JUSTIFICACIÓN.
El equipo No.6 eligió el tema de "EL SIDA" porque en la actualidad es muy interesante, alarmante y muy preocupante para todo el servicio medico y para la sociedad en general debido a que se esta suscitando cada vez con mayor frecuencia y se está dejando a un lado la verdadera importancia que se le debe brindar.
Cabe señalar que también se prefirió este tema para comprobar una hipótesis: la discriminación a las personas con SIDA en Tejupilco; hoy en dia se tiene mayor conocimiento de lo que es el SIDA pero se tiene muy poca conciencia sobre el trato que se le debe dar a las personas portadoras del VIH, haciendo asi un problema social, la discriminación.
Se dice que se discrimina a alguien cuando no se le da un trato justo y digno, es decir se desplaza ya sea de un lugar, de un grupo de personas, etc. Y actualmente ese es el problema por el que estamos luchando y tratando de evitar con esta investigación.
Tener SIDA no es un motivo por el que se debe discriminar a alguien, es una enfermedad como cualquier otra, todos estamos propensos a adquirirla y ésta es una de las razones por la que se debe luchar para ayudar a salir adelante a quien la porta, con apoyo moral que es lo que mas significativo.
OBJETIVOS.
OBJETIVO GENERAL.
El presente trabajo se realiza con la finalidad de comunicar a la población de la ciudad de Tejupilco sobre el gran problema que está afectando fuertemente hoy en día: el SIDA, brindando información específica y completa para que de esta manera se logre la prevención de la misma enfermedad mediante el conocimiento de las medidas de contagio más comunes y los métodos anticonceptivos que existen para atacar el problema del SIDA en la urbe de estos tiempos.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS.
- Contribuir a que la discriminación en la ciudad de Tejupilco disminuya.
- Hacer conciencia en las personas para que tomen las medidas necesarias para evitar un posible contagio.
- Ayudar a ampliar en las personas el concepto de SIDA.
- Corroborar la hipótesis de la discriminación en Tejupilco que se anexa la principio de esta investigación.
HIPÓTESIS.
"Cuanto mayor sea detectada y atendida la enfermedad del SIDA tanto menos serán las personas infectadas"
La enfermedad del SIDA de ser prevenida para que no tenga consecuencias muy notorias, y cuando existen personas infectadas deben de ser controladas aumentar su calidad y tiempo de vida.
CAPÍTULO 1
"EL SIDA"
1. CONCEPTO:
La palabra SIDA significa:
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
Es una enfermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VHI). Este virus destruye o daña las células del sistema inmune de la persona interfiriendo en la capacidad del cuerpo de luchar efectivamente contra los virus, bacterias y hongos que causa la enfermedad. La infección por VIH hace que la persona sea más susceptible a infecciones que normalmente el cuerpo humano puede resistir como la neumonía, la meningitis y cierto tipo de cáncer. Al virus y a la infección se les conoce como VIH. El término SIDA es utilizado para catalogar a las etapas tardías de la infección por el virus del VIH. Pero, ambos términos, VIH y SIDA se refieren a la misma enfermedad.
(Anexo No. 1)
La era del SIDA empezó oficialmente el 5 de junio de 1981, cuando el Center for Disease Control and Prevention (Centro para la prevención y control de enfermedades) de Estados Unidos convocó una conferencia de prensa donde describió cinco casos de neumonía por Pneumocystis carinii en Los Ángeles. Al mes siguiente se constataron varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer de piel. Las primeras constataciones de estos casos fueron realizadas por el Dr. Michael Gottlieb de San Francisco.
Pese a que los médicos conocían tanto la neumonía por Pneumocystis carinii como el sarcoma de Kaposi,
la aparición conjunta de ambos en varios pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos pacientes eran hombres homosexuales sexualmente activos, muchos de los cuales también sufrían de otras enfermedades crónicas que más tarde se identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas sanguíneas que se les hicieron a estos pacientes mostraron que carecían del número adecuado de un tipo de células sanguíneas llamadas T CD4+. La mayoría de estos pacientes murieron en pocos meses.
Ya que en un principio se identificó a la población homosexual como víctima de la deficiencia inmune, la prensa comenzó a llamarla la «peste rosa», aunque pronto se hizo notar que también la padecían los inmigrantes haitianos en EE.UU., los usuarios de drogas intravenosas, los receptores de transfusiones sanguíneas y las mujeres heterosexuales. La nueva enfermedad fue bautizada, oficialmente, en 1982 con el nombre Acquired Immune Deficiency Syndrome (AIDS).
Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del SIDA. La teoría con más apoyo planteaba que el SIDA era causado por un virus. La evidencia que apoyaba esta teoría era, básicamente, epidemiológica. En 1983 un grupo de nueve hombres homosexuales con SIDA de Los Ángeles, que habían tenido parejas sexuales en común, incluyendo a otro hombre en Nueva York que mantuvo relaciones sexuales con tres de ellos, sirvieron como base para establecer un patrón de contagio típico de las enfermedades infecciosas.
Otras teorías sugieren que el SIDA surge a causa del excesivo uso de drogas y de la promiscuidad sexual. También se planteó que la inoculación de semen en el recto durante el sexo anal combinado con el uso de inhalantes con nitrito (poppers) producía supresión del sistema inmune. Pocos especialistas tomaron en serio estas teorías, aunque algunas personas todavía las promueven y niegan que el SIDA sea producto de la infección del VIH.
La teoría más reconocida actualmente, sostiene que el VIH proviene de un virus llamado virus de inmunodeficiencia en simios (SIV, en inglés), el cual es idéntico al VIH y causa síntomas similares al SIDA en otros primates. Este virus habría sido transmitido a la población humana en África durante unos experimentos con vacunas contra la polio en pobladores africanos. También se creía que la llegada del SIDA al mundo occidental era atribuible a un hombre llamado el «paciente cero», un asistente de vuelo canadiense que habría practicado el sexo con más de mil hombres en distintas partes del mundo. Esta teoría, que incluso fue plasmada en una película, es falsa.
En 1984, dos científicos, el Dr. Robert Gallo en los Estados Unidos y el profesor Luc Montagnier en Francia, aislaron de forma independiente el virus que causaba el SIDA. Luego de una disputa prolongada, accedieron a compartir el crédito por el descubrimiento; el virus fue denominado Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en 1986. El descubrimiento del virus permitió el desarrollo de un anticuerpo, el cual se comenzó a utilizar para identificar dentro de los grupos de riesgo a los infectados. También permitió empezar investigaciones sobre posibles tratamientos y una vacuna.
En esos tiempos las víctimas del SIDA eran aisladas por la comunidad, los amigos e incluso la familia. Los niños que tenían SIDA no eran aceptados por las escuelas debido a las protestas de los padres de otros niños. La gente temía acercarse a los infectados ya que pensaban que el VIH podía contagiarse por un contacto casual como dar la mano, abrazar, besar o compartir utensilios con un infectado.
En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y posterior expansión del SIDA en Occidente. Incluso, algunos grupos religiosos llegaron a decir que el SIDA era un castigo de Dios a los homosexuales (esta creencia aún es popular entre ciertas minorías de creyentes cristianos y musulmanes). Otros señalan que el estilo de vida «depravado» de los homosexuales era responsable de la enfermedad. Aunque es verdad que en un principio el SIDA se expandió a través de las comunidades homosexuales y que la mayoría de los que padecían la enfermedad eran homosexuales, esto se debía, en parte, a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre homosexuales, por considerarse que éste era sólo un método anticonceptivo.
El SIDA pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención sólo en los homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, particularmente en África, el Caribe y luego en Asia.
