2) Valoración por medio de modelos matemáticos cuantitativos por firmas independientes: parece una idea aceptable al menos en lo que hace referencia a la palabra independiente.
3) Basado en el criterio de los Supervisores Bancarios: yo creo que aquí hay poco que añadir, lo que decidan ellos.
Cualquiera de las 3 opciones plantea serias dificultades y una mezcla de ambas ya sería complicarlo aún más, pero una alternativa que he leído en alguna web podría ser también viable y consiste en fijar un "valor justo" del precio del activo basado en comportamientos históricos (por ejemplo 10 años) y mantener este precio fijo durante un período de tiempo (5 años por ejemplo) con sus ventajas como pueden ser el evitar posteriores provisiones o depreciaciones e inconvenientes donde yo destacaría el saltarnos las normas contables de valoración de activos en cartera del balance que nos exige valorarlos al "mark to Market" o precio del mercado así como en una posible apreciación del activo el contribuyente no obtendría beneficio alguno
Aprovecho la ocasión para insertar un artículo que según fuentes corresponde a Carlos Marx y data de 1867 y se asimila en algo a la situación actual:
"Owners of capital will stimulate the working class to buy more and more expensive goods, houses and technology, pushing them to take more and more expensive credits, until their debt becomes unbearable. The unpaid debt will lead to bankruptcy of banks, which will have to be nationalized, and the State will have to take the road which will eventually lead to communism". Karl Marx, Das Kapital, 1867
"Los dueños del Capital (los bancos) estimularán a la clase trabajadora para que compren más y más bienes de consumo, casas, tecnología aumentando sus deudas hasta que comiencen a ser insoportables. La renuncia al pago de la deuda llevará a los bancos a la bancarrota, tendrán que ser nacionalizados y el Estado tendrá que dirigir la economía que eventualmente nos dirigirá al comunismo". Karl Marx, Das Kapital, 1867
– Bernanke: "Inversores, rendíos, os tenemos rodeados" (El Economista – 29/1/09)
(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)
La Reserva Federal va a por todas y no está dispuesta a que los mercados estropeen los enormes esfuerzos por su parte y por parte del Gobierno para enfrentarse a la crisis. Ayer lo dejó bien claro en el comunicado posterior a la reunión, que venía a decir que, aunque no puede bajar más los tipos, pretende controlar el mercado de bonos para que una subida de los tipos a largo no eche por tierra todas las medidas de estímulo.
El comunicado de la Fed, pese a pintar un panorama bastante negro para la economía, reconoce que las expectativas de crecimiento e inflación van a cambiar, y recuerda al mercado que puede ser peligroso ponerse en contra del banco central si la situación de los bonos se pone fea. De ahí que anuncie que está dispuesta a comprar bonos del Tesoro si es necesario para "mejorar las condiciones en los mercados de crédito".
En efecto, Bernanke espera una mejoría en el segundo semestre gracias a planes como el suyo de comprar activos hipotecarios por 500.000 dólares, que ya ha conseguido una bajada de los tipos de las hipotecas: "Una recuperación gradual comenzará a lo largo del año", afirma el comunicado, aunque admite que hay riesgos "significativos" para esta previsión. Asimismo, señala que está colaborando con Obama sobre fórmulas para rescatar al sector bancario.
Es decir, en la Fed saben que es probable que las expectativas mejoren en los próximos meses con el plan de estímulo del nuevo presidente y todo el dinero público que ya se ha gastado en rescatar bancos y otras empresas, y no quieren que dicha mejora se refleje directamente en unas expectativas más inflacionistas y tipos a largo más altos. Es decir, no quieren ver unos tipos que exageren al alza descontando la vuelta de la inflación después de que hayan exagerado a la baja por las expectativas de deflación (y por la demanda de activos seguros en medio del pánico financiero).
Concretamente, los analistas creen que la Fed no está dispuesta a ver los tipos a largo por encima del 3% y así se lo comunica a los mercados. La rentabilidad del bono a 10 años ha subido del 2% al 2,7% y la Fed dice que ya es suficiente. Básicamente, creo que quieren estabilizar el tipo a largo entre un 2% y un 3%: por encima del 3%, el mercado cruza la línea roja y pone en peligro la recuperación, a juicio de Bernanke.
Ahora bien, tampoco quiere que los bonos caigan por debajo del 2%, porque entrarían en terra incognita en la historia de EEUU, lo que podría acelerar una deflación prolongada. Es decir, la Fed está marcando un rango entre el 2% y el 3% para los bonos, aunque no lo va a reconocer, al menos por ahora.
Intervencionismo y más intervencionismo
El problema es que no está fijando ese rango para los tipos del mercado monetario, que son su responsabilidad, sino para el mercado de deuda pública, donde no debería haber ninguna intervención pública. La Fed está dispuesta a intervenir para controlar uno de los mercados más grandes que existen -mucho más que la bolsa-, lo que supone un acto de intervencionismo sin precedentes, aunque a la altura de la entrada masiva del Estado en el capital de los bancos.
Lógicamente, esta intervención va a alterar completamente el comportamiento de los inversores, que comprarán bonos en cuanto su rentabilidad se acerque al 3% y los venderán cuando caiga cerca del 2%. O tal vez eso es precisamente lo que pretende Bernanke, que el mercado haga el trabajo sucio con estos mensajes y que, al final, la Fed no tenga que comprar bonos directamente. Y a lo mejor, hasta le sale bien.
– La Cámara de Representantes de EEUU aprueba el plan de estímulo económico de Obama (El Economista – 29/1/09)
No ha habido sorpresas, pero supone una auténtica revolución de facto. La Cámara de Representantes de EEUU ha aprobado, con la oposición en bloque de los republicanos, el plan de estímulo de 816.000 millones propuesto por los demócratas. La oposición, minoría en la Cámara, ha rechazado lo que considera una propuesta de tintes socialistas y que sienta las bases de un Estado de bienestar a la europea. El plan costará lo mismo que la guerra de Irak y, junto a la propuesta paralela del Senado, elevará los niveles de deuda a cotas no vistas desde la Segunda Guerra Mundial.
Con 244 votos a favor y 188 en contra, los legisladores aprobaron un plan que incluye recortes tributarios para las familias y pequeñas empresas e inversiones en infraestructura y programas sociales en los próximos dos años. Todos los representantes republicanos y 11 demócratas votaron en contra, por lo que las aspiraciones bipartidistas de Obama quedan en entredicho.
El importe inicial del plan era de 825.000 millones de dólares, pero la oficina de presupuesto del Congreso estimó finalmente que el coste total del programa es de 816.000 millones, a lo que se sumó una enmienda de 3.000 millones el miércoles para financiar proyectos de transporte público.
Tras la votación 244-188, Obama llamó al Senado a aprobar el proyecto. "Estoy agradecido a la Cámara de Representantes por aprobar (el plan de) Recuperación y Reinversión hoy", afirmó el presidente por medio de un comunicado minutos después de la votación
"El plan pasa ahora al Senado, y espero que podamos seguir reforzándolo antes de que llegue a mi escritorio", dijo Obama, en una clara señal de que no ha renunciado a la idea de introducir reformas en el proyecto con el fin de lograr más apoyo republicano.
La votación definitiva se ha producido a las 23.15 GMT, momentos después de que se derrotara una alternativa presentada por la minoría republicana, que ha tachado el plan de estímulo de costoso e ineficaz para espolear la maltrecha economía. También se rechazó otra propuesta republicana para modificar el texto del plan.
Una auténtica revolución
La "bronca" que ha provocado el plan no es gratuita. Tal y como señala la edición digital de WSJ, los republicanos tienen serias dudas de si este plan no supone toda una "socialización" de la economía más que un plan concreto de estímulo ante una crisis excepcional -de hecho, buena parte del dinero se gastará en 2010 e incluso después- y traerá consigo la puesta en marcha de un Estado del bienestar a la europea.
Según el diario, el plan resume toda la filosofía de Obama, tal y como demostró en su discurso de investidura, resumida en la idea de una nación en crisis que ha ido más allá de los "argumentos políticos rancios" sobre el tamaño y el alcance del Gobierno.
Como señala un diputado republicano: "La estrategia que subyace en este plan es tirar miles de millones de dólares en cada uno de los departamentos de la Administración, cruzar los dedos y esperar lo mejor".
Así, la oposición republicana ha visto en el plan una clara apuesta por hacer resurgir al Estado como actor con mayor importancia en la esfera política -un concepto en clara retirada durante la Administración Bush y, por ende, muy arraigado durante las últimas décadas en la mentalidad estadounidense- y el claro riesgo de que, de conseguir los frutos deseados, el plan acabe beneficiando y fortificando políticamente al bando demócrata durante años.
Y es que aunque la mayor parte del programa, unos 526.000 millones, se gastará en 2009 y 2010, la inversión en algunos proyectos (como los dedicados a la educación) durará más allá de lo que se espera que dure la recesión, avivando el debate sobre el rol del Estado.
