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Las lecciones de la crisis: ¿Y ahora, qué hacemos con Wall Street? (página 10)

Enviado por Ricardo Lomoro


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El análisis técnico no dice lo mismo

No obstante, hay opiniones totalmente contrarias desde el campo del análisis técnico. Según Yosi Truzman, analista de Ahorro Corporación, en estos momentos todavía cabría afirmar "too soon to sell". En otras palabras, que todavía es pronto para vender.

Cuando se inició la caída a finales de 2007, "uno de los niveles importantes del mencionado proceso bajista lo encontramos en los 11.943 puntos del Ibex. Se trata del mínimo en donde se detuvo el desplome que provocó la venta masiva de futuros por parte de Société Générale, nivel al que yo denomino 'mínimo de Kerviel'", explica Truzman a Cotizalia.com.

Un nivel que sirvió de soporte durante los 6 meses posteriores, hasta que se perforó a principios del mes de julio. A partir de ese momento, este nivel pasó a ejercer de resistencia durante los 2 meses siguientes ya que, salvo en un par de ocasiones en las que se lograron cierres marginalmente por encima del mismo, el índice chocaba una y otra vez contra él, según el analista.

La situación técnica se resolvió a la baja durante el otoño de 2008 en donde el desplome iniciado en 2007 siguió su curso.

Ahora, "esta zona comprendida entre 11.943 y 12.078 representa el primero de los grandes mínimos/máximos decrecientes de la estructura bajista anterior", en palabras de Truzman.

En cuanto al rebote iniciado en marzo, "es absolutamente necesario para que el proceso alcista pueda seguir que esa resistencia sea superada de manera consistente," asegura. "Esto es, que aparezca un cierre por encima de 11.943 y, preferiblemente, por encima de 12.078, y que no volvamos a ver un cierre por debajo de este nivel, tal y como ocurrió a mediados de julio con el 9.884", añade el analista.

Sin embargo, de no ser así, desde un punto de vista técnico tampoco implica que el Ibex vaya a caer. Para que eso ocurra, se deben perforar los soportes y estos quedan lejísimos de los niveles actuales.

– El gran error sobre la recuperación (The Wall Street Journal – 29/9/09)

James Grant argumenta que quienes proyectan una reactivación económica débil y lenta ignoran una lección clave de la historia: mientras más profundo es el declive, más vigorosa es la recuperación

(Por James Grant)

Como si en verdad lo supieran, los economistas más destacados predicen que la recuperación de la Gran Recesión estadounidense será floja, gris y no generará empleos. Pero no lo saben, no pueden saberlo. El futuro es impredecible.

Yo voy a sugerir que la recuperación será rápida y vigorosa. Tampoco puedo predecirlo, pero digamos que lo puedo inferir o deducir.

Los mejores inversionistas ni siquiera intentan adivinar el futuro, más bien aprovechan las oportunidades a medida que se les presentan. Henry Singleton, presidente ejecutivo de Teledyne Inc. desde los años 60 a los 80, era uno de estos oportunistas iluminados. El mejor plan, creía, era ningún plan. Lo mejor era afrontar un mundo incierto con la mente abierta. "Estamos sujetos a un significativo número de influencias externas y la gran mayoría son impredecibles", dijo Singleton alguna vez durante una asamblea general. "Lo mejor es mantenerse flexible". Entonces, ¿qué elementos, externos e internos, deben influir sobre la economía de Estados Unidos?

Aunque no podemos predecir el futuro, sí podemos observar cómo la gente se prepara para enfrentarlo.

Inventarios menguados, el aumento del desempleo y tasas de interés casi en cero sugieren que los estadounidenses están esperando el futuro en un búnker antibombas.

La Gran Recesión destruyó la confianza, al igual que los empleos y el patrimonio. Desde su auge, el Producto Interno Bruto estadounidense ajustado a la inflación ha caído 3,9%. Las leves desaceleraciones de 1990-91 y 2001 (cada una, por coincidencia, de apenas ocho meses de duración) redujeron el PIB real en sólo 1,4% y 0,3%, respectivamente. La recesión que se instaló en EE.UU. en el cuarto trimestre de 2007 marcó récords no deseados en categorías estadísticas vitales como la manufactura y los inventarios comerciales (el bajón más profundo desde 1949), utilización de capacidad (su mínimo desde al menos 1967) y producción industrial (el descenso más marcado desde 1946).

No son sólo los disturbios de la postguerra los que han llevado a Citigroup Inc. (fundado en 1812) a los brazos del gobierno o General Electric Co. (con una calificación AAA desde 1956 hasta marzo de este año) a pedir dinero prestado bajo el abrigo de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de EE.UU. No todas las recesiones producen bonos del Tesoro con rendimientos de 0%, una debacle del mercado inmobiliario o un balance de la Reserva Federal que empieza a parecerse al del Banco de Reserva de Zimbabwe. Aun así, estas cosas han empezado a pasar.

Los estadounidenses no están acostumbrados a sobrevivir bajo condiciones económicas adversas. Ha pasado una generación desde la última vez que la contracción de un ciclo empresarial generó el dolor colectivo que este ha producido. Pero mientras más profunda sea la caída, más vigorosa será la recuperación.

Michael Darda, economista jefe de la firma de inversión MKM Partners, dice que "el factor que determina la fortaleza de una recuperación económica es la profundidad de la recesión que la precede. No hay excepción a esta regla, incluyendo la Gran Depresión de 1929".

El crecimiento despegó luego de las depresiones estadounidenses de 1893-94, 1907-08, 1920-21 y 1929-33. Si crisis significativas dieran paso a recuperaciones letárgicas, como sugieren los economistas de hoy, la historia económica de EE.UU. tendría que ser reescrita.

Un comentario ingenioso que encaja perfectamente en el tema es adjudicado al economista inglés Arthur Pigou: "El error del optimismo muere en la crisis, pero al morir, da luz a un error de pesimismo. Este nuevo error no nace como un bebé, sino como un gigante".

El club de los aguafiestas

Paul Volcker, Warren Buffett, Ben Bernanke y otros economistas han minimizado públicamente la recuperación antes de que ésta empiece. Todos pintan un cuadro de una economía que se emborrachó, rodó por las escaleras, se fracturó una pierna y merece estar postrada en una cama en el hospital arrepintiéndose de sus pecados. Ente los economistas sondeados por Bloomberg News, la proyección media del PIB para 2010 es de 2,4%. Sería una inusual recuperación anémica desde una severa recesión.

