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Krugman, Stiglitz y la reestructuración de la deuda griega (Parte I) (página 3)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Pero es que, además, la banca alemana tiene una exposición de 124.705 millones de dólares a la deuda italiana; de 111.907 millones a la española; de 66.225 millones a la irlandesa; y de 21.386 millones a la lusa. En total, por tanto, su exposición a la deuda periférica, en todas sus versiones, alcanza los 355.500 millones de dólares -unos 298.300 millones de euros-.

Desde Alemania, sin embargo, se minimiza el impacto potencial de la salida de Grecia del euro y su posible contagio a otros europaíses. Pero entre los expertos hay más dudas. "Es osado negar la posibilidad de contagio o plantear como algo seguro que la salida de Grecia del euro sería controlable, pues estamos ante algo desconocido", avisan desde Intermoney. 

Al contrario que el resto

Además de poner de manifiesto que el sector financiero alemán es el que más riesgos tiene en Grecia, esos datos ponen de relieve otro aspecto. Desde junio de 2010, la banca alemana sólo ha reducido su exposición a la deuda helena en un 15%. O lo que es lo mismo, apenas la ha recortado en 5.600 millones desde los momentos en los que Atenas solicitó su primer rescate y dio el pistoletazo de salida a la crisis de la deuda periférica.  

La escasa magnitud de estos descensos se observa si se amplía el foco. De media, la exposición total de los bancos a la deuda griega se ha reducido un 55% desde 2010. En el caso de la banca europea, el descenso es del 60%. Pero es que en casos concretos, como los de la banca francesa, austriaca, belga, irlandesa o portuguesa, los recortes superan el 90%, con la italiana como principal exponente. Según el BIS, las entidades transalpinas han cancelado totalmente su exposición a Grecia, cuando a mediados de 2010 se situaba en los 5.347 millones de dólares. 

En el caso español, los bancos han reducido su riesgo en la deuda helena en un 53%, pero es que su exposición tampoco ha sido nunca demasiado alta. A mediados era de 925 millones y ahora se limita a 431.  

Aprovechándose de la "Draghi put"…

Con todo, las curiosidades no terminan ahí, porque en una primera etapa, entre 2010 y 2012, la banca alemana sí recortó con fuerza su exposición. A mediados de 2012, su riesgo en la deuda griega se redujo hasta los 24.605 millones de dólares, es decir, en algo más de 12.000 millones con respecto a mediados de 2010. 

Pero fue justo a partir de la segunda mitad de 2012 cuando las entidades germanas volvieron sobre sus pasos. Y hubo un hito que propició ese regreso: el histórico mensaje del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, que en julio de ese año se comprometió a "hacer lo que sea necesario" para salvar el euro. 

Dos meses después reforzó esas palabras con el lanzamiento de un programa condicionado de compras de deuda, más conocido por sus siglas en inglés OMT. Y aquí es donde se abrazan las curiosidades: el mismo OMT que el banco central alemán, el Bundesbank, ha criticado con dureza, hasta el punto de que compareció ante el Tribunal Constitucional germano para oponerse a él, ha sido aprovechado por la banca teutona para adquirir más deuda helena y beneficiarse así de las ganancias derivadas del buen comportamiento que los bonos griegos han tenido desde 2012… gracias al OMT. Tomando como referencia el bono soberano griego a 10 años, desde 2012 su rendimiento ha caído del 28 al 9,5%, un movimiento alimentado por unas compras -la rentabilidad cae cuando el precio sube- que han revalorizado los activos adquiridos por las entidades germanas.  

…lo mismo que Reino Unido, Suiza y EEUU

Ese mismo comportamiento se observa también en los bancos suizos, británicos y estadounidenses. En su caso, incluso de forma acentuada, porque, tras reducir su exposición a Grecia entre 2010 y 2012, la han incrementado hasta superar en 2014 los volúmenes vigentes cuatro años antes. 

Las entidades británicas han elevado su exposición en un 22% desde 2010, hasta los 14.715 millones de dólares; las suizas, en un 69%, hasta los 4.071 millones; y las estadounidenses, en un 144%, hasta los 18.309 millones. En los dos últimos años, y al cobijo de la Draghi put, los incrementos son mucho más espectaculares. Desde 2012, la exposición del sector helvético ha crecido un 61,5%; la del británico, un 88%; y la del estadounidense, un 482%. 

– El euro vuelve a la casilla de salida a toda velocidad… ¿tal vez demasiada? (El Confidencial – 10/1/15)

(Por Pedro Calvo)

El euro no llegó al bolsillo de los europeos hasta 2002. Pero su nacimiento oficial tuvo lugar en 1999. Cuando llegó a los mercados, lo hizo a un cambio de 1,166 dólares contra la moneda estadounidense. Dieciséis años después, camina de vuelta hacia la casilla de salida. 

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Esta semana ha reculado hasta los 1,18 dólares, aunque ha llegado a depreciarse hasta los 1,175. No se le veía tan bajo desde 2005. Pero no solo eso, sino que en lo que va de año ya se ha depreciado un 2,5% contra el dólar, descenso que le ha puesto en el camino de regreso hacia el cambio con el que todo empezó en 1999. "Este debería ser solo el punto de inicio de una depreciación más profunda y prolongada en el euro hacia niveles de 1,15 dólares", pronostica Christopher Dembik, economista de Saxo Bank. Si culmina esa vuelta atrás, el euro se situaría en mínimos de 2003, que fue la última vez que estuvo por debajo de esos 1,16 dólares. 

Y más aún. Poco a poco, aunque aún en voz baja, van surgiendo comentarios que hablan de la paridad entre el euro y el dólar. No ocurre desde 2002. 

Euro débil, pero también dólar fuerte

¿A qué responde esta debilidad del euro? A dos causas. La primera, en efecto, la debilidad propia de la divisa europea. Y la segunda, la fortaleza del dólar. 

El euro baja porque el mercado descuenta que el Banco Central Europeo (BCE) va a lanzar este mismo mes, en la reunión del 22 de enero, un programa de expansión cuantitativa (QE). Como esta iniciativa consistiría en poner más euros en circulación, los inversores se adelantan y venden euros ahora porque anticipan que el valor de cada uno de ellos bajará cuando haya más en circulación. La incertidumbre procedente de Grecia añade más combustible a la caída con el que el euro está saludando 2015. 

En cuanto al dólar, sube por lo contrario. La Reserva Federal (Fed) ya está de vuelta de los estímulos y en 2015 tiene la intención de subir los tipos de interés, que llevan congelados en el 0-0,25% desde diciembre de 2008. Si además se tiene en cuenta el mayor crecimiento estadounidense con respecto a la Eurozona y que ante la incertidumbre los activos norteamericanos ofrecen refugio, se completa el círculo que fortalece ahora al billete verde. "El dólar debería seguir apreciándose frente a las principales monedas de los países desarrollados gracias a la fuerte expansión económica de los EEUU y a la evolución de sus tipos de interés", prevén los expertos de Mirabaud.

El mercado espera todo… ¿tal vez demasiado?

Las piezas, por tanto, encajan para que el euro baje y el dólar suba. Pero en todo este engranaje hay algo que chirría. ¿Qué es? Que encajan demasiado. 

El mercado lo espera todo. Esto es, que el BCE dispare un QE en toda regla que asegure que su balance va a engordar de los 2,2 billones de euros actuales a los 3 billones a los que tiene la "intención" de llevarlo y que la Fed empiece a elevar los tipos en junio o julio. Pero, a lo largo de la historia, el primero ha sido un experto en amagar pero pensárselo mucho antes de disparar y el segundo ha dejado claro que, entre correr el riesgo de precipitarse o actuar tarde, preferirá la segunda opción. 

Vamos, que el camino del euro no está libre de baches y vaivenes, aunque parece no tenerlos en cuenta, como si no tuviera presente el riesgo de que alguno de los bancos centrales decepcione. De hecho, esa sensación ya se dejó sentir el viernes, 

Como es habitual, las quinielas acerca de lo que hará el BCE ya están en marcha. Bloomberg publicó que el QE podría ascender a 500.000 millones de euros, una cifra que sonó a poco en los mercados, que tienen en mente los más de 3,5 billones de dólares -al cambio actual, cerca de 3 billones de euros, que la Fed descargó con sus sucesivos QE1, QE2 y QE3 entre 2008 y 2014. Este fue uno de los motivos por los que el euro rebotó de los 1,179 a los 1,184 dólares durante la jornada. 

Dembik confirma esta impresión, sobre todo en lo que concierne al BCE. "La pregunta ahora no es saber cuándo se producirá el QE, sino cuál será el tamaño o magnitud del programa y cuáles serán los activos que se comprarán. ¿Serán los bonos de Grecia y Chipre parte del programa? ¿Cuánto durará la operación? ¡Aún hay demasiadas preguntas en el aire!", asegura.

Es decir, sin saber aún nada y con todo en el aire, el mercado, casi de forma unánime, se ha posicionado en la misma dirección y prácticamente ha devuelto al euro a su casilla de salida. Y en un tiempo récord, porque hace solo siete meses rozaba los 1,40 dólares. Desde entonces, ya se ha depreciado un 18%. Una caída rápida. Muy rápida. El BCE determinará el 22 de enero si el mercado ha corrido demasiado. 

