Tendencias generales actuales sobre el proceso de educación en valores (página 2)
Enviado por Lic. Noel Gámez Cardoso
En nuestra sociedad se tienen grandes posibilidades de influir altamente en la formación y educación de gustos estéticos, normas éticas, costumbres y valores culturales de nuestra sociedad: ¿Cómo comportarnos?, ¿Cómo convivir, ¿Cómo recrearnos?, ¿Cómo ser mas revolucionario? ¿Cómo ser más solidarios, responsables y mejores seres humanos?
En el Séptimo Seminario Nacional para educadores se definen un conjunto de valores a los que se le brindará especial atención en la escuela primaria atendiendo a las necesidades que presentan los estudiantes de estas edades.
Entre los valores que se indican se destacan esencialmente: patriotismo, dignidad, honestidad, responsabilidad, laboriosidad entre otros.
Sin embargo cabría preguntarse ¿Acaso no constituye el humanismo el valor básico y esencial pera la formación y desarrollo de los demás valores?
La tendencia medular del humanismo es el logro de la humanización, es decir, la socialización de los hombres. Proceso complejo que ha de abrir paso al desarrollo armónico humano. Para ello no bastan las condiciones objetivas. Estas han de ser cada vez superiores. Pero también son decisivas la posibilidad de enriquecimiento espiritual, con su correspondiente despliegue y la armonía entre el individuo y la sociedad. Este equilibrio ha de erguirse sobre la apertura a la conformación de proyectos.
Los proyectos en el humanismo tienen la especial connotación de ser la perspectiva. Cada individuo, y la sociedad en su conjunto, han de tener la posibilidad de conformarlos. Ellos son la muestra del derecho a ser y la vía al deber ser. La acción de proyectos está en proporción con el reconocimiento de la dignidad del hombre y la humanización. Toda acción humanizadora incluye igualdad y ausencia de discriminación. La alta estima por la vida humana y la tolerancia ante las diferencias que no atenten contra la propia humanidad, son significativas en la humanización.
En los finales del siglo XX y principios del XXI (lo que puede llamarse puente entre ambas centurias) junto con el humanismo, y otros temas, diversos especialistas ponen su empeño y dedicación en reflexionar acerca de los valores. La axiología deviene temática de frecuentes debates.
(…)El humanismo constituye un valor. Su significación social positiva está enlazada al desarrollo de la vida de cada individuo y de toda la sociedad en su conjunto. Afirma la valía y la dignidad del hombre, su derecho al desarrollo libre sin diferencias humillantes y tiene como centro de atención las relaciones humanas[18]Impregna todas las formas históricas de comunicación y tiene un aspecto moral acentuado. El devenir y ascensión de la moralidad dependen en grado sumo de la concienciación del humanismo como regulación de la actividad humana en todas sus manifestaciones.
Para que las relaciones entre los hombres adquieran un carácter humano, en el sentido estricto de la palabra, hace falta una acción mancomunada. Esta acción ha de incluir ante todo cambios radicales en el régimen social. Las transformaciones deben conducir y favorecer el perfeccionamiento moral de cada individuo y de todos en su conjunto, y la comprensión de la irracionalidad del régimen social capitalista con sus desmanes y derroches. Pero lo más significativo es que cada individuo tome conciencia de la impostergable exigencia de tomar al ser humano como valor de valores.
El humanismo está indisolublemente enlazado a otros valores, tanto éticos, como lógicos, estéticos, religiosos, jurídicos etc. De ahí, su condición de valor básico. Es a su vez universal por estar presente en cualquier régimen social, área geográfica e incluso etapa histórica. Sin él los restantes valores aparecen lastrados o limitados. Su condición de esencial está dada precisamente en que es la base para la formación y desarrollo de otros valores. Un análisis retrospectivo a la realidad mundial explicaría lo que sucede con el hombre cuando carece del más preciado tesoro: Ser humano, además patentiza así la continuidad de las revoluciones y el legado de la Patria a las futuras generaciones partiendo de la máxima Martiana: Patria es Humanidad.
En la concepción del humanismo como valor básico y universal, y por ello relacionado con los valores de cualquier índole, la publicidad es importante. (…)En el mundo de inicios del siglo XXI los medios masivos de comunicación influyen de modo increíble sobre la mente de millones de seres humanos. Si todos esos medios en vez de difundir la violencia, el egoísmo, el consumismo y la deshumanización, propagaran todo lo contrario, el humanismo ganaría universalidad y poderío. En ese caso se reduciría la distancia entre la riqueza y la pobreza y el desarrollo y el subdesarrollo que divide a los pasajeros de este barco cada vez más complejo que es la Tierra. Si él naufraga, el naufragio será parejo para poderosos y desposeídos.[19]
El bienestar humano no es sólo material, la justicia social, la paz, la soberanía e independencia y la dignidad son parte inseparable del bienestar de los hombres, quienes no sólo de pan viven. A veces renuncian al pan para vivir con decoro.
(…)El humanismo como valor básico y universal no se limita a la confianza en la perfectibilidad humana y al papel enriquecedor de la moral, como componentes esenciales[20]. El humanismo como valor ha de apoyarse en la fuerza desalienante de todo el quehacer humano: el arte, el trabajo físico, la política, la ciencia, el deporte, las leyes. La desalienación epistemológica es de marcada trascendencia, pero su importancia crece cuando se alía a la política y a la actividad revolucionaria en cualquiera de sus manifestaciones y liquidan tiranías y dictaduras enajenantes.
La aspiración de crear un hombre virtuoso y digno es posible sólo en medio de relaciones sociales capaces de conformar y consolidar tales cualidades. La sociedad capitalista demuestra a cada instante incapacidad. No es que en el capitalismo no existan hombres virtuosos, pero no es la generalidad. Además, la dignidad y la justicia se deterioran y derrumban en medio de la corrupción, de los vicios, la idolatría por lo material y las abismales diferencias entre los poderosos países del Norte y los cada vez más pobres del Sur y entre los sectores sociales dominantes, adinerados, poderosos y las amplias masas hambriadas quienes, como en Argentina a mediados de diciembre del 2001, se han lanzado a los supermercados a tomar por la fuerza lo que les es inalcanzable mediante un trabajo decoroso. El hombre debe realizar todo tipo de esfuerzo para alcanzar niveles superiores factibles a su desarrollo íntegro.
El humanismo como valor básico y universal presupone la creación de una cultura verdaderamente humanista. En este tipo de cultura no puede tener cabida la palabra enajenación. La alineación puede aparecer mediante la explotación del hombre por el hombre, la discriminación de cualquier índole, la limitación o autolimitación, los temores, indecisiones, incapacidad o por cualquier empequeñecimiento del hombre. El humanismo es desalienación, es emancipación perenne y lucha eterna contra todo lo que atente contra el creciente poderío de cada mujer y hombre en beneficio de sí mismo y de todos sus semejantes.
