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Alemania ayer y hoy (página 3)

Enviado por EDUARDO LUIS HAIEK


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Tras la II Guerra Mundial, casi toda la Silesia prusiana fue cedida a Polonia, y la población alemana hubo de emigrar. En la actualidad, su superficie es de 12.294 km² y su población (2000), 4.861.300 habitantes.

En la actualidad, su superficie es de 12.294 km² y su población (2000), 4.861.300 habitantes.

PRUSIA

ESCUDO DE ARMAS DEL REINO DE PRUSIA, 1701-1918

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Y POLÍTICA

PRUSIA fue una región de Europa que aunque no existe oficialmente en la actualidad, ocupa un lugar destacado en la historia europea, especialmente durante los siglos XVIII y XIX.

MAPA DE PRUSIA XVIII

El reino de Prusia se estableció en 1.701 con la unión del Electorado de Brandeburgo y el Ducado de Prusia bajo la dinastía Hohenzollern, familia de gobernantes alemanes, que tuvo su origen en una familia de condes de Suabia, en el siglo XI o XII. Esta dinastía, sobre todo a partir de 1.700, había construido una serie de palacios en Berlín y sus alrededores.

Con el fin de la Primera Guerra Mundial llega también el de la dinastía, representada por la abdicación de Guillermo II.

Federico II (el Grande) se alió con Francia (1.740) en contra de la emperatriz Maria Teresa y obligó a ésta a reconocer la anexión de Silesia (25.000 km² y 125.000 habitantes) por parte de Prusia, en el transcurso de esa época formó un ejército de 150.000 hombres que convirtió a Prusia en el país militarmente más preparado del mundo.

EL SURGIMIENTO DE PRUSIA

1660 – 1789

ANTECEDENTES POLÍTICOS

Otro acontecimiento destacado vendría a confirmar el engrandecimiento prusiano en el momento que se producía el tránsito de un siglo a otro, a saber: la configuración de Prusia como Monarquía. El logro en este caso fue de Federico III (1.688-1.713), quien a pesar de no estar a la altura como príncipe de su antecesor, el Gran Elector, supo por lo menos conseguir del Emperador la autorización necesaria para que el ducado de Prusia, que ya estaba bajo la plena soberanía del electorado de Brandeburgo desde 1.657, se convirtiera en Reino, pasando pues a ser nombrado como rey de Prusia con el nombre de Federico I, titulo que recibiría desde 1.701, con lo que se incrementaba su significación sobre los demás príncipes del Imperio y se reafirmaba la superioridad del electorado de "Brandeburgo-Reino de Prusia" en la mitad norte del conglomerado imperial.

Intentar acabar con la desunión y descentralización política de Alemania fue uno de los objetivos principales que se marcó Leopoldo I, en el transcurso de su largo reinado durante la segunda mitad de la centuria. Anteriormente ya se había producido un avance importante en esta dirección cuando, en plena guerra de los Treinta Años, la Monarquía austriaca pudo controlar más eficazmente el territorio Checo imponiendo en Bohemia un régimen hereditario, católico y sometido a la Corte de Viena, plan que posteriormente se empezó a aplicar al Reino de Hungría, suscitando el total rechazo de la población magiar, que veía amenazados sus Derechos Políticos, Institucionales y Religiosos por el centralismo de los Habsburgo, no dudando en buscar cualquier tipo de alianza para oponerse a la política austriaca.

Una serie de revueltas, normalmente apoyadas por Francia, incluso por los turcos, y dirigidas por la nobleza húngara, de mayoría protestante, se dejaron sentir en el último tercio del siglo, pero no pudieron evitar que Leopoldo I, tras aplicar una política represiva, sin contemplaciones y con métodos muy violentos, convirtiera en hereditario el Reino de Hungría, aunque respetando una serie de instituciones que permitieron que se mantuviera allí una relativa autonomía.

La proyección austriaca sobre Hungría quedaría completada felizmente en los últimos años del siglo al recuperar los Habsburgo, después de varios enfrentamientos armados y batallas victoriosas sobre los turcos, la parte del territorio magiar que éstos habían tenido hasta entonces, integrándose por tanto el Reino de Hungría casi al completo, a excepción del banato de Temesvar, dentro de la Monarquía austriaca. No obstante, las amenazas de protesta interior contra el dominio de los Habsburgo no desaparecerían, como volvería a ponerse de manifiesto no mucho tiempo después, ya en el siglo XVIII.

Para poder realizar la ambiciosa política exterior que deseaba, orientada hacia su intervención en la sucesión de España y en su lucha contra Francia y sus aliados, por un lado, y contra el Imperio turco, por otro, el monarca austriaco quiso potenciar la maquinaria estatal a su servicio, modernizándola en el sentido de dotarla de mayores recursos, tanto económicos como militares, y de centralizar su funcionamiento intentando contrarrestar con organismos renovados y fieles funcionarios la tendencia a la disgregación que presentaban los territorios bajo su soberanía. Un sistema impositivo más estable y la formación de un poderoso ejército fueron de nuevo los instrumentos sobre los que basar esta política de control interior y expansionismo exterior.

Los logros fueron apreciables hacia el final del reinado, sobre todo por lo que significaron para el engrandecimiento de la Corona el sometimiento de Hungría, aunque éste fuera momentáneo y necesitase una nueva intervención militar, y la recuperación de la tierra magiar tomada desde el siglo anterior por los otomanos, cuyo declive a partir de estos momentos finales del siglo XVII se hizo evidente, más aún cuando paralelamente se estaba produciendo en el ámbito danubiano el desarrollo del Imperio austriaco, convertido ya en la gran potencia dominadora de la zona.

PRUSIA Y AUSTRIA

EL COMIENZO DE UNA LEYENDA

Se había librado la batalla, una batalla más…

LO MILITAR

Por la noche de ese 5 de diciembre de 1.757, unos 10.000 austriacos muertos o heridos cubrían el centro de romerías de Leuthen, 12.000 habían caído prisioneros, 116 cañones y 55 banderas eran botín de los vencedores prusianos, que con 1.200 muertos y 85 desaparecidos habían pagado un precio bajo.

El precio de Silesia. El precio de una provincia alemana que pasaba de manos de la Austria alemana a las de la Prusia alemana.

En junio de 1.757, y en el transcurso de esa misma guerra de amplitud mundial, Inglaterra, aliada de Prusia, ha vencido a las órdenes de Robert Clive en la lejana India cerca de Plassey, y con la pérdida de sólo 17 hombres, en la batalla decisiva contra los aliados de Francia y se ha convertido en dueña del subcontinente más rico del mundo. Pero no podría haber vencido en India ni en Canadá si no hubiera contado con Prusia como "Espada Continental", que ligó las tropas francesas en la guerra de los siete años y a las que sólo hacía pocas semanas había vencido totalmente en la batalla de Rossbach. Ahora que había ocurrido lo impensable, que el ejército prusiano hubiera vencido al ejército Imperial austriaco, los regimientos marchan desordenados y cansados por el atardecer.

Los austriacos habían esperado el ataque, bien parapetados, cerca del pueblo de Leuthen, al oeste de Breslau. Federico II, a quien muchos llamaban ya "El Grande", se había introducido bajo la protección de la niebla matinal, con sus tropas, en el flanco de los austriacos. En un orden de combate oblicuo había desbordado las posiciones enemigas. No era el más fuerte, pero había mostrado la habilidad de tener siempre a mano los batallones más fuertes en el lugar decisivo. De este modo se había rechazado a los enemigos en su propio orden de combate de avance, se habían entorpecido entonces a sí mismos y cayeron en el pánico y la fuga: se convirtió en un triunfo del arte de la alta estrategia.

Sobre la larga carretera de Sahra a Breslau resuenan las voces y las armas del ejército prusiano en marcha, el rey trota solitario a la cabeza de sus soldados.