Entre las medidas sociales que incluye el plan se incluye el acceso a la sanidad de los desempleados, créditos para estudiantes y un impulso a las energías renovables, medidas que permanecerán durante todo el mandato de Obama. Entre otros, también habrá partidas de dinero destinadas a luchar contra las enfermedades de transmisión sexual, para fomentar el arte o para programas contra el tabaquismo.
Un plan de 647 páginas
El plan ante la Cámara Baja, de 647 páginas, tiene el objetivo de crear o preservar entre tres y cuatro millones de empleos, más inversiones en la infraestructura nacional y en proyectos energéticos, y ayudas para los desempleados y para los gobiernos locales y estatales.
En total, el proyecto de ley incluye poco más de 365.000 millones de dólares para la infraestructura nacional, 180.000 millones de dólares en ayudas para los desempleados y para otros programas sociales, y 275.000 millones en recortes tributarios (centrados sobre todo a las familias con menores ingresos) que incluiría un crédito de 500 dólares para cada trabajador.
Obama: "No hay tiempo que perder"
El presidente Barack Obama, que esperaba un apoyo bipartidista al plan, insistió en que en la economía atraviesa un momento "peligroso" y que "no hay tiempo que perder". El martes, siete días después de su investidura, Obama se desplazó al Capitolio para persuadir a sus detractores republicanos.
Pese a los intentos de Obama, los republicanos presentaron una alternativa con más recortes tributarios y que, a su juicio, costaría menos y duplicaría la creación de empleos. Así, la votación de hoy reflejó la disputa entre ambos partidos sobre el alcance y contenido del plan.
Durante un agitado debate, la mayoría de los demócratas insistió en que el plan creará empleos y fomentará el crecimiento económico, mientras los republicanos replicaban que los gastos fiscales son excesivos y que los recortes de impuestos no son suficientes.
– La Fed muestra señales de preocupación y está más cerca de comprar deuda del Tesoro (The Wall Street Journal – 29/1/09)
(Por Jon Hilsenrath)
La Reserva Federal de Estados Unidos dio ayer un pequeño paso hacia la compra de valores del Departamento del Tesoro al señalar que está preparada para hacerlo si estima que la medida representa un alivio significativo para los mercados de crédito. El banco central, sin embargo, no dio una señal clara de que pondrá en marcha la estrategia.
La Fed ha rebajado su tasa de referencia de corto plazo, conocida como de fondos federales, a casi cero y reiteró después de una reunión de dos días del Comité Federal de Mercados Abiertos que la tasa se mantendrá baja "por algún tiempo". Las autoridades ahora se están concentrando en nuevos programas de préstamos y compras de activos.
El banco central de EEUU también ofreció una sombría evaluación del panorama económico y se refirió a las crecientes preocupaciones de que la inflación pueda caer por debajo de los niveles considerados prudentes. "La producción industrial, la construcción de viviendas y el empleo continúan cayendo de manera aguda, a medida que los consumidores y las empresas recortan sus gastos", señaló la Fed en un comunicado divulgado después de la reunión. "Además, la demanda global parece estar desacelerándose en forma significativa".
La Fed tiene un cierto margen de maniobra porque dos de sus nuevos programas de préstamos se están reforzando. En uno, la Fed está comprando US$ 600.000 millones en valores emitidos o garantizados por firmas hipotecarias asociadas al gobierno: Fannie Mae, Freddie Mac, Ginnie Mae y los bancos Federal Home Loan. En el otro, proveerá financiamiento por hasta US$ 200.000 millones a inversionistas que compren valores ligados a préstamos de consumo.
Cuidado con la inflación
En el comunicado, el banco central dijo que compraría deuda gubernamental "si la evolución de los acontecimientos" sugiere que eso podría ayudar a aliviar la crisis de crédito. La Fed, sin embargo, no ofreció ningún plan para realizar dichas compras.
La adquisición de bonos del Tesoro podría resultar en una reducción mayor de las tasas. La iniciativa también podría mantener bajas las tasas de interés de una serie de préstamos ligados a valores del gobierno, incluyendo hipotecas y deuda corporativa.
Dichas medidas deberían ser fáciles de ejecutar para la Fed porque tiene la autoridad para comprar bonos del Tesoro y la división de mercado de la Reserva Federal de Nueva York tiene un largo historial de negociar bonos con operadores de valores. Pero la medida no está exenta de riesgos.
Uno de ellos es que la estrategia puede tener un efecto contraproducente. Una compra a gran escala de deuda gubernamental por parte de la Fed significaría que el banco central está ayudando al gobierno a financiar el creciente déficit fiscal al imprimir dinero, algo que podría desatar presiones inflacionarias. Si esa es la percepción de los inversionistas, los rendimientos de los valores del Tesoro podrían subir, en vez de caer.
Algunas autoridades de la Fed creen que el principal riesgo en este momento no es un aumento significativo de la inflación, sino su rápido declive. El índice de precios al consumidor, excluyendo bienes volátiles como los alimentos y la energía, se contrajo a una tasa anual de 0,3% en el cuarto trimestre de 2008, comparado con un alza de cerca de 2,5% en el mismo período de 2007.
"El Comité ve algún riesgo de que la inflación persista por un período a niveles que no son considerados ideales para estimular el crecimiento económico y la estabilidad de precios a largo plazo", declaró la Fed.
El panorama económico se ha deteriorado desde la última reunión de la entidad. A fines de esta semana, cuando el Departamento de Comercio divulgue sus cálculos preliminares de crecimiento para los últimos tres meses de 2008, se espera que muestre que la economía estadounidense se contrajo a una tasa de 5% o más.
En las últimas semanas, los analistas han revisado a la baja sus previsiones para el primer y el segundo trimestre de 2009, en respuesta a la gran ola de despidos anunciadas por las empresas estadounidenses.
En un informe divulgado el miércoles, el Fondo Monetario Internacional anunció que espera que la economía global crezca un 0,5% este año, el peor desempeño desde la Segunda Guerra Mundial.
De todos modos, hay algunas señales positivas en los mercados.
La tasa Libor, que los bancos se cobran para préstamos de corto plazo, por ejemplo, ha registrado un importante descenso de sus máximos de octubre respecto a la tasa de fondos federales. La Fed observa detenidamente los movimientos de la tasa Libor como un indicador de la tensión que existe sobre los mercados bancarios de financiamiento de corto plazo.
– La Reserva Federal se prepara para impulsar el crédito a los consumidores (El Economista – 29/1/09)
(Por Ainhoa Giménez)
La Fed tiene listo un nuevo plan que debería facilitar el acceso al crédito de los consumidores, en forma de tarjetas o préstamos para comprar coches, aunque no necesariamente a un tipo más bajo. Estos préstamos se derivarán de una iniciativa para resucitar el moribundo mercado de titulizaciones de crédito (asset-backed securities), esos títulos culpables del inicio de la crisis financiera allá por el verano de 2007.
Así lo reiteró en su comunicado posterior a la reunión del miércoles, en el que enfatizaba la necesidad de que el crédito vuelva a fluir hacia el consumidor individual porque "las condiciones de crédito para los hogares y empresas siguen siendo extremadamente duras".
El plan consiste en ofrecer hasta 200.000 millones de dólares a los inversores (normalmente bancos) que emitan titulizaciones con rating AAA respaldadas por nuevos créditos al consumo y a las pequeñas empresas. Algo parecido a las subastas de liquidez de nuestro Gobierno, que reserva un tramo a los bancos que den nuevo crédito, sólo que aquí estamos hablando de una pequeña parte de unas subastas que han adjudicado 9.000 millones de euros, y allí, de 200.000 millones de dólares.
Una vez que Bernanke ha bajado los tipos hasta cero, la principal munición de la Fed es su balance, que está usando masivamente para comprar o garantizar activos, algunos de los cuales, actualmente son ilíquidos por el hundimiento de su mercado. La medida más comentada es la posibilidad de que compre bonos del Tesoro para evitar que suba su rentabilidad, a la que se referencian la mayoría de los créditos bancarios. También afirmó el miércoles que va a ampliar otras patas de su plan para prestar a los consumidores, como la compra de deuda hipotecaria.
Sin embargo, el comunicado no dijo nada de la compra de bonos respaldados con créditos al consumo, ni tampoco de otros activos con problemas, como las hipotecas no residenciales. No obstante, la Fed de Nueva York ha anunciado que este programa de compras comenzará en febrero.
Estos planes, anunciados inicialmente en noviembre tras el pánico de octubre, pretenden rebajar los diferenciales de los créditos al consumo, que subieron desde Libor (equivalente al euribor en EEUU) menos un punto básico antes de la crisis hasta Libor más 140 puntos básicos en septiembre, y posteriormente se han disparado hasta 575 puntos básicos, es decir, 5,75 puntos porcentuales.
