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Y Wall Street se mudó a Washington (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


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El jueves, en la intervención que protagonizó junto a la canciller alemana, Angela Merkel, tras la reunión que mantuvieron en Berlín para evaluar el contexto en este principio de año, Brown reconoció la necesidad de adoptar acciones en los "activos dañados" que siguen siendo responsables de los problemas del sistema bancario.

500.000 millones no son suficientes

En este sentido, aunque el proyecto aprobado en octubre por un montante global de 500.000 millones de libras y suscrito por los ocho gigantes británicos sirvió para evitar el colapso, transcurridos tres meses ha demostrado ser inoperante para garantizar la recuperación normal del préstamo, afectando en primera instancia al funcionamiento ordinario del sistema y, finalmente, trasladando sus efectos a ámbitos estratégicos como la vivienda o los negocios.

Así, los bancos alegan que la extensión de la deuda a sus balanzas de capital les impide de forma efectiva aceptar nuevos créditos o recuperar las prácticas normales, de modo que, hasta que el historial quede liberado de este endeudamiento y los activos tóxicos desaparezcan, la crisis continuará. Por ello, el Gobierno británico ha afrontado finalmente este último resorte para luchar contra la continuidad del colapso de crédito.

No obstante, paralelamente, el Ministerio del Tesoro reconoció las dificultades de articular este denominado "banco malo", lo que podría retrasar su puesta en marcha y, según los expertos, podría no estar a tiempo para evitar una deriva crítica para el sector, que ha visto hoy mismo la nacionalización de nuevas entidades y pérdidas millonarias que refuerzan los rumores sobre la urgencia del rescate de algunas compañías.

Barclays se hunde un 45% en Bolsa

Las acciones de Barclays concluyeron la jornada en la Bolsa de Londres con un desplome del 24,85% lastradas por las informaciones aparecidas en la prensa británica respecto al nuevo plan de rescate que estudia el Ejecutivo de Gordon Brown. En el transcurso de la última semana, las acciones de Barclays acumulan un descenso del 45%.

La cuarta mayor entidad de Reino Unido ha sido una de las pocas grandes instituciones bancarias del país que logró evitar recurrir a las inyecciones de capital del Gobierno, así como su nacionalización parcial. En concreto, Barclays lanzó una ampliación de capital suscrita en su mayor parte por inversores árabes.

Por otro lado, la entidad acumula casi 5.000 despidos en los últimos siete días que afectarán a sus divisiones de sistemas, comercial y minorista, así como de banca privada y de inversión.

– La Fed piensa en un "banco basura" que recoja todos los activos tóxicos (Negocios – 17/1/09)

Las entidades no dan muestras de viabilidad y los reguladores quieren ir más allá de un plan de rescate.

Las renovadas dudas sobre la viabilidad de los bancos estadounidenses obligan a los reguladores a un nuevo plan que retiraría los activos tóxicos de los balances de los bancos, en lo que podría convertirse en el mayor intento hasta ahora de descongelar el crédito.

Los asesores del presidente electo Barack Obama ven una crisis bancaria cada vez más grave y están considerando propuestas más atrevidas que las medidas tomadas hasta el momento, según dos personas próximas al plan.

Medidas drásticas

"Necesitan hacer algo drástico", dijo el profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y miembro del grupo de treinta consejeros sobre asuntos financieros, que incluye al secretario del Tesoro designado Timothy Geithner y a Lawrence Summers, director entrante del Consejo Económico Nacional.

Compras

Los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) están centrándose en la opción de establecer un llamado banco basura que adquiriría cientos de miles de millones de dólares de activos problemáticos que actualmente se encuentran en poder de los prestamistas.

Esto podría permitir a los bancos reducir las provisiones, liberar capital y empezar a prestar más.

Dinero y garantías

Paul Miller, analista bancario de Friedman Billings Ramsey, en Arlington, Virginia, calcula que las instituciones financieras necesitan hasta 1,2 billones en ayuda nueva.

Otras medidas que podrían estar siendo estudiadas son proporcionar más garantías para activos tóxicos que continúan en los libros de los bancos, como los funcionarios hicieron con Citigroup en noviembre y con los 118.000 millones de ayuda asignados ahora a Bank of America, o comprar inversiones selectas.

La presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), Sheila Bair, ha desestimado la alternativa de nacionalizar prestamistas.

Caída en las acciones

Es probable que se tome una decisión poco después de que Obama asuma la presidencia el 20 de enero. La caída en las acciones de las empresas financieras suma premura a las deliberaciones.

Citigroup ha llegado a caer por debajo del nivel que alcanzó cuando las autoridades reguladoras salieron al rescate del prestamista en noviembre, antes de anunciar su plan de segregación de actividades.

Bank of America cayó a un mínimo en 18 años porque la compañía solicitó más ayuda del Gobierno.

"Gran parte del problema en todo esto es que una vez que se produce un desastre financiero, la gente no sabe dónde están enterrados los cadáveres", dijo Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton que ganó el Premio Nobel de Economía de este año, en una entrevista con Bloomberg Radio. "La gente piensa quién sabe en lo que me estoy metiendo al prestar o negociar con otros", afirmó.

– Reportaje: Primer plano – ¿Y todo esto cómo se paga? (El País – 18/1/09)

La financiación de los planes de rescate provocará el mayor endeudamiento de la historia

(Por Alicia González)

Los gobiernos de todo el mundo están centrados en estos momentos en salir cuanto antes de la recesión. No importa cuánto dinero haya que aportar a los planes de estímulo económico ni las participaciones que haya que tomar en bancos privados o las ayudas de Estado que haya que distribuir entre todo tipo de industrias. Hay que hacer lo que sea con tal de salir de la crisis. Ésa es la única prioridad. Después ya veremos.

El pago de la deuda hará que muchos planes de gasto queden en el olvido

Sólo que no conviene olvidar que "todo eso no es gratis", como recordaba por teleconferencia esta semana el gurú de la crisis, Nouriel Roubini.

Aunque ese momento -el de pagar- parezca ahora lejano, los precedentes de otras crisis financieras no dejan mucho margen para el optimismo. Los profesores Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard, y Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland, apuntan en su último trabajo que el nivel real de deuda pública de los países que sufrieron una crisis financiera en el último siglo aumentó de media un 86% en los tres años siguientes a la crisis.

En ese trabajo (Las secuelas de las crisis financieras, publicado en diciembre), los dos profesores aseguran que lo que verdaderamente dispara el endeudamiento de los países no es el coste de los planes de rescate ni la recapitalización del sistema bancario, sino "el inevitable colapso de los ingresos fiscales que sufren los Gobiernos en una recesión profunda y prolongada, así como las políticas fiscales contracíclicas destinadas a mitigar la desaceleración".

En todo caso, las comparaciones históricas que se hacen en ese informe se refieren a episodios de países individuales o de una región -salvo los relativos a la Gran Depresión de los años treinta-, no a una recesión sincronizada como la actual. Rogoff y Reinhart reconocen que esa circunstancia va a dificultar la salida de la crisis para algunos países y que, en el caso de los países emergentes, "las suspensiones de pagos suelen aumentar cuando varios países sufren a la vez crisis bancarias".

No es ése el horizonte que manejan los expertos ("no es lo probable, pero pensarlo ya no es imposible"), pero después de muchos años luchando por la estabilidad, los números rojos volverán de forma masiva a las cuentas públicas

La Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos calcula que la deuda pública, excluida la emitida por el fondo de la Seguridad Social o la que está en manos de la Reserva Federal, se situaba en septiembre en 5,8 billones de dólares, el equivalente al 41% del PIB y dentro de lo que ha sido el porcentaje medio desde 1956. Con los planes de rescate aprobados por el Gobierno saliente, el déficit público superará este año y el que viene el billón de dólares. Eso sin contar con el plan de rescate que ultima el presidente electo Barack Obama, de unos 800.000 millones de dólares. Total, que la deuda superará el 60% del PIB a finales de 2010, el nivel más alto desde que el país tuvo que afrontar el pago de las deudas derivadas de la II Guerra Mundial y la guerra de Corea.

Washington ha asumido, además, garantías sobre empresas y entidades privadas por un valor equivalente a los ocho billones de dólares. Aunque no se prevé que ninguna de estas entidades suspenda pagos -lo que conllevaría que el Tesoro debería hacer frente a esas obligaciones-, las probabilidades aumentan conforme el deterioro de la economía se acentúa.

En el caso de la zona euro, la mayoría de los países ya ha reconocido que incumplirán el Pacto de Estabilidad y que sus déficits públicos superarán con mucho el 3% del PIB fijado en Maastricht. Morgan Stanley calcula que esos números rojos se traducirán en una emisión de deuda por parte de los Estados miembros de unos 760.000 millones de euros sólo este año, un 20% más que el año anterior. Según esos cálculos, España, Holanda e Irlanda serán los países que sufrirán un mayor incremento de su deuda.