¿Qué se ha hecho de los plácidos y hermosos días en que presidía la sobremesa en su amado palacio de Sanssouci, donde discutía con Voltaire y Maupertuis y concluía las conversaciones llevadas en un francés melodioso con un concierto de flauta? Fue en aquellos tiempos cuando *teniendo ya a sus espaldas dos guerras por Silesia* había dicho la frase:

"Estoy harto de la guerra y estoy dispuesto a no volver a meterme jamás en camisa de once varas."

Y ahora vuelve a cabalgar de un campo de batalla a otro, a través del frío y de la noche, por el engrandecimiento de Prusia.

MAPA DE PRUSIA 1866

FEDERICO II

Apenas había alcanzado en 1.740 el trono Hohenzollem de su pequeño y pobre "reino" de Prusia cuando, armado por unos argumentos bastante poco convincentes, exigió de la recién establecida emperatriz María Teresa de Austria la entrega de la provincia de Silesia e hizo estallar la primera guerra de Silesia. Aprovechaba la ventaja del momento político: la joven emperatriz veía puestos en duda por doquier sus derechos sucesorios y estaba amenazada militarmente por todas partes, de modo que apenas podía defenderse bélicamente de Federico. Durante la misma guerra de sucesión austriaca llevó a cabo Federico su segunda guerra de Silesia (1.744/45); volvió a vencer porque Austria estaba rodeada de enemigos y debilitada.

El joven prusiano no sentía como alemán o príncipe Imperial, por lo que se hubiera visto en deuda ante la Corona Imperial, sentía como prusiano, nada más que como prusiano, si se prescinde de él como filósofo y hombre de mundo. La casa de Hohenzollem había cobrado pujanza después del desastre sufrido por el Imperio tras la guerra de los treinta años. Había vencido en 1.675, a las órdenes del gran Príncipe Elector, a los suecos en Fehrbellin. Había invadido Polonia y redondeado un poco, de este modo, sus territorios distribuidos a escaques sobre el mapa. Se prestaba atención a sus victorias, pronto se temió a su aparato militar. Prusia debía hacerse mayor para merecer realmente el nombre de reino.

Pero Austria no cedía tan fácilmente sus provincias; no se sometía por el mero hecho de haber sido momentáneamente débil. Durante los años siguientes, en los que Federico II vivía sus buenos tiempos en el palacio de Sanssouci, recibía a Juan Sebastián Bach, llamaba su amigo a Voltaire y charlaba rodeado de sus amigos en la sobremesa; María Teresa, la valerosa, la irreductible de Viena, forjaba con su canciller Kaunitz la gran alianza. Resultó una conjura de las mujeres que Federico había denigrado en sus versos ligeros: la Pompadour convenció a su galán Luis XV de Francia, y también la emperatriz Isabel de Rusia ofreció su ayuda. Se soliviantó todo el imperio; Sajonia se afilió a la alianza. El cerco era perfecto; Prusia, de tan pobre aspecto, con un presupuesto militar de apenas 6 millones de táleros, debía medirse con países que, como Francia, gastaban anualmente 450 millones de libras en armamento.

EL ALIADO Y SUS INTERESES

Uno solo se le presentó a Prusia, Inglaterra. Porque sobre los mares del mundo y en los lejanos continentes coloniales se estaba fraguando la tormenta de un enfrentamiento entre Francia e Inglaterra. Prusia recibiría dinero inglés, también algunas tropas auxiliares de Hannover y armas, para ligar en Europa el ejército francés. Para los británicos estaba en juego el dominio de los mares, de América e India.

Para Prusia se trataba de Silesia. No, Federico II, siguió el camino de su destino con conciencia del deber, dureza y tenacidad. El "Rey Soldado", que se había comprado por toda Europa los "tipos largos" del regimiento de la guardia de Potsdam, ese padre severo que domaba sus hijos y sus soldados con vara de cabo, le había dejado, al fin de cuentas, las arcas llenas y un aparato militar que funcionaba con la precisión de un mecanismo de relojería. Con ese famoso ejército prusiano ganó Federico dos guerras silesianas y venció en Rossbach y Leuthen en la tercera. Más entonces llegaron las crisis. En Kunersdorf quedó destruido en 1.759 casi todo el ejército prusiano; los rusos ocuparon Berlín, pero Federico II lo soportó todo, él y su nueva Prusia sobrevivieron también la tercera guerra, durante la cual vino en su ayuda la suerte: en enero de 1.762 murió la zarina Isabel; su sucesor Pedro III no continuó la guerra. La paz se firmó en Hubertusburg: Silesia, la tan disputada, quedó como botín de Prusia. Federico el Grande volvió de sus batallas a Berlín cargado de hombros, él había hecho de Prusia una gran potencia.

El auge de una nueva gran potencia alemana, sobre todo la victoria sobre los franceses, entusiasmó a amplios círculos de la burguesía alemana. Goethe informa que todo el mundo era "fridericiano" entonces. Se mostraban las primeras señales del nacionalismo. El, "Federico el Grande", que desecó las marismas del Oder, que ganó tierras de cultivo al mar, que introdujo obligatoriamente la patata, que abolió la tortura y que dejaba que "todo el mundo fuera feliz a su manera": este monarca ilustrado de la época prerrevolucionaria era considerado por muchos de sus contemporáneos un soberano modelo.

Pero este filósofo, autor del "Anti-Maquiavelo", en el trono, sabía también ser bien duro y tiránico cuando estaban en juego los intereses de Prusia. Dos veces participó notablemente en la repartición de Polonia (1.772 y 1.775) Y evitó todavía poco antes de su muerte la consolidación de la casa imperial cuando se puso a debate el cambio de Baviera por un reino germano-holandés.

En último término fundó aquel fatal dualismo entre las dos dinastías rivales de Hohenzollem y Habsburgo que condujo al final del imperio en 1.806 y más tarde a la solución pequeño-alemana de un segundo Imperio en 1.871, en el que entonces la hegemonía la tenía Prusia y no la vieja potencia tradicional y cultural de Austria.

El espíritu de la futura Alemania habría de ser durante mucho tiempo fundamentalmente prusiano y militarista antes de que Prusia y el militarismo sucumbieran tras la tormenta de fuego de la segunda guerra mundial. Otro acontecimiento destacado vendría a confirmar el engrandecimiento prusiano en el momento que se producía el tránsito de un siglo a otro, a saber:

  • La configuración de Prusia como Monarquía. El logro en este caso fue de Federico III (1.688-1.713), quien a pesar de no estar a la altura como príncipe de su antecesor, el Gran Elector, supo por lo menos conseguir del emperador la autorización necesaria para que el ducado de Prusia, que ya estaba bajo la plena soberanía del electorado de Brandeburgo desde 1.657, se convirtiera en Reino, pasando pues a ser nombrado como rey de Prusia con el nombre de Federico I, titulo que recibiría desde 1.701, con lo que se incrementaba su significación sobre los demás príncipes del Imperio y se reafirmaba la superioridad del electorado de Brandeburgo-Reino de Prusia en la mitad norte del conglomerado imperial. Intentar acabar con la desunión y descentralización política de Alemania fue uno de los objetivos principales que se marcó Leopoldo I, en el transcurso de su largo reinado durante la segunda mitad de la centuria.

