer la ansiedad que domina a los inversores en todo lo que rodea a estos activos y las reticencias de los bancos a vender hipotecas.

Los directivos de algunas de las principales firmas de inversión, como Pimco y BlackRock, ya han declarado que acudirán al programa del Tesoro. "Se trata de una política ganadora", afirmó Bill Gross, presidente de inversiones de Pimco, y estimó que el plan ofrece unos "retornos potenciales de dos dígitos". El consejero delegado de BlackRock, Laurence Fink, aseguró que gracias a estos programas la estabilidad económica se habrá restablecido a finales de este año.

Barack Obama casi siempre sonríe, pero Wall Street no se ha contagiado de su optimismo. Los 50 primeros días en el Gobierno del nuevo presidente de EEUU han sido los segundos peores de la historia del país en bolsa, sólo por detrás de Gerald Ford.

En este periodo, el Dow Jones cayó un 16,36%, en un contexto de recesión económica e incertidumbre generalizada que aún no han conseguido vencer los numerosos planes de rescate puestos en marcha por el Gobierno. Este mal rendimiento sólo está superado por los 50 primeros días de Gerald Ford, en 1974, cuando el Dow Jones se hundió un 20,76%. Ford sustituyó a Richard Nixon cuando éste dimitió por el escándalo Watergate, y entró a gobernar en un país sacudido por la crisis del petróleo y la guerra de Vietnam.

Por el contrario, los 50 primeros días del primer mandato de Franklin D. Roosevelt, en 1932, han sido los más beneficiosos para Wall Street. En ese periodo, el Dow Jones ganó un 34,18%. Ese año, EEUU comenzaba a salir de la Gran Depresión en la que entró tres años antes, y la bolsa volvía a subir después de haber perdido un 99% de su valor. En general, durante los primeros días de un nuevo presidente, Wall Street se mantiene a la expectativa, por lo que, salvo estas excepciones y unas pocas más, las variaciones durante los primeros 50 días de Gobierno no suelen superar el 4% hacia arriba o hacia abajo. Durante el segundo mandato de Bill Clinton, por ejemplo, el Dow ganó sólo un 3,60%, y aún así se encuentra en el top ten de los mejores rendimientos.

edu.red

Los 50 primeros días de Obama son los segundos peores de la historia de Wall Street

– Bernanke y Geithner piden más autoridad sobre las firmas no bancarias (The Wall Street Journal – 25/3/09)

(Por Michael R. Crittenden y Maya Jackson Randall)

El gobierno de Estados Unidos necesita poder tener la capacidad de tomar el control y desmantelar una amplia gama de instituciones financieras no bancarias importantes para la economía, afirmaron altos funcionarios económicos ante el Congreso estadounidense el martes, aunque no se especificó quién ejercería esa autoridad.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, les dijeron a legisladores de la Cámara de Representantes que la experiencia del gobierno con American International Group Inc. pone de manifiesto la necesidad de lidiar con instituciones cada vez más complejas e importantes para el sistema.

"Si una agencia federal hubiera tenido tales herramientas el 16 de septiembre, podrían haberlas usado para poner a AIG bajo conservaduría o sindicatura, desmantelarla lentamente, proteger a los titulares de las pólizas de seguros, e imponer recortes a los acreedores y las contrapartes como fuera apropiado", le dijo Bernanke al Comité de Servicios Financieros de la cámara baja.

Tanto Bernanke como Geithner afirmaron que un programa de este tipo podría delinearse siguiendo la forma en la que el Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) de EEUU toma el control y maneja los activos y pasivos de los bancos estadounidenses. Bernanke incluso sugirió que el FDIC podría ser la agencia adecuada para ejercer esa autoridad.

Eso marca un quiebre con Geithner, quien sostuvo que el Departamento del Tesoro debería ser el que posea esa autoridad. Geithner indicó que el gobierno de Obama quiere tener la capacidad de actuar como conservador de grandes firmas financieras que se encuentran al borde del colapso, una autoridad que les permitiría a las autoridades gubernamentales renegociar o cancelar contratos vigentes, y vender o transferir los activos o pasivos de una firma.

"Este proyecto de ley llenaría un vacío importante en la actual estructura regulatoria de los servicios financieros con respecto a las instituciones financieras no bancarias", afirmó Geithner.

El representante demócrata Mel Watt, del estado de Carolina del Norte, cuestionó si sería apropiado que tal poder resida en el Tesoro, que es encabezado por funcionarios designados políticamente.

