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Ramon Ramonet Riu – Textos reunidos (página 4)

Enviado por Ramon Ramonet Riu


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Para poder usar los meteoritos en joyería, actualmente tienen que estar compuestos de hierro y níquel, si bien la joya que llamaré inicialmente Anillo de Moisés, está bien demostrado que es hierro casi puro, probablemente de origen meteórico. Sería interesante conocer las vicisitudes de sus antiguos poseedores antes de llegar a nuestros días, aunque esto es lo menos importante. Me complace que este símbolo, durante milenios perdido, por mi presentación recuperará su prestigio; o cuando menos dejará de ser inédito.

El diseño de su dibujo a primera vista parece simple. Consiste en un aspa cruzando una superficie ligeramente rectangular; pero al observarlo con atención, resulta ser un símbolo muy iniciático, y lo analizaré desde un esquema simplificado del mismo. Observando mejor los tres palos cruzados, se advierte que el central tiene una desigual anchura y divide la superficie en dos rectángulos. Dicha línea, que va de un lado al otro del anillo, configura las puntas de una Estrella de David (también llamada Sello de Salomón, y Hexagrama si lleva signos escritos en su interior). Pero sugerir la muy iniciática estrella de seis puntas, no es lo más interesante del símbolo, porque incluso en la naturaleza existen muchas flores que distribuyen seis antenas en la misma disposición.

SÍMBOLOS DEL ÉXODO EN EL DESIERTO DEL SINAÍ

Por lo dicho, ya sería un muy digno "Anillo de Moisés", aunque el gran patriarca hebreo tan sólo debió de ser uno de sus muchos propietarios. Yo quizá debí bautizarlo más acertadamente: Anillo de la diosa egipcia llamada Ses Hat, porque su símbolo era justamente el que decora el sello que presento como "anillo de Moisés". Como sea que también podemos sospechar que sirvió para simbolizar los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, opté por asociarlo al nombre de Moisés porque así puedo dar a conocer el símbolo del anillo con más facilidad.

Moisés, durante el éxodo que duró gobernó 43 años, gobernó a miles de personas en el desierto del Sinaí (Egipto), como intermediario de Yahvé. Yo ya había visto fotografiado un símbolo parecido en el sur de aquella península. Allí, en uno de sus montes hay una forma cavada en una casi vertical ladera y fue trabajada para ser vista desde la muy extensa explanada. Los que allí tuvieron su campamento lo veían enfrente. Está grabado en una de las dos cumbres máximas de la zona donde Yahvé entregó a Moisés los Diez Mandamientos, o Tablas de la Ley, que justamente son tantos como las formas triangulares que se incluyen en el símbolo del anillo, que también lo es de la diosa egipcia Ses Hat, la de la gran mano abierta.

Asocié los dos símbolos para estudiarlos, debido al hecho insólito de que los tres sencillos trazos del sello que decora el Anillo de Moisés logran UNIFICAR la mayor parte de mis diversos escritos, agrupados bajo el título: REVISIÓN CULTURAL (desde 1978). Metafóricamente me pareció como si las flores de una planta hubiesen reconocido súbitamente su unidad gracias al que es su propio tronco. En este punto voy a remitirme a mi presentación del rostro en esquema que se distingue al contemplar las bóvedas de las catedrales medievales. En el dicho anillo, la línea central divide el espacio rectangular del aspa simbólica del "Anillo de Moisés", siendo la viga más importante de todas, porque también actúa como tirante en las base de cada tramo de bóveda. Así pues, cuando el diseño del anillo lo comparamos arquitectónicamente, la línea central se corresponde con la arista de cada una de las sucesivas jácenas maestras. Es la base del triángulo isósceles de vigas acopladas para soportar el peso del tejado. En fin, si ésta viga maestra (que vista por debajo es una línea invisible) únicamente se apoyase en los muros laterales de la catedral, las tejas dispuestas en doble pendiente convencional (a "dos aguas") se hundirían.

EL SÍMBOLO DECORANDO LAS BÓVEDAS DE LAS CATEDRALES

Conviene seguir analizando la simplicidad de los tres palos cruzados sobre un doble rectángulo, porque nos conducen más allá de la idea de la polaridad cósmica universalmente aceptada. Incluso en la tradición hindú se pudo entender que la Unidad divina está dentro de la dualidad.

A pesar de ser un anillo de tan alto simbolismo, se diría que su diseño nunca se repitió en ninguna decoración iniciática ¿O es que no tuvieron conciencia de cuales fueron sus orígenes? Está en el centro exacto de la famosa cruz del emperador Constantino "el Grande", quien diseñó su crismón para lucirlo como estandarte. Una idea que le permitió ganar una guerra, y gracias a ello al ser nuevo emperador romano pudo legalizar el cristianismo en su Imperio.

Otro ejemplo más evidente de la discreta persistencia del símbolo del anillo, son los "nervios" de piedra del arte gótico, el cual caracterizó las cubiertas de los templos en Europa desde mediados del siglo XII. Aún siendo tales nervaduras pura decoración, parecen sostener las bóvedas, y en especial las de la catedral de Notre-Dame de París (originalmente "Para Isis", una diosa egipcia). El gótico, fue un alarde arquitectónico introducido en la zona hoy llamada Isla de Francia, por influencias de la Orden del Temple, de cuyo noveno Gran Maestre (que también lo fue de la Orden de Sión, más antigua) escribí su biografía en dos diferentes partes. En mi estudio arquitectónico sobre las bóvedas del estilo gótico, deducí que es tan misterioso, que llega a ofrecer imágenes de rostro de la Divinidad, y atribuyo su introducción en el sur de los Pirineos al maestre del Temple de Jerusalén, fray Arnau de Torroja (Véase: http://webspace.webring.com/people/or/ramonetriu/gotico-enigmatico.html)

En fin, el símbolo del anillo pudo estar disimulado, también en las catedrales, en las dos puertas de madera rectangulares, pero al restaurarlas se perdieron su refuerzo en aspa y sólo quedó el parteluz, la columna que incluye la imagen de algún santo. El éxito de este dibujo en aspa lo podremos comprobar en las bóvedas de las catedrales góticas de los siglos XII al XIV. A ello he dedicado una web titulada: Bóvedas Góticas: Ofrecen la Imagen de un Rostro. En el mundo antiguo todo debió de ser valorado por su utilidad, incluso la importancia de cada  miembro dentro de la propia familia. Es un símbolo que no habría tenido trascendencia para llegar hasta nuestro tiempo de no tener utilidad. De no ser útil, ya ni se habría trabajado con tanto esmero un material muy especial como lo fue siempre y en todas partes el hierro meteórico. Es de considerar además, que el anillo aún conserve unos residuos de sangre humana, que está justo allí donde está más desgastado por haberlo usado.  

EL ALTAR PORTATIL DE SANT PERE DE RODA

En mi libro "Reliquias de san Pedro Apóstol encontradas…" (1978), presenté a la opinión pública un altar portátil que en una de sus caras muestra un diseño en aspa semejante al Anillo de Moisés. El Papa de Roma ya demostré que incluyó dicho pequeño altar de madera forrada, en un lote insumergible junto a las reliquias de san Pedro Apóstol (610), y las hizo salvaguardar por mar. Por los nombres de sus regios donantes José y Elimburga, repujados en el metal, pudo tratarse incluso de los descendientes del linaje davídico.

El anillo analizado es la confirmación de que el altar portátil de Sant Pere de Roda (situado en el NE. de España), en la comarca del Ampurdán (Empordà) gerundense, que fue descubierto en 1910, fue regalado al que fuese entonces Sumo Pontífice antes del siglo VII, por unos nobles muy influidos por la cultura israelita, porque entonces llamarse José era declararse judío. Se objetará que la Iglesia nunca congeniaría con un linaje que fuese capaz de disputarle legitimidad,…pero ha habido pontífices tan diferentes a lo largo de la sucesión de la silla de san Pedro, que alguno bien pudo haber opinado lo contrario.

Escribí mi primera y única novela de investigación cuando era joven después de haber resuelto el misterioso enigma de Rennés-le-Château, al haber descifrado las inscripciones que conducen a lugares concretos de una concreta geografía. Alguien presumió de haberse inventado los pergaminos de Berénguer Saunière, pero el misterio de Rennés-le-Château es mucho más elaborado de lo que dicho falsificador se pudo imaginar, y además, muy bonito de resolver.

En las cuatro fotos siguientes, (ver página en la WWW) empezando el análisis por la figura inferior derecha, se lee aquello que el sacerdote Berénguer Saunière en vano borró de una lápida del cementerio anexo a su iglesia de Rennés-le-Château. Pero un buen observador dirá que no constan en dicha lápida, el aspa y la línea divisoria central. Su diseño es subliminal. FOTOS: DEL CLAUSTRO DE LE THORONET

En las ilustraciones de mis páginas: EL ANILLO DE MOISES DESCIFRADO, muestro cómo los cistercienses medievales adaptaron el dibujo del Anillo de Moisés a un jeroglífico que, por mi desinterés en divulgarlo, sigue inédito a pesar de avanzar mis últimos hallazgos. 

La iglesia de Alet-les-Bains estuvo en poder de la Orden del Temple desde 1132 a 1180 (según Malcolm Barber "The New Knightood" p.256). También se sabe que el castillo de Blanchefort, en Rennés-le-Château en 1119 ya había sido concedido a Alet por el pontífice Calixto II, es evidente que el castillo perteneció a los templarios que des del mismo pudieron tener un privilegiado puesto de vigilancia sobre cada cota del vasto entorno de Rennés-le-Château. Pero allí no se dio ningún miembro de la fmilia que se llamase Bernard (como quieren los autores de "El Enigma sagrado") sino que el nombre más afín al sexto Gran Maestre del Temple, fue Bertran de Blanchefort. Así se anulan las vías que pretendían hacer al amigo de Arnau de Torroja residente en aquella enigmática zona desde tiempo de los merovingios.

