Y en esta cuestión desempeña un papel muy importante la responsabilidad del Gobierno alemán. En Alemania, el desempleo juvenil es inferior al 8%. Son muchos los jóvenes de los países del sur de Europa que buscan allí salidas profesionales. Ahora bien, la migración de una población laboral joven y muy preparada no puede ser la solución al problema, porque los hombres y mujeres que se van en esas circunstancias están llevándose sus títulos y su preparación de su país. En consecuencia, lo que nos hace falta es un gran programa pensado para abordar el problema del paro juvenil a escala europea. Los países más poderosos de Europa, en particular Alemania, tienen la oportunidad de demostrar su responsabilidad política y económica en esta situación.
Por otra parte, las elecciones que se celebrarán en mayo de 2014 al Parlamento Europeo ofrecerán a todos los ciudadanos europeos la posibilidad de tener voz en la elaboración de nuestro futuro común. Por primera vez desde la fundación de la UE, los partidos más fuertes del nuevo Parlamento tendrán la potestad de elegir al máximo responsable del Ejecutivo europeo, el presidente de la Comisión. Hasta ahora, el presidente era designado por el Consejo Europeo, que representa a los países miembros de la Unión.
Si las elecciones que produzcan esa Cámara cuentan con una participación abundante de los ciudadanos europeos, el nuevo presidente de la Comisión tendrá la misma legitimidad democrática que cualquier dirigente nacional en un sistema parlamentario. El vacío de autoridad que existía en Europa por el hecho de no contar con esa legitimidad -con la consiguiente imposibilidad de tomar medidas reales y eficaces en nombre de todos los ciudadanos europeos- se habrá resuelto.
Si los candidatos que compitan por los escaños parlamentarios se presentan con programas basados en sus respectivas visiones de Europa, las elecciones de 2014 podrían además sentar las bases para que el nuevo Parlamento Europeo sirva de "congreso constituyente" y pueda decidir qué competencias debe asumir Bruselas -estabilidad financiera, comercio e inmigración, por ejemplo- y cuáles deben seguir siendo, en su mayor parte, responsabilidad de los Estados miembros.
Europa podrá volver a funcionar si los Gobiernos, los sindicatos, las empresas y la sociedad civil unen sus esfuerzos para apoyar una nueva iniciativa de empleo juvenil y respaldar el intento que supondrán las elecciones de 2014 de aportar más legitimidad y democracia al Gobierno de la Unión.
(Gerhard Schröder fue canciller de Alemania. Jacques Delors fue presidente de la Comisión Europea. Ambos son miembros del Consejo para el Futuro de Europa del Berggruen Institute. © Global Viewpoint Network / Berggruen Institute)
El lenguaje de los hechos: hasta ahora las políticas seguidas en la Unión Europea solo han generado empleos precarios y grandes desigualdades (Schröder, el codo y la mano)
– Cuidado con la poción mágica alemana (El País – 30/5/13) Lectura recomendada
(Por Dierk Hirschel)
Europa se encuentra en la crisis más grave desde la II Guerra Mundial. Merkel, Barroso y Lagarde han destrozado nuestro continente a base de austeridad. De París a Madrid, la economía se contrae. Casi 27 millones de personas están en paro.
Europa meridional se lleva la peor parte. En España y Grecia, una de cada cuatro personas está en paro. En Madrid, Sevilla, Roma y Atenas crece una generación perdida. Desde el punto de vista de la canciller alemana, no hay alternativas a la política de austeridad y las reformas estructurales, aunque sean dolorosas. Angela Merkel vende la política de reformas alemana como la poción mágica para Europa. A primera vista, eso parece razonable. Alemania es el último país sano en el lazareto europeo. Una economía en crecimiento, bajo nivel de paro, una industria sumamente competitiva y un presupuesto casi sin deuda hablan por sí solos.
Pero en contra de la lectura oficial, las reformas de Schröder (Agenda 2010, Hartz IV) no supusieron ningún milagro para el empleo. Aunque es indiscutible que hoy hay en Alemania 1,4 millones de puestos de trabajo más que al empezar el siglo, las estadísticas laborales distorsionan la realidad. Cuando las empresas transforman contratos a tiempo completo en empleos a tiempo parcial o minijobs, el número de empleados aumenta. Sin embargo, lo que se ha hecho no es sino redistribuir el trabajo existente en condiciones de precariedad. Eso es justo lo que ha pasado en Alemania. Desde el año 2000 se perdieron 1,6 millones de empleos a tiempo completo. Simultáneamente surgieron tres millones de empleos a tiempo parcial.
El supuesto boom alemán del empleo nunca desbordó el marco de una de las habituales recuperaciones coyunturales. Después de las reformas, el empleo no se recuperó con más fuerza que antes de ellas.
Y, de igual modo, los buenos datos del nivel de desempleo alemán han de tomarse con cautela. Oficialmente, en Alemania solo hay tres millones de parados, el nivel de desempleo más bajo desde hace 20 años. Sin embargo, los que ganan un euro a la hora, quienes tienen más de 58 años y no perciben un salario o los desempleados en cursos de formación no se cuentan en las estadísticas del paro. Además, hay más de dos millones de trabajadores a tiempo parcial, que desearían tener un contrato a tiempo completo, pero que no lo consiguen.
Es muy popular el cuento de que Alemania ha salido airosa de la crisis de la economía y los mercados financieros solo gracias a las reformas de Schröder. En esta crisis se han salvado más de un millón de empleos gracias a las reducciones del tiempo de trabajo. Las jornadas laborales reducidas y las bolsas de horas de trabajo subvencionadas por el Estado han impedido que las caídas en la producción se hayan transformado en paro masivo. Este éxito de la política de empleo no tiene nada que ver con la "política de reformas". Además de esto, el Gobierno de Merkel estabilizó la economía con dos grandes paquetes de medidas coyunturales. Eso fue keynesianismo puro.
En resumen: la política de la Agenda 2010 tiene tan poco que ver con los recientes éxitos económicos como la natalidad con el número de cigüeñas.
Lo que sí han hecho las reformas del mercado de trabajo ha sido dividir a la sociedad. Hoy, casi una de cada cuatro personas empleadas trabaja por menos de nueve euros a la hora. Y 1,4 millones de alemanes se desloman por un salario de hambre inferior a cinco euros. Solo en EEUU hay un salario mínimo inferior. Uno de cada tres trabajos es inseguro. El empleo precario y la pérdida de cobertura de los convenios son responsables de que los acuerdos que negocian los sindicatos solo beneficien a tres de cada cinco trabajadores. Se ha sometido a dieta forzosa a los trabajadores alemanes. Alemania tiene la peor evolución salarial de Europa. En ningún otro país industrializado ha aumentado tanto la desigualdad.
Las consecuencias económicas han sido fatales. La debilidad salarial ha frenado la demanda interna y disparado las exportaciones. El comercio minorista y el trabajo manual sufren por la falta de poder adquisitivo. La industria exportadora, por el contrario, ha podido ofrecer a sus clientes extranjeros precios atractivos. Alemania se ha convertido en el único país de la eurozona en el que la demanda externa ha contribuido al crecimiento más que la demanda interna. ¡Sin éxito!
Además, el crecimiento dependiente de las exportaciones ha perjudicado a nuestros vecinos. Las empresas españolas, italianas y portuguesas han podido vender cada vez menos productos en los agostados mercados alemanes. Pero eso no es todo. Las compañías alemanas, competitivas por precios, han puesto contra la pared a la competencia de la Europa meridional.
Españoles, franceses, italianos y griegos deberían apartar las manos de la poción mágica alemana. Las reformas estructurales neoliberales destrozan los convenios territoriales, su autonomía y la protección frente al despido. Por eso se han hundido los salarios españoles, portugueses y griegos en los últimos dos años entre un siete y un 20%. Esto ha hecho surgir una competencia salarial desatada, pero ni un solo puesto de trabajo nuevo.
Es justo que nuestros colegas del sur de Europa se defiendan frente a estos ataques. Su lucha defensiva tiene nuestra solidaridad. Europa necesita un cambio de política. Debe detenerse la política de austeridad, económica y socialmente destructiva. En su lugar necesitamos inversiones de futuro en educación, salud, protección al clima e infraestructuras -un Plan Marshall-, así como un programa inmediato contra el desempleo juvenil. Para poder financiar todo esto es necesario aumentar la presión fiscal sobre las grandes rentas y fortunas en toda Europa. Solo una Europa social tiene futuro.
(Dierk Hirschel es economista jefe del Sindicato Unido de Servicios de Alemania)
A debate: Salario Mínimo Interprofesional (¿ventaja o desventaja, ante el desempleo?)
