Los componentes ético-políticos en la ideología de la Revolución Cubana (Pte 1) (página 2)
Enviado por Raul Quintana Suarez
Como nuestro Apóstol expresara, con su peculiar y excepcional clarividencia política…"…trinchera de ideas valen más que trinchera de piedras". (10) y que Fidel Castro enfatizara en fecha tan lejana como 1960 de que…"…si los propósitos y los ideales que estamos llevando adelante en nuestra patria, si la semilla que estamos sembrando hoy la cuidamos celosamente, si las ideas que estamos sembrando hoy las cuidamos celosamente, si los principios que estamos estableciendo hoy los cuidamos celosamente, si la moral revolucionaria que estamos implantando hoy la cuidamos celosamente, dentro de 40 años, lejos de ser más débiles, estos ideales serán más fuertes.
Esta Revolución Cubana presenta muchas características que no hemos presenciado en otras revoluciones. La corrupción de los revolucionarios ha sido frecuente en otras revoluciones, el debilitamiento de los ideales ha sido frecuente en otras revoluciones. Y nosotros aspiramos a que en nuestra Revolución la moral y los ideales sean cada vez más puros, a que la conducta de nuestros hombres sea cada vez más recta, a que el fervor de nuestro pueblo sea cada vez mayor […] Los enemigos de la Revolución saben que si actuamos bien, jamás tendrán oportunidad de volver a apoderarse de la patria, y muchas cartas se han estado jugando contra nuestra Revolución, muchas formas se han estado usando contra nuestra Revolución para debilitarla o desacreditarla". (11)
Para el doctor Miguel Limia David, reconocido investigador cubano acerca de esta temática…"…para plantear adecuadamente el problema de la ideología de la Revolución Cubana es imprescindible tener en cuenta como punto de partida que toda ideología es una entidad de índole espiritual sistemática, teórica, que toma cuerpo en las relaciones entre los individuos a través de la correspondiente actividad social. Constituye un complejo sistema de puntos de vista e ideas donde se concientizan y valoran las relaciones de las personas hacia la naturaleza y entre sí. Por ello porta modelos relativos a la constitución de la realidad social, del individuo y de la actividad hacia el mundo, así como programas de actividad encaminados a consolidar o modificar el mundo existente". (12
A su vez, para el investigador Darío Machado Rodríguez, enfatizando en sus raices más que en su conceptualización en sí, la ideología de la revolución cubana… "…es martiana, marxista y leninista, se inscribe en la tradición socialista y comunista del pensamiento social. Pero no es menos cierto que durante decenas de años en la práctica política de la revolución cubana se asumía que nuestra ideología era el marxismo-leninismo, lo cual se identificaba con los contenidos considerados bajo esta denominación por los institutos políticos e ideológicos de la URSS y los países socialistas de Europa del Este. No faltaba razón cuando se establecía ese paralelismo porque como se afirma al inicio, la ideología de la revolución cubana es marxista y es leninista en tanto asume importantes principios y valores fundamentales sintetizados por los fundadores del marxismo y por Lenin. El asunto estribaba en que a la hora de comprender el funcionamiento de la ideología en la sociedad cubana no siempre se prestaba suficiente atención al proceso de ideas vivo, realmente existente en la sociedad cubana, algo advertido hace años por Fidel cuando afirmó que la ideología es conciencia y actitud de lucha". (13)
Al respecto se proclama en los documentos aprobados en el I Congreso del PCC, como…"… con la aparición del marxismo surge la primera y única ideología consecuentemente revolucionaria y científica en la historia de la sociedad". (14)
Afirmación tan rotunda está lejos de ser aceptada por otros muchos investigadores y especialistas. En la divulgada Wikipedia.com , a la que tienen acceso por Internet millones de personas, se valora a esta como el…"… conjunto de ideas existentes sobre la realidad, sistema general o sistemas existentes en la práctica de la sociedad respecto a lo económico, lo social, lo científico-tecnológico, lo político, lo cultural, lo moral, lo religioso, etc. y que pretenden la conservación del sistema (ideologías conservadoras), su transformación (que puede ser radical y súbita, revolucionaria, o paulatina ideologías reformistas), o la restauración de un sistema previamente existente (ideologías reaccionarias) […] Hablamos de ideología cuando una idea o conjunto de ideas determinadas interpretadoras de lo real son consideradas como verdaderas y son ampliamente compartidas conscientemente por un grupo social en una sociedad determinada. Tales ideas se convierten en un rasgo fuertemente identitario, de forma similar a la religión, la nación, la clase social, el sexo, partido político, club social, etc. y se forman tanto en grupos pequeños y cerrados como las sectas o grupos mayores y abiertos como partidarios de un equipo de fútbol…". (15)
En este caso no se identifica a la ideología como producto de su construcción por una clase social, afín a sus propios intereses, particularmente económicos, sin subestimar otros también esenciales más bien insertado en el mundo espiritual del hombre. A su vez contradictoriamente se le otorga carácter de individualidad, que permite tantas ideologías como sujetos de actividad.
Por el contrario Karl Marx y Federico Engels valoran en su célebre obra "La Ideología Alemana. Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, Bruno Bauer y Stirner y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas" como…"…la producción de las ideas y representaciones de la conciencia aparece al principio entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía aquí como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc […] La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real" (16)
Lo que nos hace retornar a la afirmación de Marx en su clásico Prologo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política" de que los hombres lejos de vivir como piensan, piensan como viven, producto de valorar su conciencia como reflejo de la realidad objetiva donde desarrollan su actividad. En las innumerables definiciones, conceptualizaciones y valoraciones sobre la esencia del término ideología y de sus connotaciones en no escasas ocasiones se excluye un aspecto fundamental. Su estrecha relación con las divisiones sociales del trabajo, el surgimiento de la propiedad privada nacida de la apropiación por determinados individuos del excedente ya posible de producción y consecuentemente de las clases sociales y sus antagonismos, hacen necesario el propio surgimiento del estado, como supuesto regulador de tales conflictos pero en realidad instrumento al servicio de la clase dominante, todo ello producto de un gradual y complejo proceso enjundiosamente explicado por Federico Engels en su escrito "El origen de la familia, la propiedad privada y el estado". Ya valoró hace siglo y medio como…"… el estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del estado y su poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del estado una necesidad […] la civilización es pues el estadio de desarrollo en que la sociedad, la división del trabajo, el cambio entre individuos que de ellos se deriva y la producción mercantil que abarca a uno y otro, alcanzan su pleno desarrollo y alcanzan su pleno desarrollo y ocasionan una revolución en toda la sociedad anterior. (17)
Solo entonces aparece la ideología, que tiene como portadora a cada clase social, como reflejo en las mismas de esas propias contradicciones objetivas, en forma de ideas políticas, éticas, éticas, jurídicas, religiosas, filosóficas, científicas y por supuesto, económicas. No obstante en general se percibe la ideología específicamente en su connotación política, que acorde al objetivo de nuestro trabajo adquiere particular importancia si la adscribimos a lo concerniente al pensamiento ético-político, lo que no significa verla desvinculadas de sus mutuas interrelaciones con las otras esferas, lo que no es posible.
En sus muchas acepciones se conceptualiza la política como…."…actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad. La utilización del término ganó popularidad en el siglo V A.C., cuando Aristóteles desarrolló su obra titulada justamente Política. El término proviene de la palabra griega polis, cuyo significado hace alusión a las ciudades griegas que formaba los estados donde el gobierno era parcialmente democrático" (18).
