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Las lecciones de la crisis: ¿Y ahora, qué hacemos con Wall Street? (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Pendiente de resolver:

¿Se ha superado el exceso de apalancamiento?

¿Se ha resuelto el peligro de implosión de los activos?

Entonces ¿por qué continúan aplicándose las metodologías procíclicas?

Y de paso:

¿Qué ha pasado con los "testamentos vitales"? ¿Habrán pasado a "mejor vida"?

Necesitamos un sistema que fomente la valuación de activos basada en los mercados reales y no en el "ajuste de modelo", es decir la valuación basada en presunciones internas o modelos financieros. Estos últimos 18 meses nos han demostrado que los modelos funcionan hasta que se equivocan.

La fe en la eficacia de los mercados resultó ser un error. Habrá que renunciar a estas convicciones.

En el caso de ser ciertos los pronósticos (brotes verdes) veamos, por un momento, a los que se han quedado (¿aún?) "del lado malo de las vías del tren". Los que no pueden (¿aún?), mirar el futuro inmediato con confianza. Los "tontos asimétricos", digamos…

– "La recesión global podría dejar 25 millones de desempleados, informó este miércoles la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)". (BBCMundo – 16/9/09)

Esto a pesar de recientes signos de que las economías de los 30 países miembros de la OCDE podrían estar comenzando a recuperarse.

De acuerdo con la organización, hasta ahora las cifras apuntan a la pérdida de 15 millones de puestos de trabajo mientras que otros 10 millones podrían desaparecer para finales de 2010.

La tasa de desempleo registrada entre los 30 países más industrializados en la OCDE fue de 8,5% en el mes de julio, la más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Para finales de 2007 la tasa de ubicó en 5,6%.

"El empleo es el rasero por el cual se debe medir la crisis actual. No podemos asumir que el crecimiento económico se encargará del empleo", señaló Gurría.

"Al igual que en otros escenarios de desaceleración económica severos, los grupos vulnerables -jóvenes, inmigrantes y trabajadores temporales o a tiempo parcial- sufren en mayor medida la pérdida de empleos", afirmó Gurría.

Recientemente, la OCDE destacó que las economías de sus miembros se estabilizaron en el último trimestre.

Mientras Japón, Francia y Alemania son algunos de los países cuyas economías mostraron signos de crecimiento en el segundo trimestre, las últimas cifras sugieren que países como Estados Unidos y el Reino Unido aún están en recesión.

Sólo en el Reino Unido, las cifras oficiales de desempleo divulgadas este miércoles indican que el número de personas sin empleo se ubicó en su nivel más alto en 14 años.

Según la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido hubo 210.000 personas más que perdieron sus puestos de trabajo en comparación con el primer trimestre de este año, lo que coloca la tasa de desempleo en ese país en el 7,9%.

Esto significa que la cifra total de desempleados en el último trimestre se ubicó en 2,47 millones.

– "EEUU no recuperará los empleos perdidos hasta 2013, según JP Morgan" (El Economista – 6/10/09)

Los "decepcionantes" datos de empleo de septiembre indican que a Estados Unidos le costará cuatro años recuperar todos los puestos de trabajo perdidos en la última recesión, según apuntan economistas de JPMorgan.

El informe emitido la semana pasada por el Departamento del Trabajo refuerza "el mensaje de que incluso nuestro pronóstico de crecimiento superior a la tendencia no producirá salud económica", escribieron Bruce Kasman, economista jefe de JPMorgan, y David Hensley, el director de coordinación económica mundial, en una nota a clientes el 2 de octubre.

"A un ritmo de crecimiento sostenido del 3,5%, a la economía probablemente le tome hasta 2013 restaurar los empleos perdidos durante la crisis", han comentado Kasman y Hensley.

– "La contracción del crédito amenaza el repunte de EEUU". (The Wall Street Journal – 8/10/09)

Un año después de que la economía estadounidense se hundiera por culpa del estallido de la burbuja inmobiliaria, el crédito para los consumidores se sigue contrayendo.

El total del crédito de consumo circulante, una cifra que abarca desde los saldos de las tarjetas de crédito a los préstamos para vehículos recreativos, cayó US$ 12.000 millones, equivalente a una tasa anual desestacionalizada de 5,8%, según un informe divulgado el miércoles por la Reserva Federal. Se trata del séptimo declive mensual consecutivo, el lapso más prolongado desde la recesión de Estados Unidos en 1991…

Tras pasar años gastando más de lo que ganaban, muchos estadounidenses han visto cómo su patrimonio ha caído en casi US$ 11 billones, contando la pérdida de valor de sus viviendas y de sus cuentas de jubilación. Esto sugiere que en los próximos meses las familias seguirán ahorrando para pagar sus cuentas, un proceso que en la jerga de los economistas se conoce como "desapalancamiento"…

– "Los embargos se disparan en EEUU: el 13% de las familias pierde su casa" (Libertad Digital – 16/10/09)

A pesar de la bajada de los tipos y de la reducción de los precios de los pisos en la mayoría de las ciudades de EEUU, economistas y ejecutivos financieros anticipan un incremento de los embargos hipotecarios por el aumento del paro. De momento, el 13% de las familias pierden su casa…

Según las cifras de la patronal, el volumen de crédito hipotecario de EEUU ha bajado de los 2 billones de dólares (trillones en el sistema anglosajón), a los 1,5 billones previstos para 2010, según explica Brinkmann…

De momento, la pérdida de empleos ha dejado a más de un 13% de familias sin casa, después de haber sido embargados, según los datos de la patronal hipotecaria de EEUU. El problema afecta especialmente concentrado en California, Nevada, Arizona y Florida.

– "Cohesión social de Europa "en peligro"" (BBCMundo – 19/10/09)

Un estudio de la Cruz Roja muestra que un número cada vez mayor de personas en Europa está buscando ayuda debido a la crisis económica global.

La investigación, llevada a cabo por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), reveló que muchas personas de clase media que jamás habían recurrido a este tipo de asistencia en el pasado se unen hoy en día a los grupos tradicionalmente más vulnerables.

En el informe se advierte que "si no se toma ninguna medida, la cohesión social de toda la región puede ponerse en peligro, debido a las crecientes tensiones relacionadas con el incremento de la vulnerabilidad y la competencia entre los grupos menos privilegiados por puestos de trabajo y servicios".

Según explica Imogen Foulkes, corresponsal de la BBC en Ginebra, el reporte, realizado en 40 países de Europa, el Cáucaso y Asia central, evidenció algunos resultados inesperados.

Por ejemplo, más del 60% de las sociedades de la Cruz Roja en Europa han empezado a incluir ayuda alimentaria en sus programas de asistencia, algo que no había tenido necesidad de hacer en muchos años.

En tanto, los trabajadores de esta organización humanitaria notaron un incremento en los problemas de salud mental y un mayor abuso de alcohol y otras sustancias. Esto está vinculado, aseguran, con el estrés provocado por la crisis financiera mundial.

Golpe a la clase media

La Cruz Roja aseguró que la clase media en Europa, en particular, ha sido golpeada por la recesión.

Muchos miembros de esta clase se encuentran muy endeudados y los más jóvenes tienen problemas para encontrar trabajo.

La organización aseguró que aumentaron los pedidos de ayuda financiera de familias que solían ser estables económicamente. Y ahora, entre 40 y 50 millones europeos son considerados por la FICR como "vulnerables" a raíz del desempleo.

Para la Cruz Roja los gobiernos no han hecho lo suficiente para hacerle frente al impacto social de la crisis: "Hasta el momento se han hecho pocas cosas para reforzar la protección social".

El reporte advierte que a pesar de que la economía europea pueda estar dando señales de recuperación, siempre hay un período de tiempo antes de que esto se traduzca en nuevos puestos de trabajo, y así, el próximo invierno es probable que sea especialmente difícil para muchas personas.

Trygve Nordby, subsecretario general de Diplomacia Humanitaria de la FICR, señaló que el estudio se basó en lo que el personal de la Cruz Roja los y voluntarios "ven en las comunidades donde trabajan, lo que a menudo les permite detectar mucho más rápido los cambios de vulnerabilidad que las encuestas".

– "Ni en un millón de años pensé que acabaría en una casa de acogida" (Libertad Digital – 21/10/09)

Hace tres años el número de desahuciados hipotecarios que acudía a los albergues de acogida para indigentes era prácticamente testimonial. Ahora, el 10% de las personas que acogen estos centros son antiguos propietarios que perdieron su hogar y llevan años durmiendo en el coche.

Ya son muchos los analistas que han anunciado el fin del ajuste en el mercado inmobiliario norteamericano, pero lo cierto es que los efectos de este proceso son devastadores. En verano de 2008, Libertad Digital publicaba uno de los efectos más llamativos y dramáticos de la crisis subprime, el nacimiento de auténticas ciudades de tiendas de campaña, compuestas en su mayoría por pequeños propietarios que tuvieron que abandonar su casa, merced a ejecuciones hipotecarias o embargos.

