Pero éste había sido apenas el comienzo de los grandes cambios en el sistema financiero argentino. La segunda parte de esta concentración prosiguió a lo largo de 1997, pero en un contexto distinto y a través de un mecanismo de centralización de capitales. En lugar de operarse en medio de una fuga o un retroceso de los depósitos del sistema, este capítulo de la transformación se dio en un período de crecimiento de las imposiciones del orden del 30 %. Y en lugar de avanzar como una derivación de quiebras o suspensiones de entidades, avanzó en la forma de la absorción de los grandes bancos privados nacionales por parte de la banca extranjera.
CUARTA PARTE
La crisis asiática: "Segunda ola" de crisis financiera
Analizar la crisis asiática reviste importancia considerando que lo que hoy es conocido como "blindaje" o ayuda financiera internacional, comenzó en 1997 y específicamente en la región del Sudeste Asiático, cuando fue necesario salvar a las economías de la región. El blindaje llegó a Tailandia, en julio de 1997, luego que la devaluación de su moneda (Bath) arrastrara a Corea del Sur, Malasia Filipinas e Indonesia.
Un mes después que Tailandia dejara flotar su moneda, el FMI anunció un paquete de 16.000 millones de dólares para apoyar sus audaces "medidas de ajuste". En ese momento, Malasia y Singapur habían devaluado también sus monedas. Cuarenta días después sería el turno de Corea que también sería prontamente socorrida por la coordinada acción financiera internacional.
Al comienzo el presidente de los Estados Unidos, William Clinton, minusvaloró el colapso de la moneda tailandesa. Como su economía no resultó directamente afectada, Estados Unidos no ofreció asistencia inmediata, en marcado contraste con la situación mexicana en la crisis de 1995. Esta falta de ayuda generó un sentimiento de desconfianza generalizado en Tailandia, especialmente después del intenso apoyo brindado a los Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
La crisis de Asia constituye un ejemplo de cómo las medidas del FMI afectan las economías regionales, y cómo estas medidas, en ocasiones, desequilibran las economías nacionales de los países en desarrollo desencadenando -a corto ó mediano plazo- un proceso devaluatorio.
Para diversos autores el desbalance de la economía asiática, genero un conjunto de aseveraciones e interpretaciones. "La crisis asiática, objeto de interpretaciones muy diversas, puede verse, como el resultado de liberalizaciones incompletas y mal controladas que en cierto modo, por sus implicancias mundiales aún poco claras son un verdadero giro en la historia de la globalización".
Como sostiene otro autor, "la liberalización de la cuenta de capital fue el factor individual más importante que condujo a la crisis (Stiglitz, 2002). Las políticas del FMI en el Este asiático tuvieron exactamente las consecuencias que han hecho que la globalización haya sido atacada (Stiglitz, 2001)".
En ocasión de su visita a Buenos Aires en 1999, el Primer Ministro de Singapur, Go Chok Tong, sostuvo: "La crisis asiática ha concentrado la atención en los riesgos de la globalización".
Las economías del Sudeste Asiático
Como se sostuvo: "Para entender la crisis que estalló en 1997, cabe recordar primero los diferentes enfoques teóricos e ideológicos que pretenden explicar los logros pasados".
La visión neoclásica y liberal adjudica los logros pasados a la apertura exterior, al papel de los mecanismos de mercado y a las intervenciones estatales favorables al mercado (medidas market-friendly), o sea, tendientes a asegurar simplemente un mejor funcionamiento del mercado. Las interpretaciones heterodoxas enfatizan, por otro lado, el papel activo y "guía" del Estado (medidas market-aumenting), los factores culturales (valores asiáticos), el aprendizaje tecnológico y la situación geoestratégica de los "tigres" en la Guerra Fría.
El primer enfoque tiende a explicar la crisis por los excesos de intervencionismo estatal que habrían generado ineficiencia y corrupción. Sin embargo no parecía ser éste un argumento sostenible. Como sostiene Cesarin: "aún descreyendo de los estándares nacionales, la información provista por fuentes "no gubernamentales" sostenía similar perspectiva. Un ejemplo lo brinda el ranking elaborado por Transparency International (TI) sobre Corrupción. Los datos referidos a los tres últimos años del siglo XX que comprenden el pico de la crisis asiática y rozan la latinoamericana indican que, sin grandes fluctuaciones, entre las principales treinta economías consideradas más abiertas y con menores niveles de corrupción aparecen Singapur, Hong Kong, Japón, Taiwán y Malasia (siendo Chile la única entre las latinoamericanas). (…), tampoco parecían ser las economías asiáticas "paradigma de corrupción y falta de transparencia"
El segundo, subraya las contradicciones internas y también internacionales de los modelos asiáticos, en particular su apertura financiera que los expuso a las fluctuaciones del sistema financiero mundial, así como también la pérdida de importancia estratégica de aquellos países en tiempos de posguerra fría y al surgimiento de un gran número de países competidores (como China), que amenazan las posiciones por ellos logradas. En estas circunstancias, el papel del FMI y del BM es visto, en general, como el de un corresponsable, o incluso responsable principal, de la crisis.
Para George Soros, "el auge asiático podría haberse reducido si los inversores y los prestamistas hubieran caído en la cuenta que aunque las entradas de capital y los déficits de cuenta corriente de la región financiaban inversiones productivas, estas inversiones sólo habrían seguido siendo productivas en la medida en que las entradas de capital podían sostenerse".
Para el pensamiento liberal, la crisis se debió al "Capitalismo dirigido", la intervención perversa de los gobiernos de la región en la economía, marginando al mercado como aquel que asigna los recursos por excelencia y de manera más eficiente. Como cualquier fracaso del mercado es imposible para esta escuela, pues implicaría poner en duda todo su andamiaje analítico, no considera la posibilidad que los mercados no observaron que estaban proliferando inversiones justamente allí donde no había condiciones para sustentarlas.
Para Stiglitz, la crisis se desata a partir de la salida de capitales, que comenzó cuando los inversores percibieron el déficit en la cuenta corriente que se venían acumulando desde 1994. "Al investigar las causas profundas de la crisis asiática, se hizo evidente que fue básicamente causada por el súbito retiro de capitales de la región. El flujo de inversiones privadas dentro de las cinco economías más afectadas Tailandia, Corea, Malasia, Indonesia y Filipinas que totalizaba UPS 93.000 millones en 1996, pasó a ser negativo en UPS 12.000 en 1997; registrando una caída equivalente al 11 % del PBN combinado de los cinco países. Los déficits fiscales mostraban la secuencia de gravedad junto al aumento de la deuda pública: en 1999 éste representaba el 91 % del PBI de Indonesia, en Filipinas el 72 %, Tailandia el 50 %, Corea el 38 % y Malasia el 37 %, presionando sobre la confianza de los inversores externos"
El déficit fiscal se presenta también aquí como un factor de suma importancia en el análisis de la crisis en la región. El debate sobre los desequilibrios apuntaba a sus causas endógenas o si se debía a fuerzas exógenas sobre las que los países carecían de control, por ejemplo las fallas de los mercados financieros internacionales.
Los principales indicadores económicos que ayudan a explicar la crisis tienen que ver con que estas economías registraron un altísimo crecimiento sin inflación, superávit fiscales y elevadas tasas de ahorro interno que no fueron suficientes para financiar las aún mayores necesidades de inversión privada de los últimos años. Todo esto redundó en un elevado endeudamiento externo del sector privado, en forma de préstamos o inversiones de cartera.
El ingreso masivo de capitales fue posible por la gran liquidez internacional de la década de los noventa y el mayor inversor fue el vecino Japón. También es importante destacar que una parte sustancial de los créditos, que llegaron a la región atraídos por el diferencial en las tasas de interés, financió actividades relacionadas con la producción de bienes y servicios no transables, especialmente en el sector inmobiliario y financiero. Es decir que se endeudaron en dólares en actividades que no generaban capacidad de devolución de divisas.
