La economía bipolar (la "nueva normalidad" que la crisis nos legó) – Parte I (página 6)
Enviado por Ricardo Lomoro
"España registra el paro más alto de la OCDE, pero la amplia economía sumergida evita una "revuelta social", según los expertos. Según el organismo que agrupa a las economías más ricas del planeta (OCDE), la denominada economía sumergida se define como el conjunto de actividades que son productivas en sentido económico y relativamente legal (si ciertos estándares o regulaciones se cumplen), pero que "son escondidas deliberadamente a las Administraciones Públicas" para evitar el pago de impuestos, cotizaciones sociales, el cumplimiento de normas laborales, así como evitar algunos procedimientos administrativos. Desde hace años, España presenta una de las mayores economías sumergidas de la OCDE. Así, según un reciente informe, su tamaño ascendía al 19,2% del PIB en 2012, tan sólo superado por Estonia, Turquía, Polonia, Grecia, Eslovenia, Hungría, Italia y Portugal"… Familia y economía sumergida explican la ausencia de una "revuelta social" (Libertad Digital – 30/1/14)
– El endeudamiento de los hogares en la zona euro: Los datos (Fedea – 30/1/14)
El trabajo aprovecha la primera ola de una nueva encuesta europea sobre la situación financiera y el consumo de los Hogares (Household Finance and Consumption Survey, HFCS), una iniciativa conjunta de varios países de la zona euro, coordinada por el BCE, y que ha obtenido información acerca de los niveles de riqueza, deuda, renta y consumo de en torno a 65.000 hogares.
Figura 1: Porcentajes de hogares endeudados
Figura 2: Mediana de la ratio entre deuda hipotecaria y renta, por país
Figura 3: Probabilidad de tener deuda hipotecaria del hogar de referencia
Figura 4: Probabilidad de tener deuda hipotecaria, por país y edad
Figura 5: Probabilidad de tener deuda hipotecaria, por país, educación y renta
Figura 6: Duración típica de una ejecución hipotecaria, en meses
– Bruselas y la OCDE alertan que España está condenada a un alto desempleo muchos años (El Confidencial – 21/2/14)
La economía española ha entrado en una nueva fase, pero los viejos problemas no desaparecen. Al contrario. Un informe de la Comisión Europea estima que la tasa "natural" de desempleo, es decir, aquella que no genera tensiones inflacionistas, se situará hasta 2015 en el entorno del 26%. O dicho en otros términos, si el paro baja de esos niveles, el IPC tenderá a crecer por mayor presión de la demanda ante la insuficiencia de oferta económica.
– Los gobiernos de la OCDE poseen 9 billones de dólares en activos públicos (Libertad Digital – 22/2/14)
– PIB, Saldo fiscal y Deuda pública de los países de la UE (El Confidencial – 4/3/14)
Europa exhibe un nuevo mapa de la pobreza
– El nuevo mapa de la pobreza en Europa (BBCMundo – 16/1/14) Lectura recomendada
(Por Marcelo Justo)
En la eurozona, Grecia vive "al borde de una catástrofe humanitaria", España tiene tres millones de personas que sobreviven con ingresos mensuales de menos de 307 euros (US$ 417), las cifras oficiales de Portugal colocan a un 18% de la población por debajo de la línea de la pobreza, y en países fundadores del proyecto paneuropeo como Italia, el número de pobres se duplicó entre 2007 y 2012.
La situación va más allá de la llamada periferia. En Alemania casi ocho millones de personas sobreviven con unos 450 euros (US$ 611) mensuales de salario y, por fuera del euro, en Reino Unido, los bancos de alimentos, administrados por organizaciones caritativas, se han multiplicado por 20.
Los datos de la agencia de estadísticas europea, Eurostat, o del Banco Mundial, coinciden con los de ONGs que luchan contra la pobreza como Oxfam.
"Hay un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia de las medidas de austeridad. Desde el aumento del desempleo hasta el desalojo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar están contribuyendo a este nuevo panorama", señaló a BBC Mundo la directora de Oxfam Internacional, Natalia Alonso.
¿Qué es ser pobre en Europa?
La pobreza se mide en términos absolutos y relativos. En el primer caso se trata de una virtual incapacidad de supervivencia. En el segundo es relativa al ingreso promedio y las expectativas de una época (no tener heladera o electricidad o agua corriente, etc.) que puede ser diferente en Europa que en América Latina, a principios del siglo XX o del XXI.
En Reino Unido la ONG Trussell Trust suministra dos semanas de alimentación de emergencia en más de 400 bancos de alimentos.
En 2011-2012, unas 128.697 personas recurrieron a estos bancos. En 2012-2013 la cifra casi se triplicó: 346.992.
"Es gente que tiene que elegir entre comer y prender la calefacción. Gente que come una vez al día. Padres que apenas comen para alimentar a sus hijos. Muchas veces uno se olvida lo fácil que es caer en esa situación. Pérdida de empleo, una cuenta muy alta de electricidad, una reducción de los beneficios sociales, dramas familiares y una persona se queda con poco o nada. A esto se suman salarios bajísimos, empleos temporales o de medio tiempo que hace que la gente entre y salga de situaciones de extrema necesidad", señaló a BBC Mundo Chris Mould, director de la Trussel Trust.
En Reino Unido se ha acuñado el término "pobreza energética" (fuel poverty) para un creciente porcentaje de la población que sobrevive el eterno y durísimo invierno británico sin calefacción, porque no pueden hacer frente a las cuentas.
Geraldine Pool, diagnosticada con depresión, divorciada, con un hijo y sin trabajo es una de las personas que no pueden prender la calefacción este invierno y han recurrido a los vales de los bancos de comida del Trussell Trust.
"Con el vale me dieron carne y pescado envasado, pasta, azúcar, leche, té. Eso me ayudó a sobrevivir por un tiempo. Pero no puedo prender la calefacción: no podría pagar las cuentas. No tengo agua caliente, así que para bañarme tengo que calentar el agua y asearme cómo puedo", señaló a BBC Mundo.
Los PIIGS
Según Eurostat, en 2012 unos 124 millones de personas -24.8% de los 28 países de la UE- estaban en "peligro de pobreza o exclusión social", definición que incluye tanto la pobreza relativa como la absoluta. En 2008 la cifra era del 17%.
Esta situación es particularmente visible en los países más golpeados por la crisis de la eurozona y los programas de ajuste, agrupados bajo el burlón acrónimo de PIIGS ("Pigs" es cerdos en inglés y abarca a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España).
El economista griego Costas Lapavitsas, académico de la Universidad de Londres, y autor de "Crisis in the Eurozone", describe la situación en su país.
"Grecia vive una crisis humanitaria peor que la Argentina del fin de la convertibilidad en 2002. Ha crecido la pobreza absoluta y relativa. El sistema de salud ha colapsado, la gente no puede prender la calefacción, los bancos de comida están a la orden del día", señaló a BBC Mundo.
Es una historia que parece sacada de una moderna picaresca de la pobreza, uno de cada diez hogares griegos a los que se les cortó el suministro eléctrico el año pasado por no abonar las cuentas recurrió a la inventiva, "colgándose" ilegalmente del suministro general para poder tener acceso a luz y energía eléctrica.
En Italia, el presidente del Instituto de Estadísticas, el ISTAT, Antonio Golini, indicó al Parlamento en octubre que la pobreza pasó de 2,4 millones a 4,8 millones entre 2007 y 2012.
Con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 1,8% en 2013 no hay mejora a la vista.
"Pero esto va más allá de los PIIGS. Está pasando en el centro. En Francia, por ejemplo", subraya Costas Lapavitsas.
Vivir con menos
En septiembre del año pasado el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia (INSEE) reveló que en 2011 la pobreza en Francia afectó al 14,3% de la población total, su nivel más alto desde el año 1997.
Según el INSEE unas dos millones de personas viven con menos de 645 euros por mes (US$877), unos 3,6 millones tienen problemas de vivienda y unos 3,5 millones reciben ayuda alimentaria.
El caso más emblemático de esta "pobreza de los ricos" es Alemania, exhibido siempre como modelo a seguir en la eurozona por su crecimiento económico y su flexibilización laboral.
La cara oscura de este crecimiento son los casi ocho millones de personas que sobreviven con los llamados minijobs que dan unos 450 euros mensuales (US$ 611) y prestaciones sociales nulas.
Desde los orígenes de la flexibilización germana con el gobierno social demócrata de Gehrard Schroeder en 2002 hasta su actual versión con la canciller Angela Merkel, los bancos de alimentos se han triplicado de 310 a 906.
Una situación similar se da en otro de los modelos de sociedad equitativa de antaño, Holanda.
En diciembre la Agencia Oficial de Estadísticas señaló que en 2012 el porcentaje de holandeses que vivía por debajo del umbral de la pobreza había saltado al 9,4%, equivalente a unos 664.000 hogares. En 2010 el porcentaje era el 7,4%.
No a todos les va mal
En 2007 Europa era ya más desigual que en 1970: esta realidad se ha profundizado vertiginosamente desde entonces.