En los países desarrollados, los infectados pueden llevar una enfermedad crónica, es decir sin desarrollar un cuadro de SIDA gracias al tratamiento; sin embargo, en otras partes del globo donde no están disponibles estos medicamentos (África, por ejemplo) los infectados desarrollan SIDA y mueren pocos años después de haber sido diagnosticados.
- 2.Historia
- 2.1 Conocimiento actual de la enfermedad
(Anexo No.2)
El VIH está emparentado con otros virus que causan enfermedades parecidas al SIDA. Se cree que este virus se transfirió de los animales a los humanos a comienzos del siglo XX. Existen dos virus diferenciados que causan SIDA en los seres humanos, el VIH-1 y el VIH-2. Del primero la especie reservorio son los chimpancés, de cuyo virus propio, el SIVcpz, deriva. El VIH-2 procede del SIVsm, propio de una especie de monos de África Occidental. En ambos casos la transmisión entre especies se ha producido varias veces, pero la actual pandemia resulta de la extensión del grupo M del VIH-1, procedente según estimaciones de una infección producida en África Central, donde el virus manifiesta la máxima diversidad, en la primera mitad del siglo XX.
La pandemia actual arrancó en África Central, pero pasó desapercibida mientras no empezó a afectar a población de países ricos, en los que la inmunosupresión del SIDA no podía confundirse fácilmente con depauperación debida a otras causas, sobre todo para sistemas médicos y de control de enfermedades muy dotados de recursos. La muestra humana más antigua que se sepa que contiene VIH fue tomada en 1959 a un marino británico, quien aparentemente la contrajo en lo que ahora es la República Democrática del Congo. Otras muestras que contenían el virus fueron encontradas en un hombre estadounidense que murió en 1969 y en un marino noruego en 1976. Se cree que el virus se contagió a través de actividad sexual, posiblemente a través de prostitutas, en las áreas urbanas de África. A medida que los primeros infectados viajaron por el mundo, fueron llevando la enfermedad a varias ciudades de distintos continentes.
En la actualidad, la forma más común en que se transmite el VIH es a través de actividad sexual desprotegida y al compartir agujas entre usuarios de drogas de abuso intravenosas. El virus también puede ser transmitido desde una madre embarazada a su hijo (transmisión vertical). En el pasado también se transmitió el SIDA a través de transfusiones de sangre y el uso de productos derivados de ésta para el tratamiento de la hemofilia o por el uso compartido de material médico sin esterilizar; sin embargo, hoy en día esto ocurre muy raramente, salvo lo último en regiones pobres, debido a los controles realizados sobre estos productos.
No todos los pacientes infectados con el virus VIH tienen SIDA. El criterio para diagnosticar el SIDA puede variar de región en región, pero el diagnóstico típicamente requiere:
- Un conteo absoluto de las células T CD4 menor a 200 por milímetro cúbico.
- La presencia de alguna de las infecciones oportunistas típicas, causadas por agentes incapaces de producir enfermedad en personas sanas.
La persona infectada por el VIH es denominada seropositiva o VIH positivo (VIH+) y a los no infectados se les llama VIH negativo (VIH-). La mayoría de las personas seropositivas no saben que lo son.
La infección primaria por VIH es llamada seroconversión y puede ser acompañada por una serie de síntomas inespecíficos, parecidos a los de una gripe, por ejemplo, fiebre, dolores musculares y articulares, dolor de garganta y ganglios linfáticos inflamados. En esta etapa el infectado es más transmisor que en cualquier otra etapa de la enfermedad, ya que la cantidad de virus en su organismo es la más alta que alcanzará. Esto se debe a que todavía no se desarrolla por completo la respuesta inmunológica del huésped. No todos los recién infectados con VIH padecen de estos síntomas y eventualmente todos los individuos se vuelven asintomáticos. (Anexo No.3)
Curso típico de la infección por VIH. Los detalles, en particular los plazos, varían ampliamente de un infectado a otro. En azul, evolución del recuento de linfocitos T CD4+. En rojo, evolución de la carga viral.
Durante la etapa asintomática, cada día se producen varios miles de millones de virus VIH, lo cual se acompaña de una disminución de las células T CD4+. El virus no sólo se encuentra en la sangre, sino en todo el cuerpo, particularmente en los ganglios linfáticos, el cerebro y las secreciones genitales.
El tiempo que demora el diagnóstico de SIDA desde la infección inicial del virus VIH es variable. Algunos pacientes desarrollan algún síntoma de inmunosupresión muy pocos meses después de haber sido infectados, mientras que otros se mantienen asintomáticos hasta 20 años.
La razón por la que algunos pacientes no desarrollan la enfermedad y por que hay tanta variabilidad interpersonal en el avance de la enfermedad, todavía es objeto de estudio. El tiempo promedio entre la infección inicial y el desarrollo del SIDA varía entre ocho a diez años en ausencia de tratamiento.
3. DESCRIPCIÓN
Normalmente, los glóbulos blancos y anticuerpos atacan y destruyen a cualquier organismo extraño que entra al cuerpo humano. Esta respuesta es coordinada por un tipo de células llamados linfocitos CD4. Desafortunadamente, el VIH ataca específicamente a los linfocitos CD4 y entra en ellos.
Una vez adentro, el virus les inyecta su propio material genético y los utiliza para replicarse o hacer copias de sí mismo.
Cuando las nuevas copias del virus salen de las células a la sangre, buscan a otras células para atacar. Mientras, las células de donde salieron mueren. Este ciclo se repite una y otra vez. Por lo tanto, muchas copias del HIV se producen todos los días. Para defenderse de esta producción de virus, el sistema inmune de una persona produce muchas células CD4 diariamente.
Sin embargo, el virus gana. El número de células CD4 disminuye progresivamente y la persona sufre de inmunodeficiencia, lo cual significa que la persona no puede defenderse de otros virus y bacterias que causan enfermedades. (Anexo No.4)
4. Ciclo vital del VIH
El virus de la inmunodeficiencia humana se enlaza con la proteína CD4 de la superficie de los linfocitos T y a continuación la envuelta vírica se funde con la membrana plasmática. Esta fusión libera en la célula el nucleótido del virus, y la enzima transcriptasa inversa transforma el ARN vírico en ADN de doble cadena. Este ADN vírico penetra en el núcleo celular y se integra en el ADN celular. Los mecanismos celulares normales transcriben el ADN integrado en nuevas moléculas de ARN vírico y ARN mensajero vírico, que a su vez dirige la síntesis de nuevas proteínas víricas. Éstas y el ARN vírico se organizan en un nuevo nucleótido vírico que abandona el linfocito T, del que toma un fragmento de membrana para utilizarlo como envuelta. (Anexo No.5)
5. MODO DE TRANSMISIÓN
…el contagio del VIH se produce por vía sexual, sanguínea y de la madre al feto o al recién nacido.
El VIH se transmite por contacto directo y para ello es necesaria la presencia de una cantidad suficiente de virus. Esta proporción sólo existe en el semen y otras secreciones sexuales (flujo vaginal), en la sangre contaminada y, en menor cantidad, en la leche materna. El virus penetra en el organismo del individuo sano y entra en contacto con la sangre o las mucosas. Por lo tanto, el contagio del VIH se produce por vía sexual, sanguínea y de la madre al feto o al recién nacido.
5.1 | Contagio por vía sexual |
El virus presente en los flujos sexuales de hombres y mujeres infectadas puede pasar a la corriente sanguínea de una persona sana a través de pequeñas heridas o abrasiones que pueden originarse en el transcurso de las relaciones homo o heterosexuales sin protección (preservativo) de tipo vaginal, anal u oral.
