Leamos a Mónica Torres. "(Miller) Propondrá todas las agrupaciones posibles tomando las variables de a dos y dejando una por fuera. Por ejemplo, si agrupamos juntos al saber-semblantey al saber-ciencia, nos queda por fuera el saber verdad que es el único que incluye al sujeto. Es decir, el saber-semblante y el saber-ciencia, excluyen al sujeto, mientras que el saber verdad lo incluye, y es por ello que se oponen. Otra posibilidad es que coloquemos juntos el saber-semblante el saber-verdad, y los opongamos al saber ciencia; en esta otra variación, el saber-semblante y el saber-verdad tienen en común que son axiomas
artificiosos o retóricos (simbólico e imaginario), es decir que hacen a la doxa, a la opinión y no al matema, mientras que el saber-ciencia es el matema, por lo tanto es el que se aplicará a lo real. Nos quedaran entonces el saber-semblante y el saber-verdad de un lado, en tanto artificio, en tanto retórica, opuestos al saber-ciencia, es decir, el matema que se aplica a lo real. Una tercera agrupación pondría juntos al saber-ciencia y al saber-verdad como opuestos al saber-semblante, y se opondrán justamente por la vertiente del simulacro del semblante versus lo real y la verdad" (Torres, 2005 s/n). Agrega Torres, "lo importante es que Miller no resuelve el juego entre estos tres saberes ni pretende resolverlos…"; y por de pronto, tampoco nosotros.
25.- En efecto, al frente está lo que resta en términos de gramma de los quehaceres y objetos de la gestión pública, conjunto que, asimismo, no se piensa como un saber, sino como puro registro. Es decir, para ser coherente con nuestra textualidad previa, un objeto. Ahora bien, hay un(os) sujeto(s) que estudia al objeto, lo describe, lo piensa y, finalmente, teoriza sobre el mismo, fundándose un saber que, efectivamente, debe ser reenviado al triángulo. Desde nuestro punto de vista, estamos frente a un saber semblante, esto es, frente a un discurso que se apega a lo que Lacan llama el saber de amo, porque es un saber para los amos, el secreto de la Universidad es que es al amo que, aun por mediaciones, sigue sirviendo. Es, como lo afirma Miller, un saber que tiene una función de perro guardián. Este saber se opone al saber verdad que guarda la mismidad del sujeto en sus más profundas conmociones, aunque, claro está, pueden ser conmociones superyoicas, mixtura de una ideología introducida por el discurso capitalista y de la sed de certidumbre de cualquier estudioso.
26.- Pero, más allá de esta primera disonancia, es obvio que ambos, saber-semblante y saber-verdad pueden unirse y hacer oposición al saber -ciencia, el único que excluye al sujeto que, conmocionado o no, perturba el advenimiento a lo real, al matema, a la formalización algorítmica que descubriría precisamente lo real de los procesos y fenómenos. En los saberes semblante y verdad, lo que existe es lo imaginario y lo simbólico pero, jamás, lo real.
27.- Es a esta realidad, compuesta de registros y saberes en donde se pretende se asiente el imperio de lo ético. ¿Cuál ética? Sin ningún género de dudas, esa que las masas domesticadas en el consumo, que provee el capitalismo, hacen del gozo del objeto su forma de cohonestar, inconscientemente, su adhesión a la norma ética en donde el gozo del otro está excluido. Es la ética que se refugia en las codificaciones y los protocolos, en donde el sujeto puede seguir por su vereda -acá en Chile se dice "en su metro cuadrado"- y en donde los demás deben ser respetados en la soledad de su propio mundo. Hay, de otro lado, la consagración de ciertas nociones de carácter ético que parecieran ser el expediente o pasaporte para cierta certidumbre: en el campo privado una de estas nociones es la responsabilidad social o corporativa. En los fastos de la res pública esa noción se llama probidad. Las dos nociones son innegables y, por cierto respetables pero, quizá, si no pasan de ser un artificio retórico que, de cumplirse, sólo reafirmará la sustentación de un sistema para sostenerse sobre una colección de sujetos que revalidan por y para ese sistema que les da, a su vez el sustento de sus propias existencias y, claro está necesidades.
POR UN NUEVO DISCURSO
28.- Hasta el momento lo que hemos bosquejado una suma o repertorio de complejidades que hacen que el abordaje entre el deseable acercamiento entre ética y gestión pública sea un acercamiento que supere la mera retórica y que valide la emergencia de un operador público que sea capaz de asumir su papel con conciencia crítica y que, por lo mismo sea capaz de superar la mera reflexión especular propia de las disciplinas nombradas como ciencias de la administración.
29.- Habría que asegurar que las denominadas ciencias humanas o, como las llamaba Lacan, ciencias conjeturales, proveen herramientas y abordajes metodológicos y que se trataría, entonces de cuestionar, desde la semiótica, la teoría de las ideologías, la epistemología psicoanalítica o la antropología estructural, para desmitificar las ciencias de lo administrativo y transformarlas menos que en surtidores de verdades, como un registro que cual ruido puede ser utilizado como insumo para nuevos constructos culturales que mejoren los procesos gestiónales de lo público.