Según el Observatorio de la Realidad Social de la organización católica Cáritas, el número de millonarios en España aumentó en un 13% entre mediados de 2012 y 2013 hasta superar las 400.000 personas.
En 1976, el presidente de la tercera entidad bancaria española ganaba ocho veces más que el empleado medio; hoy gana 44 veces más.
"En Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y el Reino Unido se ha visto un crecimiento de los niveles de desigualdad comparables con el 16% de aumento en Bolivia en los seis años que siguieron al programa de ajuste de los 90. En estos países europeos o el 10% más rico gana más o el 10% más pobre gana menos o ambas cosas", señaló a BBC Mundo desde Oxfam Natalia Alonso.
El impacto no es sólo social o humanitario: el mismo modelo de crecimiento europeo de la posguerra está en juego.
Este modelo incluyente y con fuertes tendencias niveladoras en lo social permitía un crecimiento basado en un alto consumo doméstico. El modelo no ha desaparecido, pero está en crisis.
"Si no cambian estas políticas, Europa necesitará 25 años para recuperar el nivel de vida que gozaba antes de la crisis. Hay un desmantelamiento de un modelo en marcha. Hoy la desigualdad en Reino Unido es igual que en Estados Unidos", indicó Alonso a BBC Mundo.
– La pobreza oculta del "milagro alemán" (BBCMundo – 5/2/14) Lectura recomendada
(Por Marcelo Justo)
En una eurozona estancada, la locomotora alemana parece haber encontrado la fórmula para repetir el milagro de la posguerra: baja tasa de desempleo, crecimiento económico y aumento de las exportaciones.
Pero este brilloso escaparate esconde una realidad social impensable para la cuarta economía mundial y segundo exportador del planeta.
Unos 7,4 millones de trabajadores sobreviven con miniempleos que ofrecen un máximo de 15 horas semanales y remuneraciones que no pasan de los 450 euros mensuales (US$ 607).
Este mercado laboral flexibilizado explica una aparente paradoja reflejada en el Informe Social de 2013 publicado por la Oficina Federal de Estadística alemana.
Según el informe, el nivel de empleo alcanzó en 2012 un récord histórico de 41,5 millones de personas, pero el número total de horas trabajadas estaba por debajo del alcanzado en 1991.
"Cada vez hay más gente que trabaja a medio tiempo sea voluntariamente o porque no le ofrecen otra cosa", señalaba el informe.
La pobreza de un país rico
Esta precariedad laboral se ha visto acompañada por un aumento del "riesgo de pobreza".
Según el indicador oficial "se considera precaria la situación de una unidad familiar cuando sus ingresos no superan el 60% de los ingresos medios de todo el país".
En moneda constante y sonante se trata de todo el que se encuentre por debajo de 848 euros por mes (equivalente a US$ 1.158).
En términos estrictamente numéricos es evidente que un pobre en Alemania no es tan pobre como en América Latina.
Pero si se toma en cuenta el costo de la vida en Alemania, la dureza del invierno europeo y el salario mensual de los miniempleos (450 euros) la película cambia.
A pesar de que el empleo ha crecido en los últimos diez años, hoy más de un 16% de la población se encuentra en "riesgo de pobreza" en comparación con el 15,2% de 2007.
El incremento puede parecer mínimo, pero refleja una nueva premisa social: no basta tener empleo para escapar de la pobreza.
Según el investigador alemán Sebastian Dullien, autor de "Capitalismo decente", los cambios de la última década están creando un nuevo modelo.
"La doble reforma del sistema de seguridad social y el mercado laboral ha aumentado enormemente la pobreza y la desigualdad. Nos estamos convirtiendo en un país de bajos salario"", indicó Dullien a BBC Mundo.
Mundo global, trabajo flexibilizado
El punto de partida fue la Agenda 2010, una reforma impulsada por el canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder en 2002 para combatir los retos de la globalización.
Ese año el crecimiento germano fue 0% y había una alta tasa de desempleo considerada "crónica". Muchos economistas llamaban a Alemania el "enfermo de Europa", impotente para hacer frente a la competencia de China y los países asiáticos.
Según el jefe de investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Hans Kundnani, la Agenda 2010 favoreció a los empresarios en detrimento de los trabajadores.
"Para competir globalmente los empresarios estaban trasladando su producción a países con costos laborales más bajos. Esto forzó a los sindicatos a aceptar una moderación salarial. De manera que los que no trabajaban vieron una caída de su nivel de vida por la reforma de la seguridad social y los que sí tenían trabajo no sintieron que se beneficiaban de este llamado "segundo milagro" alemán. A esto se sumó el empleo flexibilizado que contribuyó a bajar más el costo laboral germano", indicó a BBC Mundo Kundnani.
El sistema de negociación tripartito sindicatos-empresas-gobierno, instaurado después de la Segunda Guerra Mundial, allanó el camino para que se hiciera este ajuste, pero si se considera que el aumento del PIB entre 2002-2012 fue del 1,2%, el desempeño económico está lejos de ser un "milagro".
"Tuvimos un par de años bastante buenos, pero el crecimiento no ha sido tan fuerte. El estancamiento salarial produjo una caída del nivel de vida y de nuestro consumo doméstico", indicó Dullien a BBC Mundo.
El largo plazo
A los índices de pobreza, hay que añadir una crisis que está golpeando muy fuerte a los jubilados.
El cálculo oficial es que un 30% recibe una pensión de 688 euros por mes (US$ 928).
La intervención de la seguridad social ayuda a complementar este ingreso, pero la actual flexibilización del mercado laboral pasará a la sociedad una cuenta sombría.
Según un reciente informe del Ministerio de Trabajo las cotizaciones de las personas con miniempleos a los fondos de pensiones públicas les darán un derecho de unos 3,11 euros al mes (US$ 4,19) por año trabajado.
Con la edad jubilatoria a los 67 años, se puede calcular que alguien que haya tenido miniempleos en hotelería o restaurantes, tendrá una pensión mensual de unos 140 euros (US$ 189) al jubilarse.
Según Sebastian Dullien es una situación que no solo afecta a los miniempleos.
"Hay trabajos de tiempo completo que pagan unos 5 euros la hora (US$ 6,75). La pensión de este tipo de salarios también se situará por debajo de la línea de la pobreza", indicó a BBC Mundo.
Un modelo en aprietos
A pesar de estos datos Alemania ha sido calificada como un "milagro" debido a que atravesó dos crisis internacionales -el estallido financiero de 2008 y la de la deuda soberana de 2010- con un nivel de crecimiento que, sin ser excepcional, fue notable si se lo compara con el resto de la eurozona.
Pero este milagro está comenzando a disiparse. En 2010 y 2011 la economía creció un 4,2% y 3% respectivamente en parte recuperando el terreno perdido durante la recesión económica mundial de 2009 (contracción del 5,1%).
Desde entonces la historia ha cambiado. En 2012 el crecimiento fue del 0,7%. En 2013 un 0,5%. Son porcentajes comparables con los años de crisis de principios de siglo.
Aun así, la canciller Angela Merkel fue reelecta en septiembre, aunque se vio obligada a formar una coalición con los social demócratas para gobernar.
El precio que los social demócratas pusieron al pacto fue un mejoramiento de las condiciones sociales, entre ellas, un salario mínimo, un aumento de las pensiones e inversión en infraestructura.
Este nuevo pacto no significa el fin de la flexibilización. Según Hans Kundnani, la globalización seguirá imponiendo condiciones.
"Este es un dilema para todas las economías desarrolladas. El problema es que Alemania intentó competir con las economías emergentes en base a los precios y no en base a la innovación y la inversión. Las nuevas medidas impulsadas por los social demócratas es posible que aumenten el consumo. El argumento de la derecha es que con este salario mínimo habrá pérdidas de trabajo", indicó a BBC Mundo Kundnani.
