3-Exhortar a los Estados miembros que continúen aportando sus criterios y puntos de vista sobre el cumplimiento de los mandatos de la II Cumbre de las Américas vinculados al fomento de la confianza y de la seguridad;
4-Solicitar a los Estados miembros que proporcionen a la OEA cualquier información que estimen pertinente sobre la aplicación de los acuerdos sub-regionales y bilaterales relacionados con la seguridad a los cuales pertenecen
5-Estudiar los problemas y los riesgos para la paz y la seguridad en el Hemisferio, así como la prevención y la resolución de conflictos;
6-Efectuar una o más reuniones de expertos para continuar el debate sobre los principales aspectos de la definición, teniendo presente los estudios y comunicaciones señaladas precedentemente.
Con respecto al Programa de Educación para la Paz, como medida de fomento de la confianza y de seguridad, la Comisión de Seguridad Hemisférica tomó nota de una propuesta preparada por la UPD y aprobó la realización de una Reunión de Expertos para diseñar un Proyecto de Programa de Educación para la Paz. Esta reunión se celebró en Cartagena, Colombia, los días 14 y 15 de octubre de 1999.
Este programa entre sus objetivos primordiales tiene como fin promover un proceso que desarrolle entre la población valores, conocimientos, creencias, actitudes y comportamientos conducentes al fortalecimiento de una cultura política democrática y una cultura de paz.
Además de contribuir a un mejor entendimiento de respeto y tolerancia y aun tratamiento adecuado de aquellos problemas que, en el ámbito hemisférico, regional, subregional o local, perturban la paz, tanto a nivel interno de los países como a nivel inter-estatal.
Este Programa esta dirigido fundamentalmente a la población, en especial los jóvenes, las mujeres y demás grupos vulnerables. Comprende tres áreas básicas de estudio, estas son: a. La educación para la promoción de las paz entre los estados, b.
La educación para la solución pacífica de los conflictos y c. La educación para la promoción de los valores y prácticas democráticas.
El primero de marzo entró en vigor la Convención de Ottawa sobre la prohibición del uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y su destrucción. Esta medida ha sido un paso esencial hacia la construcción de un hemisferio libre de minas. En relación con el Registro de Minas Antipersonal de la OEA, establecido mediante resolución 724 (1162/98) del Consejo Permanente de la OEA, el 22 de Mayo de 1998. La participación en el registro ha sido leve, solamente 7 países han entregado información.
Los esfuerzos de desminado en la región se han concentrado en Centroamérica, en donde se han desarrollado programas de desminado con la ayuda de la Secretaría General de la OEA (Unidad para la Promoción de la Democracia) y la asistencia técnica de la Junta Interamericana de Defensa. Estos programas tuvieron su inicio en 1992 y a la fecha involucran a Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Honduras.
Estos programas nacionales se enmarcan dentro del Programa de Asistencia al Desminado en Centroamérica (PADCA). Desde sus inicios, estos programas nacionales han contado con el apoyo financiero de Estados miembros de la región y países extra-continentales.
La OEA, a través de la Unidad para la Promoción de la Democracia informa periódicamente a los Estados miembros sobre los avances del Programa de Desminado en Centroamérica (PADCA). Los últimos informes han incluido información sobre los efectos del huracán Mitch en las tareas de remoción de minas así como los aspectos de coordinación del programa, en especial, las cuestiones relacionadas con el financiamiento internacional, las actividades de recaudación de fondos y sobre los requisitos de infraestructura y equipo.
Otras actividades de importancia emprendidas en la región son:
1-El apoyo a los esfuerzos de desminado en la frontera entre Perú y Ecuador, luego de los acuerdos de paz de octubre de 1998. En este sentido Estados Unidos y Canadá anunciaron importantes contribuciones.
2-El anuncio de Nicaragua de su intención de destruir todas sus minas almacenadas en marzo de 1999.
3-El compromiso de los Estados Unidos de eliminar todas las minas emplazadas por Estados Unidos alrededor de la Base de Guantánamo en Cuba al término de 1999 y su anuncio de incrementar sus contribuciones para el desminado.
4-La declaración oficial del gobierno de Chile, de 26 de Abril de 1999 decretando una moratoria unilateral en la producción, exportación, importación e instalación de nuevas minas antipersonal.
5-La Conferencia sobre Desminado Humanitario Mundial, convocada por los Estados Unidos para impulsar los objetivos de la "Iniciativa de desminado para el 2010", realizada en Washington, D.C. del 20 al 22 de Mayo de 1998.
6-El Seminario Regional para la Promoción de la Convención sobre la Prohibición del Empleo, el Almacenamiento, la producción y la Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción, organizado por Canadá y México los días 11 y 12 de Enero de 1999 en Ciudad de México. En esa oportunidad se suscribió, entre los gobiernos de México y Canadá y la Organización Pan Americana de Salud (OPS) un Programa de Cooperación Conjunta para la atención de víctimas de minas antipersonal en El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Dada la importancia de una respuesta integrada y completa a la crisis ocasionada por las minas antipersonal, y la necesidad de proporcionar un apoyo auténtico y duradero para aquellos que se encuentran en constante riesgo, se creó en 1998 el área programática dentro de la Unidad para la Promoción de la Democracia denominada "Acción Integral contra Minas Antipersonal" (AICMA).
Dicha área es el punto focal de la Secretaría General en la materia y se encarga, entre otros, de los siguientes temas: a) Educación preventiva a la población civil sobre el peligro de las minas; b) apoyo para el peritaje, mapeo, ubicación y limpieza de campos minados; c) asistencia a las víctimas incluyendo la rehabilitación física y psicológica, así como la reintegración socioeconómica de las zonas desminadas; d) apoyo a la total prohibición de las minas antipersonal e) banco de datos sobre acción contra las minas antipersonal.
El Programa de Asistencia para el Desminado en Centroamérica fue creado por la Organización de los Estados Americanos en el año de 1991, a solicitud de los países centroamericanos afectados por las minas antipersonal. A partir de mayo de 1995, la coordinación general y supervisión del Programa de Asistencia para el Desminado en Centroamérica (PADCA) ha sido responsabilidad de la Unidad para la Promoción de la Democracia (UPD), con la colaboración técnica de la Junta Interamericana de Defensa (JID). El PADCA, integrado en el nuevo programa de la AICMA, tiene el sello distintivo de ser fundamentalmente un proyecto humanitario, porque trata de devolver la seguridad y la confianza a los ciudadanos, disminuir la amenaza y el peligro que representan los artefactos explosivos, y las minas antipersonal, y restaurar el uso de tierras agrícolas y ganaderas en las zonas afectadas.
El exitoso desempeño y los avances que ha tenido el PADCA se dan en gran medida gracias al invaluable y generoso apoyo de Estados miembros: Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, El Salvador, Guatemala, Perú, Venezuela y los Estados Unidos; y a la contribución de importantes donantes de la comunidad internacional: Dinamarca, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Japón, Noruega, Rusia y Suecia, entre otros países. En lo que va del año, esta contribución alcanzó aproximadamente unos $4, 815,000.00 de dólares.
Los avances alcanzados en cada país receptor del PADCA se pueden sintetizar de la siguiente manera:
Costa Rica. Actualmente, se están ejecutando las operaciones correspondientes al módulo VII en las áreas de Cutriz, Pocosol y Las Tiricias, en la provincia de Alajuela, en la frontera norte con Nicaragua. El desminado y remoción de artefactos explosivos se ha ejecutado con la continua colaboración de dos supervisores internacionales, 41 zapadores y el apoyo de la técnica canina.
Se ha continuado con la campaña de Educación Preventiva a la Población Civil sobre el Peligro de las Minas en las zonas de Crucitas, Jocote, Las Tiricias, San Isidro, Pocosol, Medio Queso y La Guaría, en la provincia de Alajuela.
Guatemala. Conforme a lo programado por el Plan Nacional de Desminado y Destrucción de Artefactos Explosivos, se han concluido las operaciones de búsqueda y destrucción de artefactos explosivos en el Área de Ixcán, Departamento del Quiché y, gracias a ello, se ha realizado, en enero del año 2000, la primera entrega de tierras desminadas por parte de las autoridades locales a la comunidad.
Actualmente, se llevan a cabo tareas de rastreo y detección en el área del triángulo Ixil, la cual comprende cuatro municipios del Departamento del Quiché y abarcan 30 de las 129 zonas sospechosas contempladas por el Plan Nacional de Desminado.