– La progresiva irrelevancia de Europa (El Confidencial – 12/1/15)

(Por Nacho Cardero)

Los recientes acontecimientos han puesto negro sobre blanco la progresiva decadencia política, económica y cultural de Europa, inmersa en una atávica crisis de identidad. Más que un Viejo Continente, Europa es un continente viejo, demasiado viejo y heterogéneo, donde cada uno vela por sus intereses. Lo indicó jocosamente Hillary Clinton en una votación sobre Palestina en las Naciones Unidas cuando, remedando los chistes de "van un inglés, un alemán y un español", dijo aquello de que "era imposible que Estados Unidos y la UE estuviéramos de acuerdo en todo cuando ni siquiera los europeos se ponen de acuerdo entre ellos".

Es por esto que la influencia de Europa en el tablero internacional tiende a la irrelevancia. Los que toman las decisiones geoestratégicas ponen el foco en América y Asia. Poco más. En los briefings de la gran banca mundial, la UE no pasa de apunte a pie de página. Por la inestabilidad de sus socios, por una política común que peca de debilidad por ser la suma de muchas políticas individuales, por una crisis de deuda que se prolonga en el tiempo, por la devaluación cualitativa de la divisa, por la falta de una red empresarial competitiva que pueda rivalizar con los gigantes que vienen de Estados Unidos y China… Por estos y por otros motivos, Europa se encamina sin freno hacia un trasunto de suicidio colectivo.

El valor de "pertenencia" que insuflaron Adenauer y los demás padres de Europa, y por el que países como el nuestro se partían el espinazo, va poco a poco difuminándose. Según el sondeo anual de fin de año de WIN/Gallup International"s, asociación líder mundial en estudios de mercado de la que DYM es su miembro en España, realizado sobre 12.752 encuestas entre octubre y noviembre de 2014, se ha producido un descenso en el sentimiento europeísta en la mayoría de naciones, teniendo su máxima expresión en Grecia, donde el 52% de la población se declara más alejado (o menos europeo) que hace doce meses.

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En el informe de DYM se aprecia cómo, aunque la mayoría de europeos (57%) sigue manteniendo su sentimiento de pertenencia a la Unión, se está produciendo un distanciamiento perceptible, en tanto en cuanto los que declaran encontrarse más alejados (26%) han aumentado y son más que los que se sienten más cercanos (14%). Merece la pena hacer hincapié en los porcentajes de Reino Unido, Francia e Italia, donde los más escépticos alcanzan peligrosamente un 43, 35 y 31%, respectivamente. En España, en cambio, no se percibe un distanciamiento tan acusado. Sólo uno de cada cinco españoles se siente hoy menos europeo que hace un año.

Europa vive una tragedia griega. No sólo por la desafección anteriormente mencionada o por Syriza y sus amenazas de dinamitar la Unión renegociando el rescate y reestructurando su deuda. No. Hay muchos más motivos y uno que destaca por encima del resto tiene que ver con las vergüenzas que han quedado al descubierto tras los atentados de París, que parecen confirmar que los férreos valores en los que se sustenta la Unión Europea, basados en el respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad y derechos humanos, no son tan consistentes como se creía, sino que más bien parecen regatearse en un mercado de Marrakech.

¿Por qué una parte cada vez más numerosa de la población inmigrante no ha asumido los valores europeos a pesar de residir en la Unión? ¿Por qué la mayoría de los Gobiernos comunitarios sigue dependiendo de los petrodólares cuando en otros países de mundo proliferan fuentes de energía alternativas más baratas y competitivas? ¿Por qué Europa está empezando a ser denostada incluso por los propios europeos?

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El Viejo Continente siempre ha exudado un perfume un tanto decadente y esnob que, en cierto modo, da respuesta a estas cuestiones y ha provocado, a su vez, que Europa se haya trivializado, se haya vuelto cómoda, complaciente, anodina. Eso es lo que perciben quienes viven al margen del Estado de Derecho. Huelen la debilidad, la incapacidad de reacción ante un futuro para el que no están preparados. "Si algún día hay que empuñar un arma, quién lo va a hacer: ¿Yo? ¿Mi hijo?", se pregunta un empresario español. La respuesta es simple: "Nadie. Aquí los únicos que van al ejército son los ecuatorianos para conseguir la nacionalidad".

Igual que desde hace tiempo los judíos se tienen que quitar la kipá al salir de la sinagoga por miedo a las represalias, aquí llegará un día en el que, para no ofender a quien emplea el lenguaje del miedo, tendremos que ocultar nuestra identidad, esto es, que somos europeos, cristianos y que defendemos unos valores concretos, esos valores que igual nos permiten disfrutar de la prosa de Houellebecq que de la poesía de Rumi.

Europa sufre su mayor crisis de identidad desde que se inició la construcción comunitaria. Aun así, ante la posibilidad de un referéndum para mantenerse o abandonar la Unión Europea, en todos los países ganaría la permanencia con holgura, salvo en Gran Bretaña, donde se produciría un empate técnico. Hay esperanza. La imagen de unidad ayer en las calles de París es prueba de ello. Como reconoce en petit comité Martin Wolf, columnista del Financial Times crítico con la UE: "Todavía hay partido. Los Estados viejos nunca mueren".

– La deuda pública nunca se paga (El Confidencial – 15/1/15)

(Por Kike Vázquez)

Imaginemos que mañana pudiésemos ir a un banco, pedir un préstamo y no devolver el dinero. Que cuando llegase el vencimiento o la próxima cuota, simplemente, nos prorrogasen el plazo una y otra vez… como si fuésemos un promotor patrio. ¿Se imaginan que el ciudadano común pudiese tener tal privilegio? Lo siento, eso no va a pasar, al menos no a las personas de a pie. Sin embargo, las próximas elecciones en Grecia y el auge de Syriza han puesto sobre la mesa un debate muy similar para la deuda soberana.

¿Se imaginan que los Estados no hiciesen frente a sus compromisos? Bueno, en realidad está ocurriendo algo parecido, puesto que en la actualidad la deuda pública no se paga. ¿Cómo que no se paga? Antes de juzgar, déjenme que me explique, veamos los datos y luego dictemos sentencia porque creo que el debate al respecto es muy interesante.

Pongámonos en contexto. El próximo día 25 de enero hay elecciones anticipadas en Grecia, en las cuales se espera que Syriza sea la opción vencedora. Este partido suele identificarse principalmente con dos propuestas: la renegociación de la deuda pública helena y la ruptura con la "oligarquía" y la corrupción creada por los partidos que anteriormente alcanzaron el poder (en un nivel probablemente no comparable a ningún país desarrollado). En el presente artículo me gustaría centrarme en el primer punto, en la sostenibilidad de las finanzas públicas y el repago de la deuda, y en concreto me gustaría traer a colación un artículo de notable éxito escrito por Bini Smaghi, exmiembro del BCE, esta misma semana ("Is Greece"s debt really so unsustainable?" 12-01-2015, Financial Times).

Según el economista italiano, y en contra de lo que piensa Syriza y gran parte de la opinión pública, un nivel de deuda del 175% sobre el PIB no es necesariamente insostenible. ¿Puede hacer frente Grecia a una carga deudora semejante? Bini Smaghi lo tiene claro, ya que la sostenibilidad de la deuda no se mide por su volumen total, sino analizando si el país puede hacer frente a los pagos acordados o no. 

Grecia paga unos intereses por su deuda pública del 4% del PIB, menos que países como Italia, Portugal o Irlanda y en línea con sus comparables a nivel internacional; su volumen total en relación al PIB se ha estabilizado ya que su economía actualmente crece; han alcanzado superávit primario (ingresos menos gastos exceptuando gastos financieros), algo de lo que muy pocos países del mundo pueden presumir y que acelerará su reducción de deuda; y por último porque la deuda soberana nunca se paga. ¡Eh, un momento! Que la deuda griega, gracias a la reestructuración sufrida y a las medidas llevadas a cabo, es más sostenible que la de otros países vale, ¿pero que la deuda pública nunca se paga? ¿Se ha vuelto loco Bini Smaghi?

Pues no, en absoluto. Los números de la economía helena ya los vimos en su momento ("All in: el dinero vuelve a mirar a Grecia" 14-10-2013, "Las perlas de Kike"), llegando exactamente a la misma conclusión que Bini Smaghi: la deuda pública griega no es insostenible, o al menos no más que la de cualquier otro país comparable a nivel internacional. Vamos, que si hay otro rescate será un rescate político y no financiero, esto es, si se dan más facilidades para cumplir los compromisos será para facilitar el crecimiento, para dar más autonomía fiscal o por motivos similares, pero no porque los números, a día de hoy, no cuadren.

Más polémico aún es el argumento de que la deuda pública no se paga, y que para más inri lo diga un antiguo miembro del BCE, pero lo cierto es que es así. No se trata de que los Estados a lo largo del mundo no cumplan sus compromisos en tiempo y forma (default, reestructuración…), lo hacen, lo que ocurre es que la deuda pública nunca se paga realmente, nunca se reduce en términos absolutos puesto que siempre es renovada una y otra vez… como si fuese un promotor patrio. En el mundo actual las minoraciones en términos absolutos de los montantes de deuda, algo que podríamos considerar un pago real puesto que de esta manera no se produce una refinanciación con nuevas emisiones que compensen las anteriores, son totalmente marginales. Véase el caso de la deuda pública española en los últimos años.

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En la gráfica de arriba, realizada con datos del Banco de España, podemos observar la deuda pública total y la deuda pública según el Protocolo de Déficit Excesivo. A pesar de que la deuda pública se reduce en términos relativos de forma sustancial en la década pasada, no ocurre lo mismo si miramos los valores absolutos, ya que en dichos términos la reducción del endeudamiento es prácticamente nula. La deuda pública nunca se paga, solo crece año tras año.