¿Qué hacía EE.UU. antes de Timothy Geithner y Ben Bernanke? En ese entonces, era el poder de la autorregeneración de los mercados el que levantaba al país del piso. La brutalidad de la depresión de principios de los años 20 seguramente pesó sobre el presidente Harry Truman cuando firmó la ley de 1946 que decretaba como tarea del gobierno mantener una economía con pleno empleo. Para enfrentar la crisis, la Fed elevó (no bajó) las tasas de interés y el Congreso balanceó el presupuesto, de hecho registró un superávit. Aun así, la depresión se acabó. ¿Cómo? La caída de los precios generó consumo, explica el historiador Allan Meltzer. Los individuos e inversionistas se lanzaron sobre las gangas disponibles. Tras bajar 4,4% en 1920 y 8,7% en 1921, el Producto Nacional Bruto real saltó 15,8% en 1922 y 12,1% en 1923.

Ahora, la voz del banco central de EE.UU. es una de las más tristes en el coro de los pesimistas, y por una buena razón. Al instigar un auge en la deuda, el Banco de Bernanke (y de su predecesor, Alan Greenspan) fue instrumental en la generación de los problemas que azotan a EE.UU. Entonces uno podría pensar que debió haberlos previsto. Para nada. Al llevar las tasas de interés a cero y al batir las marcas de impresión de dinero (US$1,2 billones, o millones de millones, en los últimos 12 meses), la Fed está poniendo en riesgo el valor del dólar. Lo único que la política extremadamente abierta consigue es que los acreedores extranjeros de EE.UU. se planteen la pregunta fatal: ¿Qué es el dólar? El dólar es un pedazo de papel, o un impulso electrónico, cuyo valor está sujeto a la agudeza analítica de la burocracia monetaria que fue incapaz de predecir el peor colapso financiero desde los años 30.

Al banco central quizá le preocupa algo más. Al no subir las tasas de interés, está distorsionando cada decisión empresarial y de inversión. Si la raíz de la crisis global fue el precio equivocado adjudicado a la deuda, el banco central de EE.UU. se encamina a repetir el error, aunque, esperemos, en un futuro no muy cercano. Mientras tanto, las tasas de interés extremadamente bajas han disparado los mercados bursátiles y de deuda.

Al repuntar, las acciones y los bonos corporativos no sólo promueven una recuperación sino que también ayudan a que se materialice. "Reflexibilidad" es el término acuñado por el especulador George Soros para describir el efecto dual de las oscilaciones del mercado. El alza y la caída de los promedios no sólo reflejan la realidad económica, sino que también la modifican. Hace un año, la venta de liquidación de Wall Street frenó en seco al comercio mundial. Ahora, son los mercados al alza los que están ayudando a revivirlo.

Prometí ser optimista, y lo soy, en lo que se refiere a la fortaleza improvisada de la actividad empresarial. También lo es el Instituto de Investigaciones del Ciclo Económico, en Nueva York. El principal índice del instituto sobre la economía de EE.UU., así como otros subíndices, alcanza los niveles más altos de 26 años y apuntan a la recuperación más robusta desde 1983.

El mundo está preparado para una decepción. Pero en temas económicos y financieros, el mundo pocas veces obtiene lo que espera.

(James Grant es el editor de Grant's Interest Rate Observer)

– Los analistas repiten en octubre los miedos de septiembre (El Economista – 2/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

¿Se acuerdan de lo que se decía en Wall Street hace un mes? Seguro que sí. Entonces, los analistas estaban aterrorizados y anunciaban caídas horribles con la vuelta de las vacaciones después de un rally exagerado y con una recuperación económica que planteaba muchas dudas.

Los primeros días hubo fuertes caídas, que parecían darles la razón, pero luego el mercado se recuperó sin problemas, marcó máximos de 12 meses y cerró el mes con ganancias apreciables.

Pero como la historia siempre se repite, ahora en octubre vuelven a lanzar sus negros augurios. Y el mercado, como entonces, ha empezado el mes dándoles la razón. Lo cierto es que la corrección tiene que llegar en algún momento. Pero, ¿es inevitable que suceda en octubre?

La respuesta es que no, según Ethan Anderson, gestor de la firma Rehmann, que estudia los precedentes históricos de la situación actual para desmontar los principales argumentos bajistas. Para empezar, todavía no hemos recuperado lo perdido en 2008. El rebote posterior al crash de 1987 no sufrió una corrección del 10% hasta 1990, más de dos años después. Y entonces el mercado había caído sólo un 35% desde el techo hasta el suelo. En la actualidad, el rebote sólo dura seis meses después de un batacazo del 55%.

Otro argumento muy escuchado estos días es que octubre es un mes bajista, pero lo cierto es que, históricamente, las caídas suelen estar entre el 3% y el 5%. Es verdad que los octubres de 2008 y de 1987 fueron los peores de los últimos 30 años, pero ambos fueron precedidos de un septiembre también negativo. Y este año septiembre ha sido alcista.

En los anteriores crashes de octubre, este mes nunca fue el inicio de los ataques bajistas, sino que comenzaron en mayo y junio. Octubre sirvió para barrer a los supervivientes que pensaban que lo peor había pasado. Pero este año no hemos visto caída en mayo o junio; de hecho, junio fue el cuarto mes consecutivo de subidas.

A juicio de Anderson, si caemos en octubre, el catalizador podría ser fácilmente la falta de crecimiento de los beneficios empresariales. Pero si este crecimiento se produce, el efecto sería el contrario, y sería otro factor que impulse a las bolsas este mes.

Anderson admite que sí hay algunos elementos preocupantes. Por ejemplo, seis meses después del suelo en 1987, el mercado había subido el 21%, y seis meses después del suelo de 2002, la subida era del 24%. Ahora estamos un 58% por encima de donde estábamos en marzo, lo cual es una notable diferencia.

Cómo preparar la cartera

¿Qué hacer entonces? El consejo de este gestor es diversificar la cartera con una cantidad prudente de activos no correlacionados como bonos protegidos contra la inflación (TIPS), metales preciosos, futuros y fondos inversos (bajistas).

Para aquellos que se hayan salido del mercado y estén a la expectativa, les aconseja volver a la bolsa pero poco a poco. Que diversifiquen en distintos valores para evitar comprar el peor día del año.

Su conclusión es que, aunque es inevitable que llegue la corrección al mercado en algún momento, la historia señala que es poco probable que ocurra en octubre. Una caída de entre el 3% y el 5% sería normal, pero no hay que temer un desplome, a pesar de lo ocurrido ayer. "Te arrepentirás si lo haces", advierte.

– La deuda corporativa lanza señales de alarma (El Economista – 6/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

La violenta recuperación del apetito por el riesgo que hemos visto este año no comenzó en la bolsa, sino en el mercado de la deuda corporativa (la que emiten las empresas y los bancos). Pero ahora llegan señales de alarma que pueden indicar que este apetito terminará en el mismo sitio donde empezó.

La serie de malos datos económicos en EEUU conocidos la semana pasada, que culminó con el paro de septiembre del viernes, mandó un escalofrío a un mercado que ha proporcionado rentabilidades del 15% en lo que va de año en los principales mercados occidentales. Puede ser sólo un estornudo, pero hay señales de que los inversores empiezan a retirar su dinero para salvaguardar las ganancias acumuladas.