(Febrero 2015) "Inequality in focus". Un SPECT cerebral de la crisis: "para que no se olvide lo inolvidable", ecografía de la hemeroteca Septiembre 2013 – Febrero 2015
Más de seis millones de personas cobran ayudas sociales en Alemania. No figuran en las estadísticas del paro pero suponen un gasto de 37.100 millones para el Estado germano. (El Economista – 1/9/13)
El Departamento de Empleo y Pensiones de Reino Unido impondrá sanciones a un millón de trabajadores británicos que cobran menos del salario mínimo por "no trabajar lo suficiente" si no hacen por aumentar sus ingresos, según ha desvelado este sábado el periódico británico "The Guardian". (Vozpópuli – 7/9/13)
Hacerse mayor en Alemania está empezando a ser prohibitivo. Tanto para las familias de los ancianos como para los propios jubilados se hace cada vez más difícil asumir el coste de una residencia o de un cuidador a domicilio. ¿La solución? Salir de Alemania. La "exportación de abuelas", como han acuñado el fenómeno en los medios germanos, está la orden del día. (El Economista – 16/9/13)
Un nuevo estudio publicado hoy en el British Medical Journal asegura que en 2009, un año después de iniciarse la crisis económica mundial, la tasa global de suicidios en hombres aumentó un 3,3%, con un incremento de aproximadamente 5.000 suicidios en todos los países analizados, respecto a la tendencia prevista. (El Confidencial – 18/9/13)
El hecho de que en media en la UE-27 el 40% del desempleo sea de larga duración indica que existen factores estructurales que provocan que casi la mitad de los parados no puedan encontrar un empleo en un tiempo razonable. (Fedea – 25/9/13)
El Fondo Monetario Internacional (FMI) no esconde una nueva vuelta de tuerca a los bolsillos de los contribuyentes europeos. El organismo que preside Christine Lagarde plantea, en su informe Fiscal Monitor de octubre, una eventual quita a la riqueza de las familias europeas para que la deuda pública de 15 estados europeos recupere sus niveles de 2007. En el citado informe, la institución económica llega a concretar una cifra: el 10% de los ahorros familiares. (Vozpópuli – 16/10/13)
El número de personas que llevan más de doce meses sin empleo en el conjunto de la OCDE alcanzó en el segundo trimestre de 2013 los 16,86 millones, un 95,4% más que los 8,63 millones que existían antes de que comenzará la crisis de 2008. (Negocios.com – 17/10/13)
La realidad prueba la existencia de una tendencia inevitable de paulatina minoración del peso de los salarios en la riqueza de muchos estados del primer y segundo mundo. Este deterioro sólo puede ser sustituido por rentas de capital -más propensas al ahorro, por cierto- en un espectro reducido de la población, precisamente el que se sitúa en el lado amable de la polarización social. En cualquier caso, el proceso, para los analistas de Fidelity, tiene carácter estructural y no coyuntural, esto es: ha venido no sólo para quedarse, sino que se agudizará en el futuro inmediato. En estas naciones el empleo se fue ¿para nunca volver? (El Confidencial – 17/10/13)
En los países de la OCDE a mediados de los 70 el número total de desempleados estaba en torno a los 10 millones, entre los cuales casi ninguno eran parados de larga duración, eran de ciclo corto. Ahora los países de la OCDE, los más ricos del planeta, tienen cerca de 50 millones de parados, sin contar a los precarios. No estamos hablando de la nueva clase obrera, estamos hablando de la novísima clase obrera: se vuelve a las situaciones anteriores, de deterioro y precarización general de las condiciones trabajo. (El Confidencial – 19/10/13)
La crisis económica que comenzó en 2008 está sacudiendo la estructura social de los países que la están sufriendo. De la misma manera que en India, Chile, Perú y Brasil, está disminuyendo el número de pobres y creciendo el de gente que entra en la categoría de clase media, en Europa pasa lo contrario; millones de personas están recorriendo el camino contrario que anduvieron sus padres o abuelos: de la clase media a la pobreza. (Vozpópuli – 3/11/13)
La crisis financiera mundial no parece haber afectado a las grandes fortunas del planeta, más bien todo lo contrario. Desde marzo del 2009 su número y su riqueza se han duplicado. Un lustro en el que los activos totales de estos 2.170 multimillonarios pasaron de sumar 3,1 billones de dólares a 6,5. Como subrayan los propios autores del informe, la crisis global está detrás de una serie de "cambios tectónicos en la distribución de la riqueza mundial", que parece haber incrementado las brechas económicas entre los más ricos y los más pobres. Además, ha puesto en entredicho la existencia en el futuro de una clase media en la que pueda incluirse el grueso de la población. (El Confidencial – 7/11/13)
Según el informe The future of employment, realizado por los profesores de la Universidad de Oxford Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, el 47 por ciento del empleo total está en situación de alto riesgo, "ya que muchas de sus ocupaciones son susceptibles de ser automatizadas en una o dos décadas". En una primera fase, la mayoría de los trabajadores del sector del transporte y de la logística, así como los administrativos y, en general, todos los relacionados con la oficina, y los vinculados a los procesos de fabricación y producción, "son susceptibles de ser sustituidos por el capital informático". (El Confidencial – 8/11/13)
La "becarización" del mercado de trabajo, el paro y la precariedad rebajan las expectativas de quienes se han formado toda su vida para encontrar un lugar en el mundo La crisis económica ha quebrado el "proyecto de vida" de los más ansiosos por encontrar un trabajo acorde a su formación, algo que no siempre ocurre La oportunidad que no llega suscita una importante frustración y puede generar emociones como el desánimo y la tristeza si la situación se prolonga, señala el sociólogo La espera resulta especialmente larga para los "eternos becarios precarios". (Negocios.com – 10/11/13)
La población en riesgo de pobreza o exclusión social en España representa ya el 28,2% de todos los españoles, según datos del análisis de Eurostat realizado por el Instituto de Estudios Económicos (IEE) y difundido este martes El Estado miembro con la tasa de pobreza más alta sigue siendo Bulgaria, donde casi la mitad de la población sufre ése riesgo, seguido de Rumanía, que tiene en esta situación al 41,7 por ciento de sus habitantes. En Letonia, Grecia, Lituania y Hungría prácticamente un tercio de la población está en riesgo de pobreza y en Italia e Irlanda roza el 30%, conforme los datos difundidos por el IEE. Los países europeos con menos población en riesgo de pobreza son Alemania, Eslovenia, Francia y Dinamarca con cifras en torno al 19%. En Luxemburgo y Suecia las cifras bajan al 18% y se sitúan alrededor del 17% en Finlandia y Austria. La República Checa y los Países Bajos logran que sólo un 15% de su población esté en riesgo de pobreza o exclusión social. (Gaceta.es – 13/11/13)
El repunte de la zona euro después de una prolongada recesión perdió fuerza en el tercer trimestre, intensificando los temores de que el bloque esté en medio de una "década perdida" caracterizada por estancamiento económico, desempleo y descontento político. Aunque se espera que el crecimiento mejore ligeramente el año entrante, la zona euro está muy lejos de recuperar el nivel de producción y empleo que tenía antes de que se desatara la crisis financiera y económica. (The Wall Street Journal – 14/11/13)
Hemos entrado en una nueva era del trabajo, en un nuevo modelo (un new normal) que está reconfigurando el mapa de trabajos y ocupaciones que se demandan y cuya verdadera dimensión veremos en los próximos años. Para desgracia nuestra, según asegura el informe realizado por el think tank Resolution Foundation y por la London School of Economics, donde se muestra cómo desde el inicio de la crisis han crecido los trabajos de alta cualificación y los que requieren escasa formación pero han desaparecido con preocupante rapidez los situados en el estrato medio. El estudio, titulado ¿Una crisis polarizante?, señala cómo el Reino Unido se dirige hacia un mercado del empleo que únicamente tendrá dos niveles, con una parte superior de la escala laboral, la de la alta gestión, la consultoría y el trabajo de alta cualificación que está creciendo un 16% desde el inicio de la crisis, y un sector inferior, el de los servicios y hostelería, que ha aumentado un 17% en ese mismo periodo. (El Confidencial – 15/11/13)
¿Son las burbujas de activos la única manera en que los bancos centrales pueden impulsar la demanda? Los principales economistas están empezando a preguntárselo. Y tanto los expertos como los gobernadores de bancos centrales se inclinan claramente a favor de mantener los precios de los activos al alza si esa es la única manera de lograr que la economía siga adelante. Esto resultará ser, indudablemente, un error, aunque dadas las limitaciones con las que operan los gobernadores de los bancos centrales, es un error que probablemente crean que no tienen más remedio que cometer. (The Wall Street Journal – 18/11/13)
Las mujeres que trabajan en empleos temporales tienden mucho menos a tener hijos antes de los 35 años que las que tienen un trabajo estable, según concluye un estudio que publica el último número de la revista científica Human Reproduction que emplaza a las autoridades a eliminar las barreras del mercado laboral que dificultan a las parejas formar una familia. (Expansión – 20/11/13)
Una entrada mucho más tardía al mercado laboral, una fuerte inversión tanto temporal como económica en la formación personal, las exigencias de un mercado laboral cada vez más competitivo, la inestabilidad económica y personal y la difícil conciliación entre trabajo y familia despejan un resultado claro en la ecuación de los millenials: cada vez, y hasta que las circunstancias cambien, tendrán menos hijos. (Vozpópuli – 24/11/13)
El continuo flujo de inmigrantes ayuda a tapar en las estadísticas la salida de jóvenes italianos hacia otros países. Sólo desde el punto de vista demográfico el saldo para Italia es positivo. Bajo cualquier otra óptica, este movimiento poblacional es muy negativo para sus intereses: Italia importa en su mayoría mano de obra barata, sin competencias específicas, destinada en muchos casos a la clandestinidad y a trabajos precarios y sin contrato. Exporta por el contrario una generación de jóvenes con alta formación, dominio de idiomas y experiencia internacional. El cuadro recuerda mucho al que vive hoy España, pero en Italia el problema ya existía desde antes de la crisis. Ésta sólo lo ha agravado. (El Confidencial – 16/12/13)
