Descargar

Alemania ayer y hoy (página 4)

Enviado por EDUARDO LUIS HAIEK


Partes: 1, 2, 3, 4, 5

 

CIUDADANOS ILUSTRES:

  • Johann Sebastián Bach, compositor y organista nacido en el Estado de Turingia nacido en 1.685, ingresó en 1.703 a la orquesta de cámara del príncipe de Weimar como violinista, aunque permaneció allí menos de un año. Regresó en 1.708, esta vez como organista y violinista de la corte del duque, para permanecer en la ciudad casi diez años.
  • Johann Wolfgang Goethe, gran escritor alemán, fue convocado en 1.775 por el heredero del Ducado de Sajonia-Weimar para vivir y trabajar en esta ciudad. Goethe aceptó la invitación y vivió en Weimar hasta su muerte (1.832), salvo dos años que pasó en Italia (1.786-1.788).    
  • Johann Gottfried von Herder, filósofo y crítico literario alemán, llegó a Weimar en 1.776 gracias a Goethe, quien le consiguió un cargo en el gobierno, y murió aquí en 1.803.
  • Franz Liszt, compositor y pianista húngaro, fue director musical en la corte ducal de Weimar entre 1.848 y 1.861. 
  • Friedrich Nietzsche, filósofo vitalista alemán, murió en esta ciudad en el año 1.900.
  • Friedrich Schiller, escritor, historiador y filósofo, se estableció de modo permanente en la ciudad en 1.799 y permaneció aquí hasta su muerte (1.805).

LOS NACIONALISTAS DE WEIMAR

Bajo la república de Weimar, muchos intelectuales reflexionaron sobre el devenir de Alemania. La mayoría eran nacionalistas conocidos como Oswald Spengler y Arthur Moeller van den Bruck. También hay que recordar las ideas de W. Rathenau o T. Mann.

W. Rathenau, quería una revolución orgánica y justa, era necesario que la élite tradicional desapareciese y fuese sustituida por una élite fundada en la ciencia. Deseaba la creación de un Volksstaat, que sería un estado adaptado a las necesidades del pueblo, y se enfrentó a la "plutocracia capitalista" y al proletariado, al individualismo exacerbado y a la democracia accidental. 

El deseaba un Estado corporativo que hiciese de todos los alemanes, trabajadores iguales, clasificados por categorías profesionales, por corporación: el Stand.

T. Mann, criticó la sociedad alemana tradicional, rechazó la burguesía tecnocrática y especializada y casi echaba de menos las épocas en que la nobleza dominaba. Se sentía profundamente europeo y pensaba que Alemania pertenecía al mundo occidental; pero, en los años 1.920 a 1.930, criticó la Francia aburguesada y la Inglaterra imperialista. Alemania tenía como misión reespiritualizar el mundo, y ya que, desde la guerra de los Treinta Años, no había burguesía alemana, era necesario socializar el Estado y la sociedad, construir un Estado con un comunismo jerarquizado y, mediante la economía dirigida, integrar la clase obrera en la Nación. El pensamiento de Mann conducía a restablecer el Obrigkeisstat, modernizándolo, es decir, una forma de despotismo ilustrado en el que se buscaría el equilibrio económico; en otras palabras, Thomas Mann casi preconizaba el retorno a un Estado totalitario.

LOS ESPARTAQUISTAS

Grupo de socialistas revolucionarios alemanes, formado en 1.916, cuyos principales dirigentes eran Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht.

En un principio, fue una corriente izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), a cuyos líderes criticaron los espartaquistas por apoyar la política alemana que condujo a la I Guerra Mundial. Consideraban que dicho apoyo a la guerra era una traición al socialismo y a las revoluciones pacifistas de la II Internacional. Cuando estalló la I Guerra Mundial, formaron una facción revolucionaria dentro del SPD conocida como el grupo de los espartaquistas, este abogaba por la acción conjunta de los trabajadores de los países en guerra para poner término a la lucha y derrocar al sistema capitalista. Recibieron el nombre de espartaquistas cuando Liebknecht firmó una serie de artículos contrarios a la guerra con el seudónimo de Espartaco (Nombre del líder de una famosa rebelión de esclavos que tuvo lugar en la antigua Roma). En 1.917, el ala izquierda del SPD fundó el Partido Socialdemócrata Alemán Independiente (USPD), del cual también se separaron los espartaquistas, después de protagonizar la revolución de octubre de 1.918, que, junto con la abdicación del emperador Guillermo II, contribuyó a la extinción del II Imperio (o Reich) Alemán.

Después del establecimiento de la República de Weimar en noviembre de 1.918, con Friedrich Ebert, líder moderado del SPD, los espartaquistas permanecieron fuera del nuevo gobierno. Siguieron una política de oposición violenta, y durante un encuentro celebrado entre el 30 de diciembre de 1.918 y el 1 de enero de 1.919, los espartaquistas se convirtieron en el Partido Comunista Alemán (KPD).

LOS IMPULSORES DEL MOVIMIENTO

ROSA LUXEMBURG (1.871-1.919), Política alemana que desempeñó un importante papel en el movimiento socialista revolucionario de los primeros años del siglo XX. De nacionalidad polaca, de Zamosc (perteneciente a Rusia en esa época) de familia judía, estudió en Varsovia, en donde comenzó a frecuentar asociaciones políticas.

Estudió Ciencias Naturales y Economía Política en la Universidad de Zurich, donde escribió su tesis doctoral titulada "El Desarrollo Industrial de Polonia".

Emigró a Alemania en 1.898, centro del movimiento obrero internacional, donde la revolución era, sino probable, al menos posible y obtuvo la nacionalidad de ese país al contraer matrimonio con un alemán, se afilió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), la organización más importante del socialismo internacional, a partir de 1.904, cuando se le acusa de insultar a Guillermo II por decir que él:

"No tiene ni idea de cómo viven los obreros"

Ella inicia un sostenido tour por prisiones alemanas y polacas, de hecho, vivió la mayor parte de la I Guerra Mundial "a la sombra". Cuando estalló la Revolución Rusa de 1.905, Luxemburg se trasladó a Varsovia para participar en la lucha, pero también fue detenida.

En 1.914, Rosa trata en vano de que los socialistas europeos boicoteen la guerra, sólo logra caer presa. Desilusionada de su partido, forma más tarde el grupo Spartakus, el mismo que encabezaría la Comuna de 1.919, Rosa aborrecía el reformismo que se impuso en el SPD y se negaba a aceptar que los obreros pusieran el nacionalismo por encima de la solidaridad de clase.

Admiraba a Lenin, pero consideraba que "la revolución proletaria no necesita el terror y abomina el asesinato". Pese a mostrarse reacia, tomó parte en el fallido levantamiento espartaquista del 15 de enero de 1.919, ese mismo día es detenida por oficiales alemanes, quienes la ejecutan sin más, arrojándola luego a las cenagosas aguas del canal Landwehr. Un diario berlinés tituló al día siguiente: "Rosa Luxemburg muerta a manos de las masas".

"La lucha partidaria no es para alguien de tu carácter… Es una vida que exige suprimir todo lo que hay de bueno y noble en el hombre".

KARL LIEBKNECHT (1.871-1.919), Uno de los fundadores del SPD alemán, nació en Leipzig en 1.871 y creció en un ambiente de orientación socialista (su padre, William Liebknecht, era un conocido dirigente socialista). Estudió derecho y desde muy joven abordó el activismo político, que NO tardo en llevarlo a prisión en 1.907 por unos escritos, criticando al militarismo alemán. Elegido diputado en la Cámara Prusiana (1.908) y en el Reichstag (1.912), pronto se distinguió por una oposición frontal al belicismo alemán de la I Guerra Mundial, posición en la que coincidió con su compañera de filas socialdemócratas Rosa Luxemburg. Con ella formó una facción radical en el seno del partido (espartaquismo), que más tarde derivó en el KPD, fue expulsado del partido socialdemócrata en 1.916, sus ideas antibelicistas provocaron su condena nuevamente hasta 1.918.