EL PLANO DE UN TESORO DE RELIGIÓN

Escribí mi primera y única novela de investigación cuando era joven después de haber resuelto el misterioso enigma de Rennés-le-Château, al haber descifrado las inscripciones que conducen a lugares concretos de una concreta geografía. Alguien presumió de haberse inventado los pergaminos de Berénguer Saunière, pero el misterio de Rennés-le-Château es mucho más elaborado de lo que dicho falsificador se pudo imaginar, y además, muy bonito de resolver.

Las pistas me condujeron por fin al claustro de un monasterio cisterciense, y allí debí aplicar lo que hay escrito en la lápida. Hoy sé, gracias al Anillo de Moisés, que las pistas nacieron mirando el dibujo que vemos en el símbolo del anillo de la diosa Ses-Hat.

Pasé varios veranos meditando bajo el quiosco hexagonal de un claustro cisterciense, imaginando que yo era el "Jugador bueno" de una partida de ajedrez, tal como me indicaban las pistas que dicho párroco dejó disimuladas en su iglesia. El "Jugador malo" consideré que era una peña virgen que aún aflora en el otro extremo del ajardinado claustro. (Está en el lado opuesto a la fuente hexagonal, o lavabo de los monjes). El enigma de Rennés-le-Château se resuelve aplicándole una muy humilde norma: Debí asumir que yo era el jugador malo y situarme en el lugar que me correspondía: Sobre la piedra bruta del otro extremo del jardín, casi tocando las columnas de la galería circundante.

En las cuatro fotos siguientes, empezando el análisis por la figura inferior derecha, se lee aquello que el sacerdote Berénguer Saunière en vano borró de una lápida del cementerio anexo a su iglesia de Rennés-le-Château. Pero un buen observador dirá que no constan en dicha lápida, el aspa y la línea divisoria central. Su diseño es subliminal. En mi Web EL ANILLO DE MOISES DESCIFRADO muestro las fotos de cómo los cistercienses medievales adaptaron el dibujo del anillo de Moisés a un jeroglífico el cual sigue sin publicarse debido a mi desinterés en divulgarlo, a pesar de mis últimos hallazgos.

 

Referente a la invisible aspa, se obtiene de las líneas paralelas a los muros del quiosco hexagonal, que tiene dentro una fuente con varias pilas circulares que gotean una sobre otra. De los dos lados de la construcción se obtuvieron allí las dos líneas diagonales, resultando los ángulos que delimitan el espacio ajardinado.

La iglesia de Alet-les-Bains estuvo en poder de la Orden del Temple desde 1132 a 1180 (según Malcolm Barber "The New Knightood" p.256). También se sabe que el castillo de Blanchefort en Rennés-le-Château en 1119 ya había sido concedido a Alet por el pontífice Calixto II, es evidente que el castillo perteneció a los templarios que des del mismo pudieron tener un privilegiado puesto de vigilancia sobre cada cota del vasto entorno de Rennés-le-Château. Pero allí no se dio ningún miembro de la fmilia que se llamase Bernard (como quieren los autores de "El Enigma sagrado") sino que el nombre más afín al sexto Gran Maestre del Temple, fue Bertran de Blanchefort. Así se anulan las vías que pretendían hacer al amigo de Arnau de Torroja residente en aquella enigmática zona desde tiempo de los merovingios.

A pesar de ofrecer entre ambas la forma de un rombo en su intercesión, obviamente yo interpreté dicho centro como la forma anular del "Anillo de Moisés" configurado por dos vástagos angulares. La religión verdadera ha de poder ofrecernos dicho tipo de sutilezas mediante letras latinas al representar la forma más intrínseca de nuestros genes, o sea, el Onutoro. Aquella ceremonia fortificó mi fe cristiana, porque sin las dos letras latinas "A" y "M" mayúsculas dudo que, por complicados que fuesen por ejemplo los arabescos que intentasen una semejante afinidad, jamás otras lenguas serían capaces de igualar tal sutileza.

Sugiero además, que las tapas de tumbas, que parecen ser cajas de piedra, al contener a un caballero templario muestran un relieve lineal que divide la losa en dos rectángulos y pueden tener su explicación en este símbolo. He visto una tapa esculpida en Iria Flavia, donde estuvieron los templarios, que en cada extremo la línea se convierte en tres. Son dos formas de pata de oca, que si le aplicamos el símbolo del anillo de Moisés, resulta que: en lugar del nudo central hay un trazo lineal que puede simbolizar al ser humano en su tránsito por esa dimensión que llamamos Tiempo, aunque quizá sólo sea cuestión de Espacio.

EL SIMBOLO DEL ESCUDO DE ESPAÑA

Antes de separarse de la Orden de Sión, los caballeros de la Orden del Temple de Jerusalén utilizarían el símbolo presentado, en especial para la decoración de sus templos. No en vano los dos trazos laterales resaltados en el símbolo del anillo, lo primero que sugieren son los dos pilares a la entrada del templo de Salomón. En realidad ya los tuvieron las fachadas de los templos egipcios, como recuerdan los dos obeliscos ante los antiguos pilonos. En dinastías anteriores se hacían pirámides.

El símbolo del anillo de Moisés que se amplia al lado izquierdo del cuadro histórico, lo reproduzco de un lienzo del valenciano Anton Muñoz Degrain. Lo pintó en 1888 inspirándose en la ceremonia de la provisión de fe al cristianismo del rey visigodo Recaredo. Se escenifica el exacto momento que tuvo efecto la unidad religiosa de nuestra Europa (después sería geográfica, y actualmente se basa en la economía). El artista creyó que en aquella escena el protagonista fue san Leandro, obispo de Sevilla (+600), quien, siendo hermano del san Isidoro, y ambos hijos de Nueva Cartago, escribió con demostrado éxito contra los herejes arrianos.

La pregunta es: ¿De dónde sacó el pintor A. Muñoz Degrain el dicho símbolo –deformado– del estandarte de Constantino. Siempre ha interesado las letras griegas: X (Chi), y Pi (rho) que en dicho lábaro son el anagrama de Cristo desde el año 312. La naturaleza solar del símbolo es obvio desde que se pintó en las catacumbas donde el círculo que lo contiene está dotado de radios con manos como los del astro rey de tiempos del faraón hereje Akhenaton. En este cuadro tan sólo me interesa exactamente a la forma de letra "L" del palo central al tocar el suelo. Ya he explicado que fue la insólita curva de la barba del farón difunto.

El mismo palo central por arriba incluye el simbolo del sol tras la letra "P", el sol que todo lo ve, o al menos el ojo capaz de ver el símbolo del anillo de Moisés. El monograma Alfa/Omega por el asa de la letra "P" combinado con la cruz se asemeja a un astro en lo alto del eje vertical. La misma idea de la Cruz Ansada (Ankh).

Actualmente se dirá que sobra el cuadro que sujeta san Leandro en la histórica escena religiosa, aunque nos informa que la idea subliminal egípcia aún estaba vigente en 1888 ¿Tuvieron noticia del símbolo ancestral, pero no supieron interpretarlo?

En el cuadro de Muñoz veo otra cosa muy loable, y son las columnas del templo de Salomón que se resalten muy bien, una a cada lado de la cruz de Constantino. Tal vez habrá ahora de replantearse la opinión de que fue Luigi Marliani quien sugirió al rey Carlos I de España y V de Alemania, que introdujese dos columnas para enmarcar el escudo de España. En fin, un cuadro el de A. Muñoz muy digno de estudio, tal como se advierte mediante la hornacina en forma de concha semicircular que tiene encima. FOTO: SOLUCION DEL DESCIFRADO DEL PERGAMINO Y DE LA LÁPIDA.

DE ANILLO DE MOISES, A ANILLO DE FARAONES

El Anillo de Moisés, de superficie rectangular, tan sólo tiene bien resaltados sus lados más largos. Ahí entra en juego la posición del anillo colocado en el dedo, porque gracias a dichos trazos más gruesos alude a las bases de dos pirámides opuestas por sus vértices, recordando con ello la idea astronómica que hizo construir las de Giza, en Egipto. La firma piramidal es un diseño hoy de moda, desde que otras pirámides de cristal ocupan el centro de la plaza del museo del Louvre, de París. Quienes diseñaron aquel monumento quizá podrían explicar su alto simbolismo. FOTO: DOS PIRAMIDES ANTE EL MUSEO DEL LOUVRE DE PARÍS.

AKENATHON/MOISES, FUERON LA MISMA PERSONA

Akenathon y Moisés hay autores especializados en demostrar que fueron la misma persona. Yo también lo creo. Moisés (un hombre de color, según los judíos), fue el faraón llamado Akenathon, considerado hereje por ser inventor del monoteísmo. Ambos capitanearon a gente armada por el desierto; y además en el Himno a Athon, descubierto en las ruinas de Al-Marna, la capital del faraón hereje, hay escrito el mismo tema bíblico del Salmo 104, (sobre la Creación) y, siendo largo, casi usó las mismas palabras. Los testimonios siempre han sido conocidos desde mucho antes de que el judío Filón escribiese en su De Vita Mosis (libro I), que Moisés aprendió en Egipto filosofía simbólica y ciencias de la naturaleza.