El humanismo es comprendido como respeto y amor a todos los hombres y mujeres y a cada uno de ellos. Es también conciencia de la necesidad de perfeccionar las formas del trato humano en el afán interminable de hacerlo cada vez superior no sólo por ser más social, sino por ser más justo, digno y enaltecedor. Visto de este modo expresa una de las tendencias más profundas del desarrollo humano en todas sus dimensiones, aunque sea en la moral donde se vea con más marcada insistencia. Más a él no puede escapar ningún aspecto racional o emocional.
El humanismo no puede ser sólo una filosofía profesional. Ha de ser un modo de pensar en pos de la felicidad y la utilidad. Esta última no debe reducirse sólo a lo que puede servir al hombre. Debe abarcar lo que haga de éste un ser realizado, pleno, gozoso por saberse necesario a sus congéneres y aceptados por ellos con sus particularidades y diferencias. En esta compleja relación el hombre no puede ser visto aislado, ni inactivo. La actividad y la realidad han de ser tenidas muy en serio. Las circunstancias, las características del momento histórico, los caracteres de los grupos humanos, han de ser tenidos en la más minuciosa atención, sean clases sociales o simplemente grupos determinados por cualquier clasificación.
El hombre, aunque se hable de él en singular, es la síntesis de miles de hombres pasados, presentes y futuros. Es él con toda su producción; con sus cosas, tanto materiales como espirituales. Es él con la sociedad y la naturaleza, su preservación y reproducción.
A la luz del humanismo el hombre ha de ser el centro de reflexiones. Se le debe dar toda la fuerza y capacidad para la transformación progresiva del mundo y de sí mismo. Aunque sea visto como un resultado de la evolución de la naturaleza y su pensamiento como producto de la materia más altamente desarrollada, ninguna concepción humanista respetable puede representar un ataque contra credo religioso alguno. Poseer creencia religiosa o no es un derecho humano.
(…)El humanismo ha de tener dentro de sus reglas de oro que todos los hombres son iguales porque son distintos[21]La diferencia ha de ser respetada. La uniformidad monótona y avasalladora ha de ser expulsada por inconsistente e inhumana. La tolerancia ha de ser enarbolada como pendón de nuevos tiempos, cuando los hombres han aceptado que son los mismos porque son otros, tan iguales como distintos. La aceptación de las diferencias no puede ser interpretada como sinónimo de discriminación.
El humanismo, utópico en tanto sueño por realizarse, es incompatible con cualquier tipo de discriminación. Por eso, más que del hombre ha de hablarse del humano, para no menospreciar al sexo femenino, ni usar frases largas debido a la utilización de sustantivos y adjetivos en masculino y femenino. Esta discriminación y otras, no pueden ser erradicadas con juegos de palabras. El asunto es profundo. Los cambios han de tener su fundamento en las relaciones sociales. El modo de producción tiene que dejar de producir diferencias sociales y discriminaciones. La existencia del rico y el pobre no es compatible con el humanismo. Aceptar ser distintos, no es aceptar la coexistencia de la hambruna y la opulencia. Ante tal diferencia la intolerancia ha de ser rápida y radical.
La liberación del humano en abstracto no puede ser pregón del humanismo. El humano es concreto y ha de ser visto en su marco histórico. Cada etapa de la historia tiene sus características y problemas. Las necesidades e intereses de cada momento conducen a determinadas soluciones. El humanismo ha de traspasar el marco de los anhelos. La realización ha de imponerse.
La meta del humanismo es el bienestar de los humanos. La humanización como socialización y ascensión humana ha de extenderse en todas direcciones. El humanismo abarca las más variadas teorías, aspiraciones y comportamientos relacionados con la superación del género humano como acción de sí mismo. La composición clasista de la sociedad no puede ser menospreciada.
Hoy hacen falta las ideas que preparen a los pueblos para el mundo venidero. La lucha por el futuro ha de librarse hoy. Los hombres y mujeres de estos días tienen conciencia de los problemas actuales, pero una época tan compleja requiere de mucha conciencia y de la observación rigurosa de principios y del humanismo como valor. Este pensamiento tiene que formarse con la suma de las ideas más revolucionarias y humanistas, sean de corte religioso o no. En esta unidad han de estar fundidas las aspiraciones más humanas. Sobre esta base ha de buscarse la comunidad y afinidad. Así han de trabajar cristianos, marxistas y todos aquellos hombres que como Simón Bolívar y José Martí soñaron con un mundo mejor, justo y donde el humano sea el elemento más importante.
. La gran variedad de concepciones que existen acerca del humanismo conduce a una idea: (…) el humanismo debe ser repensado[22]porque el mundo cambia y las tareas y metas también. El mundo actual conduce a pensar en problemas que atentan contra el hombre: la guerra, los desmanes de la ciencia y la tecnología con sus implicaciones ecológicas, entre otros aspectos. En la actualidad ocuparse del humano es preocuparse, además, y sobre todo, por la naturaleza. Sin ella o con ella dañada, las esperanzas, ideales y sueños de los humanos son quimeras que terminarán en plañidos.
Sin que el ayer sea menospreciado, las soluciones de hoy han de partir de los problemas actuales y proyectarse superadoramente. El amor es un buen camino, pero no es la única vía verdaderamente eficiente para alcanzar fines humanistas. La violencia no puede ser desechada críticamente. No toda es injustificable
La búsqueda de soluciones ha de ser de conjunto. La mayoría de la población ha de realizar un control estricto sobre la realización y cumplimiento de medidas y tareas. En esta faena no puede tener cabida el socio centrismo. El individuo ha de tener espacio para su desarrollo. El individualismo tampoco puede ser sobrevalorado, porque reduce al ser humano a un algo solitario que realmente no es. No pocas veces se ha subrayado la naturaleza individualista y no colectivista del humano. La consideración del humano como ser social ha sido motivo de divergencias de varios pensadores con los marxistas El humano en su entorno comunitario es cada vez más atractivo a investigaciones. La comunidad es de vital importancia para todo niño y niña, hombre y mujer.
Los hombres y mujeres han de pretender la conversión de su comunidad en un lugar fraterno. Soñar no es difícil. La realización es la gran obra compleja. Pero sin sueños no hay realización. Pensar en la labor comunitaria humana puede parecerle a algunos un disparate o cuando menos una creencia fantasiosa. La historia está llena en gran medida de antiguas locuras, fantasías y herejías.
En la comunidad, la escuela ha de ser el centro por excelencia de debates, reflexiones y medidas humanistas. Como dice un autor argentino: (…) el ser humano por naturaleza es pobre, débil, limitado físicamente y para rebasar esas limitaciones y crear una vida mejor tiene que trabajar duramente, ahorrar e invertir [23]pero en colectividad.
