Tal y como afirma el rotativo, las negociaciones sobre la inclusión de Lloyds Banking Group en el Programa de Protección de Activos del Gobierno británico estarían avanzadas y contarían con autorización del ministro de Economía, Alistair Darling, para asegurar activos de dudoso cobro por valor de 258.000 millones de libras.
La mayor parte de estos activos tóxicos procederían de la cartera hipotecaria del HBOS, la entidad que el Lloyds rescató el pasado septiembre en una operación coordinada desde el Ejecutivo británico.
El acuerdo propuesto por el Gobierno al consejo de administración de la entidad exigiría el pago de un honorario a través de la emisión de acciones de tipo B -que no dan derechos de voto, pero sí se benefician del pago de dividendos-, con las que el Estado pasaría a controlar el 53% de Lloyds.
Asimismo, el acuerdo incluiría una cláusula en virtud de la cual las acciones preferentes que posee el Estado se transformarían en acciones ordinarias, lo que aumentaría la participación final hasta el 70%.
De producirse finalmente este hecho supondría un duro golpe para el presidente del Lloyds, Victor Blank, quien ha repetido en numerosas ocasiones que no desea ver que se aumente la participación del Estado en el banco más allá del 43% actual.
La semana pasada fue el Royal Bank of Scotland (RBS) el que puso bajo protección oficial activos tóxicos por un importe de 325.000 millones de libras (364.000 millones de euros).
El pasado 19 de febrero el Ejecutivo de Gordon Brown anunció la puesta en marcha del Programa de Protección de Activos, una medida destinada a garantizar las inversiones y deudas tóxicas (títulos de bajo valor o créditos de difícil cobro) de las entidades financieras para que puedan reanudar los niveles normales de concesión de créditos.
Al acogerse al plan, los bancos deben informar al Estado de cuánto esperan perder por culpa de sus activos tóxicos y el Tesoro puede asegurar hasta un 90% de las pérdidas adicionales previstas.
– El BCE planta la semilla de la máquina de imprimir billetes (Expansión – 6/3/09)
(Por Daniel Badía)
El Banco Central Europeo (BCE) reconoció en la reunión que se está estudiando la posibilidad de aplicar medidas no tradicionales para estimular el crecimiento económico.
Estas herramientas podrían ir encaminadas a comprar deuda de gobiernos o corporativa, las llamadas quantitative easing, que en definitiva buscan inyectar nuevo dinero en el sistema cuando los tipos de interés están tan cerca de cero que una nueva bajada resulta inefectiva. Es lo que popularmente se conoce como "imprimir billetes".
Aunque el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, no quiso precisar el tipo de medidas que se podrían tomar ni de qué manera se podrían llevar a cabo, en su discurso podría haber sembrado ya la semilla de esa máquina de imprimir billetes. Así lo interpretan algunos expertos.
Trichet indicó que el Consejo de Gobierno de la institución adoptó la decisión de que los bancos centrales de cada país acumulen sus propias provisiones para hacer frente a riesgos ligados a operaciones de refinanciación del eurosistema.
La medida viene por las pérdidas que se han registrado en estas operaciones, por importe de 10.300 millones de euros, debido a la quiebra de cinco instituciones. Según Jürgen Michels, economista de la eurozona de Citi, "este procedimiento de distribuir las pérdidas entre bancos centrales nacionales, que son los que al final están ligados a los gobiernos nacionales, podría ser el diseño bajo el que el BCE podría reclamar posibles pérdidas que surgieran de la implementación de quantitative easing".
El Banco de Inglaterra tomo la delantera al anunciar que comprará activos por importe de 75.000 millones de libras (unos 84.000 millones de euros) inicialmente, ampliables hasta 150.000 millones. Los fondos no irán directamente a los ciudadanos, sino que se canalizarán a través de la compra de bonos corporativos y del Estado para animar el flujo de efectivo en la economía.
– El Fondo que garantiza los depósitos bancarios en EEUU se declara insolvente (Libertad Digital – 6/3/09)
La Agencia Federal que garantiza los depósitos bancarios en EEUU (FDIC) admite que podría declararse insolvente en 2009, tal y como avanzó LD. El Tesoro de EEUU estudia inyectar 500.000 millones de dólares con el fin de rescatar a este organismo.
LD (M. Llamas) La presidenta del FDIC, Sheila Bair, encargada de dirigir el organismo federal encargado de garantizar los depósitos de los ahorradores estadounidenses en caso de quiebra bancaria, admite que la agencia podría ser insolvente en 2009, según admitió el pasado miércoles, informa Bloomberg. La agencia podría "llegar a ser insolvente este mismo año", alertó Bair.
En lo que va de 2009 ya han quebrado 16 bancos en EEUU y, como resultado, se están agotando las reservas del FDIC, tal y como avanzó LD. Y es que, el reguero de cadáveres bancarios amenaza con intensificarse a lo largo del presente ejercicio. Según el FDIC, por el momento el sistema financiero estadounidense cuanta con 252 entidades en riesgo de quiebra, y cerca de 500 son vulnerables. La Agencia federal apenas cuenta ya con 20.000 millones de dólares apara afrontar el coste de nuevas caídas bancarias, de modo que crece el temor acerca de los depósitos bancarios de los estadounidenses.
La propia Bair avanzó la posibilidad de que se produzcan "un gran número de quiebras bancarias hasta 2020", con lo que los fondos del FDIC podrían desaparecer e, incluso, llegar a alcanzar números rojos. El pánico desatado tras la quiebra de Lehman Brothers obligó al Gobierno de EEUU a incrementar hasta 250.000 dólares el límite que garantiza la recuperación de los depósitos bancarios de los ahorradores estadounidenses en caso de quiebra de su entidad. La caída de entidades ha reducido los fondos propios del FDIC hasta los 18.900 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2008. Una cantidad del todo insuficiente ante la avalancha de bancarrotas que se avecina.
Ante esta situación, el presidente de la Comisión de Banca del Senado de EEUU, Christopher Dodd, está negociando con el Gobierno la posibilidad de que el Tesoro aporte al FDIC un crédito temporal de 500.000 millones de dólares para reforzar su balance y así poder devolver los ahorros, garantizados por ley, de los estadounidenses cuyas entidades quiebren, según informa este viernes The Wall Street Journal.
A lo largo de 2008 han caído 25 entidades financieras en EEUU, en 2009 ya se contabilizan 16. Además, existen 252 en riesgo importante de quiebra, según los últimos datos oficiales y, en total, unos 500 bancos vulnerables, por el momento, según los cálculos revelados por LD. A la delicada situación del FDIC se suma la de la propia Reserva Federal de EEUU, tal y como ha analizado este mismo periódico.
– Bernanke impone la Ley del Silencio (El Confidencial – 6/3/09)
La Reserva Federal de EEUU (Fed), que preside Ben Bernanke, oculta a la agencia Bloomberg en nombre de los bancos que han recibido ayuda pública a través de sus líneas de crédito extraordinarias, en donde las entidades se deshacen de sus activos tóxicos.
(Libertad Digital) La Reserva Federal (Fed) se niega a facilitar información acerca de las líneas de créditos extraordinarias concedidas a las entidades del país. Las presiones de la prensa norteamericana han servido de poco por el momento, pese a las denuncias y la investigación abierta en la Cámara de Representantes de EEUU, según denuncia la prestigiosa agencia de información económica Bloomberg.
La Fed no hará público el nombre de las entidades que han sido auxiliadas por el banco central a través de sus ventanillas de descuento de activos tóxicos, que se nutre el dinero procedente de los contribuyentes de EEUU (deuda pública) y que asciende a 1,9 billones de dólares. El asunto está siendo investigado por el Comité de banca en el Senado, pero las autoridades públicas rechazan identificar a las entidades beneficiarias.
El senador republicano por Alabama, Richard Shelby, denuncia que "si el dinero que procede de los contribuyentes es el que está en juego, el pueblo de EEUU y esta comisión debemos conocer quién ha sido beneficiado, a dónde fue ese dinero". Aquí "no hay transparencia", alega.
Bloomberg denunció el pasado 7 de noviembre a la reserva Federal en virtud del principio de Libertad de Información para que aportara todos los detalles sobre sus 11 programas de crédito extraordinario puestos en marcha desde el inicio de la actual crisis. Sin embargo, los organismos públicos han dado, por el momento, la callada por respuesta.
Secretismo en torno al G-20
Pero la falta de transparencia no es algo exclusivo de los reguladores estadounidenses. El ministro británico para la Empresa y la Reforma Reguladora, Peter Mandelson, ha convocado para el próximo 18 de marzo una reunión a puerta cerrada de dirigentes empresariales de países industriales avanzados y emergentes.
En la llamada Conferencia Empresarial del G-20, que se celebrará en el número 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico, Mandelson tratará de analizar el impacto que están teniendo en la actividad empresarial global las intervenciones de los gobiernos frente a la actual crisis económica y financiera.