Nicaragua. Se implementará un nuevo frente de operaciones compuesto de 100 zapadores, el cual será ubicado en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) en la República de Nicaragua. Actualmente, se está realizando el entrenamiento de los soldados zapadores que integrarán los nuevos pelotones.
Es importante subrayar que esto permitirá complementar los otros dos frentes, apoyados por la comunidad internacional, a través de la OEA, en las áreas de Ocotal y Juigalpa.
Actualmente, se están llevando a cabo las operaciones correspondientes a los módulos número IV, en el Frente de Operaciones número 3, ubicado en Juigalpa, y módulo número VIII, ubicado en el Frente de Operaciones número 4, en el área de Ocotal.
Asimismo, por solicitud de ENEL (Empresa Nicaragüense de Electricidad), se ha iniciado la certificación y entrega de torres de alta tensión desminadas en los territorios de Chontales y Matagalpa, para el inicio del mantenimiento en las líneas de transmisión.
Por otra parte, durante el año se trasladó la Misión de Asistencia para la Remoción de Minas en Centroamérica (MARMINCA) de Honduras a Nicaragua.
Asimismo, se ha dado continuidad, y se planea reforzar para el año 2000, la capacidad del "Programa de Atención para Víctimas de Minas y Artefactos Explosivos", que se está llevando a cabo desde 1997 en Nicaragua, con la cooperación del Gobierno de Suecia, a fin de asegurar el seguimiento a los servicios de rehabilitación proporcionados por este programa.
Finalmente, en el período comprendido en este informe, se ha fortalecido la campaña de Educación Preventiva a la Población Civil Sobre el Peligro de las Minas con visitas a la comunidad y por medio de distintos mensajes radiofónicos a través de radiodifusoras nacionales.
Igualmente, AICMA recibió, por parte del Gobierno canadiense, una importante remesa de "afiches" alusivos al peligro de las minas que han sido utilizados en la señalización de áreas sospechosas.
Perú y Ecuador. El Secretario General ofreció, con motivo de la visita de los Presidentes del Ecuador y Perú a la sede de la Organización, el 5 de febrero de 1999, el concurso y experiencia de la OEA en el tema del desminado humanitario.
Por otra parte, mediante nota conjunta de fecha 18 de marzo de 1999, los Gobiernos del Ecuador y Perú a través de sus Misiones Permanente ante la Organización de los Estados Americanos, solicitaron a la Organización el establecimiento de un fondo específico de apoyo al desminado asociado a la demarcación de la frontera ecuatoriana-peruana, en base a los recursos que, a tal efecto, aportara el Gobierno del Canadá.
Al respecto, la Organización inició actividades sobre el tema con la apertura del fondo específico para el "Programa de Asistencia para el Desminado en Ecuador/ Perú" (PADEP) con la contribución del Gobierno de Canadá de CAN $300,000.00 (USD $198,800.45), en abril de 1999. Esta contribución dividida en partes iguales, ha sido destinada exclusivamente a la adquisición de equipos y materiales para las actividades de apoyo al desminado humanitario asociado a la demarcación de la frontera ecuatoriana-peruana.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos invitó a la Organización de los Estados Americanos a participar en una misión multidisciplinaria al Ecuador y Perú. Dicha misión se llevó a cabo del 16 al 20 de agosto de 1999 para evaluar la situación de las minas terrestres antipersonal en la región fronteriza de ambos países.
Como resultado de dicha misión, y de acuerdo a las solicitudes de ambos países de requerir el apoyo de la OEA en las tareas de desminado humanitario, la Organización ha presentado para la consideración de ambos gobiernos, documentos de trabajo contentivos de una propuesta para brindar una asistencia internacional coordinada a los esfuerzos de ambos países en la acción integral contra las minas antipersonal en sus respectivos territorios.
A continuación se destacan algunas de las actividades adicionales realizadas en el marco del AICMA:
1-Conforme a lo especificado tanto por el Tratado de Ottawa, como por el Plan Nacional de Destrucción de Minas Almacenadas en Nicaragua, se han destruido en el país 30,000 minas antipersonal en cuatro diferentes ocasiones.
2-En el mismo sentido, y a fin de dar inicio a la destrucción de los almacenes de minas en Honduras, AICMA organizó una misión a ese país de asesoramiento y asistencia en la destrucción de minas antipersonal almacenadas, patrocinada por el Gobierno de Canadá.
3-Con respecto al Programa de Rehabilitación de Víctimas de Minas Antipersonal, se realizó la firma de un Acuerdo Marco entre el Centro de Rehabilitación Internacional (CIR) y la Organización de Estados Americanos, con el fin de implementar un Plan de Acción para desarrollar y realizar nuevas tecnologías, material educacional y programas de rehabilitación física y laboral para las personas afectadas por minas antipersonal y artefactos explosivos en Centroamérica.
4-Asimismo, en el transcurso del año se ha realizado una coordinación estrecha con la Organización Panamericana de Salud (OPS) a fin de unir esfuerzos en las actividades relacionadas con la asistencia, rehabilitación e integración de las víctimas de minas, y sobre educación preventiva a la población civil sobre el peligro de dichos artefactos.
5-Igualmente se han iniciado gestiones con la Fundación de las Américas (Trust for the Americas), para unir esfuerzos con el sector privado, público, académico, y de las distintas instituciones de la sociedad civil del hemisferio, para promover iniciativas que beneficien a las víctimas de minas.
6-Por otra parte, y a fin de iniciar un fondo semilla destinado a proporcionar asistencia medica urgente en el extranjero, para aquellas víctimas de minas que no puedan ser tratadas en sus países, AICMA gestionó, con la Fundación Mujeres de las Américas de la ciudad de Washington, la obtención de fondos provenientes de la actividad cultural que dicha fundación lleva a cabo anualmente, por decisión unánime se otorgo el 80% de los fondos recaudados.
En ese sentido, los días 19 y 20 de Abril de 1999 se llevó a cabo en la sede de la Organización de los Estados Americanos el "Foro sobre el Futuro de la Seguridad Internacional en el Hemisferio, encuentro académico-diplomático organizado por la Misión Permanente de Chile ante la OEA y con el apoyo de la Misión Permanente de los Estados Unidos y la Secretaría General de la OEA.
El objetivo del foro fue iniciar un diálogo sobre el futuro de la seguridad hemisférica entre académicos y especialistas de los países de las Américas con el fin de contribuir a una mayor precisión conceptual en definiciones que van desde naciones tradicionales de seguridad con el acento en los aspectos político-militares hasta conceptos mucho más inclusivos, que abarcan dimensiones como las económicos, las sociales y las medio-ambientales.
Además de la clarificación conceptual, el diálogo facilitó el análisis de las experiencias hemisféricas y sub-regionales, tales como el proceso de implementación de medidas de fomento de la confianza y de la seguridad, los avances del concepto de seguridad democrática en Centroamérica y las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños estados insulares del Caribe.
Por último, se esbozó un primer análisis sobre el funcionamiento de las instituciones interamericanas de seguridad, en especial la Junta Interamericana de Defensa y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños Estados insulares se han ventilado en dos foros, principalmente. En la reunión de Alto Nivel realizada en San Salvador, en Febrero de 1998 y en la Comisión de Seguridad Hemisférica de la OEA. En ambos, los siguientes elementos emergen como los factores que influyen en la seguridad de estos Estados:
a-Tráfico de drogas y lavado de dinero
b-Tráfico ilícito de armas y su vinculación con terrorismo, crimen y violencia;
c-Desastres naturales y los efectos ecológicos de largo alcance, como el cambio climático;
d-Transporte de material radioactivo y desechos peligrosos a través del espacio aéreo y marítimo de los estados islas;
e-Vulnerabilidad económica y pobreza
Al nivel hemisférico la OEA, a través de la Secretaría General ha adoptado algunas medidas en respuesta a estas preocupaciones especiales de seguridad, que dicen relación con los aspectos económicos, medio ambiente y riesgos naturales, la promoción de la democracia y cooperación para la erradicación del tráfico ilícito y el abuso de drogas. Algunas de estas medidas son:
i-Aspectos económicos: Apoyo de la Unidad de Comercio de la OEA a través de asistencia técnica a los grupos negociadores y consultivos del ALCA de los países con economías más pequeñas y la organización de seminarios regionales sobre asuntos vinculados al ALCA para funcionarios de los Estados insulares del Caribe.
ii-Medio ambiente y riesgos naturales: La OEA, a través de la Unidad de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente ha implementado una serie de programas de asistencia técnica en las esferas de la mitigación de los riesgos naturales y la adaptación al cambio climático mundial, financiados con recursos externos.
iii-Promoción de la democracia: El programa Apoyo a Instituciones y Procesos Legislativos, con la participación de las Bahamas, Dominica, Grenada, Jamaica, San Kitts y Nevis, Santa Lucia y Trinidad y Tobago; el programa de Red Líderes Legislativos de las Américas y el programa de Promoción de Valores y Prácticas Democráticas.
