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La -solución final- al problema de la deuda

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  1. Confesiones de un "cautivo" inflacionario (víctima de malos pensamientos)
  2. Semana de Pasión (del 28 de marzo al 4 de abril de 2010): Tal vez por ello…
  3. Casi la mitad de los estadounidenses vive al día (Libertad Digital – 26/5/11)
  4. The Bernanke"s Gamble: El golpe inflacionario (datos objetivos y perspectivas)
  5. ¿Inflación o deflación? (Project Syndicate – 23/6/10)
  6. El "vademécum" de Bernie (del latín "vade", anda, ven, y "mecum", conmigo)
  7. ¿Cómo se supone que funciona el estímulo monetario? (la ilusión de Bernanke)
  8. … Pero Bernanke les contesta con su teoría de los "círculos virtuales"
  9. La argentinización de Europa (el BCE permite a Irlanda imprimir euros extra)
  10. Repartiendo inflación por todo el mundo
  11. Conclusiones
  12. Apocalypse Now (por lo que se lee, no soy el único que tiene pesadillas)
  13. Memorias de África (a verlas venir)
  14. ¿Le compraría un auto usado a Bernie? Así y todo… dirige la Fed (ex cathedra)
  15. La opinión de los que apoyan la monetización de la deuda (La inflación buena)
  16. ¿Trampa de la liquidez o malas inversiones? (Libertad Digital – 5/7/10)
  17. ¿Una época de esperanzas reducidas? (Project Sindicate – 3/8/10)
  18. La Gran Depresión en el recuerdo económico (Project Syndicate – 31/8/10)
  19. ¿Por qué no funciona la recuperación de Estados Unidos? (Project Syndicate – 1/9/10)
  20. Un helicóptero de dinero (El Economista – 8/9/10)
  21. Política fiscal de EEUU: ¿Un "choque de trenes" a la vista? (El Economista – 29/10/10)
  22. Disparates fiscales (Project Syndicate – 13/12/10)
  23. Aprendiendo de Argentina: Shiller propone que EEUU emita deuda ligada al PIB (El Economista – 17/2/11)
  24. Desequilibrios globales sin lágrimas (Project Syndicate – 1/3/11)
  25. La opinión de los que critican la monetización de la deuda (La inflación mala)
  26. Hipótesis ideal
  27. La "Segunda Revolución Americana"
  28. Especulación y fraude a gran escala (Libertad Digital – 18/11/10)
  29. Los errores de la política monetaria expansiva (Libertad Digital – 23/2/11)
  30. Carta abierta a Ron Paul (Libertad Digital – 13/4/11)
  31. Adiós a la "economía vudú": las medidas clásicas no sirven (El Economista – 23/4/11)
  32. Endeudamiento mórbido (Libertad Digital – 28/4/11)
  33. Simon Johnson critica la "arrogancia y autoritarismo" de los bancos centrales (El Economista – 13/5/11)

Confesiones de un "cautivo" inflacionario (víctima de malos pensamientos)

Como un judío sobreviviente del holocausto, como un soldado que ha vuelto del frente de combate (Vietnam, Irak, Afganistán…), o si quieren darle menos dramatismo, como un viejo corresponsal de guerra; aunque para darle una mayor semejanza, tal vez, como un alemán que padeció el derrumbe social provocado por la hiperinflación de 1923, asisto "demudado" (atónito, preocupado, angustiado, alarmado…) a la lamentable repetición de la historia. Un "ritornello" macabro, siniestro, surrealista…

La "pesadilla", en este caso, tiene su origen en el intento de licuación de las deudas, públicas o privadas, por la vía inflacionaria; antes, en mi país de origen -Argentina-, (tantas veces "padecido", que cuesta registrar pausas), ahora, en mi región de adopciónEuropa– (exilio ¿dorado?), vuelvo a revivir el engaño; aunque, todo hay que decirlo, el huevo de la serpiente ha sido puesto por los Estados Unidos. De alivio cuantitativo (QE1), en alivio cuantitativo (QE Lite, QE2…), hasta la "hiperinflación" final.

(No sé por qué, "alivio" me suena a "deposición"… "evacuación de vientre", vamos… y "cuantitativo"… a mucho, mucho, "laxante". O sea.)

En mi Ensayo (noviembre 2009) – La "argentinización" de la economía mundial

Lecciones de la historia: Un amargo despertar

(El único modelo económico que transformó a un país rico en uno pobre), escribí:

Rendición (Tango cósmico, en dos actos – I -)

En mis épocas de Argentina (hace más de 20 años) se decía que había tres tipos de países en el mundo: los países desarrollados, los países subdesarrollados y la Argentina.

Un caso único, paradigmático, que sorprendía (por su enigma) a los investigadores y catedráticos de economía de las universidades más prestigiosas del mundo.

