La Unión Europea llama a revisión al Euro la casa está en llamas II (página 5)
Enviado por Ricardo Lomoro
Un alto ejecutivo de uno de los bancos comerciales chinos, consultado por el autor del estudio, explica que "la principal función de la moneda ancla es estabilizar el sistema". Sin embargo, "el problema viene cuando el ancla empieza a moverse demasiado y los que están anclados a ella (en este caso el gobierno chino y los exportadores tanto de China como de Brasil) empiezan a sacudirse con ella". Esto, según el entrevistado chino, es "una situación insostenible y no queda más remedio que buscar mejores alternativas".
El dólar ya estaba siendo muy volátil antes de la crisis actual, pero esta volatilidad se ha hecho mayor después de la bancarrota del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008. Al principio el dólar subió repentinamente por la aversión al riesgo de los inversores (demostrando, por otra parte, que sigue siendo la moneda que más confianza ofrece a los inversores), pero una vez que el momento álgido de la crisis pasó, la moneda estadounidense ha vuelto a caer en picado frente a otras monedas, explica el informe.
Muchos de los participantes brasileños, y la gran mayoría de los entrevistados chinos, hacen referencia al Dilema de Triffin en relación con la moneda americana. Según este dilema, el país que emite la moneda internacional no puede al mismo tiempo ofrecer la necesaria liquidez al mundo sin, por otra parte, debilitar su posición en la balanza de pagos. Es decir, la centralidad del dólar en el sistema hace que EEUU tenga que aumentar continuamente su déficit. Llega un momento, sin embargo, en el que este déficit es insostenible y los inversores pierden confianza en el dólar.
El documento señala que este escenario no sería malo para EEUU, que así podría devaluar rápidamente su deuda externa. Pero "sí que es un problema para China, que tiene 2,4 billones de dólares en reservas en los cofres de su banco central".
El gran temor de las elites financieras chinas es que EEUU reduzca su deuda a través de la inflación generada por la inyección de enormes cantidades de dólares, lo que se conoce como Quantitative Easing (QE), medida puesta en marcha por la FED al llegar los tipos de interés cercanos a cero. Los chinos, por lo tanto, reconocen que están en lo que Paul Krugman ha llamado la "Trampa del Dólar". Pero, ¿puede el euro convertirse en una alternativa?
Para el autor el euro presenta dos fortalezas claras. Por un lado, en los últimos diez años ha demostrado ser una moneda con un tipo de cambio más fuerte y una inflación más estable que el dólar. Por otro, la UE es el mayor socio comercial tanto de China como de Brasil. Entonces, ¿por qué no sustituye al dólar?
"La idea en sí es atractiva pero su ejecución es más que improbable", comentan las elites entrevistadas. Desde el punto de vista de los emergentes, el gran problema del euro es que no tiene un mercado de deuda pública común y lo suficientemente líquido para competir con la deuda pública estadounidense. Un alto funcionario próximo al Banco Central Chino explica que "si China empieza a invertir agresivamente en cualquiera de los mercados de deuda pública europeos, ese mercado se colapsaría en cuestión de días. El precio de los bonos se pondría por las nubes y los intereses se quedarían por los suelos. Los mercados del euro son simplemente demasiado pequeños para un jugador del calibre de China".
Sin embargo, muchos de los entrevistados muestran su decepción por la falta de integración política de la UE y, sobre todo, la falta de una estrategia fiscal común. Para el autor, "sólo si se logra esa integración, que por otra parte implicaría la creación de un Ministerio de Finanzas paneuropeo (un paso improbable por el momento por las reticencias de Alemania) podrá el euro competir con el dólar".
Los problemas económicos que están sufriendo los miembros de la zona euro, con Grecia a la cabeza, están poniendo a prueba a la Unión Europea. Ahora, que se empiezan a escuchar propuestas de crear un eurobono y se valora la necesidad de una estrategia única frente a la crisis, ¿será el momento de dar un paso más en el proceso de integración europeo?
"El mes pasado, Santander organizó una recepción en Londres para celebrar el cambio de imagen de sus 1.300 sucursales en Reino Unido. Hace tres años, no hubieran venido ni 30 personas a este acto. Hoy esperamos a 300 autoridades, reguladores y políticos británicos», decía un directivo del banco español.
La renovada atención a Santander es una consecuencia más del tsunami que el sector financiero británico ha sufrido desde septiembre de 2007, el mes en que Northern Rock tuvo que pedir ayuda de emergencia al Banco de Inglaterra para no ir a la quiebra. Desde entonces, cinco bancos han sido nacionalizados total o parcialmente: el citado Northern Rock, Royal Bank of Scotland, Lloyds y HBOS (ahora fusionados), y Bradford & Bingley.
La orgullosa City, que durante dos décadas fue el motor de la economía de Reino Unido, ha necesitado un rescate del Gobierno y el Banco de Inglaterra valorado en 800.000 millones de libras (920.000 millones de euros), según datos de la Oficina Nacional de Auditoría"… La crisis deja la banca británica "patas arriba" (Expansión – 21/2/10)
Los dos grandes bancos británicos que siguen en manos privadas (HSBC y Barclays), también acumulan fuertes pérdidas en algunas de sus divisiones, y sólo han resistido el embate de la crisis gracias a su diversificación de negocios y a las ayudas indirectas de los reguladores.
"El casi colapso de varias entidades ha dañado seriamente la reputación del sistema financiero de Reino Unido", asegura Nigel Greenwood, analista de Standard & Poor"s.
Mientras las entidades británicas luchaban por su salvación, Santander ha aprovechado para duplicar su tamaño en las islas. Tras comprar Abbey National en 2004, el banco español adquirió Alliance & Leicester y parte de los activos de Bradford & Bingley en 2008.
Los dos grandes bancos británicos que siguen en manos privadas (HSBC y Barclays), también acumulan fuertes pérdidas en algunas de sus divisiones, y sólo han resistido el embate de la crisis gracias a su diversificación de negocios y a las ayudas indirectas de los reguladores.
La entidad, que hasta la crisis era una mera comparsa en el mercado británico, ha pasado a ser la segunda firma de banca minorista, acaba de implantar la marca Santander en sus 1.300 sucursales y es una referencia para los reguladores que buscan soluciones a la crisis.
Como prueba de ello, el Parlamento británico ha pedido a Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander, que comparezca en la Comisión de Economía de la Cámara de los Comunes para dar sus ideas sobre el futuro del sistema financiero.
Reflejo de esa bifurcación de caminos son los resultados de 2009 que las entidades están presentando estas semanas. La filial británica de Santander ganó 1.564 millones de libras el año pasado, un 55% más. Esta cifra duplica los 612 millones que alcanzó el negocio minorista de Barclays en Reino Unido, un 55% menos. Esta semana, se espera que Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds anuncien pérdidas de varios miles de millones de libras.
Un toque de suerte
El ascenso de Santander a los altares de la City, reconocido por los analistas y los periodistas económicos más exigentes, puede ser atribuido en parte a la suerte, y no sólo a su gestión de riesgos o a su visión estratégica. Entre 2004 y 2007, el banco que preside Emilio Botín tuvo que dedicarse a limpiar el balance de Abbey National y reducir costes, perdiendo cuota de mercado. En el mismo periodo, sus competidores británicos aprovecharon la entrada masiva de financiación en la City para expandir de forma acelerada sus créditos a clientes nacionales e internacionales, y para comprar títulos cada vez más exóticos.
Como resultado de ese crecimiento, el volumen de los activos de la banca británica llegó a multiplicar por cinco el Producto Interior Bruto (PIB) del país. Royal Bank of Scotland se hizo más grande que la economía británica.
Todo cambió en el verano de 2007. Primero se secó el caudal de financiación, provocando la crisis de Northern Rock (que dependía de los mercados mayoristas para sostener su negocio, al tener pocos depósitos de ahorradores) y de Alliance & Leicester. Luego, el desplome de valor de los títulos ligados al sector inmobiliario estadounidense y el posterior contagio de la crisis financiera a la economía real, hicieron aflorar grandes pérdidas en los activos de los bancos, poniendo contra la pared a Royal Bank of Scotland y HBOS. La caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008 acabó con la escasa confianza de los inversores privados y exigió la intervención de Downing Street y la ola nacionalizadora.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que los bancos británicos podrían perder 604.000 millones de dólares (465.000 millones de euros) entre 2007 y 2010 (un 7,2% de su balance), por el deterioro de sus activos y créditos. La mitad de esa cifra ya ha sido reconocida en las cuentas.
Para algunos analistas, lo peor ha pasado. Leigh Goodwin, de Citigroup, indica que "la recuperación del sector bancario británico va más rápido de lo esperado, y la evolución de la economía (Reino Unido acaba de salir de la recesión) va a contener la aparición de créditos dudosos".