"El Banco de España (BdE) ha puesto el dedo en la llaga. En su Informe Anual 2012 publicado el viernes, la entidad monetaria recomienda esquivar, "excepcionalmente", el salario mínimo interprofesional (SMI) para poder combatir la histórica tasa de paro que sufre el país. Se trata, sin duda, de una medida relevante, ya que reducir o incluso eliminar dicho umbral, fijado artificialmente por el Gobierno, constituye uno de los grandes tabús del mercado laboral español"… Los países sin salario mínimo pagan 1.000 euros más al mes que España (Libertad Digital – 1/6/13)
Sin embargo, el BdE advierte al Gobierno de la necesidad de saltarse el SMI, de forma temporal y extraordinaria, para reducir el drama del desempleo de larga duración. Tras cinco años consecutivos de destrucción laboral, "la tasa de paro ha alcanzado tasas inaceptables y el riesgo de que las situaciones de desempleo de larga duración se hagan crónicas es muy preocupante, máxime si se considera la elevada incidencia de los jóvenes y de la población con baja cualificación en este colectivo", alerta la entidad. España cuenta ya con un paro superior al 27%, mientras que el desempleo juvenil asciende a algo más de 56%.
"Los logros alcanzados por la reforma laboral en materia de flexibilidad interna y de moderación salarial son esperanzadores, pero los resultados obtenidos en el impulso de la contratación no son todavía suficientes, aunque muy probablemente ésta sea una de las áreas en las que las medidas necesitan tiempo para desplegar todos sus efectos", añade.
Efectivamente, el empleo descendió un 4,4% interanual en 2012 como consecuencia de la crisis, hasta situarse en una tasa del 55,4% sobre la población activa, casi doce puntos por debajo de su nivel en 2007. El problema, sin embargo, no radica tanto en la destrucción de puestos de trabajo, cuyo ritmo fue similar a ejercicios pasados, como en la dificultad de regresar al mercado laboral, elevando la duración media de la situación de desempleo hasta más de 10 meses frente a los 5 meses de duración en 2007.
De esta forma, la incidencia del paro de larga duración se situó en un 52,4% del total de desempleados, siendo especialmente elevada en los colectivos de mayor edad y menor nivel de formación. "Este aumento en la duración media de los períodos de desempleo habría vuelto a elevar el componente estructural del desempleo", indica el informe.
Por ello, dada "la gravedad de la situación por la que atraviesa el mercado laboral aconseja mantener y profundizar el impulso reformador mediante la adopción de medidas adicionales que promuevan la creación de empleo a corto plazo y faciliten la flexibilidad de los salarios. Entre ellas, cabría explorar la posibilidad de establecer nuevas fórmulas que permitieran, en casos especiales, la desviación temporal respecto a las condiciones establecidas en la negociación colectiva, o mecanismos excepcionales para evitar que el salario mínimo actúe como una restricción para grupos específicos de trabajadores con mayores dificultades para su empleabilidad", como los de larga duración. Asimismo, el BdE estima que "también se deberían dar pasos adicionales para asegurar que la reducción del alcance de las cláusulas de indexación salarial no se revierta en fases de crecimiento económico".
Las recomendaciones del organismo en materia laboral coinciden parcialmente con las realizadas recientemente por la Comisión Europea y algunos expertos en la materia. Entre otras, destaca la posibilidad de introducir el contrato único, reformar las políticas activas de empleo, reducir las cotizaciones sociales y, especialmente, esquivar el SMI y/o aplicar los conocidos minijobs.
Salario mínimo en España y la UE
En comparación con otros países europeos (dividido en 12 pagas), el SMI en España asciende a 753 euros al mes en 2013, inferior al de Luxemburgo (1.874,19), Bélgica (1.501,82), Irlanda (1.461,85), Países Bajos (1.456,2), Reino Unido (1.264,25), Francia (1.430,20) o Eslovenia (783,66), aunque superior al de Malta (697,42), Grecia (683,76), Portugal (565,83) o la mayoría de países del Este.
Los defensores del salario mínimo argumentan que este umbral favorece a los trabajadores menos cualificados, ya que les garantiza un determinado umbral de ingresos. De hecho, uno de sus lemas habituales consiste en afirmar que la rebaja o eliminación del SMI condenaría a sueldos de miseria a millones de trabajadores, pero se trata de una mera falacia:
El nivel salarial no lo determina el Gobierno por ley sino que depende de la productividad.
El salario mínimo en España, en realidad, ronda los 14.000 euros al año, poco menos de 1.200 euros al mes, casi el doble que el SMI, una vez sumados todos los costes laborales que debe sufragar la empresa.
El SMI es un umbral mínimo, fijado arbitrariamente por el Estado, por lo que su eliminación no afectaría a los actuales trabajadores, cuyo salario es igual o superior a éste y ha sido establecido por el mercado. Es decir, el que hoy cobra 2.000 euros no va a cobrar 500 porque se elimine el SMI, ya que su sueldo ha sido fijado por la oferta y la demanda.
La eliminación del SMI beneficiaría a los parados menos capacitados, cuya productividad es inferior a dicho umbral, ya que facilitaría su contratación.
Países sin salario mínimo
De hecho, muy al contrario de lo que se piensa, no todos los países europeos aplican un salario mínimo y, lo más curioso, es que los que carecen de este umbral arbitrario gozan de unas condiciones laborales muy superiores a las que existen en España.
En concreto, un total de diez países del Viejo Continente carecen de SMI y, además de contar con un salario medio mucho más alto que el español, gozan de una tasa de paro muy inferior a la nacional: en Suiza, el sueldo medio ronda los 4.500 euros al mes, mientras que el paro apenas ronda el 3,2%; en Noruega, 3.644 euros al mes y 3,7% de paro; Dinamarca, 3.572 euros y tasa del 7%; Finlandia: 2.459 euros, 8,2%; Alemania: 2.421 al mes y 5,4% de desempleo; Suecia: 2.382 euros y 8,4%; Austria: 2.056 euros y 4,9%; Islandia, 2.000 euros al mes y 5,6%; Italia, 1.898 euros y 12%; y Chipre, con 1.657 euros al mes y un paro del 15,6%.
En España, el salario medio es de 1.615 euros brutos al mes y el paro supera el 27%. Es decir, en los países sin salario mínimo, los trabajadores cobran un 65% más de media que los españoles (1.045 euros extra al mes), y registran una tasa media de paro de apenas el 7,4% (un 73% inferior a la española).
Premios Nobel de Economía dan consejo: déficit vs. paro (el dilema de la crisis)
"Los Premios Nobel de Economía Eric Maskin, Finn Erling Kydland y Christopher Pissarides han advertido hoy de que España debe dar prioridad a bajar el elevado desempleo en lugar de "obsesionarse" con reducir el déficit, porque recortar el gasto público impedirá que se cree trabajo"… Premios Nobel creen que España debe empezar reduciendo el paro, no el déficit (El Economista – 3/6/13)
Los tres economistas, entre los veinte Premios Nobel que integran el jurado de la vigésimo quinta edición de los Premios Jaime I, han ofrecido a principios de junio (2013) una rueda de prensa en Valencia en la que han expresado sus opiniones sobre las políticas económicas en España.
Maskin, Nobel de Economía en 2007, ha explicado que en un momento en que el desempleo supera el 20%, "la prioridad es hacer que la gente vuelva a trabajar, no obsesionarse con la deuda".
Aunque el déficit es un problema a largo plazo, el economista estadounidense opina que el Gobierno español debe centrarse en luchar contra el paro, ya que "reducir el gasto público a corto plazo tendrá un impacto negativo sobre el empleo", ha advertido.
En misma esa línea, el chipriota Pissarides, Nobel de Economía en 2010, ha defendido que "empezar reduciendo el déficit es un error", y ha apostado por comenzar por "las reformas estructurales necesarias, que ya implican un shock negativo sobre la economía".
Kydlan, Nobel de Economía en 2004, ha señalado que la productividad laboral que en Italia, España y Portugal creció hasta 1995, se ha estancado posteriormente, y para animarla ha instado a las empresas a innovar, a los gobiernos a no recortar en I+D+i y a fomentar el emprendedurismo, aunque ha reconocido que "no será fácil" por los problemas de financiación.
Maskin también ha incidido en que recortar las inversiones en I+D+i es "un error" que los políticos españoles no deberían cometer.
Respecto a la reforma laboral, Pissarides ha indicado que el español es un mercado laboral dual en el que una parte de los trabajadores "no tiene salarios flexibles ni pueden ser fácilmente despedidos ni recolocados".
"No se crearán nuevos empleos en los sectores que necesita, a no ser que se levanten estas restricciones", especialmente para eliminar las diferencias entre los contratos temporales y los indefinidos, ha advertido.
Defienden el contrato único
Ha defendido también implantar el "contrato único" -planteado para reducir las diferencias entre contratados fijos y temporales-, desde un "acuerdo cooperativo" en el que participen también quienes se encuentran fuera del mercado laboral, sobre todo jóvenes y mujeres.
Según el economista chipriota, "el resultado sería mejor que el actual", aunque también ha aconsejado esperar a ver si la reforma laboral es lo "suficientemente contundente como para eliminar la rigidez en esa parte del mercado", convencido de que "será necesaria una segunda fase" que ahonde en esa dirección.
En cuanto a la propuesta del Banco de España de eliminar el salario mínimo, ha apuntado que esta medida "relajará el desempleo juvenil", pero apenas tendrá impacto en el mercado laboral en general.
Preguntados acerca de la reforma de las pensiones, los tres se han decantado por prolongar la edad de jubilación, ya que las otras dos opciones serían la de aumentar los impuestos sobre la población activa o reducir las pensiones en al menos un 20%, ambas menos "lógicas" que la primera, según Pissarides.