Se dio también, la sobreinversión en algunos sectores, electrónica de consumo, automotores, petroquímicas, acero. En 1996, el exceso de capacidad productiva provocó la caída de los precios de estos productos, principales rubros de exportación. El déficit de cuenta corriente continuó hasta que los capitales se fugaron, cuando los prestamistas perdieron la confianza en la capacidad de pago de estos países.
Es importante destacar y diferenciar la modalidad de inserción en la economía mundial y la estrategia de industrialización adoptada por los países asiáticos y los latinoamericanos. Mientras que a partir de la década de los "60, los países del S.E Asiático adoptaron el modelo llamado "Industrialización orientada por las exportaciones" (IOE), por su parte América Latina adoptó el modelo de "industrialización por sustitución de importaciones" (ISI), vía clásica de la industrialización en la región desde 1930. Conviene recordar que" la sustitución de importaciones tan excesivamente puesta en el banquillo de los acusados, fue la base inicial de la industrialización de Corea, Taiwán y Malasia. La diferencia esencial fue que en Asia tal política se fue luego suavizando, flexibilizando y combinando de manera eficiente con una estrategia exportadora: se usó -y no se abusó- del argumento de las infant industries y se interpretó en una perspectiva dinámica y no estática la teoría de las ventajas comparativas; en América Latina, en cambio, prevaleció -y sigue prevaleciendo, en los años "90- la perspectiva estática, después de las desventuras proteccionistas".
En lo que respecta a la cuestión de la crisis y su relación monetaria, Soros sostiene que la causa más inmediata de los problemas fue una alineación incorrecta de las monedas de la región. Una alineación bastante rígida que puede ser identificada con un tipo de cambio fijo, los desplomes suelen ser catastróficos. "La crisis asiática es un ejemplo en este sentido".
Las economías del S. E. Asiático mantenían un acuerdo informal por el cual vinculaban sus monedas al dólar norteamericano. La aparente estabilidad de la vinculación con el dólar alentó a los bancos y negocios locales a endeudarse en dólares y convertir los dólares en las monedas locales sin cobertura; después los bancos prestaron a proyectos locales o invirtieron en ellos, sobre todo bienes raíces. Esa parecía una forma sin riesgo de ganar dinero. Pero este acuerdo tácito se vio sometido a diferentes presiones, entre ellas se mencionó la subvaluación de la moneda china en 1996 y del dólar norteamericano, respecto del yen japonés. La balanza comercial de los países afectados se deterioró, aunque los déficits comerciales fueron contrapesados al inicio por el continuo ingreso de capitales.
Algunos autores enfatizan las debilidades estructurales de las economías de la región. La retracción de los mercados exteriores, a partir de 1996, obedeció a diferentes factores como el renovado proteccionismo comercial de los mercados tradicionales (Estados Unidos, U.E., Japón). La competencia con China, la depreciación de las monedas de la región, consecuencia de la gran entrada de capitales externos y del sistema cambiario adoptado. Todo esto provocó el descalabro financiero que sumado a la fragilidad de los bancos de la región llevó a la necesidad de salvar las economías.
La crisis del S. E. Asiático es más financiera que de competitividad industrial y tecnológica. Entre los factores que llevaron a la crisis se pueden citar: liberalización financiera, tasas altas y tipo de cambio estable, muy atractivo a la llegada de capitales especulativos y causa de la deuda externa cada vez más astronómica.(viktor Sukup).
Para el autor antes mencionado, sería ciertamente erróneo no ver el lado financiero de la crisis. Dado que detrás de éste está, el clásico problema de la sobreproducción y el subconsumo, que enfatizan autores de tendencia marxista como Chesnais o Greider. La cada vez más desigual distribución del ingreso, a escala mundial y al nivel de prácticamente todos los países, resultado inevitable y también deseado de las políticas de Reagan o Tatcher, cobra por fin su precio lógico: El desajuste entre producción y demanda solvente crea problemas crecientes, como lo preveían en sus tiempos Malthus, Marx, Keynes y Schumpeter.
Paul Krugman llama a los tigres asiáticos "tigres de papel" porque el desarrollo asiático parecía estar impulsado por un desarrollo extraordinario de inputs (trabajo y capital) en lugar de ganancias en la eficiencia. Recordando que el crecimiento sostenido en la renta per cápita de la nación solo puede ocurrir si hay un aumento de output por unidad de input, dado que el crecimiento a través de los inputs es inevitablemente limitado.
"Inputs es el crecimiento en empleo, en nivel de educación de los trabajadores y en el stock de capital físico (maquinarias, edificios, carreteras, infraestructura en general, etc.); y los incrementos de output por unidad de input pueden ser el resultado de una mejor gestión económica, pero a largo plazo se debe a un incremento en el conocimiento. Los asiáticos para Krugman, crecieron basándose en input por eso los compara con la Rusia estalinista de los años "50".
Algunos analistas sitúan la crisis de la región en el marco de la pérdida de estos países al cesar la Guerra Fría. Según de la Balze, mientras el 70 % de las exportaciones coreanas a los Estados Unidos gozaba de los beneficios del Sistema Generalizado de Preferencias del GATT, sólo el 20 % de las argentinas o brasileñas tenían igual ventaja. Esto nos indicaría la falta de cumplimiento del principio de la "nación más favorecida" dentro del sistema general de aranceles y tarifas.
Pero esta preferencia estratégica de Estados Unidos se debió a razones geopolíticas. En el marco internacional de la Guerra Fría, este país necesitaba asegurarse el éxito de estas economías. Los tigres asiáticos supieron aprovechar esta relación preferencial para desarrollar un modelo de crecimiento económico orientado a la exportación. No cualquier país podía transformarse en exportador de bienes manufacturados a partir únicamente de la ayuda de Estados Unidos, como lo demuestran los casos específicos de Egipto y Panamá. Según De la Balze es necesario analizar también los factores endógenos para explicar los logros de este grupo de países, por ejemplo: "políticas macroeconómicas ortodoxas, una alta tasa de ahorro, una ética de trabajo estricta y un estado que planificaba las inversiones".
Los elementos de intervención estatal, fueron absolutamente esenciales, constantes aunque cambiantes, eficientes y multifacéticos, de manera que hubo mucho más algo como un "Estado gobernando al mercado", que una "economía de mercado" propiamente dicha. No hubo "estados minimalistas" ni "estados mínimos", sino un "estado interventor" que ayudó a perfilar y dirigir los mercados en la mayoría de los países de la región.
Visiones de los logros y de la crisis en Asia desde la corriente de pensamiento ortodoxa y la corriente heterodoxia.
Visión ortodoxa | Visión heterodoxa | |
Logros explicados por: | – Apertura externa y proceso de reforma – Intervenciones promercado – Políticas macroeconómicas ortodoxas, alta tasa de ahorro, ética del trabajo, planificación inicial de las inversiones por parte del estado | – Papel activo y guía del estado – Factores culturales – Aprendizaje tecnológico – Situación geoestratégica |
Crisis explicada por: | – Excesos de intervención estatal y capitalismo dirigido – Corrupción y nepotismo – Crony capitalismo o capitalismo de amigotes | -Contradicciones internas e internacionales de la inserción del modelo asiático. – Apertura excesiva – Pérdida de importancia estratégica – Surgimiento de nuevos competidores en la subregión: China -FMI y BM, vistos como corresponsables – La liberalización financiera excesiva, produjo la llegada de capitales especulativos causantes del aumento de la deuda externa. – Crisis financiera esconde el problema de la sobreproducción y subconsumo y la falta de una demanda efectiva |
La crisis en Asia y la intervención del FMI.
