Además de lo que se venía discutiendo en los países capitalistas centrales, debemos examinar la discusión latinoamericana que surge con fuerza a partir de la publicación de la obra editada por Osvaldo Sunkel (1991),. Según Vera, (2006). Sunkel "destaca que su forma de concebir el proceso de desarrollo "significa, en lo esencial, retomar y superar el desafío industrializador original de Prebisch en torno de generar un mecanismo endógeno de acumulación y generación de progreso técnico que permita una capacidad propia de crecer con dinamismo y productividad" (p. 19).
No dejan lugar a dudas en los mecanismos y la orientación que ha de tomar el modelo de desarrollo cuando más adelante señalan: "En definitiva, se postula una intervención selectiva que busque establecer ventajas comparativas dinámicas en los mercados internacionales, pues la exportación es la próxima etapa natural para aprovechar la plataforma industrial existente" (p. 23).
Desarrollo desde dentro es pues una invitación a retomar el desafío de la industrialización, pero esta vez, orientando el esfuerzo hacia los mercados externos, promoviendo la generación de progreso técnico tomando en consideración las capacidades propias de la región (Vera, 2006).
No obstante, el aporte de Sunkel también tiene vertientes potencialmente más radicales, sobre todo cuando discute los requisitos para caminar en esa dirección. El primero es deslastrarse del peso de la deuda externa y liberarse del tutelaje del FMI (aspiraba que fuera posible a través de una concertación). Específicamente, rechaza las medidas "de ajuste" impuestas por el FMI para enfrentar dificultades en el balance de pagos. En lugar de los ajustes recesivos que ya venía imponiendo ese organismo financiero internacional, Sunkel insiste en la necesidad de una política expansiva que movilice las potencialidades productivas del país afectado:
Mientras que el objetivo último de la vía recesiva es el pago de , la opción de reactivación selectiva tiene como horizonte rector el pago de la deuda, toda vez que en este último enfoque se da prioridad tanto a las acciones de corto plazo, destinadas a reducir la extensión y la intensidad de la pobreza, como las políticas de largo plazo, que persiguen superar los niveles de extrema pobreza mediante los cambios distributivos necesarios para alcanzar un nivel de equidad socialmente aceptable (, 68).
Sigue planteando la necesidad de "retomar el tema de las reformas estructurales y los modos de organización social a todos los niveles. Muchas de estas reformas pueden entenderse como el necesario apoyo que debe recibir la pequeña y mediana empresa, así como los sectores informales, para romper el nudo que ahoga la expresión cabal de su potencial productivo" (1991, 72).
Para reafirmar la reflexión anterior el Desarrollo endógeno es la propuesta del presidente Chávez ante el Consejo Andino en la XVI Reunión del Consejo Presidencial Andino, celebrada en la ciudad de Lima 2005, en Perú. El presidente Chávez explicó que en "Venezuela hicimos una ley de micro finanzas que nos autoriza a dar créditos sin intereses, a muchas cooperativas (grupos organizados para el trabajo económico), dentro de un esquema de desarrollo endógeno concebido en una democracia social, protagónica y participativa".
¿Un modelo para Venezuela?
En Venezuela, el gobierno bolivariano inicialmente se enfrentó con una situación económica crítica a raíz del desplome de los precios petroleros en el mercado mundial. Posteriormente, las perspectivas de realizar la búsqueda de una vía alternativa de desarrollo se dificultaron por la acentuada polarización política de los años 2001-2002; de manera que era recién a partir de la derrota del paro petrolero, y con la ventaja de crecientes recursos disponibles a través del petróleo, que se logrará colocar en el centro de su política la prioridad de los programas sociales y se iniciará en serio la búsqueda de mecanismos capaces de fomentar un "desarrollo sustentable" basado en la creación de una sociedad más igualitaria.
Es a partir de ese momento que se empieza a hablar del "desarrollo endógeno". Hay referencias a los autores mencionados arriba pero queremos evidenciar que no se trata ni de un "plan", ni mucho menos de una "teoría". Se trata más bien de un horizonte, una consigna que surgió en busca de una respuesta popular, aunque ya cuenta con un conjunto de reflexiones que nos pueden servir de guía. Consideramos que el "desarrollo endógeno" venezolano no es una alternativa teórica ya empaquetada como "modelo alternativo", listo para su aplicación. Es más bien una manera de referirse a la búsqueda de un camino.
Para apoyar lo que estamos planteando, recurrimos al testimonio de Carlos Lanz, el primer responsable de la misión Vuelvan Caras. En marzo de 2005, lo entrevistaron precisamente para que explicara lo del desarrollo endógeno y contó la siguiente anécdota:
Hace dos años [a comienzos de 2003] el equipo del Ministerio de Educación Superior, discutiendo con el presidente Chávez uno de sus programas como lo es Todas las Manos a la Siembra, éste nos hizo una observación sobre la necesidad de enmarcar esta iniciativa en la perspectiva del Desarrollo Endógeno, porque en el programa Todas las Manos a la Siembra nosotros hablábamos de desarrollo local sustentable, de un desarrollo que tiene un anclaje en el lugar, en la parroquia, en la localidad, en el caserío; que tiene sus raíces sembradas en la conciencia, en la organización popular. Pero, el comandante Chávez nos dijo: "Miren yo vengo reflexionando sobre este problema, y tengo una preocupación que en Venezuela de golpe perdemos la brújula en muchas cosas; y les voy a pedir que ustedes como equipos intelectuales que están comprometidos, que elaboran teorías" y casi se dirigió personalmente a mí para decir: "Carlos, tú que te la pasas investigando y que haces teorías o que te metes con el problema de la ideología, mira aquí está un texto de Oswaldo Sunkel el cual deben leer y trabajar de una manera crítica adaptándolo a nuestra realidad ya que no se trata de copiar. Yo les recomiendo que el proyecto que ustedes están planteando lo inscriban dentro de esta idea, ahí está una clave de lo que vamos a plantear, de lo que vamos a discutir" (Lanz: 2005)
Pero, al hablar de "desarrollo endógeno", no estás cuestionando el desarrollo, sino sugiriendo que hace falta que tenga raíces propias, que beneficie al país. Estás evocando la noción de "soberanía". Políticamente, es otra cosa. Y Chávez, evidentemente, sabe de eso.
De manera que nos parece evidente que el "desarrollo endógeno" que adelanta el actual gobierno no responde a modelos previamente elaborados. Lo que nos lleva a tratar de definir en forma más sistemática cuáles son las características particulares de la discusión sobre el tema en Venezuela.