Habrá quien se escandalice por la gráfica anterior. Unos porque descubrirán que la deuda pública real total de nuestro país está más próxima al 150% del PIB que al 100% que computa según el Protocolo de Déficit Excesivo. Otros porque descubrirán que la deuda pública española se ha triplicado durante la crisis. Y finalmente habrá quien haya visto que, efectivamente, la deuda pública no se paga, solo se refinancia, y por ese motivo no se produce una reducción en términos absolutos ni aunque vivamos un "burbujón ladrillero" que multiplique los ingresos fiscales.

¿Podemos calificar de irresponsables a nuestros gobernantes por ello? En realidad hay motivos de mucho peso para que esto sea así. Un motivo es que no es rentable, ni política ni económicamente. Cuando un Gobierno decide a qué destina sus fondos, lo normal es que lo haga al lugar donde obtenga más réditos electorales, sí, pero también a donde obtenga más retorno económico. Invertir en educación o infraestructuras, por poner dos ejemplos típicos, produce un retorno muy superior en la economía que repagar deuda debido a su efecto multiplicador. Además da más votos, ¿quién gana?

Otro motivo es que los Gobiernos, según la doctrina mayoritaria, deben intentar aplicar una política contracíclica. Esto es, en momentos de recesión abrir la mano para reactivar la economía, y en momentos de abundancia, como puede ser una burbuja, ahorrar. Por tanto, los momentos en los que es viable mantener un superávit primario sin mermar la economía productiva son puntuales.

Hay más, y es que los mercados necesitan activos de máxima calidad para su correcto funcionamiento. Imaginemos por un momento que países como Alemania o Estados Unidos decidiesen cancelar sus deudas, ¿a dónde iría el dinero invertido? ¿Qué ocurriría con los mercados que dependen de esa deuda pública? ¿Hasta dónde subiría el precio de los escasos activos de máxima calidad que siguiesen existiendo? Pensemos que ya hoy en día, con abundancia de activos soberanos, se producen rendimientos negativos; ¿qué ocurriría ante una verdadera escasez?

Por otra parte, si juzgamos a los gobiernos, ¿por qué no juzgar también a esas empresas que un día deciden que su nivel óptimo de apalancamiento es un determinado porcentaje? Obviamente no hay nada que juzgar, ya que al igual que una empresa puede contar con cierto nivel de deuda para maximizar el retorno de sus accionistas o participes, o bien para realizar proyectos que de otra forma no podría abarcar, con los Estados ocurre lo mismo. El nivel cero de endeudamiento no es óptimo, incluso los países con deuda pública neta cero no cuentan en realidad con un nivel cero, lo que ocurre es que cuentan con reservas superiores al importe deudor.

Que el Estado esté endeudado no quiere decir que esté hipotecando a nuestros hijos, todo lo contrario. Si esa deuda se usa productivamente se producirá un retorno a la inversión (de forma inmediata o no, como la educación) y por tanto nuestros hijos recibirán un mundo mejor al nuestro. El problema en realidad no es la deuda, el problema es el uso que le damos a la deuda. Bien usada su asunción genera no solo los recursos para su sostenibilidad futura, sino también riqueza; mal usada no genera retorno y por tanto el país se verá incapaz de hacerle frente. Ese es el problema de países como Grecia, que han usado sus fondos para favorecer la corruptela.

No obstante, si las deudas no se pagan, ¿qué más da poder hacerles frente o no? Que no se paguen no quiere decir que no tengamos que tener recursos para hacerles frente, o en otras palabras, para refinanciar constantemente el endeudamiento debemos tener la confianza de los acreedores, y para ello nuestras cuentas tienen que estar en orden. Vamos, que cuando Bini Smaghi dice lo que dice no se refiere a nada parecido a no pagar o renegociar términos, se refiere a hacer bien las cosas, tener la confianza de los inversores y por tanto ser libres para decidir si queremos usar más o menos endeudamiento, en función del retorno que estimemos y de los objetivos que queramos alcanzar, sin verse condicionados por los demás.

Y cierto es que la confianza no deja de ser algo subjetivo. En realidad si mañana se paralizasen los mercados y no pudiese realizarse ningún roll-over más, ningún gobierno del mundo con un endeudamiento positivo podría hacer frente a los compromisos salvo usando a los bancos centrales, pues todos dependen de las refinanciaciones. En ese sentido todos somos igual de insostenibles. Es más, Grecia cuenta con una gran ventaja ya que actualmente su vencimiento medio es mayor que el de cualquier otro país gracias a la reestructuración realizada, por tanto se ve menos expuesta a este riesgo. Pero en cualquier caso lo que está claro es que la confianza no se consigue con impagos o con decisiones unilaterales, sino con consenso y aplicando la lógica. Si un estado voluntariamente quiere dejar de pagar que no pague, pero que lo haga como hacen todos, con decisiones sensatas, renovando vencimientos y contando con la confianza de los acreedores, no mediante el default

En sus horas de definiciones, el plan de estímulo del BCE divide a Europa (The Wall Street Journal – 19/1/15)

(Por Brian Blackstone)

Frankfort.- El Banco Central Europeo se dispone a ingresar a un territorio inexplorado mientras se acerca su decisión de lanzar un polémico programa de estímulo para reanimar la economía de la zona euro. La reunión de la entidad se llevará a cabo el jueves.

Su desafío es orquestar un plan que satisfaga a los inversionistas, cuente con el visto bueno de los miembros más conservadores del banco central y, principalmente, ayude a despertar a la economía europea de su letargo.

La posibilidad de que el BCE se embarque en un programa de estímulo de grandes proporciones ya ha repercutido en otros bancos centrales. El Banco Nacional Suizo, por ejemplo, se vio obligado la semana pasada a dejar de defender el tope que había fijado en el valor del franco frente al euro, lo que sacudió los mercados de divisas. El lunes, el banco central de Dinamarca redujo su tasa de interés de referencia de cara a la posible decisión del BCE.

Las expectativas de que la entidad emprenda un programa de compra de bonos soberanos a gran escala están tan arraigadas que el presidente francés, François Hollande, realizó el lunes un comentario inusualmente directo al indicar que el BCE decidirá el jueves empezar a comprar bonos gubernamentales. El banco central, que resguarda celosamente su independencia de las autoridades políticas, no quiso comentar al respecto.

Unas horas más tarde, la canciller alemana, Angela Merkel, subrayó que las decisiones del BCE son independientes y advirtió que la política monetaria no debería sustituir las reformas fiscales que necesitan los países de la zona euro.

Los inversionistas señalan que la posibilidad de que el BCE ponga en marcha un gigantesco plan de estímulo está incorporada en los precios. En una señal de que el mercado contempla la intervención del banco central, cerca de un cuarto de los bonos soberanos de la zona euro, cuyo total ronda los 5 billones de euros (US$ 5,8 billones), ofrece un rendimiento negativo, comparado con una décima parte en octubre, según Bank of America Merrill Lynch.

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El propio BCE ha alentado tales esperanzas al insinuar en las últimas semanas su intención de añadir hasta un billón de euros a su balance de activos. El mercado de renta fija soberana es el único suficientemente grande en Europa para proveer esa escala.

El desafío es enorme. El BCE tiene que reactivar economías crónicamente débiles, como las de Francia, Italia y Grecia. También afronta interrogantes acerca de su papel e identidad, es decir si una entidad modelada principalmente en el banco central alemán, el Bundesbank, y que heredó su celo antiinflacionario, puede adaptarse al siglo XXI y utilizar herramientas innovadoras para combatir crisis financieras recurrentes y amenazas deflacionarias.

"El BCE debería pasar a ser un banco central moderno que emplea este instrumento", sostiene Paul De Grauwe, profesor de la London School of Economics. "La única forma de llegar a esa meta es hacerlo. Demuestra que no tiene que ser un desastre".

Las compras de bonos a gran escala, una política conocida como relajamiento cuantitativo, se han vuelto parte del arsenal de herramientas a las que recurren los bancos centrales de Estados Unidos, el Reino Unido y Japón para reducir las tasas de interés a largo plazo.

De todos modos, el BCE encara numerosos imponderables, pese a la experiencia de otros bancos centrales. No hay un activo federal que el organismo pueda comprar puesto que la zona euro carece de un valor de deuda común. En lugar de ello, existen 19 mercados de bonos, que van desde Alemania, cuya deuda tiene una calificación de AAA, a Grecia y su estatus de deuda chatarra. Los rendimientos de la renta fija se ubican en mínimos históricos en buena parte de la región, lo que sugiere que no es mucho lo que el BCE los puede reducir.

Además, en un momento en que la inflación de la zona euro en 12 meses fue negativa por primera vez en cinco años y la economía del bloque, que ronda los US$ 13,2 billones, se expande a duras penas, la reputación del banco central como la institución que inspira mayor confianza en Europa podría verse mermada si el relajamiento cuantitativo no obtiene rápidamente los resultados previstos.

"El mayor riesgo, ciertamente, es que el BCE decepcione. Las expectativas son muy altas", señala Iain Lindsay, gestor de portafolio de renta fija de Goldman Sachs Asset Management, que administra US$ 1 billón en activos.

En el caso de los alemanes, la compra de deuda pública despierta las fobias de la inflación y de los bancos centrales que siguen las instrucciones de los políticos.

"Es una operación muy arriesgada tomando en cuenta la falta de incentivos para que los gobiernos pongan su casa en orden", advierte Jürgen Stark, economista alemán y ex integrante del comité ejecutivo del BCE.