Un ejemplo es la fuerte subida de la cantidad de bonos corporativos comprados por el Banco de Inglaterra en su programa de quantitative easing (similar al de la Fed). El viernes pasado, se gastó 113 millones de libras (180,3 millones de dólares) en comprar estos títulos, la mayor cantidad invertida en una sola operación desde que lanzó este programa en marzo. Por comparar, en julio y agosto estas compras habían caído casi a cero. Todavía más llamativo: los brókers ofrecieron al Banco de Inglaterra 330 millones de libras, el triple de lo comprado y un nuevo récord en estas operaciones.

Es posible que esto sea un mero reflejo del debate sobre las "estrategias de salida" de los bancos centrales, sostiene Richard Barley en The Wall Street Journal. Es decir, el mercado sabe que estos programas de compra de bonos son excepcionales y tienen fecha de caducidad, por lo que intentan aprovecharse de ellos mientras existan. Del mismo modo, esto puede explicar las ventas recientes de bonos avalados por el Gobierno, como en el caso de Citigroup, pese a que ahora las entidades pueden colocar en mercado alternativas más baratas, como deuda senior o cédulas hipotecarias.

Los inversores toman beneficios

Ahora bien, existe una explicación alternativa: que los inversores han ganado tanto este año que prefieren tomar beneficios antes de que se acerque el cierre del ejercicio. Esto se exagera porque este año han acudido muchos inversores poco habituales a este mercado que no conocen muy bien, por lo que aplican la máxima del pájaro en mano. Si este fenómeno se acentúa, reducirá la liquidez en el mercado y presionará todavía más los precios.

Aunque no veamos un desplome del mercado, al menos es probable ver un giro hacia sectores que se perciben como más seguros. ING aconsejaba ayer a los inversores salir de los bonos de compañías cíclicas que han logrado las mayores subidas y cambiarlos por empresas no cíclicas como telecos. Su visión era de lo más ilustrativa: "Toma el dinero y corre".

– Los expertos discrepan sobre la tendencia del mercado bursátil (Negocios9/10/09)

La alta liquidez y la recuperación de EEUU juegan a favor de los mercados

(Bloomberg)

Los pronósticos de Wall Street sobre el crecimiento más rápido de los beneficios de las empresas estadounidenses en veinte años están haciendo que algunos de los mayores inversores en renta variable discrepen de las pesimistas previsiones del famoso gestor de Pacific Investment Management (Pimco), Bill Gross.

Los gestores de capitales están apostando a que más de dos años de menguantes beneficios —el periodo más prolongado desde la Gran Depresión—, acabarán en 2010, cuando el beneficio neto suba un 26%, según datos compilados por Bloomberg. Gross, que administra el mayor fondo de bonos del mundo en Pimco, dice que la economía no crecerá lo suficientemente rápido para sustentar el tirón alcista más pronunciado desde los años treinta, y que la rentabilidad de los recursos propios de las compañías se limitará al 5% anual.

Al índice Standard&Poor"s 500 parece que se le ha acabado la gasolina tras subir un 52% desde los mínimos de marzo —el 60% en el caso del Ibex español— anticipando una recuperación estadounidense de la primera recesión global desde la Segunda Guerra Mundial. En un sondeo de Bloomberg, 3.800 analistas pronostican que los beneficios se recuperarán el año próximo.

Los analistas más optimistas aseguran que las acciones están baratas porque los pronósticos indican que los beneficios subirán un 54% en los dos próximos años, el incremento más pronunciado desde el 64% del periodo 1986 a 1988.

"La recuperación mundial en los mercados bursátiles se extenderá hasta 2010 porque la gente buscará ganar más dinero del que puede conseguir invirtiendo en bonos del Gobierno o conservando su efectivo", dijo en una entrevista Anne Richards, directora de inversión de Aberdeen Asset Management, el mayor gestor de capitales de Escocia. "Hay una lluvia de efectivo buscando activos que generen ingresos", dijo Richards, que supervisa 129.000 millones de libras (207.000 millones de dólares/140.000 millones de euros). "Esa lluvia de dinero servirá de apoyo el año próximo".

Los inversores estadounidenses tienen 3,5 billones de dólares en efectivo, una proporción mayor que los activos netos de las compañías del índice S&P 500 en la cúspide del mercado en 2007, según datos compilados por Investment Company Institute en Washington y Bloomberg hasta el 28 de septiembre.

Al mismo tiempo, los tipos de interés en todo el mundo están en niveles mínimos récord o cerca de ellos. Y ese dinero sólo puede encontrar ahora mismo una buena rentabilidad en la bolsa.

edu.red

– El oro es el canario en la mina de carbón (El Economista – 9/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

La fiebre del oro que se ha desatado con la ruptura alcista del metal plantea una serie de cuestiones. Para los inversores, la más importante es hasta dónde puede llegar el precio y si está justificada la subida actual o es insostenible. Y eso nos lleva a preguntarnos las posibles consecuencias y derivadas de la escalada sin precedentes.

Para responder a la primera pregunta, la herramienta más adecuada es el análisis técnico (como todo el mundo sabe, el fundamental ayuda muy poco a la hora de predecir el comportamiento de los mercados). Las conocidas hermanas Mary Anne y Pamela Aden, que se hicieron famosas en el anterior gran mercado alcista del oro de hace tres décadas, recuerdan que el techo de aquel mercado (850 dólares en 1980) equivale a 2.400 dólares actuales. "El oro ni siquiera se ha acercado a ese nivel y la situación económica actual es mucho más grave que la de entonces", argumentan.

Del mismo modo, si extrapolamos la subida del metal del 750% entre 1976 y 1980, el oro debería alcanzar los 4.100 dólares en el mercado actual. Y si se toma la subida de toda la tendencia de los años 70, la equivalencia es mareante: una subida del 2.300% que se traduciría en un objetivo alcista de 5.800 dólares por onza.

edu.red

Pero, ¿están justificadas estas previsiones alcistas por los fundamentales? ¿Qué hay detrás de la subida actual? Charles Goyette, conocido blogger y autor de libros sobre inversión, equipara al oro con el canario que se usaba en las minas de carbón para detectar los gases nocivos y dar la señal de evacuación. A su juicio, el oro es un referéndum sobre la calidad y la cantidad del papel moneda, y está dando ahora mismo la señal de alarma de que hay problemas con el estatus de reserva del dólar. Y la gente en todo el mundo lo está abandonando.

Goyette entra en disquisiciones históricas sobre el abandono del patrón oro y la emisión ilimitada de dólares para atender la demanda, hasta el punto de que ahora se podrían crear todos los dólares necesarios para cubrir el déficit público de EEUU sin coste. Pero en la realidad lo que ocurre es que es imposible que el Gobierno pueda pagar su deuda, salvo emitiendo más deuda en el futuro. Y eso es lo que está haciendo subir al oro, a su juicio.