En ocasiones se la valora como rama de la moral, sin abandonar el criterio de obviar su carácter clasista y enfatizando en la concepción conocida de Rousseau acerca del estado como contrato social y mediador imparcial. En esa limitada visión… "…la política es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva, es un quehacer ordenado al bien común. Algunos autores presentan al uso legítimo de la fuerza, como la característica principal de la política. Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente. Esta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común". (19)
Muchos autores célebres se han dedicado al análisis del accionar político. Para Confucio, existe una estrecha relación entre el buen desempeño como gobernante con la aptitud ética, al considerar que solo un hombre virtuoso debe tener autoridad. Para Platón todos los sistemas políticos son corruptos por naturaleza por lo que el gobierno debía recaer en una clase educada para esa actividad, como eran en su criterio los filósofos. Por otra parte, Aristóteles asegura que la política es intrínseca a la naturaleza del hombre, por lo que es necesaria para vivir en plenitud moral. A su vez el controvertido Nicolás Maquiavelo valora, como reflejo de su época, que el fin justifica los medios, resumiendo una postura consistente en acceder a posiciones de poder mediante la utilización de subterfugios. Thomas Hobbes hace alusión a un hipotético estado de la naturaleza en que los hombres disfrutarían de una libertad absoluta, que inevitablemente tendría como consecuencia confrontaciones constantes, que harían necesario un contrato social. John Locke por el contrario se opuso a que el estado de naturaleza implicase una constante lucha mientras que Jean-Jacques Rousseau enriquece la idea de pacto social desarrollada por Hobbes y Locke y que constituye el núcleo central de su teoría social. John Stuart Mill enaltece a la democracia como un gran avance en el decursar histórico, y por último, Karl Marx nos reveló que toda forma de gobierno y por ende de estado, siempre expresa los intereses de una clase dominante. (20)
No puede faltar la visión teologicista de la misma. En este caso se ejemplifica como el 18 de noviembre de 1302, Bonifacio VIII emite la bula Unam sanctam en la que exponía la doctrina de un sistema jerárquico con supremacía pontificia afirmando, en la misma línea que sus predecesores Gregorio VII e Inocencio III, que…"…existen dos gobiernos, el espiritual y el temporal, y ambos pertenecen a la Iglesia. El uno está en la mano del Papa y el otro en la mano de los reyes; pero los reyes no pueden hacer uso de él más que por la Iglesia, según la orden y con el permiso del Papa. Si el poder temporal se tuerce, debe ser enderezado por el poder espiritual […] Así pues, declaramos, decimos, decidimos y pronunciamos que es de absoluta necesidad para salvarse, que toda criatura humana esté sometida al pontífice romano". (21)
Ya desde una visión más realista, para Cosme Cruz Miranda en su escrito "La política y su concepción marxista-leninista…"…la política es un fenómeno social donde intervienen la acción de las clases sociales, los mecanismos de gobierno y el estado en una relación social en que las acciones interactúan en funcionamiento del poder político o en la aspiración y lucha por obtenerlo…". (22)
En el Manifiesto Comunista se expresa claramente, en esa misma dirección, el papel desempeñado por las clases y la lucha de clases desde que surge el estado como institución nacida de la necesidad de los grupos dominantes en cada etapa del desarrollo social o Formación Económica Social como una necesidad vital por imponerse a las clases restantes no solo en el plano de las ideas políticas y éticas sino como instrumento de dominación que defienda sus intereses en el plano político, jurídico y económico.
Al respecto en este antológico documento político se valora como…"…toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva jerarquía social de grados y posiciones […] Hasta hoy, toda la historia de la sociedad ha sido una constante sucesión de antagonismos de clases, que revisten diversas modalidades, según las épocas. Mas, cualquiera que sea la forma que en cada caso adopte, la explotación de una parte de la sociedad por la otra es un hecho común a todas las épocas del pasado. Nada tiene, pues, de extraño que la conciencia social de todas las épocas se atenga, a despecho de toda la variedad y de todas las divergencias, a ciertas formas comunes, formas de conciencia hasta que el antagonismo de clases que las informa no desaparezca radicalmente". (23)
La sociedad actual, ya decursando la segunda década del siglo XXI, nos revela la reiterada confrontación de ideas contrapuestas entre clases, sectores y capas sociales, que se agudiza en esta época de asimetrías económicas, tecnológicas y socio-culturales. Las posibilidades crecientes de los medios de comunicación masiva y de las nuevas tecnologías de la información abren impensables perspectivas en nuevas esferas de confrontación ideológica o con una visión más optimista, la apertura a más amplias posibilidades del logro de relaciones internacionales basadas en la mutua comprensión y tolerancia a las diferencias de ideas, cultura y cosmovisiones religiosas. En ambas alternativas, la educación desempeñará un relevante papel en la formación de las nuevas generaciones, en un sistema de valores universales, que fomenten la necesidad de una coexistencia de la humanidad, en el marco siempre conflictivo de las disparidades ideológicas, sin el empleo recurrente a la violencia, los conflictos bélicos, el irrespeto al derecho internacional y a la soberanía de las naciones.
Las raíces de nuestra ideología: una propuesta de periodización
Como paso previo, al tratamiento de las fuentes constitutivas de las raíces de la Ideología de la Revolución Cubana resulta imprescindible, al menos para su más consecuente proyección metodológica, partir de una periodización que sirva de hilo conductor a la exposición del contenido propuesto por el autor e igualmente de comprensión para el lector, dado que todo estudio del pensamiento requiere de su debida contextualización si reconocemos que las ideas de una época son expresión de la realidad política, histórica, económica e ideo-cultura de esa propia época.
Por supuesto que ello no obliga que al argumentar las fuentes ya reveladas de la ideología de la Revolución Cubana, sea necesario recorrer cada una de las etapas y sus respectivos períodos, ya sea que por los límites espaciales de esas ideas, en nuestro decursar histórico, no lo hagan posible, o que por la índole y objetivo del trabajo, a criterio del autor, ello no sea necesario.
Como toda periodización esta se construye a partir del criterio personal de su autor, que generalmente puede o no coincidir con el de otros estudiosos del tema, lo que en definitiva siempre resulta beneficioso, pues las discrepancias sirven de indicadores fiables, generalmente, para el hallazgo más aproximado a la verdad.
3,1.- Etapa colonial (Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, hasta 1ro de enero de 1899.
3, 1, 1.- I período Antecedentes necesarios en la formación de nuestra identidad. Siglos XVI hasta últimas décadas del siglo XVIII. Breve caracterización:
Abarca la introducción y gradual consolidación en la sociedad colonial de las instituciones, legislaciones, filosofía y cultura feudales o semi feudales entonces imperantes en la metrópoli, notoriamente rezagada con respecto a la gran mayoría de los países europeos, que ya avanzaban por el camino del capitalismo promotor de la revolución industrial y de la expansión del comercio. El oscurantismo teologicista e inquisitorial, la intolerancia a toda idea portadora del progreso y en consecuencia, la imposición de la escolástica, como filosofía, método y concepción pedagógica, convertía a la ciencia en vasalla de la teología. Los niveles de educación de la inmensa mayoría de la población eran deplorables. Consecuencia del genocidio de la población autóctona se inicia desde los siglos XVI, XVII hasta mediados del XVIII la trata de esclavos africanos. Se va conformando gradualmente la economía de plantación, basada en el trabajo esclavo principalmente en las ramas cafetalera, tabacalera y azucarera. La ganadería ocupa un lugar importante en la economía colonial, así como la producción naviera, particularmente en astilleros ubicados en las cercanías al puerto de La Habana. Surgen los primeros núcleos poblacionales de alguna importancia, a partir de las primeras villas fundadas desde el siglo XVI, particularmente: Baracoa (15 de agosto de 1511), Santiago de Cuba (1515), Bayamo (5 de noviembre de 1513); Puerto Príncipe (Camagüey), Trinidad (principios de 1514); Sancti Spíritus (originalmente en junio de 1514 y en 1522 traslada a las márgenes del río Yayabo) y La Habana (originalmente en 1515 en la costa sur y trasladada en 1519 a su ubicación actual). Posteriormente se fundan otros núcleos s poblacionales que adquieren importancia ya sea por su ubicación geográfica junto a importantes puertos y bahías o a la especificidad de su economía, como Holguín, Matanzas, Cienfuegos, Pinar del Río y otras tantas. Ya desde la primera mitad del siglo XVIII se va consolidando la clase de los ricos hacendados criollos, con una cultura adquirida en gran medida en centros educacionales extranjeros, lo que permite que en su seno se vayan forjando aquellas personalidades que van a representar el reformismo ilustrado liberal de gran significación en el próximo período, que se inicia en las últimas décadas de la propia centuria.