Con el pánico, la emisión de títulos respaldados por créditos se hundió; y si no se pone remedio, esto puede restringir todavía más el crédito al consumo. De momento, los dos primeros planes dirigidos a activos hipotecarios han tenido cierto éxito: los tipos de las hipotecas han tocado mínimos históricos este mes y el volumen de refinanciaciones ha crecido con fuerza.
Sin embargo, los expertos temen que el plan dirigido a los créditos al consumo no salga tan bien, ya que la Fed no actuará como comprador de último recurso como en el caso de los bonos hipotecarios. En vez de eso, estimulará a los bancos para que usen a la Fed como un proveedor de liquidez a tipos inferiores a los de mercado a cambio de bonos respaldados con nuevos créditos como garantía (colateral). Pero no hay ninguna garantía de que los bancos vayan a hacerlo.
En realidad es un poco más complicado, porque la Fed no ofrece el dinero directamente a los bancos que dan los créditos y luego los titulizan, sino a aquellas entidades como fondos de inversión o pensiones que compran esos bonos. Y a pesar de que pueden obtener dinero barato a cambio de esos títulos, los analistas no están convencidos de que sea lo suficientemente interesante para que vuelvan a comprar estos activos.
Además, existe el riesgo de que los bancos utilicen este dinero para tapar pérdidas en otros activos que tienen en cartera en vez de para bajar los tipos de interés de los créditos al consumo. En ese caso, los tipos seguirán igual de altos y el esfuerzo de Bernanke habrá fracasado.
– EEUU evalúa un rescate financiero en dos partes: "banco tóxico" y seguros contra pérdidas (The Wall Street Journal – 30/1/09)
(Por Damian Paletta, Jonathan Weisman y Deborah Solomon)
Con el correr de los días, empiezan a delinearse los contornos del plan del equipo económico del presidente Barack Obama para combatir la crisis financiera.
En un intento por diseñar una solución que no perjudique ni a los contribuyentes ni a los bancos, los principales asesores del mandatario estadounidense evalúan la posibilidad de comprar una parte de los activos tóxicos de la banca y, al mismo tiempo, ofrecer garantías parciales sobre pérdidas futuras.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, analizó el plan esta semana con el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.
Mientras su equipo económico ultima los detalles del plan, Obama intensificó el jueves sus ataques contra los mismos bancos que recibirían ayuda. El presidente catalogó la noticia de que los bancos otorgarían bonos multimillonarios a sus ejecutivos como "el colmo de la irresponsabilidad" y un acontecimiento "vergonzoso". Obama habló después de una reunión con Geithner en la Casa Blanca. "Llegará la hora en que generen ganancias y llegará la hora en que reciban bonos. Pero ahora no es el momento", señaló.
El rescate financiero forma parte de una serie de medidas contempladas por el gobierno estadounidense como parte de un paquete amplio de medidas después de meses marcados por rescates ad-hoc.
Se espera, por ejemplo, que el anuncio venga acompañado de un programa de gran alcance diseñado para prevenir ejecuciones hipotecarias. Otros elementos del paquete serían el plan de estímulo fiscal de US$ 819.000 millones que acaba de aprobar la Cámara de Representantes y que ahora está en manos del Congreso, la reforma de las agencias que regulan el sistema financiero y un esfuerzo para estabilizar a las automotrices estadounidenses.
Rescate bancario
La idea de combinar la compra de activos tóxicos de los bancos con la concesión de garantías parciales sobre otros activos incobrables intenta resolver uno de los problemas centrales para las autoridades: cómo eliminar parte de la cartera incobrable de los bancos sin obligarlos a asumir rebajas contables en otros activos.
Al comprar activos que ya están muy rebajados y asegurar los que no lo están, los reguladores podrían tratar de sortear el problema.
La idea es una de varias que el gobierno estadounidense baraja y parece ser un híbrido entre varias de las ideas que se han estado debatiendo durante el último mes. Fuentes cercanas resaltaron que la situación podría cambiar de un momento a otro, si bien muchos esperan que se tome una decisión la próxima semana.
Geithner habló sobre la última propuesta el miércoles por la tarde en una reunión con Bernanke, la presidenta de la Corporación de Seguros de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés), Sheila Bair y el Contralor de la Moneda, John Dugan, según fuentes cercanas. Geithner se reunió con su equipo de asesores el jueves durante el día y con el presidente Barack Obama por la tarde, como parte de una serie de reuniones semanales sobre la economía.
La idea más en boga es establecer un "banco tóxico", posiblemente gestionado por la FDIC, que compraría cierto tipo de activos que los bancos ya estaban tratando de eliminar. Debido a que los precios de estos activos ya están muy rebajados, venderlos al gobierno podría no deprimir el valor de otros activos en los portafolios de los bancos. Las entidades, sin embargo, podrían quedarse con grandes cantidades de activos de dudosa calidad en sus libros.
Bair, la responsable de la FDIC, había propuesto que este "banco tóxico", al que ha calificado como un "banco agregador", debería comprar cantidades más grandes de activos que los que estén en los libros de venta de los bancos. Funcionarios del Tesoro, no obstante, temen que esta opción podría resultar muy onerosa, según fuentes cercanas. El "banco tóxico" podría ser capitalizado con fondos del paquete de rescate gubernamental, conocido como TARP, aunque seguramente necesitaría otras fuentes de financiación, como por ejemplo la Reserva Federal. Su tamaño total podría alcanzar US$ 2 billones (millones de millones).
El segundo componente del rescate financiero ofrecería algún tipo de seguro de garantía para hipotecas, valores respaldados por hipotecas y otros préstamos que los bancos no venderán inmediatamente.
Esto se parecería a la estructura creada recientemente para proteger a Citigroup Inc. y Bank of America Corp. contra futuras pérdidas.
Los bancos probablemente se verán obligados a sufrir pérdidas iniciales si ciertos grupos de activos pierden valor y luego compartirían la responsabilidad por futuras pérdidas con el gobierno. Un acuerdo para repartir esta responsabilidad que se está evaluando estipula que el gobierno absorba el 90% de las pérdidas futuras y la institución financiera el resto.
Esta opción resultaría menos cara para el gobierno y permitiría a los bancos seguir gestionando los activos, pero también probablemente requeriría que las entidades financieras sigan manteniendo grandes cantidades de capital contra esos activos problemáticos.
El esfuerzo forma parte de un intento por crear una solución sistémica a la crisis financiera, que el gobierno ha tratado de contener durante más de un año. Muchas de las soluciones hasta ahora han sido intentos por resolver crisis aisladas, como las de Bear Stearns Cos., American International Group Inc., Wachovia Corp. y Citigroup.
– El Senado empieza a ajustar el paquete de estímulo (The Wall Street Journal – 30/1/09)
Congresistas buscan que los beneficios lleguen al sector de la vivienda
(Por Greg Hitt)
El Senado de Estados Unidos comenzó a maniobrar el jueves sobre los detalles de un plan de estímulo económico de casi US$ 900.000 millones, en medio de llamados por parte de demócratas y republicanos para asegurarse de que los empleos creados por la medida vayan a manos de trabajadores estadounidenses y no a empresas extranjeras o inmigrantes ilegales.
Los senadores Ben Nelson (demócrata del estado de Nebraska) y Jeff Sessions (republicano del estado de Alabama) quieren que las empresas que se beneficien del estímulo estén obligadas a verificar la ciudadanía de los trabajadores, bajo un programa del gobierno que actualmente es voluntario. En el proyecto ya se incluyeron estipulaciones de "comprar productos estadounidenses" con el objetivo de asegurarse de que artículos hechos en EEUU se utilicen en iniciativas financiadas por el paquete. Estas propuestas han causado temores en la comunidad empresarial de que otros países reaccionen con medidas comerciales que desfavorezcan los productos hechos en EEUU.
También hay presión en el Senado estadounidense para puntualizar el objetivo del paquete de estímulo con la intención de que favorezca de manera más directa al sector inmobiliario del país.
El presidente del Comité de Presupuesto del Senado, Kent Conrad, (demócrata del estado de Dakota del Norte), está impulsando una propuesta para extender el crédito fiscal para compradores de viviendas, que ahora sólo beneficia a quienes compran casa por primera vez. Entre tanto, el presidente del Comité Bancario del Senado, Chris Dodd (demócrata del estado de Connecticut), sugiere que se agregue al paquete una moratoria sobre los embargos de viviendas.
"La industria inmobiliaria es un tremendo acelerador" para la economía, afirmó. "Si puede generar actividad en el campo de bienes raíces, los beneficios son fenomenales para los mercados de crédito".
En medio de las negociaciones, los senadores republicanos más importantes están cuestionando el paquete, especialmente el gasto. Pero los senadores republicanos no rechazan la medida completamente.
