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La Unión Europea llama a revisión al Euro la casa está en llamas II (página 8)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Al igual que varias instituciones financieras alemanas, Hypo Real Estate planea transferir unos 210.000 millones de euros (US$ 284.900 millones) en activos problemáticos a un "banco de activos tóxicos" para eliminarlos de su balance. Sin embargo, un portavoz de la división de Deutsche Pfandbriefbank dijo que no se ha decidido si los activos griegos serán incluidos en esa estructura.

Los bancos alemanes, que tienen unos US$ 240.000 millones a recibir de prestatarios españoles, están más expuestos a España que cualquier otro país europeo, además de Gran Bretaña. Algunos de los mayores acreedores son los bancos alemanes del sector público, o Landesbanken, y las entidades que trabajan con prestatarios del sector público, afirman analistas.

Si bien los bancos europeos han estado presionando en privado a los gobiernos para que ayuden a Grecia, representantes de la banca han tratado públicamente de restar importancia a la crisis crediticia de la zona euro. Baoudoin Prot, presidente ejecutivo de BNP Paribas y presidente de la Federación Bancaria francesa, dijo la semana pasada que los bancos de su país no tenían problemas con estos activos. "La exposición de los bancos franceses a varios países de la zona euro es completamente razonable", dijo Prost a periodistas."Me gustaría recordar que, en conjunto, los grandes bancos franceses continúan activos en países de la eurozona que son, de lejos, los más sólidos, por lo que no es un tema relevante para las entidades bancarias francesas".

Los analistas afirman que, probablemente, los bancos franceses más expuestos son los que poseen bancos griegos, principalmente Crédit Agricole, que controla Emporiki, y Société Générale, dueño de Geniki.

Société Générale declinó hacer comentarios, mientras que una portavoz de Crédit Agricole dijo que su exposición no "era significativa".

– España, ¿aliada de China en su lucha contra Estados Unidos? (El Confidencial – 23/2/10)

(Por J. Jacks) Lectura recomendada

Estamos en guerra. Algún ministro español oye campanas cuando observa sus consecuencias pero no sabe dónde. No se trata de una guerra militar tradicional. Supone una contienda comercial entre Estados Unidos y China de la que, por el momento, no se sabe quién resultará ganador.

Como en toda guerra, la contienda se libra en diferentes áreas, entre ellas:

a) Inversiones exteriores: desde julio del 2009, China admite que destina parte de sus reservas a controlar empresas energéticas extranjeras (Petrobras, Addax, Blackstone, los intentos en Río Tinto con ACH), del sector de materias primas o en el de las líneas de distribución petrolíferas y del gas.

El futuro son los metales raros y China ya ha dado los primeros pasos para posicionarse: no se conforma con producir en 95% de la producción mundial sino que posee el 25% de Arafura y el 50% de Lynas. La nueva generación de productos electrónicos necesita de estos metales…incluidos los misiles para defensa aérea.

El gigante asiático diversifica geográficamente sus inversiones. No invierte igual en Oceanía (68% en materias primas) que en Hong Kong (35% en el sector financiero).

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b) Proteccionismo y WTO: el Gobierno Bush impuso tarifas selectivas a productos chinos (700% al acero, 106% a productos manufacturados) y el actual presidente ha aumentado la práctica (impuesto del 210% en neumáticos). En 2009, Estados Unidos "persuadió" a la WTO para que sancionara a China por incumplir con las leyes sobre propiedad intelectual. Como respuesta, China incrementa sus aranceles.

c) Tipo de Cambio. Existen múltiples frentes abiertos en este mercado, pero entre ellos destacan tres: China pide el fin del dólar como moneda de reserva internacional, presiona con el fin de la compra de deuda EEUU y usa las reservas de su balanza comercial con Estados Unidos para comprar activos denominados en euros. (1) El Banco Central Chino "recicla" esos dólares a cambio de euros para sus compras en Europa. (Nota: el proceso de reconversión de dólares en yuanes por el Banco Central Chino para evitar problemas inflacionarios domésticos tendrá una explicación futura más detallada).

d) Financiero: para algunos, China pudo tener algo que ver en la presente crisis (2) y los frutos están a la vista. Del mismo modo, Estados Unidos "aconseja" a sus entidades la no participación en el Qualified Foreign Institutional Investor.

Cuatro frentes de batalla que se desarrollan en dos escenarios distintos.

Como en toda guerra, la batalla se libra en diferentes escenarios. A los efectos que interesan a nuestro país, principalmente en dos: la Unión Europea y el ASEAN.

a) Para China, el ASEAN es "su patio trasero". Su idea es la de usarla para internacionalizar su moneda de modo gradual de modo que en 2015 su divisa sea convertible dentro de este área. Mientras, Estados Unidos trata de dificultar ese proceso con acuerdos bilaterales del tipo FTA y con la venta de armas, la ultima $6.400 millones a Taiwán.

b) Del mismo modo, Estados Unidos siempre ha supervisado la Unión Europea. El euro fue el resultado de un programa diseñado en varias etapas: primero, la recuperación alemana de 1945 y, posteriormente, la creación de una Unión en torno a su economía, el Buba y la nueva moneda germana. Con un objetivo claro: hacer frente al enemigo de aquel entonces, Rusia.

Esa recuperación alemana, Wirtschaftswunder, se basaba en ayuda entregada por Estados Unidos, estabilidad financiera fijada por el Bundesbank y control de precios a través del Deutsche Mark (DM). Para los norteamericanos, la primera prioridad era establecer el Buba y el sistema financiero hasta el punto de que crearon el DM antes incluso que la bandera alemana.

Alemania sustentó su desarrollo en la estabilidad del marco gracias al control interno de la inflación en vez de recurrir a ajustes del tipo de cambio. Con el tiempo, y para completar la construcción de la nueva Europa, Francia se encargaría del presupuesto (PAC). Para crecer, cada cierto tiempo nuevos países se tenían que adherir. Mano de obra barata y nuevos mercados para productos del norte.

El papel de España

¿Y qué tiene esto que ver con nuestra crisis? Pues mucho. China empieza a interferir en la Unión cada vez más hasta el punto que es el segundo mayor socio de la UE y la UE es el mayor socio comercial de China. Una cooperación que no sólo opera en términos comerciales sino a través de su inversión en deuda soberana europea de los $ 2 trillones de sus reservas de modo selectivo. No compra cualquier deuda.

Y es aquí donde entra España en juego. China ya es el segundo mayor comprador de deuda pública soberana española (3). Su presencia no deja de crecer, sobre todo desde el 2008 (Nota: interesante la evolución de Alemania y Luxemburgo deshaciendo posiciones y Francia ganándolas. ¿Se acuerdan del cambio de Primary Dealers del Tesoro?).

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¿Por qué iba China a comprar deuda soberana española? ¿Cómo podría China ayudar a España a salir de sus crisis? ¿Y a cambio de qué? Porque España tiene algo valioso que ofrecer a China en esta guerra, el derecho de "veto" sobre tres materias cruciales en la Unión: política exterior, defensa y fiscalidad (sobre todo de cara a las Perspectivas Financieras 2014-2021) lo que de facto le facilitaría la capacidad de influir en decisiones claves de la política comunitaria.

España podría "poner una vela a Dios y otra al diablo" a fin de recibir ayuda del mejor postor para salir de la crisis. Un euro con problemas afecta a las exportaciones de China y favorece al dólar. Hace parecer a la economía americana y a su deuda como "saludable" (Indonesia y su reciente decisión sobre la deuda estadounidense) en relación con el quimérico euro y la frágil Unión.

España por sí sola no tiene capacidad para salir de la crisis (aun acometiendo las reformas que pedirá la Comisión) y necesitará ayuda exterior. Si de Alemania nada se puede esperar, solo hay dos fuentes capaces de proporcionarla, el FMI y el SAFE (el CIC).

Por ahora, no se está haciendo tan mal. No quedan más soluciones ni mucho más tiempo.

(1) En diciembre pasado, China vendió $ 34.000 millones de deuda EEUU lo que hizo que por primera vez desde el 2005 ya no sea el principal poseedor de su deuda. A título anecdótico, la FED contempla un caso que permite al Gobierno EEUU no tener que pagar las deudas con un país exterior…y que aún está vigente.

(2) China podría haber creado la crisis en EEUU a través de David Li. Algunos creen que es "curioso" que el más brillante matemático chino saliera libremente de China para acabar en JP Morgan donde crearía el soporte que permitió la burbuja de derivados. Creen "curioso" que después de la explosión de la crisis retornara a China para trabajar para el Gobierno. Curiosidades de las finanzas.

(3) Incluyendo las compras de terceros y privados y sobre los no residentes.

"La banca alemana y francesa es, junto a la británica y la suiza en menor medida, la más expuesta a una hipotética quiebra de los denominados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España). Los bancos europeos tienen 185.000 millones de euros en Grecia y más de 1,5 billones en los cuatro países"… La quiebra de los PIGS causaría un agujero de 1,5 billones a la banca europea (Libertad Digital – 26/2/10)

Los bancos alemanes y franceses tienen una "enorme" exposición a la deuda pública de Portugal, Irlanda, Grecia y España, según un reciente informe de la entidad francesa Société Générale. El dinero que se juega la banca europea en estos cuatro países no es cuestión baladí, de ahí la profunda preocupación que reina en Bruselas acerca de los graves desequilibrios fiscales que presentan sus respectivos gobiernos.