Otros son más pesimistas. Según Nigel Greenwood, de Standard & Poor"s, "la deuda doméstica en Reino Unido es particularmente alta. Las provisiones por créditos domésticos tocarán techo en 2010 y seguirán elevadas en 2011. Además, la demanda de crédito seguirá plana, por lo que la industria tendrá pocas oportunidades esos dos años para aumentar sus beneficios y absorber las pérdidas".
El Banco de Inglaterra, autoridad monetaria de Reino Unido, avisó el 10 de febrero de que "la posibilidad de sufrir significativas pérdidas en el mercado inmobiliario comercial (préstamos a propiedades como oficinas, hoteles, locales industriales y centros de distribución) es el riesgo más importante para las entidades". El FMI calcula que el sector podría perder 39.000 millones de dólares en ese tipo de créditos.
Los inversores creen que los bancos británicos resistirán ese último coletazo de la crisis, y sus acciones han subido desde los mínimos de marzo de 2009. Pero a medio plazo, el sector afronta varios retos estructurales. "Uno de los mayores desafíos para la industria es que reguladores e inversores van a requerir a las entidades que operen con mayores niveles de capital para absorber pérdidas", indica el Banco de Inglaterra. Según Greenwood, «los mayores requisitos de capital y liquidez limitarán la rentabilidad de los bancos a medio plazo».
Esos cambios regulatorios no sólo afectarán a la fortaleza del balance: el Gobierno británico ya ha empezado a poner nuevos impuestos al sector y a limitar los bonus.
Otro de los cambios que se están produciendo es la llegada de nuevos competidores, que quieren aprovechar el desprestigio de algunas entidades y los huecos dejados por otras. La cadena de supermercados Tesco, el empresario Richard Branson, la firma de capital riesgo Blackstone y la entidad extranjera National Australia Bank quieren crecer de forma orgánica o mediante adquisiciones en el sector financiero. Leigh Goodwin, de Citi, cree que «la industria seguirá dominada por cinco bancos (Lloyds, Santander, Barclays, Royal Bank y HSBC) y los nuevos entrantes no arañarán mucha cuota de mercado». Pero sí podrían forzar una rebaja en los márgenes del sector, indican otros analistas.
La última clave para el futuro de la City es la evolución de los bancos nacionalizados. El Gobierno quiere venderlos cuanto antes, pero es posible que no pueda hacerlo en varios años si quiere recuperar con plusvalías los 117.000 millones de libras invertidos en el capital de RBS, Lloyds-HBOS, Northern Rock y Bradford. Por el momento, estas entidades van a vender parte de sus activos por exigencia de la Comisión Europea, mientras que Downing Street quiere utilizarlas para impulsar la economía dando más créditos a sus clientes.
– Temores sobre las operaciones carry trade en dólares (Expansión – 24/2/10)
(Por Peter Garnham) Lectura recomendada
El mes pasado, durante el Foro Económico de Davos, Zhu Min, subgobernador del Banco Popular de China, habló abiertamente de su mayor temor con respecto a los mercados financieros en 2010.
"En mi opinión, el mayor riesgo de este año está en los movimientos especulativos de carry trade en dólares, que ya ascienden al billón y medio de dólares, cifra que supera con creces el récord de Japón", aseguró.
El temor de Min es que haya un cambio de tendencia, lo que provocaría una revalorización del dólar, paralizando la recuperación de los mercados de activos que ha acompañado a la salida de la economía global de la crisis financiera. Es una sensación que comparten otros inversores, sobre todo ahora que el dólar se fortalece, después de su devaluación durante buena parte del año pasado.
El dólar se convirtió en la moneda de financiación cuando los mercados de activos globales comenzaron a recuperarse a partir de marzo del año pasado. El fenómeno se produjo por los bajos tipos de interés de EEUU, que incentivaron la venta de dólares por parte de los inversores para financiar la compra de activos más arriesgados que ofrecían mayor rentabilidad. El resultado fue que, entre el marzo y diciembre de 2009, el dólar ponderado según la balanza comercial cayó más de un 17%.
Sin embargo, con la recuperación del dólar, llegan los temores de un descenso de las operaciones carry trade. Desde septiembre, la moneda estadounidense ha aumentado más del 8% en términos ponderados y la semana pasada se acercó al máximo de los últimos ocho meses. No obstante, pensar que estamos ante el final de la era del dólar como divisa de referencia mundial es prematuro, en opinión de los analistas.
La primera parte de la recuperación de la divisa pareció estar relacionada con los ajustes de finales de año. A principios de 2010 surgieron ciertos imprevistos que ayudaron a ampliar las ganancias del dólar. En primer lugar, a principios de enero, China respondió a una explosión de préstamos bancarios permitiendo el aumento de las tasas de interés de bonos del tesoro y los requisitos de las reservas bancarias. Esto despertó una oleada de beneficios derivados de las materias primas y en los fondos de renta variable emergente lo que, a su vez, propició la recompra de dólares.
En segundo lugar, al conocerse la grave situación de Grecia, se llegó a cuestionar la viabilidad de la Unión Monetaria Europea y del euro. La situación ha propiciado de nuevo una revalorización del dólar. La semana pasada, después de que la Reserva Federal anunciara que elevaba su tasa de descuento, la tasa a la que presta a los bancos, aumentaron los temores de que EEUU aplicara una subida de tipos de interés antes de lo esperado.
En realidad, la medición del carry trade no es, ni mucho menos, una ciencia exacta. Incluso la preocupación de China sobre el tamaño de las operaciones de carry trade en dólares y del consiguiente repunte del dólar, ha de analizarse en el contexto de su propia política monetaria.
Después de las presiones de sus socios comerciales para que China desvincule su moneda del dólar y revalorice el renminbi, no sorprendería que la potencia asiática anunciara un descenso de sus actividades de carry trade. Marc Chandler, de Brown Brothers Harriman, cree que hay indicios de que los inversores están cambiando posiciones.
En primer lugar, según los datos del Chicago Mercantile Exchange, que suele marcar la actividad de los hedge fund, los especuladores han reducido sus apuestas bajistas contra el dólar, aumentando sus posiciones cortas en euros. En segundo lugar, los fondos de renta variable de los mercados emergentes se han visto afectados por los temores sobre un posible ajuste de las políticas monetarias de China, Brasil e India.
No obstante, Chandler opina que, a más largo plazo, el mercado no parece haber cambiado sus posiciones de carry trade de forma significativa; al parecer, la reciente recuperación del dólar es más bien producto de lo que ocurre fuera de EEUU. En su opinión, "aunque los especuladores del mercado de futuros hayan recortado sus posiciones cortas en dólares, creemos que los inversores a medio y largo plazo actúan con más calma a la hora de modificar sus posiciones".
Los analistas creen que es poco probable que el dólar acabe perdiendo su estatus de moneda de financiación, a pesar de la decisión de la Reserva Federal de aumentar su tasa de descuento. En este sentido, la Fed está haciendo todo lo posible por explicar que la medida no implica que EEUU vaya a comenzar a aumentar sus tipos de interés. El Banco Central insiste en que estos podrían permanecer bajos durante un tiempo.
(The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved)
"Financial Times reseña que el diferencial entre los intereses que deben pagar Gran Bretaña y Alemania ha aumentado de 0,35 a 0,90 puntos. Los intereses que debe abonar Gran Bretaña a quienes invierten en su deuda pública son sólo algo inferiores a los de Portugal"… Los inversores no confían en la ' triple A' de la deuda británica (Negocios.es – 1/3/10)
Los inversores parecen desconfiar ya de la calificación de triple A para la deuda pública soberana del Reino Unido, según informa el diario Financial Times. Desde finales de noviembre, señala el periódico, ha aumentado de 0,35 a 0,90 puntos la diferencia entre los intereses que deben pagar Gran Bretaña y Alemania a quienes han invertido en sus títulos de la deuda con vencimiento a diez años.
Los intereses que debe pagar el Reino Unido a los titulares de sus "gilts" están por encima de los que paga Italia por primera vez desde mediados del año 2008.
El Reino Unido tiene que pagar mucho más por el dinero que consigue en los mercados de capitales que otros países que tienen también la máxima calificación crediticia – AAA- como Alemania, Francia o Estados Unidos.
Sólo por encima de Portugal
Los intereses que debe abonar Gran Bretaña a quienes invierten en su deuda pública son sólo algo inferiores a los de Portugal, la economía más débil de la zona del euro después de la griega.
El ministerio de Economía insiste en que no se va a bajar, sin embargo, la calificación crediticia del país cuando hay unas elecciones generales previstas para dentro de un par de meses.
Sin embargo, es bien sabido que los movimientos del mercado preceden muchas veces a una eventual rebaja de calificación por las agencias especializadas.
Si bien Standard & Poor's, Fitch y Moody's han indicado que no tienen prisa para recalificar a la baja la deuda soberana británica, las tres agencias han dejado claro que el Reino Unido tiene que tomar medidas urgentes para evitar esa posibilidad.