La Oficina para la Gestión de la Deuda en Reino Unido calcula que tendrá que emitir unos 166.000 millones de euros anuales durante los próximos tres años, lo que equivale al 10% del PIB.

En total, según los cálculos de distintos bancos de inversión, las emisiones de bonos bien pueden rondar este año los 2,5 billones de euros, tres veces más que en 2008.

Se trata, por tanto, de niveles de deuda pública sin precedentes, y es ahí donde surgen las dudas: ¿seremos capaces de pagar todo ese endeudamiento?

"Nunca antes se había producido una intensidad y una concentración de emisiones de deuda pública de este volumen. No tiene precedentes. Eso va a obligar de forma tácita o implícita a los organismos públicos y a las instituciones privadas a llegar a un acuerdo sobre el ritmo de subastas, para evitar el riesgo de saturación", asegura Juan Luis García Alejo, director de análisis de Inversis Banco. García Alejo, no obstante, matiza: "No se trata de un volumen que no se pueda asumir, sólo que va a costar mucho amortizar esa deuda y va a lastrar las cuentas públicas por mucho tiempo".

Paul Brain, gestor de BNY Mellon AM, está convencido de que sí se puede pagar. "Sólo si hay una vuelta del apetito por el riesgo, la demanda de bonos gubernamentales puede resentirse, y eso es altamente improbable en un entorno de desapalancamiento tan fuerte como el que vivimos y de aumento de la tasa de ahorro doméstica". Pero también lanza una advertencia: "Los países con mayor nivel de endeudamiento exterior son mucho más vulnerables". Con un déficit por cuenta corriente equivalente al 10% del PIB, ése es precisamente el caso de España.

En 2008, la deuda pública se alzó como el activo estrella. Se convirtió en el valor refugio en un momento de desconfianza en las entidades financieras y de desplome bursátil, lo que ha llevado incluso a los inversores a comprar letras a plazos cortos a poco más del cero por ciento. "Nunca la seguridad había sido tan cara", decían en el mercado.

No cabe duda, en todo caso, de que se avecinan tiempos difíciles. Las alarmas saltaron a principios de año cuando Alemania, considerada una de las economías más seguras del mundo, no pudo colocar la totalidad de una emisión de deuda a 10 años al 3,12%. "Cuando una subasta de bonos alemanes fracasa, eso significa que los Gobiernos que quieran financiarse en el mercado tendrán serias dificultades", aseguró entonces Meyrick Chapman, de UBS.

Una semana más tarde, sin embargo, el Tesoro español captaba más dinero del mercado de lo que inicialmente había previsto: 3.600 millones de euros y no los 2.800 indicados en la subasta. Y eso que, entre la subasta alemana y la española, Standard & Poor's puso bajo vigilancia negativa la deuda de España, lo que amenaza con hacerle perder la triple A, la máxima garantía. Eso sí, por los bonos a 30 años tuvo que pagar un 4,83%, y por la deuda a 15 años, un 4,47%.

Por ahí pueden ir las cosas. "En este momento los tipos de interés de la deuda a largo plazo están bajos, pero con el tsunami de deuda pública que va a inundar los mercados eso puede cambiar. Países que solían ser compradores de deuda (de Estados Unidos) como China, Rusia o los países del Golfo no van a tener el mismo nivel de recursos, e incluso pueden incurrir en déficits, lo que reducirá su disposición a comprar deuda. Eso supone que los tipos de interés pueden subir y que a las empresas les costará más su financiación", aseguraba esta semana Roubini.

De momento, China sigue acumulando más y más bonos estadounidenses. De los 477.000 millones que poseía a finales de 2007 en octubre pasado habían ascendido a 652.000 millones. Es lo que tiene el mantener la divisa, el yuan, ligada al dólar. Aunque Deutsche Bank asegura que los activos en dólares ya sólo representan el 45% de sus 1,9 billones en reservas frente al 70% que alcanzaron en 2003.

Con los tipos de interés tan cerca de cero en buena parte del mundo desarrollado, los bonos gubernamentales perderán atractivo según mejore la situación económica y los inversores recuperen el apetito por el riesgo. Eso puede poner en duda algunas subastas de bonos y es lo que ha llevado a algunos analistas a temer que la próxima burbuja en estallar sea la del mercado de bonos.

De hecho, en plena crisis financiera y bursátil, los bonos estadounidenses ofrecieron un retorno a los inversores del 14% en 2008, según cálculos de Merrill Lynch. Un nivel que bien pudiera hacer pensar en una burbuja. Dado que la deuda estadounidense está sobre todo en manos de Gobiernos extranjeros y bancos centrales, un estallido de esa supuesta burbuja tendría consecuencias a nivel global. No parece probable.

"Una burbuja se produce cuando los movimientos de los activos no se pueden razonar, y no es eso lo que sucede en el mercado de bonos. Es cierto que su rentabilidad se ha movido mucho en apenas dos meses (desde el 4,35% al 2,83%), pero eso se explica por las perspectivas de crecimiento e inflación de la economía mundial", explica Antonio Villaroya, jefe global de estrategia de tipos de Merrill Lynch desde Londres. "Desde luego, hablar de burbuja es exagerado".

De hecho, varios analistas sostienen que incluso si mejora algo la aversión al riesgo de los inversores, la incertidumbre económica persistirá y la amenaza de una espiral de deflación a medio plazo mantendrá el atractivo de la deuda pública.

De lo que no cabe duda es que la etapa en la que los inversores apenas distinguían entre los Gobiernos del mundo desarrollado por lo que se refería a las emisiones de deuda ha quedado atrás. Especialmente en la eurozona.

Por primera vez desde la puesta en marcha de la moneda única, los inversores están estableciendo diferencias entre los países del euro. El diferencial entre el bono alemán a 10 años y la deuda de países como España, Irlanda, Grecia y Portugal han aumentado hasta niveles no vistos desde el año 1997, y el coste de asegurar esos bonos contra un impago oscila entre uno y dos puntos porcentuales. Las revisiones o las rebajas de calificaciones de la agencia de rating Standard & Poor's han acentuado esa tendencia.

En esas circunstancias, algunos economistas no descartan que se llegue a establecer algún tipo de garantía en Europa para hacer que las emisiones de deuda sean menos costosas para aquellos Estados penalizados por el mercado. Esos mismos analistas también reconocen que Alemania se niega en rotundo a financiar los Estados menos solventes.

De hecho, el último plan de estímulo aprobado por el Gobierno de Berlín ha ido acompañado del compromiso de reformar la constitución para limitar el nivel de endeudamiento. No quieren repetir la costosa experiencia de la reunificación y quieren asegurarse de que el endeudamiento extra que conllevan los planes de estímulo sea pagados cuanto antes.

Porque después de los excesos presupuestarios del pasado año 2008, "es en 2009 cuando vamos a descubrir los límites y los efectos colaterales de los planes de estímulo", asegura Merrill Lynch.

De hecho, la efectividad y las consecuencias de esta política están en entredicho. Basta con mirar a Japón. Durante la crisis de los años noventa inyectó grandes cantidades de dinero público en el sistema para ayudar a los bancos y evitar la deflación. Diez años después no se puede decir de esa política que fuera precisamente exitosa, aún siguen luchando contra la caída sostenida de los precios. Pero, efectiva o no, la factura está ahí: la deuda pública pasó del 65% del PIB en 1990 al 175% en la actualidad.

En un entorno de elevado endeudamiento público y revisión de los ratings, las empresas van a pagar mucho más caro su acceso a la financiación. "Es la hora de desempolvar el fenómeno del crowding out (expulsión) de los libros de texto. Cuantos más recursos consume el Gobierno, más posibilidades hay de que el sector privado quede fuera del acceso al capital", advierte Alex Patellis, de Merrill Lynch.

Y eso por no hablar de las promesas electorales y los planes de inversión. Una vez que la recesión haya quedado atrás, el pago de la deuda absorberá tantos recursos de las cuentas públicas, que habrá programas de gasto que quedarán en el olvido. Será difícil que en esas circunstancias, por ejemplo, Obama logre el apoyo del Congreso a sus planes para aumentar los beneficios de la Seguridad Social o de la ayuda médica, cuyos costes se van a disparar a partir de 2014. O que la Ley de Dependencia en España reciba la dotación presupuestaria que sería necesaria.

"Un elevado nivel de deuda pública significa más pagos de intereses y, por tanto, menos margen de maniobra para bajar impuestos o aumentar otro tipo de gastos", recuerda el economista jefe de BNP Paribas, Philippe d'Arvisenet. Desafortunadamente, hacia ahí vamos.

– Tribuna: Laboratorio de ideas Joseph E. Stiglitz – El camino escabroso hacia la recuperación (El País – 18/1/09)

Hoy existe un consenso de que la recesión de Estados Unidos -que ya lleva un año- probablemente sea extensa y profunda, y que casi todos los países se verán afectados. Siempre pensé que la noción de que lo que sucediera en Estados Unidos estaría desacoplado del resto del mundo era un mito. Los acontecimientos lo están confirmando.

