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Inmigración y literatura (página 4)


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Para demostrar cómo pueden aplicarse los conocimientos que expone en este libro, realiza él mismo el análisis de dos cuentos –"El jardín de senderos que se bifurcan" y "El libro de arena"-, los cuales, vistos desde esta nueva óptica, revisten otra significación. No es que la literatura necesite de la biografía para encontrar su razón de ser, sino que, sin duda, conocer datos de la vida del escritor ayuda a interpretar mejor su obra.

"Comprendí que lo que Borges sabía acerca de su propio pasado inglés y las raíces de su vocación literaria era muy poco –afirma-, e intuí a la vez que esa poca información debía ser la punta de un largo ovillo. Decidí entonces comenzar una investigación histórica y genealógica en archivos, capillas, iglesias, museos y bibliotecas de Inglaterra. Con el tiempo, la búsqueda se extendió a otros países: Alemania, Hungría, Francia, la Argentina y los Estados Unidos. (…) éstas demandaron más de cinco años de esfuerzos, el uso de todos los recursos disponibles para el investigador, y las técnicas más avanzadas de búsqueda, indexación y análisis; todo ello sumado a una buena dosis de persistencia y –por qué no decirlo- de suerte".

Llama la atención al leer este libro la cantidad de material, y la prolijidad con que el mismo es expuesto, enriquecido con información acerca de la época y las circunstancias sociales, políticas y económicas. Cabe destacar asimismo el estilo del autor: la profusión de datos que vuelca en estas páginas no impide que el texto sea entretenido y atrapante. Cada uno de los antepasados es protagonista de una biografía que se lee con placer, ya que está escrita como un relato en el que confluyen la historia y los propios conceptos del biógrafo, dando amenidad a lo narrado. Varios apéndices, numerosas fotografías y la bibliografía consultada completan este volumen insoslayable.

Es difícil ser original al referirse a Borges. Hadis lo logró. Y con creces.

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Babilonia chica, por Mito Sela

Buenos Aires, Milá, 2006. 112 pp. (Imaginaria).

"Moshé (Mito) Sela nació en Buenos Aires en 1933. Pasó su infancia en la ciudad de San Martín, en el barrio de la industria textil. Desde temprana edad fue miembro del movimiento juvenil Dror Habonim. En 1955 emigró a Israel. Desde entonces es miembro del kibutz Nir Am, en el Neguev. Casado, con cinco hijos y ocho nietos. Trabajó en la mayoría de las tareas del kibutz y paralelamente asumió distintos cargos directivos en la vida comunal. En 1964 fue enviado a la Argentina como sheliaj de la Agencia Judía. Completó sus estudios académicos en Efal (seminario de los Kibutzim). Actualmente jubilado, dedica su tiempo como voluntario en la absorción de nuevos emigrantes y en escribir recuerdos y vivencias". La edición de Babilonia chica, su primer libro, fue patrocinada por el Fondo Familiar Mishpajat Goler Parasol.

Desde su madurez, y desde Israel, Mito Sela evoca un tiempo entrañable. Los padres, la hermana, las tías, los compañeros y maestros de escuela pública y de escuela judía, los vecinos, son los personajes de estas memorias que tienen por objeto rescatar hechos y situaciones: "Las imágenes surgen ocasionalmente cuando los recuerdos se agudizan y se detienen en alguien o en algo que, supongo ahora, tuvieron influencia en ese período de mi vida y, a pesar del tiempo, como si lo hiciera con un simple soplido, disperso el polvo que cubre esos recuerdos que, como si fuese hoy, continúan intactos. Por eso me apresuro a escribirlos, antes que la memoria me traicione".

Aunque vive en Israel desde hace décadas, su libro está escrito en castellano: "Me preguntan hijos y nietos, me pregunto yo: ¿por qué en castellano? No lo puedo explicar. Es posible un argumento del subconsciente: recuerdos de la niñez se puedan relatar en el idioma materno. Además, en estos últimos años el castellano me tiene atrapado. Y me resulta más cómodo dejarme atrapar".

Rinde homenaje a una época: "No me autoengaño idealizando el pasado. Pero quiero ser sincero: lo extraño. Extraño la risa de los niños de entonces. Los de hoy son excitados, irritables y pálidos. Antes se estimulaba leer la enciclopedia. Hoy se vanaglorian los conocimientos de la cibernética". El pasado es visto con sus luces y sus sombras por este escritor que no deja de destacar, en todo momento, el cariño y la contención que le brindaba su familia, inserta en el marco de la inmigración que llegó a la Argentina huyendo de guerras y hambre, y se afincó, entre otras muchas localidades, en el barrio en el que vivió Sela, en el que día y noche se escuchaban los telares. Otros capítulos se refieren a sucesos que tuvieron lugar años después, pero son los recuerdos de estos primeros años los que resaltan con mayor fuerza. No es casual que el autor haya elegido ese título, privilegiando así una parte de la obra.

La evocación es realizada con espíritu crítico, desde el adulto que es hoy. Destaca las virtudes de muchos y los defectos de algunos, sean judíos o no. Todo con un sostenido tono nostálgico, que alcanza su clímax cuando el autor vuelve temporariamente a la Argentina y va a ver su casa: "Una nostalgia inexplicable me llevó a visitar mi antigua casa. Me acompañó la familia. Al llegar a la calle Liniers, la distinguí desde lejos. Avancé apresurado. Quise aislarme. Cuando llegué a la vieja puerta, la encontré cerrada con una gruesa cadena. Traté de introducir mi mirada por las rajaduras y sólo alcancé a ver una imagen, quise creer que era la higuera abandonada. No sirvió mi edad, la madurez y la experiencia. Volví a ser niño por segunda vez, y no pude detener las lágrimas".

Para quienes vivieron esos años, y para quienes nada saben de ellos, este libro es un testimonio valioso sobre la vida cotidiana de una familia judía de esa época, en una tierra que adoptaron como propia ("Argentina no fue un refugio pasajero –afirma-, fue un hogar, fue una cultura, fue una esperanza"). Es, además, una demostración de que el ser humano puede, si se lo propone, vencer todos los obstáculos. La trayectoria de Sela así lo demuestra.

"Entre esos dos extremos –destaca Moshé Goler-, desde la infancia argentina a la madurez israelí, está toda una vida, de un joven que eligió el trayecto jalutziano, fue educador en el Movimiento Juvenil Jalutziano en Argentina, hizo aliá y formó su familia y vive hasta hoy en el kibutz Nir Am cercano a Gaza, donde la historia de esta tierra tan peleada y llorada se sigue haciendo, filmando, grabando y transmitiendo a todo el mundo en estos días. Al lado de la Historia con mayúscula, están surgiendo los nuevos relatos que Mito escribe en su intimidad".

Completan el volumen numerosas fotos acerca de la infancia argentina y el presente israelí.

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La Rabina, por Silvia Plager

Buenos Aires, Planeta, 2006. 376 pp. (Narrativa argentina)

Un día de 1968, Esther Fainberg conoce la historia de Regina Jonas. Poco después, anuncia a su familia que va a iniciar los estudios para ser rabina. La noticia causa revuelo entre sus parientes, que la toman de diversa manera. El marido, con sarcasmo, ya que aleja a la mujer de cuanto él busca para ella: una pose adolescente, sumisión, sociedad en el estudio jurídico. "¿Otra de tus estúpidas extravagancias, Esther?", le preguntó. El padre le dijo: "Esther, sólo lograrás hacer daño a tu comunidad, a tu familia, a tu matrimonio. Y lo que es peor, arruinarás tu vida. Ninguno de los tuyos tuvo que ser rabino para saber quién era. Les bastaban sus muertos, sus costumbres, sus comidas…". Tampoco es bien recibida la noticia por algunos amigos y por una parte de la comunidad judía, que piensa que no está permitido que las mujeres accedan al rabinato.

¿Qué puede llevar a Esther a tomar esa decisión? Es joven, atractiva, está casada con el heredero de un estudio jurídico de renombre, tiene dinero y la posición social que muchas envidiarían. Sin embargo, cree que su vida no tiene sentido. Ha llegado a ella la revelación; hay algo mucho más importante que lo que está viviendo.