En los países occidentales, el mayor número de casos debidos a las relaciones sexuales se ha producido por transmisión homosexual, a diferencia de lo que sucede en países en vías de desarrollo, donde el mayor número de contagios se debe a la transmisión heterosexual, aunque su incidencia como forma de contagio del SIDA está aumentando en todo el mundo. En España, por ejemplo, el contagio heterosexual (29,2%) supera el homosexual (16,5%).
. | 5.2 Contagio por vía sanguínea |
El contacto directo con sangre infectada afecta a varios sectores de la población. La incidencia es muy elevada en los consumidores de drogas inyectadas por vía intravenosa que comparten agujas o jeringuillas contaminadas; en España es la principal vía de transmisión (46,3%). El riesgo de contagio del personal sanitario en los accidentes laborales por punción con una aguja o instrumento cortante contaminado con sangre infectada es del 0,3%. La transmisión del VIH a personas que reciben transfusiones de sangre o hemoderivados es muy improbable gracias a las pruebas que se han desarrollado para la detección del virus en la sangre. Su incidencia es casi nula para la administración de gammaglobulina y/o factores de coagulación.
.5.3 | Contagio madre a hijo |
Finalmente, la madre puede infectar a su hijo a través de la placenta en el útero, durante el nacimiento o en el periodo de la lactancia. Aunque sólo un 25-35% de los niños que nacen de madres con SIDA presentan infección por VIH, esta forma de contagio es responsable del 90% de todos los casos de SIDA infantil. Este tipo de transmisión tiene una incidencia muy elevada en el continente africano.
6. DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD.
Desde que una persona se infecta con el VIH hasta que desarrolla el SIDA suelen transcurrir entre 6 y 10 años. El estudio de la evolución de la enfermedad puede realizarse a través de distintos marcadores de laboratorio o estar basado en la secuencia de aparición de las diferentes manifestaciones clínicas. Dentro de los marcadores bioquímicos se suele considerar el descenso de la cifra de linfocitos T CD4 que, hasta hace relativamente poco tiempo, ha sido la referencia principal para catalogar el estadio de evolución de la enfermedad. Desde 1996, la determinación de la cantidad de virus circulante en la sangre de la persona infectada, que recibe el nombre de carga viral, se ha convertido en el marcador más importante de la evolución de la enfermedad.
Alrededor de tres semanas después de la infección por el VIH, la mayoría de los pacientes experimentan síntomas pseudogripales como fiebre, cefalea, eritema, linfoadenopatías y sensación de malestar. Estas manifestaciones desaparecen al cabo de una o dos semanas. Durante esta fase, denominada fase de infección aguda, el VIH se multiplica a una gran velocidad, sufriendo diversas mutaciones genéticas. Al principio, se produce un descenso de la cifra de linfocitos T CD4 pero, al poco tiempo, las cifras normales se recuperan en respuesta a una activación del sistema inmunológico. Durante esta etapa los individuos son altamente contagiosos.
El paciente entra entonces en un periodo libre de síntomas (fase asintomática) cuya duración puede ser superior a diez años. Durante ésta, el virus continúa replicándose causando una destrucción progresiva del sistema inmunológico. El recuento de linfocitos T CD4 suele ser normal.
En la fase siguiente, denominada fase sintomática precoz, se desarrollan los síntomas clínicos de la enfermedad y es frecuente la presencia de infecciones oportunistas leves.
En la última fase, denominada SIDA o fase de enfermedad avanzada por VIH, aparecen las infecciones y tumores característicos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. (Anexo No.6)
7. SIGNOS Y SÍNTOMAS
Los síntomas de la infección con VIH y SIDA varían dependiendo de la fase de la infección. Cuando una persona se infecta primeramente con VIH, puede no presentar síntomas aunque es común desarrollar un síndrome gripal de 2 a 6 semanas después de infectarse. Estos síntomas se pueden confundir con otras enfermedades y la persona puede no sospechar que esté infectada con el VIH.
Sin embargo, aún si la persona no tiene síntomas, puede transmitir el virus a otros. La persona puede permanecer sin síntomas por 8 a 9 años. Durante este tiempo, el virus continúa multiplicándose y destruyendo células. Existen pruebas que se pueden realizar para observar la disminución del número de estas células en la sangre. Las personas infectadas con el VIH pueden desarrollar infecciones leves o síntomas como:
- Diarrea
- Pérdida de peso
- Fiebre
- Nódulos linfáticos inflamados
- Tos y dificultad para respirar
Durante la última fase de la infección por el VIH (que ocurre aproximadamente de 10 a 11 años después de la infección inicial), se pueden desarrollar síntomas más serios llenando los requisitos de la definición oficial del SIDA. La definición del SIDA, según los Centros de Control y Prevención de la Enfermedad (CDC), es la presencia de infección por VIH como una prueba positiva para VIH y uno de los siguientes:
Desarrollo de una infección oportunista que es una infección que ocurre cuando el sistema inmune se encuentra comprometido como Neumonía por Pneumocystis carinii.
- Una cuenta de linfocitos CD4 de 200 o menor (lo normal es de 600 a 1,000).
- Cuando se desarrolla el SIDA, la persona está susceptible a infecciones oportunistas. Los signos y síntomas de alguna de estas infecciones incluyen:
- Sudoración nocturna
- Escalofríos y fiebre por semanas
- Tos seca y dificultad para respirar
- Diarrea crónica
- Lesiones blancas en la lengua y boca
- Dolor de cabeza
- Visión alterada
- Pérdida de peso
8. DIAGNÓSTICO
La infección por VIH se diagnostica detectando anticuerpos para el virus en sangre. Cabe aclarar que las pruebas del VIH no son totalmente seguras después de la infección ya que el cuerpo se tarda algunas semanas para desarrollar estos anticuerpos (de 6 a 12 semanas). A la persona se le pedirá una prueba en sangre llamada prueba ELISA (Enzyme-linked inmunsorbent assay). Esta prueba debe repetirse si es positiva. Si la prueba resulta positiva de nuevo, se realizará otra prueba llamada Western blot para confirmarla. La prueba de Western blot confirma la presencia de las proteínas VIH en la sangre. La prueba de Western blot es importante para evitar falsos positivos. La persona recibirá un diagnóstico de VIH solamente si las 3 pruebas son positivas. Si a la persona se le diagnóstica SIDA, el médico también pedirá una prueba de carga viral en sangre. Esto mide la cantidad de virus en la sangre. En general las personas que tienen cargas virales altas generalmente tienen un desenlace más pobre que aquellas personas con una carga viral más baja. Las cargas virales también se utilizan para decidir cuando iniciar o cambiar el tratamiento.
9. TRATAMIENTO
Actualmente existen guías para el tratamiento con medicamentos antirretrovirales en personas con VIH. El propósito de los medicamentos antirretrovirales es reducir la cantidad de virus en la sangre hasta tener niveles bajos o no detectables aunque esto no significa que el virus haya desaparecido. Esto generalmente se logra con la combinación de tres o más medicamentos. Las guías del tratamiento enfatizan la importancia de calidad de vida. Por lo tanto, la meta del tratamiento de SIDA es encontrar el tratamiento más sencillo que tenga pocos efectos colaterales. La respuesta al tratamiento se mide por niveles del VIH en sangre (carga viral). Estos niveles deben ser medidos al inicio del tratamiento y cada 3 a 4 meses.
10. Auto – CUIDADO
No existe una vacuna para prevenir la infección por VIH y no existe cura para el SIDA. Pero, es posible prevenir la infección. Esto significa leer sobre el SIDA y aprender a evitar comportamientos que son de alto riesgo para contraer el VIH.
Algunas medidas para prevenir el contagio con el VIH son:
- Aprender sobre el VIH y como se transmite.
