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La crisis del empleo de los jóvenes – Parte I (página 4)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Microsoft ha propuesto que Estados Unidos adopte una "estrategia nacional de talentos", que podría servir de base para un debate internacional sobre el tema. Esta estrategia incluye aumentar la movilidad internacional de trabajadores calificados, ampliando la entrega de visas de entrada a Estados Unidos para trabajadores de cuatro campos fundamentales a los que en inglés se identifica con la sigla "STEM" (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática); aumentar el acceso a las ciencias de la computación en la educación secundaria; e incrementar la capacitación de maestros y los programas de grado en los cuatro campos citados, para que las futuras generaciones estén preparadas para satisfacer las necesidades de un mercado laboral cambiante.

Sin duda hay otras ideas y estrategias que también pueden servir de aporte a esta importante discusión. Pero tomar las decisiones correctas requiere que nos hagamos preguntas difíciles, que intentemos comprender en forma colectiva los cambios que se necesitan y que nos comprometamos a implementarlos. ¿Qué papel cabe a gobiernos, ONG y empresas en la creación de las oportunidades educativas necesarias para preparar a las futuras generaciones? ¿Estamos prestando suficiente atención a los campos "STEM" en nuestros sistemas educativos y, si no, qué podemos hacer para reforzar esas disciplinas? ¿Qué políticas de inmigración son más favorables al crecimiento económico?

El Foro Económico Mundial de este año será una importante oportunidad para debatir estas cuestiones críticas junto con líderes de todo el mundo. El momento de adoptar una estrategia global de talentos (que nos beneficiará a todos) ya llegó.

(Brad Smith is General Counsel and Executive Vice President of Microsoft)

Los hijos de un dios menor: ¿flexiseguridad o ultrainseguridad? (that is the question)

– El empleo flexible es la clave (Project Syndicate – 21/1/13) Lectura recomendada

(Por Rolf Dorig)

Glattbrug, Suiza.- El aumento del desempleo juvenil, especialmente en Europa, es noticia en todo el mundo. Aproximadamente 5,5 millones de europeos menores de 25 años se encuentran desempleados. Más de 7,5 millones de personas entre las edades de 15 a 24 años son personas "Ni-ni" – es decir, son personas que no se encuentran empleadas, ni estudiando o en periodo de formación. La tasa de desempleo juvenil supera el 25% en 13 países europeos: asciende a aproximadamente el 30% en Italia, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Letonia, Hungría y Eslovaquia, y supera el 55% en Grecia y España.

Al mismo tiempo, más del 30% de los solicitantes de empleo menores de 25 años han estado desempleados por más de 12 meses, y sus posibilidades de encontrar empleo siguen siendo bajas. Menos de un tercio de los jóvenes que se encontraban desempleados en el año 2010 encontraron trabajo el 2011, y sus posibilidades continúan disminuyendo.

De acuerdo con un reciente informe de Eurofound, el costo económico (beneficios pagados más ingresos fiscales perdidos) de los jóvenes Ni-ni excede los €150 mil millones ($196 miles de millones de dólares) al año – más de 1,2% del PIB total de la Unión Europea. En algunos países -como por ejemplo Bulgaria, Chipre, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia y Polonia- el desempleo juvenil tiene un costo que asciende a más del 2% del PIB.

Si se permite que esto continúe, la crisis del mercado laboral europeo infligirá un daño duradero en toda una generación, con imprevisibles efectos a mediano y largo plazo en materia de empleo, productividad y cohesión social. Revertir esta tendencia requerirá de propuestas concretas y acciones determinantes. Los países deben buscar soluciones que ayuden a que las empresas creen puestos de trabajo al hacerse flexibles, y de este modo acrecienten su nivel de competitividad.

La Comisión Europea ha puesto el desempleo juvenil como un tema de prioridad en su agenda. De hecho, el mes pasado, el comisario europeo László Andor anunció la adopción del "Paquete de Empleo Juvenil", formado por un conjunto de propuestas destinadas a ayudar a que los Estados miembros de la UE y las partes interesadas aborden el desempleo juvenil y la exclusión social.

Una recomendación clave es la creación de "sistemas nacionales de garantía juvenil", los cuales asegurarían que todos los ciudadanos menores de 25 años puedan obtener un empleo, un puesto como aprendices o un período de prácticas dentro de un plazo de cuatro meses a partir de la finalización de su educación formal o de convertirse en desempleados. Dado el potencial de estos esquemas para reducir la brecha entre la educación y el trabajo, y con el fin de mejorar la capacidad de los jóvenes para obtener y mantener un empleo, los Estados miembros deben aplicar esta recomendación con seriedad, mediante la puesta en práctica de medidas dirigidas a permitir la inserción laboral y el establecimiento de asociaciones con las partes interesadas.

Las agencias de empleo privadas ya se encuentran ayudando a desarrollar soluciones integrales que conectan a las industrias y a las empresas con las instituciones y organismos rectores en todos los niveles -incluyendo la UE, la OCDE, el G-20, y la Organización Internacional del Trabajo- a través de mecanismos nacionales y regionales e inclusive plataformas mundiales como el Foro Económico Mundial. Dado que lograr que las personas trabajen se constituye en la piedra angular de su modelo empresarial, tales agencias son ideales para proporcionar dicho enlace. Ellas saben que las oportunidades de empleo constituyen un derecho humano fundamental, y que el trabajo es fuente de dignidad que confiere a los individuos un sentido de propósito y fortalece las comunidades.

Además, al equilibrar las necesidades de las empresas con las habilidades de los trabajadores, las agencias de empleo privadas adquieren un conocimiento integral sobre el mercado laboral. Ellas ayudan por igual a los trabajadores y a las empresas para que enfrenten los retos del mercado laboral, mientras al mismo tiempo cumplan con la necesidad de flexibilidad (un importante catalizador potencial tanto para las empresas como para los trabajadores) – esto ocurre, si se ponen en práctica ciertos requisitos estructurales y normativos.

No obstante que la normativa plantea, entre otros, importantes desafíos para el rubro del reclutamiento laboral, los mercados laborales debidamente regulados son cruciales para garantizar protección para los trabajadores, como también la competitividad perdurable de las empresas. A menudo, las consecuencias de las políticas de austeridad obstaculizan reformas en el mercado laboral que son necesarias, esta es una tendencia que se debe revertir.

La industria del empleo privado se ha comprometido a ayudar a que 75 millones de jóvenes ingresen al mercado laboral. Sin embargo, esta promesa sólo puede cumplirse si las empresas multinacionales apoyan el esfuerzo, potenciando a las agencias de empleo para que estas ofrezcan empleos de calidad. Las empresas de todo el mundo -tanto en los países que atraviesan por una recuperación económica con desempleo o con poco empleo, o en países prósperos donde la falta de correspondencia entre las vacancias disponibles y las habilidades de los trabajadores empeora cada día- deben reconocer que la creación de puestos de trabajo adicionales que sean flexibles hará que sus negocios progresen y se incremente su competitividad.

El empleo -especialmente para los jóvenes- debe encabezar la agenda económica mundial. Con las herramientas adecuadas y el apoyo, las agencias de empleo privadas pueden ayudar a detener la espiral descendente del desempleo juvenil. Pero no pueden hacerlo solas. Es hora de que todas las partes interesadas diseñen y pongan en práctica medidas que proporcionen a los jóvenes la oportunidad de tener una mejor vida a través de un mejor trabajo.

(Rolf Dorig is Chairman of the Addecco Group)

La precariedad eterna: para ésta (puta) realidad, no se necesita "adoptar una estrategia global de talentos" (con el flautista de Hamelin, alcanza para "dinamizar" a la juventud)

"El desempleo juvenil es el principal riesgo económico de España, que tiene que dinamizar a su juventud y desterrar la mentalidad de que el objetivo en la vida es tener un trabajo fijo, seguro y de formación universitaria"… BT: "Los jóvenes deben desterrar la idea de tener un trabajo fijo y seguro" (El Economista – 25/1/13)

Así lo afirma en una entrevista con Efe Luis Álvarez, consejero delegado de BT Global Services, que participa en el Foro de Davos, donde el paro juvenil está siendo uno de los temas centrales. La canciller alemana Angela Merkel destacó en su intervención la gravedad de la situación en España, con una tasa de desempleo juvenil de más del 50%, y el comisario europeo de Empleo, Laszlo Andor, advirtió del riesgo de una generación pérdida.

Álvarez coincide en esa preocupación, afirmando que "si no somos capaces de dinamizar a nuestra juventud corremos un riesgo tremendo" y pidiendo a Gobierno y empresas que lo conviertan en su prioridad. "El autoempleo es algo que podríamos fomentar en los jóvenes, facilitándoles que encontraran mecanismos para hacerlo", dice Álvarez, que cree posible potenciar el espíritu emprendedor de los jóvenes españoles, pero admite que hay que cambiar de mentalidad.