– Las diez vergüenzas de Grecia que nunca le contarán Syriza ni Podemos (Libertad Digital – 20/1/15)

La ruina de Grecia es una historia plagada de engaños, despilfarros, irresponsabilidad política y una gran hipocresía social.

(Por Manuel Llamas)

Grecia no sólo es un país quebrado, sino una de las economías más pobres y menos desarrolladas de Europa desde hace décadas. Y ello, pese a seguir, curiosamente, los dictados de la izquierda radical, puesto que el Estado heleno se ha caracterizado por ser uno de los más intervencionistas de Europa (ocupaba el puesto 100 del ranking mundial sobre facilidad para hacer negocios cuando estalló la crisis del euro) y con uno de los mayores niveles de gasto público.

Y es que, el origen de la tragedia griega, muy al contrario de lo que defienden Syriza o Podemos, no radica en la pretendida austeridad, sino en su desbocado e insostenible sector público. Grecia fue el país de la UE que más aumentó su gasto público real (un 80% entre 1996 y 2008) y su deuda pública (un 400% superior a sus ingresos públicos en 2011) durante los felices años de la burbuja crediticia. Pero estas grandes cifras, siendo relevantes, se tradujeron en hechos muy concretos, cuya realidad ocultan hábilmente partidos como Syriza en Grecia o Podemos en España.

A continuación, se resumen las diez grandes vergüenzas de Grecia que la izquierda europea se niega a reconocer. La ruina helena es una historia llena de mentiras, despilfarros y una enorme hipocresía.

1. Mintieron sobre el déficit público

Lo primero que cabe señalar es que los políticos griegos ocultaron su déficit público real durante años. Cuando el nuevo gobierno de Atenas llegó al poder en 2009, se encontró un agujero fiscal equivalente al 14% del PIB, frente al dato oficial del 3,7% comunicado a Bruselas.

De un día para otro, el déficit pasó de 7.000 a cerca de 30.000 millones de euros, casi cuatro veces más. Este manifiesto engaño evidencia la enorme irresponsabilidad política de los distintos gobiernos griegos.

2. Atenas recurrió a la banca de inversión

La izquierda carga constantemente contra los mercados, en general, y la malvada banca de inversión, en particular, pero olvidan que su admirada Grecia recurrió a los financieros de Wall Street para ocultar sus desastrosas cuentas públicas.

El anterior Gobierno presidido por Yorgos Papandreu reconoció que Grecia mintió en las cifras de déficit y deuda para entrar en el euro y, por tanto, ofreció datos falsos hasta 2009, valiéndose, entre otros, de los servicios de Goldman Sachs. A este respecto, cabe señalar que el hoy presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dirigía las operaciones de Goldman en Europa en 2002, cuando Grecia inició sus fraudulentas operaciones de ingeniería financiera.

3. El Estado causó la quiebra de la banca

Otra verdad incómoda es que, en el caso de Grecia, la quiebra de la banca fue responsabilidad directa del Estado heleno, no al revés. Las entidades financieras se cargaron de deuda pública helena durante los años de la burbuja para financiar el enorme y suntuoso gasto de los distintos gobiernos. Por ello, la banca griega entró en quiebra cuando se aplicó una quita del 50% sobre los bonos helenos en manos de los acreedores privados en 2011, tras acordar el segundo plan de rescate con la troika.

Posteriormente, Europa tuvo que inyectar dinero extra para salvar los depósitos de Grecia. Es decir, los depositantes griegos fueron rescatados con el dinero de los contribuyentes europeos a través de la troika, después de que la insolvencia de Atenas arrastrara a la banca nacional a la quiebra.

4. Vida a todo tren, pero con el dinero de otros

Durante la burbuja, Grecia vivió muy por encima de sus posibilidades reales, recurriendo a una ingente deuda pública para poder financiar ese insostenible nivel de gasto. Más de la mitad de la economía griega dependía, de una u otra forma, del maná estatal, creando así una gran estructura clientelar a base de enchufes, corrupción y subvenciones. Algunos ejemplos:

•Durante años, y pese a tener un PIB per cápita muy inferior al de España, el salario mínimo en Grecia era un 50% superior.

•Durante décadas, cuando un partido llegaba al poder enchufaba a gente en el sector público a cambio de su voto, acrecentando de forma insostenible la plantilla estatal.

•El Hospital Evagelismos, uno de los principales de Atenas, por ejemplo, llegó a tener en nómina a 45 jardineros para cuidar de las cuatro macetas de su entrada; algunos organismos públicos contaban con 50 conductores por cada coche; un antiguo ministro de Agricultura creó una unidad no contabilizada que daba empleo a 270 personas para digitalizar las fotografías de las tierras públicas griegas, sin que ninguno de los contratados tuviera experiencia en fotografía digital, ya que eran carteros, peluqueros, agricultores y, en general, afiliados del partido…

•El gasto en educación, sanidad y política social fue, de lejos, el que más aumentó hasta el estallido de la crisis de deuda, superando el 31% del PIB en 2012.

•Además, Grecia, el gran referente de la izquierda radical, era el país de la UE que más dinero destinaba a gasto militar antes de la crisis, con una media superior al 4% del PIB.

5. Exceso de funcionarios e ineficiencia

El empleo público es, sin duda, uno de los grandes paradigmas del despilfarro griego.

– Durante la burbuja, Atenas ni siquiera sabía cuántos empleados tenía en nómina: los sindicatos estimaban unos 700.000, mientras el Gobierno hablaba de 800.000; pero, sumando los contratos temporales, la cifra superó el millón de personas en 2007, equivalente al 10% de la población y a casi el 20% de la fuerza laboral del país.

– Ganaban una media de 1.350 euros mensuales, superando el sueldo medio existente en el sector privado. Pero lo relevante es que la ganancia real de los empleados púbicos era muy superior: además de cobrar dos pagas extra, recibían pluses y remuneraciones adicionales aduciendo todo tipo de excusas, como llegar al trabajo en el horario previsto, presentarse correctamente vestido, usar ordenador o hablar idiomas. Los guardas forestales, por ejemplo, recibían un plus por trabajar al aire libre.

– Sumando todas las extras, los funcionarios de Grecia llegaron a ganar de media, más de 70.000 euros al año frente a los 55.000 euros de Alemania.

– Asimismo, los funcionarios también disfrutaban de una pensión vitalicia de 1.000 euros mensuales para las hijas solteras de empleados fallecidos, entre otros muchos privilegios y prebendas.

– Grecia tenía cuatro veces más profesores que Finlandia, el país que mejor nota saca en el Informe PISA de calidad educativa, pero esa superpoblación de docentes sólo le ha servido para estar entre los países europeos con peor nivel en casi todas las pruebas de Enseñanza. Muchos griegos que envían a sus hijos a las escuelas públicas tienen que contratar luego profesores particulares de refuerzo.

– Otro dato curioso es que su Sanidad pública era de las que más invertía en suministros, superando la media de la UE, sin que los griegos sufrieran más enfermedades que el resto de europeos. ¿Razón? Uno de los muchos escándalos destapados durante estos años es que era tradición entre médicos y enfermeras salir de los hospitales cargados con todo tipo de material higiénico y sanitario…

6. Empresas públicas, el culmen del despilfarro

Sin embargo, más allá del desproporcionado número de funcionarios, sus suculentos sueldos o la grave ineficiencia de los servicios públicos, el culmen del despilfarro era su sobredimensionada estructural estatal a base de cientos de empresas, organismos y entidades inútiles. Basta señalar algunos ejemplos para percatarse de dicho despropósito:

•El sueldo medio en la Renfe griega llegó a superar los 70.000 euros al año, incluyendo las profesiones de baja cualificación. Sus ingresos operativos apenas rondaban los 100 millones al año, mientras que sus gastos alcanzaban los 700 millones.

•"Hace veinte años, un próspero empresario llamado Stefanos Manos, nombrado después ministro de Finanzas, señaló que sería más barato meter a todos los pasajeros de los ferrocarriles griegos en taxis: sigue siendo verdad", tal y como detalla Michael Lewis en su libro Boomerang: Viajes al nuevo tercer mundo europeo, publicado por Deusto, en donde explica buena parte de los desmanes helenos cometidos durante la burbuja.

•El presupuesto del metro de Atenas rondaba los 500 millones de euros al año, mientras que los ingresos en taquilla apenas alcanzaban los 90 millones.

•Grecia también creó un comité para gestionar el Lago Kopais, a pesar de que se secó en 1930.

•Tras el rescate de la troika, Atenas anunció la eliminación o fusión de 75 organismos públicos en los que trabajan más de 7.000 personas y que, anualmente, recibían 2.700 millones de euros en subvenciones (unos 386.000 euros por cada empleado).

7. Jubilación de oro

Hasta el estallido de la crisis, los griegos se podían jubilar con poco más de 61 años, cobrando casi el 96% de su sueldo, siendo uno de los sistemas de pensiones públicas más generosos (e insostenibles) de la UE.

Pero es que, además, en Grecia existían cerca de 600 categorías laborales que, alegando motivos de salud, podían optar a la jubilación anticipada, establecida en 50 años para las mujeres y 55 para los hombres. Y entre estos últimos beneficiados había todo tipo de profesiones, desde peluqueros hasta trompetistas, flautistas, cocineros, masajistas e incluso presentadores de televisión, entre otros.