- Conocer si su pareja sexual es VIH positivo o no.
- Utilizar condón o preservativo en todas las relaciones sexuales.
- Utilizar jeringas limpias si se inyecta drogas intravenosas.
- Realizarse pruebas de detección.
CAPÍTULO 2
"EL SIDA Y LA SOCIEDAD"
- NOTICIAS:
1.1 Actualmente se está estudiando una píldora que evita la transmisión del VIH en el acto sexual
- Es similar a la pastilla anticonceptiva y debe tomarse a diario para impedir la infección.
- Un estudio demuestra que los hombres circuncidados tienen un 60% menos de probabilidades de contagiarse
- Donostia. Los expertos lo tienen claro: el sida se ha convertido hoy en una enfermedad de transmisión sexual. No se cansan de advertir de que esa percepción de "a mí no me toca" debe desaparecer de un plumazo. Y lo dicen con alarmantes datos sobre la mesa: nueve de cada diez mujeres se infectan de VIH tras mantener relaciones sexuales, un porcentaje que desciende al 75% en el caso de los hombres.
- "Olvidémonos de determinados grupos de riesgo y hablemos de una vez por todas de prácticas de riesgo", propuso ayer José Antonio Iribarren, Jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Donostia, en la clausura del congreso estatal sobre sida que se ha celebrado en Donostia.
- Cuando uno se pone a analizar lo ocurrido en los últimos 25 años, desde que el sida desplegó su amenaza mortal hasta erigirse en una epidemia devastadora, es evidente que los tratamientos antirretrovirales y, sobre todo, el uso del condón han frenado al virus.
- Pero la sociedad se ha relajado, y el sida continua mostrando su cara más amarga, con 3.000 nuevos casos al año en el Estado, lo que exige un plus de concienciación social y, sobre todo, investigación para no revivir un episodio similar al que se registró durante la década de los 80.
- Mitchell Warren, director ejecutivo de la prestigiosa Avac, la coalición de activistas para una vacuna contra el sida, se mostró ayer esperanzado en el frenético avance que están experimentando las nuevas tecnologías. "En los últimos meses hemos obtenido resultados muy alentadores en diferentes tratamientos; no creo que en tres o cuatro años haya nuevos productos, pero sí respuestas cruciales para nuevos tratamientos", sostuvo.
- una pastilla diaria El experto, miembro del grupo de trabajo de prevención global del VIH, promovido por Bill y Melinda Gates, detalló que la profilaxis oral, previa a las relaciones sexuales, puede ser en los próximos años uno de los recursos preventivos más interesantes, si bien no supo concretar quién debería administrarse ese fármaco -en un contexto social en el que "nadie es consciente" de pertenecer a un grupo de riesgo- y quién pagaría el medicamento cuando saliera al mercado.
- "En realidad las conclusiones se conocerán dentro de dos años, pero los resultados que ofrece esta pastilla son, por el momento, muy interesantes en animales. Estamos hablando de una especie de píldora anticonceptiva que debe tomarse todos los días", explicó Warren.
- En concreto, se están estudiando fármacos como Truvada, una pastilla que contiene dos medicamentos que se usan para combatir el VIH: tenofovir (Viread) y emtricitabine (Emtriva).
- "Vengo de Sudáfrica, donde hace siete años el tratamiento parecía imposible, y ahora es una realidad. Si llega ahora a millones de personas la prevención debería extenderse a decenas de millones; no es sólo una cuestión de avances científicos, sino también de concienciación".
- La información detallada sobre los estudios de tratamiento con profilaxis previa puede consultarse en la página web www.prepwahtch.org.
- Warren también puso especial énfasis en otro modo de prevención, como es la circuncisión masculina, otra de las novedades más destacadas que avanzó el investigador para frenar la transmisión del VIH en países de África, un modelo del que si se demuestra finalmente su fiabilidad podría exportarse a países de Europa.
- Warren aseguró que después de varios años de investigación en Sudáfrica se ha comprobado que la prevalencia del sida es mucho menor en aquellos países donde se realiza la circuncisión que en los que no se lleva a cabo esta práctica. "Existe un 60% de posibilidades menos de contraer la enfermedad en prácticas de sexo vaginal, que no anal", precisó.
- Pero las dudas que despierta esta línea de investigación también parecen lógicas. Después de dos décadas de machaconas campañas orientadas a popularizar el uso del condón, del que se ha demostrado su fiabilidad en un 98% de los casos, la implantación de esta práctica puede contribuir a levantar el pie en materia de prevención. Warren agregó que, en cualquier caso, la circuncisión masculina, que por el momento se desconoce si protege a la mujer de ser infectada, "no es un método suficiente".
- El X Congreso Nacional sobre el sida, bajo el lema Sida: un nuevo escenario, concluyó con la entrega de premios a las mejores comunicaciones del certamen. En el congreso han participado mil congresistas, entre profesionales sanitarios y no sanitarios, miembros de ONG's y personas afectadas
1.2 A 25 años de la epidemia del VIH en América Latina
El presente trabajo tiene por objeto presentar en grandes líneas el desarrollo histórico-social de la respuesta del sector comunitario a la epidemia del VIH en América Latina y Caribe. Inicia con un breve resumen histórico de los procesos, logros y retos de la respuesta comunitaria ante una infección nueva y desconocida en su momento y los desafíos y las encrucijadas ante las cuales se enfrentaron las comunidades afectadas, seguido de un recuento y una caracterización del papel clave que desempeñaron las distintas comunidades que se alzaron y se organizaron para contender tanto con la enfermedad del VIH como con la epidemia, que escapa al ámbito meramente médico.
El impacto inicial del VIH se vivió en medio del miedo, del dolor, la angustia y la desesperación de miles de personas, unas directamente por estar infectadas y muchas otras más afectadas porque un ser querido había sido tocado por llamado "mal del siglo". Las consecuencias que ello tuvo en la psique y el bienestar de las personas y de las comunidades no han sido debidamente aquilatadas ni analizadas y quedan por ello como una asignatura pendiente.
En los albores de la epidemia, las minorías marginalizadas organizadas de manera más visible en Latinoamérica eran los grupos de hombres gays que empezaban a hacer valer sus demandas de igualdad de derechos, de rescate a la dignidad humana y del cese a la violencia homofóbica. La aparición de cuadros de sida entre activistas del MLH, seguidos de largos y dolorosos procesos de enfermedad y muerte cimbró a las organizaciones, las diezmó y las desmovilizó inicialmente. Al no haber tratamientos para una enfermedad tan nueva y devastadora la situación semejaba un desastre apocalíptico. Un sentido de fatalidad permeaba cualquier acción.
Al caer el VIH en manos de los medios de comunicación, la mayoría de éstos la etiquetó como una enfermedad que afectaba a los malos, una enfermedad de las malas personas, y como si fuese un resultado esperado, esta manera de caracterizar un fenómeno de salud desconcertante tuvo un efecto social nocivo y contribuyó al silencio y la inacción por parte de los gobiernos. Fue parte de su coartada.
En aquellos años además de las comunidades afectadas que actuaron desde el primer muerto, y de reducidos grupos de religiosos y religiosas que se dedicaron a cuidar a los enfermos terminales y a brindarles consuelo espiritual- sólo se salvaron de la inacción quienes por mandato tenían la obligación de responder: los médicos y las instituciones de salud, locales, nacionales e internacionales, entre los cuales encontramos a muchos verdaderos héroes civiles, aunque la mayoría de los prestadores de servicios de salud desafortunadamente no siguieron ese ejemplo y a 25 años de haber sido descubierto el VIH, muchas de esas actitudes siguen vivas.