El Tesoro busca expandir su portafolio de supervisión en momentos en que la Casa Blanca y el Congreso consideran una exhaustiva revisión del sistema regulatorio estadounidense. Además de otorgar cierta autoridad de resolución a alguna agencia, las autoridades gubernamentales también han dicho que quieren darle a un cuerpo regulador la capacidad de monitorear los riesgos para el sistema financiero en su conjunto.

Bernanke, cuya Reserva Federal a menudo ha sido nombrada como el potencial "regulador de riesgo sistémico", sostuvo que la autoridad para lidiar con instituciones no bancarias a punto de quebrar podría quedar en manos de la FDIC "o algún otro cuerpo", y agregó que cualquier decisión por parte del gobierno para actuar debería ser tomada tras realizar consultas con la Casa Blanca y otros reguladores. La clave, afirmó, es cambiar las leyes actuales.

La creación de cualquier tipo de autoridad de resolución dependería de leyes promulgadas por el Congreso, y los legisladores más importantes sugirieron el martes que también opinan que se necesita una supervisión más amplia sobre las firmas financieras.

Delicias del quantitative easing, en castizo "máquina de imprimir billetes" (aunque técnicamente el dinero en estas intervenciones se crea mediante apuntes electrónicos) – Jugando con las reglas de Geithner (Cinco Días – 25/3/09)

(Por Hugo Dixon – Breaking Views)

Tim Geithner ha ofrecido una financiación extremadamente generosa al sector privado para ayudar a rescatar los bancos estadounidenses. La promesa del secretario del Tesoro de toneladas de apalancamiento barato podría hacer atractiva la inversión en activos tóxicos. Pero es probable que las mentes ingeniosas encuentren maneras más elaboradas de jugar al juego de Geithner. Aquí van dos ideas para los bancos y los inversores.

El primer juego es para bancos -llamémoslo el tiovivo-. Un banco vende siete millones de dólares en préstamos tóxicos como parte del plan. Luego reinvierte un millón en un fondo, recibe del Gobierno otro millón en acciones y pide al mercado 12 en préstamo con una garantía del Federal Deposit Insurance Corporation, cuya financiación proviene en último término de los contribuyentes.

El fondo del tiovivo compra luego 14 millones en créditos tóxicos que son prácticamente idénticos a los que el banco acaba de vender, pagando, si puede, el mismo precio. El resultado es que el banco puede cosechar ahora la mitad de las ganancias en un portfolio de 14 millones, en vez de retener los de su portfolio original de siete millones. La diferencia es que ha reducido sus riesgos a un millón en vez de siete.

El segundo juego, apodémoslo la colonia de rapaces, es para inversores. En este caso, el inversor reparte su dinero en varios fondos con diferentes aproximaciones para comprar acciones tóxicas. Algunos se centran en hipotecas residenciales, otros en las comerciales y otros en préstamos de la tarjeta de crédito. El objetivo del inversor es asegurarse de que, incluso si el valor de algunos fondos cae en picado, otros van bien.

Imagínense jugar a la colonia de rapaces con sólo dos fondos. Nuestro inversor, que tiene dos millones, pone uno en la rapaz A y otro en la B. Ambas rapaces piden ahora nueve millones cada una a la Fed como parte de su programa Talf dándoles a cada una 10 millones para invertir. La rapaz A lo hace bien y gana un 30%; la B mal y pierde un 30%.

Puede parecer una mala estrategia que deja al inversor seco, pero la disponibilidad de dinero barato cambia el resultado. La rapaz A vale ahora 13 millones. Después de devolver los nueve millones del crédito, el inversor tiene ahora cuatro. Aunque pierde el millón que puso en la rapaz B, el resto de las pérdidas las pagan los contribuyentes. Nuestro inversor acaba doblando sus dos millones originales.

Éstos, por supuesto, son sólo ejemplos estilizados. No tienen en cuenta los cargos de interés en la obtención de deuda, que harían menos lucrativos. También existe la posibilidad de que las autoridades eviten que los inversores hagan estos trucos. Aun así, debería haber diversión para mantener entretenidos a los financieros.

– Obama afirma que la economía de EEUU comienza a mostrar signos de recuperación. (El Economista – 25/3/09) mientras.