"Hay que crear una mentalidad de que el objetivo en la vida no es tener un trabajo fijo, seguro y de formación universitaria (…). También hay que potenciar empleos de nivel intermedio, de formación profesional, que son tan dignos como cualquier otro. Son una opción perfectamente válida para ganarse la vida y ser feliz", dice. En este sentido, afirma que el sistema educativo español "no facilita que los jóvenes tengan iniciativa".

Para Álvarez, que trabaja desde hace 30 años en el sector de las telecomunicaciones, "la clave es el esfuerzo, recuperar el concepto de que las cosas que salen bien cuestan trabajo, promover el esfuerzo en la formación, en el trabajo y en la dedicación".

El alto ejecutivo piensa que los jóvenes españoles deben asumir que "van a empezar su carrera profesional en peores condiciones de lo que esperaban" y lamenta que les cueste hacer los sacrificios que afrontan sus coetáneos en otros lugares, como el de dejar su lugar de residencia o tener que hacer desplazamientos largos.

No obstante, asegura ser optimista: "veo ejemplos de muchos jóvenes dispuestos a hacer ese esfuerzo adicional, algo a lo que creo que damos poca publicidad, igual que damos poca visibilidad a las empresas que se están creando, a los jóvenes que se están buscando la vida y a los que se reinventan a sí mismos".

Durante su estancia en Davos tiene previsto mantener medio centenar de encuentros bilaterales con otros ejecutivos y empresarios, aprovechando la gigantesca oportunidad de "networking" que ofrece anualmente el Foro Económico Mundial.

De sus reuniones se lleva una conclusión principal: "que tenemos que vivir en un mercado de incertidumbre permanente. Eso de que esta incertidumbre va a pasar no es así. La incertidumbre está para quedarse y tenemos que atraer a nuestras empresas empleados que sepan vivir y tomar decisiones en una situación de ambigüedad".

Este ingeniero de telecomunicaciones madrileño nacido en 1961, casado y con cuatro hijos, es consejero delegado de BT Global Services desde el pasado mes de octubre, después de dirigir las operaciones de BT en Europa, Oriente Medio, África y América Latina.

Conoce bien esta última región, sobre la que no quiere hablar de manera genérica -"son muchos países con una complejidad muy diversa"-, pero en la que confía mucho, debido sobre todo a la estabilidad política y económica conseguida en los últimos años.

"Es clave la creación de una clase media, que es un elemento de estabilidad tremenda, decenas de millones de personas que han accedido a un poder adquisitivo que le dan a la economía una sostenibilidad en el tiempo. Brasil y Colombia son el paradigma".

(Después del "networking" de Luis Álvarez) Resulta increíble que mientras se "destaca" la creación de una clase media en los países emergentes, se hagan tan serios (y exitosos) intentos por "destruirla" en los países avanzados (ahora, en vías de subdesarrollo)

¿Hay alguna razón lógica para un futuro tan miserable? (el "lamento" de John Kay)

"¿Están los mayores lastrando el futuro de las nuevas generaciones? El prestigioso economista británico John Kay, que dirige el grupo de asesores de David Cameron para reformar los mercados financieros, así lo cree. Es más, defiende en un crítico artículo que su generación (él nació en 1948) "debe devolver su buena suerte" a los más jóvenes"… "El único consuelo para las nuevas generaciones es que les vamos a dejar una casa" (El Economista – 28/3/12)

Kay, que fue catedrático de la London Business School y la Universidad de Oxford y que actualmente es profesor visitante en la primera, comienza recordando las buenas condiciones en las que vino al mundo.

Y es que acabada la II Guerra Mundial y la austeridad de posguerra, el Gobierno pagó sus estudios, enseguida encontró un empleo del que prácticamente era imposible que le echaran y después contó con un generoso sistema de pensiones y otros beneficios. Además, recuerda que adquirió una vivienda mediante una hipoteca que desapareció por el efecto de la inflación al tiempo que los impuestos fueron bajando.

Kay, que también es columnista del Financial Times, compara esa situación con la de las nuevas generaciones: tasas universitarias y coste de la vida creciente junto con un mercado laboral mucho más competitivo, con mucha menor seguridad laboral para la clase media y con pensiones menos generosas. Además de impuestos que suben y suben "en parte para el cuidado y el tratamiento que yo demandaré", explica Kay, que añade que "el único consuelo financiero para las siguientes generaciones es que les dejaremos nuestras casas".

El economista defiende que los jóvenes están aceptando esto con pocas objeciones a pesar de las protestas que ha habido. Por el contrario, "en 1968 marchamos para cambiar el mundo. Pero fallamos. Mis contemporáneos cambiaron sus ropas y comenzaron a trabajar en banca de inversión. Entonces, presidieron y se beneficiaron del mayor mercado alcista de la historia".

Kay defiende que la gente joven puede preguntar razonablemente a sus padres y a sus abuelos por qué una sociedad mucho más rica no puede dar a sus miembros los beneficios que dio a generaciones anteriores.

"Y no tengo una respuesta buena", asegura. El número de universitarios ha aumentado, lo que también dificulta las oportunidades de empleo para los jóvenes. "Debería responder que cualesquiera que fueran los sacrificios que hicieron mis padres y abuelos por nosotros, nosotros no estamos dispuestos a mostrar la misma generosidad ahora que estamos a cargo".

"La realidad no es que no podamos pagar, sino que no queremos pagar. Mucha gente siente nostalgia de su experiencia universitaria, pero no quiere dar fondos a la universidad. Miembros de mi generación que tuvieron seguridad laboral para sí mismos les dicen ahora a sus sucesores que no pueden esperar esa seguridad ni en el empleo ni en la jubilación. Las compañías que controla mi generación no quieren asumir los riesgos asociados con determinados esquemas de beneficios sociales, en gran parte porque hicimos las normas para asegurar nuestras propias expectativas", ataca con tono crítico Kay.

Por ello señala que habría que hablar de "equidad intergeneracional", una expresión fea pero importante. "La mayoría de los padres quieren que sus hijos tengan la oportunidad de tener una vida mejor que la suya. Pero cuando actuamos en conjunto, perseguimos nuestros propios intereses a costa de los de nuestros hijos y nietos: una paradoja bizarra".

Para concluir, Kay critica las recientes protestas por la subida de impuestos a los pensionistas ("mi generación ha desencadenado una ola de ira injustificable"), que en el fondo solo implica que los jubilados paguen impuestos en línea con lo que hace el resto de la gente.

Olli Rehn pide públicamente que se completen las reformas para acabar con el paro juvenil y el empleo de larga duración (en España).

"Los hombres de negro pasaron el lunes por Madrid. No venían solos, acompañaban a Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos. Tampoco se les vio demasiado, apenas 4-5 tipos trajeados que se sentaron en primera fila durante la rueda de prensa que el finlandés ofreció junto a Luis de Guindos (ministro de Economía). Seguramente, hubo unos cuantos más que ni siquiera aparecieron ante los medios. De hecho, a pesar de la leyenda que les rodea, son simplemente funcionarios europeos que acuden a cada país a revisar sus cuentas, ver el estado de su economía y ofrecer sus consejos de cara al futuro"… Europa exige reformar las tres políticas "intocables" del mercado laboral (Liberta Digital – 30/1/13)

Para todos los estados de la UE, lo que digan los enviados de Bruselas es relevante, pero los países intervenidos (y España, en la práctica, lo es) tienen, además, la obligación de hacerles caso, o al menos de que parezca que se lo hacen. Por eso es tan importante y han causado tanto revuelo las palabras de Rehn, que, delante de De Guindos, repitió en varias ocasiones que España tenía que mantener el ritmo de las reformas.

Es más, el finlandés fue especialmente enfático en el tema del mercado laboral, sobre el que dijo que es "fundamental" completar los cambios en la legislación iniciados hace un año. De hecho, el comisario señaló dos campos en los que hay un claro margen de mejora: el paro juvenil, las políticas activas de empleo y los mecanismos de ayuda a los desempleados. Los datos de la última EPA confirman la opinión casi unánime de los expertos: hay que hacer algo en estas tres cuestiones. Pero ningún gobierno se ha atrevido a tomar cartas en el asunto: son los "intocables" de la legislación laboral española.

La generación perdida

Uno de los mejores análisis de las cifras del paro lo ofrece cada trimestre el Observatorio Laboral de la Crisis que publica Fedea. En este informe se divide a los parados en función de diversas variables que ayudan a explicar las dinámicas del mercado laboral español más allá de los datos absolutos. Y, aunque no es ninguna novedad, lo primero que salta a la vista es que el grupo de los jóvenes (los menores de 25 años) es sin ninguna duda el más castigado.

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Los nacidos entre el año 1985 y 1995 corren el riesgo de convertirse en una auténtica generación perdida. Están comenzando su carrera laboral en plena crisis, no logran más que encadenar contratos temporales mal pagados y sin ninguna continuidad, y, como consecuencia, no consiguen los conocimientos que el mercado laboral demanda y valora. Con estos elementos, no es extraño que entre los menores de 25 años la tasa de paro sea del 55%. No es que el resto de los grupos esté bien, pero si España consiguiese reducir el desempleo juvenil, su tasa total no estaría demasiado lejos de la de algunos de sus vecinos.