"Puede que la burbuja del dólar no estalle de repente como la burbuja de Internet o la inmobiliaria. Pero como el canario en la mina, el oro nos está alertando de que nuestro sistema monetario es tóxico". Por eso recomienda salirse de los activos denominados en dólares antes de que sea demasiado tarde.

Deuda bajista, bolsa alcista

Las Aden, no son tan apocalípticas, pero tampoco se fían de la deuda pública. Por eso, recomiendan ponerse bajista en los bonos de EEUU si el activo a 10 años supera una rentabilidad del 3,35% y el de 30 años hace lo propio con el 4,3%. ¿Y la bolsa? A su juicio, la fortaleza del mercado desaconseja salirse, aunque debe haber correcciones bajistas, porque la renta variable debe subir todavía mucho más.

"La bolsa adora la liquidez que está proporcionando la Fed. Tanto si es buena o mala, Wall Street ve esta política como positiva e ignora las consecuencias a largo plazo", es decir, la inflación y las subidas de tipos.

Por cierto, las Aden, aparte de llevar 30 años en esto, tienen un track record impresionante. En los últimos 12 meses, su newsletter ha ganando el 13% frente a una pérdida del 6,4% para el Wilshire 500 (el índice más amplio de Wall Street). En la última década, ellas han ganado un 5% anualizado frente al 0,9% de la bolsa.

– Si llega la corrección, el Dow Jones podría hacerlo mejor que el S&P 500 (El Economista – 9/10/09)

El Dow Jones y el S&P 500 son los dos índices de referencia para seguir la evolución bursátil en EEUU. Sin embargo, el Dow está quedándose rezagado frente al S&P en el último rally, aunque podría hacerlo mejor si llega una corrección. ¿Qué está pasando?

Hasta ahora, en los que va de año, el S&P 500 se ha revalorizado más de un 17%, mientras que el Dow Jones ha ganado algo más de un 10%, aunque en el 95% de los casos coinciden. Tal y como analiza MarketWatch, la clave está en las diferentes metodologías que utilizan, aunque no por ello dejan de ser referencias para los inversores.

La primera diferencia es que los 30 valores del Dow ponderan en función del precio de la acción, mientras que en el S&P 500 lo hacen por capitalización (como en el Ibex 35 español, por ejemplo).

Nicholas Colas, estratega jefe de mercado de ConvergEx, filial de Bank of New York Mellon, explica en un informe recogido por la web que "durante los mercados alcistas, el S&P 500, con una base mayor, va avanzado. En los mercados bajistas, sin embargo, el Dow le supera". "La reciente debilidad del dólar debería beneficiar al más multinacional Dow, especialmente si la debilidad del billete verde espolea un corrección largamente esperada".

"Las pequeñas empresas (especialmente aquellas con bajos precios) han sido el motor detrás del actual rally del mercado", escribe Colas. Así, si los mercados corrigen, tal y como esperan muchos, estos valores serán "probablemente los que sufran las ventas iniciales". Y si vuelven a aflorar las dudas sobre el sistema financiero, el Dow también se beneficiará debido a su menor exposición a las empresas de este sector.

"Por la concentración de empresas multinacionales en el Dow, debería estar mejor posicionado para beneficiarse de la actual caída del dólar", apunta el experto. "Estas empresas deberían ser capaces de generar beneficios adicionales repatriando ganancias en el extranjero".

Algo que sí tienen en común ambos índices es el elemento subjetivo, ya que el Dow es elegido por un grupo de editores del diario The Wall Street Journal, mientras que un comité mantiene el del S&P 500. El Dow es mucho más antiguo, fue publicado por primera vez en 1896, pero el S&P 500, creado en los 50, es el preferido de los profesionales. Según los datos de S&P, cerca de un billón de dólares en activos sigue al S&P 500.

Historia reciente

En los últimos diez años, sin embargo, el Dow Jones ha superado al S&P 500 por una media de 4,5 puntos porcentuales, mientras que los años en los que este índice ha superado al selectivo industrial lo ha hecho por tan sólo 1,2 puntos. Sin embargo, en otras décadas, el patrón es distinto.

Sin embargo, si se analizan los años en los que el S&P 500 "ganó", entre 2003 y 2005, coinciden con los mejores años del último rally alcista. Más aún, si se coge la revalorización entre el mínimo del 11 de marzo de 2003 hasta el máximo del 9 de octubre de 2007, el S&P aumenta su "ventaja": ganó un 95%, frente a un 88% del Dow Jones.

Anatomía de un auge imprevisto (The Wall Street Journal – 15/10/09)

El Dow Jones vuelve a los 10.000 puntos, pero abundan las dudas

(Por E.S. Browning)

El Promedio Industrial Dow Jones escaló a 10.015,88 unidades, superando la barrera simbólica de los 10.000 puntos más rápido de lo que casi todos imaginaban. Tras la marca del miércoles, el indicador acumula un alza de 53% en apenas siete meses.

Se trata de la primera vez que el Dow Jones supera los 10.000 puntos desde octubre del año pasado, cuando los mercados se vinieron abajo después del colapso del banco de inversión Lehman Brothers Holdings. La velocidad de la recuperación ha sorprendido a la mayoría de los inversionistas. El Dow alcanzó un mínimo de 6.547,05 unidades el 9 de marzo.

En esta ocasión, sin embargo, la reacción fue mucho más mesurada que la primera vez que el Dow cerró por encima de la barrera psicológica, el 29 de marzo de 1999, cuando los operadores descorcharon champán y repartieron gorras con la leyenda Dow 10.000.

"La gente no lo cree, no tiene confianza, está nerviosa y ansiosa", dice Andy Brooks, director de corretaje bursátil del grupo de gestión de patrimonio T. Rowe Price. "La mayoría de nosotros no podemos creer el año por el que acabamos de pasar, en el que se ganó y se perdió tanto dinero".

El Dow Jones subió en la jornada del miércoles 144,80 puntos, 1,47%, su mayor avance porcentual y en puntos desde el 21 de agosto. Otros índices bursátiles registraron ganancias similares.

A pesar de franquear un hito, los analistas subrayaron que el mercado no ha conseguido avanzar en más de 10 años. En realidad, el Dow Jones ha sobrepasado los 10.000 puntos en 26 ocasiones para luego descender al territorio de los cuatro dígitos.

En la ocasionalmente contradictoria lógica de Wall Street, el escepticismo generalizado es interpretado como algo positivo a corto plazo: significa que hay suficientes inversionistas que pronto podrían entrar al mercado e impulsar los principales indicadores.