3, 1, 2.- II período. Reformismo Liberal Ilustrado. Desde últimas décadas del siglo XVIII, hasta 10 de octubre de 1868, inicio de la guerra de independencia). Breve caracterización:
La notable influencia de las ideas nacidas en trascendentes hechos históricos como la Revolución Industrial (II mitad del siglo XVIII hasta inicios del XIX, particularmente en Inglaterra, que se extiende posteriormente a otras naciones y continentes); la Independencia de las antiguas 13 colonias inglesas (1783); el pensamiento ilustrado inglés y Francés Siglos XVII y XVIII); la Revolución Burguesa Francesa (1789 a 1794); la Revolución en Haití (1791-1804); los movimientos independentistas en América Latina (primera mitad del siglo XIX) así como los documentos programáticos originados por estos significativos hechos históricos, particularmente en cuanto a derechos humanos plasmados en sus constituciones, lo que necesariamente influye de manera significativa en las ideas de los pensadores más notables de la creciente oligarquía nacional, que a partir de la debacle de la industria azucarera y cafetalera de la vecina nación, acrecientan considerablemente sus fortunas. Parejamente el inicio de las guerras de independencia en el continente, lideradas por personalidades de la talla de Simón Bolívar, San Martín y OHiguins, de lúcido pensamiento ético político. No menos significativo en el nacimiento del reformismo liberal en Cuba lo constituye la implementación del llamado Despotismo Ilustrado, preconizado por la monarquía carlista e instrumentada por sus destacados ministros, que favorece la fundación en Cuba de la Sociedad Económica de Amigos del País (1793), la aparición del primer periódico propiamente literario, en Cuba, El Papel Periódico de la Havana (5 de febrero de 1792) y el arribo a Cuba de Don Luís de Las Casas, como Capitán General (1790), favorecedor de la apertura de la colonia en los aspectos económico y cultural a horizontes más promisorios así como el nombramiento del progresista obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa (1800-1832), quien estimuló el enfrentamiento al escolasticismo, entonces imperante particularmente en la educación. Este período más que ilustrar una tendencia política en el seno de la colonia, impulsa y consolida el fecundo, a la vez que complejo proceso de formación de nuestra identidad cultural y, con el protagonismo de personalidades, que a partir de diversas concepciones ideológicas, desde el reformismo, el anexionismo o el independentismo, pensaron por primera vez como cubanos, con sus propios intereses y objetivos y que desde diferentes ópticas y a partir de múltiples esferas del saber, propiciaron el progreso de la entonces colonia. son conocidas en Cuba, aunque sin estimular los afanes independentistas de los ricos criollos, temerosos de las secuelas para su fortuna de una revolución similar en Cuba. Ya en este período, desde inicios del siglo XIX se producen incipientes movimientos independentistas, prontamente aplastados por las autoridades coloniales, generalmente vinculados a aspiraciones abolicionistas y no apoyados por la poderosa clase de los ricos hacendados criollos. El sacerdote patriota Félix Varela y Morales, desde las páginas del periódico El Habanero 1824-1826), desde su exilio en Estados Unidos, es el primero que valora que el único camino posible, en ese contexto, es la independencia política de Cuba. Este período más que meramente ilustrar una tendencia política en el seno de la colonia, impulsa y consolida el fecundo, a la vez que complejo proceso de formación de nuestra identidad cultural y nacional, con el protagonismo de personalidades, que a partir de diversas concepciones ideológicas, pensaron por primera vez como cubanos, con sus propios intereses y objetivos y que desde diferentes ópticas y a partir de múltiples esferas del saber, propiciaron el progreso de la entonces colonia.
3, 1, 3.- III período: Inicio de las luchas por la independencia. Desde el 10 de octubre de 1868 hasta febrero de 1878, en que se firma el Pacto del Zanjón. Breve caracterización:
La miope política colonial y su sistemático proceder de hacer oídos sordos a los reclamos reformistas, su abusivo sistema de exacciones fiscales, el establecimiento monopolizador del comercio, la torpe intolerancia política y religiosa y su indiferencia ante el atraso educacional de sus habitantes y la permanencia de instituciones de marcado carácter semifeudal, inoperantes en las condiciones de la época, condujeron al nacimiento de las corrientes políticas del anexionismo primero (1845 hasta 1865) y del independentismo después. Con el alzamiento liderado por Carlos Manuel de Céspedes y otros hacendados criollos de la región oriental del país, de fortunas más modestas que los de las provincias occidentales y donde la cuantía de esclavos era significativamente menos numerosa. En el transcurso de la guerra nace la República en Armas; el Ejército Libertador, forja de innumerables héroes populares; la aprobación el 10 de abril de 1869 de un instrumento jurídico de alto valor patriótico como la Constitución de Guáimaro; la instauración de la Cámara de Representantes conformadora del poder civil, con grandes atribuciones; la prensa revolucionaria afín a ese ideal liberacionista y particularmente, el protagonismo de un cúmulo de personalidades de un pensamiento relevante en la esfera de las ideas y los valores, que aún nos trascienden. La corriente independentista, dentro del pensamiento político en la época, era portadora como uno de sus contenidos más loables, de sus aspiraciones a la soberanía nacional, el abolicionismo de la inhumana esclavitud a partir del reconocimiento como hombres libres a todos los habitantes del país, sin distinción de raza, sexo, creencias o condición económica; el respeto a los derechos del hombre y la igualdad plena de la mujer, entre otras. Diversos factores, como el regionalismo y la división en el seno de las filas revolucionarias, condujeron a la humillante firma del Pacto del Zanjón, el 10 de febrero de 1878, que no concedió ninguna de las dos demandas fundamentales que condujeron a la guerra: la independencia y la abolición de la esclavitud. Como símbolo de la intransigencia revolucionaria ante claudicaciones vergonzosas se produce la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878 (24), en la que Antonio Maceo y un grupo reducido de oficiales, opuestos al cese de las hostilidades, le expresan al general Martínez Campos, los motivos patrióticos de su decisión de continuar la lucha. Aunque truncos sus deseos por diversos motivos, el gesto queda en nuestra historia como ejemplo imperecedero de una irreprochable conducta ético-política.
3, 1, 4. – IV período: La Tregua fecunda. Desde el 15 de febrero de 1878 hasta el 24 de febrero de 1895. Breve caracterización:
Este relativamente prolongado espacio de tiempo entreguerras, sabiamente denominada como de tregua fecunda, tiene sus particulares especificidades. Por una parte estimula a los más pesimistas y conservadores a asumir las posiciones del claudicante autonomismo y es a su vez testigo del batallar incesante de José Martí por unificar voluntades, entre los veteranos de la anterior guerra y las nuevas generaciones, que piden su lugar en la trinchera de combate y que el Apóstol denomina acertadamente como "pinos nuevos". Al mismo tiempo despliega su laborar infatigable mediante innúmeros escritos y discursos, entrevistas y exhortaciones insufladas de optimismo y reclama, planifica, organiza, recauda y salvaguarda los recursos necesarios para la nueva contienda, donados particularmente por la inmigración más modesta. En aras de la unidad revolucionaria funda el periódico Patria el 14 de marzo de 1892 y unos meses más tarde, el Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril de ese propio año. Sus aportes a la formación de nuestra ideología, se nutren, ya sea en su diario bregar, primero desde el destierro en tierra española, apenas un adolescente recién liberado de presidio en las canteras de San Lázaro, posteriormente en su arribo a México, donde se destaca por su patriótica labor periodística; su peregrinar por Centroamérica y Venezuela, donde alterna en su labor como maestro y periodista y el inicio de su exilio neoyorquino, que deja como invalorable legado sus crónicas a diarios continentales, escritos y antológicos discursos, así como la culminación, ya en la medianía de la década de los noventa, los preparativos finales para la nueva contienda hasta su caída en combate, en tierra cubana el 19 de mayo de 1895. En este período se fundan las primeras organizaciones y periódicos defensores de los derechos de los trabajadores, muy vinculados entonces al gremialismo, marcados inicialmente por el ideario anarco-sindicalista, de gran pujanza entonces en la península y traído a Cuba por líderes como Saturnino Martínez y particularmente Roig de San Martín. Éste último evolucionará de posiciones políticas reformistas al independentismo. No es de extrañar que el primero de mayo de 1890 se celebre por primera vez en Cuba el Día Internacional de los trabajadores y dos años más tarde, se efectúe en La Habana, el primer congreso obrero del que se tenga constancia en nuestra patria..
3, 1, 5.- V Período: la Guerra necesaria. Desde el 24 de febrero de 1895 hasta el 1ro de enero de 1899. Breve caracterización.
El inicio de la última gesta independentista en la época colonial, el 24 de febrero de 1895, propició la profundización en la conciencia nacional, frente a las actitudes de autonomistas y los sempiternos anexionistas. La muerte en combate de José Martí, el 19 de mayo de 1895 y del Mayor General Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1896, resultaron traumáticos para los patriotas cubanos auque en cierta medida motivó a la continuidad de la lucha, enfrentados a serios peligros y amenazas. La primera de ellas el acecho del gobierno de los Estados Unidos, en busca de la oportunidad propiciatoria para la intervención y cumplimentar la secularmente anhelada anexión, todo ello, disfrazado de una retórica engañosa, supuestamente democrática y solidaria con el pueblo de Cuba. En la contienda surgen nuevas figuras y otras consolidan aún más su prestigio, como Máximo Gómez y Calixto García, por solo mencionar las más representativas. La campaña invasora del General Antonio, casi al inicio de la contienda, dejó asombrado al mundo, por la pericia militar desplegada, no obstante la desigualdad numérica y logística entre los dos ejércitos en conflicto. No obstante la llamada Reconcentración del Capitán General Valeriano Weyler, que costara la vida de decenas de miles de humildes campesinos, víctimas del hambre y las epidemias, la decisión de lucha de nuestro pueblo, al margen de apóstatas, oportunistas y traidores, se mantuvo firme. El ejército español, ya en los años finales de esa década estaba irremediablemente derrotado, carente de los recursos humanos, materiales y sobre todo morales, para continuar la contienda. La guerra, extendida ya a todo el país, permitía prever el fin próximo del dominio español en Cuba. La promulgación de las constituciones mambisas de Jimaguayú, el 16 de septiembre de 1895 y de la Yaya, el 29 de octubre de 1897 dieron continuidad a la fundamentación jurídica de la República en Armas. Ya cercana la victoria, que tanta sangre y sacrificio costase al pueblo cubano una poderosa amenaza se cernía sobre nuestro pueblo.