Pero creo que el símbolo inicial del anillo analizado pudo haber sido inventado antes de Moisés. Quizá por los sacerdotes del padre de Akenathon, o sea el faraón Amenofis/Amenhotep III, apodado el "Rey Sol", porque fue él quien marcó el apogeo de la civilización egipcia y además construyó el templo de Luxor en Karnak. Amenhotep III tuvo sabios asesores que aprovecharon los reflejos naturales del sol al dibujar las seis puntas de la llamada Estrella de David (Hoy los vemos, accidentalmente, al enfocar el astro-rey con una cámara de vídeo).

Es más, la inspiración del dibujo en el anillo presentado en estas páginas podría incluso remontarse al jeroglífico que reproduce el nombre de la reina Merneit (Meryt-Neith), que fue la viuda del rey Serpiente, y regente de Egipto al final de la I Dinastía. Su nombre se escribió con dos palos cruzados sobre el centro de una barra, cuyos extremos son más anchos que el centro, allí donde justamente todo el conjunto se conecta. Dicho jeroglífico de la I Dinastía pudo trascender consiguiendo institucionalizar ritualmente la larga barba de las imágenes de dioses y faraones. Se objetará que la barba vista de frente, siendo larga, aún es demasiado corta para dar la longitud del trazo central de símbolo del anillo. Es por tal inconveniente que explicaré los motivos de la fuerte curva hacia arriba en su extremo.

FORZOSAMENTE LA BARBA TERMINABA EN ÁNGULO

Según revela el símbolo recuperado, la curvatura tuvo un gran sentido. El trazo vertical, que hace que todo el anillo se divida en dos rectángulos, lo ofrece precisamente la desviación hacia arriba de la larga barba ritual, la cual antes de conocer el símbolo del anillo siempre fue un inexplicable atributo de la divinidad del faraón. Desde ahora se supera el atribuir el diseño de ese anillo a la voluntad de Moisés, porque fue anillo propiedad de faraones. Con la Estela de Merneit, y por disponer hoy del anillo de Moisés/Akenathon, por fin queda justifica la intencionalidad de la muy exagerada longitud de la barba, pues nunca antes fue mejor explicado dicho atributo de la realeza faraónico. FOTO: LARGA BARBA PARA UNA VISION SUPERIOR DIVINA

EL NUDO DE INTERSECCION DEL SIMBOLO REMITE AL ONUTORO

El nudo central donde contactan los tres palos del símbolo, en la intersección se advierte que uno de los dos travesaños tiene una forma anular vacía, puesto que es atravesada por el otro. Este centro, además de aludir a un lazo, puede muy bien simbolizar el dios-sol. Sus rayos se convierten en muchas manos al iluminar al faraón Akenathon rodeado de su familia, pero él, convencido de la vida en el más allá, pensaría que los rayos humanizados con manos, también continuarían más arriba del sol.

Cuando se produce un espejismo, por ejemplo de una isla, la imagen se transforma visualmente en una mesa, pero la real es sólo su base. En Egipto hay testimonios fiables que siempre fueron frecuentes los espejismos, y en una pirámide el fenómeno aún es más bonito. Como hoy ya se pueden reproducir en un ordenador (en base a la inversión térmica del 40º), una pirámide ofrece una forma de cáliz. Los cálices egipcios fueron suntuosos y trascendieron los siglos. Las sagas artúricas los adaptaron al mito de la búsqueda del Santo Grial, y el bávaro Wolfram von Eschembach incluso pudo imaginar que lo protegía una orden de caballería muy similar a los templarios.

Todos sabemos que el sol es el "nudo" de toda vida, no obstante el dios de Akenathon (Athon), el lo consideró cual un lazo con la divinidad, y nuestro anillo confirma su idea. La mía ahora es que, de sus rayos solares acabados en manos, se pasó a simbolizar las normas básicas de convivencia social mediante un rectángulo escondiendo diez espacios triangulares. Las Tablas de la Ley de Moisés.

Un semejante lazo de unión en nuestro tiempo pude superarlo con ventaja la imagen del rostro de varón barbudo que, de nuevo el sol nos vuelve a ofrecer. La cara humana de Montserrat se presenta muy hierática, y la foto de satélite revela que está configurada mediante todos los esbeltos pináculos de la catalana (10×5 km. Mi página en lengua inglesa termina: /Montserrat). Además, en mitad de la frente de la imagen de rostro que nos ofrece la Santa Montaña aparece una señal de color diferente, la cual el satélite resalta por ser la zona de servicios del gran monasterio donde se venera la Virgen Negra, patrona de Cataluña. Lo recuerdo ahora, ya que en el centro del anillo faraónico también hay una superior forma anular.

Tal simbolismo se muestra ostentosamente a los fieles en algunas iglesias dándole una clave actualizada, pero resultando como siempre tener un agujero central muy útil. No se espera menos de la forma anular que particularmente yo considero que es el símbolo idóneo del núcleo del misterio del cosmos y de la vida misma. En la iglesia de Sant Feliu del Llobregat, cerca de la ciudad de Barcelona (España), asistiendo a un acto religioso vi. el diseño del Anillo de Moisés pero está dibujado allí dividido en dos mitades. A la derecha del altar y de cara a los fieles, se muestra una gran "Cruz de Constantino". Decorando la pared del lado izquierdo del altar, en igual color y tamaño, se dibujó su forma complementaria (ver dibujo). De hecho se consiguió enlazando dos letras A y M mayúsculas. A pesar de ser letras latinas, ambas iniciales se superponen con elegancia y sin equívoco posible; son símbolo de la salutación mariana "Ave María".

A pesar de ofrecer entre ambas la forma de un rombo en su intercesión, obviamente yo interpreté dicho centro como la forma anular del "Anillo de Moisés" a pesar de estar formado por dos vástagos angulares. La religión verdadera ha de poder ofrecernos dicho tipo de sutilezas mediante letras latinas al representar la forma más intrínsica de nuestros genes, o sea, el Onutoro. Aquella ceremonia fortificó mi fe cristiana, porque sin las letras latinas A M dudo que, por complicados que fuesen por ejemplo los arabescos que intentasen una semejante afinidad, jamás otras lenguas serían capaces de igualar tal sutileza.

Con la forma geométrica que bauticé "Onutoro", se superará la utilidad de "brújula" del sabio diseño recobrado gracias a decorar el anillo faraónico. Leonardo de Vinci lo llamó Mazzocchio cuando lo estudió, dándole la específica utilidad de gorro de combate, porque absorbe los golpes recibidos en la cabeza. El Onutoro tiene una geometría fascinante, primero por ser en todos los tiempos tan útil a la humanidad, y además por reproducir físicamente la idea hinduista del cosmos. (Véase mi investigación titulada "Onutoro; psicoidílicas", que es la "2ª Parte" de mi presentación de varias imágenes de "Estrellas de Marte", donde también le concedo ser el núcleo de todo cuanto se edificó en el Valle de Cydonia).

EL NUDO-LAZO DEL ONUTORO

LAS DOS COLAS DEL GORRO DEL FARAÓN

En el mundo antiguo todo debió de ser valorado por su utilidad, incluso la importancia de cada miembro dentro de la propia familia. Es un símbolo que no habría tenido trascendencia para llegar hasta nuestro tiempo de no tener utilidad. De no ser útil, ya ni se habría trabajado con tanto esmero un material muy especial como lo fue siempre y en todas partes el hierro meteórico. Es de considerar además que el anillo aún conserve unos residuos de sangre humana, que está justo allí donde está más desgastado por haberse usado mientras se trabajaba duro.

Recopilo, para insistir en cómo fueron de importantes los dos trazos laterales, empezando porque nos remiten a la forma del raro gorro que cubría, además, cada lado del pecho del faraón. Ya advertí más arriba que ambos aluden en el dibujo del anillo a las bases de dos pirámides opuestas por sus vértices. Es decir, ambas bases están simbolizadas por las dos largas colas, las cuales de otro modo son inexplicables. Se trató de resaltar las dos formas piramidales cuando se observa el anillo real en la mano extendida. Además, para reforzar la idea, el otro trazo central, el que divide en dos la superficie del anillo, no es regular sino que, al igual que en el jeroglífico de la reina Merneit, es más grueso en sus extremos.

Con los siglos, las dos colas del peculiar gorro del faraón pasaron a ser sustituidas por dos cintas rojas que colgaban de la tiara que los sacerdotes judíos llevaban ceñidas en su frente adornada con la inscripción "Santidad de Yahvé". Las dichas colas se pintaron muy largas en una ilustración del judio zaragozano Abraham Abulafia, un gran cabalista del siglo XIII. Del mismo periodo, hay expuesto un mosaico en el Museo Bargallo, de Florencia, que presenta juntos a Moisés y al sacerdote Aarón, siendo éste el único que las lleva colgando. En la actualidad en las calles de Jerusalén se ven muchos varones ortodoxos luciendo unas sustitutivas trenzas.

UNA BRÚJULA: LA EXIGIBLE UTILIDAD DEL SÍMBOLO

El trazo que dibuja la barba ritual de los faraones difuntos, siendo tan largo, aún se queda corto para completar lo exigido para mi investigación. A los artistas egipcios les fue difícil reproducir el diseño del anillo en los pesados bloques de piedra tallada, pero filosóficamente su idea se explica sin dificultad. Insistiré en que obtuvieron el símbolo con utilidad de brújula gracias a curvar el final de la barba en fuerte ángulo. La visión idónea del símbolo entonces deja de ser la de quien está mirando la escultura del faraón desde delante, para ser la visión que tuvo el faraón ya divinizado. Se obligó a imaginar la visión del símbolo que sólo podía tener la divinidad: Mirando su corazón desde encima de la cabeza del difunto, o sea, desde un poco más arriba de la corona.