Ahora, y pese a que el ajuste parece haber llegado a su fin, descubrimos otra realidad dramática. Según un estudio elaborado por la Coalición Nacional para Personas sin Hogar de EEUU en el último año el 10% de los indigentes sin hogar son personas que perdieron su hogar por una ejecución hipotecaria. Hace tres años, este porcentaje no llegaba al 1%.

Así lo recoge New York Times, quien relata como ejemplo, la situación que vive Sheri West, madre de tres hijos, abuela de seis y bisabuela de uno, que se quedó sin casa después de que el banco embargara su vivienda. Los primeros días los pasó en su coche, un Hyundai Sedan y se aseaba en el antiguo patio trasero de su casa. Luego estuvo viviendo con amigos y ha prolongado esta situación por más de un año.

Ya sin opciones, Sheri West ha tenido que acudir a un refugio de indigentes. Una de esas casas de acogida como la que ella misma regentó años atrás. "Ni en un millón de años hubiera dicho que terminaría en una casa de acogida; Yo era propietaria de uno de estos albergues y ahora vivo en uno".

Un creciente número de estadounidenses que han perdido sus casas están aterrizando en refugios para indigentes, de acuerdo a los grupos de servicio social y un reciente informe de una coalición de defensores de la vivienda.

En Cleveland, el centro católico del West Side donde se refugia la señora West, recuerda que en 2007 no acudió ningún indigente que estuviera en la calle por un embargo hipotecario. En 2008 acudieron dos personas en esta situación y en 2009 ya son cuatro los que acuden por este motivo.

Este comportamiento también se ha observado en albergues de California, Michigan y Florida, donde una combinación de desempleo y la caída de los bienes raíces han generado un endurecimiento de las ejecuciones hipotecarias.

Según el director ejecutivo de la Casa de la Misericordia en Santa Ana, California, advierte que este perfil de usuarios de albergues de personas sin hogar son "familias que nunca antes han necesitado una ayuda como esta y no tienen ni idea de a dónde ir, se sienten humillados y no saben, ni siquiera, qué tienen que pedir".

– "Dosmileuristas" en Japón (El Confidencial – 12/9/09)

En Japón se les conoce como "la generación perdida" y si no son "mileuristas" es porque en Tokio resulta casi imposible sobrevivir con mil euros. Un taxi desde el centro hasta el aeropuerto de Narita puede salir por más de 200 euros. Cubrir el trayecto en autobús cuesta 8 veces menos, pero aún así sigue siendo más caro que un taxi de Cibeles a Barajas. En la capital del Sol Naciente un apartamento medianamente céntrico no se encuentra por menos 3.000 euros al mes y la educación pública allí es casi tan cara como la privada en España.

"No ahorramos nada, no podemos permitirnos tener hijos por el momento". Es la conclusión a la que llegan Asuka y Haruto, una joven pareja con estudios universitarios de Tokio, después de un almuerzo a base de sushi dedicado a charlar sobre las condiciones de vida en su país. Entre los dos no ganan más de 400.000 yenes (unos 3.000 euros), una cifra que les permite vestir bien, pagarse vacaciones en el extranjero, salir a cenar de vez en cuando y darse algún que otro capricho tecnológico. Han renunciado, sin embargo, a otras muchas cosas de las que sí disfrutaron sus padres: por encima del resto a un trabajo estable, a una casa en propiedad y a la posibilidad de tener hijos.

Los jóvenes prefieren llamarse "Doscientosmilyenistas"

Los números japoneses están a años luz de los nuestros. Con todo, y salvando las distancias, los problemas de los que se queja la gente joven en los sondeos de opinión (que fueron abundantes antes de las elecciones) resultan muy familiares. Y es que mientras sus padres empiezan a preocuparse por lo que pasará cuando se retiren, jóvenes que ya no lo son tanto van tirando con contratos basura y sin perspectivas de mejora, arrastrando becas laborales y perdiendo capacidad adquisitiva, tranquilidad y nivel de vida desde que se independizaron. No serán "mileuristas", de acuerdo, pero un elevadísimo porcentaje de ellos podrían acogerse a la definición "dosmileuristas", que al cambio viene a ser lo mismo. Con la afabilidad típica de los japoneses, Asuka y Haruto, que han vivido en España, se ríen al oír la analogía, pero les gusta más el término "doscientosmilyenistas". Su frustración, por cierto, ha sido decisiva en el histórico vuelco electoral vivido a finales de agosto.

A pesar de que su punto de partida es notablemente mejor que el nuestro, los japoneses nos llevan una ventaja de veinte años en esto de la crisis. De la "generación perdida" japonesa empezó a hablarse mucho antes de que en España se acuñase lo del "mileurismo" y la cosa no ha hecho más que empeorar. Los "doscientosmilyenistas" llegaron haciendo ruido, resquebrajando el Japón de los "salaryman" ligados de por vida a una empresa donde tenían asegurado el futuro. En los "buenos tiempos" las mujeres no necesitaban trabajar para llegar a fin de mes, pudiendo mantener sin despeinarse un tradicionalismo inusual para un país industrializado. Algo que, en realidad y aunque cada vez hay más excepciones, se sigue haciendo: la mayor parte de las japonesas abandonan su empleo cuando se casan o cuando nace el primogénito. "La propia empresa y los compañeros no aceptan bien a una mujer con hijos", apunta Asuka.

Las cosas han cambiado desde entonces y siguen haciéndolo. Después de los llamados "freeters" (jóvenes que sacrificaban las comodidades de los "salaryman" por una mayor libertad en trabajos inestables) llegaron las reformas económicas de Koizumi y con ellas una inestabilidad laboral que se extiende por el archipiélago. Quizá por todo lo anterior, Japón es el país más envejecido del mundo (España, el cuarto). Apenas nacen niños y el Gobierno no abre la espita de la inmigración extranjera. Uno de cada cinco habitantes tiene ya más de 65 años, una cifra que se duplicará en 15 años si no cambian radicalmente las cosas, poniendo seriamente en peligro el sistema de pensiones y la supervivencia de un sistema económico que hasta hace relativamente poco parecía que se iba a comer el mundo. Lo dicho, tan lejos y tan cerca.

El periodista financiero y popular escritor Roger Lowenstein no se anduvo con rodeos en una columna escrita hace unos meses para el Washington Post: "La parte positiva de la Gran Recesión actual es que podría clavar una estaca en el corazón de la falsa panacea académica conocida como la hipótesis de la eficiencia de los mercados". Con un razonamiento similar, el muy respetado analista financiero y gestor de patrimonio Jeremy Grantham escribió en su carta trimestral en enero pasado: "La increíblemente imprecisa teoría de la eficiencia de los mercados (causó) una combinación letalmente peligrosa de burbujas de activos, controles laxos, incentivos perniciosos e instrumentos terriblemente complicados (que) condujeron a nuestros actuales problemas".

La lección que se puede extraer de la crisis, aunque todavía no ha cuajado, es que la magia del mercado no existe: las expectativas sobre los precios de los activos no pueden racionalizarse según un modelo conocido y convenido, dado que dicho modelo no existe.

Los que no pueden mirar el futuro inmediato con confianza, seguramente, coincidirán conmigo en que el libre mercado no es la vía de la felicidad social.

– ¿Volver a empezar? (otra "burbuja" en la sombra)

El 24/7/09 el Dow volvía a superar los 9000 puntos. El repunte que empezó el 9 de marzo, cuando el Dow alcanzó un mínimo de 12 años con 6.547,05 puntos, nuevamente impulsaba el promedio de las empresas más importantes más allá de los 7.000, 8.000 y 9.000, para acumular un alza de 38,5% en menos de cinco meses. Esto equivalía al mayor repunte porcentual en un tiempo tan reducido desde 1975, hace 34 años. En ese entones, el repunte se produjo en un período de dificultad económica y bursátil que duró una década.

Los "escépticos" (entre los que me incluyo) advirtieron que el inusual repunte significaba que un declive estaba a la vuelta de la esquina.

Los "confiados" sostenían que el repunte estaba propulsado por una combinación de reportes de ganancias corporativas del segundo trimestre inesperadamente positivos y datos económicos tranquilizadores.

Y el mercado de acciones estalló… Tras haber amagado con la ruptura a la baja del importante soporte del 878, el S&P 500 rebotaba con una fuerza inusitada que le llevaba a romper la fuerte resistencia que el indicador presentaba alrededor de los 950 puntos, lugar de convergencia entre la tendencia bajista de largo plazo iniciada en octubre de 2007 y la alcista de corto que viene de los mínimos de marzo.

Sin embargo, una sombra de duda acecha sobre la reciente evolución de los mercados financieros a nivel mundial. Las primeras sospechas aparecieron a principios de julio cuando alguno de los blogs más outsiders de Estados Unidos se hicieron eco de la detención de uno de los principales operadores de mercado de Goldman Sachs al que el banco de inversión norteamericano acusaba de haber robado códigos que permitían a la entidad llevar a cabo operaciones de trading de alta frecuencia o Algo Trading, llamados así pues su fundamento último es algorítmico. ¿El fundamento de la Fiscalía? Su potencialidad para manipular las bolsas. Vaya, ¿en manos del individuo, sí; de la entidad, no?