Tras la proclamación de la efímera República de Weimar, se enfrentó al gabinete socialdemócrata moderado de Friedrich Ebert y encabezó la insurrección de ultra izquierda el 15 de enero de 1.919, durante esta revuelta fue detenido y ejecutado.

MATTHIAS ERZBERGER (1.875 – 1.921), alemán. Su defensa de la paz y oposición al belicismo del Káiser le valió el sobrenombre de "El Opuesto". Fue un gran orador, como demostró en el Reichstang y desempeñó varios cargos políticos alcanzando la vicepresidencia en 1.919, dos años después era asesinado por miembros del antiguo ejército Imperial.

EL ALZAMIENTO ESPARTAQUISTA

CONSECUENCIAS

MEDIDAS ECONÓMICAS. El coste de la guerra se estimó en torno a los 180.000-230.000 millones de dólares (a valores de 1.914), y el de los daños causados por las destrucciones, en torno a otros 150.000 millones. Las devastaciones de, edificios, campos, minas, ganado, puentes, ferrocarriles, fábricas, maquinaria, carreteras y barcos, fueron incalculables, sobre todo en las zonas más directamente afectadas por los combates, esto es, el norte de Francia, Bélgica, la Europa del este y la región fronteriza entre Italia y Austria.

Sólo en Francia quedaron destruidos unos 5.000 kilómetros de vías férreas y unos 300.000 edificios. Las minas del norte, en la región de Calais, quedaron anegadas, la guerra, además, había trastocado toda la economía mundial, el comercio internacional y las inversiones en el exterior de los principales países europeos quedaron prácticamente interrumpidos entre 1.914 y 1.918, NO así, Estados Unidos y en menor medida Japón, de esa manera se hicieron con buena parte de los mercados antes controlados por Gran Bretaña, Francia y Alemania.

La marina mercante norteamericana creció espectacularmente, Londres vio su posición como centro financiero amenazada por la huida del dinero a Nueva York y Suiza. En muchos países neutrales, por ejemplo, los países iberoamericanos, España, Holanda, los países escandinavos y Suiza, la substitución de importaciones dio lugar a procesos más o menos consistentes de expansión (o reconversión) industrial, la demanda de materias primas y alimentos como, el trigo, azúcar, caucho, madera, café, maíz, aceite, impulsó la producción agrícola de los países centro y sudamericanos, asiáticos, africanos e incluso de Estados Unidos.

Los países beligerantes habían tenido, además, que hacer frente a un doble problema:

  1. El aumento extraordinario de los gastos militares.
  2. La necesidad de controlar y regular la propia economía nacional para su transformación para la guerra (fabricación de armamento y munición, y de todo tipo de material de campaña: alambradas, vehículos, alimentos, combustibles, medicinas, vendajes, uniformes, calzado, prendas de abrigo, herramientas, etcétera).

De una parte, las economías europeas habían recurrido a préstamos cuantiosos y a otras formas de financiación (emisión de deuda, aumentos de la circulación monetaria, bonos del tesoro…)

Estados Unidos pasó a ser el principal acreedor del mundo y de otra parte, los gobiernos impusieron desde 1.914 fuertes controles sobre sus respectivas economías.

En Gran Bretaña, por ejemplo, el gobierno nacionalizó temporalmente los ferrocarriles, minas de carbón y marina mercante, el ministro de Armamento, Lloyd George, en 1.916 puso en marcha 73 factorías para la producción de munición (que eran 218 en 1.918), incorporando a ellas a miles de mujeres y como jefe del gobierno desde diciembre de 1.916, el mismo Lloyd George creó un gabinete de guerra, los ministerios de Trabajo, Alimentación, Navegación, Pensiones y un Departamento para la Producción de Alimentos. En 1.918, su gobierno impuso el racionamiento del consumo de carne, azúcar, mantequilla y huevos, nacionalizó las fábricas de harina y se apropió de unos 5 millones de hectáreas de tierras no cultivadas. El presupuesto británico de gastos pasó de unos 200 millones de libras en 1.913 a 2.579 millones en 1.918.

En Alemania, la evolución hacia una economía de guerra planificada había sido aún más decidida, y comenzó casi desde el primer momento. Primero, porque los militares temieron que los recursos propios pudieran no ser suficientes en caso de guerra prolongada; y luego, porque lo impuso la misma necesidad de resistir ante el bloqueo británico. El modelo fue el Departamento de Materias Primas creado en agosto de 1.914 dentro del Ministerio de la Guerra, bajo la responsabilidad del director de la empresa eléctrica AEG, Walther Rathenau (1.867-1.922), miembro además de una prestigiosa familia de industriales judíos: todas las minas y factorías del país fueron integradas en varias "compañías de industrias de guerra" que, aun dirigidas por los propios industriales, pasaron a trabajar en exclusividad para el Estado mediante contratos especiales y de acuerdo con los objetivos de producción señalados por el gobierno.

Éste fijó precios máximos para alimentos y vestidos, en enero de 1.915, decretó el racionamiento del pan (y luego, el de todos los alimentos) y finalmente, integró toda la producción agraria e industrial relacionada con los cereales y la alimentación en una Oficina Imperial que controló y reguló el abastecimiento.

LA POLÍTICA ECONÓMICA EXTERIOR. El comercio exterior quedó igualmente bajo control del Estado tras la constitución de la Compañía Central de Compras, a finales de 1.916, esta fue la compañía comercial más grande del mundo, que se encargó de las exportaciones e importaciones con los países neutrales, el gobierno construyó, además, fábricas propias, por ejemplo, de nitratos y estimuló con notable éxito la investigación para la producción sintética de productos esenciales (aluminio, celulosa, caucho, lubricantes y fertilizantes) previamente elaborados con materias primas de importación. El efecto que todos aquellos cambios tendrían sobre las economías de posguerra fue enorme, todas ellas tuvieron que hacer frente NO sólo a la reconstrucción y reabsorción de ex-combatientes y al sostenimiento de viudas, huérfanos y mutilados, sino además a fuertes procesos inflacionarios y elevadísimos endeudamientos exteriores.

El índice de precios de Gran Bretaña pasó de 100 en 1.913 a 229 en 1.918 y 351 en 1.920; en Francia, de 100 en 1.913 a 339 en 1.918 y 509 en 1.920; en Alemania, a 217 y 1.486, respectivamente, en los mismos años.

La inflación fue igualmente alta en Bélgica, Holanda y los países escandinavos, y altísima en Austria, Hungría y en general, en los nuevos países del este de Europa. En Italia, que durante la guerra hizo también un excepcional esfuerzo en la construcción de armamentos y vehículos "gracias a la labor de coordinación del general Dallolio", el índice de precios se elevó de 100 en 1.913 a 412,9 en 1.918; la deuda nacional se multiplicó en el mismo tiempo por cinco, la inflación y la inestabilidad monetaria tuvieron en todas partes el mismo efecto: pérdida del valor adquisitivo de los salarios y hundimiento de rentas fijas y del ahorro, prácticamente, ningún país pudo recobrar el ritmo de actividad económica anterior a la guerra hasta 1.923 (y Alemania, abrumada por el pago de reparaciones hasta después de ese año), a pesar de que la normalización del comercio internacional y la devolución al sector privado y al mercado de industrias y servicios estatizados durante el conflicto permitieron en algunos países una apreciable recuperación de la producción y del trabajo ya en los años 1.919 y 1.920 (pero que a su vez incidió negativamente en países neutrales como España y como algunos países iberoamericanos que no supieron capitalizar los enormes beneficios que habían obtenido durante la guerra).