El problema es que, como podemos ver en el tres primer gráfico, los jóvenes son los empleados que más posibilidades tienen de quedar en paro: un 19% de los menores de 25 años pierde su empleo, frente a un 3,2% de los que están entre 45 y 59 años. Esto es lógico: sólo el 1,7% de los que tienen un contrato indefinido perdió su trabajo de octubre a diciembre, algo que le ocurrió al 22,6% de los temporales (algo que afecta sobre todo a los menores de 35 años).

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En teoría, los jóvenes al menos deberían tener una ventaja. Como no están "anclados" a un sector o un tipo de puesto, la teoría dice que tendrían que tener más fácil el acceso al mercado laboral. Pues ni eso. Según vemos, el porcentaje de menores de 25 años que consigue un empleo es similar al de otros grupos de edad. De hecho, en las conclusiones, los autores del informe apuntan a que, para dos trabajadores en una situación similar pero que sólo se diferencian por su edad, "los otros grupos de edad muestran una probabilidad de acceder a un empleo aproximadamente dos veces mayor que la de los trabajadores muy jóvenes".

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La mayoría de los expertos (incluido organismos internacionales como la OCDE) apuestan por cambios en la legislación que acabe con la dualidad del mercado laboral, que tanto penaliza a los jóvenes. Rehn no dijo nada en concreto sobre esto, pero no sería la primera vez que la UE apunta en esta dirección. Una de las soluciones más demandadas es la del contrato único (con indemnización creciente o con la misma indemnización para todos), combinado con un empuje a la contratación a tiempo parcial, con fórmulas como los minijobs.

El Gobierno hasta ahora se ha negado y la presión sindical en sentido contrario es muy fuerte. Y la reforma laboral no ha cambiado demasiado en este sentido: el 92% de los contratos que se firman siguen siendo temporales, un porcentaje muy similar al de antes de su aprobación.

¿Subsidio sí, subsidio no?

Al menos, pensarán algunos, la cuestión del paro juvenil está en la agenda política y se habla de ellos día sí y día también en los medios. Porque las otras dos cuestiones que tocó (de pasada, eso es cierto) Olli Rehn casi no encuentran un hueco en el debate público. El finlandés habló de "políticas de ayuda que faciliten el acceso" al empleo a los desempleados o que les aporten "formación" que les sirva para encontrar un trabajo.

De esta manera, ponía el dedo en la llaga que todos los políticos evitan: el papel de los servicios públicos de empleo y de las políticas de ayuda a los parados. De nuevo, si volvemos al análisis de Fedea, las cifras son significativas. Como puede verse en el próximo gráfico, la probabilidad de encontrar un trabajo se desploma de forma dramática a partir del tercer mes.

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No sólo eso. El cobro de una prestación también es un impedimento para volver al mercado laboral. Según los datos de este informe, "al comparar a dos individuos de características similares, incluso con la misma duración en el desempleo, aquel que no cobra subsidio tiene el doble de probabilidad de encontrar empleo que uno que lo percibe".

Los expertos alertan desde hace tiempo acerca de los pésimos incentivos del actual subsidio de desempleo. No es una cuestión de duración ni de cuantía. En otros países en los que la protección teórica es más elevada, en realidad el mercado laboral es mucho más flexible. En Dinamarca, por ejemplo, el subsidio de desempleo cubre el mismo tiempo que en España (se recortó en 2010, antes la duración máxima era de cuatro años), pero su cuantía es superior. A pesar de esto, su tasa de paro incluso en plena crisis no se ha alejado mucho del 5% y el porcentaje de desempleados que encuentra un empleo es muy elevado. ¿La clave? Muchos apuntan a su modelo de "flexiseguridad": proteger al trabajador y no el puesto de trabajo. Es relativamente fácil perder el empleo, pero también lo es encontrar uno nuevo. Además, el cobro del subsidio está muy ligado a la búsqueda de un empleo y a la formación real. Y las causas para rechazar un empleo y seguir cobrando la prestación están muy tasadas. Nada de eso está por ahora sobre la mesa del Consejo de Ministros.

Formación

La última de las propuestas de Rehn tiene que ver con la formación de los parados, algo en lo que también España está a años luz de los países de su entorno. Las políticas activas de empleo no funcionan. Los famosos cursillos del paro de los Servicios Públicos consiguen muy pocos resultados, más aún si tenemos en cuenta que son uno de los grandes capítulos de los Presupuestos. Antes de la crisis, se destinaban a esta cuestión más de 8.000 millones de euros al año.

De nuevo, el planteamiento en España es completamente diferente del que existe en el norte de Europa. En nuestros vecinos de la UE las empresas tienen un papel clave en la formación de los parados. Además, las ETT colaboran con los servicios públicos de empleo en la búsqueda de nuevos trabajos y en la labor de recolocación de los desempleados. La petición de Rehn fue muy genérica, pero desde Bruselas en varias ocasiones se ha apuntado en esta dirección, hasta ahora sin casi ningún éxito.

Una lectura para el debate de ideas (aunque creo que la propuesta es demasiado excluyente: atractiva desde el punto de vista empresarial, pero insuficiente en lo laboral)

– La verdadera crisis de Europa: desindustrialización, el "Depardieu silencioso" (El Confidencial – 2/2/13)

(Por Daniel Lacalle) Lectura recomendada

When you act like Europe, you get growth rates like Europe" Rick Santelli

"La periferia europea seguirá en recesión durante al menos 10 años" Instituto IFO

Hace unos días me invitaron a dar una charla en la London Business School y un alumno me preguntó cuál era el mayor error de la política europea. "La decisión consciente de incentivar de manera masiva a sectores obsoletos, caros e ineficientes, en vez de promover un proceso de sustitución por calidad, precio y competitividad". ¿Por qué? Porque el dinero público no es de nadie, la demanda crecerá en 2020 y el coste no importa… Mientras, echábamos hasta al inversor más paciente. El Depardieu silencioso.

Admiro a Gerard Depardieu, un excelente actor. Tras años de contribuir con decenas de millones en impuestos, decidió libremente abandonar su país ante la asfixia impositiva. Es su derecho. Pues bien, yo utilizo el término de "Depardieu silencioso" para ilustrar el proceso de desindustrialización europeo, que es esencial para entender el entorno económico en el que estamos y, por la pérdida de PIB potencial, hacia dónde vamos.

El proceso de desindustrialización de Europa no se puede achacar a políticas liberales. De hecho, si por algo se caracteriza es por la implementación de "políticas industriales", planes semi-soviéticos de gasto público en infraestructuras y por el apoyo gubernamental a campeones nacionales-dinosaurio en sectores "estratégicos". Lo que nuestros políticos llaman "planes de crecimiento". Centenares de miles de millones… de deuda.

El problema que se ha generado es un gasto que pagan los ciudadanos en impuestos y tarifas excesivas, y un efecto "retirada" de las empresas, porque los costes se disparan y se penaliza a las empresas nacientes. Ahora piden más. Nada como repetir lo que no funciona.

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"Government's view of the economy: If it moves, tax it. If it keeps moving, regulate it. And if it stops moving, subsidize it". R. Reagan

Patalear echándole la culpa a China o a la India, maldecir la globalización o promover el proteccionismo nos lleva a donde estamos. Estancamiento y rezar a que el año que viene "mejore".

Los gobiernos tienen un papel en la transformación económica de los países, claro. Pero su misión no debe ser mantener a toda costa los sectores de baja productividad decadentes. Su trabajo es entender un mundo globalizado y facilitar la transición a modelos de alta productividad, incentivar la innovación -no subvencionarla- y promover la educación. El problema es que todo esto no gusta, porque no da oportunidades de foto inaugurando puentes.

El modelo actual de "intervenir-subvencionar-error-deuda-empobrecimiento-subvención" nos lleva a competir solo por devaluación interna. Ese es nuestro gran éxito. Ya podemos fabricar coches baratos para otro. Exitazo.

Cuando el modelo productivo es la política del avestruz de esconder la cabeza y esperar a que vuelva 2005, que el mundo nos reconozca nuestros privilegios adquiridos –que les negamos a otros países-, la salida solo es recesión y devaluación. Empobrecimiento.

No, las exportaciones de productos de bajo valor añadido y la destrucción de la demanda interna no son éxitos económicos, son la consecuencia de engañarnos al solitario sosteniendo el PIB con gasto inútil, manteniendo estructuras inútiles y superar a China en infraestructuras innecesarias y ciudades fantasma. China se lo puede permitir. Nosotros, no.

Maquilar –producir para otros-, construcción y servicios de baja productividad, buscar la competitividad por el lado del coste solo pone un parche, pero empobrece. Siempre va a haber un país dispuesto a producir el mismo bien por un precio menor. La cuestión es que la producción de ese bien no solo tenga un coste monetario adecuado, sino una ventaja tecnológica y logística. Crecimiento por margen. Hay que aprovechar un modelo en decadencia para promover un cambio, que no es volver a 1977.

