Pablo Villarrubias publicó en 2007 "El fantástico reino del Preste Juan", incluyendo textos de las misiva que con idéntico contenido fueron enviadas en 1165 por el enigmático Preste Juan a los máximos soberanos europeos. Y ahí surge la especulación de si los habrían redactado los propios templarios de Occitania a fin de aunar voluntades ante el enfrentamiento que se prevenía contra el sultán sirio Nuradín; un conflicto que ya presenté en este libro con anterioridad.
INFLUENCIA DEL SIMBOLISMO SUFI ENTRE LOS TEMPLARIOS
Los templarios, por el hecho de haberse enrolado para guerrear en la lejana Palestina, durantre el siglo XII estaban preparados para aceptar cambios en su modo de pensar, empezando por renunciar a beber cerveza. Al menos el ínfimo sabor de la fabricada en Palestina (sólo 2º) respecto a la de Flandes, les facilitó renunciar a un tan gran vehículo de relación social. Más en serio, su verdadero deseo de cambio fue el deseo de redescubrir a un Jesucristo en estado puro y podían esperarse sorpresas. Es obvio que ansiasen una verdad alternativa, dado que en Europa los sacerdotes vivían en contradicción con lo que predicaban.
Los templarios se rigieron por una jerarquización piramidal, siendo su jefe supremo y supervisor general, Gran Maestre residente en Jerusalén. Los miembros de élite, o sea, el llamado "Capítulo General" de la orden del Temple, se reunían cada cinco años. Todos los maestres fueron portavoces de sus dirigentes supremos, o colegio invisible de sabios en la sombra, la llamada Orden de Sión. Arnau de Torroja fue Gran Maestre de ambas órdenes, la militar y la esotérica, hasta su muerte en octubre de 1184 (porque su liderazgo fue vitalicio); y también fue su representante ante las instituciones y estamentos del orbe cristiano, así como el guía espiritual de los caballeros y demás mandos jerárquicos a sus órdenes.
Cuando los templarios se establecieron en Tierra Santa entraron en contacto con diversas sectas, no sólo cristianas, sino también judías, islámicas, sufistas y muy especialmente con los caballeros israelitas llamados assasis (guardianes). Los primeros grandes maestres de las órdenes de Sión y del Temple estuvo el reconocimiento de que los sabios sufíes sabían más de la vida real del Jesús de los evangelios de lo que la iglesia católica era capaz de enseñar. Allí se decía que los cuatro evangelios del Nuevo Testamento estaban escritos después del año 150, y que además no eran los únicos evangelios existentes. Para colmo, se imponía el sabio criterio de entender que se trataba de relatos deficiente, novelados poéticamente.
Tener fe era una heroicidad, porque además Eusebio de Cesarea dejó escrito que sólo una décima parte de los Cuatro Evangelios era verdad (F. Conde Torrens: "El grupo de Jerusalén y Simon: Opera magna" (Revista "Año Cero" nº 7-192 – año XVII, ps. 66 a 71). Para colmo, en Palestina los caballeros templarios debieron de ser informados de que en la literatura rabínica se presentaba a Jesús como un bastardo Galileo, hijo de un soldado romano llamado Pantera. Se lo califica de mago que aprendió sus trucos de los egipcios durante las décadas que vivió allí. La reacción de los judíos fue lapidarlo al descubrirle sus trucos. No admitían ni que Cristo nunca fuese crucificado, basándose en el hoy olvidado "Segundo libro de Seth" (s. III).
Los templarios supieron que el libro Talmud de los judíos incluía una burlesca parodia de la vida de Jesús de Nazaret titulándola Toledot Josuah, en la cual podía ser cierto que el Señor llevaba en sus carnes un tatuaje egipcio. De ello habló incluso san Pablo (Gálatas; 6:17), evitando decir que se trata de una parodia burlesca de los judíos sobre la vida de Jesús. También son mucho más extensas las referencias acerca de la estancia de la Sagrada Familia en Egipto. Y en cuanto al Corán, el libro más sagrado del Islam, informa de muchos detalles complementarios de la vida de Jesús. Lo hizo también Mani (+276), un carismático líder religioso de Bagdad (capital cultural del Islam), quien recibió apodos semejantes a los del Mesías, y además el título de Timonel, que fue el cargo supremo de la Orden de Sión. Mani fue el primero que llamó a Jesús "Hijo de la Viuda", como se siguen llamando en el siglo XXI los masones de todo el mundo.
Con lecturas semejantes, los templarios de Palestina tuvieron motivos para dudar de lo aprendido en el catolicismo, y lo que resolviesen es obvio que debieron de mantenerlo en secreto. Hoy es un secreto a voces que, especialmente el evangelio de san Marcos, recuperó algunas fuentes egipcias y su cosmología sagrada pasaría al Nuevo Testamento. El problema no es éste; sino que utilizamos muy mal el referente divino que las personas de todas partes necesitamos.
Arnau de Torroja en Tierra Santa admiró que, según la creencia de los sufíes, el pleno desarrollo espiritual requería el paso por tres fases de preparación que servían para recordar al aspirante su naturaleza sin la prisión del ego. Las tres fases sufíes básicas entonces eran: Vida-Muerte, Amor–Guerra, Naturaleza-Dios. Los sufíes expresaron sus experiencias mediante poemas, oraciones, himnos, etc.., pero previamente se exigían unos procesos que transmutaban la conciencia del aspirante o neófitoTras superar sus dudas, cada individuo podría contribuir a la remodelación altruista de su comunidad.
Referente a la geografía, en 1154 el musulmán al-Idrisi confeccionó un mapamundi muy perfeccionado. Dejando a parte los avances científicos, porque serían interminables, cuando Arnau de Torroja llegó a Palestina lo que le sorprendió de aquellos monjes con espada fue que le impusieran unas enseñanzas que procuraban dilatar las fronteras de su fe, y para empezar se le invitase a ser tolerante con los dogmas de otras religiones monoteístas. Por ejemplo, según el profeta de Alá, Jesús subió a los cielos igual como lo había hecho Elías. Es decir, escuchó los argumentos que negaban la muerte de Jesús en la cruz (Sura; 4-157).
Arnau de Torroja estuvo en Palestina cuando era bien sabido que los primeros cristianos habían tenido luchas entre ellos para imponer sus diferentes criterios. Fuese cierto o no, con tales informaciones se socavó la moral y la fe de los cruzados. Mi biografiado debió escuchar todo tipo de argumentos en favor y en contra de su fe, siendo deber de sus superiores esclarecérselo con el mayor detalle. O sea, que también recibió muchas informaciones complementarias, a las cuales llamaré "malas influencias", dado que al menos estaban en contraposición a la excelencia de virtudes de los católicos-apostólicos-romanos.
Mi biografiado debió de escuchar anonadado aquel cuento que posteriormente fue varias veces remodelado para expresar bellamente la superioridad del islamismo: "La semilla del sufismo fue sembrada en tiempo de Adán. Germinó en tiempo de Noé. Brotó en tiempo de Abraham. Inició su desarrollo en tiempo de Moisés. Alcanzó su madurez en tiempo de Jesús; siendo en tiempo de Mahoma cuando produjo vino puro". Otra sorpresa para Arnau de Torroja sería darse cuenta de algo tan simple como que Jesús no habría jamás realizado el milagro de las bodas de Canaan si no hubiese sido su propia boda,… con su seguidora María de Magdala. Por mucho que se la haya intentado rebajar llamándola su compañera, novia, o lo que se quiera, hay hechos incuestionables. Los dirigentes de la Orden del Temple sí lo creyeron posible.
Aquellos sufies, comparables a lo que la masonería europea fue siglos después, en el Corán se presentaban cual jóvenes valientes y justicieros y unos "guerreros durmientes de la caverna". Exentos de fanatismo religioso, simplemente esperaban instaurar un Rey del Mundo!. Cuando en el siglo XII algunos templarios regresaban a Europa inseminaron las mentes de la nobleza con ideales altruistas de los virtuosos sabios sufíes de Hassan (nizaríes), sin preocuparles que a veces el clero católico quedaba muy mal parado. Quedaba claro lo íntima que es la individualidad en asuntos de fe. Como dijo un erudito romántico: "Cada persona debe alcanzar su propio Montserrat".
El budismo y la búsqueda del "hombre superior" había calado entre los sufies, ya que creyeron que pueden haber muchos nudos pero siempre son de la misma cuerda, o que: "Si estás presente ante Dios, estarás ausente ante los hombres y viceversa". Para Arnau de Torroja fue sorprendente saber que la más noble caballería del Islam concedía a su miembros libertad de pensar más allá del resto de su Orden, con tal que se mantuviesen siempre generosos con los creyentes. Le resultó fácil entender que eran caballeros superiores a los católicos europeos como él. Obvio es decir que copiaron muchas de sus ideas, e incluso sus hábitos color rojo y blanco, color éste que simboliza la pureza espiritual del que conoce los secretos de la naturaleza. El color blanco luego se incluyó en la Regla del Temple (artículo 17), significando que se había abandonado la vida en la oscuridad y podrían ser reconocidos por el Creador. Lo más trascendente fue que aceptaron los ritos de iniciación ajenos, puesto que los templarios aún no tenían idea de que el maestro oficial ofreciese un cáliz al neófito aspirante para que bebiese un sorbito de vino.
En la mente de Arnau de Torroja sólo un soberano habría podido hacer una semejante invitación,.. y no mediante un cáliz. La religión católica tardó mucho más en aceptarlo en sus ágapes rituales cuando cada uno asistía con su plato a la ceremonia, a pesar de que en la Santa Biblia se lee: "Toma el contenido y no su contenedor", y tantas otras sabias frases originarias de India y Persia, que llegaron a Palestina vía Babilonia, donde las habían escrito los rabinos judíos deportados. En tiempos de Arnau de Torroja en Mesopotámica reinaban con esplendor los soberanos selyúcidas, con influencia sobre dos millones de creyentes ajenos al cristianismo y a las cruzadas. Para colmo, los templarios debieron combinar sus creencias con la religión egipcia y la bizantina, haciéndolo con sinceridad, pues para cualquier espíritu puro es fácil entender que: "Como es arriba, así es abajo".