Uno de los factores clave que contribuyeron a que la epidemia fuese abordada de manera tan negligente, cuando ya decenas de miles de personas estaban afectadas, enfermas o muertas, fue el entorno exacerbado de homofobia, sexofobia, violencia, machismo, estigma y discriminación hacia quienes estaban viviendo con el VIH, y también hacia sus allegados. Todos conocemos una o varias historias perversas de horror y crueldad que se tejieron en torno a éste o aquél caso y que narran desde lapidaciones, quema de casas, expulsiones de escuelas, trabajos y lugares de origen, hasta golpizas y asesinatos.
Es en medio de este panorama desolador donde entra a escena el accionar de las comunidades y su visión de la respuesta. Para entender a qué comunidad o sociedad civil nos referimos en este trabajo, hicimos una reflexión y un deslinde: los conceptos "comunidad" o "sociedad civil" pueden ser utilizados de manera muy abierta y sesgada y pueden por ello incluir a grupos reaccionarios y homofóbicos como Provida y sus huestes porque formalmente no son gobierno, son en efecto sociedad civil. Para hacer un deslinde y no caer en esa insensatez decidimos apoyarnos en una definición de trabajo que nos ayudara a aclarar que cuando mencionamos sociedad civil o comunidad sepamos que nos estamos refiriendo a lo siguiente.
Un conjunto de grupos, organizaciones o cualquier otra entidad que se haya formado en base a una respuesta comunitaria para responder a un tema o una emergencia social específica; estos grupos reaccionan ante la necesidad de buscar apoyo mutuo o de sus pares, o de intercambiar conocimientos e información que les ayude a remontar una emergencia o a resolver un problema común.
La acción comunitaria se da como respuesta a la caracterización social negativa que se hace de las personas o los grupos en base a estereotipos surgidos del prejuicio; a la estigmatización o a la criminalización de estilos de vida o identidades sexuales; o porque alguna persona está afectada por el VIH o cualquier otra enfermedad "indecente", por ejemplo, las ITS.
Es necesario recordar que históricamente y en paralelo a las estrategias de liberación sexual, notablemente la liberación homosexual, los grupos comunitarios de personas más marginalizadas fueron los primeros que reaccionaron y emprendieron acciones para contender con el impacto de la epidemia entre sus filas. A principio de los 80 nacieron o se crearon lo que ahora conocemos como las respuestas pioneras.
La llegada sorpresiva de la epidemia obligó a las comunidades y sus grupos a un cambio de paradigmas: ya no se trataba de que los grupos organizados pugnaran sólo por el respeto a la diversidad sexual, o al derecho a la libertad sexual, o a salir del closet, sino de buscar medios para entender primeramente un nuevo fenómeno que los obligaba a abordar temas nunca antes tratados en un contexto de crisis: las situaciones de salud y enfermedad, los riesgos de infección, la naturaleza del virus y sus efectos devastadores, las vulnerabilidades, las prácticas sexuales específicas de las minorías, el sexo anal, el uso de drogas inyectables, el sexo por dinero, la movilidad.
La especificidad tomó cartas en el asunto y apoyándose en los temas en los cuales eran expertos, los grupos comunitarios incluyeron en su trabajo al VIH y al sida y al hacerlo enriquecieron sus iniciativas de defensa de los derechos civiles y humanos de las minorías a través de la movilización comunitaria, la educación de pares, las actividades de alcance, el cabildeo, etc. Ampliaron su visión y al integrar los derechos a la salud, al bienestar y a la dignidad dieron un sentido inédito a su quehacer. El enfoque de género empezó a incluirse en las intervenciones de manera transversal y, junto con la defensa de los derechos humanos y civiles, pasó a convertirse en un elemento sin el cual no sería ya posible entender a cabalidad la dinámica de la epidemia.
La visión y los enfoques prevalecientes, con fuerte énfasis en la salud pública, empezaron a dar paso a un entendimiento más holístico al abordar la epidemia desde la perspectiva del desarrollo, en un marco de defensa de los derechos humanos. La respuesta empezó a ciudadanizarse de manera paulatina e ineludible.
Sin bien el entusiasmo y la necesidad de reaccionar de inmediato fueron los motores iniciales que echaron a andar las acciones, no fueron suficientes para sostener la respuesta: los desafíos eran enormes. En su mayoría, los grupos comunitarios y las pocas organizaciones organizadas tenían muy poca experiencia en cuestiones de salud, contaban con débiles estructuras de operación, casi ninguna tenía recursos suficientes para sus actividades. Carecían además de personería jurídica por lo que no eran sujetos de donación. Aunado a ello, la inexperiencia para movilizar recursos (nunca antes habían pensado siquiera en esa posibilidad) se vio agravada por la competencia en el seno de las comunidades. Las organizaciones más avezadas, experimentadas y relacionadas atraían el interés de una base reducida de financiadoras que trabajaban en la región.
Esta situación motivó múltiples frustraciones, ira y deserciones, pero sirvió también de acicate para hacer que muchas de ellas empezaran a desarrollarse, a fortalecerse y a avanzar mediante alianzas estratégicas, sea entre ellas y sus pares, o con aliados clave, entre ellos algunos sectores del gobierno o con algunos donantes con una mejor visión de cómo relacionarse con las comunidades.
El entorno desfavorable que consideraba que el VIH estaba asociado a la sexualidad "desviada" y a otras prácticas "ilegítimas", el desconocimiento generalizado de la naturaleza del virus, la incapacidad para entenderlo, abordarlo o tratarlo, fueron factores que abonaron al desánimo en el trabajo de las comunidades. Nunca sabremos cuántas iniciativas valiosas y creativas se quedaron en el camino por no poder remontar estos obstáculos.
El imaginario social nutrido por la desinformación, los mitos, el sensacionalismo de los medios de comunicación dificultó más aún el estado de cosas junto con gobiernos carentes de políticas públicas relativas al VIH, sin un entendimiento claro de la naturaleza de la epidemia y sobre todo, sin la menor voluntad política para atender el problema.
Sin embargo, contra cualquier pronóstico fatalista, sacando fuerza de flaqueza y armándose de valor, arrojo e imaginación las comunidades iniciaron una larga marcha hacia la búsqueda del bienestar y la recuperación de la salud y la dignidad, sorteando con vigor las vicisitudes y la reacción.
La respuesta comunitaria empezó su desarrollo imparable y a lo largo y ancho del continente el trabajo de las organizaciones empezó a brillar, a poner el ejemplo de cómo las comunidades afectadas y sus líderes podían sobreponerse y en medio del dolor, el miedo y la angustia, dar muestras de solidaridad, empuje, creatividad, eficacia, inteligencia, sabiduría y rapidez en la respuesta. Fueron años de incertidumbre, de ensayo y error, de pérdidas irreparables, de dolor y muerte. Pero frente a la insidia de la epidemia y de sus aliados se levantaron las voces, la imaginación y la esperanza como herramientas fundamentales.
La lista es larga pero es preciso mencionar algunos de los pioneros, de los que abrieron el camino dejando la vida en la batalla: Betinho, Walter Almeida, Herbert Daniel, Janeth Nitsch, Henry Ardila, Carlos Jáuregui, Luís Gauthier, Mario Rivas, Marco Osorio, Rubén Pérez, Jorge Huerdo… Las Redes
La década de los 90 es la década de las redes. Basándose en la necesidad identificada de actuar en conjunto, y en base a experiencias exitosas de alianzas "naturales" nace la iniciativa de buscar manera de trabajar juntos. El desarrollo de los grupos comunitarios inspiró a un puñado de visionarios a impulsar la creación del trabajo en red y un creciente interés de un grupo importante de donantes impulsó los primeros esfuerzos para aglutinar a las organizaciones con trabajo en VIH y sida y para buscar estratégicamente maneras de fortalecer las actividades y los proyectos emanados desde las bases.