En concreto, la exposición crediticia de la banca alemana y francesa supera los 87.000 millones de euros en Grecia y 667.000 millones en el conjunto de los PIGS, según datos del Banco Internacional de Pagos.

Si suma la exposición de la banca británica y suiza, la quiebra de Grecia podría causar una agujero de 185.700 millones de euros a estas entidades, mientras que la factura ascendería a algo más de 1,5 billones en caso de que los cuatro países citados suspendieran pagos.

En el caso concreto de Grecia la exposición de la banca internacional es la siguiente:

Francia: 55.500 millones de euros.

Suiza: 47.000 millones.

Alemania: 31.700 millones.

EEUU: 12.000 millones.

Reino Unido: 9.000 millones.

Países Bajos: 8.600 millones.

Otros países: 58.200 millones.

"La exposición es enorme", según Klaus Baader, co-economista jefe de Société Générale en Londres, informa Bloomberg. De ahí que "la crisis en Grecia no sea sólo un problema aislado, sino un problema concreto para el sector bancario de Europa. Esto explica el interés de los ministros de finanzas (de la zona euro) en la tratar de estabilizar la situación".

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Desde hace meses, los líderes de la zona euro, encabezados por Francia y Alemania, vienen discutiendo a puerta cerrada cómo afrontar la crisis de deuda soberana que se ha desatado en el seno de la Unión Europea, tras el profundo deterioro que sufren las cuentas públicas griegas y el temido efecto contagio que podría arrastrar a otros países con altos déficits fiscales, como es el caso de Irlanda, España y Portugal.

Hasta el momento, Bruselas tan sólo ha acordado prestar todo su "apoyo político" al Gobierno de Atenas para tratar de paliar la situación, pero entre bambalinas los distintos gobiernos siguen estudiando la posibilidad de prestar ayuda financiera a Grecia para calmar a los mercados de deuda pública.

El déficit oficial griego asciende al 12,7% del PIB, y Atenas se ha comprometido a disminuir este desequilibrio fiscal hasta el 8,7% en 2010, y situarlo por debajo del 3% como muy tarde en 2012. De hecho, la UE ha intervenido la economía griega, algo que carece de precedentes en el seno de la Unión.

El país está siendo asolado por una oleada de huelgas generales en protesta por las drásticas medidas de austeridad en el gasto público y el aumento de impuestos por Bruselas al Ejecutivo heleno con el objetivo de reducir la brecha fiscal.

Pero no es el único. España, Portugal e Irlanda también registran un déficit público disparatado, próximo al 10% del PIB, lo que se ha traducido en un creciente aumento de las primas de riesgo y del diferencial con respecto al bono alemán. Es decir, los inversores no se fían y, por ello, han disparado la compra de derivados o credit default swaps (CDS) para cubrirse las espaldas ante un posible default (impago) y exigen un mayor tipo de interés para seguir comprando deuda pública. Todo ello implica un mayor coste de financiación para estos países a la hora de emitir bonos o letras del Tesoro.

Los CDS (seguro para garantizar la inversión en caso de quiebra) de la deuda soberana griega cotizan en el entorno de los 400 puntos básicos en febrero frente a los 280 puntos en enero. Es decir, un inversor tiene que pagar unos 400.000 dólares para garantizar la compra de bonos por valor de 10 millones.

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La agencia de calificación de riesgos internacional Standard & Poor's (S&P) anunció esta semana que el rating (nota de calidad crediticia) de la deuda pública de Grecia podría ser reducido nuevamente al largo de las próximas cuatro semanas. Según un comunicado emitido en Londres, los analistas de S&P mantienen por ahora la calificación de Grecia en el 'BBB+ para la deuda a largo plazo y en el A-2 a corto plazo. Sin embargo, las expectativas negativas de los bonos griegos "reflejan la posibilidad de una nueva reducción en una o dos notas en cuestión de un mes".

De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) afirman que el plan de austeridad del Gobierno de Grecia no es suficiente para frenar la crisis financiera y recomiendan medidas adicionales de reajuste presupuestario por un total de 5.000 millones de euros.

Según publica el 26/2 el diario Elefeterotipia, que tuvo acceso al contenido de las negociaciones, ése es el principal resultado de la misión de supervisión de cinco días efectuada esta semana en Grecia por un equipo de 12 expertos del FMI, la CE y el BCE.

Aunque los expertos no hicieron públicas sus conclusiones tras finalizar anoche su misión, el Gobierno griego filtró a la prensa local detalles del informe.

Las medidas adicionales al plan de austeridad anunciado por el primer ministro griego, Giorgios Papandreu, corresponden al 1,5-2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Según los medios, fuentes del ministerio de Finanzas afirman que los servicios estadísticos comunitarios pronostican que la economía griega sufrirá un receso del 1 al 2% en 2010.

– Wall Street no tiene la culpa; Europa, sí (El Mundo – 16/3/10)

(Por Pablo Pardo) Lectura recomendada

¿Quién es responsable de la crisis de la deuda de Grecia? ¿Y de la de España? Los políticos de la UE parecen haber encontrado el culpable perfecto: los hedge funds y los bancos de inversión de Wall Street. ¿Por qué? Porque especulan contra la deuda griega, y la española. ¿Cómo? Comprando "naked" ("desnudos") Credit Default Swaps", es decir, un seguro contra los eventuales problemas que puede sufrir un bono, pero sin tener el bono. Vamos, como si usted asegura algo que no tiene. Lo mejor que le puede pasar es que ese "algo" sufra un daño. El dueño se fastidia, y lo pierde todo. Y la aseguradora le paga a usted.

Ahora bien ¿no hace falta ser, con todos mis respetos, idiota para comprar algo y dejar que otro lo asegure? ¿Es que a usted, hombre de Dios, nunca se le ha ocurrido que su casa, su coche o lo que sea pueden sufrir un percance?

Al parecer, eso nunca se les ocurrió a los bancos alemanes y franceses que han concedido créditos de dimensiones surreales a Grecia, España, Italia, Irlanda y Portugal. Como explicábamos ayer, lunes, en la edición impresa de EL MUNDO, desde diciembre de 2001, la deuda externa griega con Francia se ha multiplicado por 8. Y España ha visto como su deuda externa con Francia se multiplicaba por 7; con Alemania, por 4 y medio; con Países Bajos por 15, y con Reino Unido por 6.

Ése es el problema. Los bancos franceses no han tenido problemas en conceder créditos a un país como España que básicamente lleva casi una década viviendo de la construcción, o a otro como Grecia del que todo el mundo sabía que hacía trampas contables. Si hay que buscar un culpable de la actual crisis, hay que ir a Commerzbank, a Deutsche Bank, a BNP Paribas o a Société Générale. No a Goldmans Sachs, Soros ni Paulson. Ellos sólo han comprados los seguros que otros no quisieron.

Es cierto que los Credit Default Swaps (CDS) no ayudan a estabilizar un mercado, porque son derivados que se negocian "over the counter", o sea, en contratos directos entre comprador y vendedor y no en mercados abiertos. Eso significa que nadie sabe quién los tiene. Lo que a su vez genera la histeria de los tenedores de deuda griega, española, portuguesa, irlandesa o italiana. Pero sí se sabe que hay muy pocos CDS en comparación con el volumen de deuda emitido. En otras palabras, que los bancos alemanes y franceses están más desnudos que los naked CDS. Más bien, están con el culo al aire.

Hay algunos otros responsables de la actual crisis. Se me ocurren, de buenas a primeras, dos: François Mitterrand y Helmut Kohl. Los dos se empeñaron, en un ataque de egolatría (otros lo llaman "ser un estadista") en crear el euro. Sus opiniones públicas lo rechazaron. Maastricht fue aprobado en referéndum en Francia por el 51% de los votos. Un año antes de que el euro entrara en vigor, dos tercios de los alemanes se oponían a la nueva divisa.

Cuando la moneda única ya llevaba cinco meses funcionando, el 58% de los alemanes seguían rechazándola. Fue un ejemplo formidable de desprecio al sentimiento popular por parte de la élite política y económica, con los medios de comunicación actuando de banda de música de la verbena.

Entretanto, Eurostat miraba hacia el otro lado cada vez que Grecia presentaba estadísticas cuestionables. Pero también lo hacía con Francia, que aprovechó la privatización de France Télécom para maquillar sus cuentas públicas y cumplir los criterios de Maastricht. Mientras, Alemania trató, sin éxito, de apreciar (al estilo mark-to-market) las reservas de oro del Bundesbank con el mismo objetivo. Fue algo tan descarado que no lo pudo llevar a la práctica.

Así que, si queremos culpables, no vayamos a Wall Street. Basta con mirarnos en el espejo.