El eterno vacilar europeo: hacer de verdad o hacer que se hace (para que nada cambie)
– El supuesto problema del desempleo juvenil en Europa (Project Syndicate – 6/6/13)
(Por Daniel Gros) Lectura recomendada
Bruselas.- Las autoridades europeas encargadas de la formulación de políticas decidieron que se debe ver que ellos están "haciendo algo" acerca del desempleo juvenil. Se ha convocado a una cumbre extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea; además, una "Iniciativa para el empleo juvenil" ("Youth Employment Initiative"), propuesta en la reunión del Consejo de Ministros de la Unión Europea en febrero de este año, tiene como objetivo "reforzar y acelerar" las medidas que se recomendaron en un "Paquete de empleo juvenil" ("Youth Employment Package") en diciembre de 2012.
Este activismo surge principalmente en respuesta a las recientes y alarmantes cifras sobre el desempleo juvenil en el sur de Europa, que muestran una altísima tasa de desempleo, misma que es ampliamente considerada como políticamente inaceptable. Sin embargo, hay varias razones para dudar de que el desempleo juvenil sea un problema aislado que merece un tratamiento especial. De hecho, las estadísticas oficiales de desempleo juvenil son engañosas por dos razones.
En primer lugar, los datos se refieren a aquellos que se encuentran en el rango de 15 a 24 años de edad. Pero este rango de edad se compone de dos subgrupos con características muy diferentes. Los "adolescentes" (15-19 años de edad) quienes deberían en su mayoría estar aún en la escuela; y si no lo están, es probable que estén muy poco cualificados – y por lo tanto tengan dificultades para encontrar un trabajo a tiempo completo, incluso durante buenos tiempos. Afortunadamente, este grupo es bastante pequeño (y con el tiempo ha estado disminuyendo de tamaño).
El desempleo entre los jóvenes de 20 a 24 años debería ser más preocupante. Los miembros de este grupo que buscan empleo a tiempo completo por lo general han completado su educación secundaria superior, pero han decidido no ir en busca de obtener una educación universitaria (o han completado sus estudios universitarios antes que la mayoría).
En segundo lugar, los datos de desempleo de los jóvenes se basan en los participantes activos del mercado laboral. Sin embargo, en promedio sólo un 10% de los adolescentes en Europa participan en el mercado laboral. (Las tasas de participación activa en el mercado laboral se acercan al 50% sólo en países como el Reino Unido y los Países Bajos, donde es muy común tener un trabajo a tiempo parcial mientras se estudia en la escuela secundaria).
Los expertos en el mercado de trabajo consideran que la tasa de desempleo es un indicador potencialmente engañoso, ya que la tasa de desempleo juvenil del 50% no significa que la mitad de la población joven esté desempleada. Es por eso que uno debe mirar al ratio de desempleo – el porcentaje de los desempleados en la población de referencia – en lugar de mirar a la tasa de desempleo.
De hecho, este indicador presenta un panorama menos alarmante que el creado por el titular: Tasa de desempleo juvenil de más del 50% en España; e incluso por la noticia que anuncia que en Grecia se alcanzó la tasa de 62,5% (62.5% rate recently reached in Greece). La tasa de desempleo juvenil en Grecia no significa que cerca de dos tercios de los jóvenes griegos están desempleados. Sólo el 9% de los adolescentes griegos participan del mercado de trabajo, dos tercios de esa cifra no pueden encontrar un trabajo. El ratio de desempleo entre los jóvenes en Grecia es, por lo tanto, de menos del 6%. Sin embargo, esta cifra no se informa ampliamente porque es mucho menos alarmante.
Entre aquellos que se encuentran en el grupo de edad de 20 a 24 años, la diferencia entre la tasa de desempleo que se informa y el porcentaje de jóvenes que están sin trabajo y se encuentran en busca de uno (el ratio de desempleo) no es tan extrema. Pero, incluso en este grupo de edad, se observa que el ratio de desempleo con frecuencia suele ser aproximadamente la mitad de la tasa de desempleo que se informa ampliamente.
Por otra parte, uno debe preguntarse en cuánto contribuye el desempleo juvenil al desempleo total. Mirar el problema de esta manera revela una imagen completamente diferente a la que por lo general se presenta.
En aquellos países donde el problema se difunde mediante grandes titulares (en el sur de la eurozona, siendo Grecia y España supuestamente los dos peores casos), el desempleo juvenil da cuenta de menos de una cuarta parte del desempleo general. Por el contrario, el desempleo juvenil contribuye relativamente mucho más (alrededor de un 40%) al desempleo total en países como Suecia y el Reino Unido. Se podría argumentar que estos dos países deberían preocuparse más por su desempleo juvenil de lo que España y Grecia deberían hacerlo.
El hecho de que el desempleo juvenil es sólo una parte de un problema mayor lleva a la verdadera pregunta sobre política: ¿Por qué los funcionarios deberían gastar su tiempo limitado, su energía y la financiación pública específicamente en los jóvenes sin empleo, en lugar de hacerlo en todos los desempleados?
¿Representa el desempleo de un adolescente una mayor pérdida para la sociedad en comparación a la pérdida que acarrea el desempleo de una madre soltera o de un trabajador de mayor edad, quienes antes de ser desempleados percibían el único ingreso que sostenía a toda una familia? La pérdida del valor añadido que produce un adolescente es probablemente mucho menor.
En términos puramente económicos, se puede por lo tanto afirmar que el desempleo juvenil (especialmente el desempleo de los adolescentes que trabajaban a tiempo parcial) es mucho menos importante que el desempleo entre los que están en sus principales años productivos en cuanto a generar ganancias. Por otra parte, los jóvenes tienen la opción de continuar su educación, lo que añade a su futuro potencial de generación de ganancias, mientras que la educación continua es una alternativa mucho menos viable para quienes son mayores que dichos jóvenes.
Europa tiene un problema macroeconómico generalizado, debido a factores de la demanda que interactúan con un mercado laboral rígido, en vez de tener un problema de desempleo juvenil específico. Esto implica que no hay necesidad de tomar medidas especiales dirigidas a los jóvenes, ya que con estas medidas solamente representan un riesgo de sobrecarga para los sistemas de asistencia social ya que dichas medidas crean aún un mayor número de excepciones y reglas especiales a las ya existentes.
(Daniel Gros is Director of the Brussels-based Center for European Policy Studies. He has worked for the International Monetary Fund, and served as an economic adviser to the European Commission…)
Algunas realidades cercanas (los milagros económicos y las novelas de los Nobeles)
"Aproximadamente una cuarta parte de los trabajadores en Alemania perciben sueldos considerados mínimos, informa en su última edición el semanario Der Spiegel, lo que sitúa a la primera economía de la UE en la franja de países donde se perciben bajos ingresos"… Un 22% de los trabajadores alemanes perciben sueldos mínimos (El Economista – 9/6/13)
De acuerdo con ese medio, entre seis y ocho millones de personas con trabajo ganan unos 11 euros por hora en el oeste de Alemania, o 8,11 euros en el este o antiguo territorio germano-oriental.
Estas cifras contrastan con la buena imagen del mercado laboral alemán, entre los más saneados de la UE, especialmente en lo que concierne al desempleo juvenil, que afecta a menos del 8 % de esa franja de la población activa, frente a los porcentajes superiores al 50 % en los países más castigados por la crisis.
Der Spiegel remite sus informaciones a un estudio del Instituto de Macroeconomía e Investigaciones Económicas Hans Böckler, que destaca la buena situación, en términos globales, del mercado laboral alemán, pero también los desequilibrios salariales.
La cifra de desempleados bajó de los 4,9 millones que se registraron en 2005 a unos dos millones menos ahora.
Tras este aparente éxito se encuentra el alto porcentaje de personas empleadas con sueldos considerados mínimos, lo que a la larga derivará en una generación futura de jubilados con pensiones muy bajas.
"En las últimas décadas Alemania ha evolucionado hacia unas dimensiones de desequilibrios (salariales) altamente problemáticas, tanto desde el punto de vista social como económico", concluye el director del mencionado instituto, Gustav Horn, según Der Spiegel.
La gran brecha salarial europea (otra de las realidades cercanas)
"¿Durante cuánto tiempo debe trabajar el empleado medio de una empresa para conseguir el mismo salario que su CEO adquiere en tan sólo una hora? Según los cálculos realizados por The Economist, mucho, muchísimo tiempo más. Tras consultar diversos informes, entre ellos, el de la Federación de Empleadores de Europa, Eurostat, o el del OECD, las conclusiones del semanario británico son las siguientes: En Italia, por ejemplo, un empleado medio ha de trabajar cerca de diez días para alcanzar el salario que su jefe obtiene en una hora (unos 767 euros). Y un trabajador que gana el salario mínimo interprofesional, necesitará hasta 14 días para lograrlo, es decir aproximadamente 112 horas"… Trabaja 60 horas…y cobrarás lo que el CEO de tu empresa gana en una sola (El Confidencial – 13/6/13)
Los cálculos del rotativo británico muestran sin lugar a dudas que la brecha salarial entre los altos mandos y los trabajadores de países como, como España e Italia; y otros como Rusia y Ucrania, es mucho mayor que la de las naciones nórdicas. Y es que, a pesar de la crítica situación que atraviesan las economías de los países del sur, los ejecutivos de sus grandes empresas tienen salarios más altos que en muchos países del norte de Europa.