Si Arnau de Torroja u otro cristiano hubiese pretendido imponer su fe de modo tan intransigente como sucedía en Europa, a su negación habrían añadido que: Tras una aparente ofensa puede haber una bendición disfrazada. Claramente entendieron, él y todos los sinceros de corazón, incluidos los sufíes, que quienes recomienden tal o cual vía de salvación serán unos ignorantes. Es por ello que no sería extraño que Arnau de Torroja conociese incluso algunas de las ideas que en el siglo XXI nos parecen muy avanzadas. No digo la ya superada velocidad de la luz, sino por ejemplo, a la Teoría de las Supercuerdas, aunque tuviese en el siglo XII otro nombre referente a la vibración general, porque es el cómo todo se explica en el universo de diez dimensiones. En el siglo siguiente, el XIII, al menos los modelos cosmológicos que son su fundamento ya se presentaron al mundo hebreo traducidos de un antiguo original escrito en arameo.
En "El Zhoar "constaba, en fin, que de las diez dimensiones imaginadas al tratar de explicar la unidad de fuerzas del universo, intuitivamente al menos, seis de ellas actuarían como una de sola. Así consta en el libro "El Zhoar completo", el texto fundacional del primitivo misticismo reservado a los judíos más eruditos.
Arnau de Torroja escuchó siempre decir que: "La paz del mundo empezaría con la paz en Jerusalén", lo cual sigue siendo hoy válido, pues la zona está amenazada de nuevo por la perpetuo afán de levantar el que ya sería el Tercer Templo, del cual ya se ha puesto simbólicamente la Primera Piedra. (El Primero fue reconstruido por Nehemías en 445 a.C., y el Segundo por los romanos el año 70 de nuestra Era). Incluso des del día 8 de abril del año 2008 los judíos ya disponen de una vaca roja, tal como les exige la tradición para celebrar el ritual de la fundación ("Primera Piedra"). Si se hace habrán disturbios, lo cual sería un lástima ahora que los judíos ortodoxos fieles a los orígenes de su fe, aquellos que llevan cintas rituales de oración (filacteras) cuando pasean por Jerusalén, al fin se han congraciado con los habitantes del barrio musulmán que los ocuparon en el año 632. Creen que una vez terminado el Tercer Templo de Jerusalén descenderá el Mesías para morar en su interior. Arnau de Torroja era un hombre pragmático y pudo dudarlo, precisamente por saber que las divinidades siempre se han creído aliadas por toda clase de iluminados en su eterno afán de poder.
Por otra parte, admiraron de los judíos el ellos se considerasen un pueblo de sacerdotes que deben dispersarse por todo el mundo; y la prueba está en que, sin respetar fronteras humanas, también los templarios adoptaron idéntica conducta. Además, les tenían gran respeto al haber sido el primer pueblo de la historia que lucho por su fe, tal como ellos. Los valerosos templarios recordaban aquella frase de los Macabeos: "Dios acudirá en ayuda de los fanáticos de la fe". Confraternizaron con los judíos, y no sólo en Palestina, sino también en Castilla, defendiendo en el siglo XII a los místicos cabalistas cuando corrieron serios peligros por el acoso de los cristianos más fanáticos.
LOS SANJUANISTAS, SEGUIDORES DE SAN JUAN "EL PRECURSOR"
La verdadera religión de los dos primos, Juan y Jesús, sería la egipcia. "Yo soy el Alfa y el Omega, el principio (arjé) y el fin (télos)" (Apocalipsis: 21, 6). Pero esta frase del Señor esconde que de los dos, el Maestro inicialmente lo fue san Juan el Bautista, del cual Jesús afirmó que no había otro hombre más importante de entre los nacidos de mujer.
La secta cristiana llamada "de San Pedro y de San Juan", eran llamados mandeístas y tenían al Precursor por el Mesías esperado, y no a Jesús. Entre las dos sectas, petristas y juanistas, los templarios consideraron la doctrina de los seguidores de Juan, pero asimismo simpatizaron con la de los seguidores del extraño líder Pedro, que fue un hombre de de doctrina y no de acción, y lo obedecían los grupos de zelotes seguidores del Bautista. Ambas sectas, aunque eran muy distintas, coincidían en oponerse frontalmente a los paulistas, es decir, a la iglesia católica romana, la cual al fin se impuso a los petristas y a los juanistas. Para los templarios (por no decir la Orden de Sión), Jesús de Nazaret había sido un lider de los zelotes seguidores de san Juan Bautista, los mismos que acabaron expulsando a los romanos de Jerusalén;…aunque, cuando éstos regresaron el año 70, arrasaron la ciudad y los hecharon (la diáspora).
La Orden de Sión fue siempre claramente sanjuanista, o sea, siguieron una doctrina que modernas investigaciones anteponen cronológica y doctrinalmente a las de Jesús. Bernardo de Claraval fue uno de los iluminados por dichos conocimientos, y en tal contexto se inscribiría la creación de la Orden del Temple: Como un instrumento "terrenal y visible" de la Orden de Sión para influir en la Historia. Para ellos Juan sería superior, y Jesús tan sólo el "segundo Cristo". Aún hoy san Juan Bautista también llamado Precursor, fue proclamado "el Mesías" por una secta sanjuanista que conservó sus enseñanzas puras, sin ser alteradas por el posterior cristianismo. La orden de los hospitalarios, que sigue estando dedicada a san Juan Bautista, lleva él hábito negro. Los lazaristas, que fueron su orden filial, al separarse de los caballeros hospitalarios, llevaron como señal simbólica una cruz verde. Todos estaban consagrados a la defensa de los Santos Lugares.
Para los sufíes el "Bautismo de fuego" era considerado más sabiamente: "Padre del conocimiento", que es lo mismo que "Bautismo de sabiduría" (Abufi hamat). La idea del bautismo de fuego evoca el bautismo por inmersión, que primero aplicó en el río Jordán san Juan Bautista, llamado el Precursor. Lo continuaría uno de los más grandes profetas de la religión de Mandeo (que fue el influyente creador de una secta de Irán/Irak), cuyos fieles aún siguen siendo devotos de Juan Bautista, a quien siempre llamaron "Buen Pescador".
Eran semejantes a los que en Occidente fueron conocidos como "cofradía de los justos", los mandeanos que se presentaron como discípulos del egipcio dios Thot. Su conocimiento espiritual secreto, o "gnosis", imponía el ritual del bautismo en los ríos de Eufrates y Tigris. Mahoma los llamó "baptistas", permitiéndoles seguir en el islamismo a pesar de que su culto incluye la astrología y la magia.
Los templarios hicieron rituales a la Santa Sangre en una ceremonia remontable a tiempos anteriores a la división de los cristianos, la cual fue debida a las varias formas de interpretar el mensaje redentor de Jesucristo. El libro "Hechos de los Apóstoles" refiere la pugna entre la Iglesia Primitiva, fiel a Jesús "el Nazareno", y el cristianismo predicado a los gentiles por San Pablo. Los templarios, dado que no se apoyaron más en el joven Saulo de Tarso que blandió la espada como ellos, llevan a pensar que no comulgaron con su idea del Cristo. Por otra parte, creyeron que los nazareos, sadoquitas y sicarios seguidores de Jesús, eran todos pseudónimos de zelotes. Cuando la localidad de Nazaret aún no existía, se ya autodenominaban "nazarenos" los seguidores de la Iglesia de Jerusalén primitiva.
JESÚS DE NAZARET Y JUAN BAUTISTA FUERON AMBOS ESENIOS
Jesús (Yoshua) simpatizó tanto con los esenios como con los zelotes, y se lo asoció siempre con dichos fanáticos cuando regresó de Egipto, porque ellos estudiaban lo divino de la naturaleza. Por precaución se procuró que la biografía de Jesús agradase a los romanos, para lo cual se le presentaba como un judío tradicionalista denigrado como los esenios. Su tradición secreta recuerda que Jesús fue uno de sus iniciados en los misterios que durante milenios habían sido perfeccionados por los esenios que en Egipto tenían reputación de terapeutas. Su "Hermandad Blanca" quizá fundada Tutmosis III en el templo de Luxor, casi adjunto al de Karnak. Por ella el faraón Tutmosis III, tendría el mérito del haber plantado la semilla del más antiguo "cristianismo". Así lo creí después de haber analizado el símbolo grabado en un ancestral anillo, hecho de hierro meteórico, que quizá pudo haber sido del dicho faraón y después, el mismo anillo, habría pertenecido a sus sucesores hasta llegar a Moisés y a Salomón.
Hubo intrigas políticas interesantes entorno a la persona de Jesús "el zelote". Primero habría sido preferido por Tiberio, pero después eligió a Herodes de Filipo para ser el tetrarca de Galilea, con lo cual se terminó la amistad de Tiberio con Pilato. Por tal motivo éste se lavó las manos enviando a Jesús ante Herodes. Lo dicho se deduce del redescubierto Evangelio de Pedro y también del de Lucas (23,12-13, 31), así como del de Juan (6:15). Es un hecho que la iglesia copta de Egipto tendría sus motivos para negar la divinidad de Jesús desde el año 451 (concilio de Calcedonia), y pensaron igual los islamistas que los invadieron en el siglo VII.