Hasta 750.000 jóvenes en el Reino Unido sienten que "no tienen nada por lo que vivir", según un estudio de la organización no gubernamental Prince's Trust. El informe asegura que cerca de un tercio de los jóvenes que han estado desempleados durante un período prolongado han contemplado el suicidio. El documento pide medidas urgentes para que "los jóvenes desempleados de hoy no se transformen en jóvenes sin esperanza". (BBCMundo – 2/1/14)
En los últimos años, los economistas han estado repasando el alfabeto para describir la forma de la tan esperada recuperación… empezando por una optimista V, continuando con una más pesimista U y acabando con una desesperante W, pero ahora una ansiedad más profunda está empezando a acechar a la profesión: el miedo a lo que yo llamo una recuperación "en forma de L". (Project Syndicate – 5/1/14)
"Los pobres no pueden dormir porque tienen hambre", es la famosa cita del economista nigeriano Sam Aluko, dicha en 1999, "y los ricos no pueden dormir porque los pobres están despiertos y con hambre". A todos nos afectan las profundas desigualdades de los ingresos y la riqueza, ya que el sistema económico del que depende nuestra prosperidad no puede seguir enriqueciendo a unos mientras empobrece a otros. En tiempos difíciles, los pobres pierden fe en sus líderes y en el sistema económico, y en tiempos de vacas gordas son demasiados pocos los que disfrutan de los beneficios. El coeficiente GINI, un indicador de la desigualdad económica, se ha ido elevando en los países en desarrollo y en los desarrollados, como Estados Unidos. En Europa ha crecido la desigualdad debido al rápido aumento del desempleo, especialmente entre los jóvenes. Algunos han reaccionado con manifestaciones callejeras, otros han respaldado a partidos xenófobos de extrema derecha; muchos más observan en silencio, cada vez más enfadados y resentidos con los políticos y el sistema que representan. El problema se aprecia crudamente en las megaciudades del mundo, que representan cerca del 80% del PIB global. Pero hasta en las más desarrolladas las disparidades pueden saltar a la vista. Por ejemplo, si se viaja en el metro de Londres apenas 6 millas (o 14 paradas) hacia el este, desde el centro del gobierno en Westminster hasta Canning Town, la esperanza de vida de los habitantes va reduciéndose seis meses en cada estación. (Project Syndicate – 8/1/14)
La Comisión de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo ha aprobado una propuesta de resolución en la que se pide a los Estados miembros de la Unión Europea (UE) que combatan con más dureza el trabajo no declarado y precario, entre otros los minijobs y los falsos empleos a tiempo parcial, y que garanticen protección social adecuada a todos los trabajadores. La resolución, que aún deberá pasar por el Pleno, condena el abuso de contratos de trabajo atípicos para eludir el cumplimiento de las obligaciones en materia de empleo y protección social. Por ello, estima que las leyes deberían atender a los derechos de seguridad social y de protección social a la persona y no al contrato laboral, "garantizando así una protección social digna para todos, incluidos los trabajadores autónomos y los trabajadores asalariados, independientemente del tipo de contrato de trabajo o de su situación laboral". (El Economista – 10/1/14)
En la eurozona, Grecia vive "al borde de una catástrofe humanitaria", España tiene tres millones de personas que sobreviven con ingresos mensuales de menos de 307 euros (US$ 417), las cifras oficiales de Portugal colocan a un 18% de la población por debajo de la línea de la pobreza, y en países fundadores del proyecto paneuropeo como Italia, el número de pobres se duplicó entre 2007 y 2012. La situación va más allá de la llamada periferia. En Alemania casi ocho millones de personas sobreviven con unos 450 euros (US$ 611) mensuales de salario y, por fuera del euro, en Reino Unido, los bancos de alimentos, administrados por organizaciones caritativas, se han multiplicado por 20. Los datos de la agencia de estadísticas europea, Eurostat, o del Banco Mundial, coinciden con los de ONGs que luchan contra la pobreza como Oxfam. "Hay un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia de las medidas de austeridad. Desde el aumento del desempleo hasta el desalojo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar están contribuyendo a este nuevo panorama", señaló a BBC Mundo la directora de Oxfam Internacional, Natalia Alonso El impacto no es sólo social o humanitario: el mismo modelo de crecimiento europeo de la posguerra está en juego. Este modelo incluyente y con fuertes tendencias niveladoras en lo social permitía un crecimiento basado en un alto consumo doméstico. El modelo no ha desaparecido, pero está en crisis. "Si no cambian estas políticas, Europa necesitará 25 años para recuperar el nivel de vida que gozaba antes de la crisis. Hay un desmantelamiento de un modelo en marcha. Hoy la desigualdad en Reino Unido es igual que en Estados Unidos", indicó Alonso. (BBCMundo – 16/1/14)
Un informe de Oxfam Intermón denuncia que la democracia ha sido "secuestrada" en beneficio de las élites económicas, que "manipulan" las reglas del juego en su beneficio creando un mundo en el que sólo las 85 personas más ricas acumulan todo el capital de que dispone la mitad más pobre de la Humanidad. En la actualidad, el 1% de las familias más poderosas acapara el 46% de la riqueza del mundo. El trabajo, "Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica", se difunde en ciernes del Foro Económico Mundial que se celebra esta semana en Davos para poner de manifiesto que en países como España, las 20 personas más ricas poseen una fortuna similar a los ingresos del 20% de su población más pobre. Según explica, en los últimos años se han venido adoptando políticas que claramente benefician a quienes más tienen, como la desregulación y la opacidad financieras, los paraísos fiscales, la reducción de los tipos impositivos sobre las rentas más altas o los recortes en inversión y protección social. "Desde finales de 1970, los tipos impositivos sobre las rentas más altas se han reducido en 29 de los 30 países de los cuales se dispone de datos, lo que significa que en muchos lugares los ricos no sólo ganan más, sino que también pagan menos impuestos", expone el trabajo de Oxfam, para incidir en que se trata de un "manifiesto secuestro de los procesos democráticos por parte de las élites y a expensas de la clase media y los más pobres". (Cinco Días – 20/1/14)
La recuperación de la economía mundial será demasiado débil para impedir que el desempleo siga creciendo en los próximos años, dijo el lunes la Organización Internacional del Trabajo. Advirtiendo del riesgo de una "recuperación del desempleo", la agencia de las Naciones Unidas en su informe anual hizo un llamamiento a los gobiernos de las economías desarrolladas para que reconsideren su adherencia generalizada a la austeridad y se centren en reparar el mercado laboral, que sigue teniendo "profundas cicatrices" a causa de la crisis financiera global que tocó techo hace más de cuatro años. El informe de la OIT llega días antes de que representantes de gobiernos, bancos centrales y empresas de todo el mundo se reúnan en Davos, Suiza, para abordar los problemas económicos globales, incluidos el crecimiento de las desigualdades y el elevado desempleo. La OIT anunció que el desempleo mundial, según sus estimaciones, aumentará al 6,1% de la población activa en 2016, desde el 6% de 2013 y el 5,5% de 2007, antes del estallido de la crisis financiera. El incremento -que significaría que nueve millones de personas más se quedan sin empleo- ocurriría a pesar de su estimación de que la economía global va a crecer un 4,1% en 2016, desde 2,9% en 2013. "Estas mejoras económicas no serán suficientes para absorber los graves desequilibrios del mercado laboral que se han acumulado en los últimos años", asegura Raymond Torres, director de análisis de la OIT, en el informe. "Las raíces de la crisis global no han sido abordadas adecuadamente". (The Wall Street Journal – 20/1/14)
La globalización ha hecho del mundo un lugar más igualitario, elevando las fortunas económicas de miles de millones de personas de escasos recursos en los últimos 25 años. Pero, al mismo tiempo, ha hecho que los países ricos sean más desiguales, reduciendo los ingresos de la clase media y baja. Durante un tiempo, la crisis financiera parecía haber revertido la tendencia hacia una mayor desigualdad en los países industrializados. Pero los datos más recientes sugieren que fue sólo una breve interrupción. En torno a 2010, las tendencias previas a la crisis se restablecieron, a medida que el estímulo del gobierno dio paso a la austeridad, las prestaciones por desempleo se agotaron y las medidas de los banqueros centrales impulsaron los retornos sobre los activos financieros, ayudando más que nada a los acaudalados. Las cifras compiladas por Emmanuel Saez, de la Universidad de California en Berkeley, y Thomas Piketty, de la Escuela de Economía de París, mostraron que en 2012 el 10% con mayores recursos se quedó con la mitad de todos los ingresos generados en EEUU. Esa cifra es la más alta desde 1917, el primer año del que se dispone información. "Creo que tenemos un problema político. En algún momento, las clases medias en países ricos podrían oponerse a la globalización", apunta Piketty. Un orden mundial en el que una mayoría se beneficia -pero una minoría influyente, no- podría no ser sostenible por mucho tiempo. (The Wall Street Journal – 22/1/14)
El credo de la desigualdad (las cifras y las fechas dan contexto histórico y dimensión de la desigualdad)
En los últimos 30 años ésta se incrementó en 24 de los 26 países que tienen datos para este período que analizó Oxfam.
En la máxima potencia planetaria, Estados Unidos, un salario medio equivalía en 1978 a US$ 48.000 dólares en valores actuales y el 1% ganaba unos US$ 390.000.
En 2010 el sueldo medio había caído a US$ 33.000 mientras que el del 1% ganaba más de US$ 1 millón.