30.- Tras este primer paso, es obvio señalar que estando la ética de ancestro kantiano en franca bancarrota, deberían imponerse las éticas dialógicas de un Buber o un Lévinas, en las cuales el sentido se fabrica en la legitimación de todo otro o, si se prefiere, en la validación de la mismidad responsable por el otro. Sin embargo, en el ánimo de ajustar esta apuesta, quisiéramos hacer dos alcances finales y a propósito de dos autores que superaron notoriamente los lindes de una ética individualista.
31.- El primero, Avishai Margalit, construyó en su magistral The Decent Society (1996), un nuevo concepto de la decencia. Margalit anhelaba hacer entender que las concepciones de lo justo, de John Rawls por ejemplo, parecían insuficientes para conseguir un nivel ético aceptable. Su talento consistió en observar a los demás como principio fundador de un bienestar real, de una vía eudemónica: la salida era la afirmación de que una sociedad decente es aquella que no humilla a sus componentes. ¿Será necesario agregar que la burocracia en sus ineficiencias toleradas puede ser una fuente de in-decencia?
32.- La segunda aportación indispensable nos viene del último Freud. Tras luchar por constituir conceptos clave tales como el inconsciente, las pulsiones o el mismísimo psicoanálisis, el judaico vienés culmina su obra con la visualización de dos pulsiones básicos sitas en el sujeto y en la sociedad: la pulsión de vida (libido) y la de muerte (mortido)l La una apunta a la conservación y mejoramiento de la vida como un acto creativo; el mortido, al contrario conduce a la auto aniquilación y la destrucción de los otros.
33En el cierre, concluyamos que un anudamiento con la decencia y la libido confirmada parecieran ser la vía regia para una ética verdadera. Aquí y acullá. En lo público y lo privado. Adentro y afuera. Ahora y para siempre.
Muchas Gracias
BIBLIOGRAFIA
Burotto, Juan F. (2001), "Sobre El Estatuto del Sujeto Humano, en los Vestigios de la Modernidad", Cinta de Moebio N°12 U. de Chile
Idem (2004), La ética en la ingeniería. Anales del XVIII Congreso de Sochedi. CD-Rom, U del Biobío, Concepción.
Idem (2005), Responsabilidad Social e Ingeniería. Anales del XIX Congreso de Sochedi CD-Rom, U de La Frontera, Pucón.
Idem (2006), "La ética en la ingeniería". Revista de Gobierno y Empresa nº2 de Sochedi CD-Rom, U de Santiago de Chile, Viña del mar.
Idem (2007), Ética e ingeniería en la innovación. Anales del XXI Congreso de Sochedi CD-Rom, Universidad de Chile, Santiago.
Deleuze, Gilles (1986), Foucault, Minuit, Paris.
Freud, Sigmund (1985), Pourquoi la guerre? trad. Delarbre et Rauzy, P.U.F., Paris.
Idem (1979), Malaise dans la civilisation trad. Ch. et J. Odier, Paris.
Guerrero, Omar (2001), "Nuevos Modelos de Gestión Pública", Revista UNAMVol2 n° 3.
Karothy, Rolando H. (2005), "Editorial", Contexto en psicoanálisis n° 8, Lazos, B. Aires.
Lacan, Jacques (1975), Le Seminaire: RSI (apuntes).
Margalit, Avishai (1996), The Decent Society, Harvard University Press, Cambridge, Mass.
Miller, J.-A. (1999), "El triángulo de los saberes", Freudiana n° 25, Paidós, Barcelona.
Torres, Mónica (2000), "RSI del lazo social", Enlaces n° 4 [ ICF -ICBA] Buenos Aires.
Ética, deontología y compromisos de mejora en la gestión pública
"La constancia obtiene las cosas más difíciles en poco tiempo"
Franklin.
Betty Gordillo Pozo
Preámbulo
Los constantes casos de corrupción durante la pasada gestión de gobiernos anteriores y los cuestionables nombramientos del actual gobierno han puesto el tema de la ética pública sobre el tapete. Y es que la probidad de los funcionarios y servidores públicos es una condición necesaria para que cualquier gobierno sea exitoso. Un Estado corrupto genera todas las condiciones necesarias para que los privados no compitan entre ellos en cuanto a calidad, precio e idoneidad de los bienes y servicios que comercializan, sino por la cuota de poder que el Estado les pueda dar. Esto distorsiona la competencia, perjudicando al consumidor y frenando el crecimiento económico. Del mismo modo, el ciudadano de a pie ve mermadas sus opciones de crecimiento y desarrollo, si es que cada vez que va a realizar un trámite, tiene en la ventanilla a un funcionario o servidor público que le pide dinero para "agilizarlo". De esta forma, en el presente artículo, se abarcan conceptos tales como ética, ética pública, deontología, entre otros; a fin de tener un manejo claro de los mismos. Este constituye el primer paso para aterrizar efectivamente estos conceptos en la práctica, y procurar así, una mejora real en la gestión pública.