3, 1, 6.- VI período: Primera ocupación norteamericana. Desde el 1ro de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902. Breve caracterización:
Con taimada paciencia, casi desde su propia fundación, ya iniciado el siglo XIX, representativas figuras políticas norteamericanas expresan abiertamente sus criterios favorables a la anexión de nuevos territorios, incluida particularmente la entonces colonia española de Cuba, privilegiada por su estratégica ubicación geográfica y sus apetecidos recursos naturales.
La teoría de la fruta madura formulada por John Quincy Adams así como su concepción del Destino Manifiesto, que se puede interpretar como "América para los americanos" junto a las numerosas gestiones de esa nación ante el gobierno de Madrid para adquirir mediante compra el territorio cubano, atestiguan este avieso proceder. Con ese propósito fomentaron por todos los medios posibles la corriente política del anexionismo en la nación caribeña y que alcanzase gran auge entre 1845 y 1865, particularmente entre los ricos hacendados azucareros cubanos, defensores a ultranza del esclavismo y de sus intereses económicos de clase.
El 18 de abril de 1898, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la llamada "Resolución Conjunta (Joint Resolution)" donde se expresaba, en farisaica retórica, el derecho indeclinable del pueblo cubano de alcanzar su plena independencia.
Utilizando como pretexto la explosión del acorazado "Maine" en el puerto de La Habana, en misteriosas circunstancias, unos meses antes, en febrero del propio año, se inmiscuyen en la contienda librada por el Ejército Libertador contra España, cuando esta estaba prácticamente derrotada, y erigiéndose como única nación victoriosa, firma el Tratado de París el 10 de diciembre de 1898. Como supuesta "ayuda" al pueblo cubano, interviene con sus tropas militares en la colonia antillana el 1ro de enero de 1899, no abandonando el país hasta el 20 de mayo de 1902, con la fundación de la República mediatizada, una vez impuesta a la Constitución de 1901 la ominosa Enmienda Platt (25) con el pretexto de salvaguardar sus intereses en nuestra patria. Patriotas integrantes de la Asamblea Constituyente como Juan Gualberto Gómez, Manuel Sanguily y Salvador Cisneros Betancourt se destacan por su rechazo a la misma, desenmascarando sus verdaderos y espurios propósitos.
3, 2.- II etapa. La República mediatizada. 20 de mayo de 1902 hasta 1ro de enero de 1959.
3, 2, 1.- I período: Las primeras décadas en la naciente República. Desde el 20 de mayo de 1902 hasta el 20 de mayo de 1921, toma de posesión del Presidente Alfredo Zayas. Breve caracterización:
La fundación de la llamada República mediatizada o seudo república, pero república al fin, arrastraba como pesado lastre, entre otras limitaciones a su real soberanía, la imposición de la humillante Enmienda Platt, por las autoridades de ocupación y la "elección" como presidente de Tomás Estrada Palma, candidato preferido por los interventores, dócil a sus dictados y que ignominiosamente, caso único en la historia de Cuba y de cualquier nación que se respete, se vio urgido a renunciar a su ciudadanía norteamericana para ser constitucionalmente elegible. Al margen de la escasas prerrogativas que como nación supuestamente soberana, esta nos dejara, la economía del país, al influjo de los vaivenes de las "vacas gordas" y "vacas flacas" queda supeditada a los intereses de los poderosos inversionistas foráneos; nuestra cultura de profundas raíces ético-patrióticas, subsumida en otra muy distinta, apologetizadora de dudosos valores; se entroniza la más burda y éticamente reprobable politiquería, favorecedora de gobiernos no representativos de los intereses populares; el ejercicio del poder público en medio de más desenfada corrupción administrativa incentiva la profundización en la desigualdad social, entre los polos representados por una élite económica y socialmente dominante y una gran mayoría configurada por trabajadores, campesinos, intelectuales, estudiantes y demás sectores representativos.
José Miguel Gómez (1909-1913) y Mario García Menocal (1913-1917 y 1917-1921), mandatarios que suceden a Estrada Palma al frente de la nación, procedentes del sector más conservador de la alta oficialidad del Ejército Libertador, se revelan muy distantes por su turbia ejecutoria, de las aspiraciones martianas de lo que este concibe como paradigmático modelo de República. La primacía de las ambiciones personales, enrumbadas por la más burda politiquería, entronizada por los partidos electoreros Liberal y Conservador, provocará constantes conmociones sociales y revueltas que tiene su deleznable desenlace, en 1906, cuando Tomás Estrada Palma y su irónicamente llamado Gabinete de Combate, conminan al Presidente Teddy Roosvelt a ordenar una nueva intervención (1906-1909), que en honor a la verdad, en ese momento el gobierno norteamericano no desea, vistos ya cumplidos sus objetivos más inmediatos con la aprobación de la Enmienda Platt y la conversión de nuestra patria de colonia española en neocolonia yanqui.. Este período marca en realidad un tránsito de ideas, hábitos, tradiciones, costumbres e incluso instituciones, conformadas en cuatro siglos de coloniaje, intolerante, conservador y represivo, traspolado de una metrópoli rezagada del resto de Europa, respecto a las esferas socio-políticas y tecno-científicas, a un nuevo status, al menos jurídicamente, de nación soberana, que se deja sentir ostensiblemente. Ese reacomodo propio del contexto epocal constituye un antecedente complejo, pero acondicionador a futuras transformaciones, tanto de índole tanto material como espiritual.
A su vez, tales contradictorios y peculiares rasgos, favorecieron el surgimiento, en medio de la crisis, de destacadas personalidades en las esferas de la política, la cultura y otros campos de la producción tanto material como espiritual que realizaron importantes aportes, desde diversas posiciones ideológicas, al proceso de desarrollo y consolidación de nuestra identidad, y que aún perduran como valioso legado a nuestra ciencia y cultura.
3,2,2.- II Período: Radicalización del pensamiento revolucionario cubano. Del 20 de mayo de 1921 hasta el 8 de mayo de 1935 (asesinato de Antonio Guiteras Holmes). Breve caracterización:
En el decursar de las dos décadas iniciales de la República se va configurando una nueva generación, con sus personales criterios acerca de cómo darle solución a las acuciantes problemáticas que enfrenta el país, y fiel defensora de los intereses populares..
Importantes acontecimientos históricos tienen lugar en el período, como expresión de la creciente rebeldía de la juventud a los vicios, insuficiencia, y lacayismo de los gobiernos de turno, al capital foráneo y al manejo de los asuntos públicos. Es de destacar la continuidad de la lucha estudiantil por la reforma universitaria y la conocida como Protesta de los 13 (26). Asimismo los sectores obreros y campesinos van adquiriendo conciencia de clase para sí, lo que tributa a la creación de sindicatos, organizaciones sectoriales, asociaciones campesinas y partidos políticos, que desarrollan una activa oposición a la élite gobernante, salvaguarda de los intereses de la oligarquía nacional, partidos políticos tradicionales y los más notorios albaceas de las instituciones financieras extranjeras, acreedoras de los créditos otorgados con altos intereses a los gobiernos de turno. En ese contexto se fundan la Federación Estudiantil Universitaria (1922) (27) y el Partido Comunista de Cuba (1925) (28) y se fortalecen las organizaciones sindicales.
El período presidencial de Alfredo Zayas (1921-1925) caracterizado por el desenfadado intervencionismo en la política interna del país, del Enoch Crowder, fiel cancerbero de los intereses de los bancos prestamistas, que culmina en la instauración de la sangrienta dictadura de Gerardo Machado (1925-1933) intensifican la lucha popular y la notable cualificación de su ideario revolucionario.
En la etapa final del régimen machadista y particularmente tras su final derrocamiento por una huelga general revolucionaria el 12 agosto de 1933, la actividad mediadora injerencista del embajador norteamericano Summer Welles, acrecienta en el pueblo sus convicciones antiimperialistas.
El ascenso al poder de Fulgencio Batista, tras el triunfo el 4 de septiembre de 1933 del movimiento de clases y soldados, fraguado en el campamento militar de Columbia, contra el gobierno provisional encabezado por el político conservador Carlos Manuel de Céspedes y la antigua oficialidad machadista, da lugar a una junta de gobierno, integrada por tres personalidades de ideologías contrapuestas: la revolucionaria representada por Antonio Guiteras Holmes; la reformista encabezada por Ramón Grau San Martín y la evidentemente reaccionaria, liderada por el sargento-.taquígrafo, auto nombrado coronel, Fulgencio Batista y Zaldívar, taimado y astuto.