El debate en Venezuela
Lo primero que se tiene que destacar es que en la Venezuela actual se han dado circunstancias excepcionalmente favorables para la búsqueda de una alternativa al neoliberalismo. Por los ingentes ingresos provenientes del petróleo, el país disfruta de abultadas reservas de divisas, no está sujeto a las presiones del (ahora algo debilitado) FMI y tampoco se encuentra limitado por aquella urgencia de "exportar o morir" que comentaba Sunkel (2005). Además, cuenta con un gobierno y un liderazgo con niveles de apoyo popular (después de ocho años en ejercicio) sin precedentes en América Latina. Esto significa un margen de maniobra excepcional y la real posibilidad de "inventar" y hasta de rectificar los errores cometidos en el camino. Ya llevamos cuatro años desde que se iniciara la búsqueda de un camino a través del "desarrollo endógeno" y, por lo tanto, tenemos experiencias y planteamientos que resultan necesario asimilar y pensar.
Sin embargo, todavía no se trata realmente de un debate, sino de distintas contribuciones que merecen debatirse. Como es costumbre, los "intelectuales" (comprometidos o no) quedan a la zaga de los procesos que se desarrollan en períodos de transformación social y política acelerada. Además, quienes desde el gobierno están conscientes de los objetivos que persiguen muchas veces están teorizando más en función de estos objetivos que sobre la base del movimiento real del protagonista central del proceso que es el pueblo . De manera que las fuentes de desencuentros potenciales son múltiples.
En todo caso, al decir que el protagonista central del proceso es el pueblo, estamos apuntando hacia una primera característica fundamental de la discusión en Venezuela. Puede haber momentos en que el proceso se acelera extraordinariamente, pero normalmente esto sucede a consecuencia de lo que Trotsky llamaba "los latigazos de la contrarrevolución",
Para los propósitos de indicar los elementos que consideramos centrales de la discusión en Venezuela, queremos diferenciar dos dimensiones que a veces parecen tener dinámicas distintas y hasta supuestos diferenciables. La primera, que abordaremos a continuación, gira en torno al sector industrial; y la segunda, que discutiremos posteriormente, surge a partir de las experiencias de las misiones y se relaciona íntimamente con la misión Vuelvan Caras.
Núcleos endógenos básicos y micro núcleos en el sector industrial
Como punto de partida para nuestra discusión de las propuestas en torno al desarrollo endógeno en el sector industrial, tomaremos un documento del entonces Ministerio de la Producción y el Comercio de abril de 2003, la Declaración de Pozo de Rosas, que pretendía esbozar las líneas centrales de la política industrial del gobierno. Este documento, que circulaba en forma mimeografiada, no llegó a publicarse, seguramente porque quedó desfasado con el ritmo acelerado de lo que los periodistas llaman "los acontecimientos'. De hecho, el documento se había redactado justo antes de que Chávez anunciara su apego al concepto de "desarrollo endógeno'. A consecuencia, nos encontramos con un documento de 125 páginas en donde no hay mención del concepto en las primeras 105 y después viene una especie de Resumen Ejecutivo de 20 páginas (evidentemente redactado posteriormente) con el encabezamiento Plan de Desarrollo Endógeno de la Industria Venezolana.
Se trata de un documento bien elaborado por el Ministerio de la Producción y el Comercio, (2003) y dentro de los principios consagrados en la Constitución, ha formulado una política industrial orientada al desarrollo competitivo del sector en base a la conversión de ventajas comparativas en competitivas, que facilite los grandes objetivos estratégicos de reactivación, reconversión y la reindustrialización con el enfoque competitivo de cadenas productivas integradas y parques industriales. Este enfoque prevé la sustitución eficiente de importaciones y la promoción de exportaciones en el mediano y largo plazo… Se trata de un esfuerzo conjunto de cara al interés nacional para lograr la diversificación e integración productiva e inserción competitiva del aparato industrial en el mercado internacional, convirtiéndolo en motor del desarrollo económico nacional en el mediano y largo plazo.
La política industrial venezolana se orienta a promover un marco competitivo que potencie la iniciativa privada sin descartar la participación fundamental del estado cuando sea necesario para corregir las imperfecciones del mercado y en especial como formulador, ejecutor y coordinador de políticas, bajo el principio de: tanto mercado como sea posible y tanto estado como sea necesario. Se trata de reducir los costos de transacción e incertidumbre, promover la difusión oportuna de las nuevas tecnologías a todo el aparato productivo, fortalecer el recurso humano, garantizar los derechos de propiedad, dotar de infraestructura y servicios adecuados y crear o fortalecer las externalidades positivas en general (p. 3).
Un objetivo esencial de toda estrategia de desarrollo en el contexto actual de globalización es el dinamismo de los sectores exportadores. Por ello es tarea urgente para Venezuela, país mono-exportador de petróleo, reindustrializar y desarrollar algunos nichos de exportaciones no tradicionales (p. 93).
Tal vez más de lo que pudiéramos suponer. Sobre todo, porque se trata de una política atrayente para los economistas profesionales, precisamente por contar con el respaldo intelectual de una institución como la CEPAL. Como no tenemos elementos para calibrar hasta qué punto este enfoque sigue teniendo partidarios dentro de la administración, nos quedamos con la interrogante. Simplemente queremos registrar la sospecha de que los más recientes conflictos internos de la CVG en torno a la política adelantada por Alcasa bien pudiera reflejar la persistencia de visiones encontradas respecto a las políticas más adecuadas para promover una recuperación del aparato industrial.
En todo caso, le tocó al mismo ministerio asumir, como representante del gobierno, las negociaciones en torno a la propuesta norteamericana de un Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Con una perspectiva cepalina consecuente y la fuerza de ser representante de un gobierno popular convencido que el ALCA era totalmente incompatible con su proyecto, ese ministerio encabezó la resistencia latinoamericana a la propuesta norteamericana, con una postura sólidamente argumentada, y contribuyó (tal vez en forma decisiva, pero en todo caso de manera importante) a la eventual derrota de la propuesta (Venezuela. Ministerio de Producción y Comercio, 2003b).
Por supuesto, el problema de fondo con el documento era que había sido redactado justo después de que el empresariado venezolano, a través de su representación gremial Fedecámaras, había encabezado un paro de dos meses en otro intento de tumbar al gobierno. Por muy coherente que fuera el proyecto, a falta de una respuesta medianamente esperanzadora, el empresariado privado quedó descartado como "protagonista" potencial y con eso se desploma las bases de la propuesta cepalina. Y se abre la búsqueda de salidas más radicales.
De hecho, en el preciso momento en que se lanzó la consigna del "desarrollo endógeno", se había evidenciado que (por las razones que fueran) el empresariado local no tenía la intención de jugar el papel que le correspondía según las recetas del desarrollismo cepalino. Ni siquiera en las favorables condiciones de crecimiento económico acelerado de los siguientes cuatro años pudo alcanzarse la esperada recuperación del sector industrial privado. A finales de 2006, Leonardo Vera comentaba cómo "ya no se habla de política industrial, y el que el número de establecimientos industriales se hayan reducido a la mitad durante los últimos seis años, no es síntoma de salud para el futuro". Evidencia también la decadencia del sector industrial no-petrolero y cómo el capital privado "sigilosamente escapa hacia la vida más tranquila del negocio de las importaciones". De manera que el "desarrollo endógeno" que promueve el gobierno a partir del 2003 se diferencia claramente del "desarrollo desde adentro" de la CEPAL.