Según el periódico, hay varias razones por las que Gran Bretaña ha logrado mantener hasta ahora su máxima calificación crediticia pese a la desconfianza de los mercados. La principal es que la deuda pública soberana de este país tiene un vencimiento mucho más largo que la de otros países.
Así, por ejemplo, Alemania tiene que refinanciar anualmente más o menos uno de cada seis euros de deuda pública mientras que Gran Bretaña tiene que refinanciar sólo una de cada catorce libras.
Eso significa que cuando se produce un incremento de los tipos de interés, los costos del servicio de la deuda británica aumentan más lentamente que en otros países.
La carga que supone el servicio de la deuda en relación con sus ingresos fiscales es también inferior a la de otros países europeos con menor calificación crediticia y la magnitud de la deuda pública británica está alineada con la de otras economías calificadas asimismo como triple A.
Medios de información financiera tan destacados como "The Wall Street Journal" y Bloomberg coinciden en lanzar sendos mensajes de alerta sobe la evolución de la divisa británica. El resultado en el mercado de divisas es un desplome del 2% frente al dólar, hasta perder justo los 1,50, sus cotas más bajas en 10 meses.
Los dos medios estadounidenses comparten también una idea de fondo. En ambos casos se plantea la posibilidad de que Reino Unido (y no sólo España o Portugal, como se ha comentado en las últimas semanas) se convierta en la "próxima Grecia".
Desde Bloomberg citan a analistas de banca privada en Escocia que no descartan un desplome de entre el 20% y el 30% en la cotización de la divisa británica. La emisión a ritmo récord de deuda pública por parte del Gobierno británico, y las dudas sobre su elevado endeudamiento, fomentan este pesimismo.
La caída de la libra a mínimos de diez meses frente al dólar ha coincidido además con un nuevo cambio de giro en la política monetaria del Banco de Inglaterra. Después de congelar su multimillonario programa de compra de activos, una vez alcanzados los 200.000 millones de libras, las dudas sobre la recuperación de la economía británica han llevado en las últimas fechas a los responsables de Banco de Inglaterra a matizar su posición, y a abrir la puerta a una reactivación de este programa.
La delicada situación económica del Reino Unido se ve agravada por el contexto político. A medida que se acercan las elecciones, crece la incertidumbre sobre la composición, y el apoyo, del próximo Gobierno.
Esta incertidumbre política, junto a la política monetaria del Banco de Inglaterra y a la debilidad de la recuperación de su economía son precisamente los tres factores que argumenta "The Wall Street Journal" en un análisis sobre la "crisis de la libra".
Los inversores internacionales acaparan cerca de la mitad de la deuda emitida por Reino Unido, según datos de RAB Capital recogidos por el diario estadounidense. Y en los últimos tiempos, el mercado británico no ha podido ni siquiera rivalizar frente a otros grandes mercados, como Estados Unidos, Japón o incluso Alemania, en la percepción de menor riesgo.
La libra se ha convertido en una "divisa muy vulnerable", destaca Bruce Stout, uno de los gestores de fondos citados por Bloomberg. El riesgo de un desplome, añade, es "mayor que nunca", al tiempo que puntualiza que los activos que gestiona están centrados fuera del mercado británico, preferentemente en emergentes.
– ¿Ha llegado el fin de la hegemonía del dólar? (Libertad Digital – 1/3/10)
La reciente recuperación de la divisa estadounidense ha frenado las advertencias del fin del billete verde como moneda internacional. Su estabilidad es necesaria para cualquier economía.
(Por PRELUM) Lectura recomendada
¿Estaba muerto o sólo inmerso en un largo y profundo letargo? Nos referimos al dólar, por supuesto. Una moneda que en las últimas dos semanas ha roto con los vaticinios más agoreros contra su hegemonía internacional. La moneda estadounidense ha recuperado posiciones respecto al euro a una velocidad mucho más rápida de lo que cabía esperar. De hecho, más que hablar de la fortaleza de una u otra divisa, tal vez habría que explicar cómo la debilidad de una impulsa a sus contrarias.
Porque lo que ahora está ocurriendo es que el euro ha perdido fuelle y credibilidad entre los inversores extranjeros, preocupados por unas señales más que evidentes de fatiga en algunas economías de la unión monetaria. El cambio entre ambas divisas de referencia se sitúa actualmente cerca de las 1,45 unidades a favor de la moneda europea, cuando hace sólo dos semanas la proporción era de 1,50 dólares por cada euro.
No hace tanto de eso, pero las perspectivas en el mercado de divisas han cambiado radicalmente. Claro que entre medias Grecia ha registrado la primera rebaja de rating de un país europeo por debajo de "A" y España ha sufrido un duro informe por parte de Standard&Poor"s en el que se advierte de un posible recorte de su calificación crediticia si no se toman medidas estructurales.
Muchos factores
Por detrás de cualquier oscilación en el mercado de divisas hay una larga lista de factores que influyen en él, desde la pura especulación hasta las perspectivas de crecimiento en una determinada región. Así que antes de explicar porqué el dólar empieza a recuperarse, habría que dar primero con las causas de su desplome previo.
Desde comienzos de 2009 la economía estadounidense apuntaba a una recuperación más sólida que la europea. Así lo justificaban los datos de producción industrial, PIB y confianza de los consumidores, entre otros. Sin embargo, la realidad resultó ser más complicada al otro lado del Atlántico después del verano. La Reserva Federal (Fed) advirtió de que la recuperación sería más lenta de lo esperado y los datos del desempleo mantenían aún retrasado el consumo, principal motor de su economía.
Mientras la economía se mantenga débil, la Fed no subirá los tipos de interés, y esa expectativa es la que provocó el desplome del dólar. Los inversores llegaron a pensar que EE.UU. mantendría el precio del dinero más bajo que el BCE en 2010, por lo que el dólar cayó con fuerza respecto a la moneda comunitaria.
Esto responde a la estrategia de inversión denominada carry trade, según la cual un inversor acude a financiarse a una economía con los tipos muy bajos (moneda de financiación, es decir, el dólar en este caso) e invierte ese préstamo en zonas geográficas con mayor remuneración (moneda de inversión).
O sea, que los flujos de dinero acudían a financiarse a EEUU e invertían en Europa, ante la expectativa de que los tipos de interés subieran antes y, por tanto, hubiese mayor remuneración en activos como la renta fija o productos monetarios. Dicha práctica ayudaba a revalorizar cada vez más el euro en contra de un dólar más débil que nunca.
Otro aspecto que ha contribuido a hundir al dólar en la segunda mitad de 2009 ha sido su supuesta pérdida de credibilidad internacional. El debate comenzó cuando los países emergentes, especialmente los asiáticos, empezaron a desprenderse de la divisa estadounidense para denominar sus reservas en otras monedas, como el yuan chino.
En aquel momento el gurú Nouriel Roubini, prestigioso economista que vaticinó la crisis subprime, se apuntó a las teorías negacionistas del dólar, alegando que lo que convierte a una moneda en referencia mundial es el flujo entre acreedores y deudores a nivel internacional, una situación que está cayendo ahora con respecto a las operaciones referenciadas a otras divisas.
Sin embargo, esas teorías parecen haber caído por su propio peso en cuestión de semanas. Recientemente Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4, declaró en un artículo que "el dólar sigue siendo la moneda refugio en momentos de incertidumbre. Adicionalmente, las operaciones de carry trade (financiación en dólares para invertir en otras divisas con mayores tipos de interés) puede provocar una exacerbación de los movimientos de recuperación del dólar en caso de turbulencias en los mercados".
En otras palabras, lo que este experto estaba diciendo era que las inversiones en dólares en 2010 actuarán como cobertura de las posiciones en mercados de renta fija y renta variable: si los mercados corrigen, el dólar se recuperará.
Intereses comunes
La hegemonía del dólar como moneda de referencia internacional comenzó en los acuerdos de Bretton Woods en 1944, cuando se decidió dar estabilidad a las operaciones comerciales con un tipo de cambio estable basado en el dominio del dólar. Para ello, se estableció un patrón oro-dólar por el que una onza debía mantenerse en el precio fijo de 35 billetes verdes. Eso hacía estable a la moneda estadounidense, sobre la que fluctuaban el resto de divisas internacionales.
Aún cuando el oro dejó de ser un patrón de cambio, el dólar continuó siendo la moneda de referencia sobre la que se denominaban las operaciones comerciales y financieras internacionales. Y así sigue siendo por interés no sólo de EEUU, sino del resto de países.
Recientemente, con la caída del dólar, algunos bancos centrales asiáticos tuvieron que acudir al mercado a comprar esta moneda para contener su desplome. El motivo es que una sobrevaloración de sus divisas respecto a la estadounidense perjudica las exportaciones y por tanto la competitividad de estas economías. Lo mismo que le ocurre a los países europeos, como advirtió recientemente Jean-Claude Trichet: "Un dólar fuerte es interés de toda la comunidad internacional, no sólo de EEUU".