A largo plazo, sin embargo, las dudas reflejan una preocupación de que el mercado no haya superado los problemas que lo postraron, de modo que la posibilidad de un nuevo declive está latente. "No vemos un catalizador que haga caer a la economía inmediatamente, pero ciertamente hay ciertos riesgos de que el mercado retroceda", ya que el alza ha sido tan súbita, dice Bruce McCain, estratega jefe de inversión de Key Private Bank.

De todos modos, las noticias económicas recientes, en especial los resultados de las empresas, han superado las expectativas. Esa fue una de las principales razones que explica el alza del miércoles.

Aunque las ganancias siguen muy por debajo de los niveles previos a la crisis, tanto Intel como J.P. Morgan Chase impresionaron gratamente a los inversionistas con resultados trimestrales mejores a lo esperado. Los ejecutivos de ambas compañías hicieron comentarios cautelosamente optimistas sobre el panorama de sus respectivos negocios.

Además, las ventas minoristas de septiembre en Estados Unidos fueron algo mejores de lo previsto y las empresas informaron que se deshicieron de sus inventarios con más rapidez de lo esperado en agosto. "La gente se sorprendió con los buenos resultados de Intel y J.P. Morgan, sobretodo J.P. Morgan", dijo Brooks, de T. Rowe Price. "Se trata de unos resultados muy buenos para ellos".

Las expectativas positivas para la economía mundial provocaron un aumento de US$1,03 por barril en los futuros del crudo en Nueva York. El petróleo alcanzó US$75,18 por barril, su mayor nivel en doce meses. El dólar, en tanto, prosiguió su declive al tiempo que los inversionistas se desprendieron de inversiones más seguras, como los bonos del Tesoro, en busca de retornos más jugosos fuera de EE.UU.

¿Hora de pisar el freno?

En apenas siete meses, el Dow Jones recuperó casi la mitad de lo que perdió en 17 meses: un derrumbe de 7.617,48 puntos desde su récord de 14.164,53 unidades alcanzado en octubre de 2007.

Hay motivos de peso para actuar con cautela. La economía estadounidense continúa con problemas y los bancos afrontan deudas incobrables y embargos hipotecarios generalizados. Asimismo, se espera que el gasto y el endeudamiento de los consumidores se mantengan por debajo de sus niveles habituales durante un tiempo.

La firma de investigación Ned Davis Research ha comparado el actual mercado alcista al que se registró entre 1974 y 1976, cuando el Dow se disparó 76%. Al igual que la actual, esa alza tuvo lugar en medio de un período problemático para las acciones. Si esta corrida es similar, aún hay espacio para subir, pero la mayoría de los avances ya se habrían logrado.

La acción promedio en el índice bursátil Standard & Poor's 500 actualmente se transa a un valor equivalente a unas 20 veces las ganancias de los últimos 12 meses, calcula Ned Davis, por encima del promedio de 17 desde 1972. La cifra, no obstante, está por debajo del nivel de 22 que ha sido el techo para las acciones en los últimos años, afirma la firma de investigación. Ned Davis estima que el S&P 500, que aumentó 1,75% el miércoles a 1.092,02 puntos, podría tocar los 1.200 antes de que comience a parecer caro.

"Pensamos que la racha alcista aún tiene combustible", señala Ed Clissold, analista global senior de Ned Davis. Al igual que muchos analistas, sin embargo, Ned Davis prevé cierto retroceso debido a la ganancia significativa de las acciones desde marzo.

Una peculiaridad es que, históricamente, los niveles de 10.000, 1.000 y 100 han sido grandes atolladeros para el Dow, que ha tendido a estancarse en esos niveles. El índice llegó por primera vez a los 1.000 en los años 60, pero luego pasó más de una década por debajo de ese nivel, que no superó de manera duradera hasta 1982.

Muchos inversionistas temen que, para que las acciones empiecen una racha alcista duradera y dejen atrás de manera definitiva la barrera de los 10.000 puntos, la economía estadounidense tiene que resolver sus numerosos problemas y las acciones tendrían que pasar un período mayor con una relación de precio-ganancia por debajo del promedio.

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– Luego de los 10.000, ¿Cuáles son los obstáculos para las bolsas? (The Wall Street Journal – 15/10/09)

(Por Matt Phillips)

Números básicos, grandes y redondeados en los que el público normalmente se fija normalmente no consiguen captar la atención de los analistas técnicos. Así que, aunque la superación del Dow de la barrera de los 10.000 puntos puede estar acaparando la atención, los analistas técnicos están mirando al futuro en búsqueda de obstáculos en la bolsa.

"Creo hay números más grandes que serían más importantes para los técnicos que los 10.000", dijo Ryan Detrick, analista técnico estratégico en Schaeffer's Investment Research.

Una vez que el Dow supere definitivamente la barrera de los 10.000, sin embargo, algunos que siguen la evolución de la bolsa avistan un par de puntos de resistencia.

El primero estaría entorno al Dow 10.300-10.400. "Hemos podido vislumbrar este nivel por algún tiempo", escribió Bill Strazzullo de Bell Curve Trading, en una nota a MarketBeat. Aunque parezca arbitrario, ese punto en la escala del Dow representa casi el nivel intermedio entre su nivel máximo de octubre 2007 y su mínimo en marzo de 2009. Eso significa que, en ese punto, el Dow habría recuperado la mitad de sus pérdidas desde su punto álgido en octubre de 2007 a su punto bajo de marzo de 2009.

Esta trayectoria es importante para los analistas que observan las cifras Fibbonacci. Algunos desestiman esa demarcación técnica, calificándola de una suerte de numerología capitalista. Pero mucha gente las considera, como mínimo, importantes para la sicología del mercado.

Después de ese punto, el siguiente nivel determinante en la escalada del mercado estaría en el Dow 11.000, y en alrededor de 1.250 para el S&P 500, dice Detrick. Ese nivel supuso un punto de apoyo para el Dow, que osciló a su alrededor entre junio y septiembre de 2008. Finalmente se precipitaron con un gran ímpetu, en camino hacia su mínimo de marzo de 2009.

"Eso fue justo antes de que empezaran todos los problemas", dijo Detrick. En ese sentido, los mercados probablemente presten atención a esos niveles cuando sucedan nuevamente.

– Razones por las que el alza del Dow no acabará en los 10.000 (Expansión – 15/10/09)

(Por John Authers)

El hito del Dow Jones Industrial Average –el venerable índice volvió a superar el nivel de los 10.000 puntos por primera vez en un año– puso el broche a un día en el que las mayores esperanzas de los alcistas se confirmaron en todo el mundo.

Los anuncios de beneficios en EEUU han superado con mucho las predicciones del mercado. Y estos son un catalizador fiable para las bolsas.

En China, las importaciones de mineral de hierro alcanzaron un máximo histórico en el mes de agosto. Esto se debe en parte a que la expansión de los nuevos créditos alcanzó nuevas cotas. En líneas generales, el suministro de dinero chino está aumentando a un ritmo anual del 29%.