Un humorista argentino muy popular (Enrique Pinti) relataba en uno de sus monólogos teatrales (Salsa Criolla) que un estudioso norteamericano se había pasado un largo período en Buenos Aires intentando descubrir el misterio de la decadencia nacional. Frustrado, con más dudas que certezas, finalmente le preguntaba al actor: "¿Cómo han llegado ustedes hasta aquí?", a lo que Pinti contestaba: "Y… de a poquito"…

De a poquito, esos argentinos que se creían franceses que hablaban en inglés, un día descubrieron que eran italianos que hablaban en español

De a poquito, esos argentinos que creían vivir en un país rico -entre París y Londres o, como mínimo, Nueva York-, un día descubrieron que vivían en "Villas Miseria" (chabolas) o rodeados de ellas…

Rendición (Tango cósmico, en dos actos – y II -)

Luego de más de 20 años en el exilio (voluntario) y de haber apostado por vivir (supuestamente) en una parte del mundo más predecible, transparente, sostenible y ética… vengo a descubrir (tarde y mal) que al fin… nada es cierto.

¿Amargura? No, pena.

De un país de fracasos desmesurados he pasado al descalabro global del sistema económico capitalista (esta vez, sin escapatoria planetaria). La sumatoria de desaciertos, intentos fallidos, inventos mesiánicos, dogmas desatinados, torpezas o dislates, que han caracterizado la historia económica argentina, se ha propagado por el mundo en una globalización siniestra del descalabro y la decepción.

Si Argentina pudiera cobrar "derechos de autor" por sus diversos y desastrosos modelos económicos, a tantos "usuarios" internacionales, tal vez hoy, podría ser un país "fracaso-dólar", resolver su problema de la deuda "eterna" y sobrarle para hacer inversión extranjera directa (mira tú por dónde…). Un "Fondo Soberano" del absurdo.

En uno de sus pocos aciertos (tal vez el único) la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (Ms. Botox, la Virreina del Plata), dijo que Obama era como Perón, pero que aún no se había dado cuenta… (todo se andará, cuestión de tiempo).

Por buscar paralelos personales podríamos asemejar a Berlusconi con Menem (basta ver sus escándalos matrimoniales y de faldas o rastrear entre sus frivolidades y bufonadas).

Otro parecido interesante podría darse entre Rodríguez Zapatero y De la Rúa (incapacidad, impotencia, falsedad, majadería y memez). Personajes entre Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas. Bobos solemnes. Errores democráticos.

En el archivo de "sexo, mentiras y cintas de video" no puedo dejar de destacar (otros que merecerían el DNI argentino) a Sarkozy, Brown o a Gyurcsany (no me olvido de Blair, que se nos fue, pero aún me guía…)

Si de la política pasamos a la economía, cómo no equiparar a Martínez de Hoz con "burbujita" Greenspan o a Cavallo con "helicóptero" Bernanke. Grandes "desreguladores"… grandes "empapeladores"… ("profetas" de fracasos anunciados).

También encuentro correlación entre Lucio García del Solar (licuación de las deudas) y Paulson o entre Pedro Pou (tratado de asociación monetaria con EEUU) y Geithner.

Entre la inepcia y la idiocia. La lista podría continuar…

En mi Paper (15/8/10) – Se ha descubierto la inflación "buena": la teoría de la "deaudaflación" (Fondo Monetario Internacional – El arte de la rotación: de la inquebrantable fe en los mercados a un eructo intelectual de los arbitristas económicos, demasiado contraintuitivo), escribí:

Semana de Pasión (del 28 de marzo al 4 de abril de 2010): Tal vez por ello…

A cualquier persona que haya vivido, o estudiado la experiencia hiperinflacionaria de Alemania (1923), Argentina (1989) o Zimbabue (2009), por citar algunos de los ejemplos más extremos, le debe haber quedado tal miedo en el cuerpo como para huir de la inflación más que de "la mismísima parca". Mencionar la inflación a un alemán (todavía), a un argentino (siempre) o a un zimbabuense (recientemente) es como mentarle a "la bicha".

El ADN argentino y una larga convivencia con las "purgas de caballo" recetadas por el Fondo Monetario Internacional (pueden llamarla la "doctrina del ajuste estructural", si quieren ser "políticamente correctos"), para alcanzar el equilibrio fiscal, reducir el endeudamiento público, conseguir el superávit primario necesario para atender los servicios de la deuda externa, reducir la monetización de la economía, concretar la apertura financiera, procurar la liberalización del comercio, y un largo etcétera de "abstinencias" y "sacrificios" en aras de un dios menor… dejan secuelas persistentes, pesadillas reiterativas y una memoria histórica imborrable. Todo sacrificio resultaba poco para aplacar las iras del demonio inflacionario. El FMI presidía el ritual del exorcismo. El FMI expulsaba los "espíritus malignos" de la inflación…

Como europeo de adopción (desde 1989) sorprende (por decirlo suave) que de ese FMI ortodoxo, monetarista, liberal, riguroso, crudo, duro, implacable, severo, inflexible e intransigente, cuando se trataba de aplicar el "recetario" a los países subdesarrollados (pueden llamarlos "en vías de desarrollo", si desean ser políticamente correctos), frente a la crisis de la deuda externa (por citar uno de los ejemplos más sangrantes), se pueda haber llegado a un FMI tan pragmático, estructuralista, keynesiano, tolerante, clemente, suave, benevolente, blando, maleable e impreciso, cuando se trata de aplicar la "fórmula" (paños tibios) a los países desarrollados (pueden llamarlos "ex ricos", si intentan ser rigurosos). Hemos pasado de la "abstinencia total" a la "barra libre", en beneficio de la crisis financiera (léase crisis bancaria, primero de liquidez y finalmente de solvencia, por exceso de especulación y subestimación del riesgo -animal spirits-, que es de lo que se trata). No todo puede ser consecuencia de un proceso de autocrítica por los errores del pasado. Tiene que haber algo más… ¿Será que ahora se trata de los países ricos (mejor dicho, ex ricos)? ¿Será por interés más que por ideología?