¿Y qué hay de España? La caída del dólar le ha permitido abaratar la factura energética, pero a su vez ha restado competitividad a sus exportaciones. José Carlos Díez, de Intermoney, sostiene que un cambio equilibrado y bueno para los intereses europeos rondaría los 1,30 dólares por cada euro.
El peso emergente
El dólar ha perdido protagonismo en el segundo semestre del año en parte por la política financiera de los países emergentes. Sus bancos centrales han ido reduciendo su exposición a esta divisa frente a otras monedas de mayor pujanza internacional, como el yuan chino o la rupia india. La venta de dólares en el mercado llegó a tumbar su cotización frente a una cesta de las diez principales divisas internacionales, entre las que se encuentran estas dos citadas.
Sin embargo, los emergentes han tenido que recular ante la caída mayor de lo esperada del dólar. Si esta moneda cae mucho, las exportaciones de su economía se encarecen respecto a los productos fabricados en dólares. Por eso han tenido que lanzar órdenes conjuntas de compra de dólares para contener su precio. Brasil optó además por penalizar fiscalmente las inversiones extranjeras en su país con la finalidad de contener la apreciación del real y evitar así que se perjudique a su sector exterior. Esta práctica evidencia la necesidad de todas las economías de que el dólar se mantenga estable. Incluso el BCE está dispuesto a comprar dólares si fuera necesario.
Factores de debilidad
1. Tipos de interés. Las divisas fluctúan en gran medida en función de las expectativas de política monetaria. Si los tipos de interés suben, la moneda de esa región subirá, ya que la hace más atractiva para recibir el flujo de inversiones financiadas en países con tipos más bajos. Es lo que se denomina carry trade.
2. Reservas internacionales. Hasta ahora, los bancos centrales de todo el mundo denominaban sus reservas en dólares, mayoritariamente. Un cambio en esta política podría llevar a vender muchos billetes verdes en el mercado, lo que terminar por desplomar su cotización en favor de otras divisas.
3. Materias primas. Las commodities se negocian en dólares. Por eso, si esta divisa cae, el precio se rebaja para quienes compramos en euros. Sin embargo, la caída del dólar puede encarecer el precio de estas materias primas. ¿Por qué? Los países productores recortarían la producción para compensar sus menores ingresos por la caída del dólar.
4. Aversión al riesgo. Otro de los factores que explican la reciente caída del dólar es la menor aversión al riesgo de los inversores internacionales, que han movido sus flujos de dinero a economías menos estables que EE.UU. Si vuelve el miedo, las inversiones volverán a este país y, por tanto, el dólar se recuperará.
– Short view – Libra esterlina en caída libre (Expansión – The Financial Times – 2/3/10)
(Por Por John Authers) Lectura recomendada
Es hora de repasar la historia política británica más reciente. La libra esterlina está en caída libre; el mejor paralelismo que se puede establecer de la situación de la moneda es con su época más gris, a principios de 1985, cuando la libra casi alcanzó la paridad con el dólar.
Ayer, en cuestión de horas, la libra cayó un 3% frente al dólar. Antes de recuperarse, hubo un momento en el que la moneda llegó a valer 1,47 dólares, lo que supone un nivel un 12,5% inferior al registrado en noviembre, una evolución sorprendente, tratándose de una de las monedas de referencia.
El desencadenante fue el anuncio de la compra por parte de la aseguradora británica Prudential de la filial asiática de AIG, ya que la operación implica un importante cambio de libras por dólares. Sin embargo, la noticia sólo sirvió para acentuar una tendencia ya marcada.
Al igual que ocurre con la periferia de la eurozona, a los mercados les preocupa la capacidad de Reino Unido de financiar su déficit. La rentabilidad de los bonos a diez años está ahora 97,6 puntos básicos por encima de la de los bonos alemanes. En el caso de los bonos a diez años español e italiano, el diferencial se sitúa en 72,5 y 82,7 puntos básicos respectivamente. La política proporciona el elemento crítico adicional.
Hasta hace poco, las encuestas realizadas con motivo de las elecciones generales británicas otorgaban una holgada victoria a los conservadores, pero, según los últimos sondeos, los laboristas recortan distancia. Así las cosas, no se descarta una composición parlamentaria postelectoral sin mayorías absolutas. A diferencia de otros países, Reino Unido no cuenta con un buen mecanismo para gestionar una situación de estas características, ya que no es habitual. Existe el temor de que el nuevo Gobierno sea incapaz de expresarse de forma unánime.
En enero de 1985 se produjo una situación parecida. Margaret Thatcher ganó por mayoría aplastante, pero la comunicación de su Ejecutivo resultó un fracaso. Un portavoz puso en duda la defensa de la libra frente a una venta masiva, y los mercados reaccionaron en contra de la moneda.
El incidente provocó una subida de los tipos y un acuerdo internacional para devaluar el dólar, pero en este momento, sería imposible aplicar una de esas dos alternativas. Es, por tanto, poco probable que la libra gane posiciones hasta después de las elecciones.
(The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved)
… "Anteriormente, se pensaba que el Banco Central Europeo iba a retrasar sensiblemente el aumento de las tipos de interés ante la preocupación por algunas de las economías más débiles de Europa. Pero con la economía alemana estancada, los expertos están retrasando las expectativas de nuevas subidas de tipos del BCE hasta finales de este año, o incluso hasta mediados del 2011. La perspectiva de un ajuste fiscal considerable en muchas economías de la Unión Monetaria también actuará como una fuerza deflacionista en muchos de estos países durante los próximos meses, presionando al euro y forzando al BCE a mantener en suspenso la salida de sus medidas excepcionales hasta al menos el último trimestre de este año, y posiblemente bastante más tiempo"… El Silencio de los Banqueros: la retirada de medidas del BCE va a tardar más de lo que se cree (Expansión – 2/3/10)
Se teme que los ajustes fiscales agresivos por parte de Grecia, España y Portugal pueden hundir estas economías en una recesión de larga duración. Quedando todo lo demás igual, esto requiere una política monetaria mucho más flexible, tanto en la inyección de liquidez como en los tipos de interés.
Como dice el estratega de divisas londinense Stephen Jen "existe una gran discrepancia entre la Fed y el calendario del BCE…. Esto dará apoyo al dólar frente al euro".El euro cayó a 1,34 dólares el 26/2, su nivel más bajo desde mayo del año pasado, un día después de que la Reserva Federal aumentase la tasa cobrada a los bancos para los préstamos directos por primera vez en más de tres años. El euro ha bajado un 5 % frente al dólar en lo que llevamos de año.
Si nos fijamos en el siguiente grafico del Banco de España podemos ver porqué los inversores están cada vez más convencidos de que el BCE tendrá bastante trabajo para salir airoso.
Una política monetaria de "café para todos" para países con diferentes perfiles económicos, culturales y demográficos, simplemente no ha servido para producir una convergencia económica entre los principales países de la zona Euro. El gráfico muestra la posición neta de la inversión externa (PII -o deuda externa-) de estos países (en comparación con el Reino Unido y los Estados Unidos), y está claro que mientras la mayoría del grupo se sitúan con un saldo negativo pequeño, excepto Alemania, que ha venido ejecutando un importante superávit, el trío del sur de Europa, España, Grecia y Portugal, simplemente han ido hundiéndose cada vez más en el endeudamiento. Y hay una cierta simetría en todo eso, ya que la economía alemana sigue estancada porque sus anteriores clientes ya no pueden pedir prestado para comprar más sus productos.Está por ver cómo las instituciones europeas van a arreglar este lío, y esto es lo que preocupa más a los mercados y explica el hecho de que cada vez existen más apuestas en favor de la idea de que los países del euro no volverán a un fuerte crecimiento en un futuro inmediato. De hecho, existen pocos precedentes históricos para los problemas a que se enfrentan los países del sur de Europa, como Ray Dalio de Bridgewater Finance ha señalado en su último informe:
"La deuda externa española se ha incrementado en gran medida, sin contrapartida en activos externos. De manera neta, España debe al mundo aproximadamente un 80% de su PIB. Como marco de referencia, el grado al cual España ha ido acumulando deuda neta externa (en una moneda que no controla) tiene pocos precedentes históricos entre países de un cierto nivel, y es similar al nivel que Alemania tuvo que pagar tras la Primera Guerra Mundial en concepto de reparación. No conocemos precedentes de este tipo de desequilibrios externos que hayan sido pagados en términos reales".Por otra parte, como Dominic Konstam, jefe de estrategia de tipos de interés para el Credit Suisse Group en Nueva York dice: "Los europeos serían tontos si permitieran que todo esto explotara. El BCE tendrá que ser relativamente permisivo y flexibilizar su plan de retirada de liquidez". Me apuesto mi cabeza que va a ser así.
"Puede que Reino Unido no forme parte de los pigs (acrónimo en inglés de Portugal, Italia, Grecia y España), pero sí está entre los stupid (España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubái)".
