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El futuro del libro, el impacto de las nuevas tecnologías (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4

Estos cambios y desafíos asociados con la producción y el trabajo intelectual tienen implicancias para la industria del libro. Entre ellas se tiene la gran ampliación en el número de textos que pueden ser publicados, que obliga a las casas editoriales a ser más selectivos; la necesidad de tomar en cuenta la disponibilidad de infraestructura de telecomunicaciones, ya que su situación afectará los modelos de negocios que adopten las casas editoriales; y la importancia de verificar contenidos y evaluar la calidad de la información de los textos a publicar, así como su situación en cuanto a propiedad intelectual, a fin de evitar potenciales problemas y litigios. Por último, unidos a los cambios en los demás componentes del sistema de producción y acceso al libro, las transformaciones del trabajo intelectual están modificando las relaciones de poder entre los autores de textos y las casas editoras, particularmente porque algunos autores (sobre todo los de mayor éxito) tienen actualmente acceso a canales de comunicación directa con los consumidores y usuarios que antes eran de dominio exclusivo de las casas editoras.

3.2 Nuevas tecnologías y medios de expresión

Las nuevas tecnologías han contribuido a mejorar los medios para expresar los resultados del trabajo intelectual. Innovaciones tales como el hipertexto (que permite saltar de una parte a otra de un texto sin tener que pasar por los párrafos intermedios que caracterizan a la lectura continua convencional), los vínculos a páginas web incorporados en los textos y los dispositivos para leer textos electrónicos, entre otras, están modificando la noción convencional de lo que es un libro, transformándolo en un instrumento que incorpora o se asocia con diversos formatos electrónicos, audiovisuales y digitales.

El término "libro electrónico" (e-book) agrupa a una serie de dispositivos y programas que intentan reproducir, imitar y ampliar los atributos de los libros convencionales, pero aprovechando las nuevas funciones y capacidades derivadas de los avances en las tecnologías de la información y comunicación. Sin embargo, aún no existe un modelo de libro electrónico que se haya consolidado como alternativa para reemplazar al libro impreso. De esta manera, por el momento es más apropiado hablar de una gama continua de instrumentos electrónicos que añaden capacidades y funciones al libro impreso.[16]

Los libros electrónicos adoptan diversas formas de acuerdo a la tecnología que utilizan para extender las capacidades de los libros tradicionales y la forma en que presentan el texto a los lectores. El formato electrónico más cercano al libro tradicional ha sido la publicación electrónica de libros existentes. Conocidos como "volteadores de página" (page turners), estos libros pueden dividirse entre aquellos que imitan o reproducen un libro impreso y aquellos que no tienen contraparte física pero imitan la idea general de lo que es un libro impreso con diversos grados de fidelidad. Esta interfase precisa de tecnologías de captura óptica de imágenes, tales como el escaneo de libros. Algo más distantes del libro tradicional se encuentran los "rollos electrónicos" (scrolling books) en los cuales el texto se presenta empleando la metáfora de los antiguos rollos de papiro o pergamino, y que en la actualidad se utilizan en los procesadores de textos en computadora. La "página" como tal no existe en esta versión del libro electrónico, si bien es posible definirla en forma arbitraria en función de las características físicas del dispositivo electrónico en el cual se muestran los textos, tales como el tamaño de la pantalla.

Los "libros electrónicos portátiles" (portable books, o genéricamente, e-books) imitan a los libros impresos en lo referente a portabilidad, y pueden reproducir tanto textos en la forma de volteadores de páginas como en rollos electrónicos. Su facilidad de manipulación tiene como contraparte las limitaciones de tamaño de pantalla, resolución y eficiencia. Los "libros multimedia" (multimedia books) se alejan del libro impreso convencional debido a que incorporan video, sonido, animación, imágenes y texto en una infinidad de formatos, que son imposibles de incorporar dentro de los límites de un libro convencional. Los "libros electrónicos hipermedia" (hypermedia books) añaden una capa de complejidad a los libros multimedia al proveer secuencias alternativas para la lectura, las cuales requieren decisiones por parte del lector respecto al camino a seguir. Los textos hipermediáticos se registran en CD y DVD y usualmente cuentan con un soporte de información en páginas web, o se encuentran disponibles íntegramente a través de Internet. Por último, "los ciberlibros" (cyberbooks) carecen de referencia alguna a textos impresos y se registran totalmente en medios electrónicos, con lo que el concepto convencional de "libro" resulta inadecuado para describir su naturaleza. Los ciberlibros permiten una interacción continua entre el medio y el lector, así como entre los lectores y el autor, lo que les permite evolucionar en función de circunstancias cambiantes y de la participación activa de los lectores.

Sólo los dispositivos más cercanos al libro convencional están logrando, poco a poco, un grado de aceptación que permite suponer que representan una amenaza para los libros impresos. Por otra parte, los dispositivos más cercanos al extremo del ciberlibro están creando nuevos nichos de mercado, inaccesibles para el libro impreso, más que reemplazándolo.

En la actualidad, los principales esfuerzos para proveer libros en versión electrónica se dirigen a reproducir contenidos de libros impresos. Por ejemplo, Google y Amazon han firmado convenios con diferentes casas editoriales y bibliotecas para digitalizar el material bajo su control o a su disposición. La tecnología de reconocimiento óptico de caracteres permite transformar el formato de los libros a un procesador de textos. En principio, la tecnología permite la edición de los textos, pero se usa comúnmente para indexar los textos y facilitar las búsquedas electrónicas. Algunas de estas tecnologías tratan de mantener las características originales de los libros, lo que ha sido particularmente exitoso en el caso de libros antiguos que se ponen a disposición de un público mucho más amplio en formato electrónico. Por ejemplo, el proyecto Gutemberg de la Biblioteca del Congreso Americano y el proyecto Dante[17]han desarrollado una interfase para emular la experiencia del acceso a papiros antiguos, documentos de la Edad Media y copias únicas de libros, entre otros textos hasta ahora de acceso limitado. Más allá de simplemente reproducir textos en forma digital, el proyecto Gutemberg permite acceder a los detalles del libro utilizando interfases en tercera dimensión, copia de las texturas y materiales originales, así como la adición de hipertextos para mejorar la comprensión de los contenidos. Las tecnologías asociadas a este tipo de libros electrónicos necesitan procesadores microelectrónicos de gran capacidad y requieren de conexión a Internet.

El proceso de digitalización para transformar textos impresos en electrónicos con un alto grado de fidelidad ha sido facilitado por el desarrollo de los "documentos de formato portátil" (portable document format), pdf por sus siglas en inglés. Además de reproducir exactamente el formato del texto impreso, en lo que se diferencia de los hipertextos y de los rollos electrónicos, el formato pdf puede leerse en computadoras y otros dispositivos con sistemas operativos diferentes, permite añadir capacidades multimedia y protocolos de seguridad para transmitir información confidencial, y puede incorporar programas de búsqueda sobre la base de palabras clave. Este formato es ampliamente utilizado en la actualidad, en gran medida porque se proporciona en forma gratuita a los usuarios. Adobe, la empresa que lo proporciona, obtiene sus ingresos vendiendo una variedad de productos y servicios adicionales generalmente vinculados, directa o indirectamente, al formato pdf.