Anteriormente ya se había producido un avance importante en esta dirección cuando, en plena guerra de los Treinta Años, la Monarquía austriaca pudo controlar más eficazmente el territorio checo imponiendo en Bohemia un régimen hereditario, católico y sometido a la Corte de Viena, plan que posteriormente se empezó a aplicar al Reino de Hungría, suscitando el total rechazo de la población magiar, que veía amenazados sus Derechos Políticos, Institucionales y Religiosos por el centralismo de los Habsburgo, no dudando en buscar cualquier tipo de alianza para oponerse a la política austriaca. Una serie de revueltas, normalmente apoyadas por Francia, incluso por los turcos, y dirigidas por la nobleza húngara, de mayoría protestante, se dejaron sentir en el último tercio del siglo, pero no pudieron evitar que Leopoldo I, tras aplicar una política represiva, sin contemplaciones y con métodos muy violentos, convirtiera en hereditario el Reino de Hungría, aunque respetando una serie de instituciones que permitieron que se mantuviera allí una relativa autonomía. La proyección austriaca sobre Hungría quedaría completada felizmente en los últimos años del siglo al recuperar los Habsburgo, después de varios enfrentamientos armados y batallas victoriosas sobre los turcos, la parte del territorio magiar que éstos habían tenido hasta entonces, integrándose por tanto el Reino de Hungría casi al completo, a excepción del banato de Temesvar, dentro de la Monarquía austriaca. No obstante, las amenazas de protesta interior contra el dominio de los Habsburgo no desaparecerían, como volvería a ponerse de manifiesto no mucho tiempo después, ya en el siglo XVIII.

Para poder realizar la ambiciosa política exterior que deseaba, orientada hacia su intervención en la sucesión de España y en su lucha contra Francia y sus aliados, por un lado, y contra el Imperio turco, por otro, el monarca austriaco quiso potenciar la maquinaria estatal a su servicio, modernizándola en el sentido de dotarla de mayores recursos, tanto económicos como militares, y de centralizar su funcionamiento intentando contrarrestar con organismos renovados y fieles funcionarios la tendencia a la disgregación que presentaban los territorios bajo su soberanía.

BANDERA DEL REINO DE PRUSIA, 1701-1918

Un sistema impositivo más estable y la formación de un poderoso ejército fueron de nuevo los instrumentos sobre los que basar esta política de control interior y expansionismo exterior. Los logros fueron apreciables hacia el final del reinado, sobre todo por lo que significaron para el engrandecimiento de la Corona el sometimiento de Hungría, aunque éste fuera momentáneo y necesitase una nueva intervención militar, y la recuperación de la tierra magiar tomada desde el siglo anterior por los otomanos, cuyo declive a partir de estos momentos finales del siglo XVII se hizo evidente, más aún cuando paralelamente se estaba produciendo en el ámbito danubiano el desarrollo del Imperio austriaco, convertido ya en la gran potencia dominadora de la zona.

CONFEDERACIÓN DEL RIN

(En alemán Rheinbund) Nombre que recibe la asociación de estados de Alemania establecida en 1.806 por Napoleón I tras haber conquistado la casi totalidad de Renania. Napoleón para acabar con la influencia de Austria elevó a la categoría de reinos a Bavaria y Württemberg e hizo de Baden un gran ducado al igual que Berg. Creada de manera similar a la Liga del Rin, ideada por Luis XIV, pero con la diferencia de que ahora los Estados se separaban del "Sacro Imperio Romano Germánico" de manera definitiva.

El 12 de julio de 1806 se reunieron en París dieciséis príncipes alemanes y firmaron el acta de confederación, en la que ponían fin a su conexión con el "Sacro Imperio Romano" y concretaban la alianza con el Imperio Francés. Liechtenstein se separó del imperio germánico y se alió con la Confederación. Los territorios situados en la orilla izquierda de Rin no fueron aceptados, ya que estaban anexionados al Imperio Francés. También participaron el gran duque de Hesse, el duque de Nassau y otros diez principados ubicados entre Berg, Sajonia, Hannover y Prusia. Por el lado de Francia fue Talleyrand quien firmo el tratado. Ante tales circunstancias, Francisco II de la Casa de Austria, renunció al título de emperador germánico, guardando el de Emperador de Austria, lo que puso fin al milenario Imperio Romano.

Con anterioridad al rey de Bavaria se le había impuesto como yerno al hijastro de Napoleón y las casas de Württemberg y Baden recibieron también familiares del emperador. Estros tres antiguos estados se transformaron en reinos absolutistas, a pesar de que el Código Napoleónico se implantó en todos los Estados creados por el Emperador. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto. Le fue otorgada a cada Estado una Constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino y una declaración de derechos y la creación de un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores.

Napoleón se otorgo a si mismo el titulo de Protector de la Confederación del Rin con lo que tuvo a su disposición un ejercito adicional de 60.000 soldados. La capital de la Confederación se estableció en Frankfurt. A finales de 1.806 y después de la derrota de Prusia a manos de Napoleón, este creo el Reino de Westfalia, con el que llevo la frontera occidental del Imperio Francés hasta el Río Elba, también como consecuencia de la derrota Prusiana fue también la creación del Gran Ducado de Varsovia.

En su periodo de máxima extensión (1.808-1.809), la confederación comprendía 38 estados, 360.000 km2 y 15 millones de habitantes. Bien acogida por el pueblo en un principio e interpretada como un paso hacia la unificación, su popularidad disminuyó a medida que la integración en el Sistema Continental se tradujo en la implantación de duras medidas económicas.

En 1.815, con la derrota del Emperador francés, Prusia se anexionó Renania y los príncipes alemanes crearon una confederación de 39 estados independientes, salvo en el campo de la política exterior, dentro de estos Estados, Austria y Prusia se erigían como dominantes y se perfilaba nuevamente entre ellos una confrontación.

La Confederación se disolvió después de la derrota de Napoleón en la Batalla de Leipzig en 1.813; cada uno de los estados alemanes firmó la paz y respaldó la Alianza entre Prusia, Rusia, Austria y Gran Bretaña y sobreviene el Congreso de Viena.

CONGRESO DE VIENA

Conferencia Internacional convocada, con el objeto de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón I. La reunión se llevo acabo del 1 de octubre de 1.814 al 9 de junio de 1.815.

Klemens von Metternich, que presidió la conferencia y Charles Maurice de Talleyrand, que actuaba en representación de Luis XVIII fueron los participantes mas destacados, además del Zar Alejandro I, (que pretendía la unificación de los estados alemanes y la implantación de un régimen constitucional en Polonia), Francisco I de la Casa de Austria y Federico Guillermo III de Prusia.

Como resultado de las negociaciones sostenidas en el Congreso se decidió:

  • Francia perdió todos los territorios conquistados.
  • Prusia recibió la Prusia Occidental, Posen, el norte de Sajonia y parte de las provincias del Rin y de Westfalia.
  • El Imperio Austriaco recupero la mayoría de las zonas que había perdido frente a Napoleón y se le concedieron Tirol y Salzburgo (Bavaria), Lombardía y Véneto para compensar la perdida de los Países Bajos austriacos y Dalmacia.
  • Rusia recibió la mayor parte del Gran Ducado de Varsovia.
  • Hannover consiguió territorios y pasó a ser un reino.
  • A María Luisa la esposa de Napoleón le fueron otorgados Parma, Plasencia y Guastalla.
  • Se ratificó la fundación del reino de los Países Bajos (con Guillermo I como titular).
  • Suecia y Noruega se agruparon bajo la corona de Carlos XIII.
  • Se reafirmo la neutralidad de Suiza.
  • Gran Bretaña se anexionó El Cabo, Ceilán, isla Mauricio, Helgoland, Malta, las islas Jónicas, Trinidad y Tobago y Guayana.
  • Piamonte-Cerdeña recuperó el condado de Niza y Saboya y recibió Génova.

El Congreso tomó la decisión de condenar el comercio de esclavos. Los acuerdos tuvieron vigencia en los territorios de Europa Central y del Este hasta el final de la Primera Guerra Mundial, sin embargo la paz se consiguió mediante el establecimiento del absolutismo.