Así presentó ayer Hugo Dixon, ejecutivo de la firma de información financiera Thomson Reuters, un debate sobre la situación de la economía británica, celebrado en la City londinense.
Los presentes sonrieron al escuchar el juego de palabras sobre los países con mayor riesgo soberano, pero sin mucho entusiasmo. El temor a que Reino Unido sufra una crisis fiscal similar a la de Grecia pesa en el ánimo de los inversores, que en los últimos días han asistido a fuertes caídas de la libra frente al euro y el dólar"… Reino Unido, en el club de los países con más riesgo soberano (Expansión – 2/3/10
Al mismo tiempo, la prima de riesgo de la deuda pública británica (diferencia de rentabilidad frente al bono alemán) ha subido y el coste de los bonos en el mercado ya es superior al de los españoles.
El coste para asegurarse ante el riesgo de impago del Gobierno británico (mediante la compra de credit default swaps, o CDS) también se acerca rápidamente al español. El 8 de febrero, los CDS españoles eran 72 puntos básicos más caros que los de Reino Unido. Ayer, la diferencia era sólo de 18 puntos.
Cuestión política
David Cameron, líder de la oposición conservadora, manifestó en el citado debate las razones de la presión de los mercados sobre Reino Unido. "El gran déficit público es una nube negra sobre la economía británica, y la posibilidad de que el actual Gobierno laborista de Gordon Brown siga cinco años más tiene aterrados a los inversores", dijo Cameron en la City.
En realidad, lo que asusta a los mercados (más que una victoria laborista o conservadora) es el espectro de un resultado ajustado en las elecciones parlamentarias que Reino Unido celebrará, probablemente, el 6 de mayo. Si ningún partido consigue una mayoría absoluta, la necesidad de formar coaliciones podría dificultar la puesta en marcha de medidas para recortar el déficit público, que asciende al 12% del PIB (porcentaje similar al español y el griego).
El 28 de febrero, una encuesta indicó que la diferencia de conservadores sobre laboristas es del 2%, lo que arrojaría un Parlamento sin mayoría por primera vez desde 1974. "Estas encuestas preocupan a los inversores, que quieren acciones decisivas para atajar el déficit presupuestario", indica Gavan Nolan, analista de crédito de Markit.
Las agencias de calificación de deuda Moody´s y Standard & Poor´s han dado una tregua a la triple A de Reino Unido hasta las elecciones. Si el nuevo Gobierno no pone en marcha un plan creíble de austeridad, podrían rebajar la calificación del país. Pero algunos inversores creen que Reino Unido sufre problemas estructurales que no van a cambiar con unas elecciones.
Bill Gross, director general de Pimco (una de las principales gestoras), considera que los bonos públicos británicos están asentados en una base de "nitroglicerina", por la mezcla de "una elevada deuda con una progresiva devaluación de la moneda" y compara la situación fiscal de Reino Unido con la de Grecia, Portugal y España.
Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha salido al paso. "Reino Unido tiene varias ventajas sobre Grecia y otros países: Tenemos un consenso político sobre la necesidad de realizar ajustes para reducir el déficit público; el plazo de vencimiento de la deuda del Estado es más cómodo; la trayectoria histórica del país da confianza a los inversores; y al tener una moneda propia (la libra) hemos podido ajustar la economía".
Sin embargo, el mismo admite que los ajustes en el déficit público podrían tener que esperar a que la recuperación económica esté más asentada. El PIB británico, tras desplomarse un 6% en la crisis, recuperó un tímido 0,3% en el último trimestre de 2009.
Algunos analistas creen que Reino Unido podría volver a la recesión en los primeros meses de 2010. Esta perspectiva también ha roto el consenso político. Gordon Brown dice que no habrá recortes duros del gasto público hasta el próximo año para no frenar la economía, mientras que Cameron promete iniciarlos en cuanto llegue al Gobierno.
Ante esa incertidumbre, Bill Gross reitera que "no hay que confiar en ningún Gobierno y hay que verificar donde se invierte. La capacidad o impotencia de los políticos para reducir el déficit se está convirtiendo en un asunto de vida o muerte para los países más débiles, con consecuencias para los mercados de crédito y para el valor de los activos en todo el mundo".
En esa batalla, los británicos quisieran estar en la lista de los avanzados de la clase. Pero los inversores están empujando cada vez más a Reino Unido hacia el reino de los pigs.
"James Dimon, presidente de JP Morgan Chase, ha dado un toque de atención a Estados Unidos, su problema no está en Grecia, sino en California. Con todas las miradas puestas en el futuro de Grecia, las complicaciones que podría tener la Unión Europea si el país heleno es incapaz de pagar su deuda, las consecuencias de un posible rescate y la situación en la que se quedaría el euro, Wall Street ha estado bailando al son de las idas y venidas en el Viejo Continente, olvidándose de que la verdadera bomba de relojería la tienen en casa"… Dimon advierte: el problema no es Grecia, es California (El Confidencial – 2/3/10)
En este sentido, Dimon ha sido muy claro con los inversores en la reunión anual del banco: "podría haber contagio si un Estado del tamaño de California, el mayor de EEUU, tiene problemas para hacer frente al pago de su deuda".
Según ha explicado el máximo responsable de JP Morgan, "Grecia en sí no sería un problema para esta compañía, ni ningún otro país" y ha añadido que "realmente no prevemos que la Unión Europea se esté desintegrando". Así, Dimon considera que tanto su banco como el resto de sus rivales son completamente inmunes a la crisis de deuda que se está desarrollando en Europa.
Y es que, con 20.000 millones de dólares de déficit, California supone mucho más riesgo para el sistema financiero de Estados Unidos, del que pueda suponer Grecia, del que asegura Dimon que están más que cubiertos. Según publicaba The Telegraph la semana pasada, el Gobernador del Estado, Arnold Schwarzenegger está buscando a la desesperada soluciones para reducir su deuda.
Además, no ha sido muy buena noticia para el actor convertido en político que la administración central aprobara a principio de la semana pasada un proyecto de ley destinado a reducir el déficit de 2.800 millones de dólares mediante recortes de presupuesto y otras medidas. Más teniendo en cuenta que espera conseguir 7.000 millones de las arcas del Estado y llevar a cabo recortes por valor de 8.900 millones de dólares.
– La libra esterlina (Expansión – 3/3/10)
(Por Lex Column) Lectura recomendada
¿Quién gobierna Reino Unido? Probablemente, pronto lo harán los mercados de bonos. Es posible que el indeciso votante medio sea incapaz de distinguir un rating crediticio AAA de un andouillette AAAAA, pero cuando los tabloides claman "la crisis de la libra", algo se revuelve en los estómagos de los británicos.
Es el persistente temor a que el país esté cayendo nuevamente en el ranking de naciones; a que los días de sexo, sol y sangría pronto sean un lujo inalcanzable; y a que el alto coste de las hipotecas ponga en peligro las finanzas familiares.
Reino Unido no se encuentra aún en esta situación. Es cierto, los mercados se han asustado ante los comentarios sobre un Parlamento bloqueado. La libra ha caído a un mínimo de nueve meses frente al dólar, mientras que el margen de los títulos del Estado a 10 años sobre los bonos alemanes ha aumentado 21 puntos básicos desde el comienzo del año, llegando a los 94 puntos básicos. Sin embargo, si analizamos la situación con más detenimiento, hay pocos motivos para el pánico.
La libra opera con libertad, por lo que no estamos ante una situación similar a la crisis del ERM (Mecanismo de Tipos de Cambio Europeos) de 1992. De hecho, una pequeña devaluación ayudaría a los exportadores. Además, el coste real de los créditos es menor ahora que el uno de enero. Los bonos a 10 años rinden un 4,05%, frente al 4,11% de entonces. Difícilmente pueda considerarse una catástrofe.
Dicho esto, una fuerte e inesperada devaluación de la libra podría elevar la inflación y dificultar la consecución del equilibrio entre una política fiscal severa y una política monetaria flexible. Las verosímiles promesas sobre un ajuste fiscal -que podría retrasar un Parlamento bloqueado- deberían estimular la economía rebajando los tipos de interés a largo plazo.
Sin la confianza de los mercados, los tipos de interés a largo plazo se dispararán, elevando el coste de los préstamos públicos y privados y forzando un ritmo mucho más rápido de consolidación fiscal. Esto no ha pasado aún. Pero la lección que se extrae de Grecia es que será terriblemente caro si llega a suceder.
(The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved)
– El BCE, ¿una agencia de rating? (Expansión – 4/3/10)
(Por C. Alva) Lectura recomendada
Financial Times Deutschland hace un llamado a la reflexión, después de que se hiciera pública la propuesta de otorgar al Banco Central Europeo el papel de una agencia de rating. En otros temas, Le Monde opina sobre algunas fallas que existen en la zona euro, develadas tras la crisis griega, y pide a Alemania se solidarice con lo que denomina el "Club Med" (los países deficitarios), por el bien de toda Europa.