"La crisis bancaria mundial que ha golpeado a las empresas de todo el mundo no podrá atajarse sin un plan internacional de acción debidamente coordinado", afirma Mandelson, citado en el comunicado de su departamento que informa de la reunión.
"Vivimos en un mundo globalizado en el que la más pequeña empresa familiar en Gran Bretaña puede verse afectada por las decisiones que toman las grandes empresas y los gobiernos en distintos lugares del mundo", explica el político laborista. "Por eso necesitamos trabajar juntos, dar pruebas de realismo ante los desafíos globales que aguardan a las empresas y afrontarlos directamente", agrega Mandelson.
Plan de acción global, y coordinado
"Sólo con un conjunto claro de medidas para la recuperación (económica) podrán nuestras empresas salir fortalecidas y preparadas para acometer los desafíos medioambientales y económicos del siglo XXI", afirma el ministro. Pese a ello, tales medidas se discutirán a puerta cerrada con la elite empresarial.
Según Martin Broughton, presidente de la Confederación de la Industria Británica, que copatrocina la reunión, en ella se tratarán también temas como el proteccionismo y la financiación del comercio. El propio primer ministro, Gordon Brown, asistirá a la fase final de la conferencia y trasladará las sugerencias que allí se hagan a la cumbre del G20 que presidirá el próximo 2 de abril en Londres, informa Efe.
A la conferencia de líderes empresariales asistirán representantes del Reino Unido, España, México, Canadá, Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Italia, Holanda, India, Indonesia y Corea del Sur, entre otros.
– El FMI sugiere formas de regular las finanzas globales (The Wall Street Journal – 6/3/09)
El plan busca evitar el riesgo sistémico y el exceso de regulación para agradar a moros y cristianos
(Por Bob Davis)
El Fondo Monetario Internacional hizo un llamado para la creación de un nuevo sistema de supervisión de fondos de cobertura, firmas de capital privado y otras empresas financieras cuyo colapso supondría un gran riesgo para la economía global. También sugirió otras medidas drásticas que amplían el alcance de la regulación financiera internacional.
El FMI, que en medio de la crisis global se ha convertido rápidamente en un actor principal en los planes de rescate financiero en todo el mundo, está sugiriendo una coordinación más estrecha entre los gobiernos a través de un "código común de conducta" que delinearía cómo y cuándo los gobiernos deben intervenir en firmas en problemas, y cómo compartir las pérdidas de grandes instituciones financieras que operan en varios países.
Las propuestas están diseñadas para influir en los resultados de una cumbre de líderes del G-20, programada para el 2 de abril en Londres. Una cumbre en noviembre produjo una serie de planes, pero dado que Estados Unidos estaba representado por un presidente saliente, se tradujo en pocas medidas concretas para manejar la crisis. El G-20 incluye a los países industrializados más ricos, así como China, India, Brasil, Sudáfrica y otros países en desarrollo.
Las propuestas del FMI se concentrarían en los fondos de cobertura y otras instituciones financieras que han evitado la publicidad y la fiscalización externa como han sugerido los países europeos. Pero limitan el número de instituciones que se empiezan a regular a partir de ahora a las que ofrecen "riesgos sistémicos", en un esfuerzo por aplacar las objeciones de EEUU.
Las firmas económicamente menos significativas serían reguladas de manera menos estricta. Esencialmente, sólo serían obligadas a ser más transparentes respecto a sus actividades financieras, recomendó el FMI.
"Necesitamos regular mejor el riesgo sistémico, pero al mismo tiempo evitar la sobrerregulación", dijo Jaime Caruana, el principal funcionario para el sector bancario de la entidad.
El papel central del FMI representa un giro para la institución que hace tan sólo nueve meses era considerada irrelevante porque pocos países necesitaban sus préstamos o querían su asesoría económica. Desde mediados del año pasado, el organismo ha provisto préstamos de emergencia a Pakistán, Islandia, Hungría, Ucrania y Lituania, entre otros. La Unión Europea ha delegado al FMI la misión de impulsar las economías en deterioro de Europa del Este. Si sus propuestas regulatorias son aceptadas, podría terminar ejerciendo también un rol de supervisión.
El gobierno de Barack Obama está diseñando sus nuevas políticas, que probablemente serán presentadas en una cumbre de ministros de Finanzas el 13 de abril en Londres. Desde fines del año pasado, EEUU y Europa han discrepado sobre varios asuntos, incluyendo cuánto estímulo dar a sus economías locales, postura en la que EE.UU. ha apoyado un enfoque mucho más agresivo. Otro tema controversial es la regulación de los fondos de cobertura y las firmas de capital privado. Alemania y Francia piden una mayor regulación que EEUU. El Reino Unido, que este año preside el G-20, suele alinearse con EEUU.
La combinación del declive económico y la elección del presidente Obama, que tiene una postura más favorable respecto a la regulación que su predecesor republicano, ha disminuido las diferencias. En una conferencia de prensa en Washington con el primer ministro británico, Gordon Brown, Obama dijo que habían discutido cómo pueden "coordinar" su estímulo fiscal y "asegurar que exista una serie de principios comunes sobre cómo regulamos la banca".
Entre las propuestas del FMI, la más polémica tal vez sea la que determina cómo limitar el número de instituciones consideradas demasiado grandes para caer, sugiriendo que tengan más capital de reserva y que se controlen sus actividades "de alto riesgo". El organismo también recomienda cambios en su propia estructura para que más países, entre ellos, algunas economías en desarrollo, puedan integrar su cuadro de miembros. Incluso, ha sugerido poner fin a la tradición de que su líder sea siempre un europeo.
– Dinero público para evitar el jaque mate a la banca (Cinco Días – 7/3/09)
La nacionalización total o parcial de la banca mundial es ya un hecho. Los expertos creen que estas medidas necesitan tiempo para surtir efecto.
(Por A. Perona / N. Salobral)
Los parches que pusieron los Estados al sector financiero tras el estallido de la crisis, con la implantación de una amplia batería de medidas para garantizar el acceso a la liquidez, el incremento de las garantías por los depósitos o algunas tímidas inyecciones de capital para restaurar los balances, han resultado insuficientes. La entrada in extremis del Gobierno de EEUU en Citi, del que controla ya el 36%, la última ayuda de otros 23.830 millones a la aseguradora AIG y, como colofón, el aumento de la participación del Estado británico en Royal Bank of Scotland, donde controla ahora el 84%, configuran los tres últimos ángeles caídos entre los gigantes del sistema financiero internacional. Por si fuera poco, HSBC, hasta hace una semana uno de los supervivientes de esta tormenta, ha anunciado que ampliará capital en 14.125 millones. De momento, España es uno de los pocos países que permanece ajeno a este hundimiento del modelo bancario actual, aunque ya han comenzado a oírse las primeras voces que reclaman también la necesidad de una intervención pública para evitar males mayores.
Los expertos consideran que en este proceso de nacionalización parcial o total de la banca ya no tiene marcha atrás, debido a la magnitud que ha adquirido la crisis. "Es necesario salvar la función vital desempeñada por los bancos en la economía y, con ello, ayudar a sacar a las economías mundiales del desastre", explica Javier Suárez, del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (Cemfi). Este economista añade que "cuando salgamos de esta situación, los bancos que hayan sobrevivido, rescatados o por si solos, seguro que son distintos y esperemos que mucho más fuertes. La banca del futuro se parecerá más al modelo tradicional de "originar para mantener" que conocemos en España que al modelo de "originar para distribuir" que condujo a este desastre".
Para Robert Tornabell, profesor de banca y finanzas y ex decano de Esade, "la crisis bancaria mundial sólo tiene una solución: ningún país puede tener bancos zombies, que no son ni vivos ni muertos, y sólo pueden sobrevivir, entre los poco capitalizados, los que se nacionalicen. Las fusiones de bancos no dan ni liquidez ni mejoran la solvencia".
Los Gobiernos, por su parte, han mostrado su absoluta disposición a utilizar los fondos que se sean necesarios de las arcas públicas para impedir que se repita otra bancarrota del calado de la protagonizada el pasado septiembre por Lehman Brothers, cuya caída aceleró el contagio de las turbulencias a otros sistemas financieros.
La desconfianza ha llevado a los mercados a descontar que serán necesarias nuevas recapitalizaciones, con el consiguiente aumento de la presencia de los Estados en las entidades que están más debilitadas. Un nerviosismo que se ha traducido en un severo castigo a las cotizaciones, sin ningún tipo de discriminación, del sector financiero.
La firma Internacional de Gestión Financiera indica que, mientras que el pinchazo de la burbuja tecnológica provocó la destrucción de 2,8 billones de dólares de capitalización, la caída de valor bursátil del sector bancario durante esta crisis asciende ya a los 4,6 billones de dólares. "Un tamaño e importancia que anuncia cambios más profundos en el sector financiero", explican.