La solución no es hacer componentes para otro país europeo, que entonces se empobrecerá igual para competir por ser el taller de Pepe Gotera de Europa. La carrera hacia cero siempre termina en nada.

Los planes industriales promovidos por España y la Unión Europea se han caracterizado por:

– Un enorme coste para las arcas públicas. Siempre se han hecho en su mayoría a través de gasto, pagado con deuda y no deducciones de impuestos. Casi toda Europa por encima de 90% deuda sobre PIB.

– Decisión caprichosa –política- y no económica de "qué sectores son los ganadores". Incentivar industrias no-competitivas y caras.

– Defender sectores decadentes para "sostener el empleo" y mantener vivo al zombi donde se conceden subvenciones, para luego quitarlas, con lo que ni se fortalece a los "campeones nacionales" ni se crea riqueza o empleo. Crear empresas gordas, no fuertes, como digo siempre, crea "funcionarios privados" y clientelismo.

– Cuando fluye el dinero, los estados gastan en sectores de baja productividad y se olvidan de invertir en I+D -real, no informes sobre el sexo de los ángeles para financiar partidos por la puerta de atrás. Cuando deja de fluir, se olvidan también. Vean el gráfico. Mejor que no gasten, solo que den incentivos fiscales.

Todo esto no sería grave si la deuda no se disparase y la política impositiva y costes para las empresas fueran asumibles. Sin embargo, al cargar a las arcas públicas con cantidades que superan el 5-10% del PIB de Europa en subvenciones y gastos inútiles, la presión fiscal se multiplica junto a los costes -energéticos, por ejemplo-.

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"Planes de crecimiento" que luego no crean empleo, los subvencionan durante un periodo cortísimo… dejando la deuda detrás. Por cada euro invertido, según nuestras estimaciones, 1,25 euros de deuda desde 2006 y creación de empleo neto imperceptible. "Hubiera sido peor", dicen. No, cuando hemos creado semejante agujero de deuda. Ni de suerte.

Un sistema que en recesión aumenta en cinco puntos la presión fiscal y, además, hace que las tarifas energéticas (Alemania, España) se disparen un 30% por encima de cualquier materia prima, es inaceptable para una empresa, sobre todo las pequeñas y medianas, que suponen el 70% del valor añadido en nuestro país. Cierran o se van.

Una Unión Europea -y España- parasitaria donde hay mucho "supervisor" y poco "creador"… hacen que el "Depardieu silencioso" siga tirando la toalla ante la agresión al emprendedor, que es el que crea riqueza y empleo. Los demás consumen.

No es solo el dinero que se gasta en mantener sectores en decadencia, es la deuda acumulada y el coste de oportunidad de seguir perdiendo la carrera de la innovación.

Por eso que hay que bajar impuestos, garantizar seguridad jurídica y reducir el tamaño del sector público. Esos tres problemas están fagocitando cualquier opción de recuperación real y de inversión productiva a largo plazo.

Lo ha alertado en varias ocasiones el instituto IFO y el informe de Natixis "The Vicious Cycle for Europe". Cuando, en el caso de España, no permitimos el acceso a nuestros recursos naturales, ni somos punteros en tecnología y el modelo productivo es la subvención y la maquila, nuestra competencia son los países de mano de obra barata.

Es por eso que la única salida a un modelo de baja productividad termina siendo contraer. Nuestro éxito. Hundir la demanda interna, bajar sueldos e intentar ser China creyéndonos Sillicon Valley.

Hemos comprobado durante décadas que "estimular" -darle a la chequera estatal con deuda- no funciona. Debemos saber ahora que la "devaluación interna" solo trae más impuestos, menos renta disponible, menos consumo, la deuda no se reduce, caída adicional del sector financiero, paro estructural y empleo precario.

Y, por supuesto, ante la deuda adicional… falta de recaudación fiscal, nuevo reajuste y vuelta a empezar. Hasta que el ajuste sea de tal calibre que la incapacidad de poder comerciar con el exterior -no solo balanza comercial, sino la de transferencias y salidas de capital– haga subir el consumo y mercado interno. Un éxito. Dar cinco pasos hacia atrás para dar un paso hacia delante. No es casualidad que el circulo vicioso lo acaparen los países periféricos, empeñados en sostener sectores en decadencia y en promocionar sectores no competitivos mediante subvenciones monstruosas.

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La solución es, y siempre ha sido, atraer capital, no echarlo.

El nuevo modelo productivo no se va a crear en un comité ni en una cumbre. Lo pondrán en marcha inversores privados. El Estado solo debe facilitar la transición invirtiendo en educación de verdad -no en títulos universitarios sin valor-, bajando impuestos a emprendedores, reduciendo trabas y, sobre todo, no subvencionando lo caro e ineficiente.

Al final de mi charla en Londres, un chico me preguntó: "¿Por qué en España no se crea un Spotify, o un Core Labs?" Es estudiante de Ingeniería Tecnológica y está preparando un "start-up".

Le pregunté: "¿Tú dónde vas a crear tu empresa cuando termines, aquí o en España?"

Me dijo: "En Westminster me han dicho que no pago impuestos durante los tres primeros años, así que probablemente aquí… ¿Por qué?".

"Ya te has contestado solo".

UE: después de los hijos del consumismo banal (malo), llegan los hijos de la austeridad feroz (penosa). Perdidos los unos (por exceso) y los otros (por defecto). ¿Y ahora?

"Un gran número de niños y jóvenes europeos se están viendo afectados por la pobreza, en un contexto de duras medidas de austeridad y un desempleo juvenil en constante aumento. Esta situación amenaza con crear una "generación perdida" que podría provocar una nueva crisis continental"… Los hijos de la austeridad serán la futura "generación perdida" de la Unión Europea (El Economista – 15/2/13)

La organización benéfica Cáritas ha denunciado el 15 de febrero de 2013 que casi un tercio de los niños en Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España están en la pobreza o en riesgo de sufrirla.

En Grecia, el desempleo juvenil ha superado el 60%, el español supera el 50% y el de Portugal ha alcanzado ya el 40%.

El grupo de estudios Bruegel señaló que el problema va mucho más allá de las endeudadas economías de la periferia de la Eurozona y podría volver para revertir la lenta recuperación europea.

En su informe, Cáritas señala que Italia y los países de la Eurozona que han recibido préstamos internacionales están creando una generación de jóvenes desanimados, con mala formación y escasas perspectivas de empleo. "Esto podría ser una fórmula no sólo para una generación perdida en Europa sino para varias generaciones perdidas", alerta Cáritas.

Pérdida de talento

En un escenario en el que los futuros trabajadores de estos países pueden sufrir una pérdida de moral, cualificación y perspectivas, es probable los que logren salir adelante se lleven su talento a otro sitio.

Los jóvenes cualificados ya se están marchando en tropel a buscar trabajo fuera, especialmente en Alemania, donde la cantidad de españoles y griegos buscando empleo casi se dobló en el primer semestre de 2012.

El economista de Bruegel Zsolt Darvas dijo que el aumento sin freno del desempleo juvenil no sólo destruye la moral en una importante edad de desarrollo de la gente, sino que también amenaza con reactivar la crisis económica cuando parecía estar remitiendo.

"Esto no es sólo un problema de estos países (periféricos). Esto es un problema europeo", dijo. Trece de los 27 estados miembros de la unión tienen un desempleo juvenil superior al 25%.

Gobiernos austeros

Desde 2010, Grecia, Irlanda y Portugal han recibido miles de millones de euros en préstamos de la UE y el Fondo Monetario Internacional a cambio de recortar gastos y subir impuestos. Los bancos españoles han sido rescatados.

Tanto en esos cuatro países como en Italia la creciente tasa de niños al borde de la pobreza coincide con el apogeo de la crisis en 2008 y su agravación año tras año hasta 2011.

Cáritas dijo que los niños se están empobreciendo debido a recortes del estado del bienestar, prestaciones de desempleo, el aumento del IVA y el encarecimiento del combustible. "Que los niños tienen un mayor riesgo de pobreza que cualquier otro grupo demográfico se ha convertido en un hecho establecido", señala Deirdre de Burca, de Cáritas.

Las cifras de la Comisión Europea indican que en 2011 en torno al 30% de los que tenían 17 años o menos en España y Grecia tenía riesgo de pobreza o exclusión, un aumento de cuatro puntos porcentuales desde 2005.

En Portugal, esa cifra era del 28,6% en 2011. El país ya había tenido una cifra similar de niños desfavorecidos en 2005, pero para el año siguiente se había reducido al 25,5%. La organización benéfica atribuyó ese cambio al creciente número de familias desahuciadas por no pagar sus hipotecas.

En 2010, el 37,6% de los niños vivía en riesgo de pobreza o exclusión en Irlanda y el 28,9% en Italia. Las cifras de 2011 no están disponibles.