– Obama prepara una reunión con los principales bancos del país para este viernes (El Economista – 25/3/09)

El presidente de EEUU, Barack Obama, planea reunirse este viernes con los máximos ejecutivos de la banca estadounidense, entre ellos los de JP Morgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Citigroup. El objetivo del encuentro será convencerlos de que deben ver más allá de sus propios intereses para reactivar la economía del país, según han adelantado fuentes de la Casa Blanca a Reuters.

"El presidente Obama reiterará su convicción de que para volver a encarrilar la economía es necesario entender que cada uno de nosotros debemos mirar más allá de nuestros intereses a corto plazo y fijarnos otras obligaciones mayores para que Estados Unidos tenga éxito", señalaron.

Esta reunión, adelantada por el diario estadounidense The Wall Street Journal y confirmada por Reuters, todavía no ha sido anunciada de manera oficial. Según informa el rotativo, se trata de una práctica inusual, ya que lo habitual es que los principales directivos de los bancos se reúnan con el Tesoro o con la Reserva Federal, pero no directamente con el presidente, y menos en grupo.

Discutir el plan Geithner

El encuentro tendrá lugar sólo unos días después de que el Departamento del Tesoro presentase su plan para recomprar los activos tóxicos que lastran las cuentas de los entidades, que asciende a 500.000 millones de dólares, ampliables hasta el billón de dólares.

Obama prevé discutir con los banqueros los esfuerzos del Gobierno para sanear los balances de las entidades y restaurar su solvencia, por entender que es la mejor manera de que vuelvan a contar con liquidez para prestar dinero.

Además, es previsible que el Gobierno exponga sus exigencias para los bancos que se acojan al plan de ayuda, con objeto de evitar abusos como los cometidos en el anterior plan.

JP Morgan rechazó comentar la noticia, mientras que Reuters no pudo contactar con Goldman y Citigroup.

– El fondo de rescate tenía truco: los bancos no saben cómo divorciarse de Obama (El Confidencial – 25/3/09)

(Por María Igartua)

El fondo de rescate del Gobierno de Estados Unidos, más conocido como TARP, no ha resultado ser tan bondadoso como parecía en un principio. Con el Congreso mirando con lupa el caso de American International Group -ayer los legisladores volvían a cuestionar el rescate y pedían cuentas al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke y al secretario del Tesoro Timothy Geithner- los bancos se están dando cada vez más cuenta de que se encuentran bajo el yugo del Gobierno.

Cuando el pasado mes de octubre los nueve mayores bancos del país no dudaron en poner la mano para recibir más de 100.000 millones -suma que ha ido aumentando- como salvavidas, no sabían la que se les venía encima. De hecho, probablemente si hubieran considerado la posibilidad de que el futuro Gobierno de Barack Obama iba a poner en marcha una serie de leyes con carácter retroactivo como está haciendo -el límite a los bonus o un impuesto del 90% sobre estos- quizá se lo hubieran pensado dos veces.

Llegó el final de año y con ello el reparto de primas de ejecutivos. Mal asunto. Es Estados Unidos sus dirigentes responden por el dinero de los contribuyentes -los mismo que han llevado a Obama al Despacho Oval- con lo que el Gobierno tuvo que aplacar los ánimos de los ciudadanos cuando alzaron la voz contra los suelos abusivos de aquellos que habían causado la peor crisis desde la Gran Depresión.

Ahora los bancos temen que, al igual que los legisladores han metido mano en los sueldos de los altos directivos puedan hacerlo también en otros de sus asuntos. La solución pasa por devolver el TARP antes de que sea tarde: si no hay capital público no tengo que someterme a las imposiciones del Gobierno.

Hace algo más de un mes los pequeños comenzaron a mover fichas para devolver la ayuda recibida y en las últimas semanas lo están haciendo los grandes. Según publicó Bloomberg.com ayer, Goldman Sachs se encuentra en conversaciones con los reguladores de EEUU para liquidar con la administración a mediados de abril los 10.000 millones que ha recibido del TARP. También Wells Fargo quiere quitarse de encima el dinero hoy mejor que mañana y una de las formas de poder hacerlo pasa por recortar su dividendo, lo que le va a ahorrar 5.000 millones de dólares al año.