Los expertos aseguran que las medidas son acertadas, pero es necesario un periodo de maduración para que surtan efecto. "No volverá a suceder algo igual a la caída de Lehman; se está haciendo todo lo posible para ello. El sistema está intervenido y no hay otra opción. Pero la implementación de las medidas necesita tiempo para ver su impacto", comenta Pablo García, responsable de renta variable de Oddo Securities.
Según Javier Suárez, los planes de rescate sí están teniendo efecto, aunque no sean el milagro que algunos esperaban. Suárez señala que se ha conseguido en primer lugar disipar el pánico entre los clientes de las entidades y demás acreedores, como los titulares de bonos, algo extremadamente importante en estos momentos. No obstante, añade que parte del nerviosismo que se ha propagado entre los inversores podría contenerse si los Estados concretaran el diseño final de las ayudas. "En EEUU no se han perfilado los detalles de la solución banco bueno/banco malo o la que sea, lo que ha producido una genuina incertidumbre añadida entre los accionistas de los bancos y el resto de inversores que no ayuda nada a mejorar la situación", indica.
Una vez reparados los balances bancarios, el siguiente paso será evaluar los daños causados por este ciclón financiero e intentar recomponer de las cenizas el sistema. Los primeros perjudicados son los accionistas, ya que el desembarco de los Estados en las entidades llevará como primera consecuencia la eliminación de los dividendos. Pero no será la única. "Las aportaciones van ligadas a un cierto grado de dilución de los accionistas preexistentes. En los casos más extremos, el Estado puede rescatar un banco dejando a cero el valor de las acciones preexistentes y aportando todo el capital necesario para su continuidad, con el Estado como único accionista hasta una posterior reprivatización. Esto es, a grosso modo, lo que ocurrió con la intervención de Banesto", señala Javier Suárez. Y, por último, los contribuyentes, que serán al final los que tendrán que pagar la factura de esta crisis.
El nuevo modelo bancario supondrá, a juicio de los analistas, un regreso a algunos de los esquemas del pasado. Pablo García apunta que "habrá una disminución de la bancarización de la economía, los riesgos asumidos serán menores y se crecerá de una forma más lenta y segura, como hace 15 años". También supondrá una brusca reducción en el número de jugadores y cambios entre los primeros espadas, con la pérdida de hegemonía de los gigantes bancarios estadounidenses, el epicentro de las turbulencias, y el emerger de entidades que hasta ahora no figuraban entre los primeros diez puestos del ranking mundial.
El caso de Citi es el más llamativo. La entidad, que además de recibir el apoyo estatal se encuentra en proceso de venta de activos para sobrevivir a la debacle, tenía una capitalización de 245.512 millones de dólares en 2005 y ahora vale sólo 5.600 millones, casi una séptima parte del importe que el Estado le ha inyectado. En este periodo, Santander ha pasado de 82.258 millones de euros de hace tres años a contar con una capitalización de 33.764 millones, lo que le sitúa como el tercer grupo bancario mundial.
Sin embargo, y a pesar de que todos los expertos consideran que el sector financiero español goza de mejor salud que el resto al haberse mantenido al margen de la comercialización de los productos denominados subprime (de alto riesgo) y estar sometidos a unos controles más estrictos de solvencia por parte de los supervisores, no se descarta que al final sea inevitable la intervención de las autoridades para impedir alguna quiebra. "Creo que en España también va a ocurrir, al igual que pasó con Lloyd's y otros bancos británicos. Ya sucedió con Banesto en 1993. El problema es que entonces dos grandes bancos (Santander y BBVA) pujaron por esta entidad y ahora sería más difícil encontrar un comprador. Por otra parte, si el Estado entra en el capital de cualquier entidad lo aconsejable es que estuviese el mínimo tiempo posible; no más de un año", señala Manuel Romera, director del sector financiero del Instituto de Empresa. Una posibilidad para la que el Gobierno ya ha manifestado está preparado y que podría contar con un precedente en breve si finalmente se decide inyectar dinero en la fusión de Unicaja y CCM.
Las cifras
37.815 millones de euros, ha desembolsado Reino Unido para recapitalizar su sector financiero, la cifra más elevada en Europa.
1,5 billones es la cantidad que EEUU prevé destinar a los bancos en esta crisis.
4,6 billones de dólares de capitalización ha perdido el sistema financiero. Con el pinchazo de la burbuja tecnológica, la destrucción se cifró en 2,8 billones.
El ejemplo sueco de una toma de control rápida y efectiva
Con la entrada en el capital del gigante con pies de barro Citi, el Gobierno estadounidense ha tenido que esforzarse en negar las acusaciones de nacionalización, un concepto maldito en el país epicentro mundial de la economía de libre mercado. Pero la gravedad de la crisis financiera actual trae a la memoria otros precedentes en los que los Gobiernos no se anduvieron por las ramas a la hora de tomar el control de una banca claramente insolvente.
El ejemplo de mayor éxito es el de Suecia, que en 1991 y 1992 se enfrentó al estallido de una burbuja inmobiliaria que puso en la picota al conjunto del sistema financiero del país. La tasa de desempleo, que en 1990 era del 3%, se multiplicó por cuatro en tres años.
El gobierno escandinavo tuvo claro desde el principio que, a cambio de las ayudas públicas, las entidades beneficiadas debían renunciar al capital privado y dejar paso a un accionariado público, con voz y voto. El ejecutivo sueco decidió exigir a los bancos que limpiaran sus balances antes de acudir a las inyecciones de capital público. Para ello se ocupó de garantizar todos los depósitos bancarios y las deudas de todas las entidades financieras del país, creó una institución para supervisar a las entidades necesidades de capital y otra para la venta de activos, en especial inmuebles. De este modo, quienes acudían al rescate del capital público eran sin duda las entidades más necesitadas y las que no tenían más opción que aceptar la gestión del Estado. Al final del proceso, el coste del rescate bancario fue el equivalente al 2% del PIB sueco, después de los ingresos de la venta de activos y de las salidas a Bolsa de los bancos ya saneados.
México ofrece el ejemplo contrario, en el que la banca eludió su labor de conceder créditos ante la benevolencia de las ayudas públicas. Y Japón dilató el saneamiento de su banca y con ello la salida de la crisis. Ahora, la dificultad está en abordar con acierto un problema bancario cuya escala no es nacional, sino planetaria.
– Londres y Berlín avanzan en la nacionalización de la gran banca (Cinco Días – 7/3/09)
La nacionalización de la gran banca europea continúa imparable. El viernes, Londres ultimaba un incremento de su participación en Lloyds Group -que incluye al recién integrado Halifax-, hasta el 70%. Por su parte, el Gobierno alemán reclamaba ante el Parlamento la necesidad de tomar más del 75% de Hypo Real State para garantizar su futuro.
(Por Miguel M. Mendieta, Ana B. Nieto – Madrid, Nueva York)
La entrada de participaciones del sector público en los grandes bancos europeos no cesa. Hasta finales de enero, 10 países del Viejo Continente habían desembolsado cerca de 125.000 millones para entrar en el capital de entidades financieras. Lejos de contenerse, esa factura sigue creciendo día a día.
Reino Unido, que ya ha gastado más de 40.000 millones para recapitalizar su gran banca, continúa con la escalada. Durante el viernes, Londres mantuvo una negociación abierta con Lloyds Banking Group -fruto de la fusión de Lloyds TSB y Halifax Bank of Scotland, cuarto y quinto banco del país- para ampliar las garantías sobre activos tóxicos.
De acuerdo con el diario Financial Times, el Ejecutivo podría avalar hasta 250.000 millones de libras (281.000 millones de euros) de la cartera de créditos de la entidad, a cambio de subir su participación del 60% actual hasta cerca del 70%. Downing Street controla un porcentaje similar en Royal Bank of Scotland, el segundo grupo financiero británico.
Mientras tanto, el Parlamento alemán debatía el viernes sobre una legislación ad hoc para habilitar la toma de control del debilitado Hypo Real State (HRS) por parte del Estado.
El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, defendió la nacionalización prácticamente total de la entidad. En su opinión, adquirir el 75% es insuficiente. El Gobierno cree que es indispensable la intervención por la relevancia de HRS para la economía germana. El grupo ha recibido ya ayudas estatales por 87.000 millones.
Mientras, en Estados Unidos, Bank of America está investigando la pérdida de varios cientos de millones de dólares provenientes de la división de intermediación de Merrill Lynch. Estos números rojos no salieron a la luz cuando Bank of America compró esta entidad y tampoco cuando se aprobaron los 3.600 millones en bonos que se repartieron los directivos de Merrill.
El FMI pide que se refuerce la supervisión global
El FMI cree que a la vista de los fallos en la regulación y las amenazas para el sistema financiero es aconsejable reforzar la supervisión sobre entidades que supongan un mayor riesgo sistémico y ampliar la cooperación entre reguladores a nivel internacional. En la práctica eso se traduce en un mayor seguimiento de algunas firmas financieras, empresas de capital riesgo y hedge funds.