En ese mismo post se nos recordaba cómo el 50% del volumen en Estados Unidos corresponde a este tipo de operativa muy de corto plazo que ha sido la heredera cuantitativa natural a esos otros programas que se vieron superados por cisnes no sólo negros sino de todos los colores. Y, por último, que como consecuencia de la detención Goldman, que era el líder indiscutible en esta actividad, había desaparecido del mapa. Suerte que ya estaban cerrados los maravillosos resultados del segundo trimestre.

El Algo Trading o High Frequency Trading (HFT) consiste, en su versión más simplificada, en una rabiosa operativa intradiaria, de extraordinaria rotación y muy bajo margen, que persigue aprovecharse de los diferenciales entre la oferta y la demanda mediante el posicionamiento, según convenga, en uno u otro lado de la ecuación. La ejecución es automatizada y la labor intelectual humana se limita a la creación y mantenimiento de los programas que se convierten, de esta manera, en creadores de mercado, toda vez que los volúmenes que manejan son muy elevados y la rapidez con la que liquidan sus posiciones, extraordinaria. ¿Vamos hacia el Reino Bursátil de los Ordenadores? ¿Entonces?

Entonces, como señalaba el New York Times, podemos encontrar respuesta a muchas de las preguntas de esos días. Y es que el círculo vicioso es innegable. El HFT permite a la entidad en cuestión obtener suculentas plusvalías a costa, en muchas ocasiones, de inversores que compiten con medios técnicos más limitados; tales resultados positivos, que suponen el 60% del total en un caso como el de Goldman Sachs, disparan la cotización de la firma que arrastra consigo a los principales selectivos mundiales; el mercado se hace direccional con lo que la operativa del HFT, se refuerza y así sucesivamente. Una dinámica difícil de romper y que generó por si sola 21.000 millones de beneficios en 2008. Clavo ardiendo al que aferrarse. Y vaya si se aferran.

Al final del día lo que cuenta es el resultado. Y lo que no se puede negar es la evidencia: lo que aventuraba ser un año bursátil desastroso se ha dado la vuelta de forma acelerada llenando los bolsillos de los inversores más avezados. La justificación fundamental existe, aunque se haya visto probablemente superada ya por los acontecimientos. La potencial manipulación, también, con el problema añadido de su difícil ruptura salvo intervención administrativa, que ya se vislumbra en el horizonte. Todo cambia, para seguir igual, de momento. ¿Y ahora, qué? Las resistencias pasan a ser soportes…

Conviene recordar, a los que no "gozan" del High Frecuency Trading (por las dudas), que el año pasado, un portafolio de inversión típico en Estados Unidos compuesto por 60% en acciones y 40% en bonos perdió cerca de 20% de su valor. Las herramientas de construcción de portafolios asumen que este tipo de declives sólo sucede una vez cada 111 años.

No obstante ello, en poco más de dos décadas, los inversionistas han sido golpeados por el crash de los mercados de 1987, el colapso del fondo de cobertura Long-Term Capital Management, el estallido de la burbuja de Internet y otras crisis.

No resultaba difícil en septiembre cerrar los ojos y notar, al aspirar el aroma de los mercados financieros, reminiscencias de lo que ocurría en los 18/24 meses anteriores al estallido de la burbuja de crédito, allá por el verano de 2007. Todos los activos subiendo, sin distinción. Como entonces, poco importa su carácter de defensivo o pro cíclico: renta fija soberana, deuda corporativa, acciones, materias primas, oro… Arriba, arriba, arriba. Sólo el dólar parece no participar de tal euforia compradora. Los niveles de correlación aumentan y con ellos la sospecha de que algo raro está ocurriendo. En aquél momento la justificación venía por un elemento transversal que afectaba a todos y cada uno de los bienes financieros: el crédito. ¿Y hoy?

Vino nuevo sobre odres viejos, no se lleven a engaño. En los dos últimos años se ha vivido un proceso de sustitución de un apalancamiento privado ilíquido, provocado por la muerte prematura y justificada de los procesos de off-balance y titulizaciones, por otro más líquido y público: la deuda soberana, instrumento utilizado por los gobiernos para la financiación de sus programas de gasto. De hecho se podría hablar de acumulación más que de reemplazo si nos atenemos a los datos de deuda agregada sobre PIB que se van conociendo en las distintas economías. El Reino Unido se aproxima peligrosamente al 400%, Estados Unidos se mantiene alrededor del 350% y España transita por niveles similares.

La dinámica que se ha establecido es intrínsecamente perversa, toda vez que se ha creado un círculo vicioso de muy complicada ruptura, hasta el punto de que cuesta ver un desenlace no traumático al mismo.

Parte, de hecho, de una demanda artificial que permite mantener a los gobiernos unos costes de financiación extraordinariamente bajos lo que, como ocurriera en su día con el ámbito particular de la economía, tiene el peligro de llevarles a creer que lo excepcional es lo corriente, lo que puede terminar por incidir en el volumen de deuda asumida y la percepción ilusoria de un repago asequible de principal e intereses.

Tal ímpetu comprador tiene dos culpables principales y un testigo accidental que están actuando de manera circunstancial y no permanente. Primero, los agresivos programas de recompras de los Bancos Centrales capaces de adquirir, en un solo trimestre, el 50% de las emisiones del Tesoro y cerca del 80% de las efectuadas por las agencias hipotecarias estatales (WSJ, Households, Fed boost Treasurys, 23/9/09).

Segundo, los bancos comerciales que ven cómo les llueven los ingresos sin tener que despeinarse. Les basta con jugar la curva de tipos de interés entre su coste de financiación y la rentabilidad que le ofrecen los distintos plazos de los activos públicos que adquieren a mansalva y figuran en su activo. Si a esto añadimos las comisiones derivadas de la originación de renta fija soberana y corporativa, que está desmadrada precisamente por su negativa a conceder financiación contra el propio balance, el cóctel de recuperación de beneficios y recapitalización está servido con un riesgo relativamente bajo (fundamentalmente de tipo de interés) y sin consumo de capital regulatorio. Para qué prestar… Eso sí, en cuanto los Bancos Centrales cierren el grifo, se acabó lo que se daba…

El testigo accidental es, ¿adivinan quién?, el inversor privado.

El resultado es una inyección indirecta brutal de liquidez al sistema que no llega a través del canal de transmisión habitual de la misma, el sistema privado, sino por medio de las actuaciones gubernamentales sobre la economía con programas de actuación más o menos temporales. El efecto es una suerte de deja-vu en el que prima el sentimiento de que estamos comenzando a vivir, de nuevo, una época dorada de crecimiento sin inflación y tipos de interés bajos. Qué bonito. El problema es que tal sentencia está formulada al revés: es precisamente la política monetaria ultra acomodaticia la que permite construir un castillo de ilusiones que sólo puede sostenerse en la medida en que la actividad privada, que es la que aporta ingresos al Estado y permite repagar las deudas, sustituya a la pública.

El gran riesgo, por tanto, de la economía y, por tanto, de los mercados, que se pueden encontrar haciendo alegremente de funambulista sin red, es qué va a pasar cuando la realidad se imponga y haya que, ajustar los programas de actuación pública, por una parte, y adecuar su financiación a costes de mercado, por otra. Si el intento de la economía financiera por reactivar la real no ha triunfado para entonces, y tiene pocos visos, la verdad, nos podemos encontrar con más de un sobresalto que, no lo duden, llegará de improviso. Y es que si alguien cree que se puede resolver la mayor crisis que ha vivido el sistema en 80 años sin atacar la causa que lo origina, esto es: el exceso de apalancamiento, peca de ingenuo. De momento, "más" burbuja… Ya saben cuáles serán sus consecuencias.

El 25/10/09, The Wall Street Journal decía: "Wall Street está de vuelta al ruedo. El mercado bursátil ha repuntado 50% respecto a sus mínimos de marzo. Goldman Sachs y J.P. Morgan Chase, con más fuerza que incluso antes de la crisis, están reportando grandes ganancias y pagando bonificaciones. Las ganancias corporativas están escalando. La larga y profunda recesión parece haber llegado a un fin"

Sin embargo, más adelante, en el mismo artículo se advertía: "En Wall Street, uno escucha hablar del retorno de la rentabilidad, el fin de la recesión y la necesidad de 'estrategias de retirada'", dijo recientemente Lawrence Summers, asesor económico de la Casa Blanca. "Yo puedo asegurar que para la gente común, para quienes el desempleo sigue en aumento, la situación es muy diferente".

A muchos estadounidenses, les parece que Wall Street fue rescatado y ellos no. Viendo los resultados hasta la fecha, esta opinión tiene sentido. Eso tiene al gobierno Obama y la Fed a la defensiva. "Así como en una guerra, hay víctimas no intencionales, así que también en los rescates económicos hay beneficiarios no intencionales", dijo Summers.