La comisión territorial de 1.819 decidió la creación de la Confederación Germánica, de la que puede decirse que reemplazo a la Confederación del Rin y "El Congreso de Viena" (1.814-1.815), acordó la creación de la "Confederación Germánica" que reemplazo a la del Rin.

CONFEDERACIÓN GERMÁNICA

Unión establecida en 1.815 por el Congreso de Viena, que agrupó a 39 Estados alemanes en una confederación de Estados soberanos bajo la presidencia de la Casa de Austria.

Creada para mantener la seguridad de los múltiples pequeños Estados del desaparecido "Sacro Imperio Romano Germánico", la Confederación no suponía ninguna concesión al creciente nacionalismo alemán, por no ser este del agrado de Viena. Sucedió a la Confederación del Rin, creada en 1.806 por Napoleón I en sustitución del Sacro Imperio.

En 1.834 se estableció la "Unión Aduanera del Norte de Alemania" y, con ello, se creó un mercado interno unitario para la mayoría de estados.

UNIÓN ADUANERA DEL NORTE DE ALEMANIA

1.834

(En alemán Zollverein) Asociación de aduanas por medio de la cual se abolieron los aranceles entre los miembros de la Confederación Germánica, a excepción de Austria.

Napoleón I impuso los principios del Código Civil francés en la Confederación del Rin; fundamentalmente el respeto a la propiedad privada. Prusia también adoptó este sistema, aboliendo la servidumbre y la distinción entre propiedad noble y no noble. Se creaban así las condiciones para la existencia de un mercado libre de tierras.

En 1.828 se organizo una reforma aduanera general, teniendo por eje a Prusia. Simultáneamente se habían constituido dos uniones aduaneras, una entre Prusia y Hesse-Darmstadt y otra entre Bavaria y Wurtemberg, en cada una de las cuales las había libre circulación de mercancías, existiendo un arancel común.

Se realizó un acercamiento entre ambas uniones, que llevo a la formación del Zollverein, que entró en vigor el 1 de enero de 1.834. Austria intento bloquearla y algunos estados alemanes, crearon uniones rivales contra la influencia de Prusia, pero casi todos acabaron por integrarse en el transcurso de esa década, excepto, Hannover, Oldenburg, Mecklemburgo y las tres ciudades que formaban la Liga Hanseática, todos ellos bajo la esfera de Austria.

Se transformo en casi una unión nacional, ya que dio cierta cohesión política. Sirvió de base para el proceso de unificación alemana, que daría lugar al nacimiento del Segundo Reich, cuyos límites territoriales fueron esencialmente los mismos de la Zollverein.

Constituyo un modelo para la moderna arquitectura comunitaria de la UE.

La Revolución de 1.848, Probó que La Confederación solo funcionaba cuando coincidían las posiciones, Austria y Prusia, cuya confrontación finalmente condujo a la Guerra de las Siete Semanas, en la que tras el triunfo prusiano, la Confederación Germánica quedó disuelta y fue sustituida por la Confederación Alemana del Norte, que sirvió de preámbulo al Segundo Reich.

LO POLÍTICO. Al periodo que se prolonga hasta los acontecimientos revolucionarios de marzo de 1.848 se le denomina en Alemania como periodo de la Restauración o Vormärz (anterior a marzo), aunque no se trate de una Restauración tan rotunda como hubieran deseado los firmantes del Congreso de Viena, ni todos los acontecimientos de aquellos años puedan explicarse en función de los acontecimientos revolucionarios posteriores. En junio de 1.815 se había formado la Confederación-Germánica (Bund) que agrupaba 39 Estados bajo la presidencia del emperador de Austria y, aunque se trataba de una autoridad más moral que real, resultaba indudable la influencia austriaca como gran potencia.

La Confederación no suponía ninguna concesión al naciente nacionalismo alemán y la actitud vigilante de Austria hizo difícil la consolidación de los focos nacionalistas, especialmente entre las asociaciones universitarias.

Las escasas manifestaciones del liberalismo alemán se concentraban en los Estados alemanes del sur y en algunos de los del centro, que era donde existían las únicas instituciones parlamentarias (Baden había otorgado, con algunas reservas, el sufragio universal). Figura destacada del liberalismo alemán fue Karl von Rotteck, miembro del Parlamento de Baden y autor de un Diccionario Político (1.834-1.843) que puede ser considerado como la principal obra de referencia del pensamiento liberal alemán de aquellos años. A él se podría añadir Karl Follen, de Giessen, republicano y partidario del tiranicidio (un discípulo suyo sería el asesino del poeta Kotzebue en 1.819, que habría de desatar una fuerte oleada represiva contra liberales y nacionalistas), o Karl-Theodor Welcker, que en 1.831 propondrá en la Dieta de Baden un Parlamento común a todos los Estados alemanes. En la Alemania del norte el liberalismo estaba representado por Dahlman, partidario de la unidad nacional bajo la hegemonía prusiana. Después de los sucesos revolucionarios de 1830, el liberalismo alemán ganaría también el apoyo de poetas como Heine, Börne, Freiligrath y Hoffmann von Fallersleben, que apoyan un Estado popular y democrático, en contra del feudalismo y del clericalismo. Era un liberalismo que, en todo caso, encontraba mayor eco en los ámbitos culturales y universitarios que en el de los negocios.

Una posición más extrema la representaban los radicales, que se podían considerar herederos del jacobinismo francés, y que abogaban por la idea del gobierno del pueblo y el logro de la verdadera igualdad social. Georg Büchner (1.813-1.837) fundó en 1.834 una Sociedad para los Derechos del Hombre que animó un fracasado levantamiento de campesinos y obligó a su inspirador al exilio y al refugio en la literatura (La muerte de y Woyzeck).

NOTA: Como podemos observar, lo ejes del trabajo, NO pueden ser separados desde el enfoque objetivo, ya que se perdería el hilo conductor del mismo y como sabemos, este es cronológico desde lo metodológico.

LA POLÍTICA SOCIO ECONÓMICA. Las reivindicaciones de estos extremistas radicales estaban directamente condicionadas por la experiencia del empobrecimiento que habían experimentado muchos campesinos y artesanos, debido a la desaparición de los lazos serviles, en el mundo rural, y al comienzo de la industrialización y la desaparición de las corporaciones en las ciudades. La oleada revolucionaria de 1.830 devolvió también la fortaleza al sentimiento nacionalista en Alemania y se tradujo en la proliferación de fiestas populares, especialmente entre los Estados del suroeste. Estas concentraciones demostraron rotundamente el enraizamiento popular de esos sentimientos nacionalistas. La más notable tuvo lugar en el castillo de Hambach, a finales de mayo de 1.832, cuando más de 30.000 personas se reunieron con el pretexto de celebrar el aniversario de la Constitución bávara de 1.818, aunque los principales discursos (Wirth y Siebenpfeiffer) se dedicaran a denunciar la opresión de los príncipes y a reclamar reformas democráticas profundas en un Estado nacional alemán.

Pieza esencial en el fortalecimiento de esas convicciones resultó, en todo caso, el desarrollo económico y la marcha hacia un mercado unificado y librecambista que permitiera superar las condiciones creadas por la fragmentación política y aduanera existente. Prusia suprimió sus barreras interiores en 1.818 y, al año siguiente, se fundó en Frankfurt una Asociación General del Comercio y de la Industria de Alemania, que se convertiría en portavoz de los intereses económicos en pro de la unificación política.