El faraón difunto se orientaría gracias al símbolo, utilizándolo cual una especie de brújula en su navegación estelar. Ello quizá será motivo de estudio para los astrónomos, o al menos para los novelistas pues encontrarán en dicha idea argumentos especulativos que los harán millonarios al presentarlo con florituras literarias. A mi dejó de interesarme dicho género. Lo prueba el que, habiéndome autoeditado varios libros, en cambio el titulado "ANAVANA, Tesoro de tesoros" aún hoy sigue inédito, con excepción de una mínima referencia en la WWW.

Quizá, después de ser custodiado por varias generaciones, el anillo faraónico incluso pudo haber llegado al Nuevo Mundo, debido a las persecuciones antisemitas de las primeras décadas del siglo XX, pero el sospechado periplo es sólo especulativo. Lo que importa es que existe el anillo, y sus antiguos propietarios son lo menos importante, aunque definitivos también para continuar la investigación. Yo valoro cuanto este símbolo me reveló, por lo cual quedo agradecido a quienes en ello me han ayudado…y a los que, sin contactar nunca conmigo, y sólo por motivos altruistas, colaboraran gentilmente para su difusión universal. ¡Sólo faltaría que lo dejásemos para los que dibujan sobre las cosechas de cereales!

En mi juventud ya había intuido que las Tablas de la Ley, el doble juego de deberes sociales que se atribuyen a Moisés, en caso de haberlos recibido de Yahvé, lógicamente tendrían cada una forma triangular, y un agujero para ser unidas. Aunque hoy conociendo este símbolo debo rectificar, viendo que no estaba tan equivocado, la foto con dos triángulos seguirá expuesta. En 2009 volví a encontrarme con mi inicial idea al hacer la presentación de unas estrellas de seis puntas. Sucedió ampliando fotos del valle de Cydonia (Cydonia planitia) en Marte, visibles sólo en una foto de satélite de la NASA.

La cruz de san Andrés, consiste en un aspa (X), que va de un ángulo al otro del espacio del anillo, hasta los correspondientes ángulos del rectángulo. Su otro trazo central divide la superficie en dos rectángulos, igual como sucede en el otro símbolo bíblico que el propio Moisés ordenó cavar de medida gigantesca, sobre la dura peña. Se consiguió con el esforzado trabajo de cientos de obreros atados a cuerdas, debido a la gran verticalidad de la ladera. Inexplicablemente, también este símbolo pasó los siglos ignorado, hasta que publique su foto en mi website sobre la cara en el Sinaí en foto de satélite, junto con otro cuadrado en la cima vecina.

En ladera decorada con dos rectángulos, en lugar de un aspa como el anillo, tienen grabada encima una gran forma de mano. La misma idea de los humanizados rayos de sol de Akenathon. Existen pruebas de que los hebreos de entonces también la veneraban, conociéndose incluso los textos que la acompañan en una inscripción hallada en la 2ª Tumba de "Khirbet el-Kom", cerca de Hebrón. A mi me interesó más el hecho que los hebreos adorasen el toro, pues había pasado varios años investigado los dólmenes prehistóricos en muchos bosques, demostrando que reprodujeron formas de toro huecos. (El informe en inglés termina en: /totem.html)

SITUACIÓN DE LOS DOS RECTANGULOS EN EL SINAÍ

Los sabios griegos de la Antigüedad lograron hacer evolucionar el símbolo del Anillo de Moisés al simbolizar a Dios con la primera y la última letra de su alfabeto. Son llamadas "Alfa y Omega", y también evoca la totalidad del universo, del cual es su símbolo "llave" el crismón con el anagrama. Según escribió Filón de Alejandría, y también el judío Flavio Josefo, esclavo privilegiado en Roma, los verdaderos judíos escribían de izquierda a derecha, al contrario de hoy, los antiguos hebreos no sólo escribieron las líneas en la dirección contraria, sino que escribieron el nombre de Dios con cuatro vocales (IEUO) en la corona ritual del sacerdote del templo, representaban el nombre de Dios, según escribió Protilio, que lo copió de Sanchoniaton (Sanxouniathon de Berutus ), quien a su vez copió los escritos de Hierombalo.

En la fachada del templo de la Sagrada Familia se incluyeron también dos vocales griegas para aludir a la unidad divina, y para ello invirtieron de posición los dos triángulos (hasta que resultan plegables), aunque podemos reconocer tras ellos la Estrella de David, que es el símbolo más emblemático de la tradición hebrea. Las dibujo para quien no las haya visto antes, pues se disimularon situándolas una encima de otra. Así, cuando se hace resbalar la letra superior hasta la mitad de la letra inferior, ambos triángulos se transforman en una Estrella de David. El "Alfa y Omega", la simbolizan subliminalmente, evitando herir susceptibilidades al recordar que los hebreos crucificaron a Jesucristo.

La enseñanza sigue siendo la misma escrita en la Tabla Esmeralda, descubierta en el interior de la pirámide de Keops. Según se puede leer: "Lo de arriba es como lo de abajo, para que con una sola cosa se pueda obrar el milagro". Para algunos, los dos triángulos equiláteros superpuestos también son símbolo de la cópula destinada a la procreación, por conectar el triángulo "masculino" con el "femenino".

ALFA y OMEGA: NOMBRE SIMBÓLICO DE DIOS

Esta peculiar variante griega logra que, con un deslizamiento completo de cualquier mitad, regresa al primitivo diseño que del Anillo de Moisés, que debió de ser fruto de los sabios sacerdotes del Antiguo Egipto, quienes, disponiendo de un fragmento de meteorito (quizá un fragmento del caído en Asuán, con más de 2 m. de diámetro), lo habrían trabajado para que lo llevase su faraón.

© R. amonet Riu Ramón (2010).

Para concluir esta abreviada presentación, especularé lo que se intuye referente a las vicisitudes que habría pasado el anillo en su periplo a lo largo de los siglos. Primero lo llevarían de Egipto a Palestina, debiendo llegar a la Europa occidental en tiempos de las Cruzadas. Otra vía pudo haber sido la de los reyes merovingios, un linaje judío establecido en el sur de Francia, siendo el conde de Carcasona, Ramon III (Trencavel) descendiente directo de la Casa de David. El liderazgo (Nasi) recayó en Roger IV de Foix, casado con Brunisenda de Cardona.

Del símbolo venerado por los cátaros que él personalmente escondió al sur de los Pirineos, ya me ocupé cuando analicé la imagen negra de la Virgen y el Niño, que es la actual Patrona de Solsona esculpida en piedra de color rojizo el año 1163. Pero a la línea hereditaria Rex Deus de Roger IV de Foix-Castellbò, siendo interesante de conocer debido a las vicisitudes de la dicha imagen, no se les puede atribuir la posesión del anillo de los faraones. Lo que sí que se advierte, es que para los trovadores medievales su dama ideal ("midonis") finalmente no se remitía a la Virgen María sino a María Magdalena.

BÓVEDAS GÓTICAS: OFRECEN UNA IMAGEN SUBLIMINAL DE "ROSTRO" EN LA CRUCERÍA

Voy a exponer un hecho que nunca ha sido escrito en libro alguno de cuantos se ocupan de presentar la arquitectura gótica. Se admite que existe un enigma tras la construcción de las catedrales, aunque nunca antes del mes de abril de 2013 se han acercado a la que es mi solución acerca de la ocultación de inmensas imágenes de rostros de varón en las bóvedas de las catedrales góticas. Los expertos se han limitado a enumerar los diversos misterios piadosos que a dichos templos se les atribuye, además de recopilar datos históricos, técnicos y otras peculiaridades. Habrían debido de considerar que en el siglo XII el tema de la humanidad de Jesús interesaba enormemente, desde que san Francisco de Asís promulgó la humanización de los sagrado. La euforia en toda Europa y Palestina llegó a su punto álgido durante la construcción de las primeras catedrales góticas. Yo solo tuve que reconocer lo que siempre ha sido muy evidente al buen entendedor.

Aunque la verdad no necesita ser defendida, me esforzaré en hacerlo, primero porque una tan chocante idea ha quedado absolutamente olvidada debido, principalmente, a la poca capacidad de abstracción de la muy materialista sociedad medieval, siempre agobiada por miedos y penurias; y después lo divulgaré porque para mi representa un sano ejercicio intelectual tratar de descubrir dónde y cuando surgió la dicha idea, además de cómo evolucionó y al fin qué pasó para que fuese olvidada.

Empezaré por recordar al profano, que un techo es lo más necesario de cualquier tipo de vivienda. Sin una cubierta, un recinto también es inhabitable para los indigentes. Lo dicho aún es más evidente al aplicarlo a las magníficas bóvedas de crucería de las catedrales construidas entre los siglos XII al XIV. Las motivaciones hay que buscarlas en que la contrucción de cualquier templo religioso no se limitó a representar el "centro del mundo", sino que ansiaba trascenderlo por "revelación divina", empleando para ello fundamental "geometría sagrada". Después, en su interior, los fieles pueden compararse a piedras vivas. Del conjunto de personas y de materiales se pudo esperar que la divinidad de turno se manifieste realmente. Lo creyó así el filósofo griego Platón; y entre los judíos, su Templo siempre fue la manifestación de la "Jerusalén celestial". En los siglos medievales en Europa de elevaron catedrales que disputaban con las montañas el desear alcanzar el cielo, porque así pretendieron hacer patente la majestad de Dios. La belleza, tanto exterior como interior, de cada catedral plasmaba la Reencarnación, y era creencia de que dentro toda catedral el Inefable "espíritu divino podía ser detectado" (J.Hani). La intención de los planificadores de catedrales góticas asílo desdearon, y ahora sabemos que plasmaron un sublime "efecto oculto" en aquellas altas bóvedas de crucería.