A juzgar por sus crecientes reservas extranjeras, China también ha sido muy considerado al adquirir más bonos gubernamentales de EEUU. Esto hace que se mantenga una baja rentabilidad, lo que redunda en beneficio de los alcistas.

Incluso había evidencias de que el rebote económico no se está traduciendo en presiones inflacionistas en EEUU. Los precios de las importaciones a EEUU subieron sólo un 0,1% el mes pasado, y caen un 12% interanual. Aun excluyendo la energía, descienden más de un 4%. La debilidad del dólar aumenta el riesgo de importar inflación, pero todavía no se da el caso.

Y las actas de la última reunión de la Reserva Federal estadounidense mostraron que algunos gobernadores se planteaban redoblar sus esfuerzos para mantener los bajos tipos de interés, adquiriendo más valores respaldados por hipotecas –una evidencia de que el nirvana para las bolsas de los bajos tipos seguirá durante más tiempo de lo previsto–. Otro buen motivo para que los parqués registraran nuevos máximos.

Los incentivos para los gestores de dinero apuntan a la prolongación del rally –cualquier otra cosa parece, por el momento, demasiado peligrosa–.

Existen dos riesgos fundamentales. Una vez revelados los resultados de JPMorgan, el sistema bancario estadounidense aún tiene que procesar una gran cantidad de pérdidas crediticias de los consumidores. Es posible que los bancos más pequeños sufran muchos más problemas para gestionarlas. Y el ritmo vertiginoso de la expansión de China aumenta el riesgo de recalentamiento.

Pero siguen siendo riesgos futuros. No son lo bastante inminentes como para ralentizar el ímpetu detrás del repunte de las acciones y otros activos de riesgo.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– ¿Por qué no se hunden los bonos? (El Economista – 15/10/09)

(Por Ainhoa Giménez / Bolságora)

A todos los inversores nos han enseñado que las acciones y los bonos no suben a la vez… en condiciones normales. Claro que en los tiempos actuales nada parece normal en los mercados.

Cuando las bolsas bajan, en teoría como respuesta a las malas noticias, los inversores buscan la seguridad de los bonos del Tesoro. Y al revés, cuando las bolsas suben por las buenas noticias, los inversores sacan su dinero de la deuda ara asumir más riesgo en la renta variable. Pero últimamente esta correlación inversa ha perdido fuerza y la subida de las bolsas y de las materias primas no provocó un desplome de los bonos.

"Parece que estuvieran jugando a mirarse fijamente a ver quién pestañea primero, y es difícil saber quién será", ejemplifica Bill Walsh, presidente de Hennion & Walsh. Los expertos señalan dos factores principales que explican esta anomalía: la debilidad del dólar y un cambio de actitud de los inversores hacia la deuda pública.

El dólar débil hace más baratos todos los activos norteamericanos -bonos y acciones- para los inversores extranjeros, y está actuando como la marea que hace subir a todos los barcos por igual. No sólo la bolsa y la deuda, también ocurre con el petróleo y el oro. Esta debilidad suele achacarse a los bajos tipos de interés y a que el mercado no espera que empiecen a subir hasta entrado 2010.

"Este carry trade del dólar está inundando de liquidez todos los activos y provocando un rally simultáneo de casi todo", señala Mike Larson, analista de Weiss Research. "La Fed está desarrollando una política de inflación de activos, que está ejecutando mediante el abaratamiento de la divisa y con la inundación de dinero fácil en el sistema".

Aunque esta explicación es compartida por muchos analistas, no explica por completo por qué los inversores compran activos de bajo riesgo como los bonos del Estado si tienen tanta confianza en que la lucha contra la deflación seguirá siendo la meta de la política monetaria, lo que debe hacer subir activos con mucha mayor rentabilidad que la deuda.

Una explicación complementaria es que los bonos no se están usando como refugio, sino como una cobertura del rally de la bolsa que, a pesar de acumular un 50% desde mínimos, sigue generando escepticismo. Es decir, comprar bonos es un primer paso de muchos inversores para retirarse del mercado y proteger las ganancias acumuladas.

"Los bonos están subiendo porque, aunque no estemos en el fin del mundo, sigue habiendo un paro del 10% y el crecimiento económico va a tardar mucho en recuperarse", opina Walsh. "La Fed va a mantener los tipos bajos para impulsar la economía, y eso beneficia a los bonos".

Ahora bien, esta operativa podría deshacerse a toda velocidad si la temporada de resultados del tercer trimestre mantiene la tendencia de sorpresas positivas que nos han dejado los primeros grandes nombres. Eso puede hacer que muchos inversores vuelvan a entrar de lleno en bolsa y que deshagan las compras de deuda como cobertura.

Los más conservadores también se pasan a los bonos

Pero, de momento, sigue habiendo demanda para los bonos, como demuestra el éxito de las últimas subastas realizadas por el Tesoro de EEUU esta semana, que sólo ha tenido problemas para colocar títulos a 30 años. Y eso, a pesar de que las encuestas de sentimiento muestran un optimismo y una confianza en la bolsa muy elevados.

Un último factor que explica el comportamiento del mercado es el dinero que sale no de la bolsa, sino del extremo contrario: de los fondos monetarios. Es decir, los inversores que aparcaron su dinero en liquidez en lo peor de la crisis tienen menos miedo y están hartos de una rentabilidad nula, así que buscan una inversión que les dé algo más: la deuda. En la última semana de septiembre, los fondos monetarios sufrieron una salida de patrimonio de 43.170 millones, y el grueso fue a parar a productos de deuda.

– El chollo está en los índices (Expansión – 17/10/09)

(Por Roberto Casado / Londres)

La fórmula más seguida para ganar dinero en bolsa es invertir en determinados valores o sectores con perspectivas de incrementos de cotización. Pero algunas empresas han encontrado otro camino para sacar partido de los mercados: crear, calcular, promocionar y distribuir los índices bursátiles que sirven de referencia a miles de inversores, gestores de fondos, analistas y periodistas.

FTSE (una filial de la Bolsa de Londres y el diario Financial Times), MSCI (sociedad de Morgan Stanley y Capital International), Dow Jones (subsidiaria de News Corp., el grupo de comunicación de Rupert Murdoch) y la agencia de rátings Standard & Poor"s (S&P) son los líderes mundiales de un negocio que mueve unos mil millones de dólares al año, que crece con fuerza incluso en la crisis, y que deja márgenes de rentabilidad muy elevados, según directivos del sector.

Cuentas rentables

Ejemplo de esa rentabilidad son las cuentas de MSCI Barra. En los nueve meses hasta el pasado 31 de agosto, el margen operativo sobre ventas de esa sociedad se situó en el 49%, un porcentaje muy elevado para cualquier negocio. En ese periodo, la empresa facturó 188 millones de dólares por su negocio de índices, un 4,4% más, y el beneficio neto ascendió a 57,3 millones.