Se considera que los niños están al borde de la pobreza o la exclusión si viven en familias con unos ingresos del 60% o menos de la media o si tienen padres con escaso o nulo empleo o falta de recursos básicos como alimentos ricos en proteínas, calefacción y ropa.

Cáritas dijo que los gobiernos deben preguntarse lo que suponen estas tendencias a largo plazo para los niños. "Están mirando a un futuro en el que las posibilidades de desempleo se extienden ante de ellos", concluye De Burca.

La UE vuelve a sacarle los colores a España: crece el número de desempleados de larga duración, mientras los servicios públicos intermedian un porcentaje mínimo de los nuevos contratos.

"Cuando se habla de paro, la tendencia natural consiste en fijarse en cómo han llegado los trabajadores a esa situación o en cuáles son las dificultades que tienen las empresas para contratarlos. Por eso, al analizar las causas de que España presente una tasa de desempleo superior al 25% mientras que en la UE no llega al 12%, el primer impulso lleva a fijarse en por qué las empresas reducen sus plantillas, que modalidades de contratación serían más efectivas o cómo incentivar a las compañías para que busquen nuevos trabajadores"… La UE señala el fracaso de los cursillos del paro (Libertad Digital – 10/3/13)

Sin embargo, hay una cuestión mucho menos presente en el debate aunque es igualmente importante: qué se puede hacer para que un parado sea más "empleable". Es decir, cómo conseguir que los que buscan trabajo sean más atractivos para las compañías y que sigan siéndolo aunque permanezcan desempleados.

Quizás la cara más dura de la crisis esté en ese nutrido grupo de parados de larga duración, que cada día lo tiene más difícil para reengancharse al mercado laboral. Cuanto más tiempo pasa uno en paro, más posibilidades tiene de no encontrar un nuevo empleo. Las estadísticas muestran que la mayoría de las personas que encuentran un trabajo había perdido el anterior en los tres meses previos. De hecho, una vez que pasa más de medio año desde el último empleo, cae dramáticamente la probabilidad de conseguir otro. El desempleado se instala en el círculo vicioso del que es muy complicado salir.

La pregunta es qué hace España para solucionar todo esto y la respuesta es que no demasiado. Por eso, la Unión Europea, en su último documento sobre las reformas aplicadas y por aplicar tras el rescate bancario, le dedica un apartado sólo a las políticas activas de empleo. No es la primera vez que Bruselas señala en esta dirección, pero quizás sí es la más contundente. Y es la primera vez que indican que el Gobierno podría estar preparando algo y le animan a que lo presente cuanto antes:

"La integración de las políticas activas y pasivas de empleo sigue siendo un reto (para España). Estas políticas son el complemento necesario de la reforma del mercado laboral. El gasto en educación, integración del mercado laboral y reorientación profesional es todavía relativamente bajo. Las autoridades están preparando una evaluación de las políticas activas de empleo (PAE) que servirá como base para eventuales cambios en el presupuesto. Estas políticas necesitan ser modernizadas, para proveer un consejo efectivo y asistencia a los que buscan un trabajo".

Las tres claves

Los autores del informe, en este breve párrafo, apuntan a algunas de las claves que los expertos llevan tiempo denunciando sobre este tema, tan importante aunque a menudo olvidado.

De esta manera, la primera cuestión reside en la "integración" de políticas activas (formación, orientación,…) y pasivas (subsidios de desempleo). En Dinamarca es uno de los estados europeos más exitosos y tiene un modelo de mercado laboral que es estudiado en todo el mundo: la flexiseguridad. El país nórdico garantiza a todos aquellos que se queden en paro una importante red de seguridad, pero el acceso y el mantenimiento de estas ayudas están muy condicionados a la búsqueda real de empleo y a la aceptación de las posibles ofertas que puedan surgir.

En segundo lugar, los autores del informe de la UE apuntan a un "gasto relativamente bajo" en esta cuestión. Lo cierto es que España nunca ha estado a la cabeza en este apartado, pero tampoco estábamos tan lejos de algunos de nuestros vecinos y eso no ha evitado la dramática cifra del paro. Como apunta Florentino Felgueroso, "en el año 2008, nos gastamos un 0,68% de nuestro PIB en políticas activas. Francia y Alemania se gastaban un 0,80%, por ejemplo, aunque Dinamarca (1,2%), Holanda (1.04%) o Suecia (0,93%)" sí nos superaban por bastante. En los últimos tres ejercicios, esta diferencia se habrá acentuado, porque las PAE han sido uno de los capítulos que ha sufrido un recorte más pronunciado en los Presupuestos, con una reducción de casi un 50% desde el inicio de la crisis.

Sin embargo, incluso aunque admitamos que otros estados dedican más dinero a esta cuestión, no parece que sólo esa pequeña diferencia sea suficiente para explicar la enorme brecha que separa las tasas de paro de España y sus vecinos. Porque el problema no es sólo de gasto total, sino de en qué cómo se gasta.

Cómo puede verse en el siguiente gráfico, entre 2005 y 2009 el gasto en PAE medido en porcentaje del PIB era superior a la media de la UE-15, pero eso no evitó el desastre cuando llegó la crisis. Sin embargo, sí podemos ver una enorme diferencia en los conceptos: mientras Dinamarca u Holanda dedican el mayor porcentaje de sus recursos a "formación, integración y reorientación", en España la parte del león se la llevan las "bonificaciones y subvenciones" a la contratación, que los expertos denuncian que no sirven para crear empleo neto, sino simplemente para cambiar unos trabajadores por otros. Es decir, en un proceso de selección con dos candidatos, las empresas tienden a contratar a aquél que les proporcione acceso a la ayuda pública, pero no cogen a los dos por el hecho de que uno de ellos esté bonificado.

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Además, todo esto tiene mucho que ver con el tercer apunte del informe de la UE, el que habla de la "evaluación" que en teoría está llevando el Gobierno a cabo y de la que se conocerán los resultados a lo largo de las próximas semanas. Porque no es sólo que gastemos menos en formación o integración, es que lo que se destina a estas áreas también se hace de forma mucho menos efectiva. Hasta ahora, en España, prácticamente no ha habido un control de si se estaban consiguiendo los resultados o de qué tipo de formación servía más al propósito teórico para el que estaba diseñada.

Casi todo el mundo asocia en España las políticas activas de empleo con los famosos cursillos del paro, que en gran medida están organizados por la administración y en manos de sindicatos y patronal. Pocos expertos han lamentado el recorte presupuestario que han sufrido porque existe un consenso bastante generalizado en que no están consiguiendo sus resultados, a pesar de que son una de las partidas más importantes del gasto en las cuentas públicas (especialmente las autonómicas, que tienen la competencia en la materia).

Por ejemplo, entre 2005 y 2009, España fue el país de Europa en el que un mayor porcentaje de menores de 25 años participó en programas de PAE. Y eso no ha evitado que el desempleo juvenil esté por encima del 55%. Las quejas de los empleadores y los parados apuntan a cursos muy genéricos, diseñados en la administración, que no aportan habilidades realmente requeridas en el mercado laboral y están muy alejados del día a día de las empresas.

Como ejemplo de la distancia entre las necesidades de los desempleados y la administración, habría que recordar que, por ejemplo, los servicios públicos de empleo apenas colocan al 3% de los nuevos contratados, mientras las ETT, con menos medios, alcanzan el 14%. Por eso, numerosos expertos piden aumentar el peso de las empresas en el diseño de la formación, ampliar las opciones a disposición de los parados, reducir el dirigismo público y premiar a aquellos que estén consiguiendo más resultados.

En realidad, es un modelo que se parecería mucho a un mercado de cursillos de formación para parados en el que los parados contarían con la ayuda económica de la administración y tendrían acceso a una orientación profesional de calidad (en muchos países europeos se realiza a través de la colaboración de los servicios públicos con empresas privadas de intermediación). Y luego serían ellos mismos los que buscarían las mejores opciones para redirigir su carrera, sabiendo que tienen el deber de buscar un empleo proactivamente y de aceptar las ofertas que les puedan hacer dentro de su sector.

La austeridad de los que mandan, siempre termina en la austeridad de los pobres

– Los hijos de la austeridad (Project Syndicate – 25/3/13) Lectura recomendada

(Por Simon Johnson)

Washington, DC.- Cuando los economistas discuten el "ajuste fiscal", habitualmente lo enmarcan como una meta abstracta y compleja. Pero la cuestión es realmente sencilla: ¿quién cargará con el peso de las medidas para reducir el déficit presupuestario? O bien es necesario aumentar los impuestos sobre algunas personas, o bien el gasto debe caer, o ambos. Lo del "ajuste fiscal" es jerga; la austeridad siempre está relacionada con la distribución del ingreso.

Gran parte de Europa ya se ha dado cuenta de esto, por supuesto. Ahora le toca a Estados Unidos. Y las señales actuales allí sugieren que las personas más directamente expuestas a un ajuste fiscal son las menos capaces de defenderse: los niños relativamente pobres. Por ejemplo, el actual secuestro del presupuesto (es decir, recortes presupuestarios transversales) ya está dañando a programas como Head Start, que apoya a la educación preescolar.