Precisamente por ello, los griegos disfrutaban de la mayor esperanza de vida tras la jubilación, y no porque vivieran más, sino porque se jubilaban mucho antes. En concreto, mientras la media de la OCDE es de 18,5 años tras el retiro (en España es de 17,9), los helenos gozaban de más de 24 años de plácida existencia tras la jubilación, a base, eso sí, de pedir prestado un creciente volumen de dinero a los mercados en forma de deuda pública.

Además, el control sobre la gestión de las pensiones era inexistente. Durante la crisis, se han detectado miles de familias que cobraban jubilación años después de que fallecieran sus titulares o prestaciones de desempleo sin tener derecho a ello.

8. Sobornos y evasión fiscal

Grecia también destaca por liderar todos los indicadores de evasión fiscal a nivel europeo. Antes de la crisis, uno de cada cuatro trabajadores no pagaba nada en impuestos, de modo que las arcas públicas dejaban de ingresar entre 15.000 y 20.000 millones de euros al año.

Prueba de ello es que, antes de la crisis, menos de 5.000 contribuyentes griegos, en una población total de casi 12 millones, reconocían cobrar más de 100.000 euros al año. Lewis, por ejemplo, explica en su obra que dos tercios de los médicos privados no pagaban ni un euro de impuestos, ya que declaraban unos ingresos de menos de 12.000 euros al año, el umbral mínimo para empezar a tributar.

Además, los sobornos estaban a la orden del día. Algunos estudios señalan que los griegos se gastaban unos 800 millones de euros al año en mordidas para evitar el pago de multas o para que los funcionarios hicieran la vista gorda, incluyendo los inspectores fiscales. Por poner tan sólo un ejemplo, el Ministerio de Hacienda despidió hace escasos años a 70 funcionarios con un patrimonio inmobiliario medio de 1,2 millones, cuando su sueldo no superaba los 50.000 euros.

Otro dato llamativo es que la proporción de autónomos en Grecia era también de las más altas de la UE, y no porque fueran especialmente emprendedores, sino por la facilidad de ocultar ingresos al Fisco. Por si fuera poco, en años electorales, como 2009, la recaudación bajaba de forma muy sustancial (hasta el 30%), con independencia de cómo evolucionara el PIB, ya que los políticos, sobre todo a nivel local, solían perdonar el pago de impuestos como forma de comprar votos.

9. Deuda pública desbocada

Como consecuencia, toda esta borrachera de gasto y despilfarro estatal se financió emitiendo deuda. Grecia fue el país que más recurrió a la deuda pública durante la época de burbuja y, por ello, su factura anual en el pago de intereses superó, hasta el segundo rescate a Grecia, el 12% de los ingresos públicos (en 2011, antes del rescate alcanzó, el 17%), mientras que en Alemania dicha factura se ha mantenido estable en el 6% de todos los ingresos públicos.

10. Pueden pagar, pero no quieren

Syriza y Podemos reclaman ahora una nueva quita soberana, pese a que el Estado heleno se endeudó voluntariamente para cometer todos los excesos descritos anteriormente, en lugar de que Grecia asuma su responsabilidad y pague lo que debe.

Aunque muchos dicen que es imposible, lo cierto es que, según el Banco Central Europeo (BCE), Atenas posee una enorme cartera de activos públicos, cuyo valor estimado asciende a 300.000 millones de euros, incluyendo empresas, infraestructuras, acciones, participaciones, suelo y todo tipo de bienes inmuebles. Además, Grecia también podría vender islas, playas, oro y hasta monumentos si es necesario con tal de cumplir sus compromisos y evitar el doloroso estigma de la quiebra y posible salida del euro.

Pero ni siquiera haría falta llegar tan lejos: si Atenas redujera el peso del Estado a la mitad (unos 60.000 millones), con la consiguiente privatización de pensiones, sanidad y educación, y vendiera el 50% de sus activos públicos (otros 100.000 millones por lo bajo) su deuda quedaría reducida al 70% del PIB; ello, unido a un compromiso serio de equilibrio presupuestario (déficit cero) y a un ambicioso plan de reformas para liberalizar la economía y bajar impuestos, permitiría reducir aún más su endeudamiento a medio plazo por la vía del crecimiento económico. Grecia puede pagar, lo que pasa es que no quiere y, por lo tanto, todo apunta a que no lo hará.

– Los tres nuevos escenarios que plantea Grecia si gana Syriza: amago, susto o muerte (Libertad Digital – 21/1/15)

Lo más probable es que Atenas y la troika acuerden un nuevo plan de rescate para suavizar las condiciones y aliviar la carga de la deuda.

(Por M. Llamas)

La probable victoria de Syriza, la coalición de izquierda radical, en las elecciones generales que celebra Grecia el próximo domingo dibujará un nuevo panorama sobre el futuro inmediato del país heleno y la actual configuración de la UE, ya que el incumplimiento de las condiciones que impone el rescate y el impago de la deuda, tal y como defiende el partido de Alexis Tsipras, podría desembocar en su salida del euro.

Pese a ello, la mayoría de analistas no contempla ese escenario. Lo más lógico -aducen- es que Atenas y la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) negocien y acuerden una nueva hoja de ruta, con concesiones por ambas partes, para evitar males mayores.

Según Oxford Economics, la probabilidad de que Grecia abandone el euro en los dos próximos años se sitúa en el 18%, mientras que la renegociación del rescate -con o sin reestructuración de deuda- rondaría el 38%. El think tank Center for European Reform o el banco holandés ABN-AMRO también barajan un nuevo pacto como escenario base.

Pese a ello, existen importantes matices a tener en cuenta. En concreto, la entidad holandesa habla de tres posibles escenarios, con consecuencias muy diferentes para el futuro del euro, en caso de que Syriza se haga, finalmente, con el poder.

1. Amago: Grecia permanece en el euro

Éste es el escenario central. Syriza ha rebajado su discurso en los últimos meses y, "probablemente, será más constructivo de lo que sugiere su retórica si llega al Gobierno", explican los analistas del banco, sobre todo, porque es muy posible que precise algún aliado para formar un gobierno de coalición. Es decir, ABN descarta que Syriza logre la mayoría absoluta en las urnas.

Además, las encuestas reflejan que la mayoría de los griegos quiere permanecer en el euro, y el resto de los países miembro también tienen un gran interés en que el club de la moneda única permanezca unido, ya que la salida helena tendría efectos muy negativos.

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Para ello, Atenas y la troika tendrán que negociar una nueva reestructuración de su deuda pública, cuyo nivel ronda hoy el 175% del PIB. La mayor parte de la deuda helena (casi el 80%) está en manos de la troika y, en concreto, el 60% corresponde a los estados de la zona euro, ya sea a través de préstamos bilaterales o las aportaciones al Fondo de rescate europeo.

Como la aplicación de una quita se traduciría en pérdidas para el resto de contribuyentes europeos, ABN apuesta por un nuevo retraso de los vencimientos y la congelación del pago de intereses para aliviar la pesada carga de la deuda griega. Por otro lado, los avances registrados en materia de reformas han elevado la competitividad de la economía helena y el grueso de la consolidación fiscal ya se habría realizado, puesto que Grecia registra hoy superávit estructural -descontando el pago de intereses-.

Así pues, a pesar de que a Grecia todavía le queda mucho que hacer para superar la crisis y de que Syriza pretende tumbar las medidas de austeridad y las reformas estructurales aprobadas en los últimos años, lo "peor" de su crisis ya "habría quedado atrás", facilitando con ello la posibilidad de acordar un nuevo plan de rescate, en el que la troika aliviaría el peso de la deuda y rebajaría algunas condiciones fiscales y económicas, a cambio de que Syriza mantenga más o menos la senda trazada desde Bruselas y Berlín para ganar competitividad y cerrar el agujero del déficit. Las amenazas y órdagos de unos y otros quedarían, por tanto, en un mero amago, sin graves consecuencias.

2. Susto: Grecia sale, pero su impacto es limitado

El segundo escenario es más pesimista, aunque la probabilidad de que ocurra es baja, según la entidad. Atenas y la troika no alcanzan un acuerdo y Grecia, finalmente, sale del euro, pero sus efectos negativos sobre el resto de estados son limitados gracias a los salvavidas de la UE y el BCE.

Así, en caso de que Syriza se niegue a aceptar cualquier tipo de condicionalidad por parte de la troika y, además, impague su deuda de forma unilateral, el BCE acabará cortando la financiación a la banca griega, desatándose un corralito financiero y una nueva crisis económica y financiera en Grecia, en cuyo caso Atenas optaría por abandonar la Unión y recuperar su autonomía monetaria y fiscal.

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Pero lo relevante aquí, más allá de las nefastas consecuencias que tendría para los griegos, es que su impacto sería más controlable que en 2012, en plena crisis del euro. En primer lugar, porque el BCE activaría las compras masivas de deuda para contener la tensión financiera que, muy probablemente, sufrirían los países de la periferia europea. "Esta red de seguridad soberana haría que el contagio a otros países periféricos fuera menos probable", indican los analistas. Y, en segundo término, porque la exposición de la banca europea a Grecia, tanto al sector público como privado, también es muy inferior.

Las pérdidas del impago griego afectarían, por tanto, a las haciendas del resto de países del euro y al BCE, no así al FMI, cuyo crédito, probablemente, se mantendría, puesto que Atenas no podría financiarse en los mercados.

La salida de la Unión Monetaria, en este caso, siendo grave, se quedaría en un susto para el resto de la zona euro, ya que la situación sería controlable.