En el siglo XII admitir que Jesús era un esenio era un acto de valentía y revela que en la personalidad de Arnau de Torroja se combinaron la intrepidez y el control que siempre domina el carácter de los genios. En el siglo XXI, en cambio, el mismo sumo pontífice Benedicto XVI sorprendió al orbe católico cuando proclamó que Jesús fue esenio. Lo habían afirmado siglos antes Ernest Renán en Francia, y en 1770 el rey Federico "el Grande". Era una forma de explicar el celibato supuesto en Jesús de Nazaret, a quien se presenta habitualmente vestido de blanco.
Los esenios fueron una secta apocalíptica formada por solteros, vegetarianos, a la que Juan Bautista sí que estuvo muy unido. De entre sus adeptos, Jesús, que era su primo, salió al mundo con la exclusiva misión de acoger en su persona el Cristo cósmico,…que así habitó entre nosotros. Vivían aislados del resto de la sociedad en Gedi, a orillas del mar Muerto, y estudiaban todo el día la ley Mosaica, a pesar de lo cual en el año 164 a.C. habían sido despreciados por los judíos que regresaron del cautiverio de Babilonia, porque allí éstos enriquecieron los textos bíblicos originales. Los samaritanos también los aceptaron mal, después de verse rechazados cuando querían colaborar con ellos en las obras de la reconstrucción del Templo que vio Jesús. Tenían ideas diferentes, empezando por el hecho de que en Babilonia, a falta de templo, los judíos deportados se habían reunido en lugares determinados llamados "sinagogas", que fueron su primer centro de oración comunitaria. Aquella idea sería siglos después recogida por la masonería, al reunirse en logias adornadas con profuso simbolismo, que incluye un embaldosado bicolor. Por cierto, después de otra diáspora, la ordenada por el general Tito en el año 70, los judíos exiliados a Oriente tuvieron influencia social, y de ellos pudo haber aprendido el profeta Mahoma, ya que su propio padre era un nazareno. Es por ello que en el sagrado libro El Corán se tiene en gran consideración a los profetas y patriarcas bíblicos.
Los esenios vistieron hábitos blancos para parecer muy castos y puros en su voto al Creador, motivo por el cual de "nazirim" pasaron a ser llamados nazarenos (no era aún un topónimo). Dado su frugal régimen alimenticio, conocían las hierbas y los minerales del desierto y por estudiar sus propiedades, alcanzaron fama de sanadores. Para un buen esenio salvar su alma era reconducirla al plano metafísico, superando la idea de un solo maestro, como fue el caso de Moisés. El año 150 los esenios estuvieron dirigidos por siete maestros visibles para los miembros de su Orden, y otros siete que eran desconocidos para casi todos. Tal tipo de gobierno la secta de los "asesinos" lo copió, puesto que estuvieron regidos por un mismo número de miembros. Las órdenes de Sión y del Temple tomaron nota de aquella ejemplar organización, pues la primera estuvo dirigida por seis (¿o trece?) "sabios de la luz", discípulos de un tal Ormus, quienes tenían como emblema la rosa y la cruz. La Orden del Temple dejó rastros de una semejante dirección, si atendemos a la orden filial que fundaron en Utel (Fr.), cerca de la frontera italiana. Ocultos dentro de sus filas existió, además, la élite de los caballeros llamados "Hijos del Valle", que fueron la más exquisita manifestación de la caballería terrenal.
La sublimación de su fe de los esenios fue conocida gracias a los textos hallados el año 1947 en Qum Ran (escritos antes de nacer Jesús), llamados "Manuscritos del mar Muerto". Los nazarenos estudiaban los antiguos misterios de Egipto faraónico desde que el hereje Akenaton dictó sublimadas enseñanzas, entre las cuales se incluía el culto a la cabeza humana y obviamente la de Juan Bautista sería la más sagrada puesto que nunca admitieron ningún otro líder espiritual. Tanto en Jericó como en Yiftahel (Palestina) en la prehistoria se dio el culto al cráneo, los cuales cubrían con revocado de yeso pintado, creando una máscara con ojos abiertos como los que se guardan en la universidad de Tel Aviv.
Aquella secta judía de nazarenos es de la que procede el cristianismo, considerándose a si mismos "os guardianes de la alianza". Son los que redactaron el llamado "Rollo de cobre", repujado en el año 68 de nuestra Era, en el cual se alude, en su última anotación, a otro inventario. El "Rollo de Cobre", fue descubierto en la orilla Este del Mar Muerto en 1952, y se guarda en el Museo Arqueológico de Ammán, en Jordania. Su texto está refrendado por la inscripción sobre el mármol llamado Masseket Kelim, que lo considera su fuente. Es importante, porque se trata del inventario de los tesoros del rey Salomón, y quizá fuese descubierto por las órdenes del Temple y de Sión, a juzgar por lo acontecido antes y después de la Primera Cruzada. Probablemente fuese también conocido por el conde Fulco V de Anjou, y después por el Gran Maestre del Temple, Andrés de Montbar (1154), durante cuyo mandato fue nombrado rey de Inglaterra Enrique II Plantagenet, conde de Anjou. Aquel mismo año el rey Federico II Barbarroja fue nombrado emperador.
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 1
LA ORDEN DE SIÓN EN LOS INICIOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE
Según los textos hebreos estudiados por el conde de Champagne y el abad de los cistercienses entre 1115 y 1118, la Orden de Sión original fue creada con el propósito de instaurar como rey legítimo de Jerusalén a un descendiente de los merovingios. Estos monarcas -los primeros de Europa que se convirtieron al catolicismo- descendían de Jesucristo y de la Casa de David.
La Orden del Temple fue una de las organizaciones militares más enigmáticas que nunca hayan existido, y más aún la Oren de Zion (o Sión) que fue su matriz. Por su vinculación a la Orden de Sión se puede entender que el rey Balduino reconociese que debía su trono en Jerusalén a la Orden del Temple que fue brazo armado. Algunos miembros de la Orden de Sión pasaron a dirigir la Orden del Temple, pero casi un centenar de sus miembros regresaron a Francia después de la Segunda Cruzada. Viajaron embarcados en la misma nave que llevó de vuelta al rey Luís VII, y se establecieron en una abadía cerca de Orleans. Entre aquellos agustinos calabreses estaban algunos exaltados como Pedro el Ermitaño, el mismo que predicó la Primera Cruzada; la única que acabó con éxito la conquista de Jerusalén (1099). Gracias a las indicaciones de los miembros de la Orden de Sión a la del Temple, Arnau de Torroja, desde antes de ser Gran Maestre general de los templarios, había superado los dogmas de fe que le inculcaron desde pequeño. Por encima de humanas razones y muy castrantes dogmas, los primeros templarios experimentaron los beneficios de pertenecer a una orden con sublimada "conciencia de centro".
La doctrina secreta básica de la Orden de Sión, nunca trascendería del reducido núcleo de máximos iniciados de la Orden del Temple. Para la simple milicia de monjes con espada, su misión a parte de guardar caminos, tan sólo sería difundir la "Luz del Mundo" y evitar las tinieblas, a fin de hacer al hombre común tan superior como en Oriente siglos antes ya lo había pretendido Gautama Buda. En realidad sus fines apuntaban mucho más allá, polarizando todas las creencias de las principales religiones monoteístas;…las cuales verdades, cuando se las comprende bien, casi coinciden: Se trata siempre de superar la creencia de que nuestras almas están separadas de la divinidad, puesto que es obvio que somos depositarios de valores y virtudes que nos son innatas, como el amor y la bondad, la justicia y la legalidad. Esta última, por cierto, planteó las primeras grandes dudas a los monjes con espada templarios.
EL REINO DE JERUSALEN Y LAS FORTALEZAS DIVERSAS.
Al morir Arnau de Torroja 1184 la frontera de los estados latinos de ultramar (Outremer) comprendía desde muy al sur de Gaza y el Mar Muerto, hasta más al norte de Antioquía; si bien al norte de Jerusalén dominaron tan sólo una estrecha zona costera.
En principio debieron superar la idea de que matar era legal incluso para un moje. El primero que predicó la "Guerra Justa" fue san Agustín, el padre de la Iglesia y obispo de Hippona, argumentando que al fin todos debemos morir; lo cual a la Iglesia católica le sirvió para incitar a los hombres a enrolarse en las Cruzadas a Tierra Santa, todas ellas bendecidas por la Santa Sede. Varios siglos después lo corroboró san Isidoro de Sevilla refiriéndose metafóricamente a la guerra santa como: "El río que va más rápido hacia la paz….La guerra es injusta, a menos que sea para legítima venganza o para rechazar a los enemigos" (Etim., XVIII, Cáp. 1, par. 3). Hacían una guerra defensiva, y su salvación estuvo, no en matar, sino en morir en manos del enemigo.
A través de la dominación del mundo los templarios aspiraban a la abolición total de las guerras, de las desigualdades y a la extirpación del odio fomentado por las religiones. Ayudaron a imponer, sin conseguirlo, el gobierno de la razón en un mundo que tuviese un soberano acreditado por la sangre de Jesús. Debería saber conjugar la caridad con un gobierno sinárquico que aunase el poder religioso y el poder civil, lo cual recuerda al gobierno de un faraón de Egipto. Los templarios pretendieron el Reino de Dios de las profecías bíblicas, y Arnau de Torroja fue una de las personas comprometidas en que aquel proyecto alcanzase su máximo desarrollo. Tan equivocados no estaban, puesto que el propio Sumo pontífice proclamó en el siglo XX: Habrá un solo rebaño y un solo pastor"; lo cual es lo mismo que proclaman quienes se autodenominan "Los Santos de los últimos días".