Resulta importante entender la coyuntura que enfrentaba al gobierno, una vez derrotado el paro empresarial cuando se inició una contraofensiva política que modificaba sustancialmente su concepción sobre la manera de adelantar el proceso de transformación de la sociedad. Al derrotar la casta gerencial de Pdvsa y con la recuperación, sorprendentemente rápida, de una industria petrolera ya bajo control gubernamental, el Estado contaba con los recursos necesarios para finalmente tomar iniciativas audaces para empezar a pagar aquella "deuda social" que había quedado pendiente durante los años anteriores. Según Lander, la estrategia adoptada fue consecuencia del reconocimiento implícito o explícito de que había dos condiciones básicas que parecían haberse asumido como premisas en el diseño del proyecto de cambio y que, sin embargo, resultaron tener un sustento en extremo precario: la existencia de un sector empresarial nacional sólido con el cual impulsar políticas de desarrollo nacional, y el contar con un aparato administrativo del Estado con capacidad de responder a las incrementadas demandas y exigencias que se le asigna a la gestión pública (Lander, 2004, 58).
Se introdujo un nuevo modelo económico, definido como "endógeno" y "basado en la prioridad de la "economía social', la generación de fuentes de trabajo y la democratización de la producción". A través de diversas modalidades de micro y pequeños créditos otorgados por entidades financieras del Estado se fomentan organizaciones productivas de la economía social: pequeñas y medianas empresas, cooperativas y demás formas productivas asociativas. Se le da un extraordinario impulso a la utilización de las compras y la contratación de servicios y obras de todo el sector público para generar capacidad productiva. Petróleos de Venezuela y otras empresas del Estado, como las empresas hidrológicas y las empresas básicas de la Corporación Venezolana de Guayana, impulsan programas de capacitación y financiamiento para la creación de cooperativas con las cuales establecer contratos de compras, de mantenimiento y outsourcing de servicios diversos. Dada la particular debilidad del sector agrícola y pecuario -el país importa cerca de 70% de sus alimentos– en estos programas se le da especial énfasis a estos sectores (58-59).
Paralelamente, se impulsan las distintas misiones sociales con recursos provenientes de Pdvsa y otras empresas del Estado, asignaciones presupuestarias extraordinarias y, en mucha menor medida, los presupuestos de los ministerios. En efecto, se promovió una estructura organizativa paralela a la de la administración pública heredada, poco institucionalizada pero, a juzgar por los resultados, sobre todo los políticos, más eficaz o, por lo menos, más adaptada a la urgencia que el gobierno imprimía a sus programas.
En el siguiente apartado, examinaremos cómo las misiones terminan engarzándose con los objetivos de un "desarrollo endógeno". Por ahora, queremos seguir examinando las implicaciones de la nueva política para el sector industrial y manufacturero. Podría ayudarnos volver a consultar la Declaración de Pozo de Rosas. En ese documento encontramos una definición de las cadenas productivas sectoriales que el gobierno aspiraba a promover: eran ocho: "Cadenas de Aluminio / Cuero-Curtiembre-Calzado y Afines / Oleofinas-Plástico / Sidero-Metalúrgica / Forestal / Hidrocarburos / Algodón-Textil-Confección / Automotriz" (p.102). Llama la atención que en cuatro de estas "cadenas" no participaban empresas del Estado. Además, en las cuatro restantes, el objetivo era promover la actividad productiva privada en función de una política de colaboración con las empresas del Estado. El eje central de la propuesta era crear condiciones propicias para el despliegue de la actividad privada.
Con el nuevo enfoque, según la apreciación de Leonardo Vera, "el Estado, potenciado por la renta petrolera, se lanza una vez más a la aventura productiva, comprometido directamente en la producción industrial en los llamados "sectores pilares fundamentales', las conocidas industrias de producción primaria". Vera cita al presidente Chávez cuando explica la idea en Aló Presidente:
Se comienza por establecer las industrias consideradas pilares fundamentales para crear lo que hoy llamaríamos un núcleo endógeno básico. En este trabajo el Ministro y el Ministerio de Industria pues también tienen un papel fundamental que jugar. En este impulso creador inicial de la industria del hierro y del acero surgen la electro y la metalmecánica, estamos hablando de otras áreas: la química básica, la infraestructura de energía, transporte y comunicaciones a partir de la utilización de recursos naturales hasta entonces desaprovechados (sept. 2004, citado por Vera, 2006, 3-4).
Como complemento de los núcleos endógenos básicos, se fomentan una serie de "núcleos endógenos micros". Aquí, "un conjunto de nuevas fórmulas de propiedad empresarial, tales como: las cooperativas, las empresas de producción social y las empresas cogestionadas, en alianza con las empresas del Estado son promovidas para servir como una suerte de concesionarias… estas empresas tiene como cliente a las empresas pertenecientes a los núcleos endógenos básicos" (Vera, 2006, 4).
En otra ocasión el presidente Chávez explicó que:
superada la etapa fundacional… todas esas empresas que van a ir naciendo en núcleos endógenos micros, pequeños, medianos o grandes núcleos o polos de desarrollo deben estar interrelacionadas estrechamente con las empresas básicas, con las grandes plantas industriales (marzo, 2005, ibíd., 4).
Vera tiene razón cuando señala que con esta política "el Estado se lanza una vez más a la aventura productiva" y que, en esta medida, aplica una política que no cuadra con las posturas de Sunkel. Lo que no se ha comentado es que una extensión lógica de esta política sería la recuperación de aquellas empresas "estratégicas", privatizadas en los años 90. En todo caso, no debe sorprender que, después de las elecciones presidenciales del 2006, Chávez anunciara las primeras medidas en esa dirección.
Antes de discutir los múltiples problemas que encierra la realización de esta política industrial, quisiéramos pasar a esbozar la otra dimensión del "desarrollo endógeno", aquella vinculada a la misión Vuelvan Caras.