Este período coincide con la hegemonía del credo neoliberal que promovieron el general Augusto Pinochet en Chile, el presidente estadounidense Ronald Reagan y el primer ministro británica Margaret Thatcher entre la segunda mitad de los 70 y los 80.
Esta ideología que emergió triunfante con la caída del muro de Berlín, reivindica una regulación mínima, libertad absoluta al mercado, retiro del estado de la actividad económica y una disminución de la carga impositiva para los más ricos a fin de promover el crecimiento económico. (BBCMundo – 22/1/14)
La globalización financiera, la desregulación, la capacidad de mover la producción de un país a otro han convertido a este poder económico en una fuerza capaz de torcer el brazo de los gobiernos. "La élite mundial está imponiendo políticas de estado que los favorezcan. Esto está produciendo una deslegitimación de la democracia y el estado", indicó a BBC Mundo Ricardo Fuentes-Nieva. En una encuesta de seis países -España, Brasil, India, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos- la mayoría de los entrevistados opinó que las leyes favorecían a los ricos. En el caso de España, la proporción fue abrumadora: 8 de cada 10 personas pensaban así. (BBCMundo – 22/1/14)
La preocupación por la desigualdad económica está en el aire, casi en todas partes. El problema no es la desigualdad entre países, que en realidad ha disminuido durante las últimas décadas, en gran parte gracias a las mayores tasas de crecimiento y expectativas de vida en muchos países emergentes (especialmente en China e India). Por el contrario, el foco hoy día está en la desigualdad -a veces llamada disparidad del ingreso- al interior de los países. Un motivo es que el problema de la desigualdad es real, y está empeorando en muchos lugares. En las últimas décadas, la riqueza y el ingreso se han concentrado más en la cima -el así llamado 1 %- mientras que los ingresos reales y niveles de vida de los pobres y la clase media se han estancado o han caído en muchos países desarrollados. Esto era así antes de la erupción de la crisis financiera mundial en 2008, pero la crisis y sus repercusiones (incluidos los elevados y prolongados niveles de desempleo) han empeorado las cosas. A pesar de unas pocas excepciones notables en el norte de Europa y partes de Latinoamérica, el aumento de la desigualdad ha afectado tanto al mundo desarrollado como a los países en desarrollo La desigualdad es real. Pero solo puede ser enfrentada eficazmente con políticas y programas que fomentan el crecimiento y crean oportunidades significativas para aprovecharlo. Hay mucho en juego, ya que el crecimiento económico y la cohesión social dependen de que logremos una solución satisfactoria. Pero para ello hay que entender que la desigualdad no es tanto la causa como la consecuencia de nuestros pesares. (Project Syndicate – 24/1/14)
¿Por qué algunos gobiernos gastan más que otros? La pregunta es más compleja de lo que parece, sobre todo en el caso de los gobiernos europeos. La respuesta puede parecer obvia al comparar, por ejemplo, Dinamarca (donde el gasto público, excluyendo los pagos de intereses de la deuda, alcanzó el 58% del PIB en 2012) y Estados Unidos (donde la misma cifra fue de un 35%). No hay duda de que la explicación está en la amplitud de los servicios públicos y el alcance del estado de bienestar. Los datos parecen reivindicar la famosa frase de la canciller alemana, Angela Merkel, de que el problema de Europa es que tiene el 7% de la población, produce el 25% del PIB y debe financiar el 50% del gasto social del planeta. Desde esta perspectiva, los gobiernos europeos se enfrentan a una elección incómoda. La mayoría está buscando maneras de limitar el endeudamiento público, recortar los déficits y reducir el gasto sin perjudicar a sus ciudadanos más pobres. Pero, a juzgar por la experiencia de EEUU y otros países no europeos, es posible que se vean ante la disyuntiva de elegir entre la insolvencia y la desigualdad. Tras haber alcanzado el punto en que apenas pueden seguir aumentando los impuestos, les resulta imposible pagar sus deudas manteniendo en simultáneo el gasto social en los niveles actuales. (Project Syndicate – 30/1/14)
Una regla económica de oro, conocida como la Ley de Okun, sugiere que la tasa de desempleo debería caer medio punto porcentual por cada punto que la economía crezca por encima de su tendencia a largo plazo. Según esa máxima, la tasa de desempleo no debería haber caído mucho en medio de una recuperación económica inusualmente anémica. En cambio, ha bajado más de tres puntos porcentuales desde su cénit más reciente. Una razón para esta caída se halla en el éxodo de millones de personas de la fuerza laboral. En junio de 2009, cuando comenzó la recuperación, 81 millones de estadounidenses dijeron que no se encontraban en la fuerza laboral, lo que significa que no estaban empleados o buscando trabajo activamente. En diciembre, esa cifra subió a 92 millones. La gente deja la fuerza laboral por razones diferentes: se jubilan, vuelven a la universidad, pasan a recibir asistencia por discapacidad, dejan de buscar empleo o hacen otras cosas, reduciendo así el número de personas consideradas como desocupadas. (The Wall Street Journal – 3/2/14)
"Esta es la primera generación que vivirá peor que la de sus padres". Todos hemos oído esta afirmación con relativa frecuencia durante el último lustro, desde que la crisis económica comenzó a golpear las expectativas de las generaciones más jóvenes, que ahora mismo se enfrentan a tasas de paro que superan el 50%. Sin embargo, apenas existen estudios que demuestren una tesis que necesita atender a variables muy diferentes para ser demostrada. Por primera vez, una investigación británica ha sido capaz de responder en una encuesta a dicha cuestión y afirmar que los nacidos durante los años sesenta y los setenta tienen unas expectativas de futuro mucho peores que las de sus padres, especialmente en lo que concierne a la jubilación. El estudio, realizado por el Instituto de Estudios Fiscales (IFS) inglés, recuerda que la tendencia instaurada tras la Segunda Guerra Mundial por la cual cada generación esperaba vivir mejor que la precedente puede haberse revertido. El estudio señala que la generación analizada, la de los nacidos en los sesenta y los setenta -es decir, lo que en Estados Unidos equivaldría a los baby boomers-, que ahora tienen entre 43 y 53 años, necesitarán apoyarse en la herencia familiar si quieren disfrutar de una jubilación más relajada que la de sus padres. El cambio se ha producido durante la última década, ya que aquellos un poco más mayores no se han visto perjudicados en el mismo grado que estas generaciones. (El Confidencial – 3/2/14)
En una eurozona estancada, la locomotora alemana parece haber encontrado la fórmula para repetir el milagro de la posguerra: baja tasa de desempleo, crecimiento económico y aumento de las exportaciones. Pero este brilloso escaparate esconde una realidad social impensable para la cuarta economía mundial y segundo exportador del planeta. Unos 7,4 millones de trabajadores sobreviven con miniempleos que ofrecen un máximo de 15 horas semanales y remuneraciones que no pasan de los 450 euros mensuales (US$ 607). Este mercado laboral flexibilizado explica una aparente paradoja reflejada en el Informe Social de 2013 publicado por la Oficina Federal de Estadística alemana. Según el informe, el nivel de empleo alcanzó en 2012 un récord histórico de 41,5 millones de personas, pero el número total de horas trabajadas estaba por debajo del alcanzado en 1991. "Cada vez hay más gente que trabaja a medio tiempo sea voluntariamente o porque no le ofrecen otra cosa", señalaba el informe. Esta precariedad laboral se ha visto acompañada por un aumento del "riesgo de pobreza". Según el indicador oficial "se considera precaria la situación de una unidad familiar cuando sus ingresos no superan el 60% de los ingresos medios de todo el país". En moneda constante y sonante se trata de todo el que se encuentre por debajo de 848 euros por mes (equivalente a US$ 1.158) A los índices de pobreza, hay que añadir una crisis que está golpeando muy fuerte a los jubilados. El cálculo oficial es que un 30% recibe una pensión de 688 euros por mes (US$ 928). La intervención de la seguridad social ayuda a complementar este ingreso, pero la actual flexibilización del mercado laboral pasará a la sociedad una cuenta sombría. Según un reciente informe del Ministerio de Trabajo las cotizaciones de las personas con miniempleos a los fondos de pensiones públicas les darán un derecho de unos 3,11 euros al mes (US$ 4,19) por año trabajado. (BBCMundo – 5/2/14)