En estas páginas afirmo que las bóvedas decoradas con nervaduras, y semejantes a "venas de piedra", alineadas sobre la nave del templo, arqueadas y entrecruzándose, fueron, decorativamente hablando, la razón de ser de toda catedral gótica europea durante los oscuros siglos medievales. Discretamente se pretendió reflejar lo etéreo del rostro del Mesías; y, al menos para mis ojos, su esquematizado rostro aún sigue siendo visible en muchas catedrales. A nadie le puede extrañar. Por novedosas que sean, las técnicas constructivas, de nada sirven si no están al servicio de un ideal humanista.

Lo indudable es que fue un arte que logró elevar edificios altísimos vacíos por dentro, con el único propósito de que el rostro subliminalmente presentado resultase más concentrado y por ello más identificable. Según la Santa Biblia informa: "Dios está en la altura de los cielos". Dentro de la catedral hubo un tiempo que conseguía el específico propósito de encontrarse en presencia de Dios.

Dentro de un templo gótico, que se presentaban como verdaderas fortalezas del espíritu humano, era donde tenía sentido la convergencia entre el cielo y la tierra. Debajo de sus bóvedas, los fieles, orando, esperaban ver cumplida la promesa del sacerdote de conectar con Dios, pero antes había que merecer poder gozar de su verdadera presencia. Tengamos en cuenta que en los siglos cuando los templarios tuvieron mayor prestigio (triunfaban), en las catedrales góticas también es bien sabido que se veneró al Cristo Triunfante.

Transcribo un párrafo de Kircher, un especialista en los ritos de antiguos misterios, quien en su obra "Edipo" escribió acerca de la evolución de las luces y las sombras: "En una manifestación que jamás debía ser revelada, aparecían masas difusas de luz en la muralla del templo, las cuales, al concentrarse, asumían la apariencia de un rostro, evidentemente de aspecto divino y sobrenatural, pero con un toque de amabilidad, por lo que resultaba muy placentero contemplarlo: Los alejandrinos honraban aquella aparición como si fuese el rostro de Osiris, o de Adonis".

Por otra parte, el filósofo Yámbico escribió: El fin de la magia no es tanto crear seres, sino imágenes que se les parezcan, y luego se desvanezcan sin dejar el menor rastro tras de si." Tal como actualmente se nos presentan en las bóvedas de las catedrales y claustros, parece imposible que en otros siglos fuese una experiencia espiritual capaz de explicar el significado de nuestra fe.

Mis observaciones admito que aún no pueden ser concluyentes, porque, por ejemplo, ignoro si el efecto de descubrir un rostro en esquema sería más fácil desde la altura donde se sitúa el coro. Tal es el caso concreto de la iglesia Nuestra Señora del Pi, ubicada en el casco antiguo de la capital de Cataluña. La perspectiva de un rostro subliminal desde el coro, ubicado sobre la puerta de la entrada principal, es óptima y me tiene confuso. En mi lengua vernácula, al coro (allí donde se reúnen los fieles que cantan junto al órgano de un templo) lo llamamos "cor", que significa corazón, y ello hace pensar que, en aspectos de fe, las mejores respuestas se obtienen desde el corazón. Me limitaré a exponer una bella metáfora. Para descubrir en la bóveda de una catedral gótica el rostro de Jesús, quizá debemos saber elevarnos por encima del resto de la opinión general. En mi opinión, la dicha forma de rostro que se distingue en las bóvedas, acogió desde el siglo XII, y sigue teniendo debajo suyo, a los fieles cristianos que, esperanzados, se congregan en las catedrales góticas a rezar. Algo parecido a como una gallina protege a sus indefensas polluelos bajo sus alas. En fín, como bien escribió el gran filósofo contemporáneo Angel Livraga: "Un hombre tiene la medida de aquello que se atreve a soñar".

A fin de superar nuestra insignificancia, sabemos al sincerarnos desde el corazón que por otra parte tenemos algo de inmortal. La materia podemos trascenderla si buscamos mayor relación con la suprema armonía, o conciencia, de relación con la Unidad Primordial con el todo simbolizada por Jesucristo. En una catedral, o bien en otro templo, sabiendo lo que se va allí a buscar, también se entiende lo que se encuentra.

Los símbolos nos trascienden. Se reza para hallar respuestas verdaderas y poder superar el sufrimiento. El desarrollo espiritual de cada persona podrá incrementarse a través de una simbología específica, cuyos resultados pueden llegar a beneficiarlo con mayor eficacia que los rezos. Por ejemplo, el rosetón que inunda la catedral cada tarde de sol con una luz colorística, se habría previamente explicado que su belleza y dibujos, además de su significado bíblico, también refleja el "Fuego solar" que excita la conciencia primordial; lo cual sin duda también era la creencia de nuestros ancestros.

Mi interpretación del descubrimiento de unas formas de rostro (alguien la considerará: Pareidolia, al por mayor) obviamente es subjetiva, y no puede aplicarse a todas las catedrales góticas. Me limito a proponer unas imágenes obtenidas de mi observación de algunas bóvedas, y las más antiguas son mis preferidas. En ellas se emplearon discretos contrafuertes, o sea refuerzos externos, que tanto las afean exteriormente. Otros obtendrán mejores fotos que las aquí reunidas, editando solamente fotos muy figurativas. Para no ser aburrido, yo he procurado ofrecer contrastes.

Para exponer debidamente la idea que presento, no me cabrían aquí ni las fotos de las bóvedas "humanizadas" que se descubren en los templos de una capital mediana. Me guardo muchas experiencias de esta apasionante investigación. Por ejemplo, la sala capitular del monasterio de Sant Domenech, en Girona, al visitarlo personalmente, coincidí en estar presente justo cuando el sol atravesaba el vitral bajo la bóveda, por cuyo fenómeno diré que, metafóricamente, me pareció como si fuese la palabra convertida en luz a través de lo que me parecía ser una boca. No seguiré por esta vía, pues, a pesar de mis limitaciones de todo tipo, quiero ofrecer una síntesis ilustrada de las muestras más variadas que existen en el continente europeo.

Escribió Juan Fernando Selles:"La tesis de los filósofos del siglo XIII", que debatieron entre ellos sobre la existencia del intelecto "agente", que se distingue del inactivo, o sea un intelecto más pasivo o tranquilo (CSIC, nº 38-Enero-Junio-pg.445-474, en Instituto de Estudios Medievales). Es curioso que fuese el tema "de moda" cuando se construyeron la grandes catedrales góticas europeas. Averiguar quién promovió tal inquietud, para mí ya sería motivo de investigación.

CARACTERÍSTICAS DE LAS BÓVEDAS DE LAS CATEDRALES GÓTICAS

Desde que yo era niño y frecuentaba la catedral gótica de Solsona, me maravillaba el entramado de piedras en relieve que decoraban el techo de las bóvedas. En mi ignorancia obviamente creía que sin tales nervios de piedra aquella techumbre se caería. Mi sorpresa fue saber que tanto esfuerzo en hacer resaltar, entrelazadas, las dichas nervaduras aéreas de piedra, después de todo, eran en gran parte prescindibles, pues con su forma arqueada, o cóncava, la bóveda se sostendría casi sin "costillas". Entonces mi pregunta fue ¿Por qué están ahí? Por otra parte ¿por qué tanta altura? Los caballeros templarios se llevaron su secreto a la tumba en 1312. No obstante, a partir de hoy, y para siempre más, ya podemos saberlo.

Para empezar, admítase que sólo ellos tenían el imprescindible dinero para construir tales obras gigantescas en unos tiempos que no existían los bancos. Los cristianos siempre antes habían tenido prohibido practicar la usura, cosa que enriqueció enormemente a las comunidades judías de cada localidad. Paradójicamente, fue con dinero de los hebreos, prestado a un muy elevado interés, que siempre antes se habían costeado las grandes obras del catolicismo; para evitar lo cual, excepcionalmente se permitió que los templarios practicasen también una moderada usura. El resultado fue que construir las grandes catedrales fuese menos caro. Para muchos autores el desarrollar este sólo aspecto ya les motivaría para escribir un voluminoso libro. No es mi estilo, quizá porque mi padre me enseñó desde muy joven, que: "Muchas letras y poco jugo, también las escribiría un burro".

Todo europeo ha visto muchas y muy complicados diseños de bóvedas decorando los techos de las catedrales góticas. Aquí mencionaré lo imprescindible de lo que ya consta en las enciclopedias que tratan de la arquitectura medieval. Pretendo desvelar para siempre el secreto mensaje oculto de las maravillosas bóvedas de las grandes catedrales europeas del periodo medieval.

Posteriormente copiaron la técnica mirando aquellas bóvedas construidas durante el siglo XIII. En ocasiones incluso se revela una forma esquemática de rostro en espacios pequeños, con tal que las bóvedas sean inmediatas al espacio sobre el altar mayor, o en el otro extremo, sobre el coro. El presbiterio de la catedral de Girona, y el Panteón de Sant Pere, de la catedral de Lleida son buen ejemplo de ello. Por cierto, a partir del año 1203 la Seu Vella de Lleida, tan admirable en sus proporciones, desde sus comienzos fue planificada para cubrirla con bóveda de crucería. Su aspecto es parecido al experimentado en Tarragona que entonces era predominante.