La misma, llamada Gobierno de los Cien Díaz, ejerce el poder por breve tiempo al ser derrocada Batista, en enero de 1935, con el apoyo de la embajada norteamericana, quien fragua asimismo el cobarde asesinato de Guiteras en el Morrillo, provincia de Matanzas, el 8 de mayo del propio año, cuando intenta viajar al extranjero para organizar la lucha armada revolucionaria. Con este deleznable hecho prácticamente se puede declarar finalizada en lo esencial, respecto al cumplimiento de los objetivos inicialmente propuestos, la denominada Revolución de 1933, no así en la influencia que su ideario ejercerá en futuros acontecimientos y en el protagonismo de personalidades surgidas de su seno.
3,2,3.- III período: Componendas políticas, corrupción administrativa y represión popular. Desde el asesinato de Antonio Guiteras hasta el golpe de estado de Batista el 10 de marzo de 1959 Breve caracterización:
Fulgencio Batista, figura funesta en la historia de Cuba, se constituye en una pieza clave para la élite de poder en Estados Unidos, siempre preocupados de sus inversiones en Cuba, y de sus fieles aliados de la oligarquía nacional. Hombre sin escrúpulos, desempeña el papel de demócrata cuando las condiciones del momento lo aconsejan o de feroz represor cuando resulte necesario a sus personales ambiciones de poder. Con sus turbias maniobras politiqueras logra aprovecharse de la miopía política de la dirigencia de los comunistas cubanos y su organización política, , que se compromete con su desgobierno, en alianza con los desprestigiados partidos tradicionales, que integran una coalición política que lo apoya tanto para las elecciones a la asamblea constituyente (1939), como a su candidatura en las elecciones presidenciales de 1940 e incluso en su gestión en su primer gobierno (1940-1944). De 1944 a 1952 se suceden los mandatos de los candidatos del Partido Revolucionario (Auténtico), Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, ejemplos antológicos de corrupción, promotores del gangsterismo oficializado, la más ramplante politiquería y la práctica de un amoral ejercicio del poder. En ese complejo contexto se consolida la trayectoria revolucionaria de Eduardo (Eddy) Chibás Ribas, que desde las filas estudiantiles desarrolla una activa oposición al machadato y posteriormente a Fulgencio Batista. Vinculado desde su creación, al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), liderado por Ramón Grau San Martín, mantiene una activa participación en la vida política nacional. Desilusionado por la inmoralidad administrativa que impera durante su mandato presidencial (1944-1948) crea el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) (1947) al que conduce a niveles nunca alcanzados de popularidad a partir de su poco usual trayectoria de líder incorruptible y de crítica sistemática al robo del erario público y a las componendas que se fraguan en las esferas oficiales del autenticismo y que se prolonga en el período presidencial de Carlos Prío Socarrás (1948-1952). En las filas de la Juventud Ortodoxa se irán formando los jóvenes que años después formarían la Generación del Centenario liderados por el joven abogado Fidel Castro. Su suicidio en agosto de 1951 mientras pronunciaba su alocución semanal por la emisora radial CMQ, conocida posteriormente como "El último aldabonazo", conmociona al país y propicia, contradictoriamente el retorno al poder, mediante un execrable golpe de estado, el 10 de marzo de 1952, de Fulgencio Batista.
3,2,4.- IV período: Entronización del crimen y la tortura por el batistato. La insurrección popular contra la dictadura como fragua de un fecundo ideario revolucionario. Desde el golpe de estado del 10 de marzo de 1959 hasta su derrocamiento, tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. Breve caracterización.
Varios factores favorecieron la realización del plan golpista que fraguaba Fulgencio Batista casi desde su arribo a Cuba, tras su cómodo exilio en Daytona Beach, en Estados Unidos, a costa del dinero robado al tesoro público durante su tortuosa estancia en el poder de 1933 a 1944. El primero de ellos resulta el descrédito de los gobiernos auténticos (1944 a 1952) y el suicidio del líder ortodoxo, Eduardo Chibás en agosto de 1951, sin lugar a dudas, el candidato con más posibilidades de ganar las elecciones fijadas para el mes de junio de 1952. El desgobierno del batistato propició el resurgimiento de los métodos más represivos contra el pueblo y la oposición solo comparables, y que en ocasiones supera, los utilizados por Gerardo Machado. La derogación de la Constitución de 1940 y la realización de la farsa electoral de 1954 le permite al régimen nuclear a su alrededor a oportunistas y politiqueros de toda laya. La mayor parte del período se caracteriza por la utilización de la lucha armada como instrumento de enfrentamiento a la dictadura. El frustrado asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de 1953; la criminal represión desatada tras estos hechos y la intervención del líder revolucionario Fidel Castro Ruz, en su auto defensa, en el juicio que se le sigue junto a sus compañeros, en octubre del propio año, conocido como La historia me absolverá; el recrudecimiento de la lucha clandestina; la fundación en 1955 del Movimiento 26 de Julio y un año más tarde del Directorio Revolucionario, liderado por el dirigente estudiantil José Antonio Echeverría; la llamada Conspiración de los Puros, protagonizada por jóvenes oficiales del ejército en 1956; el asalto al Cuartel Goicuría en Matanzas, por integrantes de la Organización Auténtica (OA), liderada por Aureliano Sánchez Arango, el 29 de abril de 1956; el desembarco de los expedicionarios del Yate Granma, el 2 de diciembre de 1956 y el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, son de grosso modo algunos de los hechos más significativos que tienen lugar durante el primer lustro de la tiranía. Aunque no pocos de ellos resultan intentos fallidos, no obstante permitieron elevar el nivel de conciencia del pueblo que se solidariza con la lucha armada como la única vía factible de alcanzar el triunfo frente a una tiranía apoyada abiertamente por el gobierno de los Estados Unidos. La consolidación del Ejército Rebelde en la provincia de Oriente y que a fines de 1958 extiende su esfera de actividades a la provincia de Las Villas, logra propinar, conjuntamente con las tropas del Directorio Revolucionario, derrota tras derrota a los militares batistianos, lo que obliga al tirano a huir de Cuba con sus secuaces más cercanos en la madrugada del primero de enero de 1959.
Nacimiento de nuestra identidad: el reformismo liberal ilustrado
Como expresáramos en nuestro trabajo "Pensamiento fundacional cubano: utopías y realidades" (Ver bibliografía):
"Ya iniciado el siglo XIX se percibe la agudización en la confrontación de intereses entre los ya identificables como criollos y peninsulares, dada la oportunidad, aunque limitada, que le brinda a la intelectualidad cubana, estrechamente vinculada a los intereses de los ricos hacendados insulares, la imposición del Despotismo Ilustrado aplicado por el monarca Carlos III y el apoyo del gobierno progresista en Cuba de Don Luís de Las Casas (1790-1796). Favorecido por esta coyuntura, muy vinculada a las vaivenes políticos de la metrópoli, ve la luz pública en nuestro país, el 24 de octubre de 1790, el denominado "Papel Periódico de la Havana", considerada la primera publicación propiamente literaria en la entonces colonia y que proporciona valiosa tribuna a representantes destacados de nuestro naciente pensamiento ilustrado, que exigen reformas políticas, económicas y educativas, muy distantes aún a los posteriores afanes independentistas.
Diversos factores propician las peculiaridades de la etapa, como el surgimiento de procesos políticos de gran conmoción social. En el campo de las ideas, estrechamente vinculado a estos hechos históricos, se destaca el nacimiento de la Modernidad, emblematizada por personalidades representativas de la Ilustración Inglesa y Francesa de los siglos XVII y XVIII respectivamente; del discurso democrático y cuestionador, contenido en los documentos programáticos y legislaciones jurídicas, inherentes a las mismas, así como el ideario emancipatorio de los principales próceres de la independencia americana, con especial relieve, por su atalayamiento visionario, del Libertador Simón Bolívar. Es relevante la influencia en el pensamiento cubano, de los postulados promovidos por pensadores de la talla de René Descartes (1596-1650), John Locke (1632-1704), David Hume (1711-1776), Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Denis Diderot (1713-1784) y Étienne Bonnot de Condillac (1714-1780); del ideario renovador de la Filosofía Clásica Alemana, en especial de sus principales representantes Immanuel Kant (1724-1804) y Federico Guillermo Hegel (1770-1831); las teorías económicas de los ingleses Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823) y las prédicas del socialismo utópico o Socialismo Crítico de Claude Henri de Saint Simon (1760-1825), Charles Fourier (1772-1837) y Roberto Owen 1771-1858), hasta arribar a mediados del siglo XIX, a la presencia de los gigantes del pensamiento, Kart Marx y Federico Engels. Estas corrientes ideológicas, que arriban a nuestro país con relativo atraso, ejercen una mayor o menor influencia, dadas las peculiaridades de nuestro desarrollo socio-histórico y las condiciones extremas de opresión, conservadurismo y retraso económico del sistema colonial impuesto a Cuba.