El éxito se alcanzaría el 1 de enero de 1.834, cuando se puso en marcha la Unión Aduanera (Zollverein) que, bajo la inspiración prusiana, puso en pie un mercado en el que participaban 18 Estados alemanes y 23.000.000 de personas. La medida suponía un evidente logro económico, pero tampoco faltaron (Friedrich List) quienes supieron ver detrás de ella las implicaciones políticas que podría tener, con vistas a la organización de un futuro Estado alemán unido. En paralelo a esta medida cabe situar la construcción de una red de ferrocarriles, así como de rutas terrestres y canales fluviales, en donde aparecen los primeros barcos de vapor. En 1.835 se inaugura la primera línea de ferrocarril (de Nuremberg a Fürth) y en 1.842 el Gobierno prusiano publica un decreto en el que garantiza un interés del 3,5 por 100 a las acciones de las sociedades ferroviarias, aunque los rendimientos pasarían a ser pronto muy superiores (la línea de Magdeburgo a Leipzig proporciona dividendos del 10 por 100 ya en 1.843). Sólo en 1.846 se construyen 1.100 kilómetros de vías y, desde mediados de esa década, la siderurgia alemana (Cuenca del Ruhr) se encuentra en condiciones de contrarrestar la competencia de ingleses y belgas.

Los cambios económicos traen un problema generalizado de empobrecimiento como consecuencia de la aparición de un nutrido proletariado agrícola, debida a las medidas de liberalización de la propiedad agraria. También aparece un proletariado artesanal como consecuencia de la aparición de las nuevas formas industriales. En 1.844 se produce una revuelta de tejedores en Silesia, que es reprimida por las tropas prusianas, pero que revela la profundidad de lo que se denomina la cuestión social. Las primeras asociaciones para luchar contra este estado de cosas tienen carácter clandestino, como consecuencia de la legislación prusiana en contra del asociacionismo. En contacto con asociaciones extranjeras, inspiradas por Mazzini o Blanqui) surgen agrupaciones como la Federación de los Proscritos que propone un programa en 1.834, reclamando la igualdad social. Otros derivan hacia un comunismo primitivo, como es el caso del sastre Wilhelm Weitling, que tiene que buscar refugio en París.

El Estado de más entidad en el mundo germánico, al margen del Imperio austriaco, era el reino de Prusia, que tenía una gran extensión territorial, aunque fragmentada entre la tradicional Prusia oriental, acrecentada a costa de los polacos, y los territorios adquiridos después de 1.815 en el oeste, en las riberas del Rin. En 1.840 accedió al trono Federico Guillermo IV, que pareció dispuesto a corregir el rígido absolutismo hasta entonces imperante. Esto animó las tendencias liberales latentes en la zona renana, que se marcaban como objetivo el establecimiento de una Constitución y la existencia de un Gobierno representativo. Ese fue el sentido del memorándum que David Hansemann presentó al rey ese mismo 1.840, en el que criticaba los peligros del excesivo burocratismo, a la vez que se mostraba partidario de conjurar la amenaza de una revolución a través de la consolidación de la propiedad y el desarrollo de la educación.

Por lo demás, el mundo universitario y académico seguía manifestándose como un foco de los ideales nacionalistas. La organización de congresos y reuniones para estudiar los asuntos alemanes tuvo una gran significación política, y las autoridades se vieron muchas veces obligadas a intervenir en los asuntos académicos. Rotteck, por ejemplo, fue depuesto en 1.832 de su cargo de decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Friburgo.

La prensa también fue un ámbito de gran importancia política. A principios de 1.842 comenzó a publicarse el Rheinische Zeitung, que se convirtió en una plataforma de las posiciones demócratas más radicales, exigiendo la aplicación incondicional del principio de la soberanía del pueblo, en un Estado republicano alemán. Karl Marx (1.818-1.883) formaba parte de su redacción. La situación alemana seguía exigiendo urgentes reformas en vísperas de los sucesos revolucionarios de 1.848 y las fronteras políticas no eran obstáculo para el entendimiento entre liberales y demócratas de carácter radical. La propuesta de estos últimos se concretó en septiembre de 1.847, durante una reunión celebrada por los republicanos (Hecker, Struve) en Offenburg. En el programa aprobado reclamaron libertades básicas y un programa social igualitario, todo ello a través de la representación del pueblo en el seno de la Confederación Germánica. Los liberales se reunieron un mes más tarde, en Heppenheim, y aglutinaron los puntos de vista de los liberales del sur con los renanos (Deutsche Zeitung, de Heildeberg). Opuestos a la violencia, confiaban en el desarrollo político del Zollverein.

La Dieta, que no era un parlamento de representantes elegidos por el pueblo sino un congreso de legados con sede en Frankfurt del Meno, fue su única entidad central, aunque en 1.834 se estableció la "Unión Aduanera del Norte de Alemania" y, con ello, se creó un mercado interno unitario para la mayoría de estados.

La Revolución de 1.848 tuvo gran resonancia en Alemania. En marzo se produjeron en todos los Estados de la Confederación alzamientos populares que obligaron a los príncipes a hacer concesiones, que llevaron al surgimiento de los primeros parlamentos verdaderamente representativos. La Confederación solo funcionaba cuando coincidían las posiciones, Austria y Prusia, cuya confrontación finalmente condujo a la Guerra de las Siete Semanas, en la que tras el triunfo prusiano, la Confederación Germánica quedó disuelta y fue sustituida por la Confederación Alemana del Norte, que sirvió de preámbulo al Segundo Reich.

SEGUNDO REICH

LA UNIFICACIÓN ALEMANA, después de una serie de guerras victoriosas contra Dinamarca sobre Schleswig-Holstein en 1.864, y contra Austria en 1.866, la Confederación de Alemania del Norte (Norddeustcher Bund) fue formada en 1.867 bajo control prusiano. En 1.870, tras la victoriosa conclusión de la guerra franco-prusiana, se anexionó Alsacia y Lorena.

El II Reich, fue fundado el 18 de enero de 1.871 tras la victoria de Prusia en la Guerra Franco-Prusiana y consiguió la unificación de los diferentes Estados alemanes en torno de Prusia excluyendo a Austria. A partir de ese momento Alemania es junto a Inglaterra una de las dos grandes potencias mundiales, si bien la presencia colonial de Alemania es muy inferior respecto a la de los ingleses.

A partir de este punto y durante las siguientes dos décadas se establece los llamados sistemas bismarkianos, que dominan la política europea en ese periodo. Entre 1.884 y 1.885 Bismarck convoca la conferencia de Berlín en la que potencias establecen las pautas para el reparto colonial de África.

El Imperio Alemán fue proclamado en Versalles, el 18 de enero de 1.871 con el rey Guillermo I como Emperador, y Bismarck como Príncipe y Canciller Alemán (Reichskanzler).

GUILLERMO I DE PRUSIA

1.797 – 1.888

Rey de Prusia (1.861-1.888) y Emperador de Alemania (1.871-1.888). Culminó el proceso de la unificación alemana bajo la corona prusiana con la fundación del II Imperio Alemán. La ocupación francesa de su patria en 1.806 le causó verdadera conmoción, de modo que al estallar la rebelión en Prusia Oriental seis años más tarde no dudó en participar en ella a pesar de su juventud.

En 1.813, cuando su padre declaró la guerra a Francia, intervino en ella y colaboró en la reconstrucción de Prusia. Durante el reinado de su hermano Federico Guillermo IV actuó con dureza para sofocar la insurrección republicana de Baden de 1.849, y al año siguiente mostró su disgusto ante la indecisión del monarca a la hora de unificar Alemania excluyendo a Austria, lo cual permitió que este país obligara a Prusia a la retirada de Olmütz. La locura de su hermano en 1.858 le dio la regencia y allanó el camino para su coronación en 1.861.

Partidario de una monarquía fuerte, emprendió inmediatamente una profunda reorganización del ejército con el objetivo de hacer realidad la realpolitik, el proyecto de unidad alemana. El Landtag, el parlamento bicameral, no aprobó las partidas presupuestarias necesarias para su financiación, pero Bismarck, su nuevo canciller, hizo caso omiso tanto del voto parlamentario como de las protestas de la oposición y llevó adelante los planes.