Con una remuneración promedio de US$ 700.000 por empleado, es fácil ver por qué los banqueros de Goldman están contentos. Pero, ¿qué está impulsado al resto de Wall Street? Las acciones, aunque inconsistentes, con frecuencia repuntan pronto; los inversionistas ven, más allá de la miseria actual, las ganancias del futuro. Algunas de las recuperaciones recientes de las acciones reflejan un suspiro de alivio de que el mundo no cayó en depresión.

Pese a pronósticos aislados de una recuperación en forma de V, en la que la economía repunta con fuerza, hay motivos para esperar un crecimiento lento. Las recuperaciones de recesiones fomentadas por turbulencias financieras suelen ser dolorosamente lentas.

El auténtico desencadenante resulta ser la cantidad de dinero que los banqueros centrales han inyectado en el sistema y que busca desesperadamente un hogar, porque la mayoría de los bancos sencillamente no quieren usar ese dinero para dar créditos. Esa es la razón de que estén repuntando los precios de casi todos los activos de riesgo -pese a que también lo hagan activos seguros como los bonos del Tesoro.

Ahora, a algunos políticos occidentales les gusta sugerir -o desear- que esta sorprendente subida podría ser buena, en cierto sentido, incluso aunque no se base inicialmente en los fundamentos. Después de todo, prosigue su argumentación, si los mercados repuntan con fuerza, cabe la posibilidad de que esto estimulase los instintos animales de una forma que podría trasladarse finalmente a la economía "real".

Según esta interpretación, el actual rally podría terminar siendo similar al mechero que se usa para prender fuego a una pila de leña seca.

Sin embargo, lo que preocupa es que aún no está muy claro que la pila de leña seca -es decir, la economía real- vaya a arder, de forma sostenible, si las recientes reservas de mecheros se acaban. Después de todo, gran parte del actual repunte económico parece deberse a los paquetes de estímulo (y a las halagüeñas comparaciones interanuales) que se acabarán en 2010.

La teoría académica dice que la Bolsa es un indicador adelantado de la economía, para lo bueno y para lo malo. Y ahora, con su rebote, estaría descontando una salida de la recesión. Sin embargo, mientras vuelven los días de vino y rosas a los mercados, los ciudadanos de la principal potencia económica del planeta ven tan difícil lograr un empleo, que muchos de ellos optan por ingresar en el Ejército, pese a las constantes noticias de bajas en Irak y Afganistán. Esta contradicción lleva a cuestionarse si el tradicional hueco entre Main Street (la realidad de la calle) y Wall Street (la realidad de las finanzas) se ha ampliado hasta niveles poco sostenibles.

Las consecuencias del estallido de la última burbuja, la inmobiliaria, vinculada a las hipotecas basura, aún se están pagando. Ello no impide que en el mercado se empiece a especular acerca de cuál será el próximo activo preso de la especulación. ¿Será la renta variable cuyas valoraciones anticipan una recuperación económica y de los beneficios empresariales aún por confirmar? ¿Se dará la siguiente burbuja en el ámbito de las materias primas con un oro que ha superado la cota de los 1.000 dólares por onza? ¿O se gestará en el mercado de deuda, donde los Gobiernos han acudido de forma masiva para financiar sus planes de rescate?

Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, saltó a la fama por ser casi el único economista en alertar de la crisis financiera que se avecinaba. Desde entonces se ha abonado a las tesis más pesimistas (tras la quiebra de Lehman Brothers llegó a pedir el cierre temporal de los mercados). Roubini ponía en alerta, nuevamente, de que hay un claro riesgo de burbuja en la renta variable. "Los mercados han subido demasiado alto, demasiado pronto y demasiado rápido", explicó durante su intervención en uno de los actos celebrados en torno a la última cumbre del Fondo Monetario Internacional (FMI), celebrada en Estambul a principios de octubre. "Veo un riesgo de corrección, especialmente cuando los inversores se den cuenta de que la recuperación no va a ser tan rápida, es decir, en forma de V, sino más bien en forma de U. Esto podría ocurrir en el último trimestre de este año o en el primero de 2010", según Roubini.

"¿Se ha preguntado usted cuál puede ser la siguiente burbuja financiera? ¿Qué le parece el auge de las fusiones? Una empresa puede comprar otra, racionalizarla, reducir sus gastos y despedir a parte de su plantilla. Además, si logra reducir la competencia, quizá logre subir un poco los precios", ironizaba en un artículo (a mediados de octubre de 2009) Matthew Lynn, columnista de Bloomberg News. En su opinión, el auge de los movimientos corporativos creará una burbuja bursátil conforme aumente el número de compañías pretendidas. "Ahora bien, la gente en los mercados debería estar pensado en cómo impedir que se inflen nuevas burbujas, en lugar de empezar otra. Es muy posible que haya un boom de fusiones. Pero si eso ocurre, sólo podrá extraerse una conclusión: no hemos aprendido nada de la crisis que padecemos en los últimos 12 meses".

Otro síntoma de que el mercado quizá haya olvidado demasiado pronto errores que desembocaron en el crash financiero de 2008, abrazando un gusto prematuro por el riesgo, es el apetito que los inversores muestran por los bonos basura (los que emiten las empresas con menor solvencia). "¿Se está repitiendo la historia en el mercado europeo de high-yield?". Así titula S&P un informe publicado en la tercera semana de octubre. En este estudio, los expertos de la agencia de calificación crediticia advierten de que los últimos datos en el mercado de bonos de alto rendimiento sugieren que los inversores "podrían no haber prestado atención a las lecciones del pasado".

Este informe concluye que la ausencia de rentabilidad en los mercados monetarios y en los bonos empresariales con grado de inversión (los emitidos por los grupos más solventes) estarían forzando a nuevos inversores a entrar en el mercado europeo de bonos de alto rendimiento, comprimiendo los diferenciales entre la deuda calificada con grado de inversión y la deuda basura, mientras que el número de emisión de estos bonos se mantiene en niveles históricamente bajos. "Los mercados globales han experimentado una de las peores crisis de liquidez desde la Gran Depresión y esto debería llevar a los inversores a mantener cierta disciplina. Sin embargo, de acuerdo con las últimas transacciones en el segmento de los bonos de alto rendimiento, esta disciplina no se estaría aplicando".

Ya nadie habla de Gran Depresión. Pero la bautizada como Gran Recesión sigue ahí. El flujo de datos macro y microeconómicos es mixto. Unos días toca la de cal, y otros la de arena. Tras el fuerte rebote acumulado, ¿seguirán subiendo las Bolsas? ¿O, por el contrario, nos aproximamos a una corrección?

La diseminación vertiginosa y fulminante de activos tóxicos (deudas prácticamente incobrables) por un sistema financiero altamente complejo y diversificado -bancos de inversión, fondos de alto riesgo, paraísos fiscales, aseguradoras, corredores de bolsa de diverso tipo y un largo etcétera-, todo potenciado por la gran revolución tecnológica, ofrece un escenario "difícil" de predecir.

Más cuando nadie ha cuantificado aún el monto total de estos activos, ni hay una clara regulación internacional para asegurar que las entidades financieras no sigan incurriendo en los mismos vicios.

Entonces, ¿hemos aprendido algo? Lo único que parece que sí se ha aprendido es a ignorar a economistas anticuados y que pertenecen a corrientes del pensamiento económico distintas a la convencional.

Brotes verdes… Hemos tocado fondo… Lo peor ha pasado… Fin de la recesión… Demasiados "cantos de sirena". Tal vez, si fuéramos "más moderados" (humildes) y menos "amnésicos" (olvidadizos)…

– Las "serpientes encantadoras de hombres" (y sus intrépidas máquinas voladoras)

Serguey Aleynikov fue interceptado el 3 de julio en el aeropuerto internacional de Newark por varios agentes del FBI. Este inmigrante ruso con residencia en Nueva Jersey fue arrestado bajo la acusación de robar códigos informáticos de alto secreto. Pero ni los secretos eran militares ni su destino, aparentemente, era una potencia extranjera. Aleynikov era un empleado de Goldman Sachs y está acusado de haberse llevado el código que utilizan los programas automáticos de inversión de esta firma.

Esta historia de espías ha llevado a primera línea de actualidad algo que se comentaba con asiduidad en los círculos financieros desde hace meses: el cada vez mayor peso de las operaciones automáticas en la Bolsa. Según la New York Stock Exchange, hay semanas en las que la mitad del negocio lo hacen ordenadores, sin que intervenga la mano del hombre. Ellos observan el mercado, ellos miran, ellos deciden y ellos compran. Y después venden. En cuestión de milisegundos. Según fuentes del mercado, la participación de las máquinas en el negocio bursátil llega al 70% si se suman las operaciones llevadas a cabo en las Bolsas no tradicionales. Y se gana mucho dinero. Joe Saluzzi, bróker estadounidense de la firma Themis Trade, calcula que el par de cientos de firmas que hacen intermediación de alta frecuencia pueden ganar unos 21.000 millones de dólares al año.