Uno de los problemas centrales que enfrentan los libros electrónicos se refiere a la facilidad de lectura. Un libro impreso sin gran calidad tiene una definición de unos 1,200 ppp (puntos por pulgada), una impresora alcanza los 600 ppp, mientras que los monitores de las computadoras tienen alrededor de 100 ppp. Una alta definición facilita la lectura, disminuye el cansancio y ayuda a concentrarse. Nuevos desarrollos tales como la "tinta electrónica" (e-ink) pretenden acercarse a la calidad del libro impreso, si bien otra opción para facilitar la lectura electrónica consiste en permitir ampliar el tamaño de las letras.[18]

Las computadoras personales, tanto de escritorio como portátiles, han sido hasta el momento el principal medio para acceder a los libros y textos en formato electrónico, principalmente debido a su versatilidad y a su capacidad de almacenamiento y de conectarse a las redes alámbricas e inalámbricas de telecomunicación (recuadro 4). Sin embargo, algunos libros electrónicos están empezando a ofrecer actualmente estas facilidades. Durante el último decenio han llegado al mercado una docena de dispositivos electrónicos para almacenar, transportar y leer textos, más de la mitad de los cuales han sido lanzados durante los últimos dos años (tablas 2 y 3). Si bien ninguno de ellos ha logrado aún una difusión masiva, sobre la base de la experiencia de otros aparatos electrónicos similares, es probable que -una vez superadas las limitaciones de las pantallas, los medios de almacenaje de información, las fuentes de energía, la compatibilidad con diferentes formatos y el número de textos disponibles- algunos logren un amplia aceptación.

RECUADRO 4. Computadoras personales de bajo costo para los escolares

One Laptop per Child (OLPC) es una organización sin fines de lucro que se ha propuesto llevar métodos de aprendizaje a los lugares más remotos y pobres del mundo. Para ello, se ha embarcado en un proyecto cuyo objetivo es proveer de pequeñas computadoras personales portátiles (laptops), resistentes y de bajo costo, a la mayor cantidad posible de escolares.

La idea del aparato es permitir un acceso al conocimiento y a un nuevo enfoque educativo, orientado exclusivamente al uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el aula. Las laptops operan sobre una plataforma Linux especialmente acondicionada y utiliza energía en forma altamente eficiente. Cuentan con una tarjeta que les permite conectarse de manera inalámbrica con otras computadoras similares a su alrededor (en un radio de treinta metros) y con Internet. El sistema operativo y los datos del usuario se almacenan en una memoria flash, ya que no cuentan con disco duro. No obstante, hay la posibilidad de ampliar la capacidad inicial mediante el uso de memorias USB. La tapa de la computadora es giratoria y permite que la laptop sirva para la lectura de e-books. Si bien se esperaba producir las computadoras a un costo aproximado de US$ 100, el costo final está alrededor de los US$ 180. Según los directivos de OLPC, las laptops serán inicialmente vendidas a los gobiernos de los países interesados, quienes las entregarán a los escolares. Actualmente, el proyecto está en marcha en países como Uruguay, Perú, Brasil y Argentina. Perú recibirá un primer lote a mediados de febrero. El gobierno peruano ha invertido alrededor de US$ 7.5 millones en la compra de las laptops -la inversión más grande realizada por un país en desarrollo en el programa OLPC. Mongolia, Nigeria y Uruguay también han realizado pedidos.

Una de las posibilidades que ofrecen estas computadoras es servir como lectoras electrónicas de textos escolares, así como de otros textos en formato electrónico. Sin embargo, para que esto pueda considerarse como una opción educativa viable, sería necesario que el proyecto de la fundación OLPC llegue a extenderse en todo el sistema escolar.

Características técnicas de la computadora:

  • No tiene disco duro y utiliza una memoria flash.

  • Tiene tres puertos de USB.

  • Funciona sobre una plataforma Linux de código abierto que puede ser descargado de Internet sin costo alguno.

  • Posee una pantalla de 19 centímetros con una resolución de 1,200 x 900 píxeles, cámara de video incorporada y dos parlantes.

  • Pesa aproximadamente un kilo y medio y es del tamaño de un libro de texto.

  • Puede utilizarse como laptop, e-book y máquina de juegos gracias a su pantalla giratoria.

  • Sus baterías NiMH no contienen metales pesados, tienen mayor duración de vida en ciclos de recarga y tolera fuentes de recarga alternativas (batería de auto, manivela).

  • Para una mayor durabilidad, la armazón de plástico es de 2 mm de espesor.

  • La esperanza de vida del producto se estima en por lo menos cinco años.

Fuente: El Comercio (2007a, 2007b), RPP (2007), Portillo (2007), La República (2007) y varios artículos del New York Times y Business Week.

No obstante, la mayoría de estos libros electrónicos no logrará mantenerse como una opción viable (cinco de los doce dispositivos presentados en las tablas 2 y 3 no están ya a la venta), y sólo dos o tres de ellos -probablemente con sistemas operativos compatibles- lograrán mantenerse por un buen tiempo en el mercado.

TABLA 2. Libros electrónicos: primeros dispositivos

Nombre y empresa

Año de producción

Peso

Dimensiones

Resolución

Capacidad

Conectividad

Formatos

Memoria expandible

Wifi

Pantalla táctil

Color

Softbook

(Softbook Press)

Noviembre 1998

1.3 kg

22 x 26.75 x 3.25 cm

100,000 páginas

Cable serial

HTML

No

Monocromático

Rocket e-book (NuvoMedia)

Septiembre 1998

600 gr

12.7 x 17.8 x 3.8 cm

480 x 320 píxeles (105 dpi)

40,000 páginas (32 MB memoria interna)

Modem

HTML

Mediante tarjetas

No

No

Monocromático

Librus Millenium (Librus Inc.)

1999

450 gr

16 x 11.4 x 1.5 cm

5,000 páginas

Mediante PC

HTML

No

Everybook

(EveryBook Inc.)

Enero 1999

1.7 kg

30.48 x 25.4 cm

1,280 x 1,024 píxeles (350 dpi)

500,000 páginas

Modem

PDF

No

Color

Fuente: Gandhi (2000).

Enlaces electrónicos: http://www.acadia.org/competition-98/sites/integrus.com/html/library/tech/www.everybk.com/index.htm

TABLA 3. Libros electrónicos: dispositivos vigentes

Nombre (productor)

Año de producción

Peso

Dimensio-nes

Resolución

Capacidad

Conectividad

Formatos

Memoria expandible

WiFi

Pantalla táctil

Color

Franklin Ebookman (Franklin Electronic Publisher Inc.)

2002

185

gr

13.21 x 8.64 x 1.78 cm

Alta resolución

USB

HTML, TXT, FUB, PRC, PDB, MP3

MMC

No

16 niveles de gris

Sony Reader (Sony Electronics Inc.)

2006

255

gr

17.5 x 12.4 x 1.2 cm

800 x 600

128 Mb Interna

Puerto USB 1.1

PDF, TXT, RTF, Word, JPG, GIF, PNG, BMP, BBeB Book

SD

No

No

4 niveles de gris

iLiad (iRex Technologies)

2006

389

gr

21.7 x 15.5 x 1.6 cm

1,024 x 768 píxeles

128 Mb Interna

Puerto USB 1.1

PDF, HTML, TXT, JPG, BMP, PNG, PRC

SD, MMC, CF

16 niveles de gris

Starebook (Eread)

2006

176

gr

18.8 x 11.8 x 0.8 cm

800 x 600 píxeles

64 Mb Interna

Puerto USB 2.0

SD

4 niveles de gris

Cybook (Bookeen)

2007

174

gr

18.8 cm x 11.8 cm x 0.85 cm

800 x 600 píxeles (160dpi)

64 Mb Interna

Puerto USB 2.0

PDF, RTF, PRC, JPG, GIF, PNG, Open Book

SD

No

No

4 escalas de gris

Hanlin (Tianjin Jinke Electronics Co.)

2007

480

gr

21 x 15.9 x 1.82 cm

880 x 640 píxeles

32 Mb Interna

Puerto USB 1.1

TXT, HTML, Wolf Book

SD/MMC

4 niveles de gris

Nuut (Neolux Corea)

2007

178

gr

11.7 x 18.8 x 0.8 cm

800 x 600 píxeles (168 dpi)

512 Mb Interna

Puerto USB 2.0

XML, TXT, MP3

SD

Kindle (Amazon.com Inc.)