Los "amigos de la banca" no son ningunos "mindundis" de países del tercer mundo para lapidarlos y aunque hayan dejado al Primer Mundo más cerca de África que del Paraíso, todo esfuerzo es poco para "restablecer" la tranquilidad de los mercados (o sea, de los mismos especuladores que han causado la crisis). Si el FMI tiene que cambiar su filosofía, se cambia; si debe mudar de piel, se muda; si donde dije digo, debo decir Diego, no pasa nada. Para eso están los "modelos" y el papel, que lo aguantan todo.

Ahora el Fondo Monetario Internacional nos viene a decir (tarde y mal) que han descubierto la "inflación buena", aquella que puede "ayudar a licuar" los pasivos (tanto de las entidades financieras como de los Estados que han tenido que endeudarse para socorrer a sus bancos). Que un poco de inflación puede venir bien, que los bancos centrales no deberían ser tan rigurosos a la hora de plantear las metas inflacionarias, que del 2% anual de inflación se podría pasar al 4% (¿y por qué no al 6% u 8%, ya puestos…?), que las proyecciones macroeconómicas dicen que un "chute" inflacionario es conveniente y necesario para ir resolviendo la crisis de la deuda. Cómo cambia la cosa cuando se trata de rescatar a los bancos. ¡Bienvenida inflación! ¡Viva la deudaflación!… Todo sea por la paz de los "mercados".

Alguna vez "burbujita" Greenspan dijo: que fluya el dinero, ya veremos después como lo recogemos (eso fue en la burbuja anterior)… luego vino "helicóptero" Bernanke y lanzó los billetes desde el aire (en la burbuja reciente)… y últimamente (al fin, nada es cierto) los "burócratas" del FMI nos "iluminan" con la dilución de los pasivos por la vía inflacionaria. Demasiados candidatos al Premio Nobel de Economía. Alguno tendrá que resignarse a aceptar el Nobel de la Paz (bastante devaluado después de Obama).

Los desordenes financieros (esta vez de los países ricos) han comprometido (pueden decir "obligado", sin sonrojarse) al FMI a modificar el orden monetario. Y en eso están.

Los "cínicos" de diseño dirán que estas turbulencias financieras requieren nuevas formas de dirección de los mercados por parte de las autoridades monetarias. "Dichas turbulencias reflejan sobre todo un avance de la globalización que demanda reforzar, en vez de debilitar, el enfoque multilateral" (sic)… "Sin una acción pública urgente, la huida generalizada de los agentes privados puede conducir a un hundimiento completo de los mercados" (sic)… Y se quedarán tan frescos, borrando con el codo lo que escribieron con la mano…

Casi un año después (15/6/11), sólo puedo, lamentablemente, "ratificar lo dicho" (el contribuyente, una vez más, desempeña el papel de agente socializador de duelos y quebrantos)

1 – del reparto de la mierda financiera (sin eufemismos) mediante la "titulización",

2 – al auxilio masivo a los bancos quebrados mediante la "socialización" de las pérdidas,

3- con final: licuación de la deuda (sector financiero y gobierno) por "vía inflacionaria".

El pirómano Bernanke no puede (quiere) hacer otra cosa que seguir jugando con fuego. Continuar cebando el "riesgo moral", con el perverso recurso de "joder a los jodidos".

Entre el "bear-flattering" y el "bull-flattering", sólo queda una codicia autodestructiva. El "big hole" de la deuda lo "titulizarán" (¿remember?) con el "big bang" inflacionario.

De los bancos demasiado grandes para quebrar, hemos pasado a los países demasiado grandes para fracasar, y como "no queda nadie más en los camarines", volverán, otra vez, a "expoliar" a los contribuyentes que (mira tú por dónde), resultan "sistémicamente" poco importantes, tanto para los bancos, como para los gobiernos.

Del "efecto dominó" (crisis sobre crisis) a la "caja de Pandora" (el huevo de la serpiente inflacionaria). "Chorros" de inflación (dicho, con doble sentido), para saturar (diluir, inundar, sepultar…) el agujero negro de la deuda. Del riesgo moral al contagio inmoral.

En busca de los efectos de "tercera ronda": la burbuja de las burbujas, "implosionando" sobre los más desprotegidos de la sociedad. Repartiendo sida financiero puerta a puerta.

Después de haber "globalizado" la crisis, "globalizarán" la inflación… Después de haber "titulizado" las "cagadas de elefante" por el mundo mundial, pagarán, a los "tontos mayores", con "cagarrutas de ratón" (por obra y gracia de la inflación).

El "American Idol" (de Wall Street) y la "Marcha de las Putas" (de Main Street)

(Que en este caso podrían representar a las víctimas de la violencia inflacionaria)

Casualmente su lema es: "No significa no". "Tú me puedes llamar puta (slut walk) pero eso tampoco te da derecho a abusar de mí".