Asimismo, la OEA está colaborando con la Secretaría del Caribbean Community (CARICOM) para ejecutar el proyecto de Educación para la Democracia en los Estados de la Asociación de Estados Orientales del Caribe (OECS).
iv-Cooperación para la erradicación del tráfico ilícito y el abuso de drogas: Programas de asistencia técnica a cargo de la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas.
Por otra parte, los Estados miembros aprobaron, durante la Asamblea General, una serie de resoluciones con el fin de continuar fomentando la confianza y la seguridad en la región. Estas resoluciones se refieren a los siguientes puntos:
Exhortar a los Estados miembros a que se adhieran y ratifiquen, según sea el caso, a la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros materiales relacionados, (AG/RES.1621), a la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción (AG/RES.1624) y al Tratado de Tlatelolco (AG/RES.1622)
-Instar a los Estados miembros a que apliquen las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad aprobadas en las Conferencias de Santiago y San Salvador. (AG/RES.1623)
-Citar la fecha y aprobar el temario de la reunión de expertos sobre el Programa de Educación para la Paz. (AG/RES.1620)
-Atender y reconocer las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños Estados Insulares (AG/RES.1640)
-Alentar a los Estados miembros a que adopten las medidas necesarias para combatir el tráfico ilícito de armas pequeñas y armas ligeras. (AG/RES.1642)
-Seguir con los esfuerzos para lograr un Hemisferio libre de minas antipersonales (AG/RES.1644), especialmente, apoyando el desminado en Centroamérica(AG/RES.1641)
-Promover el análisis y discusión sobre el concepto de seguridad cumpliendo con el mandato de la II Cumbre de las Américas (AG/RES.1643)
Durante la Asamblea General de la OEA celebrada en Windsor, Canadá, en junio de 2000, los Gobiernos aprobaron las siguientes resoluciones en relación con el tema de seguridad hemisférica:
-Declaración de la OEA sobre armas pequeñas y armas ligeras.
-Cooperación para la seguridad en el hemisferio
-Apoyo a la acción contra las minas en Perú y Ecuador
-Consolidación del Régimen establecido en el Tratado para la Proscripción de las armas nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco)
-Convención Interamericana sobre Transparencia en las Adquisiciones de Armas Convencionales
-Apoyo al Programa de Acción Integral contra las minas antipersonal en Centroamérica
-Fondo de Paz: Solución pacífica de Controversias Territoriales
La IV Conferencia Ministerial de Defensa en las Américas se celebró en Manaos, Brasil. Dicha reunión empezó el 16 de octubre de 2000, y revisó los siguientes temas: la seguridad hemisférica en el inicio del Siglo XXI; la confianza mutua en el continente y su situación y proyección para la próxima década, así como las posibilidades de cooperación regional en el campo de la defensa y el desarrollo.
Del 13 al 14 de noviembre de 2000, se celebró en Washington D.C. una Reunión Especial de la Comisión de Seguridad Hemisférica para examinar las nuevas amenazas a la seguridad regional.
La reunión fue la tercera en una serie de reuniones especiales en que se analizaron los nuevos enfoques en seguridad hemisférica. Los Estados Miembros contaron con la participación de varios expertos en las discusiones sobre los siguientes temas:
–Evaluación e identificación de las formas de revitalizar y fortalecer las instituciones del sistema interamericano relacionadas con los distintos aspectos de la seguridad hemisférica.
-Análisis de los enfoques comunes más apropiados que permitan abordar los diversos aspectos de la seguridad internacional en el Hemisferio.
En la reunión, se identificaron y analizaron las siguientes nuevas amenazas a la seguridad hemisférica: el crimen transnacional, el narcotráfico, el tráfico ilícito de armas y los desastres naturales. La Comisión también comentó la relevancia y la autoridad de los siguientes mecanismos e instituciones regionales en relación con seguridad hemisférica: el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), el Pacto de Bogotá, la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, las cartas de la OEA y las Naciones Unidas, y la propia OEA.
Al final de la reunión, la Comisión decidió preparar un cuestionario para solicitar la perspectiva de cada Estado Miembro sobre temas relacionados con la seguridad hemisférica y la futura Conferencia Especial sobre Seguridad.
Los mandatos y las iniciativas de seguridad hemisférica fueron reforzados y fortalecidos en la Cumbre de las Américas de Quebec de 2001. Para más información sobre estos mandatos, y para una continuación de las actividades de seguimiento en el área de seguridad hemisférica.
En la de la seguridad en para las Américas se consensuaron los siguientes elementos: "Nosotros, los Estados de las Américas representados en la Conferencia Especial sobre Seguridad en la Ciudad de México, comprometidos a promover y fortalecer la paz y la seguridad en el Hemisferio". Recordando que la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz, realizada en Chapultepec, México, en 1945, propuso un esquema para hacer frente a los requerimientos de seguridad de las Américas. Teniendo presente que el Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovación del Sistema Interamericano, de 1991, decidió iniciar un proceso de reflexión conjunta sobre la seguridad hemisférica, desde una perspectiva actualizada e integral, a la luz de las nuevas circunstancias mundiales y regionales; Recordando que la Cumbre de las Américas de Santiago encomendó a la Organización de los Estados Americanos, a través de la Comisión de Seguridad Hemisférica, que "efectúe el seguimiento y profundización de los temas relativos a medidas de fomento de la confianza y la seguridad, realice un análisis sobre el significado, alcance y proyección de los conceptos de seguridad internacional en el Hemisferio, con el propósito de desarrollar los enfoques comunes más apropiados que permitan abordar sus diversos aspectos, incluidos el desarme y el control de armamentos, e identifique las formas de revitalizar y fortalecer las instituciones del sistema interamericano relacionadas con los distintos aspectos de la seguridad hemisférica", que culmine en una Conferencia Especial sobre Seguridad en el marco de la OEA. Destacando que la Cumbre de las Américas de la ciudad de Québec pidió a la Comisión de Seguridad Hemisférica de la OEA la revisión de todos los temas que se refieren a los enfoques comunes sobre la seguridad internacional en el Hemisferio, con miras a celebrar la Conferencia Especial sobre Seguridad. Considerando que la Declaración de Bridgetown reconoce que las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y que el concepto y enfoque tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. Considerando que los Estados de las Américas compartimos raíces históricas, principios y valores de civilización que nos han permitido consagrar un orden jurídico sustentado en la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la Organización de los Estados Americanos. Reconociendo que los Estados del Hemisferio enfrentamos tanto amenazas tradicionales a la seguridad como nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos que por sus características complejas han determinado que la seguridad tenga un carácter multidimensional; y firmemente convencidos de que, en vista de los cambios profundos que han ocurrido en el mundo y en las Américas desde 1945, tenemos una oportunidad única para reafirmar los principios, valores compartidos y enfoques comunes sobre los cuales se basa la paz y la seguridad en el Hemisferio. I. Principios de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la OEA 1. Reafirmamos que la seguridad en el Hemisferio tiene como base fundamental el respeto a los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en la Carta de la Organización de los Estados Americanos. II. Valores compartidos y enfoques comunes 2. Nuestra nueva concepción de la seguridad en el Hemisferio es de alcance multidimensional, incluye las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del Hemisferio, incorpora las prioridades de cada Estado, contribuye a la consolidación de la paz, al desarrollo integral y a la justicia social, y se basa en valores democráticos, el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional. 3. La paz es un valor y un principio en sí mismo y se basa en la democracia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la seguridad y el respeto al derecho internacional. Nuestra arquitectura de seguridad contribuirá a preservarla a través del fortalecimiento de los mecanismos de cooperación entre nuestros Estados para enfrentar las amenazas tradicionales, las nuevas amenazas, las preocupaciones y otros desafíos que confronta nuestro Hemisferio. 