Afortunadamente, Estados Unidos por fin tiene un presidente que de alguna manera entiende la naturaleza y la gravedad del problema y que se comprometió a implementar un fuerte programa de estímulo. Esto, junto con la acción concertada de los Gobiernos en otras partes, hará que la depresión sea menos severa de lo que sería si no fuera así.

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que ayudó a crear los problemas mediante una combinación de liquidez excesiva y regulación laxa, intenta enmendar las cosas inundando la economía de liquidez -una medida que, en el mejor de los casos, simplemente impidió que las cosas fueran peor de lo que son-. No sorprende que quienes ayudaron a crear los problemas y no vieron venir el desastre no hicieran un buen trabajo a la hora de resolverlo. Por ahora, ya está establecida la dinámica de la caída y las cosas se pondrán peor, no mejor.

De alguna manera, la Fed se parece a un conductor ebrio que, al darse cuenta de repente de que se está saliendo del camino, empieza a conducir alocadamente de un lado a otro de la ruta. La respuesta a la falta de liquidez es cada vez más liquidez. Cuando la economía empiece a recuperarse y los bancos comiencen a prestar, ¿podrán drenar suavemente la liquidez del sistema? ¿Estados Unidos se enfrentará a un brote de inflación? ¿O, más probablemente, en otro momento de exceso, la Reserva Federal reaccionará exageradamente, cortando la recuperación de raíz? En vistas del trazo confuso exhibido hasta ahora, no podemos tener mucha confianza en lo que nos aguarda.

Aún así, no estoy seguro de que haya un reconocimiento suficiente de algunos de los problemas subyacentes que enfrenta la economía global, sin el cual la recesión global actual quizá no dé lugar a un crecimiento robusto -no importa el buen trabajo que realice la Fed.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos desempeñó un papel importante a la hora de mantener en funcionamiento la economía global. El libertinaje de Estados Unidos -el hecho de que el país más rico del mundo no pudiera vivir con sus propios medios– fue muchas veces criticado. Pero tal vez el mundo debería estar agradecido, porque sin el libertinaje norteamericano, la demanda agregada global habría sido insuficiente. En el pasado, los países en desarrollo cumplían este papel a través de un déficit comercial y fiscal. Pero pagaron un precio alto, y ahora están de moda la responsabilidad fiscal y las políticas monetarias conservadoras.

De hecho, muchos países en desarrollo, temerosos de perder su soberanía económica en manos del FMI -como ocurrió durante la crisis financiera asiática de 1997-, acumularon cientos de miles de millones de dólares en reservas. El dinero que se dedica a reservas es ingreso que no se gasta.

Es más, la creciente desigualdad en la mayoría de los países del mundo implicó que el dinero pasó de quienes estaban dispuestos a gastarlo a quienes están tan bien que, por más que lo intenten, no pueden gastarlo todo.

El apetito interminable de petróleo del mundo, más allá de su capacidad o voluntad para producirlo, aportó un tercer factor. Los crecientes precios del petróleo transfirieron dinero a los países ricos en petróleo, contribuyendo nuevamente a la inundación de liquidez. Si bien por ahora se desinflaron los precios del petróleo, una recuperación robusta haría que se dispararan otra vez.

Durante un tiempo, la gente hablaba casi favorablemente de la inundación de liquidez. Pero esto sólo fue la otra cara de lo que había preocupado a Keynes -una insuficiente demanda agregada global-. La búsqueda de retornos contribuyó al apalancamiento y a la aceptación imprudente de riesgos subyacentes a esta crisis.

El Gobierno de Estados Unidos, durante un tiempo, compensará el ahorro creciente de los consumidores norteamericanos. Pero si los consumidores de Estados Unidos pasan de un nivel prácticamente cero de ahorro como tenían a un modesto 4% o 5% del PBI, entonces el efecto desalentador sobre la demanda (además del que resulte de las caídas en la inversión, las exportaciones y los gastos de los Gobiernos estatales y locales) no se verá plenamente compensado ni siquiera por los programas más grandes de gasto del Gobierno. En dos años, los Gobiernos, conscientes de los gigantescos aumentos de la carga de la deuda como resultado de los megarrescates y los asombrosos déficits, se verán presionados a arrojar excedentes primarios (donde el gasto del Gobierno neto de pagos de intereses es menor que los ingresos).

Hace pocos años se le tenía miedo al riesgo de un desdoblamiento desordenado de los "desequilibrios globales". La crisis actual puede ser vista como parte de eso, pero es poco lo que se está haciendo respecto de los problemas subyacentes que dieron origen a esos desequilibrios. No sólo necesitamos estímulos temporales, sino soluciones a más largo plazo. No es que exista una escasez de necesidades; es sólo que quienes podrían satisfacer esas necesidades tienen una escasez de fondos.

Primero: necesitamos revertir las tendencias preocupantes de una creciente desigualdad. Una carga tributaria más progresiva sobre los ingresos también ayudará a estabilizar la economía a través de lo que los economistas llaman "estabilizadores automáticos". También ayudaría si los países desarrollados avanzados cumplieran con sus compromisos de ayudar a los más pobres del mundo aumentando sus presupuestos de ayuda exterior al 0,7% del PBI.

Segundo: el mundo necesita enormes inversiones si ha de responder a los desafíos del calentamiento global. Los sistemas de transporte y los patrones de vida deben cambiarse drásticamente.

Tercero: se necesita un sistema de reservas global. Tiene poco sentido que los países más pobres del mundo les presten dinero a los más ricos a tasas de interés bajas. El sistema es inestable. El sistema de reservas en dólares está deshilachándose, pero probablemente sea reemplazado por un sistema dólar/euro o dólar/euro/yen que es incluso más inestable. Las emisiones anuales de una moneda de reserva global (lo que Keynes llamaba Bancor o el Fondo Monetario Internacional llama DEG) podrían ayudar a estimular la demanda agregada global, y utilizarse para promover el desarrollo y encarar los problemas del calentamiento global.

Este ejercicio será lúgubre. El interrogante que necesitamos formularnos ahora es: ¿cómo podemos mejorar las posibilidades de que finalmente logremos una recuperación robusta?

(Joseph E. Stiglitz es profesor de Economía en la Universidad de Columbia y Premio Nobel de Economía en 2001. Copyright: Project Syndicate, 2009. www.project-syndicate.org)

– Gobierno de EEUU prepara segunda fase de rescate financiero (The Wall Street Journal – 18/1/09)

(Por Deborah Solomon, Jon Hilsenrath y Damian Paletta)

El gobierno estadounidense, reconociendo que la crisis bancaria es mucho más grande de lo que pensaba originalmente, está estableciendo las bases para una segunda fase de su intento de rescate, con planes para purgar los activos problemáticos que están paralizando al sistema financiero.

Los funcionarios del Tesoro, la Reserva Federal y Federal Deposit Insurance Corp., en coordinación con el gobierno entrante, están discutiendo un plan para crear un banco estatal que compraría las inversiones y préstamos problemáticos que están detrás de las grandes pérdidas que los bancos estadounidenses siguen reportando, aseguran funcionarios del gobierno. También se está considerando una gigantesca garantía por parte del gobierno de los activos de los bancos en contra de mayores pérdidas.

Las negociaciones, las cuales se están intensificando, muestran cómo el rápido deterioro de los activos de los bancos está sobrepasando a los esfuerzos de rescate del gobierno. Los bancos ahora no sólo pasan apuros con las inversiones en bienes raíces que desataron la crisis, sino también con los préstamos automotrices, deuda de tarjeta de crédito y otra deuda al consumidor que ha sido golpeada por la tambaleante economía.

Las propuestas más recientes del gobierno están dirigidas a atraer capital privado de regreso al sistema bancario, un objetivo que hasta el momento ha sido elusivo. "Todas estas ideas están diseñadas para facilitar un aumento de los préstamos en la economía", dijo la presidenta de FDIC Sheila Bair. "Es esencial lograr que regrese algo de capital privado a estos bancos".

Los economistas de Goldman Sachs calculan que las instituciones financieras y los inversionistas de todo el mundo finalmente registrarán US$ 2 billones (millones de millones) en pérdidas, pero sólo han reconocido la mitad de esas pérdidas hasta el momento. Esto asusta a los inversionistas que de otra forma le darían a los bancos el capital que necesitan y hace que los bancos sean reacios a hacer nuevos préstamos. Los reguladores dicen que les preocupa que la única fuente de capital que le queda a los bancos sea el gobierno.

Otra de las principales opciones en discusión sería el ampliar una técnica que el gobierno ya ha usado en su rescate de Citigroup y Bank of America. En ambos casos, el gobierno accedió a compartir las pérdidas en un cierto grupo de activos. Los bancos accedieron a recibir el primer golpe y los contribuyentes tienen que asumir el resto de las pérdidas. En el caso de Citigroup, la cantidad total de activos protegidos es más de US$ 300.000 millones.