La senadora republicana por el estado de Maine Olympia Snowe, que pertenece al Comité de Finanzas, se perfila como una contundente partidaria. "Simplemente debemos comenzar a restablecer la confianza entre los estadounidenses sobre el futuro de nuestra economía", afirmó en una declaración emitida luego de votar a favor del paquete de alivio fiscal en el Comité de Finanzas esta semana.
Además de la senadora Snowe, asesores legislativos sugieren que otros cuatro a seis senadores republicanos podrían brindar su apoyo.
La otra senadora republicana de Maine, Susan Collins, afirmó que quiere trabajar con sus "colegas en ambos lados del pasillo para desarrollar un paquete de estímulo definitivo que sin dudas revitalizará" la economía de EEUU. Pero le preocupa que no todo el gasto propuesto (un asesor señala una propuesta de investigación sobre gripe aviar) es apropiado para el paquete de estímulo. "Necesitamos lograr el balance correcto, el tamaño justo y la combinación adecuada de alivio fiscal y propuestas de gasto", afirmó la senadora Collins. "No estoy del todo segura de que hayamos alcanzando estas metas en este proyecto de ley".
Los defensores de la iniciativa respaldada por el presidente Barack Obama necesitarán algunos republicanos de su lado para asegurar que el proyecto de ley obtenga los 60 votos requeridos para ser aprobado por el Senado.
Los demócratas controlan la cámara alta con una mayoría de 58 contra 41, pero puede ser que no todos los senadores de este partido apoyen la propuesta de Obama. Nelson, un demócrata conservador, señaló que todavía no se ha comprometido a votar a favor del paquete. El senador quiere más gastos en infraestructura para crear empleos, pero también planteó inquietudes sobre varias propuestas de gasto, incluyendo una para investigación de los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU.
En la Cámara de Representantes, 11 demócratas votaron en contra de una versión diferente del paquete el miércoles. Ningún republicano votó a favor del proyecto de ley de US$ 819.000 millones, el cual ofrece una serie de alivios tributarios y una fuerte dosis de nuevos gastos para carreteras y puentes, mayores beneficios para los desempleados, ayuda alimentaria para los pobres, un servicio de banda ancha más amplio y renovaciones de escuelas y viviendas públicas.
En el Senado, los demócratas han buscado calmar las tensiones partidarias creando el marco para un proceso de enmiendas abierto, lo que permitiría a los republicanos proponer un número de alternativas.
El líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid, predijo que varios republicanos se subirán al tren cuando el proyecto de ley pase por el Senado y las negociaciones concluyan en un compromiso final sobre el paquete.
Para aumentar la presión sobre los senadores, una coalición que respalda el paquete de recuperación económica -que incluye grupos laborales y medioambientales-, anunció el jueves que transmitirá comerciales a lo largo del país para alentar a los republicanos a que voten a favor.
– EEUU sopesa prohibir la especulación con CDS (Cinco Días – 30/1/09)
Los primeros borradores sobre la regulación de los mercados de derivados en Estados Unidos han comenzado a circular. El último de ellos propone prohibir la compra venta de derivados de crédito si no se posee el subyacente que se trata de cubrir de un impago.
Los credit default swaps (CDS) son instrumentos derivados que se intercambian en mercados no regulados (out of the counter) y sin cámara de compensación, y que teóricamente permiten al tenedor de un bono cubrirse de un posible impago del emisor de ese activo. En los últimos años, y hasta el estallido de la crisis subprime, estos instrumentos han vivido una auténtica explosión y se han utilizado como herramienta de especulación por parte de los inversores institucionales que los compraban o vendían para obtener plusvalías con su apreciación de depreciación.
Hasta un 80% de las operaciones en el mercado de CDS, de un tamaño de 29 billones de dólares (22, billones de euros), las realizan inversores que no poseen el subyacente de cuyo impago cubre el derivado.
El borrador propone la prohibición de especular en este mercado si no se posee el activo subyacente, así como la creación de una cámara de compensación a través de la cual se crucen todas las órdenes. Esta cámara asumiría el riesgo de contrapartida del comprador y el vendedor del CDS.
La propuesta levantó ayer las críticas del mercado, especialmente de los hedge funds, que opinan que una limitación como ésa significará la muerte del mercado de derivados de crédito, porque reducirá la profundidad, la liquidez y la transparencia en la formación de precios.
La CE, en contra
El comisario de Servicios Financieros de la UE, Charles McCreevy, manifestó ayer en una entrevista que no es partidario de prohibir la especulación en el mercado de CDS, y alertó del riesgo de sobrerregulación. Sí abogó por crear una cámara de compensación.
– Davos: La intervención estatal obligará a bancos a ser más transparentes (Cinco Días – 1/2/09)
La intervención estatal tras el colapso del sistema financiero obligará a los bancos a ser más transparentes, a asegurar una gestión de riesgo prudente y a limitar las retribuciones de los ejecutivos.
En el Foro Económico Mundial que se celebra en la localidad suiza de Davos, los expertos financieros han destacado que la intervención estatal en los bancos va a obligar a las entidades a ser más transparentes en sus cuentas de resultados, en las que deberán mostrar sus productos financieros complejos.
Además, los bancos tendrán que ofrecer incentivos para evitar riesgos excesivos, asegurar una gestión de riesgo prudente y limitar las retribuciones a sus ejecutivos.
En la próxima reunión del G-20, que se celebrará el 2 de abril en Londres, se concretarán los principios comunes y las acciones para reformar los mercados financieros, dijo a Efe el presidente de una de las empresas que cotiza en el DAX 30 que prefirió no ser citado.
Algunos gobiernos estudian la creación de un "banco malo" (bad bank) para comprar los activos tóxicos no líquidos de muchas entidades.
Hasta ahora el Gobierno alemán ha manifestado que no lo va a hacer pero el diario Financial Times informó hoy de que en vez de establecer un "bad bank", el Ejecutivo germano quiere que los bancos creen vehículos individuales para mantener sus activos no líquidos, que serían respaldados con garantías estatales.
Una vez que los bancos alemanes se hayan desprendido de estos activos tóxicos, podrán pedir nuevas inyecciones de capital.
La intervención de los bancos se ha producido en la mayor parte de las economías avanzadas, como EEUU, Reino Unido y Alemania, e incluye medidas como adquisiciones negociadas, nacionalizaciones descaradas, créditos de emergencia, inyecciones de liquidez para levantar el mercado de préstamo a corto plazo y garantías estatales a los préstamos interbancarios, recuerda el Foro Económico Mundial en un informe.
Además, la crisis financiera ha impulsado la introducción o expansión de planes de seguros de depósito y riesgo.
Los bancos estarían obligados a comprar seguros para cubrir sus riesgos de pérdida y de este modo podrían limitar sus riesgos, se obtendría una estimación de mercado de este riesgo y reduciría el coste fiscal de los planes de rescate de los gobiernos, propone el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini.
Añade que ya que el sector privado no puede aportar el capital suficiente para asegurar los bancos, los gobiernos podrían proporcionar una parte.
Por otro lado, los bancos que no han sido nacionalizados van a notar los efectos de la intervención estatal ya que compiten con entidades respaldadas por garantías, algo que observó estos días en Davos Ana Patricia Botín, miembro del Consejo de Administración del Banco Santander y presidenta de Banesto, al destacar que los grandes bancos españoles pagan ahora un precio mayor por sus fondos que los alemanes.
La entrada de los estados en los bancos va a conducir a un incremento de la regulación de las entidades financieras que se benefician de los programes de rescate para asegurar que los fondos de los contribuyentes son gestionados correctamente.
A su vez, para minimizar nuevos riesgos financieros exagerados como los que ha creado esta crisis es necesario intensificar la supervisión bancaria.
El gobernador del banco central de Nigeria, Chukwuma C. Soludo, fue tajante al considerar que el motivo de la crisis fue "la falta de supervisión financiera en EEUU".
La quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers a mediados de septiembre de 2008 desencadenó el colapso del sistema financiero global ya que los bancos comerciales dejaron de prestarse dinero entre ellos, generando una subida de los tipos de interés interbancarios y una contracción generalizada del crédito que ha paralizado la actividad económica.
– Tribuna: Laboratorio de ideas Paul Krugman – Metidos en un lío (El País – 1/2/09)
Como cualquiera que preste atención a las noticias empresariales y financieras, estoy en un estado de enorme ansiedad económica. Como cualquier persona de buena voluntad, esperaba que el discurso inaugural del presidente Obama resultase tranquilizador, que indicase que la nueva Administración tiene las cosas bajo control. Pero no fue así. Terminé el martes menos confiado respecto al rumbo que va a seguir la política económica de lo que lo estaba por la mañana.
Para dejar las cosas claras diré que en el discurso no había nada malo que llamase especialmente la atención, aunque para quienes todavía esperan que Obama allane el camino hacia una atención sanitaria universal resultó decepcionante que sólo hablase del coste excesivo de la sanidad, sin mencionar ni una sola vez la precaria situación de quienes no tienen seguro médico o están escasamente cubiertos por él.