El asunto (y su metáfora, para el asunto que nos ocupa) tiene menos que ver con el sexo y más con las relaciones de poder… con la gente que abusa porque tiene el poder o la fuerza, y luego se justifica cobardemente diciendo que la víctima lo provocó.

El "gran saltimbanqui" de las finanzas (Bernanke) continúa subsidiando a los irresponsables que causaron la crisis (sector financiero y bolsa). Ahora, en un salto mortal (sin eufemismos) les diluirá las deudas en una tercera ronda por la vía inflacionaria. El "American Idol" recupera "bancos malos" con "inflación buena" (?).

Primero les dio auxilio directo (ilimitado), luego les facilito negocios "reparadores" (prestándoles a tasa negativa para que adquirieran bonos del tesoro, especularan en bolsa e hicieran apuestas con materias primas), y de últimas (por eso, lo de tercera ronda) les ayuda a sanear sus balances (vulnerabilidades) monetizando la deuda.

La Fed ha pasado de prestamista de última instancia a falsificador por imperativo sistémico (léase, bancario o financiero). Pero que Bernanke no diga "gimnasia" (demanda) cuando sabe que tiene que decir "magnesia" (deuda). De su mano, vamos de derrota (QE1) en derrota (QE2) hasta la derrota final (inflación desorbitada).

La "solución final" de la Fed al problema de la deuda (privada y pública) es generar inflación. Bernie ha pasado de cochero de Drácula a Rey del caos. Primero por ti, después por mí. El riesgo que Bernanke no quiere (o puede) ver: la hiperinflación.

En un caso límite de "obesidad económica" (mórbida) "todo el gobierno (de los EEUU) es una trama Ponzi" (no lo digo yo, que lo suscribo), lo dice Madoff, que de esquemas Ponzi sabe un montón. ¿Estaremos ante el "último tango" de la era del dominio mundial de los Estados Unidos? ¿Será el "complejo de Sansón"?. "Muera yo con los filisteos".

La arrogancia, la emoción y la ignorancia siempre pueden vencer a la razón y al cálculo. Sólo quienes han vivido el drama inflacionario pueden darnos una idea aproximada de lo que ello significa para una nación civilizada.

Si hubieran vivido en la Argentina (nación poco civilizada) sabrían que la inflación nunca duerme. Es la única guerra sin armas (aunque a veces…). Parafraseando a Mafalda (otra argentina), podríamos decir que: es el acabose del terminose.

Los apóstatas de Keynes (se justifican diciendo que la víctima lo provocó)

Como viejo keynesiano (desde la época en que, los pocos que "habíamos", éramos considerados unos "apestados" de la ciencia económica), me sorprende (repugna, resulta un término más ajustado), que haya tantos "filisteos" falsificando (jurando en vano), la "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero".

Una leyenda urbana sostiene que los niños y los viejos son los únicos que dicen los que piensan… De ser cierta la fábula, creo que los niños tienen la ventaja que les otorga el tiempo, para rectificar sus errores, cosa que los viejos no tienen…

Por lo cual, a mis 66 años, con las disculpas del caso, y sin tiempo para rectificar mis errores, me animo a retar a los grandes bonetes de la economía (luego podrán leer algunas de sus opiniones), que alientan la expansión monetaria ilimitada (que fluya el dinero, después veremos cómo se recoge…), en nombre de la demanda, travestidos de keynesianismo. Grandes simuladores: nos mean la cabeza y los diarios dicen "llueve".

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, era el título de una película, que me sirve para encabezar mi crítica: ¿Por qué hablan de incentivar la demanda (consumidor) cuando quieren decir socorrer a los deudores (banca y gobierno)?

Por qué fingen… por qué son tan hipócritas… por qué después de tantos años de monetarismo (dogma con el empobrecieron a generaciones enteras de trabajadores), ahora se disfrazan de keynesianos (aparentando alentar la ocupación y la demanda).

Pero como antes se coge al mentiroso que al cojo, no sólo juran en vano (filisteos), sino que falsifican los postulados del keynesianismo. Para justificar el exceso de gasto público (que en este caso está directamente vinculado al salvataje del sector financiero), se amparan en el desempleo y la demanda, pero sin resolver lo uno, ni alentar lo otro.

Para la teoría keynesiana, el empleo total depende de la demanda total y el paro es el resultado de una falta de demanda total. La demanda efectiva se manifiesta en el gasto de la renta, si aumenta la renta de una comunidad también aumentará su consumo, pero éste menos que aquella. Por lo tanto, para que haya una demanda suficiente para mantener el nivel de empleo, se debe verificar un nivel de inversión equivalente a la diferencia entre la renta y el consumo. Por ello podemos decir que la inflexibilidad de salarios no es el único factor que desencadena el desempleo, aún cuando exista competencia perfecta en los mercados y todos los precios milagrosamente se ajustaran instantáneamente, las decisiones de los inversores influirán sobre la demanda efectiva y por último en el nivel de empleo.

Keynes recomendó la intervención del estado para impedir la caída de la demanda, aumentando el gasto público o reduciendo impuestos a las empresas y las familias.