2007

300

gr

19 x 13 x 1.7 cm

800 x 600 píxeles

200 libros

Puerto USB 2.0

HTML, TXT, JPG, GIF, BMP, PNG

SD

No

4 niveles de gris

Fuente: enlaces electrónicos (ver página siguiente).

  • http://www.leer-e.es/irex-iliad/irex-iliad-prestaciones-2.html, http://www.stareread.com/en/reader.html, http://www.amazon.com/Kindle-Amazons-Wireless-Reading-Device/dp/B000FI73MA

  • http://www.jinke.com.cn/compagesql/English/embedpro/prodetail.asp?id=6

  • http://nuutbook.com/goods/goods_list.asp?class=cover http://nuutbook.com/goods/goods_list.asp?class=cover

  • http://www.ectaco.com/E-BookMan-9000

  • http://bookeen.com/ebook/ebook-reading-device.aspx

  • http://www.sonystyle.com/webapp/wcs/stores/servlet/CategoryDisplay?catalogId=10551&storeId=10151&langId=-1&categoryId=8198552921644523779

Nota: además, existe información acerca de al menos dos nuevos proyectos de libros electrónicos, pero no se tiene datos fidedignos sobre ellos. Uno es el iRiver de la compañía coreana Reigncom, que ya tiene un prototipo con dos tabletas electrónicas articuladas imitando la cubierta de un libro, y el otro es el de la Newton Tablet de la compañía Apple, que se basaría en la versión antigua de la tableta Newton, pero probablemente mejorada con las tecnologías de pantalla sensitiva al tacto del iPhone, y las dimensiones y la memoria flash del nuevo Macbook Air.

Por otra parte, es muy probable que sólo cierto tipo de libros terminen por desplazarse en forma masiva hacia formatos electrónicos. Los libros de gran éxito de ventas (los best sellers) son uno de ellos, en gran medida porque no siempre el lector los desea conservar sino que se dejan o pasan a otra persona al terminar de leerlos. Los textos de consulta y referencia, tales como las enciclopedias y los diccionarios, son otra categoría de libros que fácilmente se adaptan a los formatos electrónicos por la manera en que se utilizan. Los materiales de enseñanza que combinan el texto con sonidos (por ejemplo, para enseñar idiomas) y con imágenes (textos escolares) son otro tipo de libros naturalmente afines a los formatos electrónicos. Asimismo, los libros y otros textos accesibles en determinada lengua, a los cuales personas que viven fuera de su país pueden acceder con facilidad, son otro nicho de mercado para los libros electrónicos.[19]

RECUADRO 5. Viajeros de negocios y libros electrónicos

Richard Quest, el "viajero de negocios" de la filial internacional de la emisora norteamericana CNN, reseñó recientemente en su programa dos modelos de lectoras de libros electrónicos, el eReader de Sony y el Kindle de Amazon. Esta es la versión en inglés de su intervención en el programa:

"Welcome back to CNN Business Traveller, where I have forsaken the swimming pool for the delights of the beach and the Pacific Ocean.

There are few places more perfect than the beach for sitting down and enjoying a good book. And this year, you may be tempted by one of the new range of eReaders that are on the market, electronic books instead of the old paperback variety. We received an enormous number of emails when we reviewed the Sony eReader and the Amazon Kindle. So much so, we've decided to give you another chance to see our "Smart Traveller" report.

Kindle and the Reader both work on the same principle. The screen uses a special process to create the words. It's not a computer, which is backlit. There's no eye strain. You can read these things for hours. You push buttons to change the page forwards or back. And until you change the page, the machine isn't using any power. So a full battery charge can last days or, in this language, hundreds or thousands of page turns.

Mention electronic books or eReaders to most people and they'll ramble on about needing to have the texture of the page or the crinkle of the turn. Ah, rubbish, I say. We all got used to writing letters and documents on computers. This is no difference. With the Sony, you buy and download books using your computer and a special website. The Kindle has dedicated wireless technology built in. You can download newspapers, magazines and journals. And because Kindle comes from Amazon, there are 90,000 titles available. Sony offers 20,000 instead. But be warned, Kindle's wireless often doesn't allow you to roam overseas. I failed to connect in two countries.

In the end, you wish each had the advantages of the other. For the eReader, you'd like to be able to make notes, annotations and have better management of material. For the Kindle, while it's great for nonfiction books, but you'd also like it to be sleeker, smarter and feel less like a computer.

Time to come off the fence. Which do I prefer?

Hands down, the Sony eReader. I've already polished off four or five novels and there's at least another five in here waiting to begin. This is a great benefit to my traveling life and I have no hesitation in saying the Sony eReader is a searing "Smart Traveller" tip".

Fuente: transcripción del programa emitido el 9 de febrero del 2008. Disponible en: http://transcripts.cnn.com/TRANSCRIPTS/0802/09/bt.01.html

Los libros electrónicos representan actualmente una parte pequeña del mercado de publicaciones. Algunos estimados sitúan la participación de libros electrónicos en alrededor del 10% del total del mercado, la mayoría referida a versiones electrónicas de enciclopedias y diccionarios.[20] La principal limitación para la difusión y aceptación de los libros electrónicos como los indicados en las tablas 2 y 3 ha sido la combinación de costo relativamente alto con una escasa versatilidad e interfases poco amigables para el usuario. A su vez, esto se vincula con disponibilidad de microprocesadores de gran capacidad, alta velocidad y bajo costo, pero los avances tecnológicos están ampliando la oferta de este tipo de procesadores muy rápidamente, lo que ayudará al crecimiento de dispositivos para leer textos electrónicos durante los próximos años. Una indicación de la velocidad con que están cambiando las actitudes y comportamientos con respecto a los libros electrónicos se puede apreciar en el recuadro 5, que reproduce la trascripción de un programa de televisión popular para viajeros internacionales que se transmite por la cadena CNN Internacional.

Sin embargo, el avance en los procesos de digitalización de libros y textos existentes está ampliando rápidamente el acervo de material disponible en formato electrónico y facilitando el acceso a millones de libros depositados en bibliotecas. El recuadro 6 reseña algunos de estos esfuerzos que, a medida que aumente la disponibilidad de textos electrónicos harán más atractivo el uso de computadoras y dispositivos dedicados para leerlos.

3.3 Nuevas tecnologías y canales de producción y distribución

Además de generar opciones alternativas a los textos impresos, las innovaciones tecnológicas han permitido reducir significativamente los costos de producción y distribución de libros convencionales. Nuevos métodos de impresión a gran y pequeña escala, la interconexión entre casas editoriales e imprentas para imprimir en tiempo real en diferentes lugares del mundo, la venta de libros a través de Internet y la oferta virtual de textos digitalizados, entre otros, han transformado los canales de producción y distribución tradicionales en los cuales el editor y las casas editoriales desempeñan el papel protagónico. Estos avances han multiplicado las formas de satisfacer la demanda de libros impresos y llegar a los usuarios. Permiten segmentar los mercados adecuando la oferta de libros a la demanda de determinados grupos de lectores, y facilitan la interacción entre lectores, editores y autores.

3.3.1 Producción de libros y el papel de las casas editoras

Los principales actores en la cadena de circulación del libro son los autores, editores y los lectores (figura 3), y el papel que desempeña cada uno de ellos ha cambiado debido al impacto de las nuevas tecnologías. La posición dominante de las casas editoras en el sistema de producción y distribución del libro se está erosionando paulatinamente, al mismo tiempo que los modelos de negocios tradicionales se modifican y evolucionan.

RECUADRO 6. El proyecto El Millón de Libros y otras bibliotecas virtuales

El proyecto El Millón de Libros, conformado por la Universidad Carnegie Mellon en Estados Unidos, la universidad Zhejiang en China, el Instituto Indio de Ciencias en India y la Biblioteca de Alejandría en Egipto, completó a principios de diciembre del 2007 la digitalización de más de un millón y medio de libros, los cuales ahora están disponibles en línea a través de la página web http://www.ulib.org.