El objetivo del presente documento, es efectuar algunas precisiones conceptuales útiles en la función pública, sobre ética, moral y deontología, y analizar como perciben los servidores públicos, la vigencia de los principios, deberes y prohibiciones que prescribe la Ley Nº 27815, Ley del Código de Ética en sus instituciones. También, presentaremos propuestas de cambio que proponen los servidores públicos como producto del análisis y reflexión sobre las costumbres y conductas más frecuentes que se desarrollan en sus instituciones.
I. PRECISIONES CONCEPTUALES
a) Consideramos que la moral hace referencia a las "costumbres", a los principios de conducta que asimilamos de nuestro entorno; desde la familia, la escuela, el barrio, la iglesia, el centro laboral, donde se desarrolla nuestra vida. Desde nuestros padres que nos indican que es "bueno" y que es "malo", en nuestros primeros años de vida, hasta nuestros maestros, amigos y autoridades civiles y religiosas que nos van formando una visión sobre conductas y comportamientos calificados como positivos o negativos que asumimos basados en la confianza y afecto de quienes son nuestros mentores. La moral se refiere a las normas que se nos imponen en esos ambientes, con base en la autoridad; moral: los imperativos de nuestros padres, líderes, sacerdotes y maestros, que recibimos pasivamente y sin cuestionamiento antes de adquirir incluso el "uso de razón". Por ello, consideramos que la moral está muy vinculada al aspecto emotivo, más que al racional.
Entonces llamamos "moral" al conjunto de imperativos de actuación aceptados de forma libre y que regulan la conducta individual y social; a los acuerdos arraigados por las costumbres sobre como convivir entre nosotros en un contexto temporal y social determinado; a las formas de convivencia cotidianas, a través de las cuales las personas aspiran a ser felices y realizar todo lo que consideran positivo y aceptable; y a la capacidad para identificar que es bueno y que es malo en los actos y acciones cotidianas. En resumen, la moral son costumbres y principios de conducta que asimilamos mas de forma emotiva que racional.
b) La Ética es en cambio un conjunto de principios y proposiciones racionales producto de una actividad reflexiva acerca del efecto bueno o malo de un determinado acto humano. La ética, también hace referencia a las costumbres, pero sus principios e imperativos de actuación, surgen de la reflexión sobre la conducta humana. Sin reflexión no hay ética.
Es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta humana. En este sentido, la ética es el desarrollo cualitativo de la moral. No la excluye ni se le opone, simplemente cambia su naturaleza, haciéndola pasar de lo recibido en forma pasiva o inconsciente, a lo asumido de manera activa, reflexiva, con pleno discernimiento. Se refiere al intento de llevar las normas de conducta y principios de comportamiento a una aceptación consciente, basada en el ejercicio de nuestra razón. Pretende constituirse en un saber racional, en una disciplina; en ciencia de los valores supremos y de los principios universalmente válidos acerca de lo que es bueno, lo que es mejor y lo que es óptimo para todos los seres humanos. La ética es por definición filosofía práctica: los principios no son válidos en abstracto, sino en la realidad. La adhesión rígida a unos principios no es una actitud ética, sino más bien dogmática o fundamentalista. La ética supone juicio, discernimiento, reflexión y voluntad de cambio. c) La Deontología, hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad laboral. En el caso de los profesionales, estas norman determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Así por ejemplo los médicos tienen en el "consentimiento informado" uno de los principios deontológicos de su profesión. El "consentimiento informado" prescribe que todo paciente en tanto tenga conciencia, debe ser claramente informado y dar su consentimiento en las decisiones sobre su tratamiento. Todo trabajador de la administración pública tiene o debe desarrollar un conjunto de principios profesionales o laborales, que orientan lo que debe hacer en relación a su trabajo en la administración que ejerce, a la población usuaria, a su profesión, a su institución y a sus compañeros de labor.
II. LA ÉTICA EN EL SECTOR PÚBLICO
a) La cultura política y administrativa que tenemos lleva a pensar que hay impunidad, la honestidad no es rentable, son los "vivos" los que ganan, y eso incluye maniobras, trampas o engaños con tal de alcanzar el poder. La ética parece lejana y casi incompatible con el ejercicio del poder, la política y la función pública. Asistimos al destape de niveles crecientes de corrupción, lo que acrecienta la enorme desconfianza. De la gente ante los políticos y los gestores públicos. b) También hay una reacción de los ciudadanos ante la corrupción. La indignación comienza a generar la protesta y movilización de muchos sectores de la población ante la impunidad, la violación de los derechos humanos, el autoritarismo y la destrucción de las instituciones. Las reservas morales de nuestra sociedad, deben activarse y reclamar conductas éticas en la política y en la gestión como base de la confianza y credibilidad que se debe recuperar.
c) ¿A qué se le denomina ética pública en la legislación peruana?
Es el Desempeño de los empleados públicos basado en la observancia de valores, principios y deberes que garantizan el profesionalismo y la eficacia en el ejercicio de la función pública.