Uno también esperaba que a los redactores del discurso se les hubiese ocurrido algo más inspirador que un llamamiento a una "era de responsabilidad", lo cual, hablando en plata, es lo mismo que proclamó el ex presidente George W. Bush hace ocho años.
Pero la verdadera pega que le encuentro al discurso, en materia económica, es su convencionalismo. En respuesta a una crisis económica sin precedentes -o, más exactamente, una crisis cuyo único precedente real es la Gran Depresión-, Obama ha hecho lo que hace la gente de Washington cuando quiere parecer seria: ha hablado, de forma más o menos abstracta, sobre la necesidad de tomar decisiones difíciles y no doblegarse ante los intereses particulares.
Eso no es suficiente. De hecho, ni siquiera está bien. Así, en su discurso, Obama ha atribuido la crisis económica en parte a "nuestro fracaso colectivo a la hora de tomar decisiones difíciles y preparar al país para una nueva era", pero no tengo ni idea de a qué se refiere. Ésta es, en primer lugar, una crisis provocada por un sector financiero fuera de control. Y si no hemos sido capaces de controlar ese sector no ha sido porque los estadounidenses, "colectivamente", se hayan negado a tomar decisiones difíciles; los ciudadanos estadounidenses no tenían ni idea de lo que estaba pasando, y la mayoría de la gente que lo sabía pensaba que la liberalización era una idea estupenda.
O fíjense en esta frase de Obama: "Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando empezó esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, ni nuestros bienes y servicios menos necesarios de lo que lo eran la semana pasada o el mes pasado o el año pasado. Nuestra capacidad sigue intacta. Pero el tiempo de resistirnos a los cambios, de proteger intereses limitados y de posponer las decisiones desagradables, ese tiempo, sin duda, ha pasado".
Es casi seguro que la primera parte de este párrafo pretendía parafrasear las palabras que escribió John Maynard Keynes cuando el mundo se hundía en la Gran Depresión, y ha sido un gran alivio, tras décadas de denuncias maquinales del Gobierno, oír a un nuevo presidente expresar respeto por Keynes. "Los recursos de la naturaleza y los inventos de los hombres", escribía Keynes, "son exactamente igual de ricos y productivos que antes. El ritmo de nuestro avance hacia la resolución de los problemas materiales de la vida no es menos rápido. Somos tan capaces como antes de proporcionar un buen nivel de vida a todo el mundo… Pero ahora nos hemos metido en un lío enorme, después de habernos equivocado gravemente a la hora de controlar una máquina delicada cuyo funcionamiento no comprendemos".
Pero hay algo que se ha perdido por el camino. Tanto Obama como Keynes afirman que no estamos haciendo uso de nuestra capacidad económica. Pero la revelación de Keynes -la de que estamos en un "lío" del que es necesario salir- ha sido sustituida de algún modo por las frases de rigor de que esto es culpa de todos nosotros y de que tenemos que ser severos con nosotros mismos.
Recuerden que Herbert Hoover no tenía problemas para tomar decisiones desagradables: tenía el valor y la firmeza necesarios para recortar drásticamente los gastos y subir los impuestos frente a la Gran Depresión. Desgraciadamente, eso sólo sirvió para empeorar las cosas.
Con todo, un discurso no es más que un discurso. No cabe duda de que los miembros del equipo económico de Obama comprenden la naturaleza extraordinaria del lío en el que estamos metidos. Así que puede que el tono del discurso del martes no indique nada sobre la futura política de la Administración de Obama.
Por otra parte, Obama es, como su predecesor ha dicho, el que decide. Y va a tener que tomar algunas decisiones importantes muy pronto. En concreto, va a tener que decidir lo audaces que van a ser sus pasos para mantener en pie el sistema financiero, cuyas perspectivas han empeorado tan drásticamente que un número sorprendente de economistas, no todos especialmente progresistas, sostienen ahora que la solución de la crisis tendrá que pasar por una nacionalización temporal de algunos bancos importantes.
De modo que ¿está Obama preparado para eso? ¿O eran los tópicos de su discurso inaugural una señal de que va a esperar a que la sabiduría convencional termine por ponerse a la altura de los acontecimientos? Si es así, su Administración se va a encontrar con que se está saliendo peligrosamente de la curva.
Y no es así como queremos ver al nuevo equipo. La crisis económica empeora y se vuelve más difícil de resolver a medida que pasan las semanas. Si no actuamos pronto de forma contundente, puede que nos veamos metidos en el lío durante mucho tiempo.
(Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de Economía en 2008. © New York Times News Service, 2009)
– Banco bueno, banco malo (El Mundo – 1/2/09)
(Por Luis de Guindos)
La herida de los bancos se ha vuelto a reabrir y parece que sangra abundantemente. Las cotizaciones de las entidades financieras han caído con intensidad a ambos lados del Atlántico, pero llaman la atención especialmente los ajustes de precios en el Reino Unido y en EEUU, a pesar de que en algún caso las entidades están prácticamente nacionalizadas. La diferencia en esta ocasión, en contraste con lo que ocurrió en el mes de octubre pasado, la tenemos en que no se ha generado una sensación de pánico entre los depositantes, ya que se sabe que los gobiernos no van a dejar caer a ninguna institución y que antes se daría la nacionalización completa de cualquier entidad con problemas.
Sin embargo, las caídas no dejan de subrayar que el mercado y los inversores piensan que los bancos siguen todavía teniendo en sus balances pérdidas importantes por activos tóxicos, y que su capital es inferior a dichas pérdidas lo que les llevaría a un neto patrimonial negativo. En estas circunstancias, resulta imposible que se recupere la confianza y que los bancos se presten entre ellos y a terceros. El origen del rebrote de desconfianza se encuentra en la virulencia de la recesión en todo el mundo, que extiende y amplifica las pérdidas en los balances bancarios, y ello a pesar de los planes de ayuda puestos en marcha por los gobiernos en los últimos meses.
En estos momentos se piensa que sólo una parte de estos planes de ayuda de los gobiernos ha sido exitosa, aquélla que elevó la garantía máxima ofrecida a los depósitos y que se comprometía a no dejar caer a ninguna entidad. Sin embargo, respecto de las actuaciones concretas para garantizar la solvencia de los balances bancarios existen bastantes dudas de que hayan sido las adecuadas. Hemos pasado de proponer que lo más adecuado era comprar los activos tóxicos, según el Plan Paulson inicial, a pensar que lo mejor era recapitalizar los bancos, como en el primer plan británico, a ver cómo en algún caso concreto se ofrecían coberturas a los bancos si las pérdidas de una cartera de préstamos excedían un determinado porcentaje de su valor.
Puede que los esfuerzos realizados hasta ahora hayan sido inútiles para hacer frente al problema real de los bancos, esto es, la necesidad de eliminar los activos problemáticos de sus balances, y que mientras esto no ocurra será imposible recuperar la confianza. No podemos olvidar que la causa última de la crisis se encuentra en un exceso de deuda concedida que ha financiado unos activos, principalmente inmobiliarios, sobrevalorados. La salida de la crisis pasa por tanto por el ajuste de dichos excesos tanto de sobreendeudamiento como de sobrevaloración y ello genera grandes pérdidas en los activos bancarios. Para ello, se vuelve en estos momentos la mirada hacia la experiencia sueca de los primeros años 90, que resultó bastante exitosa en la solución la crisis bancaria que sufrió el país escandinavo y que se conoce como el modelo de banco bueno-banco malo.
Las autoridades suecas consideraron que el único modo de hacer frente a su crisis bancaria consistía en eliminar de los balances bancarios todos los activos tóxicos, mediante su división en dos entidades completamente independientes. La original vendía los activos problemáticos a una nueva entidad -el banco malo- a precios de mercado, con lo que aquélla se quedaba en última instancia sólo con los de calidad, convirtiéndose en el banco bueno. Ello generaba importantes pérdidas en el banco original, que era recapitalizado por el Gobierno o, en última instancia, liquidado mediante su venta a un tercero. Los accionistas lo podían perder todo pero los depósitos estaban garantizados. La gran ventaja de la aproximación del Gobierno sueco fue que proporcionó un enfoque sistemático de cómo abordar la crisis bancaria que iba al núcleo central del problema: el reconocimiento de las pérdidas en los préstamos concedidos y su extracción radical y definitiva de los balances bancarios. De este modo, el banco bueno se podía centrar de nuevo en el negocio habitual y generar confianza frente a terceros.