En la realización del humanismo no basta la labor de las instituciones. El Estado, los partidos políticos, las organizaciones benéficas, las distintas iglesias y ante todo la escuela, podrán hacer un trabajo profundo para desarrollar la conciencia humanista. Pero es cada humano el protagonista y responsable mayor. La voluntad de cada cual, las aspiraciones, la disposición de cada uno y de todos en conjunto son decisivas. (…) No obstante, es esperanzador y necesario un sistema educativo donde el ser humano sea la preocupación central y el valor supremo[24]donde la importancia del alumno y del profesor no se disuelva en la excesiva atención al proceso educativo. Lo importante es la educación del humano, no la educación en sí como algo objetivo.
No importa el nombre de la sociedad donde se logre la cultura humanista. Sólo será significativo esperar el día en que nadie necesite hablar del humanismo. Entonces la axiología de la acción habrá dado su fruto perfecto.
Las mujeres y los hombres se forman esencialmente como sujeto de talla humanística con el desarrollo de su capacidad racional, emocional y creativa en función de los restantes humanos. El deber, el amor, la responsabilidad, la honradez, la belleza y otros valores son tributarios del humanismo. Pero para que ello fructifique es imprescindible una cultura de los valores y del humanismo ante todo. Es discursar y actuar a partir de los seres humanos y de la actividad humana como elemento de la cultura. Así brota lo bello, lo lógico, lo político, lo jurídico, entre otros, como algo natural e integrado en un solo valor.
Con el humanismo, la axiología se inserta en una concepción cultural concreta que fija la obra humana en tiempo y espacio y la entroniza holgadamente en un proyecto emancipador de amplias y legítimas pretensiones.
El humanismo como valor fundamental destaca como componente suyo de alta estima, la lucha contra la violencia devastadora y antihumana. Renglón aparte ocupa la violencia revolucionaria imprescindible para erradicar tiranías, dictaduras sangrientas y estructuras sociales engendradoras de desigualdades sociales abismales y de explotación de otros hombres para apropiarse de ellos como si fueran un objeto más.
La médula espinal del humanismo como valor radica en el reconocimiento del humano como lo más importante dentro de todo lo más significativo, como el valor supremo. Su manifestación está en la progresiva preocupación del individuo por la sociedad y de ésta por el primero. Entre ambos ha de existir una perdurable armonía. El principio supremo del humanismo es, y ha de ser, en todo momento: el beneficio de cada miembro de la sociedad y de toda ella en su conjunto, independientemente del sexo, la edad o cualquier particularidad.
(…)Vivir en un mundo donde se pueden compartir las opiniones, las ideas, los conocimientos, las culturas, los modos de ser, es un modo factible para conocer al ser humano concreto, sus deseos, caprichos, anhelos, ideales [25]El humanismo como valor representa un modo de vida. Sus características medulares son la tolerancia, el reconocimiento al derecho del otro, la solidaridad, la apertura al diálogo. En la comunicación y con el conocimiento de esas particularidades puede realizarse la concreción de cada individuo y de la sociedad en general. La incomunicación perjudica al humanismo.
Desarrollar una teoría acerca del humanismo como valor no es una tarea de extrema complicación. Aunque tal afirmación no significa negación del tiempo y del esfuerzo mental que requiere. El resultado racional enaltecedor es fruto del sacrificio. La pujanza suele venir acompañada del dolor. Mas lo verdaderamente escabroso es lograr la realización de un modo de vida donde el humanismo sea el primer valor en la jerarquía. Si difícil de lograr resulta la convivencia humanista cotidiana entre vecinos y entre compañeros de estudio y trabajo, aún es más compleja su realización en los niveles de la práctica política oficial. No todos los gobiernos toman mediadas a favor de los humanos. Son menos los que las toman en beneficio de la generalidad. Este despliegue exige acción mancomunada, donde prevalezca la conjugación de sentimientos y razón. Los conocimientos han de fundirse en beneficio de los humanos.
El humanismo fundamenta y cala los restantes valores. La ciencia se desarrolla no sólo por encontrar conocimientos nuevos, sino para prolongar la vida humana y hacerla cada vez más confortable. No siempre esa esencia humanista prevalece y el envilecimiento y mercantilización de científicos conducen a efectos inversos al humanismo.
Las propuestas humanistas marxistas pueden armonizar con otras propias de cada país, región o cultura. En América Latina así ha ocurrido, donde existe una marcada tradición humanista. En Cuba durante el siglo XX se articula con el ideario martiano: síntesis de las ideas revolucionarias y humanistas enarboladas por varios próceres y pensadores, como Félix Varela, José de la Luz y Caballero y Enrique José Varona. En esta articulación los humanistas marxistas cubanos tienen el deber de realizar el humanismo, tarea interminable y encaminar la cultura a un nivel superior, donde sea verdaderamente humana. Esta es tarea de los trabajadores guiados por el marxismo.
El Humanismo en el pensamiento marxista cubano. Valor básico en la formación y desarrollo de otros valores
El pensamiento marxista cubano es materialista y esencialmente humanista, no del modo vulgar, ni enemigo de la espiritualidad.
Los valores en el pensamiento marxista cubano muestran una marcada connotación humanista, en tanto se levantan como raseros y paradigmas de la conducta humana. Brotan de la cultura y se integran en ella como sólido haz, donde están conjugados sentimientos, razón, ser y deber ser.
Los valores con marcada carga humanista más significativos en el pensamiento marxista cubano durante la primera mitad del siglo XX son: la justicia social, la dignidad, la responsabilidad, la honradez, el patriotismo, el latinoamericanismo y el antimperialismo. Aparecen también, pero no con tanta reiteración otros valores, como: la abnegación, la bondad, la belleza, la tolerancia, la sencillez, el coraje y el decoro. Con todos ellos la meta es la desalienación y perfeccionamiento humano.
Los marxistas cubanos no sólo tienen los valores éticos como rasero y fuerza propulsora, sino como parte de su conducta diaria. Esta que puede ser resumida con unas palabras de Fidel Castro: "(…) tuvimos nuestros primeros contactos con los comunistas cuando éramos estudiantes universitarios. Y aquella actitud, aquella abnegación, aquel ejemplo que daban en todas partes los comunistas nos impresionaba profundamente y contribuía a crear un clima de prestigio y de influencia para el Partido Comunista"[26].
La justicia social. Este valor concentra en sí la aspiración de igualdad, equidad y cordialidad apoyada en una paz fecunda. Recoge la relación igualitaria entre los humanos en las leyes, la política y todas las manifestaciones de la vida humana a partir de la igualdad con respecto a los medios de producción y de su posesión colectiva.