Los principios, deberes y prohibiciones éticas establecidas en la Ley 27815 y en su Reglamento, son el conjunto de preceptos que sirven para generar la confianza y credibilidad de la comunidad en la función pública y en quienes lo ejercen. Los empleados públicos están obligados a observar los principios, deberes y prohibiciones que se señalan en las normas del código de ética de la función pública.
Los fines de la función pública son el Servicio a la Nación, de conformidad con lo dispuesto en la Constitución Política, y la obtención de mayores niveles de eficiencia del aparato estatal, de manera que se logre una mejor atención a la ciudadanía, priorizando y optimizando el uso de los recursos públicos, conforme a lo dispuesto por la Ley Marco de Modernización de la Gestión del Estado.
III. ÉTICA PRÁCTICA
La Ley Nº 27815, Ley del Código de Ética, prescribe principios, deberes y prohibiciones éticas para los servidores públicos. Hemos tenido la oportunidad en los últimos años de desarrollar talleres de reflexión sobre el Código de Ética. Alrededor de 20 en entidades públicas (Ministerios, Poder Judicial, Hospitales, Gobiernos descentralizados y organismos públicos, etc.). En una primera reflexión, hemos aprovechado el trabajo en grupos, con participación innominada, para efectuar una evaluación preliminar, tomando a los participantes como una muestra no sistemática, pero que podría darnos una aproximación acerca de cómo perciben los trabajadores, el cumplimiento en sus entidades de las prescripciones del código de ética.
En tal sentido alcanzamos una hoja que describe los principios, deberes y prohibiciones contenidos en el código de ética. Los participantes debían calificar como percibían ellos que se cumplían estas prescripciones en sus entidades. Utilizamos una escala semántica de 5 categorías (donde uno es el total incumplimiento y 5 es el cabal cumplimiento) para evaluar la percepción que tienen sobre el cumplimiento de la ley en sus propias instituciones. Los resultados siguientes son los que encontramos en relación a la percepción del cumplimiento de los principios, deberes y prohibiciones:
3.1 Los Principios
La Ley establece que los servidores públicos deben actuar de acuerdo a los principios de: Respeto, probidad, eficiencia, idoneidad, veracidad, lealtad y obediencia, justicia y equidad. En los talleres efectuados, encontramos que los trabajadores otorgan la más baja calificación del cumplimiento a 4 principios:
Probidad
Se encuentra en 2.90, es decir por debajo de la media. Este principio exige que el servidor público debe actuar con rectitud, honradez y honestidad, procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpósita persona.
I. CONCEPTOS
a) Consideramos que la moral hace referencia a las "costumbres", a los principios de conducta que asimilamos de nuestro entorno; desde la familia, la escuela, el barrio, la iglesia, el centro laboral, donde se desarrolla nuestra vida. Desde nuestros padres que nos indican que es "bueno" y que es "malo", en nuestros primeros años de vida, hasta nuestros maestros, amigos y autoridades civiles y religiosas que nos van formando una visión sobre conductas y comportamientos calificados como positivos o negativos que asumimos basados en la confianza y afecto de quienes son nuestros mentores. La moral se refiere a las normas que se nos imponen en esos ambientes, con base en la autoridad; moral: los imperativos de nuestros padres, líderes, sacerdotes y maestros, que recibimos pasivamente y sin cuestionamiento antes de adquirir incluso el "uso de razón". Por ello, consideramos que la moral está muy vinculada al aspecto emotivo, más que al racional. Entonces llamamos "moral" al conjunto de imperativos de actuación aceptados de forma libre y que regulan la conducta individual y social; a los acuerdos arraigados por las costumbres sobre como convivir entre nosotros en un contexto temporal y social determinado; a las formas de convivencia cotidianas, a través de las cuales las personas aspiran a ser felices y realizar todo lo que consideran positivo y aceptable; y a la capacidad para identificar que es bueno y que es malo en los actos y acciones cotidianas. En resumen, la moral son costumbres y principios de conducta que asimilamos mas de forma emotiva que racional.
b) La Ética es en cambio un conjunto de principios y proposiciones racionales producto de una actividad reflexiva acerca del efecto bueno o malo de un determinado acto humano. La ética, también hace referencia a las costumbres, pero sus principios e imperativos de actuación, surgen de la reflexión. Sobre la conducta humana. Sin reflexión no hay ética. Es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta humana. En este sentido, la ética es el desarrollo cualitativo de la moral. No la excluye ni se le opone, simplemente cambia su naturaleza, haciéndola pasar de lo recibido en forma pasiva o inconsciente, a lo asumido de manera activa, reflexiva, con pleno discernimiento. Se refiere al intento de llevar las normas de conducta y principios de comportamiento a una aceptación consciente, basada en el ejercicio de nuestra razón. Pretende constituirse en un saber racional, en una disciplina; en ciencia de los valores supremos y de los principios universalmente válidos acerca de lo que es bueno, lo que es mejor y lo que es óptimo para todos los seres humanos. La ética es por definición filosofía práctica: los principios no son válidos en abstracto, sino en la realidad. La adhesión rígida a unos principios no es una actitud ética, sino más bien dogmática o fundamentalista. La ética supone juicio, discernimiento, reflexión y voluntad de cambio.
d) La Deontología, hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad laboral. En el caso de los profesionales, estas norman determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Así por ejemplo los médicos tienen en el "consentimiento informado" uno de los principios deontológicos de su profesión. El "consentimiento informado" prescribe que todo paciente en tanto tenga conciencia, debe ser claramente informado y dar su consentimiento en las decisiones sobre su tratamiento. Todo trabajador de la administración pública tiene o debe desarrollar un conjunto de principios profesionales o laborales, que orientan lo que debe hacer en relación a su trabajo en la administración que ejerce, a la población usuaria, a su profesión, a su institución y a sus compañeros de labor.