En España, la disparidad es incluso superior que en Italia. Un trabajador medio podría alcanzar el salario de una hora de su jefe (640 euros) en siete días y medio (unas 60 horas); pero uno con el salario mínimo necesitará casi 21 días para alcanzarlo; es decir, 168 horas de trabajo, frente a la hora de su superior.
En los países nórdicos, como Noruega o Dinamarca la brecha salarial es notablemente menor. En el primero de los dos, el CEO de una empresa puede alcanzar de media los 360 euros por hora. Un empleo medio noruego ha de trabajar dos días y medio para lograr la misma cifra, y un trabajador con el salario mínimo interprofesional, en tres días aproximadamente alcanzaría los 360 euros.
En el mes de mayo (2013) la empresa de trabajo temporal Adecco publicó un sólido informe que arrojaba los datos sobre los salarios medios en los países de la Unión Europea. Unos datos que una vez más, ponían de manifiesto la gran brecha salarial que existe entre los países europeos.
La remuneración media de los asalariados españoles se sitúa según este informe en los 1.615 euros brutos, lo que se traduce en 321 euros menos que el salario medio ordinario en los 27 países de la UE, casi un 17% menos.
La mayor disparidad se encuentra al comparar España con Noruega, donde el salario medio ronda los 3.600 euros mensuales, es decir el doble de la media española. Además, el salario medio español resulta al menos un 34% inferior que las remuneraciones de Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, Finlandia y Holanda.
Incluso en países rescatados, como Irlanda y Chipre, los empleados medios cobran más que en España, con 2.866 euros y 1.657 euros, respectivamente, aunque el informe señala que Chipre está abocado a perder esta posición a medida que se adentren en las reformas que les exige Bruselas. Por debajo de los salarios españoles sí se sitúa en cambio el caso portugués, donde el sueldo medio es de 1.078 euros.
Fotografía (reciente) de los ni-nis (condenados a la inactividad eterna)
"La OCDE no sólo ha dejado al descubierto las vergüenzas del sistema educativo sino que, además, llama la atención sobre una de las principales lacras que sufre el país, el abultado número de ni-nis, jóvenes que ni estudian ni trabajan, con todos los efectos a largo plazo que ello conlleva. En concreto, el 30% de los jóvenes de entre 20 y 29 años se engloban dentro de este grupo, la tasa más elevada de los países desarrollados"… La generación "ni-ni" está condenada al paro y a cobrar sueldos bajos (Libertad Digital – 27/6/13)
En primer lugar, el informe Panorama de la Educación 2013 elaborado por la OCDE destaca que el 35% de los jóvenes de entre 25 y 34 años no tiene ni el bachillerato, es decir, tan sólo posee el nivel mínimo obligatorio que exige la ley. Se trata de uno de los porcentajes más elevados de toda la OCDE, tan sólo superado por Turquía (57%), México (56%) y Portugal (44%), y justo por detrás de Italia (29%). En este sentido, España está muy alejada del 18% de media que presentan los países ricos o el 16% propio de la UE.
Dicho de otro modo, la juventud española presenta uno de los niveles educativos más bajos del mundo desarrollado, ya que tan sólo el 65% posee estudios superiores al mínimo obligatorio, en comparación con el umbral de entre el 80% y el 95% que presenta la inmensa mayoría de países de la OCDE, cuya media se sitúa en el 82%. Corea del Sur lidera este ranking, con una tasa del 98%, mientras que España se sitúa en los puestos de cola, con un nivel similar al de Brasil (57%), por ejemplo.
Este dato, sumado al alto índice de desempleo juvenil, constituye el caldo de cultivo idóneo para el desarrollo de los denominados ni-nis. El volumen de jóvenes de entre 20 y 24 años que ni estudia ni trabaja en España se sitúa en el 29%, casi duplicando la media de la OCDE (18%). En concreto, el 21% de los jóvenes españoles no estudia, pero desea encontrar empleo, la tasa más alta de todos los países desarrollados, mientras que el 8% restante se declara totalmente inactivo (no tiene intención alguna de trabajar).
El grupo de jóvenes de entre 25 y 29 años es aún peor, ya que el porcentaje de ni-nis en este caso asciende al 30%, también el más alto de la OCDE, tan sólo igualado por Grecia.
Y ello, a pesar de que los que optan por continuar o complementar sus estudios ha aumentado de forma sustancial tras el estallido de la crisis, al pasar del 34% en 2008 al 40,8% en 2011 entre los que tienen de 20 a 24 años, y del 9,5% al 13,2% en la franja de entre 25 y 29 años. Es decir, el fracaso escolar (abandono de los estudios) ha bajado durante la crisis, pero el número de ni-nis sigue siendo muy elevado. Además, casi el 57% de los jóvenes de entre 15 y 29 años que trabaja a tiempo parcial desearían encontrar un empleo a tiempo completo, pero no lo consigue, engrosando así las listas del denominado subempleo.
Por último, lo más grave de esta situación es la tendencia que presentan los ni-nis a largo plazo. La OCDE constata que a mayor nivel de formación se sufre una menor tasa de paro y se percibe un mayor nivel salarial, y viceversa. Así, el 80% de los españoles universitarios se había integrado en el mercado laboral frente al 52% de las personas con menor nivel de estudios. La tasa de paro entre los mejor formados apenas ascendía al 12% en 2011 frente al 26% de los que carecían de estudios superiores. A nivel de sueldos sucede algo similar: los universitarios cobran de media un 40% más que quienes completan la segunda etapa de Educación Secundaria y hasta casi un 60% más que los menos formados.
El problema es que ambas tendencias, tanto a nivel laboral como salarial, se mantienen en el tiempo con independencia de la coyuntura económica, según muestran las estadísticas de la OCDE. Así pues, el fenómeno ni-ni no es tan sólo una problemática asociada a una etapa o fase concreta de los jóvenes, sino que se arrastra durante buen parte de la vida laboral, ya que muchos de los actuales ni-nis sufrirán en el futuro una tasa media de paro muy superior al resto de la población y, en caso de encontrar trabajo, percibirán salarios mucho más bajos.
El "cinismo" europeo no tiene límites: los becarios eternos…
"Cuando Alex Godson aceptó su primera beca no remunerada en Bruselas, tras graduarse en un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Manchester, pensaba que sólo tardaría unos meses en conseguir un puesto a tiempo completo. Pero Godson fue saltando de una beca a otra durante tres años antes de lograr en mayo un trabajo adecuado en el Movimiento Europeo Internacional, un grupo con sede en Bruselas que hace presión por una Europa federal"… Camino a ninguna parte: los becarios de Bruselas, ocultos a la mirada de la UE (El Economista – 1/7/13)
Es uno de los miles de jóvenes licenciados que se esfuerzan al máximo en el engranaje de Bruselas sin seguridad laboral, beneficios e incluso a veces sin un salario ante unos líderes de la Unión Europea que la semana pasada se reunieron para declarar la guerra al desempleo juvenil.
"Cuando no te mueves de una beca no remunerada a otra, no estás camino a alguna parte", señala Godson, que tuvo que depender del dinero de sus padres. "Siempre hay un becario en la oficina y tu eres simplemente la persona que tiene ese puesto en ese momento".
Los líderes de la UE se han comprometido a asegurar que a cada joven de la UE sin empleo se le ofrecerá un trabajo adecuado, formación o aprendizaje en el plazo de cuatro meses. El 28/6/13, anunciaron que destinarían 6.000 millones de euros durante los próximos dos años para ese fin.
Pero con sólo mirar a su alrededor, verán que hay multitud de jóvenes sin remunerar o mal remunerados en la sala de máquinas de Europa.
A menudo dependiendo de becas o donaciones que menguan cuando la economía cae, muchas organizaciones no gubernamentales y grupos de expertos en Bruselas se han vuelto cada vez más dependientes de las contrataciones a corto plazo.
Los graduados que tratan de hacerse un currículum son una buena opción: jóvenes, ambiciosos y dispuestos a trabajar muchas horas por poco sueldo.
La Comisión Europea ofrece unas 1.400 becas de cinco meses al año con un salario de 1.074 euros al mes que es lo máximo, según Sophia Kabir, representante de una organización de contactos Young Professionals in Foreign Policy.
La denominada "stage", palabra francesa que significa experiencia laboral, es a menudo el primer peldaño en la escalera laboral de la UE. Aun así, el salario está muy por debajo del salario mínimo belga: 1.500 euros al mes. Muchas otras ofertas de trabajo ofrecen una remuneración de unos pocos cientos de euros o nada en absoluto.
Valentina Mat, con un master en política internacional de la Universidad de Londres, recibía sólo ocho euros al día para comida cuando trabajó en una organización de desarrollo internacional con sede en Bruselas durante un año.
"Incluso en las oficinas de algunos miembros del parlamento hay becarios empleados a los que pagan muy poco o nada", dijo Franz Obermayr, un eurodiputado austriaco en una carta de queja al presidente de la Eurocámara, Martin Schulz.