La institucionalización oficial de la Orden del Temple por la Santa Sede les representó una gran fuerza adicional, pues en aquel tiempo, como afirmó Pedro Lombardo (Sentencias IV, 24, 13; ca. 1090-1160): "El concepto de orden de militia cristiana era mucho más digno que una simple organización. En este mundo, una orden es una señal, algo sagrado; un orden es lo que podemos percibir tras el espectáculo de los planetas, donde cada elemento ocupa su lugar y su disposición sin ser un impedimento para el otro".
Los templarios fueron la primera fuerza militar al mando del pontífice Inocencio III (de mala memoria), quien les concedió la bula "Omne Datum Optimum". De sus humildes comienzos escribió el obispo de Acre llamado Jacobo de Vitry (1170-1240):"El rey (de Jerusalén), sus caballeros y el señor patriarca se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo habían abandonado todo por Cristo, y les concedieron ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los donantes. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos regulares del Templo les dieron un terreno no lejos del palacio para su servicio; y por esta razón se les llamó más tarde templarios". Lo confirmó el cronista Guillermo de Tiro, bajo el rey Amalrico I de Jerusalén: "…Los templarios tienen jefaturas en el palacio real al lado del Templo del Señor, y se llaman Los Hermanos de la Milicia del Templo".
Cuando aquel lugar tan sagrado en el 637 lo entregaron al califa Omar, los árabes se escandalizaron al verlo convertido en un vertedero de basuras. Lo limpiaron y construyeron encima el templo al-Aksa (también llamado "el-Shakra"). Está muy cerca del de la Cúpula de la Roca, una de las maravillas arquitectónicas del mundo. Los templarios habitaron el antiguo Templo de Salomón, sobre el que está la mezquita. Su modelo arquitectónico de planta poligonal cubierto por una cúpula lo repitieron en Europa la mayoría de las iglesias del Temple. La planta se trazaba superponiendo dos cuadrados iguales que tenían el mismo centro a fin de obtener un perímetro de ocho lados iguales. Tal diseño llamado "Cruz de las ocho beatitudes", también tuvo relación con su alfabeto secreto.
Los templarios sintieron predilección por edificar iglesias de planta circular, o bien octogonal (símbolo de renacimiento), justo allí donde se registra mayor actividad telúrica, y al extender sus dominios siguieron aquellas coordenadas. Descubrimos la presencia de la Orden del Temple tras la toponimia hispana, como cuando se añadió "de los caballeros" (Jerez, por ejemplo), y otras veces directamente se llamoTemple, como un pueblo satélite de la ciudad de la Coruña (Galicia, en el NW. de España). Pero es que además en Burgo do Faro en el siglo XII los temparios fundaron un pueblo que impedía incluso la expansión de la Coruña.
El edificio central de su Orden en París, tenía planta octogonal, y también la iglesia magnífica de Tomar, en Portugal, que en 1159 Alfonso I de Portugal les donó entre otras posesiones. El Maestre Provincial Gualdim Pais, en 1160 hizo construir allí la simbólica iglesia La Charola, pues tuvo forma circular como el Templo de la Roca de Jerusalén. (Tomar fue su último refugio en la Península Ibérica, cuando ya se llamaban Orden de Cristo). Es la misma planta que sigue siendo muy visitada en la aislada Santa María de Eunate, cerca de Puente la Reina (Navarra). Asimismo, una semejante planta circular, con ábside, es Nuestra Señora del Monsacro, en el corazón de Asturias, todos construidos en el siglo XII. A los pies de ésta última, los templarios señorearon también en la ermita de María Magdalena, como tenían por costumbre de bautizar sus iglesias, y en alguna de ellas se creen enterrados sus tesoros de espirituales. Es legendario que en le cacereña ermita de Santa Magdalena, cerca de Alconetar, a orillas del río Tajo, se ocultaron sus tesoros y fórmulas mágicas sirviéndose de un rosal medicinal brotado de la Corona de Espinas. (En 1404 el papa de Roma avaló su "Mantel de la Santa Cena", (4,42×0,92 m.), después trasladado a la ciudad de Coria).
En Europa llegaron a ser más de 300.000 los caballeros templarios, pero sus ideas degeneraron, y antes de ser abolidos ya parecían estar movidos tan sólo por su propio interés. Del llamado Tesoro del Temple, se sabe que que fue encontrado en la Casa del Temple de París cuando lo tomaron las tropas del rey Felipe IV. Gracias a ello reunió súbitamente noventa toneladas de plata y saneó su antes pobre economía. Aunque se encontraron tesoros de la Orden del Temple en Miravet y en Chipre, muchos siguen empeñados en buscar el Tesoro del Temple en el castillo de Gisors, en Chinon (Fr.), y también en Rennés-le-Château,…aldea del sur de Francia, donde el ayuntamiento llegó al extremo de prohibir excavar en su término municipal.
Muchos templos y castillos carecen de documentos acreditativos de su origen templario, por destruirlos sus herederos al caer en desgracia la Orden, pero el simbolismo y situación geográfica son pruebas circunstanciales que avalan su propiedad. Además, basta con que aparezca la palabra Frater (Milites), que fue de aplicación exclusiva a la Orden del Temple, para entrever su presencia, porque a los monjes en Castilla y León les llamaron monacus, y a todo ermitaño lo llamaron Deo Voto.
Los temas que trató san Bernardo siempre tuvieron un toque renovador, de forma que los templarios, más que una Iglesia de Cristo, los presentó como humildes "alumnos" de Cristo, encargándose además de sus relaciones públicas, por lo cual alcanzaron un gran auge entre 1130 y 1140. En el siglo XII cualquier catástrofe natural podía considerarse un prodigio y se les daba significado de señal sobrenatural desde que en tiempos del Imperio Romano lo recogiese el titulado "Libro de los prodigios". El ocultismo fue muy popular, y san Bernardo de Claraval, que fue director espiritual de los templarios, ya debió reprenderlos por atender a las creencias vulgares. Es chocante, porque en su obra "Elogio de la nueva milicia" les dedicó 5 de los 13 capítulos sobre su empresa en Tierra Santa. De los templarios escribió aquel santo: "Recubren su cuerpo con una armadura de hierro, y su alma con una armadura de fe;…Cristo es su vida". Es decir, disponían de la fe como si fuese una coraza en el campo de batalla.
En su siguiente misión en Palestina, la Orden del Temple ya tendría su asentamiento anexo a la iglesia de "Nuestra Señora del Monte Sión", una iglesia en la cima del Jerusalén más antiguo (siglo X a.C.), la cual desde entonces fue un centro de gran veneración. Es muy visitada aún actualmente, y se presenta con una cúpula y un minarete que desde lejos la hacen inconfundible. Los monjes de la abadía del Monte Sión en Jerusalén, sabían que había sido fundada en 1099 por el líder de la Primera Cruzada, Godofredo de Bouillon, que era un sicambro. La había creado para mantener su linaje en secreto, y la puso bajo el mismo caudillo que a los monjes con espada, que fueron los templarios (su brazo armado), siendo el último Gran Maestre de ambas fray Arnau de Torroja. En las leyendas sobre templarios aparecen defendiendo el Santo Grial, que para muchos serían los familiares de Jesús. No sería extraño que deseasen instaurar un descendiente de Jesús en el trono de Francia. Eran poderosos para conseguirlo, y además muy capaces de revocar las excomuniones que en su contra promulgaban algunos obispos, por lo cual es evidente que fueron "una iglesia dentro de la Iglesia". Para lograr su misión de proteger a la estirpe merovingia y promoverlos al trono, habían fundado, además de su rama militar, otra de cariz administrativa. En vida de Arnau de Torroja aún parecía posible llegar a imponer una dinastía davídica en el mundo, pero un siglo después ya lo dudaban, aunque no lo reconocían.
En 1153, siendo Gran Maestre del Temple, Bertrán de Blanchefort estuvo en idónea disposición de haber hecho trasladar a Francia (si no lo habían hecho antes), todo cuanto los templarios habían encontrado en Jerusalén. Reinando Luís VII, los agustinos casianos fundaron en Orleáns un priorato (dotación confirmada por una bula del pontífice Alejandro III en 1178), y no se puede descartar que se depositase allí buena parte de lo encontrado en el subsuelo de la mezquita Al-Aksa, su cuartel inicial en Jerusalén. Otro lugar sospechoso de ser su escondite es la comarca del sur de Francia, hoy llamada Razés, porque una familia Blanchefort aparece en Rennés-le-Château; aunque Bertrán no fue señor del castillo de la población. Nunca existió en la familia citada un Bertrán (según opinaron los tres autores de "El Enigma sagrado"), y el nombre más afín al que fuese sexto Gran Maestre del Temple, fue Bernard de Blanchefort. Con tal precisión se anulan las vías que pretendían hacer del amigo de Arnau de Torroja, el señor de aquella interesante zona. Rennés-le-Château desde mucho tiempo antes conservaba enigmas por resolver,… desde que fue la capital del reino visigodo.
Uno de los pergaminos casualmente allí encontrados en el siglo XIX fue determinante para la instalación de encomiendas ("sucursales") y granjas de templarios en el condado de Razès, al suroeste de Francia. La familia del Gran Maestre Bernard de Blanchefort, protector y amigo de Arnau de Torroja, se creía que los Blanchefort, siendo sus familiares, tuvieron relación con los sorprendentes hallazgos en aquella zona estos últimos años. Sucedió que cerca de Rennés-le-Château, a media ladera del monte Cardou, fue hallado y descifrado un manuscrito que supuestamente formó parte los varios hallados en Jerusalén. También se encontró una tumba con huesos y un ánfora cerrada. En su interior había varios pergaminos que explicaban que Jesús no había sido crucificado porque en realidad lo fue su hermano Judas. Pero ni siquiera éste, que era un hermano gemelo de Jesús, tampoco murió en la cruz, ya que, al ser descolgado casi muerto, le revitalizaron con ungüentos aplicados por José de Arimatea y Nicodemo.