El plan sueco tuvo un coste importante en términos presupuestarios -las crisis bancarias suelen ser siempre muy caras- pero facilitó una salida relativamente rápida y limpia del problema. Por ello, la fórmula del banco bueno-banco malo se muestra muy atractiva y en estos momentos está originando bastante atención. Su principal inconveniente, si se puede definir así, es que exige, para ser efectiva, transparencia absoluta respecto de los préstamos tóxicos y las pérdidas acumuladas, de modo que si la venta de estos activos se realiza a precios de mercado se puede poner de manifiesto que los bancos carecen de capital para hacer frente a las mismas y que, por tanto, son insolventes.
En estos momentos, se considera que la banca internacional cuenta todavía con un volumen muy elevado de activos tóxicos, que podría exceder los 2 billones de dólares. Estas cuantías llevarían necesariamente a que, en determinados países como el Reino Unido, los gobiernos deberían nacionalizar gran parte de sus sistemas bancarios con los problemas que ello conlleva. Por eso, el Gobierno británico prefirió, en un primer momento, explorar la fórmula de la recapitalización más que la de la adquisición de activos a precios de mercado. Sin embargo, ello supone en última instancia retrasar la solución definitiva del problema y hacerla más costosa -en términos de recursos- y dolorosa. Puede que al final en una y otra alternativa gran parte de la banca acabe nacionalizada o con una participación importante de los tesoros en su capital, y que, además, como en el caso británico, se acabe generando una crisis cambiaria y presupuestaria que se adicione a la bancaria inicial.
Una de las lecciones fundamentales de las crisis bancarias que han ocurrido a lo largo de la Historia es que su solución siempre acaba requiriendo que afloren todos los problemas y las pérdidas de los balances, ya que es el único modo de recuperar la confianza. Los parches acaban convirtiéndose siempre en una especie de tortura. Esa es la realidad. Algunos la aprenden más pronto y otros más tarde, pero estos últimos acaban pagando siempre un precio mayor.
– ¿Es el banco malo una buena idea? (Cinco Días – 2/2/09)
(Por Ana B. Nieto)
Los rumores de que el Gobierno de EEUU planea crear un banco estatal "malo", con los activos tóxicos que ahogan a la banca privada, tomaron cuerpo a lo largo de la semana pasada para desinflarse a última hora del viernes. En Wall Street, esta posible iniciativa y la toma del timón por parte de Sheila Bair (presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos) se han recibido como la lluvia en el desierto y las dudas sobre su viabilidad pesaron en la Bolsa en la última jornada de enero.
La pregunta que surge es si es una buena idea crear un banco malo. No hay consenso, lo que es seguro es que la estrategia es muy compleja. Un banco malo o tóxico no es exactamente un banco porque no opera como tal. En realidad, es una entidad especial que compraría los activos tóxicos que ahora tiene la banca privada en sus balances hasta que éstos lleguen a término o puedan venderse en el mercado cuando vuelva la liquidez.
Una vez libres del peso que suponen esos activos, la teoría dice que las entidades deben recobrar la confianza de los inversores y del mercado interbancario. Eso permitiría que empezase a fluir el crédito, ya que la banca no tendría que guardar el dinero que posee para mantener los ratios mínimos de capital y evitar la insolvencia.
El dinero para este banco malo lo pondría el Gobierno, con fondos del TARP (el plan de salvamento) apoyado con préstamos de la Reserva Federal. No es una solución que sólo se contemple en EEUU. En Europa es algo que ya estudia la Comisión; además, según Financial Times, Alemania prepara un plan para derivar los activos tóxicos hacia, no un único "banco malo", sino una serie de entidades ad hoc.
En la práctica, el mal banco es muy complicado de crear. Para empezar, porque para que esta entidad estatal compre los activos a los bancos privados, éstos tienen que ser valorados, y ese es el gran dilema (y el problema moral). Si el Estado paga el valor de mercado, la banca privada tardaría cinco segundos en ser insolvente, por lo que además habría que recapitalizarla. Si el precio que se acuerda es el del valor que tienen ahora en los libros, el Estado (léase los contribuyentes) estaría beneficiando a los accionistas de la banca en detrimento del Tesoro, porque además de pagar de más también será necesario que el mercado experimente una fuerte recuperación para obtener un cierto rendimiento aceptable en el futuro. Un paliativo sería obligar a los accionistas a participar en el banco malo.
Por otro lado, y a estas alturas de la crisis, ¿cómo distinguir un activo tóxico del que no lo es? La crisis subprime derivó en metástasis hace meses y los problemas van más allá de las titulaciones de hipotecas.
El banco malo podría ser enorme. Según una reciente nota de Goldman Sachs, "la compra de hipotecas en problemas y deudas de consumidores podría requerir 4 billones de dólares (3,2 billones de euros)".
Trazar la línea entre lo puro y lo corrupto es difícil porque también existe lo corrompible. Si por efecto de la crisis los activos que el banco privado se queda se deterioran, el mazazo a la confianza sería épico y el esfuerzo del Gobierno, baldío.
Montar esta ingeniería financiera tomará tiempo y eso es algo que en la actual situación es casi un lujo. Aunque en Wall Street hay muchos abogados para esta idea, también hay detractores. El Nobel Paul Krugman cree que lo más efectivo es que el Gobierno tome posesión de los bancos en peligro y luego transfiera sus activos tóxicos a una institución especial (Resolution Trust Corporation). Cuando se saneen, se vuelven a colocar en el mercado. Krugman critica que los accionistas puedan beneficiarse gracias a los contribuyentes.
Douglas Elliot, ex banquero de inversión y miembro de la Brookings Institution, considera que la mejor opción es una combinación de garantías estatales sobre activos tóxicos y una "nacionalización suave", es decir, que sea una toma total del control sólo en el caso de bancos muy débiles.
Elliot cree que los beneficios de un banco malo se pueden obtener igual con garantías y evitando las desventajas de tener que seleccionar activos y valorarlos, porque con estos avales no es un problema ya el precio. Además, parte de las pérdidas serían asumidas por el banco privado. Es algo que ya se ha hecho con Citi y Bank of America. Por último, los gestores de estas entidades, puesto que conocen sus carteras estarán más capacitados para entenderlas que unos directivos nuevos. Se evita burocracia y cada banco tendrá una solución a medida.
– Los "swap" de impagos de créditos en el centro de las críticas (Expansión – 2/2/09)
Cuando la renta variable se hundía a un ritmo demasiado alto, las autoridades de todo el mundo demonizaron la posiciones cortas de venta. Ahora que la deuda ha salido a escena, los swap de impagos de créditos (CDS) son el objeto de las críticas. Collin Peterson, presidente de la comisión agrícola de la Cámara de Representantes de EEUU, ha elaborado un proyecto de ley que propone, entre otros puntos, que todos los contratos "desnudos" de CDO -donde los participantes no poseen realmente el crédito o bono subyacente- sean prohibidos de forma inmediata, eliminando tal vez el 80% del mercado.
Este populismo es comprensible: la reputación de los políticos corre poco riesgo de sufrir daños ensañándose con los banqueros. Pero la propuesta es absurda. Sí, los CDS fomentaron la autocomplacencia. Si un banco vendía protección a un homólogo a 600 puntos básicos, y la adquiría de otro a 400, todo el mundo estaba conforme sin importar lo que sucedía con el activo subyacente -o con cada parte-. Pero las decisiones tomadas por las filiales de CDS de los bancos no eran más abyectas que las efectuadas en las finanzas apalancadas o en las mesas de negociación de titulizaciones, o en el comité de remuneraciones.
Como en casi cualquier otra clase de activo, la retirada de los hedge fund ha dañado la liquidez de los CDS: tal vez dos tercios de los creadores de mercado por número, y un tercio por capacidad, se hayan marchado. Pero, después de que la confianza se pusiera a prueba con la quiebra de Lehman Brothers, está emergiendo un mercado más duradero. Las cámaras de compensaciones centralizadas, que reducirían el riesgo de los homólogos, están aportando un nuevo ímpetu.
Entretanto, la gigantesca madeja de contratos apilados se está desenmarañando.
El valor teórico bruto se ha reducido a la mitad desde junio, hasta los 28 billones de dólares (21,8 billones de euros), según la Depository Trust & Clearing Corporation (la casa de compensaciones y liquidaciones estadounidense); las pérdidas potenciales reales -la protección vendida menos la adquirida- probablemente sea una décima parte de esa suma. Dados los enormes márgenes de las ofertas y la reputación empañada de las agencias de rating, muchos inversores consideran que los precios publicados de los CDS son el mejor indicador que existe del riesgo crediticio real. Debería dejarse que los adultos restantes sigan adelante con ello.