¿Cuánto de esto han hecho los apóstatas del keynesianismo? ¿Ha crecido el empleo? ¿Ha aumentado la demanda? Sólo han utilizado el dinero público (recursos y endeudamiento) para tapar los agujeros de la banca e incentivar la especulación bursátil.

¿Exageración? ¿Interpretación conspirativa de la historia? Por favor, tomen nota:

Casi la mitad de los estadounidenses vive al día (Libertad Digital – 26/5/11)

(Por Toni Mascaró)

Sólo el 24,9% de los norteamericanos podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días, según un estudio publicado por el National Bureau of Economic Research. Annamaria Lusardi de la George Washington School of Business, Daniel J. Schneider de Princeton University y Peter Tufano de la Harvard Business School preguntaron: "¿Cuánto confía usted en que podría conseguir 2.000 dólares si surgiese una necesidad inesperada durante el mes que viene?" Un 24,9% afirmó estar seguro de que podría, un 25,1% dijo que probablemente podría, un 22,2% dijo que probablemente no y un 27,9% que seguro que no.

Los investigadores puntualizan que preguntaron específicamente "si podrían conseguir" los fondos en vez de peguntar si disponían de esa cantidad en forma de ahorros, "pues los individuos puede que no recurran sólo a los ahorros para enfrentarse a los imprevistos".

La conclusión del estudio es clara: "La capacidad de los americanos para enfrentarse a imprevistos es sorprendentemente limitada", ya que "si consideramos a los que responden que están seguros o que probablemente no podrían hacer frente con un imprevisto financiero ordinario de esta magnitud, encontramos que casi la mitad de los americanos son financieramente frágiles".

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La cifra de 2.000 dólares "refleja el orden de magnitud del coste de una reparación de coche inesperada, un copago grande en gasto médico, gastos legales o una reparación del hogar", según los autores, es decir, gastos no previstos pero que pueden darse perfectamente en la vida de cualquier ciudadano común.

Los resultados concuerdan con otros estudios anteriores. A la pregunta de si habían "guardado fondos de emergencia para cubrir gastos durante tres meses, en caso de enfermedad, pérdida del trabajo, problemas económicos u otras emergencias" sólo el 49% dijo que sí.

Cabe tener en cuenta que el estudio se ha realizado sobre datos correspondientes al año 2009 y que, desde entonces, Estados Unidos ha experimentado cierta mejora. Pero no hay motivos para suponer que esta leve mejora haya sido suficiente para variar significativamente esta preocupante fragilidad.

La clase media en apuros

Posiblemente, uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que una parte importante de la clase media norteamericana también se considera frágil. Según los autores, "resulta algo increíble que casi una cuarta parte de los hogares que ingresan entre 100.000 y 150.000 dólares afirmen no ser capaces de conseguir 2.000 dólares en un mes, pero este hecho puede resultar menos chocante cuando uno considera los costes de vida en las zonas urbanas, costes de vivienda y cuidado infantil, el sustancioso servicio de la deuda y otros factores".

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Los investigadores preguntaron, a continuación, cómo conseguirían los fondos, ofreciendo 14 opciones agrupadas en 6 categorías:

•Ahorros: (1) retirar ahorros, (2) liquidar o vender inversiones, (3) liquidar inversiones de jubilación aunque suponga pagar una penalización, (4) tomar presta contra mis ahorros de jubilación en mi lugar de trabajo.

Familia o amigos: (5) tomar prestado o pedir ayuda a mi familia, (6) tomar prestado o pedir ayuda a mis amigos (no miembros de mi familia).

Crédito típico: (7) usar tarjetas de créditos, (8) abrir o usar una línea de crédito o hacer una segunda hipoteca, (9) pedir un préstamo.

•Crédito alternativo: (10) conseguir que me adelanten la paga, (11) empeñar un activo que poseo.

•Trabajar más: (12) trabajar horas extras, conseguir un segundo empleo o que lo haga un miembro de mi hogar.

•Vender posesiones: (13) vender cosas que poseo, excepto mi hogar, (14) vender mi hogar.

Un 18,6% del total contestó que para conseguir el dinero tendría que empeñar o vender algo, o bien recurrir a algún préstamo. "Añadido al 27,9% que considera que seguro que no podría hacer frente a la emergencia, esto sugiere que aproximadamente un 46,5% de los encuestados están viviendo muy cerca del borde financiero".

Comparativa de ocho países

Los investigadores dirigieron la misma pregunta a ciudadanos de otros países. En el Reino Unido los resultados fueron muy similares. En Canadá los que respondieron que seguro que podrían fueron un 44,3%. En Holanda, un 57,7%, el mejor resultado de los ocho países del estudio.

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Es interesante observar que los que más confían en poder hacer frente al gasto inesperado son también los que más recurrirían para ello al ahorro. Destacan en este sentido los holandeses que no son sólo los que más recurrirían al ahorro sino que, además, disponiendo de 6 respuestas alternativas entre las que elegir son el único país que considera también "otros" métodos. No acaban ahí las particularidades de los holandeses, pues son también los que menos recurrirían a trabajar más o vender posesiones para conseguir los 2.000 dólares.