La crisis de Asia a criterio de Stiglitz presenta dos patrones familiares. El primero es justamente ilustrado por Corea del Sur. El segundo es materializado por Tailandia. Corea del Sur, tras el naufragio de la guerra de las "Dos Coreas", el país formuló una estrategia de crecimiento que aumentó la renta per cápita en ocho veces en tan solo 30 años y a su vez avanzó significativamente en la reducción de la brecha tecnológica que la separaba de los países más desarrollados. Durante el transcurso de la década del noventa había ingresado a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, comúnmente identificada bajo la sigla OCDE, el club de las naciones más desarrolladas como la llaman muchos autores.
En las primeras etapas de su transformación económica Corea del Sur había controlado estrictamente todo lo relativo a su mercado financiero, pero bajo presión de Estados Unidos, había permitido de mala gana el endeudamiento de sus empresas en el exterior, de esta manera quedaron a merced de "los caprichos" de los mercados internacionales.
En 1997, surgieron dudas sobre la capacidad de Corea del Sur de refinanciar los préstamos de corto plazo y el vencimiento con bancos occidentales. Nos recuerdan Soros y Stiglitz que esos mismos bancos ya no quisieron prestar a este país, a pesar de la manera impulsiva que lo habían hecho tiempo atrás.
El segundo caso lo constituía Tailandia que reflejó la combinación entre un ataque especulativo, con un elevado endeudamiento de corto plazo. Stiglitz había advertido que: "Si Tailandia hubiera mantenido las regulaciones a la entrada de capital que tuvo durante el milagro asiático y no les hubiera hecho caso a quienes la convencieron de que estaba alterando la disposición eficiente de recursos, tal vez hoy no estaría sufriendo esta crisis, su primera caída en más de tres décadas".
El FMI, inicialmente atacado por su posición anterior de "promotor" sobre este país, defendió su posición: "las tres ciudades que más han sufrido –Tailandia. Indonesia y Sur Corea – cada cual entro en lo profundo de sus propios problemas antes de ser preparados para seguir las recomendaciones del FMI. Con el tiempo el organismo se llamo para auxiliar a cada ciudad con todas las opciones ofertadas a bajo costo.
No sólo las crisis tenían patrones familiares, también los tenían las respuestas del FMI a estas crisis. El FMI inyectó vastas sumas de dinero para que los países de Asia pudieran mantener el valor de su moneda. El total de los paquetes de rescate, incluyendo el apoyo de los países del G-7 fue de 95.000 millones de dólares, distribuyéndose de la siguiente manera: Corea del Sur con 55.000 millones, Indonesia con 33.000 millones y Tailandia con 17.000 millones de dólares.
El FMI se limitó a acusar a estos países de no haber aplicado las reformas estructurales "en serio". Estas críticas exacerbaban la estampida de estos capitales hacia el exterior.
Surgieron dudas sobre las políticas del FMI y del Tesoro de los Estados Unidos propiciaron un entorno que alimentó la crisis al estimular un ritmo de liberalización financiera y de los mercados injustificablemente veloz. Los defensores de la liberalización de los mercados de capitales plantean el argumento que los controles en el mercado de capitales impiden la característica eficiencia económica en la distribución, por lo cual se estaría mejor sin ellos.
Los problemas con la introducción de los controles de cambio son bien conocidos. Ellos dificultan el esfuerzo y son efectivos parcialmente, crean nuevas distorsiones, demoran el restablecimiento de los mercados confiables y la necesidad en el flujo de capitales. Sin embargo, Stanley Fischer sostuvo en diciembre de 1998 que: "El FMI opina desde hace ya largo tiempo que la liberalización de capitales debe realizarse de manera ordenada: los países no deben abolir el control de salidas más que progresivamente, a medida que mejora su balanza de pagos. En lo que respecta a la entrada de capitales, debe liberalizarse en primer lugar la de capitales a largo plazo y pasar a la de los capitales a corto plazo sólo cuando se hayan reforzado los sistemas financieros y bancarios".
El FMI admitiría luego que la política que aconsejo fue "excesivamente austera" según la versión de Stiglitz. Éste en un claro golpe al subdirector ejecutivo primero del FMI del momento, Stanley Fischer, quien sostuvo que lo único que se le pedía a estos países de Asia era que tuvieran un presupuesto equilibrado; dice al respecto que ningún economista respetable he pensado que una economía que va hacia una recesión debía tener un presupuesto equilibrado.
El FMI indicó a los países en crisis que al afrontar una desaceleración se debía recortar el déficit comercial e incluso acumular superávits. Como sostiene Stiglitz, esto podría tener lógica si el objetivo central de la política macroeconómica de un país fuera pagar a sus acreedores extranjeros (Stiglitz, 2001). La última opción fue la opción desarrollada. Fue lo que ocurrió en aquella zona de Asia a finales de la década del noventa. Las políticas fiscales y monetarias contractivas, combinadas con políticas financieras erradas, produjeron frenos económicos masivos, rebajando las rentas, lo que redujo las importaciones y dio lugar a voluminosos superávits comerciales, con los cuales obtuvieron los recursos para pagar a los acreedores foráneos. Si bien entre los objetivos del FMI se contaba evitar el contagio, éste fue inmediato.
Las consecuencias fueron las predecibles: los elevados tipos de interés engrosaron el número de empresas en apuros, lo que a su vez expandió los números de bancos que afrontaron préstamos verdaderamente impagables.
En el país donde fue más evidente la falta de percepción del FMI sobre el mercado financiero fue en Indonesia. Ya habían cerrado más de una docena de bancos, y se informó que otros podrían hacerlo en el futuro, los depositantes quedaron librados a sí mismos. Esto generó corridas hasta los bancos privados que aun tenían sus puertas abiertas, y el retiro de sus depósitos hacia bancos estatales que se creía gozaban de garantía estatal.
Críticas a la actuación del FMI en Asia
En numerosos foros se ha planteado la necesidad de reformar el FMI. Institución surgida con los acuerdos de Bretton Woods, que a pesar de la finalización de estos ha persistido. Los gobiernos de países en vías de desarrollo plantean la necesidad de la reforma del FMI, pero incluso Estados Unidos consciente de la interconexión de las economías al nivel mundial, plantea como objetivo el aumento de los recursos para dicha institución.
En las crisis financieras internacionales del último decenio del pasado siglo, el FMI se enfrentó a problemas que nunca antes había tenido que abordar. La crisis asiática era una crisis compleja, con un componente monetario y uno crediticio. Lo que hacía que la crisis asiática fuera diferente de cualquiera de las crisis a las que el FMI se había enfrentado antes era que se había originado en el sector privado; el sector público estaba en una forma relativamente buena. Por eso Soros pensó que la crisis asiática serviría para poner fin a ese modelo de capitalismo, llamado "crony capitalismo", o "capitalismo de amigotes" para el autor, que antes se ensalzaba con el nombre de capitalismo confuciano o capitalismo asiático.
Para Paul Krugman, el FMI es "un prestamista de última instancia para los gobiernos nacionales". Y los prestamistas de última instancia se supone que practican un "amor doloroso": darle lo que usted necesita en vez de lo que usted quiere y en el proceso obligarlo a poner la casa en orden. Un FMI cálido y abrazador no estaría cumpliendo con su deber, argumento éste bastante rebatible desde una posición de subdesarrollo como la nuestra.
Para Stanley Fischer en lo que respecta al rol del FMI sostiene: " si soy empático sobre este punto, es porque el FMI fue fundado en la espera del establecimiento de un fórum permanente sobre cooperación monetaria internacional que ayudaría a evitar los problemas de la consecuentes devaluaciones, restricciones en el control de cambio y ser vigilantes de otra destructiva economía que contribuya a la gran depresión y al levantamiento de guerras. La economía internacional ha cambiado considerablemente desde entonces y también el FMI. Pero su propósito primario es el mismo.