Desde muy temprano en la respuesta con la creación de ICASO en noviembre de 1990 en París empezaron a surgir otras redes que paulatinamente se fueron consolidando. En la región, la Red Latinoamericana fue la pionera en el tema, formada por representantes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Nicaragua; le siguieron LACCASO, GNP+, ICW Latina, RedLa+, ASICAL, RedTraSex, RedLACTrans, RELARD, MLCM+, CIAT… y le seguirán otras más, como la red de jóvenes que está por nacer.
La creación de estas redes levantó una serie de expectativas. Quienes las formaron y quienes creían y creen en ellas tenían la esperanza de que fueran representativas, que socializaran el conocimiento entre sus miembros, que contaran con sistemas para llevar un seguimiento documentado de los compromisos adquiridos y aseguraran su cumplimiento. En el ámbito externo, había otras expectativas sobre su quehacer: que las redes ocuparan espacios importantes relacionados con el tema del VIH y fueran visibles a nivel local, nacional, regional e internacional, que movilizaran recursos. Y como las redes buscaban o pretendían representar a las comunidades, se esperaba que estuvieran fundamentalmente atentas a responder y atender los problemas de las poblaciones clave y a acompañarlas en sus procesos.
Para ser eficaces las redes están compelidas a establecer y crear nexos con los núcleos de poder para posicionar allí los temas prioritarios de las comunidades y apoyar la construcción de consensos. Los espacios naturales de las redes son aquellos que tienen que ver con la incidencia política, el desarrollo de las capacidades, el fortalecimiento de los liderazgos, la movilización social y de recursos, la gestión del conocimiento y del aprendizaje significativo. Cuando están articuladas y obedecen al compromiso de ver por las necesidades comunitarias, las redes son herramientas útiles para el abordaje de temas importantes para las comunidades pero no pueden sustituir a éstas.
Las redes deben ocuparse de trabajar sobre los acuerdos del UNGASS, y fortalecer la presencia y la voz comunitaria y de las personas afectadas en ámbitos como el Consejo Directivo del Fondo Mundial y el PCB del ONUSIDA; tienen la tarea de compartir con las bases información sensible y apropiada para empujar el Acceso Universal y para ocupar espacios en los órganos de decisión como los programas nacionales de sida, el Fondo Mundial, el ONUSIDA, pero sobre todo, para ocupar un espacio privilegiado en los corazones comunitarios.
No podríamos imaginar la existencia de las redes si no creyéramos que sirven también para incrementar el entendimiento de los problemas más urgentes e importantes entre los actores clave de la respuesta. A lo largo de su quehacer –brillante y eficaz en muchas ocasiones, deficiente y despegado de su razón de ser en muchas otras- hemos aprendido que para fungir como entidades útiles para sus representados, las redes deben contar con estrategias claramente definidas que reconozcan, validen y refuercen la eficacia y la efectividad de la participación comunitaria en todos los aspectos de la respuesta y alcanzar así el pleno reconocimiento de la sociedad civil como un actor clave en la respuesta
También que deben contar con un marco institucional transparente y eficiente mediante el cual se canalicen las voces de la sociedad civil, se responda a sus necesidades y se fortalezca y apoye la participación de las comunidades en las diversas estructuras e instancias de toma de decisiones a todos los niveles.
A lo largo de los años, las redes han seguido un quehacer bastante irregular a veces extraordinariamente acertado, otras atrozmente autoritario y solipsista. Y durante muchos años nos hemos preguntado: ¿Cómo pueden las redes contar con el aval de las comunidades y los grupos que las forman (o que debieran formarlas) si cada vez actúan o parecen actuar de manera autocrática y sin tomar en cuenta la opinión, las necesidades o los deseos de sus constituyentes principales? ¿Cómo asegurar que las redes rindan cuentas ante sus integrantes y ante quienes no lo son pero que están caminando con nosotros por las mismas rutas? ¿Qué hacen o deben hacer las redes para asegurar una participación significativa, eficaz y productiva de las comunidades -sobre todo, las más afectadas por la epidemia- que ayude a contribuir en el diseño, desarrollo, planeación, implementación y monitoreo de políticas públicas relativas al VIH y el sida? ¿Cómo romper la brecha que las separa de manera objetiva de sus principales beneficiarios y razón de ser?
Revisemos algunos supuestos para que podamos entender cómo responder al desafío:
Vayamos a lo esencial. Suponemos que los grandes propósitos y misiones de las redes reflejan la miríada de necesidades y metas de las organizaciones a las que representan o por las cuales se expresan. Suponemos también que el trabajo de las organizaciones locales está asentado en la existencia de marcos de referencia nacionales, por ejemplo los planes nacionales de VIH y sida. Partimos del imaginario de que las organizaciones lo conocen y que además tiene sentido para ellas. Un indicador sería que sus actividades estuviesen efectivamente asentadas en las líneas estratégicas del plan, que las organizaciones lo reconocieran y lo hicieran notar.
Asumimos que las organizaciones que se adhieren a las redes o que confían en los beneficios de su trabajo cuentan con planes estratégicos propios que orienten de manera sistemática sus actividades, y que esos planes no se quedan sólo en el papel o como un requerimiento más de los donantes. Al contar con un marco estratégico propio, pensamos que en este marco se incluye una mirada que indique su voluntad o su claridad para adherirse a una red. Sería aleccionador saber si éste es el caso y sería más aleccionador aún conocer los planes estratégicos, los resultados esperados y los presupuestos que manejan las redes. La necesidad de transparencia permea todo el quehacer de la sociedad civil en su conjunto, desde las organizaciones más pequeñas hasta las redes más encumbradas.
Por lo que toca al entorno inmediato, suponemos que las organizaciones cuentan con espacios y oportunidades para favorecer el diálogo político con otros actores clave y que sus necesidades y preocupaciones son atendidas o resueltas a través de ese diálogo. Por ello se asume que las organizaciones y las redes pueden trabajar conjuntamente para construir o forzar la voluntad política de los tomadores de decisiones para entender, escuchar y atender las necesidades de las comunidades. La realidad nos enseña que más que trabajo conjunto lo que se promueve o se percibe es el disenso en medio de una especie de mercado libre cuyo posicionamiento se disputa no pocas veces de manera salvaje con tal de que ellas y sus temas ocupen lugares privilegiados con las contrapartes gubernamentales o de donantes.
Y en el nivel interno suponemos que las interacciones entre comunidades sobre todo las más afectadas y vulnerables que están basadas en el respeto mutuo, en un ambiente libre de estigma y discriminación. Si algo nos ha enseñado la epidemia es que debemos ver lo invisible, a dudar de lo visible y hacer lo evidente más evidente, lecciones que nos cuesta trabajo aplicar a nosotros mismos pero que predicamos sin tapujos cuando nos referimos a los otros.
1.3 Los retos
Desde unos años para acá no existe espacio de reflexión comunitaria en el que no surja o se presente una crítica al quehacer de las redes. Se ha convertido en lugar común reconocer que existe una concentración visible y una enorme sobrecarga de responsabilidades de diálogo político en un número reducido de activistas y promotores de políticas públicas. La fragilidad manifiesta que conlleva la concentración excesiva de conocimientos, contactos o experiencia ha sido demostrada una y otra vez cuando muere un líder que no ha sabido o no ha podido transferir, compartir, dar lo que sabe, lo que tiene, lo que ha aprendido.