El objetivo de esta iniciativa es "hacer que todas las publicaciones estén disponibles para todos, en cualquier momento, en cualquier idioma", acercándose así al ideal de construir una biblioteca universal. Este proyecto constituye la biblioteca digital universitaria más grande del mundo, y más de la mitad de los libros no está protegida por derechos de autor, o fue digitalizada con permiso de quienes poseían los derechos. El uso de programas de reconocimiento óptico de caracteres (OCR) permite que su contenido sea accesible de diversas formas, incluso por medio de asistentes personales digitales (los PDA). La colección representa algo más del 1% del total de libros disponibles en el mundo. La empresa Amazon tiene una iniciativa similar, en la cual ha digitalizado varios cientos de miles de libros contemporáneos.

La Universidad de Stanford, una de las cinco entidades que colabora con Google para digitalizar textos, está escaneando su colección de ocho millones de libros utilizando un robot fabricado por la compañía suiza 4DigitalBooks. Asimismo, la compañía china Superstar ha escaneado aproximadamente 1.3 millones de libros provenientes de doscientas bibliotecas en China, lo que equivale a cerca de la mitad de los textos publicados en chino desde 1949.

La biblioteca virtual Miguel de Cervantes, creada a mediados de 1999, contiene en la actualidad un catálogo de más de ocho mil títulos distribuidos en 23 portales temáticos. Además, cuenta con secciones orientadas hacia personas con discapacidad auditiva (biblioteca de signos) y de visión (fonoteca), entre otras características.

Fuente: Carnegie Mellon University (2007), Kelly (2006), Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (página web 2008).

Tradicionalmente, el editor y las casas editoras han servido de enlace entre los autores y los lectores, lo que les ha permitido concentrar buena parte de las actividades involucradas en la producción y distribución de libros. Las casas editoras tienen a su cargo las tareas de selección de manuscritos, que involucran tanto a los editores como a los expertos en el tema para asegurar la pertinencia y el potencial de ventas del libro; edición, para garantizar la idoneidad, legibilidad y calidad de los contenidos; composición tipográfica, que se orienta a producir textos atractivos y fáciles de leer; corrección de pruebas, que tiene por objeto asegurar que el texto compuesto en tipografía corresponda exactamente al manuscrito; preparación de ayudas para el lector, tales como índices onomásticos, índices analíticos y bibliografías para orientar la lectura; y la producción e incorporación de imágenes, diagramas y otras ayudas visuales que complementan el texto y facilitan su comprensión. Las casas editoras financian el proceso de producción y distribución de libros, incluyendo, además de las tareas ya indicadas, la impresión del texto, el almacenamiento y el envío a los puntos de venta, así como la promoción, el contacto con las librerías y las negociaciones acerca de derechos subsidiarios y traducciones. Otras funciones que cumplen las empresas editoras son darle a los libros publicados el respaldo que resulta de su prestigio y reputación, otorgarle al autor un valor añadido de carácter cultural derivado de publicar su obra, y en algunos casos, concebir y diseñar un libro que luego se entrega a un autor para su realización.

Si bien la necesidad de realizar todas estas actividades hace muy difícil desplazar totalmente a los editores y casas editoras del circuito de producción y distribución del libro, los avances tecnológicos están permitiendo que varias de estas funciones puedan ser realizadas por otros agentes, y en algunos casos por los propios autores. De esta forma, las tecnologías de procesamiento de textos e imágenes, así como la disponibilidad de bancos de datos en línea, hacen posible que los autores asuman las labores de edición, composición tipográfica, preparación de ayudas y adición de imágenes, sin necesidad de recurrir a una casa editora. Por ejemplo, el ubicuo procesador de texto Word de Microsoft Office, así como los procesadores de texto Pages de Apple y Google Documents, cumplen automáticamente muchas de estas funciones para los usuarios en general. Existen, además muchos procesadores de textos para profesionales especializados en tareas de edición, tales como QuarkPress, CorelDraw, y Microsoft Publisher. Varios de estos procesadores permiten acceso a librerías en línea y programas adicionales (tipo widgets o add-ons) para revisar contenidos, cotejar referencias bibliográficas y ayudar con traducciones. Además, existen programas que dan sugerencias para corregir el estilo, si bien los más desarrollados se encuentran disponibles sólo en idioma inglés (por ejemplo, sciPROOF).[21] Estas tecnologías han reducido los costos de transformar los manuscritos en composiciones tipográficas listas para imprimir. Por otra parte, los avances tecnológicos en los sistemas de impresión están redefiniendo las escalas de producción, haciendo rentables las publicaciones de bajo tiraje y reduciendo significativamente el costo de impresión en tirajes altos. Mejoras en la tecnología offset y fotocopiadoras de alta resolución a precios razonables permiten a las casas editoras pequeñas imprimir un número limitado de ejemplares en condiciones viables desde el punto de vista económico. Las nuevas tecnologías de impresión también generan ventajas para las grandes casas editoras, que tienen la capacidad de invertir en equipos de alta velocidad para imprimir libros en gran escala.[22] La impresión de libros sobre demanda podría considerarse como una extrapolación al límite de la reducción del tiraje de un libro como consecuencia de los avances en las tecnologías de la información y comunicación. En este caso, el ejemplar impreso se produce físicamente sólo cuando un cliente coloca una orden de compra, con lo que se reducen drásticamente los costos de inventario y almacenamiento, y se eliminan las devoluciones de ejemplares no vendidos. En cierta medida, la impresión sobre demanda es una variante de los sistemas de producción "justo a tiempo" (just in time) que adoptaron las empresas manufactureras japonesas hace más de dos decenios, y que redujeron los inventarios al mínimo permitiendo una significativa reducción de costos.[23] Sin embargo, el costo por ejemplar empleando este sistema es en la actualidad aún relativamente alto, si bien está disminuyendo rápidamente debido a los avances en las tecnologías de impresión. Otros desafíos para generalizar el uso de la impresión de libros sobre demanda se refieren a los canales para hacerlos llegar a las pequeñas librerías y a los clientes, al hecho que rara vez se encuentran disponibles en las librerías para comprarlos al momento, y a las limitaciones para imprimir imágenes en colores y algunos formatos complejos. Ninguno de estos desafíos es insuperable, y en la actualidad existen empresas dedicadas a proveer este servicio a casas editoras pequeñas, librerías, bibliotecas y clientes individuales. La figura 5 muestra un sistema de impresión de libros sobre demanda basado en el modelo de negocios de la empresa Lighting Source, que es una de las pioneras exitosas en este campo.[24]

FIGURA 5. Sistema de impresión sobre demanda

edu.red

Fuente: adaptado del modelo de negocio de Lighting Source. Disponible en: https://www.lightningsource.com/

Un ejemplo citado por Rosenthal (2007) describe en detalle el proceso seguido para publicar el texto de una casa editora especializada en el tema de las computadoras, y muestra que para un libro de 168 páginas hubiera sido necesario imprimir al menos 750 ejemplares usando el método offset convencional para reducir el costo por libro al nivel que se obtuvo a través de impresión sobre demanda. En forma similar, Snow (2001) indica que si bien los costos de producción de ejemplares sobre demanda pueden variar entre seis y nueve dólares para un libro de tapa blanda de unas trescientas páginas y cubierta a cuatro colores, es muy probable que esta cifra se reduzca a un dólar en un futuro cercano, y algunas empresas ya se están acercando a ella. La tabla 4 muestra ejemplos de algunos aparatos para impresión sobre demanda disponibles actualmente en el mercado.

Diversos estimados indican que la impresión sobre demanda es competitiva en términos de costo con la impresión offset en tirajes de menos de quinientos o setecientos ejemplares, y pronto llegará a serlo en tirajes de hasta dos mil ejemplares. Como indica Snow (2001, p. 1), "la impresión sobre demanda ofrece a las casas editoras el mejor puente entre los métodos de producción de mañana y los mercados de hoy. Este tipo de libros combina muchas de las ventajas económicas de los libros electrónicos (e-books), CD-ROM, etc., y al mismo tiempo produce libros "reales" que son atractivos a millones de lectores y emplean los canales de distribución establecidos". La tabla 4 muestra tres del creciente número de máquinas disponibles en el mercado para imprimir textos sobre demanda, cuyo costo bordea aún los US$ 30 mil pero está disminuyendo rápidamente.