El Fondo, que acaba de hacer públicos una serie de documentos sobre las lecciones de la crisis, sugiere una más efectiva regulación y cooperación y que se establezca como intervenir en entidades con problemas localizadas en varios países y cómo compartir las pérdidas.
En clave macro económica y cara a la reunión del G20, el FMI sugirió que algunos gobiernos deben estar preparados para una segunda ronda de estímulos
– Acuerdo entre el Gobierno belga, BNP y Fortis (Expansión – 7/3/09)
Esta madrugada se ha cerrado el acuerdo por el que la entidad francesa entrará en el grupo bancario y de seguros belga. La entrada fue acordada inicialmente el pasado octubre para rescatar a Fortis, muy dañada por la crisis financiera internacional.
"Este acuerdo es beneficioso para los ahorradores, los accionistas, los trabajadores y el Estado", señaló el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, en una conferencia de prensa.
El pacto fue logrado tras una jornada maratoniana de negociaciones que cerró casi un mes de contactos después de que los accionistas de Fortis rechazaron el pasado 11 de febrero la división y venta de la mayor parte de la entidad.
El Estado belga aportará a BNP el 75% de la división de las actividades bancarias de Fortis en Bélgica (Fortis Banca) y conservará el 25% restante. Este reparto era similar al rechazado, pero las partes confían en que se aceptará por las modificaciones en otros apartados.
El consejero delegado de BNP, Baudouin Prot, ha declarado que la entrada de BNP en Fortis será para la entidad y para el conjunto de la economía belga, "un medio de garantizar su seguridad".
Esta operación "permitirá asegurar el papel esencial de Fortis Banca al servicio de la economía belga, al adosarlo al grupo BNP Paribas, que realizará así una operación estratégica para reforzar su presencia europea", se señalaba en un comunicado conjunto de las tres partes.
Fortis Banca se hace cargo del 25% de Fortis Seguros
Una de las novedades es que Fortis Banca se hará cargo del 25% de la división Fortis Seguros Bélgica, lo que según el comunicado "permitirá crear un grupo industrial fuerte en el sector de banca y seguros". Este punto del acuerdo estará financiado por BNP con 1.375 millones de euros, y dará "perspectivas claras" a Fortis Holding, la entidad independiente que quedará tras la separación de la división de banca. Con el mismo fin, el contrato de distribución ente Fortis Banca y Fortis Seguros queda confirmado hasta 2020.
Por otra parte, Fortis Holding tendrá una menor exposición máxima (de 1.000 a 760 millones) en SPV, la estructura financiera creada para alojar los activos tóxicos de Fortis, cuyo valor total se calcula en 19.500 millones de euros.
El Estado belga también reduce su participación con fondos propios en SPV, que pasa de 2.000 a 740 millones de euros, pero las autoridades aportan una garantía de las pérdidas en la cartera de activos estructurados. Esa garantía será limitada a un máximo de 1.500 millones, y se pondrá en marcha si SPV sufre pérdidas de 3.500 millones de euros en relación al valor nominal de sus activos.
La parte de BNP Paribas en SPV baja también de 290 a 200 millones, y la reducción de todas las participaciones en esta estructura se cubre con un aumento de la deuda no garantizada financiada por Fortis Banca, precisa el comunicado.
El acuerdo será sometido a votación de una asamblea general extraordinaria de accionistas que podría tener lugar a comienzos de abril.
– Roubini: Los grandes bancos de EEUU quebrarán en 6 meses y serán nacionalizados (Libertad Digital – 7/3/09)
El gurú Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, lo tiene claro. El debate no gira en torno a la nacionalización bancaria en EEUU, sino en si ésta debe ser total o parcial, ya que las grandes entidades quebrarán. El proceso podría comenzar en seis meses, afirma.
LD (Ángel Martín) El conocido gurú Roubini contempla la nacionalización de la banca de EEUU como la única solución posible a la crisis financiera que vive la primera potencia mundial. La duda es si ésta debe ser "parcial o total", según indicó en una reciente entrevista al canal estadounidense CNBC.
El profesor Roubini, presidente de RGE Monitor, fue uno de los pocos analistas que supieron prever la actual crisis financiera y bancaria, junto a buena parte de economistas de la Escuela Austriaca. Por adelantar el desastre en tiempos de bonanza es tildado como el Dr. Doom (algo así como el Dr. Agorero, en español). Desde entonces, es uno de los economistas de referencia para analizar la actual situación a uno y otro lado del Atlántico.
En los últimos días ha saltado de nuevo a la primera plana por su propuesta de nacionalizar los bancos, debido a la situación de insolvencia que presentan la mayoría de grandes entidades, tal y como advirtió igualmente otro prestigioso inversor, Jim Rogers. Se trataría de una medida temporal, ya que nadie está a favor de que el Gobierno se haga con el poder del sistema financiero de forma permanente, según declaraba Roubini al Wall Street Journal. Así, el Gobierno de EEUU debería comprar los bancos, limpiarlos de activos tóxicos y, acto seguido, venderlos al sector privado.
De hecho, incluso afirma que su propuesta de nacionalización bancaria temporal sería mucho mejor que mantenerlos como zombies financieros dependientes de la inyección constante de recursos públicos, tal y como sucede en la actualidad, ya que sería preciso desembolsar ingentes cantidades de dinero para rescatar a las instituciones financieras. Algo que, según Roubini, supondría una enorme carga fiscal y presupuestaria.
Además, critica la oposición que manifiesta el ala republicana a la nacionalización: "La intervención pública en la economía que presenciamos durante el último año de Bush no tenía precedentes. El banco central, que se supone es el prestamista de última instancia, ¡se convirtió en el prestamista de primera y única instancia!", señala Roubini.
Grandes quiebras
Preguntado por la aplicación formal de la nacionalización de los bancos, vaticina que ésta tendrá lugar en unos seis meses. Para entonces, "incluso las empresas que hoy parecen solventes, parecerán insolventes. La mayoría de los grandes bancos -casi todos- van a entrar en situación de quiebra".
Asimismo, afirma que la radicalidad de su propuesta no es tal, dadas las intervenciones masivas del Gobierno en los mercados financieros, llegando a controlar, de facto, buena parte del sistema bancario. La pregunta crítica para él es: ¿queréis dar el paso de hacerlo de jure? Es decir, formalizarlo.
De alguna manera, y con ciertos matices, éste es el argumento del liberal Mencius Moldbug, autor de una de las explicaciones de la crisis, más didácticas que se han escrito. Aunque defiende un modelo de mercado libre, Moldbug argumenta que, dado que el sistema financiero norteamericano está mayoritariamente en manos del Gobierno, lo sensato es reconocer este hecho y nacionalizar los bancos.
Según él, "esto no es una expansión del gobierno, sino un reconocimiento de su tamaño real. No es un gasto, sino una revisión contable para reflejar la realidad". De hecho, asegura que la construcción de un modelo financiero adecuado, estable y de bases sólidas, solo podrá darse una vez haya caído el modelo estatista actual.
Críticas a la nacionalización bancaria
Sin embargo, no parece tan claro que nacionalizar el sistema bancario sea la solución de los problemas actuales. Así lo piensa Adrián Ravier, investigador de la Fundación Hayek de Argentina, como dejó reflejado en estas páginas, al no considerar que esta medida solucione el problema de fondo. El también argentino Alberto Benegas Lynch (h), Presidente del departamento de Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina y académico asociado al Cato Institute, se mostraba contrario a la politización de la banca y el sector financiero ya que, según advierte, corrompe y elimina la necesaria disciplina que debe existir en una economía de mercado, en la que las organizaciones con mala gestión deben quebrar o liquidar sus activos y sanearse.
Además, Benegas Lynch argumenta que al asumir el gobierno el rol del banquero, se reduce la eficiencia asignativa de los recursos escasos de la sociedad, lo que significará consumo de capital y menores ingresos reales per cápita en el futuro.
También crítico con la idea de nacionalización es Juan Ramón Rallo, director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana. Ya en fechas tan tempranas como abril de 2008, cuando esta propuesta apenas se había barajado, este analista escribió en LD en este medio de manera cuasi profética: "Mucho me temo que, cuando la crisis se recrudezca, la nacionalización recibirá la bendición tanto de los socialistas como de los liberales de opereta que pueblan las universidades (…) Puede que por ahora la idea de nacionalizar la banca suene a un catastrofismo sin fundamento (…) El camino hacia la nacionalización de la banca está siendo adoquinado poco a poco desde los ambientes políticos y académicos. Se trata del ataque definitivo a nuestra libertad y de la garantía de una miseria económica estructural".