Reconstrucciones, inflación, deuda exterior, inestabilidad monetaria, pues durante la guerra la mayoría de los países había renunciado al patrón oro, reajustes económicos, y en los casos alemán, austriaco, húngaro y búlgaro, las "reparaciones" de guerra configuraron una situación económica internacional excepcionalmente vulnerable. La crisis comenzó a manifestarse en 1.920 en Estados Unidos, aumento de stocks, caídas de precios, lo que hizo que sus bancos optaran por políticas monetarias extraordinariamente restrictivas, deflacionistas (para sostener la moneda), y que el gobierno recurriese con el arancel de 1.922 a la protección arancelaria para frenar las importaciones. Las repercusiones se harían notar en 1.921 en todo el mundo. Excepción hecha de los países sometidos a procesos inflacionistas galopantes o con hiperinflación, esto es, la Europa central y oriental, todas las economías recurrieron a políticas deflacionistas (encarecimiento del dinero, restablecimiento del patrón oro, reducción del gasto público, equilibrios presupuestarios, reducciones salariales) y a medidas fuertemente proteccionistas para sus respectivas industrias y agriculturas: algunas lo hicieron incluso antes que Estados Unidos. A mediano plazo ello permitió restablecer la estabilidad económica, sobre todo, desde que en 1.924 se solucionó el problema hiperinflacionista alemán, y en definitiva se propició así la relativa prosperidad que la economía mundial experimentó entre 1.924 y 1.929, pero a corto plazo, en 1.921-23, deflación y proteccionismo provocaron una aguda recesión económica y un fuerte aumento del desempleo.

SOCIALES Y ECONÓMICAS. En Gran Bretaña, el paro se elevó del 2,4 por 100 de la población activa en 1.920 al 14,8 por 100 en 1.921 (unos 2 millones de parados) y prácticamente se mantuvo en porcentajes del 7-10 por 100 a lo largo de toda la década.

En Francia, la cifra de parados alcanzaba en abril de 1.921 el medio millón de trabajadores; en Italia, subía de 388.000 en julio de 1.921 a 606.000 en enero de 1.922. Consecuencia de todo ello sería la intensa agitación laboral que toda Europa y Estados Unidos conocieron en los años 1.919-22, que hizo pensar que el mundo occidental estaba abocado a una situación revolucionaria (a lo que contribuyeron desde luego el ejemplo de la revolución rusa y la creación en toda Europa de partidos comunistas alineados con las posiciones del nuevo régimen soviético).

En Estados Unidos, por ejemplo, se habló de "pánico rojo" ante las amplias y muy duras huelgas que sacudieron el sector del acero en los años 1.919 y 1.920. En Francia, el número de jornadas perdidas en conflictos laborales pasó de 980.000 en 1.918 a 15.478.000 en 1.919 y a 23.112.000 en 1.920.

En Italia, de 912.000 (1.918) a 22.325.000 (1.919) y 30.569.000 (1.920); en Gran Bretaña, de 5.875.000 (1.918) a 34.969.000 (1.919) y 26.568.000(1.920). El caso fue similar en Alemania, Suecia, Noruega, Holanda y España. Del 5 al 11 de enero de 1.919, los espartaquistas -que con otros grupos de extrema izquierda habían formado en diciembre de 1.918 el Partido Comunista de Alemania (KPD)- desencadenaron en Berlín una insurrección armada, la llamada semana roja, un intento de capitalizar el descontento social y desbordar el proceso democrático iniciado el 10 de noviembre del año anterior, para tomar el poder e implantar un régimen revolucionario basado en los consejos obreros surgidos en las jornadas finales de la guerra. En Munich, el asesinato el día 21 de febrero de 1.919 por grupos de la ultraderecha del dirigente de la autoproclamada República de Baviera Kurt Eisner provocó, ya en abril, un nuevo estallido revolucionario.

En Gran Bretaña, el partido laborista, cuyo programa incluía un amplio abanico de nacionalizaciones (tierra, electricidad, minas, ferrocarriles), emergió en las elecciones de 1.918 como el segundo partido del país, con el 22,2 por 100 de los votos. Además, en 1.919 y 1.920, se registraron graves y violentas huelgas de ferroviarios, mineros, metalúrgicos y estibadores de los puertos (y hasta de la policía). En septiembre de 1.919, por ejemplo, se declaró la huelga nacional de ferroviarios contra las medidas de recortes presupuestarios aprobadas por el gobierno; en octubre-noviembre de 1.920, la huelga general minera contra la reprivatización de las minas.

En Francia, hubo graves incidentes en París durante la manifestación del 1 de mayo de 1.919; y luego, en junio, una violenta huelga de metalúrgicos del cinturón rojo de la capital. En 1.920, las huelgas se extendieron a los ferrocarriles, las minas, los puertos y la construcción. La CGT, la gran sindical del país, lanzó a partir del 8 de mayo una serie de huelgas coordinadas para preparar una huelga general en solidaridad con los ferroviarios.

La amenaza revolucionaria fue menor de lo que se pensó. Francia, por ejemplo, seguía siendo un país agrario y conservador, de pequeños y medianos propietarios de la tierra: en 1.939, aunque otra cosa hicieran pensar París y la Costa Azul, el 55 por 100 de la población seguía viviendo en localidades de menos de 4.000 habitantes. Las elecciones de noviembre de 1.919 supusieron un aplastante triunfo (419 escaños de un total de 614) del Bloque nacional republicano, una coalición de la derecha, el centro y algunos radicales aglutinada en torno a Millerand y Clemenceau.

La huelga general de mayo de 1.920 antes mencionada terminó el día 28 con la total derrota de los sindicatos. La escisión comunista que se consumó en el congreso socialista de Tours de diciembre de 1.920 dividió al movimiento obrero y sindical. En Alemania, las insurrecciones revolucionarias de Berlín y Munich de 1.919 -que dejaron un balance de varios miles de muertos, entre ellos Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, asesinados en Berlín por grupos paramilitares- sólo sirvieron para echar al gobierno de Ebert en brazos del antiguo ejército imperial, lo que iba a condicionar todo el futuro de la nueva República alemana. La línea insurreccional fue un grave error. Los espartaquistas sólo tenían el apoyo de una minoría de trabajadores. La mayoría de los sindicatos apoyó de forma explícita al gobierno.

Las elecciones de 19 de enero de 1.919, celebradas días después de la "semana roja" berlinesa, indicaron claramente que, pese a la crisis social, Alemania era un país políticamente moderado. Los social-demócratas (SPD) de Ebert, Scheidemann y Noske -ministro del Interior y responsable del aplastamiento de los conatos insurrecciónales- lograron 165 escaños y el 37,9 por 100 de los votos; el partido demócrata de Walther Rathenau, un partido de centro-izquierda, 75 y 18,6 respectivamente. El partido más cercano a la extrema izquierda, el socialista independiente (USPD), logró sólo 22 diputados y el 7,8 por 100 de los votos, menos incluso que el principal partido de la derecha, el partido nacional-alemán.

En Italia, las ocupaciones de fábricas del verano de 1.920 fueron en realidad, contra lo que pudo pensarse, una especie de anti-climax revolucionario. El jefe del Gobierno, una vez más , ni siquiera interrumpió sus vacaciones: solucionó el problema ofreciendo a los trabajadores aumentos salariales y el reconocimiento del poder sindical en las fábricas, medida que, además, ni siquiera llegó a ser aprobada por el Parlamento. Los trabajadores pusieron fin pacíficamente a sus acciones; el movimiento terminó con la decepción de las expectativas revolucionarias y entre agrias recriminaciones entre sus líderes.

Como en Francia, el movimiento obrero y socialista se dividió por la escisión comunista, que se produjo en el congreso de Livorno de enero de 1.921 encabezada por un grupo de jóvenes intelectuales de talento, como Antonio Gramsci (1.891-1.937), un joven sardo educado en Turín, donde en 1.919 había creado el semanario L´Ordine Nuovo desde cuyas páginas defendió la creación de un nuevo movimiento obrero basado en comités y consejos de fábrica bajo la dirección de un partido disciplinado y revolucionario. Pero, además, el Partido Socialista Italiano, primer partido de Italia tras las elecciones de 1.919 (con 156 diputados y el 32,4 por 100 de los votos), estaba moralmente roto por las insalvables diferencias entre el "ala reformista", dirigida por Turati, que controlaba el grupo parlamentario y la CGL, y el ala encabezada por Giacinto Serrati. Todo ello hizo del PSI, no obstante sus numerosos diputados, una fuerza desorientada e inoperante.