Los programas captan la información de mercado que pueda ser relevante. A través de complicados algoritmos matemáticos buscan pautas de comportamiento y, en consecuencia, operan. Aunque lo hacen a través de pequeños paquetes de acciones -para ocultar las huellas-, mueven grandes cantidades de dinero. Así, por minúscula que sea la variación de precio, quien se adelante a los demás gana mucho dinero. Y el abanico de operaciones realizadas es tan amplio y complejo como cabe esperar de la imaginación de un ejército de matemáticos millonarios armados con superordenadores.

Ahora bien, los ordenadores ganan dinero sólo si tienen una ventaja sobre su competencia, que no son los humanos, sino otros ordenadores. Dicha ventaja se obtiene bien por la infraestructura (mejores máquinas y más rápidas) como por la sofisticación de los programas que operan. Es una verdadera carrera armamentística, y como en cualquier carrera de armamentos, la información es poder. Por eso el robo del programa parece sacado de una película de espías.

"Es donde se gana todo el dinero ahora", comentó a The New York Times William Donaldson, ex presidente de la SEC, supervisor de los mercados, "si un inversor no tiene medios, está en una gran desventaja". En realidad, si el pequeño inversor tiene poco que hacer frente a los profesionales, éstos no tienen mucho más futuro frente a las máquinas. Los programas automáticos entran o salen del mercado en milisegundos, para volver a entrar si detectan que los parámetros siguen siendo favorables. Por ejemplo, ante una noticia o un flujo de órdenes ven una pauta alcista, compran y venden a un precio, unos céntimos más alto. Los inversores tradicionales llegan más tarde, pero compran igualmente, y el programa automático puede seguir penalizando a los que lleguen más tarde. Otros programas, según señalaba esta semana The Economist, generan volatilidad artificial en las acciones para elevar el precio de las opciones. Otros están preparados para reaccionar a las noticias que envían las agencias de noticias y responder a éstas antes que los intermediarios humanos. Y hay programas que están pensados para detectar las operaciones de otros sistemas y contraprogramar operaciones…

La asimetría de información y de oportunidades es algo que siempre se ha dado en la Bolsa. Pero las estrategias destapadas por el caso Aleynikov despiertan algunas preguntas que sobrepasan el ámbito de la inversión pura y dura. Y, paradójicamente, ha sido el fiscal del caso, Joseph Facciaponti, quien ha hecho algunos apuntes inquietantes: "El banco ha señalado la posibilidad de que alguien que sepa usar este programa pueda hacerlo para manipular los mercados con intenciones maliciosas". Una frase quizá no demasiado afortunada, pues el ultrasecreto programa ya era utilizado profusamente por Goldman.

En un artículo publicado por Cinco Días (El espejismo de los mercados – 4/9/09), se decía: "Wall Street ha contemplado atónito cómo tres de las grandes compañías intervenidas por el Gobierno -la aseguradora AIG y las dos hipotecarias Fannie Mae y Freddy Mac- y principales causantes de la actual crisis han subido como la espuma en Bolsa. En 15 días, casi han duplicado su valor sin ningún motivo aparente. En el mercado se apunta que el causante del rebote no es otro que la entrada en acción de las plataformas de intermediación de alta frecuencia (high frequency trading), un negocio que domina el parqué neoyorquino y que genera jugosos beneficios. Se calcula que con estas operaciones se pueden ganar unos 21.000 millones de dólares al año. Algunos economistas ya han comenzado a criticar estas prácticas, a las que acusan de "destrozar el vínculo que existía entre los precios y los valores""…

"El regreso de los 'day traders' revitaliza el corretaje" titulaba un artículo The Wall Street Journal el 17/9/09, en el que decía: "Aunque muchos pequeños inversionistas han preferido mantenerse al margen del mercado bursátil, los day traders, el término que se popularizó durante el boom tecnológico de los años 90 para describir a las personas que compraban y vendían acciones incesantemente parecen estar de vuelta.

El volumen de operaciones aumentó 14% o más el mes pasado en comparación a julio en las firmas de corretaje en línea Charles Schwab Corp., TD Ameritrade Holding Corp. y E*Trade Financial Corp. El corredor electrónico Knight Capital Group Inc. también reportó un alza de 7,7%.

Esto representa un aumento inusual en el corretaje electrónico. "Habitualmente, agosto es uno de los peores meses del año", afirmó Richard Repetto de Sandler O'Neill Partners L.P., ya que el volumen suele caer un 10% respecto de julio.

El mayor volumen transado coincidió con una marcada alza en los precios de las acciones, una ola que estos corredores pueden haber intentado aprovechar.

A la vez, hubo mucha actividad entre los fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) "apalancados", diseñados para magnificar los rendimientos, y "ETF inversos", diseñados para obtener ganancias cuando caen los precios, dice Repetto, de Sandler O'Neill. Ambos son elegidos por corredores a corto plazo como los fondos de cobertura y los day traders.

Gran parte del volumen en las últimas semanas ha correspondido a acciones financieras y de otros sectores sumamente volátiles, donde los inversionistas intentan obtener una ganancia al aprovechar veloces oscilaciones en los precios.

Además, hay un número cada vez mayor de operaciones más pequeñas y profesionales, por parte de day traders, algunas de las cuales usan los préstamos, o "apalancamiento", para impulsar sus retornos. Actores apalancados como estos se benefician del hecho de que las tasas de interés son muy bajas, lo que hace que el costo de pedir prestado dinero para financiar su corretaje sea relativamente barato.

Y aunque la reciente volatilidad de los precios de las acciones podría ahuyentar a los inversionistas de largo plazo, es atractiva para corredores que quizás no conservan las acciones por más de unas horas o incluso unos minutos en cada operación"…

El 18/9/09, El Confidencial informaba que: "Los reguladores de valores de Estados Unidos propusieron el jueves prohibir las órdenes relámpago o "flash", que las bolsas envían a un selecto grupo de operadores una fracción de segundo antes de que se hagan públicas. La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) está buscando limitar una práctica criticada por dar una ventaja injusta a algunos participantes del mercado, que disponen de programas para operaciones rápidas en sus ordenadores.

La Comisión también ajustó las reglas para las agencias calificadoras de crédito, imponiéndoles más requerimientos de información pública y alentando las calificaciones no solicitadas. Las medidas, y otras propuestas por la SEC, están destinadas a la industria de calificación de crédito, muy criticada por haber alentado la crisis financiera a través de notas generosas a títulos tóxicos respaldados por hipotecas.

La prohibición propuesta para las órdenes "flash" forma parte de un esfuerzo más amplio de la SEC para tomar medidas drásticas frente a zonas oscuras del mercado de acciones de Estados Unidos. La presidenta de la SEC, Mary Schapiro, dijo que la agencia seguirá evaluando las prácticas de comercialización que puedan dar una ventaja injusta a algunos actores del mercado"…

Quienes respaldan la práctica de operaciones de alta frecuencia, como las operaciones "flash", dicen que añaden liquidez necesaria para los mercados, y que permitieron que estos funcionaran sin problemas durante la crisis financiera.

No obstante, los críticos, incluidos algunos legisladores, dicen que los mercados necesitan una mejor vigilancia para que todos los inversores jueguen en un campo de parejo.

Mientras tanto, como si con los "sistemas de especulación bursátil de alta velocidad" no tuviéramos bastante, llegan los "profesores universitarios" con sus modelos matemáticos (las intrépidas máquinas voladoras).

Bruce Bueno de Mesquita es un investigador de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Stanford de aspecto sencillo y con una cierta predisposición a las declaraciones grandilocuentes como, por ejemplo, que su modelo matemático es inusualmente certero a la hora de predecir el futuro.

Bueno de Mesquita está en el negocio ultra especializado conocido como teoría del juego aplicada. Este es el tipo de asunto que ocupaba a los estrategas de la Guerra Fría, que recurrían a los computadores para encontrar las opciones más lógicas para combatir. La innovación de Bueno de Mesquita es poner al día muchos de esos conceptos de la era de Atari para la generación Wii. Eso significa incorporar la sofisticada teoría del juego y las técnicas de predicción a temas cotidianos como la política local, las batallas legales y, en efecto, los negocios de Wall Street.

Bueno de Mesquita es hostil al sentimiento humano. Desde su perspectiva, los actores del mundo -ya sean figuras religiosas, políticas o financieras- son astutos calculadores de sus propios intereses. ¿La madre Teresa? Alguien que hace el bien impelida por una necesidad material de recibir aplausos. ¿Qué hay de un presidente ejecutivo que evalúa la venta de su compañía? Al igual que muchos en Wall Street, Bueno de Mesquita es partidario de los "paracaídas dorados", gigantescos paquetes de indemnización, como manera de motivar a los presidentes ejecutivos a vender, y así conseguir dinero para los accionistas.

Se trata de un mundo brutal, pero racional. Y puesto que es racional, puede ser observado, comprendido y a menudo previsto o manipulado, dice Bueno de Mesquita.