Este plan de aseguramiento de pérdidas estaría dispuesto a bancos tanto grandes como pequeños. Bair dijo que ella y otros reguladores son partidarios de proveer soluciones amplias en vez de las medidas ad hoc del año pasado. Los funcionarios no están de acuerdo, sin embargo, sobre si las garantías podrían ofrecerse ampliamente, dada la complejidad y la variedad de instrumentos que poseen muchas instituciones.

Bajo el plan de mal banco, las instituciones financieras se desharían completamente de los activos. Bajo el plan de seguro, estos se quedarían en sus balances. Esto lo hace menos preferible, dicen algunos economistas, debido a que la presencia de activos malos en los balances podría preocupar a los inversionistas.

Los funcionarios estatales también contemplan el expandir un programa existente de la Fed que busca alentar los préstamos motivar a los inversionistas a comprar valores respaldados préstamos al consumidor de alta calidad recién emitidos. El gobierno podría expandir el programa de otras formas: por ejemplo al acceder a garantizar otro tipo de valores, tales como aquellos respaldados por hipotecas comerciales o al comprar valores de menor calidad o emitidos anteriormente.

– Gran Bretaña se prepara para lanzar un nuevo rescate bancario (The Wall Street Journal – 19/1/09)

(Por Carrick Mollenkamp y Alistair MacDonald)

El gobierno británico ultima los detalles de las nuevas medidas que agregará a su plan de rescate bancario, con el cual tratará de estimular la concesión de créditos y reanimar el mercado de valores respaldados por préstamos, según fuentes al tanto.

El gobierno, que en octubre lanzó un paquete de rescate de 500.000 millones de libras esterlinas (unos US$ 737.000 millones), que incluía inversiones de 37.000 millones de libras esterlinas en tres bancos y garantías estatales sobre la deuda emitida por los bancos, ahora planea asegurar a los bancos contra las pérdidas producidas por préstamos que serán incorporados a valores y vendidos a los inversionistas, dijo una fuente.

Gordon Brown, primer ministro británico, y Alistair Darling, ministro británico de Finanzas, anunciarán hoy las medidas y Darling informará al parlamento poco después.

El plan aún no está definido por completo y podría cambiar. La semana pasada, Gran Bretaña aprobó un programa de garantías por 21.000 millones de libras esterlinas (cerca de US$ 31.000 millones) para la pequeña y mediana empresa.

Los anuncios de hoy se producen después del desplome de las acciones de la banca británica el viernes, lo que le imprimió urgencia a las negociaciones del fin de semana. Las acciones de Barclays PLC cayeron 25% y las de Royal Bank of Scotland Group PLC 13%. Las violentas oscilaciones del mercado subrayan la incertidumbre en torno a la salud del sistema bancario del país. Una fuente al tanto dijo que la caída bursátil del viernes pareció unir a reguladores y banqueros en una posición común para concretar la ampliación del plan de rescate.

– Gran Bretaña refuerza la ayuda a los bancos, pero ¿será suficiente? (The Wall Street Journal – 20/1/09)

(Por Carrick Mollenkamp, Sara Schaefer Muñoz y Alistair MacDonald)

El gobierno del Reino Unido se comprometió a destinar decenas de miles de millones de dólares adicionales para reanimar un tambaleante paquete de rescate financiero. El anuncio coincidió con la advertencia de uno de los principales beneficiarios del plan, Royal Bank of Scotland Group PLC, sobre pérdidas gigantescas en 2008.

La situación sugiere que los gobiernos a ambos lados del Océano Atlántico luchan por no verse superados por una crisis económica cada vez más profunda y podrían estar quedándose sin municiones para combatirla.

El plan más reciente del Reino Unido gira en torno a un intento por asegurar a los bancos contra nuevas pérdidas, una medida similar a los anuncios en Estados Unidos la semana pasada para limitar las pérdidas de Citigroup Inc. y Bank of America Corp. EEUU también contempla una segunda etapa de su rescate financiero que involucraría una garantía adicional sobre los activos bancarios y el establecimiento de una entidad estatal dedicada a comprar los activos tóxicos en los balances de los bancos.

Aún no se sabe cuándo tocarán fondo los bancos. Eso quedó de manifiesto el lunes cuando Royal Bank of Scotland (RBS) afirmó que espera que sus pérdidas en 2008 oscilen entre 22.000 millones de libras esterlinas y 28.000 millones de libras esterlinas (entre US$ 31.800 millones y US$ 40.500 millones). Como parte del rescate, la participación del gobierno en RBS aumentará de 58% a 70% y muchos opinan que una nacionalización total del banco es probable. La acción de RBS se precipitó 67% el lunes.

La pérdida de RBS también sugiere que la participación del banco en la compra de ABN Amro Holding NV por parte de un consorcio europeo probablemente pase a la posteridad como una de las peores decisiones de la historia bancaria. Una cuantiosa pérdida está ligada a un préstamo de ABN al fabricante de químicos Lyondell Chemical Co., el brazo estadounidense de una empresa holandesa controlada por el industrial de origen ruso Len Blavatnik, que este mes se acogió a las leyes de bancarrota. "Duplicamos la apuesta en el momento equivocado", señaló el presidente ejecutivo de RBS, Stephen Hester. El precio de la acción de RBS llegó a 12 peniques, menos de lo que cuesta un paquete de chicles.

El último plan del gobierno británico se produce sólo tres meses después de que el primer ministro, Gordon Brown, anunciara un paquete de rescate de 400.000 millones de libras esterlinas en octubre (unos US$ 590.000 millones), que incluía una inyección de capital de 37.000 millones de libras en RBS, HBOS PLC y Lloyds TBS Group PLC. Ese paquete impidió un colapso de los bancos británicos, pero no estabilizó el sector.

El plan más reciente es una apuesta de Brown a que el sistema financiero británico se mantendrá a flote. Brown, que debe convocar elecciones antes de mayo de 2010, fue aclamado por el plan de octubre que se convirtió en un modelo global.

Esos halagos, sin embargo, ahora se desvanecen y el lunes el líder británico afirmó ante los periodistas que "estas son épocas extraordinarias. Requieren de acciones sin precedentes". George Osborne, vocero de finanzas del Partido Conservador, contestó que el nuevo plan era "la admisión más clara de que el primer rescate de los bancos había fallado". El gobierno enfrenta importantes preguntas sobre si el plan será suficiente para contener los problemas de la banca.

"La escala de las pérdidas, tanto de los activos existentes del mercado financiero como de pérdidas de crédito futuras… probablemente sea mucho mayor que el escenario para el que se diseñaron las medidas tomadas en octubre", afirmó Robert Law, analista bancario de Nomura International PLC.

Para los reguladores, se ha vuelto cada vez más claro que la protección de los bancos requerirá de un esfuerzo persistente que podría exigir miles de millones de dólares más a lo largo de varios años. Podrían necesitarse medidas más extremas, incluyendo la nacionalización completa de RBS. Según una fuente al tanto, tanto el gobierno como RBS evaluaron esa opción en semanas recientes.

El gobierno de Gran Bretaña "está apostando a que la economía global mejore y no tenga que llegar hasta el extremo de nacionalizar, pero esa es la dirección en la que avanza", señaló Simon Johnson, profesor de la escuela de administración Sloan del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT, y un ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. "Pero nadie está completamente preparado para eso a ambos lados del Atlántico, así que hay que pasar por estos pasos intermedios".

El nuevo plan británico aglutina varias medidas en un intento combinado por limitar las pérdidas por préstamos incobrables y generar nuevos préstamos. El gobierno planea obligar a los bancos que acepten la nueva ayuda a cuantificar sus compromisos de préstamos, los que serán auditados.

En un intento por limitar las pérdidas que los bancos tendrán que absorber -y aliviar las necesidades de capital- el gobierno británico accedió a asegurar el 90% de las pérdidas bancarias una vez que los bancos absorban un golpe inicial bajo un llamado "plan de protección de activos". El plan, que podría durar hasta cinco años, abarcará préstamos hipotecarios comerciales y residenciales, complejos fondos de deuda y préstamos apalancados. Una ventaja: ayudará a los bancos a reducir la cantidad de capital necesario para cubrir pérdidas previstas e imprevistas.

Muchos detalles del plan aún no están claros, como la comisión que pagarían los bancos por el seguro. El gobierno afirma que es difícil determinar el costo total de las medidas porque aún no está claro, cuánta protección contra las pérdidas, solicitarán los bancos. Funcionarios del Tesoro británico y ejecutivos bancarios negocian actualmente sobre los activos qué necesitan asegurarse.

Simon Adamson, analista de la firma de valores londinense CreditSights, duda de que el plan sea suficiente para contener los problemas del sector financiero. "Si esto no funciona en términos de la economía en general, probablemente no hay mucho más que el gobierno pueda hacer", señaló.