También en Gran Bretaña -donde en 1.920 se creó un minúsculo Partido Comunista que logró un diputado en las elecciones de 1.921 y donde en el interior del laborismo y de los sindicatos habían cristalizado corrientes radicales abiertamente simpatizantes con la revolución soviética- las huelgas de 1.919-20 terminaron con la derrota de los trabajadores. Así, los esfuerzos que los dirigentes mineros hicieron en la primavera de 1.921 para arrastrar a los otros grandes sindicatos del país (ferroviarios, metalúrgicos, transporte) a una prueba de fuerza con el Gobierno y los empresarios contra las reducciones salariales y los despidos, fracasaron. Cuando el 15 de abril llamaron a la huelga, los mineros se quedaron solos: aquel día fue el "viernes negro" en la historia obrera británica.

Además, la crisis de 1.921 puso a todas las organizaciones obreras europeas a la defensiva. Para defender el empleo, los sindicatos tuvieron que aceptar fuertes reducciones salariales prácticamente en todas partes (en Italia, del orden del 25 por 100) y seguir políticas de negociación y entendimiento con los empresarios. Las huelgas disminuyeron de forma espectacular. En Gran Bretaña, bajaron de un total de 1.607 en 1.920 a 763 en 1.921 y 576 en 1.922; la afiliación a la TUC, la confederación de sindicatos, que había alcanzado los 8.348.000 miembros en 1.920, se redujo a 5.625.000 en 1.922. En Italia, sólo en el primer trimestre de 1.921 el número de huelguistas y de jornadas de trabajo perdidas por huelgas disminuyó en casi un 80 por 100 respecto al año anterior. La afiliación a la CGT francesa bajó de 2 millones (1.920) a 600.000 (1.922).

Con todo, las consecuencias económicas de la guerra y la agitación laboral de la posguerra (cualquiera que fuese su significación revolucionaria) transformaron la política y aun la naturaleza del Estado. La situación provocó, de una parte, un reforzamiento notabilísimo de la responsabilidad económica de los poderes públicos; de otra, sensibilizó a gobiernos y sociedad en general en torno a los problemas sociales.

A partir de la I Guerra Mundial los gobiernos asumirían la responsabilidad de la prosperidad económica, del empleo y de la seguridad social. La jornada laboral de 8 horas fue acordada en numerosísimos países en 1.919. En la conferencia de París que puso fin a la guerra, se acordó la creación de la Organización Internacional del Trabajo (dentro de la Sociedad de Naciones), como una especie de asamblea internacional de los sindicatos que fuese elaborando la legislación social que habrían de aprobar los respectivos gobiernos. En cualquier caso, la doble idea de que la economía debía ser planificada de alguna forma y de que el libre juego de las fuerzas económicas resultaba inoperante para combatir las desigualdades económicas impregnó profundamente la conciencia pública. En 1.928, el nuevo país revolucionario salido de la guerra, la Unión Soviética, aprobaría el primero de sus planes quinquenales. En Alemania, nace el Tercer Reich

En 1.936, el economista de Cambridge, Keynes, publicaría la Teoría general del empleo, el interés y el dinero que precisaba cuáles debían ser los instrumentos de los gobiernos para asegurar la estabilidad económica y el empleo. Ni la economía, ni la extensión ni los fines del gobierno volvieron a ser los mismos.

TERCER REICH

El tercer Reich fue el de la Alemania nazi, el cual duró 12 años, desde 1.933 hasta 1.945.

LA ACCIÓN POLÍTICA. La adversidad económica debido tanto a las condiciones de la paz como a la gran depresión mundial, es marcada como una explicación de por qué los partidos antidemocráticos, tanto del Ala Derecha como del Ala Izquierda, fueron ampliamente apoyados por los líderes de opinión y votantes alemanes. En las elecciones extraordinarias de julio y noviembre de 1.932, los nazis obtuvieron 37,2% y 33,0% de los votos respectivamente. El 30 de enero de 1.933, Adolf Hitler fue nombrado jefe de gobierno.

Cuando Hitler accedió al poder en 1.933 se produjo una nueva situación: los interlocutores de los austriacos partidarios de la incorporación no eran ya los políticos de la Weimar, sino la Alemania de Hitler. El 12 de febrero de 1.938, Hitler se entrevista con el canciller austriaco, von Schuschnigg, en Berchtesgaden. El 9 de marzo, von Schuschnigg da a conocer en Innsbruck la convocatoria de un referéndum bajo la consigna: "Por una Austria libre, alemana, independiente, social, cristiana y unida". Aunque Hitler tenía muy claras las acciones a emprender con respecto a la cuestión austriaca, no pudo evitar sentir miedo en el último momento y lanzó una ofensiva diplomática.

LO GEOPOLÍTICO. El 10 de marzo Hitler envía a von Hessen, provisto de una carta, a Mussolini, en ella le exponía sus intenciones con respecto a Austria pidiéndole *suplicándole* que fuese comprensivo, al tiempo Göring prometía al representante checoslovaco, Mastny, que Alemania no emprendería ninguna acción armada contra la autonomía de su país. El ministro de Asuntos Exteriores, Ribbentrop, fue enviado a Londres para apaciguar al premier británico, Chamberlain, y al nuevo ministro de Asuntos Exteriores, lord Halifax. Con Francia no se tomaron especiales precauciones pues el país estaba de nuevo sin gobierno, el 11 de marzo, von Schuschnigg aplaza el referéndum y da a conocer su dimisión. El ministro austriaco del interior, Seyss-Inquart (nacionalsocialista) remite un telegrama a Hitler con el ruego de que envíe tropas.

El 12 de marzo las tropas alemanas cruzaban la frontera austriaca y se forma un gobierno nacionalsocialista bajo la presidencia de Seyss-Inquart, Checoslovaquia no formuló protesta alguna, Mussolini aceptaba amistosamente el nuevo estado de las cosas y enviaba a Hitler "saludos cordiales", Gran Bretaña se limitó a formular una protesta diplomática sin trascendencia real, de esta manera, el 13 de marzo de 1.938 se aprueba una Ley sobre la integración de Austria en el Reich alemán, el Anschluss consumaba así la aspiración de una Gran Alemania.

Resuelta la cuestión de Austria el objetivo más inmediato de Hitler era ahora el territorio checoslovaco de los Sudetes. Tras el colapso del Imperio Austro-Húngaro en 1.918 se formó un nuevo Estado en el centro de Europa: la República de Checoslovaquia. En ella convivían checos, eslovacos, polacos, húngaros, rutenos y algo más de tres millones de alemanes en los Sudetes. El SdP (Partido de los Sudetes Alemanes), financiado por Hitler y dependiente de Berlín comienza a reivindicar la autonomía de los Sudetes. Esta postura se va radicalizando hasta pedir abiertamente la unión con Alemania.

El 28 de Marzo, en Berlín, a puerta cerrada, Henlein, líder del SDP negocia con Hitler, Hess y Ribbentrop durante tres horas, Hitler expone a Henlein el programa: el SDP debe plantear exigencias inadmisibles para el gobierno checo, el verdadero objetivo de Hitler está decidido desde el 5 de noviembre de 1.937: acabar con Checoslovaquia e integrar a su pueblo en el Reich Alemán. El 21 de abril de 1.938, seis semanas después de que Göring diera su palabra de honor a Mastny, Hitler discutía con Keitel el "Plan Grün", nombre cifrado para una operación de efecto rápido contra Checoslovaquia.

El 12 de junio Hess proclama en una gran concentración celebrada en Stettin que: "Checoslovaquia, que debe su existencia a la trampa del Tratado de Versalles, se ha convertido en un foco peligroso para la paz en Europa". La opinión pública francesa es cada vez más afín a los intereses alemanes. "No se pueden sacrificar 10 millones de seres humanos en una guerra para luego prohibir a 3 millones de alemanes que se unan a su país", afirmó Bonnet, ministro francés de asuntos Exteriores. En los Sudetes estalla un alzamiento, el Gobierno de Praga proclama el estado de excepción y envía tropas, el primer ministro francés, Daladier, insta a Chamberlain a que se ponga de acuerdo con Hitler.