Escribí mi primera investigación en forma de novela cuando llegué a descifrar la mayor parte del enigma inicial, pero éstos no serán los mimbres con los que tejeré la trama de mi presentación del pensamiento y completa educación de Arnau de Torroja. Me interesa la relación interreligiosa de los templarios y su orden matriz la Orden de Sión, que tenía cariz integral, siendo muy superior por espiritualista. Arnau de Torroja debió de pertenecer a la orden matriz, ya que su condición hermano del obispo, luego Maestre Provincial, y finalmente Gran Maestre de la Orden del Temple, le acredita poseedor de cualidades excepcionales, Así como de un saber único y ancestral, quizá de raíz sumerio/egipcia. En su iniciación, los sabios de la Orden de Sión pusieron a Arnau de Torroja al servicio de una estirpe sagrada, de la cual esperaban que nacería el futuro Rey del Mundo. Su estrategia, a largo plazo, era implantar la paz universal bajo la égida de la dinastía davídica. Los condes de la Casa de Barcelona, luego reyes catalano-aragoneses eran los mejores candidatos a su modo de ver. Más adelante volveré sobre el tema.
No obstante no se puede menospreciar el apellido familiar ya que revela el parentesco, y la relación no tenía por qué ser directa de padres a hijos. Es más, con los siglos Clemente V, antes arzobispo de Burdeos, cedió a las exigencias del rey de Francia para eliminar a todos los templarios; por lo que, siendo el Papa miembro de la familia Blanchefort, se ha deducido que avisó a los templarios de la comarca de Razés.
El famoso párroco Berénguer Saunière, gracias a la investigación de Ben Hammott (Rev. Más Allá nº 240, año XXI p. 30), sabemos que en síntesis dejó escrito:"… La Resurección de Jesucristo fue una broma. Su cuerpo fue robado por María Magdalena. Fue escondido en los alrededores y sería encontrado mil años después por los templarios, quienes lo habrían removido varias veces hasta que fue escondido en tierras de esta parroquia"; apostillando el dicho abate Saunière, que el "cuerpo de Cristo estaría a salvo".
La iglesia benedictina de Alet-les-Bains, actualmente en ruina total, está relativamente cerca de la misteriosa aldea de Rennés-le-Château (Aude) y ciertamente estuvo en poder de la Orden del Temple desde 1132 a 1180 (Malcolm Barber "The New Knightood", p.256). En cuanto al tal castillo de Blanchefort en Rennés-le-Château, en 1119 ya había sido concedido a la iglesia de Alet-les-Bains por el pontífice Calixto II, siendo evidente que perteneció a los templarios, quienes desde Rennés-le-Château tuvieron una muy privilegiada atalaya para vigilar los caminos de acceso de aquel vasto horizonte.
LA ORDEN DEL TEMPLE OCUPÓ EGIPTO EN DOS EXPEDICIONES
Arnau de Torroja supo tan sólo de dos grandes Cruzadas en Tierra Santa, la Primera y la Segunda, no obstante él debió de conocer mejor que ningún historiador actual, que además contra Egipto, por iniciativa del rey Amalrico I de Jerusalén, en el transcurso de sólo cinco años se hicieron otras seis expediciones militares extras. Arnau de Torroja participó a las órdenes de Bernard de Blanchefort, Gran Maestre del Temple, que entonces colaboró con el rey Amalrico I para "apaciguar" Alejandría y El Cairo (1163-1164).
Entre los años 1163 y 1168 el rey Amalrico I de Jerusalén consiguió eventualmente ocupar Egipto y cada vez tuvo los templarios a su lado, excepto en la expedición de 1167 cuando Bertrán de Blanchefort se negó a participar intuyendo que sería un fracaso seguro. No contaban con suficientes tropas en Tierra Santa para, en el caso de haber tenido éxito, poder mantener Egipto. Las expediciones contra "el país del Nilo" acabaron cuando intervino Saladino (Salad El-Din Yüsef), pues aunque dicho líder padecía paludismo, logró al fin unificar a los musulmanes de Siria y Egipto entre 1169 y 1171, aboliendo en El Cairo el califato fatimita-chiita. Saladino utilizó todos los medios a su alcance, hasta el extremo de reclutar para su escolta personal a mamelucos que, siendo niños, eran robados de la zona del mar Negro. No eran árabes, pero resultaron buenos guardaespaldas, cuyo vistoso uniforme era una túnica amarilla. A pesar de todo Saladino sufrió varios atentados. En 1174 Saladino conquistó el castillo de Chatelet a la Orden del Temple, y toda la zona del Vado de Jacob, cerca de Sabed.
Saladino fue sin duda el mayor problema que debe reconocerse en la vida de Arnau de Torroja, ya que en sus últimos años en vano intentó que los reyes europeos enviasen tropas de cruzados para frenar sus victorias, muriendo en su empeño. Saladino, al que Arnau con más de cincuenta años, conoció bien, era un hombre cuarentón esbelto y generoso, de carácter humilde, guerrero de honor, prudente y tenaz. Fue un magnífico líder militar, caballeresco y cortés, que nunca se mostraba cruel con lo derrotados, siendo en cambio sensible al dolor ajeno, lo cual le hacía ser muy prudente y evitar en lo posible el derramamiento de sangre.
Es de suponer que estando en Alejandría Arnau de Torroja y los templarios se interesaron por la tumba de Alejandro (llamado Iskander en Egipto), aunque entonces ya nadie sabía donde estaba la tumba del "Profeta con Cuernos", apodo que le dieron porque su corona llevaba cuernos.
En el la Primera Parte de su biografía me referí a su campaña bélica en Egipto, aunque omití la impresión que debieron causarle las pirámides de Giza, cerca de El Cairo. Tres diferentes cronistas de aquellos tiempos (siglo X, y en los años 1120 y 1143), informaron de que la Gran Pirámide aún conservaba su pulido recubrimiento exterior decorado con miles de jeroglíficos, alternados con otras escritos de civilizaciones desaparecidas y que ya nadie sabía descifrar. El profesor Hugo Fischer de la universidad de Munich las comparó con miles de "piedras de Roseta", lamentando que un solo golpe de pico se perdiesen para siempre varios siglos de historia de la Humanidad.
El cronista español Benjamín de Tudela, contemporáneo de Arnau de Torroja, las visito el año 1173 cuando se creyeron los graneros del faraón construidos por el bíblico José. La racionalidad de Arnau de Torroja le impediría darle crédito, y debió opinar que ante todo fueron un acto de fe y nunca un lujo inútil. Era lo que cabía pensar en 1163, cuando las vio Arnau de Torroja debió suponer que aquellas moles habían sepultado los primeros reyes de Egipto. Su modo de pensar siempre fue filosófico. Respecto a la divinidad, no podría evitar preguntarse lo mismo que en el siglo XXI: ¿Cómo se originaron la fuerza y el orden manifestado en las estrellas? ¿Habrá otros universos además del espacio-tiempo? ¿Existe un hogar más verdadero después de las sucesivas transmigraciones?
Puedo adivinar las peores pesadillas de Arnau de Torroja en sus últimos años como Gran Maestre residente en Jerusalén, pues al deber tratar muchas veces con el joven rey leproso, que se le presentaba siempre cubierto con una máscara, Arnau de Torroja incluso creo que en sueños le vería aparecérsele con su rostro carcomido por la enfermedad. Otra pesadilla, esta vez sin relación con su natural piedad, debió de ser la obsesiva figura de un águila, pues era la imagen que decoraba la bandera del enemigo que les acosaba. Dicha ave de rapiña con sus alas abiertas se estaba convirtiendo en un muy efectivo catalizador para los planes de reconquista de Saladino. En el Tetramorfos el águila es la figura asociada a San Juan. Los nazis por su efectividad bautizaron "día del águila" el del comienzo de su fallido ataque a Inglaterra. En fin, los templarios con fundados motivos eligieron la tórtola como símbolo. Por cierto que el Ave Fénix -con la que a veces el águila se confunde- en Cataluña también simbolizó el espíritu de renacimiento (La Renaixença) tras la derrota catalana.
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 2 ANTECEDENTES DE LA HISTORIA DE LOS JUDÍOS
Porque puede parecer que este capítulo no tiene relación, anticiparé que es fundamental establecer si existieron tantas migraciones de Judíos como para crear una bolsa geográfica como la que hubo en el sur de las Galias cuando allí vivieron legalmente establecidos.
La ciudad de Jerusalén no era importante bajo la tribu de Benjamín. Aquella tribu después del rey Saúl fue gobernada por mujeres, y se especula que si el rey Salomón decidió luego casarse con una princesa egipcia, quizá fuese para acreditar su dinastía con "sangre divina" legítima.
Existió en realidad un linaje descendiente del rey David, de Salomón y Zorobabel, el cual ha podido permanecer oculto, lo cual ha garantizado su subsistencia durante largas décadas de persecución religiosa. Fue un linaje davídico sobreviviente gracias a los exilarcas que fueron deportados a Babilonia, y que allí tuvieron libertad de culto. Allí el rey Josías (640-609 a-C.) empezó a redactar una literatura de fondo político-religioso, remodelando acontecimientos de sus antepasados que conforman lo que conocemos hoy como el "Antiguo Testamento" de la Santa Biblia
Jerusalén recibió mal a los judíos deportados por el rey Nabuconodosor, liberados tan pronto el rey Ciro II conquistó Babilonia, dándoles la libertad y el dinero suficiente para construir un nuevo templo en Jerusalén, dirigidos por el sacerdote Esdras. Muchos judíos quisieron permanecer en Babilonia, pero los más fieles iniciados que regresaron incluso grabaron en las piedras, hoy subterráneas, sus ancestrales genealogías. A los que aún residían en Judea les quedaba muy poca conciencia de ser el punto focal del judaísmo, por lo cual los judíos entusiasmados que regresaron de Mesopotamia tuvieron problemas con los desnaturalizados que encontraron al regresar, por lo cual no permitieron ni que les ayudasen en la magna obra.