No menos importante, dado su papel propiciador en la construcción de nuestra identidad cultural y nacional, lo constituye el impetuoso desarrollo de la industria azucarera y cafetalera, a partir de la devastación de la economía haitiana y el incremento consiguiente de la trata y explotación del trabajo esclavo, que favorecen el nacimiento de una peculiar burguesía criolla, integrada por los ricos hacendados y hacedora de su propia intelectualidad, siempre en busca de un espacio de decisión política y protagonismo económico, aunque embridada por su permanente temor a las consecuencias de una sublevación de la población negra con la consiguiente pérdida de sus riquezas y privilegios.
Resulta perentorio conocer, para su más plena comprensión, como la conformación del pensamiento progresista cubano se matiza por la convivencia de diversas tendencias políticas, de inevitable basamento económico y clasista y desigual protagonismo, expresada en el reformismo, anexionismo, independentismo y autonomismo, los que contaron siempre con partidarios de determinada relevancia.
El mismo, no obstante, se gesta en su primera etapa, a partir del reformismo liberal, cuestionador del escolasticismo, irracional, teologicista y dogmático, que imperaba en la colonia, desde su propia conquista y colonización. Era lo que España nos podía ofrecer, dado su atraso, en casi todos los órdenes, con respecto a naciones como Inglaterra, Francia y Holanda, por solo citar las más representativas. Mientras que los Torquemada campeaban por sus fueros, en la península; en los otros lares, florecían las reformas, tanto en la producción material como espiritual.
El que pudiéramos catalogar como Pensamiento Ilustrado Cubano, contó con personalidades de singular relieve en todas las esferas del saber, aunque se destacan por la universalidad de su pensamiento, que les confiere el mérito de Padres Fundadores, a los sacerdotes José Agustín Caballero (1762-1835), Félix Varela y Morales (1788-1853) y al insigne maestro y humanista José de la Luz y Caballero (1800-1862). Estos hicieron aportes significativos a partir de sus personales concepciones políticas, filosóficas, pedagógicas y económicas, pero guiados por el amor consensuado a su patria y una eticidad renovadora. Sus exigencias se centraban en la racionalidad del pensamiento, opuesto al escolasticismo; la inserción de los avances científicos en las formas productivas y el proceso educativo; el cese de la subordinación del conocimiento al burdo teologicismo; la apertura a lo más avanzado del pensamiento universal, pero condicionado en su aplicación, a nuestras peculiaridades; una constante ocupación por el acceso de la educación al mayor número de personas, privilegiando en sus inicios a los hijos de familias criollas adineradas y posteriormente a sectores más amplios y secularmente marginados; propender al perfeccionamiento de los métodos pedagógicos, creación de escuelas de instrucción elemental y al destierro de las aulas universitarias de planes de estudio ya obsoletos; el acompañamiento a las reformas, del pensamiento filosófico propio, que aunque, inspirado en lo mejor de la Ilustración europea, no renunciaba a su electismo; no oponer como enemigos irreconciliables, las creencias religiosas individuales respecto a la adhesión al progreso científico; la construcción de una cultura, asentada en nuestras propias raíces e idiosincrasia; la utilización de la prensa escrita como medio por excelencia de divulgación de su ideario, y como factor esencial, una eticidad forjada en valores irrenunciables, como la justicia, el patriotismo, la solidaridad y el amor". (29)
No es posible valorar en su justa medida esa importante corriente de pensamiento sin concebirla en el contexto político y económico que genera con sus naturales matices y complejas contradicciones.
Como corrobora la experiencia histórica, regularmente se produce, aún en disímiles contextos epocales y contrastantes diversidades políticas, económicas y culturales, como precedente a todo proceso de transformaciones revolucionarias, un surgimiento renovador del pensamiento progresista, portador de la teoría consustancial a los cambios inevitables. Cuba no constituye una excepción.
Nuestra patria, sometida a una metrópoli colonial, de ostensible atraso socio-económico con respecto a las naciones europeas occidentales, nos lega sus instituciones, derecho, tradiciones, hábitos y costumbres, en una palabra, su cultura, evidente barrera a los aires renovadores que peculiarizan los siglos XVI, XVII y XVIII. El escolasticismo transmutado a la colonia antillana, aherroja todo pensamiento político liberal, filosófico, científico y pedagógico. La pesquisa inquisitorial de toda idea progresista se convierte en tarea esencial para la institución eclesial, supuesta monopolizadora de la verdad e incondicional del absolutismo monárquico, rebasadas ya las veleidades del Despotismo Ilustrado, desterrado del imperio ibérico por Fernando VII.
Como valora Carlos Rafael Rodríguez en su discurso del 16 de septiembre de 1964…"…es en los finales de ese siglo (Se refiere al siglo XVIII. N. del A.) cuando con la Revolución Francesa y sus repercusiones en Haití, que dieron fin al emporio de riqueza azucarera y cafetalera que los franceses habían logrado desarrollar en aquel sitio distante y también oprimido, surge en las cabezas de la naciente burguesía rural cubana la idea de que en el azúcar está el asiento verdadero de la riqueza….El burgués, sin ser todavía propiamente cubano y considerándose atado umbilicalmente a la metrópoli de la cual derivaba beneficios, encuentra en la sublevación de los esclavos de Haití, la oportunidad para heredar los mercados azucareros mundiales…" (30)
Contradictoriamente, esa nueva oportunidad de bonanza para los ricos hacendados criollos, siembra en ellos un acendrado conservadurismo político, bajo el constante temor a la sublevación de los esclavos, que como Espada de Damocles pende amenazante sobre sus crecientes riquezas, lo que retardará durante décadas su apoyo a cualquier intento independentista. De esta forma la ambición clasista y el anteponer la primacía de los intereses individuales a los nacionales, retarda significativamente el inicio del proceso de liberación nacional. Su propia ambición de ganancias, mediante la desmedida trata y la indignante explotación de la fuerza de trabajo esclava, genera nuevas contradicciones en el pensamiento de la naciente burguesía criolla. . Si consideramos la población esclava en Cuba así como de negros y mulatos libertos, desde las décadas finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, vemos como esta se incrementa notablemente. Observemos el siguiente cuadro:
Estas cifras denotan el creciente aumento del número de esclavos y de libertos, componentes definitorios de la población de color, que ya a partir de 1841 rebasa el millón de habitantes y que en 1861, unos años antes del inicio de la primera contienda independentista (1868) supera en varios cientos de miles esa cifra.
Ello acarreará la relativa frecuencia de sublevaciones de esclavos que en condiciones de cimarrones se establecerán en los llamados palenques y que constituirá una constante preocupación para las autoridades coloniales, y la burguesía esclavista cubana.
Existen otros datos de interés para interpretar correctamente los criterios imperantes en el contexto nacional y mundial, que se reflejará en los representantes de las diversas clases sociales, acorde a sus propios intereses e ideologías.
En la época que comprende de 1720 a 1850 se origina una desigual participación en el comercio mundial por países y regiones que refleja un asimétrico comportamiento del desarrollo, en países significativos, como se expresa a continuación estadísticamente:
Mientras resulta obvio el crecimiento de esa participación en el comercio mundial en otras potencias coloniales como Inglaterra y Francia, así como en la joven república norteamericana, resulta obvio el declive del mismo en España, no obstante la posesión de su emporio americano, víctima de un secular saqueo. El oro, la plata y demás valiosos recursos naturales extraído de sus colonias americanas, solo permiten incrementar el proceso de industrialización de sus vecinos.
Mientras el cultivo del tabaco, con escasa utilización del trabajo esclavo, se convierte en renglón exportable desde mediados del siglo XVII, a su vez los antiguos trapiches, particularmente en la región occidental de la colonia antillana, dan paso a los ingenios con la aplicación de nuevas tecnologías, como la maquina de vapor, desde fines del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX
Si la población en Cuba en 1775 era de 149 170 habitantes esta para 1846 se sextuplica.
Mientras que en 1775 el 56,19% de la población eran blancos y el 43,81% de color ya en 1846 los primeros constituyen el 47,37% mientras que la población de color la supera con el 52,63%. (32)
No es de extrañar que en la primera mitad del siglo XIX se produzcan serias divergencias entre abolicionistas, anexionistas, reformistas e independentistas, con una participación creciente de negros y mulatos, esclavos y libertos, en levantamientos contra las disposiciones de las autoridades coloniales.
No es dable obviar que la temprana presencia de negros esclavos en Cuba, desde el propio siglo XVI, debido al genocidio realizado contra nuestros aborígenes, da inicio a una práctica inhumana con amplias repercusiones en nuestro decursar histórico. No escasas de ellas de índole cultural y otras no menos importantes de carácter económico, histórico y sociológico.