Para justificar su postura contra el plan de nacionalización, Rallo argumentaba que éste "consistiría en evitar los imprescindibles ajustes que necesitan nuestras economías y en tratar de volver a inflar, como sea, la burbuja. El Gobierno, una vez nacionalizados los bancos, prestaría dinero con pérdidas a los ciudadanos para adquirir activos a unos precios artificialmente altos que, una vez se desinflaran, acarrearían pérdidas aun mayores al erario".
Pros y contras
Y aun en el caso de que la nacionalización tan sólo se hiciera con el objetivo de reestructurar los balances bancarios, la opción tendría el problema de la gran pérdida de conocimiento sobre la gestión de la banca que esto acarrearía, según este analista. Y es que, argumentaba que difícilmente los burócratas y políticos sabrán llevar mejor el negocio que los propios banqueros, a pesar de todos los fallos de estos últimos. Sin contar con el riesgo de tentación totalitaria para el poder político, más vivo que nunca en períodos de crisis como el actual.
Sin duda, las opiniones acerca de la nacionalización del sistema bancario son totalmente contrapuestas. Dada la gravedad de la situación actual, este es un periodo en el que la discusión y crítica abierta de ideas entre los expertos es más necesaria que nunca. Al contrario de lo que decía el Presidente Obama, el consenso no existe entre los economistas, ni debería. El debate está abierto.
– Tribuna: Laboratorio de ideas Paul A. Samuelson – Recuerden a los que frenaron la recuperación estadounidense (El País – 8/3/09)
Tras el gran desplome del mercado de valores de octubre de 1929, el nuevo presidente republicano, Herbert Hoover, y su millonario secretario del Tesoro, Andrew Mellon, cometieron la estupidez de oponerse a los macroprogramas públicos de estímulo económico rápido. Ese terrible error arruinó para siempre sus reputaciones en la historia.
La ciencia económica ha progresado mucho desde entonces. Desafortunadamente, sin embargo, el excelente equipo económico del presidente Obama todavía se ve constreñido y estorbado por la oposición republicana del Congreso. Así es la política, la política peligrosa.
Pero quizás resulta más sorprendente que algunos macroeconomistas conservadores se hayan unido a quienes se oponen con pesimismo a que el Gobierno estimule de forma enérgica la economía real ahora. ¿Por qué unos especialistas en economía bien preparados quieren volver a caer en viejos errores en un momento crítico?
Es un hecho interesante, aunque no sirva de explicación, que algunos de ellos estén reproduciendo un viejo síndrome de Harvard. A principios de la década de los treinta, entre las estrellas de Harvard se encontraban nombres tan famosos como los de Joseph Schumpeter y Edward Chamberlin. Ambos encabezaron los ataques contra el plan de recuperación económica de Roosevelt conocido como New Deal.
Schumpeter afirmaba que las depresiones son algo bueno, no malo, porque proporcionan una catarsis (sea lo que sea lo que eso signifique en este contexto) después de las distorsiones de la expansión económica que las precede. ¡Una depresión era, de hecho, justo lo que recetaba el médico!
Pero Schumpeter no era el único que pensaba así. Otro austriaco famoso, Friedrich Hayek, que entonces residía en Inglaterra, fue objeto de eternos reproches por insistir de manera similar en limitar cualquier expansión del crédito durante la deflación de 1931. Se dice que, en un seminario celebrado en Londres en plena depresión, el joven socio de J. M. Haynes, Richard Kahn, le preguntó a Hayek: "¿Quiere decir que si usted me presta una libra y la gasto en consumir algo estoy haciendo que la depresión empeore?" Hayek le respondió: "Sí, y es muy complicado explicar por qué". Pero es fácil explicar por qué se hundió la reputación de Hayek como macroeconomista.
Ésta no era una peculiaridad austriaca. Chamberlin, el famoso inventor de la teoría de la competencia monopolística, contribuyó a las críticas contra el New Deal con la descabellada opinión de que las depresiones eran "imposibles" porque la demanda nunca podía ser más baja que la oferta. Por eso no es de extrañar que un periódico de Boston publicase un titular desaprobador: "El equipo titular de Harvard queda eliminado".
En cierta forma, la historia se repite. Otra pareja de famosos economistas de Harvard, Greg Mankiw y Robert Barro, parece estar dejándose llevar por una ideología conservadora al estilo Hoover-Mellon para tratar de limitar y oponerse a la propuesta de Obama para reactivar la economía real. Su versión de la doctrina conservadora es ligeramente distinta.
Keynes y Richard Kahn sostenían que, en una economía con un paro y una falta de actividad excesivos, un dólar más de gasto gubernamental en productos de consumo, especialmente en aquellos que los consumidores normalmente no compran por sí mismos, sería más útil que un dólar gastado en aumentar la producción total.
Su razonamiento consistía en que esa parte de los beneficios privados obtenidos al producir lo que fuese que el Gobierno comprase en primer lugar serían gastados por aquellos que los hubiesen obtenido, y así sucesivamente. Los cálculos actuales sobre esta multiplicación indican que un dólar de gasto público en productos de consumo genera, tras cierto tiempo, alrededor de un dólar y medio de gasto total y de producción. Como todos los cálculos de ese tipo, éste es aproximado e incierto; el verdadero efecto multiplicador puede variar dependiendo de las circunstancias.
La bajada de los impuestos ha resultado ser menos eficaz porque los beneficiarios ahorran una parte considerable de ese dinero, especialmente en épocas de incertidumbre.
Los seguidores actuales de Herbert Hoover afirman que la multiplicación es mucho menor, no de 1,5 sino quizás de 1,01 o 1, o puede que incluso menos. Probablemente no estén en lo cierto, y esas afirmaciones exageradas son absurdas.
Los modelos de previsión habituales, empleados por el Gobierno y por el sector privado, funcionan mejor con multiplicadores cercanos al 1,5 que se propone aquí. Un meticuloso estudio comparativo del Banco de la Reserva Federal en Boston averiguó que los multiplicadores mucho más pequeños, como los que en su momento proponía Milton Friedman, funcionan muy mal.
Pero, incluso si las compras de productos con dinero público no añadiesen a la producción nacional más que esos mismos productos, ése no sería un motivo para oponerse a ellas en un momento en que se está despidiendo a obreros y las fábricas están cerrando porque no son capaces de encontrar compradores particulares para sus productos.
Tenemos muchos ejemplos de mejoras en la economía real que tuvieron su origen en el gasto público: Estados Unidos después de 1940, nuevamente entre 1963 y 1967, e incluso la Alemania de Hitler. En esos casos, la fuerza impulsora era el gasto militar. No hay ningún motivo económico por el que el gasto en obras públicas pacíficas tendría que funcionar de un modo distinto.
De modo que ¿cómo explicar semejante estupidez a estas alturas del desarrollo de las ciencias económicas y en un momento en que la economía real tiene una necesidad tan apremiante de un impulso expansivo?
Se vislumbran dos posibles explicaciones. La primera es que un largo periodo de crecimiento económico tranquilo, interrumpido únicamente por recesiones muy leves, ha adormecido a la joven macroeconomía con la creencia de que éste es el orden natural de las cosas y que las economías capitalistas modernas simplemente no pueden sufrir caídas graves de la demanda. Ésta es una variante del error de Chamberlin. La otra explicación es que, aparentemente, la ideología conservadora tiene permiso para dejar de lado la sensatez.
Se tarda tiempo en labrarse una buena reputación. Pero en la injusta jungla de la ciencia, puede perderse de un día para otro. Afortunadamente, después de toda mala decisión dentro de los modelos económicos, uno puede hallar algo de consuelo en la última frase de Lo que el viento se llevó: "Mañana será otro día".
((c) 2008, Paul A. Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services)
– Análisis: Economía global – La gran vacilación (El País – 8/3/09)
(Por Paul Krugman)
El mes pasado, en su gran discurso ante el Congreso, el presidente Obama defendía la necesidad de tomar medidas audaces para arreglar los bancos estadounidenses que funcionan mal. "Aunque la factura de la intervención será enorme", declaraba, "puedo garantizarles que el precio de no intervenir será mucho más alto, porque podría tener como consecuencia una economía que siga renqueando no durante meses o años, sino tal vez durante una década". Muchos analistas están de acuerdo. Pero entre las personas con las que hablo hay un sentimiento cada vez mayor de frustración, e incluso pánico, ante la idea de que Obama no pueda transformar sus palabras en hechos. Lo cierto es que, a la hora de tratar con los bancos, esta Administración se muestra indecisa. Su política está atascada en un patrón de contención.
Así es como funciona este patrón: primero, los representantes gubernamentales, normalmente de forma extraoficial, hablan a la prensa de un plan para rescatar los bancos. Este globo sonda es rápidamente derribado por los analistas informados.
Entonces, unas semanas después, la Administración propone un nuevo plan. Sin embargo, este plan no es más que una versión ligeramente disfrazada del plan anterior, hecho del que rápidamente se percatan todos los afectados. Y el ciclo empieza de nuevo.