Se supone que las becas aportan formación, pero la línea entre eso y el empleo real a menudo es difusa.
Cáritas Europa, una organización de la Iglesia católica que defiende la justicia social, anuncia unas becas de abogacía sin remunerar por tres meses para las que los candidatos deben tener una licenciatura o master en derecho o política, hablar con fluidez inglés y francés, "excelentes" habilidades con la informática y experiencia previa trabajando en las instituciones europeas o con ellas: unos requisitos que podría encajar para un empleado a tiempo completo.
Peter Verhaege, el responsable de migración del grupo, dijo a Reuters que aunque los recursos son escasos, dar experiencia a los jóvenes es "lo menos que podemos hacer". "No todo el mundo está de acuerdo". "Es una esclavitud moderna", dijo Kabir. "La gente de mi generación tiene problemas para comprender su valor de mercado".
… y el "stage" de las vacas (entre el surrealismo y la estulticia)
Cualquiera que analice por primera vez las conclusiones de una cumbre europea pensará que, entre toda esa farragosa verborrea burocrática, se esconde el esfuerzo definitivo contra los males de la crisis. No sólo por la decidida toma de postura del llamado Consejo Europeo, sino también porque los que la firman son nada menos que los líderes de la UE. Por ello, buenas noticias para los más de siete millones de jóvenes parados europeos, 945.000 en nuestro país en 2012, porque los Merkel, Hollande, Cameron o Rajoy prometieron en el sanedrín celebrado la semana pasada que "la UE movilizará todos los instrumentos disponibles para apoyar el empleo juvenil".
Con un presupuesto de casi un billón de euros para los próximos siete años (2014-2020), y casi 55.000 millones sin gastar del periodo anterior, uno imagina que, cuando Europa compromete "todos los instrumentos", no hay montaña lo suficientemente alta ni valle lo suficientemente profundo.
Pero poco tarda uno en darse cuenta de que las conclusiones de una cumbre no son motivo para descorchar el champán. Primero porque, como queda claro unas líneas más abajo, esa totalidad de recursos se reduce a una lista de promesas por detallar y otras encajadas después de costosas negociaciones, como los 6.000 millones que se han prometido adelantar a 2014 y 2015 para luchar contra el paro juvenil. Una cantidad bien generosa, pensará uno mirando su cuenta, pero no tanto cuando se reparte entre 28 países en siete años. España se llevará 1.900 millones, o lo que es lo mismo, menos de 2.000 euros por joven parado, lo que obligará al Gobierno a obrar el milagro de los panes y los peces.
"Una cifra que no parece tan abultada cuando se comprara con los miles de millones de euros que ha gastado la UE en sus bancos (concretar la factura puede dar dolores de cabeza), o se piensa que Europa gasta hoy diez veces más en sus vacas (12,7 euros de media) que en sus jóvenes (1,26 euros), según datos de Eurostat. Más aún cuando uno recuerda que, para financiar apropiadamente la Garantía Juvenil, la medida estrella pilotada desde Bruselas, la Organización Internacional de Trabajo estima que se necesitarían 21.000 millones de euros"… La UE gasta diez veces más dinero por vaca que por cada joven desempleado (El Confidencial – 2/7/13)
El optimismo sigue desinflándose cuando se hace recuento de la pila de cumbres de fogueo dedicadas al empleo juvenil, que ya arrancaron en enero de 2012, o las iniciativas dedicadas al tema que cogen polvo en la nube comunitaria, como la infrasubvencionada Iniciativa de Oportunidades para la Juventud; o EURES, la red para la movilidad de los que buscan un empleo en Europa.
Y, sobre todo, cuando echa la mirada atrás, uno se da cuenta de que la UE ha suspendido todos los test de credibilidad que ha encarado en el último año y medio, retrasando, aguando, o incluso arrinconando propuestas anunciadas a bombo y platillo de madrugada por los jerarcas europeos, como la unión bancaria o el Pacto por el Crecimiento, como reconoció el propio presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
¿Quiere decir eso que la cornucopia europea se quedará en palabras, palabras y más palabras? Probablemente algo llegará del maná europeo, pero la cascada de dinero no será suficiente para un problema que tiene tantos orígenes como propuestas de solución. Porque, como sucede con el futbol y los aficionados, o las obras y los pensionistas, no hay nada que atraiga más a los analistas que un problema complejo para ofrecer su bala de plata.
La OCDE apuesta a corto plazo por políticas activas de empleo, y más asistencia y apoyo en la búsqueda de empleo para jóvenes con dificultades, pero también pide a largo plazo encarar el elevado porcentaje de abandono escolar. El laboratorio de ideas Bruegel, referencia en la burbuja de la UE, descarta directamente medidas dedicadas al empleo juvenil porque "desgraciadamente, es improbable que tuvieran mucha diferencia en el problema" y pide crecimiento, crecimiento y más crecimiento. Por su parte, la Comisión Europea mantiene su letanía de flexibilizar el mercado laboral para terminar con la dualidad de los insiders y outsiders. Y, por último, los jóvenes europeos han exigido desde hace tiempo la Garantía Juvenil.
Tras la buena experiencia de esta garantía en países como Austria o Finlandia, el Foro para Juventud Europea envió una carta a Van Rompuy ya en enero de 2012 para solicitar un colchón de dinero público, con el que se persigue el ambicioso objetivo de que cualquier joven no tarde más de cuatro meses tras terminar los estudios en tener unas prácticas, un trabajo o estudios suplementarios.
Los líderes han necesitado un año y medio, y dos millones y medio más de parados menores de 25 años, para tomarse en serio el riesgo de una generación perdida, y comprar esta garantía. Eso sí, "no estamos bajo ninguna ilusión. El problema no se solucionará de la noche a la mañana", dijo intentando aligerar algo más la presión el tejedor de las cumbres, Herman Van Rompuy. Porque, como se ha visto a lo largo de la crisis, la presión no es bien digerida por el estómago de la Vieja Europa, aunque lo que tenga en sus manos sea su materia prima más importante, su futuro capital humano.
Del New Deal (II) al Jean-Jacques Rousseau (II) (¿el regreso del hombre civilizado?)
– El próximo contrato social (Project Syndicate – 18/7/13) Lectura recomendada
(Por Kemal Dervis)
París.- Hoy en todo el mundo el persistente desempleo, la falta de correspondencia entre habilidades y oportunidades, y las reformas a los sistemas de pensiones se han convertido en elementos centrales de la política fiscal y los debates, a menudo feroces, que la rodean. Los países desarrollados se enfrentan a un problema inmediato de envejecimiento de su población, pero la mayoría de las economías emergentes se encuentran asimismo en medio de una transición demográfica que tendrá como resultado en apenas dos o tres décadas una estructura etaria similar a la de las naciones avanzadas, es decir, una pirámide invertida. De hecho, China llegará a ese punto mucho antes.
El empleo se ve afectado por numerosos problemas. La debilidad de la demanda tras la crisis financiera global de 2008 sigue siendo un factor clave en Europa, Estados Unidos y Japón. Pero además en los mercados del trabajo están pesando problemas estructurales de más largo plazo.
El factor central es el hecho de que la globalización origina constantemente cambios en las interrelaciones de las ventajas comparativas, creando serios desajustes cuando los empleos que se crean en las nuevas actividades no necesariamente se compensan los que desaparecen. En todo caso, la mayoría de los nuevos puestos exigen habilidades distintas, lo que implica que quienes pierden sus empleos en los sectores en desaparición tienen pocas esperanzas de encontrar uno nuevo.
Más aún, los avances tecnológicos cada vez permiten "ahorrar más mano de obra": los ordenadores y los robots reemplazan a los trabajadores humanos en ambientes tan diversos entre sí como los supermercados y las líneas de ensamblaje de automóviles. Considerando la volatilidad de las perspectivas macroeconómicas, muchas empresas se muestran reluctantes a contratar nuevos empleados, llevando a un alto desempleo juvenil en todo el planeta.
Al mismo tiempo, el envejecimiento de la población (y los costes de salud relacionados) constituye el principal reto fiscal en estas sociedades. Para mediados de este siglo, la expectativa de vida a los 60 habrá aumentado en cerca de diez años con respecto al periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando se fijaron las actuales edades de jubilación.
Es poco probable que los cambios menores que se puedan ir haciendo a los sistemas actuales, tal como están diseñados, sean suficientes para dar respuesta a las fuerzas tecnológicas, reducir las tensiones sociales y los temores de los jóvenes, ni solucionar las cargas fiscales en aumento. Se necesita una reevaluación radical del trabajo, la formación, la jubilación y el ocio. Varios principios son centrales para cualquier reforma global que se haya de emprender.
Para comenzar, la formación y el desarrollo deben convertirse en un proceso que dure toda la vida, iniciándose con la escolaridad formal pero siguiendo con capacitación en el lugar de trabajo e intervalos de educación de tiempo completo en diferentes momentos. Los programas de inserción laboral para jóvenes se deben convertir en parte normal de la formación profesional y laboral, con exenciones de la obligación de aportar a la seguridad social durante los primeros uno o dos años laborales.