TABLA 4. Impresoras digitales a color, especializadas en la producción de libros y documentos sobre demanda

edu.red

Fuente: Canon (2008), Hewlett-Packard (2008) y Xerox (2008).

3.3.2 Canales de distribución

La lógica, los mecanismos y los puntos de distribución del libro se han modificado significativamente como consecuencia de la facilidad de transmitir información digital. Por ejemplo, hace más de un decenio Amazon y otras empresas similares crearon un modelo de negocios en el cual obtienen publicaciones de una amplia gama de casas editoras, las publicitan a través de su página web, el comprador escoge y paga los libros en línea, y la empresa hace llegar los libros directamente a sus usuarios por medio de servicios de mensajería. Esto reduce los costos de distribución al eliminar el papel de intermediación que desempeñan las librerías y al disminuir los costos de inventarios.[25] Aún más, la venta de libros por Internet está creando nuevos mercados para libros usados en los cuales las páginas web de las empresas distribuidoras ayudan a sus usuarios a vender y comprar libros.

Los precios que se ofrecen en estas empresas que operan como "librerías virtuales" son significativamente menores que los que pueden ofrecer las librerías pequeñas e independientes que operan en forma convencional. La mayoría de ellas no podrá competir sobre la base de precios con los canales de distribución virtuales en gran escala, tales como Amazon, Borders y Barnes & Noble, y se verán obligadas a buscar otras formas de competir, como ofrecer un servicio personalizado, un ambiente acogedor o una especialización en ciertos temas. Las grandes librerías virtuales afectan también a las librerías medianas y grandes, que se ven forzadas a mejorar su eficiencia, a reducir sus costos al mínimo posible y a hacer uso de las páginas web para complementar sus sistemas de distribución y venta en sus locales.

Además de proporcionar la infraestructura para canales de distribución virtuales, Internet constituye también un medio de bajo costo para difundir y promover la venta de libros, particularmente a medida que los mercados de libros se fragmentan cada vez más. El "mercadeo en línea" mediante el envío de correos electrónicos, boletines virtuales, ofertas de contenidos digitales parciales, y otros medios (por ejemplo, clubes virtuales de libros), es actualmente una práctica usual en prácticamente todas las casas editoras.

Internet permite también hacer uso de una variedad de nuevos esquemas de promoción y distribución.[26] Entre estos instrumentos adicionales se tiene el uso de las propiedades de los algoritmos incorporados en los buscadores más populares. En este caso, se trata de generar resultados de las búsquedas tomando en cuenta los intereses de los autores o de las editoriales, de tal forma que sus libros aparezcan en los primeros puestos cuando los usuarios y potenciales lectores inicien un proceso de búsqueda. Asimismo, muchas páginas web dedicadas a la venta de libros permiten a los usuarios registrar comentarios a los textos que han leído, asignarles un puntaje de acuerdo a sus preferencias, y recomendarlos a otros lectores a través del correo electrónico. Es igualmente posible promover libros mediante las "bitácoras electrónicas" (web logs o blogs), especialmente cuando el autor y críticos especializados, así como partidarios entusiastas o detractores de determinados autores, permiten el acceso a sus propias páginas web.[27]

Sin embargo, aparentemente estos nuevos instrumentos y medios de promoción aún no se emplean en forma masiva, y en la mayoría de los casos están restringidos a casas editoras, librerías y empresas distribuidoras de los Estados Unidos, Canadá y otros países de habla inglesa. Por ejemplo, un estudio del uso que le dan las casas editoras españolas a la gama de nuevos medios de promoción y distribución de libros indica que queda mucho camino por recorrer para ponerse al día con los avances tecnológicos que afectan la promoción y distribución de libros.[28]

El impacto de esta variedad de avances tecnológicos en la producción y distribución del libro ha sido interpretado de varias maneras. En un extremo se presagia un cambio de relaciones de poder entre las casas editoras y los editores por un lado, y los lectores, usuarios y consumidores por otro. Una consecuencia podría ser la erosión del papel que desempeñan los editores y las casas editoras en la producción y distribución del libro. Como ejemplos se mencionan los servicios de editoriales virtuales, tales como los que provee la empresa Online Originals, que gracias a unos bajos costos de administración puede ofrecer mayores regalías y remuneraciones a los autores (50% de los ingresos brutos en comparación con el 5% a 10% de las editoriales tradicionales).[29] Asimismo, algunos autores famosos han optado por prescindir casi totalmente de las casas editoriales y lanzan sus productos directamente por medio de Internet, como lo hizo Stephen King con su best seller Riding the Bullet en el año 2000.

Sin embargo, es más probable que durante los próximos años se produzca un reacomodo de las relaciones entre los distintos actores y agentes que intervienen en la producción y la distribución del libro, pero sin que ninguno llegue a desaparecer del todo. Nuevos modelos de negocios, variantes en los modelos tradicionales y combinaciones de esquemas para vincular a los autores con los lectores irán apareciendo y desapareciendo como resultado de los avances tecnológicos. La estructura de los mercados de libros se irá modificando, y un proceso simultáneo de concentración y dispersión llevará a la coexistencia de un número limitado de grandes empresas editoras con una enorme diversidad de editores pequeños especializados en nichos de mercado, y con empresas de servicios para conectar directamente a algunos autores con los lectores potenciales de sus libros.

3.4 Nuevas tecnologías y formas de uso y consumo

Las nuevas tecnologías han creado nuevos hábitos de lectura, nuevas aptitudes y nuevos tipos de consumidores. De esta manera, el proceso de innovación se ha multiplicado y tanto los productores como los lectores se adaptan constantemente en un mercado dinámico. Así como el ejemplo de los best sellers y los celulares en Japón, la proliferación de los twitters[30]en las páginas web sociales permite que cada usuario actualice la información en tiempo real. Este tipo de tecnologías probablemente no sea considerado parte de los hábitos tradicionales de lectura, pero es crecientemente popular entre la población japonesa más joven.

Igualmente, es diferente incentivar hábitos para la lectura de un texto lineal que para la lectura de un hipertexto, o un texto con múltiples vínculos y referencias, además de diferentes formatos y contenidos en diversos medios (audio, gráficos). Estas diferencias han generado debates sobre si las nuevas tecnologías permiten que los usuarios lean más y mejor. Muchas personas prefieren leer mientras se dirigen al trabajo, durante el almuerzo, en sus vacaciones, en la cama, e incluso mientras se dan un baño. Estas preferencias exigen dispositivos versátiles para distintas circunstancias. Por ejemplo, en el Reino Unido muchas personas utilizan el tiempo en que van al trabajo para leer, por lo cual hay una fuerte preferencia por los libros en audio.[31] Esto se aplica principalmente para los libros con contenidos de interés general y de ficción, ya que los libros de texto, de referencia y profesionales exigen condiciones distintas y mayor concentración.