La justicia social constituye el aspecto fundamental del ideal social marxista cubano. Desde muy temprano queda sentado el mandato de: (…) no olvidarla nunca e inspirar al humano a conquistarla. Se tiene como fundamento de la unidad de una América Latina libre y como medio para eliminar las tristezas, dificultades y pesares humanales.[27]
La dignidad humana, como valor de fuerte carga ética, es comprendida ante todo como el derecho del humano a la conservación de su integridad individual y al respeto que merece por el simple hecho de ser humano. Es incompatible con cualquier acto de degradación o discriminación humanas. Estos hechos inhumanos han de ser repudiados por todo aquel que posea sensibilidad.
El logro de la dignidad humanal es un objetivo de los marxistas cubanos. Ella será realizada en una sociedad "(…) sin explotadores ni explotados, en que no haya un humano que se humille delante de otro"[28]. Los jóvenes son llamados a conquistarla con sus fuerzas mozas puestas de cara al porvenir y se recalca que: "(…) Juventud que permanece insensible ante los que pisotean la dignidad humana, es vejez prematura."[29]
La responsabilidad. Este valor aparece de modo implícito en la mayoría de las obras de los pensadores estudiados en esta ocasión. Es entendida como la capacidad humana de pensar antes de actuar y de responder con el cumplimiento consciente de las tareas, metas y exigencias del momento. Es una obligación moral. Es la suficiencia de cada cual de valorar su conducta desde el punto de vista del beneficio o perjuicio para la sociedad, de la correspondencia o no con las normas sociales, de la toma de conciencia del deber y su realización.
Como aspecto significativo del humanismo en el pensamiento marxista cubano, la responsabilidad se despliega en la actividad humanal y mediante ella. No es concebida solamente como una acción racional. En ella se produce la simbiosis del intelecto y los sentimientos, con los cuales una vez más se unen lo individual y lo social. Aparece relacionada al momento presente, a la necesidad histórica. El humano, si es revolucionario, ha de acatar responsablemente la exigencia del momento; si se amilana es que no ha comprendido su responsabilidad. De ésta no basta conocerla, sino comprenderla y actuar en correspondencia con ella.
En cuanto a la solución de la necesidad histórica de transformar la sociedad, la responsabilidad es vista unida al deber. Ambos se aprecian a través del lente clasista, por lo que recaen sobre los humanos obreros junto a todos los de avanzada.
La honradez. Este valor aparece vinculado a la sinceridad y resistencia frente a los vicios, corrupción y sobornos. Está presente en estrecha relación con la lucha revolucionaria y las acciones justas, por cuanto en una sociedad corrupta todo humano honrado deviene revolucionario, tal y como todo revolucionario ha de tener la honradez entre sus valores. La referencia a ella aparece con mayor frecuencia al señalar su presencia en algún humano que es paradigmático por haberse entregado al beneficio y superación de la humanidad. Largo es el listado que conforman los pensadores marxistas cubanos. En él están Rafael Trejo, José Giral, Lázaro Peña, y no se puede dejar de mencionar a Fidel Castro.
El hecho de enarbolar la honradez como un valor-meta posee una extraordinaria significación superadora. La importancia crece en la sociedad cubana de entonces donde pululaban la corrupción y la inmoralidad en la mayoría de las dependencias oficiales, donde el robo y el contrabando estaban organizados y era algo común el despilfarro del dinero del pueblo.
El patriotismo. Este valor es entendido como la disposición del humano para contribuir con el bienestar y defensa de la patria y de cada uno de sus elementos por separado, es decir, sus habitantes, cultura, naturaleza. Su solidez está en la "(…) firme e inquebrantable decisión de sacar a Cuba de la opresión económica y política en que vive, para que sea libre y soberana, gobernada por los cubanos, reparando hasta la última injusticia (…)"[30]
Los conocimientos de la historia y la cultura patria son entendidos como un medio eficaz para transformar el patriotismo de un amor instintivo en uno plenamente consciente. Esa simbiosis de sentimiento y razón es revertida en orgullo por la patria con sus símbolos, héroes, costumbres. Simultáneamente el patriotismo se concibe como la compatibilidad entre el querer a lo propio y la fraternidad con los pueblos del mundo. De tal modo, el patriotismo y el internacionalismo se complementan.
El antimperialismo. Este valor es entendido como la repulsión a la injerencia y hegemonía imperialistas, sobre todo norteamericanas, las cuales son causa de muchos de los graves problemas del ser humano, no sólo cubano. Quien se caracteriza por ser antiimperialista, es altamente admirado. Los marxistas cubanos mencionan a una gran cantidad de hombres poseedores de este valor. Una muestra son Enrique José Varona, de quien se subraya su opinión contraria a lo que afectara a Cuba y su oposición al entreguismo de los gobernantes, y Pablo de la Torriente-Brau, quien, como muchos estudiantes de la universidad de La Habana a inicios de los años 30, se enfrentó frontalmente a la tiranía machadista y al imperialismo norteamericano. En esa lista están asimismo humanos de otras latitudes, como Mohandas K. Gandhi y su lucha contra la opresión imperialista británica a su país.
El antimperialismo aparece vinculado al patriotismo. El vínculo está sobre la base de la preocupación ante la tendencia llevada por las fuerzas entreguistas de convertir a Cuba en colonia de los Estados Unidos. Se comprende que un nuevo coloniaje significaría la destrucción total de todos los rasgos de su cultura.
El latinoamericanismo. Es amor, respeto y dedicación por América Latina. Todo ello en su conjunto constituye un valor cualificador de los humanos mediante sus aspiraciones con respecto a los pueblos hermanados por la historia y la cultura. Aparece diseminado en todo el pensamiento objeto de estudio. Constituye la complementación del antimperialismo y una conjugación creadora de patriotismo e internacionalismo. Ser catalogado de latinoamericanista significa ser poseedor de un espíritu defensor de América Latina, de su historia, cultura, independencia, progreso. Es destacado que sólo de la victoria frente al imperialismo pueden salir gobiernos legítimos y populares, que han de eliminar los vestigios feudales, lograr una verdadera democracia popular y consolidar la solidaridad latinoamericana.
El latinoamericanismo es un llamado constante a la unidad latinoamericana para defender su integridad y para lograr, consolidar y conservar una nueva sociedad verdaderamente humana. Los humanos, cuyo ideal es alcanzar esta unidad, son ubicados en un alto sitial, como ocurre con José Martí y Fidel Castro.