En su último libro publicado en España, ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (Paidós), Zygmunt Bauman refuta esas tesis populares según las cuales vivimos en un mundo mejor porque hay más riqueza global. "Podemos valorar cómo está el mundo haciendo una media, pero el ser humano medio no existe, es una ficción estadística. Una investigación muy iluminadora, realizada por Richard Wilkinson y Kate Pickett (editada por Turner en España con el título Desigualdad), muestra cómo la calidad de vida de una sociedad no se mide a través del ingreso medio, sino mediante el grado de desigualdad en los ingresos. El alcoholismo, la violencia, la criminalidad y demás patologías sociales aumentan cuando lo hacen las desigualdades aunque la riqueza global se incremente". No nos encontramos en un buen momento, asegura el sociólogo, porque estamos de repliegue, regresando a cotas de desequilibrio que creíamos haber abandonado para siempre. Bauman señala que en los treinta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial las políticas estatales intentaron que aumentase la riqueza total, pero también que su distribución alcanzase al mayor número de gente posible, de modo que cada vez más personas pudieran incorporarse a una situación de bienestar. Sin embargo, a partir de los 70, esa tendencia cambió de sentido, acelerándose ahora de modo preocupante. Bauman recurre a palabras del Papa Francisco para señalar cómo esas diferencias en los ingresos se han hecho demasiado evidentes: "las ganancias de una minoría están creciendo exponencialmente, lo que provoca que también crezca la brecha que separa a la gran mayoría de la prosperidad que disfrutan esos pocos felices". Las consecuencias sociales de esa separación son notables. En primera instancia, porque construyen una perspectiva vital radicalmente distinta. Según el autor de La posmodernidad y sus descontentos, en las sociedades de mediados de siglo XX existía una clase media que miraba confiada hacia el futuro, en el cual se veía viviendo mejor, y un menguante proletariado integrado por personas que vivían muy cerca o por debajo de la línea de pobreza. Pero hoy "esa distinción se está borrando. La clase media y los proletarios forman parte ya de una clase conjunta, el precariado, gente que no está segura de su futuro. Las leyes del mercado implican que tu compañía pueda ser devorada por otra y tú te vayas a la calle, perdiendo de pronto todo lo ganado en una vida. Nadie se siente seguro hoy. Nadie confía en el porvenir". Un ejemplo significativo de esa pérdida de horizonte vital aparece en las nuevas generaciones "que son las primeras desde 1950 que no inician su trayectoria a partir de lo logrado por sus padres, sino que están preocupadas tratando de alcanzar y recrear las condiciones bajo las que han vivido. No miran al futuro, están replegadas y a la defensiva, y ese es un cambio muy poderoso". (El Confidencial – 5/2/14)
Poco después de que estallara la crisis financiera mundial en el año 2008, Joseph E. Stiglitz advirtió sobre que a menos que se adopten políticas adecuadas, se podía asentar un malestar al estilo japonés – es decir, un crecimiento lento e ingresos casi estancados durante muchos años. Si bien los líderes a ambos lados del Atlántico afirmaron que habían aprendido las lecciones de Japón, rápidamente procedieron a repetir algunos de los mismos errores. Ahora, incluso un ex funcionario clave de Estados Unidos, el economista Larry Summers, realiza advertencias sobre el estancamiento secular. El punto básico que planteó hace media década fue que, en un sentido fundamental, la economía de EEUU se encontraba enferma, incluso antes de la crisis: fue sólo una burbuja de precios de los activos, creada a través de regulaciones laxas y tasas de interés bajas, la que hizo que la economía aparentara estar robusta. Debajo de la superficie, numerosos problemas supuraban: una creciente desigualdad; una insatisfecha necesidad de reforma estructural (la necesidad de un desplazamiento desde una economía que se basa en la manufactura a una que se base en los servicios y que se adapte a las cambiantes ventajas comparativas a nivel mundial); persistentes desequilibrios a nivel mundial; y, un sistema financiero que está más en sintonía con la especulación que con la realización de inversiones que crearían puestos de trabajo, aumentarían la productividad, y redistribuirían los superávits con el objetivo de maximizar la rentabilidad social. (Project Syndicate – 5/2/14)
EL gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, sorprendió a su audiencia en una conferencia el año pasado cuando especuló que los activos de la banca en Londres podrían crecer hasta más de nueve veces el PIB británico para 2050. Su pronóstico representó la simple extrapolación de dos tendencias: la continua profundización financiera en el mundo (esto es, un mayor crecimiento de los activos financieros que de la economía real), y la continuidad de la participación londinense en los negocios financieros mundiales. Puede tratarse de supuestos razonables, pero la estimación resultó profundamente inquietante para muchos Dos escritos recientes suman dudas al asunto. En "El crecimiento de las finanzas modernas", Robin Greenwood y David Scharfstein, de la Escuela de Negocios de Harvard, muestran que la participación de las finanzas en el PIB estadounidense casi se duplicó entre 1980 y 2006, justo antes del comienzo de la crisis financiera (del 4,9 % al 8,3 %). Los dos factores principales que impulsaron ese aumento fueron la expansión del crédito y el rápido aumento de los recursos dedicados a la administración de activos (asociados, no casualmente, con el crecimiento exponencial del ingreso en el sector financiero). Greenwood y Scharfstein sostienen que la financialización tuvo sus pros y sus contras: puede haber habido más oportunidades de ahorro para los hogares y fuentes de financiamiento más diversas para las empresas, pero el valor agregado de la actividad de administración de activos fue ilusorio. En gran parte, implicó una costosa y excesiva rotación de las carteras, mientras que el aumento del apalancamiento implicó fragilidad para el sistema financiero en su conjunto e impuso grandes costos sociales cuando los hogares sobre endeudados quebraron. Stephen G. Cecchetti y Enisse Kharroubi, del Banco de Pagos Internacionales -el banco central de los bancos centrales-, van más lejos todavía. Sostienen que el rápido crecimiento del sector financiero reduce el aumento de la productividad en otros sectores. Utilizaron una muestra de 20 países desarrollados y encontraron una correlación negativa entre la participación del sector financiero en el PIB y la salud de la economía real. (Project Syndicate – 24/2/14)
La tesis de que las economías avanzadas se recuperarán gradualmente ha sido blanco de críticas en sus dos partes. Por el lado de la demanda, hace poco Larry Summers (economista de Harvard y alto funcionario estadounidense durante las presidencias de Bill Clinton y Barack Obama) indicó que es posible que los problemas de las economías avanzadas sean producto del estancamiento secular. Summers considera que el endeudamiento anterior a la crisis no fue una anomalía exógena, sino la consecuencia de una insuficiente demanda global. La distribución global del ingreso se había modificado, con transferencia de ingresos de las clases medias de los países avanzados hacia los ricos y hacia las economías emergentes, lo que dio lugar a un exceso de ahorro a escala mundial. El único modo de evitar el estancamiento era que la clase media se endeudara cada vez más, con la ayuda de bajos tipos de interés y grandes facilidades para el crédito. Dicho de otro modo, la sobreabundancia de ahorro (como la denominó el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke) ya existía antes de la crisis y puede seguir afectando la demanda global, a menos que las clases medias de los países emergentes se conviertan en el nuevo consumidor de última instancia de la economía global. Aunque es probable que eso suceda en algún momento, los esfuerzos de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional en el contexto del G-20 para lograr dicho proceso de redistribución de la demanda todavía no han sido suficientes. Por el lado de la oferta, las dudas surgen de una nueva disputa entre los economistas y los expertos en tecnología en relación con el ritmo del avance tecnológico. Para Robert Gordon, de la Universidad Northwestern, las tecnologías de la información y las comunicaciones ya dieron la mayor parte del aumento de productividad que podía esperarse de ellas, y no hay a la vista una nueva gran ola de innovación que pueda compensar la desaceleración del crecimiento potencial. Los países rezagados todavía podrán cosechar los dividendos de la modernización, pero los países que ya están en la frontera tecnológica deberán aceptar que a partir de ahora, un crecimiento anual per cápita muy bajo, apenas superior al 1%, será lo normal. (Project Syndicate – 27/2/14)
Especial hincapié se hace en el espectacular aumento de las desigualdades económicas, a causa de la masiva concentración de los recursos económicos en manos de una minoría y su incidencia en la sociedad y, particularmente, en determinados sectores de ella. Los datos son muy elocuentes, y hablan por sí solos: la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población, y buena parte de esa riqueza está a buen resguardo en paraísos fiscales. La riqueza de 85 individuos es la misma que la de los 3.570 millones de personas que forman la mitad más pobre de la población mundial. Un alto directivo en una gran empresa puede llegar a ganar hoy unas 900 veces más que un empleado medio de esa misma empresa. Pero, aparte de estos datos, diariamente muchas noticias nos confirman cómo y a qué velocidad ascienden los niveles de pobreza sobre todo en los países más pobres, o en qué cuotas están las cifras de paro juvenil… ¿Qué hacen los centros de decisión europeos, Bruselas o Berlín? A la vista de todo esto, ¿se puede seguir hablando todavía, con alguna credibilidad, de "comunidad europea" y de "modelo social europeo"? Es evidente que una desigualdad de esta naturaleza es destructiva, pues socava la sociedad desde dentro. Rompe el contrato social, y no es extraño, por tanto, que provoque desórdenes, conflictos sociales e inestabilidad. Una forma de orden social aceptable para la mayoría sólo puede ser la que se basa en un consenso que reúna, exprese y realice, en cierta medida, la aspiración común a que unos valores y unas ideas ampliamente compartidos configuren el proyecto conjunto y el sentido de ese orden social. Hoy ya no se impone el orden tradicional y las creencias del pasado automáticamente para organizar una sociedad. La socialización de los individuos y su coexistencia pacífica se producen cuando la incorporación de unos valores, creencias y significados representan una cierta instancia normativa efectiva y mayoritaria a la que poder recurrir, en situaciones de conflicto, a modo de legitimación. Si esto no se da, si en vez de promoverlo y potenciarlo se ignora o directamente se socava, la sociedad deja de existir como sociedad y se convierte en una masa informe de individuos a la que es preciso controlar y dominar. La burocracia administrativa y gubernamental se vuelve autónoma. La sociedad tal vez funcione, pero no satisface las exigencias de sentido de los individuos que estallan, sobre todo, en situaciones de conflicto. El Estado, la Administración, aparece como una fuerza externa hostil y enemiga que amenaza con abatirse sobre los individuos y aplastar sus aspiraciones de libertad y de realización personal. Esa es la razón de la ruptura social abierta, o, como mínimo, de la desimplicación y la huida fuera de la sociedad de individuos que se ven así relegados a la marginalidad. (El Confidencial – 2/3/14)