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Quiz show (el dilema): mentiras con importancia

Si el QE1, QE Lite, QE2 (y los que están por venir), hubieran realmente incentivado el empleo ¿ustedes creen que únicamente el 24,9% de los norteamericanos podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días?

Antes Bush (con Paulson), ahora Obama (con Geithner) y siempre Bernanke, han hecho todo lo posible para transformar a los Estados Unidos en un país del Tercer mundo. Y lo han logrado, vaya si lo han logrado. Eso sí, en el nombre de Keynes. Que hipócritas.

"Restablecer los equilibrios financieros a expensas de los equilibrios sociales no es un planteamiento creíble a largo plazo"…

"El "acerto" de que la falta de ocupación que caracteriza una depresión se debe a la negativa de los obreros a aceptar una rebaja en el salario nominal, no se apoya en hechos"…

"El que la mano de obra esté dispuesta a aceptar menores salarios no es, por fuerza, un remedio a la desocupación"…

Estos son algunos de los postulados de Keynes… "falsarios saltimbanquis", a ver como los conjugan. Entre tanto, si se animan, pueden irnos explicando, cuándo y cómo la expansión monetaria ilimitada logrará recuperar el empleo (y con ello la demanda proclamada). Les dejo algunas preguntas (sin respuesta, aún) como guía para iniciados:

1. ¿Ha culminado la destrucción de empleo?

2. ¿Cuál es el techo de la tasa de paro?

3. ¿Cuándo se empezará a crear empleo?

4. ¿Qué pueden aportar los distintos sectores económicos?

5. ¿Qué tipo de empleo se va a crear?

6. ¿Qué salida tienen los jóvenes?

7. ¿Cómo y cuándo se resolverá la situación de los hogares más endeudados?

8. ¿Cuál será el futuro de la protección social?

9. ¿Cuándo y cómo se restablecerán las líneas de crédito para la inversión empresaria?

Mientras espero (esperamos) respuesta de parte de estos tahúres de la geometría variable, o, al menos, que comience a funcionar el desatascador de la crisis (QE1, QE Lita, QE2…), sin esperanza y con miedo, observo a los líderes del G-8 (mayo 2011) reuniéndose con… Mark Zuckerberg (el niño multimillonario que invento el "anestésico virtual" conocido como Facebook). ¿Por favor Zuck, cuéntanos, dinos qué va a pasar?

Esperando a Godot (cerebros adolecentes: con acelerador pero sin frenos)

Que en estos momentos de zozobra, a los principales "iluminados" del mundo mundial no se les ocurra mejor idea que llamar en consulta al "titiritero" de la red social, no deja de tener cierto grado de surrealismo. ¿Muy lejos de Nerón y sus juegos de circo?

Es como si al final de la segunda guerra mundial los aliados hubieran llamado a Walt Disney para que les dijera como seguir la película. Fachadas Potemkin, tapando la nada.

Han malversado a Smith y ahora falsifican a Keynes. Acatan las leyes económicas del mercado cuando les conviene, pero eluden el cumplimiento de las mismas leyes cuando no les viene bien. En definitiva, unos "falsos Judas" (no una vez -con Smith- o dos -con Keynes-, sino las que sean necesarias), obsesionados por mantener la obesidad económica, la expansión excesiva, perpetuando la era de la especulación desenfrenada.

Ironías de la historia, vulgaridad y anacronismo, la talla de los líderes (políticos, económicos y empresarios) se define sola en el muro, en la red social, en la nube… lo importante es estar "conectado". ¿Qué interesa el desempleo o la inflación, mientras nos quede Facebook, Twitter, las tablets, el fútbol y los reality shows? Franca decadencia.

Mientras "esperan a Godot" (o a Lady Gaga), para que vean que no hablo por hablar, pasen y lean, algunas "instantáneas basura". Como dice mi admirado Cesar Vidal: "sin intención de agotar el tema, los hechos son los siguientes"…

The Bernanke"s Gamble: El golpe inflacionario (datos objetivos y perspectivas)

"Destacados economistas reunidos el pasado fin de semana en Nueva York advirtieron de que la deuda pública occidental sólo podrá ser financiada mediante la impresión de dinero a gran escala, lo que desencadenará una oleada inflacionaria que causará revueltas sociales, proteccionismo económico y guerras"… ¿Y si colapsa la deuda pública? "Hiperinflación, ley marcial y guerras" (Libertad Digital – 28/5/10)

"Compre oro y márchese a vivir a una casa en el campo, donde no van a caer bombas". Ésta es la recomendación de Marc Faber, el inversor que anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, cuando avisó a sus clientes de que vendieran las acciones de Wall Street días antes del Lunes Negro. "Los Gobiernos están al borde de la bancarrota y harán cualquier cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero, y cuando esto no funcione recurrirán a la guerra".

Así decía Faber, autor del boletín mensual The Boom, Gloom and Doom Report, y conocido también como Doctor Doom (muerte, fatalidad) por sus lúgubres predicciones, en mayo de 2010, en el foro económico Mises Circle, organizado por el Instituto Ludwig von Mises en Nueva York para analizar la situación de los mercados financieros y la responsabilidad de los bancos centrales en la actual crisis económica.