La clave reside en el modelo matemático que ha desarrollado a lo largo de 30 años con la asistencia inicial del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el ejército y la CIA lo han usado).

Bueno de Mesquita sigue confiando en que con datos rigurosos su modelo podría predecir resultados con un éxito inesperado. Acierta nueve de cada 10 veces, según una valoración de la CIA desclasificada, de la que no duda en presumir.

En este mundo cruel y racional, "obtener el mejor acuerdo posible no implica que sea el mejor para los accionistas", dice Bueno de Mesquita. "Significa el mejor para las personas que están fraguando el acuerdo".

Hamid Biglari pasó de la física a las finanzas. Ahora, está ayudando a liderar los esfuerzos por revivir Citigroup Inc. Nacido y criado en Teherán, Biglari se fue a Estados Unidos en 1977 para estudiar matemáticas y física en la Universidad de Cornell. Ansioso por participar en el crecimiento económico de Irán durante la década de los 70, Biglari planeaba volver a su país tras obtener su título. La revolución iraní de 1979 descarriló sus planes. Se dio cuenta de que sus oportunidades profesionales se verían limitadas en el nuevo régimen así que solicitó la residencia permanente en EEUU.

A Biglari le fascinaba la idea de extraer energía del agua de mar, un proceso conocido como fusión nuclear, así que en 1987 realizó un doctorado en astrofísica en la Universidad de Princeton. Poco después, se convirtió en un físico teórico en el Laboratorio de Física del Plasma de Princeton.

Mientras consideraba su próximo paso, los mercados emergentes de la antigua Unión Soviética llamaron su atención. Creía que las finanzas globales serían un campo interesante y prometedor.

No tenía ninguna experiencia en finanzas, pero llamó a la consultora de gestión McKinsey & Co. para pedir trabajo. Consiguió venderles sus destrezas analíticas y su entendimiento de complejos modelos de predicción por computadora, que entonces empezaban a usarse en el sector de finanzas para evaluar el riesgo. Lo contrataron en calidad de colaborador y cuatro años después ya lo nombraron socio. Pronto, estaba a la cabeza de la unidad de banca de inversión de McKinsey y del programa de contratación de personal con doctorados, dice.

En 2000, Biglari estaba listo para otro cambio. "Siempre he creído que el mejor momento para reinventarse es cuando se está en un punto alto en lugar de cuando está en declive", dice. "Sus opciones son mayores de esa manera".

Con la ayuda de sus contactos, organizó una reunión con quienes entonces eran el presidente ejecutivo de Citigroup, Sanford Weill, y el ex secretario del Tesoro de EEUU, Robert Rubin. Eso fue dos años después de que la unión entre Citicorp y Travelers Group creara Citigroup Inc. Ambos ejecutivos quedaron impresionados con la energía de Biglari y le ofrecieron un empleo. Tres años después, se convirtió en director de operaciones de la unidad global de banca de inversiones y del brazo de ventas y corretaje.

La industria de los servicios financieros empezó a derrumbarse a mediados de 2007, dice Biglari. Las grandes pérdidas terminaron llevando al banco a la intervención gubernamental, despidos masivos y una drástica reestructuración de la cúpula gerencial, que incluyó el ascenso en diciembre de Vikram Pandit al cargo de presidente ejecutivo de Citigroup.

"Estamos redefiniendo el negocio en medio de las condiciones más difíciles imaginables", dice, tras igualar los problemas que afronta Citi a los que tuvo que sortear el presidente ejecutivo de International Business Machines, Louis Gerstner, en los años 90. "De muchas maneras, IBM es el equivalente industrial de Citi", dice. "La gente ya había descartado a IBM cuando Gerstner reinventó por completo la compañía. Nosotros también tenemos que conseguirlo por difícil que parezca".

Wall Street no es Hollywood, pero también fabrica mitos. Warren Buffet, Peter Lynch, Mark Mobius o Bill Gross son algunas de sus leyendas. Se trata de profesionales que han aportado un estilo propio al mundo de la inversión. En este Olimpo bursátil también tiene su hueco James Simons. El fundador de Renaissance Technologies, una de las entidades de hedge funds más importante del mundo con cerca de 20.000 millones de dólares bajo gestión, ha comunicado que se retira en 2010. Muchos le consideran un pionero en el uso de sistemas matemáticos combinados con aplicaciones informáticas para batir el mercado. Su adiós coincide con el deseo de los reguladores de poner coto a los sistemas de inversión inteligentes (robots), que este erudito contribuyó a desarrollar, por distorsionar el comportamiento bursátil.

La vida de Simons encaja como un guante en el mito del sueño americano. Hijo de un zapatero, nació hace 71 años en los suburbios de Boston. Dotado con una habilidad innata para los números, colaboró con el Departamento de Defensa descifrando códigos secretos. Además, obtuvo el Premio Veblen, la mayor distinción en el ámbito de la geometría, con sólo 38 años. Antes de fundar Renaissance, Simons fue presidente del Departamento de Matemáticas de la Universidad Stony Brook. En esta época tuvo el primer contacto con el mercado invirtiendo parte de sus ahorros en la compraventa de divisas.

En 1978 abandonó el mundo académico para fundar su firma de inversiones, bautizada como Limroy, embrión de la actual Renaissance. Simons se rodeó desde el principio de talento puro. Sus ofertas de empleo no iban dirigidas a licenciados en Económicas o Derecho de Harvard o Yale sino a matemáticos, astrofísicos e informáticos paridos por centros como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

El secretismo en torno a cómo desarrolla Renaissance sus programas de inversión es similar al que rodea a la fórmula de la Coca-Cola. El campus de 20 hectáreas levantado por la gestora en Nueva York es un búnker a prueba de filtraciones. Simons prefiere participar en foros matemáticos antes que pisar Wall Street. Lo único que se conoce son generalidades aplicables a todos los fondos que siguen un modelo de inversión cuántico. Es decir, con el uso de algoritmos y series estadísticas. Estos fondos intentan lograr dos objetivos: anticiparse a lo que hará el mercado basándose en patrones de comportamiento repetidos en el pasado y rastrear ineficiencias en la formación de precios para arañar rentabilidades a muy corto plazo.

Simons ha confiado siempre en la inteligencia del ser humano. "Si podemos predecir la órbita de un cometa, ¡cómo no vamos a ser capaces de predecir la evolución de las acciones de Citigroup!", explicó a la revista Bloomberg Markets en enero de 2008.

El fondo estrella de Renaissance es Medallion. Lanzado en 1988, nunca ha cerrado un año en pérdidas, acumula una rentabilidad media anual del 30% y en un ejercicio tan malo para el mercado como fue 2008 logró una rentabilidad del 80%, lo que convirtió a Simons, gracias a las altas comisiones de éxito que cobra, en el gestor mejor pagado del mundo con unos ingresos de 2.500 millones de dólares, según la revista Alpha Magazine.

Aparte de incrementar su cuenta corriente y la de muchos de sus clientes, Simons ha contribuido al desembarco de las matemáticas en los mercados financieros. Su aportación, junto con el desarrollo tecnológico, ha disparado el uso de las estrategias cuánticas. De hecho, la consultora TABB Group prevé que en 2010 la gestión algorítmica suponga el 50% del volumen de negociación en Estados Unidos.

Semejante proliferación de los sistemas inteligentes de inversión despierta recelos entre los gestores tradicionales y los reguladores. Los primeros critican que el repunte de la volatilidad en los mercados durante la crisis económica ha dejado en evidencia las lagunas de los sistemas estadísticos. Por su parte, los supervisores bursátiles advierten que el uso masivo de órdenes automáticas (no sólo las utilizan los hedge funds, también las mesas de tesorería de los bancos) puede distorsionar el mercado y manejarlo a su antojo. Los robots programados con algoritmos pueden comprar y vender acciones con una velocidad mil veces superior al parpadeo del ojo humano.

"¿Y si les dijésemos que el verdadero culpable de la crisis financiera es un modelo matemático llamado Value at Risk? ¿Y que VaR, utilizado en los mercados desde hace dos décadas, ya causó problemas en el pasado y que sus defectos estructurales eran muy conocidos? Nadie les culparía por sorprenderse. Muy pocos son los que han hablado del papel decisivo de VaR en la debacle que nos rodea", sostienen Nassim Taleb y Pablo Triana, en un artículo publicado por El País (25/10/09, titulado: "El culpable del que nadie habla".

Pero las cosas podrían cambiar ahora que el Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de EE UU tomó la decisión histórica de celebrar una sesión especial el 10 de septiembre para analizar la responsabilidad de VaR en la crisis. Uno de los autores del artículo ofreció su testimonio in situ (culpando a VaR), y el otro ofreció inspiración inicial a los organizadores del evento. Es seguramente la primera vez que un parlamento juzga el impacto de un modelo teórico sobre el mundo real. Quién sabe, es posible que hasta Obama sea ya consciente de la culpabilidad de VaR.