El presidente de la entidad, Richard Kovacevich, las lanzó con bala el pasado 13 de marzo durante una comparecencia en la Universidad de Stanford. En ella arremetió contra los grilletes del TARP, calificó de "tontería" el test que el Tesoro obliga a pasar a los bancos y que requiere niveles de capitalización excepcionales por la "fragilidad" del sistema financiero. A este respecto aseguró que no se podía meter a todas las firmas -fuertes y débiles- en el mismo saco y explicó que si tomó el dinero del Gobierno en la primera oleada de rescates fue a instancias del entonces secretario del Tesoro Henry Paulson. De hecho, el presidente sostuvo que Wells Fargo hubiera podido conseguir los 25.000 millones que recibió entre el capital privado.

A otro al que también le quema el dinero público en sus cuentas es a Bank of America. Según afirmó su Consejero Delegado, Kenneth Lewis, hace dos semanas, el banco podría devolver los 45.000 millones recibidos a finales de 2009. Y lo haría hoy mismo si no fuera por los requisitos de capitalización. Además entonó el mea culpa por poner meter la mano en el saco. Según reconoció, aceptaron demasiado dinero del TARP que no les hacía falta. "Lo hicimos por un exceso de prudencia, porque no puedes saber cómo de mal pueden ponerse las cosas, pero fue un error y provocó que se nos considerara de una forma que no merecíamos" dijo.

¿Cuál es el problema ahora? Que el TARP no se devuelve así como así, "toma lo que me diste". Primero tienen que pasar el famoso test de solvencia de Geithner y segundo, como se va a deshacer, por ejemplo, Citigroup de la presencia del Estado en el 36% de su capital. El TARP se devolverá cuando el Gobierno de Estados Unidos quiera que sea devuelto.

– El Tesoro de EEUU enviará al Congreso un plan de cierre de firmas (Expansión – 26/3/09)

El departamento del Tesoro estadounidense afirmó ayer que trasladará un proyecto de ley al Congreso esta semana para solicitar poderes que le permitan cerrar las instituciones financieras no bancarias en problemas.

En realidad, las propuestas involucran a firmas financieras que puedan representar riesgos para todo el sistema financiero, y que no están cubiertas por el regulador de los bancos, que es la Corporación Federal de Seguro de los Depósitos.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya manifestó el día anterior en el Congreso que esos poderes eran necesarios para lidiar con determinados casos como el de la aseguradora American International Group Inc (AIG), a la cual el Gobierno debió rescatar con fondos millonarios ante el temor de que su caída golpee a la economía real.

"El proyecto llenará un vacío significativo en la actual estructura regulatoria de los servicios financieros", dijo el Tesoro, señalando que de haber existido algún esquema de ese tipo "el Gobierno podría haber resuelto el tema de AIG de una manera ordenada".

Por lo tanto, ahora lo que el Tesoro busca es que el Gobierno pueda poner a una institución financiera no bancaria bajo la supervisión de una sindicatura, quien podría liderar una reestructuración ordenada de la compañía o su cierre.

– Los riesgos que acarrea el plan de rescate financiero (The Wall Street Journal – 27/3/09)

(Por David Wessel)

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, finalmente ha colocado la pieza final de su plan de rescate financiero: las "sociedades público-privadas" que estarán encargadas de comprar préstamos y valores tóxicos en poder de los bancos en apuros.

Ya sabemos de qué se trata. Las siguientes preguntas son: ¿Funcionará? ¿Habrá compradores y vendedores? ¿Y qué ocurre si no funciona?

En medio de la furia desatada por las bonificaciones pagadas a empleados de American International Group (AIG), una pregunta que se planteaba era si los fondos de cobertura u otros grandes inversionistas serían ahuyentados por la perspectiva de posibles audiencias en el Congreso y normas gubernamentales que cambian sin cesar, y, por consiguiente, no estarían dispuestos a aventurarse en un emprendimiento conjunto con el gobierno para comprar los activos. En parte debido a que Geithner les ofrece un trato muy conveniente, ese temor se ha disipado y ha sido reemplazado por las acusaciones de que Wall Street se enriquecerá a costa de los subsidios de los contribuyentes. "¡Robo al pueblo estadounidense!", dijo el premio Nobel Joseph Stiglitz.

El Departamento del Tesoro espera que los primeros inversionistas en efecto ganen mucho dinero. Eso alentará a que se sumen más compradores y revitalizará a los mercados para operaciones con préstamos hipotecarios y valores. Y, según el razonamiento del Tesoro, eso les pondrá un precio de mercado a esos activos de forma tal que todo el mundo tenga una indicación de lo que valen actualmente para que se reactiven las transacciones. Y ese paso hacia la normalidad en el funcionamiento del sistema financiero impulsará la confianza, cuya ausencia, según el diagnóstico del Tesoro, es un gran problema.