"Entre 2000 y 2007, Greenspan y Bernanke aumentaron el crédito en Estados Unidos cinco veces por encima de lo que creció el PIB, una expansión mayor que la que precedió a la Gran Depresión de 1929", explicó Faber. "La Reserva Federal ya nunca volverá a políticas restrictivas porque para esta economía adicta al crédito eso sería un veneno, así que van a mantener los tipos al 0% durante mucho tiempo".

edu.red

Esta política expansiva, sumada a la lista de obligaciones asumidas por el Gobierno Federal para las que no existen recursos (Seguridad Social, Medicaid, Medicare, rescates bancarios, etc.), llevará al país a la hiperinflación.

Y es que, "si se cuentan esas obligaciones la deuda del país supone el 800% de su PIB. Los Gobiernos occidentales han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero antes de reconocerlo oficialmente imprimirán dinero de forma masiva porque es lo más fácil. Así se aplaza el problema para el que llegue después, y al final se crea una crisis todavía mayor. En el 2008 cayeron los mercados financieros; el próximo episodio será la caída de los Gobiernos".

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Fuente: previsiones oficiales del Gobierno Federal (en ausencia de reformas)

Según Faber, cuando eso suceda iremos a la guerra: "Y si usted vive en una ciudad, en la próxima guerra le envenenarán el agua, le cortarán la electricidad y su tarjeta de crédito y su transporte no funcionarán. Ni siquiera podrá volver a casa. Así que váyanse a vivir al campo, en el medio de la nada, lejos del peligro", aconseja. No todos los participantes en el Mises Circle fueron tan pesimistas, pero la convicción de que la inflación está a la vuelta de la esquina fue unánime.

El inversor Christopher Whalen, editor del boletín The Institutional Risk Analysis, cree que llegará tras el rescate de los estados europeos: "La Reserva Federal ha reanudado su programa para proveer de liquidez a la UE (con el objetivo de) rescatarla de un colapso deflacionario, pero la dimensión de su endeudamiento hace ese rescate inviable. Los políticos han utilizado la deuda para evitar subir impuestos y reducir gastos; ahora los Gobiernos europeos están arruinados y el momento de la verdad se acerca".

Sólo quedan dos opciones, según Whalen: "Aplicar las recetas necesarias, que traerán una fuerte contracción económica y muchos conflictos, o imprimir dinero. Lo primero no lo quiere hacer nadie, ni en Estados Unidos ni en Europa, porque es muy doloroso".

El escenario que prevé el autor del Institutional Risk Analysis es el de una inflación alta, "de dos dígitos", que se prolongará varios años, cortará de raíz cualquier amago de crecimiento económico y resucitará el proteccionismo: "La era de la globalización y el libre comercio está llegando a su fin. Con la caída del dólar otros países asumirán nuevos beneficios y responsabilidades y darán prioridad a sus mercados nacionales. Tendremos más impuestos y nuevas tarifas a la importación".

¿Cuánto tardaremos en verlo? No habrá que esperar mucho: "El proceso comenzará este mismo año (2010) en EEUU con el impuesto nacional a las ventas (IVA) con el que Obama planea reducir el déficit", dice Whalen. Su recomendación es invertir en activos sin conexión con la economía financiera: "Oro, propiedades inmobiliarias y cobre, cosas reales que no están ligadas al dinero fiat".

Precisamente, es el dinero fiat, es decir, creado por decreto y sin respaldo de riqueza real, lo que está en la base del desbarajuste que atraviesa la economía internacional. "El sistema está a punto de colapsar porque desde que se desligó el dólar del oro (en 1971) no existe un mecanismo auto-regulatorio de mercado", afirmó en su intervención Lawrence Parks, director de la Fundación para el Avance de la Educación Monetaria (FAME).

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"El dinero fiat no es real, es una ilusión. Se impuso mediante la fuerza, se mantiene mediante el fraude y puede desaparecer en cualquier momento". Parks apeló al pasado para predecir el futuro: "El valor del dinero fiat siempre ha terminado por caer hacia su coste de producción: cero. Históricamente no existen excepciones al respecto, y las actuales monedas tampoco lo serán".

¿Qué consecuencias tendrá el fin del dólar?

Parks coincide con Faber en el pronóstico sobre la guerra y añade otro no menos inquietante: "La hiperinflación es inevitable, y para combatir las revueltas sociales que se sucederán el Gobierno preparó hace tiempo la legislación que permite declarar la Ley Marcial". Parks se refiere a una serie de medidas aprobadas en los años 30, 50 y 70, al parecer todavía en vigor, que permiten al presidente, en caso de emergencia, confiscar cualquier propiedad, intervenir las comunicaciones y transportes y dirigir todos los aspectos públicos y privados de la economía.

Junto a la denuncia del dinero "falso", en el Mises Circle se atacó la teoría de que la causa de la crisis fue una insuficiente regulación. Kevin Duffy, fundador de Bearing Asset Management, uno de los fondos más exitosos desde su creación en el año 2002, recordó que fueron precisamente las instituciones más reguladas, como los bancos, y no otras áreas con menor regulación como los hedge funds, las que estuvieron en el centro de la crisis.