El destacado historiador, versado en la temática, José Luciano Franco, hace alusión en su obra "Comercio clandestino de esclavos" como ya a fines del siglo XVIII el jesuita habanero José Julián Parreño, por atreverse a criticar la trata e incluso la propia esclavitud como tal, es expulsado de Cuba e incluso proscritos sus escritos filosóficos.
Otro dato interesante lo aporta Manuel Moreno Fraginals en su antológica obra "El Ingenio. El complejo económico social cubano del azúcar" donde afirma que la primera expedición dedicada con éxito a la trata, organizada por un criollo, culmina con el arribo al puerto habanero el 18 de septiembre de 1798 de un barco fletado por Luís Beltrán Donet, que transportaba 123 infelices negros traídos de Senegal, que le mereció ser felicitado por funcionarios de la Real Junta del Consulado.
Francisco de Arango y Parreño en dictamen ofrecido al Real Consulado, con fecha 17 de octubre de 1809, expresa, ante la creciente preocupación de los ricos hacendados esclavistas, por un lado de que sea suspendida la trata, y por otro, del perenne temor a una sublevación negra, similar a la de Haití que…"…además de ser pública la grandísima escasez que de este artículo poseen todos nuestros fundos rurales, nacida de su grande aumento y de las pequeñas entradas que ha habidos de negros bozales en estos últimos años, yo pienso que no es a la introducción de esclavos, sino a su mala distribución y ninguna policía, de lo que debemos temer: que los que se destinan al campo no se multiplican tanto, ni deben causar espanto si se pone algún esmero en fomentar y ordenar allí la población de blancos…" (33)
Al indagar sobre las primeras sublevaciones contra las autoridades coloniales en Cuba debemos necesariamente buscarlas en los alzamientos de esclavos convertidos en cimarrones y que lograron establecerse en palenques ubicados en lugares inhóspitos y apartados algunos de los cuales lograron enfrentarse con éxito a las tropas enviadas para su sometimiento.
Como bien valora el historiador Ramiro Guerra… "…se ha supuesto, generalmente, que la raza africana se sometió prácticamente sin protesta al régimen de esclavitud que se le impuso en Cuba, bien porque el sistema se practicaba en la misma África, porque el estado de ignorancia en que vivían los esclavos les hacía desconocer cuanto ocurría en el mundo e impedía que pensasen en mejorar su triste suerte, porque el aislamiento y la vigilancia a que estaban sometidos los privaba de toda posibilidad de coordinar una rebeldía de conjunto, o porque la degradación política y moral creada por la misma esclavitud, hecho que Saco daba por cierto, no sin sentimiento de su parte en su "Examen Analítico", los reducía a la condición de seres humanos casi desprovistos de la conciencia de su propio miserable estado. Un estudio atento de los hechos no permite aceptar esa vulgar conclusión histórica, repetida frecuentemente sin ulterior examen. Desde los primeros tiempos de la colonización, cuando los esclavos introducidos aún en vida de Diego Velázquez se fugaban a los montes y peleaban hasta morir, según e! testimonio de los contemporáneos, hasta el año 1762, en que avanzaban con sus machetes de calabozo a tratar de clavar los cañones ingleses durante el sitio de La Habana como pago de la libertad, el negro, como criatura humana, aspiró a ser libre, aun al precio de la muerte, siempre que pudo, en el palenque o en cualquiera otra forma. Después de la rendición de La Habana a los ingleses como antes de dicho acontecimiento, en Cuba siempre hubo cimarrones, es decir, negros libres en abierta lucha con sus dominadores; solo que la perpetua guerra civil mantenida por los esclavos se juzgaba como un crimen tal como la metrópoli calificó, en el transcurso de los años, la insurrección de los cubanos blancos contra el sistema colonial…" . (34)
Para el también historiador Pedro Deschamps…"…rebelión y fuga fueron objetivos permanentes en el diario quehacer de las dotaciones de esclavos en Cuba. Apenas iniciada la colonización de la isla, escasamente poblada y con un reducido número de africanos esclavizados, las crónicas registran, en el siglo XVI, la primera sublevación. En 1533, el poblado de Jobabo, en la región oriental, se inscribe en la historia de Cuba como el escenario de la protesta inicial de los siervos contra sus titulados amos. Abren este largo capítulo los negros wolof o yolofes, insumisos, rebeldes, levantiscos, al decir de las autoridades, y cuya importación se prohibió por incitar a los indios a rebelarse.
Nuestros historiadores burgueses, con las excepciones de rigor, ignoraron o callaron deliberadamente las rebeliones y consecuentes fugas de los esclavos; en tanto, escribieron "pasividad", su sometimiento "voluntario" al estado servil, su acatamiento al "amo". De ahí que quedara encerrado en el barracón del ingenio o del cafetal el grito del siervo rebelde. Por otra parte, la anotación o la reseña de una acción violenta a cabo por el esclavo era aceptar de hecho el reconocimiento de su inconformidad con la sociedad establecida, y ello constituía, de por sí, confirmación de la lucha de clases en una de sus tantas manifestaciones, como lo constituye, sin duda alguna, el choque frontal de las ansias de libertad del esclavo contra las aspiraciones de permanente dominio por parte del amo". (35)
Muchos son los hechos presentes en nuestra historiografía que corroboran tales asertos. Tomemos solo algunos ejemplos:
— En 1677, se rebelan los 275 trabajadores de las minas de cobre, en Santiago del Prado (El Cobre), Oriente; armados con chuzos, garrotes y picas, refugiándose en las montañas cercanas, estableciendo un palenque cuya historia recoge el profesor José Luciano Franco en La rebelión de los cobreros.
— En 1798 se produce el alzamiento de las dotaciones de esclavos en los ingenios de don Sebastián Peñalver, en el Mariel, y en el Nueva Holanda, de don Nicolás Calvo, en Güines, así como en el ingenio de Ponce de León, corral de Santa Cruz, a diez leguas al sudeste de La Habana; sublevación de esclavos carabalíes en la jurisdicción de Puerto Príncipe.
— En 1815 los cimarrones del palenque de Sigua invadieron las haciendas, potreros y cafetales del partido de Limones.
La región oriental, por sus características topográficas, contó con numerosos refugios de cimarrones, que constituyeron un reto al sistema esclavista e, igualmente, sucedió en la llamada Vueltabajo, que, a pesar de ser región más llana, permitió el establecimiento de palenques, principalmente en zonas cenagosas.
— En el año 1819 los cimarrones de un palenque cerca de Santiago de Cuba se sublevaron bajo el grito de Tierra y libertad. Su líder Ventura Sánchez fue sorprendido por un grupo de rancheadores en diciembre de 1819, por lo que prefirió darse muerte antes que ser apresado.
Igualmente en la región occidental, son frecuentes la fuga de esclavos convertidos en cimarrones y no pocos de ellos en "apalencados".
— Según refiere Don Fernando Ortiz en su antológica obra "Los negros esclavos" se producen en 1835 levantamientos de esclavos en Jaruco y Matanzas, como los ocurridos en el ingenio Carolina y en el cafetal Burato.
— El 12 de julio de dicho año los trabajadores de la tenería del catalán D. José Xifré, en crecido número, protagonizan una revuelta, dirigidos por Hermenegildo Jáuregui, conocido por Taita Hermenegildo
— El 25 de julio de 1838, 27 esclavos pertenecientes a la dotación del cafetal La Ciarita, propiedad de D. José Mazorra, escenificaron una violenta protesta contra el trabajo impuesto por el mayoral. y el contramayoral. Los sublevados estaban conformados por diversas etnias como: gangás, minas, criollos, lucumíes, congos y mandíngas.
—El 8 de abril de 1844, 33 trabajadores lucumíes, de la misma tenería de Xifré, liderados por los esclavos conocidos como Ramón y Nicasio protagonizaron una revuelta con el propósito expreso de alcanzar su libertad. Por la declaración de Salvador, esclavo de nación ganga, Nicasio, Ramón y Cristóbal ejercían gran influencia sobre los demás porque hacían uso de la que llamaban "brujería".
— En 1880, se cierra la etapa esclavista con la Sublevación del ingenio "San Jacinto" en Cabañas, Pinar del Río.
De acuerdo a la Ley con fecha 17 de mayo de 1867, en la que se establecen normas para la represión y castigo del tráfico de esclavos, llega a Cuba el último barco que transporta negro esclavos.
En 1880 España decreta la llamada Ley del Patronato, que mantiene la servidumbre bajo nuevas formas igualmente explotadoras e inmorales. En definitiva la metrópoli se ve obligada por las peculiares circunstancias de la época por Orden Real de la Reina Regente María Cristina a suprimir el denominado sistema del patronato, lo que determina la abolición formal de la esclavitud.
