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Las lecciones de la crisis: ¿Y ahora, qué hacemos con Wall Street?

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

    1. ¿Volver a empezar? (otra "burbuja" en la sombra)
    2. Las "serpientes encantadoras de hombres" (y sus intrépidas máquinas voladoras)
    3. Del optimismo a las dudas (brotes verdes fritos)
    4. Un día cualquiera en Fibonacci Street (factoría de ficciones)
    5. Los "flautistas" de Hamelin (juegos rentables)
    6. Remembranzas (no olvidar lo inolvidable)
    7. Titulizando la muerte (si ustedes creen que algo va a cambiar, tomen nota)
    8. Bolsas internacionales.
    9. ¿Qué se dice en Wall Street? (cabezas borradoras)

    (Historias de Disney "Wall": Factoría de Ficciones)

    SIN "GLOBOS" NO HAY PARAÍSO…

     

    edu.red

    – Evaluando los daños (llorando sobre la leche derramada)

    El 18 de julio de 2009 se cumplieron dos años del inicio oficial de la mayor crisis económica desde el crack del 29. El Estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos provocó un efecto dominó en la economía y dio origen a una complicada situación cuyo final (al menos hasta el momento de escribir este Paper –27/10/09) aún es incierto.

    A poco más de dos años del inicio de la crisis de las hipotecas subprime (la mayor crisis financiera desde 1929), apenas a un año de la quiebra de Lehman Brothers (el que "meaba" más lejos) y a pesar que las bolsas perdieron el equivalente a un 50 por ciento de su capitalización (30 billones de dólares)… vuelven a subir como la espuma…

    ¿Qué ha ocurrido de bueno? ¿La crisis ha terminado? ¿Nos la prometen tan felices?

    Aunque la tan esperada, y temida, corrección ha comenzado en los mercados de valores (28/10/09) tras los infructuosos intentos por superar o mantener unas resistencias que, tarde y mal, comenzaron a parecer imposibles.

    Las dificultades que está teniendo la economía estadounidense para iniciar un proceso de recuperación medianamente sostenido han terminado de convencer a los inversores de que el nivel de las cotizaciones no era el más adecuado para hacer frente a un importante reajuste de los planteamientos que han movido las inversiones en los últimos meses.

    Cuesta creer que analistas bursátiles (supuestamente cualificados) asuman que el comportamiento del pasado se repite en el futuro (intentando volver a "arrear la manada"), mientras se cubren indicando que "rentabilidades pasadas no garantizan resultados futuros" (intentando que la "manada" no se los lleve por delante en la próxima estampida). Una estrategia curiosa.

    Son unos "mariachis" que utilizan la técnica de argumentos oscuros seguidos de claras y triunfantes conclusiones. Predicen lo impredecible. ¿Falacia lógica o hipocresía manifiesta?

    ¿Acaso el nivel de precios, el nivel de salarios, la producción total, la demanda agregada y la oferta agregada, son todas "ficciones económicas" que no tienen ninguna realidad en el mercado bursátil?

    Muchas veces (casi todas) los razonamientos para justificar las cotizaciones bursátiles (y ni hablar de las réplicas y seguidismo de los índices) me recuerdan la idea de cambiar la cerradura para evitar cambiar la llave adecuada o como ajustar el piano al taburete en lugar del taburete al piano. El entorno financiero suele estar lleno de víctimas que acertaron demasiado pronto.

    Ante la "incertidumbre de régimen" vuelven los "depredadores" de siempre (banca y bolsa). Aparentemente (y no tan aparentemente) el mundo financiero y bursátil (tanto monta, monta tanto) se preocupa "sospechosamente" de que la memoria dure poco.

    Como si no hubiera pasado nada, los bancos vuelven a sonreír, los banqueros vuelven a cobrar suculentos bonos, la bolsa vuelve a máximos…

    La "financierización identitaria" es potencialmente letal, éticamente condenable, psicológicamente patológica, culturalmente empobrecedora y económicamente suicida. Y, lo peor de todo: no es la primera vez en las últimas décadas que la economía mundial ha tenido que ser reconducida tras el estallido de una burbuja.

    Parafraseando a Wiston Churchill, se podría decir: "Nunca en el campo de las finanzas tan pocos había debido tanto a tantos"…

    Mientras, los "dogmáticos laxos" siguen siendo los mismos… sólo que ahora (en tanto y cuanto les convenga) ya no piensan que el déficit público es "inmoral".

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