Incitada por Berlín, Polonia pedía el 21 de septiembre un referéndum en la parte de Checoslovaquia habitada por la importante minoría polaca, las tropas polacas se concentraron en la frontera. Hungría a su vez envió tropas a la frontera con Checoslovaquia. En toda Europa se palpaba una enorme inquietud. El 22 de septiembre Hitler se reúne con Chamberlain y presenta un ultimatum: "Los checos deben abandonar todos los territorios pertenecientes a otras minorías antes del 28 de septiembre". Chamberlain logró que Hitler aplazase el día X hasta el 1 de octubre. Hitler le prometió además: "Es mi última reivindicación territorial en Europa". El 29 de septiembre acuden a una Conferencia en Munich los representantes británico, francés, italiano y alemán. Al representante checo no se le dejó participar en la discusión. Tras la reunión, Francia, Gran Bretaña e Italia accedían a todas las pretensiones alemanas y se lo comunicaban al representante checo que luchaba por contener las lágrimas.

EL PACTO DE MUNICH

El 29 de setiembre de 1.938 tuvo lugar en Munich una conferencia entre Inglaterra, Italia, Francia y Alemania para tratar el "problema" checoslovaco, la conferencia se hizo a instancias de Mussolini aunque más tarde se comprobó que se trató de un plan orquestado por Berlín, hasta el memorándum que presentó Mussolini durante la conferencia como suyo fue escrito por los alemanes. Hitler requería una aprobación formal de sus planes antes de proceder a la invasión, que realizaría de todas formas. En la estación de Kufstein, Mussolini trató de persuadir a Hitler de que concediese alguna posibilidad para la paz, Mussolini sabía mejor que nadie que su país no estaba preparado para una guerra y la belicosidad de Hitler lo tenía intranquilo, Hitler buscaba cualquier pretexto para desencadenar una guerra pero la mansedumbre de los dirigentes de occidente, al concederle todo cuanto pedía, postergaban sus deseos aventureros.

Munich no fue la excepción y en esta conferencia Hitler obtuvo todo lo que había solicitado previamente. Un Mussolini cada vez más temeroso de su aliado alemán, un Chamberlain increíblemente ingenuo y un híbrido Daladier le dieron forma a un pacto vergonzoso que entregaba Checoslovaquia a las fauces de Hitler. Durante la conferencia Hitler casi no pronunció palabra, acaso por su desconocimiento de otro idioma que no fuera el alemán, dejándole la iniciativa a su amigo italiano, Mussolini haciendo gala de su dominio de los idiomas fue la verdadera estrella de la conferencia, con su pose napoleónica, traducía del alemán al inglés y del inglés o alemán al francés maravillando a sus colegas Chamberlain y Daladier. Hitler, mientras tanto, se regocijaba de sus éxitos diplomáticos que le habían permitido conquistar Austria y ahora Checoslovaquia sin necesidad de disparar un solo tiro. El 1 de octubre los alemanes entraban en Checoslovaquia con Hitler saludando desde su Mercedes blindado, descapotable y todo terreno, poco después Checoslovaquia dejaba de existir, y como dijo Hitler, había sido borrada del mapa.

A UN PASO DE LA II GM. El 1 de octubre de 1.938 las tropas alemanas entraron en Karlsbad y Pilsen; ocupando los más importantes polos industriales checoslovacos. Polonia ocupó la parte checa y Hungría recibía 12.000 Kilometros cuadrados de Eslovaquia. El resto de la República Checo-Eslovaca (como empezó a llamarse) recibió un gobierno pro-germano y de tendencia fascista bajo la presidencia de Hacha. El 15 de marzo de 1.939, Hacha firma en el despacho de Hitler la sentencia de muerte de su agonizante país. El comunicado alemán al respecto reza:

"El Führer ha dado a conocer su decisión de tomar bajo la protección del Reich Alemán al pueblo checo, garantizándole, de acuerdo con sus peculiaridades, un adecuado desarrollo de vida autónoma".

El 16 de marzo de 1.939 Hitler anunciaba en Praga la formación del "Protectorado de Bohemia y Moravia". Eslovaquia escapaba del Protectorado y pasaba a convertirse en Estado satélite estrechamente ligado al Reich. Francia y Gran Bretaña se limitaron a enviar notas de protesta. Durante el año siguiente, Hitler obtuvo control total. Sucedió también al jefe de estado. La política de Hitler de anexar tierras vecinas eventualmente llevó al estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa el 1 de septiembre de 1.939. Inicialmente Alemania obtuvo grandes éxitos militares y consiguió el control sobre gran parte de Europa central, incluyendo gran parte de la Unión Soviética.

"Hemos salvado la paz de nuestra época", gritó Chamberlain a la jubilosa muchedumbre que lo recibió en Londres a su regreso de Munich"

Por otro lado, "Hemos sufrido una derrota total"

AFIRMÓ CHURCHILL EN EL PARLAMENTO BRITÁNICO ENTRE ABUCHEOS.

FIN DE LA II GM

DIVISIÓN DE ALEMANIA

Luego de que la Unión Soviética y los Estados Unidos se unieran a la guerra, el viento de guerra cambió. El 8 de mayo de 1.945, Alemania se rindió luego de que Hitler cometiera suicidio.

Entre julio y agosto de 1.945 Conferencia de Potsdam define el mapa político de Europa y las zonas de ocupación en Alemania y Austria.

HISTORIA DE 1.945 HASTA HOY

Pautas a Partir de 1.945. Tras la capitulación incondicional de las tropas alemanas el 8/9 de mayo de 1.945 el último gobierno del Reich, bajo la dirección del almirante Dönitz, permaneció todavía dos semanas en ejercicio antes de procederse a su detención. Posteriormente sus miembros serían juzgados por las potencias vencedoras con otros altos cargos de la dictadura nazi en el proceso de Nuremberg bajo la acusación de haber cometido crímenes contra la paz y la humanidad.

Las potencias vencedoras, a saber, los Estados Unidos de América, Gran Bretaña, la Unión Soviética y Francia, asumieron el poder en el territorio del Reich el 5 de junio. Conforme a lo establecido en el Protocolo de Londres, del 12 de septiembre de 1.944, y otros acuerdos posteriores basados en el mismo, su objetivo principal era tener un completo poder de disposición sobre Alemania. La base de esta política era la división del país en tres zonas de ocupación con una capital, Berlín, dividida en tres partes y un consejo de control conjunto integrado por los tres comandantes en jefe.

En la Conferencia de Yalta (Crimea), celebrada en el mes de febrero de 1.945, Francia fue admitida en el círculo de los tres grandes como cuarta potencia de control, asignándosele una zona de ocupación propia. En Yalta se declaró el propósito de poner fin a la existencia de Alemania como Estado Soberano, pero evitando una fragmentación del territorio del Reich. Sobre todo Stalin estaba interesado en mantener la unidad económica de Alemania. Para compensar los graves daños sufridos por la Unión Soviética a raíz de la invasión alemana, exigió reparaciones tan enormes que no podían ser pagadas por una sola zona. Moscú exigió, aparte del pago de 20.000 millones de dólares, la cesión del 80 por ciento de las plantas industriales alemanas a la Unión Soviética.

También los británicos y norteamericanos acabarían por abogar, en contra de los planes iniciales, por conservar una Alemania atenuada y viable, pero no por codicia de reparaciones sino porque aproximadamente desde el otoño de 1944 el presidente estadounidense Roosevelt aspiraba a consolidar, en el marco de un sistema de equilibrio global, una Europa central estable. A estos efectos la base económica de Alemania era un factor irrenunciable. Así pues, se desechó inmediatamente el ominoso plan Morgenthau (septiembre de 1944), según el cual la nación alemana hubiera vivido en adelante de la agricultura y se hubiera dividido en un Estado al Norte y otro al Sur.

MAPA DE ALEMANIA DIVIDIDA EN CUATRO ZONAS

Sin embargo, las diferencias entre las potencias vencedoras fueron en aumento. Por eso el designio originario de la Conferencia de Potsdam (17 de julio-2 de agosto de 1.945), a saber, el establecimiento de un orden posbélico para Europa, no tardó en quedar relegado. Solo hubo conformidad en la cuestión, desmilitarización, descentralización económica y educación de los alemanes para la democracia.