Un segundo principio es que la jubilación debería ser un proceso gradual. La gente podría trabajar un promedio de 1.800 a 2.000 horas al año hasta llegar a la cincuentena, bajar a unas 1.300 a 1.500 horas al inicio de los sesenta, y apuntar hacia las 500 a 1.000 horas a medida que se alcanzan los 70. Por ejemplo, una enfermera de hospital, un miembro de cabina de una aeronave o un profesor de secundaria podrían trabajar cinco horas a la semana hasta entrados los cincuentas, cuatro días a la semana hasta los 62 años, tres hasta los 65 y quizás dos al acercarse a los 70.
Empleadores y empleados deberían negociar esta flexibilidad, pero con incentivos y apoyo financiero del gobierno, por ejemplo a través de impuestos a la renta y contribuciones a la seguridad social variables. Las vacaciones pagadas pueden ser de 3 a 4 semanas hasta los 45 años, elevándose gradualmente a las 7 a 8 semanas a fines de la sexta década de la vida. Las licencias por maternidad y paternidad deberían aumentar en países, como Estados Unidos, donde son bajas.
Además, las políticas públicas deberían estimular una mayor libertad de opciones. Por ejemplo, cada diez años un trabajador podría tener la oportunidad de estudiar un año en el sistema formal, financiado en un tercio por el empleador, un tercio con fondos públicos y el otro tercio con sus ahorros personales (las proporciones podrían variar según la franja de ingresos a la que pertenezca).
El objetivo general sería una sociedad en que, si la salud lo permite, los ciudadanos trabajen y paguen impuestos hasta cerca de cumplir los 70, pero de manera menos intensa a medida que avanza la edad y de un modo flexible que refleje las circunstancias individuales. De hecho, la jubilación gradual y flexible beneficiaría en muchos casos no solo a los empleadores y gobiernos, sino a los trabajadores mismos, ya que una participación profesional continua en el tiempo es a menudo fuente de satisfacción personal e interacciones enriquecedoras en lo emocional.
Utilizando la Encuesta Mundial Gallup, mis colegas de la Brookings Institution de Washington, DC, Carol Graham y Milena Nikolova, han visto que los grupos estudiados más satisfechos son aquellos que trabajan voluntariamente a tiempo parcial. A cambio de vidas laborales más prolongadas, los ciudadanos contarían con más tiempo para el ocio y la formación de habilidades, con efectos positivos sobre la productividad y la satisfacción existencial.
El nuevo contrato social para la primera mitad del siglo veintiuno debe combinar realismo fiscal, dar mucho espacio a las preferencias individuales y contar con grandes niveles de protección y solidaridad social frente a los embates originados por circunstancias personales o la volatilidad de la economía. Muchos países están dando pasos en esta dirección, pero de manera demasiado gradual. Lo que necesitamos es una amplia y revolucionaria reformulación de la educación, el trabajo, la jubilación y el ocio.
(Kemal Dervis, former Minister of Economic Affairs of Turkey and former Administrator for the United Nations Development Program (UNDP), is Vice President of the Brookings Institution)
La flexi-inseguridad laboral (¿con las mejores intenciones?)
"El empleo flexible aumentará "rápidamente" cuando la economía avance tras la crisis y la mayor parte de los países occidentales crezcan con fuerza, según las previsiones que la empresa de recursos humanos Randstad ha plasmado en un informe"… Randstad prevé que el empleo flexible crezca "rápidamente" tras la crisis (El Economista – 20/7/13)
El estudio "Informe flexibilidad en el trabajo 2013" diferencia entre tres modalidades de flexibilidad: los contratos de duración determinada, la puesta a disposición por parte de las agencias privadas de colocación y el autoempleo.
Según la empresa holandesa parece existir una correlación entre el crecimiento económico y la tasa de empleo flexible, aunque matiza que esa conexión no se puede tomar como una "verdad universal" porque el auge de alguna modalidad puede compensar la caída de otra, por ejemplo, el aumento de contratos de duración determinada puede neutralizar el descenso del autoempleo.
Además, asegura que en contextos de crisis económica el trabajo flexible es la primera forma de empleo que se ve afectada por el descenso de la demanda laboral, particularmente entre los trabajadores más jóvenes y con menos formación, pero cuando finalizan las recesiones es el que más "rápidamente" aumenta.
Para Randstad, en un mundo cada vez más globalizado con una competencia que no deja de aumentar se hace imprescindible una mayor flexibilidad del mercado laboral.
"La innovación original en términos de productos y técnicas completamente nuevos precisa trabajadores nuevos y creativos y, en ocasiones, alteraciones rápidas en el número y las competencias del personal", dice el informe.
En este sentido, insiste en que gracias a la flexibilidad las compañías pueden analizar la productividad y la creatividad de sus trabajadores antes de incluirlos en su plantilla de empleados permanentes.
Por otra parte, Randstad considera que la labor de las agencias privadas de colocación es especialmente útil con los jóvenes durante su periodo de formación o al entrar en el mercado laboral, aunque también sirve a los desempleados para reinsertarse en el mercado laboral.
A este respecto, el director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis Pérez, considera que la reforma laboral aprobada en 2012 por el Gobierno español ha tenido efectos "residuales" en las agencias privadas de colocación a pesar de que su intermediación es "muy superior" a la de los Servicios Públicos de Empleo (SEPE).
"Nos dirigimos a modelos de cooperación, el foco tiene que estar en el aumento de la eficiencia por la colaboración público-privada y no en la sustitución de los SEPE", ha añadido.
Algunos ejemplos de despilfarro en Bruselas (nos mean en la cabeza y dicen que llueve)
"La Dirección de Comunicación de la Comisión maneja un presupuesto de más de 100 millones al año; pero hay muchos más casos de derroche"… La UE se gasta 3,2 millones en una "agencia de noticias europea" (Libertad Digital – 21/7/13)
La Comisión Europea acaba de anunciar que sacará a concurso la gestión de una agencia de noticias pública que funcionará con cargo a los presupuestos de la Unión. La solicitud de ofertas argumenta la creación de este nuevo ente afirmando que "la información sobre los asuntos europeos es a menudo escasa, irregular y carente de una perspectiva europea amplia". Además, señala que "los europeos carecen de una comprensión crítica de los asuntos de la UE".
Es por eso que la Comisión Europea espera ofertas hasta el próximo 14 de agosto, fecha en que empezará a decidir qué propuesta se lleva 3,2 millones de euros anuales por manejar este nuevo "servicio" comunitario.
La noticia ha llamado la atención de medios como el Wall Street Journal, que se pregunta por qué es necesario lanzar una agencia de noticias si la UE cuenta ya con más de 500 periodistas en nómina, 170 de los cuales trabajan directamente en la Comisión Europea. Vale la pena señalar que, cada año, la Dirección de Comunicación de la Comisión maneja más de 100 millones de euros para financiar medios como el canal de televisión Euronews, el servicio Euranet o el ente Presseurop.
Evidentemente, éste no es el último caso, En los últimos años, diferentes burócratas europeos han alzado la voz para quejarse del mal uso del dinero público que hace la Unión Europea. Es el caso de la británica Marta Andreasen, que ha señalado que "2012 fue el 18º año consecutivo en el que la auditoría del Tribunal de Cuentas Europeo subrayó la mala salud de las cuentas comunitarios".
De acuerdo con el último informe del Tribunal de Cuentas comunitario, la sombra de la sospecha se cierne sobre programas de gasto que comprenden hasta 89.000 millones de euros. Entre los ejemplos que cita la auditoría más reciente, encontramos el de una agencia de ayuda al desarrollo que se pagó más de cuatro millones de euros a sí misma en concepto de "asistencia técnica". Otro caso flagrante es la donación de más de 500 millones de euros a Egipto "para luchar contra la corrupción". El destino de dicho aporte presupuestario no ha podido ser verificado, a pesar de que el dinero fue desembolsado.
El think tank Open Europe produjo hace algunos años un informe dedicado a analizar el despilfarro y descontrol de recursos públicos que rige en los gastos de la Unión Europea, donde se demostraba que "casi el 90% del presupuesto de la UE se destina a subvencionar sectores improductivos o a redistribuir recursos de unos países a otros vía inversión pública".
Sin embargo, los estudios sobre el manejo concreto de estos fondos brillan por su ausencia, en gran medida por la lejanía de las instituciones europeas y por la dificultad de fiscalizar un enorme aparato burocrático que, en términos de transparencia, tiene mucho camino por delante. No en vano, el eurodiputado Daniel Hannan declaró que, "de acuerdo con el Tribunal de Cuentas de la UE, solamente el 11% del gasto de la UE puede ser justificado de forma clara y definitiva".
Rescatando el informe de Open Europe, encontramos un centenar de ejemplos del fraude y el despilfarro que inunda numerosos programas de la Unión Europea. A continuación recogemos algunos de los ejemplos más llamativos registrados en Italia:
El dentista del Ferrari. Recibió 80 millones de euros para desarrollar una planta de paneles solares… pero este italiano, dedicado profesionalmente a la ortodoncia, gastó ese dinero en comprar más de 50 coches de lujo, además de un monoplaza de Fórmula 1, yates, etc.