El cielo, para quien se inspira en el rostro del "Gran Arquitecto" que es Dios, era una alusión al espíritu, y lo dibujaron mediante espaciosas bóvedas. Para atraer la atención de los fieles hacia las bóvedas se pensó en situar en sus cruces unos enormes botones de piedra colgados que ofrecen escenas bíblicas en vivos colores, siendo por su belleza que estas "Llaves de Bóveda" se están volviendo a restaurar en la actualidad, dejando el resto de la nave con la piedra vista. Habitualmente las bóvedas estaban pintadas, y muchos templos también exteriormente, pues los analfabetos eran mayoría y se motivaban mirando escenas del Evangelio. De hecho, la obra perdía así parte de su carácter constructivo para engrosar la imaginería del Medioevo. Por algo dejó escrito el filósofo empirista David Hume (1711-1776), cuando opinó respecto a la belleza: "No es una cualidad inherente a las cosas en si mismas; solamente existe en el espíritu que la contempla, y cada uno la percibe diferente". El filósofo Kant lo corroboró con las mismas palabras en su libro: "Critica del juicio" (1804).

Las catedrales góticas, siendo la mayor aportación al mundo de la arquitectura, se levantaron para engrandecer lo que se ofrecía por amor a Dios, y sus plantas se trazaban en forma de cruz, la misma que, por la forma de sus tejados, puede verse sobrevolándolas. El plano de la catedral lo diseña la figura de un cuerpo humano, recogiendo vibraciones del hombre cósmico con el que se pretendió remachar una sintonía con el cosmos. Eran tiempos cuando entendían, mejor que hoy que el objetivo de la sociedad es la igualdad moral, y que para ayudarnos la naturaleza tiene leyes que iluminan el camino de la convivencia social, con tal de superar la visceral "mente de reptil".

El arte gótico no fue evolución del románico anterior, ni tampoco surgió de la nada. Lo gestó el hecho de advertir que dibujando un rostro con líneas entrecruzándose se conseguía obtener un aspecto abstracto de cara humana. Con ello se hizo realidad una idea referente a las catedrales que estaba muy extendida entre los fieles de la Edad Media: Unos (arquitectos) la plantan, otros (los fieles) la riegan, pero como todas las plantas demuestran, sólo Dios hace crecerlas hasta lo más elevado. Es una metáfora que visualizaba quien lo merecía, pues el rostro de Nuestro Señor estuvo depositado subliminalmente en la forma de las bóvedas sobre las cabezas de los orantes en la gran nave.

Aunque arriba he escrito que el estilo gótico no evolucionó del románico, puedo argumentar que la imagen del rostro en las bóvedas sí que lo hizo, y aportaré argumentos y fotos para demostrarlo. Me remito a la iglesia románica de Sant Vicenç de Cardona (de influencia lombarda, fue consagrada el año 1040) al ser una población cercana de donde yo nací en el centro de Catalunya, y porque encima del arco de la gran nave tienen ese tipo de "capillas altas" que pretendieron ser inaccesibles para los que entraban con intención de saquear los tesoros y reliquias del templo. Dicho recurso anti-robo ya lo emplearon los constructores de las iglesias de estilo visigótico en el siglo X. Lo tienen en su gran nave los templos vallisoletanos de San Cebrián de Mazote, y San Miguel de la Escalada, ambas con arcos de herradura califal (que es más cerrado que el visigótico).

Tal prevención se comprende mejor en las iglesias cerca de la playa, pues recuerdo la sorpresa que me causó contemplar con mis propios ojos una hornacina ubicada en el centro del arco de medio punto que domina toda la gran nave. Actualmente, por no correr peligro, y declinar el fervor religioso, dichos espacios se llenan con una imagen que domina a todos los que rezan debajo de las bóvedas. La más impactante de estas hornacinas la vi en la iglesia fortificada de Saintes Maries-de-la-Mer, en las playas de la Camarga, cerca de la ciudad de Arles "la-Romana" (Fr.). En aquel alto escondite anti-robos a prueba de los piratas, y que cuando lo vi estaba vacío, explican que se protegieron reliquias de algunos seguidores del mismísimo Jesucristo desde que gobernaba el muy docto rey René d'Anjou.

Las nervaduras de piedra consolidaron las juntas entre diferentes bóvedas, y condujeron mejor los empujes hacia los arbotantes, que son los contrafuertes actuando desde el exterior de los muros. Se trata de normas auxiliares que facilitan la construcción, si bien en la actual catedral de Solsona al construir la magnífica bóveda, con un tan figurativo aspecto de cara de monje con capucha, todavía se emplearon unos mínimos contrafuertes exteriores. La presión ejercida por la velocidad del viento se incrementa drásticamente cuando los muros van alcanzando mayor elevación, porque su empuje es proporcional al cuadrado de la velocidad del mismo; de ahí que los arbotantes exteriores acabasen siendo dobles y gigantescos. No se han conservado escritos ni planos de los maestros "arquitectos" del siglo XII, excepto un par de obras. El dibujo más antiguo que se conoce sólo registra ideas. La primera transmisión acerca de la repercusión del viento, se hizo hacia el año 1225, cuando, por cierto, ya empezaba a declinar el furor constructivo que había hecho proliferar, como setas, las catedrales en estilo gótico por todo el continente europeo.

EL ARTE GÓTICO DE LA CATALUÑA EN PLENA RECONQUISTA

El arte gótico rompió la monotonía de los arcos de medio punto del arte románico. En Cataluña el gótico embrionario se desarrolló a finales del siglo XII y durante casi todo el XIII. Sin acabarse de desprender del espíritu del arte románico, el llamado proto-gótico se desarrolló en las tierras al sur de Barcelona ganadas a los musulmanes, siendo llamadas Cataluña Nueva. Se repoblaron con la colaboración de las órdenes del Temple de Jerusalén y de los monjes cistercienses. Ambas comunidades emplearon criterios nuevos, y hasta monumentales, para construir todo tipo de edificios, gran parte de los cuales adoptaron experiencias autóctonas bien definidas. Dado que los cistercienses venían de su casa madre en Borgoña, siempre predominó el influjo francés.

La orden del Cister fue la que también introdujo el arte gótico en España, no sólo en el llamado Camino de Santiago, cuando esta capital del Finisterre competía con Roma para ser la sede del cristianismo, sino que construyeron catedrales en toda capital de la Península Ibérica que quería distinguirse. Se sabe hoy que los esquemas de sus plantas, a pesar de dibujar ellas misma una forma de cruz, las catedrales góticas de los primeros años encerraron conocimientos ocultos detrás de una decoración llena de simbolismo. Pitágoras, durante las décadas que vivió en Egipto en el siglo IV a.C., habría recogido compendios de su sabiduría, tanto numérica como filosófica, siendo un divulgador idóneo al regresar a Grecia. Aquella ciencia, fue la misma que él enseñó en Crotona, fue heredada por la cultura clásica, de donde pasaría a Europa. La masonería medieval desarrolló especialmente la geometría especulativa a pesar de los recelos de los eclesiásticos.

Aunque las bóvedas de crucería se considera que fueron traídas a Europa por los maestros de obras de la Orden del Temple, y más al ser expulsados de Palestina para crear sus principales encomiendas en el Sur de Francia (cuando el Midí era todavía independiente), los verdaderos constructores del arte gótico fueron los monjes cistercienses, de hábito blanco como los templarios. Si éstos planificaron catedrales inmensas, nunca antes imaginadas, y quizá superiores a las mejores obras arquitectónicas clásicas, fueron los monjes cistercienses quienes, además de servirles de intendencia y de cirujanos, edificaron las catedrales. Expertos en construir siempre antes unos muy regios monasterios románicos, los cistercienses ofrecían mayores garantías para que se aguantasen las bóvedas de crucería. Era una obra experimental muy comprometida, que tuvo como eje fundamental la llamada ojiva. Su definición informa que se trata de un arco diagonal de refuerzo que forma arista bajo una bóveda. Aunque las ojivas, no son sinónimo de gótico, ya que tan sólo se perfeccionaron, sí que en un primer periodo a todos admiraba contemplar su novedosa aplicación, siendo gracias a ellas que fueron capaces de elevar las bóvedas de las naves de las catedrales hasta una altura nunca imaginada hasta el siglo XII. Reconozco que yo me pasé la infancia y juventud recapacitando a que se debía tanto esfuerzo, sin ser capaz de entender cómo podría justificarse..

He superado la idea de que unos y otros, y la Iglesia en general, todos querían dejar constancia de su poderío, y lo consiguieron, pero se olvidó la verdadera razón oculta. Enfrentarse íntimamente, de forma visual, con el rostro de la divinidad. Lo vemos tanto en los monasterios cistercienses de Poblet, y el de Santes Creus, así como en las catedrales urbanas de Tarragona y Lleida, esta última comenzada por un "arquitecto" oriundo de Solsona. Fue una transición importante, tanto porque dejó muchos edificios en estilo gótico, como porque era su semilla para lograr más plenitud en el futuro. El arte gótico de entonces estuvo muy abierto a la innovación artística, pero precisamente ello lo desvirtuó.

La catedral de Girona, en Cataluña, presenta la mayor nave gótica de esta parte del Mediterráneo. Mide 23 m. de ancho, y fue iniciada el día 29/4/1307 (ACG Llibre Verd, folio CCI). Se efectuó una única nave porque era más barato que construir tres. A la bóveda se llegó el año 1416, sin tener ya conciencia de esquematizar el rostro del Mesías tal como antes siempre se pretendía. O quizá sí que la tuvieron, pues la catedral de Girona la promovió el obispo Berenguer de Anglesola, que era miembro de una familia tradicionalmente cátara, y es bien sabida la relación de dichos librepensadores con los caballeros templarios catalanes.