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3. Muerte: La salida de Grecia se contagia

El peor escenario de todo, aunque el menos probable, casi marginal, según ABN. Aquí, la salida de Grecia se traduce de inmediato en una subida muy sustancial de las primas de riesgo en Portugal, España e Italia, ya que el mercado empezaría a descontar el mayor riesgo de quiebra y salida de estos países, cuyas economías son las más vulnerables.

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El principal problema en este caso reside en la elevada exposición del sistema financiero europeo a la deuda pública de España e Italia. La incertidumbre y las crecientes tensiones financieras se materializarían en una nueva recesión en Europa, regresando así "a los días más oscuros de 2010-2012".

El desencadenante del pánico serían las dudas acerca de la capacidad y credibilidad de la "red de seguridad soberana del BCE" (el programa de compra de deuda). Es decir, si los inversores empiezan a pensar que "el BCE iba de farol cuando se comprometió a comprar cantidades ilimitadas de deuda soberana de los países vulnerables", advierten los analistas.

En este sentido, añaden que la limitación de los riesgos en las compras, como, por ejemplo, haciendo que el banco central de cada país asuma las posibles pérdidas de la adquisición de su deuda nacional, podría generar "dudas" acerca de la capacidad real del salvavidas del BCE. Esta aseveración es relevante, puesto que todo apunta a que el plan de compras que anunciará el BCE contará con este tipo de limitaciones.

Pese a ello, en un escenario de "contagio grave", ABN descarta que otros países sigan a Grecia en su salida de la Unión y, en todo caso, la entidad está convencida de que el BCE y el resto de estados miembro actuarían "enérgicamente para estabilizar los mercados de bonos soberanos".

Sin embargo, Center for European Reform matiza que el riesgo en este ámbito no sería tanto económico con político. La salida de Grecia abriría la puerta a que otros partidos populistas, en caso de llegar al poder en países como España (Podemos) o Italia (Movimiento 5 Estrellas), imiten a Syriza.

– ¿Cuánto beneficiará el estímulo del BCE a los mercados europeos? (The Wall Street Journal – 21/1/15)

(Por Alen Mattich)

¿Qué tanta bonanza representará la relajación cuantitativa del Banco Central Europeo para los inversionistas bursátiles europeos?

El precedente estadounidense y japonés sugiere que será grande, pero hay razones para ser cautos.

Cómo se supo el miércoles, la junta ejecutiva del Banco Central Europeo propuso un programa de 50.000 millones de euros (US$ 58.000 millones) en compras mensuales de bonos por mínimo un año, un total de 600.000 millones de euros, según fuentes al tanto. Las proyecciones entre los analistas se habían centrado en una cifra de cerca de 500.000 millones de euros o más.

¿Qué podemos esperar de los mercados europeos el jueves y a largo plazo? Las políticas de relajación cuantitativa (QE por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal y el Banco de Japón fueron espectacularmente exitosas a la hora de activar sus mercados bursátiles. Los inversionistas esperan lo mismo para la eurozona.

Desde marzo de 2009, cuando las ventas de bonos del tesoro recibieron un impulso por el programa de compra de activos de la Fed, el S&P 500 ha subido una vez y media.

En Japón, las expectativas de medidas fiscales y monetarias masivas, conocidas como Abeconomía, comenzaron a impulsar las acciones en los últimos meses de 2012 y desde entonces se han más que doblado.

¿Entonces, por qué no podría suceder lo mismo en la euro zona?

Quizás porque las acciones europeas ya han avanzado en 50% desde la peor parte de la crisis de la eurozona a mediados de 2012, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi prometió "hacer lo que fuera necesario" para asegurar que la existencia de la divisa común. Es importante tener en cuenta que en Japón los valores "apenas" han subido 40% desde que el Banco de Japón presentó su política de QE como parte de la Abeconomía en abril de 2013.

Por otra parte, ese avance en las acciones europeas ha sido el resultado de una expansión múltiple en vez de ser impulsado por las ganancias. De hecho, las valuaciones han subido a medida que las ganancias han bajado. Las ganancias agregadas y dividendos han caído en 7% y 5% respectivamente desde 2012, indicó el estratega de Société Genérale Andrew Lapthorne.

Como resultado de ello, los precios de las acciones de la euro zona han subido a 18,7 veces sus ganancias, dice Lapthorne. Aunque aún se ven baratas en comparación a Estados Unidos, donde las acciones se cotizan a 26 veces las ganancias ajustadas por ciclo, frente a un promedio histórico de cerca de 16 veces.

Cualquier inversionista en busca de ganancias sustanciales asumiría valuaciones aún más estiradas a partir de ahora o, lo que es más probable, una recuperación en las ganancias. Eso es posible. Las ganancias de varios sectores están muy por debajo de sus promedios de 10 años, especialmente en el financiero, servicios y telecomunicaciones. QE ha sido particularmente bueno para las firmas financieras de EEUU.

Pero hay muchas dudas sobre cuánto podrá hacer QE por la economía subyacente de la euro zona, especialmente a la luz de la desaceleración del crecimiento en todo el mundo. China, por ejemplo está perdiendo impulso rápidamente. Si QE no logra avances en los fundamentos, el estiramiento de las valuaciones implicaría un golpe más fuerte a futuro. Además, hay que considerar una posible filtración de la política, es decir que inversionistas de la euro zona usen lo obtenido con QE para comprar valores en mercados con mejores perspectivas de crecimiento, como EEUU y el reino Unido.

Quizás esa es la razón por la cual los valores de la euro zona subieron con los últimos rumores, sólo para ceder las ganancias con la misma rapidez.

– Llega la hora del esperado programa de estímulos de Draghi (Cinco Días – 22/1/15)

Las siete claves de la trascendente reunión del BCE

(Por Alberto Roa)

El diablo está en los detalles. Este refrán resume el estado de ánimo de los inversores ante la primera reunión del año del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) que se celebra hoy. El mercado da por hecho que la institución monetaria dará un paso adelante y anunciará un programa de compra de deuda para conjurar el riesgo de deflación en la zona euro. Pero, descontada la medida, la clave está en el grado de concreción del anuncio. Existen dudas sobre si Mario Draghi hablará o no de un importe concreto del programa de compras (la cifra que circulaba ayer por el plan era de 1,1 billones hasta 2016), si el BCE asumirá el riesgo de las adquisiciones o lo compartirá con los bancos centrales, si comprará todo tipo de activos…

Favorable o no para las expectativas del mercado, todas las preguntas en el aire obtendrán hoy respuesta. Casi nadie en el mercado contempla la opción de que Draghi no anuncie un programa de compra de deuda, así que el banquero central se enfrenta al reto de no defraudar a un mercado que gira en torno a lo que pueda ocurrir hoy desde hace semanas.

En realidad, ha sido el propio BCE el que ha teledirigido a los mercados hacia el encuentro de hoy, anticipando en cada intervención de su presidente que estaba listo para dar el paso que hoy todos esperan. Faltan por conocerse los detalles. Es decir, prácticamente todo. Estas son las siete claves del programa de compra de deuda que el organismo central lanzará presumiblemente hoy.

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1. Importe. Ayer se filtró que el comité ejecutivo del BCE ha propuesto al consejo de gobierno comprar deuda por 50.000 millones de euros al mes a partir de marzo y hasta 2016, lo que implicaría un importe de 1,1 billones de euros. Esto supera la mayoría de las previsiones de los expertos, que van desde los 500.000 millones hasta los 750.000. De momento, esta es la propuesta sobre la que debatirá hoy el consejo de gobierno de la institución.

2. Calendario. El BCE podría establecer un límite en el calendario a su programa o condicionarlo a la marcha de la inflación y al cumplimiento de su mandato de la estabilidad de precios. La experiencia de los anteriores programas de expansión cuantitativa emprendidos por otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Japón dice que estos planes de estímulo son más efectivos si no se establece una fecha de caducidad. De esta forma, el BCE podría vincular su plan de compra de deuda al cumplimiento de su objetivo de mantener la inflación por debajo pero cerca del 2%.

3. Clase de activos. El organismo presidido por Draghi podría combinar la compra de bonos corporativos con la de bonos soberanos. El mercado de renta fija pública es el más numeroso y por eso es el que le permitiría al BCE ejercer una mayor influencia con su programa de estímulos. El BCE ya interviene con compras en el mercado de deuda corporativa al adquirir titulizaciones y cédulas hipotecarias desde el año pasado en un primer intento por relanzar la recuperación económica en la zona euro.

4. Vencimiento. La mayor parte del mercado espera que el BCE compre deuda con vencimientos superiores a los tres años. La deuda a vencimientos cortos está cerca de cero o incluso en negativo en algunos casos, por lo que la efectividad de comprar estos activos sería nula y, además, el BCE asumiría, de entrada, pérdidas con esa inversión.

5. Rating. Esta es otra de las grandes dudas. La mayoría de los expertos se inclina a pensar que el BCE comprará activos a partir de grado de inversión, lo que dejaría fuera a los bonos griegos y chipriotas que cuentan con la calificación de bono basura. Los expertos de Nomura consideran que el BCE solo adquirirá bonos con rating de grado de inversión (BBB-) para limitar su exposición al riesgo de crédito. Esto dejaría fuera a Grecia y Chipre. La firma japonesa considera que la autoridad monetaria podría incluir los bonos de estos dos países, pero solo "bajo condiciones tan severas que conducirían a una exclusión de facto de estos activos del programa en el corto plazo". Todo ello, además, a tres días de unas decisivas elecciones legislativas en Grecia en las que se prevé un triunfo electoral de Syriza.