En su papel de policía exigente del sistema y por tanto del mercado financiero internacional, se espera que el FMI indique explícitamente las deficiencias fundamentales de las políticas económicas de sus estados miembros. Se supone que la asistencia financiera a los estados miembros debe limitarse al "rol catalítico" de cubrir las moderadas brechas financieras que pudieran mantenerse después de ser reconocido el éxito del programa de ajuste de un estado en el restablecimiento de la confianza de los mercados.
Gran parte de la insatisfacción popular hacia el FMI, especialmente en los países que han operado bajo los programas de ajuste del mismo, se debe a este celoso papel de policía exigente, en vez del "ultra permisivo" papel del trabajo social (Mussa, 2002).
Es una discusión acerca de la naturaleza del FMI. Pero claro está que en sus diálogos con el FMI, todos los países prefieren dialogar con el trabajador social y no con el policía exigente. "Poner la casa en orden", orden de policía exigente y no de trabajador social comprensivo, generalmente trae aparejado una serie de conflictos internos tanto en lo político como en lo social, que dejan de manifiesto la vulnerabilidad política para dar respuesta a los problemas planteados. Esto sumado a la corrupción y a las actuales concepciones sobre quienes hacen la política en el Tercer Mundo pone en peligro la gobernabilidad y por lo tanto la democracia en sí misma. Krugman considera dos cuestiones en donde el FMI mostró su ineficiencia con respecto a la crisis asiática. La primera, está relacionada con el exigir la práctica de austeridad fiscal, elevar los impuestos y reducir el gasto con el fin de evitar déficits presupuestarios más grandes200. Esto se materializó cuando se le solicitó al FMI que interviniera en Tailandia, Indonesia y Corea. La segunda consistió en exigir la "reforma estructural" (cambios que van más allá de la política monetaria y fiscal) como condición para la obtención de mayores prestamos. Por tanto, el FMI impuso a la crisis asiática su medicina tradicional: elevar los tipos de interés y reducir el gasto público para estabilizar la moneda y restablecer la confianza de los inversores internacionales. Si bien se cree que este último punto es la razón de ser de la lógica de funcionamiento del FMI.
Específicamente, las monedas no se podían estabilizar hasta que se atajaran los problemas de la deuda, porque los deudores se precipitaron a cubrir su exposición cuando la moneda cayó y la debilidad monetaria sirvió para aumentar su exposición en un círculo vicioso. Soros se pregunta, "¿Por qué el FMI no se dio cuenta de esto? Quizá porque había desarrollado su metodología para tratar desequilibrios en el sector público, su conocimiento del funcionamiento de los mercados financieros dejaba mucho que desear".
El FMI ha sido criticado por establecer demasiadas condiciones e interferir demasiado en los asuntos internos de los países que recurren a él. La pregunta es ¿para qué sirve el FMI? La respuesta está en que sirve para contener las crisis de liquidez; pero los problemas estructurales deben ser solucionados por el país afectado.
Similares problemas, diferentes respuestas
Los efectos altamente negativos de las políticas del FMI resaltan aun más si se contrasta lo explicado anteriormente por los países que sufrieron la crisis con lo sucedido en Malasia y China. Estas dos naciones optaron por no aceptar los programas del FMI.
De estas dos naciones, sobre todo Malasia fue fuertemente criticada por la comunidad financiera internacional. Se genero una discusión importante acerca del gasto fiscal. Malasia aumentó su gasto fiscal, contrariamente a lo que indicaba el FMI que aconsejaba ajustes y reducción del gasto. El aumento del gasto fiscal impulsó una rápida recuperación económica en este caso.
La gestión de la crisis en Malasia se destaca por dos cuestiones:
– El gobierno no recurre a la asistencia del FMI
– Decide controlar el flujo de capitales por un tiempo limitado.
En principio el país malayo era extremadamente reticente a aceptar el programa del FMI por una cuestión idiosincrásica, los funcionarios de allí se negaban a ser mandados por foráneos, pero también claramente porque desconfiaban de la institución del FMI.
Gracias a su política macroeconómica, las fuertes regulaciones existentes en el país protegieron a los bancos de quedar expuestos a la volatilidad de los tipos de cambio204. E incluso se limitó el endeudamiento exterior de las compañías a la que dichos bancos prestaban.
El gobierno de Mohamed Mahatir también impuso restricciones a las transferencias al exterior de los capitales de los residentes de Malasia, congeló durante el lapso de un año la repatriación de las inversiones de cartera. Estas medidas fueran anunciadas como aquellas de corto plazo, y fueron "delicadamente" diseñadas para no parecer que el país se comportaba de manera hostil con la inversión extranjera de largo plazo que quisiera venir.
Los economistas de Wall Street y aquellos del FMI predijeron "el desastre" cuando se establecieron este tipo de controles y pensaron que los inversores se quedarían afuera de Malasia durante años por el mismo miedo que esas medidas generaban. Entonces se sentaron a esperar que la inversión extranjera se hundiera, que sucediera lo mismo con la Bolsa y que apareciese un mercado negro de ringgits con sus respectivas distorsiones.
Por su parte Dani Rodrik y Ethan Kaplan nos dicen que cuando los controles fueron adoptados por Malasia en septiembre de 1998, la crisis estaba lejos de ser superada. Lo que pareciera indicar que, en todo caso, el mayor éxito de los controles de capital ha sido la efectividad en alcanzar su objetivo de cerrar el mercado offshore que exponía al país a un nivel de especulación significativamente mayor que el resto de los países de la región. Esto contribuyó a crear un escenario apropiado para disminuir las tasas de interés domésticas y lograr frenar el aumento en las tasas de créditos irrecuperables.
Otra cuestión de suma importancia a tener en cuenta es que hay escasas pruebas que los controles de capitales diseminen a los inversores extranjeros. De hecho en el período estudiado, y bajo el caso malayo, la inversión extranjera directa aumentó. Como a los inversores les preocupa la estabilidad macroeconómica y como Malasia logro obtenerla durante este tiempo, el país logro atraer a los inversores.
El otro país que opto por un rumbo marcadamente independiente fue el país que tiene la mayor población del mundo, China. No es producto de la mera casualidad que los dos países en desarrollo más grandes de la región que escaparon de los avatares de la crisis fueran China e India. Ambos con mecanismos de control de capitales.
Mientras todos los países del mundo subdesarrollado que habían liberalizado sus mercados de capitales vieron caer sus rentas, India creció a un ritmo superior al 5 % y China llegó casi al 8 % promedio. Esto claro está en un contexto de desaceleración generalizada de la economía internacional. China logró esta situación respetando algunas prescripciones de la ortodoxia económica. Ante un giro negativo de la actividad económica hay que responder con una política macroeconómica expansiva. Este país aprovechó la oportunidad para combinar sus necesidades de corto plazo (infraestructura) con sus objetivos de largo plazo. En su economía interna había vastas oportunidades para las inversiones públicas con alta rentabilidad y lo supo aprovechar.
Los remedios estándares de la ortodoxia funcionaron (no las medidas tipo hooveristas). Al plantear decisiones de política económica estatal, China consideró el vínculo entre macroestabilidad y microeconomía. China apreciaba cabalmente las consecuencias sistémicas de las políticas macroeconómicas, consecuencias que las políticas dictadas por el FMI habitualmente se olvidan de tomar como variables.