Me he referido a los herejes exterminados en el Sur de Francia, porque ellos supieron bien que hasta el siglo III los cristianos no dispusieron de lugares, específicos donde celebrar juntos sus divinos oficios. Hasta el concilio Vaticano II los sabios eclesiásticos tampoco explicaron la razón de ser de sus magníficos templos catedralicios. Son obras arquitectónicas que al construirse se han ido adaptando al estilo predominante de cada diferente periodo histórico. En cuanto a su naturaleza intrínseca, las catedrales están destinadas a expresar con obras humanas, la belleza de la divinidad y así contribuir a su mayor gloria (DOM). Se trata, en fin, de conducir piadosamente el espíritu de los hombres a Dios sin despreciar ningún recurso, por sutil que fuese.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (Argelia-Africa) dejó escrito en "Las Confesiones": Tener fe en cosas invisibles no es irracional, al contrario, forma parte esencial de la naturaleza humana. Hoy los telescopios, microscopios, radiaciones, etc., lo confirman, pero la idea ya presidió todo el pensamiento teológico medieval, y además inspiró a los filósofos modernos.

EL MISTERIO DEL ARTE GÓTICO ESTÁ EN SU OJIVA DE LA ENTRADA

Para muchos fieles, el frontispicio está tan sobrecargado de decoración estatuaria, que puede asustar. A algunos les impone mucho respeto. !Y lo merece!. De hecho están ante la clave de un verdadero misterio, pero tan pronto traspasan el umbral ya se experimenta una cierta relajación, a parte de admiración, por encontrarse ante unas muy altas columnas y anchas bóvedas. Además hay bellos vitrales, que al jugar con la luz solar parecen ser calidoscópios cuando los traspasa. Éstos permitieron iluminar mejor los templos que las anteriores reducidas aberturas de los pesado muros del arte románico.

Hasta mi contribución nunca hubo explicación al hecho de que se dejase de construir en arte románico para continuar la construcción de una catedral en arte gótico, que parecía querer llegar hasta las estrellas. El caso era embellecer la cátedra (de ahí: catedral) donde cada obispo tenía su sede (silla, viene de Seo). Es la opinión de los católicos, que en la cátedra de los obispos se puede descubrir a Dios. Pues bien, en el siglo XII, además de dicha idea espiritual, se pudo crear el aliciente arquitectónico de dar forma a un rostro esquematizado gracias a las bóvedas. Con dos espacios triangulares opuestos éstas pueden reforzar la visión de una cara.

En toda obra de arte ante todo se deberá considerar el cuándo y el por qué se hizo. No debemos dejarnos influir por no compartir el gusto del artista, ni el significado que tenga, y más cuando se trata de una obra arquitectónica. Ésta la realiza alguien que no es la misma persona que la diseñó. Ante una obra que, como es el caso de las bóvedas góticas, combinando lineas y colores, se anticiparon ocho siglos al arte que actualmente llamamos Arte abstacto, se deberá valorar especialmente su adecuación plástica al significado de su contenido.

Nunca tan exactamente los materiales empleados por los arquitectos han tenido tan equilibrada su función constructiva con la parte puramente ornamental para llegar a ofrecer un resultado tan discreto como elegante. Se superó la representación bidimensional del arte pictórico, y la tridimensional del escultórico.

La función del rostro que ofrecen, su objetivo final dicho sea sin tapujos, era el afán de traspasar el espacio-tiempo, a fin de que quien estuviese realmente atento esperanzado bajo aquella obra tan inmensa como audaz, realmente después fuese capaz de recibir ayuda exterior para guiarle a saber gestionar bien su propio espacio-tiempo (suponiendo que al menos partiese de estar bien consigo mismo).

Con la llegada del siglo XXI cualquier "buscador" de Internet nos ofrece al instante cientos de fotos mostrando complicados dibujos de bóvedas, pero de ellas a mi actual presentación sólo le interesan las construidas a partir de mediados del siglo XII y comienzos del siglo XIII, porque es mi presunción que fueron las diseñadas por los sabios arquitectos a las órdenes estrictas de la Orden del Temple, después de haber aprendido ciertas ideas durante su permanencia en Palestina. Las convirtieron en piedra en suelo francés entre 1137 y 1162.

Hay que distinguir la bóveda de las nervaduras. Una bóveda con forma arqueada cóncava se construye a ras del suelo, y en cambio, para la construcción de un arco es necesario un soporte temporal o encofrado, mientras los bloques de piedra se colocan en posición. Sin él se deberían tomar más precauciones. Así pues, hasta que el arco aéreo de piedra se sostiene solitario, un encofrado estrecho, o cimbria, soporta la piedra hasta que todo el arco se completa. Un arco tras otro formará parte de las "costillas" de la bóveda, evitando que las juntas entre ellas presenten irregularidades.

La tendencia a aumentar el número de "costillas" en algunos casos condujo a resultados singulares, como en el coro de la catedral de Gloucester, donde las costillas diagonales normales se convierten en meras molduras ornamentales en la superficie de una bóveda de cañón apuntado. Es decir, muchas nervaduras son de adorno. Ciertamente otras son muy necesarias. Por ejemplo, en Inglaterra se logró simplificar la construcción de una bóveda mediante la introducción de nervios intermedios entre la pared y la costilla diagonal, y entre ésta y los nervios transversales. Otras posteriores, como en la capilla de King College, en Cambridge, para aumentar la resistencia fue necesario introducir costillas transversales debido a las grandes dimensiones de la bóveda.

LA CLAVE DE LAS BÓVEDAS DEL GÓTICO TÉCNICAMENTE EXPLICADA

La clave del enigma arquitectónico de un templo gótico se nos anticipa ante su puerta, o puertas, de acceso principal, exactamente en el centro de su fachada. No se pretendía engañar a nadie, al contrario, se daban facilidades para que, una vez traspasado el imponente umbral lleno de imágenes de todo tamaño, todos pudiesen alcanzar la iluminación. Insisto, se ofrece "la clave" en la forma de ojiva, ("punto de almendra" o "arco apuntado"), ya desde antes de acceder a la catedral gótica.

Los franceses no emplearon la nervadura intermedia, hasta el siglo XV, y fue más como un elemento decorativo, que una característica. En Italia, Alemania y España se adoptó el método francés de la construcción de la bóveda mediante una plantilla inferior. La primera costilla en "arco apuntado", o de almendra, típico del gótico, tuvo lugar en la catedral de Durham en Inglaterra, y precedió a la abadía de Saint Denis, en París. Fue en la iglesia de Vézelay (1140) donde se desarrollaron las grandes bóvedas antes de la introducción de la costilla de arco apuntado. El inmenso tamaño de la bóveda de la nave hacía necesario algún apoyo adicional, por lo que fue introducido un "nervio" intermedio.

En este punto voy a remitirme a mi presentación del que llamé "Anillo de Moisés". Su diseño, siendo simple, es el que conforma cada uno de los rectángulos que dividen las largas bóvedas góticas de las catedrales medievales. La línea central divide el espacio rectangular del aspa simbólica del "Anillo de Moisés", en el estilo gótico pasó a ser substituido por la viga más importante de todas, ya que además de soportar peso, actúa como tirante. Así pues, cuando el diseño del anillo lo situamos allí en el lugar correspondiente, la línea central se corresponde con la arista de cada una de las sucesivas cerchas maestras. Es la base del triángulo isósceles de vigas acopladas para soportar el peso del tejado. Este es un punto crucial, el cual tan sólo puede ser explicado por quien haya trabajado en la construcción. He comprobado que las enciclopedias ignoran su verdadera importancia.

El gran invento de las bóvedas de estilo gótico fue su estructura, consistente en dos arcos ojivales diagonales que se entrecruzan (de ahí su nombre: crucería). El tal cruce permitió aliviar enormemente el peso de la cubierta, ya que en el estilo románico sustentaban mediante ladrillos formando tabiques desde cada bóveda hasta la cubierta. Empleando el estilo gótico construyeron muros mucho menos gruesos, e incluso con espacios para grandes ventanas, o vitrales. En la bóveda de crucería toda la longitud de la arista central superior que formaban los cruces de ojivas fue su único apoyo entre los muros laterales. Por no experimentarse con pilares ni columnas en la gran nave de la catedral de Solsona, aquí ignoro cualquier otro soporte arquitectónico posterior. Una estrecha base, larga y horizontal, contacta con toda la hipotenusa de la cercha de madera con forma triangular en aquel punto que, vista por debajo es una línea invisible al no adornarse con nervaduras. Sin este soporte, las tejas de la cubierta con doble pendiente convencional (a "dos aguas") se caerían.

En una catedral gótica es donde, más que en otro espacio interior, todos pueden mirar pero muy pocos podrán ver. Lo escribo pensando en los principios pitagóricos de medida y ritmo que no ve el visitante. Quien sea buen observador puede tener la sensación de sentirse conectado con la tradición de los tiempos más obscuros de nuestra historia, cuando todo era misterio y magia. Las bóvedas góticas de la nave se apoyan en un arco como el de la entrada. Ésta no es cuadrada ni semicircular; es el arco apuntado, o "punto almendrado"; es la ojiva que nos ha de guiar hasta descubrirnos "los empujes". También los más íntimos de nuestras querencias.