II. LA ÉTICA PÚBLICA
a) La cultura política y administrativa que tenemos lleva a pensar que hay impunidad, la honestidad no es rentable, son los "vivos" los que ganan, y eso incluye maniobras, trampas o engaños con tal de alcanzar el poder. La ética parece lejana y casi incompatible con el ejercicio del poder, la política y la función pública. Asistimos al destape de niveles crecientes de corrupción, lo que acrecienta la enorme desconfianza de la gente ante los políticos y los gestores públicos.
b) También hay una reacción de los ciudadanos ante la corrupción. La indignación comienza a generar la protesta y movilización de muchos sectores de la población ante la impunidad, la violación de los derechos humanos, el autoritarismo y la destrucción de las instituciones. Las reservas morales de nuestra sociedad, deben activarse y reclamar conductas éticas en la política y en la gestión como base de la confianza y credibilidad que se debe recuperar.
c) ¿A qué se le denomina ética pública en la legislación peruana?
Es el Desempeño de los empleados públicos basado en la observancia de valores, principios y deberes que garantizan el profesionalismo y la eficacia en el ejercicio de la función pública.
Los principios, deberes y prohibiciones éticas establecidas en la Ley 27815 y en su Reglamento, son el conjunto de preceptos que sirven para generar la confianza y credibilidad de la comunidad en la función pública y en quienes lo ejercen. Los empleados públicos están obligados a observar los principios, deberes y prohibiciones que se señalan en las normas del código de ética de la función pública.
Los fines de la función pública son el Servicio a la Nación, de conformidad con lo dispuesto en la Constitución Política, y la obtención de mayores niveles de eficiencia del aparato estatal, de manera que se logre una mejor atención a la ciudadanía, priorizando y optimizando el uso de los recursos públicos, conforme a lo dispuesto por la Ley Marco de Modernización de la Gestión del Estado.
III. ÉTICA PRÁCTICA
La Ley Nº 27815, Ley del Código de Ética, prescribe principios, deberes y prohibiciones éticas para los servidores públicos. Hemos tenido la oportunidad en los últimos años de desarrollar talleres de reflexión sobre el Código de Ética. Alrededor de 20 en entidades públicas (Ministerios, Poder Judicial, Hospitales, Gobiernos descentralizados y organismos públicos, etc.). En una primera reflexión, hemos aprovechado el trabajo en grupos, con participación innominada, para efectuar una evaluación preliminar, tomando a los participantes como una muestra no sistemática, pero que podría darnos una aproximación acerca de cómo perciben los trabajadores, el cumplimiento en sus entidades de las prescripciones del código de ética. En tal sentido alcanzamos una hoja que describe los principios, deberes y prohibiciones contenidos en el código de ética. Los participantes debían calificar como percibían ellos que se cumplían estas prescripciones en sus entidades.
Utilizamos una escala semántica de 5 categorías (donde uno es el total incumplimiento y 5 es el cabal cumplimiento) para evaluar la percepción que tienen sobre el cumplimiento de la ley en sus propias instituciones. Los resultados siguientes son los que encontramos en relación a la percepción del cumplimiento de los principios, deberes y prohibiciones:
3.1 Los Principios
La Ley establece que los servidores públicos deben actuar de acuerdo a los principios de:
Respeto, probidad, eficiencia, idoneidad, veracidad, lealtad y obediencia, justicia y equidad. En los talleres efectuados, encontramos que los trabajadores otorgan la más baja calificación del cumplimiento a 4 principios:
Probidad, se encuentra en 2.90, es decir por debajo de la media. Este principio exige que el servidor público debe actuar con rectitud, honradez y honestidad, procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpósita persona. –
Justicia y Equidad, se encuentra en 2,92, también por debajo de la media. Prescribe que el servidor público debe tener permanente disposición para el cumplimiento de sus funciones, otorgando a cada uno lo que le es debido, actuando con equidad en sus relaciones con el Estado, con el administrado, con sus superiores, con sus subordinados y con la ciudadanía en general. –
Eficiencia, se encuentra en 2.98, ligeramente por debajo de la media. Este principio indica que el servidor público debe brindar calidad en cada una de las funciones a su cargo, procurando obtener una capacitación sólida y permanente. –
Idoneidad, se encuentra en 2.98, también ligeramente por debajo de la media. Se entiende como aptitud técnica, legal y moral, es condición esencial para el acceso y ejercicio de la función pública. El servidor público debe propender a una formación sólida acorde a la realidad, capacitándose permanentemente para el debido cumplimiento de sus funciones.