Como sostienen varios autores, los factores de vulnerabilidad parecen haber estado ausentes en China:
– Los grandes bancos nacionales estaban respaldados por el estado
– Como ya fuera mencionado, los controles gubernamentales sobre la cuenta de capital impidieron la entrada masiva de capitales de corto plazo.
"Las restricciones sobre los empréstitos en moneda extranjera tomados por las empresas nacionales, la entrada y salida de inversiones en cartera y la prohibición de realizar operaciones "a futuro" con la moneda local el Renminbi (RMB) permitieron moderar el impacto de la crisis regional sobre la economía. El ahorro interno superaba con creces los montos de inversión foránea, posibilitando contar con superávits de cuenta corriente y la programación de vencimientos de corto
Plazo".
– La devaluación competitiva de la moneda china en 1994, se suele presentar como otro factor que contribuyó a agudizar la crisis económica agravando el deterioro de los "términos de intercambio" entre las economías de la región
– China mantuvo su paridad frente al dólar, por su histórica desvinculación del yen japonés.
Al estar las economías asiáticas fuertemente integradas monetariamente por formar parte del "área del yen" (salvo China) experimentarían una brusca desaceleración del ciclo económico de crecimiento como efecto de la retracción japonesa y la imposibilidad de seguir sosteniendo su nivel de demanda importadora e inversiones externas. Ante tal situación, China propuso mantener la paridad de su moneda estable frente al dólar para evitar un mayor colapso económico regional, segura de aún mantener "ventajas competitivas" frente al resto de competidores.
Según Krugman, "lo que salvo a China fue el hecho de que, a diferencia de sus vecinos, no había hecho que su moneda fuera "convertible", es decir, en China uno todavía necesitaba una licencia del gobierno para cambiar yuanes por dólares, una licencia que obtenía si el propósito era simplemente especular contra la devaluación. Esta falta de convertibilidad significaba que no podía darse una vertiginosa crisis de la moneda como lo que se experimentó en otros lugares, donde todo el mundo corrió a convertir su moneda local en dólares antes de una devaluación, y al hacerlo forzaron que la devaluación ocurriera".
Como resultado, se exponen argumentos relativos a que la "competitividad de la economía china" permitió penetrar con mayor facilidad el mercado de los Estados Unidos, restando así espacios de inserción a varias de las economías del Sudeste de Asia.
Los indicadores corroboran estas hipótesis. Entre 1989 y 1999, la participación del mercado estadounidense sobre el total de las exportaciones chinas aumenta del 23 al 36 %, en tanto para las economías de la ASEAN – 4 (Indonesia, Malasia, Tailandia y Filipinas) el incremento fue del 18 al 21 % en el período considerado. La expansión china tuvo lugar principalmente en sectores como prendas de vestir, calzado y productos domésticos, tradicionalmente competitivos con respecto a los del Sudeste de Asia.
De esta manera: "Asia se vio favorecida en la resolución de su crisis gracias a la posibilidad de reemplazar el alicaído dinamismo de la economía japonesa, por la "nueva locomotora económica asiática": China. En estos cinco años, el tren de crecimiento de la economía china no se ha detenido, por el contrario la profundización de las reformas y su ingreso en la OMC han mejorado notablemente la confianza en su potente mercado y, consecuentemente, favorecido las expectativas de recuperación del resto de las economías asiáticas.
Sumamente diferente es el escenario que puede observarse para ALC. La ausencia de una economía como la de China en la región es una cuestión notable y si a esto se suma la desaceleración del crecimiento de la economía estadounidense coincidentemente con ciclos recesivos en Brasil, México, Argentina y las economías de menores de la región, lo cual nos indica que no contamos "con similares "ventajas" derivadas de la "competencia virtuosa" existente entre China y Japón por liderar el proceso económico intrasiático (Cesarin, 2003).
Período de Crisis, corto plazo | Período de calma, largo plazo | |
Medidas débiles | • Repatriación rápida de las divisas hacia el territorio nacional. • Compraventa de las divisas por el Banco Central a un tipo de cambio establecido. | • Tasa Tobin regional, mundial. • Transparencia de los agentes financieros y reglas cautelares vinculantes. • Depósitos obligatorios para los capitales entrantes durante un año (Chile, 30%). • Tasa fiscal sobre los créditos en divisa a corto plazo. • Tasa sobre las compras y reventas de obligaciones (Brasil). • Duración mínima y monto mínimo para la compra de acciones y obligaciones por los extranjeros (Malasia). • Limitación y control de la IED. |
Medidas fuertes | • Control del tipo de cambio parcial (Taiwán) o total (Malasia). • Tasa sobre la salida de capitales (Malasia 30% del principal). • Prohibición de los créditos bancarios en moneda local y en divisas en el extranjero para luchar contra la especulación sobre la moneda local. | • No convertibilidad de la moneda (China). |
Cómo controlar los flujos de capitales. Posibles medidas.
El "efecto arroz" sobre el sistema financiero argentino
La internacionalización de la crisis comenzó el 17 de octubre cuando Taiwán dejó de intervenir en el mercado cambiario y que se depreciara su moneda; se profundizó el 23 cuando se produjo la caída de la bolsa de Hong Kong y 4 días más tarde (el 27 de octubre) cayó el índice Dow Jones, extendiéndose la crisis al resto del mundo. Por su parte, las bolsas latinoamericanas cerraron con pérdidas. Esto fue seguido de un crash bancario en Japón (producto del cierre de dos importantes instituciones financieras el 17 y 24 de noviembre) y de la devaluación de Corea en los primeros días de diciembre.
Es a partir de la extensión de la crisis al resto del mundo que nuestro país comenzó a verse afectado. Debe tenerse presente que Hong Kong guarda un esquema cambiario similar al argentino, por lo que el ataque contra la moneda del primero hizo que algunos operadores internacionales dudaran de la solidez del segundo.
El Banco Central actuó de manera preventiva para asegurar el buen funcionamiento del sistema financiero, y de esta manera evitar problemas de liquidez. No fueron necesarias medidas importantes, ya que las implementadas en 1995 fueron suficientes para asegurar la solidez del sistema.
El Banco Central también permitió a las entidades utilizar nuevos instrumentos para constituir los requisitos de liquidez mediante cartas de créditos stand by emitidas por entidades de alta calificación internacional.
Además, con el objeto de proveer mayor liquidez al sistema se dispuso la ampliación de la línea de pases. La fortaleza del sistema financiero argentino y la buena performance de los "fundamentals" permitieron la absorción de la crisis sin que surgieran problemas de confianza que implicaran una drástica huida de capitales.
Luego de esta segunda crisis financiera internacional quedó demostrado que la fortaleza del sistema financiero y la consistencia de las políticas implementadas son factores clave para absorber estos shocks internacionales.
"El derrumbe de la Argentina, es el simétrico del derrumbe del Muro de Berlín. El derrumbe del Muro de Berlín demostró que el socialismo dogmático y autoritario no funcionaba. El derrumbe de la Argentina demuestra que cierto tipo de ultraliberalismo, cierta imposición de la globalización, no funciona".
QUINTA PARTE
El cambio sistemático internacional y la crisis Argentina
El "caso argentino" y el cambio de paradigma global
La crisis de Argentina, se debe a los escenarios negativos inmediatos que encontramos, un cambio de paradigma económico global, la caída de Brasil con posterioridad a la crisis rusa, la crisis de Turquía con sus particulares similitudes para nuestro país, y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Argentina verá reducido su "margen de maniobra" y el desenlace final será el quiebre del 21 de diciembre de 2001.
Antecedentes inmediatos: la caída de Brasil y de Turquía.