También sabemos que hay un alto grado de disparidad e inequidad entre las propias ONG/OBC con respecto al acceso al conocimiento y al desarrollo de las capacidades. Abordar los temas derivados del UNGASS, del Acceso Universal, o del papel del Fondo Mundial entre otros, amerita hacer una reflexión que nos ayude a ampliar la base del conocimiento y las capacidades de las comunidades para entender y manejar esos temas. ¿Cómo podemos hacerlo de manera eficaz cuando somos testigos de que la respuesta a nivel local y nacional sufre un retraimiento cada vez mayor de ONG/OBC con trabajo en VIH y sida, sobre todo en los países sin recursos para fortalecer la respuesta comunitaria y fomentar su participación significativa en la respuesta a la epidemia? ¿Cómo abordar la disparidad que se da en los propios países donde los recursos del Fondo Global han pasado a convertirse en motivo de disenso y desunión entre las organizaciones comunitarias y, por qué no decirlo, de abierta corrupción y conflicto de intereses entre no pocas organizaciones? Las oportunidades
Pese a las críticas que propios y extraños podemos hacer al Fondo Global, es una instancia que si se usa estratégicamente puede convertirse en una oportunidad para avanzar la respuesta de las comunidades de manera fortalecida y eficaz, para fomentar un reforzamiento de vínculos entre comunidades y redes y entre las redes mismas. Contar con recursos utilizados estratégicamente puede hacer la diferencia que necesitamos para capitalizar 25 años de esfuerzo y lucha.
La mayoría de las organizaciones comunitarias está ávida de informaciones e instrumentos que puedan ayudarles a fortalecer su trabajo, a incidir políticamente en los espacios de toma de decisión y para compartir con sus bases estos conocimientos. La difusión, discusión y promoción de procesos de "alfabetización" entre los actores comunitarios sobre marcos de referencia y acuerdos como los emanados del UNGASS, de los 3Unos, las Metas del milenio, los marcos jurídicos nacionales sobre DDHH, estigma y discriminación, etc., es imprescindible pues sin ese entendimiento esencial poco podemos hacer las comunidades para reforzar, apuntalar, empujar y hacer exitosos los esfuerzos propios y los de las redes en esos ámbitos.
Cada vez más, las instancias de toma de decisiones y de poder están en mejor disposición –por las buenas o no- para entablar diálogo político con las comunidades y las redes, en los que se fomente, fortalezca y abran espacios de interacción entre los actores clave en la respuesta a nivel local, estatal, regional y nacional. La provisión de herramientas y capacitación que pueda ser aplicada directamente en estos ámbitos en foros, encuentros, seminarios, etc., que privilegien primeramente el entendimiento, el consenso y la acción común entre las comunidades y entre éstas y las redes, y entre las redes mismas.
Y finalmente, la existencia del Código de Buenas Prácticas de las ONG/OBC es una herramienta esencial que las ONG/OBC debieran conocer, adaptar, adherirse y poner en práctica para reflexionar a profundidad sobre su quehacer y para mejorar su desempeño. Ello les daría elementos sólidos para posicionarse como entidades públicas cuya labor e influencia resultan indispensables para la sostenibilidad y eficacia de la respuesta comunitaria.
1.4 Los pacientes que no visitan con regularidad su clínica del VIH corren un mayor riesgo de muerte
Los pacientes que no acuden al cuidado regular del VIH son significativamente más propensos a morir que aquellos que mantienen un buen contacto con su clínica del VIH, según un estudio estadounidense publicado en la edición del 1 de junio de Clinical Infectious Diseases.
Un grupo de investigadores del Departamento de Veteranos descubrió que, comparados con los pacientes que acudieron a todas sus visitas de seguimiento en el año posterior al comienzo de la terapia del VIH, aquellos que se perdieron una visita trimestral tuvieron un riesgo incrementado de muerte del 42%, mientras que aquellos que se saltaron tres visitas trimestrales fueron un 95% más propensos a morir.
La potente terapia anti-VIH ha mejorado drásticamente la prognosis de pacientes con VIH en los países industrializados. Pero para obtener el máximo beneficio del tratamiento contra el VIH, es necesario que la persona con el virus haya recibido el diagnóstico antes de que haya desarrollado una supresión inmunológica avanzada y que reciba de forma indefinida cuidado especializado en el VIH.
Aunque resulta intuitivo que las personas con VIH que reciben un cuidado regular vivan más tiempo, no había sido previamente demostrado para el VIH o cualquier otra enfermedad crónica.
El grupo de investigadores empleó el registro del Departamento de Veteranos, el mayor proveedor de cuidado del VIH en Estados Unidos, para comprobar la hipótesis de que una pobre retención en cuidado del VIH está relacionada con un peor resultado clínico, incluyendo muerte.
La población de estudio incluyó a todas las personas con VIH que entraron en el registro en 1997 y 1998. El principal resultado fue la supervivencia a partir de un año tras empezar a recibir cuidado. Se reunieron datos hasta fin de 2004. También se reunió información sobre cambios de los recuentos de células CD4 y carga viral un año tras el comienzo de la terapia ante VIH.
Las directrices de tratamiento de EE UU recomiendan que las personas con VIH debieran visitar su médico especialista a intervalos trimestrales y el grupo de investigadores examinó la supervivencia y los resultados del tratamiento según el número de visitas trimestrales realizadas durante el primer año de cuidado del VIH.
En el estudio se incluyó un total de 2.619 hombres. La infección por VIH estaba significativamente avanzada en la mayoría de los pacientes en el momento del diagnóstico, siendo la mediana de recuento de células CD4 de 228 células/mm3.
En el primer año tras el diagnóstico de VIH, el 64% de los pacientes acudió a todas las citas externas, el 18% acudió a tres de sus visitas trimestrales, un 11% acudió a dos citas y el 6% acudió solo a una cita trimestral.
Un año tras el inicio de la terapia anti-VIH, el recuento de células CD4 aumentó en una mediana de 100 células/mm3 respecto al inicio en aquellos pacientes que acudieron a todas sus visitas trimestrales en el año siguiente al diagnóstico, pero sólo en una mediana de 49 células en aquellos pacientes que visitaron a su clínica del VIH una vez en el año siguiente al diagnóstico, una diferencia altamente significativa (p<0,001). De forma similar, el descenso de la carga viral fue significativamente mayor cuantas más visitas de seguimiento realizó el paciente (p<0,001).
Murió un total de 425 pacientes después de su primer año de cuidado del VIH. Tras ajustar por factores como raza, edad, recuento de células CD4, uso de terapia anti-VIH y coinfección por hepatitis C, el equipo de investigadores descubrió que una pobre retención en cuidado del VIH aumentó de forma significativa el riesgo de muerte. Comparados con los pacientes que siguieron todas sus visitas trimestrales en el año siguiente al diagnóstico, aquellos que perdieron sólo una, tuvieron un aumento del 42% del riesgo de muerte (p<0,001), aquellos que se saltaron dos, un aumento de riesgo del 67% (p<0,001) y aquellos que se perdieron tres, un aumento del riesgo de muerte del 95% (p<0,001).
Los pacientes fuera de cuidado durante un periodo tan pequeño como tres meses… tuvieron una peor supervivencia, escriben los autores.
El equipo de investigadores concluye que "se necesita desarrollar, probar e implementar estrategias para mantener las personas en cuidado a largo plazo a fin de maximizar el beneficio del cuidado médico actualmente disponible".