La apreciación general es que los principios establecidos en el código de ética no se perciben como institucionalizados en la gestión pública. Hay un bloque que tiene una valoración buena en términos generales y se refiere al respecto, la veracidad, la lealtad y obediencia y el resguardo del estado de derecho. Otro bloque tiene una calificación regular y se refiere a probidad, eficiencia, idoneidad y justicia y equidad.
3.2 LOS DEBERES
El servidor público tiene los siguientes deberes: Neutralidad, transparencia, discreción, ejercicio adecuado del cargo, uso adecuado de los bienes del estado, responsabilidad. Encontramos que la más baja calificación la obtienen tres deberes críticos:
Uso Adecuado de los Bienes del Estado, con un 2.80, muy distante de la media. Este mandato establece el deber de proteger y conservar los bienes del Estado, debiendo utilizar los que le fueran asignados para el desempeño de sus funciones de manera racional, evitando su abuso, derroche o desaprovechamiento, sin emplear o permitir que otros empleen los bienes del Estado para fines particulares o propósitos que no sean aquellos para los cuales hubieran sido específicamente destinados. – Neutralidad, con un 2.92, por debajo de la media. Este deber señala que se debe actuar con absoluta imparcialidad política, económica o de cualquier otra índole en el desempeño de sus funciones demostrando independencia a sus vinculaciones con personas, partidos políticos o instituciones. – Ejercicio Adecuado del Cargo con un 2.94, por debajo de la media. Se establece que con motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones el servidor público no debe adoptar represalia de ningún tipo o ejercer coacción alguna contra otros servidores públicos u otras personas.
La prohibición de realizar Actividades de Proselitismo Político obtiene una calificación de 2.70, muy por debajo de la media. Es preocupante el incumplimiento de esta prohibición que en general indica a los servidores públicos que no realicen actividades de proselitismo político a través de la utilización de sus funciones o por medio de la utilización de infraestructura, bienes o recursos públicos, ya sea a favor o en contra de partidos u organizaciones políticas o candidatos.
Hacer mal uso de información privilegiada es calificada con 2.70, también muy por debajo de la media. Esta norma prohíbe al servidor público, participar en transacciones u operaciones financieras utilizando información privilegiada de la entidad a la que pertenece o que pudiera tener acceso a ella por su condición o ejercicio del cargo que desempeña. Asimismo, tampoco debería permitir el uso impropio de dicha información para el beneficio de algún interés.
La situación del cumplimiento de los deberes en el ejercicio de la función publica, el de suma importancia. El adecuado cumplimiento de deberes, es requisito para establecer un clima y una cultura organizacional centrada en valores que estén orientadas al mejor servicio público.
3.3 Las Prohibiciones
El servidor público está prohibido de: Mantener intereses en conflicto, obtener ventajas indebidas, realizar actividades de proselitismo político, hacer mal uso de la información privilegiada, presionar, amenazar y/o acosar. Encontramos que en general todas las prohibiciones han sido valoradas en su cumplimiento muy por debajo de la media en el rango 2, sobre 5 la más baja calificación la obtienen tres prohibiciones sustantivas referidas a la neutralidad política, a la información privilegiada y a las ventajas indebidas.
Obtener Ventajas Indebidas es una prohibición que se califico con 2.74, lo cual se encuentra por debajo de la media. Se penaliza, obtener o procurar beneficios o ventajas indebidas, para sí o para otros, mediante el uso de su cargo, autoridad, influencia o apariencia de influencia.
De manera general apreciamos que se percibe que las prohibiciones establecidas en el Código de Ética, no son observadas o cumplidas. Podríamos afirmar que este incumplimiento expresa un relajo moral y la tolerancia de prácticas corruptas en provecho particular.
IV.ANÁLISIS, REFLEXIÓN Y COMPROMISO ÉTICO
Si consideramos la ética como reflexión, sobre nuestras costumbres y conductas y a la deontología como la aplicación de los principios éticos en el campo laboral, un proceso de cambio en principios, valores y conductas debe enmarcar-se de manera práctica en un proceso que involucre:
a) Primero el auto examen crítico sobre nuestros comportamientos y conductas,
b) la reflexión sobre lo bueno o malo de estos comportamientos y conductas, a la luz de ciertos principios éticos, y
c) el propósito consciente y razonado de cambio que debería expresarse en compromisos de mejora suscritos por los servidores públicos.
En los talleres efectuados hemos orientado una segunda reflexión hacia la mejor ética, propiciando el análisis crítico, la reflexión ética y los compromisos de mejora en tres tipos de condiciones o imperativos éticos profesionales o laborales que deben considerarse en el servicio público.
El análisis crítico ha permitido se identifiquen conductas y comportamientos habituales en la organización y que se han establecido como "costumbres" toleradas o alentadas. Estas costumbres han sido objeto de análisis y reflexión para determinar si son "buenas" o "malas" y cuál es el efecto en los fines del servicio público. Costumbres como no involucrarse y hacer lo mínimo necesario en nuestro trabajo; llegar continuamente tarde; tratar a los usuarios de manera vertical y descortés; no compartir información y recursos con nuestros compañeros de trabajo, etc.