6. Reparto por países. Se espera que la compra de deuda se corresponda con el peso de cada país en el capital del BCE. Alemania (25,6%), Francia (20,1%), Italia (17,5%), España (12,6%) y Holanda (5,7%) serían los más beneficiados.

7. Asunción de riesgos. Alemania quiere que cada banco nacional asuma los riesgos de las compras masivas del BCE y no sea el organismo, en base al peso de cada país en su capital, el que se haga cargo de los riesgos derivados de un posible impago o de la salida de algún país de la zona euro. El reparto de riesgos podría decepcionar a los inversores al lanzar el mensaje de que aumenta la fragmentación en el Eurosistema. Es un secreto a voces que Alemania ha presionado al banco central para que sean los bancos nacionales de cada país de la zona euro los que asuman el riesgo de las compras y ayer, el Parlamento holandés aprobó una resolución en esa línea para oponerse a compartir los riesgos de un programa de estímulos.

Diccionario para no perderse en la decisiva reunión del BCE (Cinco Días – 22/1/15)

(Por Alberto Roa)

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo celebra hoy su primera reunión del año, en la que el organismo aprobará, salvo sorpresa, una compra de deuda pública (QE) con la que extendería sus estímulos de la compra de ABS y cédulas hipotecarias a los bonos soberanos. El banco central parece decidido a actuar para combatir el riesgo de deflación, marcado por el inflation swap. El visto bueno al programa OMT por parte de la Corte de Justicia Europea da luz verde a la compra de deuda. ¿Todo claro? He aquí un diccionario para entender al BCE y seguir su decisiva reunión de este jueves.

QE: Siglas en inglés de Quantitative Easing (expansión cuantitativa). Es un programa de compra de deuda, pública y privada, que varios bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense (Fed, por sus siglas en inglés) o el Banco de Japón han puesto en marcha en los últimos años para relanzar sus economías. El mercado espera que el Banco Central Europeo (BCE) anuncie en su reunión del 22 de enero el lanzamiento de un programa de compra de deuda pública que tendría un importe de 500.000 millones. Los expertos de Nomura creen que el BCE comprará deuda pública y privada por valor de 40.000 millones al mes sin un plazo fijo. La medida, que supone añadir liquidez al sistema, beneficiaría a las Bolsas europeas, provocaría una nueva depreciación del euro frente al dólar y ofrecería más recorrido a la deuda soberana europea, cuya rentabilidad ha caído en los últimos meses hasta mínimos históricos en muchos casos, precisamente, por la expectativa de este programa de estímulos.

OMT: Son las siglas en inglés de Outright monetary transactions, operaciones extraordinarias de compra de deuda. El BCE nunca ha llegado a poner en marcha este programa, pero su planteamiento sirvió para apagar el incendio de la crisis de deuda europea en sus peores momentos (verano de 2012). Alemania recurrió ante la Justicia su legalidad y esta semana la Corte de Justicia Europea ha determinado que el OMT entra dentro del mandato del BCE, lo que en teoría da luz verde al QE europeo pese a la oposición alemana.

Estabilidad de precios. El mandato del organismo presidido por Mario Draghi tiene como objetivo que la inflación en la zona euro se mantenga "por debajo pero cerca del 2%". En diciembre del año pasado, por primera vez desde 2009, el IPC en la zona euro entró en negativo (-0,2%). La lucha contra el riesgo de entrar en deflación es una de las razones que empujaría al BCE a adoptar nuevas medidas de estímulo.

Deflación. Es un periodo prolongado de contracción de precios, algo negativo para la economía, como demuestra la reciente historia de Japón, porque en este escenario los consumidores posponen las decisiones de compra ante la expectativa de que los precios sigan cayendo en el futuro. El descenso del precio del petróleo empuja aún más a la baja la inflación. Draghi ha recalcado reiteradamente en sus intervenciones que el BCE puede ampliar la composición o el importe de sus programas de compras si permanece el riesgo de deflación en la zona euro.

Inflation swap. El 5Y5Y inflation swap es un contrato derivado que mide las expectativas de inflación a largo plazo. En concreto, es un contrato que comienza dentro de cinco años y tiene vencimiento otros cinco más adelante y recoge lo que piden los inversores para cubrirse de la inflación. Este contrato ha caído del 1,7% al 1,4% en lo que va de año.

TLTRO: Siglas en inglés de Targeret Longer Term Refinancing Operations. Son las barras de liquidez que el BCE ha puesto desde el año pasado a disposición de los bancos. A través de ellas les ofrece dinero barato (al 0,15%) que no deben devolver hasta 2018 a cambio de que las entidades financieras concedan préstamos a familias y empresas. Fue una de las grandes medidas aprobadas el año pasado por el BCE con la intención de reactivar el mercado de crédito en la zona euro. En las dos primeras subastas, los bancos solicitaron 212.440 millones de euros, frente al máximo de 400.000 millones. Entre marzo de este año y junio de 2016, el BCE realizará otras cuatro subastas trimestrales.

Tipos negativos. Desde junio pasado, el BCE cobra a los bancos por el dinero que guardan en su depósito. El banco central cobra un 0,2% a las entidades financieras por el dinero que está inmovilizado con la intención de que los bancos lo destinen a dar préstamos. Esta tasa negativa afecta a la deuda más segura (los bonos alemanes a dos años, por ejemplo, ofrecen rentabilidad negativa).

Eonia. Siglas en inglés de Euro Over Night Index Average. Es el tipo de interés al que los bancos europeos se prestan dinero entre sí. La decisión del BCE de poner la facilidad de depósito en el -0,2% ha llevado al Eonia también a tasas negativas (-0,06%).

ELA. Siglas en inglés de Emergency Liquidity Assistance. Es un mecanismo de liquidez de emergencia que el BCE pone a disposición de los bancos de países en apuros. En concreto, de los Estados bajo un programa de rescate (actualmente Grecia y Chipre). De hecho, el banco central ha presionado a Grecia con retirarle a sus bancos el acceso al ELA si sale del paraguas de un rescate europeo. El viernes, dos bancos griegos solicitaron liquidez al BCE mediante este mecanismo ante la proximidad de las elecciones.

Consejo de Gobierno. Es el máximo órgano del BCE, donde se toman las decisiones de política monetaria. Está compuesto por los seis miembros del Comité Ejecutivo y por los gobernadores de los bancos centrales de todos los países de la zona euro. Los componentes del Comité Ejecutivo, encargado de preparar las reuniones del Consejo de Gobierno y de llevar la gestión de la institución, son su presidente, Mario Draghi, su vicepresidente, Vítor Constancio, más el francés Benoît Cœuré, la alemana Sabine Lautenschläger, el luxemburgués Yves Mersch y el belga de ascendencia alemana Peter Praet. No todos los miembros del Consejo de Gobierno votan en cada reunión. Desde este año se establece un sistema rotatorio. De los gobernadores de los bancos centrales de los cinco mayores países europeos (Francia, Alemania, Italia, España y Holanda), uno dejará de votar en cada encuentro (en el de enero será el español Luis María Linde). De los otros 14 Estados miembros, solo once votarán en cada reunión. Los miembros del Comité Ejecutivo sí cuentan con derecho de voto permanente.

ABS: siglas en inglés de Asset backed securities, activos respaldados por deuda. Son paquetes de créditos concedidos por los bancos que el BCE empezó a comprar en diciembre. Con esta medida, el organismo central quita riesgo del balance de los bancos, ya que los asume la institución presidida por Mario Draghi. Desde que comenzaron las compras, el BCE ha adquirido titulizaciones por valor de 1.800 millones de euros, según los datos publicados esta semana.

Cédulas hipotecarias: también son paquetes de créditos concedidos por bancos. En este caso se parecen a las RMBS, que son ABS ligados al mercado residencial, aunque cédulas hipotecarias son más seguras que aquellas porque todos los créditos destinados a la compra de vivienda concedidos por una entidad respaldan este activo. El BCE ha comprado cédulas hipotecarias por valor de 31.200 millones de euros.

Colateral: Son los activos depositados como garantía en el BCE por parte de los bancos cuando acuden a las subastas de liquidez del organismo central, tanto las operaciones normales como las extraordinarias TLTRO. El organismo ha relajado sus exigencias de colateral para los bancos griegos, que pueden aportar deuda soberana helena como aval a pesar de que no tiene rating de grado de inversión.

Syriza: Es el partido que lidera las encuestas en Grecia. Aunque sus tesis sobre la deuda del país, que se sitúa en el 170% sobre el PIB, se han moderado desde el impago por razones humanitarias a la apuesta de negociar una reestructuración, los planes del partido preocupan a los inversores. Puesto que la primera reunión del BCE se celebra el 22 de enero y las elecciones helenas, tres días después, algunos expertos creen que el organismo central podría esperar a su reunión de marzo para aprobar un programa de compra de deuda, cuando el panorama político en Grecia esté más despejado. Barclays cree que el BCE no esperará porque acucian las presiones deflacionistas y porque nada garantiza que en marzo el escenario esté más calmado en Grecia, ya que si no se puede formar Gobierno a resultas de un Parlamento muy fragmentado, el país debería convocar nuevas elecciones.

Troika. Formada por el BCE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, la troika tiene en su poder en torno al 80% de la deuda soberana de Grecia. La negociación de una hipotética reestructuración de la deuda helena en caso de que Syriza forme gobierno en aquel país, por tanto, debería hacerse con estas instituciones, puesto que a los acreedores privados de la deuda helena ya se les impuso una quita. El mercado duda que los activos griegos entren en los programas de compra del BCE si el país no está acogido a algún tipo de rescate.