El comediante estadounidense Jimmy Kimmel recientemente se burló de ignorancia fiscal de sus compatriotas preguntando a los peatones en Hollywood Boulevard su opinión sobre «la decisión de Obama de perdonar el secuestro y enviarlo a Portugal». La filmación es comiquísima, pero también triste, porque el impacto sobre las vidas de algunas personas es muy real. Aproximadamente 70.000 niños probablemente perderán la posibilidad de acceder a Head Start durante el actual año fiscal.

Y recortes mucho mayores aguardan a los programas de nutrición y atención sanitaria para la niñez temprana. Tal vez los más escandalosos sean los dramáticos recortes al programa del seguro de salud Medicaid, que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes ha adoptado en su última propuesta presupuestaria. Paul Ryan, el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara, propone equilibrar el presupuesto durante los próximos diez años en gran medida mediante el drástico recorte del programa. Aproximadamente la mitad de los beneficiarios de Medicaid son niños.

¿Es justo obligar a niños con bajos ingresos a soportar el peso del ajuste fiscal? Según los datos disponibles en el invalorable sitio web del economista Emmanuel Saez, entre 1993 y 2011, el ingreso real promedio del 99 % de la población con menores ingresos aumentó el 5,8 %, mientras que el 1 % más rico experimentó un aumento en su ingreso real del 57,5 %. El 1 % con mayores ingresos capturó el 62 % del crecimiento total del ingreso durante este período, en parte por un brusco aumento de los beneficios de la educación superior en las últimas décadas. (En promedio, quienes solo cuentan con estudios de nivel medio o inferiores, tienen pocas oportunidades para obtener buenos ingresos).

Esto significa que, en todo caso, el sistema impositivo debería tornarse más progresivo, y lo obtenido debería invertirse en bienes públicos que el sector privado no brinda de manera suficiente -como educación para la niñez temprana y atención preventiva de la salud para minimizar las interrupciones educativas que resultan de dolencias comunes, como el asma infantil.

Véanlo de esta forma: En las últimas décadas, algunas familias eligieron ubicaciones y ocupaciones que parecían ofrecer un medio de vida razonable y buenas perspectivas para sus hijos. Muchas de esas decisiones tuvieron malos resultados, en gran medida porque las tecnologías de la información (las computadoras y la forma en que se usan) eliminaron muchos puestos de trabajo de clase media. El aumento en la globalización del comercio tampoco ayudó en este sentido. Además, como lo ha documentado Till von Wachter, de la Universidad de Columbia, los períodos de desempleo prolongado para los padres han producido un impacto negativo grave y duradero en sus hijos.

Los niños cuyas familias no pueden proporcionarles un punto decente de partida merecen ayuda. Pero Estados Unidos no se los ha proporcionado -algo que Jeb Bush, aspirante líder a la nominación presidencial de los republicanos en 2016, informó recientemente. "Actualmente en nuestro país", dijo Bush durante un discurso frente a sus colegas conservadores, "si naces pobre, si tus padres no fueron a la universidad, si no conoces a tu padre, si no se habla inglés en tu casa, entonces, las probabilidades están en tu contra".

No es probable que Estados Unidos proporcione esa ayuda en el futuro, considerando el impacto desproporcionado de los próximos recortes presupuestarios sobre los niños en la parte inferior de la distribución del ingreso.

Estados Unidos puede fácilmente permitirse algo mejor, por supuesto. Sus grandes déficits presupuestarios reflejan el impacto de las ventajas tributarias que favorecen a los ricos y la clase media alta; la expansión sin fondos de la cobertura de Medicare para incluir a los medicamentos con receta; dos guerras en el extranjero; y, lo más importante, un sistema bancario al que se le permitió salirse de control e infligir masivos trastornos a la economía real (y por lo tanto, a los ingresos fiscales).

Los niños de hoy no tuvieron participación alguna en estos errores de política. Los alumnos de preescolar que están a punto de perder su acceso a Head Start ni siquiera habían nacido cuando los errores fueron cometidos.

Imponer austeridad a niños pobres no solo es injusto, también es mala economía. Cuando los economistas, hablan nuevamente con su árida jerga sobre el "capital humano" de un país, a lo que se refieren en realidad es a las habilidades cognitivas y físicas de su gente.

Como mencioné en mi reciente testimonio ante el Congreso, la mala educación deriva en malas perspectivas laborales, en familias pobres, y en una educación peor aún -si es que no incluye un desvío por encarcelamiento, que hace aún más difícil romper el ciclo. Desafortunadamente, no es probable quienes detentan posiciones de poder presten atención a estos argumentos.

Pero deberían. Cuando viajas al extranjero por primera vez y vez niños desatendidos, desnutridos y sin educación, ¿consideras a ese lugar como una probable potencia económica mundial para el próximo medio siglo? ¿O te preocupas por su futuro?

(Simon Johnson, a former chief economist of the IMF, is a professor at MIT Sloan, a senior fellow at the Peterson Institute for International Economics, and co-founder of a leading economics blog, …)

Incremento del paro juvenil desde el año 2007

"La OCDE ha emitido su diagnóstico de cómo acabar con el paro juvenil en España. Es una hoja con directrices sobre la que debe trabajar el Gobierno español en la que apuesta claramente por endurecer los requisitos para acceder al subsidio de desempleo. La organización aplaude la reforma laboral como "un paso sustancial en la buena dirección" pero apuesta por políticas que vayan "más allá""… La OCDE insta al Gobierno a recortar las ayudas a la contratación y reducir el subsidio de empleo (Vozpópuli – 5/4/13)

INCREMENTO DEL PARO JUVENIL (EN %) DESDE 2007 (Fuente: OCDE)

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La OCDE ha emitido su diagnóstico de cómo acabar con el paro juvenil en España. Se trata de un documento de 30 páginas en el que la organización fija recetas para la consideración del Ejecutivo español y en el que concluye que la crisis ha tenido un coste para los jóvenes muy superior en España que en el resto de países desarrollados. Según sus conclusiones, la temporalidad laboral que reina entre los más jóvenes explica que el paro juvenil haya crecido un 30% mientras que el llamado "paro adulto" ha subido un 12%. El resultado, es que los jóvenes "transitan de trabajo temporal en trabajo temporal, interrumpidos frecuentemente por cobros del paro". 

La organización aplaude la reforma laboral como "un paso sustancial en la buena dirección" pero pide ir más allá en algunas áreas:

Recorte del subsidio de paro: La presión al Ejecutivo para que recorte el subsidio de desempleo es clara por parte de la OCDE. El documento argumenta que la actual duración de la cobertura de dos años "es un periodo relativamente largo".

Además, la OCDE promueve otros recortes a corto plazo: considera que las ayudas deben percibirse no desde el momento del despido sino desde el momento en que los desempleados se inscriben en el Servicio Estatal de Empleo (SEPE). El documento concluye que, con ello, se conseguiría una rebaja no sólo del paro sino también de los salarios, es decir, una "ganancia en productividad". 

Recorte a las ayudas a la contratación: El organismo aplaude los recortes aprobados por el Ejecutivo en 2012 pero también reprocha que se hayan introducido "nuevos incentivos" para que las pymes de menos de 50 trabajadores puedan contratar a menores de 30 años. Por ello, la OCDE exige que esos incentivos se extingan tras la crisis. "Sólo debieran ser un instrumento temporal y deberían ser eliminados progresivamente tras la crisis", concluye.

Aumento del gasto en políticas activas: El Ejecutivo ha recortado un 21% en un solo año las subvenciones a las llamadas "políticas activas", es decir, las destinadas a la formación de los parados y a favorecer la conexión entre empresas y desempleados con el argumento de que "no eran eficaces". La OCDE reprocha esos recortes al Gobierno y apuesta por introducir dos medidas en ese terreno:

  • La asistencia vinculante: Según el documento, "la primera entrevista intensiva" para conseguir trabajo debiera ser forzosa en el momento de inscripción en las listas del paro. De igual modo, se debe aumentar la frecuencia de esas entrevistas en momentos posteriores.

  • La formación obligatoria: También debiera ser imperativa la formación e incluso la denegación de la ayuda para quien rechace una oferta de empleo "adecuada", un concepto que la organización no define.

 Las conclusiones del estudio reflejan los criterios que deberán guiar ahora al Ejecutivo para reducir el paro juvenil. Según los datos del informe, uno de cada cinco jóvenes menores de 34 años sigue sin encontrar empleo entre tres y cinco años después de haber terminado sus estudios. La tasa triplica a la de países como Holanda o Reino Unido. 