Por la crisis en Rusia se vio bien afectado Brasil. Debió a esto las reservas se redujeron unos 30.00 millones de dólares en dos meses, mientras se trataba de contener el real y pagar las deudas. Se corrió el rumor de una mora en el pago de los préstamos, por consecuente el FMI se movió rápidamente y se habían dispuesto un programa de préstamos de 41.600 millones de dólares. Se fimo una carta ese mismo año, donde el Brasil se comprometía a una serie de objetivos; entre ellos la reducción del déficit fiscal del 8% del PBI 4,5% lo cual se lograría por el lado de los ingresos. Mientras tanto la economía profundizada su recesión.
El gobierno opto por aplicar una devaluación del 8%. El mercado de San Pablo inmediatamente aumento un 34% pero los mercados del exterior bajaron; el gobierno presionado por el FMI elevo aun más las tasas de interés, pero no se logro tranquilizar a los inversionistas internacionales ya que ellos decían que el real se estaba desmoronando. La crisis en Brasil trajo consigo efectos intramercosur. Se recordaba la falta de coordinación en el Mercosur de políticas macroeconómicas; la crisis turca también hizo sentir su efecto sobre Argentina; por la disputa que había entre el presidente de Turquía y su primer ministro esto provoco que su mercado se derrumbara, afectando a Argentina ya que comparten la volatilidad financiera que caracteriza al grupo de los "mercados emergentes".
Similitudes y Diferencias entre Argentina y Turquía.
Similitudes | Diferencia |
– Programa de estabilización dictado por el FMI. – Programa de privatizaciones. – Política económica neoliberal. – sistema de crawling peg acordado con el FMI. – Ministro de Economía con mayores atribuciones otorgadas por el Congreso. – Disputas dentro del poder ejecutivo de una coalición de gobernantes. – Lucha contra la corrupción. – Gobernabilidad en crisis y crecientes escenarios de violencia social. – Cuestión de la integración presente. | – Problema de la minoría kurda en su territorio. – Importancia geoestratégica y geopolítica por ser puente territorial entre el Este y el Oeste. Miembro pleno de la OTAN. – Es solo una democracia en las formas. En su Constitución se penalizan los delitos de pensamiento. La estructura de poder presuntamente civil en la realidad es dependiente, por medio del Consejo de Seguridad Nacional, de los militares desde 1923. |
En argentina las autoridades económicas intentaron marcar las diferencias con Turquía sobre la base de diferencias fiscales, monetarias, financieras, institucionales y de estructura de la deuda externa. Porque la deuda turca estaba en manos de tenedores locales. El sistema turco es débil y el de la Argentina es sólido.
Inestabilidad institucional y crisis económica en los noventa.
El endeudamiento de la Argentina remonta de la década de los setenta, entre las principales medidas de política económica adoptadas encontramos:
– La liberalización total de precios
– Devaluación y congelamiento de salarios
– Reducción de aranceles aduaneros
– Eliminación de reintegros a la exportación industrial
– Liberalización del régimen de inversión extranjera directa otorgándole los mismos beneficios y derechos que al capital de origen nacional.
Todas estas medidas llevaron al FMI a ofrecer al nuevo gobierno nuevos créditos. Cuando se asumió el nuevo gobierno radical el problema fue más grave, la principal debilidad económica fue la inflación a tal punto que alcanzo el 1000% anual, entonces el gobierno lanzo el Plan Austral; consistía en un cambio de moneda, control de precios industriales y un sistema de desindexación.
El Plan Austral fue un fracaso, por ende ante la constante pérdida de reservas el gobierno declaro un atraso en el pago de los intereses de la deuda externa, ese año lanza un nuevo plan llamado Plan Primavera; que disponía un sistema cambiario múltiple, con tipos de cambio diferentes para operaciones ligadas con el comercio y las operaciones de carácter financiero, cuyo plan también fracaso. Llevando así a Argentina a una deuda externa en un casi 50%.
Un balance económico del gobierno de Raúl Alfonsín, nos arroja los siguientes datos:
– Caída del PBI en un 2 % promedio
– Desplome de la inversión fija
– Aumento del desempleo de un 5,5 % a un 8,4 %
– Un tope máximo de inflación en 1989 de 4.900 %
– Déficit del sector público en un 7,6 % del PBI
– Solo presenta superávit el comercio exterior, pero esto no es debido al aumento de las exportaciones, dado que apenas tuvo variación, sino debido al brusco descenso de las importaciones causado por la recesión interna.
La principal medida en materia de política económica "la convertibilidad" se entiende en el marco de historia inflacionaria del país. Daniel Muchnik, en un libro de 1992, argumenta que: "Los fundamentos de la Ley de Convertibilidad sostienen que en la Argentina la inflación viene acompañada por una agudización de la recesión, dada la caída vertical que se registra en la demanda global por la disminución del poder de compra de los trabajadores. Este diagnóstico establece, asimismo, que la crisis económica se debe a la caída de la demanda final, determinada por la disminución de los salarios reales".
La Ley de Convertibilidad
El 1 de abril de 1991 el tipo de cambio equivalía a un dólar cada 10.000 australes. La ley 23.928, disponía que el Banco Central de la Republica Argentina debiera guardar reservas de libre disponibilidad equivalentes a no menos del 110%. También se llego a modificar el Código Civil autorizando así los contratos en moneda extranjera. Paralelamente se dispuso una rebaja de los encanjes bancarios de los depósitos en australes y un aumento de los correspondientes en dólar. La convertibilidad era un sistema con tres partes que actuaban de manera articulada:
– Un tipo de cambio fijo
– Una moneda convertible
– Una emisión monetaria dependiente del ingreso de dólares al Banco Central.
Los sistemas comparados de EEUU, la UE y la Argentina.
Item | Cada estado dentro de EEUU | Cada país dentro de UE | Argentina |
Tipo de cambio | Fijo moneda única | Fijo moneda única | Fijado al dolar |
Monetaria Independiente | no | no | no |
Política Fiscal Independiente | Parcialmente | Independiente bajo criterios de Maastricht | Independiente |
Supervisión Bancaria | Parcial | Independiente bajo un marco común | Independiente |
Prestamista de Última Instancia | Centralizado | Banco Centrales Nacionales bajo reglas comunes | Ninguno |
Cuenta Corriente Externa | No se incluye como un criterio de análisis de riesgo | No se incluye como un criterio de análisis de riesgo | Seguido de cerca por inversores |
Niveles de deuda publica | Juzgados pro el mercado | Independiente bajo criterios de Maastricht | Juzgados pro el mercado |
La convertibilidad modificó sustancialmente el funcionamiento del Banco Central de la República Argentina. Bajo un sistema estándar, el Banco Central emite moneda de acuerdo a los criterios fijados por el gobierno y de forma independiente. En los sistemas de "caja de conversión", la oferta monetaria está determinada por el ingreso o salida de dólares de las reservas del Banco Central. Una de las reglas básicas era que el Estado debía mantener la disciplina fiscal y gastar solo sobre la base de los recursos obtenidos por impuestos. La estabilización de la economía y el programa de privatizaciones generaron un significativo aumento en el ingreso de capitales externos, en tanto que el ingreso al Plan Brady para refinanciar la abultada deuda externa disminuyó el monto e intereses.
El último periodo.
El nuevo gobierno, resulto de una alianza entre partidos políticos con eje en la UCR (Unión Cívica Radical) y el Frepaso (Frente País Solidario). "La Alianza" duro durante todo el gobierno del presidente Fernando De la Rúa sin un plan autocentrado; su política se basó en responder, o al menos responder las exigencias del FMI. Pero había una cuestión importante que dividía las opiniones: el tipo de cambio.
La mayoría de los economistas consideraba que el tipo de cambio estaba atrasado, sobrevalorado, por lo tanto no facilitaba las exportaciones del país. Pero la discusión pasaba por si era prudente o no modificarlo (devaluación acordada, programada), incluso algunos se negaban a discutir en público la cuestión
Ni bien "La Alianza" asumió el gobierno declaró públicamente que el déficit fiscal consolidado era de 10.000 millones de dólares. La aplicación posterior de una política fiscal restrictiva, acentuó la baja en la demanda interna.