(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)
– La gran mentira del crédito (El Confidencial – 2/2/09)
(Por S. McCoy)
Todos estamos más o menos de acuerdo en que lo que determina la violencia y profundidad de la crisis actual es la existencia de una enorme masa de crédito respaldada por activos sobrevalorados. ¿Hasta qué punto? Bueno, lo explicaba fenomenal, como casi siempre, Martin Wolf en su columna en Financial Times del pasado miércoles: a cierre del tercer trimestre de 2008, la deuda norteamericana, país sobre el que centraba su análisis al ser el epicentro del terremoto que nos sacude, suponía un 358% de su PIB, por encima del 300% que condujo a Estados Unidos a la Gran Depresión. Por traducirlo al román paladino, por cada unidad de riqueza de la nación, el Estado y el sector privado deben 3,5 (no ha habido sustanciales variaciones en estos cuatro meses). No está mal. Pero no se vayan todavía, que aún hay más. Wolf recordaba en esa misma pieza que, frente a lo que había ocurrido en los años 30, o incluso en el Japón en los 90, los titulares de dichos créditos no son principalmente miembros del tejido empresarial no financiero, sino los propios bancos, por una parte, y los particulares, por otra. Hagamos aquí un primer punto y aparte.
Ahora, un poquito de matemáticas para principiantes. Dado que tal porcentaje se obtiene de un cociente o división, su minoración sólo se puede producir bien mediante un aumento drástico del denominador, esto es: del PIB, bien a través de una reducción igual de radical del numerador, es decir: de la deuda del sistema. O bien mediante la acción conjunta de ambos a la vez, claro está. Debido a que lo que se espera en 2009 no es un aumento del Producto Interior Bruto de las economías desarrolladas, sino más bien todo lo contrario, podremos concluir salvo error u omisión por mi parte, que todo puede ser, que reparar el desaguisado actual pasa por llevar a cabo un recorte sustancial de la financiación ajena, tanto pública como privada. Sobre la primera, ya saben cuál es la visión comúnmente aceptada por los políticos para resolver esta crisis: keynesianismo a tope con dinero prestado. Más madera, es la guerra. Eso hace que, si se quiere actuar sobre la raíz de la situación actual, haya que emplearse aún más a fondo sobre el apalancamiento privado, deuda que se encuentra, sobre todo y tal y como hemos señalado ya, en el debe de entidades financieras y consumidores. Segundo punto y aparte.
Ahora que a las autoridades correspondientes se les llena la boca con el vocablo crédito, reclamando su uso a diestro y siniestro, es oportuno, a raíz de lo anteriormente enunciado, señalar lo siguiente: uno, que carecen de legitimidad para hacerlo, toda vez que no se trata ésta de una burbuja que apareciera de la noche a la mañana sino que ha sido el resultado de un proceso plurianual que ha contado con su complacencia; dos, su omisión cobra aún más relevancia por el hecho de que el bancario es un negocio regulado y supervisado, a través de un marco que, actuaciones delictivas aparte, ha permitido a las entidades financieras maximizar su retorno dentro de él; tres, que no es momento de perpetuar lo erróneo sino de ajustar el tamaño del crédito a las necesidades reales de la economía: menor importe global y de mejor calidad. Cualquier mensaje en sentido contrario no es sino una gran mentira que sólo se la cree quien la pronuncia; cuatro, el papel de los bancos es fundamental en su doble condición de acreedores y deudores del sistema y ser titulares de prácticamente la totalidad de la financiación de los particulares; cinco, hasta ahora se ha salvaguardado, mediante avales y tipos bonificados, medidas de carácter provisional, el pasivo bancario en la creencia de que el ajuste a la baja iba a venir por el lado del activo.
Seis, el cierre de determinados mercados y el deterioro de las garantías y de la capacidad de repago han provocado la inconsistencia de tal suposición y han afectado a la solvencia de las entidades; siete, si antes no había liquidez pero sí solvencia, ahora ocurre lo contrario: el miedo de las entidades tiene nombre de nuevos requerimientos de capital; ocho, este entorno provoca que se maximicen las cautelas, al no poderse evaluar con exactitud la verdadera calidad de la cartera crediticia en vigor; nueve, como prueba la constante sustitución de activos reales por otros que no lo son, fundamentalmente inmuebles; diez, esto hace que la nueva financiación concedida dispare su precio para compensar, retrayendo el crédito; once, tal y como están las cosas, desempleo y colapso inmobiliario, las condiciones de financiación a terceros se modifican drásticamente, lógico, en cuanto a las posibilidades económicas del solicitante y al porcentaje de financiación sobre la prenda, lo que condiciona la demanda; doce, es verdad que la oferta se ha endurecido y que las peticiones se han retraído, dos caras de una misma moneda y proceso necesario de vuelta a la racionalidad; trece, no es cierto, por el contrario, que haya caído la solicitud de dinero para circulante ni está justificada la negativa de los bancos a concederla a compañías solventes a precios razonables.
Catorce, el gobierno debe fomentar la actividad crediticia en el marco establecido en el punto tercero; quince, no puede exigir crédito indiscriminado e irracional por el hecho de prestar su ayuda a la banca, sería perpetuar el problema; dieciséis, sin embargo debe ser avalista parcial, para mantener el incentivo de la banca comercial, de aquellos proyectos solventes que ésta le presente lo que simultáneamente permitiría bajar el tipo de aplicación a los clientes; diecisiete, igualmente habría de bonificar, del modo que se determinara, aquella financiación privada destinada a la mejora del capital humano y productivo español, educación e innovación, principalmente; dieciocho, la administración, dando ejemplo y poniéndose al corriente de todos sus pagos como medida preliminar, facilitaría la gestión del circulante mediante un mecanismo de sustitución de riesgo privado por público a través del uso de instrumentos financieros de corto plazo; diecinueve, la autoridad correspondiente tiene que supervisar de modo estricto cuál es el uso alternativo frente al crédito que están dando los bancos a su liquidez, a qué precio y con qué riesgos, con objeto de identificar cambalaches peligrosos a futuro; veinte y último: modelos que han funcionado en el pasado, tienen más posibilidades de éxito en las circunstancias presentes, vuelta la burra al trigo.
– Tesoro de EEUU anunciará próxima semana plan de rescate financiero (The Wall Street Journal – 2/2/09)
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, pronunciará un discurso la semana próxima en que detallará los planes del rescate financiero del presidente Barack Obama, según un funcionario del Departamento del Tesoro.
El plan incluirá esfuerzos para ayudar a los propietarios de viviendas en peligro de enfrentar ejecuciones hipotecarias, así como medidas adicionales para apuntalar al sector financiero.
Wall Street ha estado anticipando los nuevos planes del Gobierno, incluyendo que el presidente Obama solicite al Congreso más dinero. Muchos economistas dudan que la segunda mitad de los US$ 700.000 millones, que ya fueron aprobados por el Congreso, sean suficientes para mejorar al atribulado sector financiero.
La Casa Blanca no ha finalizado los planes para el núcleo del plan de rescate bancario. El Gobierno está considerando una serie de planes que inyectarían dinero a las firmas financieras al mismo tiempo que las liberaría de sus activos tóxicos. El gobierno del presidente Obama está considerando un enfoque de dos estrategias complementarias que ayudarían aún más a los bancos mediante la compra por parte del Gobierno de una porción de sus activos incumplidos al tiempo que ofrece garantías contra pérdidas futuras sobre los activos tóxicos restantes.
El gobierno continúa trabajando en los detalles, incluyendo cuánto debería pagar el Gobierno por los activos en problemas, los cuales están dañando las hojas de balance de las instituciones financieras. Geithner ha encargado a equipos de funcionarios explorar las opciones y se espera que pronto presente el plan al presidente.
Antes del discurso, con la intención de mejorar la percepción del público sobre el rescate financiero por US$ 700.000 millones, se espera que el Gobierno anuncie esta semana restricciones más drásticas sobre las compensaciones de los ejecutivos en aquellas firmas que reciben ayuda gubernamental. Esto podría ayudar a sentar las bases para los políticos y el público, entre los que ha aumentado la preocupación sobre el rescate a los bancos.
La Casa Blanca, al darse cuenta que el público espera una acción rápida, parece estar lista a anunciar algunos de sus iniciativas en etapas.
Las medidas más drásticas se aplicarían a bancos que reciben una suma sustancial de dinero. Los presidentes ejecutivos de las firmas que reciben ayuda "excepcional" no podrán recibir indemnizaciones por despido y, junto a los principales 50 ejecutivos, verán una disminución en su compensación de hasta un 40% respecto de los niveles del 2007.
El gobierno de Obama no ha especificado qué se califica de ayuda "excepcional", pero los funcionarios del Gobierno afirman que la reglas se aplicarán en casos en que el Gobierno provea una cifra significativa de dólares, similar a lo que se ha otorgado a American International Group Inc., Citigroup Inc. y las automotrices de Detroit.
La semana pasada, Obama calificó de "vergonzoso" que las firmas de Wall Street adjudicaran US$ 20.000 millones en bonos en momentos en que Washington está gastando el dinero de los contribuyentes para rescatarlos de sus problemas.