Después de la guerra de los Ducados (1.864-1.865), autorizó, no sin reparos, la guerra contra Austria, que fue derrotada en Sadowa. Tras la victoria militar, se anexionó los estados de Schleswig, Holstein, Hannover, Hesse, Hesse-Nassau y Frankfurt, logró el apoyo de otros en el seno de la Confederación Alemana del Norte y firmó alianzas militares con los estados del sur. Aun así, el rey no se mostró favorable a la idea de su Primer Ministro de provocar la guerra con Francia y consintió en retirar la candidatura al trono español de Leopoldo de Hohenzollern, propuesta que constituía el principal punto de tensión.

Sin embargo, Bismarck, decidido a no cejar en sus propósitos, modificó los términos del telegrama real, ardid que ocasionó el estallido del conflicto franco-prusiano en 1.870. Después de una fulgurante campaña, las tropas prusianas vencieron a las francesas en la decisiva batalla de Sedán y ocuparon París. Eliminados los obstáculos externos, se consumó la unidad de Alemania bajo la hegemonía de Prusia y Guillermo I fue coronado emperador en Versalles el 18 de enero de 1.871.

Nació de este modo una gran potencia económica, en cuyo interior el Monarca debió afrontar los avances del socialismo y la creciente radicalización de las masas obreras. Apoyó a su canciller en la sanción de leyes sociales proteccionistas que tendían a debilitar la influencia de los socialistas, contra quienes se dictaron duras medidas represivas que no impidieron su crecimiento entre el electorado. Pronto también se vio enfrentado a la Iglesia Católica, a raíz de las leyes laicas y el kulturkampf que impulsaba Bismarck, hasta que logró de éste actitudes más moderadas.

En política exterior, advirtió el peligro que suponía el establecimiento de alianzas militares que consolidaban la paz armada en el continente y hacían de éste un verdadero polvorín. Sin embargo, la dinámica expansionista en la que había entrado Alemania de la mano de Bismarck le indujo a firmar, en 1.872, la alianza de los tres emperadores, que al deshacerse siete años más tarde, cuando los intereses germanos y austriacos chocaron con los rusos en los Balcanes, fue sustituida por la Dúplice alianza Austro Alemana, coalición a la que también se sumó Italia en 1.882.

Se completaba así la llamada unificación alemana y nacía el II Imperio Alemán. La victoria definitiva prusiana fue ratificada por medio del Tratado de Frankfurt, acordado el 10 de mayo de 1.871.

Guillermo I apoyó el militarismo y la política defendida por Bismarck durante su reinado. Sufrió dos atentados contra su vida en 1.878 y resultó gravemente herido en el segundo de ellos. Fallecido en Berlín el 9 de marzo de 1.888, su hijo Federico Guillermo le sucedió en el trono con el nombre de Federico III, pero su reinado apenas duró tres meses.

OTTO VON BISMARCK

CANCILLER IMPERIAL

(1815-1898)

Fue el arquitecto de la unificación alemana y árbitro de la política europea durante la segunda mitad del siglo XIX. Bismarck, también conocido como el "Canciller de Hierro", fue fundador y primer Canciller del Imperio Alemán, y a través de sus habilidades diplomáticas, consiguió mantener la paz en Europa durante una generación, siendo el verdadero artífice de la unificación, y se inicia un periodo de gran desarrollo de la Nación alemana en todos los campos; económicamente, geográficamente, políticamente y militarmente.

Los primeros años de su vida y carrera

Su Vida. Otto von Bismarck, nació el 1 de abril de 1.815 en Schönhausen en Brandenburgo, Prusia. Su padre, Ferdinand von Bismarck-Schönhausen, procedía de la antigua nobleza prusiana. Su madre, Wilhelmine Mencken de la alta burguesía. Bismarck estudió leyes en al universidad de Göttingen en Hanover, donde obtuvo su título en 1.837. En 1.847, se casó con Johanna von Puttkammer. Durante las revoluciones de 1.848, Bismarck apoyó la supresión de la revuelta oponiéndose a otorgar concesión alguna a los liberales, y manteniéndose leal a la monarquía. In 1.849, fue elegido para la cámara prusiana de representantes (la cámara baja de la prusiana). En 1.851, Federico Guillermo IV nombró a Bismarck como representante a la cámara de Frankfurt. En 1.859, fue enviado a Rusia como embajador prusiano en San Petersburgo, y en mayo de 1.862, marchó a París como embajador en la corte de Napoleón III. Poco después regresó a Berlín, y el 22 de septiembre de 1.862, Bismarck fue nombrado ministro presidente y ministro de exteriores de Prusia por el Rey Guillermo I.

Como Canciller alemán, Bismarck dirigió una política exterior enfocada a mantener y fortalecer el Imperio. Para prevenir una guerra de revancha, Bismarck decidió ahora aislar a Francia diplomáticamente. En 1.973, forma la Liga de los tres Emperadores (Dreikaiserbund) con Rusia y Austria-Hungría. Pero la rivalidad en los Balcanes provocó al guerra ruso-turca de 1.877, y Bismarck tuvo que mediar en el congreso de Berlín de 1.878 consiguiendo mantener la paz. La creciente hostilidad rusa, trajo la doble alianza con Austria (1.879), y luego la triple alianza cuando Italia se unió en 1.882. Bismarck, sin embargo quiso incluir a Rusia en esta alianza formando de nuevo la Liga de los tres Emperadores (1.881-87). Obtuvo además apoyo británico.

Después de la muerte de Guillermo I en 1.888, diferencias con Guillermo II provocaron la dimisión de Bismarck el 18 de marzo de 1.890. Empleó sus últimos días escribiendo sus memorias y murió en Friedrichsruh el 30 julio de 1.898.

EL NUEVO KÁISER

1859 – 1941

Con la coronación de Guillermo II como Káiser (1.888 – 1.918), se inicia un enfrentamiento entre este y Bismarck, el cual provoca la caída del canciller. La primera medida importante que adoptó como emperador fue la destitución en 1.890 del anciano canciller Otto von Bismarck, a quien se debía la fundación del II Imperio Alemán durante el mandato de su abuelo, Guillermo I. Participó de forma significativa, y en ocasiones decisiva, en la política exterior e interior de su país. Gracias a su gestión, Alemania dejó de ser un Estado agrícola para convertirse en poco tiempo en uno de los principales países industrializados, aunque esta transformación provocó el surgimiento de graves conflictos entre empresarios y trabajadores. Guillermo II no consiguió frenar totalmente el ascenso del Partido Socialdemócrata Alemán, que finalmente llegó a ser la fuerza política más importante del Imperio. El emperador será incapaz de continuar con las políticas implantadas por Bismarck y Alemania, se ve poco a poco en la incapacidad de mantener el equilibrio europeo que para entonces era más que nunca la base del equilibrio mundial. Consideraba que su derecho a gobernar tenía origen divino. Le interesaban los asuntos internacionales, pero su política a este respecto fue contradictoria y confusa. Profesaba una profunda amistad hacia Gran Bretaña, pero impulsó a este país a establecer en 1.907 una alianza con Francia y Rusia (la Triple Entente) como réplica a su ambicioso programa de expansión colonial, comercial y naval.

A medida que avanzaba el conflicto, Guillermo II fue perdiendo poder. Era consciente de sus limitaciones como militar, y delegó las decisiones bélicas en manos de los generales alemanes Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff. Hizo caso omiso de las resoluciones de paz elaboradas por el Reichstag (cámara baja del Parlamento alemán) en 1.917 y exigió que la guerra continuara. El fracaso de la ofensiva alemana de 1.918 aumentó la intranquilidad del Ejército y de la población; el 10 de noviembre, un día antes de que se firmara el armisticio, el Emperador abandonó el país y se refugió en los Países Bajos, cuando ya se había instaurado en Alemania la que habría de llamarse República de Weimar

Falleció el 4 de junio de 1.941 y fue enterrado con honores militares por orden del dictador alemán Adolf Hitler.