Una posible solución a estos dilemas pasaba por aplicar una política orientada a las exportaciones combinada con un ajuste fiscal basado en mejorar el cobro de impuestos a grandes evasores, sectores de rentas monopólicas y de altos ingresos. Para septiembre de 2000, la Argentina veía reducir constantemente sus posibilidades de tomar créditos en el exterior.
El circulo vicioso de la crisis financiera.
Crisis y "solución final": el blindaje financiero.
La respuesta final fue que el blindaje argentino solo sirvió para postergar el default. El blindaje argentino alertaba a otros que si no se tomaba medidas que impulsaran la inversión y el empleo, lo ayudaba apenas para renovar las deudas del 2001. El socorro financiero llego a la Argentina porque vencían deudas públicas y privadas; la clave de todo esto era que la Argentina no recurriera a un préstamo especial para que la historia no volviera a repetirse en condiciones agravadas.
Situación que de no aumentar la inestabilidad política, tendría que acelerar el crecimiento económico. Según el presidente del FMI, Horst Köhler, "servirá para recrear un mejor clima de inversión en la Argentina, se debe esperar solo la reacción de los mercados". En primer lugar el blindaje se produce antes del estallido de la crisis; Barbeito nos dice: "…la diferencia es que ahora afirma el carácter de un operativo destinado a producir efectos antes del estallido de la crisis y no después como ocurrió en la mayoría de las experiencias anteriores".
El blindaje consistió para la Argentina, en un cronograma de aportes financieros por un valor de 40.000 millones de dólares, compuesto por fondos del FMI, de otros organismos y entidades financieras internacionales y de gobiernos del grupo del G – 7, con los que se esperaba afrontar el pago de la deuda de 2001. Es importante tomar en cuenta que la ayuda no era tan amplia como parecía.
Porcentaje deuda pública y deuda privada sobre la deuda externa; y evolución de la deuda total (en millones de dólares).
Endeudamiento, déficit fiscal y déficit oculto (en millones de dólares).
Argentina y los intereses de la Deuda Externa.
Lo que se quería era una disminución de las tasas de interés y el descenso del riesgo-país. Es importante decir que la liberalización y el desarrollo de mercados de bonos aumento la importancia de las clasificaciones del riesgos país. La disminución de las tasas se logra gracias a la mayor confianza internacional, a los préstamos del FMI, a tasas más bajas…
Horst Köhler, Director del FMI, en una entrevista para Le Monde comentaba que: "El FMI debería haber estado más atento a la solidez de las instituciones argentinas y a sus valores sociales El desenlace de la situación política y económica es la última etapa de un declive que ya había comenzado décadas atrás y que afecta a la sociedad entera". El blindaje se identificaba con dos tipos de compromisos asumidos por el gobierno, que se puede enmarcar dentro del debate acerca de la continuidad.
El blindaje, para la comunidad financiera internacional, sería la estructuración de un plan de prevención no sólo para el rescate de los estados nación en situación financiera peligrosa y con cierto grado de posibilidad de declarar el default, sino también para prevenir la caída de los financistas internacionales, es decir, para rescatar al sector privado en crisis. Este parecería ser el nuevo rol del FMI o el gran cambio de sus prioridades a partir del auge de la ola neoliberal. Stanley Fischer expresaba en 1998 que: "Veamos el tema del azar moral. Debemos poner en la balanza el tema del azar moral y el costo para el sistema de una inestabilidad agravada por la falta de asistencia a los países en dificultades. Ésta cuestión está estrechamente ligada a la de saber cómo lograr que el sector privado refinancie sus deudas en lugar de buscar romper el compromiso contraído a toda costa".
En junio de 2001, se exigió una tasa de 15 %. El Ministro Cavallo se negó y decidió lanzar una operación de canje de títulos ya existente por otros en los que esperaba tener tasas más bajas, que fue conocido como "megacanje". El "megacanje" es simplemente la decisión del gobierno argentino de canjear los bonos de la deuda. Nada tiene que ver con la estrategia del blindaje. Éste mecanismo de canje fue producto de la decisión del gobierno argentino y según la prensa del momento no fue una decisión tomada bajo la influencia del FMI. Fue vista como la última estrategia posible antes de la debacle.
El cambio sistémico internacional y su impacto en la relación Argentina – FMI.
En este orden de ideas Gabriel Rubinstein sostiene que: "el 11 de septiembre será una fecha que no se borre fácilmente para la economía". Como hemos sostenido: "Los atentados del 11 de septiembre además de un ataque contra los símbolos del poder norteamericano fueron, como cualquier acto terrorista, un ataque contra la libertad y los derechos de las personas que constituyen la razón primera de la democracia liberal. Aquél acto criminal fue calificado entonces como de "terrorismo internacional", y no sólo porque fue planeado por individuos de diferentes nacionalidades sino principalmente porque era un ataque contra la "seguridad y estabilidad" del orden internacional dominado por la potencia hegemónica estadounidense".
El comercio internacional, la inversión extranjera directa y los flujos de capital cambio a partir de dichos sucesos, por primera vez la economía norteamericana sufría en carne propia las reacciones negativas que los mercados internacionales suelen tener para castigar sin contemplaciones la falta de seguridad económica, política y jurídica de los países emergentes. "Muchos, hasta se animan a pronosticar duras consecuencias para los países emergentes, entre los que está la Argentina, que serían los primeros y principales perjudicados si la economía mundial se resiente pro el ataque masivo a los estados Unidos, sobre todo si los inversores internacionales deciden bajar el riesgo de sus inversiones hasta que el panorama se aclare y retiran masivamente de sus carteras las inversiones en estos países".
La mejora de la situación de Argentina pos atentado dependía de tres factores, a considerar:
-La capacidad de implementar el canje de la deuda voluntario de manera ordenada y sin mirar la estabilidad del sistema financiero interno
-La necesidad de mantener la estabilidad política
-El apoyo de los Estados Unidos.
Sobre finales de 2001 se dio un fuerte retiro de depósitos de las reservas y su consiguiente traslado al exterior o bien, simplemente su salida del sistema. Según el Banco Central de la Argentina, en los días previos "al corralito", salieron del sistema más de 7.000 millones de dólares, lo cual recordaba los momentos vividos en la época del Plan Bonex. El corralito logró terminar con la huida de los depósitos, pero a la vez logró precipitar la caída del gobierno. Kenneth Rogoff, el economista jefe del FMI, sostuvo el 19 de diciembre de 2001, que: "Es claro que la combinación de política fiscal, deuda y régimen de tipo de cambio no es sustentable. Esto es objeto de las negociaciones en curso. Todo el mundo reconoce que hasta cierto punto el problema reside en la Argentina. La solución se encuentra en Argentina pero el FMI está listo para ayudar".
El juego de las opciones y las diferencias.
Lo que se debe tomar en cuenta en lo que se debe o no debe hacer en materia financiera, es extraer las siguientes lecciones según Joseph E. Stiglitz:
– En un mundo de tipos cambiarios volátiles, fijar una moneda a otra como el dólar es muy arriesgado. Hace años que se debía haber aconsejado a Argentina que abandonara ese sistema cambiario
– La globalización expone a los países a enormes sacudidas. Las naciones deben enfrentarse a esas sacudidas. Los ajustes de los tipos de cambio forman parte del mecanismo de globalización
– Ignorar el contexto socio – político constituye un peligro en perjuicio propio
– Centrarse exclusivamente en la inflación – sin prestar atención al desempleo o al crecimiento – es arriesgado
– El crecimiento requiere de instituciones financieras que brinden créditos a las empresas nacionales. Vender los bancos a extranjeros, sin crear las salvaguardas necesarias, puede impedir el crecimiento y la estabilidad
– Raramente se restablece la confianza económica con políticas que conducen a la economía de un país a una profunda recesión. El Fondo Monetario
Internacional es el gran culpable por haber insistido en políticas restrictivas
– Faltan mejores métodos para afrontar situaciones similares a la de Argentina.