Vuelvan Caras y el desarrollo endógeno
Si la propuesta de un "desarrollo endógeno" en el sector industrial surgió básicamente a partir de una búsqueda de mecanismos propicios para reactivar el aparato productivo, la misión Vuelvan Caras se creó a partir de las misiones anteriores, que tenían como objetivo saldar algo de la tremenda "deuda social" acumulada. En particular, se hizo evidente que el enorme esfuerzo dedicado a las misiones educativas tenía sentido solamente en la medida en que los egresados tuvieran la posibilidad de insertarse en el mercado laboral. Y en 2003, la tasa de desempleo estaba cerca de 15%
Según Elías Jaua, la misión Vuelvan Caras (MVC), formalmente lanzada en marzo de 2004: "Es… la misión que unifica y culmina los procesos educativos y sociales del conjunto de las misiones participativas del gobierno bolivariano al incorporar a sus participantes en los procesos de desarrollo local" (2006, 30). Por su parte, Patricia Yáñez ha comentado acertadamente que la MVC "se puede considerar como una segunda generación de las misiones porque le da sentido a las demás quitándoles el carácter coyuntural, al asumir el problema central de la continuidad y la integración" (2006, 7). De hecho, la MVC se lanza inicialmente con el propósito de crear oportunidades de empleo a los egresados de las misiones educativas y, a la vez, combatir los niveles preocupantes de desempleo. Sin embargo, al mismo tiempo, Jaua comenta que la MVC "representa una punta de lanza en el proceso de constitución del nuevo modelo de desarrollo endógeno y es el instrumento de vanguardia en la lucha contra la pobreza y la plena inclusión de las comunidades excluidas de las dinámicas socio productivas" (2006, 30).
Después de un período inicial cuando los Nudes respondían a una variedad de distintos organismos públicos, en septiembre del 2004 se concentró la responsabilidad por la MVC en el recién creado Ministerio de Economía Popular (Minep), abriendo la posibilidad de una mayor coherencia en la aplicación de la política gubernamental (aunque Pdvsa quedó con los 11 Nudes que manejaba).
Para los propósitos de esta discusión, vamos a concentrar nuestra atención en aquellos Nudes incorporados al Frente Agrario (donde se concentraba más de 50% de total). Hacemos esto, no solamente porque el gobierno ha priorizado este sector, sino porque consideramos que nos ofrece la mejor oportunidad de apreciar tanto las potencialidades como los problemas de la política adelantada.
En el sector agrícola, seguía cierta duplicación de funciones entre las instancias administrativas porque, con anterioridad a la creación del Minep, se había fomentado cooperativas agrícolas a partir del Plan-Sarao y los Fundos Zamoranos, que dependían del Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT). También había cooperativas agrícolas financiadas directamente por el Fides. Finalmente, cuando Elías Jaua dejó el Minep al ser nombrado Ministro del MAT, fue este último ministerio que asumiera la tarea de liderar la lucha por implantar las bases de un desarrollo endógeno en el campo (aunque el Minep seguía organizando los cursos de Vuelvan Caras). En todo caso, Jaua había formado un equipo que lo apoyaba en el Minep y varios de sus miembros lo acompañaron cuando pasó al MAT como, por ejemplo, Juan Carlos Loyo, quien asumió la dirección del Instituto Nacional de Tierras (INTI). De esta manera, se facilitó la colaboración entre el Minep y el MAT y también la elaboración de una visión más coherente de la política a aplicar.
Dejemos que sea el mismo Jaua quien explique las dimensiones del reto que se había asumido: Es a partir de 2004 que se asume la economía popular como parte de la estrategia para la transformación del modelo social y productivo del país, superando el capitalismo y en tránsito hacia el socialismo… En marzo de 2004 y en el contexto de una estrategia para burlar la burocracia estatal, creamos la Misión Vuelvan Caras, orientada al fomento de la economía popular y a la transformación del modelo productivo. Vuelvan Caras significa transferencia de los medios de producción, del poder financiero hacia los actores de la economía social. Ya no perseguimos la democratización del capital, sino transferir poder económico y poder político a los sujetos de la economía popular (2006, 49).
Para los propósitos de esta discusión, nuestro interés no es tanto evidenciar los logros (o las limitaciones) de la política aplicada. Queremos explorar más bien ciertas ambigüedades que surgen en la misma concepción de los Nudes, por lo menos en la manera en que vienen funcionando. A tal fin, examinamos enseguida tres nudos problemáticos que consideramos cruciales para calibrar el potencial del "desarrollo endógeno" en los términos expuestos: 1) la manera en que se concibe la "economía social", y, sobre todo, un "cooperativismo revolucionario" (Minep, 2005); 2) la dimensión "territorial" de la definición de los Nudes y su inserción en la comunidad local y 3) el problema de su "sustentabilidad".
Por todo lo antes planteado el desarrollo endógeno es la integración de las políticas de un estado, en la búsqueda de independizarse de los grandes capitales para desarrollarese desde adentro con exportaciones e integrando a las naciones de su entorno y formar un bloque unido para no depender de imperios, con el uso de tecnología propia e industrialización.
En Venezuela a través de las políticas del actual gobierno se toma como punta de lanza el desarrollo endógeno, facilitando a las micro empresas con créditos con bajo interés y a las comunidades organizadas hasta sin intereses, para que se desarrollen y puedan sostener la economía y buscar despojarse de la mono producción petrolera y satisfacer no solo la alimentación de los venezolano, sino también las de los países latinoamericanos y de otros países sub-desarrollados del mundo.
Ahora bien desde local se pretende que el desarrollo endógeno tenga que ver con la concientización de las personas de buscar producir bienes y servicios o construir desde adentro, desde las bases, para desarrollarse colectivamente o personalmente con una visión futurista, sustentable. Que se tenga una conciencia social, enmarcada en el progreso de todos los habitantes de manera que dentro de las comunidades se logre la consolidación de todos los servicios públicos, que se tenga accesibilidad a los establecimientos de salud y todo lo que tenga que ver con el comercio, donde cada quien aporte como modo de producción y trabajo al desarrollo endógeno.
También es importante el acompañamiento y asesoría de los entes gubernamentales, ya sean municipales, estadales y nacionales, en vista de que sin esto no seria posible lograrlo. es de suma relevancia la organización de los vecinos, es la clave del éxito para llegar a ese desarrollo endógeno, por lo que se lucharía con participación, esfuerzo y sacrificios. Lo que se obtiene por voluntad y esmero, se cuida, se mantiene y se valora.
Construcción conceptual de la economía social y participativa
La necesidad de desarrollar la economía desde otro modelo que incluya a los habitantes de un país, para buscar alternativas que funcionen con miras a lograr servicios para la gente, que se empoderen de sus medios de producción y que generen bienes colectivos, con sentido de pertenencia, responsabilidad y sentido del deber social, donde los gobiernos le den acompañamiento y asesoría de cómo lograr obtener los recursos para emprender esa economía social participativa donde todo sea de todos y en beneficio de todas la colectividad que se organice y pretenda desde lo endógeno lograr sustentabilidad que sea perdurable en el tiempo para lograr satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras y buscar esa calidad de vida anhelada y ansiada por todo ser humano.