4. Afirmamos que nuestra cooperación para enfrentar las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad también se fundamenta en valores compartidos y enfoques comunes reconocidos en el ámbito hemisférico. Entre ellos destacan los siguientes: a) Cada Estado tiene el derecho soberano de identificar sus propias prioridades nacionales de seguridad y definir las estrategias, planes y acciones para hacer frente a las amenazas a su seguridad, conforme a su ordenamiento jurídico, y con el pleno respeto del derecho internacional y las normas y principios de la Carta de la OEA y la Carta de las Naciones Unidas. b) La democracia representativa es una condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de los Estados del Hemisferio. En particular, reafirmamos nuestro compromiso con la plena observancia de la Carta Democrática Interamericana, sus valores, principios y mecanismos. c) El respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y la buena gestión gubernamental son esenciales para la estabilidad, la paz y el desarrollo político, económico y social de los Estados del Hemisferio. d) La subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente constituida y el respeto del estado de derecho por todas las entidades y sectores de la sociedad son valores fundamentales y contribuyen a la estabilidad y la paz de los Estados del Hemisferio. e) En nuestro Hemisferio, en nuestra condición de Estados democráticos comprometidos con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la OEA, reafirmamos que el fundamento y razón de ser de la seguridad es la protección de la persona humana. La seguridad se fortalece cuando profundizamos su dimensión humana. Las condiciones de la seguridad humana mejoran mediante el pleno respeto de la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas, así como mediante la promoción del desarrollo económico y social, la inclusión social, la educación y la lucha contra la pobreza, las enfermedades y el hambre. f) La educación para la paz y la promoción de la cultura democrática tienen un papel destacado en el desarrollo de los Estados y el fortalecimiento de la estabilidad y la consolidación de nuestro Hemisferio como una región donde prevalecen el entendimiento y el respeto mutuo, el diálogo y la cooperación. g) La justicia social y el desarrollo humano son necesarios para la estabilidad de cada Estado del Hemisferio. El fomento de las relaciones de amistad y la cooperación interamericana para el desarrollo integral fortalece la seguridad de los Estados del Hemisferio. h) Los Estados del Hemisferio reafirman la importancia de mejorar la participación de la mujer en todos los esfuerzos para la promoción de la paz y la seguridad, la necesidad de aumentar su papel en la adopción de decisiones en todos los niveles con respecto a la prevención, gestión y resolución de conflictos, e integrar una perspectiva de género en todas las políticas, programas y actividades de todos los órganos interamericanos, organismos, entidades, conferencias y procesos que traten asuntos de seguridad hemisférica. i) Las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y el concepto y los enfoques tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. j) Las amenazas tradicionales a la seguridad y sus mecanismos para enfrentarlas siguen siendo importantes y pueden ser de naturaleza distinta a las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad y a los mecanismos de cooperación para hacerles frente. k) Las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica son problemas intersectoriales que requieren respuestas de aspectos múltiples por parte de distintas organizaciones nacionales y, en algunos casos, asociaciones entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, todas actuando de forma apropiada conforme a las normas y principios democráticos y las normas constitucionales de cada Estado. Muchas de las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica son de naturaleza transnacional y pueden requerir una cooperación hemisférica adecuada. l) Los Estados del Hemisferio reconocen diferentes perspectivas sobre las amenazas y prioridades a su seguridad. La arquitectura de seguridad en nuestro Hemisferio deberá ser flexible y contemplar las particularidades de cada subregión y de cada Estado. m) La seguridad de los Estados del Hemisferio se ve afectada, en diferente forma, por amenazas tradicionales y por las siguientes nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de naturaleza diversa:
Corresponde a los foros especializados de la OEA, interamericanos e internacionales desarrollar la cooperación para enfrentar estas nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos con base en los instrumentos y mecanismos aplicables. n) Los procesos de integración subregional y regional contribuyen a la estabilidad y la seguridad en el Hemisferio. o) Los acuerdos y mecanismos de cooperación bilaterales y subregionales en materia de seguridad y defensa son elementos esenciales para fortalecer la seguridad en el Hemisferio. p) La prevención de conflictos y la solución pacífica de controversias entre los Estados son fundamentales para la estabilidad y seguridad del Hemisferio. q) Los Estados del Hemisferio reconocen la importancia del diálogo y de otros esfuerzos nacionales para lograr la solución de situaciones de conflicto interno y alcanzar la reconciliación y una paz justa y duradera. Las instituciones y mecanismos internacionales, interamericanos y subregionales pueden desempeñar, cuando el Estado afectado así lo solicite, un papel valioso en apoyo a los esfuerzos nacionales de paz y reconciliación. r) El pleno respeto a la integridad del territorio nacional, la soberanía y la independencia política de cada Estado de la región es base fundamental de la convivencia pacífica y la seguridad en el Hemisferio. Reafirmamos el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, de todos los Estados y nuestro compromiso de abstenernos de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la OEA. s) El Hemisferio ha logrado importantes avances en el mantenimiento de la paz. Para asegurar estos avances, se requieren esfuerzos constantes con el fin de utilizar eficazmente los medios acordados para prevenir y resolver pacíficamente las controversias o conflictos entre Estados, de conformidad con la Carta de la OEA y la Carta de las Naciones Unidas. t) Los Estados del Hemisferio reconocen la necesidad de dar pronta solución pacífica a las controversias que aún subsisten en el Hemisferio y comprometen todos sus esfuerzos al logro de acuerdos negociados inspirados en la justicia y el pleno respeto al derecho internacional y a los tratados vigentes. u) Las medidas de fomento de la confianza y la seguridad y la transparencia en las políticas de defensa y seguridad contribuyen a aumentar la estabilidad, salvaguardar la paz y la seguridad hemisférica e internacional y consolidar la democracia. v) Reconocemos la importancia y utilidad que tienen, para aquellos Estados que son parte, los instrumentos y acuerdos interamericanos, tales como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá), reconociendo las diferentes perspectivas de seguridad y los compromisos de los Estados Miembros. w) Reiteramos el propósito de alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados Miembros. x) La solidaridad de los Estados americanos, expresada a través de la cooperación económica, técnica, política, jurídica, medioambiental, social, de seguridad y de defensa, contribuye a la estabilidad y la seguridad de los Estados y del Hemisferio en su conjunto. y) La seguridad del Hemisferio se ve afectada por las amenazas a la paz y la seguridad mundiales. Asimismo, un Hemisferio estable y seguro constituye un componente esencial de la paz y la seguridad mundiales. Por lo tanto, los Estados del Hemisferio tienen un papel importante que desempeñar en la promoción de la paz y la estabilidad internacionales, en especial mediante el respeto del derecho internacional y el apoyo a los regímenes bilaterales, regionales y multilaterales de desarme y no proliferación de todas las armas de destrucción en masa y control de armamentos, así como otros acuerdos, y a las negociaciones, mecanismos, actividades y procesos de seguridad en el marco de las Naciones Unidas. z) Nos comprometemos a fortalecer el sistema multilateral basado en la Carta de las Naciones Unidas, en la Carta de la OEA y en el derecho internacional. Reafirmamos el papel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como el órgano con la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales. Reafirmamos además que la OEA, como organismo regional de conformidad con el capítulo VIII de la Carta de las Naciones Unidas, debe realizar todos los esfuerzos posibles para lograr el arreglo pacífico de las controversias de carácter local y debe cooperar con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, de acuerdo con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la OEA. III. COMPROMISOS Y ACCIONES DE COOPERACIÓN 5. Reafirmamos que la democracia constituye un derecho y un valor compartido fundamental que contribuye a la estabilidad, la paz y el desarrollo de los Estados del Hemisferio y su plena vigencia es esencial para la consolidación del estado de derecho y el desarrollo político, económico y social de los pueblos. Promoveremos y defenderemos la democracia por medio de la aplicación de la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana y el fortalecimiento del sistema interamericano de protección de los derechos humanos. 6. Reiteramos nuestro compromiso con el principio de solución pacífica de controversias consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la OEA. Reafirmamos asimismo nuestra decisión de fortalecer la paz en el Hemisferio, a través de la prevención de conflictos y la solución pacífica de las controversias. Continuaremos apoyando los esfuerzos, acuerdos y mecanismos bilaterales, subregionales y regionales para prevenir conflictos y solucionar pacíficamente las controversias. 7. Además, nos comprometemos a apoyar las acciones que emprendan los Estados Miembros involucrados en controversias que aún subsisten en el Hemisferio, tendientes a alcanzar una solución pacífica negociada de las mismas, de modo que el Hemisferio se consolide como una región más estable y segura. En consecuencia, continuaremos apoyando los trabajos de la Secretaría General de la OEA, entre otros, a través del Fondo de Paz: Solución Pacífica de Controversias Territoriales, cuando las partes lo requieran. 