El elevado interés de los propios argentinos por traer disciplina al sistema, fue la esencia de la destrucción de ese sistema. Esto nos demuestra en principio que los extremos nunca son buenos, y menos en economía donde es difícil evitar los costos de las decisiones pasadas. Se trata de buscar nuevas estrategias, que surjan de los propios países, que dejen de ser impuestas, no hay mayor disciplina que la autoimpuesta.
El legado de la crisis.
La peor crisis del país fueron los efectos internos sobre la economía. Se tenían 700 quiebras anuales y se llego a triplicar ese número.
Evolución de las quiebras empresariales.
Año | Nro. de quiebras |
1989 | 762 |
1990 | 694 |
1991 | 772 |
1992 | 840 |
1993 | 1.252 |
1994 | 1.400 |
1995 | 2.279 |
1996 | 2.469 |
1997 | 2.232 |
1998 | 2.468 |
1999 | 2.438 |
2000 | 2.665 |
2001 | 2.696 |
En lo que referente a la desocupación, los niveles de la misma hacia 1991 se mantuvieron en un promedio del 7 %, comenzándose a incrementar paulatinamente, alcanzándose en mayo de 1995 un pico de 18,4 % (efecto de la Crisis del Tequila). En octubre de 1999 la desocupación descendió hasta el 13,8 % llegando a octubre de 2001 nuevamente al porcentaje alcanzado en mayo de 1995.
Desocupación y subocupación para los años 1989, 1995, y de 1999 a 2001
Año | Desocupación | Subocupación |
1989 | M:8,1 O:7,1 | M:8,6 O:8,6 |
1995 | M:18,4 O:16,6 | M:11,3 O:12,5 |
1999 | M:14,5 O:13,8 | M:13,7 O:14,3 |
2000 | M:15,4 O:14,7 | M:14,5 O:14,6 |
2001 | M:16,4 O:18,3 | M:14,9 O:16,3 |
En referencia al sector público, y como se sostuvo, el plan económico surgido de la Ley de Convertibilidad sólo era sustentable si el déficit presupuestario se mantenía en niveles reducidos. Durante los primeros años de su aplicación se produjo una mejora en el Balance Fiscal, alcanzando cifras superavitarias en los años 1992 y 1993. En 1994, reapareció el déficit fiscal, haciéndose persistente a pesar de los ingresos por las privatizaciones y del aumento de la presión fiscal. Elemento que, como sostiene Broder, "realimentaba a la vez la recesión". Llegando el déficit fiscal al 2,6 % para 1999 y al 3,1 % para 2001.
Evolución de los coeficientes Deuda/PBI y Deuda/Exportaciones
Año | Deuda/PBI | Deuda/Exportaciones |
1989 | 0,76 | 6,56 |
1995 | 0,44 | 5,40 |
1999 | 0,62 | 7,56 |
2000 | 0,65 | 7,01 |
2001 | 0,71 | 7,31 |
El proceso de resiliencia.
El caso de Argentina es único en la historia contemporánea ya que ningún otro país occidental produjo tamañas regresiones sin entrar en guerra. Lo llamativo en nuestro caso es el proceso de descomposición profunda y el retroceso, continuo a pesar de ciertos paréntesis que lograron provocar ilusión. La imagen que generalmente se tiene de los disfuncionamientos internaciones, es a menudo aquella de las guerras o crisis regionales que llegan a su fin tras la intervención de las organizaciones de seguridad colectiva. En la Argentina nos encontramos ante un fenómeno de "implosión". Argentina es excluida a partir de la implosión, en gran parte y por un determinado periodo de tiempo del sistema internacional. Hoy en día el sistema internacional pone en cuarentena y excluye del juego a aquel que entra en disfuncionamiento. Un sistema internacional de exclusión siempre es inestable.
Como sostienen Russell y Tokatlián, "el gobierno de Bush utilizó a la Argentina como "conejillo de indias" de su nueva política para los países emergentes que atraviesan crisis financieras. (…), ella sostiene que no tiene sentido prestar el dinero de los contribuyentes estadounidenses a países cuya estructura de deuda no es sustentable, ni salir al rescate de quienes realizaron malas inversiones en economías de alto riesgo en busca de mayor rentabilidad. (…), la Argentina pasó de ser el ejemplo de las reformas económicas promovidas por los Estados Unidos para América Latina en la década del noventa en el test case de esta nueva política". En este sentido, el caso argentino es el primero, y hasta el momento, único; y constituye el verdadero test case de un nuevo tipo de política internacional en materia financiera promovida por Estados Unidos.
La caída de la Argentina no fue en silencio, desde este punto de vista no se puede comparar con la caída de la URSS, país que para Waltz desapareció no sólo como potencia sino también como país calladamente. Argentina permanece unida como país, pero de poco servirá si no logramos una estado de resiliencia, entendida como la capacidad de recuperar las propiedades iniciales aún después de duras pruebas. "La resiliencia consiste en lograr extraer vida de una situación desesperada". Debemos lograr extraer esas condiciones de resiliencia, aún "si la realidad resulta inconcebible, entonces debemos forjar caminos inconcebibles". Esta es tan sólo la "simple" tarea de los argentinos unidos.
Conclusión
De acuerdo al resultado de la investigación se pueden dar las siguientes conclusiones:
El análisis del caso argentino, a la luz de las experiencias mexicana y asiática, nos deja la sensación que ninguno de los países emergentes puede declararse a salvo de las consecuencias potenciales de la inestabilidad que caracteriza a las corrientes internacionales de capital financiero y de sus efectos en los eslabones más débiles del sistema.
Estos países tendrán que dirigir sus políticas a reducir su vulnerabilidad frente a las crisis financieras. En la medida que uno tras otro, los mercados emergentes opten por encontrar soluciones de manera unilateral, no se podrá lograr un cambio en el sistema financiero internacional.
No todos los países que están bajo presión financiera internacional enfrentan una única y misma tipología de crisis, por lo tanto, las soluciones no son inequívocamente las mismas, pero esto no implica que no puedan ser conjuntas con el fin de mejorar el sistema en su totalidad.
Los mercados financieros son intrínsecamente inestables. El carácter estructural de esta inestabilidad plantea la necesidad de una voluntad política para remediarlo. Una voluntad política verdaderamente democrática logrará reducir la inestabilidad estructural del sistema.
El neoliberalismo, y los modelos que de él emanan, se han demostrado, y se están demostrando, como insuficientes para un desarrollo en el sentido más cabal del término. Con los modelos neoliberales se analiza al estado en términos de cantidad y no de calidad.
El caso argentino, fue el último y más duro de estos golpes. Cada uno de estos golpes adquiere características particulares. Aún nuestro caso puede ser considerado una crisis de funcionamiento en lo que respecta al sistema capitalista, pero a la vez pareciera arrojar a la luz la característica patológica del sistema mismo.
Bibliografìa
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Bruno, C. (comp). "Argentina, un lugar en el mundo". Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2003.
Autor:
Boada Daniel
Calella Vito
Millán Gabriela
Rodríguez Soleimy
Toussaint Luis
Enviado por:
PROFESOR:
Ing. Iván Turmero MSc.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"
VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
INGENIERÍA FINANCIERA
Ciudad Guayana, FEBRERO 2013
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