– La posición de suspensión de pagos de la eurozona (Expansión – 18/3/10)

(Por Simon Johnson y Peter Boone) Lectura recomendada

Kazajistán puede estar muy lejos de la eurozona, pero sus experiencias económicas recientes son altamente relevantes para las tribulaciones actuales del euro. Mientras los países de la moneda única luchan contra las crisis de deuda y por la austeridad de sus miembros más débiles, Kazajistán está surgiendo de un colapso generalizado del sistema bancario con una recuperación económica sólida.

Durante gran parte de la década pasada, un despilfarro de préstamos se apoderó de Kazajistán, por cortesía de los bancos globales -como sucedió en gran parte del sur de Europa-. La toma de crédito en el exterior por parte de los bancos kazajos llegó a representar cerca del 50% del PIB, y muchos de estos fondos se utilizaron para proyectos de construcción.

Mientras entraba dinero a raudales, los salarios subían, los precios de los bienes raíces alcanzaban niveles próximos a los parisinos y la gente se engañaba a sí misma pensando que Kazajistán se había convertido en el último "tigre" de Asia.

La fiesta llegó a un fin estrepitoso en 2009, cuando dos bancos de inversión globales muy sagaces aceleraron los aplazamientos de pago -con la esperanza de recuperar su dinero-.

El gobierno kazajo, que venía pugnando por respaldar a sus bancos privados, ya sobredimensionados, con inyecciones de capital y nacionalizaciones, tiró la toalla y cortó el chorro. Estas entidades financieras dejaron de pagar sus créditos y los acreedores aceptaron importantes "recortes" (reducción en el valor principal).

Ahora bien -y aquí está la clave-, una vez canceladas sus deudas, hoy el sistema bancario está recapitalizado y en condiciones de respaldar el crecimiento económico. A pesar de una cesación de pago desordenada, este nuevo arranque ha generado un cambio de rumbo notable.

El caso irlandés

La estrategia de Europa occidental para lidiar con sus bancos resquebrajados es totalmente diferente. Irlanda, el "tigre celta" de Europa durante la década pasada, creció en parte debido a grandes flujos de crédito que ingresaban a su "Complejo de Banca y Bienes Raíces". La toma de crédito en el exterior por parte del sistema bancario irlandés alcanzó aproximadamente el 100% del PIB -el doble que Kazajistán-. Cuando la economía mundial se desplomó en 2008-2009, la fiesta en Irlanda ya se había terminado.

Pero es aquí donde las historias divergen, al menos hasta ahora. En lugar de hacer que los acreedores de los bancos privados aceptaran recortes, el Gobierno irlandés optó por transferir toda la carga de la deuda a los contribuyentes. Irlanda tiene un déficit presupuestario del 10% del PIB en la actualidad, a pesar de haber recortado los salarios del sector público, y planea nuevos cortes para honrar la deuda de los bancos quebrados.

Grecia se encuentra hoy en una encrucijada similar a la de Kazajistán e Irlanda: el Gobierno tomó mucho crédito en la última década y despilfarró el dinero en un sector público inflado (y sindicalizado), y no en bienes raíces modernos -y disponibles-, mientras que la deuda del Gobierno está próxima al 150% del PIB.

La aritmética es sencillamente calamitosa. Si Grecia debiera empezar a pagar sólo el interés de su deuda -en lugar de reconvertirla en nuevos créditos-, para 2011 su Gobierno necesitaría tener un excedente del presupuesto primario (o sea, sin contar los pagos de intereses) de casi el 10% del PIB. Esto requeriría, aproximadamente, otro 14% del PIB en recortes del gasto e impulsar medidas para aumentar los ingresos, lo que representaría uno de los mayores ajustes fiscales que se hayan intentado hasta el momento.

Peor aún, estos voluminosos pagos de intereses muy probablemente irían a parar a Alemania y Francia, con lo cual la economía griega se vería aún más privada de ingresos. Si Grecia alguna vez ha de pagar parte de su deuda, necesitará un programa drástico de austeridad, que se prolongue durante décadas. Un programa de este tipo haría que el PIB griego se desplomara mucho más que la marcada caída registrada por Irlanda hasta la fecha. Es más, los trabajadores públicos griegos deberían atenerse a recortes masivos de sus salarios, lo cual, en el tóxico clima político actual de Grecia, sería un camino seguro hacia niveles peligrosos de disturbios y violencia.

Los líderes europeos se equivocan si creen que Grecia puede alcanzar una solución a sus problemas recurriendo de nuevo al mercado crediticio. La economía griega simplemente no puede permitirse pagar su deuda a tasas de interés que reflejan el riesgo inherente. La única manera de refinanciar su deuda a un nivel asumible sería mediante préstamos subsidiados a largo plazo que, en definitiva, cubrirían una porción importante de las obligaciones que vencen entre los próximos 3 y 5 años. Y, incluso en condiciones tan generosas, Grecia probablemente necesitaría un ajuste fiscal abrumador del 10% del PIB para retornar a un sendero de deuda más estable.

La alternativa para Grecia sería administrar una suspensión de pagos de manera ordenada. El préstamo imprudente al Estado griego se basó en la atroz toma de decisiones de los acreedores europeos. La suspensión de pagos les enseñaría a los acreedores -y a sus gobiernos- una lección, y también a los deudores: los errores cuestan dinero y los errores propios sólo le pertenecen a uno.

Reestructuración inevitable

Cada día que pasa se hace más evidente que una reestructuración de la deuda griega es inevitable. Seguramente Grecia podrá forzar alguna forma de suspensión de pagos, y tal vez ésta sea la mejor alternativa. Incumplir el pago de la deuda sería doloroso, pero lo mismo sucedería con cualquier otra solución. Y una suspensión de pagos con una reestructuración "ordenada" inmediatamente situaría a las finanzas de Grecia en un escenario sostenible.

Tras arduas negociaciones, el Gobierno y sus acreedores probablemente terminen reduciendo la deuda de Grecia hasta la mitad. Los bancos griegos tendrían que recapitalizarse, pero luego podrían volver a generar nuevos préstamos.

Una suspensión de pagos también transferiría parte de los costes del excesivo endeudamiento de Grecia a sus acreedores. Los alemanes y los franceses necesitarían inyectar más capital en sus bancos (quizá, finalmente, se mostrarían más abiertos a una mayor regulación para impedir que esto vuelva a suceder) y todo el mundo se volvería más cauteloso a la hora de prestar a Estados soberanos derrochadores.

A fin de cuentas, al enseñarle a los acreedores una lección necesaria, una suspensión de pagos dentro de la eurozona, en honor a la verdad, podría terminar siendo un paso elemental para crear un sistema financiero europeo -y global- más saludable.

¿Y a partir de ahora, qué? (de Eurolandia a los Estados Unidos de Europa)

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"La elite de Bruselas aprovecha el estallido de la deuda pública para crear un auténtico "gobierno económico" europeo, encargado de supervisar y dirigir las cuentas y reformas de los países miembros. Un mecanismo similar al aplicado en Grecia, país intervenido y que está a punto de ser rescatado"… Bruselas quiere un "Gobierno económico" europeo y centralizado (Libertad Digital – 10/2/10)

El nuevo presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, pretende que los gobiernos de los Veintisiete presenten sus planes presupuestarios y programas de reforma económica simultáneamente a la Comisión Europea.

Así lo señala el 10 de febrero un anexo secreto a una carta enviada por el político belga a los jefes de Gobierno de la Unión Europea a los que ha invitado a una cumbre, para el día siguiente, en Bruselas, y que se ha filtrado al diario británico The Independent.

"Los miembros del Consejo Europeo son responsables de la estrategia económica en el marco de sus gobiernos y deberían serlo también a nivel europeo. Llámese coordinación de políticas o gobierno económico, sólo el Consejo Europeo es capaz de cumplir y mantener una estrategia europea común de mayor crecimiento y empleo", dice el anexo.

Según Van Rumpuy, "la crisis ha puesto de relieve nuestros puntos débiles", por lo que "los planes presupuestarios y los programas de reforma estructural y de cambio climático deberían presentarse simultáneamente a la Comisión, lo cual permitirá tener una idea completa de todos ellos".

El presidente permanente del Consejo Europeo considera en su carta que "el ritmo de crecimiento estructural" de los Veintisiete es insuficiente para "crear nuevo empleo y financiar nuestros sistemas sociales".

Refiriéndose al hecho de que la Unión Europea no tiene actualmente forma alguna de resolver una crisis presupuestaria que afecte a otros Estados miembros, Van Rumpuy señala que lo ocurrido últimamente en la zona del euro "pone de relieve la urgencia de reforzar nuestra gobernanza económica".

"Dada la interrelación de nuestras economías, es preciso coordinar las reformas para que tengan el máximo impacto", agrega Van Rompuy, según el cual en el futuro "nos centraremos en el impacto de las políticas nacionales sobre el resto de la Unión Europea, prestando especial atención a los desequilibrios macroeconómicos y las diferencias de competitividad".

Una fuente comunitaria explicó al periódico que "todo el mundo tiene ya claro que esta crisis económica no pueden resolverla los Estados miembros a título individual, por ejemplo, Alemania ayudando a Grecia".

"Lo que necesitamos, agregó la fuente, es el mismo tipo de mecanismo que hemos impuesto a Grecia a fin de supervisar las economías de la zona del euro. Así que la idea es que todas las economías europeas estén supervisadas. Este fin de semana deberían adoptarse (en Bruselas) decisiones muy importantes".