La belleza. Como valor de connotación estética es fuente de alegría y placer espiritual. Ella es reconocida en la naturaleza y en la cultura. Los pensadores marxistas objetos de estudio la destacan como producto de la actividad humana y la observan en las obras nobles y ennoblecedoras. Entre esos tipos de obras ubican la lucha revolucionaria y la búsqueda constante de la superación del humano. Encuentran la belleza asimismo en la conducta de quien entrega todo de sí en aras del beneficio y mejoramiento humanos. Como ejemplo de ese tipo de hombres aparece Pablo de la Torriente-Brau, cuya actitud y obra en la defensa contra el fascismo en España es calificada como que "(…) jamás de modo tan bello y tan perfecto fue servida una fe"[31].
El ideal humanista que recorre el pensamiento objeto de estudio es el logro de un mundo de justicia y belleza, donde el humano pueda dedicarse a lo bello, lo bueno y lo verdadero, porque tendrá libertad y posibilidad para desarrollar su individualidad. Basadas ambas en el conocimiento y en la oportunidad de cumplir ideas e ideales. Se recomienda que la obra encaminada a superar al humano ha de ser justa y de ennoblecedora belleza, así debe ser la función de la universidad y todas las instituciones sociales, incluido el Estado. La estética, la ética y la política se unen.
La patria es el suelo donde se fragua el humanismo. Él, como valor básico y universal representa la unidad ético-estético-política. El coraje, la valentía, la bondad, la abnegación son aprobados como bellos y destacable moralmente si están al servicio de la patria y demuestran su connotación humanista. Todos ellos revelan su esencia con la mediación del amor, así como de los sueños y anhelos que sobre él son tejidos patrióticamente.
A modo de conclusiones: El humanismo como categoría filosófica puede ser tratado desde varios puntos de vista. Uno de ellos es el relacionado con los valores en su acepción más amplia y abarcadora.
Después de analizar la variedad de criterios que acerca del humanismo han emitido diversos autores el autor de esta investigación asumen la definición:
"(…) El humanismo constituye un valor. Su significación social positiva está enlazada al desarrollo de la vida de cada individuo y de toda la sociedad en su conjunto. Afirma la valía y la dignidad del hombre, su derecho al desarrollo libre sin diferencias humillantes y tiene como centro de atención las relaciones humanas. Impregna todas las formas históricas de comunicación y tiene un aspecto moral acentuado. El devenir y ascensión de la moralidad dependen en grado sumo de la concienciación del humanismo como regulación de la actividad humana en todas sus manifestaciones. "[32]
El pensamiento humanista de Fidel Castro. Sus Reflexiones
El triunfo de la Revolución Cubana que permitió la concreción de seculares utopías en lo económico, lo político, lo social y lo ideo-cultural, significó el inicio del fin de un sistema social que mantuvo sumida a la nación en la triste condición de neocolonia, regida por intereses foráneos, aliados a la oligarquía nacional, usurpada por la burguesía industrial, comercial y financiera, terratenientes, intelectuales mediatizados y políticos corruptos, dóciles marionetas a los dictados de Washington. El golpe de estado del 10 de marzo de 1952, agudizó una crisis institucional, de larga data, jalonada por un heroico historial de luchas populares, inspiradas en las mejores tradiciones patrióticas, forjadas en el arduo y singular proceso de formación de la identidad cultural y nacional. El ideario martiano, revivido en la gesta del Moncada por la Generación del Centenario, reclamó con justeza su autoría intelectual. Y con ello, dio inicio a una nueva gesta, que iniciada el 26 de julio de 1953, se continuaría en el Granma y en la Sierra Maestra. Con un acendrado componente ético-político, receptivo a lo mejor del pensamiento universal y erigido sobre un basamento ideológico martiano y marxista, que se sintetiza en la vida, obra y pensamiento de Fidel Castro, su principal creador, promotor y ejecutor.
La conjunción del ideario martiano y marxista como fundamento esencial, sustentador del pensamiento humanista de Fidel Castro, dota a éste de una perspectiva creativa y original, En el pensamiento de Fidel se muestra, con fácil discernimiento, la influencia rediviva del antidogmatismo audaz de Caballero; el premonitorio independentismo de Varela; la eticidad trascendente de Luz; el magisterio político de Martí, inabarcable en su prolijidad y de esencia solidaria, antiimperialista y latinoamericanista; la implícita cubanía marxista de Baliño, Mella y Villena; la praxis de cultura comprometida en Raúl Roa, Juan Marinello, Alejo Carpentier, Carlos Rafael Rodríguez, y tantos otros, por sólo citar algunas de las relevantes personalidades que marcaron hitos epocales y que convierten a Fidel en un gran ser humano.
La indagación en el pensamiento humanista de Fidel Castro revela un gradual y lógico proceso de maduración, a través de su personal actuación, en contextos y momentos diferentes del proceso revolucionario lo que se revela en la búsqueda referencial de los contenidos de sus discursos, entrevistas, escritos y epistolario. Se aprecia la temprana toma de conciencia del valor de ser humanos y manifestó sus instintos filántropos desde las luchas estudiantiles universitarias en contra de aquel gobierno que oprimía a los hombres cubanos, marcada por la prédica carismática de Eduardo Chibás; en la experiencia dolorosamente útil del Moncada; del perenne batallar en el exilio, el Granma y la lucha insurreccional en los picachos orientales, hasta el triunfo revolucionario con su cotidiano bregar, en pos de una sociedad más justa, solidaria y humanista. La situación social que atravesaban los cubanos, puntualizada por la necesidad fatal del imperialismo de absorber sus cuerpos y sus almas le permite reconocer la relevancia vivificadora de la espiritualidad humana, dado que…"…la vida física es efímera, pasa inexorablemente, como han pasado las de tantas y tantas generaciones de hombres, como pasará en breve la de cada uno de nosotros. Esa verdad debiera enseñar a todos los seres humanos que por encima de ella, están los valores inmortales del espíritu"[33]
Una parte significativa, incluido el núcleo, de los elementos medulares de esta concepción aparecen ya plasmados en el histórico alegato La historia me absolverá; pues en el juicio del Moncada realmente se debatió "… algo más que la simple libertad de un individuo; (se discutió)… sobre cuestiones fundamentales de principios, (se juzgó)… sobre el derecho de los hombres a ser libres, (se debatió)… sobre las bases mismas de nuestra existencia como nación civilizada y democrática."
La presencia del componente ideológico en el pensamiento humanista de Fidel Castro expresa la elevada concepción que éste le otorga al papel de la espiritualidad en la actividad humana y con carácter prioritario, en el difícil arte de formar hombres plenos. Su reiterada invocación en intervenciones públicas al papel de las ideas en el proceso formativo de las nuevas generaciones, no es mera casualidad, sino acendrada convicción, que se pone de manifiesto a lo largo de toda su vida. Para Fidel Castro, el maestro debe resumir las virtudes que se aspiran a formar en nuestro pueblo, particularmente en niños y jóvenes: solidaridad, honestidad, patriotismo, amor a su magisterio, sentido de justicia y un profundo humanismo.