La brecha entre ricos y pobres en el Reino Unido ha aumentado hasta tal punto que las cinco familias más adineradas concentran más riqueza que un quinto de toda la población del país, según un informe de la ONG Oxfam. En otras palabras, las cinco familias más acaudaladas del país son más ricas que 12,6 millones de ciudadanos británicos. "El Reino Unido se está convirtiendo en una nación profundamente dividida, con una élite rica que está viendo aumentados sus ingresos, mientras que millones de familias están luchando para llegar a fin de mes", dijo Ben Phillips, director de campañas de Oxfam en el Reino Unido. La fortuna estimada de las cinco familias asciende a 28.200 millones de libras (US$ 46.908 millones), cifra que supera los 28.100 millones de libras (US$ 46.741 millones) que concentran más de 12 millones de personas. El autor del informe, titulado "Historia de dos Gran Bretañas", el economista mexicano Ricardo Fuentes-Nieva, jefe de investigación de Oxfam, dijo a BBC Mundo que la concentración de la riqueza creció considerablemente en las tres últimas décadas. "El 10% del 1% más rico ha duplicado su proporción del ingreso desde 1993, o sea, en un período relativamente corto, lo cual dice que su ingreso ha estado aumentando de una manera brutal". (BBCMundo – 17/3/14)
No parece arriesgado afirmar que Capital in the Twenty-First Century (El capital en el siglo XXI), la obra magna del economista francés Thomas Piketty, será el libro de economía más importante del año (y tal vez de la década). Piketty, posiblemente el mayor experto mundial en desigualdad de rentas y patrimonio, hace algo más que documentar la creciente concentración de la riqueza en manos de una pequeña élite económica. También defiende de forma convincente el argumento de que estamos volviendo al "capitalismo patrimonial", en el que las altas esferas de la economía están dominadas no solo por los ricos, sino también por los herederos de esa riqueza, de modo que el nacimiento tiene más importancia que el esfuerzo y el talento. Por supuesto, Piketty reconoce que todavía no hemos llegado a eso. Hasta ahora, la opulencia del 1% superior de Estados Unidos se ha debido principalmente a los sueldos y las primas de los ejecutivos más que a las rentas procedentes de las inversiones y más aún que a la riqueza heredada. Pero seis de los diez estadounidenses más ricos son ya herederos, más que emprendedores hechos a sí mismos, y los hijos de la élite económica de hoy parten de una posición de inmenso privilegio. Como señala Piketty, "el riesgo de un giro hacia la oligarquía es real y da pocos motivos para el optimismo". (El País – 30/3/14)
La desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante.
Casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de sólo el 1% de la población.
La riqueza del 1% de la población más rica del mundo asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la 3 mitad más pobre de la población mundial.
La mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo.
Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado en los últimos 30 años.
El 1% más rico de la población ha visto cómo se incrementaba su participación en la renta entre 1980 y 2012 en 24 de los 26 países de los que tenemos datos.
En Estados Unidos, el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más.
El FMI asegura que la desigualdad en varios países avanzados, como Estados Unidos, ha vuelto a niveles que no se registraban desde antes de la Gran Depresión de la década de 1930.
Según los datos del FMI, desde mediados de los 80 hasta principios del año 2000, la mitad de la riqueza que se ha generado ha ido a parar a las manos del 20% de los más ricos.
La desigualdad va en aumento en muchas regiones del mundo
Las políticas fiscales pueden ayudar a los países a reducir la desigualdad
Se pueden diseñar políticas redistributivas teniendo en mente la eficiencia
Para respaldar un crecimiento económico sostenible, la redistribución del ingreso debe basarse en instrumentos fiscales que permitan alcanzar los objetivos de distribución con el menor costo posible en términos de eficiencia económica.
Según la OCDE: "Los episodios de recortes de la desigualdad, normalmente no duran lo suficiente como para atenuar el distanciamiento entre las rentas altas y bajas abierto durante los años precedentes".
Educación: "Las consecuencia del menor gasto público en educación tardarán en notarse pero se sentirán en una menor inscripción estudiantil, rentas más bajas y menor ascenso social para los hijos de los padres más pobres"
Sanidad: "El desempleo y los sistemas de copago recortan el recurso a la Sanidad".
El FMI aboga por subir los impuestos y redistribuir la riqueza, entre otras medidas, para reducir la brecha entre ricos y pobres.
De acuerdo con el estudio del FMI (13/3/14), la concepción de una política fiscal redistributiva eficiente abarca cuatro dimensiones clave:
Primero, una política fiscal redistributiva debe ser coherente con los objetivos de la política macroeconómica. El nivel de gasto en redistribución, por ejemplo, debería estar acorde con la estabilidad macroeconómica; además, es necesario comparar los beneficios de un gasto adicional en redistribución con los beneficios de un gasto adicional en otros ámbitos prioritarios, como la infraestructura.
Segundo, los impuestos y los gastos deberían evaluarse conjuntamente. Por ejemplo, un aumento de la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA) utilizado para financiar más gastos en enseñanza primaria podría resultar progresivo en términos netos.
Tercero, las políticas de redistribución deben estar concebidas de manera que equilibren los objetivos de redistribución y de eficiencia. Algunas políticas redistributivas, como las que fortalecen el capital humano, de hecho pueden promover la eficiencia. Pero en otros casos quizás haya que sacrificar algo.
Cuarto, las políticas deben diseñarse teniendo en cuenta la capacidad administrativa.
Las clases medias se desvanecen, no sólo en España, sino en países como EEUU o Alemania donde el crecimiento económico sigue siendo positivo. La pérdida en el poder adquisitivo de las clases trabajadoras, así como de los pensionistas, se refleja en un crecimiento de los ingresos menor que el de los precios de consumo. Por el contrario, los ingresos entre las clases adineradas siguen repuntando, reflejando unas mayores desigualdades en la distribución de la riqueza. El tamaño y poder adquisitivo de las clases medias siempre fue una de las grandes fortalezas de los países ricos. Sin embargo, el PIB de una nación ya no es un indicativo para asegurar el mantenimiento de los altos niveles de vida de las masas "La idea de que las clases medias norteamericanas tienen unos ingresos superiores a las de las clases homólogas de otros países ricos no es cierta, pudo serlo hasta finales del siglo pasado, pero ya no", ha asegurado en repetidas ocasiones el economista de Harvard Lawrence Katz. Según el mismo informe, los economistas alemanes podrían suscribir estas mismas palabras adaptándolas a su contexto nacional, y es que desde el año 2000 los ingresos de las clases medias teutonas crecieron un 1,4%. En España se situó en el 4,1%. Paradójicamente, los países en los que más crece el PIB son los mismos en los que más se retraen las clases medias, hasta el punto de sentirse amenazadas por su posible desaparición tal y como las conocíamos. En este contexto, no sólo se encuentran en situación de riesgo la franja de población que ya era vulnerable antes de la crisis, sino el grueso de la población trabajadora, independientemente de las perspectivas de crecimiento de los países. Así, entre 2010 y 2013 los costes laborales en España se redujeron en un 5%, si bien es cierto que la variación de los salarios entre el 10% de los trabajadores con menores ingresos fue la más acusada, con un descenso del 17%, según un informe de Fedea. En 2013, la retribución de los cargos intermedios se vio disminuida en un 3,2%, según un informe de la escuela de negocios EADA. Desde el inicio de la crisis, las familias españolas no han parado de perder poder adquisitivo, como señala el INE. A pesar de la que la sombra de la inflación comienza a asomar en España, dañando la competitividad pero oxigenando el ahorro doméstico, los salarios crecen por debajo de los precios. Los servicios básicos han disparado sus costes mes a mes, mientras que la subida de impuestos ahoga a las clases medias. Las perspectivas de recuperación no son nada halagüeñas, ni en los países más azotados por la crisis, como España, Grecia o Portugal, ni en los que mejor la han capeado, como EEUU o Alemania. Nos encontramos ante la primera generación de clase media que vivirá mucho peor que sus padres. La crisis no es la causa principal del aumento de las desigualdades o, al menos, no la única, pues el golpe a las clases medias es incluso mayor en los países menos afectados por ella. Sin embargo, esta realidad no quita que haya sido la justificación para imponer una devaluación salarial y trabas a la negociación colectiva mediante las sucesivas reformas laborales. Un panorama que, a la larga, cierra las puertas a una posible mejora de las condiciones de vida.