"Grecia no está sola. Es el mensaje que la Unión Europea, y la zona euro en particular, quiere dejar claro a los mercados. Y a la vista de los resultados de los primeros gestos de apoyo hacia Atenas -revalorización de la divisa europea y caída del rendimiento del bono griego-, ha quedado de manifiesto que los tiburones financieros, que no responden a ninguna conspiración sino a la lógica búsqueda de beneficios, disolverán el cerco a la deuda griega y a la zona euro tan pronto como irrumpan Bruselas o Berlín"… Un Gobierno económico para la UE (Cinco Días – 11/2/10)

El 10 de febrero los ministros de Economía de la zona euro, el Eurogrupo, celebraron una teleconferencia sin precedentes en 11 años de historia de la moneda única. Objetivo: delimitar las medidas que se pueden establecer en apoyo de Grecia. La contraofensiva debe continuar hoy en la cumbre de primeros ministros, en la que se espera una contundente declaración de apoyo a la solidez de la zona euro para calmar a los mercados.

Pero la Unión Europea no puede conformarse esta vez sólo con espantar a los posibles predadores y seguir navegando con la misma nave que antes de la tormenta. Los coletazos de la crisis financiera en el mercado de renta fija han recordado, por si a alguien se le había olvidado, que un número importante de inversores, analistas y académicos mantienen intactas sus dudas sobre la viabilidad de una unión monetaria sin integración política. Lo plantearon en vísperas del estreno del euro en 1999 y lo continúan repitiendo 11 años después.

Y para despejar esas dudas no basta con demostrar que la zona euro puede rescatar a un país que sólo supone el 3% de su economía, como es el caso de Grecia. Ese ejercicio demuestra el músculo financiero de Berlín o París, pero eso nadie lo había cuestionado. Lo que deben demostrar los 16 socios de la Unión Monetaria es la voluntad política para estrechar de manera irreversible la coordinación de sus políticas macroeconómicas y fiscales y superar de una vez por todas las posibles resistencias a esa cesión de soberanía.

La primera gran prueba de fuego para calibrar si existe esa voluntad tendrá lugar hoy en la cumbre europea informal que se celebra en Bruselas. El nuevo presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, llega a la cita con propuestas que sientan las bases para un futuro Gobierno económico europeo. Los términos son negociables -parece que la palabra Gobierno molesta en Berlín porque se percibe como una amenaza a la independencia del BCE-. Pero el objetivo, dotar a la zona euro de una verdadera autoridad económica, resulta realmente imprescindible. Si se logra, los mercados entenderán, sin necesidad de aspavientos, que ningún socio de la zona euro afrontará los ataques en solitario.

"La mayor recesión de la posguerra se ha cebado con las cuentas públicas europeas. La caída de la recaudación asociada al deterioro económico, el coste de las prestaciones por el creciente desempleo y los ingentes programas de gasto para contener la caída, han llevado a una situación cercana a la emergencia en un buen número de países. Las cuentas cerradas de 2009 arrojan en la mayoría de los casos niveles récord de déficit presupuestario. Son especialmente sonados los casos de Grecia, España e Irlanda, con desfases superiores al 11% del PIB, que, entre otros factores, les han llevado al foco de los ataques de los mercados. Pero igualmente lacerante es el 12,6% que sufre Reino Unido, otrora guardián de la estabilidad. Con esas referencias, el descuadre de Francia (7,9%) parece casi una situación desahogada, pero refleja un deterioro financiero preocupante"… Europa se aprieta el cinturón para cuadrar las cuentas (Cinco Días – 11/2/10)

La Comisión Europea se ha mostrado comprensiva con lo extraordinario de la situación y ha extendido hasta 2013 el plazo máximo para regresar al umbral del 3% del PIB que marca el Plan de Estabilidad y Crecimiento. Conscientes de las consecuencias financieras asociadas a la falta de credibilidad (extremo en el que Grecia ofrece un triste ejemplo), los Gobiernos europeos se han apresurado a presentar severos programas de ajuste encaminados a volver a la ortodoxia marcada por Maastricht.

En términos de ambición, el caso de España es paradigmático: el plan de reducción de gasto asciende a 50.000 millones de euros en cuatro años, que afectará a todos los ministerios. En paralelo, la subida del IVA, prevista para julio, supone el puntal de una reforma fiscal que también afecta al ahorro, la deducción por vivienda y los impuestos especiales. El objetivo: dividir el déficit por cuatro en otros tantos años, en los que para más inri la economía española convivirá con una tasa de paro que difícilmente bajará del 15%.

La combinación de contención de gasto y subida de impuestos es también la vía escogida por Irlanda, otra de las grandes víctimas de la crisis. Protagonista de un milagro económico que la llevó a la máxima renta per cápita de la UE, la isla sufre, como España, la peligrosa combinación de paro galopante y cuentas descontroladas. Dublín plantea una severa reducción salarial para los funcionarios, por un lado, y la supresión de la deducción por vivienda y la creación de nuevos impuestos sobre las emisiones de CO2 y sobre el patrimonio, por el otro. Sus vecinos del Reino Unido, ajenos a la zona euro, no tienen que recuperar la disciplina de forma tan perentoria, motivo por el que Londres aún prevé un déficit del 5,7% del PIB en 2013. Aun así, será menos de la mitad del actual, y para lograrlo ya ha anunciado la supresión de diversos beneficios fiscales y el incremento de medio punto en las cotizaciones sociales.

Exacciones especiales

La oveja negra del euro, Grecia, ha planteado un severo recorte salarial para sus funcionarios y subidas generalizadas de impuestos. Consciente de la gravedad de la situación, el nuevo Gobierno prevé además una exacción extraordinaria para las empresas con beneficios y los titulares de inmuebles de alto valor. Aunque está saliendo mejor parada de los ataques de los mercados, Italia también sufre de un déficit elevado y, sobre todo, de un asfixiante nivel de deuda pública, que alcanza el 115% del PIB (el doble de la española). La receta de Roma afecta también al empleo público, con una menor renovación de plazas y una reforma global destinada a elevar la productividad.

El país que está afrontando las tensiones sobre las cuentas públicas de la forma más atípica es Alemania: la locomotora europea fía su futuro al mantenimiento de estímulos fiscales que potencien el consumo y la actividad empresarial, para incrementar de ese modo el crecimiento económico. El Gobierno de la democristiana Angela Merkel, en coalición con los liberales, ha optado por diferir el inicio del ajuste fiscal a 2011 y consolidar de ese modo la recuperación.

EE UU difiere el ajuste a 2011

Tampoco la primera potencia del planeta se librará de un plan de ajuste severo, aunque la Administración Obama apurará todavía este año los impulsos presupuestarios. El objetivo: apuntalar la recuperación económica de un país en el que el paro se ha doblado desde el inicio de la crisis y ya ronda el 10% de la población activa.

El proyecto de presupuestos para el año fiscal que comienza en octubre, presentado la primera semana de febrero, incluye un incremento del gasto público del 5,7%, hasta alcanzar los 2,7 billones de euros. Por su parte, el déficit presupuestado alcanzaría el nivel récord del 10,6% del PIB. Obama pretende recortar esa cifra hasta el 4% en 2013, mediante la eliminación de programas de gasto público obsoletos y por la mayor recaudación esperada de la recuperación económica. De momento, la prioridad es el paro.

"Nadie dijo que fuera fácil. Sobre todo, porque el euro constituye la mayor aventura monetaria y cambiaria de la historia. ¿Cómo, si no, podría definirse un proyecto en el que primero 11, luego 12, posteriormente 13, más tarde 15 y ahora 16 naciones europeas pasan a compartir tipos de interés y una misma moneda?"… La "moneda única" debe hacerse mayor (El Economista – 11/2/10)

Su advenimiento en los mercados en 1999 fue acogido con recelo. Europa luchaba contra su historia de desencuentros, guerras, disputas y luchas de fronteras y poderes con la acuñación de una divisa común, bautizada en una cumbre en Madrid con el nombre de euro.

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"Precisamente por el escepticismo previo es remarcable que las razones que esgrimíamos quienes creíamos en el euro se han visto confirmadas incluso por añadidura. Nadie pone hoy en duda con seriedad que el euro es un éxito", sostenía el español José Manuel González-Páramo, uno de los seis miembros del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), para valorar el décimo aniversario de la "moneda única".

Y así es. El barco del euro no sólo zarpó, sino que se mantuvo a flote e incluso se ha discutido la posibilidad de que releve al dólar estadounidense como la divisa de referencia mundial. Para ello, los protectores de la credibilidad del euro se apoyaron en la férrea escuela del Bundesbank (el banco central de Alemania). "No sorprende que, tras un inicio débil, los inversores pasaran a ver al euro con los mismos ojos con los que miraban al marco alemán hace 20 años", comentan los expertos de la gestora BNY Mellon.