– Europa toma medidas para asumir un mayor control directo sobre los bancos (Negocios – 20/1/09)

Los gobiernos amplían los planes de rescate, pero a cambio de compromisos concretos y de que reactiven el préstamo.

(Por David Jolly)

Después de que la primera ronda de costosos rescates bancarios y programas de estímulo se quedara corta, los gobiernos europeos están tomando medidas más enérgicas para tomar el control sobre los bancos y sus políticas de crédito.

Pero a los contribuyentes les costará cientos de miles de millones más. Con uno de sus principales bancos enfrentado a unas pérdidas de 28.000 millones (40.600 millones de dólares), Gran Bretaña esbozó el lunes los detalles de su nuevo plan de 100.000 millones para ayudar a los bancos a limitar las pérdidas causadas por los activos tóxicos, y conseguir que el crédito vuelva a fluir ante el deterioro de las condiciones económicas.

Acuerdos vinculantes

El gobierno británico ha anunciado que los bancos que se beneficien del sistema tendrán que firmar acuerdos legalmente vinculantes que les exijan otorgar más préstamos a los consumidores y las empresas.

También se están programando otros planes europeos. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su ministra de finanzas, Christine Lagarde, se reunieron ayer con los banqueros franceses para presionarles para que presten más dinero a las empresas.

"Los bancos deben entender que los tiempos han cambiado", decía Lagarde el lunes en una entrevista en el diario económico Les Êchos. "El presidente ha sido muy claro: para beneficiarse de una nueva inyección de capital, tendrán que asumir compromisos concretos", entre ellos, renunciar a los bonus este año y moderar sus dividendos.

Gobiernos e instituciones ya reconocen que los estímulos y rescates prometidos en otoño no han sido suficientes para alejar la marea de préstamos impagados que tapona el sistema. Es más, puede empeorar a medida que la crisis se acelera.

El lunes, la Comisión Europea advirtió de que la Unión Europea (UE) se enfrentaba a una "recesión profunda y prolongada". Pronosticó que la economía de la UE se contraería un 1,8% en 2009, con la pérdida de 3,5 millones de empleos. "Los bancos y los gobiernos tienen agendas divergentes", explica Simon Adamson, analista bancario en CreditSights. "Los gobiernos quieren que los bancos sigan concediendo créditos. Desde el punto de vista de los bancos, los préstamos imprudentes han sido uno de los caminos por los que se han metido en este lío".

En Londres, el Tesoro ha anunciado que "protegería a las instituciones financieras frente a la exposición a futuras pérdidas excepcionales por crédito sobre ciertas carteras de activos" a cambio de una tarifa. Las nuevas medidas también autorizarán al Banco de Inglaterra a comprar 50.000 millones de "activos de alta calidad" del sector. Esto daría al banco central más herramientas de política monetaria después de recortar sus tipos de interés al 1,5% el 8 de enero, el nivel más bajo de una historia que tiene ya siglos.

El primer ministro Gordon Brown ha dicho que está "enfadado" con el Royal Bank. "Casi todas sus pérdidas están en los mercados subprime americanos o relacionadas con la adquisición de ABN Amro", apuntó. "Y esos son riesgos irresponsables que fueron asumidos por un banco con el dinero de la gente del Reino Unido".

Costes

El Tesoro británico ha anunciado que las últimas medidas costarían a los contribuyentes otros 100.000 millones además del plan de 37.000 millones anunciado en octubre y un plan de estímulo de 20.000 millones planteado en noviembre. De todas formas, Brown y su ministro de Economía, Alistair Darling, han señalado que los fondos estatales traerían aparejados ciertos compromisos, ya que a todos los bancos que se beneficien de estas nuevas medidas se les exigirá que aumenten el préstamo. A Royal Bank ya se le exigirá que preste 6.000 millones en los próximos 12 meses. Los funcionarios también ordenarán al Norhern Rock, la hipotecaria nacionalizada hace un año, que preste más.

"Es un paso en la dirección correcta", ha dicho Peter Dixon, de Commerzbank, sobre los últimos planes de rescate. "Pero al final, los bancos o tienen que nacionalizarse o tienen que segregar sus préstamos incobrables a otra entidad. Es la única forma de que sean claros sobre su capital".

Dinamarca anunció el domingo un plan de ayuda de 18.000 millones de dólares para sus bancos, diciendo que inyectaría los fondos con la condición de que aumentaran el crédito. En Francia, el gobierno acordó en 2008 prestar a los seis bancos principales 10.500 millones de euros y Lagarde ha dicho que tenía la autorización de la UE para ir adelante ahora con una cantidad equivalente.

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha reconocido que 2009 "será muy difícil". Pero que es posible que los inversores estén siendo excesivamente pesimistas de cara al futuro. "Tras haber infravalorado los verdaderos riesgos que nos esperaban en 2008 y 2009", dice, "sería un error de igual magnitud que los actores del sector privado sobreestimaran ahora los peligros que nos esperan".

– El fantasma de la nacionalización de la banca recorre las bolsas de EEUU y Gran Bretaña (The Wall Street Journal – 21/1/09)

(Por E.S. Browning, David Enrich y Jon Hilsenrath)

Las acciones de los principales bancos de Estados Unidos cayeron a su nivel más bajo desde que se desatara la crisis financiera, después de que una nueva ronda de pérdidas hiciera añicos la confianza de los inversionistas. Éstos parecen comportarse como si el gobierno nacionalizará las instituciones financieras más perjudicadas.

La llegada del nuevo gobierno encabezado por Barack Obama añadió tanto temor como esperanza a este explosivo cóctel y los inversionistas anticipan medidas drásticas en los próximos días para apuntalar los bancos y restaurar la confianza, aunque eso signifique nuevas sacudidas para los accionistas. Las autoridades siguen con atención la evolución de los mercados y evalúan nuevas medidas para fortalecer a los bancos, aunque sea a costa de los accionistas.

Los problemas no se limitan a EEUU. Ayer, los esfuerzos de Gran Bretaña para rescatar a sus bancos provocaron una respuesta turbulenta de los inversionistas. La libra esterlina se precipitó a su nivel más bajo desde 2002 en medio de una desconfianza generalizada sobre la estabilidad de los bancos y el temor de que el gobierno del primer ministro Gordon Brown, que ya ha inyectado 37.000 millones de libras esterlinas (unos US$ 53.500 millones) en los tres bancos principales, se vea obligado a nacionalizar.

En el resto de Europa cayeron los precios de los bonos soberanos, una señal del creciente temor de que los gobiernos se vean forzados a asumir costos cada vez más altos con tal de mantener a flote sus sistemas bancarios. El gobierno alemán proyectó una contracción de 2% para este año y la moneda húngara alcanzó un mínimo histórico.

Por su parte, el banco central de Canadá recortó su tasa de interés de referencia en medio punto porcentual a su mínimo histórico.

Las acciones de los bancos estadounidenses descendieron cerca de 20% para alcanzar su menor nivel en más de diez años. La caída arrastró al Promedio Industrial Dow Jones, que declinó 332 puntos, un 4% para quedar en 7.979,09 puntos. La acción de Citigroup perdió 20%, a US$ 2,80, y la de Bank of America 29%, a US$ 5,10. Esto constituye una señal de que los inversionistas no ven mucho valor en los títulos de los bancos.

La gota que colmó el vaso fue el anuncio de State Street Corp., un banco considerado de bajo riesgo que juega un papel fundamental en el sistema financiero al gestionar efectivo para empresas e inversionistas, que registraría casi US$ 10.000 millones en pérdidas. La acción de la entidad se derrumbó 57% ayer. State Street, que sigue siendo rentable, aclaró que la pérdida estaba ligada a su exposición a vehículos de inversión que emitían valores respaldados por créditos hipotecarios.

"El temor va en aumento en el mercado", dice John McDonald, analista de Sanford C. Bernstein & Co. Los inversionistas están huyendo de las acciones bancarias "porque no saben cuál será la siguiente solución del gobierno y hay un temor de que cualquiera que sea, en última instancia, vaya a diluir a los accionistas".

Los inversionistas, que hacia fines del año pasado, parecían dispuestos a creer que el sistema financiero había iniciado una mejoría, se vieron sorprendidos por una nueva serie de tropiezos y pérdidas. La semana pasada, Merrill Lynch reportó una gran pérdida inesperada, mientras su propietario, Bank of America, recibió su segunda infusión de capital por parte del gobierno estadounidense.

El último recurso

Asimismo, varios bancos regionales considerados estables han reconocido en los últimos días tener problemas. James Smith, presidente ejecutivo de Webster Financial Corp., un banco de Connecticut con unos US$ 17.000 millones en activos que advirtió recientemente que los resultados de su cuarto trimestre no pintan bien, dice que la nacionalización será el último recurso pero que ya no le parece impensable.

"El último recurso ya no parece estar tan lejos en este momento, especialmente dadas las valuaciones", señala Smith.