La autora de un artículo editorial en el mismo número señala que numerosos estudios han demostrado que los pacientes que acceden a gestión de casos, transporte, apoyo a la salud mental, tratamiento farmacológico y otros servicios de apoyo tienen más probabilidades de mantenerse en cuidado que aquellos que no acceden". Añade que también se necesita "asistir a los pacientes para que desarrollen una relación positiva con los encargados de proporcionar cuidado sanitario y para que mejoren su conocimiento sobre la infección por VIH y disipen creencias negativas sobre salud
1.5 Hallado un nuevo mecanismo que permite al VIH escapar del sistema inmunitario
Investigadores del Weatherall Institute of Molecular Medicine de Oxford Reino Unido han descubierto un nuevo mecanismo que permite al VIH escapar del sistema inmune y aumentar su proliferación. Las conclusiones se publican en la edición digital de Nature Immunology.
Según los investigadores, la existencia de cerca de 40 millones de personas con VIH/Sida en todo el mundo hace que la comprensión de las múltiples formas en las que el VIH puede modular las respuestas inmunitarias sea de una importancia clave. La interacción del VIH con las células dendríticas evade la activación inmunitaria y promueve en gran medida la infección de los linfocitos T. Las células dendríticas son necesarias para iniciar las respuestas inmunitarias y, como objetivo de la infección por el VIH, estas células contribuyen de forma destacada a la patogénesis del virus. Los investigadores, evaluaron el efecto de la interacción del VIH con DC-SIGN, un receptor proteínico que se encuentra en grandes proporciones en la superficie de las células dendríticas. La unión del VIH a DC-SIGN produjo un mecanismo de señalización que evitó que las células dendríticas estimularan de forma activa las respuestas inmunes posteriores. Además, los autores muestran que la interacción entre VIH y DC-SIGN puede conducir a transferir el virus a los linfocitos T cercanos que pueden entonces infectarse lo que lleva a una producción exacerbada de VIH.
Estos resultados revelan cómo el VIH puede tanto evadir la actividad de las células dendríticas inmunes y amplificar su propia replicación.
El riesgo de contraer el virus VIH, que produce el SIDA, a través del sexo oral podría ser más alto de lo que se pensaba.
Desde hace tiempo se sabe que el virus puede ser transmitido por vía oral, pero se creía que el riesgo era mínimo.
Ahora una investigación en Gran Bretaña y Estados Unidos entre hombres homosexuales, sugiere que el sexo oral podría ser responsable de hasta un 8% de la adquisición del VIH. Otras enfermedades venéreas, como la sífilis y la gonorrea, también pueden pasarse de persona a persona con la práctica del sexo oral.
Expertos en salubridad están preocupados, ya que el público no está consciente de los peligros asociados con la práctica pues el tema es tabú. Además, evidencia anecdótica de países como Estados Unidos sugiere que la gente tiende a rechazar mensajes que les advierten que deben usar condones cuando practican sexo oral. De hecho, esos mensajes pueden, por lo menos en teoría, desalentar el uso de preservativos completamente.
Alto grado de conciencia
El informe del Servicio de Laboratorios de Salud Pública (PHLS) de Gran Bretaña concluye que es importante que la gente conozca los peligros y decida por sí misma cuánto se quiere arriesgar.
Uno de los expertos en el PHLS, el doctor Barry Evans, dice que "lo que se está revelando es que el riesgo es mayor de lo que se pensó". "En vez de un puñado de casos al año de VIH transmitido por medio del contacto oral, estamos viendo de 30 a 50, en el Reino Unido". La investigación mostró que el evitar la eyaculación dentro de la boca de una persona no infectada reduce el riesgo de transmisión.
Sin embargo, la posibilidad de contagio no se elimina completamente pues los fluidos pre-eyaculación también son capaces de pasar el virus. Evans subrayó el hecho de que el VIH se transmite más que todo a través del sexo anal y vaginal.
Estudios recientes confirman que el sexo anal sin protección es claramente la actividad más peligrosa, a la que se deben más del 90% de los casos de contagio entre hombres gay en Gran Bretaña.
- Alarma: VIH por sexo oral
- Consecuencias económicas y demográficas
Según el informe 2005 del PNUD (Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo), el sida es el principal problema de salud de la población mundial. Especialmente en el África Subsahariana las consecuencias son devastadoras.
La esperanza de vida en los países africanos se ha reducido drásticamente por culpa de la enfermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia humana. La situación es tal que el informe del PNUD indica que el impacto demográfico del sida es mayor que el causado por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Al término de la Guerra, la esperanza de vida en Francia era de 35 años: los desastres de la contienda, sumados a la tremenda gripe que ese mismo año diezmó Europa, redujeron la cifra en 16 años, puesto que en 1913 la esperanza de vida era de 51 años.
En la actualidad, se calcula que en Botsuana, el segundo país del mundo, tras Suazilandia, con mayor población afectada por el sida, la esperanza de vida para 2008 será de 34 años, frente a los 65 que se registraba en 1980. En Suazilandia, los ciudadanos ya no aspiran a vivir más de 32,7 años.
Las cifras reflejan que un 1,1% de la población mundial de entre 15 y 49 años está afectada por la enfermedad, un número que se reduce al 0,3% en los países desarrollados y llega al 1,3% en los que están en vías de desarrollo. Sin embargo, el porcentaje aumenta hasta el 7,3% en el África subsahariana.
El informe destaca también que la enfermedad ataca lugares que hasta ahora no figuraban en los primeros puestos de las estadísticas, como el estado indio de Tamil Nadu, donde entre las prostitutas se han detectado tasas de prevalencia del VIH superiores al 50% y aumenta en los países de la ex Unión Soviética, donde Ucrania tiene en la actualidad una de las mayores tasas de incremento en el mundo.
En lo que se refiere a España, de los 50 países citados por el PNUD dentro de los que tienen un desarrollo humano alto, ocupa el puesto 21. Sin embargo, de todos ellos es el que registra la mayor incidencia de sida en la población de 15 a 49 años, con un 0,7%.
Según un estudio divulgado el 6 de Junio del 2000 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), El SIDA deteriora la fuerza laboral. La expansión del virus limitará el tamaño y la calidad de la fuerza de trabajo, incrementará los costos de los patronos y alterará el progreso económico de las naciones más afectadas por la enfermedad.
El estudio de 49 páginas pronosticó que para el año 2020 la fuerza laboral en Namibia será un 22 por ciento menor de lo que hubiera sido si no existiera la crisis del sida. Botswana y Zimbabwe también podrían sufrir descensos comparativos del 21 por ciento, seguidos por Sudáfrica con 17 por ciento, Kenia con 15 por ciento, Malawi con el 13 por ciento y Uganda con 12 por ciento. Pese a que la fuerza laboral podría no descender de inmediato debido al crecimiento de la población, su composición sí podría cambiar, al contratar a niños y a ancianos para que cubran los puestos de trabajo de gente capacitada en el grupo de entre 20 y 49 años, que se verá reducido debido a la enfermedad. El estudio añadió que algunas empresas ya comenzaron a contratar o entrenar a dos o tres empleados en el mismo puesto, ante el temor de que los empleados en posiciones clave se pierdan debido al SIDA.
4. Revisión demográfica
La enfermedad del SIDA forzó a la ONU en 1998, a rebajar en 500 millones su previsión demográfica que había hecho para el 2050, a la vez que reduce 20 años la esperanza de vida en el África más castigada.
La posibilidad de frenar la epidemia en los países africanos es poco realista con los medicamentos en uso. Los modernos cócteles de fármacos que han logrado revertir la tendencia en el mundo desarrollado son muy caros, y deben administrarse durante periodos muy prolongados. De esta forma, el SIDA puede acabar provocando una verdadera revolución en el campo de las tendencias demográficas. Algunos países africanos tienden ahora a estabilizar sus curvas poblacionales, pero debido a un incremento disparado de sus tasas de mortalidad.
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