Crisis de madurez

Pero, cuidado, el Titánic también se hundió. Y los problemas de Grecia, salpicados a otros "eurosocios" como Portugal o España, amenazan con convertirse en el iceberg de la eurozona. Las dudas que estos desequilibrios ciernen sobre el euro se observan en su evolución reciente. Desde los 1,51 dólares a los que escaló a finales de noviembre, la divisa europea se ha depreciado un 9,4% contra el "billete verde", hasta los 1,369 dólares (10/2).

A lo que se enfrenta la región es a un problema que, tarde o temprano, tenía que llegar: el de afrontar una crisis. Lo que está en juego en estos momentos son los resortes, las bisagras y la maquinaria de la Unión Económica y Monetaria (UEM). O, de forma más castiza, la Europa del euro.

En este sentido, la reunión del 11 de febrero en Bruselas resulta determinante. Está claro que los líderes europeos no poseen una poción mágica para disipar todos los problemas. Pero sí deben entender la trascendencia de la cita. "No parece sensato que no hagan nada. Por las implicaciones que tendría para el conjunto de la Eurozona, resulta necesario un esfuerzo multilateral que ayude a restaurar la confianza", reclama Pablo Guijarro, de AFI.

Se trata, en el fondo, de que los "eurosocios" y los que no comparten moneda común demuestren su altura de miras, su madurez. La cooperación internacional se ha revelado clave para luchar contra la crisis, un requisito que vuelve a ser fundamental. Los líderes europeos no lo tienen fácil. Pero es que nada ha sido sencillo en el proceso de la construcción europea. Y ahí sigue.

"El presidente de la Unión, Herman Van Rompuy, ha citado a los Veintisiete a una reunión informal hoy jueves en Bruselas con el objetivo de marcar respuestas políticas inmediatas a la proclive situación socioeconómica que vive Europa. Los apuros económicos de Grecia, España y Portugal marcarán el centro del debate, por temores al "contagio". Además, las sugerencias para dar al Pacto de Estabilidad y Crecimiento una nueva dimensión, auguran la reapertura del tema de las sanciones del Gobierno"… Van Rompuy se estrena con una cumbre crucial para la deuda pública española (El Confidencial – 11/2/10)

Van Rompuy considera que los Veintisiete deberían ser tan responsables de la estrategia económica a nivel europeo como lo son a nivel nacional. Por ello, apela a una estrategia común para impulsar el crecimiento y el empleo. Y para más indicios de que la cumbre del 11 de febrero será crucial, la reunión contará con la presencia del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, que para asistir ha tenido que adelantar su vuelta de Australia.

Como respuesta a la situación económica, el belga propone un acuerdo que marque un máximo de cinco objetivos a corto y medio plazo. Además, su cumplimiento estaría sujeto a supervisión, una idea que recuerda a las polémicas sanciones comunitarias que planteó hace unas semanas el Gobierno español. Con todo, se prevé que acepten un margen de maniobra para que cada país miembro afronte su situación particular.

La capacidad de los gobiernos griegos, español y portugués para hacer frente a sus deudas públicas genera gran preocupación dentro de la eurozona y para Van Rompuy es una evidencia de que la crisis ha puesto de manifiesto la fragilidad de Europa. En este sentido, considera que "nuestra tasa de crecimiento estructural es demasiado baja como para crear nuevos empleos y mantener el modelo social europeo".

La convocatoria arrancará en la Biblioteca Solvay, un lugar prestigioso conocido por dar cita a los padres del proyecto europeo. Más tarde, los jefes de Estado y de Gobierno se dirigirán a la sede habitual del Consejo Europeo, un traslado criticado por la prensa internacional por quedar vetado a los medios e incrementar los costes de la reunión.

Negociaciones pendientes

Por el momento, Van Rompuy no ha hecho referencia en su convocatoria de este encuentro a la Estrategia 2020. Esta nueva apuesta sustituirá en junio a la fallida Estrategia de Lisboa que apostaba porque en el 2010 la Unión se convertiría en la economía más competitiva del mundo. Uno de los principales defensores de esta nueva estrategia es el portugués José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, con quien Van Rompuy comparte el liderazgo de la Unión.

Por otro lado, Van Rompuy, además de apelar a la coordinación económica y política, ha rescato el concepto de "gobernanza económica" de Nicolas Sarkozy, con la esperanza de extenderla a los Veintisiete. Pero más allá de las resoluciones políticas, persiste el malestar social por las crecientes cifras del desempleo y queda pendiente la negociación con los sindicatos para gestionar el gasto público necesario para relanzar el empleo.

– El euro no se rompe (Expansión – 11/2/10)

(Por Federico Steinberg – RIE) Lectura recomendada

Grecia tiene problemas. Sus elevados niveles de deuda y déficit público, y la limitada credibilidad de su programa de reformas, han hecho que su coste de financiación suba más de 300 puntos básicos en las últimas semanas, lo que aumenta el riesgo de impago de su deuda.

Esta situación ha generado un efecto contagio hacia otros países de la periferia de la zona euro (cuyo coste de financiación también ha aumentado, aunque mucho menos), así como una gran confusión sobre el futuro del euro. De hecho, Financial Times titulaba de forma algo sensacionalista: "Los mercados hacen una apuesta de 8.000 millones (de dólares) contra el euro", lo que ha llevado a los tradicionales escépticos de la moneda única a afirmar que el euro se rompe.

¿Qué hay de cierto en todo esto? Más allá de que existan varios escenarios posibles, la probabilidad de que el euro se rompa es casi inexistente. Lo que los inversores están haciendo es apostar por su depreciación. Ante los problemas internos de algunos de sus estados miembros y la confusión que rodea el rescate a Grecia, ven la posibilidad de conseguir beneficios endeudándose en euros, vendiéndolos luego por otras monedas fuertes, esperando a que la depreciación del euro se materialice y devolviendo luego los préstamos en euros depreciados.

De hecho, si muchos inversores hacen esto al mismo tiempo, habrán provocado ellos mismos la depreciación, en lo que se conoce, en el argot económico, como una profecía auto-cumplida. Pero, al igual que cuando el dólar se deprecia Estados Unidos no se rompe, una pérdida de valor del euro no tiene por qué implicar el fin del proyecto de la Unión Monetaria, y, además, hasta podría venir bien para dinamizar las exportaciones de la eurozona.

El fin del euro sólo llegaría si Grecia no pagara su deuda y se produjera un efecto contagio hacia otras economías con problemas que diera lugar a una crisis financiera como la del Sistema Monetario Europeo en 1992. Pero esto no ocurrirá. Ya hemos visto como Alemania y el resto de los miembros del euro han asegurado que rescatarán a Grecia. Y lo harán porque la ruptura del euro sería mucho peor que tener que sufragar el coste del rescate, que, además, es perfectamente asumible (Grecia representa el 2,3% de la zona euro).

La discusión gira en torno a cómo se hará el rescate, qué tipo de condiciones se le impondrán a Grecia y cómo se conseguirá que las cumpla, ya que hasta ahora no se ha tomado suficientemente en serio las recomendaciones que le hacía la Comisión Europea. Una posibilidad es que los países europeos instrumenten el rescate a través del FMI, lo que evitaría incurrir en un coste adicional, y además alejaría la delicada negociación de la condicionalidad de Bruselas.

Esta solución es cómoda, pero presenta un problema fundamental: pondría de manifiesto que la Unión Europea no es capaz de poner su casa en orden sin ayuda externa, lo cual obligaría a plantear preguntas sobre el sentido de la Unión Económica y Monetaria. Por lo tanto, es más probable que el rescate se produzca dentro de la zona euro, bien con ayudas bilaterales de todos los países a Grecia, bien mediante el aval alemán a nuevas emisiones de deuda griega, bien mediante la creación de un nuevo Fondo Monetario Europeo.

Débil gobernanza

Más allá de que habrá que esperar para conocer los detalles de la opción que finalmente se imponga, la actual crisis está poniendo de manifiesto, una vez más, las debilidades de la gobernanza económica de la eurozona. En buena medida, la incertidumbre de los mercados procede de la falta de reglas para hacer frente a este tipo de situaciones, que provienen de que, al crearse el euro, no se contempló la posibilidad de que una crisis tan severa pudiera materializarse.

Por lo tanto, la tormenta griega, al menos, debería servir para establecer un protocolo de rescates. Además, la crisis ha mostrado que la Unión Monetaria funcionaría mejor si se fortaleciese el poder de la Comisión, tanto en lo relativo a la coordinación fiscal entre los países europeos como en el ámbito de las reformas estructurales.

Si Grecia hubiera hecho reformas para aumentar la competitividad de sus exportaciones, o si Alemania hubiera realizado un mayor estímulo fiscal al inicio de la crisis, seguramente nunca hubiéramos llegado a esta situación. Como por el momento los países del euro no parecen dispuestos a ceder tanta soberanía, la Unión Monetaria seguirá siendo imperfecta, pero también sólida.

– El euro del futuro (El País – 14/2/10)

(Por Ángel Ubide) Lectura recomendada

En las últimas semanas, los mercados han mandado un mensaje muy claro a las autoridades europeas: el futuro del euro está en duda. La divisa se ha depreciado un 10% desde diciembre y los spreads de la deuda soberana de varios países europeos han aumentado rápidamente. El razonamiento de los mercados es conocido: la situación fiscal de varios países europeos es muy frágil, y las pérdidas de competitividad acumuladas en los últimos años, muy importantes; y, por tanto, la única alternativa a un largo periodo de estagnación es la reestructuración de la deuda o la devaluación. Lo cual implicaría abandonar el euro.