Marc Faber resumió las conclusiones y el estado de ánimo del Mises Circle de la siguiente forma: "Es un tremendo sofisma económico la idea de que imprimiendo dinero y emitiendo deuda se puede conseguir prosperidad. Si fuese así, el país más rico del mundo sería Zimbabue". Y, para deleite de su auditorio, añadió: "Por cierto, un país gobernado por Robert Mugabe, el mentor económico de Ben Bernanke".

Aunque algún "gran bonete" intente negar la evidencia…

¿Inflación o deflación? (Project Syndicate – 23/6/10)

(Por Martin Feldstein)

CAMBRIDGE – Los inversores con los que hablo en estos días no saben si preocuparse más por la inflación futura en los Estados Unidos o por la deflación futura. La buena noticia es la de que la respuesta -al menos durante los próximos años- es la de que los inversores no deben preocuparse por "ninguna de las dos".

La alta tasa de desempleo de los Estados Unidos y las bajas tasas de utilización de la capacidad entrañan poca presión en los salarios y los precios de ese país y la reciente apreciación del dólar respecto del euro y la libra esterlina contribuye a la reducción de los costos de las importaciones.

Quienes insisten en el riesgo de inflación señalan con frecuencia al enorme déficit presupuestario de los Estados Unidos. Según la proyección de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el déficit fiscal del país ascenderá al cinco por ciento del PIB, por término medio, durante el resto de este decenio, lo que aumentará la deuda gubernamental al 90 por ciento del PIB, frente a menos del 60 por ciento del PIB en 2009. Aunque esos dos grandes déficits serán un problema importante para la economía de los EEUU, si no se hace nada para reducirlos, no tienen por qué ser inflacionarios.

Los déficits presupuestarios sostenidos desplazan la inversión privada, hacen subir los tipos de interés reales a largo plazo y aumentan la carga que recae sobre los contribuyentes futuros, pero no causan inflación, excepto si propician un exceso de demanda de bienes y mano de obra. La última vez en que los EEUU afrontaron grandes déficits presupuestarios, a comienzos del decenio de 1980, la inflación se redujo en gran medida a causa de una política monetaria rigurosa. Ahora Europa y el Japón tienen grandes déficits fiscales y escasa inflación.

Los pesimistas respecto de la inflación se preocupan por que el Gobierno opte, en realidad, por una política de rápido aumento de los precios para reducir el valor real de la deuda gubernamental, pero esa estrategia sólo puede dar resultado en países en los que la duración de la deuda estatal es larga y el tipo de interés de dicha deuda es fijo. Se debe a que un aumento de la tasa de inflación hace que los intereses de la deuda nueva aumenten en la misma medida. Los mayores pagos por intereses resultantes incrementan la deuda nacional, al compensar la erosión del valor real de la deuda existente causada por una inflación mayor.

En la situación actual, los EEUU no pueden reducir en gran medida el valor real de su deuda gubernamental permitiéndose un período de inflación, porque el vencimiento medio de la deuda existente es muy corto -tan sólo unos cuatro años- y, en vista de los déficits fiscales proyectados, la deuda suplementaria que se emitirá durante el próximo decenio será tanta como el total de la deuda actual. Por esa razón, aumentando la inflación no se cura la deuda gubernamental actual ni los déficits futuros.

Quienes se preocupan por la deflación observan que el índice de precios al consumo de los EEUU no ha aumentado nada en los tres últimos meses. ¿Por qué no habría de seguir siendo ésa la tónica y seguir alimentándose a sí misma -como ha ocurrido en el Japón-, mientras los consumidores aplacen el gasto al prever precios aún más bajos en el futuro. ¿Y acaso la persistente deflación del Japón desde comienzos del decenio de 1990 no revela también que, una vez que comienza, no se puede invertir la deflación mediante una política de dinero fácil o de déficits fiscales?

Pero la reciente debilidad de los precios en los EEUU es muy diferente de la situación que se da en el Japón. El de la inflación nula durante los tres últimos meses ha sido un acontecimiento esporádico impulsado por la disminución de los precios de la energía. Los otros amplios componentes del índice de precios al consumo han aumentado en los últimos meses y este último índice ha aumentado unos dos puntos porcentuales en los doce últimos meses.

Además, las encuestas de opinión de los consumidores revelan que las familias de los EEUU esperan que los precios aumenten más del dos por ciento tanto en el próximo año como en el futuro más distante. Esa tasa de inflación esperada es coherente con la diferencia de tasas de interés entre los bonos gubernamentales normales de los EEUU y los valores del tesoro protegidos contra la inflación. Con esas perspectivas, los consumidores no tienen razones para aplazar las compras.

Una segunda razón para la inflación relativamente baja de los últimos años ha sido una reducción temporal del costo de la producción. Al deshacerse de trabajadores las empresas durante la contracción económica, la producción se redujo más despacio. El resultante aumento de la producción por trabajador, junto con el lento aumento de los salarios, redujo los costos laborales unitarios. Ese proceso está tocando ahora a su fin, al aumentar el empleo.

De modo que la buena noticia es la de que la posibilidad de una inflación o deflación importante durante los próximos años no ocupa un lugar elevado en la lista de los riesgos económicos que afrontan la economía y los inversores financieros de los EEUU.

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