Según Barea José (2008). En temas para el Debate nº 167. Expresa que:
La economía social comprende un sector definido por entidades que no pertenecen al sector público y en el que se sitúan empresas comerciales, industriales, financieras o de seguros e instituciones privadas sin ánimo de lucro que producen servicios para las familias. Las características diferenciadoras de las empresas de la economía social están en su comportamiento en la atribución de beneficios, que no están ligados de forma directa con la posición del capital, y en el proceso de toma de decisiones, que se rige por el principio de un hombre, un voto. Además, este tipo de empresas no vende sus productos a precio estricto de mercado, sino que trata de prestar servicios a las familias en condiciones más beneficiosas.
Ahora bien en Venezuela se ha querido llevar a las comunidades a buscar la vía de la economía social así se demuestra incluyendo en la Constitución de la República una serie de artículos que le dan legalidad y herramientas para lograr este objetivo. Esto lo hace otorgando deberes, derechos y obligaciones dándole reconocimiento para ejercer como ciudadano y que tengan acceso a los beneficios del estado así participar y entre todos mejorar las condiciones del país,
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), desarrolla la idea de la riqueza colectiva en oposición a las nociones de acumulación bienes, competitividad y darwinismo social, que en muchos casos sirven de sustento teórico para justifica la pobreza de un sector de la población. Respetando la diversidad de expectativas y modos de vida, la revolución bolivariana apuesta por las posibilidades de acción equilibrantes e inclusivas del Estado. Economía social para la derrota de la pobreza y la exclusión
La revolución Bolivariana desarrolla la concepción revolucionaria de un Estado inclusivo para los más pobres, los simples, las mayorías de venezolanos y venezolanas quienes durante siglos fueron parias en su propia patria. Las dinámicas de inclusión obligan a la revisión y reconfiguración paradigmática, operacional, discursiva y de diálogo, de la relación entre gobierno y ciudadanos. Dinámicas que adquieren especial significación a la luz de la emergencia social actual, ante la aspiración de derrotar su más nefasta expresión: la pobreza.
La economía clásica e incluso gran parte de la crítica de la economía política, cimienta sus desarrollos conceptuales y operativos sobre unas concepciones de pobreza, desarrollo, felicidad, bienestar, libertad y progreso, que tienen como punto de partida la aspiración de acceso al beneficio de la acumulación de capital y el equilibrio fiscal mediante mercancías, objetos y elementos que demuestren la riqueza material expresada en bienes de consumo. Bienes y servicios que suelen ser valorados como indicadores ciertos de logro, sin que ello pase por el tamiz de la calidad de vida que propicia un modelo económico de estas características.
En contraposición, desde la economía social se procura avanzar en la revisión de estos determinismos, a partir de la crítica a los conceptos de pobreza y riqueza que orientan el discurso político y las temáticas de gestión desde los referentes gubernamentales. La economía social es una economía alternativa, donde privan las prácticas democráticas directas. La economía social es autogestionaria. En la economía social el trabajo es asociado y no asalariado. En la economía social la propiedad de los medios de producción es colectiva. En la economía social el reparto de excedente es igualitario entre sus miembros. La economía social promueve formas de apoyo solidario respecto a otras comunidades
La economía social incluye:
(a) Formas de Economía de subsistencia distintas al buhonerismo;
(b) Producción de bienes y servicios de calidad a los cuales pueda acceder de forma expedita la comunidad mediante formas variadas (compra barata, trueque, mutualismo, apoyo solidario).
La economía social también incluye:
– Las formas de generación, socialización y uso socialmente útil del conocimiento.
– La producción simbólica.
– Las redes de información y comunicación.
– El desarrollo de tecnologías alternativas, populares y ecológicas.
– Los símbolos de identidad comunitaria.
– Las costumbres locales.
– Los valores de trabajo y crecimiento compartido.
– Las formas de resistencia económica, política, cultural, ambiental.
– La tradición pedagógica de la escuela contestataria venezolana.
– Las formas de trabajo y producción no asalariado.
– La propiedad colectiva de los medios de producción de los bienes, servicios y productos generados por la economía social.
La economía social también es:
– el reparto equitativo del excedente que genera el modelo de producción; la solidaridad comunitaria y con otras comunidades de entorno;
– La autonomía cognitiva, la libertad operativa y la soberanía comunitaria para articular y adelantar un modelo de desarrollo local sustentable.
– Los mecanismos, procedimientos y procesos de autodefensa cultural.
Por ello la ECONOMÍA SOCIAL se distancia de la Economía Informal que tiene unas profundas bases de competencia capitalista en sus aspectos fundacionales.
La economía social es una mirada desde abajo para potenciar los sueños y las posibilidades de acceso a la plena justicia social de los más pobres, los más simples, los apátridas en una nación que les pertenece. En un país con un 5% de sectores sociales poderosos (burgueses, latifundistas, financieros, pequeña y mediana industria, importadores) un 20% de empleo formal (trabajo estable), un 60% de empleo informal (sobrevivencia) la ECONOMÍA SOCIAL se concentra en el porcentaje restante de sectores de pobreza extrema y la población potencialmente activa.
Por ello, las unidades de producción de la ECONOMÍA SOCIAL se presentan como diversas pero difusas, pues no forman parte de la concepción económica hegemónica, sino de las formas emergentes de asociación para la satisfacción de necesidades mediante la producción autogestionaria de bienes y servicios.
La economía social o solidaria procura rescatar los valores y prácticas locales, comunitarias o del lugar, con sus procesos y valores solidarios, cooperativos y humanistas, como tentativas que desde la educación, significan algo más que revertir los disvalores del modelo económico global: implican promover la liberación del hombre de la esclavitud de los mercados. Ello deriva y es resultado en la promoción de una educación que se constituya sobre la base del y para él dialogo de saberes, para la geocultura local, para la felicidad del hombre. Estaríamos hablando de una educación que promueva el paso del modelo económico capitalista per se al modelo de economía para la felicidad y el modelo de calidad de vida fundamentado en la especificidad del lugar. Si la economía social privilegia la localidad, la educación desde el lugar constituye el eje central de cualquier propuesta pedagógica que pretenda contribuir al impulso de la economía solidaria. La "economía social" y las cooperativas.
Si bien desde el lenguaje constitucional se impulsan claras orientaciones para el desarrollo de un modelo económico solidario, autogestionario y de profundo anclaje local, para alcanzar este objetivo se hace necesario construir, con carácter previo, claras líneas de gestión orientadas a la derrota del desarraigo cultural (en sus expresiones económicas, políticas y antropológicas) de gran parte de la población venezolana. Esfuerzo que parece asociarse a la noción actual del Ministerio de Planificación y Desarrollo que busca vincular una nueva concepción de desarrollo local al modelo emergente de economía social.
Por lo que se necesita avanzar en la inserción social de los preceptos constitucionales en materia económica, implica el desvelamiento del tipo de Estado que tenemos, sus protocolos y rutinas, formas de relacionarse con el ciudadano y de dialogar con la otredad ciudadana; para poder de esta forma, acometer con la suficiente solidez y dinamismo la tarea de construcción de un nuevo tipo de Estado para un nuevo modelo político: la democracia participativa y protagónica.