VaR, en su papel como mecanismo regulador determinador de las cargas de capital sobre las actividades de mercado de los bancos, permitió a los bancos de inversión acumular de forma muy apalancada (endeudada) los activos tóxicos que eventualmente generaron las pérdidas billonarias que condenaron al mundo al caos. Dado que VaR registró, de forma irrealista, valores muy pequeños en el periodo previo a la crisis, los bancos tan sólo tenían que depositar un montante de capital muy limitado para poder acumular billones y billones de dólares en productos exóticos relacionados con las hipotecas basura. VaR indicaba que esas posiciones no tenían demasiado riesgo, así que no había necesidad de reservar mucho capital protector de posibles pérdidas. Es decir, VaR dictó que el precio para jugar al juego de trading fuese muy económico, y los bancos respondieron de forma entusiasta. Se ha estimado que, en el caso de varios bancos, las cargas de capital para actividades de mercado (igual a VaR*factor multiplicador) suponían tan sólo el 1%, e incluso el 0,1%, de sus posiciones de trading totales registradas en el balance. Eso es mucho apalancamiento. Si los medios han enfatizado y criticado insistentemente los niveles de apalancamiento absolutos de 30 a 1 de los bancos, ¿qué les parecen los niveles de 100 a 1 e incluso 1.000 a 1 que VaR permitió para actividades de trading, muchas de ellas tóxicas?

Esa combinación de apalancamiento y toxicidad que nos regaló VaR es lo que hundió a Lehman Brothers, Bear Stearns, Merrill Lynch… En cuanto el mercado inmobiliario de EEUU se tambaleó un poco, las pérdidas en activos basura (esos subprime CDOs) se comieron el escaso capital. Había demasiada toxicidad para tan poco capital.

Adoptar VaR fue un error. Reguladores y banqueros depositaron excesiva confianza en un modelo que pretende garantizar aquello, precisión y certidumbre cuantitativa, que no es garantizable en la selva de los mercados. Las matemáticas tuvieron su oportunidad y fallaron. Es hora de volver a basar las decisiones financieras más relevantes en el sentido común.

Para cerrar este apartado les tengo preparada una noticia "sugerente". Una prueba definitiva (y lamentable) de que la especulación nunca muere. Meriwether, fundador del LTCM, se prepara para lanzar otro hedge fund, según informaba El Economista, en su edición online del 22/10/09

Parece que John Meriwether, el gestor alternativo creador del LTCM, el mayor hedge cuantitativo del mundo, cuya casi quiebra puso en jaque al sistema financiero estadounidense, no escarmienta. Y es que aunque hace tres meses tuvo que liquidar su segunda gestora de fondos libres, JWM Partners, ya está en trámites para poner en marcha otra.

Meriwether fundó JWM poco después de 1998, año en el que el LTCM vivió una serie de episodios catastróficos que llevaron a su rescate.

El pasado julio, se vio obligado a echar el cierre en su segunda firma, después de que la presión de la crisis financiera hiciera caer casi un 50% el valor de sus activos y recibiera peticiones de reembolso masivas de sus clientes.

La nueva aventura hedge de Meriwether se llamará JM Advisors Management y, al igual que sus predecesoras, tendrá sede en Greenwich, Connecticut, informó Financial Times. Según fuentes conocedoras del proceso, se lanzará en algún momento de 2010.

Al parecer, la nueva gestora usará la misma estrategia que LTCM y JWM: el arbitraje de valor relativo, una estrategia de inversión cuantitativa utilizada sobre todo en mercados de renta fija, que el mismo Meriwether creó cuando estaba al frente de la división de renta fija de la mítica y desaparecida firma Salomon Brothers.

El arbitraje de valor relativo busca aprovechar pequeñas diferencias entre dos activos idénticos, apostando a que éstas desaparecerán en un determinado período de tiempo.

Según varios traders consultados por FT, esta estrategia tiene potencial para lograr enormes beneficios en un momento de mercado como el actual, especialmente en el sector financiero.

Sin embargo, también tiene sus riesgos, como bien ha podido comprobar Meriwether en sus dos experiencias anteriores, derivados sobre todo de su necesidad de endeudarse para conseguir rentabilidades atractivas.

Meriwether se hizo famoso cuando, tras salir de Salomon Brothers, fundó junto a los economistas Robert Merton y Myron Scholes (ganadores del premio Nobel en 1997) el Long Term Capital Management, o LTCM.

Fue el primer hedge fund que mezcló el apalancamiento, las técnicas cuantitativas y el arbitraje de renta fija. Así logró captar la atención de los inversores y llegó a gestionar 4.720 millones de dólares… aunque sus inversiones estaban valoradas en cerca de 129.000 millones de dólares.

Fue precisamente su salvaje endeudamiento el que lo llevó al borde de la bancarrota, tras dos grandes errores estratégicos. Finalmente, fue rescatado por varias entidades en una operación orquestada por la Reserva Federal (Fed), y liquidado por completo en el año 2000.

Demasiados "modelos", sospechosos "algoritmos", peligrosas "alquimias", condenables "asimetrías", me llevan a pensar que estamos ante una farsa repugnante que sus explotadores utilizan para enriquecerse delictivamente a la par que se ríen de los infelices que les confían sus ahorros, plenos de fervor inversor (¿o de avaricia culposa?).

Una economía de casino que podría resultar aceptable sólo para "ludópatas" siempre y cuando emplearan únicamente sus recursos propios y nada más (cada cual hace lo que quiere con su dinero, inclusive perderlo en el Black Jack).

Pero no es el caso. Los "jugadores compulsivos" apuestan con dinero ajeno (prestado, muchas veces u "obsequiado" por los gobiernos, últimamente). Para mejorar su rentabilidad sobre capital propio se "apalancan" en demasía, asumiendo riesgos exagerados que, como se ha visto en la reciente crisis, pueden provocar grandes pérdidas, poniendo en peligro el sistema financiero internacional.

Las partidas de póker entre profesionales, sin límite en las apuestas, son entendibles (aunque no compartibles, para algunos), pero se tornan inaceptables, cuando se busca un "pardillo" para desplumarlo… y ni hablar, si las cartas están marcadas.

Programas automáticos de inversión… intermediación de alta frecuencia… algoritmos matemáticos que buscan pautas de comportamiento y, en consecuencia, operan… plataformas de intermediación de alta frecuencia… órdenes relámpago o "flash", que las bolsas envían a un selecto grupo de operadores una fracción de segundo antes de que se hagan públicas… asimetría de información y de oportunidades… resultan demasiados "dados cargados". The game is over.

La economía de casino necesita del delirio especulativo. Es impulsora (y se beneficia) de la eterna burbuja. Los "global players" resultan ser, al final, como "monos con navajas" al control del riesgo. Terminan haciendo girar la economía real en torno de Wall Street y sus "intrépidas máquinas voladoras" (cuando, en todo caso, debería ser exactamente al revés). La mayoría de nosotros no morimos y luego compramos una póliza de seguro de vida.

La hipótesis del mercado eficiente, según la cual, los precios responden perfecta e instantáneamente a toda información disponible y relevante con total libertad, se torna inviable, en la actual situación, por las fallas "endógenas" del modelo: en primer lugar, la cohabitación de operadores informados, desinformados y noise traders, quienes en comandita con el popular automated trading terminan afectando posiciones por motivos ajenos a los fundamentales del mercado; y, en segundo lugar, la existencia de contrapartidas con volúmenes de tal magnitud capaces de distorsionar la liquidez y mover de manera significativa los precios, mediante el weight-of-money effect. Un casino sólo para big players.

Dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza, y a las crisis recurrentes.

Se ha demostrado que la falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas; esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre.

Las políticas neoliberales basadas en reducir los salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital, han provocado una desigualdad creciente.

La crisis (no sólo económica) que padecemos se explica en buena medida por la política controlada cada vez más por los mercados, por el poder al servicio de los privilegiados, y por el predominio de la avaricia y el afán de lucro que quieren imponer los grandes propietarios y los financieros multimillonarios. Los debates surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias occidentales se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre los poderes económicos y la ilusión política.

Por más que estos pillos y granujas intenten perpetuar "viejas leyendas" sobre el sistema financiero, procurando prolongar los días de vinos y rosas con nuevas burbujas o hacernos creer que la crisis no era de solvencia sino de liquidez y en todo caso transitoria, la cruda realidad, finalmente, ha demostrado que la crisis de liquidez devino en crisis de solvencia, y la apuntada brevedad se ha transformado en un horizonte largo e inquietante de parálisis económica. Toda esta "pirotecnia falaz" sólo procura embalsar un problema de cuyo reconocimiento todos huyen. Definitivamente, es una crisis de modelo, de avaricia y de consumo desorbitado, por encima de las posibilidades.

A pesar de la "numerología" y de la contradictoria lógica de Wall Street, se pongan como se pongan, ningún sistema financiero puede operar eficientemente si las instituciones financieras y los inversores asumen que el gobierno les protegerá de las consecuencias del fracaso. De ahí en más… nessun dorma.