Las computadoras e Internet han influido mucho en el modo en que las personas leen. Los sistemas de búsqueda, los hipervínculos y el sistema de redifusión de información (Really Simple Syndication, RSS) han dejado atrás la idea del libro como un dispositivo aislado y ahora es común acceder a comentarios y análisis del texto, recurrir a las fuentes originales de ciertas ideas, tener acceso permanente a los sitios de Internet e información preferidos y realizar consultas a diccionarios en línea o a sistemas de información complementaria al mismo tiempo que se lee el texto.[32]

También existen programas de computadoras, tales como ScentHighlights, que permiten al lector resaltar las ideas principales de un texto relacionadas con palabras clave, lo cual es particularmente útil para estudiantes e investigadores. Este sistema está incluido en los libros electrónicos que emplean el sistema 3Book, y puede combinarse con el sistema ScentIndex que permite al usuario recibir un índice con las páginas que están conceptualmente relacionadas al tema de su interés.[33] Otros programas de computadora están orientados a mejorar el aprendizaje de lectura. Por ejemplo, Buddy Buzz se basa en la técnica de presentación visual de serie rápida (Rapid Serial Visual Presentation, RSVP), que permite aprender a leer alrededor de mil palabras por minuto con un alto índice de comprensión.[34]

Los hábitos de lectura están empezando a variar con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Por ejemplo, Dailylit propone enviar porciones pequeñas de obras literarias famosas por correo electrónico con la frecuencia que el usuario decida, y sin costo para el usuario.[35] Esta forma de lectura fragmentada puede ser aún más complicada en el caso de la lectura de hipertextos con un gran número de referencias cruzadas. De esta manera, el desarrollo de nuevas aptitudes es clave para examinar las perspectivas futuras de las formas de uso y consumo.

La creciente importancia y aceptación de los medios electrónicos ha sido demostrada por un estudio realizado en Estados Unidos con una muestra de seiscientos lectores de entre 18 y 65 años de edad, divididos igualmente entre hombres y mujeres.[36] Las personas que participaron en este estudio usaron, por quince minutos diarios durante treinta días, dispositivos montados en anteojos para seguir el movimiento de sus ojos (eytetracking devices) cuando leían en pantalla o en páginas impresas. Los resultados indicaron que los lectores de publicaciones periódicas leen más y prestan mayor atención a los contenidos cuando lo hacen en pantalla que cuando leen en medios impresos. Un lector en pantalla termina de leer la noticia en el 77% de los casos, mientras que un lector de la versión impresa lo termina de hacer el 62% de las veces cuando el periódico es de gran formato (broadsheet) y el 57% cuando es de formato pequeño (tabloid). Estos resultados sugieren que los hábitos de lectura pueden estar cambiando rápidamente, y que la resistencia a la lectura en medios electrónicos está disminuyendo, tendencia que se podría acelerar en la medida que mejore la legibilidad de las pantallas de las computadoras, libros electrónicos, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos.

En este proceso de aceptación de nuevos dispositivos electrónicos para la lectura con conexión a Internet es preciso tomar en cuenta que la adopción, mejora y simplificación de las tecnologías permite que cada vez más usuarios las utilicen. A medida que el proceso de adopción de una nueva tecnología llega a un punto de inflexión (tipping point), este proceso se acelera y se hace accesible a un mayor número de usuarios. Esto se conoce como el "efecto red" (network effect), en el cual la tasa de adopción de una innovación aumenta en proporción al número de usuarios que ya la han adoptado. De acuerdo a este enfoque, en la medida que crezca el número de usuarios de libros electrónicos conectados a Internet, los costos de los dispositivos, conexiones y servicios asociados a ellos irán disminuyendo, y cuando se pase el punto de inflexión, la adopción será masiva y generalizada.[37] Sin embargo, para que esto suceda es preciso que se cumplan una serie de condiciones en cuanto a las características de los libros electrónicos, los servicios que prestan, el costo y el entorno empresarial, educativo, de infraestructura y de políticas públicas que promuevan su utilización masiva.

Por otra parte, las bibliotecas también han ido implementando un conjunto de servicios vinculados a los avances tecnológicos. Los catálogos en línea permiten que el usuario desde su hogar u oficina pueda revisar si un libro se encuentra disponible en ese momento, reservarlo y solicitar el envío a domicilio. Algunas bibliotecas, desde el momento de la suscripción, dan el acceso a libros electrónicos de proveedores como NetLibrary, e-Libro y Safari, entre otros. También en algunos casos es posible realizar visitas virtuales a las instalaciones de la biblioteca con el fin de familiarizarse con la misma. Asimismo, otros servicios como la descarga de documentos de investigación, la inscripción a cursos virtuales, la preinscripción a cursos que dicta la institución, o el acceso a la conexión inalámbrica de Internet en las salas de lectura se han ido incorporando en la mayoría de las bibliotecas como servicios complementarios.[38]

El contexto global y regional: algunas implicancias para el futuro del libro

Esta sección ofrece algunas observaciones muy breves sobre el entorno global y la forma en que está cambiando en la actualidad, reflexiones someras sobre la situación de América Latina, y comentarios acerca de la situación de las tecnologías de la información y comunicación en la región.

4.1 El nuevo entorno global

Al iniciarse el siglo XXI, los avances en las tecnologías de la información y comunicación que afectan el sistema de producción y uso del libro tienen lugar con un trasfondo de profundas alteraciones en todos los órdenes de la actividad humana. Estas transformaciones han sido caracterizadas como un proceso de transición hacia la "era posbaconiana", en la cual una serie de cambios en la forma de generar y utilizar conocimientos están removiendo los cimientos de la civilización occidental, generando desplazamientos culturales a lo largo y ancho del planeta, y abriendo nuevas oportunidades para el ejercicio de las facultades humanas.[39]

Esta transición hacia la era posbaconiana viene acompañada de un reordenamiento de las relaciones de poder en el ámbito internacional. El proceso acelerado, segmentado y desigual de globalización experimentado en los últimos tres decenios ha llevado a la simultánea integración y exclusión de regiones, países e inclusive de las personas dentro de los países. La expansión a escala mundial de las actividades productivas y de servicio, el crecimiento del comercio internacional, la importancia decreciente de las fronteras nacionales, y el intercambio masivo de información y conocimiento por todo el planeta coexisten con la concentración de actividades "globales" en ciertos países, ciudades y aun distritos, y también con la concentración de dichas actividades al interior de unos pocos cientos de corporaciones transnacionales. Este proceso multifacético y paradójico de globalización y fragmentación configura un "orden global fracturado".[40]

La conformación del orden global fracturado tiene antecedentes históricos muy antiguos. Las fracturas que acompañan a la globalización empezaron a surgir en los siglos XV y XVI, desde los inicios de la expansión mundial de Europa Occidental. Sin embargo, los procesos acelerados de cambio político, económico, social, ambiental, cultural, científico y tecnológico que tuvieron lugar a partir de la segunda guerra mundial, y sobre todo en los últimos tres decenios, han creado un contexto radicalmente nuevo para la evolución de los seres humanos. En particular, los avances de la ciencia y la tecnología han alterado profundamente las interacciones entre las personas, las concepciones de la naturaleza humana, las relaciones con el medio ambiente, y las posibilidades para la evolución futura de nuestra especie. Todo esto obliga a una profunda revisión de los conceptos de progreso y desarrollo, tanto en los países ricos como en los pobres, así como a una nueva manera de considerar los procesos de aprendizaje social, el desempeño de los sistemas educativos, el papel que desempeñan la generación y utilización del conocimientos, y la forma en que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están modificando los patrones de interacción entre los seres humanos.[41]

Esta multiplicidad de procesos de transición, en los cuales la generación, difusión y utilización de conocimientos desempeñan el doble papel de causa y efecto, han dado origen también a lo que se denomina la "sociedad del conocimiento" o "sociedad de la información", y a un nuevo sistema económico "informacional".[42]

De acuerdo a Castells (1996), vivimos ahora dentro de una nueva economía marcada por cinco características principales que se relacionan entre sí de una manera sistémica: (i) las fuentes de la productividad dependen cada vez más de la aplicación de la ciencia y de la tecnología así como de la calidad de la información y de la gerencia; (ii) el desplazamiento, en las sociedades capitalistas avanzadas, de la producción de materiales a las actividades de procesamiento de información, tanto en términos de proporción de Producto Nacional Bruto como de la población que participa en dichas actividades; (iii) una profunda transformación en la organización de la producción y de la actividad económica en general, con nuevos esquemas de gestión vinculados al trabajo en Red; (iv) el surgimiento de una economía global, en que el capital, la producción, la gerencia, los mercados, la mano de obra, la información y la tecnología están organizados más allá de las fronteras nacionales; y (v) estas transformaciones económicas y organizativas de la economía mundial se producen en medio de una de las revoluciones tecnológicas más significativas de la historia humana, cuyo núcleo se halla en las tecnologías de la información alrededor de las cuales una constelación de importantes descubrimientos y aplicaciones científicas está transformando la base material de nuestro mundo.