Al morir el rey Herodes (4 a.C.) los judíos entraron en discordia y luego en guerra civil, olvidando la tolerancia predicada por el filósofo fariseo Gidel: No hagais a otros lo que no queráis que os hagan a vosotros. Una sabia frase que, por cierto, luego fue el núcleo de la predicación de Jesucristo para hacer posible el cielo en la tierra. Posteriormente también el pacifista Johanon Ben Zacai predicó la piedad y la tolerancia, pero a pesar de su éxito, unos judíos lucharon a favor de la dominación romana y otros en contra. La última de sus guerras fraticidas duró solo una semana. Los fanáticos sicarios, aquellos que se auto-inmolaron en Masada, asesinaron tanto al gobernador como al sumo sacerdote del templo de Jerusalén. Los sicarios divididos en facciones cometieron sistemáticamente asesinatos políticos, lo cual dividió aun más al pueblo de Israel, aunque luego todos unidos expulsaron de la ciudad a los romanos. Poco duró la independencia de Judea.
Los que eran realmente sabios abandonaron urgentemente el país, entre los cuales los seguidores de Jesús, de ahí que se les vuelva a encontrar en el otro extremo del Mediterráneo, y predicando un cristianismo renovado encontraron paz y gran prestigio en las tierras del litoral que hoy es llamado Midí (SE. de Francia). En el año 70, al regresar los romanos, fueron expulsados de Jerusalén y tras otra revolución sesenta años después, a la vuelta de los romanos, Judea, no sólo quedó limpia de judíos sino que se llamó Palestina, y Jerusalén fue llamada Aelia Capitolina.
Los hebreos de Palestina y sus tierras en tiempos anteriores a Jesucristo tan sólo fueron un apéndice insignificante de Egipto. Se ha escrito con razón que ni el reino de David ni el de su hijo Salomón tuvieron la importancia que se escribió posteriormente en la Santa Biblia. Ni David ni Salomón tuvieron tanta bondad ni sabiduría, porque durante la segunda mitad de sus tradicionales existencias desbarataron cuanto habían hecho de bueno en sus inicios.
Israel fue un país pequeño y sin los méritos con que se presentaron al mundo. El David bíblico no dejó pruebas de su existencia, ni del imperio que se le atribuye. En cambio son hechos de armas que parecen adecuarse a los de su contemporáneo el faraón Tutmosis III (el "Napoleón" de Egipto"). Éste dominó desde el río Nilo hasta el río Eufrates en el siglo X a.., motivo por el que la historia considera si David pudo haber sido un desdoblamiento de la personalidad del icho faraón, ya que las iniciales del nombre del faraón (TWT) en hebreo se convierten en DVD que significa el David, omitiendo las vocales ¿Acaso el linaje de David se trató del de Tutmosis III?
Del belicoso rey David, interesará mucho más al final de esta obra su probable descendencia, pero de momento téngase en cuenta que fue considerado "impuro" por Dios, por haber sido un hombre de guerra que derramó mucha sangre (1 Corintios: 28, 3), traspasó la tarea de construir el Templo de Dios a su hijo Salomón, rey de Israel, elegido por Yahvé para que se sentara en el trono y edificara la que se consideró su verdadera casa. La edificó el año 962 a.C. sobre el monte Moriah, allí donde Abraham, el gran patriarca israelita, y al mismo tiempo profeta del Islam, intentó ofrecer su hijo Isaac en sacrificio a Dios. La construcción del Templo de Salomón ocupó a los hebreos entre siete y trece años. Pero aquel no fue el último lugar de reposo del Arca de la Alianza, la misma que guió a Moisés durante su éxodo por el desierto (1 Corintios: 28, 5-6), cuando un faraón les persiguió con su ejército como si le hubiesen robado el más valioso de sus tesoros.
Cuando Salomón fue rey de Jerusalén ya era muy antigua la idea que mediante un templo se expresa mejor la misteriosa relación entre el ser humano y cualquier divinidad, y más si el templo es altísimo y tiene forma piramidal!. Sirvan de ejemplo los zigurats de Mesopotamia. El año 926 a.C. murió Salomón y su reino se dividió en dos. En el sur, donde estaba el sagrado Templo, gobernó la tribu de Judá, de la estirpe de David; y en Judea, más al norte, se asentaron los primeros adoradores de becerros de oro. Los dos reinos no se llevaban bien, a pesar de que sus respectivos reyes eran hermanos.
Las tropas de Nabuconodosor II el 587 a.C. entraron en Jerusalén, después de tres meses de asedio porque se defendían con lanzallamas rudimentarios, que los bizantinos habían perfeccionado, dada la abundancia de betún/petroleo de la zona los de Jerusalén. En efecto, los sitiados se defendieron con el "fuego griego" (nafta y azufre), que era el napalm de nuestro tiempo, pero que a los babilonios, en su ignorancia, debieron de parecerles un arte matarile diabólico. Aunque entonces los babilonios no destruyeron el templo, sí que se adueñaron de los tesoros y utensilios, y se los llevaron a Mesopotamia. Todo menos el Arca de la Alianza, porque estaba bien escondida. Unos diez años después estalló una rebelión judía contra los romanos dominadores, que a los seis meses destruyeron completamente la ciudad y el templo, siendo entonces cuando el Arca desapareció. Hacia 516 a.C. se construyó una modesta estructura del Templo de Salomón, bajo la dirección de Zorobabel, pero en dicho Segundo Templo de Jerusalén el Arca de la Alianza ya no estuvo.
Dos siglos antes de nacer Jesús en Galilea, una tierra de cruce de caminos, se sublevaron contra los invasores griegos, y hubo efervescente odio también contra los romanos. Aquel odio belicoso se des bordó durante la infancia de Jesús, pues hubo un gran levantamiento judío contra el Imperio Romano, la cual intrepidez fue recordada a pesar de haber sido cruelmente aplastada. La había capitaneado Judas de Gamala. Al indagar sobre las posibilidades de una sola fe y un solo soberano, supieron que Jesús era considerado el hijo del gran héroe de Gamala ("el Hombre" de la Revolución del Censo). Vuelto a destruir el Templo de Jerusalén, fue reconstruido y engrandecido por Herodes "el Grande" durante su reinado hacia el 19 a.C. (era el Templo existente en vida de Jesús). En el año 70 d.C., volverían a ser arrasados la ciudad de Jerusalén y su Templo por orden del general romano Tito Vespasiano, cuando aún era candidato a ser emperador de Roma. Los judíos habían luchado contra los romanos y perdieron, siendo ejecutados entonces también dos hermanos pequeños de Jesús. En el siglo II hubo otra revolución, pero el Templo de Jerusalén y el monte Moriah no quedaron afectados.
BUSCANDO EL PRIMER TEMPLO DE JERUSALÉN Y EL ARCA DE LA ALIANZA
Jerusalén en el siglo XII ya era más un mito que una ciudad. Inicialmente se construyó a 800 metros de altura y los barrios antiguos, donde están los principales lugares de culto, no justifican el que su urbanismo fuese alabado en la Edad Media. Al excavar el subsuelo de la explanada del Templo de la Roca, los templarios, por ignorados motivos, supusieron que anteriormente en vano allí habrían buscado el oculto tesoro, llamado "de Salomón", los conquistadores babilonios, asirios, persas, griegos, romanos, árabes y cruzados.
Como los conquistadores no mencionaban haberse apoderado de dicho tesoro, los templarios emprendieron la búsqueda de nuevo dejando a su paso una laberíntica red de túneles en aquel subsuelo. Tal referencia a un tesoro fabuloso, acabó creyéndose que evocaría a la "sabiduría de los antepasados"; una opinión que convenía a los gnósticos: Allí se escondió un tesoro espiritual, pues la educación clásica supo que el Minotauro, habitando en un similar ambiente, simbolizó la vida desordenada, lo cual es evidente que se paga con la muerte; y por el contrario, el hombre sabio vive más y mejor.
Arnau de Torroja supo que aquel Primer Templo había sido reedificado de nuevo otras dos veces (los años 500 a.C. y 70 d.C.), aunque le costase más de lo imaginado saber cuándo, por el desfase debido a que los visigodos computaron los años con una diferencia de 38 respecto al calendario gregoriano. Sucedió que al rey Herodes le pareció pequeño el templo del monte Moriah (del siglo X a.C.), y por ello decidió edificar otro de nuevo encima de las ruinas, lo cual complica aún hoy el situar la ubicación del Primer Templo. Al ser convertida después en el "Techo del Mundo" por los islamistas, éstos, en lugar de la cruz, pusieron sobre la cúpula una media luna. Es de entonces cuando su popularidad entre los alquimistas medievales la transformaron en el acrónimo "Vitriol", equivalente al poder de conectar con el interior de la Tierra.
Fue el Ocultum Lapidem, o sea, la "Piedra Oculta", fuente de poder e iluminación para los sabios medievales. No lo es para mí, pues surge de un instante excepcional en que se tiene una visión global, tan extraordinaria como efímera. Conste lo dicho, para que tampoco se crean mías otras varias ideas expuestas en esta recopilación del saber que pudo haber tenido Arnau de Torroja en el siglo XII.