Además, las potencias vencedoras occidentales dieron su conformidad a la expulsión de los alemanes de los territorios alemanes orientales bajo administración polaca, Prusia Nororiental, Hungría y Checoslovaquia, lo cual tendría funestas consecuencias. En total contradicción con la reserva occidental de la "aplicación humana" de esa medida, cerca de 7,75 millones de alemanes serían brutalmente expulsados de sus lugares de residencia. Expiaron con su éxodo la culpa alemana, pero también pagaron por el desplazamiento de la frontera occidental polaca como consecuencia de la ocupación soviética de Königsberg y Polonia oriental.

En cuanto al mantenimiento de las cuatro zonas de ocupación como unidades económicas y políticas sólo se alcanzó un consenso mínimo. Cada potencia de ocupación habría de cubrir sus reparaciones en principio dentro de su zona respectiva.

Esto supuso, como bien se demostraría en la etapa posterior, un paso de capital trascendencia para el futuro, no sólo debido al régimen de las reparaciones, sino en particular a la vinculación de las cuatro zonas a sistemas políticos y económicos divergente, Alemania se convirtió en el país donde más palmariamente se manifestaría la guerra fría. Entre tanto en las distintas zonas de ocupación ya se habían empezado a poner en marcha partidos y órganos administrativos alemanes. En la zona soviética esto se hizo muy rápido y con mano de hierro: ya en 1.945 se admitieron partidos a escala zonal y se constituyeron varias administraciones centrales.

En las tres zonas occidentales el desarrollo de la vida política tuvo lugar desde abajo. En una primera etapa los partidos políticos sólo funcionaron a nivel local; tras constituirse los Estados Federados (Länder) fueron autorizados para operar a nivel regional. Sólo más adelante surgirían asociaciones a escala zonal. Por lo que respecta a los órganos administrativos, a nivel zonal el grado de estructuración era todavía muy rudimentario, pero dado que la miseria material del país, reducido a escombros, sólo podía superarse mediante una generosa planificación más allá de los límites de los Estados Federados y de las zonas y en vista de que la administración de las cuatro potencias no era operativa, en el año 1.947 los Estados Unidos de América y Gran Bretaña decidieron unir sus dos zonas a efectos económicos (bizona).

DIVISIÓN DE ALEMANIA, SEGÚN EL TRATADO DE POTSDAM

Las divergencias entre los sistemas de poder del Este y del Oeste y los dispares planteamientos de la política de reparaciones en las distintas zonas bloquearon una política financiera, fiscal, de materias primas y de producción válida para toda Alemania, lo cual daría lugar a profundas divergencias en el desarrollo de las regiones. Francia en principio no estuvo interesada en una administración económica integrada (bizona/trizona). Stalin no ocultó sus pretensiones en relación con el control de la cuenca del Ruhr, pero cerrando a la vez la zona de ocupación soviética. Por parte occidental nada se pudo hacer contra estas arbitrariedades, como por ejemplo la fusión forzosa del Partido Comunista Alemán (KPD) y del Partido Socialdemócrata (SPD), de la que surgió el Partido Unitario Socialista (SED) en abril de 1.946.

En vista de que en la zona de ocupación soviética estaba instaurándose una dictadura comunista, los británicos y americanos impulsaron la organización de sus propias zonas. Para las potencias de ocupación occidentales de lo que se trataba era de paliar la miseria y las calamidades en las zonas occidentales y propiciar la articulación de un Estado liberal y democrático.

EL PLAN MARSHALL

El 5 de junio de 1.947, el Secretario de Estado George C. Marshall dio una conferencia en la Universidad de Harvard y presentó el esquema de lo que después se conocería como el Plan Marshall. Europa, todavía devastada por la guerra, había sobrevivido uno de los inviernos más crudos que se hayan registrado. Las naciones europeas no tenían nada que vender para obtener dinero y los gobiernos democráticos socialistas en la mayor parte de los países no estaban dispuestos a adoptar las propuestas draconianas que hacían los economistas clásicos de la vieja guardia. Algo tenía que hacerse, tanto por razones humanitarias como para detener la expansión potencial del comunismo hacia occidente.

Los Estados Unidos ofrecieron hasta $20 mil millones de dólares para apoyar, pero sólo si las naciones europeas podían unirse y trazar un plan racional sobre cómo usar la ayuda. Por primera vez, tendrían que actuar como una unidad económica única; tendrían que cooperar unas con otras. Marshall también ofreció ayuda a la Unión Soviética y sus aliados en Europa oriental, pero Stalin señaló que el programa era un truco y se rehusó a participar. Tal vez el rechazo ruso fue el que posibilitó que el Congreso lo aprobara.

Debe notarse que el Plan Marshall también benefició a la economía estadounidense. El dinero se usaría para comprar bienes a los Estados Unidos, y tendrían que ser transportados a través del Atlántico en barcos de la marina mercante estadounidense. Pero funcionó. Para 1.953 los Estados Unidos habían enviado $13 mil millones de dólares, y Europa se había levantado otra vez. Todavía más, el Plan incluyó a Alemania Occidental, que así se reintegró a la comunidad europea. (La ayuda fue sólo económica; no incluyó ayuda militar hasta después de la guerra de Corea.)

Además de ayudar a volver a levantar Europa, el Plan Marshall llevó al Plan Schuman, que a su vez llevó al Euratom, luego a la "Comunidad del Hierro y el Carbón y al Mercado Común", y señaló lo que todavía podía evolucionar hacia una Europa económica y políticamente unida. De muchas maneras, el Plan Marshall satisfizo tanto a los que deseaban que la política exterior fuera generosa e idealista como a los que deseaban una realpolitik; ayudó a alimentar a los que tenían hambre y a alojar a los que no tenían hogar y al mismo tiempo detuvo la expansión del comunismo y reestableció la economía europea.

*DE LA POS GUERRA A LA DECLARACIÓN SCHUMAN*

(1.945-1.950)

Europa tuvo que esperar a una segunda catástrofe, la Segunda Guerra Mundial (1.939-1.945), para que se apreciase en toda su extensión el absurdo suicida al que había llevado al continente la rivalidad nacionalista. La necesidad de algún tipo de integración europea que marcara una nueva manera de reordenar el mapa político europeo se hizo evidente.

Tres realidades mostraron la necesidad de esta nueva orientación hacia la integración europea:

  • En Primer Lugar, la conciencia de los europeos de su propia debilidad. La Segunda Guerra Mundial había puesto fin definitivo a la tradicional hegemonía europea en el mundo. Las dos nuevas superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, tenían un poder económico, político y militar muy superior al del heterogéneo conjunto de Estados Europeos. 
  • En Segundo Lugar, la convicción de que había que evitar por todos los medios la vuelta a un enfrentamiento entre los Estados europeos. Las dos guerras mundiales se habían iniciado como "guerras civiles" europeas, y nuestro continente había sido el principal campo de batalla en ambas. Se trataba, esencialmente, de buscar un acomodo entre Francia y Alemania, que contara con el visto bueno de EE.UU. La unidad era el camino para garantizar la paz.
  • En Tercer Lugar, el deseo extendido entre muchos europeos de crear un continente más libre, justo y próspero en el que las relaciones internacionales se desarrollaran en un marco de concordia.

En 1.946, el ex-primer ministro británico Winston Churchill pronunció un célebre discurso en la Universidad de Zúrich (Suiza), considerado por muchos como el primer paso hacia la integración durante la posguerra.

"Quisiera hablar hoy del drama de Europa (…) Entre los vencedores sólo se oye una Babel de voces. Entre los vencidos no encontramos sino silencio y desesperación (…) Existe un remedio, que si fuese adoptado global y espontáneamente por la mayoría de los pueblos de los numerosos países, podría, como por un milagro, transformar por completo la situación, y hacer de toda Europa, o de la mayor parte de ella, tan libre y feliz como la Suiza de nuestros días. ¿Cuál es este remedio soberano? Consiste en reconstituir la familia europea o, al menos, en tanto no podamos reconstituirla, dotarla de una estructura que le permita vivir y crecer en paz, en seguridad y en libertad. Debemos crear una suerte de Estados Unidos de Europa. (…) Para realizar esta tarea urgente, Francia y Alemania deben reconciliarse."