La situación es mucho más compleja que este simple análisis, sin duda, pero no por ello la gravedad es menor. Los países identificados por los mercados como más vulnerables (Grecia, España, Portugal e Irlanda) tienen grandes problemas estructurales; problemas conocidos que las autoridades de los respectivos países no han afrontado a tiempo. Es notorio que Italia, país tradicionalmente asociado con la incertidumbre fiscal debido a su elevada deuda, o Bélgica, que a la elevada deuda une una tremenda fragilidad institucional, sean considerados por los inversores países más seguros que los mencionados. La razón es similar: estos países acometieron reformas estructurales de manera preventiva en lugar de dejarlo todo para más adelante. Por ejemplo, Italia reformó las pensiones y solucionó el problema del desgaste fiscal de largo plazo asociado a la evolución demográfica, y ahora tiene un perfil de deuda pública relativamente estable.

Los casos de Grecia y España son sintomáticos de los problemas a los que se enfrenta la unión monetaria. Grecia tiene el futuro más complejo. Al deterioro de su competitividad se une un nivel de deuda muy elevado, una tasa de ahorro nacional muy baja -y, por tanto, una alta dependencia de los flujos de capital extranjeros- y un sistema institucional de bajísima credibilidad debido a un pasado plagado de sorpresas. Son ya tres veces en los últimos 10 años que Grecia descubre que sus cuentas fiscales no son correctas. Ante tal tradición de opacidad, no es extraño que los inversores duden de la solvencia del país.

El caso español es diferente, ya que se enfrenta a un problema que se ha discutido hasta la saciedad: la ausencia de reformas estructurales que ponen en seria duda la competitividad y el crecimiento económico futuro. Es triste que, tras muchos años de advertencias de la profesión económica y de las instituciones internacionales, haya hecho falta la presión de los mercados para que las autoridades españolas hayan tenido el coraje de poner en marcha las reformas necesarias. Más vale tarde que nunca.

Pero más allá de la turbulencia financiera inmediata, lo que está en juego es el futuro de la unión monetaria. El marco de política económica que se creó para la eurozona, con una política monetaria común y políticas fiscales nacionales supervisadas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), no consideraba la posibilidad de que la política fiscal tuviera que ser usada de manera activa. De ahí el requisito de presupuesto equilibrado, que debería proporcionar espacio fiscal para el uso de los estabilizadores automáticos (el aumento del déficit durante las recesiones debido a la caída de los ingresos fiscales y el aumento de las prestaciones de desempleo). Tampoco consideró la posibilidad de una recesión tan profunda como para desestabilizar el equilibrio fiscal de la eurozona, o la emergencia de desequilibrios internos tan amplios.

La decisión de esta semana de las autoridades europeas de mostrar su apoyo al Gobierno griego y dejar implícitamente claro que saldrán al rescate si los mercados dificultan la refinanciación de la deuda es una decisión histórica, ya que contradice el espíritu de la cláusula de no rescate de los tratados. La arquitectura original de la unión monetaria quería evitar precisamente esta situación, donde algún país se hubiera aprovechado de la falta de disciplina de mercado que proporcionaba la moneda única y adoptara una política económica irresponsable. Esta preocupación fue la razón fundamental para no adoptar una política fiscal común, privando a la zona euro de uno de los elementos necesarios de un área monetaria óptima.

Visto en perspectiva, el fiasco del PEC en 2004, cuando el Ecofin tomó la decisión política de ignorar la petición de sanciones contra Alemania por su incumplimiento del PEC, fue una llamada de atención sobre las ineficiencias del marco de política fiscal europeo. Ahora estas ineficiencias se han hecho mucho más visibles y generan varias cuestiones: ¿necesita la eurozona una política fiscal centralizada que facilite el ajuste durante periodos de recesión intensa o cuando ciertos países se enfrenten a shocks económicos asimétricos, privados éstos de la alternativa de la devaluación? ¿Es necesario vigilar los déficits (y superávits) por cuenta corriente de los países de la eurozona y corregir los excesos de manera preventiva? En otras palabras, ¿es necesaria una mayor coordinación de las políticas económicas europeas? ¿Habría que obligar a Alemania a adoptar una política mucho más expansiva para compensar el ajuste fiscal de los países más frágiles?

Es un debate similar al debate sobre el riesgo moral en el sistema bancario. Si se concluye que cada país de la eurozona presenta un riesgo sistémico para el resto de los países miembros, entonces puede ser óptimo organizar ex-ante un sistema de política fiscal común, obligando por ley a los países a que equilibren su presupuesto cada año (la soberanía fiscal se limitaría a decidir la composición del gasto, pero no el volumen) y usando el presupuesto común para modular las fluctuaciones cíclicas.

El rescate anunciado el jueves sugiere que un presupuesto europeo y una mayor coordinación parecen necesarios. El euro del futuro se ha empezado a definir esta semana.

(Ángel Ubide es investigador visitante del Peterson Institute for International Economics en Washington)

– Ésta es la Europa que se necesita (El Confidencial – 16/2/10)

(Por J. Jacks) Lectura recomendada

Esta crisis debería servir para no repetir errores. En 1999, esta Unión era inviable a medio plazo para algunos países, entre ellos, España. Se estaba a favor de una Unión que considerara los diferentes puntos de partida de cada economía (déficits, competitividad, niveles de empleo…) pero no a favor de cualquier tipo de Unión. No obstante, se entró. 

 Sus negativas consecuencias ya eran evidentes antes del comienzo de la actual crisis. Así lo exponía el grupo de trabajo de la Unión encargado de "hacer de la Unión Europea la economía más competitiva del mundo y alcanzar el pleno empleo antes de 2010". Alcanzar el pleno empleo antes del 2010…

En el 2004, el grupo de trabajo del Sr. Kok hablaba de que "have not helped achieving the objectives (…). This disappointing delivery is due to poor coordination and conflicting priorities". No sorprende. Eichengreen y Frieden decían ya en 1994 que"the decision to create a single currency is not made by a beneficent social planner to the participating nations. It is the outcome of a political process".  Si la decisión sobre euro no se hizo en base al beneficio social, ¿por qué se decidió así entonces?

Ronald McKinnon en 1994, repetimos, en 1994, decía que "because it respects the fiscal need to keep national central banks and national currencies in highly indebted European countries, a common monetary standard is preferable to a common currency."

Y en 1998, 150 profesores de economía de Alemania, repito, de Alemania y en 1998, ya expresaron que el proceso no era el correcto. No que una Unión fuera una mala idea (repetimos para los que no quieren entender que no se defiende esta postura) sino que "the pact cannot ensure the stability of the euro" y que "cannot guarantee budgetary discipline". ¿Que legitima a Alemania en el 2010 para exigir equilibrio presupuestario a Grecia cuando sus economistas sabían en 1998 que disciplina presupuestaria y euro eran incompatibles para Grecia, Portugal o España? 

Resultados mediocres, falta de planificación de beneficios, imposibilidad de disciplina presupuestaria…todo ello lo sabía la Comisión Europea en 1998.

Una propuesta para una nueva Unión Europea.

Pero en fin, agua pasada no mueve molinos. Se necesita una mejor Unión para todos los países que la componen, repito, para todos, no para cuatro. Aquí se presenta sucintamente una posible idea para esa nueva Unión.

El Objetivo es crear una autentica y efectiva Unión Monetaria u Optimal Currency Area (OCA) según Mundell, McKinnon y Kenen basada en 3 principios y 9 propuestas:

  • Transferencia automática de recursos monetarios entre países en caso de aparición de shock externos (crisis económicas).

  • Asimilación de condiciones laborales para favorecer la movilidad del factor trabajo entre países y regiones.

  • Reparto proporcional de shock externos por igual entre las economías.

Propuesta 1: nuevos criterios de convergencia. Maastricht se estableció pensando en el interés de algunos países miembros, no en el bienestar de todos. Significativo fue la fijación del tope del 3%. Como demostraron Muysken y Van Veen, esa cifra no tenía (tiene) fundamento económico. ¿Por qué se fijo el 3%? Mejor no entrar en detalles.

Propuesta 2: establecimiento de controles anuales efectivos y periódicos sobre el incumplimiento de esos criterios. El Gobierno que incumpla los criterios (excesivo déficit, inflación…) estaría impedido para continuar a cargo del país.

Propuesta 3: revisión del papel del Banco Central Europeo (BCE) y la elección de su dirección. El BCE no debe ser el Buba. Su política monetaria debe fijarse a favor de todos los países. Orphanides ha expresado opinión similar a este respecto.  

Propuesta 4: establecer un sistema de emisión de deuda conjunta europea y un Fondo de Garantía que aseguraría que todos los pagos serían atendidos. Se evitaría el impago de un país, la necesidad de ayudas ad-hoc (Grecia) e incertidumbre financiera, pero cada país sería responsable del pago de su deuda (la idea es más compleja, solo se esboza aquí).