En Washington, las autoridades seguían atentamente los acontecimientos y consideraban nuevas medidas que podrían ir más allá de sus acciones iniciales de comprar US$ 250.000 millones en acciones preferentes en los bancos. Ahora, podrían ensayar otras estrategias, como la compra de valores que se conviertan en acciones comunes. Las acciones preferentes pagan dividendos pero carecen de derechos de voto.

La Reserva Federal de EEUU (Fed) es reacia a tomar el paso más extremo: la nacionalización de la banca. Un motivo que explica su reticencia es la preocupación de que el gobierno no sea capaz de gestionar los bancos.

La Fed, sin embargo, ha estudiado con cuidado los rescates bancarios en lugares como Japón y Suecia, y es consciente de que varios de sus mayores bancos insolventes terminaron siendo nacionalizados.

Representantes del banco central dicen que aún no han llegado a ese punto, pero que lo tomarán en cuenta si la economía sigue empeorando. El nuevo gobierno de Obama y el Congreso jugarían un papel crucial en estas decisiones, porque implicarían mucho más que el uso del dinero de los contribuyentes.

(Alistair MacDonald y Neil Shah contribuyeron a este artículo)

– Vuelve la mano visible del Estado (El Confidencial – 21/1/09)

(Por Carlos Sánchez)

Más claro no se puede decir. Ni probablemente en mejor foro. Pero lo cierto es que, por primera vez desde el New Deal de Roosevelt, un presidente de EEUU cuestionó ayer la capacidad del libre mercado -sin la intervención de los poderes públicos- para asignar eficientemente los recursos económicos. "Esta crisis –dijo Obama- nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse, y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos".

¿Quiere decir esto que estamos ante un líder radical convencido de que hay que intervenir de forma decisiva en la economía? No parece que esa sea su intención. Obama hizo ayer un ejercicio de pragmatismo económico. Consciente de que EEUU sigue siendo un país conservador. Su intención es gobernar una nueva mayoría social, no sólo parlamentaria, y eso puede explicar su obsesión por el equilibrio. Por satisfacer a casi todos. Por situarse por encima de las ideologías. Pero partiendo de un principio irrenunciable en EEUU: el poder del mercado "para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival".

A partir de este principio, el discurso económico de Obama, estuvo lleno de realismo. Intentando convencer a los estadounidenses de que las discusiones sobre el tamaño del sector público o sobre si hay que regular el mercado, son estériles, pertenecen a un tiempo que ya no sirve. "La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro Gobierno es demasiado grande o pequeño, sino si funciona para ayudar a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente". O si funciona para que puedan pagar "los cuidados que necesitan y una jubilación digna". Es decir, una nueva versión del célebre "gato negro, gato blanco: lo importante es que cace ratones", que popularizó Felipe González tras un viejo a China. Pero a escala planetaria.

Si algo está claro tras el discurso de Obama es que EEUU no renuncia a ser la locomotora mundial, aunque haya que reconocer la gravedad de la crisis. Si en España el Gobierno tardó meses en reconocer la que se venía encima, Obama arrancó ayer su discurso sin tapujos. "Nuestra economía está gravemente debilitada como consecuencia de la codicia y de la irresponsabilidad de algunos; pero también por el fracaso colectivo a la hora de elegir opciones difíciles y de preparar a la nación para una nueva era". Obama en estado puro. Sin rodeos y con la bandera del cambio como eje de su actuación. Destrozando algunos tabúes instalados en EEUU en la era Bush. La imposibilidad de luchar contra el cambio climático porque pone en peligro la competitividad del país.

Energías renovables

Obama, por el contrario, dejó bien claro que está dispuesto a utilizar "el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas". Es decir, utilizando energías renovables frente al consumo de energías fósiles, de uso intensivo durante el mandato de la anterior Administración por la influencia de los lobbies petroleros texanos sobre el ex presidente Bush. "Transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer frente a las necesidades de una nueva era", dijo Obama.

Guiño a los ecologistas pero también a quienes apuestan por el gasto público como nuevo motor del crecimiento. "Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y reducir su coste", aseguró.

¿Qué hay de su compromiso electoral de universalizar la asistencia sanitaria para 40 millones de norteamericanos que no tienen dinero para pagarse un seguro privado? En el discurso no hay rastro de esa promesa. Pero hay que tener en cuenta que tampoco el escenario era el más adecuado para bajar al detalle. Se trataba tan sólo de enunciar los principios. Obama dijo que lograr ese objetivo no es una cuestión de caridad, sino que hunde sus raíces en la necesidad de alcanzar la prosperidad de la nación "dando mayores oportunidades" a todos los estadounidenses.

Pero también un mensaje a navegantes. No mencionó el "célebre sangre, sudor y lágrimas" que prometió Churchill a los británicos en la II Guerra Mundial, pero sí dejó bien claro que "el tiempo del inmovilismo, de la protección de intereses limitados y de aplazar las decisiones desagradables ha pasado". Y lo dice en un país en el que toda la industria pide dinero al Gobierno para salvarse de la bancarrota. Y en el que ningún Gobierno, en los últimos años, ha adoptado medidas impopulares.

"A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y volver a empezar la tarea de rehacer Estados Unidos". Palabra de presidente.

– El mayor déficit en 50 años en EEUU (Cinco Días – 21/1/09)

Más paro y recesión marcan la herencia recibida de Bush.

La herencia económica que recibe Barack Obama es tan excepcional como su elección al frente de la Casa Blanca. Los números asustan. Si tradicionalmente la economía de Estados Unidos se ha permitido un déficit presupuestario y por cuenta corriente de envergadura, el desequilibrio alcanzado en los últimos años es histórico. En el caso del déficit fiscal, la Oficina Presupuestaria del Congreso de EEUU augura un desfase entre ingresos y gastos que este nuevo año alcanzaría 1,2 billones de dólares (el 8,3% del PIB), cifra no vista desde los años 50, posteriores a la II Guerra Mundial. Lejos quedan los 236 millones de superávits fiscales obtenidos por la administración Clinton en 2000.

Los últimos años de Bush se han caracterizado por el uso de la billetera para financiar los ingentes gastos militares, sobre todo en Irak y Afganistán.

El mayor problema reside ahora en que la economía norteamericana no es capaz de generar los recursos suficientes para que ese déficit no se dispare. La demanda de los hogares se desacelera, presa de su endeudamiento (97% del PIB), y la actividad industrial, otro de sus puntos fuertes, hace aguas. En este contexto la recesión está asegurada. La Oficina Presupuestaria prevé que este año el PIB caiga un 2,2% y, lo que es peor que la tasa de paro alcance el 8,3% de la población activa, algo considerado inusual en la economía más flexible del planeta, capaz de recolocar a sus desempleados en otros sectores en un tiempo récord. De momento, el paro ha cerrado 2008 aumentando hasta el 7,2% el peor dato en 15 años.

Ni siquiera un dólar debilitado frente al euro y el yen sirve para aliviar el déficit comercial (700.000 millones hasta octubre), ante la pujanza industrial de Japón o la emergente de China o India.

Por si fuera poco, la crisis bancaria, iniciada con las hipotecas subprime (de alto riesgo), y extendida por el colapso de la banca de inversión ahoga al sistema financiero y enfría las posibilidades de un pronta recuperación. La propia Reserva Federal cuenta con que la recesión sea más larga de lo esperado hace sólo seis meses.

La ayuda a los bancos para salvar sus cuentas, aprobada por la administración saliente (700.000 millones de dólares) y el macropaquete de ayuda fiscal (inversiones y rebaja de impuestos) que planea Obama vienen a elevar aún más la presión sobre el presupuesto.

Mientras eso ocurre, el Departamento del Tesoro ha pedido informes mensuales a los bancos que han recibido capital del plan gubernamental de rescate. El objetivo es aumentar la transparencia y presionar a las entidades financieras para que trasladen la liquidez cuanto antes al resto de la economía. El descenso de los tipos de interés al umbral de entre el 0,25% y el 0% decidida por la Reserva Federal debería echar una mano a la inversión empresarial y el consumo de los hogares. Sin embargo, la sombra de la deuda es alargada. Sólo hasta el tercer trimestre de 2008 alcanzaba el 342% del PIB.

Retos económicos y políticos

Estímulo de la economía. El principal objetivo. Su plan de ayuda ronda los 800.000 millones de dólares entre recortes de impuestos y estímulo a la inversión. Necesita del beneplácito del Congreso. Se sumaría a la ayuda pública a la banca, ya aprobada. La Reserva Federal ya ha indicado que el plan fiscal puede quedarse corto ante el grave deterioro de la economía y el paro.

Sanidad para todos. Obama ha prometido reformar el sistema de salud para que la cobertura llegue al máximo posible. En la actualidad millones de norteamericanos no disponen de seguro médico porque no pueden pagarlo.

Industria. El plan de ayuda incluye subvenciones a los sectores empresariales más desfavorecidos entre los que se encuentra la industria, en especial la automovilística.

Medio ambiente. Estímulo de las energías renovables y reducción progresiva de la contaminación.