La presencia del legado martiano en el pensamiento de Fidel Castro le aporta singular trascendencia axiológica, lo que evidencia en sendos idearios, al margen de disímiles coyunturas históricas y dispares contextos. Si el humanismo martiano se yergue sobre su inconmovible fe en el hombre y en propiciar el cultivo de sus mejores virtudes, dado que…"…a pesar de cuanto digan los pesimistas de los hombres, las apostasías son más raras que las grandes firmezas" [34]o al expresar: … La cobardía y la indiferencia no pueden ser nunca las leyes de la humanidad. Es necesario, para ser servido de todos, servir a todos…[35] tal aserto cobra nueva vigencia en la reflexión de Fidel Castro, de que.."… es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos…"[36]
Para Fidel Castro el único modo posible de formar personalidades integrales es utilizando como instrumento educativo el respeto y exaltación a la creación humana, mediante la práctica cotidiana de la misma, indisolublemente vinculada al proceso instructivo.
El profundo sentimiento solidario, internacionalista y latinoamericanista, presente en el ideario ético-político y humanista del líder de la Revolución Cubana, se nutre creadoramente, en el contexto actual, de la sabia reflexión del Apóstol, de que…"…razas, lenguas, religiones, todo eso son vestiduras de quitaipón, debajo de las cuales surge, envolviéndolas y dominándolas, la esencia humana ".[37] Al respecto Fidel Castro razona como…"…mientras en algunos países la mortandad alcanza sólo veinte por mil, treinta por mil, hay países donde afecta a los niños en proporción de cientos por mil…Es decir, que en infinidad de países, el promedio de vida es de treinta años….La causa está sencillamente en la miseria, en la falta de las más elementales condiciones de vida. Eso significa que una parte de la sociedad humana, una parte de la Humanidad es virtualmente asesinada por el mundo de los explotadores". [38]
En su pensamiento está la permanente aspiración de formar hombres opuestos a todo sentimiento de nacionalismo estrecho, reacios a todo tipo de discriminación, de acendrado amor a la humanidad y a su entorno físico-natural, de respeto a la identidad cultural de todos los pueblos, de capacidad de entrega solidaria a sus semejantes y a otros pueblos, del desarrollo y consolidación de una elevada conciencia ético-política y de su constante oposición a toda manifestación de injusticia.
Evidentemente que uno de los aportadores al humanismo de Fidel Castro lo fue sin duda su pensamiento marxista, creativo y revitalizador en su función de guía para la acción, en perenne renovación y cambio. "¿Quién ha dicho que el marxismo -recalca Fidel en 1962- es la renuncia a los sentimientos, al compañerismo, al amor al prójimo?, ¿ al respeto al compañero, a la consideración al compañero ?, ¿ quién ha dicho que el marxismo es no tener alma, no tener sentimientos ? Si precisamente fue el amor al hombre lo que engendró al marxismo"[39].
Y analizaba un lustro más tarde, simbólicamente en la conmemoración del aniversario del Maestro…"…que el revolucionario cree en el hombre, cree en los seres humanos, Y si no cree en el ser humano no es revolucionario"[40].
El comandante actualmente no ha cejado en su empeño de poner su obra al servicio de la humanidad, lo que se evidencia en las reflexiones que hace sobres temas candentes que han afectado, afectan y afectarán a los seres vivos hasta el preciso instante de su propia extinción.
Desde el año 2007, el 28 de marzo exactamente, Fidel comenzó a escribir artículos donde hace un análisis de diversos temas de interés para los cubanos y para el mundo y que más tarde a partir del artículo con fecha del 18 de febrero de 2008 y publicado por los medios de prensa cubanos al día siguiente bajo el título: Anuncia Fidel que no aceptará ni aspirará al cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe él mismo pidió reconocer estos escritos con el nombre: "Reflexiones del Compañero Fidel".
En esta "primera Reflexión" el comandante hace una explicación de porqué no acepta ni aspira al cargo y expresó: "Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo. Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas, las que compartía con la rehabilitación y los programas pertinentes de recuperación. Un elemental sentido común me indicaba que esa actividad estaba a mi alcance. Por otro lado me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, sicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que se trataba de una recuperación no exenta de riesgos… [41]
Más adelante expresa… "Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que puedo ofrecer".
Finalizando este escrito se compromete con el pueblo: "…No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título Reflexiones del compañero Fidel. Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso"
Y así lo ha hecho, en las mismas el compañero ha expuesto argumentos sólidos sobre asuntos como : las injustas guerras que agobian al hombre, la supremacía de las fuerzas imperialista en el mundo, la unidad y la igualdad de los seres humanos, el resurgir de los pueblos del llamado Tercer Mundo –especialmente los de América-, la salud, la educación y el deporte como necesidades básicas del hombre, temas de la historia de Cuba y de otras tierras del mundo, la vida, obra y pensamiento de personalidades nacionales y mundiales, la economía, las crisis, así como un sinnúmero de reflexiones dedicadas al cambio climático, la agotación de los recursos naturales y la evidente extinción de las especies. Todos estos análisis hechos por Fidel evidencian su estirpe de líder indiscutible, su instinto filantrópico y su profundo humanismo.
El desempeño profesional en la Educación en Valores
Al abordar la problemática de los valores, es necesario partir de la premisa de que éstos constituyen un contenido de la Educación, y a su vez un proceso básico para la elevación de la calidad de la educación que recibe la nueva generación. "El término educación etimológicamente proviene del latín educativo. Acción de desarrollar las facultades físicas, intelectuales y morales". (Citado por E. Baxter, 2002; 3) "Según John Dewey la educación es un proceso de construcción y reconstrucción de la experiencia para ampliar y profundizar la participación social del hombre, es decir, una Capacitación sistemática para resolver los problemas de su vida. "John Stuart Mill, quien señala que todo cuanto contribuya a formar al ser humano, a hacer del individuo lo que es, e impedir que sea lo que no debe ser, es parte integrante de la educación." (Tomado de material mimeografiado.
Actualmente tienden a utilizarse como sinónimos educación y formación; la Dra. E. Baxter, plantea que la formación es el producto o resultado de la educación recibida. En la medida que se educa, se obtiene de forma mediata la formación del sujeto, así se considera que tanto educación como formación marchan de la mano como causa y consecuencia, en consonancia con una de las categorías de la dialéctica.
Ésta es la vía esencial de que dispone la sociedad para la formación de las nuevas generaciones y que necesariamente responde a las exigencias de esa sociedad en cada momento histórico, así los valores constituyen un contenido de la educación y a su vez un proceso básico para elevar la calidad en la labor que se realiza con estas nuevas generaciones, por lo que la educación en valores adquiere una importancia singular.