Esa revelación, y su aceptación, la lleva a viajar desde Nueva York, donde se encuentra radicada, hacia Israel, donde estudiará con una importante especialista en Biblia. En Israel conocerá también a su segundo marido, agobiado por una tragedia conyugal, y junto a él, iniciará una nueva vida. La tercera edad los encuentra tan enamorados como antes.

La novela abarca décadas de la existencia de esta mujer valiente, que toma como ejemplo a la rabina Jonas, quien asistió a los fieles en un campo de concentración. Como ella, quiere consolar y confortar, y se pregunta si será capaz de hacerlo. Tiempo después, "A Regina Jonas, ordenada en Alemania cuando comenzaba el nazismo, y asesinada en Auschwitz, le dedicaba su prédica. También a sus padres, a su hermana, familiares, amigos, maestros… Pero en especial, a James Steiner, sin su amor y el de sus hijos Lucy y Dan, no habría podido llegar a ese momento. En el inicio ya había traído la presencia de los ausentes. Señaló la vela: ésta se iba a apagar, no la que llevaba encendida en su corazón".

Los escenarios se suceden en la obra. Desde la Argentina, los Fainberg -padre, madre, una hermana y Esther- viajan a Israel, donde vivirán poco tiempo. Desde allí, se trasladan a Nueva York, donde se establecen definitivamente. En Nueva York nace el hijo que Esther tiene con Jaim, uruguayo, y allí llevan asimismo a la hijita de él, que ha quedado huérfana de madre.

Aunque centrada en las circunstancias por las que atraviesa Esther, la obra alude continuamente a la historia de Israel y el mundo en general. En esa historia se destacan dolorosamente las guerras, la situación en la Argentina y el Uruguay de la década del 70, el atentado a las Torres Gemelas. Plager los refleja con tristeza.

En esta novela, que resultó finalista del Premio Planeta 2005, la escritora evoca la lucha de una joven que tuvo una meta, y que llegó a ella cuando miles de obstáculos podrían haberla disuadido; evoca, asimismo, el desarraigo de quienes ven, una y otra vez, que ya no son de esa tierra.

Emotiva, bien documentada, escrita admirablemente, La rabina nos hace eco de las alegrías y los infortunios de los personajes, los presenta actuando coherentemente y deja en nosotros la certeza de que aún lo más difícil es posible, si realmente lo deseamos.

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La última rebelión y otros cuentos de nuestra historia – por Germán Cáceres, Enrique Melantoni, Laura Avila, Mario Méndez, Olga Appiani, Graciela Repún y Marcela Silvestro, Lucía Laragione y Emilio Saad. Ilustraciones de Graciela Sennes

Buenos Aires, Amauta, 2006. 112 pp. (Narrativa infantil argentina)

La historia argentina ha sido siempre fuente inagotable de obras artísticas. En esta oportunidad, se trata de cuentos en los que nueve escritores acercan al público infantil momentos de nuestro pasado tomados como marco para una ficción en la que tienen gran incidencia los personajes de corta edad. Son estos chicos quienes, con su visión de la situación, involucran al lector en la trama, pues le presentan la historia como algo vívido, que puede tenerlo como protagonista.

Algunos de los cuentos están ubicados en el siglo XIX; otros, por el contrario, se remontan desde el presente hacia ese siglo que vio nacer a la Argentina. Los personajes son los criollos, indios y morenos, y cada autor los dotará a su manera de vida y calidez.

Germán Cáceres escribe "La última rebelión", un relato pleno de emotividad protagonizado por un niño y una niña pertenecientes a la tribu quilmes; ellos, en el siglo XVII, encaran con valentía una situación heroica. Enrique Melantoni es el autor de "Historia chica de fantasmas", texto en el que el juego de la escondida es el punto de partida para una experiencia fascinante, que tiene que ver con la Segunda Invasión Inglesa. En "Virginia y la salamanca", Laura Avila se refiere a la educación que se daba a las niñas en los años de la Revolución de Mayo, y a la intención de Manuel Belgrano de cambiar esa realidad discriminatoria. En "Recuerdo de familia (Historia a muchas voces)", Olga Appiani, Graciela Repún y Marcela Silvestro escriben una narración acerca de una familia durante el éxodo jujeño, en la que se evidencian las crueles diferencias que había entre habitantes de una misma región. En "Falucho", Mario Méndez relata, a partir de una anécdota que transcurre en 1975, lo sucedido al soldado que se negó a honrar la bandera española. En "El hombre de la cara partida", Lucía Laragione evoca la vida de Santiago Avendaño quien, después de permanecer siete años entre los aborígenes, vuelve con los suyos, gracias a la generosidad de Baigorria. Emilio Saad, por último, es el autor de "El ovillo del destino", relato en el que un fantasmal Tamborcito de Tacuarí es el eje alrededor del cual giran los sucesos que tienen como personajes a criollos y un inmigrante, evidenciando la transformación de la sociedad de nuestro país en la década de 1860.

"Todos estamos formados por múltiples historias –afirma Jorge Grubissich, en el Prólogo-. Lo mismo pasa con nuestro país, que es la suma de historias grandiosas, de pequeñas historias, de historias felices y de otras que quizás preferiríamos no recordar, aunque debamos hacerlo. Por estas razones Amauta presenta este nuevo libro, en el que la historia abandona su habitual pedestal para tornarse posible, y de ese modo pertenecerle mejor a cada uno de los lectores, protagonistas del presente y del futuro, esos dos misterios donde, además, como un abuelo venerable, habita el pasado".

Un pasado que interesará a lectores a partir de los nueve o diez años, y que es recreado talentosamente por estas conocidas personalidades de la literatura infantil.

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Marco Denevi y la Sacra Ceremonia de la escritura: Una biografía literaria, por Juan José Delaney

Buenos Aires, Corregidor, 2006. 244 páginas

Juan José Delaney nació en Buenos Aires en 1954. Es profesor de Literatura Argentina en la Universidad del Salvador. Ha publicado, en distintos medios, cuentos, ensayos, trabajos de investigación y textos periodísticos. En 1993, becado por la Fundación Antorchas, participó del International Writing Program, de la Universidad de IOWA (Estados Unidos). Es autor de Papeles del desierto (cuentos), Tréboles del sur (cuentos) y Moira Sullivan (novela). Por el proyecto para este libro, en 2002 recibió una beca del Fondo Nacional de las Artes.

En esta obra, Delaney biografía a quien es considerado -junto con Borges y Cortázar- uno de los tres mejores cuentistas de nuestro país. El autor plantea su postura acerca de la utilidad de las biografías para comprender mejor una obra literaria: "Respecto de la biografía de un escritor en función de su obra, ahora que las miradas de la crítica se concentran en el texto con exclusión de cualquier borde adyacente, afirmo mi convicción de que el conocimiento de la vida del autor contribuye a alumbrar su escritura; más aún: provee elementos que más allá del texto convalidan el aserto de que para los literatos la pregunta sobre qué es la literatura aparece atada a todos los aspectos de qué es la vida".

En cuanto a los motivos que lo llevaron a escribirla, afirma Delaney: "Hay distintas razones por la cuales uno puede emprender la escritura de una biografía. En este caso, dos fueron los motivos principales: aproximarme a una "vocación" y, además, examinar los procesos de escritura en relación con una historia personal y social".

La evocación se inicia con la referencia a los padres del escritor. Marco Denevi fue uno de los siete hijos de Valerio Denevi, inmigrante nacido en Siena, "un italiano que durante el último tercio del siglo XIX, siendo muy joven, llegó al país con escaso dinero y sin relaciones, a fin de concentrarse en el negocio de la construcción, para lo cual, poco a poco, fue adquiriendo tierras en las entonces despobladas y subvaluadas localidades de Sáenz Peña, Santos Lugares y Villa Lynch, en la provincia de Buenos Aires". La madre fue la argentina María Eugenia Buschiazzo, hija de italianos del norte.

El nombre que adoptaría para escribir remite a sus orígenes: "En oportunidad de su debut literario, a los treinta y cuatro años, el autor modificó levemente su nombre: optó por el italiano Marco (usado domésticamente) en lugar del vernáculo Marcos, y eliminó el Héctor".

Lejos de ser un rasgo anecdótico, la vivencia de la inmigración será muy fuerte en Denevi. Con Italia está relacionado –a criterio del biógrafo- "otro factor autobiográfico que gravitó en su escritura y que contribuye grandemente a iluminar la afirmación respecto del propio estilo. Hijo de la inmigración, la lengua y la cultura italianas pesaron, ciertamente, en su visión de la realidad y en su trabajo".