8. Hacemos un llamado para la renovada y continua atención y el desarrollo de instrumentos y estrategias apropiados dentro del sistema interamericano dirigidos a abordar las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños Estados insulares, como se reflejó en la Declaración de Kingstown sobre la Seguridad de los Pequeños Estados Insulares. 9. Afirmamos que el fortalecimiento de los acuerdos y mecanismos bilaterales y subregionales de cooperación en materia de seguridad y defensa contribuye a la paz y la estabilidad política de la región y a la seguridad en el Hemisferio. 10. Consideramos que las zonas de paz y cooperación contribuyen a la paz, la seguridad y la cooperación en el Hemisferio, por lo que respaldamos el establecimiento de zonas de paz en los ámbitos bilateral y subregional entre los Estados Miembros. 11. Afirmamos que la consolidación de la primera zona libre de armas nucleares en un área densamente poblada, a través del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco) y sus Protocolos, constituye una contribución sustancial a la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales. 12. Enfatizamos el compromiso de los Estados de la región con el control de armamentos, el desarme y la no proliferación de todas las armas de destrucción en masa y la plena aplicación, por todos los Estados Parte, de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción, la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción, y el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. 13. Declaramos nuestro objetivo de hacer de las Américas una región libre de armas biológicas y químicas. 14. Prevendremos la proliferación de armas de destrucción en masa y sus medios vectores mediante, entre otras acciones, un apoyo decidido al Organismo Internacional de Energía Atómica, incluida la aplicación universal del sistema de salvaguardias del Organismo, y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, y estableciendo normas nacionales y controles a la exportación de materiales, tecnología y conocimientos especializados que puedan contribuir a la elaboración, producción o utilización de las armas de destrucción en masa y sus medios vectores. 15. Refrendamos el compromiso de continuar realizando esfuerzos para limitar los gastos militares, manteniendo una capacidad que corresponda a nuestras legítimas necesidades de defensa y seguridad y promoviendo la transparencia en la adquisición de armamentos. La aplicación continua de medidas de fomento de la confianza y la seguridad contribuye a la creación de un ambiente propicio para este propósito. 16. Reafirmamos que en el marco de la paz, la cooperación y la estabilidad alcanzadas en el Hemisferio, cada Estado americano es libre para determinar sus propios instrumentos para la defensa, incluidos la misión, el personal y las fuerzas armadas y de seguridad pública necesarias para garantizar su soberanía, así como adherirse a los instrumentos jurídicos correspondientes en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de la OEA. 17. Reiteramos que, tal como se señala en las Declaraciones de Santiago y San Salvador y el Consenso de Miami, las medidas de fomento de la confianza y la seguridad incrementan la transparencia y el entendimiento entre los Estados del Hemisferio y fortalecen directamente la estabilidad regional. Afirmamos que la aplicación y el desarrollo adicional de las medidas de fomento de la confianza y la seguridad, de conformidad con el marco constitucional de cada Estado, contribuyen a la paz en el Hemisferio. Fomentaremos la confianza mutua al implementar, según corresponda, las medidas de fomento de la confianza y la seguridad identificadas en los instrumentos mencionados y las establecidas conforme a instrumentos bilaterales y multilaterales y otros acuerdos. 18. Afirmamos que las Conferencias de Ministros de Defensa de las Américas y otros foros de consulta en materia de defensa existentes en el Hemisferio se han constituido en un espacio apropiado para promover el conocimiento recíproco, la confianza mutua, el diálogo y la transparencia en materia de defensa. 19. Reafirmamos que las Reuniones de Ministros de Justicia o Ministros o Procuradores Generales de las Américas (REMJA) y otras reuniones de autoridades en materia de justicia penal son foros importantes y eficaces para la promoción y el fortalecimiento del entendimiento mutuo, la confianza, el diálogo y la cooperación en la formulación de políticas en materia de justicia penal y de respuestas para hacer frente a las nuevas amenazas a la seguridad. 20. Reafirmamos nuestro apoyo de establecer al Hemisferio como una zona libre de minas terrestres antipersonal. Acogemos con beneplácito el enfoque cooperativo y los esfuerzos de todos los Estados, así como del Grupo de Acción contra Minas de la Organización de los Estados Americanos, de prestar apoyo al desminado humanitario, la educación acerca del riesgo de las minas, la asistencia y rehabilitación de las víctimas de minas y la recuperación socioeconómica. Resaltamos la importancia de la Convención de Ottawa y su universalización y apoyamos a los Estados Parte de esta Convención en sus esfuerzos para implementarla a fin de librar sus territorios de las minas terrestres antipersonal. / 21. Reconocemos que nuestro Hemisferio está en condiciones de contribuir a la paz y la seguridad mundiales y, por ende, convenimos en colaborar con la capacitación y organización de misiones de mantenimiento de la paz, de manera que cada Estado pueda, de acuerdo con sus posibilidades y de permitirlo su orden jurídico interno, participar en operaciones de esta índole que lleven a cabo las Naciones Unidas. 22. Afirmamos que el terrorismo constituye una grave amenaza a la seguridad, a las instituciones, a los valores democráticos de los Estados y al bienestar de nuestros pueblos. Refrendamos nuestro compromiso de luchar contra el terrorismo y su financiación con el pleno respeto al estado de derecho y al derecho internacional, incluidos el derecho internacional humanitario, el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho internacional de los refugiados, la Convención Interamericana contra el Terrorismo y la resolución 1373 (2001) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Nos comprometemos a promover la universalidad y la efectiva aplicación de los actuales convenios y protocolos internacionales relacionados con el terrorismo. 23. En el marco jurídico referido en el párrafo anterior, fomentaremos en los países del Hemisferio la capacidad para prevenir, sancionar y eliminar el terrorismo. Fortaleceremos el Comité Interamericano contra el Terrorismo y la cooperación bilateral, subregional y hemisférica, a través del intercambio de información y la más amplia asistencia jurídica mutua para prevenir y reprimir la financiación del terrorismo; impedir la circulación internacional de terroristas, sin perjuicio de los compromisos internacionales aplicables al libre movimiento de personas y la facilitación del comercio; y asegurar el enjuiciamiento, de acuerdo con el derecho interno, de toda persona que participe en la planificación, preparación o comisión de actos de terrorismo y de aquellos que, directa o indirectamente, provean o recolecten fondos con la intención de que se utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados, para cometer actos de terrorismo. Nos comprometemos a identificar y combatir las amenazas terroristas emergentes, cualquiera que sea su origen o motivación, tales como amenazas a la seguridad cibernética, el terrorismo biológico y amenazas a la infraestructura crítica. 24. Hacemos hincapié en la necesidad de redoblar los esfuerzos emprendidos en el Hemisferio respecto de la seguridad en el transporte, aprovechando los que llevan a cabo la Organización de la Aviación Civil Internacional y la Organización Marítima Internacional, sin perjudicar los flujos comerciales. Reviste importancia, asimismo, la coordinación entre las iniciativas nacionales y multilaterales en el ámbito de la seguridad para el transporte y la seguridad portuaria, por intermedio de foros regionales como la Iniciativa de Transporte del Hemisferio Occidental, la Comisión Interamericana de Puertos, el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) y el Comité Consultivo de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados (CIFTA). 25. Condenamos la delincuencia organizada transnacional, porque atenta contra las instituciones de los Estados y tiene efectos nocivos sobre nuestras sociedades. Renovamos el compromiso de combatirla fortaleciendo el marco jurídico interno, el estado de derecho y la cooperación multilateral respetuosa de la soberanía de cada Estado, en particular a través del intercambio de información, la asistencia jurídica mutua y la extradición. Lucharemos contra la delincuencia organizada transnacional mediante, entre otras acciones, la plena implementación de las obligaciones contraídas por los Estados Parte de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus tres protocolos, para que el lavado de activos, el secuestro, el tráfico ilícito de personas, la corrupción y los crímenes relacionados se tipifiquen como delito en el Hemisferio y que los bienes producto de esos delitos se identifiquen, rastreen, congelen o incauten y, en último término, se decomisen y enajenen. Asimismo, mejoraremos la coordinación y la cooperación técnica para fortalecer las instituciones nacionales que se dedican a prevenir y sancionar estos delitos transnacionales y a identificar y enjuiciar a los miembros de las organizaciones delictivas transnacionales. 