La reflexión se formuló examinando las causas y efectos de estas "costumbres" identificando en qué medida causan daño a las personas e instituciones, y sensibilizando para sentir efectivamente que estas tienen que cambiar.
Con el convencimiento de que es necesario el cambio, se procedió a formular compromisos de cambio, es decir conductas y comportamientos basados en principios éticos. Estos cambios se han enmarcado en tres imperativos éticos.
El primer imperativo ético es el del involucramiento y capacidades para la institución. Este imperativo exige que la persona tenga conciencia clara de que trabaja en una institución que está al servicio de la Nación, que tiene la posibilidad de trabajar en conjunto en la institución para hacer cosas que pueden ayudar a construir una sociedad mejor, equitativa y con mayores niveles de calidad de vida para nuestra población. Que asimismo de ser consciente que es su obligación desarrollar sus capacidades para poner la disposición de la institución, mejores conocimientos, habilidades y actitudes para la prestación de los servicios públicos. En los talleres efectuados hemos recogido de manera concurrente y como efecto del análisis crítico, la reflexión ética, los siguientes compromisos de mejora en relación al involucramiento y capacidades:
INVOLUCRAMIENTO Y CAPACIDADES
1. Ser leal con los fines de la Institución y sus principios.
2. Cumplir con las labores que se me encomienda con calidad y en el tiempo establecido.
3. Capacitarme de forma personal o institucional para ampliar y aportar mis conocimientos en beneficio de la Institución.
4. Comprometerme en ser eficiente en mis labores y en el cumplimiento de los fines institucionales. Ser proactivo.
5. Ser puntual en los compromisos, esforzarme en ser cada día mejor.
6. Meditar sobre los errores cometidos y establecer correcciones.
El segundo imperativo ético está vinculado al servicio al usuario o cliente. Debe entenderse que la actividad laboral sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente o usuario. En este caso los usuarios son las personas, que solicitan nuestros servicios, Son los ciudadanos, nuestros prójimos, los que justifican la existencia de nuestro trabajo. En el derecho administrativo se le denomina "administrados", pero no olvidemos que son el pueblo y que el poder emana del pueblo y a él nos debemos.
En los talleres efectuados hemos recogido de manera concurrente y como efecto del análisis crítico, la reflexión ética, los siguientes compromisos de mejora en relación al servicio a los usuarios:
SERVICIO A LOS USUARIOS
1. Tratar a los usuarios, como quisiera que me traten.
2. Cumplir con rigor el derecho a la igualdad (No a las preferencias)
3. Escuchar con atención a los usuarios y buscar la forma más idónea para resolver sus problemas.
4. Atender con la verdad y con respeto.
5. Prestarles mayor atención, orientación y cordialidad.
6. Tratar de adecuar el servicio a sus costumbres y lenguaje.
El tercer imperativo es la Solidaridad. Se refiere a las relaciones de respeto y colaboración que deben establecerse entre los miembros de una institución. El apoyo mutuo, el trabajo en equipo, la unión efectiva, son elementos que pueden potenciar nuestro trabajo y también darnos mayor tranquilidad y felicidad en nuestro centro laboral.
En los talleres efectuados hemos recogido de manera concurrente y como efecto del análisis crítico, la reflexión ética, los siguientes compromisos de mejora en relación a la solidaridad:
SOLIDARIDAD
1. Ser tolerante con mis compañeros de oficina y de toda la institución.
2. Enseñar un poco de lo aprendido y compartir experiencias.
3. Aprender a trabajar en equipo.
4. Aceptar las críticas para mejorar.
5. Puntualidad, Honestidad, Cumplimiento.
6. Propiciar la unión y camaradería.
V. ORIENTACIONES PARA LA MEJORA ÉTICA
Producto de estas experiencias y tomando como referencia las lecturas de la bibliografía, proponemos algunas orientaciones para la mejora ética en la función pública:
a) Debemos promover la tolerancia como valor sustantivo para una convivencia armónica. Existen diversos enfoques y propuestas ante los problemas y soluciones producto de que cada uno de nosotros es un ser particular. La pluralidad debe ser respetada. La verdad es un objetivo que debemos buscar sin fundamentalismos (posiciones que consideran que sólo mis ideas son válidas). Tenemos en el dialogo, el estudio; la investigación y la discusión, las herramientas que nos pueden acercar a un conocimiento mejor de la realidad. La ética exige el respeto mutuo, la tolerancia a las ideas distintas a las nuestras, la disposición al diálogo y a buscar consensos, la transparencia y honestidad.
b) Emmanuel Kant desarrolló dos criterios morales que no han sido superados. El primero es la universalidad, es decir, que la norma que pensamos aplicar pueda valer para todos. Hay que preguntarse qué pasaría si todos actuaran del modo propuesto. Este es un criterio formal de validez. El segundo criterio, el más importante, es que las personas son fines en sí, tienen dignidad (y no precio), merecen respeto. Toda persona debe ser tratada como un fin en sí misma, y nunca solo como un medio. Este es el imperativo categórico o principio moral central.