Curva de tipos invertida. La curva de tipos de la deuda pública griega se ha invertido a causa de las tensiones sobre su situación política. ¿Qué significa esto? Que el país heleno paga más por la deuda con un vencimiento menor que por los bonos soberanos a largo plazo. Esta anomalía da una idea de la incertidumbre en torno a Grecia y a sus compromisos de pago. El bono heleno a tres años ofrece un interés en el mercado secundario de deuda del 10,1% y el que vence dentro de tres décadas, del 7,7%.

Par eurodólar. Draghi mostró hace meses su inquietud por el tipo de cambio, ya que un euro fuerte entorpece las exportaciones de las empresas europeas. Sus medidas expansivas y las expectativas de nuevos pasos del BCE, junto al final de los estímulos en EEUU y la previsión de que el país estadounidense subirá los tipos este año, han provocado una caída del euro frente al dólar superior al 14% en los seis últimos meses. La depreciación del euro es uno de los efectos buscados por el BCE. Algunos expertos creen que el euro podría acercarse a la paridad con el dólar a finales de año, mientras otros creen que se mantendrá entre los 1,1 y los 1,2 dólares (ahora cotiza en 1,17 unidades de billete verde).

Drogas, depresiones y prostitución: los efectos de un lustro de crisis en Grecia (El Confidencial – 22/1/15)

(Por Héctor Estepa)

Son la Grecia invisible. La que se ve, pero nadie quiere mirar. La que siempre ha existido, pero en el último lustro se ha multiplicado. Seis años de recesión y cuatro de duros recortes económicos han hecho mella en la salud mental de muchos griegos. Para algunos, la droga ha sido una de las salidas a sus problemas, multiplicados por el paro y la pobreza. La política y las elecciones del próximo domingo, claves para el futuro del país, son temas ajenos para muchos de quienes se han visto atraídos por los narcóticos.

El número de adictos a la heroína en Grecia ha ascendido de 20.000 a 24.000 en los cuatro últimos años. Lo dice OKANA, uno de los mayores organismos públicos que provén programas de tratamiento y reinserción en el país. Su bajo precio es un gran atractivo: "Es una respuesta a la crisis por múltiples razones. Imaginad que antes de la crisis tenías personas que consumían cocaína ocasionalmente, por diversión. De repente se quedan sin dinero, sin hogar, y comienzan a utilizarla asiduamente para escapar de sus realidad", explica Evagelos Kafetzopoulos, psiquiatra y vicedirector de la organización.

"La crisis ha creado desórdenes como la depresión. El aumento en el consumo de drogas es el resultado de un descenso en las condiciones económicas de los ciudadanos", comenta el experto. La economía helena ha llegado a contraerse más de un 25% desde 2008. La depresión se combinó hace cuatro años con las medidas de austeridad recetada por los acreedores del país, elevando el desempleo hasta tasas superiores al 27%. Hoy, después de que el país haya vuelto al crecimiento, sigue sin empleo el 25,8% de la población. El poder adquisitivo de los helenos ha llegado a descender a niveles de los años 80, según el sindicato del sector privado. El 52% de las familias declaran que su principal ingreso son las pensiones.

Adictos sin casa

La situación ha dejado a muchos adictos sin casa: el número de usuarios de drogas duras que duermen en las calles de la capital se ha doblado desde el inicio de las dificultades económicas del país, según un estudio de Kethea, otra organización dedicada al tratamiento de drogadictos. El 44,4% de los entrevistados por esa organización admitieron vivir como "sin techo". En 2010 eran sólo el 24,5%. Y quienes sí disfrutan de un hogar no tienen una situación mucho mejor: cuatro de cada diez declararon que no tenían ni electricidad ni agua corriente en sus casas. El mismo número dijo no tener seguro médico alguno.

El consumo de drogas no sólo es mayor, sino también más precario: "Tenemos una bomba de salud, una epidemia de VIH en el centro de Atenas", alerta Kafetzopoulos. Según los datos de su organización, las infecciones de VIH entre adictos a las drogas intravenosas se han incrementado alarmantemente en los últimos años. De los 607 contagios de VIH que hubo en Grecia en 2009, sólo 14 se produjeron entre adictos a la heroína. En 2012 hubo 1180 contagios, de los cuales 522 se inyectaban esa droga: "La razón es que la heroína administrada por vía intravenosa es más barata. Además, los consumidores se prestan las jeringuillas usadas para gastar menos y por eso hay más infecciones", dice el experto.

Las cifras de 2013 supusieron una mejora: se dieron 920 infecciones de las cuales 262 fueron de consumidores de heroína. "En ese punto pudimos abrir más lugares de tratamiento para adictos, a pesar de que nuestro presupuesto ha sido reducido en un 40% con desde el inicio de la crisis. Hemos doblado nuestras oficinas de tratamiento. En 2010 teníamos 25 y ahora 54. Todo ello lo hemos hecho trabajando duro y con el mismo número de gente", subraya el psiquiatra. Ni siquiera su organización se escapa a la corrupción helena: la ex jefa de OKANA dimitió en 2013 debido a un escándalo económico.

Drogas más baratas

La crisis ha hecho proliferar, además, las drogas más baratas: "Nos hemos encontrado con narcóticos que eran cocinados con pilas y detergente, dentro de un apartamento. Son más baratas y populares", estima Kafetzopoulos.

Recuerda perfectamente 2013, cuando una droga conocida como "sisa" se extendió por las calles del país. Se trata de la "cocaína de los pobres" o la "droga de la austeridad", y puede ser mortal en unos meses. Sale muy barata: la dosis vale sólo dos euros. Se comercializa en forma de polvo y suele consumirse fumándola. Su ingrediente básico es la metanfetamina y sus efectos incluyen insomnio, alucinaciones y agresividad. Creó una alerta sanitaria en el centro de Atenas. "Ahora se ha reducido y ya no es tan popular", explica aliviado el psiquiatra.

No es la única droga que preocupa a las autoridades. Hasta 70 nuevas sustancias sintéticas fueron detectadas por el Centro Europeo de Monitoreo de las Drogas en 2012, cuando usualmente sólo aparecían cinco nuevas cada año.

También se ha producido un descenso en los precios de las drogas más comunes. "La heroína está ahora a mitad de precio", explica. Si eso sucede es, por supuesto, por exceso de oferta. "Ahora hay más tráfico. Históricamente Grecia se ha encontrado en una situación geográfica de paso. La cocaína hacía escala aquí para llegar a Europa. Ahora ya no somos sólo un lugar de paso, sino uno de los objetivos. Ya no vienen sólo de Turquía, sino también de los países balcánicos. Están teniendo muchos beneficios", añade.

Crisis humanitaria

Kafetzopoulos cree que parte del problema recae en los políticos. "Al gobierno no le importa. Si sabes que la solución es ofrecer centros de tratamiento y no haces nada, eso es un problema. Esperamos que una nueva administración tome medidas", exige. "Si seguimos el mismo camino de austeridad, el futuro va a ser malo. Estamos inmersos en una crisis humana, no sólo económica", lamenta el experto.

La respuesta del gobierno de Antonis Samaras al problema de la drogadicción ha sido en ocasiones errática. No es raro ver a drogadictos viviendo en las calles de Atenas, inyectándose heroína en el centro de la ciudad a pleno sol.

En marzo de 2013, hasta 132 de esas personas desaparecieron de un plumazo de las calles. La policía los transportó en un solo día al centro de detención de inmigrantes de Amigdaleza. Dijeron que la operación se había dado en el contexto de tomar medidas contra la proliferación de drogas. Les ofrecieron, según la versión oficial, asistencia médica y comida, antes de volver a dejarles en las calles. Varias ONG calificaron el episodio como un caso de violación de los derechos humanos: "No es la primera vez que lo hacen. Los van moviendo de lugar a lugar. Antes estaban en Omonia, y antes de eso en el barrio de Exarjia. Lo hacen cada dos o tres años, ignoro el motivo", explica Kafetzopoulos.

A pesar de todo, Grecia continúa siendo uno de los estados con menos adictos permanentes: sólo tienen problemas con las drogas durante toda su vida uno de cada diez ciudadanos: "Históricamente Grecia Malta y Chipre hemos tenido el menor número de usuarios de cannabis entre adolescentes, con tasas por debajo del 3%. Ese número parece incrementado al 7% u 8%", alerta el experto.

Prostitución y enfermedades sexuales

No sólo las drogas preocupan a las autoridades. La prostitución se ha incrementado en Grecia un 1.500%, según un estudio del departamento de Criminología de la Universidad Panteion, el Centro de Investigaciones Sociales y el defensor del pueblo heleno. La subida se atribuye directamente a la crisis, ya que mujeres jóvenes y desempleadas son los nuevos objetivos de las mafias. Muchas buscan clientes en las calles del centro de Atenas para poder pagarse los estudios, denuncian los investigadores.

A otras, la crisis les ha dejado sin clientes y han tenido que reducir el precio de los servicios. Muchos de los prostíbulos trabajan además sin licencias y enfermedades de transmisión sexual como la sífilis se está incrementando. Las organizaciones que llevan años denunciando el empobrecimiento de los helenos y el surgimiento de crisis complementarias de salud y derechos humanos volverán a exigir soluciones al próximo gobierno, sea cual sea.

– Tras las elecciones griegas, el futuro del euro queda en manos de Alemania (The Wall Street Journal – 25/1/15)

(Por Simon Nixon)

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