Política exterior. Salida ordenada de las tropas de Irak, cierre de Guantánamo y reconducción del conflicto en Oriente Medio. Todo bajo un giro de política que ponga fin al "'unilateralismo" de la administración Bush. Ello implica, no obstante, mantener la lucha "implacable contra el terror".

– Roubini: "El sistema bancario está en quiebra" (El Confidencial – 21/1/09)

Nouriel Roubini. Su palabra va a misa en los mercados financieros y ayer, lo volvió a demostrar. El pánico se apoderó una vez más de las bolsas estadounidenses y de los valores financieros después de que el gurú del credit crunch, Nouriel Roubini, hablara ayer de quiebra sector bancario estadounidense.

"Los problemas de Citi, Bank of America y otros sugieren que el sistema está en bancarrota. En Europa sucede lo mismo", fueron las palabras lanzadas ayer en Dubái y recogidas por Bloomberg, por este profesor de Economía en la Universidad de Nueva York que predijo la crisis financiera internacional y que alertó de que lo peor estaba aún por llegar.

Roubini estimó que "las pérdidas crediticias podrían alcanzar máximos de 3,6 billones de dólares para las entidades estadounidenses. De ser así, eso significa que el sistema financiero es efectivamente insolvente porque los bancos parten con una posición de capital de 1,4 billones. Estamos ante una crisis bancaria sistémica", fueron sus palabras.

En las últimas sesiones, las bolsas europeas han caído con fuerza arrastradas por el sector financiero a medida que los mercados observan que los esfuerzos de los gobiernos para restablecer la confianza en la industria financiera no conseguirán evitar un empeoramiento de la recesión mundial. Hoy, el pánico vendedor se repite de nuevo en Europa tras el batacazo de ayer de Wall Street.

Las pérdidas y las provisiones de las entidades financieras en todo el planeta han superado el billón de dólares desde que el mercado hipotecario subprime de Estados Unidos colapsara en 2007, según estimaciones de Bloomberg. Unas cifras que siguen saliendo a la luz. Bank of América, el mayor banco de Estados Unidos por activos, anunció el viernes pasado pérdidas trimestrales de 1.790 millones de dólares, las primeras desde 1991 y recibió 138.000 dólares de emergencia de las arcas públicas.

Citigroup, por su parte, anunció un agujero en el cuarto trimestre de 2008 de 8.290 millones, despidiendo el peor año de su historia. Asimismo anunció la división del grupo, su desguace en dos bajo el plan de su CEO Vikram Pandit para reflotar el grupo.

"El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se verá obligado a utilizar hasta un billón de dólares de fondos públicos para recapitalizar el sector financiero, después de los 350.000 millones de dólares inyectados por la administración Bush", en declaraciones de Roubini a Bloomberg. El Congreso de Estados Unidos aprobó el año pasado un plan de rescate millonario de 700.000 millones de dólares, de los cuales, la mitad todavía no se han distribuido.

– Los bancos se hunden en bolsa: Roubini vaticina la quiebra del sector (El Confidencial – 21/1/09)

Los bancos no consiguen remontar el vuelo en bolsa. El pesimismo y la desconfianza se han instalado en torno a un sector herido por la crisis financiera y al que las medicinas suministradas por los diferentes Gobiernos del planeta -inyecciones de capital, nacionalizaciones, etc.-, no consiguen curar. Tal es la gravedad de la crisis que el gurú del credit crunch, Nouriel Roubini, vaticinó ayer desde Dubái la bancarrota del sistema bancario a ambos lados del Atlántico. "Los problemas de Citi, Bank of America y otros sugieren que el sistema está en bancarrota. En Europa sucede lo mismo", fueron sus palabras, que cayeron ayer como una bomba sobre Wall Street, provocando el derrumbe de valores como State Street (-59%) o Bank of America (-29%). La reacción, primero en Asia y ahora en Europa, no se ha hecho esperar. Los bancos vuelven a caer a plomo.

"El globo de la fiesta estalló. Tristemente el rally que esperábamos por (la investidura) de Barack Obama parece que se ha quedado en pólvora mojada. El sector bancario se encuentra en un estado grave. No podía haber elegido un momento peor para tomar posesión del cargo", comenta a Reuters Justin Urquhart Stewart, director de Seven Investment Management.

Los bancos británicos se llevan el golpe más duro. Barclays se hunde cerca de un 20%. La entidad ha visto cómo desde principios de enero se ha evaporado más de un 60% de su valor en bolsa. No pintan mejor las cosas para Lloyds Bank, con pérdidas del 13% que sitúan sus acciones en mínimos de diez años. Ayer, Exane BNP Paribas señalaba en una nota a los mercados, que ambas entidades tenían un 25% de probabilidades de pasar a manos públicas, mientras que hoy, un asesor del primer ministro británico Gordon Brown, y presidente del comité selecto del Tesoro, John McFall ha abogado hoy por la completa nacionalización de Lloyds y Royal Bank of Scotland en vista del desplome de sus acciones.

Royal Bank of Scotland abría este lunes la Caja de Pandora al anunciar las mayores pérdidas de la historia empresarial del Reino Unido, que ese mismo día anunciaba su segundo y ambicioso plan de rescate del sector financiero que, al tenor de los acontecimientos, parece haber caído en saco roto.

No pintan mejor las cosas fuera de las islas. Deutsche Bank pierde más de un 5% tras conocerse que dos de sus hedge funds registraron pérdidas masivas en 2008. BNP Paribas cede más del 4% e Intesa San Paolo, un 5,8%.

En España, Santander y BBVA amplían la caída al 3,7% y al 4,3%, respectivamente. Desde que comenzó el año, los dos gigantes bancarios europeos acumulan una caída superior al 20% y han arrastrado tras de sí al Ibex 35, con pérdidas anuales que ya superan el 10%. El selectivo español se deja en los primeros compases más del 1% y se sitúa en mínimos anuales ligeramente por encima de los 8.100 puntos y se asoma a los mínimos de noviembre. "El selectivo está tanteando el soporte de los 8.100 puntos y no descartamos que lo perfore en próximas sesiones pudiendo encontrar nuevos soportes en torno a los 8.000 o incluso 7.700 puntos", comenta un operador a Reuters.

Las primeras sesiones alcistas del año han quedado en el olvido y las principales plazas europeas acumulan ya pérdidas anuales que superan el 10%.

– Los bancos británicos comienzan una carrera para impedir su nacionalización (The Wall Street Journal – 21/1/09)

(Por Sara Schaefer Muñoz y Carrick Mollenkamp)

Apenas dos días después de que Gran Bretaña divulgara sus más recientes medidas de rescate financiero, dos de los mayores bancos del país y el gobierno libran una ardua batalla para impedir que el plan se convierta en una nacionalización total.

Mientras el nerviosismo de los inversionistas acerca de los bancos y las finanzas del país castiga a las bolsas, el Royal Bank of Scotland Group PLC y Lloyds Banking Group PLC se encuentran en una posición precaria: si necesitan una nueva inversión para apuntalar su capital, probablemente tendrán que acudir al gobierno. Eso los ha embarcado en una carrera contra reloj para tranquilizar a acreedores y depositantes y vender activos para levantar el efectivo que necesitan para absorber mayores pérdidas en momentos en que la economía británica va de mal en peor.

En tanto, los funcionarios del gobierno se esfuerzan por ultimar los detalles de un plan diseñado para tranquilizar a los mercados al asegurarles que las pérdidas de los bancos no serán tan cuantiosas. Paul Tucker, el encargado de los mercados financieros del Banco de Inglaterra, el banco central, afirmó el miércoles en el Parlamento que la agitación de los últimos días había sido una "distracción", pero que aún cree que el paquete de rescate tiene posibilidades "razonables" de surtir efecto. El primer ministro Gordon Brown aseguró que una nacionalización no solucionaría el hecho de que los bancos no están prestando.

El gobierno británico ya posee un 70% de Royal Bank of Scotland (RBS) y el 43% de Lloyds, lo que quiere decir que tiene un control significativo sobre ambos. Dar el siguiente paso y nacionalizar un 100% de los bancos, sin embargo, no sólo significaría una situación vergonzosa para Brown, sino que también dejaría a los contribuyentes con unos 3 billones de libras esterlinas (millones de millones) (unos US$ 4 billones) en nueva deuda, una cantidad que superaría con creces la producción anual del país. Es más, dejaría al gobierno en la posición políticamente delicada de decidir cuáles empresas deberían recibir préstamos y de expulsar de sus viviendas a deudores hipotecarios morosos. Un banco estatal también podría afectar injustamente a la competencia debido a que los clientes podrían preferir operar con una institución soberana.

"La nacionalización es un último recurso, casi tan desagradable para el gobierno como lo es para los accionistas", afirmó Bruno Paulson, analista de Sanford Bernstein en Londres.