c) Los derechos tienen como correlato las obligaciones. Debemos hacer que se respeten los derechos, pero dar el ejemplo en el cumplimiento de nuestras obligaciones. Esta tarea es de todos los ciudadanos. Un elemento importante de la ética es el deber de los ciudadanos de respetar y defender el Estado de derecho, es decir, la vigencia de las leyes y las instituciones. La ética exige que en la sociedad exista una igualdad de oportunidades de acceder a los bienes, libertades y derechos.
d) El poder tiene la tendencia a corromper y generar abuso y violencia, cuando se busca imponer sin respetar la ley, ni los derechos de las personas. El poder tiene que tener límites y contrapesos en tal sentido debe ser real la separación de poderes, las autonomías en un estado unitario, la descentralización. La participación ciudadana, la fiscalización. La tarea de la ética en relación a la política y a la gestión pública es ejercer permanentemente su función crítica y utópica respecto del poder y de su ejercicio.
e) Es importante que el poder del Estado tenga contrapesos en instituciones fuertes. Colegios profesionales, gremios empresariales, sindicatos, universidades, organizaciones sociales, etc. Cuando las instituciones de la sociedad civil son fuertes, pueden hacerle vigilancia y contrapeso al Estado y conformar un verdadero Estado de Derecho con canales de participación, discusión pública de los problemas sociales, y fortalecimiento de la cultura democrática.
f) Se debe evitar y combatir el vacío ético que se produce cuando quienes deciden no responden por sus actos y hay impunidad. En este aspecto tiene singular importancia, la actuación honorable e independiente del poder judicial. El rol de la administración de justicia es crítico en el reforzamiento de una cultura centrada en valores.
g) Se debe combatir la dualidad ética; cuando se predica una idea, a la vez que se la ignora o se contradice en la práctica. Es el doble discurso ajusta las explicaciones a las necesidades propias.
h) Se debe motivar para superar la ética mínima; o necesaria para cumplir la tarea, que es de carácter reactiva (no promueve). Se basa en seguir valores o principios porque conviene, y mientras la relación de fuerzas lo permita. No es tanto un deber ser, como el "hacer lo que se puede" ó "hacer solamente lo necesario". Para superar la ética mínima debemos reforzar el compromiso de las personas con el servicio a la Nación.
i) Debemos reforzar la formación profesional en la carrera pública, para el ejercicio de la función pública. Los agentes públicos deben ser capacitados en sus métodos decisorios y de gestión, e incentivados en función de los resultados alcanzados. Supone, asimismo, educar en el aná- lisis de las políticas en términos de valores corno la equidad, justicia, libertad y solidaridad.
j) Debemos promover el desarrollo de formas participativas y de representación de las demandas y los intereses de los distintos actores sociales, en especial de las minorías más expuestas a la injusticia. Se trata de evitar el aislamiento y superar las defensas de la burocracia. Se debe reforzar la búsqueda del consenso racional a través del diálogo. De esta manera los planes y proyectos no se definirán en la cúspide ni irán de arriba hacia abajo sino que se arman en el marco de un proceso de consulta y participación.
k) Uno de los mejores medios para desarrollar nuestra ética es precisamente exponerla a la interacción con otros sistemas morales.
No debemos temer la conversación moral con personas que piensan distinto de nosotros, considerarla como un riesgo para nuestras convicciones; antes bien, debemos declararla bienvenida como al crisol que las convertirá en oro. El método para realizar esa conversación es de gran simplicidad y lo practican desde siempre muchas personas sabias que no han seguido estudios formales de ética ni de lógica. Consiste en el viejo método recomendado por nuestras abuelas para resolver querellas infantiles: ponerse en el lugar del otro.
VI. COROLARIO
Recordamos la referencia que hace B. Kliksberg (1993) en su obra sobre la pobreza (corno un tema impostergable): "quien es pobre se muere antes. Mis investigaciones prueban que la pobreza mata. No se trata de un comentario político o social, sino de un hecho científico". Aquí nos preocupa la desigualdad o dualidad producida no por error técnico o la fuerza de las circunstancias, sino por una gestión inmoral. El vacío ético no es una cuestión personal o un problema de educación. Ubicado en el sector público, el vació ético también significa injusticia, menos alimentación, salud, educación o vivienda para quienes las necesitan.
Muchas Gracias
Bibliografía consultada en toda la investigación
En el desarrollo del presente texto hemos tomado parte de los aportes de los autores siguientes
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DEDICATORIA
Este trabajo esta dedicado a nuestros padres que a lo largo de todo el proceso y evolución de su vida siempre desean lo mejor para todos nosotros sus hijos.
Autor:
José Jayme Pérez Santa Cruz
Nino Erenesto Sánchez Vargas
Betty Gordillo Pozo
UNIVERSIDAD PERUANA DE LAS AMERICAS
FACULTAD DE DERECHO
LA ETICA EN LA GESTION PÚBLICA
Lima Perú – 2015
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