Los gusanos de seda. Un parlamentario italiano falsificó su identidad y recibió 10.329 euros de la UE para un programa de cría de gusanos de seda. El proyecto nunca arrancó y Filippo Bubbico tardó años en ser "pillado". Ni siquiera fue este su único escándalo: este dirigente socialdemócrata también consiguió que 300.000 euros de fondos comunitarios acabasen en los bolsillos de su padre y de su suegro.
Robo sindical a los desempleados. Sindicalistas italianos de las localidades de Abruzzo y Molise manejaron fondos europeos entre 2000 y 2006 con el objetivo de impartir seminarios de formación profesional entre diferentes colectivos (estudiantes con discapacidad, personas sin trabajo…). Los fondos sirvieron para pagar coches, vacaciones, campañas políticas y contribuciones a clubes deportivos.
Equitación para discapacitados. La esposa de un dirigente de la Liga Norte italiana recibió 400.000 euros de la Unión Europea para desarrollar un programa de monta de caballos para discapacitados. De modo sistemático, infló el número de estudiantes que asistía a los cursos, asegurando así miles de euros en subvenciones.
Los agricultores fantasma. Del 2001 al 2004, la Unión Europea gastó 50 millones de euros en un programa para agricultores del Sur de Italia. La iniciativa se enmarcaba en el seno de la PAC, y buscaba promover la "compraventa de excedentes de fruta cítrica". No obstante, luego se descubrió que las cifras presentadas eran mentira: no existían ni los agricultores ni los compradores ni las frutas con las que se justificaba la subvención.
Modelos glamorosas. La Unión Europea también ha financiado un certamen televisivo con el que se pretendía "preparar y seleccionar a las mejores aspirantes a presentadoras de televisión en Nápoles". Según el director del proyecto, Pietro Vittorelli, "lo esencial, el único criterio necesario para entrar, es la belleza. Debo ver a las chicas en minifalda y sujetador, listas para ser el sueño de todos los italianos". El programa incluyó a casi 100 pupilas y recibió 1,3 millones de los contribuyentes europeos.
Cursos a razón de 750.000 euros por estudiante. Un programa educativo dedicado al mundo del cine y centrado en la "docuficción" recibió la friolera de 12 millones de euros, pero apenas consiguió que doce personas se apuntasen.
Pero no sólo en Italia se han dado casos de despilfarro de dinero comunitario. El descontrol es generalizado y se extiende por todo el Viejo Continente. A continuación, más ejemplos del documento elaborado por Open Europe:
En Dinamarca, una localidad de 10.000 habitantes recibió una donación del Programa de Fondos Estructurales de la UE para construir un zoo de cocodrilos. El proyecto recibió 940.000 euros de la UE pero nunca llegó a funcionar. En palabras de su propietario, "es difícil conseguir dinero para preservar a los cocodrilos, porque la gente tiene prejuicios contra ellos. No son bonitos como los tigres, los caballos o los osos panda".
En Suecia, un taller de cerámica consiguió, en 2008, financiación de la UE para desarrollar durante dos semanas una escultura de cuatro metros de altura. Una vez concluyó el proyecto, los artistas tardaron 24 horas en prender fuego a su obra.
Un empresario danés recibió un subsidio de 100.000 euros para construir una pista de esquí en Bornholm, una isla sin nieve ni montañas. El propio receptor de este subsidio declaró que nunca pensó "que los expertos de la UE respaldarían algo tan disparatado". En su primer año de vida, la pista solamente abrió un día.
En Estonia, el Teatro Estatal de Títeres se llevó 106.000 euros de la UE "para promover sus espectáculos entre los niños, las minorías sociales y los refugiados", además de "impulsar nuevas maneras de expresión".
En Reino Unido, la localidad de Hull desarrolló un baño público co-financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, mientras que el proyecto "GreenLeisure.co.uk" recibió cerca de 10.000 euros para promover la caza de pichones con láser.
Viajes y cenas por 12 millones. La ciudad de Charleroi abrió una "cuenta B" hacia la que desplazó 12 millones de euros llegados de las instituciones europeas. El dinero se fue a financiar viajes de caza a Bielorrusia, cenas, etc.
Pero España no se queda fuera del informe de Open Europe. Por ejemplo, en el pueblo almeriense de Chiribel, encontramos el extraño caso de un burdel instalado en un edificio financiado por la Unión Europea. ¿Cómo se explica esto? Veamos: el ex alcalde de la localidad, Ramón Romera, consiguió 54.000 euros para financiar una escuela de equitación. Después de pasar por varios trámites, incluyendo la compra de los caballos, las autoridades negaron el permiso para aquel proyecto. Este "no" llevó al consistorio a alquilar el local construido con fondos de la Unión Europea y el edificio acabó sirviendo como centro operativo a un prostíbulo conocido como El séptimo cielo.
Para aquellos que proyectan un futuro de empleos en el sector de las nuevas tecnologías
– Por qué Steve Jobs no es el nuevo Henry Ford (El Confidencial – 23/7/13)
(Por Mario Saavedra) Lectura recomendada
Esconde el dinero fuera del país. Es una de las mayores empresas en capitalización de mercado y beneficios, pero está a la cola de las grandes en número de empleados. Fabrica casi todo en China y paga un porcentaje de impuestos ridículo frente a sus ingresos en Estados Unidos. ¿Es Apple realmente una empresa americana? ¿Son los beneficios que le da al país, proporcionales a sus ingresos? ¿Necesita Estados Unidos más Steve Jobs, o quizá más bien un nuevo Henry Ford? "Somos una empresa estadounidense, aunque vendamos en China, Egipto o Arabia Saudí", ha afirmado ante las críticas recientemente su consejero delegado, Tim Cook.
Han sido años duros para las relaciones públicas de la empresa. Desde su cuartel general de la calle Círculo Infinito en Cupertino, California, han tenido que desactivarse varias bombas contra la imagen de la marca. Los problemas comenzaron con los suicidios de decenas jóvenes chinos en las fábricas de la empresa Foxconn, el principal proveedor de Apple. Las condiciones de trabajo se habían vuelto insoportables. Aunque el asunto llevaba años produciéndose, el diario The New York Times publicó una serie de reportajes en portada que dañaron seriamente la reputación de la compañía entre las élites estadounidenses.
Poco después se destapó el sistema de elusión de impuestos de la empresa, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Primero The New York Times y después el propio Senado publicaron sendos informes en los que se exponían los "artilugios" que utilizaba Apple para eludir impuestos sobre al menos 74.000 millones de dólares en los últimos tres años. "Es una de las mayores evasoras" de Estados Unidos, declaró John McCain, excandidato republicano a la Casa Blanca y miembro de esa comisión del Senado.
Tim Cook tuvo que comparecer ante la cámara para dar explicaciones, aunque salió indemne. El "poder blando" de la marca es tal que los miembros del Comité poco menos que se disculparon antes de lanzarle un dardo al consejero delegado. "Me encanta Apple. Acosé a mi marido hasta que nos convertimos al McBook", arrancó la senadora Claire McCaskill. "Adoramos el iPhone y el iPad", afirmó Carl Levin antes de someterle al interrogatorio. El propio McCain le felicitó por el legado que iban a dejar.
"Fue asqueroso" ver semejante espectáculo de peloteo, expresa a El Confidencial Curtis Ellis, de American Jobs Alliance, muy crítico con las políticas de la empresa. "Apple probablemente no existiría si no hubiera sido por la inversión gubernamental en la industria electrónica y de alta tecnología en California, por ejemplo. Es una desgracia que se hayan aprovechado de todo lo que les ha dado Estados Unidos para crecer como una empresa de valor incalculable, y devuelva tan poco al país que les ha ayudado a crecer", dice Ellis.
Apple ha creado una red internacional de empresas subsidiarias que ni los mejores expertos llegan a comprender: empresas sin empleados y filiales fantasmas, entre otros elementos. "Es lo que los técnicos llamamos un increíble desparpajo", describió para The New York Times el exmiembro del Comité de Impuestos Edward Kleinbard. Respetando la letra de la ley, la empresa del iPhone habría incumplido hasta el extremo el espíritu de la misma.
La firma obtuvo en 2012 unos ingresos declarados de 41.000 millones, según los resultados publicados ante la Comisión del Mercado de Valores (SEC). Sobre esa cantidad pagó un total de 2.500 millones de dólares en impuestos federales, el equivalente a un 20%, según los cálculos de la agencia de noticias Bloomberg. El tipo nominal para las empresas es del 35%.
¿Y en el resto del mundo? Ahí estaría el problema. La compañía oculta gran parte de sus beneficios en un limbo sin residencia fiscal a través de la empresa sin empleados Apple Operations International. Tributa, por lo demás, una cantidad ridícula en el extranjero: 713 millones de dólares en todo el mundo en 2012, un 1,9% del total de casi 37.000 millones, según el diario USA Today.
La empresa fundada por Jobs, que no ha respondido a las peticiones de entrevista de El Confidencial, se defiende asegurando que paga "cada dólar" de lo que le corresponde y que esto ya la convierte en una de las principales contribuyentes corporativas a las arcas del país. "En el año fiscal 2012 pagamos 6.000 millones de dólares de impuestos. Esto supone uno de cada 40 dólares (lo que equivaldría al 2,5%) de todo lo recaudado en impuesto de sociedades por el Gobierno de Estados Unidos", dijo la empresa en una nota enviada al NYT.