¿Por qué siguen proponiendo planes que a nadie más le parecen creíbles? Porque, por alguna razón, los altos funcionarios de la Administración de Obama y de la Fed se han convencido de que los activos problemáticos, a los que últimamente se llaman "activos tóxicos", valen en realidad mucho más de lo que cualquiera está dispuesto a pagar por ellos, y de que si a estos activos se les pusiese un precio apropiado, todos nuestros problemas desaparecerían.
Por eso, en una entrevista reciente, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, intentaba hacer una distinción entre el "valor económico inherente básico" de los activos problemáticos y el "precio artificialmente devaluado" por el que se venden ahora mismo. Hace poco, hasta los valores hipotecarios de categoría AAA se han vendido a menos de 40 céntimos por dólar, pero Geithner parece pensar que valen mucho más. Y, según declaraba, la labor del Gobierno consiste en "proporcionar la financiación necesaria para ayudar a que esos mercados funcionen" y hagan subir el precio de los activos tóxicos hasta que sea el que debería ser.
Es más, los representantes gubernamentales parecen creer que si consiguen que los activos tóxicos alcancen el precio apropiado, todas nuestras instituciones financieras importantes se curarán de sus males. A principios de la semana, preguntaron a Ben Bernanke, el presidente de la Fed, sobre el problema de los bancos zombis, instituciones financieras que, en la práctica, están en bancarrota, pero que se mantienen gracias a las ayudas gubernamentales. "No tengo noticia de ninguna institución zombi importante dentro del sistema financiero estadounidense", declaraba, y proseguía negando que AIG -¡AIG!- fuese un zombi.
Ésta es la misma AIG que, incapaz de cumplir sus promesas de liquidar su deuda con otras instituciones financieras al fallarle los bonos, ha recibido ya 150.000 millones de dólares en ayudas y acaba de conseguir otros 30.000 millones más. Lo cierto es que el plan de Bernanke y Geithner -el que la Administración filtra con versiones ligeramente diferentes- no va a despegar.
Fíjense en la última reencarnación del plan: una propuesta para hacer préstamos con intereses bajos a inversores particulares que quieran comprar los activos problemáticos. Sin duda esto haría subir el precio de los activos tóxicos, porque sería una propuesta a cara -tú ganas- o cruz -yo pierdo-. Tal como lo describen, el plan permitiría que los inversores se beneficiasen si los precios de los activos subiesen, pero no les perjudicaría si los precios bajasen considerablemente.
¿Pero sería suficiente para hacer que el sistema bancario se recuperase? No. Al usar el dinero de los contribuyentes para subvencionar los precios de los activos tóxicos, la Administración repartiría los beneficios entre todo aquel que cometiese el error de comprar los activos. Algunos de esos beneficios llegarían finalmente hasta la gente que los necesita y salvaría los balances generales de instituciones financieras clave. Pero la mayor parte de los beneficios irían a parar a gente que no los necesita ni merece ser rescatada.
Y esto significa que el Gobierno tendría que desembolsar billones de dólares para devolverle la salud al sistema financiero, lo que, a su vez, garantizaría una airada protesta popular y se sumaría a las ya graves preocupaciones respecto al déficit. (Sí, hasta los defensores acérrimos del estímulo fiscal como un servidor se preocupan por los números rojos). Siendo realistas, no es algo que vaya a suceder.
Entonces, ¿por qué esta idea zombi -la matan una y otra vez pero regresa siempre- ha calado tan hondo? Me temo que la respuesta es que los representantes gubernamentales siguen sin querer afrontar los hechos. No quieren enfrentarse a la precaria situación de las instituciones financieras más importantes porque es muy difícil rescatar a un banco básicamente insolvente sin hacerse con su control, al menos temporal. Y por lo visto, una nacionalización temporal sigue considerándose algo impensable.
Pero esta negativa a afrontar los hechos se traduce, en la práctica, en una falta de intervención. Y comparto los temores del presidente: el no tomar medidas podría tener como consecuencia una economía que siga renqueando no durante meses o años, sino durante una década o más.
((c) 2009 New York Times News Service)
– ¿El Dow Jones en 5.000 puntos? Algo improbable, pero no descabellado (The Wall Street Journal – 9/3/09)
(Por Annelena Lobb)
¿Hasta dónde pueden seguir cayendo los grandes índices bursátiles estadounidenses?
A pesar del leve repunte del viernes, el Promedio Industrial Dow Jones marcó su cuarta semana consecutiva de pérdidas, cayendo por debajo de los 7.000 puntos y registrando su nivel más bajo en 12 años. El índice Standard & Poor's 500 ha descendido por debajo de los 700 puntos por primera vez desde 1996.
A medida que se revisan a la baja las proyecciones de ganancias de las empresas y se desvanece la esperanza de una pronta mejoría económica, la noción otrora inconcebible de ver al Dow en 5.000 puntos o al S&P en 500 parece un poco menos descabellada.
Para que el S&P cruce la barrera de los 500 puntos, basta un declive de 183,38 unidades, un 27%. El índice ya ha perdido 881,77 puntos, 56%, desde su máximo en octubre de 2007. El S&P, que perdió 7% la semana pasada, no ha estado por debajo de los 500 puntos desde 1995, cuando la burbuja de las acciones tecnológicas apenas empezaba. Tras caer 6,2% la semana pasada, el Dow está sólo 25% por encima de la marca de los 5.000 puntos, un nivel no visto desde 1995.
Analistas e inversionistas que están analizando las valoraciones, la historia y las tendencias de los precios bursátiles predicen en general que los índices no volverán a esos mínimos, pero todos reconocen que en el estado actual del mercado todo es posible.
Incluso los estrategas de Wall Street están sacando y volviendo a sacar las cuentas, mientras mantienen sus proyecciones de que habrá un repunte en el segundo semestre. David Kostin, de Goldman Sachs, presentó a fines de febrero tres escenarios posibles para el S&P, incluyendo el "caso bajista", que situaba al índice en entre 400 puntos y 500 puntos. Aunque Kostin no anticipa que el índice descenderá tanto, "estos son los pronósticos que distintos tipos de inversionistas están haciendo", observa.
Considerando sólo las valoraciones, es decir, el precio de la acción en relación a las proyecciones de ganancias, que el S&P descienda a los 500 puntos no es necesariamente tan descabellado. La actual proyección de ganancias para 2009 para las empresas que componen el índice es de US$ 64 por acción, comparado con US$ 113 en abril, según S&P. Goldman ahora predice US$ 40 la acción, tras reducir su pronóstico de US$ 53 a fines de febrero. Bank of America Merrill Lynch calcula US$ 46 por acción y Citigroup US$ 51. En US$ 64, el S&P se cotiza a unas 11 veces las ganancias. En US$ 40, el índice se negociaría a unas 17 veces las ganancias.
En su propio pronóstico, Kostin cree que el S&P oscilará entre 650 puntos y 750 puntos y posiblemente alcance las 940 unidades a fines de año. La proyección de Goldman incluye rebajas contables y provisiones, añade Kostin. Pero a medida que las firmas financieras se sinceran y reconocen que registrarán pérdidas significativas en los próximos dos trimestres, los inversionistas, según Kostin, podrían volcar su atención hacia 2010 y a la evolución de las ganancias en 2009 antes de rebajas contables y provisiones, una cifra que él sitúa en US$ 63.
La trayectoria de las acciones depende en gran medida "de la confianza", dice Chris Guinther, director de inversiones de Silvant Capital Management, quien argumenta que, ante la ausencia de indicios claros de que el estímulo gubernamental y los paquetes de rescate están funcionando, los inversionistas tienen pocos incentivos para comprar. Silvant calcula que el S&P permanecerá en un rango entre 650 y 750 puntos, pero aclara Guinther que un declive a 500 puntos "es ciertamente posible".
Thomas Lee, estratega jefe de renta variable de J.P. Morgan, dice que un S&P en 500 "implicaría que ahora estamos en un período similar a abril de 1932, la fase final de un mercado bajista". Entre el 8 de abril y el 8 de julio de 1932, las acciones cayeron 34%, un poco más de lo que se necesitaría para que el S&P alcance los 500 puntos. La marca de los 500 indicaría un declive del 68% para el S&P desde su máximo en 2007, comparado con un desplome del 90% entre su máximo y mínimo durante la Depresión.
Sin embargo, Lee proyecta que las acciones y la economía tocarán tentativamente fondo a mediados de 2009. De ahí en adelante, Lee no descarta en absoluto que el S&P repunte hasta los 1.100 puntos a fines de año.
Algunos analistas creen que los índices podrían seguir cayendo. "Hay una gran posibilidad de que bajen mucho más", dice Bill Strazullo, estratega jefe de Bell Curve Trading. Su firma prevé que el S&P descenderá a 500 puntos y el Dow a 5.500 puntos, con base en análisis de las tendencias de compra y venta de títulos.