De hecho, la CRBV (1999) refleja procesos de reflexiones y praxis sociales emergentes, a partir de las cuales es posible develar como detrás de las formas de vida, las nociones de pobreza, riqueza, desarrollo, progreso, triunfo y felicidad se esconden formas de opresión o de liberación del ser humano, que pasan por la identidad y el sentido de pertenencia de la población venezolana. Se entiende entonces, a Denis (2002) cuando señala que
Estamos partiendo de la idea de que la economía social no constituye en sí un modelo económico acabado que podría encerrarse dentro de los que tradicionalmente se ha definido como economías solidarias o sociales, ni en sus formas institucionales más conocidas: cooperativas, microempresas, empresas mutuales, etc. La economía social es en primer lugar, y dentro del contexto socio-económico específico a naciones periféricas a los centros mundiales de capital como la nuestra, aquella economía que se desarrolla precisamente sobre los márgenes de los grandes nudos de acumulación de capital
En consecuencia, la economía puede ser vista más allá de los límites de las formas de producción y acumulación de riqueza, asumiéndola como un campo de cruce transdisciplinaria e implicaciones holísticas en todos los campos de vida y gobierno social. En esa perspectiva, las formas de vida, de resistencia, de sobrevivencia de la población pasan a ser temas de la agenda económica.
Estaríamos hablando entonces, de una economía social, de una economía solidaria que rescata el carácter humanista de cualquier campo disciplinar, sujetándolos a su incidencia en el centro de la actividad territorial: el hombre y su medio ambiente. Es decir, el interés en este desarrollo de la economía no está centrado en las formas mediante las cuales una minoría se apropia de la riqueza de las mayorías, sino en cómo estas últimas alcanzan mayores niveles de desarrollo auto determinado que imbricados a expresiones de felicidad y bienestar se funden en nuevas lecturas de lo que implica una autentica calidad de vida.
En esa perspectiva, la derrota de la pobreza deja de ser un tema estrictamente económico, permeando los aspectos culturales, sociológicos, antropológicos, espirituales y de diversa índole que rodean a toda actividad humana. Es decir, se avanza hacia nuevas formas de valoración y logro, construidas desde referentes intersubjetivos los cuales son mediados por redimensionadas premisas culturales.
Así, la economía social adquiere la significación de herramienta para la derrota de la pobreza no sólo económica, sino también cultural, política, ideológica; para la revisión de las formas de vida y el rescate de concepciones de progreso, bienestar, desarrollo y progreso fundadas en la propia historia nacional. Es decir, la economía social se constituye en estrategia articuladora de la corriente emancipadora nacional y la concepción revolucionaria de un Estado que defiende la perspectiva local ante el avasallante imperio de lo global.
Un modelo económico de ese tipo, de carácter solidario y compromiso social, no sólo permite derrotar la pobreza cultural, política, educativa, de modos de vida y económica, sino que garantiza la inclusión de todos y todas los(as) venezolanos y venezolanas en la construcción de la patria Bolivariana. Por ello, se considera que las tareas de primer orden para el impulso de la economía social residen en la derrota de:
1. El determinismo capitalista neoliberal.
2. La visión reduccionista que limita las posibilidades de rompimiento con la economía global a la experiencia del llamado "socialismo real", que resultó incapaz de desarrollar todas las posibilidades del ideario socialista.
3. El desconocimiento de los saberes que emergen de las experiencias de distintas y variadas corrientes históricas por e cambio. Carácter nacional y popular de cualquier transformación
4. La conceptuación de pobreza limitada a la esfera económica.
5. La perspectiva tecnicista que desconoce el saber popular inherente a las formas de sobrevivencia social.
6. La aproximación histórica que pretende declarar la inamovilidad de las perspectivas disciplinarias, en especial la económica.
7. La concepción unidimensional de los procesos sociales que niega la especificidad del carácter nacional y local de la actual dinámica de cambios.
En oposición, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) enfatiza en la corresponsabilidad desde la localidad, la solidaridad desde lo federativo, la ayuda mutua desde marcos comunitarios y la cooperación centrada en el ser humano, como formas de construir la futurica social, el mañana.
El presente y las acciones que de él emanan están estrechamente relacionados a las metas que se aspiran alcanzar de manera compartida. Es decir, el futuro tiene una expresión permanente en el presente, lo cual implica una aproximación epistemológica a la realidad, vista ésta como un proceso integrado.
En consecuencia, se busca construir un modelo económico liberador y contra hegemónico desde el ahora, en sus formas, procedimientos, dinámicas y resultados parciales. Desde los referentes constitucionales se valora el modelo de economía que se relaciona a la construcción de una sociedad libre y con profundo arraigo local (identidad). Modelo que aspira desarrollar en cada uno de sus procesos, espacios para la liberación mediante la solidaridad, la cooperación, la ayuda mutua, el riesgo compartido y la corresponsabilidad. Una economía liberadora, una economía solidaria o social, se justifica en la medida que se vincula a un proyecto integral para la construcción de una sociedad libre. En consecuencia promueve en cada dinámica, actos de liberación, de rompimiento de la opresión.
Mientras la economía clásica ha resultado efectiva para promover un modelo de relaciones sociales opresoras; cómo alternativa liberadora, la CRBV (1999) promueve modelos de economía social, de economía solidaria, para y en libertad, fundamentadas en las formas de resistencia popular y social, es decir desde el concreto histórico-cultural-social.
La economía tiene un desarrollo emblemático en la dinámica espacial. La riqueza, el bienestar, el desarrollo y el progreso determinado por la acumulación de riquezas, bienes y servicios, suelen servir de sustento para acciones que colocan en primer orden la totalidad, despreciando lo pequeño, lo local, la realidad geocultural, haciendo aparecer el lugar como no representativo de lo total.
Las aspiraciones y expectativas del país nacional lucen, son representadas y aparecen, como simples condicionantes del desarrollo regional, estadal, local, comunitario y hasta personal. Se es mas desarrollado, más feliz, más triunfador, en la medida que se asuma para sí los valores y aspiraciones, parámetros y rituales de éxito que se han hegemonizado, definido e impulsado desde los espacios geográficos de mayor peso, los espacios geoculturales del poder.
En consecuencia, los Planes de Desarrollo Nacional suelen preceder a los Planes de Desarrollo Regional que deben sujetarse a las metas previstas por el primero. A su vez, los Planes de desarrollo estadal y local están sujetos las condicionantes nacionales. La totalidad, la nación es el espacio del logro. El triunfo de lo pequeño, de lo cotidiano, de lo inmediato está sujeto a su relación con las aspiraciones globales, que este caso se denomina nacionales. Se silencia el hecho que solo en lo concreto la totalidad se muestra en su pleno esplendor u oscuridad.