Una italoargentina, su amiga y compañera de trabajo Syria Poletti, se refiere a la herencia peninsular como uno de los factores que se advierten en la narrativa del autor y, sobre todo, en su estilo: "La literatura de Marco Denevi irrumpe y se inserta justo en el momento en que la baraúnda de voces, llamémoslas bastardas, alcanzando el máximo grado de babilonismo, debía fundirse en canales lingüísticos idóneos al sentir del nuevo hombre argentino. Y un hijo de inmigrantes italianos, si quería ser fiel a la mecánica de su propio pensamiento, si quería mantener adhesión entre emoción-idea, y palabra, debía abrir cauce a su propia vertiente expresiva. Eso hizo Denevi, como hijo de inmigrantes, como porteño, como apasionado del latín, del francés, del italiano. Y del castellano, por supuesto, idioma de fronteras y aglutinante por tradición. Quiso devolver –o dar- al idioma de los argentinos, la precisión, el ajuste, la formulación directa –directa, y no primaria- entre idea y expresión, escrita y oral".

Mas no fue la literatura el primer arte que cultivó. El autor de Rosaura a la diez afirmó: "Genética y educación se confabularon para hacerme adicto a la música. Mi padre, que nunca exteriorizaba sus emociones, sólo aflojaba frente a la ópera. Nací y me crié en un hogar donde se hacía música a diario, donde la música mal llamada culta formaba parte de la vida cotidiana. Todavía niño, y de la mano de mis mayores, fui a salas de concierto y al Teatro Colón".

Pero, llegado el momento, no pudo pensar en la música como una carrera a seguir: "había sido una posibilidad que seguramente el padre no hubiera tolerado por su decisión de que los hijos varones fueran a la Universidad; además "eran épocas en que si un muchacho se ponía a estudiar eso, se volvía casi sospechoso, era una mariconería". Debió conformarse con tocar piano ocasionalmente, y de oído". Denevi inicia estudios de Derecho, y los abandona habiendo cursado sólo nueve materias.

Cuando, en 1955, recibió el Premio Kraft "expresó que le hubiera gustado que su padre viviera "para que él presenciara esta travesura" ". Sin ningún antecedente literario, Denevi gana un premio de esa envergadura. De allí en más, las obras se suceden, con éxito algunas, sin éxito otras, y lo confirman como lo que fue: un autor de indudable valía en el panorama de las letras argentinas.

Delaney, a quien conocíamos como novelista y cuentista, se aboca a la tarea de analizar -desde el punto de vista literario, como él señala- la personalidad de Denevi. Se vale para ello del trato directo, de bibliografía –mucha de ella proporcionada por el escritor- y de testimonios recabados por el mismo biógrafo, quien realizó más de un centenar de entrevistas.

El autor conoció al novelista "en 1974, poco después de que la revista Gente publicara junto a los de Jorge Luis Borges y María Granata su comentario harto generoso sobre mi primer libro de cuentos". Lo describe físicamente: "A sus cincuenta y cuatro años de edad Denevi era un hombre totalmente canoso, de bigotes negros, rasgos muy definidos, retacón y de mirada inteligente. Su voz era grave, doctoral, y cuando hablaba sus dichos parecían el producto de una serie de ensayos ya que no cometía errores de dicción ni mucho menos de sintaxis o vocabulario. Hablaba como escribía".

Denevi estuvo al tanto del trabajo del becario: "Cuando en 1986 el ensayo biobibliográfico me tentó como posibilidad académica, reflexiva y aún estética, no vacilé en telefonearlo proponiéndole mi proyecto. Inmediatamente se entusiasmó con la idea. No tardé en frecuentarlo para entrevistas y para la recepción de libros, papeles, fotografías, tesis, recortes y toda clase de información. (…) Lástima que, habitualmente, las conversaciones telefónicas, en las que es más difícil impostar, no se registren, y que ese recurso intermedio –el correo electrónico- llegó tarde para mi biografiado".

Logra, a partir de tantas fuentes, este libro completísimo, en el que se analizan las obras literarias, se cotejan versiones, se incluyen fragmentos, se informa acerca de realizaciones teatrales y cinematográficas (en la Argentina y en el exterior), se enumeran ediciones y condecoraciones, se corrigen errores. Se resalta la actitud de Denevi como periodista y su incursión en la literatura infantil, aspecto de su obra, este último, quizás menos conocido que los anteriores. Se presenta asimismo la evocación de la personalidad del autor, el entorno en que vivió y la situación de la Argentina en ese tiempo.

Prolijamente documentado -como lo estuvieron anteriormente los cuentos y la novela-, el libro de Delaney surge de años de investigación, transmitida con un tono ameno que hace que el interés del lector no decaiga un instante.

"Por más de cuarenta años –señalan los editores- Marco Denevi (1920-1998) ocupó un lugar central en la narrativa argentina. Títulos que van desde la ya clásica Rosaura a las diez hasta Nuestra Señora de la Noche –su última novela–, pasando también por la inolvidable Ceremonia secreta, revelaron una voz original que se expresó en prácticamente todos los géneros, sin excluir guiones para cine y televisión. Esta biografía de Juan José Delaney –rica en documentos, cartas, testimonios y textos inéditos– da cuenta del camino del escritor, su formación, búsquedas, éxitos, fracasos y preocupaciones filosóficas y cívicas, dentro del contexto histórico y literario en que se desarrollaron. En otro sentido, el ensayista examina los procesos de escritura en Denevi e ilumina y valora aspectos soslayados de la producción del escritor como, por ejemplo, su condición de cuentista excepcional. El resultado es un trabajo que interesará no sólo a los admiradores de la obra de Marco Denevi sino también a estudiosos de la escritura en general y de la literatura argentina en particular".

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Entre cuentos y relatos, por Francisco José Robles

Victoria, Entre Ríos, 2006. 112 pág.

Leí esta colección de diecisiete textos, en los que se advierten varias características comunes a todos ellos.

En primer término, la formación del autor, que se trasunta en las alusiones a personas y lugares, a sucesos del pasado y del presente. Los conocimientos adquiridos en los libros y en los viajes aparecen cabalmente reflejados en esta obra.

Luego, su conocimiento del alma humana, en la que sin duda tendrán que ver sus múltiples vocaciones, todas ellas relacionadas con el hombre y su circunstancia, problemática que aborda desde diferentes ángulos, ya sea que le toque actuar como sacerdote, como profesional o como escritor.

Por último, su sangre española, acerca de la que nos da referencias mínimas, pero fáciles de encontrar para el lector; me refiero al párrafo en que habla de las influencias literarias de uno de los personajes: "En lo respectivo a mis lecturas, de ordinario, pasan por los clásicos como 'El Quijote de Cervantes', 'La Divina Comedia', 'El Alcalde de Zalamea' de Calderón de la Barca".

Sobre los cuentos, nada puedo agregar, pues ya lo ha dicho todo Carlos Sforza en el elogioso prólogo que escribió para el libro. Sólo quiero manifestar -aunque no deba- que me gustó en especial "La Torre inteligente", en el que tras la metáfora de una mujer que sufre un percance al subir a un ascensor, se esconde toda una lección de vida.

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Agua, piedras y escobazos, de Germán Cáceres. Texto inédito

En esta obra se evidencia un aspecto desconocido para mí, hasta hoy, de la producción del autor. Lo vengo siguiendo desde hace más de veinte años. Primero fue su narrativa policial, que comenté en 1986 en el diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca; luego, su obra de teatro Viajeros, en la que plantea cuestiones existenciales caras a todos los seres humanos; su investigación sobre el cine de animación, volumen acerca del cual lo reporteé para Letras-Uruguay y su literatura infantil y juvenil, destinada a lectores que buscan un texto relacionado con sus intereses y su realidad. (Enumero sólo algunos de sus libros).

Ahora, leo esta obra teatral, y me sorprendo una vez más. Ignoraba yo que a Germán le interesara esta temática, que cultiva con gracia y conocimiento del tema. Su recreación del clima del conventillo se inscribe en la tradición al respecto, pero brilla con luz propia; sus parodias del lenguaje de los inmigrantes, y de las discusiones entre ellos, nos hacen palpitar esos momentos tensos en los que las diferencias entre inquilinos se postergan para dar paso a la unión frente al propietario. Dice el Gallego: "Vistei que los propietarios quierun imponer un aumento de alquileres. (Pausa. El Turco lo mira alarmado. ) Y los muy hijos de puta también elevan esta mierda de maroma que nos dan pra dormir. (Señala la soga en la que están apoyando sus axilas. ) ¡Creen que estamos en un jotel de lugo!". El Turco le contesta: "¡Bero algo habrá gue hacer! Si la guita de los salarios ni nos alcanza bara gomer".

Entre los inmigrantes se ve, asimismo, una diferencia de actitud; mientras el gallego es contemporizador, el turco se muestra inflexible, pero ambos luchan por lo que consideran justo. El italiano, en cambio, muestra una faceta censurable de la inmigración; él dice a los otros inmigrantes, que se quejan por la falta de higiene: "Ma ostedes son ñus engropidos. Con lo poco que pagan ¿qué querere? ¡Parecen sobradores!". La figura del encargado del conventillo se encuentra en la literatura, y encarna la fuerza del poderoso frente al desamparo de los que nada tienen.

Encarnan también al poder los personajes del doctor José Figueroa Alcorta y el coronel Ramón Lorenzo Falcón. Este último dice al presidente: "Hay una huelga de inquilinos capitaneada por anarquistas. Si llegan a triunfar es el comienzo de un proceso revolucionario que puede socavar las bases de nuestro ordenamiento económico. (Pausa. ) (Con sorna. ) Y le repito: también con sus maravillosos viajes París".

Finalmente, llega la represión: "(Entra corriendo Inquilina 1 seguida de un policía, que le pega y la derriba. ) (La Turca se mete al baño, perseguida por un policía que la castiga haciéndola lanzar fuertes gritos de dolor. ) (Lentamente el ruido de los cascos de caballos disminuye. ) La iluminación se centra en el cuerpo sin vida de Miguel Pepe que yace en el patio del conventillo".

Breve, contundente, sumamente lograda, esta pieza reafirma una vez más el talento de su creador.

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Escobas revolucionarias La gran huelga de inquilinos (1907), por Germán Cáceres

Buenos Aires, Ediciones BP, 2007 (Informes del Sur)

El año pasado pudo verse en teatro Agua, piedras y escobazos, obra de Germán Cáceres interpretada por el Equipo Teatral Osvaldo Dragún y el Grupo de Teatro Almas Fuertes. Estrenada en septiembre de 2006, está basada en el hecho histórico ocurrido en nuestro país en 1907, conocido como La Huelga de los Inquilinos o La Revolución de las Escobas.

La puesta se hizo "bajo la dirección general de Jorge Macchi, con el siguiente elenco por orden de aparición: Edgardo Jesús Diaz, Claudio Germán Godoy, Jorge Suarez Soria, Diego Adotti, Analía Mariel Rivero, Hernán Adotti, Leonel Borroni, Soledad Tortoriello, Edgardo Moccia, Cristina Barreiro, Natalia Romero, Alejandro Casal, Cristina Noemí Carcabal, Romina Cacchione, María Fernada Correa y Denise Chabín. Dieciseis actores en escena. (…) La obra se compone de un prólogo, dos actos y un epilogo. Al transcurrir en un conventillo, retoma la tradición del sainete respecto a ciertos personajes clásicos como el Tano, el Turco y el Gallego, y aprovecha el tono humorístico del género para celebrar el éxito de una huelga justa con una fiesta que ofrece al público tangos antiguos, practicamente desconocidos. La dramática represión policial del final obtiene, así, contundencia y se da primacía a la faceta testimonial. Este espectáculo cuenta con el apoyo de Proteatro".

En esa oportunidad, afirmé: "Su recreación del clima del conventillo se inscribe en la tradición al respecto, pero brilla con luz propia; sus parodias del lenguaje de los inmigrantes, y de las discusiones entre ellos, nos hacen palpitar esos momentos tensos en los que las diferencias entre inquilinos se postergan para dar paso a la unión frente al propietario. Entre los inmigrantes se ve, asimismo, una diferencia de actitud; mientras el gallego es contemporizador, el turco se muestra inflexible, pero ambos luchan por lo que consideran justo. El italiano, en cambio, muestra una faceta censurable de la inmigración. La figura del encargado del conventillo se encuentra en la literatura, y encarna la fuerza del poderoso frente al desamparo de los que nada tienen. Encarnan también al poder los personajes del doctor José Figueroa Alcorta y el coronel Ramón Lorenzo Falcón. Finalmente, llega la represión. Breve, contundente, sumamente lograda, esta pieza reafirma una vez más el talento de su creador".

Pocos meses después, Ediciones BP incluye en su colección Informes del Sur el texto que nos ocupa, en el que el autor expone el sustento histórico a partir del cual escribió el drama. Pero no sólo expone los datos que encontró en su investigación, en fuentes que consigna en la bibliografía, sino que también da su personal visión del hecho. Su condición de universitario relacionado con la economía, y su profunda formación humanística hacen que su mirada acerca de esta época sea especialmente interesante, aún cuando su posición no sea compartida por todos los lectores.

A mí me fascinó este trabajo. Porque es serio, porque está escrito con amenidad, porque es un homenaje a los inmigrantes agobiados por el peso de tantas obligaciones y tan pocas satisfacciones y también porque homenajea muy especialmente a las valerosas mujeres que tuvieron un papel fundamental en esta huelga.

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Por amor a Cristina, Susana Biset

Córdoba, Ediciones del Boulevard, 2007. Segunda edición.

El investigador Eduardo Tyrrell me envió este libro, pensando en que me interesaría. No sólo me interesó. Me atrapó. Empecé a leerlo y no pude dejarlo. En cada momento libre, volvía a él. Esa es la primera condición que destaco de la obra: su capacidad de llegar al lector, como si la autora fuera en realidad una narradora oral que nos está contando un relato. Al leer Por amor a Cristina, es su voz la que surge, plena de matices y reflexiones, con un lenguaje terso y cuidado, en el que no faltan las notas de asombrada belleza por el paisaje en el que se desarrolla la mayor parte de la ficción -una estancia cerca de la ciudad de Buenos Aires- y las connotaciones lóbregas para la misma ciudad, contrapartida de ese paisaje idílico.

Cristina Alonso, una joven hija de un nativo descendiente de españoles y de una española, regresa al Río de la Plata luego de haber pasado tres años en casa de su tía, en la península, refinando sus modales y adquiriendo cierta cultura. A su regreso, contrae matrimonio con un militar y se ve envuelta en hechos que hacen que su vida cambie diametralmente. No les adelanto más acerca de la trama. Sólo les puedo decir que el final es, a mi entender, logradísimo.

La acción transcurre entre 1808 y 1816, años cruciales para la historia de nuestro país. El conflicto entre los realistas y los patriotas tiene distintos ecos en los personajes. En la madre de Cristina, vemos la lealtad a su patria de origen; luego, con el correr del tiempo, la española irá evolucionando hasta adaptarse al presente en el que vive, treinta años después de haber dejado su tierra. Aunque ambientado en el siglo XIX, este conflicto se observa, con ligeras diferencias, en muchos de quienes por una u otra razón han debido dejar su hogar.

Otro de los temas interesantes es el de la función de la mujer dentro de la sociedad, ejemplificada, por un lado, en la madre y la hermana de Cristina -señoras dedicadas a la crianza de los hijos, la cocina y el bordado-, y por el otro, en esta maravillosa protagonista, que no vacila en tomar las riendas de una estancia, cuando la situación lo requiere. Valiosas consideraciones se desprenden de la confrontación entre ambos estilos de vida.

Y además, la obra de Susana Biset trasunta un importante sustento de información, no sólo histórico, sino también en lo referido a las tareas del campo, que describe con singular conocimiento.

Por todas estas razones, leí con mucho placer "Por amor a Cristina" y espero que el libro, que ya va por la segunda edición en pocos meses, tenga muchas más. Se las merece sobradamente.

edu.red

De ayer a hoy La actuación profesional de un dirigente de empresa con principios, por Manuel Cao Corral

Buenos Aires, 2007. 432 pp.

"Desde 1999 actua como Tesorero del Consejo de Administración de la Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales (FAECC). Es Presidente del Consejo de Administración de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y Director de Catedra España. Fue Presidente de la Asociación Dirigentes de Empresa (1967-1971; 1991-1996), Miembro del Consejo Honorario del Premio Nacional a la Calidad en 1999, Secretario General del Rotary Club de Buenos Aires (1997) y Secretario General del Club Universitario de Buenos Aires-CUBA (1971).

Orador en numerosas conferencias en centros culturales de nuestro pais, Uruguay y Chile, exponiendo en Italia ante mas de 5.000 asistentes, sobre el futuro de la juventud en el nuevo mundo tecnológico.

La Sociedad Internacional de Marketing de EEUU lo tuvo como Vicepresidente Internacional para America Latina entre 1967 y 1971.

Recibio numerosas distinciones por su contribucion al intercambio cultural y academico entre España y Argentina: "Pote de Ouro", otorgado por el restaurante Morriña del Chef Manuel Corral Vide, en 2006, y Laurel de Plata del Rotary Club de Buenos Aires por la personalidad del año como impulsor de la enseñanza universitaria, en 1998; Miembro de la Enxebre Orden Da Vieira, Madrid, y Real Orden Caballeros Corpus Christi, Toledo, en 1996, y Real Orden Caballero de Yuste, Extremadura, en 1994.

Fue destinatario de importantes premios:

Reconocimiento de la Conselleria de Educacion y Ordenacion Universitaria de la Xunta de Galicia, en 2005; el otorgado por la Union Sociedad Gallega en el año 1999; a la Hispanidad e Isabel la Catolica entregado por el Superior Gobierno de España, ambos en 1998.

Es Socio Honorario del Centro Galicia de Buenos Aires, del Centro Salvatierra de Miño, del Club Español de Buenos Aires y del Partido de la Estrada".

Aunque el título sugiera lo opuesto, el autor no se propone escribir su autobiografía, sino la historia de la ortopedia en la Argentina. Así la pensó, y luego las circunstancias hicieron que se refiriera a otros aspectos de su vida no menos importantes que su destacada trayectoria en la especialidad. El manifiesta: "La intención original de este libro, que había sido el rastreo de las ortopedias argentinas, fue ampliándose sin que yo me lo propusiera, hasta encerrar entre sus páginas una vida y una actuación de casi cuarenta años, repartidas en innumerables y disímiles actividades. Sin embargo, de ningún modo puede considerárselo como una autobiografía o unas memorias. No lo es, por cuanto siempre he considerado que no es bueno ni conveniente fomentar los personalismos. Ha sido ésta una norma permanente, de manera que mal obraría si hiciera ahora lo contrario".

La Primera Parte, publicada en 1992, se inicia con la inmigración de sus padres. El autor nace en 1924, el mismo año en el que el Dr. Valls viaja para especializarse. A la ilustre personalidad del médico estará unido el destino del hijo de inmigrantes, ya que el gallego Cao Turnes, figura señera de la colectividad de nuestro país, trabaja en la clínica que el galeno dirige en la ciudad de Buenos Aires. Fallece la madre y el padre enferma. Para ese entonces, Cao Corral había comenzado a trabajar en el depósito, donde organizó el material a su cargo, aplicando con creatividad un criterio que facilitaba la labor del encargado. Poco después, y como su padre no mejora, se le ofrece pasar a ser secretario. Deja sus estudios de Medicina para emprender una carrera exitosa en la Administración.

Años más tarde lo encontramos dirigiendo IOA, una empresa que no se limitó a varias ramas de la ortopedia, sino que creó asimismo varias empresasimprenta, publicidad, transporte, etc- que la abastecían. Cuando evoca esas epócas, la mirada de Cao es abarcadora, ya que menciona a quienes tuvieron que ver con la firma, desde el más importante traumatólogo hasta el personal de maestranza; nativos, inmigrantes y visitas ilustres desfilan por estas páginas, en las que se ha incluido numerosas fotografías. Para todos ellos tiene una palabra de agradecimiento. Recuerda la capacitación constante, la exigencia en materiales y procedimientos, las muestras de arte, las fiestas de fin de año, los desfiles de moda, los premios que se le daba al personal, todo lo que hizo de IOA una firma que marcó un camino. Y a medida que va recordando, da su opinión acerca de las obras sociales y la actitud del gobierno frente a la cuestión; una opinión con la que se podrá o no coincidir, pero que hay que conocer.

En la Segunda Parte, agregada en 2007, Cao Corral se ocupa de su relación con la educación -tan importante para las familias inmigrantes-, evidenciada en el tomo anterior cuando se refiere a sus maestras de la primaria y al Colegio Santa Rosa, al que asistieron sus hijas. El escribe: "esta reedición conlleva mi posterior actuación en dos importantes entidades educativas. En efecto, al salir el libro comenzaba mi actuación en la Asociación Dirigentes de Ventas (ADE), (…) Posteriormente, al ingresar como presidente en la ADE, el Dr. Horacio O'Donnell, impulsa la creación de una universidad que, finalmente se concreta con la aprobación por parte del Ministerio de Educación que encabezaba, en aquel entonces, el Dr. Antonio Salonia". Cao Corral fundó la Cátedra España. Pensada como "Cátedra Galicia", en honor a sus mayores, abarcó finalmente la cultura de toda la península: "Hace once años propuse al Rector Dr. Horacio O'Donnell la creación de una cátedra España -la cual dirijo- como intercambio cultural entre España y la Argentina, que lleva adelante una importante actividad con ciclos de conferencias de interés general. La asistencia es amplia y en ciertas ocasiones debe utilizarse auditorios con capacidad para 150 personas. Me acompaña Jorge Alonso, como Co-Director y contamos con el asesoramiento cultural de María del Pilar Berzosa, la Prof. Emilia Puceiro de Zuleta y el Dr. Víctor Massuh". La UCES cuenta también con la Cátedra Asia Pacífico, la Cátedra Italia y la Cátedra Nórdica.

Aunque el tema tratado en este libro podría ser interesante sólo para cierto público, Cao lo vuelve de interés general, ya que, con estilo llano y comprensible, describe técnicas, enumera logros, relata anécdotas (algunas de ellas, divertidas). Quien conozca a Don Manuel, sentirá que lo escucha hablar. Su inteligencia y elegancia en el trato aparecen en estas páginas.

Prologó el Dr. Salomón Schächter. Alicia Regoli de Mullen y Patricia Mullen de Vigliano tuvieron a su cargo la corrección de las primeras dos partes del libro. La primera es autora del texto publicado debajo de la foto de Cao Corral.

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Vida cotidiana de los judíos argentinos. Del gueto al country, por Ricardo Feierstein

Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2007. 480 páginas.

Si hay alguien que puede hablar con autoridad acerca de la historia de los judíos argentinos, ése es Ricardo Feierstein. A su circunstancia personal –ser hijo de polacos inmigrantes-, se suma su profundo amor por las raíces de las que proviene su familia, su preparación intelectual y su constante actualización.

Con todo este bagaje emprendió, hace muchos años, la ingente tarea de escribir la Historia de los judíos argentinos, publicada por primera vez en 1993, y reeditada en 2000. Es elocuente el hecho de que se hayan agotado estas dos ediciones de "un libro de "una comunidad"; ello demuestra que no es "sólo" de una comunidad, sino un trabajo profundamente argentino que ayuda, quizás, a comprender el fenómeno inmigratorio en su totalidad". En 2006 apareció la tercera edición, actualizada.

No conforme con este importantísimo logro, va por más: Sudamericana edita a fines de 2007 su Vida cotidiana de los judíos argentinos, volumen que dedica "a la querida memoria de mis padres Eufemia e Isaac, a mis tíos y abuelos, a toda esa inmensa familia de inmigrantes y argentinos mezclados que alguna vez disfruté en mis años de crecimiento y que hoy me acompañan en el recuerdo y me ayudaron tanto, sin saberlo, a reconstruir un largo siglo de vida en la Argentina".

En la Historia. -señala el autor-, "Faltaban aún los aspectos personales y anónimos, esos que hacían a la vida concreta –día a día- de la mayoría, que de manera insensible y cumpliendo las aseveraciones de Raphael Patai se iba impregnando de una cultura nueva y desconocida (para los primeros inmigrantes) y conseguía, en el creador mestizaje que darían las sucesivas generaciones, un producto original, singular y conocido a la vez, que determinaba la múltiple –pero acotada- manera de ser judíos en este lugar del mundo".

En esta investigación aborda un tema específico: el de la vida de aquellos seres -anónimos, algunos; famosos, otros- que contribuyeron con su esfuerzo al engrandecimiento de la nación que los recibió hospitalaria. Sí, hospitalaria, aunque episodios de discriminación -hacia los "rusos", los "tanos", los "gallegos" y los "turcos"-, por cierto no infrecuentes, mancharon esa hospitalidad que, como casi todas las cosas de este mundo, pudo ser mejor.

El escritor que cantó a sus ancestros en poemas, que los recordó en novelas, cuentos y memorias, se aboca ahora a la tarea de mostrarnos cómo vivieron los judíos en la Argentina, un país que adoptaron como suyo. Luego de consideraciones acerca de la identidad judía, el relato se inicia con el arribo del vapor Weser, del vapor Pampa, y sus pasajeros, que huían de tierras "bordadas por antisemitismo", como dice en uno de sus poemas. Los extranjeros se fueron haciendo argentinos, cambiaron algunas de sus costumbres, nos influenciaron con otras, se asimilaron, y llegaron a ser la colectividad que hoy conocemos.

Para el recuerdo, y para que la conozcan quienes no lo vivieron, Feierstein evoca pormenorizadamente la existencia de estos hombres y mujeres que se veían en una tierra nueva, a menudo amenazadora, en la que tuvieron una nueva oportunidad, en la que prosperaron y en la que enfrentaron violencia y engaños, pruebas de las que salieron airosos.

Las comidas, la lengua, las vestimentas, la educación, la religión, son sólo algunos de los temas que aborda el ensayista, en este libro llamado a ser un manual de consulta para los lectores actuales y los de generaciones venideras.

Los pasajes que más me gustaron –y los que más me aportaron-, son los relacionados con las fiestas pantagruélicas, los juntadores de avisos, el tradicionalista, el memorialista familiar, el cooperativista, la idishe mame, el Pueblo del Libro y el gaucho judío. Claro que es sólo una opinión, que no intenta establecer una valoración acerca de un contenido tan rico y diverso.

Pero no debe pensarse que la vasta información que maneja Feierstein vuelve a la obra un pesado cúmulo de datos. Por el contrario, la gracia con que los cuenta, el afecto que trasunta cada línea hace de esta Vida… un relato ameno y esclarecedor, que lo muestra como un escritor perteneciente a una comunidad, mas no por ello ajeno a la vida palpitante que se desarrolla a su alrededor. Con inteligencia, con espíritu crítico, presenta a los judíos conviviendo con otras colectividades, en el paisaje cosmopolita de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias, en siglos pasados y en la caótica realidad en la que vivimos.

Su libro nos habla de luchas y de éxitos, de desazones y victorias. Es, en suma, una historia contada desde el intelecto, y sentida desde el corazón; un friso de la sociedad argentina, tan peculiar y cambiante como lo es el ser humano.

Numerosas fotografías y documentos de toda índole –incluidos muy especialmente los literarios-, a los que se suman las anécdotas que escuchó, y las que lo tuvieron por protagonista, se amalgaman en este volumen que nadie que busque una investigación seria puede dejar de leer.

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En el nombre del tango Un enfoque sobre la temática religiosa en la poesía del tango, por Fernando F. Cautere

Buenos Aires, Santa María, 2008. 160 pp. Prólogo de José Gobello. Ilustraciones de Silvana Delfino.

La investigación tiene como propósito analizar la visión de la religión en poetas de la talla de Enrique Cadícamo, Armando Tagini, Cátulo Castillo, Mario Battistella, Alberto Vaccarezza, Celedonio Flores, Homero Manzi, Eladia Blázquez y Horacio Ferrer, entre otros. Cabe destacar que varios de los autores cuyas letras se analizan en el libro son inmigrantes o hijos de inmigrantes.

Cautere cita letras en las que se observan menciones superficiales de la divinidad, referencias centradas en el recinto del templo, la facultad del Creador de perdonar nuestras faltas, pedidos, súplicas, agradecimiento, resignación, blasfemia, decepción. Se refiere por separado a Enrique Santos Discépolo, "en la certeza de que se trata del poeta del tango que con mayor asiduidad abordó la temática. Además, y fundamentalmente, por ser quien evidenció un profundo sentido crítico y analítico de la realidad social de su época y, consecuentemente, mostró en sus letras un criterio emocional de acercamiento a la figura del Creador". Analiza la referencia a Dios en varias letras de tangos, y transcribe completa la letra de "Tormenta", "Por ser la más rica y completa invocación a Dios que formuló Discépolo".

Sustentada en cuatro pilares -la fe del hombre de campo, la del hombre de la ciudad, la fe de los inmigrantes católicos, y el anticlericalismo de otros inmigrantes- esta obra lleva a verificar que "la sinceridad que aparece en muchas letras con temática de fe como las que hemos mostrado puede mostrar un acercamiento del hombre a Dios en los distintos momentos de la historia que fue viviendo. Y eso implicaría un signo de búsqueda de Dios, porque los poetas que de El hablaron lo encontraron, buscándolo o, no".

El investigador se ocupa, finalmente, del verso lunfardo, "una muestra de otra expresión poética afín con el tango", la "movida" tanguera en los colegios salesianos y la "Misa Tango", expresiones contemporáneas -estas dos últimas- "de la relación tango-religiosidad".

Mención aparte merecen las ilustraciones de Silvana Delfino, la calidad del papel y las fotografías, y la edición en sí.

Completa el volumen la bibliografía consultada.

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Retratos, por Carlos Penelas

Bs. As., Centro Betanzos Ediciones/Xunta de Galicia, 2008. Ilustración de tapa: "Retrato de Rocío", por Juan Manuel Sánchez.

Hace años, leí "Los trasterrados". Me impactó, por su sencillez y su belleza. Porque sabía decir todo con las palabras exactas. Hoy, esa misma cualidad la encuentro en el nuevo libro de Carlos Penelas, un escritor al que sigo y admiro.

En su Retratos, evoca a inmigrantes y argentinos, a personalidades y a gente común. Todos ellos merecen su lugar en esta galería que está ubicada temporalmente, en su mayoría, en la adolescencia y la juventud del escritor. Es en esa época en la que pudo atesorar los testimonios que prodiga en estas páginas.

Hay inmigrantes –dije- gallegos y de otras nacionalidades. Entre los gallegos, el mozo que lo atendía en el bar Astral ("Alegre y generoso, un corazón que todo lo ocupaba"); el gallego que regresa a la aldea, después de treinta años, con zapatos nuevos, porque allá siempre había andado descalzo; Dionisia López Almada, fundadora y ex presidente de la Comisión de Familiares de Desaparecidos en la Argentina; la encargada del edificio (nacida en Trasparga, la tierra de mi abuelo), a la que lloró como a su madre. Entre los que no eran gallegos, merece comentarse especialmente la semblanza de Boleslao Lewin, el historiador venido de lejos, de una nación que vivía un presente aciago, al que reconoce muchos méritos, entre ellos, el de ser tan generoso como para ofrecer al joven Penelas el abrigo del que el autor carecía en invierno.

Si de argentinos se trata, destacamos la semblanza de Alejandra Boero ("Jubilosa, rebelde, apasionada"), Enrique Palazzo, Roberto Santoro, Jorge Brandi, y Juan Bautista Bioy Lanusse, entre otros. También en este orden de evocaciones, nos encontramos con las espléndidas páginas acerca de Max Dickman, retratado en todas sus facetas con comprensiva pluma.

La lectura de estos retratos nos hace reflexionar acerca de diversos temas. El primero -y el más obvio-, la capacidad del escritor para rodearse, en sus años mozos, de gente valiosa, una capacidad que nuestra juventud –y no es por ser negativa- no cultiva demasiado. Luego, pienso en qué importante ha sido para él esa impronta, que puede evocarla con tal lujo de detalles en la madurez. Y, por último, disfruto de su talento al escribir, que lo hace capaz de trazar una emotiva semblanza, o una irónica caricatura digna del mismísimo Mujica Láinez, pero más severa.

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De lágrimas y sonrisas, por Eduardo Bedrossian

Buenos Aires, 2008.

Sesenta poemas, agrupados en dos partes conforman este nuevo libro de Eduardo Bedrossian. A su condición de hijo de refugiado, suma su profundo conocimiento de la historia y la cultura de la tierra de sus mayores, y una condición muy especial para hacernos vibrar con sus palabras. Leyendo estas páginas, uno se hace eco de las más diversas sensaciones: de la angustia y el horror, de la tristeza más profunda, pasa lentamente a la paz y al sosiego relacionados con la vida de los armenios en la Argentina. Y no se trata solamente de los armenios, sino de los inmigrantes y exiliados en general, ya que a todos los aúna el mismo destino, aunque, como bien dice el escritor, los armenios vienen de una tragedia de la que no vienen muchos de los hombres y mujeres que eligieron esta tierra, o que se quedaron en ella porque no podían ir a otro lugar.

Leo las novelas, los cuentos, los poemas de Bedrossian con gran interés: Hayrig, Memorias para no olvidar, Morir en Marash, este libro, son piezas de una gran obra que él está empeñado en componer. Cada uno de estos libros arroja luz sobre un aspecto de la experiencia terrible que les ha tocado vivir; cada una de estas obras deja una enseñanza de amor y de paz, pero también de justicia, ajena a los olvidos que vuelven a matar.

El estilo es muy cuidado, y poético. Las escenas de la vida en Gebén, la evocación de los últimos momentos de la vida del niño que, a los diez años, optó por la muerte, tienen la trágica belleza de un cuadro de Goya; las palabras que el hombre dirige a su mujer, antes de marchar a un destino sin retorno, recuerdan los versos de Miguel Hernández.

Desde la tierra que acogió a sus mayores, la tierra en la que vieron crecer a sus hijos, estudiar y ser hombres de bien, Eduardo Bedrossian eleva este canto memorioso y desgarrado, pero también tierno y esperanzado.

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Desde la cima. Reminiscencias de David Ben Gurión, por Miryam Gover de Nasatsky

Buenos Aires, Milá, 2008. 152 pp. (Imaginaria)

Decía Alfonso Reyes que no había que mostrar al biografiado en pantuflas, es decir, que no había que inmiscuirse en su vida privada. Miryam Govrer de Nasatsky lo hace en esta nueva novela, que tiene mucho de biografía, y sale airosa.

Acerca del estadista hay mucho escrito desde el punto de vista histórico y político; ella lo muestra desde otra perspectiva. Lo evoca como un joven que decide dejar su tierra en pos de un sueño, como el Primer Ministro de un estado aún en formación, como el estudioso de muchas lenguas, como el ciudadano que marcha a establecerse en el desierto -y vuelve cuando su físico no le permite realizar las labores rurales en un paisaje inhóspito, y cuando lo convocan para funciones que requieren gran inteligencia y sentido común-, como el marido que sabe compartir con su esposa los ideales que dan sentido a su vida, como el padre de familia que se reprocha no dedicarle tiempo a sus hijos…

Todo esto y mucho más es el protagonista recreado por Miryam Gover de Nasatsky. Quizás algún estudioso del tema disienta en la concepción de los hechos que presenta la escritora; lo que no podrá negar es la profunda erudición que trasuntan estas páginas, fruto del trabajo de una investigadora que ya nos ha dado importantes muestras de su seriedad y amor por sus raíces. En este libro se encuentra la investigadora, y también se encuentra la poeta; ambas contribuyen a crear esta obra que "deleita al tiempo que enseña".

Al esfuerzo de investigación y al talento de la autora, que escribe como pocas, se suma el talento de Ricardo Feierstein, un editor de raza, que sabe reflejar el valor de los textos que se le confían.

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Maná azul Revista Cultural. Año 1, N° 2. Primavera 2008

Editor Responsable: Marcelo Baudrón. Consejo de Redacción: Adriana Abadie, Carlos Cúccaro, Roberto Glorioso, Silvio Oliva Drys, Ana M. Rodríguez de Baudrón, Enrique César Rodríguez.

Que Azul es una ciudad con una intensa vida cultural, no es ninguna novedad. Por eso, seguramente, en 1983, me sugirieron que colaborara en el suplemento del diario El Tiempo, que en ese entonces dirigía el profesor Juan Antonio Carrau, a quien recuerdo con gratitud y afecto.

Veinticinco años después, Azul sigue siendo esa ciudad pujante, la ciudad cervantina, y entre los protagonistas vuelven a encontrarse los que yo conocí hace décadas: Margarita Ferrer, Roberto Glorioso, Adriana Abadie. Gracias al esfuerzo de estos escritores y periodistas, y al de otros a quienes aún no conozco personalmente, surge la revista que me ocupa, una revista que no me parece destinada al público en general, sino a quienes tienen cierta formación -sistemática o asistemática-, un interés más arraigado, ya que los temas que aborda no son los de una publicación común.

Este número está dedicado al teatro. Entre los trabajos publicados se destacan la entrevista de Adriana Abadie y Roberto Glorioso a Griselda Gambaro -jugosísima, me la prometieron para el blog-, un ensayo de Margarita Ferrer sobre Antígona de Jean Anouilh, el anticipo de las memorias de Tina Helba, un texto de los arquitectos Gastón Breyer y Nereida Bar de Breyer, y poemas inéditos de Paulina Vinderman.

Completan la entrega una nota sobre Víctor Chab, reproducciones de sus obras, comentarios bibliográficos y otros trabajos de indudable valía.

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Victor Rebuffo y el grabado moderno. Dirección y relato visual a cargo de Diana Wechsler. Ensayos de Marcela Gené y Silvia Dolinko. Anexo por Natalia Silberleib y Héctor y Víctor Rebuffo (h)

Buenos Aires, Fundación Mundo Nuevo, 2008. 133 páginas.

"Un pionero e insigne maestro", así define José Antonio David, Presidente de la Fundación Mundo Nuevo, al grabador nacido en Italia que a los cuarenta y cuatro años adoptó la ciudadanía argentina.

Acerca de su obra es este libro que -afirma Diana Wechsler, curadora de la edición- "busca construir un relato articulado entre los ensayos y las obras activando las imágenes dentro de la narración histórico-artística para iluminar distintas zonas de nuestra memoria y nuestra visualidad, y crear con éste otro lugar para el grabado".

Los textos de Marcela Gené y Silvia Dolinko guían al lector a lo largo de una trayectoria en la que tuvo primordial importancia la xilografía, una técnica a la que recurrió porque la falta de luz al regresar de su trabajo le impedía pintar. Se destaca la relación de los grabados del ítaloargentino con el entorno, su convicción antifascista, el empleo del corte y contracorte, la influencia del expresionismo alemán y el período azul de Picasso, el dolor por la muerte de García Lorca, los premios, los libros, la docencia.

A esta información se suma la que proporciona el anexo, en el que Natalia Silberleib se refiere a los libros que ilustró Rebuffo, y la familia del grabador colabora con la noticia biográfica.

Todo ello en una cuidada edición, con un papel excelente y reproducciones que permiten apreciar el talento de quien, desde sus humildes orígenes, llegó a un lugar destacado dentro de la cultura.

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El destierro de la Reina, por Ana Bisignani

Buenos Aires, Corregidor, 2009.

Pocas novelas argentinas acerca de la inmigración me gustaron tanto como ésta de Ana Bisignani (y eso que, si no las leí todas, me deben faltar sólo algunas).

La escritora logra, con una trama terrible y quizás alejada del lector actual, una obra fascinante que nos atrapa y nos incita a leer más y más. Ya me lo suponía, dado que recibió elogiosas palabras de María Granata y Jorge Torres Zavaleta, autores que no elogian porque sí.

La historia de una familia que emigra de Andalucía a la Argentina es descripta con lenguaje sencillo, pero pleno de poesía. Ana narra admirablemente, y su mirada femenina se advierte en este libro en el que madres, hijas y abuelas cobran una importancia inusitada, mucha más -a mi entender- que la de los hombres que las sojuzgan.

El amor, la pasión, el patriotismo, la nostalgia, son temas caros a los lectores, que encuentran en Bisignani una creadora que sabe abordarlos y presentarlos de modo que la historia, "su" historia, sea la de todos nosotros, los que descendemos de los barcos en esta tierra que dio refugio a nuestros abuelos.