Estas reflexiones sugieren que el futuro del libro está íntimamente vinculado con una serie de transformaciones más profundas, cuyo impacto tiene un carácter muy desigual dependiendo de las sociedades, instituciones, empresas, organizaciones e individuos que lo reciben. En particular, el ritmo y la velocidad con que los diversos aspectos de la sociedad del conocimiento, el orden global fracturado y la era posbaconiana afectarán a los países serán mucho más lentos en los países en desarrollo (como los de América Latina) que en aquellos que han invertido ingentes recursos en la generación, difusión y utilización de conocimientos científicos y tecnológicos.

En términos prácticos, esto significa que los avances tecnológicos reseñados en la sección precedente tendrán un impacto relativamente menor en el sistema de producción y uso del libro en América Latina, con la usual excepción de aquellos segmentos de la población, generalmente de altos ingresos, que están vinculados estrechamente a los circuitos globales de producción y consumo.

4.2 América Latina: situación económica, social y educativa

América Latina atraviesa por una situación paradójica a inicios del siglo XXI. El entorno económico internacional ha sido extremadamente favorable y le ha permitido crecer sostenidamente en los últimos años. Según la Cepal, entre el 2003 y el 2007 el PBI de la región aumentó a una tasa promedio de 4.8% y el ingreso por habitante a un promedio de 3.5%.[43] En gran medida, este crecimiento se debe a la expansión de la economía mundial, la mayor demanda de materias primas (especialmente de China), la abundante liquidez disponible en los mercados internacionales de capital y el aumento de los flujos financieros hacia la región respecto del quinquenio anterior. Sin embargo, es probable que la reciente turbulencia que han experimentado recientemente los mercados internacionales de capital, principalmente debido a la crisis hipotecaria y crediticia en los Estados Unidos, disminuya en forma moderada la tasa de crecimiento regional en el 2008 y en el 2009.

Pese a estos avances en el campo económico, América Latina sigue siendo la región más desigual del planeta. El 40% más pobre de la población concentra sólo el 13.6% del ingreso social, mientras que el 10% más rico recibe en promedio el 35.1% del ingreso de los hogares en los países de América Latina. La desigualdad se aprecia no sólo en los ingresos, sino también en el acceso a la educación, la salud, la propiedad de tierra, la posibilidad de obtener créditos y también en las posibilidades de acceder a la sociedad de la información. Esta desigualdad, que está estrechamente ligada a los elevados niveles de pobreza, es el desafío central que debe enfrentar la región durante los próximos años.[44]

Los niveles de alfabetización y el acceso y la calidad de la educación son dos factores fundamentales que condicionan el número de lectores potenciales, y por lo tanto el futuro del libro en la región. Los niveles promedio de analfabetismo en personas mayores de quince años se encuentran por debajo del 10% en los países latinoamericanos, si bien varían considerablemente en la región. Según el Reporte de desarrollo humano 2007, en Guatemala la tasa de analfabetismo es de 30.9%; en Belice de 24.9%; en Nicaragua de 23.3%; en Jamaica de 20.1%; y en Honduras de 20.0%. Estos son los países con mayores tasas de analfabetismo en la región. En contraste, Barbados, Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica, Bahamas, Cuba, México, Saint Kitts y Nevis, Trinidad y Tobago, Panamá, Paraguay, Venezuela, Colombia y Ecuador tienen tasas de alfabetización que superan el 90%.[45]

El acceso a la educación ha mejorado significativamente en América Latina durante los últimos cuarenta años, sobre todo en términos cuantitativos. Al iniciarse el siglo XXI, las tasas netas de matrícula en el nivel primario eran de 95%, si bien las de educación secundaria llegaban al 65% y las de nivel terciario sólo al 27%. Por otra parte, las altas tasas de repetición y de deserción escolares, así como la escasa preparación de los profesores y las limitaciones de la gestión educativa en el sector público, tienen un impacto negativo en el sistema escolar y en la calidad de la educación. Se estima que un prerrequisito para la alfabetización sostenible es la supervivencia hasta el quinto grado de educación primaria, algo que no se cumple en muchos países de la región. Por ejemplo, en América Central el 90% de niños se matricula en educación primaria, pero sólo el 65% culmina el quinto grado. En América del Sur casi todos los niños en edad escolar se matriculan en la educación primaria, aunque sólo el 83% termina el quinto grado. Asimismo, la repetición aumenta en un 40% o 50% las posibilidades de deserción escolar, y repetir un grado por segunda vez puede elevar esta cifra a un 90%.[46] A estas limitaciones es preciso añadir las limitaciones que imponen los hábitos de lectura en la región, muchas de ellas derivadas de las deficiencias en el sistema educativo (recuadro 7).

RECUADRO 7. La lectura de libros en América Latina

En América Latina se lee relativamente poco en comparación con las regiones más desarrolladas del planeta. Una encuesta realizada en algunos países de la región señala que más de la mitad de la población en Argentina, Uruguay, Perú y Brasil lee al menos un libro al año. La población encuestada manifestó leer principalmente por entretenimiento, estudios y trabajo. Los lectores de la región prefieren los géneros literarios (novela, cuento, poesía, teatro, ensayo) y la lectura en castellano, seguido por el portugués, inglés, francés y japonés. En menor medida hay una lectura en lenguas nativas que tienen una producción de títulos muy baja en comparación con la que se hace en los idiomas más comunes de la región.

La mayoría de los lectores se encuentra entre los 15 y 25 años, mientras que los principales compradores de libros están entre los 25 y 60 años. Existe una mayor proporción de lectores que de personas que compran libros. Sin embargo, la compra (para uso personal o para regalo) es la principal manera de acceder en todos los países, a pesar de estar concentrada en la población de más altos ingresos. El acceso al libro por préstamo en bibliotecas o salas de lectura no es muy frecuente. Los universitarios son quienes principalmente acceden al libro por medio de fotocopias.

Fuente: Uribe et al. (2006).

Estas breves observaciones sugieren que, pese al auge económico que experimenta la región al iniciarse el siglo XXI, la persistencia de desigualdades, las deficiencias del sistema educativo y las limitaciones en los hábitos de lectura no permiten anticipar una expansión significativa y sostenida de la demanda de libros, sean estos impresos o en cualquier otro formato.

4.3 Acceso a las tecnologías de la información y comunicación

El impacto que pueden tener los avances tecnológicos en el sistema de producción, distribución y uso del libro está relacionado con factores tales como la disponibilidad de electricidad, que determina si es posible o no tener acceso a los avances tecnológicos que requieren energía eléctrica, y el grado de penetración de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El acceso a la electricidad en los países de la región sigue siendo un problema. Los países con menor tasa de electrificación son Guatemala (79%), Perú (72%), Nicaragua (69%), Bolivia (64%), Honduras (62%) y Haití (36%), mientras que en Chile, Costa Rica, Trinidad y Tobago y Venezuela esta tasa llega a un 99%. Otros países que superan el 90% son Ecuador (90%), República Dominicana (93%), Argentina (95%), Uruguay (95%), Cuba (96%) y Brasil (97%). En términos absolutos, el número de personas que no disponen de acceso a la electricidad llega a 7.7 millones en Perú, a 6.5 millones en Brasil, a 6.3 millones en Colombia y a 5.5 millones en Haití. La falta de disponibilidad de electricidad afecta principalmente a las zonas rurales de estos países, y es un serio impedimento para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. En particular, relega a los pobres rurales a una situación de marginación casi total en lo que respecta a la sociedad de la información que está surgiendo en el ámbito global.[47]

A pesar de la expansión mundial de las tecnologías de la información y comunicación, y de la disminución de la brecha digital entre los países en desarrollo y los países de altos ingresos (que se expresa sobre todo en un aumento en el uso de la telefonía celular), América Latina mantiene un retraso en cuanto al acceso a computadoras y a Internet. Según el Reporte mundial de la sociedad de la información 2006, Europa y Asia son las regiones con mayor penetración de computadoras (41% y 21%, respectivamente). América en conjunto tiene una tasa de penetración de computadoras de 18%. El panorama es similar en el caso de Internet: Europa y Asia son las que mayor nivel de penetración presentan (33% y 15%, respectivamente). América en conjunto tiene una tasa de penetración de Internet del 12%, muy por debajo de países como Islandia (81%), Suecia (79%) y la República de Corea (72.2%). Sin embargo, Estados Unidos tiene una tasa de penetración de Internet de 57%, muy por encima del promedio del continente americano.[48]

Un informe reciente sobre la situación de Internet en América Latina indica que en el 2007 la región contaba con casi 123 millones de usuarios y tenía una tasa de penetración del 22.2%, si bien esto representa sólo el 9.3% de los usuarios en el ámbito mundial. Chile y Argentina lideran la región, con tasas de penetración de 43.2% y 39.7% respectivamente, seguidos de Uruguay, Costa Rica, Perú, Colombia, Brasil, Puerto Rico, República Dominicana, México y Venezuela, en orden decreciente y con niveles de penetración de entre 31% y 20%. Al otro extremo, El Salvador, Guatemala, Panamá, Bolivia, Honduras, Paraguay, Nicaragua y Cuba tienen porcentajes cercanos al 10% de penetración o por debajo de ese porcentaje.[49] En gran medida debido a estas tasas de penetración relativamente bajas como punto de partida, el uso de Internet en América Latina ha ido creciendo aceleradamente, al punto que algunos estimados sugieren que se ha triplicado en los últimos cinco años. Una de las limitaciones para este crecimiento es el hecho de que sólo el 7% de toda la información existente en Internet está en idioma castellano.[50]

No obstante que la brecha entre América Latina y los países de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCED) se ha ido acortando en términos cuantitativos (empleando indicadores tales como usuarios de Internet por cada cien habitantes y número de teléfonos celulares por habitante), un informe reciente de la Cepal señala que este no es el caso cuando se examina la capacidad existente para utilizar la información efectivamente. De acuerdo a este estudio, "cuando se mide la capacidad tecnológica de una sociedad para manejar la información, es decir, su avance hacia la sociedad de la información, las afirmaciones generalizadas que la brecha digital se ha ido cerrando distan de ser incontrovertibles. La mima duda surge cuando se mide la capacidad instalada por habitante para transmitir, procesar y almacenar la información. […] En realidad, la brecha entre los países de la región y los de la OCDE en la capacidad de intercambiar información mediante redes modernas de comunicación es cada vez mayor".[51]

Considerando las limitaciones en el acceso a los desarrollos tecnológicos que sustentan a la sociedad de la información, no sorprende que las escuelas y los centros de uso compartido de computadoras y conexiones de Internet (cabinas públicas, telecentros o cibercafés) hayan adquirido gran importancia en la región. En algunos países son el principal medio a través del cual los habitantes, sobre todo aquellos de menores ingresos, se vinculan a Internet y utilizan computadoras. Por ejemplo, en el 2003 casi el 70% de los usuarios de Internet en el Perú hacía uso de cabinas públicas.[52] En Brasil, Costa Rica, México y Chile la disponibilidad de conexiones de Internet en las escuelas ha sido uno de los principales factores que explican el crecimiento en el número de usuarios, aunque también ha sido importante el acceso a través de telecentros comunitarios.[53]

La importancia de los centros de acceso público en América Latina se puede apreciar en la tabla 5. De acuerdo al estudio en que se basan estas cifras, en el 2006 había 150 mil centros de este tipo en la región, que tenían el potencial de llegar a una proporción muy alta de la población latinoamericana. Sin embargo, el uso efectivo de estos centros estaría muy por debajo de su uso potencial. Cifras no estrictamente comparables procedentes de otro estudio indican que en julio del 2005 México contaba con 7,500 centros comunitarios digitales que daban cobertura a 5.8 millones de usuarios, y se anticipaba que a finales del 2006 estarían funcionando más de diez mil centros de acceso a Internet.[54] Esto se compara con los casi sesenta mil centros registrados en el informe de la Cepal en el cual se basa la tabla 5.

En términos generales, es posible concluir que las desigualdades de ingreso, los niveles aún altos de analfabetismo, las deficiencias del sistema educativo, las limitaciones en la infraestructura eléctrica, y la poca (aunque creciente) penetración de las tecnologías de la información y comunicación sugieren que queda aún un largo trecho por recorrer antes de que el libro, sea ya en su forma impresa convencional o en formato electrónico, llegue a ser objeto de consumo masivo y generalizado en la región. Considerando la inercia de los procesos de cambio, es muy probable que esta situación no se modifique en forma significativa al menos en uno o dos decenios. Sin embargo, esta situación podría cambiar rápidamente como resultado de una (¿improbable?) combinación de políticas públicas y mayores recursos para eliminar el analfabetismo, mejorar la calidad de la educación y promover la lectura; de inversiones públicas y privadas en infraestructura de energía eléctrica, acompañadas de políticas para privilegiar su disponibilidad en zonas rurales y marginales; y de inversiones privadas y públicas en telecomunicaciones (particularmente en redes de transmisión de datos de banda ancha) y en empresas vinculadas a las tecnologías de la información, acompañadas de políticas públicas y esquemas de regulación que promuevan el más amplio acceso al menor costo posible.

Tabla 5. Centros de acceso público a las tecnologías de la información y comunicación en América Latina (2006)

País

Número de centros identificados

Usuarios potenciales(1)

Usuarios por centro

Argentina

28,401

25"234,397

889

Bolivia

884

7"384,000

8,353

Brasil(2)

16,722

136"175,000

8,143

Chile

2,733

9"439,000

3,454

Colombia

6,078

34"899,757

5,742

Costa Rica

1,199

2"683,000

2,238

Ecuador

9,577

10"391,421

1,085

El Salvador

618

5"119,525

8,284

Guatemala

3,869

9"373,000

2,423

México

58,188

75"656,525

1,300

Nicaragua

84

4"449,000

52,964

Paraguay

48

5"002,000

104,208

Perú

19,936

20"278,000

1,017

Uruguay

109

2"043,000

18,743

Total

148,446

348"127,625

2,345

(1) El número de usuarios potenciales corresponde al universo de población en el rango entre 5 y 64 años de edad, descontando los usuarios individuales de Internet, según datos de la UIT.

(2) Datos correspondientes a marzo del 2007.

Fuente: Maeso y Hilbert (2006).

Algunas implicancias para la industria editorial en América Latina

Esta sección ofrece algunos comentarios acerca de las fronteras del conocimiento y la tecnología, antes de pasar a una revisión de los dos principales conjuntos de avances tecnológicos que probablemente tendrán mayor impacto en el futuro del libro y la industria editorial en la región.

5.1 Conocimiento, tecnología y lectura

Como se indicó al inicio de la sección precedente, el ocaso de la era baconiana, el surgimiento del orden global fracturado y la transición hacia la sociedad de la información constituyen el telón de fondo para una serie de avances que están desplazando las fronteras del conocimiento y la tecnología en todas las áreas del saber. Algunos de estos desarrollos tienen importantes implicancias para la lectura y el futuro del libro. A título ilustrativo mencionaremos los adelantos en la comprensión de los procesos biológicos y cerebrales asociados con la lectura, y los nuevos desarrollos en el campo de las tecnologías digitales.

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