Por los escritos del rabino andaluz Maimónides (1135-1204), que fue médico, filosofo y teólogo, ya se sabía de la existencia bajo el Primer Templo de una gruta secreta subterránea, construida por decisión y mandato de Salomón, previniendo una posible destrucción del Templo. Es obvio que desde los cimientos ya se previno hacer un escondite seguro para el Arca de la Alianza. Un judío arabaita informó de la posibilidad de encontrar un escondido tesoro al aventurero británico Juvelius, quien asociado con otros, exploraron en secreto los laberínticos túneles y grutas bajo la Cúpula de la Roca hasta que fueron descubiertos y lograron huir de Israel el fecha 17.4.1911. Los trabajos arqueológicos se reemprendieron por Ron Wyatt en 1979, pero tuvieron un semejante final cuando en 1982 el gobierno israelí consideró que no interesaría a los judíos que llegase a demostrarse que Jesús había sido el verdadero Mesías. Explicó Wyatt que había hecho analizar una muestra de sangre de un arca que vio, resultando que, por tener sólo un cromosoma "Y", no sería hijo de ningún padre humano.
La cristiandad bizantina se mantuvo apartada del Templo de la Roca. Así, cuando en el 637 lo entregaron al califa musulmán Omar, los nuevos señores árabes de la explanada se escandalizaron del estado en que lo encontraron. Era un vertedero de desechos de todo Jerusalén. Los musulmanes lo transformaron y construyeron la "la Shakra" Cúpula de la Roca, una de las maravillas arquitectónicas del mundo en el lugar en que Mahoma recibió la revelación, ascendiendo a través de las siete esferas celestiales.
Transcurrieron unos pocos siglos de paz hasta que el 15 de julio de 1099, la Primera Cruzada con Godofredo de Bouillón a la cabeza tomó cruelmente Jerusalén y avanzaron hacia el Monte del Templo. A diferencia de lo ocurrido anteriormente, los reinos europeos reconocieron de inmediato la importancia histórica-espiritual del Templo. La Cúpula de la Roca fue transformada hacia 1142 en el Templum Domini, un edificio cristiano donde los templarios hacían su juramento sin olvidar que se trataba de la roca de Abraham. En la explanada del Templo aún existen dos antiguas mezquitas. La dicha con cúpula dorada se presenta como si fuese el antiguo sancta-sanctorum del Primer Templo donde se guardaba el Arca. A pocos metros de allí los templarios se instalaron holgadamente dentro de la mezquita de Al-Aqsa los caballeros del Temple de Salomón, puesto que cabían unas 5000 personas. Fue construida por el emperador Justiniano, de Bizancio, sobre las muy espaciosas caballerizas de Salomón; de ahí el nombre de templarios.
En mi modesta opinión de buscar el contenido en lugar del continente, entiendo que lo que buscaron los templarios en aquel sagrado subsuelo estuvo en relación con la fundación de la Orden del Temple. Se había gestado en la abadía francesa de Cîteaux, que fue donde se tradujeron textos hebreos a fin de redactar la Santa Biblia de Cîteaux. El traductor fue el rabino judío de Troyes llamado Salomón Rachi (1040-1105). Debieron leer donde encontrar más información de lo mismo que Moisés a salir de Egipto perseguido, y ello fue así por haberse llevado parte de los escritos del dios Thot. El año 1105 partió Hugo de Champagne hacia Jerusalén y a los tres años regresó para informar al abad Esteban Harding superior del monasterio de Cîteaux. El mismo Hugo el año 114 hizo un segundo viaje a Jerusalén y a su regreso construyó un edificio en el bosque de Bar-sur-Aube, en el valle de Absenta (Fr.). Fue allí donde la orden cisterciense por primera vez fue dirigida por el joven san Bernardo de Claraval y sus tres decenas de familiares y amigos, al poco tiempo de haber ingresado en la Orden conjuntamente.
En Jerusalén siendo Gran Maestre Arnau de Torroja residió en la fortificación anexa a Notre Dame-du-Mont-Sion, que conserva bastantes vestigios de tiempos de la dominación romana, como la vasta cisterna subterránea, además de la basílica del Exce Homo. Al estar en lo alto de una colina, antiguamente amurallada, desde allí se tiene una vista privilegiada sobre la ciudad de Jerusalén, por lo que Arnau de Torroja en las diferentes etapas de su vida que residió allí pudo admirar su evolución urbanística antes de las murallas que hizo construir posteriormente Solimán el Magnífico. La puerta de Sión abierta en las murallas de Jerusalén, en tiempos de Arnau de Torroja enfocaba a la única calle que atravesaba en línea recta la ciudad, pasando ante el Santo Sepulcro en construcción. Al parecer en el mismo Jerusalén aún existe otro segundo sepulcro apócrifo de Jesucristo, llamado "del Jardín", que esta fuera de la muralla siguiendo la misma calle. El convento anexo a Santa María del Monte Sión fue el principal núcleo espiritual de los templarios, y en realidad lo llamaron Notre-Dame, hacia el que dirigieron su devoción recordándolo en otros lugares del planeta, incluida Etiopía.
La Orden de Sión cedieron a los primeros nueve caballeros templarios cuanta información recogerían referencias de los tesoros que podían seguir ocultos bajo el pavimento de la explanada del templo de Jerusalén. A Arnau de Torroja le inquietó, como a todo el mundo, determinar con exactitud el exacto emplazamiento del primer recinto del Templo de Salomón, que los árabes llaman "Noble santuario" (Haram es-Sharif). Asimismo, sin duda admiró las reglas básicas que dictó antes de morir el que fuese su constructor Hiram Abif, quien se guió por los templos egipcios, sin prescindir de las dos columnas ante la entrada principal, porque eran preceptivas en la entrada de todo santuario.
Los nueve caballeros fundadores de la Orden del Temple enviados a Jerusalén por la Orden de Sión, se dedicaron a excavar el subsuelo de donde había estado el Templo de Salomón como si lo que esperaban encontrar allí fuese la clave para acceder a un conocimiento superior capaz de repercutir en la humana evolución, para lo cual se dedicaron a excavar sin aplicarse a otra actividad conocida. Después, durante nueve años, afiliando a otros nobles de merecida confianza, siguieron excavando en determinados lugares, y al parecer con cierto éxito. Lo que fuese (¿quizá sólo documentación?) volvió a manos de los herederos legítimos cuando ya eran cristianos unificados, porque se habían superado los siglos cuando el cristianismo estuvo dividido en facciones independientes y sin un credo ni un criterio uniforme. El judaísmo de los deportados a Babilonia también tuvo dos diferentes etapas evolutivas, la primera de cariz teosófico y la otra ortodoxa. Se podrían simplificar asociándolas al Primero y al Segundo Templo de Jerusalén construido en el Monte Moriah.
El rey de Jerusalén Balduino II el año 1118 dio el Monte Moriah a unos desconocidos que no tenían una Regla para gobernarse. Eran sólo nueve templarios que allí derribaron, excavaron frenéticamente y además construyeron y amurallaron la peña sagrada, en la cual le construyeron una estancia para servir de iglesia, puesto que la complementaron con un altar cristiano. Su afán consistió en excavar los amplios subterráneos debajo de la explanada, donde encontraron grandes espacios adaptándolos para servir de establos. También su residencia estuvo en aquella vasta zona, antes de que se acondicionasen el monasterio del monte Sión. Éste, con la ciudad "Tres veces santa" de Jerusalén, se considera aún el centro del mundo judío, tal como se lee en los "Salmos" (98): "Ensalzad al Eterno, nuestro Díos, y postraos ante la montaña de su Santidad".
A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple, se le reveló el secreto fruto de las excavaciones de sus antecesores bajo la explanada presidida por el Templo de la Cúpula de Jerusalén. Tan sagrado santuario fue construido en el monte Moriah el siglo VII y desde entonces fue el emblemático icono de la ciudad. Ni que decir tiene que cualquier tesoro escondido en el subsuelo le debió de interesar como buen cristiano, sin descartar que se tratase de la muy sagrada Arca de la Alianza, hecha de madera de acacia de forma rectangular (1,25 m. x 0,75 m.), la cual, según las referencias de la Santa Biblia, estuvo forrada de oro por dentro y por fuera. Es una reliquia enigmática por sus facultades, como por ejemplo, la de generar una nube de día y una llama de noche, capaz de guiar durante cuatro décadas al pueblo hebreo vagando por el desierto del Sinaí.
En el libro "Éxodo" (cap: 25, 37 y 40) se describe la forma y medidas exteriores del Arca. Como además su tapa estuvo decorada con las figuras de dos querubines, se creyó que era el "Trono de Dios" en el cual se sentaba Moisés en el desierto del Sinaí para comunicarse con Yahvé (Éxodo; 25: 22). La corona del sacerdote del Templo de Jerusalén en su corona llevaba el nombre de Dios escrito mediante cuatro letras vocales. Arnau no ignoró que era el nombre de la plenitud que evocan las palabras en hebreo: masculino (Jah), y femenino (Havah). En realidad era el dios cananeo Diah-bol (IAH-BEL) que pasó a ser IAHBE para los samaritanos, a los que Jesús avisó junto al celebre pozo: "No sabeis a quien adorais".
Los sabios de Sión y los templarios de tiempos de Arnau de Torroja sabían, por la Santa Biblia, que en la primitiva ornamentación del Templo de Salomón fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata, multitud de piedras preciosas, las más exquisitas maderas y suntuosos materiales. Nunca dudaron de que el templo reunís multitud de tesoros, objetos sagrados y profanos muy valiosos, siendo especialmente venerados el Candelabro de Siete Brazos (Menorah), y la Mesa o Espejo de Salomón, a parte, naturalmente, del Arca de la Alianza, que en latín llamaban Archa Foederis. Sin duda los sabios de las ordenes hermanadas de Sión y del Temple supieron de la existencia de una gruta secreta bajo el Primer Templo, también por haber escrito al respecto el sabio andaluz Maimónides. Según él había sido construida por orden del rey Salomón, previniendo una posible destrucción del Templo en el futuro. Es decir, desde los cimientos ya se previno hacer un escondite seguro para el Arca de la Alianza.