Por ejemplo, poco importa que explote una veta de fosfatos que puede contaminar un caserío, si su uso permite contar con mucho mas liquidez monetaria para el impulso del desarrollo estadal o nacional. A su vez, lo nacional es expresión del modelo de desarrollo y producción capitalista propia de la globalización económica y la mundialización cultural.
En oposición, la economía social promueve un desarrollo fundado en la localidad como totalidad, como expresión y punto de partida de la totalidad. Si un desarrollo local es exitoso, por las formas y procesos que le son propios y determinados por los ciudadanos que en él habitan, este éxito debe encontrar punto de contacto e impulso redimensionado en lo regional, lo nacional. En esa perspectiva, el éxito o derrota de la perspectiva individual y colectiva liberadora, condiciona y constituye el referente válido por excelencia, a partir del cual se valora el triunfo o el fracaso de una economía nacional.
Una educación distinta, que entienda el agotamiento del modelo económico clásico se centra en la integración holográmica de la praxis para y por el cambio. En esa dirección la práctica transformadora emerge como resultado de una educación para la resolución de problemas. Problemas a los cuales no se les teme, pero ante los cuales tampoco existe una receta única e inequívoca. Por el contrario, su abordaje es particular, específico y el método de resolución se basa en la perspectiva colectiva, en el diálogo de saberes, en la construcción compartida de alternativas.
Importancia de las cooperativas como modelo para el desarrollo endógeno
La construcción del Socialismo venezolano pasa por la actividad creadora y por plasmar el principio robinsoniano de inventar: es una invención del infinito poder creativo venezolano que, no por eso, deja de lado la esencia de lo que es el Socialismo. Hay quienes se están "coleando" en esta discusión proponiendo modelos socialdemócratas o modelos al estilo de los países nórdicos que para nada tiene que ver con el espíritu revolucionario y transformador que debemos reivindicar para el Socialismo venezolano.
En Venezuela, desde marzo del año 2004, se comenzaron a conformar los Núcleos de Desarrollo Endógeno, como una propuesta revolucionaria que busca incorporar a los excluidos a un nuevo modelo de desarrollo, partiendo de su entorno y de sus propias potencialidades y generando sus propias riquezas, desde adentro, con una visión de sustentabilidad y sin perder el sentido de globalidad. Se entiende que los núcleos son el primer eslabón de esa nueva dinámica territorial que, inspirada en el Plan de Desarrollo Económico y Social (2001-2007), apunta a la descentralización y a la desconcentración tanto de la población como de la riqueza y el desarrollo.
Pero los núcleos no sólo se concibieron como espacios para el desarrollo de un nuevo modelo económico. Los núcleos intentan ser espacios para la construcción de un nuevo tipo de sociedad, en la que los fines e intereses de sus integrantes (los lanceros) estén orientados a la búsqueda del bienestar común, más que a la acumulación de capital y al seguimiento de patrones del consumismo que impone el capitalismo. En los núcleos se comenzó a desarrollar un programa de formación que rebasaba lo meramente técnico para incorporar la formación sociopolítica, y el ejercicio dialéctico de la discusión, como forma de llegar a acuerdos. Incluso, dentro de la estructura organizativa y de coordinación de los Núcleos se incorporó la figura de un Coordinador Sociopolítico elegido directamente por los lanceros y como mecanismo de ejercicio de la Democracia Participativa.
También, producto de esa concepción de globalidad y de contextualización de los Núcleos en la realidad nacional, se incorporó a un Coordinador de Logística, miembro de la reserva, quien le daría la formación a los lanceros en cuanto a la autodefensa necesaria en el Núcleo, producto de esta situación conflictiva que vive el país contra el imperialismo.
Como se puede ver, los Núcleos de Desarrollo Endógeno no sólo consisten en la potenciación de las fuerzas propias, por dentro y desde adentro, o en el Desarrollo Local Sustentable y la Desconcentración Territorial. Los Núcleos cuando se miran en el marco de las propuestas de los Polos de Desarrollo Endógeno y los Ejes de Desarrollo Endógeno, constituyen el más grande esfuerzo de planificación participativa de la economía y del nuevo modelo de desarrollo que construye la Revolución Bolivariana. Ahora bien, ese esfuerzo de planificación, desde el Estado pero con la verdadera participación popular, es un nuevo enfoque en la definición del Socialismo. Se busca la socialización de los sistemas de producción, poniéndolos en manos de las cooperativas y otros modelos de organización popular, y el control de la economía por parte de un Estado Participativo, con miras a la eliminación de las clases sociales y la colectivización de la propiedad de los medios de producción.
Los Núcleos son entonces, la tarea más importante llevada a cabo por la Revolución Bolivariana hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Pero no ha sido la única tarea de la Revolución: las iniciativas de cogestión llevadas a cabo en algunas empresas (Invepal, Invetex, etc), la titánica lucha contra el latifundio, los esfuerzos en los programas sociales, y ahora la creación de las Empresas de Producción Social, son iniciativas que diversifican e intensifican las estrategias para llevar adelante el Socialismo. Englobando toda esta labor se encuentra la creación de la Misión Cultura, que tiene como finalidad, crear un nuevo modelo cultural que, sobre la base de valores como la igualdad, la cooperación, la inclusión, la solidaridad y la justicia, permita la construcción del Socialismo, atacando desde los patrones consumistas, pasando por el desarraigo y pérdida de nuestra identidad, hasta la visión de país subdesarrollado que tenemos. La Misión Cultura debe apuntar hacia el descubrimiento de que somos un pueblo heroico y transformador, un país único de libertadores, capaz de vencer ejércitos, libertar a nuestros vecinos e incluso rescatar nuestra Democracia cuando la misma ha sido secuestrada.
Si se comprende la importancia que tienen los Núcleos de Desarrollo Endógeno en la construcción del Socialismo del Siglo XXI, entonces debe comprenderse también, la extrema preocupación de quienes observan cómo algunos altos funcionarios que tienen que llevar adelante la tarea de la conformación y consolidación de los Núcleos, han optado por desviar la atención de todo el esfuerzo organizativo y financiero hacia el problema de las Cooperativas. Estas son importantes y, como forma de organización popular, las mismas están presentes en los Núcleos siendo una forma de incorporar a los excluidos en el desarrollo nacional. Pero, si se centra la atención y el esfuerzo de Gobierno en las Cooperativas y no en los Núcleos de Desarrollo Endógeno, estaremos ante un Gobierno asistencialista y preocupado por el desarrollo nacional, pero no ante un Gobierno Revolucionario. La Revolución y el Socialismo no admiten medias tintas, no se trata de hacer eficiente un Estado que la burocracia misma se lo come, se trata de transformar revolucionariamente y de raíz un Estado ineficiente y burocrático.