La "candidatura" del BCE como agencia de rating, propuesta por varios gobiernos europeos y algunos funcionarios de los Bancos Centrales, surge como una especie de estrategia para contrarrestar el poder recuperado por agencias como Moody"s y compañía. Y es que al parecer "los mercados ya han olvidado que varias de estas agencias tuvieron alguna responsabilidad en la crisis financiera", recuerda el diario alemán.
Si bien es cierto que se debe hacer algo para frenar el poder de estas agencias, el nombrar al BCE una de ellas es, según FTD, una decisión "absurda", que sólo politizaría a la institución y la haría vulnerable.
El rotativo plantea el siguiente escenario: Suponiendo que el BCE se dedicara a calificar la solvencia de un Estado europeo y le otorgara un resultado negativo, su decisión podría ocasionar el pánico entre los inversores y desestabilizar la economía de un país. ¿Es este el papel que queremos que juegue el BCE? Además, ¿quién puede garantizar que un Estado no influirá en sus decisiones?
Estos dos aspectos de cumplirse pondrían en tela de juicio la credibilidad de la política monetaria del Banco Central.
Queda claro que es necesario imponer mayores reglas a las agencias de rating y acotar el poder de las mismas, pero "reemplazarlas por el BCE no es el camino correcto", insiste el diario germano.
Al contrario, esta institución, en vez de calificar, debería dedicarse a reunir la mayor información posible sobre la solvencia de los participantes del mercado para así prevenir futuras crisis financieras…
– Razones para el optimismo sobre los bonos británicos (Expansión – 5/3/10)
(Por Gillian Tett) Lectura recomendada
Esta semana el drama fiscal de Grecia ha vuelto a cobrar protagonismo, mientras Atenas intentaba hacer frente a la crisis con recortes presupuestarios y una emisión de bonos de 5.000 millones de euros.
No obstante, hay otro país cuyo mercado de bonos ha generado ahora un intenso debate: Reino Unido. Por el momento no ha habido ninguna catástrofe en los mercados de bonos. Al contrario, en las últimas semanas, los precios de los bonos del Tesoro británico, han permanecido relativa y sorprendentemente estables, aunque el Banco de Inglaterra dejara de comprar deuda y los datos fiscales fueran alarmantes.
El jueves, por ejemplo, la rentabilidad de los bonos a diez años apenas se movió del 4,02%, aunque el Banco mantuvo la suspensión de su programa de compra de bonos. Sin embargo, un cierto ambiente de tensión comienza a respirarse en Londres, al menos, en la mente de muchos inversores. Hace seis semanas, el gurú Bill Gross, de Pimco, llegó a afirmar que Reino Unido "descansaba sobre un lecho de nitroglicerina", en relación al enorme endeudamiento acumulado, y advirtió del riesgo de una fuerte devaluación de la moneda, lo que provocó los recelos de los inversores. La semana pasada, el grupo de gestión de fondos Schroders indicó que la calificación de Reino Unido corría el peligro de sufrir una rebaja debido a su situación fiscal. Por si fuera poco, los numerosos foros de inversores manejan cifras nada halagüeñas. El déficit presupuestario británico, por ejemplo, se sitúa en el 12% del PIB, un nivel que no dista mucho del de Grecia. Además, la deuda bruta del sector público podría alcanzar en los próximos años el 100% del PIB.
Y, lo más preocupante de todo, según los últimos sondeos de opinión, ningún partido alcanzaría una mayoría holgada en las elecciones de este año, lo que restaría capacidad al próximo Ejecutivo para abordar problemas como el de la deuda. En opinión de un gurú de los hedge funds, "dada nuestra posición fiscal y la situación política, Reino Unido podría relegar a Grecia a un segundo plano".
¿Llevará razón? En algunos aspectos, es posible. Después de todo, Reino Unido ha cometido numerosos errores en los últimos años y la situación política parece ahora mismo desmoralizante. Dicho lo cual, no se descartan más caídas de la libra. No obstante, antes de que los inversores se vuelvan demasiado pesimistas, hay un dato que deberían tener en cuenta, y que prácticamente se ha ignorado durante todos estos años. Me refiero al vencimiento medio de la deuda soberana británica. En la mayoría de los países europeos, la cifra oscila entre los cinco y los nueve años. En Grecia, por ejemplo, está en casi ocho años y en Alemania, en seis. En EEUU, en cambio, la cifra es inferior a los cinco años, lo que sitúa al país ante uno de los mayores desafíos de refinanciación del mundo. Reino Unido, sería, por tanto, un caso atípico.
El vencimiento medio del mercado de bonos se sitúa actualmente en 14 años, el mayor del mundo. Es pura casualidad. El Gobierno británico tiene la suerte de contar con un amplio sistema de pensiones que necesita activos en libras a muy largo plazo, de ahí la compra de bonos con altas duraciones. No obstante, la política también juega un papel importante en este aspecto. En EEUU, las autoridades del Tesoro han prestado en los últimos años poca atención a la gestión de la deuda, al no tener hasta ahora dificultad en vender bonos.
En cambio, sometidas a la presión del FMI, las autoridades del Banco de Inglaterra y del Tesoro británico siempre han realizado un exhaustivo seguimiento de la gestión de la deuda. Y, en los últimos años, han hecho lo posible para prolongar el vencimiento de la deuda británica. También han introducido otras novedades como los bonos vinculados a los índices. Aunque esas medidas no parecían prioritarias durante el boom crediticio, en la última década, las autoridades británicas se dedicaron a emitir deuda a largo plazo (incluidos bonos a 50 años).
Esta realidad no garantiza que Reino Unido sea capaz de evitar una crisis. El país necesita vender 550.000 millones de libras de nuevos bonos en los próximos tres años, operación que podría resultar difícil a menos que el Banco de Inglaterra interviniera y comprara más bonos. Al menos, el prolongado vencimiento de la deuda británica le concede al país un respiro. La conclusión que podría extraerse de esta situación es que, las medidas sensatas suelen aplicarse, como siempre, después de haber sufrido una crisis reciente, en este caso relacionada con la venta de bonos estatales. Las autoridades del Tesoro de EEUU deberían tomar nota.
(The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved)
"El déficit público de Estados Unidos llegó en febrero a los 221.000 millones de dólares. Se trata de un valor récord que no tiene precedentes en la historia del país. Este agujero entre ingresos y gastos es "altamente insostenible", según el Tesoro"… Saltan las alarmas en EEUU: el déficit llega a 221.000 millones (Libertad Digital – 11/3/10)
"Es todo un récord, una cifra a la que no se había llegado antes", dijo una portavoz de dicho departamento. A comienzos del año pasado el Ejecutivo del presidente Barack Obama anunció un plan de recuperación económica que asignó a esta tarea un total de 787.000 millones de dólares.
Durante el mes pasado, el gasto gubernamental fue de 328.400 millones de dólares en tanto que los ingresos llegaron a 107.500 millones de dólares, según el informe del Tesoro.
Como resultado, el déficit superó en un 14 por ciento al de 193.800 millones de dólares, registrado en febrero del año pasado, señaló.
En un informe emitido la semana pasada, la Oficina de Presupuesto del Congreso había anticipado que el déficit fiscal correspondiente a febrero sería de 223.000 millones de dólares. Añadió que ese ritmo deficitario se mantendrá en el futuro sobre un 4 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país.
La revista BusinessWeek indicó que las cifras demuestran que el déficit fiscal de 2010 superará al de 1,4 billones de dólares, registrado en el año fiscal que terminó en septiembre pasado.
Por otra parte, el déficit correspondiente a los cinco primeros meses del actual año fiscal ascendió a 651.600 millones de dólares, cifra que se compara con el saldo negativo de 328.400 millones de dólares en el mismo período del año anterior.
En una declaración ante un Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, manifestó que el déficit es "altamente insostenible", pero agregó que está ayudando en la recuperación de la economía.
Según el informe gubernamental, la recaudación de impuestos y otros ingresos aumentaron en un 23 por ciento en comparación con la de hace un año, en tanto que los intereses pagados por valores del Tesoro llegaron a 16.900 millones de dólares. En febrero del año pasado el pago de esos intereses fue de 10.300 millones de dólares.
La máxima calificación crediticia de Estados Unidos, la triple "A" corre peligro a menos que el país adopte un plan creíble a medio plazo para frenar el elevado gasto fiscal, según informaciones del Financial Times. La advertencia proviene de la agencia Standard & Poor's quien ha dicho que existe riesgo a que "acreedores externos puedan reducir su holdings en dólares, especialmente si concluyen que los miembros de la zona europea están adoptando políticas económicas más duras"… La triple "A" de EEUU, en peligro, si no adopta medidas fiscales contundentes (El Economista – 11/3/10)
Según el diario, si esto sucede podría socavar el estatus del dólar como reserva mundial de divisas, lo que pesaría sobre máxima calificación crediticia del país, sin que ello derive irremediablemente en la pérdida de la triple "A".