Propuesta 5: democratización efectiva de las decisiones económicas. Consulta ciudadana de cada nuevo paso de la construcción europea, no bastando el simple refrendo de los Parlamentos nacionales.

Propuesta 6: establecimiento de un nuevo sistema fiscal y tributario homogeneizado para toda la Unión. Como Eichengreen ya explicó en 1990, el no establecimiento de una provisión respecto al establecimiento de un sistema fiscal federal uniforme en Maastricht incrementó la posibilidad de fracaso de esta Unión.

Si la Unión Europea tenía (tiene) que competir con los Estados Unidos en un mundo globalizado, el volumen de las transferencias fiscales dentro de la UE tendrían que exceder el de los EEUU para tener éxito, ya que en caso de crisis, los shocks serían más significativos para unos países que para otros.

Propuesta 7: creación de un Fondo de Ayuda Económica a los países miembros para momentos puntuales de crisis económicas o de eventos inesperados. Los países miembros tendrían una cuota en el fondo dependiendo de su tamaño del que podrían disponer previo acuerdo del resto de los socios para hacer frente a estos eventos.

Actualmente, el único fondo de ayuda es el existente para los países que desean entrar en el euro, pero antes de ayudar a los de fuera, hay que ayudar a los que están dentro. Para eso uno se adhiere a un club, para recibir ayuda de sus socios. Este Fondo de Ayuda podría forma parte del Plan de Recuperación Económica de €200.000 millones vinculado a la Estrategia Lisboa. No todo es negativo en la actual Unión.

Propuesta 8: reforma de los Fondos Estructurales. Se necesitan fondos de acción efectiva, no limosnas. Se reformarían el Fondo de Desarrollo Regional, el Fondo Social Europeo, el Fondo de Orientación Agrícola y el de Orientación de la Pesca.

Un único Fondo para proyectos específicos en las zonas menos desarrolladas a través de transferencias de patentes, conocimientos de mercado, centros de innovación… No se necesitaría aumentar el presupuesto de la Unión sino que se tramitaría a través de la reforma de la Política Agraria Común. El 40% del presupuesto de la Unión no puede destinarse a ayudas agrícolas a Francia (entre otros).

Propuesta 9: homogenización de la competitividad. Una Unión verdadera no debería permitir salarios manufactureros reales, como se muestra en el gráfico inferior. (Nota: Dinamarca sirve para remarcar que aun creciendo los salarios, la crisis no la ha afectado tanto como a España. Dinamarca es igual ejemplo como Marruecos de que supone estar fuera de la UME).

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Ni este otro (fuente BIS).

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Es la competitividad, es producir, no el pago de la deuda de Grecia lo que nos debería preocupar. Este euro es una ratonera que hace recaer todo el ajuste en el empleo. No es opinión personal. El BCE ahora resulta que dice lo mismo. En el 2010. No en 1999.

El modelo de crecimiento de la Unión no puede ser Solow basado en "Un Mercado, Un Dinero". El modelo debe proporcionar un crecimiento relativo similar para todos los países, con coordinación de economías y de políticas. No son aceptables discrepancias tan severas en la Unión. O crecemos todos juntos uniformemente o esto no es una Unión.

Con las reformas aquí presentadas (entre otras, sólo es un resumen) sí tendríamos un Área Económica Optima. Sí que se evitarían impagos. Sí se evitaría el despilfarro de los gobiernos. Sí se crecería con relativa homogeneidad (si bien Grecia no será Alemania).

Estas propuestas no son una panacea (no todos nuestros desequilibrios tienen como causa el euro) pero propuestas como estas sí hacen pensar que merece la pena pertenecer a una Unión. Mientras esto no ocurra, mientras sigamos en una Unión que múltiples estudios acertadamente dijeron hace una década que sería perjudicial para España, el futuro será desempleo y déficits, se quiera ver o no.

Este debería ser nuestro debate. No si nos echan o si Alemania se va o si se crea un euro fuerte y otro débil…la pregunta es ¿le interesa a la economía española y a sus ciudadanos pertenecer a esta Unión? En 1999 no hubo debate. ¿Tendremos que esperar al 2020?

Grecia pierde su soberanía económica. La UE interviene la economía griega exigiendo reformas y medidas adicionales. Atenas cuenta con 30 días para empezar a reducir el déficit. Alemania avanza que si hay rescate "Grecia perderá su derecho a voto en la UE"… Grecia pierde su soberanía y no tendrá "derecho a voto en la UE" si hay rescate (Libertad Digital – 17/2/10)

El 16 de febrero tuvo lugar la tercera sesión comunitaria dedicada en exclusiva a la crisis de la deuda griega. ¿Resultado? Sin novedad respecto a lo anunciado en las últimas jornadas.

El Consejo Ecofin, bajo la presidencia de la ministra española de Economía y Hacienda, Elena Salgado, ha respaldado el compromiso del Gobierno griego de reducir en cuatro puntos el déficit en 2010, desde el 12,75% del PIB hasta el 8,7%, y de situarlo por debajo del 3% como muy tarde en 2012.

Sin embargo, los ministros de Economía y Finanzas de la UE intensifican su presión sobre Grecia: exigen un estrecho calendario de 30 días para que su Gobierno empiece a reducir el déficit fiscal e imponen un amplio plan de reformas fiscales y estructurales.

Medidas adicionales

Además de las medidas incluidas en el plan actualizado de estabilidad 2010-13, negociado a mediados de enero con Bruselas, Atenas deberá tener preparadas para el 16 de marzo próximo, "medidas adicionales", en caso de que la corrección del déficit no avance al ritmo adecuado. Entre esas medidas, los europeos ya han señalado la más que probable subida del IVA y tal vez una congelación o recorte de los salarios del sector público.

Reformas estructurales

Por otro lado, los socios europeos instan a Atenas la aplicación de un "paquete global de reformas estructurales", con medidas específicas en cuanto a "salarios, reforma de las pensiones y del sistema sanitario, las administraciones públicas, el mercado de productos, la mejora del clima empresarial, y el aumento de la productividad y el empleo".

Atenas, intervenida

De hecho, Bruselas enviará una misión de expertos a Grecia, de la que formarán también parte representantes del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), para asegurarse de que el Gobierno de Atenas aplica las medidas de ajuste anunciadas. De este modo, el presupuesto griego queda a partir de ahora bajo la supervisión de las autoridades comunitarias.

Es decir, por primera vez en la historia de la Unión, un país miembro pierde su soberanía económica. Grecia ha sido intervenida por Bruselas. Y es que, si Atenas no cumple sus compromisos de austeridad antes del 16 de marzo, perderá el control sobre su política económica y su derecho a voto en la próxima cumbre comunitaria. Bruselas adoptaría entonces medidas draconianas en el ámbito presupuestario sin el consentimiento del Gobierno heleno.

Se impone así el criterio francés y, sobre todo, alemán, consistente en la exigencia de medidas y reformas extra antes de detallar un plan de rescate financiero. Por el momento, Bruselas se niega a ofrecer ningún detalle sobre los instrumentos que utilizaría para acudir en rescate de Grecia "si fuera necesario", en contra de la petición de Atenas.

De hecho, en caso de rescate, Alemania avanza que Grecia podría perder, de forma permanente, su derecho a voto en el seno de la UE. Algo, también inédito en el seno de la Unión. Kurt Lauk, el jefe en materia económica del CDU, el partido en el Gobierno que preside la canciller Ángela Merkel, indicó esta misma semana que si Grecia es rescatada debería perder los privilegios de voto en la UE.

"Si un país entra en quiebra, creo que debemos introducir una norma para que no pueda votar mientras se encuentre en situación de suspensión de pagos". Grecia perdería así su derecho a voto en los órganos comunitarios "sobre cualquier cuestión", advirtió.

Rescate

Bruselas mantiene su compromiso de rescatar a Grecia, aunque sin concretar cómo lo hará, pese a la oposición de holandeses y alemanes. De hecho, el Partido Liberal Demócrata (FDP), socio de gobierno del CDU en Alemania, aboga por expulsar a Grecia de la UE llegado el caso, para evitar así que los contribuyentes alemanes paguen la factura.

Grecia precisa colocar 53.000 millones de euros de deuda pública en 2010 -casi el 20% de su PIB-. Se enfrenta a dos citas clave: emisión de bonos por valor próximo a los 8.000 millones de euros tanto el 20 de abril como el 19 de mayo.

"Un mercado de eurobonos "bien organizado" contribuiría a restablecer la estabilidad financiera en toda la eurozona, puesta en peligro por el fuerte endeudamiento de Grecia y de otros países, según el financiero de origen húngaro George Soros"… George Soros propugna por un mercado de eurobonos "bien organizado" (Cinco Días – 22/2/10)

"La solución más eficaz consistiría en una emisión de eurobonos garantizados de modo conjunto y particular para refinanciar por ejemplo el 75% de la deuda griega en fase de vencimiento a condición de que Grecia cumpla sus objetivos, y dejando que el 25% restante lo financie Grecia como pueda", escribe Soros en el Financial Times.

"De esa forma se reduciría sensiblemente el costo de la financiación y sería el equivalente del desembolso en tramos de los préstamos condicionales del Fondo Monetario Internacional", explica el presidente del Soros Fund Management.