WINSTON CHURCHILL DISCURSO EN LA UNIVERSIDAD DE ZÚRICH 19 DE SEPTIEMBRE DE 1.946

*EL TRATADO DE ROMA*

(1.950-1.957)

El primer paso en la creación de la Comunidad Europea lo va a dar el Ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman. El 9 de Mayo de 1.950, va a proponer un plan, diseñado por Jean Monnet, para integrar y gestionar en común la producción franco-alemana de carbón y acero. Esta medida de integración económica buscaba desarrollar el acercamiento entre Francia y Alemania, alejando definitivamente el espectro de la guerra en Europa.

A continuación parte del discurso del Ministro de Asuntos exteriores de Francia, Robert Schuman.

"Señores, no es cuestión de vanas palabras, sino de un acto, atrevido y constructivo. Francia actúa y las consecuencias de su acción pueden ser inmensas. Así lo esperamos. Francia actúa por la paz (…) y asocia a Alemania. Europa nace de esto, una Europa sólidamente unida y fuertemente estructurada. Una Europa donde el nivel de vida se elevará gracias a la agrupación de producciones y la ampliación de mercados que provocarán el abaratamiento de los precios. (…) Europa no se hará de golpe, ni en una obra de conjunto, se hará por medio de realizaciones concretas, que creen, en primer lugar, una solidaridad de hecho. El gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y  acero bajo una autoridad común, en una organización abierta a la participación de otros países de Europa. La puesta en común de la producción del carbón y del acero asegurará inmediatamente el establecimiento de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la Federación Europea (…)"

DECLARACIÓN SCHUMAN 9 DE MAYO DE 1.950

Los objetivos originales del Tratado de Roma eran tres:

  1. La supresión de las barreras comerciales entre los países miembros; el establecimiento de una política comercial común con respecto a terceros países, no pertenecientes a la Comunidad.
  2. La coordinación de las políticas agrícolas, económicas y de transportes
  3. La eliminación de aquellas medidas, públicas o privadas, que restringieran la libre competencia, y asegurar la libertad de movimiento de capitales, trabajo y mano de obra entre los países firmantes.

Ese mismo año, el gobierno francés propuso la creación de una Comunidad Europea de Defensa (CED). Este proyecto naufragó finalmente en 1.954, cuando la propia Asamblea Legislativa francesa vetó su aplicación. La CED, que implicaba una fuerte integración militar y política, fue sustituida ese mismo año de 1.954 por la Unión Europea Occidental (UEO), una organización que en la práctica ha estado prácticamente anulada por la OTAN. 

Pese a este tropiezo, el camino de la integración económica siguió adelante. Así, por el Tratado de París firmado el 18 de abril de 1.951, nació la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, la CECA, que convirtió en realidad el Plan Schuman de 1.950. La Alta Autoridad común de la CECA pasó a estar presidida por Jean Monnet. A esta "Primera Comunidad Europea" se unieron seis países: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo ("Los Seis").

Era evidente que la integración económica era el único camino claro hacia una unidad que debería llegar tras un largo período; el fracaso de la CED había demostrado que la unidad política y militar era aún una utopía.

Los ministros de Asuntos Exteriores de los Seis, bajo la presidencia del belga Paul Henri Spaak, se reunieron en 1.955 en la "Conferencia de Messina", fruto de los acuerdos allí alcanzados fue el paso definitivo en la construcción europea; el 25 de marzo de 1.957, "los Seis" firmaban los Tratados de Roma por los que se creaba la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM).

Tratado firmado el 25 de marzo de 1.957 por el que se estableció la Comunidad Económica Europea (CEE), también conocida como Mercado Común, que favorecía la unión económica de los países europeos occidentales firmantes. Los primeros en hacerlo fueron Francia, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Italia y la República Federal de Alemania. En enero de 1.973 se adhirieron el Reino Unido, Dinamarca e Irlanda. Tras la restauración del régimen democrático fueron admitidos en la CEE Grecia en 1.981, y en 1.986 España y Portugal. En noviembre de 1.993, la CEE pasó a denominarse Unión Europea, tras la firma en febrero de 1.992 de su acuerdo constituyente, conocido como Tratado de Maastricht, que supuso a su vez la modificación del Tratado de Roma.

LOS ESTADOS UNIDOS, a diferencia de lo que hicieron tras la Primera Guerra Mundial, no optaron por el aislamiento y asumieron su responsabilidad como primera potencia mundial, adoptando una política de resuelta intervención en los asuntos europeos. 

El gobierno estadounidense estaba convencido de que las trabas al libre comercio que se habían extendido tras la depresión de 1.929, y habían llegado a su máxima expresión en la autarquía nazi y fascista, habían sido responsables en gran medida de la tensión internacional que llevó a la Segunda Guerra Mundial. La adopción de una política de libre comercio se convirtió en una condición básica para que cualquier país recibiera la tan ansiada ayuda económica norteamericana.

En esos momentos, además, se estaba iniciando la "Guerra Fría". Los Estados Unidos, aplicando la denominada "Doctrina Truman" cuya finalidad era frenar la expansión del comunismo y de la Unión Soviética, lanzaron el denominado "Plan Marshall" de ayuda económica a los países europeos. Se trataba de fomentar el desarrollo económico de la destrozada Europa con el objetivo político de impedir la extensión del comunismo.

Los norteamericanos promovieron la creación de una organización europea centralizada que administrase y organizase el reparto de la masiva ayuda económica del Plan Marshall. Con este objetivo se creó, en 1.948, la Organización para la Cooperación Económica Europea (OECE). Este fue uno de los primeros organismos que agruparon a gran parte de los países de la Europa occidental. La OECE ayudó a liberalizar el comercio entre los estados miembros; introdujo ideas tendentes a acuerdos monetarios; y a desarrolló, en general, la cooperación económica en aspectos concretos.

En 1.949, siguiendo de nuevo la iniciativa norteamericana, la mayoría de los estados democráticos de Europa Occidental fundaron, junto a EE.UU. y Canadá, la OTAN, la gran alianza militar occidental enfrentada a la URSS.

Un año antes, en 1.948, había iniciado su andadura el Benelux (Unión Aduanera de Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo) con la aplicación de un arancel exterior común. Este organismo había sido creado en 1.944, antes del final de la Segunda Guerra Mundial.

Otro paso importante lo constituyó la creación del "Consejo de Europa" en 1.949. Este organismo, aún hoy existente, trata de fomentar la cooperación política entre los países europeos. Sus estatutos, sin embargo, no recogen como objetivo la unión, ni la federación de los Estados, y en ellos no se prevé ningún tipo de cesión de soberanía por parte de los Estados miembros. Su principal función ha sido reforzar el sistema democrático y los derechos humanos en los Estados miembros.

DEL ESTADO ENEMIGO A LA COOPERACIÓN. En Alemania occidental el Secretario de Estado norteamericano Byrnes patentizó el cambio en el discurso que pronunció en Stuttgart el 6 de septiembre de 1.946. La ocupación estalinista y las líneas fronterizas de Polonia fueron calificadas de meramente provisionales. Desde su enfoque la presencia militar de los aliados occidentales en Alemania occidental ya no respondía a su papel de potencias de ocupación y control, sino que traducía su función de potencias protectoras. A iniciativa de Gran Bretaña y de los Estados Unidos y superada la inicial resistencia francesa se crearía finalmente la trizona como área económica occidental uniforme. La amenaza de un nuevo avance soviético hacia el Oeste a continuación del golpe de Estado del 25 de febrero de 1.948 en Praga fue uno de los factores que al final movió a Francia a alinearse con los planteamientos aliancistas occidentales. Los criterios de Byrnes se plasmaron en el Pacto de Brúcelas (17 de marzo de 1.948) y finalmente en el Tratado del Atlántico Norte, firmado el 4 de abril de 1.949.