"China vendió deuda soberana estadounidense en enero por tercer mes consecutivo, aunque mantuvo su puesto como el país que más títulos acumula, informó hoy el departamento del Tesoro"… China vende deuda soberana de EE UU por tercer mes consecutivo (Negocios.es – 15/3/10)
El país asiático vendió papel por valor de 5.800 millones de dólares en el primer mes del año, con lo que sus reservas de "Treasurys", como se conoce a los títulos de deuda del gobierno estadounidense, quedaron en 889.000 millones.
En diciembre China también se deshizo de bonos por 34.000 millones de dólares, una cantidad muy alta, lo que hizo concluir inicialmente al departamento del Tesoro que ese país había cedido a Japón el puesto como el principal tenedor de títulos estadounidenses. No obstante, unos días después el gobierno revisó las cifras, tras contar títulos estadounidenses adquiridos por China en terceros países y dijo que seguía siendo el principal comprador de sus títulos.
El asunto es delicado en Estados Unidos por las tensiones comerciales con China, que se han agudizado en los últimos días. El domingo su primer ministro, Wen Jiabao, rechazó las peticiones de Washington de que China permita la apreciación del yuan.
Los analistas temen que los intereses de la deuda de Estados Unidos se eleven si China decide continuar con las ventas de bonos del Tesoro y otros países o particulares no ocupan su lugar, lo que haría más pesada su deuda pública. Según los datos publicados hoy, Japón también vendió bonos en enero, aunque menos que China, y sus reservas se redujeron a 765.700 millones de dólares.
"Las posiciones netas de los inversores especuladores contra la libra y el euro están en récord histórico. Los constantes problemas de la UE y la incertidumbre política en Reino Unido, con las elecciones a la vuelta de la esquina, gravitan sobre la cotización de las monedas europeas: la divisa británica cedió ayer un 1,1% contra el dólar y el euro perdió un 0,8%"… Los especuladores apuestan al máximo contra el euro y la libra (Cinco Días – 16/3/10)
La Reserva Federal, el banco central de EEUU, celebrará hoy su segunda reunión del año en un entorno de creciente nerviosismo en los mercados financieros. La agencia de calificación Moody's publicó ayer un informe en el que señalaba que EEUU y Reino Unido afrontan dificultades para mantener su categoría de triple A, la máxima calificación.
En definitiva, nadie está libre de problemas. Así, Grecia volverá a centrar la reunión del Ecofin, los ministros de Finanzas y Economía de la UE, que se celebra hoy en Bruselas, después de que ayer ocurriese otro tanto de lo mismo en el Eurogrupo. Moody's insiste en que todas las grandes economías han de afrontar "un ajuste fiscal sin precedentes". El que todos los Gobiernos sean capaces de lograrlo no está claro y la incertidumbre es algo que no gusta a los mercados. Los especuladores han olfateado el rastro de los problemas y han centrado el punto de mira en la libra y el euro: las posiciones bajistas contra ambas monedas están en niveles récord.
El saldo neto (la diferencia entre apuestas bajistas y alcistas) de contratos cortos contra el euro por parte de inversores no comerciales alcanzó la semana pasada -último dato publicado- la suma de 74.550 contratos en el Chicago Mercantil Exchange, una especie de gran bazar de los futuros, donde se negocian contratos financieros basados en toda suerte de activos: aves, ganado, cereales, metales, petróleo, carbón, oro y, por supuesto, divisas. En dinero, el saldo neto bajista supone un monto de 9.320 millones de euros. Es una cantidad limitada, el grueso de la cobertura de divisas transcurre en los mercados OTC (Over The Counter), sin difusión pública de información. Pero lo significativo es que en el mercado de Chicago participan las grandes firmas mundiales de inversión y la señal es que ven al euro débil.
"El principal riesgo para el mercado es que el compromiso de la UE respecto a Grecia sea demasiado vago", avisan desde Barclays Bank. El euro cotiza ahora a 1,367 dólares por unidad, un 5,8% menos que a comienzos de enero, cuando alcanzó máximos. La previsión a 12 meses vista de Goldman Sachs es que el tipo de cambio se mantenga en 1,36 dólares.
El escepticismo teñido de pesimismo también se deja sentir sobre la libra. Reino Unido arrastra un déficit público espectacular, que podría superar este año el 13% del PIB según los cálculos del FMI.
En estos tiempos tan difíciles, Reino Unido cuenta con una clara ventaja sobre países como Grecia o la misma España, que es la capacidad de imprimir su propio dinero. El Banco de Inglaterra ha dejado abierta esa posibilidad, que de hacerse efectiva implicará más debilidad para la libra, al incrementar la oferta. Las posiciones netas bajistas contra la libra suman 63.473 contratos, cuyo valor asciende a unos 3.970 millones de libras. En cuestión de dos meses, la libra ha cedido un 8% frente al dólar.
"Los gestores han vuelto a recuperar su gusto por la renta variable… pero con cortapisas. Así, la mayoría de los 207 expertos de más de 50 países que han participado en marzo en la encuesta que realiza mensualmente Bank of America-Merrill Lynch han dejado o pretenden dejar de lado Europa, después de todo lo sucedido en la eurozona, y centran ahora su interés en Estados Unidos y Japón"… Los gestores le dan la espalda a Europa y dudan de la solidez de la recuperación económica (El Economista – 16/3/10)
La pérdida de confianza en Europa se debe a dos causas fundamentales. Por un lado, la mayoría de los gestores considera que las perspectivas de beneficio empresarial de las compañías de la zona es la peor de todas las regiones. Y por otro, aunque "las preocupaciones sobre el futuro de Grecia están bastante más calmadas, el riesgo que rodea a otros países sigue siendo uno de los principales obstáculos para el optimismo en la recuperación económica", señala Gary Baker, estratega jefe de renta variable europea de BoA Merrill.
Así, "los inversores están más dispuestos a asumir riesgo corporativo, vía acciones, que riesgo soberano", sentencia Michael Hartnett, estratega jefe de renta variable global del banco. Las dudas sobre la estabilidad de los miembros de la euro zona también ha hecho que los inversores institucionales se muestren más negativos con las perspectivas macroeconómicas, pero más positivos con el sector privado.
– La política de Obama acrecienta las dudas sobre la solvencia de EEUU (Libertad Digital – 23/3/10)
Como toda familia o empresa sabe, gastar por encima de tus posibilidades es una práctica peligrosa e imprudente que inevitablemente suele traer problemas. Y hacer esto durante un periodo de tiempo relativamente largo es la receta perfecta para el desastre financiero.
(Por Ángel Martín) Lectura recomendada
El sector privado tiene estos acontecimientos muy recientes, y debería grabar estas lecciones con fuego, porque es precisamente lo que sucedió en la fase expansiva del ciclo.
Ahora, y ya desde que la crisis económica se hiciera realidad, empresas y familias tratan de ajustarse como pueden a las circunstancias financieras reales, que estaban bastante lejos de las expectativas y ficciones sobre las que actuaban, consumiendo y endeudándose masivamente.
Sin embargo, las cosas con las finanzas gubernamentales son un poco diferentes, al menos para países como Estados Unidos, como muestra el hecho de que pueda tener una deuda creciente año a año y déficits públicos casi permanentes en las últimas décadas (ver gráficos).
Evolución de la Deuda del gobierno federal estadounidense bruta desde 1970 hasta 2000, en miles de millones de dólares
Deuda pública total, incluida la de las agencias federales, hasta 2010
Pero en última instancia, las restricciones sobre la expansión de la deuda y los desmanes fiscales existen, y éstos se manifiestan en los riesgos de impago de la deuda soberana. La capacidad que los gobernantes tienen para endeudar masivamente a una economía parece ser menor de la que les gustaría a ellos.
Aunque, indudablemente, el sistema fiduciario actual amplía notablemente esta capacidad, permitiéndoles una manga ancha que otros sistemas como el patrón oro no permiten. Con todo, lo cierto es que los estados también quiebran, como se ha analizado desde este periódico.
Esta es la realidad que transmiten Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart en un estudio del National Bureau of Economic Research, donde se muestra que las crisis financieras más importantes de los últimos ocho siglos se han llevado por delante a países enteros. En otras palabras, que las quiebras bancarias suelen derivar, históricamente, en suspensión de pagos por parte de Estados y elevada inflación.
Russell Roberts, economista y profesor de la Universidad George Mason, afirmaba en una conferencia del pasado diciembre que Estados Unidos ya no puede afirmar que su riesgo de default (impago) sea nulo, si bien éste sigue siendo muy bajo.
Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York y director del prestigioso portal Roubini.com, ha alertado en más de una ocasión acerca del enorme aumento de la deuda pública norteamericana, y habla de riesgos en la deuda soberana e insostenibilidad. Aunque su punto de mira está en los países más débiles de la periferia Europea (obviamente Grecia, junto a Irlanda y España), advierte sobre países como Reino Unido e, incluso, la primera potencia mundial.
Y estas advertencias no son para menos, dado que la Administración Obama parece empeñada en superar todos los records históricos referentes al gasto y déficit públicos. No en vano, ante los últimos datos de déficit conocidos en EEUU, el mismo secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha reconocido que son "altamente insostenibles". El siguiente gráfico ilustra bien esta realidad, con una línea que parece no encontrar suelo.
En este contexto se sitúan las advertencias del Servicio de Inversores de Moody"s, una de las tres agencias de calificación (rating) a nivel mundial. Esta entidad, según informa Christian Sciente Monitor, ha alertado a EEUU de que si no acomete reducciones significativas en su gasto público, existirán riesgos de perder la máxima calificación de su deuda (triple A); calificación que ha permitido en primer lugar su masivo endeudamiento y su posición de país más seguro y fiable del mundo.
Estas calificaciones crediticias, que emiten las agencias Moody"s, Fitch y Standard & Poor"s, se basan en la seguridad y desempeño de una economía, e indican a los prestamistas y acreedores cuán probable es que el deudor o quien pide prestado, como en este caso el Gobierno norteamericano, vaya a devolver el préstamo. A pesar de los flagrantes errores en relación a las hipotecas subprime, infravalorando los riesgos, la opinión de estas agencias sigue teniendo gran relevancia para los inversores.
El máximo estatus y seguridad de la deuda pública norteamericana podría estar en duda si Obama mantiene su actual política fiscal. La alerta de Moody"s supone una importante señal para los inversores. Lo que pocos años atrás sólo habían podido llegar a imaginar lunáticos y catastrofistas económicos, ahora ya no se descarta. La crisis actual ha traído consigo cambios de una magnitud que pocos podían prever. Para algunos analistas, el mundo económico y financiero que ha perdurado después de la Segunda Guerra Mundial ha tocado a su fin.
Efectos de la degradación de EEUU
Las consecuencias que podría generar una degradación de la calidad de los bonos del Tesoro norteamericano serían serias e importantes. En primer lugar, sería una señal inequívoca de que EEUU ya no es el país más seguro para invertir el dinero, lo que minaría su capacidad para atraer capitales y recibir la financiación exterior que tanto necesita. A buen seguro limitaría su capacidad de endeudamiento público, obligando a recortes drásticos en el gasto.
En segundo lugar, muy probablemente, los inversores, por el aumento del riesgo, exigirían mayores tipos de interés para los bonos, lo que incrementaría el coste de la deuda pública, generando así mayores impuestos futuros y, en el peor de los casos, una espiral alcista de la deuda pública -debido a sus mayores intereses- que sería muy difícil frenar. Ello podría generar el incentivo al Gobierno de tratar de rebajar de cualquier forma disponible la deuda pública. Una de estas formas es la de recurrir a la inflación, lo que traería importantes riesgos.
No obstante, Moody"s matizó que su alerta no significa que vaya a rebajar la calidad de la deuda americana, o que tenga perspectivas de hacerlo. La calificación de triple A de todos los gobiernos está bien asentada, aseguraban. Por ello, aún puede ser pronto para caer en escenarios demasiado pesimistas.
Pero el toque de atención de la agencia de calificación al Gobierno de Obama es claro: cuidado con lo que hacéis con las cuentas públicas. De seguir así, podemos llegar a rebajaros la calificación. Queda por ver qué es lo que hará la Administración norteamericana para calmar estas preocupaciones. De momento, no parecen encaminados a reducciones sustanciales del gasto, y siguen prometiendo mejoras y aumentos en los "gastos sociales" relacionados con el Estado del Bienestar.
El caso de la reforma sanitaria es uno de los más importantes. De hecho, en parte ha sido concebida por sus defensores como una reforma que contribuirá a reducir los costes de la sanidad, y así aliviar las dificultades de las finanzas públicas. Pero lo cierto es que existen dudas acerca de que realmente vayan a conseguirlo, como sostiene William Anderson.
En efecto, este economista afirma que "dado que esta medida impone nuevos mandatos y requerimientos, va a aumentar los subsidios de los servicios médicos y ordena a las compañías de seguros a cubrir a los solicitantes independientemente de su estado de salud a uno se le hace difícil encontrar los ahorros en costes".
Está por ver si el Gobierno Obama será capaz de poner bajo control la deuda pública estadounidense, implementando los recortes de gasto y reformas que sean necesarias. Para Bill Bonner, editor del newsletter financiero The Daily Reckoning, esto se presenta muy complicado. La razón principal es que "la mayor parte del déficit no viene por las reacciones de emergencia a la crisis financiera", sino que se debe a "programas (públicos característicos del Estado del Bienestar, como el Medicare y Medicaid en el cuidado sanitario) que ya estaban funcionando antes de que sucediera la crisis".
Es decir, a pesar de las políticas fiscales discrecionales de Obama, una parte importante de este déficit ya venía de atrás, pero era camuflado por unos boyantes ingresos fiscales característicos de una fase expansiva. Una parte de la responsabilidad también habría que buscársela a la expansión del Estado que ha llevado a cabo el ex presidente George W. Bush.
Y este tipo de programas públicos a los que se refiere Bonner "son difíciles de recortar, dado que requiere importantes acciones de voluntad política para deshacerse de ellos". Por tanto, la realidad es, según este analista, que "EEUU necesita pedir prestado cantidades enormes de dinero simplemente para continuar yendo a la deriva de la manera como ha llegado a acostumbrarse". Y concluye: "No hay un final a la vista a los déficits… no hay manera práctica para reducirlos… y no hay salida para la espiral de deuda".
La insolvencia de la mayor potencia económica del mundo ya no sólo es una pesadilla improbable sino que, se seguir por esta senda, podría llegar a hacerse realidad.
– Crisis de deuda – ¿Aguantará Estados Unidos? (Libertad Digital – 24/3/10)
(Por Ángel Martín Oro) Lectura recomendada
Lo que sí parece cierto es que la probabilidad de default de la deuda norteamericana ya no es cero.
Esta misma pregunta se formulaba el profesor del IESE Antonio Argandoña, allá por el 18 de enero de 2003 en La Gaceta del Sábado. Obviamente, la situación actual, aunque herencia de ese año, no se asemeja demasiado a la de 2003. Si en esa ocasión tenía sentido formularse tal pregunta, ahora mucho más.
A lo largo de los dos últimos años, desde que comenzó la crisis, se han sucedido las reflexiones en torno a la fortaleza de la economía norteamericana. Las respuestas han sido variadas, desde los más optimistas (o menos pesimistas) que ven una recuperación inminente más o menos sólida, a los más catastrofistas, quienes llegan a prever hiperinflación o colapsos monetarios de primer orden -cayendo en la sensata crítica que Robert Higgs dedicaba a los agoreros, quien hace notar que en sus análisis nunca aborden el qué pasará después.
En el artículo de 2003, el profesor Argandoña advertía de ciertos fenómenos preocupantes dentro de la economía norteamericana, como el hecho de que los norteamericanos estaban viviendo muy por encima de sus posibilidades -con un gasto muy elevado y un ahorro ridículo-, endeudándose masivamente con el exterior y dependiendo totalmente del crédito. Pero esta práctica tenía un límite: "En cualquier momento (los países extranjeros, especialmente los asiáticos y emergentes) pueden decidir reducir su flujo de fondos hacia Estados Unidos".
Unos años después podemos constatar la insostenibilidad del crecimiento económico estadounidense de la última década, basado en una burbuja de crédito que alimentó y sostuvo una fase de artificial auge económico. Y unos años más tarde, no podría ser de mayor relevancia la advertencia que apuntaba el profesor Argandoña, referida en este caso a la deuda pública: en cualquier momento los acreedores del Tesoro de Estados Unidos pueden decidir reducir su flujo de fondos, o exigir tipos de interés sensiblemente más elevados.
Las políticas de la administración de Obama han disparado la deuda pública hasta niveles sin precedentes, como se muestra en este gráfico. El déficit público también está disparado, y las cuentas públicas empiezan a preocupar al establishment norteamericano, que alerta de un nivel de déficit "altamente insostenible". Pero puede que lleguen un poco tarde: la agencia de calificación de deuda Moody"s lanzó una importante advertencia al Gobierno estadounidense de que deben recortar gastos y controlar urgentemente el déficit, si no quieren que acaben rebajando la calidad de la deuda pública.
Si bien esto parecía impensable hace muy poco tiempo -y quizás lo siga siendo ahora-, los recientes acontecimientos nos están enseñando a no descartar escenarios posibles, por improbables que parezcan (¿quién hubiera previsto el colapso de Islandia?). Este toque de atención sugiere que nadie, por muy potencia económica que se sea, debe confiarse y permitirse el lujo de gastar y endeudarse -todavía más- como si no existiera mañana, ni intereses que pagar.
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