Las medidas finales del Primer Templo fueron 60 cúbitos de largo, por 20 de ancho y 30 de alto. Ya que los nómadas hebreos no sabían construir, y además carecían de materiales, Salomón hizo un trato por el cual Fenicia proveería de todo, incluidos los necesarios expertos para la construcción, y se lo pagaría con especies. Salomón tuvo suerte al encontrar al sabio arquitecto Hiram-Abiiff, de Tiro, que sabía trabajar el oro, plata, bronce, hierro, etc… Él construyó dos enormes columnas de bronce, huecas, que colocó a ambos lados de la entrada principal del Templo dándoles los nombres de Boaz (izquierda), y Jakim (derecha). Ambas simbolizan la eterna estabilidad de los contrarios, aunque lo más evidente expresado con ellas sea la idea de la dualidad eterna, en especial el Bien y Mal. En cuanto al acceso de entrada al Templo, se abre entre ambas columnas, siendo una abertura que simbolizó el ingreso a la eternidad. Hiram-Abiff murió violentamente a manos de tres de sus aprendices poco después de que el Primer Templo fuese terminado.
LA CUEVA BAJO EL TEMPLO DE SALOMÓN
Arnau de Torroja asociaba la inquietud investigadora del subsuelo de Jerusalén con la que había oído explicar acerca de la Cueva de Palop, cerca de Tortosa, referente a los tesoros del Cid Campeador.
En el sector sur de la explanada del Templo los templarios encontraron una laberíntica red de calles abovedadas, algunas llegando hasta el mar, asi como otras varias cuevas y túneles subterráneos que conectan con calles que Jesús pisó, pero obviamente mucho metros debajo de las actuales. Teodorich, un peregrino alemán contemporáneo de Arnau de Torroja que visitó aquel subsuelo, dejó escrito que los llamados "Establos de Salomón" eran tan espaciosos que un tiro de ballesta no llegaba a la pared opuesta en ninguno de los sentidos.
El exacto lugar del subsuelo que fue foco del interés de los caballeros templarios en aquel laberinto bajo la más sagrada de las peñas del mundo en Jerusalén, fue un pozo existente dentro de la cueva de Sedecias (Zedekiahs cave), que es la cueva artificial más grande de Israel. La entrada no está lejos de la puerta de Damasco, y el suelo hace pendiente abajo en sus 15 km. de recorrido. Ordenó su excavación dicho rey de Judá, quien a través de ella huyó de Jerusalén hacia Arava después de que los babilonios conquistasen Jerusalén en 586 a.C.. En ella se abre el "Pozo de Almas" (Aleik-es-Salam), un lugar donde parece ser que se hicieron ritos religiosos mucho antes de la llegada de aquellos hebreos que llamaron a Jerusalén "Centro del Universo". En el pozo existe una cavidad con una protuberancia donde se dice que el mayor Profeta del Islam golpeó en ella su cabeza (por ello llamada el "Turbante de Mahoma").
Los libros hebreos citaron la cueva al informar de la huida de su rey, al cual capturaron cerca de Jericó. Después la cueva fue bloqueada y perdida para la historia a partir del siglo XI, hasta ser redescubierta casualmente al buscar a un perro extraviado. Debido a su tamaño, la localización y el secreto que la rodea, hay muchos mitos judíos, musulmanes y cristianos asociados a ella. Como los británicos creyeron que los obreros de Salomón habían labrado aquellos bloques, el sector se llamó "de la cueva del rey Salomón" desde antes de redescubrir su entrada. Los francmasones defienden que se trata de la misma cueva que los antepasados de su discreta orden y a partir de 1854 la aprovecharon para efectuar sus rituales clandestinamente. Allí se escucha correr el agua, la cual fue aprovechada por los obreros constructores del primer Templo. La peña de la izquierda de la cueva está decorada con formas cuadradas y rectangulares en paredes y techo.
A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple tuvo que saber que había un pasadizo subterráneo que unía la cueva al Tor, una colina de 176 m. de alto que tiene varios pisos de túneles subterráneos excavados por los celtas en tiempos que, se supone, aquel lugar era una isla sagrada. En el siglo I allí seguían aquellas tribus celtas centroeuropeas, congeniando bien con los judíos y con los cristianos, siendo la mejor explicación para que en Irlanda siglos después a Jesús le llamaban "el Archidruida".
Se llama Rex-Deus a las dinastías del judaísmo bíblico. Parece ser que tales genealogías estaban escritas en los muros de la cripta que los templarios excavaron bajo el Tempo de Salomón en Jerusalén, poniendo al descubierto grandes tramos de túneles que aún siguen siendo accesibles en parte. El mapa de la Ciudad Santa que vio Arnau de Torroja, tendría la cartesiana forma dada por Ptolomeo, pues nos ha llegado uno dibujado en 1110 que repartía su perímetro circular amurallado, trazando en su interior dos rectas que se cruzan en perpendicular dejando Jerusalén dividida en cuatro partes iguales.
Otra línea de investigación defiende que los templarios encontraron información de que en el principado judío de Septimánia en el siglo VIII llegó un descendiente del rey David. Colateralmente los sabios de la Orden de Sión recibieron secretos de todo tipo, y a su vez los ampliaron con nuevas indagaciones. Arnau de Torroja lo tenía todo bien cribado y con planes de actuación precisos. Los textos hebreos fueron estudiados a fondo por san Bernardo, ya fuese por iniciativa propia, o inducido a ello (el mismo que volcó su devoción en imágenes de las Vírgenes de color negro, levantándoles ermitas en toda Francia), debió de encontrar indicios para descubrir en Jerusalén alguna especial reliquia bíblica. Dicho santo instalado en Troyes, enonces perteneciente al conde de Champagne, dispuso de una escuela de traductores. Posteriormente san Barnardo anunció el éxito de su misión en Tierra Santa, y obviamente aseguró a los templarios su protección para que atravesaran con sus hallazgos el territorio francés. De hecho trascendió que los templarios pusieron a disposición de su orden matriz un cofre que encontraron sobre un pilar.
También se sabe que tuvieron la misma información que consta en el famoso "Pergamino de cobre" escrito por los esenios de Qúmam, es decir, supieron del inventario de tesoros y del lugar donde se escondieron. En 1956 la universidad de Manchester los descifró y leyeron lo siguiente: "Enterrado debajo del Templo existía un tesoro incalculable, junto a gran cantidad de lingotes de oro y útiles rituales".
En 1860 Ch. Warren dirigió las excavaciones para "Palestine Exploration Fund", identificando los cimientos del Templo de Herodes. Más profundamente halló la red de túneles y almacenes, y también una cisterna para ritos de purificación. En 1866 Ch. Wilson presentó una correcta ubicación del Primer Templo de Salomón. El edificio deslumbra a quien lo miraba y su interior, a parte del Arca de la Alianza, también resplandecía por los objetos de adorno y otros rituales, tanto sagrados como profanos, entre ellos el Candelabro de Siete Brazos (Menorah) y la Mesa de Salomón.
Del primero y del segundo Templo, con desiguales cimientos, los británicos en 1894 trazaron mapas y hasta recuperaron una espada de los templarios del siglo XII en la ladera sudeste del Templo. En fecha 17 de abril de 1911 localizaron también una gruta gracias a lo escrito por Mosés Maimónides (1135-1204), traductor al hebreo del "Tratado Arabaita"). Dicho filósofo español, en su obra "Mishneh Torah" (1180), explicó que el rey Salomón previno un escondite secreto, a gran profundidad del monte Moriah, para ocultar si llegaba el caso de ocultar el Arca de la Alinaza. Excavaron una cueva secreta muy profunda antes de construir encima el Primer Templo. La entrada se había tapiado con la misma piedra de fundación, la misma que el año 642 el rey Josías removió para volver a esconder el Arca de la Alianza.
Antes de la invasión de Nabuconodosor, el profeta Jeremías, cumpliendo órdenes del sacerdote del templo, la ocultó junto con otros tesoros sagrados, debajo de la mezquita al-Aqsa, donde los primeros templarios vivieron. No se mencionó el arca ni entre los objetos que se llevaron a Babilonia (II Reyes; 25,13-17), ni tampoco entre los que regresaron a Jerusalén el año 537 (Esdras; 1,7-11).
Existen otras versiones de la real existencia del escondite, pues, para evitar que los alimentos de las ofrendas contactasen con los rollos de la Toráh, se previno que nunca fueran arrojados a la basura, por lo cual construyeron un cementerio para objetos sagrados (Guenizá). Cuando el Arca fue ocultada allí, la acompañó el recipiente que contenía el Maná, porque dentro del Arca ya había tenido contacto con las Tablas de la Ley.
Otros escritos ("Libro del servicio del Templo", 17) dicen que el Arca descansaba sobre una piedra. Tienen crédito porque entonces tan sólo los cabalistas eran antirracionalistas, y en cambio las Orden de Sión y del Temple eran pragáticas. Aun así, admitieron que tras las sílabas de la palabra ka-ba-la se evocaba el espíritu, el cuerpo y las circunstancias (KA-BA-AJ) con que los sacerdotes del antiguo Egipto distinguían las tres partes que integran cada individuo.
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 3 DEL ARCA DE LA ALIANZA SE HICIERON VARIAS COPIAS
Consta en la Santa Biblia que en el año 642 a.C. el rey Josías de Judá ordenó al sacerdote del Templo que sacase el Arca de la Alianza de su escondite, para ponerla de nuevo en el Sancta Sanctorum (II Crónicas: 34) del suntuoso Templo de Jerusalén, el cual no tenía otra razón de ser sino albergar el Arca. La última vez que se escondió fue el año 605 cuando Jeremías evitó que fuese profanada. Después sólo se sabe de las copias exactas que se hicieron del Arca.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |