La economía bipolar (la "nueva normalidad" que la crisis nos legó) – Parte I
Enviado por Ricardo Lomoro
- Introducción: la economía de los senderos que se bifurcan
- – La Economía del Malestar (el fin de la cohesión económica y social)
- Los "nuevos" pobres, de los países ricos
- La "solución" Piketty
- La "globalización" de la miseria (el muerto al hoyo y el vivo al bollo)
- Europa: el efecto perverso de la crisis
- Europa exhibe un nuevo mapa de la pobreza
Introducción: la economía de los senderos que se bifurcan
Primero las noticias
– La economía de EEUU se parte en dos y las empresas van detrás de los ricos (The Wall Street Journal – 29/1/15)
(Por Nick Timiraos y Kris Hudson)
Woodinville, estado de Washington -Hace cinco años, Quadrant Homes construía casas en el área de Seattle con un precio promedio de US$ 269.000 bajo el eslogan: "Más casa, menos dinero".
Ante los problemas de la sobreendeudada clase media estadounidense y el alza de los precios de los terrenos, Quadrant cambió de estrategia: dejó de lado a las familias que compraban su primera vivienda y pasó a concentrarse en los clientes sin problemas de crédito y recursos para despilfarrar. Su nuevo eslogan, "Construye tu camino", acompaña las casas que ahora vende por US$ 420.000 en promedio. "Usamos muchos estudios de mercado que nos decían que nuestro modelo no iba a funcionar", señala Ken Krivanec, el presidente ejecutivo de la compañía.
El surgimiento de una economía partida en dos en Estados Unidos, en la que las familias acaudaladas siguen prosperando y las clases media y baja tienen problemas para salir adelante, está reconfigurando toda clase de mercados, desde los bienes raíces al vestuario y el supermercado, pasando por la cerveza.
"Es la historia de dos economías", dice Glenn Kelman, presidente ejecutivo de Redfin, una corredora de bienes raíces de Seattle que opera en 25 estados. "Hay un mercado de alta gama en pleno auge. Luego está la clase media, donde no hay mucha esperanza de que aumenten los salarios".
La recesión abrió una fosa en las finanzas de las familias estadounidenses y puso fin a un período de décadas en el que la clase media podía acceder al crédito sin grandes inconvenientes. Ahora, el crédito es escaso y los ingresos se han estancado o han caído para todos, salvo el 10% de mayores ingresos, entre 2010 y 2013, según la Reserva Federal de EEUU.
El repunte en el gasto ocurrido después de la recesión "parece ser impulsado principalmente por el consumo de la gente de mayores ingresos", dice Barry Cynamon, economista del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, quien ha estudiado el tema. El 5% de los hogares estadounidenses de mayores ingresos representó cerca de 30% del consumo en 2012, frente al 23% del de 1992, señala.
No es de extrañar, entonces, que las cadenas minoristas orientadas a la clase media como J.C. Penney, Sears y Target estén en aprietos. "El consumo no se ha recuperado con el vigor que preveíamos", reconoció Terry Lundgren, presidente ejecutivo de Macy"s, en una conferencia con inversionistas a fines del año pasado.
Las cadenas de lujo, en cambio, atraviesan por un momento estelar. "Nuestros clientes tienen confianza, son optimistas respecto a la economía en general y a sus finanzas en particular", declaró el mes pasado Karen Katz, presidenta ejecutiva de Neiman Marcus Group Ltd. Los ingresos de la cadena minorista de lujo ascendieron a US$ 4.800 millones en 2014, un alza frente a los US$ 3.600 millones facturados en 2009.
La recesión impulsó las ventas de las marcas más económicas en las estanterías de los supermercados. En el segmento alto, Whole Foods Market Inc. divulgó el año pasado las mejores ventas de su historia por pie cuadrado.
"La demanda se bifurcó", explica Jason Green, presidente ejecutivo de Cambridge Group, que es parte de Nielsen NV. "Los artículos que una familia de clase media guardaba en la despensa están bajo una presión significativa", advierte.
Otro ámbito donde las dos economías se manifiestan es el del licor. Las ventas reales de cervezas premium registran un alza de 16% desde 2007, mientras que las de las marcas económicas sólo crecieron 8% y las de rango medio cayeron 1% en igual lapso, según la firma de investigación de mercado Euromonitor International.
La tendencia golpeó a la industria automotriz hace unos años, cuando el entonces presidente ejecutivo de BMW AG, Helmut Panke, describió el mercado estadounidense como un reloj de arena: mucha demanda para vehículos económicos y de lujo, pero muy poco entre medio.
Vicki Oliver, una residente de Temecula, California, de 68 años, compró un Hyundai Sonata usado el año pasado para reemplazar un maltrecho Ford Explorer de 1995. Oliver y su marido, un corredor de bienes raíces, hicieron una ampliación de su casa hace dos años para acomodar a su hija y su yerno. "Fue una solución en tiempos difíciles", dice Oliver. Los cruceros por el Caribe y los viajes a Florida son memorias distantes. "No lo hemos hecho por años", indica.
El mercado inmobiliario ilustra cómo la debilidad de la clase media le resta fuerza a la economía estadounidense. La compra de una vivienda repercute en la economía al generar gastos en electrodomésticos, muebles y jardinería, entre otras actividades.
Por primera vez en la historia, las constructoras vendieron más viviendas de más de US$ 400.000 que por debajo de US$ 200.000. Las ventas totales, no obstante, apenas subieron 1% en 2014 frente a 2013 y se ubican más de 50% por debajo del promedio imperante entre 2000 y 2002, antes de la burbuja inmobiliaria.
Lisa y Nathan Trione quieren comprar una casa en Denver lo suficientemente espaciosa para sus cinco hijos. Sin embargo, es poco lo que han encontrado dentro de su presupuesto de no más de US$ 250.000. "El proceso te intimida", dice Trione, una asistente legal de 28 años. "Y luego te topas con este precio enorme y dices "no estoy preparada para hacer esto ahora"". Trione también está pagando su crédito estudiantil.
Los clientes más pudientes, en cambio, tienen un amplio menú de ofertas para elegir.
Ante la reducción de posibles clientes, las constructoras han dejado de lado el mercado de viviendas de menor costo. "Si una constructora puede ganar dinero con un proyecto, lo va a hacer. El problema es que el mercado de primeras viviendas no es rentable", señala el consultor inmobiliario John Burns. Sin embargo, los arriendos, el segmento bajo del mercado inmobiliario, se han disparado.
Hace unos días, un grupo de electricistas y paisajistas trabajaban en 23 casas de Quadrant. Cerca de allí, Nick y Adriana Stoll desempacaban las cajas que habían traído a su nueva vivienda de cuatro dormitorios y 110 metros cuadrados, el doble que el departamento de una habitación que arrendaban en un suburbio de Seattle. La pareja personalizó casi todos los aspectos de la vivienda, incluyendo la instalación de bisagras en los muebles de la cocina para que las puertas no se cierren de improviso. "Habitualmente soy un consumidor de decisiones rápidas", señala Nick. "Pero en lo que se refiere a una casa, vimos cerca de 100 encimeras (de cocina) durante una hora". La pareja pagó una cuota inicial de 20% de los US$ 579.000 que costó su nueva casa.
Krivanec, el presidente ejecutivo de Quadrant, no vislumbra un regreso al modelo original de la empresa de construir viviendas más baratas. Hay suficientes personas con buenas remuneraciones en un área que alberga a multinacionales como Boeing, Amazon y Microsoft, para que las ventas sigan en crecimiento, aunque se construyan menos hogares. "Nos gusta esta situación", observa.
– Dos hurras para la nueva normalidad (Project Syndicate – 4/2/15)
Jakarta.- La visión convencional sobre el estado de la economía mundial reza más o menos así: desde el inicio de la crisis financiera de 2007-2008, el mundo desarrollado ha luchado por recuperarse, pero sólo Estados Unidos pudo amoldarse. A los países emergentes les fue mejor, aunque ellos también han comenzado a trastabillar últimamente. En un clima económico sombrío, según esta teoría, los únicos ganadores han sido los ricos, lo que resulta en una desigualdad que crece de manera desorbitada.
Ese escenario suena absolutamente correcto -hasta que, si se lo analiza más de cerca, resulta completamente erróneo.
Empecemos por el crecimiento económico. Según el Fondo Monetario Internacional, durante la primera década de este siglo, el crecimiento global anual promedió el 3,7%, comparado con el 3,3% en los años 1980 y 1990. En los últimos cuatro años, el crecimiento promedió el 3,4%. Esto está muy por debajo de lo que muchos habían esperado; en 2010, yo predije que en la próxima década, el mundo podría crecer a una tasa anual del 4,1%. Pero el 3,4% no es un porcentaje desastroso si consideramos los parámetros históricos.
Sin duda, todas las economías grandes y desarrolladas están creciendo más lentamente que en el pasado, cuando sus motores económicos bramaban. Pero la eurozona es la única que ha desilusionado mucho en los últimos años. Yo había previsto, cuando hice mis proyecciones en 2010, que la mala demografía y la productividad débil de la región le impedirían crecer a una tasa superior al 1,5% anual. Pero apenas alcanzó un magro 0,3%.
Para Japón, Estados Unidos y el Reino Unido, las perspectivas son mejores. A ellos les debería resultar relativamente sencillo crecer a una tasa promedio que supere la de la última década -un período que incluye el pico de la crisis financiera-. Por otra parte, la drástica caída del precio del crudo será como el equivalente de un gran recorte impositivo para los consumidores. De hecho, estoy bastante desconcertado ante la decisión del FMI de rebajar su pronóstico de crecimiento para gran parte del mundo. En todo caso, con la caída de los precios del petróleo, una revisión hacia arriba parece garantizada.
Otro factor que respalda una perspectiva más positiva es el reequilibrio que se produjo entre Estados Unidos y China, las dos principales economías del mundo. Ambos países entraron a la crisis financiera con enormes desequilibrios de cuenta corriente. Estados Unidos registraba un déficit de más del 6,5% de su PIB, y China tenía un excedente cercano al 10% de su PIB. Hoy, el déficit estadounidense ha caído a alrededor del 2%, mientras que el excedente chino es inferior al 3%. Considerando que sus desequilibrios entrelazados fueron los causantes esenciales de la crisis financiera, estamos frente a un desenlace que resulta bienvenido.
Últimamente se puso de moda desdeñar el desempeño económico de los grandes países emergentes, particularmente China y las otras economías BRIC (Brasil, Rusia e India). Pero casi no sorprende que estos países ya no estén creciendo tan rápido como antes. En 2010, yo predije que el crecimiento anual de China se desaceleraría a 7,5%. Desde entonces promedió el 8%. El desempeño de India ha sido más desalentador, aunque el crecimiento se ha recuperado desde principios de 2014.
Las únicas desilusiones reales son Brasil y Rusia, que se enfrentaron (otra vez, para sorpresa de nadie) con precios de materias primas mucho más bajos. Su desempeño letárgico, junto con el de la eurozona, es la razón principal por la que la economía mundial no alcanzó el crecimiento del 4,1% que, para los optimistas como yo, era factible.
La visión convencional sobre la riqueza y la desigualdad también es errónea. De 2000 a 2014, el PIB global creció más del doble, de 31,8 billones de dólares a más de 75 billones de dólares. En el mismo período, el PIB nominal de China se disparó de 1,2 billones de dólares a más de 10 billones de dólares -un crecimiento más de cuatro veces superior al de la tasa global.
En 2000, el tamaño combinado de las economías BRIC era alrededor de un cuarto del PIB de Estados Unidos. Hoy, prácticamente lo han alcanzado, con un PIB combinado de más de 16 billones de dólares, ahí nomás de los 17,4 billones de dólares de Estados Unidos. De hecho, desde 2000, los BRIC han sido responsables por casi un tercio del crecimiento del PIB global nominal. Y otros países emergentes han tenido un desempeño igualmente bueno. La economía de Nigeria creció 11 veces desde 2000, mientras que la de Indonesia creció más de cinco veces. Desde 2008, estos dos gigantes en desarrollo aportaron más al crecimiento del PIB global que Estados Unidos.
Estadísticas como éstas refutan por completo la idea de que la desigualdad global está creciendo. Las brechas en los ingresos y la riqueza pueden estar disparándose en determinados países, pero el ingreso per cápita en los países en desarrollo está creciendo mucho más rápido que en las economías avanzadas. De hecho, ésa es la razón por la cual una de las metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas -reducir a la mitad la cantidad de gente que vive en una pobreza absoluta- se alcanzó cinco años antes de la fecha planificada.
Nada de esto implica negar que vivamos tiempos exigentes e inciertos. Pero algo es claro: desde un punto de vista económico, al menos, el mundo sigue transformándose en un lugar cada vez mejor.
(Jim O"Neill, a former chairman of Goldman Sachs Asset Management, is Honorary Professor of Economics at Manchester University, a visiting research fellow at the economic think tank Bruegel, and a fellow of the University of Cambridge"s Center for Rising Powers)
después los comentarios (a modo de Prólogo)
Nunca dos noticias periodísticas me habían facilitado tanto redactar una Introducción. La primera, donde se "denuncia" la partición de la economía de los Estados Unidos en dos partes (los ricos, ganadores y la clase media, perdedora). El surgimiento de una economía partida en dos en Estados Unidos, en la que las familias acaudaladas siguen prosperando y las clases media y baja tienen problemas para salir adelante, está reconfigurando toda clase de mercados, desde los bienes raíces al vestuario y el supermercado, pasando por la cerveza.
Es la historia de dos economías. Hay un mercado de alta gama en pleno auge. Luego está la clase media, donde no hay mucha esperanza de que aumenten los salarios.
La segunda, donde se felicitan por la "nueva normalidad", en la que, entre el año 2000 y el 2014, la economía de los BRIC ha pasado de representar un cuarto del PIB de Estados Unidos, a alcanzarlo (llegando a representar casi un tercio del PIB global nominal). En el mismo período, el PIB nominal de China se disparó de 1,2 billones de dólares a más de 10 billones de dólares -un crecimiento más de cuatro veces superior al de la tasa global.
El ingreso per cápita en los países en desarrollo está creciendo mucho más rápido que en las economías avanzadas. La desigualdad "global" está decreciendo, pero la brecha de los ingresos y la riqueza están ampliándose en los países avanzados.
Hacer un pan como unas tortas
"El gasto de consumo final de los hogares (anteriormente, consumo privado) es el valor de mercado de todos los bienes y servicios, incluidos los productos durables (tales como autos, máquinas lavadoras y computadoras personales), comprados por los hogares. Quedan excluidas las compras de viviendas, pero incluye la renta imputada de las viviendas ocupadas por sus propietarios"… (Banco Mundial – Base de datos 2013)
El gasto de consumo representa el 68% del Producto Interior Bruto en los EEUU.
El gasto de consumo representa el 56% del Producto Interior Bruto en Alemania.
El gasto de consumo representa el 58% del Producto Interior Bruto en España.
El gasto de consumo representa el 55% del Producto Interior Bruto en Francia.
El gasto de consumo representa el 60% del Producto Interior Bruto en Italia.
El gasto de consumo representa el 65% del Producto Interior Bruto en Reino Unido.
Cuando daba clases en la Universidad o en alguna Escuela de Negocios, preguntaba a los alumnos del curso de Teoría Económica, ¿cuántos "chuletones" se podría comer un rico en un almuerzo o cena? ¿en cuántas bañeras podría higienizarse durante un día? (en realidad me refería a los inodoros, pero no deseo resultar tan escatológico) ¿cuántos automóviles podría conducir durante un trayecto? ¿cuántos viajes podría realizar simultáneamente?… y así podríamos seguir.
Con ello intentaba demostrarles que el gran mercado de consumo lo componen las clases medias y no las clases altas. Importa más la cantidad (de consumidores) que la calidad (de unos pocos consumidores), para ampliar la curva de la demanda.
Por más que los ricos y famosos tengan enormes y costosas mansiones, automóviles, aviones, barcos, joyas, vestuario, entrenadores personales, secretarias, mayordomos, custodios, y un largo etc., en "volumen" de facturación (cálculo macroeconómico) resultan poco significativos, frente al "consumo masivo" que realiza la clase media.
Aunque los "ricos y famosos" resulten "cualitativamente" muy importantes, y provechosos, para sus proveedores y servidores, "cuantitativamente" dejan de tener relevancia, ante el "ejército" de consumidores que "empujan" el carrito de la compra.
El "gran secreto" del crecimiento económico de los países avanzados está en su mercado interior. El "gran secreto" de la fortaleza de ese mercado interior está en tener una masa de consumidores con un nivel de ingresos suficiente para demandar gran parte de los productos ofrecidos. En EEUU el consumo interno representa el 68% del PIB. En Europa podríamos decir que está en el orden del 60%.
Cuesta trabajo entender (si fuera posible) cómo se puede haber renunciado a ese "mercado interior" con una demanda "cuasi cautiva", para terminar facilitando la creación de una "nueva clase media" en los países proveedores (emergentes), donde fue a parar la producción industrial que se deslocalizó (y los empleos que se perdieron).
La crisis financiera (sub-prime) ha demostrado que el crédito (fácil) no puede reemplazar a los ingresos salariales, por mucho tiempo.
Los QE (quantitative easing) impulsan a grandes empresas y hunden a las familias. Los beneficios récord en las grandes empresas coinciden con los salarios totales mínimos en relación al producto Nacional Bruto. No es una casualidad, es una consecuencia de las políticas de los gobiernos y bancos centrales.
Aunque la rentabilidad de las industrias que deslocalizaron la producción (en el corto plazo) haya mejorado, al final se han quedado sin "demanda" suficiente, generando una crisis de "oferta", por ausencia de mercado. Las "alegrías" de Wall Street, terminaron provocando las "tristezas" de Main Street.
No es fácil captar en toda su extensión las consecuencias que la pauperización de una parte considerable de la clase media (norteamericana o europea, en el caso que nos ocupa) tiene para aquellos que la sufren en carne propia como en la sociedad en su conjunto. Es que este hecho marca un punto de no retorno, el fin de un tipo determinado de sociedad. Ha desaparecido una buena parte de la clase media, que ahora es baja.
El empobrecimiento de una parte importante de las clases medias de estos países (antes considerados "avanzados") no fue un acontecimiento natural ni una catástrofe inexorable, ni tampoco un hecho que pueda ser analizado en forma aislada. Fue el resultado de una serie de factores de orden externo e interno; un proceso para cuya comprensión sería necesario referirse a la poderosa transferencia de recursos del sector público hacia el sector privado, al endeudamiento público y privado, la pérdida de derechos sociales y la falta de una intervención estatal eficaz dirigida a los sectores más vulnerables.
Simultáneamente, se conformó la contracara indisociable del empobrecimiento masivo: la globalización, la privatización, la desregulación, la deslocalización, el libre movimiento de capitales y mercancías la "nueva" riqueza, que alcanza su apogeo en gran medida en individuos y grupos económicos muy vinculados con el poder político.
En suma: el empobrecimiento fue (y sigue siendo) un hecho económico, un hecho social y un hecho político.
– ¿Cómo se ha llegado a la "bifurcación" de la economía? El huevo de la serpiente
Globalización y desigualdad: un dilema que viene de lejos
La cohesión social en los países desarrollados: conceptos e indicadores CEPAL – Serie Estudios estadísticos y prospectivos No 55 – 2007
En la "era de la globalización" una de las fuerzas principales que habría incrementado la exclusión social en los países miembros de la OCDE, estaría constituida por los procesos de desindustrialización, cuyos mayores efectos se habrían verificado especialmente durante las décadas de 1970 y 1980. En los últimos años, la flexibilización de los mercados de trabajo y las fuertes mutaciones culturales y tecnológicas han planteado a los países de la OCDE la necesidad de encontrar las configuraciones económicas, sociales y culturales apropiadas para mantener la unidad societal e institucional y lograr el máximo de adaptabilidad en la gestión de los distintos riesgos (OCDE, 1997)
La experiencia europea
Perspectivas de la economía mundial – Fondo Monetario Internacional – Octubre 2007
Observaciones y conclusiones fundamentales
En los últimos 20 años, la desigualdad del ingreso ha aumentado en la mayoría de los países y regiones. Al mismo tiempo, el ingreso per cápita se ha incrementado en casi todas las regiones incluso para los segmentos más pobres de la población, lo que indica que en términos absolutos los pobres se encuentran en mejores condiciones durante esta etapa de la globalización, aunque los ingresos de los grupos relativamente acomodados han aumentado a un ritmo más rápido.
Los avances tecnológicos son el factor que más ha contribuido al aumento reciente de la desigualdad. El desarrollo de la globalización financiera -y la inversión extranjera directa en particular- también ha contribuido a aumentar la desigualdad, pero a diferencia de lo que se cree comúnmente, la ampliación de la globalización comercial está vinculada con una disminución de la desigualdad.
Es importante garantizar que los beneficios de la globalización y los avances tecnológicos se distribuyan más ampliamente entre toda la población. Las reformas orientadas a fortalecer la educación y la capacitación contribuirán a garantizar que los trabajadores tengan los conocimientos técnicos adecuados para adaptarse a la evolución de la economía mundial. Las políticas enfocadas a ampliar el acceso de los pobres al financiamiento, así como el avance de la liberalización comercial que fomente las exportaciones agrícolas de los países en desarrollo, también ayudarán a mejorar la distribución del ingreso.
En los últimos 20 años, la desigualdad del ingreso ha aumentado en la mayoría de los países y regiones, aunque la experiencia varía de un país a otro. En este capítulo la desigualdad se mide por el coeficiente de Gini, el indicador utilizado comúnmente para comparar la diferencia promedio entre los ingresos de los distintos grupos de la población.
Según este indicador, la desigualdad ha aumentado en las economías en desarrollo de
Asia, las economías de mercados emergentes de Europa, América Latina, las economías recientemente industrializadas de Asia (ERI) y las economías avanzadas, mientras que se ha reducido en África subsahariana y la Comunidad de Estados Independientes (véase el gráfico).
A pesar del aumento observado de la desigualdad, los ingresos se han incrementado en todos los segmentos de la población, incluidos los más pobres. Los ingresos per cápita han aumentado en casi todos los países y regiones para todos los segmentos de la población. Por lo tanto, en términos absolutos los pobres se encuentran en mejores condiciones durante esta fase de la globalización, aunque los ingresos de los grupos que ya están en estas condiciones han aumentado a un ritmo más rápido.
Los avances tecnológicos son el factor que más ha contribuido al aumento de la desigualdad, pero la globalización comercial y financiera también ha sido otro factor importante, sobre todo en las economías avanzadas. El progreso tecnológico en sí mismo explica la mayor parte del aumento de la desigualdad desde principios de los años ochenta, lo que coincide con la opinión de que la nueva tecnología, tanto en las economías avanzadas como en las economías en desarrollo, incrementa la prima por nivel de calificación y reemplaza los insumos relativamente poco calificados (véase el gráfico)
El efecto mucho más limitado de la globalización en comparación con el cambio tecnológico refleja las influencias opuestas del comercio y la globalización financiera en la desigualdad. El avance de la integración comercial -y el aumento de las importaciones provenientes de las economías en desarrollo en particular-, está vinculado con una reducción de la desigualdad del ingreso en las economías avanzadas.
En las economías en desarrollo, el aumento de las exportaciones y la liberalización arancelaria están relacionados con el mejoramiento de la distribución del ingreso. La inversión extranjera directa ha tenido un efecto similar al cambio tecnológico en la distribución del ingreso, al aumentar la demanda relativa de mano de obra calificada. El desarrollo financiero también ha contribuido al aumento de la desigualdad porque los grupos de ingresos altos pueden aprovechar mejor las crecientes oportunidades de acceso al crédito.
De cara al futuro, es necesario avanzar en la aplicación de políticas que ayuden a los grupos de ingresos bajos y menos calificados a aprovechar las oportunidades que brindan el progreso tecnológico y la globalización. La ampliación del acceso a la educación y al financiamiento podría mejorar la distribución global del ingreso. Las políticas orientadas a facilitar el movimiento de trabajadores de los sectores en declive hacia los sectores en expansión de la economía, como las dirigidas a reducir la dependencia de las prestaciones de salud del mantenimiento de un empleo en algunos países, también ayudarían a mejorar la distribución. La tecnología, la inversión extranjera directa y el desarrollo financiero continúan impulsando de forma significativa el crecimiento global y el aumento de los ingresos medios. El papel positivo de las exportaciones agrícolas en el mejoramiento de los resultados distributivos parece indicar que la ampliación de la liberalización del acceso de las exportaciones agrícolas provenientes de los países en desarrollo a los mercados de los países avanzados contribuiría a una distribución más equitativa del ingreso en ambos grupos de países.
¿Crecimiento desigual?: distribución del ingreso y pobreza en los países de la OCDE – OCDE 2008
¿La desigualdad en los ingresos ha aumentado con el tiempo? ¿Quién ha ganado y quién ha perdido en este proceso? ¿Este proceso ha afectado a todos los países de la OCDE de manera uniforme? ¿En qué grado las desigualdades más amplias se deben a las mayores diferencias en los ingresos personales entre los trabajadores, y cómo se ven afectadas por otros factores? Por último, ¿cómo afecta a estas tendencias la redistribución gubernamental mediante el sistema de beneficios fiscales?
Éstas son algunas de las interrogantes que se plantean en este informe; y las respuestas sorprenderán a muchos lectores. Este informe proporciona datos sobre un aumento bastante generalizado en la desigualdad en los ingresos durante los dos últimos decenios en toda la OCDE, pero el momento, la intensidad y las causas de ese aumento discrepan de lo que habitualmente indican los medios de comunicación
Aspectos que caracterizan la distribución del ingreso familiar en los países de la OCDE
? Algunos países tienen una distribución del ingreso mucho más desigual que otros; independientemente de la forma en que se mida la desigualdad. Los cambios en la medida de desigualdad usada generalmente tienen poco efecto en las clasificaciones de los países.
? Los países con una distribución del ingreso más amplia también tienen una pobreza de ingresos relativa mayor, con sólo unas cuantas excepciones. Eso es aplicable independientemente de si la pobreza relativa se define como tener ingresos inferiores al 40, 50 o 60% de la mediana de ingresos.
? Tanto la desigualdad en los ingresos como el recuento de la pobreza (basados en un umbral de mediana de ingresos del 50%) han aumentado durante los dos últimos decenios. El aumento es bastante generalizado; afecta a dos tercios de todos los países. El aumento es moderado pero importante (promedia alrededor de 2 puntos para el coeficiente Gini y 1.5 puntos para el recuento de la pobreza). Sin embargo, es mucho menos espectacular de lo que a menudo se describe en los medios de comunicación.
? La desigualdad en los ingresos ha aumentado considerablemente desde el año 2000 en Canadá, Alemania, Noruega, Estados Unidos, Italia y Finlandia; y ha disminuido en el Reino Unido, México, Grecia y Australia.
? En forma general, la desigualdad ha aumentado porque a las familias ricas les ha ido particularmente bien comparadas con las de la clase media y con las que se ubican en la parte inferior de la distribución del ingreso.
? La pobreza de ingresos entre los ancianos ha seguido bajando; mientras que la pobreza entre los adultos jóvenes y las familias con niños ha aumentado.
? La gente pobre en países con un alto ingreso medio y una distribución del ingreso amplia (como Estados Unidos) pueden tener un nivel de vida inferior al de la gente pobre de países con un ingreso medio más bajo pero con distribuciones más estrechas (Suecia). A la inversa, la gente rica de países con bajos ingresos medios y distribuciones amplias (Italia) pueden tener un nivel de vida más alto que la gente rica de países donde el ingreso medio es más alto pero la distribución del ingreso es más estrecha (Alemania).
Factores que han impulsado los cambios en la desigualdad en los ingresos y en la pobreza a lo largo del tiempo
? Los cambios en la estructura de la población son una de las causas de mayor desigualdad. Sin embargo, eso se refleja principalmente en el crecimiento de la cantidad de adultos que viven solos y no en el envejecimiento demográfico en sí.
? Los ingresos de los trabajadores de tiempo completo se han vuelto más desiguales en casi todos los países de la OCDE. Eso se debe a que quienes ganan mucho están ganando aún más. Es probable que la globalización, el cambio tecnológico que favorece las habilidades y las políticas e instituciones del mercado laboral en conjunto hayan contribuido a ese resultado.
? El efecto de las discrepancias salariales más amplias en la desigualdad en los ingresos se ha compensado con mayor empleo. Sin embargo, las tasas de empleo entre la gente con menos estudios han bajado y la cesantía de las familias sigue siendo alta.
? Los ingresos de capital y los ingresos por trabajo autónomo se han distribuido con mucha desigualdad y más aún durante el último decenio. Estas tendencias son una causa muy importante de las desigualdades más amplias en el ingreso.
? El trabajo es muy eficaz para atacar la pobreza. Las tasas de pobreza entre las familias desempleadas son casi seis veces más altas que las de las familias con trabajo.
? Sin embargo, el trabajo no basta para evitar la pobreza. Más de la mitad de toda la gente pobre pertenece a familias con algunos ingresos, debido a una combinación de pocas horas trabajadas durante el año y a los bajos salarios o a ambos factores. Reducir la pobreza laboral a menudo requiere beneficios laborales que completen los ingresos
Note: Countries are ranked, from left to right, in increasing order in the Gini coefficient. The income concept used is that of disposable household income in cash, adjusted for household size with an elasticity of 0.5.
Source: OCDE income distribution questionnaire.
Figure 1.1. Gini coefficients of income inequality in OECD countries, mid-2000s
Informe sobre Desarrollo Humano 2010 – PNUD
El desarrollo humano no puede sustentarse en la explotación de algunos grupos por otros o en el mayor acceso a los recursos y el poder por parte de algunos. El desarrollo desigual no es desarrollo humano
Para la mayoría de los habitantes del mundo, los componentes más importantes del ingreso son los salarios y las ganancias. Los ingresos provenientes del capital, por el contrario, a menudo se concentran entre los más ricos. La participación relativa de los ingresos del trabajo y del capital es un punto que atañe a cualquier análisis sobre desigualdad. Las investigaciones llevadas a cabo para este Informe arrojan una caída de la participación del trabajo en 65 de 110 países (casi 60%) en las últimas dos décadas, contrariamente a los supuestos relativos a una participación del trabajo estable en el tiempo. Algunos países de gran tamaño, en particular Estados Unidos, la Federación de Rusia e India, han registrado descensos considerables, de hasta 5 puntos porcentuales entre 1990 y 2008, lo que impulsó una caída de 2 puntos porcentuales en la participación mundial promedio del trabajo.
Dichos descensos coinciden con la menor sindicalización y la mayor apertura comercial y financiera en buena parte de los países desarrollados desde 1970. En algunos casos, la caída en la participación de trabajadores sindicalizados frente al total ha sido considerable: de 22% a 8% en Francia y de 63% a 35% en Austria
La desigualdad también surge como fenómeno relevante al examinar la justicia distributiva si se considera al mundo como un todo, una postura tradicional de los Informes. Las proyecciones mundiales de desigualdad de ingresos son, a la vez, contradictorias y polémicas. Una estimación demuestra un descenso considerable en la desigualdad en los ingresos, ya que el coeficiente mundial de Gini pasa de 0,68 a 0,61 entre 1970 y 2006, impulsado principalmente por China. Pero los cálculos aplicados a períodos distintos muestran otras tendencias. Según un estudio, el coeficiente mundial de Gini aumentó desde 1988 y actualmente es de 0,71
Las desigualdades pueden retroalimentarse. Después de todo, las sociedades desiguales -democráticas o no- son sociedades donde el poder está más concentrado en las elites, por lo que no sorprende que sean favorecidas por las instituciones económicas y políticas
La mayor parte de la población depende de su trabajo para la propia subsistencia y la de su familia. Para muchos, perder el empleo es por excelencia el suceso más importante (además de la muerte) que puede reducir su desarrollo humano. La situación laboral también afecta la sensación subjetiva de bienestar de la población. Cualquier análisis sobre la vulnerabilidad debe, entonces, estudiar detenidamente la inseguridad laboral y las fuentes de inestabilidad económica, de particular importancia ahora que la economía mundial lucha por salir de la recesión más profunda que haya sufrido en decenios y enfrentar la pérdida de millones de empleos
La crisis financiera mundial se precipitó por el estallido de la burbuja de precios del mercado inmobiliario y el derrumbe bancario en Estados Unidos; ésta se propagó rápidamente por el resto del mundo. Se trata de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, al menos en los países desarrollados, y ciertamente no será la última
Mientras millones han perdido su empleo, otros, como algunos inversionistas, están protegidos por seguros a los depósitos o se benefician con los rescates financieros. Quienes ganan -en términos relativos y en ocasiones absolutos- son generalmente los que tienen más bienes, mejor información y mayor agilidad financiera y, por supuesto, aquellos con influencia
En los países desarrollados, sin embargo, el IDH apenas ha crecido, ya que las fuertes caídas en los ingresos han contrarrestado los avances en salud y educación.
Al mismo tiempo, la crisis ha dado aún más importancia al tema de la regulación de los mercados y ha planteado preguntas importantes sobre la sostenibilidad del modelo y de los enfoques que impulsaron el auge económico de la primera década de este siglo
– La Economía del Malestar (el fin de la cohesión económica y social)
Pese a las virtudes de la democracia debemos recordar los fallos de quienes se declaran partidarios de ella, porque la democracia es algo más que elecciones periódicas, aun cuando se celebren de forma justa. La democracia en EEUU, por ejemplo, ha ido acompañada de una desigualdad cada vez mayor, hasta el punto de que el 1% superior recibe una cuarta parte, aproximadamente, de la renta nacional… y la riqueza está distribuida de forma aún más inequitativa.
"La crisis económica mundial ha tenido devastadoras consecuencias sobre los mercados laborales. El desempleo se ha incrementado a 210 millones de personas, el nivel más alto jamás registrado, y muchos millones más se han simplemente retirado de la fuerza laboral ya que se encuentran demasiado desalentadas para continuar buscando trabajo. Los salarios netos también se han visto afectados.
El Informe mundial sobre salarios pone de manifiesto el efecto de la crisis sobre los salarios en todo el mundo. En particular, muestra que el crecimiento mundial en salarios promedio reales se redujo a la mitad en 2008 y 2009 en comparación a años anteriores. Esto destaca cómo, mientras la crisis resultó dramática para quienes perdieron sus empleos, los salarios netos más bajos de lo esperado han seriamente perjudicado el poder adquisitivo y el bienestar de quienes lograron conservar sus empleos" (Informe Mundial sobre Salarios 2010/2011 – OIT)
"En las economías desarrolladas, la crisis ha llevado a una "doble caída" de los salarios: los salarios medios reales disminuyeron en 2008 y de nuevo en 2011, y el panorama actual parece indicar que, en muchos de estos países, 2012 está registrando un crecimiento nulo o muy escaso de los salarios
La caída en la participación del trabajo se debe al avance tecnológico, la globalización del comercio, la expansión de los mercados financieros y la declinación en densidad sindical, lo cual ha erosionado el poder de negociación de los trabajadores. La globalización financiera, en particular, podría haber jugado un papel mayor de lo que se pensaba anteriormente
En términos de contribución relativa, la financiarización mundial contribuye 46 por ciento de la caída en la participación del trabajo en la renta, en comparación a contribuciones de 19 por ciento de la globalización, 10 por ciento de la tecnología y 25 por ciento de los cambios en dos variables institucionales amplios: el consumo público y la densidad sindical. Estos resultados abren la posibilidad de que el impacto de las finanzas se podría haber subestimado en muchos de los estudios anteriores y sugieren que pasar por alto el papel de los mercados financieros podría tener implicancias serias para nuestra comprensión de las causas de las tendencias en la participación del trabajo en la renta" (Informe Mundial sobre Salarios 2012/2013 – OIT)
"La desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante. El Foro Económico Mundial considera que esta desigualdad supone un grave riesgo para el progreso de la humanidad. La desigualdad económica extrema y el secuestro de los procesos democráticos por parte de las élites son demasiado a menudo interdependientes. La falta de control en las instituciones políticas produce su debilitamiento, y los gobiernos sirven abrumadoramente a las élites económicas en detrimento de la ciudadanía de a pie. La desigualdad extrema no es inevitable, y puede y debe revertirse lo antes posible"… (Informe de OXFAM – Gobernar para las élites – Secuestro democrático y desigualdad económica – 20 de enero de 2014)
"Desde la crisis financiera de 2008 y la Gran Recesión, el incremento de la desigualdad y la brecha social en economías emergentes y avanzadas se ha convertido en un importante problema. Es por ello que el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma en un informe que para respaldar un crecimiento económico sostenible, "la redistribución del ingreso debe basarse en instrumentos fiscales que permitan alcanzar los objetivos de distribución con el menor costo posible en términos de eficiencia económica". La creciente desigualdad observada en los últimos años ha agudizado la presión para usar la política fiscal como herramienta de redistribución del ingreso. De acuerdo con la institución, con sede en Washington, la concepción de una política fiscal redistributiva eficiente abarca cuatro dimensiones clave: – Primero, una política fiscal redistributiva debe ser coherente con los objetivos de la política macroeconómica. – Segundo, los impuestos y los gastos deberían evaluarse conjuntamente. – Tercero, las políticas de redistribución deben estar concebidas de manera que equilibren los objetivos de redistribución y de eficiencia. – Cuarto, las políticas deben diseñarse teniendo en cuenta la capacidad administrativa"… (IMF Policy Paper – Fiscal Policy and Income Inequality – International Monetary Fund – January 23, 2014)
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