Tasa de temporalidad por nivel educativo

"Los jóvenes españoles saltan de un contrato temporal a otro. Entre ellos transitan por el desempleo. Es la dinámica que describe la OCDE en su análisis de situación de España. "Los contratos temporales no cumplen su misión de escalón hacia un trabajo más estable", concluye la OCDE que asegura que uno de cada cinco universitarios es eventual hasta los 39 años"… La temporalidad se hace crónica en España: el 22% de los temporales siguen siéndolo dos años después (Vozpópuli – 5/4/13)

Acceder al mercado de trabajo con un contrato temporal significa en España permanecer en él incluso después de lo que prevé la legislación laboral. Es la conclusión que la OCDE saca de su análisis del paro juvenil en España que concluye que uno de cada cinco jóvenes españoles no encuentra un trabajo estable (definido como un empleo de más de tres meses de duración) ni siquiera cinco años después de terminar sus estudios.

Según los datos de la organización uno de cada cinco universitarios sigue teniendo un contrato temporal cuando cumple los 39 años de edad. La situación es todavía peor entre los jóvenes con menores niveles de estudios: en esos casos, cuatro de cada diez siguen siendo temporales a puertas de cumplir los 40. 

TASA DE TEMPORALIDAD POR NIVEL EDUCATIVO (% JÓVENES)

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Fuente: OCDE

Esa temporalidad se prolonga incluso después de haber accedido al mercado laboral. Dos años después de haber conseguido el primer contrato eventual, un 22% de los jóvenes sigue en situación de temporalidad, desempleo o simplemente inactivo, concluye el organismo. 

La tasa de temporalidad en España multiplica por cuatro la que se registra en países como Reino Unido u Holanda y supera en casi 4 puntos a la de países vecinos como Francia. Como consecuencia, los graduados españoles suelen incurrir en situaciones de sobre-cualificación: aceptan trabajos muy por debajo de sus niveles de formación. Esa circunstancia también penaliza la productividad un indicador cuya mejora ha convertido en prioridad el Ejecutivo.

"Los contratos temporales no cumplen su misión de escalón hacia un trabajo más estable", concluye la OCDE 

"Los contratos temporales no cumplen en España su misión de escalón hacia un trabajo más estable", concluye la OCDE que asegura que España es "única" porque sus contratos temporales suelen ser muy breves en duración pero suelen prolongarse durante periodos muy largos. 

Peor trabajo, peor salario durante más tiempo

La diferencia entre un tipo de contrato y otros se traduce en la mayor diferencia entre un salario y otro: la distancia entre las nóminas de los empleados fijos y los temporales es mayor en España que en el resto de países desarrollados. Incluso cuando desempeñan las mismas labores, los temporales cobran entre un 5 y un 10% menos que quienes tienen contratos fijos, afirma la OCDE.

Esa tendencia, concluye en sus conclusiones sobre España la OCDE, suele prolongarse porque quienes son contratados con alguna fórmula de temporalidad suele quedarse descolgados también de la formación: las compañías españolas no incluyen a sus eventuales en los cursos de formación, afirma la OCDE, lo que tiende a acentuar las diferencias salariales también a largo plazo. 

La lamentable radiografía de un país Peter Pan (así se entiende el 50% de paro juvenil)

"La inmensa mayoría de españoles reclama que se mantenga e incluso incremente el actual modelo de Estado del Bienestar, aún a costa de tener que subir los impuestos, aboga por un papel muy activo del Gobierno en la economía y opta por incrementar el gasto público para salir de la crisis. Éstas son algunas de las conclusiones del Estudio Values and Worldviews que la Fundación BBVA presentó este jueves. La encuesta examina un amplio conjunto de percepciones, actitudes y valores de los ciudadanos de 10 países europeos, y el resultado es que la población española se declara abiertamente intervencionista, es decir, prefiere mucho más Estado y menos mercado, por encima del resto de europeos"… Los españoles quieren más Estado y menos mercado (Libertad Digital – 5/4/13)

Mantener el Estado del Bienestar

El informe refleja que, en el actual contexto de crisis, la mayoría de europeos pide que se mantenga el Estado del Bienestar, aunque ello suponga pagar más impuestos. Así, por ejemplo, predomina claramente la preferencia por contar con un amplio sistema de Seguridad Social, pero en España se acentúa esta preferencia de forma muy sustancial (81% frente al 66% en el promedio europeo).

Los españoles también quieren que se incremente el gasto público en sanidad (78%); en atención a discapacitados (75%), mayores (73%) y parados (69%); en educación (65%) y en investigación científica (62%), con mayorías muy por encima de la media europea.

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Más intervención estatal

Pero es que, además, defienden que el Estado debe jugar un papel más activo en la economía (intervencionismo), más allá incluso de la provisión de servicios públicos como la sanidad, la educación o las pensiones.

Así, a nivel europeo, entre el 55% y el 65% de la población cree que el Estado tiene "mucha" responsabilidad en asegurar la cobertura sanitaria, las pensiones y también controlar los beneficios de los bancos, pero en el caso de España este porcentaje oscila entre el 77% y el 86%. De igual modo, entre el 64% y el 77% de los españoles cree que el Gobierno tiene "mucha responsabilidad" en garantizar los depósitos bancarios, mantener los precios bajo control y proporcionar una vivienda "digna" a todos, una media muy superior a la del resto de Europa (entre el 44% y el 47% de la población).

Por último, también la mayoría de europeos, aunque de forma menos intensa cree que el Estado tiene "mucha" o "bastante" responsabilidad a la hora de asegurar un nivel de vida "digna" a los desempleados, controlar los beneficios de las empresas y controlar los salarios. Pero, una vez más, el porcentaje de españoles que se decanta por esta opción llega incluso a duplicar a la media europea.

Es muy escasa la proporción que no atribuye responsabilidad alguna al Estado en el conjunto de asuntos planteados. Sólo llega a ser significativa la proporción que cree que el Estado tiene "poca" o "ninguna" responsabilidad en el control de los beneficios de las empresas y de los salarios (aproximadamente 1 de cada 3 europeos), pero en ambos puntos el porcentaje de españoles que reclama más intervención estatal supera el 50%.

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Así pues, los españoles destacan por una intervención más extendida e intensa del Estado frente al promedio europeo: la amplia mayoría cree que el Estado debe tener "mucha" responsabilidad en servicios vinculados al Estado de Bienestar, pero también en otros que los desbordan, como el control de beneficios, los precios o los salarios.

De hecho, aunque todos los europeos atribuyen un papel central al Estado en el control de la economía, las opiniones se dividen respecto a quién tiene la responsabilidad principal de asegurar un nivel de vida "digno" a los ciudadanos: España, junto a Italia, son los países en donde una muy amplia mayoría cree que el Estado debe tener esa responsabilidad. Por el contrario, en Reino Unido y Países Bajos la mayoría cree que cada persona tiene la responsabilidad principal en asegurar su nivel de vida.

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Poco capitalistas

Por otro lado, el estudio revela que la media de acuerdo con la idea de que "la economía de mercado es el sistema más conveniente para el país" supera los 6 puntos en una escala de 0 a 10. Aun así, la mayoría también percibe que "la economía de mercado es la causa de las desigualdades sociales", alcanzando 6 puntos de media en el promedio europeo.

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Una vez más, España se coloca en una posición más crítica respecto a la economía de mercado: las opiniones están más divididas en torno a si es el sistema más conveniente (media de acuerdo de 5,2), al tiempo que expresan un mayor acuerdo respecto a que la misma es la causa de las desigualdades sociales (6,6).

Un punto relevante en este ámbito es que los europeos apoyan la diferenciación de los ingresos a partir del esfuerzo individual (quien más y mejor trabaja más gana). En casi todos los países, la mayoría cree que las diferencias en los niveles de ingresos son necesarias para que quienes se esfuerzan más tengan ingresos más altos que quienes se esfuerzan menos, percepción que se acentúa en Dinamarca y Países Bajos.

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España, sin embargo, se aleja de la posición europea, con una mayoría (55%) que aboga por ingresos más equilibrados con independencia del esfuerzo personal frente al 42% que cree que los ingresos deberían diferenciarse en función del esfuerzo).

Cómo solventar la crisis

Por último, mientras que el 39% de los europeos se inclina por hacer ajustes con el fin de cuadrar las cuentas públicas, el 40% cree que es mejor mantener o aumentar el gasto para estimular el crecimiento, manteniéndose así muy igualadas ambas posiciones.

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Pero de nuevo en España predomina especialmente la preferencia por mantener o aumentar el gasto público para estimular el crecimiento, con un 59% de los encuestados frente al 2,1% que defiende los recortes de gasto público (políticas de austeridad) para reducir el déficit y la deuda. En este sentido, los españoles son los que menos se decantan por hacer ajustes para combatir la crisis.

De media, los españoles son más partidarios de que los gobiernos intervengan en diversos ámbitos de la economía para superar la crisis, desde limitar los ingresos de los ejecutivos de los bancos, hasta regular más a los bancos, incentivar la contratación laboral de los jóvenes o aumentar los impuestos a quienes más ganan por sus rendimientos de capital.