Resulta interesante reflexionar acerca del criterio de diferentes especialistas sobre la educación en valores. M. Martínez Llantada plantea que "educar en valores es promover condiciones para aprender a construir nuestros singulares sistemas de valores. Estos sistemas o matices de valores los construimos a partir de los valores que nos rodean, de los que podemos percibir a través de los medios de comunicación, de los que están presentes en las situaciones interpersonales en las que participamos y, en definitiva, en los modelos que nos van conformando y que como tales son susceptibles de imitar". (2001; 93).
El Dr. F. Izquierdo la define como: "Componente esencial de la educación integral de los individuos, orientada a la asimilación consciente y voluntaria de un sistema positivo de ideas, sentimientos y convicciones, traducibles en manifestaciones conductuales, actitudinales de formas de comportamiento moral e institucional en la práctica cotidiana; en correspondencia con un alto sentido de identidad hacia una tradición histórica y cultural determinada desde su actividad personal y social en la búsqueda, orientación y consecuencia de un real sentido de la vida". (1998; 40).
Ambos autores coinciden en que el objetivo a lograr es que el individuo conforme su propio sistema de valores para guiar los actos de su vida. En el presente trabajo se comparte el criterio de la Dra. M.T. Martínez Llantada, quien considera "la educación en valores como un proceso mediante el cual el individuo no sólo conoce y reconoce el significado social de los valores, sino que se implica en ellos afectivamente, lo cual le permite realizar valoraciones que orientan sus actitudes y actuaciones, con la interiorización y apropiación del valor para sí, que le da la posibilidad de actuar autónomamente" (2001; 23), por considerar la educación en valores como un proceso que le permite al individuo realizar valoraciones que orientan sus actitudes y actuaciones, con lo que se apropian del valor y lo manifiestan en sus modos de actuación.
Para llevar acabo la educación en valores desde la escuela, es imprescindible asegurar profesionales capacitados portadores de los mejores valores humanos.
El proyecto de profesionalidad nacional surge en 1998 con el inicio del nuevo sistema de la actualidad científica e innovación tecnológica en el MINED siendo uno de los primeros proyectos asociados al Programa Ramal 1 desde entonces, en tres ediciones diferentes y ubicado actualmente en el programa Ramal 3 ha estado aportando resultados anuales con la cual se ha logrado un resultado mayor, la elaboración de una concepción teórica-metodológica práctica, acerca de la profesionalidad pedagógica.
Programa Ramal 3, relacionado con la elaboración de una concepción teórica metodológica y práctica acerca de la profesionalidad pedagógica.
En el boletín de la UNESCO No 31 sobre: Proyecto principal de Educación Latinoamericano y Caribeña, aparece la siguiente concepción.
Profesionalización: Desarrollo sistémico de la educación en la acción y el conocimiento especializado de manera que las decisiones en cuanto a lo que se aprende, a lo que se enseña y a las formas organizativas del proceso, se toman como acuerdos:
Los diversos contextos y características culturales
Los avances de los conocimientos científicos y técnicos.
Los marcos de responsabilidad preestablecidos (función social).
Criterios éticos que rigen la profesión.
El proyecto ha desarrollado el enfoque ético axiológico, sociológico y humanista en la pedagogía para abordar aspectos peculiares de la educación en la formación de los profesionales.
En la base de este procedimiento científico está presente el enfoque pedagógico de la dialéctica materialista del movimiento de la realidad social como esencia de la actividad humana dada en la tríada Ser-Deber-Ser-Ideal como fundamento de la modelación de la profesionalidad pedagógica y de las estrategias y acciones en áreas claves.
Retos de la profesionalidad:
Conciencia de los deberes pedagógicos.
Concepción pedagógica integradora teniendo en cuenta el enfoque axiológico.
Enfoques pedagógicos integradores multidisciplinarios e interdisciplinarios de la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia.
La utilización adecuada de los medios y recursos tecnológicos necesarios que se disponen en el país para la labor educativa.
Desarrollo de una ética de la cooperación profesional que permita la superación de barreras subjetivas.
El sentido de la profesionalidad integra los conocimientos y las habilidades profesionales necesarios para el buen desempeño de la función social con la obtención de resultados prácticos satisfactorios con los valores morales y humanistas que mueven la actitud y conducta que se asume en la labor educativa y ante la sociedad.
La concepción ética de la profesionalidad tiene en cuenta los siguientes componentes:
Dominio del contenido de la enseñanza (conocimiento científico-cultural, habilidades, valores, actitudes) en la integración de la instrucción de la educación.
Dominio de los métodos de la enseñanza –aprendizaje.
Dominio del tratamiento pedagógico de los valores éticos-humanistas de la profesión.
Resultados prácticos acumulados en la labor educativa.
Por esta razón en la formación de maestros en Cuba requiere de una rigurosa atención al tratamiento del componente humanista, como esencia de la profesionalidad pedagógica y de la labor del maestro que es la de educar a los seres humanos.
Consideraciones metodológicas a tener en cuenta para la formación y desarrollo de los valores en la escuela primaria
Procedimientos metodológicos del proceso de formación y desarrollo de los valores.
Dentro de los principales elementos a tener en cuenta para la formación y desarrollo de los valores tenemos:
Determinación y jerarquización del sistema de valores a formar en los educandos, según la finalidad de la educación cubana, en el contexto histórico concreto, la psicología de las edades y la caracterización correspondiente.
Tener en cuenta las etapas de la formación de los valores, según la concepción, la significación social positiva del contenido de los mismos.
Proceso de subjetivización en según las etapas de su formación, el valor se transforma en el contenido de los principios y las normas.
Determinación del componente humanista y axiológico teniendo en cuenta la relación interdisciplinaria para las acciones educativas a desarrollar.
Operacionalización de los valores que son objetos de la labor educativa, para ello debe procederse a la definición breve y clara del significado, sus rasgos y las acciones educativas a desarrollar.
Deben precisarse las acciones en tres esferas relacionadas íntimamente: acciones de las asignaturas, acciones de las relaciones interpersonales maestro-alumno, maestro-maestro, maestro-familia y comunidad.
El contenido de estos procedimientos metodológicos puede utilizarse convenientemente en el diseño y desarrollo de estrategias educativas en los centros educacionales adecuado a sus características, para ello es imprescindible un proceso de preparación y superación del personal docente y sobre todo llevar a cabo un proceso de fortalecimiento de la moral profesional en todos los órdenes como signo de la elevación de la profesionalidad, sobre la base del amor a la profesión, la dignidad y el honor pedagógico que se requiere en estos tiempos.
Autor:
Lic. Noel Gámez Cardoso.
Maestro del Seminternado Eladio Alles Collazo. Los Palacios, Pinar del Río.