No todos son tan pesimistas. El alud de medidas gubernamentales hace que un declive como el de la Gran Depresión sea muy improbable, dice Richard Sylla, profesor de economía de la escuela de negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
– La Bolsa de Tokio cierra la sesión en mínimos de 26 años (Expansión – 9/3/09)
El Nikkei ha estrenado la semana con un cierre que lo ha dejado en mínimos desde octubre de 1982, es decir de los últimos 26 años, un nivel con el que venía coqueteado en las últimas sesiones.
Los bancos y las compañías automovilísticas han sido los principales artífices de las caídas que se han producido hoy en los mercados asiáticos y que han dejado al Nikkei en su nivel más bajo de los últimos 26 años. Ha perdido un 1,21% y ha cerrado en los 7.086 puntos.
HSBC, el mayor banco europeo, ha cerrado en la bolsa de Hong Kong en su nivel más bajo desde julio de 1996 tras especularse que podría realizar más provisiones para cubrir activos tóxicos en su negocio estadounidense. Por su parte, Shinsei Bank, el prestamista japonés, se dejó un 8,8% tras su anuncio de aumento de capital. Mitsubishi UFJ Financial Group, el mayor banco de Japón, se dejó un 5%, mientras que Mizuho Financial Group perdió un 3,4%.
Honda Motor, por su parte, perdió un 2,1% después de conocerse que Japón registró en enero su primer déficit por cuenta corriente en 13 años.
Las pérdidas en el indicador regional MSCI Asia-Pacific también se hicieron patentes, puesto que perdió un 1,2%, que se suma al 21% que retrocede en lo que va de año.
El mercado de Hong Kong se dejó un 1,8%, mientras que el de China retrocedió un 2,7%. El resto de mercados asiáticos también cerraron con pérdidas, excepto el de Australia y Corea del Sur, donde el Kospi se dejó un 1,6%.
En el mercado de divisas el dólar cedió un 0,1%, hasta los 98,25 yenes. Y en el de materias primas el petróleo se apreció un 7%, hasta los 46,35 dólares por barril, entre especulaciones de que la OPEP podría recortar la producción. El repunte del precio del petróleo disparó un 5,3% la cotización de BHP Billiton, un 3,9% la de Rio Tinto y un 4,5% la dle Inpex.
– Las instituciones financieras asiáticas perdieron 9,6 billones dólares en 2008 (El Confidencial – 9/3/09)
De esta forma, el continente acapara en torno a un quinta parte de las pérdidas de 50 billones de dólares registradas en todo el mundo, reveló hoy un nuevo informe del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).
"Asia recibió un mayor impacto que otras zonas en vías de desarrollo a causa del mayor ritmo de expansión de sus instituciones financieras", dijo en un comunicado el presidente de la institución internacional, el japonés Harukido Kuroda.
Pese a que la crisis se originó en Estados Unidos y algunos países europeos, ninguna región está aislada de sus efectos, apuntó. "Me temo que todo tendrá que empeorar todavía más antes de que pueda mejorar, aunque sigo teniendo confianza en que Asia será una de las primeras en recuperarse, y resurgirá más fuerte que nunca", señaló Kuroda.
– La corta escoba del Gobierno británico (Expansión – 9/3/09)
(Por Roberto Casado)
El Gobierno británico ha huido de eufemismos al llamar Operación escoba a sus últimas iniciativas de apoyo a la banca. Como su nombre indica, la clave del plan es barrer buena parte de los activos tóxicos que pesan en los balances de los principales grupos financieros de Reino Unido, escondiéndolos debajo de la alfombra del Tesoro británico.
Royal Bank of Scotland y Lloyds han colocado activos valorados en 325.000 millones de libras (373.500 millones de euros) y 260.000 millones de libras, respectivamente, bajo el manto público. La mayor parte de esos activos bancarios son préstamos a familias y empresas con riesgo de impago, además de inversiones de tesorería en títulos de baja liquidez. Barclays, por su parte, negocia el apoyo gubernamental para unos 50.000 millones de libras en activos.
En lugar de comprar la propiedad de esos activos, lo que habría generado fuertes discusiones sobre su valoración, el Gobierno británico ha creado un seguro para cubrir parte de las pérdidas que generen a los bancos. Según los términos de la operación, Royal Bank of Scotland y Lloyds asumirán las primeras pérdidas sobre los activos acogidos al plan, hasta un determinado umbral: 19.500 y 25.000 millones de libras, respectivamente. A partir de esa cantidad, el Gobierno asumirá el 90% de las pérdidas adicionales, y el 10% se quedará en los bancos.
Ese seguro, que impide que las entidades caigan en la insolvencia en caso de un aluvión de impagos, no sale gratis. A cambio del respaldo gubernamental, los bancos van a entregar diversos instrumentos de capital al Gobierno, con lo que éste aumentará su participación en Royal Bank y Lloyds hasta tomar una clara mayoría del accionariado. En ambos bancos, el derecho de voto del Tesoro queda limitado al 75%.
Otra condición del rescate es que las entidades incrementen la concesión de créditos para reactivar la economía británica. Royal Bank of Scotland prestará 25.000 millones de libras anuales más a sus clientes, y Lloyds otros 14.000 millones de libras.
Analistas e inversores no se han quedado tranquilos tras conocer las condiciones de la operación. Temen que el deterioro de la economía británica alcance tal nivel que las pérdidas afecten a los activos de Royal Bank y Lloyds no cubiertos por el seguro, lo que podría forzar una nacionalización total de las entidades.
Roger Bootle, de Capital Economics, asegura que "sería ingenuo asumir que la Operación escoba va a limpiar los balances de los bancos de una sola barrida. En los próximos meses y años, préstamos que parecían seguros se convertirán en tóxicos, conforme el aumento del desempleo y las quiebras de empresas provoquen que familias y negocios dejen de pagar sus créditos".
Este temor pesa también sobre las entidades en manos privadas, como HSBC y Barclays. Ayer, estas dos entidades y Royal Bank of Scotland volvieron a bajar en bolsa, mientras Lloyds recuperó un 4%.
Por ahora, los activos de los bancos nacionalizados totalmente (Northern Rock y Bradford & Bingley) y los activos de RBS y Lloyds acogidos a la Operación escoba equivalen a un 52% del PIB anual de Reino Unido. Pero el conjunto de sector financiero representa un 400% del PIB anual británico. Si el Gobierno se ve obligado a barrer más basura, necesitará un aspirador, más que una escoba.
– Las reformas, la única salida a una recesión en forma de L (Expansión – 9/3/09)
(Por Wolfgang Münchau)
EEUU está retrasando las soluciones que deberían aplicarse al sector financiero. La UE está haciendo lo mismo, incapaz de adoptar políticas que le protejan de un ataque especulativo, que parece cada vez más probable. A juzgar por el estado de los preparativos, la próxima cumbre del G20 va camino de convertirse en un fracaso.
Todo apunta a que la recesión no va a ser en forma de V, ni de U, sino que va a tener forma de L, la más parecida a una depresión, que comienza con una fuerte caída, seguida por años con un bajo índice de crecimiento. En una recesión en forma de V, la recuperación es prácticamente inmediata. Si tuviera forma de U, tendría más difícil solución.
En mi opinión, en este momento nos encontramos en mitad de la barra vertical de la L; la parte horizontal es la que más temores provoca. La historia nunca se repite con exactitud, pero, en el caso de la historia económica, las crisis financieras son sorprendentemente parecidas. El caso de Japón parece estar extendiéndose a todo el mundo. Sin una reestructuración financiera, es imposible asistir a una recuperación de la economía. Y Japón tuvo suerte, teniendo en cuenta que, en plena crisis, la economía mundial se encontraba en un estado envidiable. La mejor forma de luchar contra un desastre de esas características es reestructurar el sistema financiero y fomentar un estímulo económico a corto plazo a través de políticas monetarias y fiscales.
En una conferencia de Aspen Italia celebrada hace poco en Roma, el ex asesor económico de Ronald Reagan, presidente de la Oficina Nacional de Investigación Económica, Martin Feldstein, calculó que el gasto de los consumidores de EEUU disminuiría en 500.000 millones de dólares anuales (395.000 millones de euros) y que el gasto del sector construcción se reduciría en 250.000 millones de dólares anuales. Si sumamos las dos cifras, no hay duda de que el actual paquete de estímulos es de una insuficiencia lamentable. En otras palabras, estaríamos ante la temida recesión en forma de L, lo que dificultaría también el ajuste de los balances.
El desempleo seguirá su tendencia al alza y los precios de la vivienda continuarán cayendo. Los consumidores y los bancos de EEUU pasarán, como mínimo, los próximos cinco años en proceso de desapalancamiento para poder recuperar el estado de sus balances. Durante ese periodo, los déficit por cuenta corriente de EEUU, Reino Unido, España y varios países de Europa Central y del Este caerán en picado. Si este proceso ya es prolongado en condiciones normales, en situaciones como ésta, se alarga todavía más.