Para algunos altos funcionarios es más importante manejar cifras relacionadas con las Cooperativas pues estas son más alentadoras: actualmente se tienen alrededor de 8.000 cooperativas de lanceros en todo el país. Sin embargo, debemos afrontar la realidad, y si los números que tienen que ver con los Núcleos no son, por ahora alentadores se debe trabajar y profundizar el esfuerzo por crearlos y consolidarlos. Para la fecha se tienen alrededor de 125 Núcleos en el país, contados desde marzo del 2004, a pesar de que el Presidente exigió
tener mil nuevos Núcleos para este año. Esta cifra es verdaderamente preocupante y no debemos ocultarla, hablando sólo de cooperativas. Nadie ha dicho que esto es fácil, nadie dijo que la Revolución fuese algo sencillo, grandes revolucionarios han señalado muchas veces que lo más fácil de una Revolución es obtener el poder, pero la transformación de la sociedad es la que requiere multiplicar el trabajo y la imaginación.
Como revolucionarios, es importante que los venezolanos comprendamos la importancia y la urgente necesidad que existe de construir el Socialismo en Venezuela, y en ese sentido, los Núcleos de Desarrollo Endógeno son parte fundamental de este proceso. Es importante también, entender que esto requiere muchísimo trabajo, pero, ¿ante quién nos enfrentamos? es al imperialismo, al capitalismo salvaje y a ese modelo de dominación cultural que por siglos nos ha robado nuestras riquezas haciéndonos creer que somos incapaces e inferiores y por eso nuestro destino es ser pobres. El Socialismo en nuestra Revolución es la reivindicación del Hombre, es la lucha por la igualdad, es la eliminación de la pobreza y las injusticias, es pasar a la historia y a un recuerdo lejano el hambre y las necesidades. El Socialismo es posible en Venezuela, si somos sinceros y aceptamos las críticas constructivas que como estas se hacen, en función de hacerlo avanzar. Es momento de profundizar la Revolución!.
Las empresas a nivel nacional e internacional, en el ámbito público y privado, se encuentran en un proceso de cambio constante para garantizar su supervivencia y mantener o mejorar su posición competitiva. Venezuela no es la excepción y se ha encaminado en un proceso de cambio denominado desarrollo endógeno el cual pretende incorporar a los procesos económicos y generadores de riqueza a grandes contingentes de recursos humanos que aun están sin participar.
El desarrollo endógeno visto como proceso de cambio, busca potenciar las fuerzas internas del país, combinando la inercia económica capitalista con principios de economía social para disminuir las barreras a la entrada (inclusión) de aquellas franjas de la sociedad, las cuales, por efectos del mismo modelo no tenían posibilidades de acceso rápido a los procesos económicos y de agregación de valor.
Está claro que en nuestro país se presentan desequilibrios importantes en cuanto a la distribución del bienestar, y que los caminos que se han intentado en el pasado para compensarlo no han sido exitosos en cuanto a los resultados (actualmente: clase D 23% y E 58% de nuestra población). Por eso es necesario un proceso de transformación que vaya más allá de lo económico y cubra aspectos culturales y sociales que sirvan para realimentar lo económico.
Es difícil lograr la inserción de una capa tan fuerte de nuestra sociedad sin producir traumas y enfrentar conflictos con el modelo establecido; es difícil lograr nuevas relaciones de equilibrio productivo sin afectar la producción y la productividad. Esto es así, pues los procesos de cambio tienen fases que cumplir y serán exitosos solo en la medida en que propongan un futuro mejor, y que sean capaces de lograrlo; de otra forma la sociedad en su conjunto buscará un camino para satisfacer las necesidades de un país que se busca a si mismo y explora todas las posibilidades para encontrarse.
El desarrollo endógeno va de abajo hacia arriba (bottom up), mientras que el enfoque tradicional es desde arriba hacia abajo (top down). Esta consideración tiene una connotación importante de complementariedad, que puede visualizarse gráficamente con una pirámide cuya parte superior ya está desarrollada (aunque requiere de grandes mejoras e inversiones) y la mitad de abajo es la que debe incorporarse mediante los diferentes impulsores que se están desplegando.
Al ser de abajo hacia arriba y tener como objetivo alcanzar la mitad de la pirámide para complementarse con el resto de la economía (cadenas productivas y clusters o polos de desarrollo) los objetivos parecen mas posibles y cuantificables. La base está constituida por las comunidades y sus potencialidades geográficas, de conocimiento y capacitación, de apoyo financiero, y de ventajas comparativas (y como convertirlas en competitivas), en un ambiente inclusivo de amplia participación social.
Si bien el desarrollo endógeno presenta varios ángulos (economía popular, polos de desarrollo / desconcentración territorial, inclusión y contraloría social, entre otros) en este artículo me referiré a la relación entre el desarrollo endógeno y la cogestión, siendo esta última, solo una de las opciones de organización participativa. La cual, por cierto tiene que ver con empresas establecidas, ya sea que estén activas, o inactivas con posibilidades de reactivación. Menciono esto, pues los nuevos emprendimientos van a tener un perfil mas cooperativista que cogestionarlo. En definitiva, la cogestión va a tener que ver con empleo ya existente, y con activos sub-utilizados, y cuál es su rol en la estrategia de desarrollo endógeno.
Los primeros pasos del proceso de transformación ya se han dado con la incorporación de los trabajadores en la gestión empresarial a través de los diferentes esfuerzos en marcha, haciendo con ello viable la cogestión o participación activa y protagónica de los trabajadores en la administración de los recursos. Sin perder de vista que requiere de una gran inversión tanto monetaria como de tiempo y que suele demorar (como todo proceso de cambio cultural) tiempos inusualmente largos comparado con otros procesos de transformación empresarial. Cada empresa debe tener claras sus prioridades y la manera en que las cosas deben ser hechas: no hay una fórmula única para todas las empresas.
La cogestión requiere que todos los estratos con competencia en la toma de decisiones tengan un entendimiento común de qué es lo que se quiere lograr; dónde están ahora con respecto al logro esperado; y qué deben hacer para cerrar la brecha (gap) entre las expectativas y los logros. La cogestión es sólo verdadera cuando una parte no puede actuar sin la otra, lo cual no significa que la cuota de poder sea necesariamente equivalente entre el empleador y el trabajador. Para transformar una empresa, deben considerarse ocho aspectos (articuladores direccionales), los cuales a través de una dinámica de transformación lograrán, con el menor trauma y conflictividad posibles, llevarla hacia el nuevo modelo:
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Autor:
Aljorna Carmen
Ávila Dilia
Lima Eunice
Pérez Rosa
Prof. Vladimir Marco
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD "RÓMULO GALLEGOS"
Área de Postgrado
San Juan de los Morros – Estado Guárico
Maestría en Educación Superior: Mención Desarrollo Comunitario
Economía Social y Participativa
El Consejo, Agosto 2009
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