– Del optimismo a las dudas (brotes verdes fritos)

Sobre el escenario, animados bailes de contango & backwardation, amenizando esa excursión por los dominios de la fantasía financiera que ya refería Warburton hace una década. Banqueros centrales y estadistas del bienestar ilusorio canalizando los excesos monetarios y crediticios hacia burbujas de activos, escondiendo la inflación de bienes de consumo, y encomendándose al diablo para que los debidos ajustes de tanto desequilibrio creciente se materialicen en la otra vida. Sin embargo, el inexorable paso del tiempo desvanece el dilema entre moralistas y visionarios, a la par que acerca todo esfuerzo por negar evidencias y presidir ceremonias de confusión a su trágico e inevitable final. Los "algoritmos exprés" lo único que han logrado es representar la maldad como obra de arte… Pura teología de la especulación.

(Octubre de 2009) Parecería que la economía estadounidense está saliendo de su recesión más profunda y prolongada desde la Gran Depresión. Algunos economistas anticipan una recuperación saludable y otros, una más moderada. Algunos incluso contemplan la posibilidad de un breve repunte seguido de una recaída.

Más allá de la forma que adopte la recuperación, muchos consumidores no detectarán un cambio en su situación. Se han perdido tantos trabajos que el desempleo seguirá siendo alto una vez que la economía repunte.

"Los mercados reflejan los temores de que la economía mundial tenga problemas para cortar su dependencia de los estímulos gubernamentales. "Una recuperación sostenida en EEUU y otros lugares eventualmente requerirá un rebalanceo del gasto público al privado", escribió Olivier Blanchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, en un ensayo que será publicado esta semana"…, publicaba The Wall Street Journal, en su edición online del 18/8/09.

La economía tal vez repunte, pero aún hay muchos escollos en el camino hacia una recuperación sostenida. La debilidad del consumo y del crédito podría restarle fuerza a la recuperación.

La confianza del consumidor cae a medida que aumenta el desempleo -aunque a un menor ritmo que antes- y los propietarios de viviendas reestructuran sus finanzas luego de los grandes declives en el valor de sus hogares. Las familias están ahorrando más que durante la mayor parte de esta década en desmedro del consumo, que representa el 70% de la economía de EEUU.

Las recesiones causadas por estallidos de burbujas, como el reciente colapso inmobiliario -a diferencia de grandes incrementos en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal- parecen ser seguidas de recuperaciones sin creación de empleos.

La Reserva Federal de EEUU (FED), el Banco central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se han lanzado a anunciar el inicio de la recuperación económica. Lo peor ha pasado ya, la crisis "ha tocado fondo". Sin embargo, no todos coinciden en el diagnóstico. Y es que, la clave reside en saber la forma que adoptará dicha recuperación. Existen tres vías posibles: en forma de "V" (recuperación intensa y rápida), "W" (doble recesión) o "L" (estancamiento económico al estilo de Japón).

En este sentido, destacan algunas opiniones recientes, que arrojan dudas e incertidumbre sobre la solidez de la reactivación económica. El Banco de Inglaterra prevé una evolución en "L" para la economía británica (un escenario similar al de España) e, incluso, se atreve a fijar una fecha para dar por concluida la crisis, 2014.

Por su parte, algunos destacados miembros del BCE advierten de que no es el momento de echar las campanas al vuelo. Todavía existen grandes incertidumbres en el horizonte, la recuperación será lenta y gradual en la UE y hasta es posible la llegada de una "segunda ola" de crisis financiera. A ello, se suma la advertencia lanzada por el ex presidente de la FED, Alan Greenspan, sobre la economía de EEUU: la recuperación podría flaquear en 2010.

A principios de septiembre, el destacado economista Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, que predijo un año antes el estallido de la crisis de las hipotecas "subprime" y que en marzo del año pasado adelantó que en unos meses habría que nacionalizar bancos, afirmó que es posible que se produzca una mejoría en forma de U. Según Roubini, las principales economías del mundo tardarán dos o tres años en volver a crecer.

Mientras, algunos analistas advierten: "Ni U, ni V, ni W, ni L… la forma de la recuperación económica, tanto en España como en el resto de los países desarrollados, se parecerá más a la de una raíz cuadrada, es decir, tras un primer rebote, la recuperación económica será frágil y lenta y se asentará en un crecimiento medio inferior al de ciclos anteriores, debido a que el consumo y la inversión van a ser menores que en la etapa anterior". (El Confidencial – 17/9/09)

En octubre, los mensajes partieron desde Estambul y se extendieron como la pólvora. Roubini, Stiglitz, Soros… hablaron "de exuberancia irracional en los mercados", dijeron que "las bolsas han subido demasiado pronto y demasiado rápido…" y aseguraban que el exceso de liquidez generado en el sistema "ha comenzado a crear burbujas en las bolsas, las materias primas, en los mercados de crédito y en los emergentes".

"La crisis financiera nos ha dado lecciones sobre los peligros de las burbujas, la laxitud en la regulación y el exceso de endeudamiento. Y es una pena que no las hayamos aprendido", se lamentaba Andy Xie, analista de Morgan Stanley en un reciente artículo (Why One Bubble Burst Deserves Another).

Sunil Kewalramani, CEO de Global Capital Advisors, se mostraba igualmente pesimista en esos días. "Mientras la mayoría piensa que el mundo es un lugar seguro ahora que la crisis financiera ha sido aplacada, nuevos peligros se ciernen sobre el planeta. La formación de diferentes burbujas nacidas, precisamente, al calor de la catástrofe económica".

El exceso de crédito y liquidez en los mercados y el galopante aumento del ahorro a lo largo y ancho de todo el planeta han despertado un apetito inversor que había permanecido dormido y que ahora ha despertado sediento de activos en los que invertir. El resultado, la incipiente creación de numerosas burbujas que ya pueden contarse con los dedos de dos manos.

¿Podrían verse sacudidos los mercados financieros por otro desastre similar al de AIG? No son meras conjeturas. En octubre, el aniversario de la quiebra de Lehman Brothers ha hecho correr ríos de tinta. Pero entre bastidores, el capítulo de AIG -y sus vínculos con el mercado de derivados de crédito- genera en la actualidad un debate aún más profundo entre algunas de las autoridades financieras.

Después de todo, cuando AIG implosionó en septiembre de 2008, las pérdidas potenciales sobre sus contratos de derivados de crédito eran tan devastadoras para el sistema -debido a su alto grado de concentración- que el gobierno estadounidense tuvo que usar decenas de miles de millones de dólares para cubrir los acuerdos, beneficiando a grupos como Goldman Sachs, Société Générale y Barclays. Y ese dinero, recordemos, no volverá a las arcas del Tesoro (a diferencia, digamos, de las sumas invertidas para aumentar el capital de los bancos).

Sin embargo, si esto resulta alarmante, aún lo es más el hecho de que un sondeo de Fitch previo al colapso de la burbuja crediticia sugiriese que AIG ocupaba sólo el puesto número 20 entre los principales participantes del sector de los seguros frente al impago de deudas (CDS por sus siglas en inglés), en base al valor bruto nocional. No es extraño que esos miles de millones de pérdidas derivadas de los contratos provocaran semejante conmoción.

¿Qué futuro le espera a las finanzas? ¿Quién confía en que el sistema financiero que está emergiendo de la crisis sea más seguro, o que cubrirá mejor las necesidades públicas, que el que nos llevó a ella? La respuesta tiene que ser: poca gente. La cuestión reside en cómo remediar esta grave situación.

Lo que desató la crisis, tal y como sabemos ahora, fue un sector financiero mal gestionado, irresponsable, muy concentrado y mal capitalizado, plagado de conflictos de intereses y que se beneficiaba de las garantías estatales implícitas. Lo que está emergiendo es un sistema financiero ligeramente mejor capitalizado, pero aún más concentrado y que se beneficia de garantías estatales explícitas. Esto no supone ningún progreso: sólo puede dar paso a más y mayores crisis en los años venideros.

Volviendo a los mercados financieros, los analistas más valientes se atreven a fijar un término temporal, primavera de 2010, o incluso numérico, fruto casi de la Cábala: 1200 del S&P. Pero, en cualquier caso, saben que, en la medida que la actividad crediticia bancaria, por una parte, y la empresarial privada, por otra, no tomen el relevo de la acción pública, todos los esfuerzos realizados habrán sido en vano. No sólo eso, nos encontraremos jugando en otra liga mucho más dramática.

En este sentido cobra especial importancia el informe publicado a principios de octubre por el Fondo Monetario Internacional acerca de las pérdidas pendientes de aflorar en el sistema financiero en los próximos 18 meses. Según el organismo el total acumulado ascenderá a 2,8 billones de dólares de los que habrían sido reconocidos ya 1,3. Quedarían, por tanto, más de la mitad de las minusvalías por ver la luz, si bien el ratio de reconocimiento actual varía entre el 60% de los Estados Unidos y el 40% de Europa y Reino Unido.

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