[1] V. I. Lenin. Tomado de “Pedagogía “. Pueblo y Educación, La Habana 1984. página 392.
[2] Evangelio según San Mateo 16: 32-34
[3] W. Scholz, Fragmento extraído de: Trabajo de Diploma. Autora: Ismaray Mirabal Cruz, 2007
[4] Enciclopedia Microsoft Encarta, 2009.
[5] Colectivo de Autores, La Formación de Valores en las nuevas generaciones. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1996.
[6] José Ramón Fabelo- Los valores universales en el contexto de los problemas globales de la humanidad.
[7] José Ramón Fabelo. Práctica, conocimiento y valoración, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1989, p. 32, 59.
[8] José R. Fabelo. Formación de valores en las nuevas generaciones en la Cuba actual. – – p. 35-46. – – Revista Bimestre Cubana, La Habana, No. 3, Julio-diciembre, 1995.
[9] Zaira Rodríguez Ugido. Ciencia y valor. – – p. 13-30. – – En Filosofía y Ciencia, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1985, p. 29.
[10] María Isabel Domínguez. La formación de valores en la Cuba de los años 90: un enfoque social. – – p. 28-45. – – En la formación de valores en las nuevas generaciones. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1996, p. 41. Educación y valores éticos para la democracia. – – p. 357-412. – – en Educación, valores y democracia. Madrid, OEI, 1998, 409 p. Zaira Rodríguerz Ugido. Ciencia y valor, en Filosofía y ciencia, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1985, p. 15.
[11] Jaume Trilla Bernet. Educación y valores controvertidos, elementos para un planteamiento normativo sobre la neutralidad en las instituciones educativas. – – p. 203-233. En Educación, valores y democracia, edic. cit., p. 215. Ver Milagros Ortiz Zabela. Relaciones empíricas entre personalidad, autoritarismo y valores, Murcia, Universidad de Murcia, 1985, 116 p., p. 45. Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation.
[12] Fernando González. Un análisis psicológico de los valores: su lugar e importancia en el mundo subjetivo. – – p. 46-57. – – En La formación de valores en las nuevas generaciones, Editorial de Ciencias Sociales, 1996, p. 46.
[13] Historia del Arte Griego y romano, barroco, rococó, renacentista y otros.htm
[14] Íbidem.
[15] Íbidem.
[16] La formación de valores, parte de la continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario 22- Monografias_com.htm
[17] Juan Francisco Gallo. El Hombre, un ser social. Monografias_com.htm
[18] Luís R. López Bombino y otros. Etica Marxista-leninista, La Habana, MES, s..f., 2 t., t.1, 468 p. P. 209.
[19] Fidel Castro. Discurso en la sesión inaugural de la Cumbre Sur. Granma, La Habana, 14 de abril del 2000, p. 4.
[20] Pablo Guadarrama:. Humanismo vs. enajenación, más allá del debate teórico. – – p. 1-13. – – En Humanismo, marxismo y postmodernidad. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1998.
[21] Esta idea es de Leopoldo Zea. Fue citada por Rafael Plá en Virtudes y desaciertos de una fórmula humanística. – – p. 36-45. – – En Revista Cubana de Ciencias Sociales, No. 16. – – La Habana, ene.-abr. 1988.
[22] Edgar Roig Ramírez. Repensando el humanismo. – – p. 21-24. – – En revista de Filosofía de Costa Rica, No. 80, 1995, p. 22.
[23] Alberto Benegas Lynch. La "justicia social" como antíteisis de la justicia. – – p. 27-37. – – En Contribuciones, No. 3. – – Buenos Aires. – – jul.-sep. 2000.
[24] Robaldo C. Daniel, ver de el Modelo pedagógico humanista. http://www.nalejandria.com/akademeia/humanista/#D
[25] Ernesto Domínguez. Ciencia y humanismo. – – p. 19 23. – – En El humanismo como inspiración de valores, México, DF: Universidad Iberoamericana, 1993.
[26] Fidel Castro. Jamás podrá olvidarse el papel de ese Partido Comunista. Discurso por el cincuenta aniversario del primer Partido Marxista-Leninista de Cuba, Granma, La Habana, 25 de agosto de 1975, p. 2
[27] Carlos Baliño. Profecía falsa, en Documentos y artículos, edic. cit., p. 47; Julio A. Mella. Los cazadores de negros resucitan en Santa Clara, en Documentos y artículos, edic. cit., p. 167; de él mismo, Hacia la internacional americana, ibídem, p. 212; Rubén Martínez Villena. Gonfalón, en Poesía y prosa, edic. cit., p. 82, entre otros.
[28] Carlos Baliño.Verdades socialistas, en Documentos y artículos, edic. cit., p. 125.
[29] Raúl Roa. Aún es tiempo, en Retorno a la alborada, edic. cit., p. 298.
[30] Blas Roca. A Carlos Mendieta, 23 de noviembre de 1935, Archivo Nacional, Legajo 5, No. 63. Ver de él mismo: El problema de los colonos, en La Palabra, La Habana, 29 de enero de 1935, p. 3. Ver de R. Martínez Villena. Gonfalón, en Poesía y prosa, edic. cit., p. 83.
[31] Juan Marinello. Letra y sangre en Pablo, en Cuba: cultura, edic. cit., p. 535.
[32] Freddy Varona Domínguez Carácter básico y universal del humanismo como valor. Su manifestación en el pensamiento marxista-leninista cubano. .htm
[33] Mencía M. La prisión fecunda. La Habana. Cuba: Editora Política: 1980. p. 36
[34] Martí J. Guatemala en París. En: Obras Completas. Tomo 6. La Habana, Cuba: Editorial Ciencias Sociales; 1973. 332.
[35] Martí J. “La política” , periódico Patria, 19 de marzo de 1892, en Obras completas , t. 1, p, 337.
[36] Fidel Castro Ruz. Discurso en el Día Internacional de los Trabajadores. Publicado en Granma, 2 de mayo de 2000, p. 4.
[37] Martí J. Crónica al Diario la Nación, de Buenos Aires. En: Obras Completas. Tomo 10. La Habana.Cuba: Editorial Ciencias Sociales; 1975. 475
[38] Castro F. Inauguración Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas, 17 octubre de1962. Folleto. La Habana.Cuba: Obras Revolucionarias Nº 30; 1962. 6.
[39] Castro F. En reunión con dirigentes de las ORI en Matanzas el 9 de mayo de 1962. Revista Cuba Socialista. 1962. Vol. 9. Primera época.19-20.
[40] Castro F. Discurso en San Andrés de Caiguanabo, Pinar del Río, el 28 de enero de 1967. Folleto. La Habana. Cuba: Obras Revolucionarias Nº 3; 1967. 9.
[41] Castro F. periódico Granma , 19 de febrero de 2008.
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