Algunos inversionistas creen que la nacionalización es prácticamente un hecho consumado. Las acciones de los bancos de Gran Bretaña cayeron el lunes y el martes luego del anuncio del lunes de las medidas planeadas por el gobierno y el Banco de Inglaterra para estimular los préstamos y asegurar las pérdidas provocadas por activos incobrables.

El miércoles, los precios bursátiles se estabilizaron. La acción de RBS subió 2,20 peniques a 12,50 peniques mientras que la de Lloyds, una combinación de HBOS PLC y Lloyds TSB Group PLC, subió 0,3 peniques a 43,1 peniques. La acción de Barclays PLC anotó un descenso de 6,8 peniques, a 66,1 peniques, un reflejo de las preocupaciones de que el banco podría tener que acudir al gobierno en busca de capital.

Hasta ahora, no parece que una corrida de depósitos o un éxodo de acreedores -dos factores que llevarían a la nacionalización- se estén produciendo a gran escala. El año pasado, el gobierno se vio obligado a nacionalizar al banco hipotecario Northern Rock PLC luego de que fuera blanco de la primera corrida bancaria del país en más de un siglo.

Dejando de lado las corridas bancarias, tanto los reguladores como los bancos enfrentan tareas difíciles.

Una pieza central en el más reciente paquete de rescate del gobierno es un plan para otorgar seguros que limiten las pérdidas de los bancos sobre préstamos e inversiones que se vuelven incobrables. Pero la falta de certeza sobre el precio de los seguros se está sumando al nerviosismo de los mercados y ha generado dudas sobre si el plan funcionará. El gobierno afirma que es difícil determinar el costo total del plan de seguros, porque aún no está claro cuánta protección demandarán los bancos. Las precisiones podrían llegar recién en febrero, según una fuente al tanto.

RBS y Lloyds, al mismo tiempo, necesitan encontrar compradores para toda clase de activos, en momentos en que las fuertes pérdidas están dañando la confianza seriamente.

Una gran interrogante en Gran Bretaña es Barclays, que a fines del año pasado eludió una inyección por parte del gobierno al levantar capital entre inversionistas de Medio Oriente.

Luego de una repentina caída del 25% en sus acciones el viernes pasado, el banco emitió un comunicado diciendo que sus resultados de 2008 excederán las expectativas de los analistas de 5.300 millones de libras esterlinas, US$ 7.500 millones. Los resultados serán anunciados el 17 de febrero.

– El laborismo sugiere nacionalizar RBS y Lloyds (Cinco Días – 22/1/09)

El presidente de la Comisión del Tesoro del Parlamento británico instó ayer a que el Ejecutivo nacionalice Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds. John McFall, legislador del Partido Laborista del primer ministro Gordon Brown, hizo ayer esa sugerencia en una columna de opinión en Financial Times junto con Jon Moulton, responsable de la firma de inversiones Alchemy Partners. En el documento afirman que hay "considerables expectativas" de que se nacionalicen las dos entidades y, "si va a ocurrir, cuánto antes se haga, mejor". Consideran que esta medida solucionaría las contradicciones derivadas de la actual nacionalización parcial de ambos bancos.

– EEUU, Francia y Bélgica renuevan sus apoyos a la banca (Cinco Días – 22/1/09)

Tim Geithner se presentó ayer ante el comité del Senado que tiene que aprobar su designación diciendo que el TARP, el plan de salvamento de la banca, debe ser reformado y que hay que asegurar que el crédito fluya. EEUU se une a Francia y Bélgica en un renovado impulso para asegurar la estabilidad financiera. París dará 10.500 millones a sus bancos.

Geithner, que pasó buena parte de la jornada respondiendo a preguntas sobre los errores de sus declaraciones de Hacienda, dijo a los legisladores que el TARP necesita una reforma fundamental para ayudar urgentemente no solo a la gran banca sino también a las familias y las empresas. El Gobierno de Obama se va a hacer con la segunda parte de la dotación de este plan, 350.000 millones de dólares (271.500 millones de euros), y en palabras de Geithner hay que asegurar el crédito para apoyar el crecimiento.

En un ambiente de suma desconfianza en la salud de la banca y temores sobre nacionalizaciones, Geithner dijo que la idea de crear un "banco malo" por el Gobierno para gestionar los activos tóxicos del sector es compleja pero no la desestimó.

Los planes para afianzar el crédito no se quedan en una sola de las orillas del Atlántico. Nicolas Sarkozy ha concedido 10.500 millones de euros más a las seis principales entidades de crédito de Francia. El presidente galo exige, a cambio, que los ejecutivos de estos grupos renuncien a sus bonificaciones.

El anuncio se ha producido un día después de que el primer ministro británico, Gordon Brown, comunicase la puesta en marcha de un segundo plan de rescate financiero en tres meses. El plan francés prevé dotar a los bancos de recursos computables como Tier 1 en forma de deuda híbrida o la emisión de acciones preferentes sin derecho a voto.

Crédit Agricole y Société Générale indicaron el martes que no pagarán bonus a sus principales directivos. BNP Paribas se pronunció en el mismo sentido hace una semana. Precisamente, esta entidad aclaró que puede recibir 2.550 millones de euros con las ayudas. Société Générale obtendrá 1.700 millones.

Mientras, el Ejecutivo belga estudia lanzar un segundo plan de rescate bancario siguiendo el modelo de Reino Unido. Una hipótesis que se baraja es crear un "banco malo" al que se enviarían activos tóxicos de las entidades belgas, que suman 50.000 millones de euros.

– Hypo Real Estate recibe 12.000 millones más de ayuda (Cinco Días – 22/1/09)

El consorcio inmobiliario y financiero Hypo Real Estate Holding ha obtenido garantías del Estado por 12.000 millones de euros adicionales, informó ayer el Fondo de Estabilización de los Mercados Financieros (SoFFin, en alemán). Con este nuevo apoyo, el grupo acumula 42.000 millones de euros en avales públicos. Hypo Real Estate una de las primeras víctimas germanas de la crisis. En noviembre recibió garantías por 20.000 millones y en diciembre otros 10.000 millones.

– El tsunami bancario anticipa el colapso de la deuda pública en EEUU y Gran Bretaña (Libertad Digital – 22/1/09)

Máximo nivel de alerta en el día 1 de la era Obama. El valor de la banca se volatilizó ante la "insolvencia" sistémica en EEUU y Gran Bretaña. Obama y Brown avanzan hacia la nacionalización bancaria. La calidad de su deuda pública corre peligro, lo que pincharía la burbuja de los bonos.

LD (M. Llamas) Los acontecimientos se precipitan por momentos. El defcon one, término referido al máximo nivel de alerta en un sistema de defensa, ya no se percibe, ni mucho menos, como algo improbable entre los analistas, ante las advertencias de que el sistema bancario de las primeras potencias mundiales está en "quiebra".

Tal y como adelantó Libertad Digital, el gurú y exitoso inversor en materias primas Jim Rogers lanzó una advertencia cruda y contundente el pasado 16 de diciembre: "La mayoría de los grandes bancos de EEUU está en bancarrota". El pasado martes fue el prestigioso profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, el que incidió nuevamente en esta misma tesis: Las entidades financieras de EEUU se enfrentan a unas pérdidas de 3,6 billones de dólares mientras que su capital no alcanza los 1,4 billones. Es decir, es "insolvente", lo cual se traduce en una "crisis bancaria sistémica".

La banca de EEUU y Gran Bretaña es "insolvente"

Sin embargo, la banca de la primera potencia mundial no es la única que está en quiebra. Los analistas del Royal Bank of Scotland (RBS) advertían lo siguiente, poco después de que esta entidad anunciara unas pérdidas históricas superiores a los 30.000 millones de euros en 2008: Los grandes bancos británicos son "técnicamente insolventes". Además, Rogers instaba ayer mismo a los inversores a que vendieran todas las libras que pudieran tener y recomendaba que retiraran todo su dinero de la economía británica.

Nuevos rescates financieros

El problema es que tales advertencias no son meras especulaciones, a la vista de los últimos acontecimientos. El Gobierno de EEUU acudió la pasada semana al rescate del mayor banco hipotecario privado del país. En concreto, el Tesoro, la Reserva Federal (FED) y el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) acordaron inyectar 138.000 millones de dólares al Bank of America. Además, las autoridades estadounidenses están estudiando la nacionalización del gigante Citigroup, tras registrar unas pérdidas de 18.000 millones de dólares en 2008.

Es decir, el Gobierno de EEUU baraja la posibilidad de adquirir entidades financieras históricas. Lo mismo ocurre en el caso del Reino Unido. Ayer, un asesor del primer ministro británico, Gordon Brown, y presidente del comité selecto del Tesoro, John McFall, recomendó públicamente la completa nacionalización de grandes bancos como Lloyds, Royal Bank of Scotland e, incluso, Barclays, en vista del desplome de sus acciones. Todos estos datos, relativos a la "insolvencia bancaria" y "nacionalización" directa de grandes entidades, han tenido también su correspondiente reflejo en el mercado bursátil.

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