La Bolsa de Londres y Financial Times también disfrutan con su presencia en esa actividad. En 2008, mientras el sector financiero se desplomaba, FTSE logró una facturación de 73,4 millones de libras, un 25% más que en 2007. El beneficio neto se situó en 4,8 millones de libras.

El crecimiento de los fondos que replican índices explica la bonanza actual de este negocio

Dow Jones y Standard & Poor"s no ofrecen datos desagregados sobre la evolución financiera de su negocio de índices, aunque ambas firmas aseguran seguir creciendo en esa actividad. En los últimos datos públicos de Dow Jones Indexes (antes de su absorción por News Corp.), esa división facturó 101 millones de dólares en los nueve primeros meses de 2007, un 18% más.

Ahora, se avecinan movimientos en la estructura competitiva de este negocio. El grupo de información financiera Thomson Reuters acaba de lanzar su propia gama de índices bursátiles para llevarse parte de la tarta. Y Murdoch ha puesto a la venta el negocio de índices de Dow Jones para reducir la deuda de su compañía. Fuentes del mercado valoran este activo en unos 700 millones de dólares (473 millones de euros).

Entre los favoritos a la adquisición figuran otros operadores de índices como MSCI, pero podría ser una vía de entrada para nuevos jugadores. Se especula con el grupo de información Bloomberg y con Thomson Reuters, en caso de que esta firma opte por acelerar su entrada en el sector tras el lanzamiento de sus índices.

Rupert Murdoch podría vender los índices de Dow Jones por 700 millones de dólares

MSCI, Bloomberg y Thomson Reuters no realizan comentarios sobre la posible venta de Dow Jones Indices. En el caso de Thomson, su idea por el momento es crecer de forma orgánica, con un lanzamiento inicial de cerca de mil índices bursátiles. «No entraríamos en este negocio si no viéramos perspectivas de obtener beneficios», indica Sunand Menon, director de Thomson Reuters Indices, quien destaca que otros operadores "tienen un margen de entre el 35% y el 50%".

Según Menon, «muchos inversores habían pedido la aparición de un nuevo proveedor de índices que ampliara la oferta disponible». El directivo asegura que una de las principales bazas de los productos de Thomson Reuters es su especial atención a la liquidez de las firmas que componen cada índice.

El "efecto ETF"

La clave del crecimiento del sector en los últimos años, en torno a un 15% anual, es el desarrollo de los fondos de inversión referenciados a índices (los denominados ETFs). Según Henry A. Fernández, consejero delegado de MSCI Barra, «las comisiones por la entrega de licencias a los ETF vuelven a crecer con fuerza este año por la recuperación de los mercados». Al final de agosto, había 199.000 millones de dólares en ETF referenciados a índices de MSCI.

Incluso en 2008, pese la crisis, ese tipo de fondos siguieron apareciendo. Fuentes de Standard & Poor"s aseguran que cerraron el pasado ejercicio con 203 ETF referenciados a sus índices, 59 más que al comienzo del año.

BME cuenta con veintidós índices, cuatro en colaboración con FTSE

Estos fondos replican con su dinero la composición de un determinado índice, con lo que su rentabilidad depende al 100% de la evolución de esa referencia. Los proveedores de índices reciben una comisión por ceder la licencia de uso de sus referencias a un determinado fondo.

La otra vía de ingresos de los proveedores llega por las suscripciones de clientes que reciben en tiempo real la evolución de las decenas de miles de índices de estas firmas. Muchos bancos y gestores utilizan los índices como referencia para la evolución de sus inversiones. Estos ingresos sí se han visto afectado en la crisis por las bajas de algunos suscriptores de firmas en apuros.

Además del crecimiento, la segunda clave de la bonanza del sector es la estabilidad de sus costes. Una vez creada la plataforma tecnológica, se puede dar servicio a muchos más clientes sin un incremento paralelo de la infraestructura o los gastos. Los costes operativos de MSCI, por ejemplo, bajaron un 2,5% en el trimestre de junio a agosto.

Bolsas y Mercados Españoles (BME) también tiene su propia actividad de provisión de índices. Cuenta con 22 índices, cuatro de ellos en colaboración con FTSE. Existen siete fondos ETFs vinculados a índices de la bolsa española.

La unidad de negocio de información de Bolsas y Mercados Españoles (BME) facturó 38,1 millones de euros en 2008, un 13,4% más. Esta área, una de cuyas actividades es la concesión de licencias para el uso del índice Ibex 35, registró un ebitda de 31,4 millones de euros.

– El Caballo de Troya de las Bolsas (El Confidencial – 23/10/09)

(Por S. McCoy)

Volvemos a estar en un momento crítico de los mercados. Empiezan a surgir voces que advierten de los peligros del sostenimiento en el tiempo tanto de unas políticas monetarias hiperexpansivas, de las que hasta ahora parece beneficiarse en exclusiva la economía financiera, como de una expansión del gasto público sin precedentes que amenaza con echar al sector privado de la economía. Por fin, algo de realismo. Junto a esto, los beneficios empresariales siguen sorprendiendo al alza (en un 70% de las empresas del S&P500 que han publicado hasta ahora) pero no tienen fuerza suficiente como para hacer que las bolsas rompan y se encaminen hacia nuevos máximos. Quizá porque gran parte de la mejora, como ya hemos comentado en repetidas ocasiones, radica más en una contracción de la inversión y en recortes de costes, que han mantenido los márgenes empresariales en máximos, que a un repunte de las ventas (Cotizalia VA, La bolsa y el milagro de los panes y los peces). Existe por tanto una cierta concienciación de que la fecha de caducidad del sweet spot (crecimiento bajo, tipos deprimidos, ausencia de inflación) se va acercando peligrosamente.

Tal incertidumbre se traduce en un debate entre los que piensan que ha llegado el momento de liquidar posiciones bursátiles y esperar a ver qué pasa y aquellos que, por el contrario, creen que las actuales circunstancias se pueden prorrogar durante mucho más tiempo. Podríamos decir con Virgilio, una de las pocas frases que se me quedaron de mis tres años de letras mixtas con latín, Scinditur incertum studia in contraria vulgus que se traduce libremente como el pueblo se dividía en opiniones contrapuestas. Los troyanos discutían, según la Eneida, si meter o no el caballo trampa preparado por los griegos en su ciudad, decisión a la que quedaría vinculada su destino. La situación de los inversores no es tan dramática, por supuesto. Pero el espíritu de la frase es de aplicación a muchos de los que, habiéndose perdido el rally, nadan en una liquidez que cada vez les pesa más en las carteras y cuyo riesgo, como señala este imprescindible informe de DB, se encuentra en los extremos o colas de la distribución de probabilidad. En la materialización del evento posible pero menos probable.