26. Desarrollaremos una cultura de seguridad cibernética en las Américas adoptando medidas de prevención eficaces para prever, tratar y responder a los ataques cibernéticos, cualquiera sea su origen, luchando contra las amenazas cibernéticas y la delincuencia cibernética, tipificando los ataques contra el espacio cibernético, protegiendo la infraestructura crítica y asegurando las redes de los sistemas. Reafirmamos nuestro compromiso de desarrollar e implementar una estrategia integral de la OEA sobre seguridad cibernética, utilizando las contribuciones y recomendaciones elaboradas conjuntamente por los expertos de los Estados Miembros y por el Grupo de Expertos Gubernamentales de la REMJA en Materia de Delito Cibernético, el CICTE, la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL) y otros órganos apropiados, teniendo en cuenta el trabajo que desarrollan los Estados Miembros coordinado con la Comisión de Seguridad Hemisférica. 27. Reafirmamos que la cooperación multilateral basada en la responsabilidad compartida, la integralidad, el equilibrio, la confianza mutua y el pleno respeto a la soberanía de los Estados es esencial para hacer frente al problema mundial de las drogas y sus delitos conexos, los cuales constituyen una amenaza a la seguridad de la región. Fortaleceremos la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas y el Mecanismo de Evaluación Multilateral, para avanzar en la lucha contra la producción, el tráfico y el consumo ilícitos de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y sus delitos conexos. 28. Estamos convencidos de que la fabricación y el tráfico ilícito de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales relacionados son una amenaza a la seguridad hemisférica, que al ser usados por terroristas y criminales socavan el estado de derecho, engendran violencia y en algunos casos impunidad, exacerban los conflictos y representan un serio peligro para la seguridad de las personas. Reiteramos la necesidad de una cooperación efectiva para impedir, combatir y erradicar esta amenaza, y reconocemos el valor de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados (CIFTA). 29. Combatiremos la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales relacionados mediante, entre otras acciones, la destrucción de los excedentes de armas de fuego designados para ello por cada Estado; la protección y el control nacional de nuestros arsenales; y la reglamentación de la intermediación de armas de fuego, incluidas sanciones a la intermediación ilícita, con el objeto de evitar su desvío a los canales ilícitos y la proliferación. Asimismo, fortaleceremos los esfuerzos de cooperación bilateral y multilateral y, en particular, la coordinación y cooperación entre el Comité Consultivo de la CIFTA, la CICAD, el CICTE y las Naciones Unidas. 30. Subrayamos que el lavado de activos erosiona la integridad, probidad y funcionamiento transparente de las instituciones financieras, públicas y privadas, y traspasa sus efectos nocivos hacia otros sectores de la sociedad. Continuaremos trabajando en el marco de la CICAD, así como con otros órganos regionales e internacionales relevantes, para fortalecer la cooperación y el intercambio de información acerca de los controles en los sistemas financieros de nuestros países, a fin de erradicar este delito. 31. Reafirmamos nuestro compromiso en la lucha contra la corrupción, pasiva y activa, que constituye una amenaza a la seguridad de nuestros Estados y socava las instituciones, públicas y privadas, y la confianza de la sociedad, genera grandes daños económicos, compromete la estabilidad, erosiona el estado de derecho y vulnera la capacidad gubernamental para responder a otras amenazas a la seguridad. Sus efectos se propagan hacia diferentes campos de la actividad de nuestros Estados, por lo que la cooperación, la asistencia judicial mutua, la extradición y la acción concertada para combatirla es un imperativo político y moral. Nos comprometemos a fortalecer el mecanismo de seguimiento de la Convención Interamericana contra la Corrupción y apoyar la Convención de las Naciones Unidas sobre este tema. 32. Destacamos el papel de la educación para la paz y el fortalecimiento de la democracia en nuestro Hemisferio como una región donde prevalecen la tolerancia, el diálogo y el respeto mutuo como formas pacíficas de convivencia. Recomendamos que tanto en cada Estado como en las instancias interamericanas correspondientes, especialmente la Comisión Interamericana de Educación, se tomen acciones para promover una cultura democrática, conforme a lo dispuesto en la Carta Democrática Interamericana. 33. Acordamos, en el marco de nuestro compromiso con una cultura democrática, reforzar la participación de la sociedad civil en la consideración, elaboración y aplicación de enfoques multidimensionales de seguridad. 34. Subrayamos la importancia de continuar asegurando y promoviendo la protección de los refugiados, los asilados y los solicitantes de asilo en un marco de solidaridad y cooperación efectiva entre todos los Estados, de acuerdo con la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, su Protocolo de 1967 y los principios internacionales de protección de los refugiados. Subrayamos la importancia de asegurar la protección y asistencia de los desplazados internos. Igualmente, renovamos el llamado a la cooperación internacional e interamericana en situaciones de flujos masivos de refugiados para facilitar la repatriación voluntaria en condiciones dignas y seguras y, cuando sea apropiado y factible, teniendo presente las posibilidades nacionales, la integración local o reasentamiento de refugiados en un tercer Estado, en cumplimiento de las normas internacionales. 35. Fortaleceremos los mecanismos y acciones de cooperación para enfrentar con urgencia la pobreza extrema, la inequidad y la exclusión social. La solución de esta inaceptable situación es una tarea primordial de los Estados del Hemisferio, que requiere un compromiso y acciones continuas para promover el desarrollo económico y social y la educación, lo que debe ser complementado con la coordinación, cooperación y solidaridad entre los Estados y acciones de las instituciones financieras internacionales, incluyendo cualquier mecanismo financiero innovador que surja en los foros competentes. También reafirmamos nuestro compromiso con la lucha contra la pobreza extrema en nuestros Estados al adoptar y aplicar medidas conforme a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Consenso de Monterrey y la Declaración de Margarita, entre otros, promoviendo el desarrollo mediante la cooperación económica del Hemisferio y utilizando plenamente los organismos de desarrollo nacionales, regionales e internacionales. 36. Afirmamos nuestra decisión de colaborar, a solicitud del Estado que lo requiera, en la búsqueda de soluciones urgentes a las crisis financieras que afecten la estabilidad política, económica o social de un Estado Miembro. En consecuencia, apoyaremos al Estado Miembro afectado en la búsqueda de una solución a la crisis, con la debida urgencia, en las negociaciones que se lleven a cabo en el marco institucional de los organismos financieros internacionales. 37. Manifestamos nuestra preocupación por el hecho de que la falta de acceso y los servicios de salud insuficientes exacerban la marginalidad y la pobreza extrema. Reafirmamos que el acceso universal y no discriminatorio a los servicios básicos de salud, incluyendo programas de educación sanitaria y de atención preventiva, es un compromiso continuo de nuestros Estados. Asimismo, proponemos fortalecer las campañas de información y educación para prevenir la propagación de enfermedades. 38. Constatamos que los inadecuados servicios de salud exacerban la propagación del VIH/SIDA y otras enfermedades epidémicas, lo cual constituye una seria amenaza que afecta con mayor incidencia a los Estados del Hemisferio que disponen de menos recursos para prevenirlas y combatirlas. Proponemos desarrollar estrategias multisectoriales, principalmente en el marco de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud y con una perspectiva de género, y mecanismos de cooperación para combatir estas enfermedades y sus consecuencias, orientando mayores recursos nacionales, bilaterales y multilaterales para combatirlas con miras a mejorar la disponibilidad y el acceso de todos a los medicamentos, en especial para las poblaciones más vulnerables. Mejoraremos la salud de nuestros pueblos promoviendo políticas integrales de salud con una perspectiva de género, así como el acceso a la atención a los servicios de salud, incluidos los medicamentos y el tratamiento médico, alentando la investigación de enfermedades que afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo, movilizando financiamiento adicional, mejorando la cooperación internacional contra nuevas epidemias y fortaleciendo el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. 