En la vida es obvio que incluso el mejor dotado se puede plantear mal aquello que no comprende. Por ello, después de haberse superado, nadie ha de encontrar defectos, por raros que sean, en sus semejantes. Todos serán una de sus propias caras. La geometría de los templos góticos pretendió recuperar y transmutar la energía sutil de los fieles que habían construido y rezado debajo de aquellas mismas bóvedas. En efecto, sus predecesores habrían sido más conscientes que ellos de las ventajas de rezar recogidamente para sentirse más cerca de la divinidad. Sabían que bajo aquellas pesadas piedras que parecían ingrávidas, además de mucha sabiduría, también se guardaba el lenguaje simbólico de tradiciones ancestrales. Al ocuparme de hacer evidente su metáfora más secreta, yo trato de exponer en estas páginas su certeza en los misterios que nuestros antepasados atribuían a la propia catedral.

Se ha explicado mal que pretendiesen dar mayor esbeltez y claridad al interior de la catedral. Las técnicas precarias de construcción hacía muy difícil situar un techo abovedado complicadísimo a tanta altura. Sólo puede justificar su evidente sacrificio, su deseo de plasmar un rostro mesiánico gracias a ganar altura. Los contrafuertes exteriores al templo se utilizan para añadir mayores apoyos cuando se empleaban bóvedas de intersección. © Ramón Ramonet Riu

Arnau de Torroja tomó la cruz etíope para los templarios

Arnau de Torroja era Gran Maestre de la Orden. Lo presenté en dos biografías (la 2ª Parte, es una trilogía). Nació el año 1122, cuando por fin había una tregua entre el Sumo Pontífice y los reyes europeos, siempre antes en guerra unos contra otros. El año 1184, el último de la vida de Arnau de Torroja siendo Gran Maestre de los caballeros templarios, fue cuando ayudó a la restitución del trono al rey etíope refugiado en Jerusalén.

Presuntamente, los templarios desplazados a Etiopía copiaron una cruz que aún hoy se puede ver allí grabada en semirrelieve sobre la roca de una cueva de oración. Apreciaron tanto su diseño, que a partir de entonces la eligieron para ser el logo de su Orden, siendo la más conocida de cuantas utilizaron. Habría sido grabada por una comunidad cristiana etíope del siglo III. Fue un gran hallazgo, que merecía ser promocionada en todas partes, ya que la Orden del Temple siempre actuó deseando regenerar la moral social, y aquella geometría sirvió incluso para que obtuviesen de sus trazos su muy peculiar alfabeto secreto.

El mayor de sus logros arquitectónicos se mezcló con otras varias técnicas útiles. La sed de conocimientos de los arquitectos al servicio de los Grandes Maestres de los caballeros templarios, quienes habían leído a Euclides, Pitágoras y Tolomeo, se manifestó en construir con afán para reconducir todas las cosas a un orden impecable. En la nave central de las catedrales, comenzando por sus criptas (donde germina semilla que será una planta), y hasta llegar a la cubierta, todo debía tener su significado oculto. Todo debe estar en su sitio, y solo sería comprensible en clave argótica (argot, es el lenguaje secreto de los iniciados). La bóveda de una iglesia después se ha comparado con el casco de la Nave de Pedro, donde la fe nos una; y también si se interpreta que es el casco de una embarcación físicamente invertida. No obstante, para ser verdaderamente útil, para transmutar al fiel devoto hasta el más allá del mundo físico, esto solo se conseguía si el asistente al rito de la misa (pagando) era capaz de una suficiente capacidad de abstracción espiritual. Así como todos queremos ser libres, también deseamos íntimamente superar la ceguera espiritual para acceder a un mayor nivel de existencia.

Superando las normas antiguas de construcción, unos sabios arquitectos religiosos planificaron construir sobre los cimientos de muchos templos románicos unas bóvedas muy altas y maravillosas, porque se superaron en su afán de exponer, haciéndolo visible, el rostro más secreto del hombre-dios. ¡Que gratificante es trabajar siendo plenamente consciente de la trascendencia de una generosa y piadosa idea! Diseñaron los nervios de las bóvedas para resaltar en esquema el rostro de Jesucristo, y así resultaría que, de forma subliminal, en el continente europeo se anticiparon ocho siglos en producir el "Arte abstracto". Su anhelo fue lograr configurar una imagen aérea de rostro de varón circunspecto, tipo monje cubierto con capucha, mediante la disposición de las piedras de la bóveda, y nada detuvo su secreta gran motivación.

Existió una tradicional geografía "sagrada" para mejor ubicar los templos religiosos dentro de una región. Ello se ha demostrado que fue practicado tanto por los constructores de megalitos, como por los antiguos egipcios para ubicar sus principales pirámides. Los templos megalíticos de Hagar Qim y Mnajdra, en la isla de Malta, se construyeron hace seis mil años siguiendo una alineación estelar antes que otros templos sagrados del mundo antiguo. Hagar Qim se enfocó hacia las estrellas Alfa y Beta Centauros (2ª y 9ª estrellas más brillantes de las noches del Neolítico en el Mediterráneo). El de Mnajdra, en cambio, miró hacia las Pléyades. Quiero informar al respecto de que actualmente, al haberlas protegido con una gran lona sintética, paradójicamente en este caso, a ambos templos aún se les ha alejado más, si cabe, de su originaria razón de ser.

Se ha descubierto que los templarios al construir en determinada regíon del Sur de Francia las catedrales góticas, siguieron el mismo patrón estelar semejante a los constructores europeos que en la prehistoria erigieron menhires, cromlechs y dólmenes. Yo mismo descubrí que habían seguido una Ruta Visual Sagrada en su búsqueda de la luz solar al ocultarse tras el lejano N.W. geográfico. Fue hacia aquella dirección por donde unos "misioneros" expandieron sus creencias vivicadoras basadas en la fecundidad.

Unos y otros, en fin, parece ser que habrían intentado anclar supuestas "energías estelares" a los terrenos que por algún motivo especial resultaban dignos de su estimación. En el caso de los egipcios interesa porque veneraron a la negra (por fecunda) divinidad femenina llamada Isis, la cual sostiene sobre sus rodillas a su hijo Horus, el de la cara verde. Hay libros que presentan originarios del Antiguo Egipto la mayor parte de cuanto consta escrito en el "Nuevo Testamento", incluyendo el hecho que la gran diosa negra Isis fue transformada por los caballeros templarios en "Nuestra Señora", después llamada Santa María.

En efecto, las numerosas copias que en Europa se realizaron en los siglos XII y XIII de las obras atribuidas al mitológico dios egipcio Asclepio (Esculapio para los romanos) prueban que el misticismo cabalístico del Antiguo Egipto pervivió entre los primeros cristianos. Un aspecto de aquel simbolismo interesa especialmente a estas páginas, al tratarse del artístico dibujo de un perfil de rostro de varón que ocupa todo el enlosado de la estancia más secreta del templo de Luxor, en Carnac. Fue descubierto en el siglo XIX por Schwaller de Lubicx, cuando investigaba el "sanctasactorum" del mayor templo a orillas del río Nilo.

Por ello sabemos que los hermetistas, neoplatónicos y agnósticos, todos ellos dieron la mayor importancia (suprema en el Antiguo Egipto) a la veneración de la cabeza humana. Los demás órganos del cuerpo se distribuirían simbólicamente en el dicho templo de Luxor por sus diferentes patios y estancias. El rostro de la divinidad fue el aspecto principal de los religiosos egipcios, el cual pasó a enriquecer el simbolismo de los primeros cristianos, y más por ser un referente del tipo "conocimiento resucitable" si se efectuaba el ritual adecuado, teniendo en cuenta además el patrón astronómico, puesto que también fue adoptado, como lo demuestran las numerosas fiestas del calendario católico.

La orden del Temple superó la idea que impregnó la estancia suprema, o Naos, del templo egipcio de Luxor, donde por cierto la vibración telúrica es violenta (18.000 u.). Para conseguirlo recordaron en arquitectura aérea el hecho de que "Jesús nació para restablecer en el mundo la relación con Dios", después de lo cual sería posible la fraternidad humana.

En opinión de un famoso arquitecto del Antiguo Egipto: "La arquitectura es también filosofía, porque si no fuese así se limitaría a una simple técnica". No se puede negar que eran expertos en elevar templos a sus divinidades, e incluso fueron los primeros en instituir la idea del Dios único quince siglos antes del nacimiento de Jesucristo.

En el siglo XII el responsable de diseñar una catedral gótica, ayudado por uno o varios maestros de obra, debió de tener mucha mayor responsabilidad de lo nunca sospechado, al tener que crear espacios interiores armoniosos. Trataría de imitar a su modo una entelequia del cuerpo humano. En una catedral gótica todo soporte material serviría de base para resaltar en lo más alto de sus bóvedas el querido rostro de nuestro Salvador. Es así como se explica la desproporcionada altura de las bóvedas en la gran nave de las primeras catedrales góticas con respecto a su anchura. Lamentablemente, los siglos posteriores se limitaron a copiar la inusitada altura, olvidando que las muy altas columnas habían tenido su razón de ser en sostener la "conciencia del lugar", representada en el catolicismo por el rostro de Nuestro Señor, que es el verdadero Templo. Al menos la planta de las catedrales góticas no perdió la forma de cruz.

Los caballeros templarios de Barcelona se instalaron a tan sólo unos doscientos metros de la catedral gótica del siglo XIII, y serían los primeros beneficiarios de saber que el rostro del Salvador estaba sobre sus cabezas, con lo cual potenciaban su esperanza de que sus oraciones fuesen oídas. Se supone que la planificación de un templo la tiene que efectuar el obispo de la ciudad.

Pero dejando aparte que deberá siempre confiar en verdaderos profesionales para construir su propia catedral, (y más cuando se creía que por debajo de aquel sector corría el río Taber), en ninguna parte como en Barcelona, el obispo estuvo tan unido a la Orden del Temple de Jerusalén, porque su propio hermano Arnau de Torroja era Gran Maestre de dicha Orden.

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