Los efectos también son devastadores en el resto del mundo. La caída de los déficit por cuenta corriente se verá en parte compensada por los menores excedentes de los exportadores de gas y de petróleo como los países de Oriente Medio y Rusia. Pero son los mayores exportadores del mundo los que deberían hacerse cargo de la mayor parte de los ajustes. Alemania, China y Japón. A nivel global, los déficit por cuenta corriente y los excedentes suman cero, salvo errores estadísticos. Es cuestión de cálculos. Si EEUU deja de comprar coches alemanes, Alemania al final se verá obligada a detener su fabricación.
Si la recesión fuera en forma de U, ésta sería más grave en Alemania y Japón, por poner un ejemplo. No obstante, en esta coyuntura, ambos países serían los primeros en percibir los beneficios de la recuperación.
A pesar de que los dos países pensaban que habían hecho "los deberes", está claro que una recesión en forma de L es la antesala de la depresión. Si nadie puede permitirse soportar un excesivo déficit durante mucho tiempo, que es lo que conlleva una recesión en L, los modelos económicos de Alemania y Japón dejarán de funcionar. El año pasado, Alemania registró un excedente por cuenta corriente superior al 7%. Hablamos del primer exportador del mundo. Las exportaciones constituyen el 41% de su PIB, cifra extraordinaria, teniendo en cuenta el tamaño del país.
Por tanto ¿qué deberían hacer estos países? La respuesta política adecuada consistiría en reducir la dependencia de las exportaciones e introducir reformas estructurales. No se trata de las reformas estructurales del pasado que aplicaban recortes de costes y mejoraban la competitividad. Hablamos de flexibilidad y movilidad.
Por desgracia, está ocurriendo justo lo contrario. Alemania parece tener adicción a su modelo de exportación. Un ejemplo es el futuro de Opel, la filial europea de General Motors. Sin la ayuda del Gobierno, es difícil que el fabricante de coches sobreviva. Los defensores de un rescate estatal de Opel recuerdan la sistemática trascendencia de la compañía, argumento, sin duda, equivocado. Es probable que éste sea el caso de los bancos, pero no de los fabricantes de coches.
No obstante, de la respuesta a este caso se deduce que Opel es sistemáticamente relevante para el modelo del país orientado a las exportaciones. Los partidarios del rescate se aferran a una estructura industrial con pocas expectativas de sobrevivir en un mundo en forma de L. Al igual que su partido, la canciller Angela Merkel parece reticente a un rescate estatal. No obstante, tratándose de un año electoral, la medida acabará aplicándose de una u otra forma.
Desde el punto de vista económico, esto es nefasto. No sólo supone una pérdida del dinero de los contribuyentes. Junto a los subsidios al sector del automóvil francés, la decisión provocará un exceso de capacidad del sector, lo que ralentizará los ajustes económicos. Estamos lejos de encontrar una solución a la crisis. Después de haber cometido errores de omisión, los líderes mundiales incurren ahora en errores de gestión. Los estadounidenses sueñan con volver a un mundo de crédito al consumo, mientras los alemanes sueñan con sus líneas de producción. En una recesión en forma de L, estos sueños se pueden considerar pesadillas.
(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)
– Rumanía solicita ayuda financiera a la UE y al FMI (Expansión – 9/3/09)
Las autoridades de Rumanía han pedido a la UE y al FMI ayuda para superar la grave crisis que atraviesa su economía, según ha confirmado Joaquín Almunia. Una vez recibida la petición formal comenzarán las negociaciones para determinar el importe de la asistencia y sus condiciones.
De esta forma, Rumanía se convertirá en el tercer país comunitario, junto con Hungría y Letonia, en recibir un crédito de la UE para solventar su desequilibrio corriente. De esta línea de crédito especial, Hungría recibió 6.500 millones de euros y Letonia 3.100 millones de euros.
Almunia ha apuntado la posibilidad de que, además del FMI, contribuyan a la asistencia de Rumanía otras instituciones multilaterales, como el Banco Mundial, o países comunitarios a título individual, como sucedió con el caso de Letonia.
Después de negar reiteradamente recurrir a la ayuda externa, el Gobierno rumano se ha visto obligado a solicitar asistencia multilateral, acuciado por el elevado déficit por cuenta corriente y por una cuantiosa deuda privada externa.
La crisis se acentúa
Los ministros de Finanzas de la zona del euro (Eurogrupo) han admitido que la crisis económica es más grave de lo estimado hasta ahora, pero descartaron adoptar nuevas medidas de impulso hasta ver el resultado de las que ya se han puesto en marcha.
"La recesión es profunda", señaló en rueda de prensa el presidente del Eurogrupo, el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que lamentó que, por el momento, "no hay indicadores de que la situación se esté solucionando".
Desde la Comisión Europea, el titular de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, reconoció que su previsión de que la recuperación comenzaría en la segunda mitad de 2009 ha quedado desfasada y dijo que "desgraciadamente, todo indica que habrá que esperar al año que viene".
– Citigroup premia a sus corredores de bolsa con 3,5 millones de dólares (Libertad Digital – 9/3/09)
El banco estadounidense Citigroup – que ha sido parcialmente nacionalizado para evitar su quiebra- premió a sus mejores corredores de bolsa con tarjetas de débito por un valor total de 3,5 millones de dólares, según informa el diario The New York Times.
La empresa de servicios financieros, que tiene serias dificultades económicas y ha registrado pérdidas en sus últimos cinco trimestres, ha recibido ya 45.000 millones de dólares del Gobierno de Estados Unidos para evitar su quiebra.
Según del portavoz de Citigroup, Alex Samuelson, las primas se entregaron como compensación por la cancelación de unos viajes que estaban planeados para sus corredores de Smith Barney.
Estas recompensas se entregaron el mes pasado a los 2.000 mejores corredores de bolsa de la compañía en forma de tarjetas de débito que podrán gastar como quieran.
Las primas venían acompañadas de una tarjeta de agradecimiento: "Por favor acepte esta tarjeta con nuestra gratitud y mejores deseos para construir nuestro éxito", se afirma en el periódico.
Samuelson también informó de que todo el dinero entregado a los asesores procede de los ingresos de Smith Barney, con lo que despeja así las dudas sobre si procedía de la ayuda pública. Según el banco, la recompensa representa un gasto mínimo en comparación con los ingresos que estos asesores generan para Smith Barney.
"En uno de los ambientes de reclutamiento más agresivo de la historia de nuestra industria, hemos equilibrado prudentemente la necesidad de reconocimiento y desarrollo de nuestros mejores asesores financieros con la necesidad de reducir significativamente los gastos de la empresa durante estos tiempos difíciles", explicó Samuelson en un comunicado.
El diario recuerda, además, que esa empresa ha prometido futuras primas a sus agentes cuando Smith Barney complete su fusión con Merrill Lynch el año que viene.
– Barclays estudia si se acoge al plan del Gobierno sobre activos tóxicos (Cinco Días – 10/3/09)
Barclays sopesa la posibilidad de acogerse al plan del Gobierno británico que asegura los activos tóxicos de la banca antes de la fecha tope del 31 de marzo.
Los directivos del banco británico analizan las condiciones negociadas anteriormente por el Ejecutivo con el banco Lloyds para asegurar con dinero público activos por un total de 260.000 millones de libras (288.600 millones de euros).
Barclays fue avisado este lunes de que sus libros serán sometidos a un examen muy minucioso por el ministerio de Finanzas, informa hoy el Financial Times, según el cual hay signos de que el banco tendría que pagar una factura superior a la esperada por acogerse a ese mecanismo gubernamental.
El periódico cree que si Barclays decidiese finalmente recurrir al Gobierno, pediría garantías sólo para una pequeña cartera de activos y confiaría además en pagar la prima que exige el Gobierno en efectivo en lugar de en acciones.
Sin embargo, el equipo del ministro de Finanzas, Alistair Darling, insiste en que no se limitará a analizar los activos que se le pedirá asegurar, sino que querrá ver todos los libros del banco para estudiar su fortaleza y su capacidad de concesión de nuevos créditos.
Barclays ha evitado hasta ahora involucrar al Gobierno en el banco y el año pasado recurrió en cambio a inversores de Oriente Medio para una ampliación de capital.
A diferencia de Lloyds y el Royal Bank of Scotland, que han sufrido fuertes pérdidas en esta crisis, el Barclays se ha mantenido en el área de beneficios.
Según el Financial Times, la entidad ha presentado a examen del ministerio de Finanzas tres carteras de activos con un valor inferior a 10.000 millones de libras (unos 11.100 millones de euros).
Se espera que el Tesoro, al que asesora el banco Citigroup, comience en los próximos días sus negociaciones con Barclays, cuyas acciones cayeron un 5,3 por ciento el cierre de la primera sesión de la jornada.
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