39. Expresamos nuestra preocupación por los desastres naturales, así como por los originados por el hombre, que afectan a los Estados del Hemisferio y causan daños más profundos en los Estados más vulnerables y que aún no han desarrollado capacidades adecuadas de prevención y mitigación. Nos comprometemos a reforzar los mecanismos interamericanos existentes y a desarrollar nuevos mecanismos de cooperación para mejorar y ampliar la capacidad de respuesta de la región en la prevención y mitigación de los efectos de estos desastres. Responderemos de manera eficaz y rápida a los desastres naturales al fortalecer las acciones e instituciones bilaterales, subregionales y multilaterales existentes como el Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales (CIRDN) y, cuando sea posible, utilizar la tecnología y los recursos científicos para impedir que ocurran, así como tomar medidas de adaptación para mitigar sus efectos, tratando de evitar o reducir el daño al medio ambiente, a la infraestructura crítica y productiva, a nuestro patrimonio y, lo que es más importante, a nuestros pueblos. 40. Reconocemos que el deterioro del medio ambiente afecta la calidad de vida de nuestros pueblos y puede constituir una amenaza, una preocupación o un desafío a la seguridad de los Estados del Hemisferio. Nos comprometemos a fortalecer nuestras capacidades nacionales y los mecanismos interamericanos para promover el uso sustentable de nuestros recursos naturales y avanzar hacia el desarrollo integral, y a promover la preservación del medio ambiente en forma cooperativa. 41. Reconocemos que el cambio climático global puede constituir una amenaza, una preocupación o un desafío para la seguridad de los Estados del Hemisferio. Nos comprometemos a trabajar coordinadamente en aras de mitigar los efectos adversos que el cambio climático global pueda tener sobre nuestros Estados y a desarrollar mecanismos de cooperación en concordancia con los esfuerzos internacionales en esta materia. IV. CUESTIONES INSTITUCIONALES 42. Reafirmamos el compromiso de revitalizar y fortalecer los órganos, instituciones y mecanismos del sistema interamericano relacionados con los diversos aspectos de la seguridad en el Hemisferio, para de lograr una mayor coordinación y cooperación entre ellos, en el ámbito de sus competencias, a fin de mejorar la capacidad de los Estados americanos para enfrentar las amenazas tradicionales, así como las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio. 43. Recomendamos que, dentro de la OEA, la Comisión de Seguridad Hemisférica coordine la cooperación entre los órganos, organismos, entidades y mecanismos de la Organización relacionados con los diversos aspectos de la seguridad y defensa en el Hemisferio, respetando los mandatos y el ámbito de sus competencias, con objeto de lograr la aplicación, evaluación y seguimiento de la presente Declaración. 44. Recomendamos también que la Comisión de Seguridad Hemisférica mantenga los enlaces necesarios con otras instituciones y mecanismos subregionales, regionales e internacionales relacionados con los diversos aspectos de la seguridad y defensa en el Hemisferio, respetando los mandatos y el ámbito de sus competencias, para lograr la aplicación, evaluación y seguimiento de la presente Declaración. 45. Acogemos con beneplácito las recomendaciones presentadas por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, el Comité Interamericano contra el Terrorismo y el Comité Consultivo de la CIFTA y recomendamos que, a partir de ellas, la Comisión de Seguridad Hemisférica elabore estrategias coordinadas y planes de acción integrados relacionados con estas nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica. 46. Agradecemos las recomendaciones de las conferencias y reuniones especializadas del sistema interamericano y recomendamos que la Comisión de Seguridad Hemisférica les dé la debida consideración en sus programas de trabajo y, cuando corresponda, en la elaboración de estrategias coordinadas y planes de acción integrados relacionados con las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica. 47. Asimismo, agradecemos las aportaciones de la sociedad civil y recomendamos que, cuando corresponda, la Comisión de Seguridad Hemisférica les dé la debida consideración en su trabajo relacionado con las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad hemisférica. 48. Recomendamos que el Consejo Permanente, a través de la Comisión de Seguridad Hemisférica, continúe el proceso de examen y evaluación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y del Tratado Americano de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá), así como de otros instrumentos hemisféricos vigentes en materia de seguridad colectiva y solución pacífica de controversias, teniendo en cuenta las realidades de la seguridad en el Hemisferio y la naturaleza distinta de las amenazas tradicionales y no tradicionales a la seguridad, así como los mecanismos de cooperación para hacerles frente. 49. Reiteramos la necesidad de aclarar la relación jurídica e institucional de la Junta Interamericana de Defensa (JID) con la OEA. Por ello, recomendamos que el Consejo Permanente, a través de la Comisión de Seguridad Hemisférica, teniendo presente lo dispuesto en el artículo 54, incisos (a) y (b), de la Carta de la Organización y de conformidad con los criterios contenidos en las resoluciones de la Asamblea General sobre esta cuestión, en particular la resolución AG/RES. 1240 (XXIII-O/93) – "asesoramiento y prestación de servicios consultivos de carácter técnico-militar que en ningún caso podrán tener naturaleza operativa"; la resolución AG/RES. 1848 (XXXII-O/02) -"incluido el principio de supervisión civil y la conformación democrática de sus autoridades"; y las resoluciones AG/RES. 1908 (XXXII-O/02) y AG/RES. 1940 (XXXIII-O/03) – "proporcionar a la OEA la pericia técnica, consultiva y educativa en materia de defensa y seguridad"-, concluya el análisis de la relación de la JID con la OEA y eleve recomendaciones al trigésimo cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea General para que ésta determine las normas que precisen esa relación y el mandato de la Junta. El Consejo Permanente, a través de la Comisión de Seguridad Hemisférica, mantendrá comunicación regular con la JID para los efectos de este párrafo. 50. Enfatizamos que los compromisos adoptados por nuestros Jefes de Estado y de Gobierno mediante el proceso de Cumbres de las Américas ofrecen un marco para promover la cooperación en asuntos relacionados con la seguridad hemisférica. 51. Recomendamos que, periódicamente, la Comisión de Seguridad Hemisférica se reúna como el "Foro para las Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad" a efectos de revisar y evaluar las medidas de fomento de la confianza y la seguridad existentes y, si es del caso, considerar nuevas medidas que permitan asegurar el progreso en este campo. 52. Recomendamos que la Asamblea General fortalezca la capacidad de la Secretaría General a fin de servir mejor a los Estados Miembros y cuerpos políticos de la Organización en materia de seguridad hemisférica, incluido un apoyo sustantivo y de secretaría a la Comisión de Seguridad Hemisférica. |
Todo lo anterior se contextualiza en el planteamiento de Labastida (2004) quien afirma que de alguna manera hemos utilizado o escuchado la expresión liderazgo y/o poder en muchos escenarios de la vida, y en el mundo laboral a veces son términos que suelen parecernos iguales, con diferentes significados o que entre sí guardan una íntima relación. En el presente haremos una reflexión sobre el particular.
Liderazgo es la capacidad de hacer o persuadir para que los demás te sigan a pesar de las dificultades que se presenten, es fácil de reconocer, se define también como "la aptitud para influir en un grupo hacia el logro de una visión o establecimiento de metas", "es el proceso mediante el cual los administradores tratan de influir sobre sus colaboradores para que logren metas de trabajo prefijadas".
Poder es el potencial que tiene una persona para influir en otra(s), producir la ocurrencia de algo, a veces se tiene y no se utiliza. En las organizaciones encontramos tres fuentes principales de poder: interpersonal, estructural y cultural.
La relación entre liderazgo y poder la podemos encontrar en cualquier evento, club, hogar, empresa, institución, ente territorial, empresa o negocio. Los efectos que surgen de dicha relación dependen en gran parte del tipo o estilo de liderazgo y poder utilizado para alcanzar los objetivos y metas trazadas a nivel laboral, político, cultural, social, económico, artístico, personal, profesional, etc.
En las investigaciones que se han realizado se han identificado diversos estilos, entre ellos: el liderazgo autocrático, fija las directrices y centraliza el poder y la toma de decisiones. El liderazgo liberal (laissez-faire) tiene participación mínima y otorga plena libertad para que se tomen decisiones grupales o individuales. El liderazgo democrático esboza las directrices, fomenta la discusión y la participación del grupo en las decisiones, descentraliza la autoridad, conduce y orienta al grupo.
En el liderazgo situacional el líder adecua su estilo acorde con la situación presentada para lograr con éxito sus fines.
En ese sentido, Raven, F. (2008) señala cinco tipos de poder: "El poder coercitivo, que se basa en el temor y la coerción; si no se cumple con las exigencias del líder, puede haber sanción o castigo, el poder de recompensa, se sustenta en la esperanza del subalterno de obtener premio, incentivo, elogio o reconocimiento, el poder legítimo se deriva del cargo que ocupa el individuo en el grupo o en la jerarquía, el poder de competencia, también se le llama poder de pericia, se basa en la especialización, el talento, la experiencia o el conocimiento técnico y el poder de referencia, se le llama popularmente carisma, el líder es admirado por ciertos rasgos de personalidad deseable, se basa en la actitud y el atractivo".