¿Qué hacer? Hoy les ofrezco un abanico de comentarios que, en las últimas 72 horas, han realizado algunos de los nombres más respetados de una industria que, como también hemos afirmado en más de una ocasión, lucha por su propia supervivencia, lo que indudablemente sesga su visión. Incluyo para su seguimiento algún que otro respetado blog nacional. Les dejo con ellos…

1. Anthony Bolton, responsable de inversiones de Fidelity. Nos enfrentamos a un mercado alcista que se prolongará durante años. Preferencia por los mercados emergentes si bien hay riesgo a corto en China. Una preocupación bastante compartida, incluso internamente (FT, China must keep its eyes fixed on the exit). Fuente: Citywire, gentileza de Vicente Varó.

2. Martin Hugues, conocido como el Rottweiler de la City, cuantifica su duración: entre 5 y 10 años. En su opinión, él perdió un 65% en 2008 y gana este año un 47%, la década perdida de las bolsas concluyó en la primavera de 2009 y viene otra de esplendor. Fuente: Times Online.

3. Bernstein Research, especialista cuantitativo. Es momento de invertir en acciones basura que aún no hayan subido y aporta una lista de sectores y valores. Fuente: FT Alphaville vía Twitter.

4. Deustche Bank ve que el sweet spot se va a prolongar hasta el primer semestre del año que viene y aumenta su exposición al mercado de renta variable a través de los emergentes en un informe publicado ayer. Fuente: Deustche Bank.

5. Jason Trennert, uno de los 30 personajes más influyentes en el universo inversor norteamericano, y calificado como uno de sus tres mejores estrategas, es de la misma opinión. Fuente: Real Clear Markets.

6. Doug Kass, enarca las cejas sobre la solvencia de las sorpresas de resultados que se producen, materializadas sobre estimados deprimidos, y levanta la liebre de mejor fijarse en las ventas frente a beneficios. Fuente: TheStreet.com.

7. Financial Red, que agrupa a alguno de los blogueros que siguen la bolsa más de cerca en España, advierte: Máxima alerta, toca corregir y da una serie de argumentos en castellano que merece la pena leer. Fuente: Especulacion.org vía Twitter.

8. Investorscomundrum, otro de los imprescindibles de la blogosfera española, recoge un gráfico de periodos de 34 semanas que resuelve bastante bien el dilema sobre a qué se parece el comportamiento bursátil actual. Principios de los 30. Lo siguiente fue una caída de tamaño familiar. Fuente: Investor Conumdrum, vía The Chart Store.

9. John Hussman nos recuerda que nunca antes el mercado bursátil de los Estados Unidos había estado tan sobrecomprado durante tanto tiempo salvo en noviembre de 1980, momento en el que las circunstancias económicas eran muy parecidas a las actuales. Entonces los indicadores tocaron techo tras un rally que venía desde marzo, ¿les suena?, y se inició una senda descendente que se prolongaría hasta mitad de 1982 cuando se revisitaron los mínimos. Se apunta, por tanto, al double dip. Las cartas a sus inversores de Hussman siempre son una delicia. Fuente: Husmann Funds vía Investment Postcards from Cape Town.

10. Barry Riholz, y por acabar con las comparaciones, pone en contraste las circunstancias económicas que rodean la subida del 60% actual con las vigentes en movimientos similares en el pasado. Un post corto pero MUY revelador. Imprescindible. Fuente: The Big Picture vía Zero Hedge.

11. David Rosenberg, el ex de Merril Lynch, se hace las mismas preguntas que servidor. Es como si la crisis nunca hubiera existido. ¿Es posible una recuperación en V sin corregir los problemas de fondo? Misterios paranormales. Pero se va quedando sólo… Fuente. Credit Writedowns.

12. Paul Farrell, comentarista de Market Watch, cierra nuestro repertorio. Se ha perdido el alma del capitalismo: el desastre es inevitable. Para los que quieran historias para no dormir, una pieza con una vitalidad en los foros ilustrados brutal Fuente: Market Watch vía Naked Capitalism.

El amor de la Bolsa por los 10.000 del Dow Jones (Cinco Días – 24/10/09)

El índice no logra separarse del nivel psicológico.

(Por Cárpatos)

Dicen algunos expertos en lenguaje que las cosas que son más importantes para cada cultura provocan que en su lengua tengan muchas más palabras que otras para designar sus diferentes matices. Por ejemplo, los esquimales tienen muchas para designar lo que nosotros simplemente traducimos por nieve y en Grecia hay cuatro palabras para designar el amor, y que son: 1. Eros, el amor carnal, el deseo erótico; 2. Fileo, el amor entre padres e hijos; 3. Storgne, el amor que se tienen los amigos, y 4. Agape, el amor sublime.

Igual hay que inventar un quinto grado de amor para designar el que le tiene el Dow Jones al 10.000, pues son ya ocho sesiones dando vueltas en este nivel, arrastrando al resto de Bolsas a un movimiento lateral a corto plazo. El movimiento se produce además con el balance de las instituciones neutra. No venden, pero tampoco compran los días de subidas. Las manos fuertes están a la espera, así que mejor asegurarse bien primero de si ese 10.000 cae o no cae.

No resulta nada fácil saber qué andan haciendo las manos fuertes tan quietas. Investigadores de EE UU tomaron todas las transacciones de una muestra desde 1983 a 2001 para estudiar el efecto que tienen las operaciones de los pequeños y grandes inversores sobre el mercado. Los resultados ponen los pelos de punta:

Los valores más activamente comprados por los pequeños inversores suben fuertemente durante la primera semana y el efecto dura tres o cuatro de media, para luego girarse a largo plazo a la baja. Justo al revés con los que se venden activamente.

Los valores más activamente comprados por los grandes inversores lo hacen peor que el mercado durante la primera semana y los activamente vendidos lo hacen mejor que el mercado en la primera semana, para luego girarse en la dirección inicial que ellos tomaron y mantenerse así en el largo plazo.

Es decir, muy difícilmente vamos a poder ver así a primera vista las intenciones de las manos fuertes, son unos maestros del disimulo…

Para terminar vean qué sorprendente pauta estacional del mes de octubre ha detectado Jason Goepfert en EE UU. Resulta que, según sus cálculos, si sumamos el primer día y los últimos tres días de trading de octubre, tenemos el 94% de todo lo ganado en octubre en los últimos 15 años hasta 2006. Y ojo, si nos vamos al año 1950 y miramos desde entonces ¡supera el 100%!

Picado por la curiosidad, me he ido a mi base de datos para ver qué pasó en esos cuatro días en los últimos 22 años. Siempre se subió, excepto en cuatro ocasiones.

Mientras, no queda otra que esperar a que el amor por los 10.000 del Dow Jones sea pasajero y salgamos por algún lado. Por arriba el recorrido es limitado porque el S&P 500 se encuentra en 1.125, con la importante resistencia del retroceso de 50% de Fibonacci de toda la tendencia bajista.

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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