Los españoles destacan, además, por apoyar de forma más intensa un mayor control sobre los bancos y el aumento de impuestos a quienes más ganen y, en cambio, por un menor apoyo a medidas como la flexibilización del mercado de trabajo o el aumento de impuestos al consumo, siendo muy bajo el apoyo a inyectar capital a entidades financieras con problemas

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¿Conclusión? La inmensa mayoría de españoles apoya el Estado de Bienestar, aunque suponga impuestos más altos, e incluso aboga por intensificarlo; defiende un mayor grado de intervención del Gobierno en la economía, expresando una fuerte adhesión a medidas de regulación (control de beneficios, regulación de bancos) y de estímulo (subvencionar la contratación de jóvenes, aumentar la inversión pública); y, además, se prefiere aumentar el gasto para estimular el crecimiento antes que implementar recortes para cuadrar las cuentas públicas.

La busca del arca perdida (esperando a Indiana Jones)

– La búsqueda del crecimiento mundial (Project Syndicate – 9/4/13)

(Por Mohamed A. El-Erian) Lectura recomendada

Newport Beach.- ¿Cuál es la prioridad económica más urgente compartida por países tan diversos como el Brasil, China, Chipre, Corea, los Estados Unidos, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Portugal y el Reino Unido?

No es la deuda y los déficits ni la necesidad de abordar las consecuencias del préstamo y el endeudamiento irresponsables. Sí, se trata de asuntos importantes y, en algunos casos, urgentes, pero el problema número uno que afrontan esos países es la creación de modelos de crecimiento que puedan ofrecer puestos de trabajo más abundantes, mejor remunerados y más seguros en medio de una reorganización secular de la economía mundial.

Por razones teóricas y prácticas a un tiempo, se trata de un imperativo que no se logrará fácil o rápidamente y, cuando así sea, lo más probable es que se trate de un proceso parcial e irregular, lo que acentuará las diferencias y planteará difíciles cuestiones de coordinación en los niveles nacional, regional y mundial.

Los últimos años han puesto de relieve la decadencia de modelos de crecimiento muy antiguos. Algunos países (por ejemplo, Grecia y Portugal) dependieron del gasto financiado por el Estado para avivar la actividad económica. Otros (piénsese en Chipre, los Estados Unidos, Islandia, Irlanda y el Reino Unido) recurrieron a aumentos del apalancamiento entre entidades financieras para financiar actividades del sector privado, a veces casi sin relación con los fundamentos económicos subyacentes. Otros más (China y Corea) aprovecharon una mundialización aparentemente ilimitada y un comercio internacional boyante para conseguir participaciones cada vez mayores en los mercados y un último grupo avanzó a la sombra de China.

Los datos recientes del Fondo Monetario Internacional ponen de relieve esa pérdida simultánea de eficacia de los modelos. En el más reciente período de cinco años, el crecimiento mundial fue de sólo el 2,9 por ciento, por término medio, muy por debajo del nivel de prácticamente cualquier otro período multianual desde 1971. Si bien las economías en ascenso han superado en resultados a los países desarrollados, el ritmo de los dos se ha aminorado. El crecimiento ha sido prácticamente plano en las economías desarrolladas y, con el 5,6 por ciento en los países en ascenso, está muy por debajo del 7,6 por ciento, por término medio, en el anterior período de cinco años.

Sistemas muy apalancados en economías dependientes de las finanzas fueron los primeros que chocaron contra un muro, lo que sorprendió a muchos que se habían creído acríticamente la "gran moderación": la idea de que la inestabilidad macroeconómica y de los mercados de activos había desaparecido permanentemente. La audaz actuación normativa que contrarrestó el desorden inicial previno una depresión mundial, pero recargó los balances del sector público.

A consecuencia de ello, unos gobiernos muy endeudados fueron los siguientes en chocar contra el muro. Algunos se vieron empujados hasta ahí por el alto costo de la contención de los daños resultantes de un comportamiento irresponsable de los bancos. Al afrontar un inmediato racionamiento del crédito y grandes contracciones de la producción, sólo se pudo estabilizarlos mediante una financiación oficial excepcional procedente del extranjero y, en caso extremos, la suspensión de pagos correspondientes a compromisos pasados (incluidos los tenedores de bonos y, en época más reciente, los depositantes en bancos).

En el caso de otros países, incluidos los EEUU, las cuestiones del medio plazo pasaron a primer plano, pero, en lugar de catalizar los debates normativos sensatos, dichas cuestiones propiciaron una política polarizada y polarizante, lo que levantó nuevos vientos más inmediatos y contrarios al crecimiento económico.

Entretanto, una economía mundial muy interdependiente y (ahora) menos dinámica ha estado limitando la potencia de los motores exteriores del crecimiento. Conforme a ello, incluso países con balances sólidos y un apalancamiento soportable han experimentado una desaceleración del crecimiento.

Las consecuencias han llegado a ser dolorosamente claras, en particular en los países occidentales. Con un crecimiento insuficiente para hacer un desapalancamiento seguro, los costos sociales han sido considerables. Un desempleo juvenil alarmantemente elevado, unas redes de seguridad social menguantes y una inversión insuficiente en infraestructuras y capital humano están representando una carga para las generaciones actuales y, en un número cada vez mayor de casos, también afectarán negativamente a generaciones futuras.

En ese proceso, la desigualdad ha aumentado aún más y, sin embargo, pese a la urgente necesidad de adaptaciones normativas importantes en el nivel nacional y una coordinación regional y mundial mucho mejor, los avances han sido decepcionantes.

Como el marco político está socavando la combinación idónea de medidas a corto y a largo plazo, las autoridades nacionales improvisaron planteamientos parciales y una experimentación inhabitual. Se ha centrado la atención en ganar tiempo, en lugar de aplicar una transición sensata a una posición normativa sostenible, y, si no se dejara de abordar la excesiva desigualdad hasta el último momento, los posibles resultados nacionales serían menos inciertos.

Las dimensiones regionales y multilaterales son igualmente insuficientes. La falta de análisis comunes bien formulados y de coordinación de políticas ha acentuado los déficits de legitimidad, lo que ha alentado a los dirigentes y al público a optar por relatos parciales y ha erosionado la confianza en las estructuras institucionales existentes.

En vista de esas tendencias, la búsqueda de modelos de crecimiento más sólidos requerirá mucho más tiempo y será más complicada de lo que muchos reconocen, sobre todo porque la economía mundial se está alejando de una mundialización desbocada y de niveles elevados de apalancamiento.

Es de esperar que países como los EEUU se beneficien de un dinámico espíritu de empresa ascendente y de la tradicional recuperación económica cíclica. Pese a la disfuncionalidad del Congreso, el sector privado convertirá la prima a la incertidumbre, cada vez más paralizante y que obstaculiza la inversión, en otra, menos perjudicial, al riesgo, pero, sin un turbocompresor económico a corto plazo, la recuperación del crecimiento y de los puestos de trabajo seguirá siendo gradual, vulnerable ante los riesgos políticos y normativos y desproporcionadamente benéfico para quienes cuenten con medios iniciales favorables de riqueza y talentos mundializados.

El papel de los gobiernos será diferente en países como China, donde los funcionarios guiarán el paso de la dependencia de las fuentes exteriores de crecimiento a una demanda más equilibrada, Como ello requiere algunas reorganizaciones internas fundamentales, la reequilibración será gradual y a veces no lineal.

Las perspectivas para otras economías son más inciertas. Países como Chipre, minados por la falta de flexibilidad normativa, necesitarán mucho tiempo para superar el embate inmediato de la crisis y renovar sus modelos de crecimiento.

Abandonada a sus propias fuerzas, esa dinámica con múltiples velocidades se materializaría en un mayor crecimiento mundial total, acompañado de mayores disparidades internas y entre los países, con frecuencia exacerbadas por la demografía. La cuestión es si los sistemas de dirección existentes pueden coordinar una intervención eficaz para contrarrestar las tensiones resultantes.

Se necesitan avances simultáneos tanto en la substancia como en el proceso. Los parlamentos y las instituciones multilaterales deben ser más eficaces para facilitar la aplicación de políticas cooperativas, lo que requerirá la disposición a reformar las instituciones anticuadas, incluido el cabildeo político.

Nadie debe subestimar el problema del crecimiento que afronta la economía mundial actualmente. Los sectores más fuertes (dentro de los países y entre ellos) seguirán recuperándose, pero no lo suficiente para hacer remontar a toda la economía mundial. A consecuencia de ello, los sectores débiles corren el riesgo de ser superados a un ritmo cada vez más rápido. Si no se ajustan los sistemas de dirección, resultará más difícil conciliar y mantener ordenadas esas tendencias.

(Mohamed A. El-Erian is CEO and co-Chief Investment Officer of the global investment company PIMCO, with approximately $2 trillion in assets under management. He previously worked at the IMF…)

Austria tiene un paro juvenil del 8,9%. En España es del 55,7%. ¿Cuál es su truco?

"Austria es, junto a Alemania, el país con el desempleo juvenil más bajo de Europa: un modelo de enseñanza profesional con un enorme contenido práctico y la implicación de las empresas en el proceso educativo son el secreto del éxito"… El secreto del bajo paro juvenil en Austria (Negocios.com – 14/4/13)

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