En 1.914 estalla la Primera Guerra Mundial que al provocar la derrota de Alemania en 1.918 marca el fin de la Dinastía Hohenzollern.

MAPA DE ALEMANIA ANTES Y DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

EUROPA ANTES Y DESPUÉS DE LA I GUERRA MUNDIAL

Después de la I Guerra Mundial, el mapa de Europa sufrió grandes transformaciones. Por los términos del Tratado de Versalles (1.919), Alemania cedió territorio a Bélgica, Dinamarca, Francia, Checoslovaquia y Polonia. Estos dos últimos países, al igual que Rumania y Yugoslavia, recibieron, además, territorios del Imperio Austro-Húngaro, que fue disuelto tras el fin de la contienda. El Imperio otomano también se desintegró, a excepción de Turquía, por lo que la Sociedad de Naciones convirtió la mayor parte de las naciones que lo integraban en mandatos franceses o británicos.

Las naciones vencedoras imponen el Tratado de Versalles y con ello se inicia la República de Weimar, el territorio Alemán se encuentra nuevamente dividido.

TRATADO DE VERSALLES

1919

Las causas que originaron la segunda guerra mundial  tienen su origen en el famoso Tratado de Versalles, firmado el día 28 de junio de 1.919.Aunque el tratado fue severo, sus previsiones políticas no fueron, en modo alguno, tan injustas como alegaron los alemanes.

Alemania perdió, aproximadamente, un octavo de su territorio continental, unos 6.500.000 habitantes de su población y sus posesiones coloniales, pero el Estado Alemán no quedó desmantelado ni el país desmembrado. Para garantizar que Alemania no representaría jamás un peligro de guerra, su ejército quedó reducido a 100.000 hombres, su flota en 15.000 unidades y quedó prohibido el reclutamiento militar. La escuadra alemana fue reducida a media docena de acorazados y cruceros y una docena de destructores y lanchas torpederas.

Las duras condiciones económicas de la posguerra abrumaron al pueblo alemán que veía como el dinero se evadía del país a la par de una inflación galopante. El desempleo era excesivo y para 1.923, un alemán de cada cuatro se hallaba sin trabajo. Los soldados que retornaban del frente después de cuatro años de penurias vividas en las trincheras, se vieron anonadados y enfurecidos, resultando elementos propicios para los movimientos nacionalistas. Cuando el gobierno alemán solicitó una moratoria para satisfacer sus reparaciones, los gobiernos de Francia, Bélgica e Italia respondieron enviando tropas para ocupar la zona del Rin en enero de 1.923. Estas humillaciones despertaron la furia nacionalista germana, que se dirigió contra los aliados y contra su propia República de Weimar.

PRUSIA DESPUÉS DE LOS HOHENZOLLERN

Recordemos que en 1.918 Guillermo II abdica y se exilia, luego de que Alemania capitulara en la guerra. El Tratado de Versalles estipula la anexión de gran parte del territorio de Prusia a la recién restablecida Polonia. Danzig y Memel, (ciudades prusianas del Báltico), fueron declaradas ciudades libres.

Estas medidas dividieron drásticamente el territorio prusiano, dejando a Prusia Oriental totalmente separada del resto de Alemania. La situación creada por esta división es uno de los orígenes directos de la Segunda Guerra Mundial. El 24 de octubre de 1.938, el gobierno Alemán solicito a Varsovia la devolución de la Ciudad libre de Danzig (unida aduanera de Polonia) y el permiso para tender una línea férrea y una carretera a través del corredor polaco, bajo el estatuto de extraterritorialidad. Varsovia rechazó la solicitud y de esta forma se precipito la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1.939, lo que dio inicio a la Guerra Mundial.

PRUSIA SUBSISTE COMO TERRITORIO AUTÓNOMO BAJO LA REPÚBLICA DE WEIMAR HASTA 1.934, FIN DE LA AUTONOMÍA BAJO EL RÉGIMEN NAZI.

Al final de la Segunda Guerra Mundial la mayor parte de Prusia pasa a formar parte de Polonia (Pomerania) y la Unión Soviética (Königsberg que hoy se conoce como Kaliningrado). Por decisión de los Aliados, en 1.947 Prusia como unidad administrativa y Estado alemán es declarado oficialmente disuelta.

Actualmente un proyecto en Alemania trata de devolverle oficialmente el nombre de Prusia a la región que antiguamente llevaba este nombre en lo que aún es territorio alemán.

EL FENÓMENO NAZI

Terminada la primera guerra mundial, el hambre y las privaciones estaban a la orden del día en toda Europa y especialmente en Alemania donde la situación social era caótica. Al bloqueo impuesto por los aliados tras el armisticio se le agregaban las reparaciones territoriales y económicas exigidas por el "Tratado de Versalles". La pérdida de Alsacia y Lorena le significó a Alemania una merma en su producción de hierro en el orden del 75% con respecto a sus niveles de 1914. Francia también se apoderó de las minas del Sarre y Polonia se adueñó de la parte meridional de Silesia, Región Industrial y Minera. A estas graves mutilaciones territoriales, se le sumaba la pérdida de sus colonias en África, Asia y Oceanía quedando su economía seriamente comprometida. Las duras penas económicas impuestas en el Tratado de Versalles en concepto de reparaciones de guerra ascendía a unos 132,000 millones de marcos oro y la inflación degeneró en una hiperinflación desenfrenada hacia 1923. En medio del caos económico y político de la posguerra, los movimientos revolucionarios anárquicos y comunistas se propagaban como hongos por todo el país con líderes como Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

El resentimiento y la humillación de los excombatientes, sumado a la creciente preocupación de la clase media y alta por el fenómeno revolucionario de índole comunista, abonaron el terreno para un nacionalista mesiánico llamado Adolf Hitler. Con el argumento de que Alemania había perdido la guerra no en el campo de batalla sino en el campo de la diplomacia y especialmente por culpa de los dirigentes judíos y marxistas de la República de Weimar, Hitler supo aglutinar en sus filas no sólo a los movimientos de ultraderecha sino también a la burguesía y aristocracia alemana que temían al comunismo más que a cualquier otro fenómeno. El nacionalsocialismo era visto como una garantía contra el comunismo y su temida prédica de la distribución de los bienes. No por casualidad fueron los grandes industriales, que eran quienes más tenían para perder, el principal sustento económico de Hitler financiando su campaña electoral, poniendo los medios de prensa a su disposición (Hitler pudo tener incluso su propio diario) y facilitándole el acceso a los círculos de poder.

En 1.919, Hitler se unió al Partido Obrero Alemán (DAP) y dos años más tarde ya era su jefe indiscutido. En 1.920 Hitler estableció un programa partidario de 25 puntos, entre los que se destacaban la abolición de los tratados de Versalles y Saint-Germain, la unión de todos los alemanes en una gran Alemania, la necesidad de rearme, el racismo antisemita y el principio del espacio vital (Lebensraum), es decir, el "Derecho" de los alemanes a conquistar todo el territorio extranjero que necesitasen para su expansión demográfica.

A estos principios nacionalistas e imperialistas, se sumaban otros principios socialistas, como la nacionalización de las grandes empresas, el reparto de los beneficios de la gran industria y una reforma agrícola radical para atraer a los sectores más humildes de la población. Una vez en el poder, Hitler cumplió al pie de la letra sus enunciados imperialistas y racistas pero hizo caso omiso de los postulados socialistas. Una vez más la aristocracia y los grandes industriales fueron los únicos beneficiarios de una política que llevó a Alemania a la ruina.

El nacionalsocialismo al igual que el fascismo en Italia, se presentaron como movimientos populares de extracción obrera pero una vez en el poder sirvieron a los intereses de sus mecenas políticos acentuando aún más las diferencias de clases entre ricos y pobres. Los sindicatos únicos se revelaron una farsa al servicio de los grandes patrones y las leyes sociales y de trabajo fueron dictadas en función del interés de los empresarios antes que del interés de los trabajadores. En cuanto al racismo, Hitler se limitó a ofrecerlo a una sociedad históricamente xenófoba como un aliciente más dentro de sus propuestas políticas. Cuando se hace referencia al racismo nazi se tendría que hablar más bien del racismo alemán intrínsecamente arraigado en su historia. A mediados del siglo XIX el poeta judío alemán Heinrich Heine, haciendo referencia al antisemitismo de su época profetizó que un pueblo que quema libros, a la larga quemará también a la humanidad. Lutero, Federico el Grande, Wagner y otras grandes personalidades alemanas auspiciaron el exterminio del pueblo judío, entendiendo por judío lo no alemán, es decir, los extranjeros en patria y fuera de ella.

El mérito de Hitler fue saber encauzar ese perverso sentimiento alemán dándole forma al holocausto más sangriento de la historia del hombre y en apenas doce años! La complicidad del pueblo alemán en el genocidio tomó la forma de una colaboración abierta y activa que por momentos superaba el fanatismo propio de los nazis. Cientos de miles de alemanes que jamás se alistaron en el partido nazi, delataban a los judíos prófugos ante las autoridades, destruían sus negocios con la complicidad del poder policial y colaboraron en los campos de exterminio realizando las más diversas tareas de barbarie.

Después de la guerra, los alemanes lavaron sus culpas atribuyéndole un poder sobrenatural a la propaganda de Goebbels y a las SS que numéricamente hablando no representaban ni el 1% del ejército regular. La complejidad del sistema de exterminio que implantó el gobierno alemán con el gran número de campos de concentración que se establecieron en Alemania y fuera de ella jamás hubiese podido funcionar con el sólo personal de las SS.

En 1.923 Hitler acompañado de glorias de la primera guerra mundial como el general Ludendorff y el As de la aviación Hermann Goering, fracasó en su intento por conquistar el poder, en un golpe armado que tuvo lugar en Munich. A raíz del intento de golpe, Hitler y su grupo de colaboradores fueron encarcelados en Landsberg pero antes de cumplir el año ya estarían de nuevo en libertad. Estando en prisión Hitler escribió su libro "Mein Kampf" que pronto se convertiría en la Biblia del nacionalsocialismo. Allí Hitler exponía claramente sus ambiciones territoriales en el Este e incluso hace referencia a la solución final para el problema judío. Si los dirigentes políticos de la época hubiesen leído con atención ese libro muchos de los males posteriores podían haberse evitado. Algunos por omisión y otros en connivencia con las ideas de Hitler, permitieron que el fenómeno nazi creciera y se consolidara como una fuerza de hecho. El 30 de enero de 1.933, a los 43 años de edad, Hitler se convertía en el Canciller más joven de Alemania. Sin embargo, Hitler que vivía convencido de que iba a morir antes de los 55 años, lamentó hasta el final de sus días no haber asumido el poder en 1.923.

Esta "demora" de 10 años lo obligaba a acelerar sus tiempos y en este punto se hallan muchas de las respuestas concernientes a sus doce años de gobierno. En apenas seis años transformó a Alemania en una potencia mundial y necesitó de otros seis años para causar una guerra mundial, un genocidio racial en gran escala y la destrucción total de su país cambiando para siempre el mapa político internacional.

REPÚBLICA DE WEIMAR

1919 – 1933

En 1.919, tras la I Guerra Mundial, la Asamblea Nacional Alemana, que se reunió en Weimar, estableció la República de Alemania, conocida como la República de Weimar, y redactó una Constitución democrática. En 1.920 la ciudad se erigió en capital del recién creado estado de Turingia.

Denominación del régimen político, y, por extensión, del periodo histórico que tuvo lugar en Alemania desde la reunión de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1.919, hasta la derogación de la Constitución y la consiguiente asunción del poder efectuada por el dirigente del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo Adolf Hitler, en 1.933.

La República fue proclamada el 9 de noviembre de 1.918 (razón ésta por la que se podría considerar que la República de Weimar comenzó su existencia en dicho año), después de que los trabajadores y las tropas del II Imperio Alemán se sublevaran contra el gobierno a comienzos de ese año por negarse éste a entablar conversaciones que pusieran fin a la I Guerra Mundial.

El emperador Guillermo II huyó del país y se formó un Gobierno Provisional del Consejo de los comisarios del Pueblo, integrado por una coalición formada por miembros del Partido Socialdemócrata Alemán, liderados por Friedrich Ebert, y del Partido Socialdemócrata Alemán Independiente (escisión radical del anterior), que contó con el apoyo del partido católico del Centro (Zentrumspartei).

Este gobierno provisional fue el encargado de sofocar la revolución espartaquista, dirigida por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, que en enero de 1.919 intentó establecer en Alemania un Estado soviético como los bolcheviques hicieron en Rusia en 1.917; tanto Liebknecht como Luxemburgo fueron asesinados, produciéndose desde entonces la definitiva separación entre los socialdemócratas y los grupos más radicales que formarían el Partido Comunista Alemán (KPD).

La nueva Asamblea Nacional Constituyente se reunió en Weimar (Turingia) en febrero de 1.919 y redactó una Constitución según la cual Alemania pasaba a ser una república federal democrática con dos cámaras parlamentarias, el Reichstag (cámara baja legislativa) y el Reichsrat (cámara de representación federal).

Las medidas democráticas de la Constitución (sufragio universal femenino, representación proporcional, iniciativa legislativa popular) y otras de carácter social (jornada laboral de ocho horas) no estuvieron acompañadas de otras que hubieran supuesto una ruptura completa con la Alemania imperial: no hubo confiscación de las propiedades de los anteriores dirigentes, y los antiguos funcionarios imperiales (oficiales del Ejército, agentes de policía, jueces o maestros de escuela) se mantuvieron en sus cargos. Ebert fue elegido presidente de la República.

El nuevo régimen hubo de hacer frente, también, a revueltas promovidas desde los sectores políticos derechistas: así, el llamado Putsch de Kapp, organizado en 1.920 por oficiales monárquicos NO afectos a la República, fue sofocado por el gobierno.

EL ESTADO DE WEIMAR

DATOS GEOGRÁFICOS:

  • Está ubicada a orillas del río Ilm, en el Estado de Turingia.
  • Conserva su aspecto medieval, con calles estrechas y techos de tejas a dos aguas.
  • Es una ciudad industrial en la que se producen desde automóviles hasta instrumentos musicales.
  • Se conservan aún el Gran Palacio Ducal construido entre 1.789 y 1.803 bajo dirección de Geothe y su casa, hoy museo.
  • En Weimar se encuentran los archivos de Goethe, de Schiller y de Nietzsche.
  • Tiene actualmente alrededor de 65.000 habitantes.

DATOS HISTÓRICOS:

  • Fue fundada en el siglo X.
  • En 1.547 pasó a ser capital del ducado de Sajonia-Weimar.
  • Durante el siglo XVIII fue el principal centro cultural de toda Alemania.
  • Luego de la Primera Guerra Mundial se reunió en Weimar la Asamblea Nacional Alemana (1.919), que dio origen a la República de Alemania, conocida como "República de Weimar". 
  • En 1.920 pasó a ser la capital del Estado de Turingia.

MAPA DEL ESTADO DE WEIMAR

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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