Nuestros Padres Fundadores: las ideas que nos sustentan
En el complejo contexto en que les corresponde vivir, donde coexisten tendencias ideológicas que reflejan las contradicciones epocales, el ideario ético-político de los justamente reconocidos por José Martí como los Padres Fundadores, sirve de basamento al nacimiento de nuestra identidad cultural y nacional, en ininterrumpido proceso de formación, consolidación y desarrollo.
Su pensamiento, aunque signado por diferentes matices, desde el reformismo, el anexionismo hasta el independentismo, nos revelan ya del nacimiento del sentir como criollos que transita gradualmente a la asunción a la más plena cubanía, con sus peculiares intereses y necesidades de clase.
5,1.- José Agustín Caballero (1762-1835)
Maestro de Varela y tío materno y preceptor de Luz, José Agustín Caballero, promotor del reformismo liberal en nuestra patria, de creencias religiosas profundamente arraigadas en una acendrada eticidad, al margen de sus vínculos con la clase privilegiada, trazó el camino, con su conducta ejemplar, a una juventud escudriñadora de su propio futuro, ejercitándola en el deber de pensar con cabeza propia, liberada de tabúes obsoletos, que obstaculizaran la búsqueda del conocimiento científico y el cultivo de un acendrado patriotismo.
En el siguiente escrito del sacerdote José Agustín Caballero uno de los fundadores del pensamiento filosófico cubano y personalidad relevante del Reformismo Ilustrado de fines del siglo XVIII, no obstante su pertenencia a la ideología de los ricos hacendados, se vislumbra su rechazo a la esclavitud, en ocasiones disfrazada en lenguaje conciliador y contradictorio cuando expresa como…"…no es mi ánimo hacer una descripción patética y horrible de estos calabozos, ni poner en sus coloridos sangrientos, para pintarlos más crueles que mazmorras de mahometanos: ya se ve que siendo prisioneros no pueden aspirar un olor santo, ni tener camas de rosas; pero al mismo tiempo que proscribe su práctica, me guardo de acreditar con mi pluma las imposturas que se han elevado a la Corte representándonos más crueles que con los cristianos, los enemigos antiguos del nombre de Jesús….".
Al describir los mismos expresa como…"…estas prisiones son muy malsanas; el aire demasiado craso e impuro de tales encierros, las espurcicias que exhalan los cuerpos negros, el gran calor, la vecindad a la casa de calderas, los excrementos que dejan, todo esto produce efectos perniciosos e influye mucho en su salud. Yo he visto sacar uno sofocado del calabozo, vivir muy pocas horas y expirar sin confesión. Cuando he visto a estos miserables que, después del peso del día, haraposos, encadenados, y tal vez hambrientos, bajan las escalerillas de la casa de molienda para entrar en su prisión, no he podido menos que volver el rostro para no mirarlos, horrorizado de que los antiguos nos dejasen esta práctica. Práctica nociva que a la madrugada les extrae de aquellos lúgubres encierros, y exhalados en sudor, abiertos los poros, los saca al campo, al aire húmedo, al frío y les produce constipaciones, pulmonías, dolores pleuráticos que acaban con ellos y nuestro dinero. Tan tristes efectos y el clamor de estas infelices víctimas de la malicia humana (que así los llamo porque creo es la esclavitud la mayor maldad civil que han cometido los hombres cuando la introdujeron)". (36)
Éste también se destacó por sus críticas al escolasticismo como concepción filosófica, que subordinaba el papel de las ciencias al teologicismo más burdo y conservador.
Para Caballero… "…una ciencia que no contiene más que frívolas cuestiones sin decidir las que parecen importantes, sino únicamente con probabilidades apoyadas sobre hipótesis, solo puede ser útil a un pequeño número de ignorantes, siendo como imposible que extienda sus límites, porque el deseo de saber que nace con el hombre, naturalmente lo condujo hacia la verdad y por lo mismo todo lo que carezca de ella no le puede fijar la atención. Cerca de veinte siglos no fue otra cosa la Física, que un ridículo laberinto de sistemas apoyados unos sobre otros, y por lo común opuestos entre sí. Cada filósofo se creía en la obligación de formar uno nuevo, y con esa multiplicidad de errores redundaba en descrédito de las opiniones filosóficas. Se añadirá a estos que los profesores de esta ciencia ponían particular cuidado en producirse con expresiones enigmáticas que solo ofrecía ideas confusas, inteligibles únicamente a los que querían convencerse, no por razón, sino por capricho. Los maestros se valían en sus explicaciones de palabras, que carecían de sentido y una docilidad mal entendida las admitía ciegamente, sin más razón que porque se introducían". (37)
La escolástica imperaba incluso en los planes de estudio y metodología educativa en la enseñanza universitaria. Para el filósofo, profesor e investigador cubano Pablo Guadarrama…"…aunque la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana fue la décima en América en fundarse por el poder colonial español en 1728 en el convento dominico de San Juan de Letrán, ya con anterioridad existían varias expresiones de educación superior en el seno de algunas de las órdenes religiosas establecidas en la Isla. Uno de los primeros antecedentes de la necesidad de crear una universidad en La Habana data de la solicitud con ese fin del dominico Fray Diego Romero presentada en 1670. Aunque no fue negada, tampoco fue propiciada de inmediato. Una segunda solicitud infructuosa también fue posteriormente procurada en 1688 por el teniente Luis de Soto. Solo en 1717 el dominico Bernardino de Membrive retomó la gestión realizada en 1700 por el también dominico Diego de la Maza, que tuvo mayor efecto. Una expresión de las obstáculos que encontró dicha fundación en algunos sectores de la Iglesia puede apreciarse en el hecho de que no obstante haber otorgado el Papa Inocencio XIII en 1721 un Breve Pontificial, por la cual autorizaba al Convento de San Juan y Letrán a otorgar grados académicos, hubo que esperar hasta el 5 de enero de 1728, para solucionar los aplazamientos presentados por el Obispo Fray Jerónimo Valdés, para poder inaugurar la Universidad oficialmente aunque hubo que esperar hasta el 23 de septiembre de ese año para su confirmación y aprobación final". (38)
Para los investigadores y profesores universitarios doctores Enrique Sosa Rodríguez y Alejandrina Penabad Félix en su enjundiosa obra Historia de la educación en Cuba…"….como resultado de la fundación en 1728 de la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana y del significado de esta, transformada en 1842 en Universidad Literaria, para la historia social, política y cultural de Cuba, la enseñanza superior recibió siempre mayor atención de los investigadores que los niveles primario y secundario de la educación. […] No obstante, desde los inicios, su existencia fue bastante conflictiva a causa del género de estudios imperantes por sus Estatutos; nació en pleno siglo XVIII el de las luces como universidad de hechura medieval atrasada para la época, no sólo por su proyección escolástica y dogmática sino por hallarse completamente desvinculada de los requerimientos socio-económicos de la colonia. En la Universidad de San Gerónimo, como en los seminarios existentes en la isla, los textos continuaron siendo las Sagradas Escrituras, los escritos de los Padres de la Iglesia, Aristóteles o la Summa de Santo Tomás. El griego Galeno (131-210) predominaba en Medicina y en Derecho, los Códigos del emperador Justiniano, cuyo gobierno había concluido desde el año 561 d.n.e. En el siglo XVIII la Universidad habanera no poseía cátedras de Matemática, Física y Química y toda la enseñanza se impartía en latín" (39)
Al respecto el propio José A. Caballero valora en su discurso pronunciado en la Clase de Ciencia y Artes de la Sociedad Patriótica de La Habana, el 6 de octubre de 1795 y publicado posteriormente en el Papel Periódico de la Havana con el título "Sobre la reforma de los estudios universitarios" que…"… el sistema actual de la enseñanza pública en esta ciudad, retarda y embaraza los progresos de las artes y ciencias, resiste el establecimiento de otras nuevas, y por consiguiente en nada favorece las tentativas y ensayos de nuestra clase. Esta no es paradoja; es una vergüenza clara y luminosa como el sol en la mitad del día. Más confieso simultáneamente que los maestros carecen de responsabilidad sobre este particular, porque ellos no tienen otro arbitrio ni acción que ejecutar y obedecer. Me atrevo a decir en honor a la justicia que le es debida, que si se les permitiese regentear sus aulas libremente sin previa obligación a la doctrina de la escuela, los jóvenes saldrían mejor instruidos en la latinidad, estudiarían la verdadera filosofía, penetrarían el espíritu de la iglesia en sus cánones y el de los legisladores en sus leyes; aprenderían una sana y pacífica teología, conocerían la configuración del cuerpo humano, saber curar sus enfermedades con tino y circunspección y los mismos maestros no lamentarían la triste necesidad de condenar sus propios juicios y explicar contra lo mismo que siente. ¿Qué recurso le queda a un maestro, por iluminado que sea a quien se le manda enseñar la latinidad por un escritor del siglo de hierro, jurar ciegamente las palabras de Aristóteles y así en las otras facultades? (40)
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