De acuerdo a lo anterior, los conceptos de liderazgo y poder se relacionan estrechamente. "Los líderes usan el poder como un medio de alcanzar las metas grupales. Los líderes logran metas y el poder es un medio que facilita su logro".
El poder está en función de la dependencia, una persona puede tener poder personal por la experiencia, respeto y admiración que las otras sienten por ella. El liderazgo se centra en la influencia del líder sobre sus seguidores y la congruencia que exista entre sus metas. Normalmente hacemos la relación entre el estilo del líder y las tácticas del poder que se utilicen para influir en las personas.
En las organizaciones, empresas y negocios, dicha relación se presenta en varias dimensiones, es decir: Podemos detectar algunos gerentes o jefes que tienen poder y no asumen el liderazgo para accionar con éxito el desarrollo de la entidad. Hay trabajadores que tienen liderazgo y les falta poder para alcanzar con éxito la meta personal y/o misional. Existe el jefe-líder al que se le nota el poder cada vez que actúa. "La gente tiende a seguir a quienes le ofrecen medios para la satisfacción de sus deseos y necesidades".
En el contexto de lo anterior se introduce la discusión científica entre Popper y Huntington sobre el choque de cultura y liderazgo.
El choque de culturas, fue un tema de discusión para el filósofo Karl Popper en su libro "El Mito del Marco Común".
Popper reconoce que "estas experiencias también sugieren que el choque cultural pierde algo de su gran valor si una de las culturas que chocan se considera universalmente superior, y más aun si la otra cultura la considera de esta manera: esto puede destruir el mayor valor del choque en tener una actitud crítica"".
Popper planteó que una discusión es más fructífera cuando más aprenden de ella sus participantes, es decir, mientras más difíciles sean las cuestiones a la que se enfrentan, tanto más novedosa serán las respuestas que se verán inducidos a pensar, tanto más podrán considerar las cosas de diferentes manera, después de la discusión; en resumen, tanto más se ensancharán sus horizontes intelectuales.
En una conferencia presentada en Viena en 1981, recogida en el capítulo 8 del libro En busca de un mundo mejor, Popper sostiene que su interés por el choque de culturas está vinculado con el interés de un problema fundamental: el problema del origen de la civilización europea. "En mi opinión una respuesta parcial a esta cuestión parece estar en el hecho de que nuestra civilización occidental deriva de la griega. Y la civilización griega -un fenómeno incomparable- se originó en un choque de culturas. Entre las culturas del Mediterráneo oriental. Fue el primer gran choque entre la cultura de Occidente y Oriente y sus efectos fueron muy profundos. Homero lo convirtió en el leitmotiv de la literatura griega y de la literatura del mundo occidental".
Para Popper la riqueza del choque cultural – cuando entran en contacto culturas diferentes- consiste en que las personas constatan que sus formas y costumbres no son las únicas posibles, ni están decretadas por los dioses ni forman parte de la naturaleza. En tal sentido, "la sociedad humana necesita la paz, pero también necesita serios conflictos de ideas: valores, ideas por la que podemos luchar.
Nuestra sociedad occidental ha aprendido -de los griegos- que las palabras tienen un efecto mucho mayor y mucho más duradero en estos conflictos que con la espada".
La preocupación de Huntington es la diversidad cultural producto de un nuevo orden mundial, al finalizar la guerra fría, porque la misma puede aumentar conflictos y choques. Desde el inicio del libro El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del nuevo Orden Mundial, se presenta la identidad cultural, desde las perspectivas de los Estados-nación como dignatarios de la misma.
La prédica del Estado nación para cohesionar la identidad desde la postura de Huntington, desconoce que a medida que el Estado se constituyó en agente de globalización en los años noventa, la separación entre Estado y nación, culminó con una crisis de la identidad nacional como principio de cohesión social a partir del Estado.
Sin embargo la forma de ejercer el poder al interior de los Estados-nación, así como la relación con el mundo se ha transformado porque el poder hoy no sólo es del Estado, sino de diferentes actores que interactúan, es decir, la autoridad se ha extendido cada vez más entre los actores público y privados en los niveles local, nacional, regional y global. Los Estados- nación ya no son los únicos centros o las principales formas de gobierno o de autoridad del mundo".
Huntington recurre a dos ejemplos para reforzar su postura teórica sobre la identidad en referencia a los peligros de la diversidad cultural: a) En el primer ejemplo que Huntington presenta fue la manifestación de 2000 personas en Sarajevo el 18 de abril de 1994, agitando las banderas de Arabia Saudí y Turquía al ondear estas banderas y no las de la ONU o la OTAN o los Estados Unidos, estos ciudadanos se identificaron con sus correligionarios musulmanes, diciendo al mundo quienes eran sus amigos y quienes sus enemigos.
El Segundo ejemplo al que hace referencia, es a lo que ocurrió el 18 de abril de de 1994 en los Ángeles, donde 70.000 personas desfilaron con banderas mexicanas protestando contra la proposición 187, un proyecto de ley que negaba muchas prestaciones a inmigrantes ilegales. Huntington se pregunta por qué no marchaban con bandera estadounidenses. Refiere otra manifestación con banderas estadounidenses que terminaron presionando para que se aprobara el proyecto con el 59 % de los votantes.
En ese orden, Huntington sigue asumiendo la tesis de la globalización cultural en base a la homogeneización desde patrones autoritarios validado por una cultura central o dominante, en tal sentido la identidad requiere diferenciación, la diferenciación precisa comparación, la identificación de todo aquello en lo que lo nuestro difiere de los suyos8.
En este contexto renace la guerra fría cultural concebida como una batalla por las mentes humanas, que reunió un vasto arsenal de armas culturales como revistas, libros, eventos, seminarios, exposiciones, conciertos, premios.
Gómez (2004), sostiene que se puede calificar el libro de Samuel P. Huntington como un producto miserable, por partida doble, porque desprecia lo que ignora, y porque explicita una serie de repudios desde posiciones de fuerza
Algunos autores han reflexionados sobre la propuestas de homogeneización cultural que ha surgido en el mundo postguerra fría, como forma de evitar la supuesta dispersión y desagregación.
En tal sentido, Ulrich Beck en su libro Qué es la globalización, sostiene que la falsedad de la tesis de la macdonalización en referencia a la cultura, se promueve a escala planetaria con la fabricación de símbolos culturales que se hibridan en todo el mundo como válidos, denominando que existe una convergencia de la cultura global.
Esta convergencia se postula como universalización en cuanto a la igualación de patrones culturales, que sean adoptados a nivel mundial de forma simultánea, a partir de la unificación de modos de vida, símbolos culturales y modos de conductas transnacionales:
Lo mismo en una aldea de la Baja Baviera que en Calcuta, Singapur o en las favelas de Río de Janeiro, se ven los mismos vaqueros y se fuma el mismo Malvare como la industria de la cultura global significa cada vez más la convergencia de símbolos culturales y de forma de vida.
La configuración del mundo global, se da bajo lo que Beck denomina perspectiva de una utopía negativa, que implica que todos los países del mundo deben adoptar los patrones de la globalización cultural, validados desde el mercado como los símbolos que representan la asunción y aceptación, no como diversidad. En este mundo, las culturas y las identidades locales se desarraigan y sustituyen por símbolos mercantiles, procedentes del diseño publicitario y de los iconos de las empresas multinacionales. La esencia se convierte en diseño y esto vale para todo el mundo.
Burke (2010) sostiene que: "Los defensores de la tesis de la homogeneización, se quedan en ejemplos limitados que privilegian las comodidades de la comida y la bebida, sin tomar en cuenta la forma de creatividad de las particularidades, produciéndose contextualización de lo global". Esto implica que la homogeneización como patrones universales impuestos -resultan imposibles por el nivel de complejidad de las culturas.
El mundo de hoy lanza un reto de convivencia mundial que implica convivir con conflictos y buscarle solución. La creación de organismos internacionales tienen este propósito, aunque no cumplan medianamente con él, pero los conflictos son puentes para elaborar estrategias de convivencias conjunta al interno o externo de las civilizaciones "nos encontramos en un período de propuestas para "otro mundo posible". Un mundo en el que se desarrolle una búsqueda de terrenos y valores comunes, más que imposición de universalismo de una cultura sobre las demás".
Por consiguiente, el choque de civilizaciones de Samuel Huntington supone la primacía hegemónica de Occidente sobre el resto del mundo, siendo un peligro la diversidad cultural desde la lógica de Huntington. Esta lógica desconoce el diálogo y la interacción racional y privilegia la confrontación y la defensa cerrada de la cultura nacional.
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