Muy pocos trabajadores para tanto ingreso
Junto a las críticas por su elusión legal de impuestos, la empresa de la manzana está en la picota por haber deslocalizado la gran mayoría de los empleos necesarios para fabricar sus productos. Tanto ha sido el ruido que, en plena ola mediática en contra, ha anunciado que fabricará una de sus computadoras en Estados Unidos.
Apple cuenta con tan sólo 50.250 trabajadores en el país americano. A pesar de que es la tercera empresa del país por beneficios (20.000 millones de euros en 2011), no aparece siquiera en la clasificación de las cincuenta empresas con más empleados, liderada por Wall Mart con 1.800.000 y con IBM como primera empresa tecnológica, en quinto lugar, con 355.000.
"Por supuesto Apple no se parece en nada a General Motors en los años cincuenta" asegura a El Confidencial Adam Lashinsky, autor de Apple, el legado de Steve Jobs (Aguilar, 2012). "Estoy de acuerdo con que no es una empresa estadounidense. Es una empresa global, pero no creo que haya nada de malo en eso".
Apple ha contraatacado refugiándose en los empleos indirectos generados. En su página web aseguran que crean 598.500 empleos directos e indirectos, aunque no explican cómo han llegado a esa cifra tan precisa. Incluyen ahí a sus 50.250 trabajadores, y todos los indirectos propios de las actividades económicas de cualquier empresa (transporte de sus productos, vendedores en las tiendas, etc.), además de 291.250 empleos más del desarrollo de las aplicaciones para sus productos (la llamada Apple Store), de nuevo sin desvelar la fuente o el modo de cálculo. De alguna forma Apple se escuda en el llamado 'factor multiplicador' del trabajo que en nada le distingue de otras compañías como Hewlett-Packard, que tiene 360.000 empleados directos y también da trabajo indirecto a decenas de miles de personas en transporte, desarrollo de software o de venta de sus productos en tienda.
El hecho es que la gran mayoría de los 70 millones de iPhones o de los 30 millones de iPads que se venden cada año se fabrican fuera del país. La empresa de capital taiwanés Foxconn es la principal proveedora. Tiene cerca de medio millón de trabajadores en China, y pretende superar pronto el millón. No todos trabajan para Apple, aunque sí gran parte de los alrededor de 250.000 de la ciudad-factoría llamada informalmente iPad city, en Longhua, al sur del país.
"La misma crítica que se hace a Apple podría hacerse a los fabricantes de automóviles", opina para El Confidencial Owen Linzmayer, autor de Apple Confidential (William Pollock, 2004). "Hay una presión para comprar made in America, pero en realidad las partes de esos coches se traen de todas las partes del globo y aquí se ensamblan y después se venden como estadounidenses, cuando sólo se han diseñado aquí. Quizá por eso los productos de Apple vienen con una pequeña etiqueta que dice 'diseñado en California'". Otros, como Curtis Ellis, son más contundentes: "Tim Cook es el arquitecto de una cadena de suministro global que ha deslocalizado miles de empleos y llevado a la bancarrota y el desempleo de miles de ingenieros de línea en el país".
El trasfondo de toda esta polémica trasciende a la compañía tecnológica. Otras, como Chevron o Exxon Mobile la superan en beneficios con aproximadamente los mismos empleados y con desgravaciones (subvenciones) fiscales de miles de millones de dólares. ¿Por qué se ceba la prensa con Apple? Muy probablemente por su carácter emblemático. Apple viene a ser a nuestra época lo que Ford fue a la de la posguerra: una de las compañías más punteras y conocidas por la gente, que ha creado un producto asequible para el gran público. Pero mientras la de Henry Ford se convirtió en ejemplo de la creación de trabajos para la clase media y de contribución social a fuerza de pagar impuestos, la de Steve Jobs no está yendo por el mismo camino. El mundo, tal vez, es muy diferente.
Manual de instrucciones para los jóvenes que desean trabajar en el Reino Unido
"El fantasma de la inmigración vuelve a Reino Unido. El mismo país que durante años había demandado mano de obra foránea se muestra ahora incómodo ante la contratación de extranjeros. El desencadenante resultó una crisis que, además de adelgazar sueldos, ha contraído el mercado laboral y la reforma del Estado del Bienestar se ha encargado del resto"… El fantasma de la mano de obra foránea sacude a Reino Unido (El Economista – 5/8/13)
El Gobierno está resuelto a garantizar que nunca más el paro es más lucrativo que trabajar y, como resultado, la demanda de empleo aumenta y los de fuera comienzan a contrariarse.
David Cameron había hecho de la promesa de reducir la red de inmigración un objetivo nuclear de la legislatura. De momento, las perspectivas normativas de este año prevén hacer la vida más complicada para los recién llegados: entre las medidas diseñadas figura obligar a los inmigrantes a pagar por el Sistema Nacional de Salud, o que los caseros comprueben su estatus de residencia. Sin embargo, esta tendencia parece ir ampliándose a países de la Unión Europea, sobre todo, ante la perspectiva del levantamiento de las restricciones a ciudadanos de Bulgaria y Rumanía, que a partir del 1 de enero podrán acudir libremente a Reino Unido a buscar su oportunidad en el mercado laboral.
En tiempos de constricción económica, la inmigración constituye un delicado argumento electoral. La evidencia queda patente en el particular aumento del apoyo al UKIP, un partido que tiene en la ruptura con Bruselas su principal demanda ideológica y que hace peligrar las aspiraciones de los conservadores en las urnas.
La primera gran prueba de fuego tendrá lugar el próximo año con los comicios europeos, una cita que amenaza con convertirse en un referéndum sobre la conveniencia de continuar en la federación comunitaria. Cameron ha prometido su propio plebiscito para 2017, pero ya ha comenzado a mover ficha. Este otoño presenta su propuesta de revisión de las leyes europeas de libertad de movimiento, un desafío abierto a la UE con el que espera rebajar la presión en materia migratoria.
Los grupos que le asesoran han indicado ya por dónde irá el debate. Las ideas planteadas incluyen impedimentos para que los inmigrantes comunitarios puedan demandar prestaciones en Reino Unido en los primeros dos años, limitaciones en el número de los que pueden reclamar las pagas por desempleo e, incluso, la exclusión de los países más pobres de los Veintiocho, una opción que podría implicar hacer piña con Alemania, Holanda, Suecia y Dinamarca para lograr protecciones para los trabajadores nativos.
Las apuestas son arriesgadas, pero el ámbito es sensible, como quedó de manifiesto la semana pasada en la segunda ciudad de Reino Unido. Uno de los periódicos locales, el Birmingham Mail, denunció que 200 trabajadores de España y Portugal habían sido traídos específicamente para los trabajos que Amey, compañía afiliada a Ferrovial Servicios, acomete en las obras de carretera en la región de West Midlands. Un dato irrelevante en circunstancias normales pero que, en una zona donde el paro es dos puntos superior a la media nacional, del 7,8%, escuece.
La información llevó a Amey y al propio ayuntamiento de Birmingham a subrayar que el 70% del personal es local y que la presencia de extranjeros responde a una alta cualificación, o bien a contratos de corta duración. La aclaración, sin embargo, arrojó más sal a la herida, ya que los medios locales contraatacaron criticando que, en tiempos de aumento del desempleo, casi un tercio de los empleados sean de fuera.
La inquietud parece estar justificada, pero más por una necesidad de proteccionismo. El Comité de Asesoramiento de Inmigración, organismo del Ministerio del Interior que estudia el impacto de los extranjeros en el mercado laboral, detectó las elevadas diferencias educacionales con respecto a los nativos: los inmigrantes que llevan menos de cinco años, tienen más del doble de probabilidades de tener al menos una licenciatura nueve años más jóvenes que los nacionales. Una realidad que no ha evitado al ministerio el escarnio de ser investigado por la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, tras trascender que las búsquedas aleatorias de inmigrantes ilegales tienden a limitarse a minorías étnicas.
Según un informe de la Agencia de Fronteras de Reino Unido desarrollado para revisar la demanda de mano de obra foránea, las empresas detectan en los británicos un problema de actitud que afecta a sus perspectivas de contratación. El Instituto Warwick de Investigaciones de Empleo lo explica en base a que los extranjeros son más activos en la búsqueda de empleo, más proclives a aceptar contratos de menor duración y están más dispuestos a viajar por un empleo.
El Gobierno no es ciego a la tendencia y el secretario de Estado de Negocios y Cualificación habla ya del "deber social" de las empresas de contratar británicos, en otras palabras, reclutarlos, e incluso entrenarlos, por encima de inmigrantes mejor cualificados. Su propuesta, es más, pasa por invertir en formación, en lugar de atender al "puro beneficio", si bien el desembarco de extranjeros se ha ralentizado desde el pico alcanzado en 2008. El pasado año, el número de los que llegaron a Reino Unido cayó en 80.000 y datos oficiales muestran que la red de inmigración se ha reducido un tercio.
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