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Las causas que apuntan hacia una desaparición de las clases medias
El futuro de las clases medias es más bien incierto, mientras que el desempleo, la congelación del salario mínimo o el aumento de los impuestos sigue su curso. Mientras tanto, los estudios económicos señalan otra de las principales paradojas de esta realidad: los sueldos de los ejecutivos norteamericanos han aumentado más que los de sus pares europeos, mientras que los ingresos de las clases bajas de los países de la UE son comparativamente más altos a los de los estadounidenses. La polarización entre ricos y pobres es cada vez mayor. Según los datos compilados por el LIS, sólo un porcentaje reducido de los hogares se benefician del crecimiento económico de sus países. Para la inmensa mayoría, los efectos son incluso negativos, sobre todo si se toma como referencia el caso de EEUU. En este país, las clases medias ya ganan menos, por ejemplo, que las de Canadá, Suecia, Noruega, Holanda o Finlandia. Justo lo contrario de lo que sucedía hace 20, 30 o 40 años. A pesar de ello, el país norteamericano sigue siendo el líder en PIB per cápita. Entre los factores que señalan que esta situación se volverá endémica se encuentra la formación. Si las generaciones más mayores, con edades entre los 55 y 65 años, tienen unas mayores competencias y una mejor cualificación laboral con respecto a las generaciones de otros países desarrollados, no es así entre las generaciones más jóvenes, según señalaba un reciente estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Aquellos de entre 16 y 24 años se sitúan en la parte inferior de la clasificación de los países ricos, muy por detrás de sus homólogos de Canadá, Australia, Japón o los países escandinavos y casi a la misma altura de los jóvenes italianos y españoles. Los padres cada vez tienen más dificultades para pagar las matrículas universitarias de sus hijos, una problemática de la que tampoco se libra España. El segundo factor que señala una involución de las clases medias tiene que ver con el aumento de las brechas salariales, la cada vez más escasa distribución de la riqueza, la congelación de los salarios mínimos y la debilidad de los sindicatos para plantear negociones colectivas. Las clases medias apuntan seriamente hacia su desaparición. (El Confidencial – 2/5/14)
Duelos y quebrantos: últimas "fotos" de la familia europea
España no está entre los países europeos con una mayor concentración de riqueza en los escalones más altos de la sociedad, según un informe publicado el 2/10/14 por el banco Julius Baer: el 1% de los hogares acapara el 20% de la riqueza del país, cifra inferior a la media europea del 27% y superior, por ejemplo, a la de Reino Unido, Grecia u Holanda. Alemania o Austria dominan, por el contrario, la concentración de patrimonio, con un 40% y 35%, respectivamente.
Para estar en este selecto club, y tomando la cifra del 1%, popularizada en las protestas en Estados Unidos hace no demasiado, los hogares deben tener una riqueza de 712.000 euros. Como riqueza se entiende la suma de activos financieros y activos reales (incluyendo vivienda) descontando las deudas alcanza el millón de euros. Para estar en el 10% más privilegiado (que acapara el 43% de la riqueza), el umbral es de 435.000 euros.
Así, 168.000 hogares españoles, menos del 1% del total, son millonarios. Solo Eslovenia, Eslovaquia y Grecia tienen un porcentaje inferior de millonarios, de acuerdo con el informe. En Alemania y Francia hay varias veces más millonarios que en España (1,4 y 1,3 millones, respectivamente, el 3,5% y 4,5% del total).
En Bélgica, Austria y Holanda el porcentaje de millonarios está entre el 6% y el 9%. Incluso la pequeña Austria tiene más millonarios, en valor absoluto, que España. Las diferencias son tan abultadas que el miembro menos rico de la elite española, con un patrimonio de 712.000 euros, no llegaría a estar en el 10% si tuviese un pasaporte alemán.
Así, la riqueza media de un hogar español está en los 92.300 euros, solo por encima de Portugal, Eslovenia, Grecia y Eslovaquia, frente a los 167.000 de los 17 países analizados, y cuatro veces menos que la media en Suiza o Luxemburgo.
Además, ha sido, con gran diferencia, el país donde más se ha reducido la riqueza: nada menos que un 28% entre 2007 y 2013, debido a la caída de los salarios y, también, al desplome del valor de los activos inmobiliarios, que obviamente no se ha correspondido con el descenso en el valor de las deudas ligadas a estos activos.
En total, en España se han destruido 1,4 billones de riqueza durante la crisis, más que en la suma del resto de países que han perdido riqueza: Holanda, Reino Unido, Italia, Eslovaquia, Eslovenia, Grecia y Chipre. Suiza ha aumentado riqueza en un 68%, más de un billón de euros, y Alemania en un 18%, más de dos billones.
Julius Baer recurre al Coeficiente Gini para medir la distribución de ingresos y dónde se están produciendo las mayores desigualdades, y el resultado es demoledor para nuestro país, ya que España aparece a la cabeza de las estimaciones de la firma sobre qué países soportan una mayor brecha, como puede verse en el siguiente gráfico.
La propia Julius Baer alerta de que la concentración de la riqueza vuelve a aumentar en Europa, después de que buena parte de la riqueza europea quedara destruida en el s. XX por las dos Guerras Mundiales y la Gran Depresión de 1929.
En los últimos días, buena parte del discurso macro se ha centrado en lo que está sucediendo en Reino Unido, donde el gobernador de su banco central anticipó el pasado jueves que la primera subida de tipos de interés en años "podría producirse antes de lo esperado" debido a la positiva evolución de crecimiento y empleo en territorio inglés. Como telón de fondo, la situación del mercado inmobiliario local -con el término "burbuja" en boca de muchos analistas- y una preocupante expansión del crédito que ahora se quiere cercenar. Actuaría como contrapeso el enorme déficit por cuenta corriente, al que afectaría negativamente la apreciación de la libra. Al calor de estas noticias, uno podría pensar que las Islas se encuentran en el mejor de los mundos y que, a fin de evitar males mayores, se toma una decisión que va a beneficiar a la mayoría de los residentes en aquel país. Nada más lejos de la realidad. De materializarse -antes de final de año o a comienzos del 2015, como se prevé- pondrá de manifiesto lo que venimos denunciando en estas líneas desde hace ya años: que todo el ejercicio de represión financiera desarrollado por los supervisores durante esta crisis ha beneficiado casi exclusivamente a la economía financiera (más en la medida en que los bancos no han hecho circular el dinero) y a quienes tenían capacidad de ahorro (no por rentabilidad, sino por disponibilidad para comprar bienes en liquidación), sin que sus efectos se hayan trasladado de forma definitiva ni a la actividad real ni a un sector privado hiperendeudado. Al contrario, el "gap" entre ricos y pobres ha crecido exponencialmente. La sociedad se ha polarizado.
Una afirmación taxativa, cierto, que podría admitir matizaciones, pero cuya proposición principal se ve refrendada por los siguientes ejemplos:
Ayer conocimos los datos de coste de la vida en UK. Las casas suben, los activos financieros también, pero el colapso en los precios de alimentación, transporte y textil llevan a la inflación a su nivel más bajo en los últimos cuatro años y medio, un 1,5%. Desde 2009 Reino Unido no vivía seis meses consecutivos de precios por debajo del "target" del BoE del 2%. Según recoge Bloomberg de analistas especializados, son el exceso de oferta y la presión en renta disponible de los ciudadanos los que se encuentran detrás del mal dato. No hay que olvidar la sensibilidad de las rentas más bajas a estos tres componentes del IPC.
Lo extraño es que el dato haya podido pillar por sorpresa a alguien. No en vano, los resultados de dos de los "food retailers" señeros de Inglaterra, Tesco y Sainsbury's, anticipaban lo que finalmente ha sucedido cuando fueron dados a conocer a principios de junio. Ambos atribuyeron "su peor trimestre en décadas" a la guerra de precios en la que había entrado el sector y que situaba a los "discounters", las tiendas de barrio y las ofertas "online" como opción preferida de los consumidores. No sólo eso, anticipaban que la situación tenía un carácter más estructural de lo que podía parecer y que no sería reversible a corto plazo. Vaya, efecto riqueza generalizado, como que no.
Por si hubiera alguna duda de cuál es la realidad en la que se desenvuelve una parte sustancial de la población británica, lean el siguiente artículo: "UK poverty on par with former Eastern bloc". Publicado en la edición online del Financial Times del pasado lunes, se hace eco de un estudio elaborado por un "think tank" local e independiente en el que se afirma que las condiciones de vida del 20% de los habitantes de Inglaterra con menos recursos son las peores de toda Europa occidental, mientras que el 1% más rico lo es mucho más que en cualquier otro estado de la OCDE. Cosas de la City.
Esto de la City es importante ya que buena parte del mencionado efecto riqueza se está concentrando en Londres y sus alrededores, mientras que el resto del país está a verlas venir. La emergencia de la actividad financiera, la atracción de fortunas de otras partes del mundo y los bajos tipos de interés han generado una bonanza en la capital que, al menos en el ámbito inmobiliario, no es compartido en la misma medida por el resto de las regiones. Pese a los buenos datos estadísticos, la actividad industrial y de servicios del centro y norte de su territorio no participa ni mucho menos de tal euforia. Y, aunque es verdad que se crea empleo, es de baja calidad y con magros salarios.
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