Con todo y ello, no se espera que la Casa Blanca agregue alguna nueva limitación en los salarios para los bancos saludables que reciben dinero procedente del Programa de Compra de Capital ascendente a US$ 250.000 millones. Ese programa, que ha invertido casi US$ 200.000 millones en más de 300 instituciones financieras, impuso algunas modestas restricciones a las remuneraciones, incluyendo una prohibición a los llamados "paracaídas dorados" para la compensación por despido de altos ejecutivos.
– El BCE comienza a forjar planes para crear "bancos malos" (The Wall Street Journal – 3/2/09)
(Por Joellen Perry y Marcus Walker)
El Banco Central Europeo está trazando las directrices para los países europeos que están considerando la creación de "bancos malos" para albergar los activos tóxicos de los bancos, mientras que Alemania dio un paso más para pasar una ley que ayudaría a sus bancos a crear malos bancos individuales.
Los partidos de la coalición de la canciller Angela Merkel han expresado su apoyo en los últimos días a un plan bajo el cual los bancos alemanes moverían sus activos tóxicos fuera de sus balances. Los activos serían trasladados a vehículos especiales con garantías del gobierno y reglas contables más generosas para prevenir que las rebajas contables devoren el capital de los negocios de préstamo de los bancos.
EL BCE también trabaja en un esquema para los gobiernos que planean garantizar los activos tóxicos que quedan en los balances de los bancos, otra forma de rescate.
El BCE espera que las directrices puedan ayudar a evitar una competencia entre los 27 miembros de la Unión Europea a medida que los países buscan apuntalar a sus tambaleantes bancos. Ambas estrategias están siendo diseñadas en conjunto con el brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea.
Los gobiernos a lo largo y ancho de Europa están considerando o implementando planes para ayudar a los bancos a lidiar con los préstamos incobrables y otros activos que siguen en sus balances.
Los alemanes se oponen a un mal banco que abarque a todo el país, el cual haría al gobierno responsable de recobrar el dinero de los activos tóxicos y podría dejar a los contribuyentes asumiendo las pérdidas. En cambio, el ministro de finanzas alemán Peer Steinbrück dijo la semana pasada que el gobierno tal vez permita que los bancos establezcan bancos malos internamente.
Bajo el plan alemán, las unidades de activos tóxicos de los bancos podría fijar el valor de los activos por encima de su valor actual el cual es casi siempre mínimo. Eso reduciría la necesidad de rebajas contables a corto plazo.
Si los malos bancos sólo recuperan parte del valor de los activos, sus casas matrices tendrían que pagar por las pérdidas y solicitar más capital al gobierno, de ser necesario.
El ministerio de finanzas también trabaja en una posible ley que permitiría que Alemania nacionalizara a la fuerza a bancos en problemas. El primer blanco sería el banco de Múnich Hypo Real State holding AG, el cual ha necesitado ayuda estatal en repetidas ocasiones.
EL BCE también trabaja en directrices para los gobiernos que esperan ofrecer seguros en contra de los activos tóxicos que quedan en los balances de los bancos. Una pregunta frecuente es cómo fijarle un precio a esos activos.
Una pieza central del paquete de rescate de bancos más reciente del gobierno británico es proveer seguros que limitarían las pérdidas de los bancos sobre préstamos e inversiones incobrables. Sin embargo, no se tiene claro cómo se le otorgará un precio a este seguro por parte del gobierno.
Los planes del BCE expanden el rol de mediación que adelantó el año pasado, a medida que la crisis forzó a muchos gobiernos europeos a intervenir para rescatar a sus bancos.
A solicitud de los gobiernos de la euro zona, el banco central calculó una fórmula para fijar una referencia para las garantías del gobierno de algunos tipos de deuda bancaria.
En noviembre, el BCE diseñó una referencia para el precio de las inyecciones de capital de los gobiernos en los bancos.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, advirtió la semana pasada que la inclinación de los mercados a presionar a los bancos a tener más capital amenaza con agravar el declive global.
– Rusia sube al ring para evitar el colapso del rublo (The Wall Street Journal – 4/2/09)
Los especuladores ponen a prueba la voluntad del Kremlin
(Por Joanna Slater en Nueva York y Gregory L. White en Moscú)
Rusia ha prometido ponerle un piso al declive del rublo. Pero es cada vez más evidente que la alicaída moneda del país se ha transformado en un blanco.
Inversionistas y analistas dicen que la presión sobre la divisa aumentará en las próximas semanas, lo que puede resultar en un enfrentamiento entre Moscú y los operadores del mercado y forzar a las autoridades a tomar decisiones difíciles.
Los operadores, desde inversionistas extranjeros hasta compañías locales, han llevado al rublo a un nivel muy cercano al nuevo límite impuesto por el banco central, anunciado hace apenas dos semanas. El derrumbe de la moneda tiene lugar pese al alza de las tasas de interés y las medidas impuestas para limitar la oferta de rublos.
Las autoridades rusas "trazaron una línea en la arena y nos acercamos a ella a toda velocidad", dice James Malcolm, estratega de divisas de Deutsche Bank en Londres. "Es un blanco irresistible".
El tipo de cambio es un tema bastante delicado en Rusia, donde los recuerdos del colapso del rublo en 1998 aún están frescos.
El drástico cambio en la trayectoria de la divisa en los últimos meses -golpeada por el desplome en los precios del petróleo, la principal exportación de Rusia y una fuga de capitales en medio de la crisis global- ha puesto al Kremlin en la defensiva.
Desde agosto, Rusia ha emprendido una costosa campaña primero para frenar y luego para atenuar el declive del rublo, invirtiendo más de un tercio de sus sustanciales reservas de divisas extranjeras. Los más altos funcionarios, incluyendo el primer ministro Vladimir Putin, han defendido la política, diciendo que era necesaria para permitir que los bancos y las personas se ajusten a las medidas. Los esfuerzos por controlar el descenso del rublo también le dieron tiempo a las grandes compañías rusas para reestructurar parte de su enorme deuda en moneda extranjera, cuyo valor se habría disparado si el rublo se desplomaba, dicen los analistas.
A fines de enero, el gobierno canceló las medidas e instituyó una nueva banda cambiaria para el rublo con un límite inferior de 41 rublos contra una canasta de dólares y euros. El martes, el rublo estaba a centavos de este límite. Esta semana, la divisa alcanzó su nivel más bajo en 11 años, un poco más de 36 unidades por dólar. Los inversionistas "están poniendo a prueba la determinación del banco central", dice Markku Anttila, un operador de divisas de Danske Bank que se especializa en Rusia.
Por ahora, los esfuerzos del banco central -que ha subido las tasas de interés y reducido la liquidez- no han sido lo suficientemente agresivos, dicen los analistas, sirviendo principalmente para aumentar el apetito de los inversionistas de nuevos declives del rublo. Como resultado, la mayor parte del dinero que el Kremlin está gastando para impulsar su sistema bancario y la economía, en realidad, está siendo inyectado en el mercado de divisas.
"Todos los rublos que están en el mercado han sido convertidos en dólares", dice Natalya Orlova, economista jefe de Alfa Bank en Moscú. "Salir de esta espiral donde todos esperan una devaluación será muy difícil".
Algunos analistas dicen que, para aliviar las presiones sobre la moneda, el gobierno podría imponer controles de capital, lo que limitaría la fuga de dinero. Pero eso representaría un retroceso más para el Kremlin, que ha promovido la liberalización económica en los últimos años.
La semana pasada, Putin mencionó el rechazo del gobierno a los controles de capital como una señal de su compromiso con la apertura de los mercados.
– Geithner recuerda las lecciones de la crisis en Japón para encarar la de EEUU (The Wall Street Journal – 4/2/09)
(Por Michael M. Phillips)
Si hay algo que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, aprendió de observar cómo Japón se hundía en un remolino económico que se prolongó por una década, es esto: mejor no titubear.
Geithner tiene muy presente los errores de Tokio ahora que él y el resto del equipo económico del presidente Barack Obama encaran la profunda recesión estadounidense y la persistente restricción del crédito. Recordando cómo las autoridades japonesas prolongaron la crisis con sus titubeos acerca del gasto público, las tasas de interés y los rescates bancarios, Geithner lidera los esfuerzos por diseñar una respuesta a gran escala que responda a la crisis estadounidense, incluyendo un paquete de estímulo de casi US$ 890.000 millones, más ayuda para propietarios de vivienda e intentos renovados para ayudar a las instituciones financieras a deshacerse de sus malas inversiones.
La crisis de EEUU "es hoy mucho peor porque las autoridades, en conjunto, reaccionaron un poco tarde tanto en el frente fiscal como en el financiero", dijo Geithner en una entrevista reciente.
Él recuerda debates del año pasado sobre si la inflación o la crisis crediticia eran riesgos mayores, si los reguladores deberían "tratar de darle una lección a la gente o salvar el país… que empeoraron el temor y el pánico más de lo que debió ser".
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