El secreto para financiar el plan de Geithner no es el dinero privado, sino los fondos del gobierno que no requieren de la aprobación del Congreso. Si un banco tiene un préstamo hipotecario de US$ 100 que logra venderle a una entidad pública-privada por US$ 84, los inversionistas privados contribuyen apenas US$ 6. El Tesoro pone US$ 6 y el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de EEUU garantiza un préstamo por US$ 72, y no necesita que el Congreso lo apruebe.

La Reserva Federal está haciendo algo similar por el lado de los valores; puede imprimir cantidades ilimitadas de dinero sin permiso del Congreso. El motivo por el cual se recluta a inversionistas privados es evitar que el gobierno fije los precios. "Ya que estos inversionistas tendrán el incentivo de negociar con firmeza para asegurarse que sus inversiones sean rentables, el contribuyente estará protegido ante la posibilidad de pagar en exceso", afirma Geithner.

La preocupación actual es si los bancos estarán dispuestos a vender. Eso es un tanto sorprendente, ya que no hace mucho nos hicieron creer que los bancos estaban desesperados por deshacerse de estos activos. La hipótesis de Geithner es que "parte de lo que está dificultando que los bancos se desprendan de esto es la ausencia de un mercado con financiación en el cual venderlo".

Preste atención a la frase "parte de". El problema no son los activos respaldados por hipotecas: su valor ha sido reducido en los libros, supuestamente a niveles que significan que los bancos no soportarán grandes pérdidas si los venden. El gran problema son los préstamos. Éstos figuran en los libros a los precios que los bancos esperan venderlos en el futuro. Si los bancos los venden a valores muchos más bajos de los que figuran en los libros, tendrán grandes pérdidas que debilitarán sus ya agotadas reservas de capital. Eso llevará a los reguladores a cerrarlos u obligarlos a aceptar tanto dinero de los contribuyentes que el gobierno será su propietario. Los bancos que han hecho adquisiciones, como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of America, han rebajado el valor de algunos de los préstamos en los portafolios de los bancos que compraron, así que podrían ser vendedores. Otros bancos, cuyas acciones se transan a precios muy bajos, podrían estar dispuestos a soportar una pérdida con la esperanza de que deshacerse de estos activos los vuelva más atractivos y les permita levantar capital. Pero si sólo los bancos fuertes se deshacen de los activos tóxicos, eso no resolverá el problema de tener bancos demasiado débiles o demasiado paralizados para otorgar préstamos.

– EEUU anuncia una ambiciosa reforma de la regulación del sistema financiero (The Wall Street Journal – 27/3/09)

(Por Damian Paletta)

El secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, exhortó ayer a los legisladores estadounidenses a promulgar una amplia reforma a la regulación de los mercados financieros, poniendo en marcha un proceso que probablemente culmine en un control mucho más firme por parte del Estado.

Es probable que pasen meses antes de que la propuesta, que no fue acompañada de muchos detalles, sea aprobada en el Congreso. La iniciativa generó preguntas por parte de algunos legisladores que sostuvieron que el gobierno buscaba concentrar demasiado poder, y también motivó la oposición de algunos inversionistas, especialmente en el sector de los fondos de cobertura.

Geithner presentó su plan como una forma de restaurar la confianza de los mercados y restringir a las empresas cuya dimensión o complejidad pueda amenazar al sistema financiero. El plan repartiría el poder entre el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed), la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). "Creo que es una falla trágica del país que llegáramos a esta crisis sin nada que remotamente se parezca a una autoridad amplia para hacer frente a crisis financieras en forma efectiva y proteger a la economía…".

El gobierno del presidente Barack Obama busca cambios en cuatro áreas: limitar los riesgos que podrían amenazar a la economía, fortalecer las protecciones para inversionistas y consumidores, cerrar las brechas en la supervisión regulatoria y coordinar cualquier acción de manera global.

En su testimonio ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, Geithner se concentró en las medidas para contener los riesgos sistémicos. Eso incluye la creación de una agencia "independiente" para monitorear a las instituciones más importantes o las cadenas de pagos cuya falla podría tener un efecto desestabilizador sobre la economía. Este tipo de control abarcaría a los fondos de cobertura y las firmas de capital privado y capital de riesgo de cierta magnitud, a las cuales se les exigiría que se inscriban en la SEC.

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