A efectos de la funcionalidad de este tipo de alianza era imprescindible dotar a Alemania Occidental de una organización política y económica uniforme. En consecuencia, Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos acordaron en la Conferencia de Londres (23 de febrero a 3 de marzo y 20 de abril a 1 de junio de 1.948), en la cual participaron también por primera vez los países del Benelux, un ordenamiento estatal conjunto para las zonas de ocupación occidentales.

Mientras que las potencias occidentales todavía estaban ocupadas en la elaboración de sus recomendaciones a los jefes de los gobiernos de la parte occidental en relación con la convocatoria de una asamblea constituyente, Stalin utilizó la puesta en circulación del marco alemán (DM) en la parte occidental del país a raíz de la reforma monetaria del 20 de junio de 1.948 como pretexto para forzar la anexión de Berlín occidental a la zona de ocupación soviética mediante un bloqueo de la ciudad. En la noche del 23 al 24 de junio de 1.948 se interrumpieron todas las comunicaciones terrestres entre las zonas occidentales y Berlín-Oeste. Se suspendió el abastecimiento de energía y alimentos desde la zona soviética a través del sector oriental. Hasta el 12 de mayo de 1.949 Berlín–Oeste fue abastecido por medio de un puente aéreo aliado. Esta patente adhesión a Berlín como avanzadilla de la política y de las formas de convivencia occidentales y la demostración del poderío de los Estados Unidos propiciaron en Alemania occidental la voluntad de cooperación con las potencias de ocupación.

LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA (RFA). Ya desde 1.946 Alemania Occidental venia recibiendo ayuda americana (programa GARIOA), pero el impulso decisivo para la reconstrucción del país partió del Plan Marshall contra "el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos", a través del cual se canalizaron hacia Alemania occidental un total de 1.400 millones de dólares entre 1.948 y 1.952.

Mientras que en la zona ocupada por los soviéticos avanzaba la socialización de la industria, en la parte occidental se fue imponiendo a raíz de la reforma monetaria el modelo de la "economía social de mercado" (Alfred Müller-Armack 1.947). Este orden económico se completó en la Ley Fundamental con los principios del Estado de Derecho y del Estado social y mediante la estructuración federal de la República. La nueva constitución alemana se denominó conscientemente "Ley Fundamental" para subrayar su carácter provisional. El planteamiento de fondo era promulgar una constitución definitiva una vez que se hubiera restablecido la unidad de Alemania. La Ley Fundamental entró en vigor el 23 de mayo de 1.949 con la proclamación solemne por el Consejo Parlamentario en Bonn.

PREÁMBULO DE LA LEY FUNDAMENTAL PARA LA REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA

23 DE MAYO DE 1.949

"Consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres (Im Bewusstsein seiner Verantwortung vor Gott und den Menschen) y animado de la voluntad de preservar su unidad nacional y política y de servir a la paz del mundo como miembro con igualdad de derechos en una Europa libre, el pueblo alemán (das deutsche volk) ha decidido en los Estados (Landern) de Baden, Babiera (Bayern), Brema, Hamburgo, Hessen, Baja Sajonia (Niedersachsen), Renania del Norte-Westfalia (Nordrhein- Westfalen), Renania-Palatinado (Rheinland-Pfalz), Schleswig- Holstein, Wurttemberg-Baden y Wurttemberg-Hohenzollern y en virtud de su potestad constituyente, otorgar la presente Ley Fundamental de la Republica Federal Alemana a fin de conferir a la vida política un nuevo ordenamiento por un período transitorio (fur eine Ubergangszeit). Ha actuado, además, en nombre de los alemanes a quienes estaba impedido participar en esta obra. El pueblo alemán en su conjunto queda comprometido a completar la unidad y la libertad de Alemania mediante libre autodeterminación (in freier Selbstbestimmung)".

Lógicamente, en la Constitución confluyeron numerosos criterios de las potencias de ocupación occidentales, que fueron las que confiaron el 1 de julio de 1.948 (documentos de Frankfurt) a los jefes de gobierno de Alemania occidental la elaboración de la Carta Magna. Al mismo tiempo quedaron reflejadas en la nueva Constitución las experiencias de la República de Weimar y la tiranía nacionalsocialista.

La Convención Constitucional de Herrenchiemsee (10 a 23 de agosto de 1.948) y el Consejo Parlamentario reunido en Bonn (65 delegados de los parlamentos regionales asistieron a la reunión del 1 de septiembre de 1.948) sometieron en la Ley Fundamental a los futuros gobiernos, partidos y demás fuerzas políticas a los principios de una tutela jurídica "antepuesta". Desde entonces son punibles e ilícitos cualquier intento de subvertir el régimen democrático de libertades e instaurar dictaduras, sean de derechas o de izquierdas.

Consecuentemente, la República Federal de Alemania se compromete en un artículo de la Carta Magna (Artículo 23 de la Ley Fundamental, conocido como Artículo Europeo) a garantizar los principios democráticos, del Estado de Derecho, Sociales y Federales en una Europa Unida. Estas normas se explican como reacción inmediata a las experiencias durante la dictadura nazi, que había perseguido a la mayoría de los "políticos de la primera etapa" activos a partir de 1.945, quienes aportaron a la reconstrucción de Alemania las tradiciones democráticas del espíritu de 1.848 y 1.919 y de la "sublevación de la conciencia" del 20 de julio de 1.944. Todos ellos encarnaban ante los ojos del mundo la "otra Alemania" y se granjearon el respeto de las potencias de ocupación. Hombres como el primer Presidente, Theodor Heuss (F.D.P.), el primer Canciller Federal, Konrad Adenauer (CDU), o Ludwig Erhard (CDU), conocido como la "locomotora" del "Milagro Económico", pero también los grandes líderes de la oposición del SPD, entre ellos Kurt Schumacher y Erich Ollenhauer, así como el ciudadano del mundo que fue Carlo Schmid, dieron al nuevo sistema de partidos en Alemania occidental un perfil inconfundible. Paso a paso se fueron ampliando las facultades de consulta y la influencia política alemanas (estatuto de ocupación, Acuerdo de Petersberg, integración en el GATT, adhesión a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero). En julio de 1.951 Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos de América dieron por terminado el estado de guerra con Alemania; la Unión Soviética haría lo propio en enero de 1.955.

SEGURIDAD MEDIANTE INTEGRACIÓN EN OCCIDENTE. Para el Canciller Federal Adenauer, que hasta el año 1.963 dejó un sello muy personal en la política exterior e interior de Alemania, el objetivo político supremo era la reunificación de Alemania en paz y libertad. La incardinación de Alemania occidental en la comunidad atlántica de defensa era una condición sine qua non para lograr ese objetivo. Así pues, la República Federal, no bien se derogó el estatuto de ocupación, se incorporó a la OTAN (5 de mayo de 1.955). Paralelamente se impulsó la construcción en común de las Comunidades Europeas (Tratados de Roma, 1.957).

Los recelos de Adenauer frente a Moscú eran tan hondos que en 1.952 rechazó conjuntamente con Occidente la oferta de Stalin de reunificar Alemania hasta la línea Oder-Neisse bajo un estatuto de neutralidad. La oferta le resultó demasiado dudosa como para jugarse la tarea pendiente de la integración occidental de la República Federal.

Su prevención resultó estar más que justificada, como se comprobó el 17 de junio de 1.953, cuando los tanques soviéticos aplastaron la insurrección de la población de la RDA contra la falta de libertad y la permanente vuelta de tuerca de la productividad (Hans Mayer). Pero también se puso de manifiesto que sin Moscú no habría ningún avance verdaderamente sustancial en la cuestión alemana. Por eso la fría razón de Estado aconsejaba el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética en cuanto principal potencia europea.

En vista del terminante rechazo de los aliados, Nikita Serguéievich Kruschev (1.894-1.971), sucesor de Stalin, intentó avanzar en la cuestión de Berlín empleando tonos más sugestivos y efectivamente, su visita a los Estados Unidos en 1.959 mejoró notablemente el ambiente.

El caso es que el presidente estadounidense Eisenhower llegó a afirmar, cosa que causaría malestar en el gobierno de Bonn que las infracciones de los soviéticos en Berlín no eran tan graves como para que fuera de Alemania tuvieran que ser valoradas como casus belli.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente