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El adiós europeo al Estado del Bienestar (Parte II) (página 8)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

"Se trata más bien de jubilados que reparten periódicos, llenan las estanterías de supermercados y practican otros oficios poco atractivos para mejorar sus pensiones", señala la experta, para quien aumenta el número de personas a quienes no les alcanza su pensión para vivir.

Las cifras del gobierno confirman además que las pensiones se han ido reduciendo de manera continuada y quien en 2000 se convirtió en pensionista tras 35 años de vida laboral sobraba una renta media de 1.035 euros, que se han reducido a 953 en 2011.

No comment: como justificar lo injustificable (¿viejos "minijobeando" en McDonald´s?)

– Jubilación y trabajo (El Confidencial – 5/9/12) Lectura recomendada

(Por Juan Manuel López-Zafra)

La semana pasada fue noticia el hecho de que unos 800.000 jubilados alemanes, de ellos más de 100.000 mayores de 75 años, completasen su pensión con contratos de trabajo a tiempo parcial, los famosos minijobs. A una buena parte del pensamiento económico tradicional le parece aberrante que alguien que ha trabajado toda su vida deba seguir haciéndolo una vez alcanzada la edad legal de jubilación.

Recordemos, en primer lugar, que la jubilación es un derecho garantizado por nuestra Constitución, no una obligación. Pero el problema es mucho más profundo, pues tiene esencialmente que ver con la evolución demográfica, la esperanza de vida, la situación física y mental de nuestros jubilados, la sostenibilidad del sistema de pensiones y la libertad individual.

España ha sido, hasta hace poco, uno de los países con la población más joven de Europa. Es interesante observar cómo, en sólo 60 años, España ha pasado de contar con algo más de un 25% de menores de 15 años a menos de un 15% en 2011, mientras que el resto de países del entorno se han mantenido en cifras relativas de alrededor del 20% de forma bastante estable.

Múltiplos de incremento de los distintos grupos de edad de la población española desde 1900 (Base: 1900, factor 1). Ya_b indica grupo de edades entre a y b años.

En el último siglo, la población española ha duplicado sus efectivos, al tiempo que el número de personas de edad ha crecido en casi siete veces (actualmente, más de 17 de cada 100 españoles) y los octogenarios se han multiplicado por trece; éstos ya suponen alrededor del 5% de la población (casi el 30% de los mayores). En 2050 se estima que sean ya el 10% de toda la población española.

Según The 2012 Ageing Report. Economic and budgetary projections for the 27 EU Member States (2010-2060) de la Comisión, se prevé un fuerte aumento en Europa (y en España en particular) de la tasa de dependencia de la tercera edad (población de 65 y más años como porcentaje de la población de 20-64 años), desde el 28,4% en 2010 (España, 26,8%) al 55% en 2050 (España, 62%).

Población de 65 años y más, en tanto por ciento del total. 2012 Ageing Report 2010-2060.

Las implicaciones del aumento de la longevidad de los mayores son muy evidentes sobre la capacidad financiera de la Seguridad Social. Así, cada vez son más los mayores y viven cada vez más tiempo. Hace 20 años la esperanza de vida de una mujer que se jubilase con 65 años era de unos 19; hoy excede los 22. Y todo ello, insisto, en sólo 20 años.

Evolución de la esperanza de vida a los 65 años desde 1991; Hombres y Mujeres. Datos INE.

La Ley General de la Seguridad Social (LGSS) de 1994 establecía la incompatibilidad entre "el disfrute de la pensión de jubilación en su modalidad contributiva" con "con el trabajo del pensionista;" posteriormente, esto se corrigió en 2001, señalando desde entonces el art. 165.1 de la LGSS que "las personas que accedan a la jubilación podrán compatibilizar el percibo de la pensión con un trabajo a tiempo parcial en los términos que reglamentariamente se establezcan".

Tal y como recoge la Comisión Europea en su White paper. An agenda for adequate, safe and sustainable pensions de este año, las pensiones públicas suponen alrededor del 60% de los ingresos de los mayores de 65 años. Actualmente, más de 4,1 millones de europeos de más de 65 años están empleados, y si analizamos las tasas de empleo de los jubilados en la UE27 podemos observar que estas cifras, coincidiendo con la crisis, se han incrementado. Como se desprende de la Encuesta Europea sobre Fuerza de Trabajo (2011), la tasa de empleo de la población de entre 65 y 69 años en la EU27 ha pasado del 8,8% en 2005 al 10,5% en 2011; en España las cifras se sitúan en 4,5% y 5%, en el mismo periodo, con lo que el margen de crecimiento es importante.

La misma tasa en 2011 es en Finlandia del 11,7%, y en el Reino Unido del 19,1%. Parece pues que facilitando el trabajo después de la jubilación a aquellos que quieren trabajar se puede contribuir a la sostenibilidad del sistema público de pensiones. En la mayoría de estados miembros es posible combinar los ingresos obtenidos del trabajo, ya sea por cuenta ajena o el autoempleo, con la percepción de prestaciones de jubilación, como señala el informe de Eurofound del próximo octubre, Income from work after retirement in the EU. El objetivo principal de esta medida es apoyar la participación en el mercado laboral de los trabajadores de más edad, si bien las posibilidades que se ofrecen son diferentes; algunos ofrecen posibilidades ilimitadas para la suspensión de las pensiones, mientras que en otros los beneficios sólo se dan si los ingresos por trabajo no exceden de determinadas cantidades.

Si el objetivo básico de los sistemas de pensiones de jubilación es proporcionar unos ingresos adecuados para así permitir que la población mayor disfrute de un nivel de vida digno y goce de independencia económica, queda entonces mucho camino por recorrer. Si bien las reformas recientes de las pensiones públicas han tendido a mejorar o mantener el nivel de protección frente a la pobreza, en el futuro próximo las tasas de reemplazo, es decir, el número de pensiones comparadas con las cotizaciones realizadas, disminuirá considerablemente.

La proporción de población en edad de trabajar (15-64 años) cae asimismo en España de forma alarmante, mientras que la tasa de empleo de trabajadores de más edad (55 a 64 años) ha crecido desde el 39,2% en 2001 al 43,6% en 2010, aunque todavía se encuentra por debajo de la media de la UE27: 46,3%.

Población de en edad de trabajar (15-64 años), en tanto por ciento del total. 2012 Ageing Report 2010-2060

El reciente informe Pension Adequacy in the European Union 2010-2050 del Comité de Protección Social de la UE señala que la mayor parte de las políticas para promover el trabajo durante un mayor número de años se centran en la eliminación de los incentivos negativos al trabajo, como son la edad temprana de jubilación por defecto o las normas legales en materia de empleo después de la edad de jubilación. La mayoría de los estados miembros animan a los trabajadores a permanecer más tiempo en el empleo, a fin de que adquieran derechos de pensiones complementarios. Una vida laboral más larga, y la reducción de la jubilación anticipada, es por tanto una de las formas de mejorar las tasas de reemplazo de pensiones. La edad media efectiva de salida en España del mercado de trabajo en 2010 fue de 62,9 años, superior a la media de la UE27 (62,1 años). Sin embargo, el desafío consiste en proporcionar suficientes oportunidades de empleo para los trabajadores de más edad.

Mejorar las condiciones de trabajo será crucial para que la naturaleza de dicho trabajo sea menos perjudicial para los trabajadores. Es imprescindible que el trabajador pueda seguir activo el tiempo que estime oportuno, sin perjuicio de sus intereses y derechos consolidados. Además de ser una medida de respaldo a la libertad individual, servirá para mitigar en parte el grave problema de financiación de nuestro sistema de pensiones, que de otro modo está abocado a la quiebra.

¿Cómo está la situación en el "paraíso" del sistema de pensiones por capitalización?

"Uno de los aspectos que cada vez preocupan más a los ciudadanos estadounidenses, especialmente aquellos que se aproximan a su edad de jubilación, es la solvencia de sus planes de pensiones. Este problema, que continuamente se relaciona con Europa y con la insolvencia del estado de bienestar, también es un quebradero de cabeza al otro lado del Atlántico"… El "agujero" de las pensiones en EEUU (El Confidencial – 2/10/12)

Los mayores cien fondos de pensiones americanos de empleados públicos gestionaban a final de 2011 un total de 2.700 millones de dólares, lo que supone aproximadamente dos veces el PIB español. Según los últimos análisis actuariales de los fondos públicos, se estima que existe un "agujero" de un 25% entre el valor de los activos bajo gestión y las obligaciones de pago a futuros pensionistas.

El problema de financiación de los fondos de pensiones no es nuevo, pero se agravó de forma considerable tras la crisis crediticia del 2007, lo que aumentó el déficit de las pensiones americanas pasando de un 15% a un 25%.

Según los expertos, los fondos de pensiones tienen que alcanzar niveles de rentabilidad anuales superiores al 7% para poder hacer frente en un futuro a sus obligaciones de pago con los pensionistas. Sin embargo, la rentabilidad media de los fondos de pensiones americanos durante la última década ha sido de un 5.6% anual, muy por debajo del 7-8% deseado para corregir el "agujero" de financiación.

El entorno actual de los tipos de interés, que tal como ha anunciado la Fed recientemente "estarán cercanos a cero hasta mediados del 2015", tampoco ayuda a mejorar la solvencia financiera de las pensiones americanas.

Una de las estrategias por la que han adoptado la mayoría de los gestores en Estados Unidos es la de aumentar su exposición a activos alternativos con expectativas de rentabilidad superiores para poder alcanzar el deseado 7-8% retorno anual.

Si comparamos el "asset allocation" de 2007 con el actual, los fondos de pensiones han pasado de invertir un 60% en renta variable a un 50%, han mantenido un 25% en renta fija y las inversiones alternativas en activos "menos líquidos" como private equity, inmobiliario y hedge funds han pasado de un 12% en 2007 a un 20% de media en la actualidad.

Los mayores cien fondos de pensiones públicos americanos están destinando de media un 8% a invertir en private equity, un 6% en el sector inmobiliario y un 3-4% a hedge funds para poder corregir de forma progresiva su déficit de financiación.

Esta tendencia que se dio a conocer a finales de los ochenta por los endowments de prestigiosas universidades americanas como Princeton, Harvard y Yale, invirtiendo hasta un 50% en inversiones alternativas es cada vez más popular entre los inversores institucionales. Los modelos tradicionales de inversión no funcionan, por lo menos para garantizar que los americanos cobren sus pensiones.

Habrá que esperar unos años para analizar los resultados de esta política de inversión más "arriesgada" de los fondos de pensiones para superar sus problemas de financiación, en un entorno de mercado donde los modelos tradicionales de renta variable y renta fija no son suficientes para alcanzar las rentabilidades deseadas. La búsqueda de rentabilidades atractivas invirtiendo una parte de la cartera en "activos ilíquidos" es una estrategia cada vez más asumida entre los grandes fondos de pensiones americanos.

HelpAge International y los desafíos del envejecimiento

"Para 2050 habrá por primera vez más personas de edad que niños menores de 15 años, según datos de HelpAge International. La asociación ha desembarcado en España con un objetivo claro: alertar de la importancia de invertir en nuestros mayores para construir un mundo mejor. Quieren reconocer a los ancianos de todo el mundo como gente válida y útil. Quieren que los mayores cuenten en nuestra sociedad y que no se les margine"… España y el resto del mundo se enfrentan a un nuevo reto: "El envejecimiento global" (Vozpópuli – 27/10/12)

El envejecimiento de la población es inevitable. Cada segundo que pasa, hay dos personas en todo el mundo que celebran su sexagésimo cumpleaños. Es decir, el total anual es de casi 58 millones de personas sexagenarias. Para 2050 habrá por primera vez más personas de edad que niños menores de 15 años, según datos de HelpAge International, una red global que ayuda a las personas mayores para reivindicar sus derechos.

A mediados de octubre (2012), en Madrid, se presentó su "filial" en España y allí Pilar Rodríguez, presidenta de HelpAge International España, recordó que "pronto la cifra de personas mayores de 60 años alcanzará los mil millones de personas". Pero quiso centrar su atención en las personas mayores que viven en los países en desarrollo "sin pensiones, sin sanidad, sin servicios sociales".

Según un informe de esta organización, muchos países han logrado importantes avances adoptando nuevas políticas y estrategias, además de planes y leyes sobre el envejecimiento. Pero alerta de que "es mucho más lo que debe hacerse para plasmar el potencial de nuestro mundo que envejece".

Al fin y al cabo, el envejecimiento de la población es una de las tendencias más significativas del siglo XXI. Desde la asociación señalan que "dado que actualmente una de cada nueve personas tiene 60 o más años de edad, y las proyecciones indican que la proporción será de una de cada cinco personas hacia 2050, el envejecimiento de la población es un fenómeno que ya no puede ser ignorado".

El envejecimiento de la población está ocurriendo en todas las regiones del mundo y aumenta con mayor rapidez en los países en desarrollo. Al menos un 50% de los niños huérfanos a causa del SIDA en África son cuidados por sus abuelos. "Las personas mayores son un recurso, no una carga", eso es lo que nos quieren hacer entender desde HelpAge International. Hay que tener en cuenta además que "las personas mayores de países en vías de desarrollo, aunque a menudo son pobres y sufren discriminación, son también líderes, cuidadores, trabajadores y catalizadores de cambio".

En las regiones más pobres del planeta, los conflictos, el SIDA y la inmigración han dejado a muchos niños al cuidado de sus abuelos. Y allí es donde interviene esta organización para hacerse cargo del pago del material escolar y los uniformes, e incluso para ayudar a las familias a generar ingresos. La asociación también facilita unidades médicas móviles adaptadas a la edad de los mayores y también pone a su alcance personal sanitario especializado para atenderles; y formación para poder cuidar mejor a otros.

HelpAge reconoce que el envejecimiento es un triunfo del desarrollo y que el aumento de la longevidad es uno de los mayores logros de la humanidad. Ahora, la esperanza de vida al nacer es en la actualidad superior a 80 años en 33 países. Hace solamente cinco años habían llegado a ese hito únicamente 19 países. Para hacernos una idea más clara: en el último decenio, la cantidad de personas de 60 o más años de edad aumentó en 178 millones, lo cual equivale a casi toda la población de Pakistán, que ocupa el sexto lugar entre los países más populosos del mundo.

El envejecimiento de la población ofrece desafíos económicos, sociales y culturales a las personas, las familias, las sociedades y la comunidad mundial. Como señaló el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el prefacio del informe de HelpAge: "Las repercusiones sociales y económicas de este fenómeno son profundas y exceden en mucho el ámbito inmediato de la propia persona de edad y de su familia, pues involucran de manera sin precedentes a la sociedad en general y a la comunidad mundial".

Se prevé para 2050 que un 10% de la población de África tendrá 60 o más años, en comparación con el 24% en Asia, el 24% en Oceanía, el 25% en América Latina y el Caribe, el 27% en América del Norte y el 34% en Europa.

Además, a escala mundial, las mujeres constituyen la mayoría del grupo de personas de edad. Por cada 100 mujeres de 60 o más años de edad, hay solamente 84 hombres en ese grupo de edades; y por cada 100 mujeres de 80 o más años, hay solamente 61 hombres de la misma edad. Es decir, que los hombres y las mujeres experimentan la vejez de manera diferente.

En muchas situaciones, las mujeres de edad suelen ser más vulnerables a la discriminación, además de tener un deficiente acceso al empleo y a la atención de la salud, estar sujetas a malos tratos, a la denegación de su derecho a la propiedad y la herencia de bienes, y a la falta de un ingreso mínimo y la carencia de medidas de la seguridad social. Y aunque los hombres de edad también pueden pasar a ser vulnerables, las diferencias entre hombres y mujeres tienen importantes repercusiones en las políticas y la planificación de programas.

En Madrid se realizó una asamblea sobre el envejecimiento en 2002, hace ya diez años. Ese plan exhortaba a cambiar las actitudes, las políticas y las prácticas a fin de asegurar que las personas de edad fueran consideradas no solamente como beneficiarias de medidas de bienestar social, sino como activas copartícipes en el proceso de desarrollo, cuyos derechos es preciso respetar. El informe actual, El envejecimiento en el siglo XXI: Una celebración y un desafío, constata la insospechada productividad de las contribuciones de las personas de 60 y más años de edad, en calidad de cuidadores de otras personas, votantes, voluntarios, empresarios, etc.

El informe muestra que, cuando se adoptan las medidas correctas para asegurar buena atención de la salud, ingreso regular, redes sociales y protección jurídica, las generaciones actuales y futuras pueden cosechar en todo el mundo el dividendo de la longevidad.

En los datos queda reflejada la necesidad de que los gobiernos nacionales y locales, las organizaciones internacionales, las comunidades y las entidades de la sociedad civil se comprometan plenamente en un esfuerzo mundial concertado para replantear la sociedad del futuro y adecuarla a las realidades demográficas del siglo XXI.

No comment: riesgo de pobreza, dependencia y otras lacras sociales

– Riesgo de pobreza y pensiones (El Confidencial – 5/12/12) Lectura recomendada

(Por Juan Manuel López-Zafra)

… Se está hablando mucho del riesgo de pobreza estos días. Y, relacionado con ello, coinciden en el tiempo la presentación del informe "Income from work after retirement in the EU" por parte de la European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions (Eurofound), hoy en Bruselas, y la celebración estos mismos días en Santiago de Compostela del International Congress on Social Diversity, en el que se están abordando este y muchos otros problemas que, de forma particular, atañen tanto a discapacitados como a las personas de mayor edad.

Durante 2010, y a nivel de la UE27, el porcentaje de hogares con dificultades para llegar a fin de mes fue del 53.6% para aquellos con un adulto de 65 o más años, y del 44.5% para los de dos adultos, con al menos uno de 65 o más. En España los valores fueron desgraciadamente superiores, alcanzando el 61.3% y 54.5% respectivamente. Surgen entonces dos alternativas para reducir ese riesgo: la asistencial (absolutamente imprescindible, pues en muchos casos ni la formación, ni la salud, ni la zona de residencia permiten otra) y la laboral.

En el citado informe de Eurofound, elaborado por los Dres. Dubois y Anderson, en el que también ha colaborado la Dra. De Paz Cobo, de la URJC, se lleva a cabo una revisión exhaustiva de los distintos esquemas de jubilación en la UE y las posibilidades contempladas en cada país en relación con el trabajo de los mayores. Efectivamente, uno de cada tres europeos quiere continuar trabajando llegada su edad de jubilación, y seis de cada diez piensan que la gente debería tener la posibilidad de hacerlo. De hecho, desde 2005 las tasas de empleo de las personas de edad superior a los 65 años se han incrementado significativamente en Finlandia, el Reino Unido, Lituania, Alemania y Austria. La persecución del interés individual, nuevamente, redunda en el beneficio del colectivo, pues un incremento tanto del tiempo de actividad como del número de personas en tal situación reduce la carga que pesa sobre los sistemas públicos de pensiones.

Es interesante observar cómo la dependencia demográfica en la UE27 pasará de un pensionista por cada cuatro en edad de trabajar a uno por cada tres en 2020. Sin embargo, esta relación no recoge el hecho de que entre los potencialmente activos no todos lo están, como ocurre de forma especialmente grave en situaciones de crisis económica como la actual. Surge así el ratio de dependencia económica, que en 2010 alcanzó el valor del 65%, lo que significa que en la UE27 tres activos mantienen a dos jubilados; el peso es ahora mismo exactamente el doble de lo que indica el de dependencia demográfica para 2020. Cierto es que los ratios, sean los que sean, no recogen los incrementos de productividad. Y que son precisamente esos incrementos de productividad inherentes al sistema capitalista los que han permitido la jubilación a los 65 años o la eliminación del trabajo infantil, entre otros avances sociales.

Mayores de 65 años en rojo, entre 16 y 64 en verde. Elaboración propia.

Cabría preguntarse si es socialmente admisible que una persona que ya ha alcanzado la edad legal de jubilación (impuesta desde el Estado, independientemente de la actividad que desarrolle el ya jubilado y de su situación de salud) tenga la opción de permanecer activo. Evidentemente, desde la óptica social del pretendido reparto del trabajo (como si los puestos de trabajo fuesen manzanas que pudieran repartirse dentro de una caja) la pregunta carece de sentido, y, desde la del respeto a la libertad individual, aún más. Pero admitamos la barbaridad, desde un marco meramente de análisis. Para ello, quizá sería conveniente conocer cuál es la situación en la que se encuentra el colectivo analizado, en este caso el de los mayores de 65 años, pero no sólo de forma absoluta, sino también en comparación con los demás. Una de las medidas más informativas acerca de su mejor o peor situación en cuanto a su capacidad económica es el ingreso mediano, valor que recoge el importe de los ingresos que divide en dos partes iguales al grupo: la mitad exactamente obtiene ingresos mayores y la otra mitad menores.

Efectúan los autores la relación por cociente entre el ingreso mediano de los mayores de 65 años con el de quienes tienen entre 16 y 64 años; un valor de 1 indica igualdad entre los dos colectivos (en ambos existe la misma proporción de personas por encima y por debajo del mismo salario), mientras que valores inferiores a la unidad indican que el salario mediano de los mayores es inferior al de los potencialmente activos. Del gráfico posterior podemos concluir dos cosas: por un lado, que la evolución en sólo tres años ha sido positiva, pues en general ha crecido el valor del indicador; por otro, que los ingresos medianos del colectivo de mayores siguen en general siendo más de un 10% inferiores a los del resto de la población. De hecho, en España el ratio toma el valor 0.83 en 2010.

Distribución del ratio de salarios medianos de los mayores de 65 respecto de los potencialmente activos (16 a 64 años). Fuente: Eurofound.

No es extraño entonces que nuestros mayores quieran trabajar. Se encuentran (en general) bien de salud, tienen claramente mucho que aportar y sus ingresos no les permiten vivir de la forma en que lo hacían; ingresos proporcionados en su mayor parte por la pensión de jubilación, en el caso español con un sistema de reparto que limita las máximas y que sigue sometido al vaivén de las decisiones políticas (situaciones ambas que no se producirían en un sistema de capitalización). Y así, es normal que la tasa de empleo de las personas de 65 a 69 años en la UE27 se haya incrementado en 1,7 puntos porcentuales desde el 8.8% en 2005 al 10.5% en 2011, destacando en Finlandia con un incremento del 4.9% o el Reino Unido con uno del 4.7%. España ha pasado en ese mismo período del 4.5% al 5%. Al mismo tiempo, en los EEUU, y según el US Bureau of Labor Statistics, esa misma tasa de empleo en 2011 alcanzaba al 29.9% de la cohorte de 65 a 69 años de edad. Es interesante observar que esa misma población de mayores ha elegido mayoritariamente la opción de trabajo a tiempo parcial; comparando los terceros trimestres de 2007 y 2011, en la UE se ha pasado del 51.6% del total de mayores empleados al 56.8%. En España, mientras tanto, hemos caminado en sentido opuesto, pasando del 29.9% al 24.4%. Los países de más incremento son Chipre (11.3 puntos porcentuales, pp), Francia (8.8 pp), Suecia (8.4 pp) y Estonia (8.5 pp). Y recordemos que uno de los colectivos más sensibles al riesgo de pobreza es el de los mayores.

En el previamente citado congreso presento, junto con la Dra. de Paz Cobo, un estudio pormenorizado de la Encuesta de Condiciones de Vida 2011 del INE, publicada hace apenas 6 semanas. Hemos analizado cuáles son los factores que explican que los mayores de 65 años se encuentren dentro del umbral de riesgo de pobreza, hogares que en 2011 contaban con una renta inferior a 7.533 € por persona (el 60% de la renta mediana nacional); a pesar de la paulatina reducción ocurrida desde 2004, en 2011 en España casi el 21% de los mayores de 65 años se encontraban dentro de esa situación de riesgo.

Evolución de la tasa de riesgo de pobreza (%) para los mayores de 65 años desde 2004. Elaboración propia a partir de INE.

Hemos analizado hasta un total 10 variables que potencialmente explicarían la situación. Lo que demostramos es que el factor más importante en la explicación del riesgo de pobreza entre los mayores es la educación. Así, el mero hecho de tener estudios superiores provoca que sólo uno de cada quince se encuentre en riesgo (izquierda en el gráfico), frente a tres de cada quince en el colectivo general (centro). Por otro lado, en las parejas sin estudios y sin menores a cargo que viven en zona rural se incrementa el riesgo hasta la mitad del colectivo, como se presenta en la parte derecha.

Prevalencia del riesgo de pobreza según factores. "Analysis of poverty risk of older people in Spain", ICSD 2012.

Si consideramos que una sociedad progresa cuando todos sus miembros lo hacen, no debemos descuidar la situación de nuestros mayores. La combinación de políticas asistenciales en los casos en los que sean necesarias con la posibilidad real para el individuo de seguir cotizando y colaborando activamente permitirá corregir las deficiencias que aún existen sin cargar innecesariamente la factura total en el contribuyente. Deben ponerse hoy las bases para ello.

El ajuste de las pensiones a la inflación (larga me la fiais)

"Varios países europeos (Reino Unido, Francia, Italia, Austria o Bélgica) vinculan la evolución de las pensiones a la inflación, circunstancia que también sucedía en España hasta que este año de forma excepcional el Gobierno ha desechado esta posibilidad para cumplir con el déficit previsto"… Reino Unido y Francia, entre los países que vinculan las pensiones a la inflación (Negocios.com – 6/12/12)

La Unión Europea deja margen a los países para decidir los ajustes que quieren aplicar a las pensiones y no existe ningún tipo de obligación respecto a compensaciones por el aumento de la inflación.

"Es una cuestión en manos de los Estados miembros", señaló a Efe el portavoz comunitario de Empleo y Asuntos Sociales, Jonathan Todd, quien añadió que Bruselas sí ha pedido a los Veintisiete que aseguren la sostenibilidad de las pensiones con medidas como el aumento de la edad de jubilación.

En Francia las pensiones del régimen de la Seguridad Social (unos 12 millones) están vinculadas a la inflación y la revalorización se aplica cada año el 1 de abril.

En esa fecha se aplica la previsión del índice de precios al consumo que ha elaborado la Comisión Económica de la Nación y posteriormente se procede a un ajuste por el posible desfase.

En el Reino Unido el aumento de las pensiones se calcula en base al índice de precios al consumo (IPC), aunque hasta hace dos años se hacía teniendo en cuenta el índice de precios minoristas (RPI), cuyo porcentaje suele ser ligeramente más alto al incluirse el coste de la vivienda y el pago de los intereses de las hipotecas.

Además, el alza de las pensiones se hace en base al IPC de septiembre para ser aplicado a partir del 1 de abril del año siguiente, cuando comienza del año fiscal.

En Italia las pensiones aumentan cada año según la inflación, pero son los Gobiernos los que pueden tomar decisiones extraordinarias al respecto.

El Gobierno de Mario Monti con su último plan de ajuste aprobado en diciembre del año pasado congeló está subida vinculada al coste de la vida durante el bienio 2012-2013 para las pensiones que fueran tres veces superiores a la mínima (1.441,59 euros brutos).

En Austria la ley establece un aumento de las pensiones que compense la inflación, una norma que ha sido modificada por el Parlamento dentro del plan de ahorro del Gobierno y para 2013 las pensiones subirán un 1,8 por ciento, un punto por debajo de la inflación.

Sólo los jubilados con pensiones más bajas, por debajo de 837 euros, y sin otros ingresos, verán aumentadas sus pagas conforme al dato de inflación.

En Bélgica las pensiones se ajustan al aumento de los precios al consumo de manera que aumenta automáticamente en función de un índice de referencia fijado para un año concreto.

En Holanda el sistema de pensiones tiene tres pilares: percepción estatal básica, suplementaria de carácter colectivo y procedente de los fondos de pensiones privados.

El 90% de los trabajadores se beneficia de los dos primeros pilares, que llevan aparejado un sistema de indexación relacionado con la inflación, que en 2011 fue del 2,9%, el mismo porcentaje del acumulado en lo que va de año.

En cambio, las subidas de las pensiones en Alemania se deciden en base a la situación financiera de las cajas aseguradoras, que actualmente disponen de unas reservas superiores a los 29.000 millones de euros y no necesariamente tienen en cuenta los incrementos del IPC.

Las pensiones subirán en Alemania hasta un 11% en los próximos cuatro años, según se desprende del informe del Gobierno federal que aprobó el gabinete ministerial germano el pasado día 28 de noviembre.

En Grecia las pensiones hace tres años que no sólo no suben, sino que han sido recortadas en varias ocasiones.

Antes de la crisis, el aumento de las pensiones era el mismo que el del salario mínimo interprofesional que se negociaba entre sindicatos y patronal.

En Portugal, las pensiones han sufrido cortes y congelaciones desde 2011 debido a la obligación de reducir su gasto público para cumplir con las exigencias de su rescate financiero, por lo que también se repetirán el próximo ejercicio, aunque todavía no han sido divulgados los detalles.

Arreando la manada: atrayendo a los trabajadores jóvenes a la pensión privada

"La mejor edad para comenzar a ahorrar para complementar la pensión de jubilación son los 35 años, momento en que se tiene "cierta capacidad de ahorro", explican los expertos de la Asociación Europea de Asesores Financieros (EFPA)"… Los 35 años, edad ideal para empezar a ahorrar para la jubilación (Negocios.com – 12/12/12)

En una nota remitida este martes, la EFPA explica que cuanto más joven sea el ahorrador, podrá asumir un riesgo más alto en el reparto de inversiones de su plan de pensiones y orientarlo a renta variable.

"La crisis económica y el cambio demográfico están provocando que mucha gente empiece a ver con preocupación el futuro después de su vida laboral", dicen los expertos de la EFPA.

"Las cuentas de la Seguridad Social comienzan a ser deficitarias y la relación entre número de trabajadores por cada jubilado se reduce día a día, pese a lo que "el nivel de vida en la jubilación no tiene por qué empeorar", pero hay que tomar medidas años antes", añaden.

Si el ahorrador tiene entre los 35 y 45 años se puede apostar por una mezcla de renta variable (60%) y renta fija (40%), mientras que más tarde, entre los 45 y los 55 conviene decantarse por destinar más porcentaje a renta fija.

Propuesta de Fedea: compatibilizar pensión y trabajo para mayores

– El test de ingresos (Fedea – 13/12/12) Lectura recomendada

(Por Sergi Jiménez)

La crisis financiera de la seguridad social española (que se espera que tenga un déficit por encima de los 10000 millones de euros, alrededor de un uno por ciento del PIB) y la creciente presión de las autoridades europeas (aquí) están reactivando los tambores de reforma del sistema de pensiones español. Es probable que el ruido, después de haber impedido la revalorización de las pensiones, acabe derivando en un avance de la entrada en vigor de la Reforma de 2011. En el ínterin suenan medidas para, por un lado dificultar las prejubilaciones (véase aquí) y, por el otro, permitir la continuación de la vida laboral (más allá de la edad normal de jubilación) en base a facilitar la compatibilización de pensión y trabajo (véase a este respecto mi entrada de 2010). Ello con la esperanza, ciertamente vana, de que ambas puedan contener el gasto en pensiones. Sin embargo, como comentaremos más adelante, es bien conocido que estas medidas, aunque positivas y necesarias, tienen un impacto limitado sobre la sostenibilidad del sistema a largo plazo. De hecho, lo único que puede funcionar a medio y largo plazo es una severa contención de la generosidad del sistema de pensiones español.

Aun así, en un contexto socioeconómico donde la población en edad trabajar se espera, de no mediar otro doble milagro de crecimiento e inmigración, que mengüe a marchas forzadas (para 2050 se esperan 15.3 millones de mayores y, siendo sumamente optimistas, 17.7 millones de empleados) y donde la fracción que trabaja entre 55-64 en España, aunque está en la media de los países de sur de Europa, es baja comparada con los países del norte (véase la figura 1), es ciertamente interesante modular la regulación sobre pensiones al objeto de motivar a los individuos a permanecer en el mercado de trabajo.

Aunque son numerosas las regulaciones que influyen sobre la participación laboral en edades avanzadas, son particularmente importantes el test de ingresos (earnings test), que es el conjunto de reglas que determinan bajo qué condiciones se compatibilizan trabajo y pensión, y el premio a la extensión de la carrera contributiva. El elemento principal del test de ingresos es el tipo impositivo al que se penaliza la pensión en caso de trabajar. Otros elementos del mismo son el rango de edades sobre el que se aplica y la posibilidad de usar las contribuciones adicionales para reducir la posible penalización por pedir la pensión anticipadamente (véase Benítez-Silva y Heiland para una discusión del caso americano).

Figura 1. La tasa de empleo 55-64 en Europa en 2010.

En España, la incompatibilidad (en general) entre pensión y rentas de trabajo implica un test de ingresos del cien por cien para la gran mayoría de la población. Existen dos excepciones, la jubilación parcial y la jubilación flexible, curiosamente ambas reguladas por un test de ingresos basado en la fracción de la jornada trabajada y no en los ingresos, lo que es relativamente infrecuente. La jubilación parcial, que tuvo un máximo de incidencia en 2008, afectando al 14% de las jubilaciones, no depende únicamente de la voluntad del individuo y es, por tanto, discriminatoria. La misma es muy generosa, ya que una vez alcanzada la edad de jubilación normal, el individuo recupera el 100 por cien de la base reguladora. La jubilación flexible, establecida en 2002, es anecdótica -menos del 0,3% de las jubilaciones en 2011. Permite mantener un trabajo a tiempo parcial mientras la pensión se reduce en proporción a la fracción de jornada trabajada. Finalmente, al llegar a la edad de jubilación obligatoria son pocos los que deciden continuar voluntariamente, ya que el actual premio (dependiendo del número de años cotizados, entre 2 y 3 por ciento de la base reguladora) a la prolongación de la vida laboral es claramente insuficiente para compensarlos.

En el resto de países considerados (principalmente europeos) encontramos una gran variabilidad institucional que va desde la incompatibilidad total hasta la compatibilidad total a todas las edades (véase la Tabla 1 en Disney y Smith, 2002, para una comparación entre países de la OECD a principios de la pasada década). La opción de incompatibilidad total, cada vez más infrecuente, sólo subsiste en Irlanda, Eslovaquia, Letonia, Malta y como ya hemos señalado en España (aunque en un reciente informe se diga que es "algo" compatible). En el resto de casos analizados existe un cierto grado de compatibilidad, que puede estar sujeta a restricciones de edad (por ejemplo en Alemania, Francia, Hungría), de ingresos (por ejemplo Estados Unidos, Bélgica, Países Bajos, Grecia), o a ninguna restricción (Gran Bretaña, Suecia, Italia, Finlandia entre otros países). De hecho, todas las reformas recientes de los sistemas de pensiones, como respuesta a la reducción de la oferta de trabajo a medio y largo plazo, han incluido de una forma u otra la compatibilización de trabajo y pensión, al objeto de favorecer el empleo a edades avanzadas.

La mayoría de los trabajos al respecto en el área (véase por ejemplo Disney y Smith, 2002) muestran que la compatibilización aumenta moderadamente el empleo a edades avanzadas, siendo los casos de UK (Disney y Smith, 2002) y Estados Unidos (Benítez-Silva y Heiland, 2009). Aunque ello no quiere decir que un earning test nulo sea siempre la mejor solución. Por ejemplo, Cremer et al (2005) muestran que un test de ingresos positivo puede ser óptimo si la heterogeneidad en salud y productividad aumentan después de la edad normal de retiro.

Pero, ¿qué podemos decir para el caso español? La evidencia disponible muestra que eliminar la restricción de cobrar la pensión y seguir trabajando puede ser beneficioso para los individuos, para el balance de la seguridad social y para la actividad económica, producto de la mayor oferta de trabajo.

En un trabajo en progreso Jiménez-Martín y Sánchez-Martín (2009, mimeo) muestran que un test de ingresos nulo o, en todo caso, pequeño es beneficioso tanto para la mayoría de los individuos como para la salud financiera del sistema de Seguridad Social. En la tabla 1, mostramos los resultados de simulación obtenidos en un modelo de ciclo vital caracterizado por un sistema de pensiones no muy diferente al vigente en España. En la misma, consideramos 5 casos, incompatibilidad total y 4 test de ingresos sobre la pensión (0, 0.05, 0.25 y 0.50). La compatibilidad total es la opción preferida por el individuo medio, que adelanta ligeramente la edad media a la que pide la pensión, aunque está predispuesto a trabajar más. Al mismo tiempo la deuda de la seguridad social con los individuos cae en todos los casos en los que la pensión es compatible.

Tabla 1. Edad optima de retiro y de pensión para el individuo medio.

ET

Edad retiro

Edad pensión

utilidad

Variación equivalente

Riqueza Seguridad Social

Inc

63.83

63.83

-2.97

0

210.71

0

70

63.44

-2.9388

-7.84

202.05

0.05

70

63.51

-2.9427

-6.86

203.90

0.25

70

63.67

-2.9580

-3.15

208.90

0.50

69.9

63.49

-2.9864

-3.54

209.61

Nota: el test de ingresos se aplica hasta la edad de retiro.

En un segundo ejercicio de simulación de un modelo de ciclo vital con incertidumbre de empleo, resuelto por programación dinámica sobre una muestra de individuos simulados de bajos salarios, Benitez-Silva, García-Pérez y Jiménez-Martín (2012, mimeo) muestran que añadir, sobre una versión simplificada de la reforma de pensiones de 2011, la compatibilidad plena pensión-trabajo junto a un premio actuarial (al menos igual a la penalización por adelantar el cobro de la pensión) a posponer el cobro de la pensión, consigue aumentar el empleo en la economía a la vez que se retrasa el cobro de la pensión.

En la figura 2 mostramos los principales resultados de la simulación comparando el sistema vigente (S_2002), una versión simplificada de la reforma de 2011 (RS2011), que no permite jubilación anticipada a los 61 ni jubilación parcial pero que permite la jubilación a la primera edad que ello es posible para todos los individuos, y una extensión de la última que permite compatibilizar plenamente pensión y trabajo (test de ingresos nulo) y aumenta el premio a posponer el cobro de la pensión (RS_TI). Ambas reformas, pero especialmente aquella que hace compatible pensión y trabajo, aumenta el nivel de empleo simulado a partir de los 60 años de edad (entre 2 y 3 por ciento), y la edad media a la que se pide la pensión (que pasa de 62.2 a 65.3 y 66.1 respectivamente). Es importante resalta que aumentar el premio a continuar la carrera contributiva tiene un gran impacto sobre el hazard o tasa de salida a partir de la edad de retiro normal tanto de los empleados como los parados. Finalmente, en el caso analizado, la compatibilización puede mejorar las finanzas del sistema de pensiones hasta un 2 por ciento

Figura 2. La tasa de empleo y salida en tres escenarios simulados

En definitiva, el rediseño de las reglas de compatibilización de pensión y trabajo junto a la mejora de las reglas de extensión de las carreras contributivas (en sustitución del programa de jubilación parcial) consigue que los individuos, voluntariamente y a pesar de tener la opción de salir temprano, trabajen un poco más y pospongan el cobro de la pensión, beneficiando las cuentas de la Seguridad Social y, por ende, la actividad económica. En tal contexto cabe preguntarse ¿A qué esperamos?

¿Una nueva realidad? (dos ejemplos sugerentes)

"La zona euro se encamina hacia su cuarto año de crisis mientras se zambulle de lleno en la recesión económica. A pie de calle, la realidad macroeconómica y las políticas puestas en marcha por Bruselas para tratar de paliarla se traducen en un cambio de mentalidad y de horizontes económicos que afectan, de una forma o de otra, a todos los ciudadanos comunitarios. En 2009, el cofundador y director de inversiones de Pimco, el mayor fondo de bonos privado del mundo, Bill Gross, acuñó el término nueva normalidad para referirse a un nuevo escenario global caracterizado por un bajo crecimiento económico, un desempleo elevado y unos menores rendimientos sobre los activos"… Así es la nueva normalidad en la zona euro: del parado español al jubilado alemán (El Economista – 14/12/12)

Años después, el escenario que dibujó el gurú de la renta fija está de plena vigencia en Europa. Esta nueva normalidad la sufren a diario los millones de europeos que han visto modificadas sus condiciones de vida. Tanto en los llamados periféricos, donde la exigencia de austeridad y la recesión han impactado con más fuerza, como en las naciones más ricas, las reglas del juego han cambiado de forma radical.

Así lo explica otra de las vacas sagradas de PIMCO, su consejero delegado, Mohammed El-Erian: "Después de haber ido demasiado lejos durante la "gran época" del apalancamiento y el crédito, los países occidentales se enfrentan ahora al reto de superar la resistencia conjunta del escaso crecimiento, el paro excesivo y la deuda elevada en lugares equivocados".

Para ilustrar la imagen, "Bloomberg" se fija en dos perfiles completamente opuestos pero con un punto en común: el punto de inflexión que la crisis ha supuesto en sus perspectivas laborales y financieras. Jubilados alemanes y parados españoles representan las dos caras de la misma moneda, un euro a dos velocidades que trata de encontrar la fórmula para la recuperación económica.

Para empezar, recoge el caso de un español de 26 años en paro, divorciado y con una hija. Fran López trabajaba como electricista en Madrid y llegó a cobrar un sueldo mensual de 4.000 euros. El estallido de la burbuja inmobiliaria le dejó sin trabajo y, a día de hoy, se ha visto forzado a volver a casa de sus padres y a terminar los estudios básicos para poder acceder de nuevo al mercado laboral.

En paralelo, Daniel Just se encuentra ante un reto laboral que nunca antes había encarado. Es jefe de inversiones del mayor fondo de pensiones público alemán y tiene que hacer frente a la caída sin precedentes de la rentabilidad de los productos que gestiona: las pensiones de los jubilados germanos. Según explica, los fondos de pensiones en Alemania son tradicionalmente conservadores a la hora de invertir.

A diferencia de los que existen en otros países como Reino Unido o EEUU, en Alemania se invierte una gran parte del dinero en renta fija, ya que la ley alemana establece que deben mover el dinero hacia activos que garanticen "la mayor seguridad posible". Esto implica que normalmente apuesten por la deuda pública alemana que, considerada como refugio frente al riesgo del resto de la zona euro, lleva meses presentando bajos rendimientos que incluso han llegado a ser negativos en algunos casos.

¿Y en qué se traduce? Para los jubilados alemanes implica asumir que contarán con un retiro menos "dorado", ya que las rentas de su trabajo dan menores frutos que antaño. Para el electricista español, supone renunciar a su antigua vida de gastos y completar su formación, una carencia que en su día no le impidió encontrar un trabajo bien remunerado.

Es una transformación profunda que durará tiempo. "Si vives un largo período en el que los desequilibrios crecen, luego llega el largo periodo durante el que relajarse", apunta el economista jefe para la zona euro de BNP Paribas, Ken Wattret. "Primero tienes la fiesta y luego la hambruna", concluye.

Pension Reform: ¡Para comerte mejor! (como diría el lobo de Caperucita)

– El futuro de las pensiones: el libro de Nicholas Barr y Peter Diamond (Fedea – 12/1/13)

(Por Luis Garicano) Lectura recomendada

(La mejor guía a la reforma de los sistemas de pensiones existentes, "Pension Reform: A short guide", de Nicholas Barr y Peter Diamond, ha sido traducida al español por la editorial El Hombre del Tres como "La reforma necesaria: El futuro de las pensiones", con prólogo mío (Kindle, papel) Se lo recomiendo encarecidamente a cualquiera que tenga interés en el tema. Reproduzco, a modo de reseña, el prólogo.)

Quizás el mayor fallo del mercado concierne al reparto de la población entre retirados, trabajadores, y jóvenes. No hay ningún precio que anime a las personas a tener más hijos o menos y que ordene tales decisiones de acuerdo con una necesidad social. Si la sociedad quiere más coches, suben sus precios, y hay una oportunidad de negocio que los emprendedores pueden aprovechar produciendo más coches. Pero no es así con la demografía, que sucede al margen de las necesidades de la sociedad en su conjunto y responde a decisiones individuales sin coordinación alguna. Así, hay países en desarrollo donde las familias tienen demasiados hijos y no terminan de poder iniciar la transición al crecimiento económico. Por el contrario, en gran parte de los países más desarrollados (y de los menos desarrollados, como muestra el primer capítulo de este libro) hay demasiados pocos (en España, por ejemplo, hemos pasado de 2,9 hijos por mujer en edad fértil en 1970 a solo 1,4 en la actualidad) y se avecina un cambio demográfico sin precedentes que va a poner el reparto de recursos entre trabajadores y retirados en el centro de la discusión política durante muchos años.

Tomemos el ejemplo de España. En 1970 la pirámide demográfica tenía una forma claramente piramidal, con casi 6 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. En 2011 la pirámide no era tal, sino más bien un cilindro, y había menos de 4 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. Los demógrafos calculan que en el año 2050 habrá 1,3 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. La pirámide de población de España para 2049 parecerá de nuevo una pirámide, pero invertida, con los grupos de población más reducidos en la base y los más grandes en su techo, fruto del incremento de la esperanza de vida y de la menor fertilidad. España, como otros muchos países desarrollados o en vías de desarrollo, envejece muy deprisa.

Esto, como muy bien insisten los autores de este libro, no es motivo de alarma: el envejecimiento de la población es el resultado de varias muy buenas noticias empezando por la enorme caída de la mortalidad infantil, que ha sido el principal factor detrás de una enorme mejora de la esperanza de vida al nacer. Pero no cabe duda de que el cambio demográfico, y el conflicto intergeneracional que apareja, vayan a ser uno de los problemas, si no EL problema, que dominará la discusión de política económica del próximo siglo. Y debemos confiar en que los que tomen decisiones durante tal período basen tales decisiones en análisis como el que desarrollan en este libro Nicholas Barr y Peter Diamond.

Este libro, que combina teoría con discusiones de los sistemas de varios países, constituye una excelente guía para entender los debates que se avecinan. Los autores tratan de analizar, desde un punto de vista objetivo, el por qué y el cómo de los sistemas de pensiones existentes, evaluando también cómo cumplen diferentes sistemas sus distintos objetivos, y cuáles son los costes y beneficios de cada alternativa.

Aparte de la claridad y amenidad con la que está escrito, quizás lo más notable del libro es la falta de una perspectiva ideológica y de preconcepciones. Los autores tratan de explicar cada sistema y cada reforma y de evaluar sus ventajas e inconvenientes, reconociendo que no existe una solución ideal a los problemas de eficiencia y equidad que estos sistemas plantean. Eso sí, el sistema ideal no existe, pero sí existen respuestas incorrectas a las preguntas planteadas, como también existen preguntas incorrectas. La sociedad debe entender los costes de las alternativas para las generaciones actuales y futuras y evaluarlas con transparencia y claridad.

Los sistemas de pensiones cumplen dos objetivos principales. Primero, sirven como un sistema de ahorro, permitiendo a los ciudadanos transferir recursos del presente al futuro. Un sistema privado de pensiones con cuentas individuales puede cumplir bien este objetivo. Segundo, en un mundo con incertidumbre, los sistemas de pensiones proveen un seguro contra los riesgos de la vejez (vivir demasiado para los ahorros disponibles o demasiado poco), la invalidez, y la muerte, protegiendo en este caso a los descendientes. Aquí los sistemas privados se enfrentan con fallos del mercado que los autores discuten. Dada esta combinación de objetivos, no es extraño que los sistemas que recomiendan los autores sean combinaciones de sistemas de reparto con cuentas individuales.

Sí, los autores son economistas, y entienden las ventajas de la elección y la competencia en el mercado. Pero son economistas que también entienden las imperfecciones del mercado, no sólo por externalidades, sino también por problemas de comportamiento de los agentes en un mundo en el que las decisiones son complejas y la información difícil de conseguir y procesar. Y entienden que las pensiones privadas requieren un nivel de experiencia y capacidad administrativa y financiera que en muchos casos no está disponible. Por ello el sistema adecuado, como ilustran en el capítulo 11 del libro, combina los elementos básicos de maneras diferentes dependiendo del nivel de desarrollo del país del que se trata.

Desgraciadamente, los retos a los que nos enfrentamos no se limitan a la elaboración de un buen sistema de pensiones, sino que requieren adaptar este sistema a las nuevas realidades demográficas. Las soluciones no son sencillas, y requieren una combinación de medidas. Un sistema de ajuste automático a los cambios en la esperanza de vida es necesario en cualquier caso. Pero también es necesario aceptar que la realidad demográfica impondrá una mezcla de subidas de las contribuciones, bajadas de las pensiones, retraso de la jubilación, e incentivos fiscales al ahorro privado.

Este es un libro importante, escrito para una sociedad imperfecta, con agentes que toman decisiones en situaciones en las que ni entienden lo que hacen, ni tienen la información, o la capacidad, para entenderlo. Es en este mundo real en el que los políticos y técnicos deben tomar sus decisiones, conscientes de los errores que los agentes van a cometer al elegir y de que, sin limitar la capacidad de elección de estos agentes más allá de lo estrictamente necesario, deben tratar de acercar la sociedad lo más posible a una solución imperfecta, pero razonable y razonada, y no perseguir la búsqueda del triunfo ideológico, sino la solución de los complejos problemas que se nos plantean. Cualquiera en búsqueda de una opinión informada, político, técnico, académico o ciudadano curioso sobre este importante debate, encontrará en este libro un recurso imprescindible.

¿Y si empujan a los pensionistas al "abismo fiscal"? Una "solución" para dos problemas

– Cómo EEUU puede arreglar el sistema de Seguro Social (The Wall Street Journal – 14/1/13)

(Por Alicia Munnell / Del blog Encore, de MarketWatch) Lectura recomendada

Este es un buen momento para solucionar los problemas de financiamiento del Seguro Social de Estados Unidos. De hecho, la decisión del Congreso, como parte de las negociaciones sobre el "abismo fiscal", de permitir que la reducción de dos puntos porcentuales en el impuesto sobre la nómina expirara abre el paso para restaurar la solvencia por completo. Sin dudas, el sistema de Seguro Social no ha contribuido al déficit en el pasado y técnicamente no lo puede hacer en el futuro, ya que por ley los gastos no pueden exceder los ingresos destinados. Pero las prestaciones prometidas del Seguro Social exceden los impuestos previstos, lo que crea una brecha de financiamiento que debe ser solucionada.

El clima político en Washington es abrumador para cualquier tipo de proyecto sensato. Pero no puedo pensar en ningún motivo de que el próximo año sea mejor que este. Y estamos por llegar al vigésimo aniversario de la evidencia de un déficit significativo en el programa. Estoy particularmente consciente de la fecha porque en 1994, como la secretaria adjunta de tesorería para política económica, recibí un borrador del informe de los administradores que mostraba un aumento en el déficit a largo plazo, de 1,5% a 2,1% de las nóminas sujetas a impuestos. Como una gran partidaria de este maravilloso programa, me sentí consternada de que el deterioro de las finanzas del sistema ocurriera bajo mi supervisión.

Restaurar el equilibrio del Seguro Social es fundamental para el bienestar de todo trabajador, ya que el sistema proporciona la base de los ingresos de jubilación. Los beneficios no son grandes -alrededor de US$ 1.200 al mes en promedio- pero son indexados a la inflación y continúan conforme la persona siga viviendo. Los únicos otros ingresos de jubilación para la mayoría de los hogares serán generados por los activos en los planes 401(k) u otros planes de jubilación de aportación definida. La reciente Encuesta sobre las Finanzas del Consumidor de la Reserva Federal de EEUU muestra que estos activos son modestos: US$ 120.000 para familias que se acercan a la jubilación. Si una pareja compra una anualidad conjunta y de sobreviviente -un tipo de pensión que otorga pagos mensuales siempre y cuando al menos uno de los cónyuges siga vivo- con US$ 120.000, recibirán US$ 575 al mes. Es probable que estos US$ 575 sean la única fuente de ingresos adicionales, ya que el hogar típico no posee otros recursos financieros fuera de su plan 401(k).

La pregunta clave es qué cantidad de la brecha de financiamiento del Seguro Social debería ser cerrada con recortes de beneficios vs. aumentos de impuestos. Mi perspectiva es que las jubilaciones corren peligro. La necesidad de ingresos de jubilación está creciendo conforme la gente vive más tiempo, los costos médicos aumentan y dos terceras partes necesitarán algún tipo de cuidado a largo plazo. Al mismo tiempo, el sistema de jubilación se está contrayendo. El Índice Nacional de Riesgo de Jubilación de EEUU muestra que 53% de los hogares corren riesgo de no poder mantener su calidad de vida previa a la jubilación una vez que dejen de trabajar. Debido a esta previsión, aunque cualquier pacto obligará concesiones, deberíamos ser cautelosos sobre hacer recortes fuertes en los beneficios.

Resolver el desafío de financiamiento del Seguro Social requiere una combinación de aumentos de ingresos y reducción en el crecimiento de las prestaciones. En términos de los ingresos, algunas de las propuestas atractivas incluyen incrementar gradualmente la base de aportes y beneficios a un nivel que cubra 90% de los ganancias nacionales totales (alrededor de US$ 180.000 a los niveles de ingresos actuales) y eliminar gradualmente la exclusión tributaria para seguros de salud grupales, para que el impuesto sobre la nómina (y sobre los ingresos) cubra las cuotas tanto del empleado como del empleador.

Nadie quiere recortes de beneficios, pero dos opciones posibles son elevar la Edad de Jubilación Plena (después de que llegue a 67) para mantenernos al ritmo de los avances en la longevidad y adoptar un índice de precios al consumidor "ponderado" al ajuste del costo de vida (COLA, por sus siglas en inglés) del Seguro Social. Los efectos adversos del ajuste de COLA en personas de bajos recursos o en los muy ancianos podrían ser compensados por un incremento en el beneficio mínimo o un ajuste de 5%, digamos, a los 85 años.

En pocas palabras, toda persona a quien le importe la seguridad en la jubilación debería dar la bienvenida a la restauración de los impuestos sobre la nómina. Este cambio vuelve a situar el déficit en un nivel manejable. Aprovechemos esta oportunidad para eliminar la brecha presupuestaria y realmente excluir el Seguro Social de los debates sobre la política fiscal.

Otra de las caras ocultas del milagro alemán (además de minijobs, o de 8,50 E la hora)

"El poder adquisitivo de los más de veinte millones de jubilados alemanes cayó casi un 10 % en los últimos diez años, informa en su edición de hoy el popular diario "Bild", que se remite a un estudio de la Universidad de Friburgo (sur del país)"… El poder adquisitivo de los jubilados alemanes cayó 10% en diez años (El Economista – 19/1/13)

De acuerdo con esa información, pese al incremento de las pensiones aprobado en julio de 2012, el poder adquisitivo real de los 20,5 millones de jubilados alemanes bajó estos años un 0,4 %, en los ciudadanos del oeste, y un 0,3 %, en sus compatriotas del este.

El retraso es efecto de la inflación y, teniendo en cuenta las sucesivas congelaciones de las rentas en los años pasados, acumula una caída real del 9,2 % desde 2004.

El director del Instituto de Estudios Financieros de Friburgo, Bernd Raffelhüschen, apunta sin embargo a ese rotativo que tal caída es similar a la sufrida en los ingresos de la población activa.

En ese caso, el efecto se deriva de la denominada progresión fría, que hace que los aumentos salariales anuales terminen engullidos por la inflación, sumada a un cambio de tarifa fiscal.

El Gobierno de Angela Merkel aprobó en 2012 un incremento de las jubilaciones del 2,26%, en el este, y del 2,18%, en el oeste, después de estar tres años prácticamente congeladas.

Entre 2004 y 2006, las pensiones habían tenido un incremento nulo por razones presupuestarias.

Con el desnivel a favor de los jubilados del antiguo territorio germano-oriental se pretende compensar gradualmente el desequilibrio persistente entre las pensiones de una y otra mitad del país.

Más de veinte años después de la reunificación (en 1990), las jubilaciones del este del país se sitúan aproximadamente en el 87 % de las que se perciben en el oeste.

La jubilación media en Alemania es de 1.049 euros en el caso de los hombres, mientras que la de las mujeres se sitúa en 525 euros, según cifras de 2011.

Hay que "fusilar" a los viejos (ya está bien de consumir tantos recursos, tantas medicinas, de tener que cederles el asiento en el autobús, de caerse por cualquier parte)

– Se acelera el problema de vejez de Europa (The Wall Street Journal – 21/1/13)

(Por Richard Barley) Lectura recomendada

El jurado aún está por decidir si los países han salido más sabios de la crisis financiera global que comenzó en 2008. Pero lo que está claro es que están saliendo más viejos. Los gobiernos en muchos mercados desarrollados han perdido tiempo valioso para abordar una fuerza inexorable: la presión que una población envejecida ejercerá sobre las finanzas públicas. Eso es particularmente cierto en Europa, debido a su intensa crisis fiscal.

El futuro de muchos países incluye una reducción de la población en edad productiva que apoya el creciente número de personas de edad avanzada. En promedio, la medida clave de la dependencia de ancianos (el número de habitantes de 65 años o más dividido por el número de personas entre 15 y 64) aumentará a 34% para 2050 frente a 14,2% en 2012 para los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según Fitch. Japón sobresale, pues su porcentaje ya llegó a 35,5% en 2010 y tiene pronósticos de que aumentará a 69,6% para 2050.

Pero la crisis ha causado que el punto de partida financiero sea peor para otros países, particularmente en Europa. En 2009, la Comisión Europea pronosticó que los gastos relacionados a la vejez representarían 25% del Producto Interno Bruto de la Unión Europea para 2033. Sin embargo, ese nivel fue alcanzado en 2010, debido a la profunda recesión.

Las suposiciones más bajas de crecimiento significan que la carga futura está aumentando. Ahora se prevé que los gastos relacionados a la vejez por los gobiernos de la Unión Europea como porcentaje del PIB crecerán en 5,1 puntos porcentuales para 2050, de acuerdo a Fitch, comparado con una proyección de 4,3 puntos en 2006.

No todas las noticias son malas. La crisis fiscal en Europa está obligando a algunos países a abordar este problema. Portugal, Italia y Grecia han neutralizado efectivamente el impacto a largo plazo del envejecimiento, indica Fitch. En Portugal, la proyección de crecimiento en gastos relacionados a la vejez para 2050 fue de 9,7 puntos porcentuales del PIB cuando fue calculada en 2003; ahora es de solo 0,2 puntos porcentuales.

Estas proyecciones a largo plazo deben ser tratadas con cuidado. Son enormemente sensibles a pequeños cambios en las suposiciones subyacentes. Pero el mensaje es claro: sin cambios en la política, la actual crisis fiscal es solo una precursora a una crisis más larga y profunda en el futuro.

Los inversionistas necesitan tomar nota de qué gobiernos están adoptando medidas, y cuáles no.

El peligro de la pirámide invertida: solución (lo dicho), "eutanasia involuntaria pasiva"

– ¿Qué pasará si la población sigue envejeciendo? Temor a un shock fiscal (Negocios.com – 22/1/13) Lectura recomendada

La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings calcula que el envejecimiento de la población tendrá un impacto en el PIB de España de ocho décimas en 2020 y del 4% de cara a 2050, según recoge el informe "Costes de envejecimiento: la segunda crisis fiscal".

Fitch señala que, aunque una exitosa resolución de la actual crisis fiscal sigue siendo el factor más importante de los ratings de muchas economías avanzadas, sin nuevas reformas para hacer frente al impacto a largo plazo del envejecimiento de su población, estos países se enfrentan a un segundo "shock" fiscal en el largo plazo.

En concreto, calcula que, sin la implementación de reformas mitigadoras, la mediana de los países analizados por la agencia prevé un impacto de seis décimas en el PIB en 2020 y del 4,9% en 2050.

Como consecuencia de este fenómeno, muchos de estos países experimentarían un aumento de los ratios de deuda pública respecto al PIB, situando la mediana del incremento en el 6,2% en 2020 y en 126,9% en 2050. En el caso de España, Fitch calcula que aumentará un 6,2% en 2020 y un 39,4% en 2050.

"Sin reformas para impulsar la productividad laboral y/o las tasas de participación en muchas otras economías avanzadas, el envejecimiento de la población llevará al potencial crecimiento del PIB a reducirse en el largo plazo, exacerbando el desafío fiscal", advierte.

Pese a ello, reconoce que en el corto plazo pocos países se enfrentan a un problema "inminente", aunque apunta que, sin una gran reforma de las pensiones, rebajará los ratings de los países que se enfrentan a mayores previsiones de envejecimiento a lo largo de la próxima década, hasta en cinco escalones de aquí a 2050 en el caso de los que están en peor situación.

Según, los cálculos de la agencia, Japón, Irlanda y Chipre se enfrentan al mayor aumento de los costes de envejecimiento en la próxima década, mientras que Luxemburgo, Bélgica, Malta y Eslovenia sufrirán el mayor impacto en el muy largo plazo. De hecho, recuerda que la reforma de las pensiones fue uno de los factores por los que rebajó el rating de Eslovenia en 2011.

La agencia hace referencia concreta a la situación de algunos países de la periferia de la eurozona, donde, a pesar del desafío fiscal al que se enfrentan, han demostrado el poder de las reformas en la transformación de las proyecciones a largo plazo.

"Las recientes reformas en Portugal, Italia y Grecia han neutralizado de forma eficaz el impacto a largo del envejecimiento de la población en sus finanzas públicas", asegura.

El país germano verá durante los próximos 50 años como su población mengua y envejece, lo que supondrá su mayor problema demográfico (¿al geriátrico de Dachau?)

"El envejecimiento y la reducción de la población de Alemania será el reto demográfico principal en las próximas décadas. Alemania tiene los índices de fertilidad más bajos de Europa, con 1,4 niños por mujer, bastante por debajo de los 2,1 niños por mujer considerados necesarios para mantener estables los niveles de población. Al mismo tiempo, la esperanza de vida es de 80 años, una de las más altas del continente según datos aportados por Stratford"… Alemania se hace vieja (Negocios.com – 5/2/13)

Esta combinación de baja fertilidad y alta esperanza de vida tendrá dos consecuencias en Alemania. Primero, la población del país caerá desde los actuales 82 millones a cerca de 65 millones en medio siglo. En segundo lugar, su población envejecerá significativamente, algo que obligará a cambiar la estructura de su mano de obra.

En 2010, Alemania contaba con unos 50 millones de habitantes entre los 20 y 65 años. Estadísticas oficiales prevén que la población de este grupo de gente descenderá a 36 millones en 2060, cuando más de la mitad de la población alemana sea mayor de 51 años.

Este proceso de una población que envejece y mengua supone retos sustanciales para el país germano. En primer lugar tendrá que encontrar una manera de continuar con sus altas tasas de productividad con una mano de obra envejecida. El gobierno teutón también necesitará aprobar difíciles cambios que afectarán a la seguridad social y a los sistemas de pensiones. Esos cambios ya están creando controversia en el resto de países europeos, como en España.

Atraer inmigrantes podría mitigar los efectos del envejecimiento de la población, pero la llegada de trabajadores extranjeros no parece eficaz contra el descenso de población. Incluso si Alemania se las arregla para atraer unos 200.000 trabajadores foráneos al año, su población descenderá igualmente durante los próximos 50 años. Además, la llegada masiva de inmigrantes lleva implícito el riesgo de generar malestar social en la población nativa.

El cambio demográfico alemán también tendrá efectos económicos. Se prevé que Alemania perderá su superávit comercial en 2030 a causa del descenso de exportaciones a causa de una menor producción y el aumento de importaciones a causa de los jubilados. Sea como sea, el PIB germano crecerá a causa del descenso de la población.

Contrarian Business Week: ¿Celebrar el envejecimiento mundial?

– El envejecimiento global puede ser exactamente lo que el mundo necesita (El Economista – 11/2/13) Lectura recomendada

El fenómeno del envejecimiento de la población mundial, especialmente en los países desarrollados, casi siempre se ha analizado desde una perspectiva negativa, cuando no maltusiana. Sin embargo, esta recesión reproductiva, lejos de ser una amenaza, puede ser exactamente lo que el mundo necesita, según recoge la revista Business Week.

Los datos oficiales son elocuentes. A nivel mundial, en 1970, una mujer tenía de media 4,7 hijos durante su vida, cifra que en 2011 cayó a 2,5. Esta tendencia se ha dado en todo el mundo, y si bien es más clara en Occidente, la región más fértil del planeta, el África subsahariana, también ha visto cómo se reducía su natalidad: de 6,7 hijos por mujer en 1980 a 4,9 hijos en 2010, según recoge la revista, que destaca además que los nacimientos entre mujeres de menos de 20 años han caído un 20% en lo que llevamos de siglo XXI.

Esta caída de la natalidad, junto a la mayor esperanza de vida global ha hecho asimismo que el mundo vea que su edad media crezca rápidamente. En 1980, esta edad era de 23 años, según la ONU, mientras que en 2050 se espera que sea de 38 años. En 1970, la mitad de la población tenía menos de 20 años, mientras que en 2011 apenas es un tercio. Al mismo tiempo, se espera que el 20% de la población sea mayor de 65 años en 2050.

A pesar de los desafíos, esta situación "también es causa de celebración", defiende Bloomberg. Por una parte, refleja que está creciendo la igualdad entre hombres y mujeres, ya que estas normalmente quieren tener menos hijos que los hombres. Una de las razones es que los hijos, hoy en día, tienen más posibilidades de sobrevivir y prosperar. La mejor educación a todos los niveles también es un factor a tener en cuenta.

Además, el secreto de la riqueza no es tener más gente joven, sino gente más productiva. Las economías pueden seguir creciendo si se centran en la productividad de aquellos dispuestos y preparados para trabajar. Bloomberg asegura que a nivel global todavía hay mucha capacidad en el mercado laboral, y los países en los que todavía sigue creciendo la población pueden inmigrar y llevar el vacío de los países desarrollados en los que no hay suficientes nacimientos.

De hecho, en muchos países como la India el empleo informal ocupa casi al 75% de los trabajadores, donde la productividad es mucho menor. Sin embargo, con trabajadores más cualificados los países pueden generar más riqueza con poblaciones menores.

Otro aspecto en el que el envejecimiento y el estancamiento de la población pueden ser muy positivos a nivel global es el cambio climático. El 10% más rico del planeta, que gasta 100 veces más al año que el 10% más pobre, es asimismo responsable de gran parte de los problemas medioambientales. Actualmente, el mayor problema para combatirlo es dar a todo el mundo unos niveles de bienestar, algo que con una población estable sería más fácil de conseguir.

Un último aspecto positivo es la mayor paz. Los jóvenes, estadísticamente hablando, tienen una mayor propensión a los crímenes violentos que los mayores.

Por todo ello, puede resultar positivo, especialmente en temas como la igualdad de la mujer o la salud pública, aunque los desafíos son conocidos, especialmente para las industrias que o bien dan servicios a los jóvenes o bien dan servicios a los adultos. Por ejemplo, colegios, que verán reducido el número de "clientes".

Pero sin duda, el principal es el gasto en personas mayores y pensiones. Una consecuencia que parece inevitable: o se dispara esta partida o los jubilados verán que su nivel de vida cae considerablemente.

El modelo sueco: un sistema de pensiones de "cuentas nocionales"

– La reforma de las pensiones de la que no se habla (Libertad Digital – 25/4/13)

Este modelo mantiene el reparto intergeneracional, pero incluye mecanismos de ajustes y busca equilibrar cotizaciones y derechos adquiridos.

(Por D. Soriano) Lectura recomendada

Un sistema de pensiones de "cuentas nocionales". Puede que a la mayoría de los españoles este nombre les suene a chino, pero a partir de ahora quizás empiecen a escucharlo mucho más a menudo. Numerosos expertos creen que es la única salida para salvar el actual modelo de reparto. En Suecia, ya se puso en marcha hace más de una década, y otros países europeos están caminando en esa dirección. En España, los políticos han esquivado el tema, pero cada día será más complicado no hacerle frente.

Este viernes, el Consejo de Ministros tiene por delante una de sus reuniones más esperadas. El Gobierno presentará su segundo plan de reformas, con las medidas que ha pactado en Bruselas para, teóricamente, impulsar el "crecimiento económico y la creación de empleo". Y de entre todos los anuncios, quizás el que más expectación ha levantado ha sido el de la posible reforma de las pensiones. En principio, no debería haber novedades sobre las prestaciones actuales; más bien, lo que se planteará es un esquema a medio plazo, para modificar el sistema de pensiones actual y hacerlo "sostenible", quizás el adjetivo más utilizado por los políticos cuando hablan de esta cuestión.

Hasta ahora, todo lo que se ha hecho son retoques sobre un modelo que casi todos los expertos advierten que está al borde de su capacidad de aguante, quizás no ahora, pero sí a medio plazo (y los cambios en pensiones hay que hacerlos a una década vista). De esta manera, subir a los 67 años la edad de jubilación o cambiar las reglas para el período de cálculo son sólo un parche, lo que los expertos llaman "cambios paramétricos".

Hace unas semanas, la patronal de las aseguradoras, Unespa, presentó un documento que podría muy bien servir de base para esa reforma en profundidad del sistema: Un sistema de cuentas nocionales para España. Por un sistema de pensiones solidario, sostenible y transparente y está realizado por un grupo consultivo encabezado por el exministro socialista Juan Manuel Eguiagaray, y que se completa con Rafael Doménech, José María Fidalgo, José Luis Leal Maldonado, Víctor Pérez Díaz y Felipe Serrano. De hecho, la presencia de estas personalidades es especialmente significativa. No sólo son algunos de los expertos más reconocidos en la materia, sino que varios de ellos forman parte del Comité sobre el factor de sostenibilidad de las pensiones que presentó el Gobierno hace dos semanas.

Reparto, pero menos

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