Soros admite, sin embargo, que eso es imposible en este momento dado que Alemania se opone firmemente a financiar los excesos en los que han incurrido otros socios derrochadores, lo que hará necesario arreglos "provisionales" en el caso griego.

Ese tipo de arreglos, dice el financiero, podrían bastar en el caso de un solo país como Grecia, pero si se tiene en cuenta a otros países con problemas como España, Italia, Portugal o Irlanda, entre todos constituyen una porción de la eurozona "demasiado grande como para que se la pueda ayudar de esa forma".

La supervivencia de Grecia no resolvería el problema que presenta el futuro del euro, y si se logra resolver la actual crisis, ¿qué hay de la siguiente?, se pregunta Soros. Está claro, dice, lo que se necesita: "un proceso de "supervisión más activo" así como mecanismos institucionales de ayuda condicional".

"Un mercado de eurobonos bien organizado sería deseable, la cuestión es si puede generarse la voluntad política para adoptar esas medidas", concluye Soros.

Según indica en el diario británico, la Unión Europea necesita "claramente" una "monitorización más intrusiva" y las modificaciones institucionales necesarias para "establecer ayuda condicionada". Además, defiende que sería deseable crear un mercado bien organizado de eurobonos.

Sin embargo, Soros se cuestiona también si es posible generar en el seno de la Unión Europea "los pasos políticos necesarios para avanzar en esta dirección".

"En los últimos meses hemos asistido a ataques especulativos contra la deuda soberana de los países periféricos de la zona euro, desencadenados por la desconfianza en la capacidad de Grecia de hacer frente a sus pagos. A diferencia de los países con moneda propia, los miembros de la Unión Monetaria Europea (UME) no tienen la capacidad de emitir dinero para pagar su deuda. La entrada en el euro implica la eliminación del riesgo de inflación (y de depreciación del tipo de cambio) a cambio de un mayor riesgo de impago de la deuda. La clave de la arquitectura del euro reside en que el riesgo total no está dado, sino que disminuye como resultado de la mayor estabilidad que supone el marco institucional de la UME"… Plan "B" para el euro (Cinco Días – 23/2/10)

Los países periféricos se han beneficiado enormemente de la adopción del euro, especialmente por la caída de los tipos de interés reales (que para España se estima del orden de cinco puntos). Una moneda fuerte, que goza de credibilidad en los mercados internacionales, supone además el privilegio de emitir deuda en la moneda propia, con la consiguiente disminución del riesgo de cambio.

La crisis actual se explica porque se han incumplido dos reglas importantes de la unión monetaria:

(i) La flexibilidad interna. Los países más vulnerables de la UME no han desarrollado la flexibilidad necesaria para compensar la pérdida del tipo de cambio nominal como instrumento de ajuste. Esto, unido a una dinámica de precios y salarios -en los años buenos- sistemáticamente por encima de los países del núcleo del euro, se ha traducido en pérdida de competitividad y déficit por cuenta corriente.

(ii) Las normas de disciplina fiscal. El euro es una experiencia única, como unión monetaria con políticas fiscales casi totalmente descentralizadas. El riesgo es que unos países paguen por la indisciplina de otros, si la suma de las políticas fiscales es excesivamente laxa e implica tipos de interés más elevados para todos. Por eso la arquitectura de Maastricht impuso dos pilares de disciplina fiscal: el Pacto de Estabilidad y la regla de "no apoyo", por la cual cada país es responsable de sus deudas. Ninguna de las dos ha funcionado: Francia y Alemania transgredieron el Pacto de Estabilidad en 2004, y el rescate de Grecia rompe ahora la regla de "no apoyo".

La ayuda a Grecia era obligada, ya que en caso contrario la crisis del euro hubiera sido mucho más grave. Pero la UME no está preparada para este escenario, que requiere un grado de coordinación de las políticas fiscales muy superior al contemplado en el Tratado. La regla de "no apoyo" no era un aspecto secundario, sino un pilar de la UME, cuyo incumplimiento exige el diseño de un nuevo marco institucional para el euro y avances en la dirección de mayor unión política. Esperemos que los dirigentes europeos estén a la altura.

"Los ministerios de Finanzas de Alemania y Francia han elaborado un documento estratégico en el que definen varios puntos para reforzar la cooperación económica y llevar adelante el llamado gobierno económico en el seno de la Unión Europea que propugna la canciller federal, Angela Merkel.

Dichos planes contemplan que el Consejo y la Comisión de la UE observen con mayor intensidad el desarrollo de la capacidad competitiva de los distintos miembros para "mantener la cohesión de la eurozona", revela el semanario "Der Spiegel" en una información adelantada hoy"… Nuevo tratado – Berlín y París elaboran documento estratégico para el gobierno económico UE (Cinco Días – 27/2/10)

Tras comentar que las propuestas de Berlín y París tienen como fin evitar en el futuro crisis como la de Grecia, añade que ese control será extendido a aquellos países que, como Dinamarca o las repúblicas bálticas, no pertenecen a la zona del euro, pero han ligado su divisa a la moneda única.

Asimismo, destaca que la Comisión de la UE podrá intervenir con mayor antelación y de manera más efectiva que hasta ahora cuando se produzcan desarrollos fallidos y los países miembros serán advertidos por Bruselas "cuando su política económica amenace la capacidad de funcionamiento de la Unión Monetaria".

Además, la Comisión de la UE se preocupará de fomentar una cultura de discusión sin reservas "para que sus consejos sean asumidos por los países miembros de manera máxima", mientras actualmente sólo lanza advertencias cuando las finanzas públicas de los países miembros pierden el rumbo.

El documento exige sobre todo de los ministros de Finanzas del Eurogrupo que "se tomen más tiempo para discusiones honradas y serias sobre la meta de una Unión Monetaria efectivas", incluyendo todas las cuestiones que afectan a la estabilidad político financiera.

El semanario destaca que los ministros de Finanzas de Alemania y Francia, Wolfgang Schäuble y Christine Lagarde, han presentado ya en una carta su concepto al presidente del Eurogrupo y primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker, y que el documento será discutido durante la próxima reunión con sus colegas de la eurozona.

Agrega que, entre tanto, Merkel ha presionado por carta al presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, y al presidente de la Comisión de la UE, José Manuel Durao Barroso, para que en la próxima cumbre de la Unión en marzo se llegue a un acuerdo sobre metas alcanzables para una política económica común.

La canciller hace referencia concretamente a la estrategia de la UE planteada en el Tratado de Lisboa, en el que se marcó la meta de que Europa se convierta en la región más competitiva del planeta.

Hay que marcar metas que la UE pueda alcanzar en su totalidad, señala la carta de Merkel a la que ha tenido acceso "Der Spiegel", en la que plantea que se tenga en cuenta a los distintos parlamentos nacionales y se subraya que una estrategia de crecimiento europea no puede llevarse a cabo a costa del Pacto de Estabilidad.

– Los "hedge funds" estudian a Darwin (El País – 7/3/10)

Muchos fondos especulativos se hacen más líquidos y transparentes para sobrevivir

(Por David Fernández) Lectura recomendada

Ya lo dijo Charles Darwin: las especies con mayor capacidad de adaptación al medio son las que se multiplican, mientras que el resto, se encaminan hacia su desaparición. En 2008 la crisis financiera tuvo un impacto en los mercados similar al que desempeñaron las glaciaciones en el ecosistema hace miles de años. Muchos productos quedaron tocados y por encima de todos los hedge funds. Los problemas para responder a las solicitudes de reembolso de los partícipes, las pésimas rentabilidades y algunos escándalos como el de Bernard Madoff infringieron un duro castigo a la imagen de los fondos de alto riesgo.

Desde entonces el miedo se ha hecho hueco en el bolsillo de los inversores. El conservadurismo de los clientes se ha traducido en una mayor demanda de fondos regulados -no domiciliados en paraísos fiscales-, con una frecuencia de liquidez elevada, mayor transparencia y menor apalancamiento. La mutación en las preferencias ponía a muchas gestoras ante la tesitura de renovarse o morir. La solución se escondía detrás de unas siglas: UCIT III.

Los fondos de inversión en formato UCIT III están regulados y supervisados y gozan de pasaporte europeo. La directiva que regula estos productos exige que los gestores eviten la concentración en pocos activos y tengan con una cartera diversificada, además prohíbe el apalancamiento a través de derivados y el endeudamiento utilizando como prenda los activos. Tampoco se puede vender a corto con títulos físicos ni invertir en materias primas -sí en índices sobre commodities-.

Esta normativa fue implantada en 2001. Desde entonces, la inmensa mayoría de los fondos que se han registrado ha cumplido sus exigencias. Sólo han quedado al margen los hedge funds. Dentro del universo UCIT lo más parecido a los fondos de alto riesgo son los fondos de retorno absoluto. En los últimos dos años, sin embargo, los cambios en la demanda de los inversores han provocado una reacción en la industria de los hedge funds. Estas gestoras han retocado las estrategias de algunos de sus fondos para que puedan cumplir con UCIT III o directamente han lanzado nuevos productos bajo este formato.

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