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Cachimba. Teatro independiente. Un hombre. Una Vida, por Rodolfo Leiro. Introducción Norberto Ismael Pannone

Buenos Aires, Editorial Dunken, 2009. 112 páginas.

Un día de un año que al lector le tocará adivinar, un genovés de trece años desembarca en Buenos Aires. Su padre lo ha dado en custodia a un tío soltero, con el que viajó. A partir de ese momento, se suceden sensaciones, oficios y localidades en el itinerario de este protagonista que acepta diversas ocupaciones con la sola intención de que le sirvan para sostener su única pasión: el teatro.

Quizás no tuvo tanto talento, o -como afirma el autor- no encontró la persona indicada, no estuvo en el lugar en el que debía estar… Lo cierto es que Cachimba, primero niño, luego hombre y anciano, ve pasar delante de sus ojos una fama a la que pocos acceden, y un bienestar económico que le resultó esquivo, ya que, en pos de su vocación, descuidó este aspecto de su vida. La muerte lo encuentra abandonado por todos, junto a su muñeco querido, el símbolo de su talento, metafóricamente destrozado por unos salvajes que suponían que el italiano guardaba dinero en su interior.

Descendiente de italianos y gallegos, Leiro conoce las realidades de la inmigración: ese sentirse ajeno, siempre, y esa fe en el trabajo, heredada de los mayores. Y conoce, como escritor, los entretelones de la pulsión artística, de la celebridad, a los que se refiere en esta novela que trasciende la anécdota del personaje para ahondar en la condición humana.

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El derecho de morir, por Marga Mangione

Buenos Aires, Ediciones Muestrario, 2009.

Confieso que quise leer este libro porque uno de los personajes es la aviadora Miriam Stefford. No es frecuente que aparezca en obras literarias; que yo recuerde, sólo la encontré en La Madriguera, de Tununa Mercado.

Pero, a poco de comenzada la lectura, vi que la novela trasciende la presentación de esta suiza muerta trágicamente, y de Barón Biza, su marido, hijo de un pionero alemán. Es que Marga, con la inteligencia y la delicadeza que caracterizan sus trabajos, ha escrito un libro original, respetuoso de los personajes y las fuentes, y por sobre todo, profundo. En él, no sólo recorremos los meandros de una relación de décadas, sino que, además, nos internamos en el cerebro desquiciado de una mujer que ama a un fantasma. Su locura la lleva a un final imprevisible. La autora cuestiona el papel de la sociedad en ese desenlace: la mujer padecía una enfermedad, es verdad, pero el entorno -en aquel terrible fin de 2001- la abandonó a su suerte.

Con esta historia mínima, y con la Historia con mayúscula, ha logrado Marga una novela que recomiendo, a la cual no pude dejar hasta llegar al final.

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Herencia sefaradí, por Luis León

Buenos Aires, CIDICsef, 2009.

Conocí a Luis León por medio de Ricardo Feierstein, quien me envió, hace seis años, un libro de su amigo.

Como fiel lectora de SEFARaires (leí atentamente todos los números, del primero al último), doy fe de la pasión y el entusiasmo con que ha encarado la importante labor que se propuso: difundir la cultura de sus mayores. Y la difunde, en esta nueva obra, con diversos recursos: aborda, con detalle y amenidad, cuestiones relacionadas con la historia y la vida cotidiana; compila refranes, agrupándolos por temas, y los explica; escribe cuentos -uno de ellos merecedor del Primer Premio en un certamen convocado por la AMIA-; dibuja, recibe material y responde cordial y diligentemente (de esto también doy fe) los correos relacionados con la cultura sefardí… Estos puntos de vista disímiles confluyen en la creación de un volumen que enseña acerca de la idiosincrasia de sus antepasados pero que, a la vez, nos deja pensando que, a pesar de todo, no somos tan distintos. La prueba está -como escribí en 2003- en que uno de los refranes que él transcribe lo decía mi abuela gallega, más gallega que la muiñeira. ¿Lo habría aprendido en Galicia o en Villa Urquiza? Quién sabe!

La "Herencia Sefardí" a que alude en el título no es un patrimonio museológico; hoy mismo, la reconocemos incorporada a nuestra sociedad argentina.

El libro, publicado gracias al apoyo del Dr. Mario Feferbaum, no sólo es interesante, sino que también es bello, con fotos, documentos, ilustraciones, y un diseño que invita a la lectura tanto como nos invita la trayectoria del autor.

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Doña Frieda Una historia en tres siglos, por Enfed Berger

Buenos Aires, Editorial Dunken, 2009. 64 páginas.

Hamburgo, 1924. Doña Frieda embarca junto a su pequeña hija, hacia un país desconocido. La espera allí su marido, carpintero de profesión, quien ha emigrado y pudo reunir el dinero suficiente como para llamarlas. Dejan atrás la guerra, la posguerra, el hambre… Se enfrentan a lo incierto.

En la Argentina, la vida no es más fácil para esta mujer. Su marido, luego de perder los ahorros de muchos años al ser estafado en una operación inmobiliaria, se vuelve alcohólico. Fallece, dejándola sin más recursos que la máquina alemana con la que cose para toda la familia. La situación económica difícil hace que la hija se emplee en una fábrica; entonces, Frieda se ocupa con cariño y firmeza de sus nietos. Es el menor de ellos -ya abuelo- quien escribe este libro, destinado a homenajearla y a evitar que la historia se pierda, en el trajinar del siglo XXI.

La discriminación y las ideas políticas (de un lado y del otro del Atlántico), las incomodidades del conventillo, la distancia que hace amigar a enemigas de antaño, el regreso a la tierra de origen, son algunos de los muchos temas que toca el autor en esta biografía.

"Quien no crea que haya magia en el corazón de un niño que no siga leyendo, porque no hay nada en este mundo que podrá llenar su vida", afirma Berger. Mágica fue la presencia de esta abuela, tan parecida a tantas abuelas inmigrantes, capaz de dejar tan duradero legado.

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De Lalín a Buenos Aires Benito Blanco un gallego emprendedor, por Mariana Vicat

Buenos Aires, Abey Ediciones, 2009.

Leer esta nueva obra de Mariana Vicat es un placer por varios motivos.

Porque está escrita con oficio y cariño por una periodista que tiene una trayectoria valiosa, y los contenidos fueron revisados por el biografiado y el Dr. José Manuel Castelao Bragaña, Director de la Fundación Galicia Emigración.

Porque la vida de Benito Blanco daba, sin duda alguna, tema para un libro; tan sorprendente y variada es su historia, que cuesta creer que un sólo hombre haya sido capaz de tanto. Un hombre que, además de ser un empresario exitoso, es -como bien lo resaltan los numerosos entrevistados que aparecen en las páginas-, generoso y honesto, que ha encarado negocios en su tierra de origen y en la que ha adoptado, que vino llamado por un familiar, un poco al azar, y aquí se quedó, brindando a la Argentina su aporte no sólo en el trabajo (en los ramos gastronómico, petrolero, frutihortícola e inmobiliario) sino también en proyectos como la restauración del Plus Ultra ("Blanco contrató a un ingeniero naval, un carpintero, y siete peones para desarmar la aeronave. Luego lo embalaron pieza por pieza y, a continuación, un camión de dieciocho metros de largo, que Blanco hizo venir desde una de sus bases mineras en Comodoro Rivadavia, y previo permiso de Vialidad Nacional, transportó el aparato al aeropuerto de Ezeiza.

De allí se lo trasladó a España en un avión de Iberia".), la reconstrucción del Teatro Avenida ("El fuego había causado daños muy graves en la estructura y eso había obligado a su clausura. En 1986 se anunció un proyecto de reconstrucción elaborado por una sociedad anónima, denominada Reconquista del Teatro Avenida, compuesta por nueve miembros. Siete de ellos eran empresarios españoles radicados en la Argentina desde hacía muchos años (Benito Blanco, Ramón Mourente, Ramón Berdullas, José María Doeyo, Luis Pereira Castro, Alvaro Campos y Florencio Aldrey Iglesias), y dos eran hijos de gallegos (Manuel Pérez Amigo y la actriz y cantante Lolita Torres). (.) poco tiempo después, (Lolita Torres) les anunció que se retiraba, pues no contaba con el dinero suficiente. Benito Blanco invitó en su lugar, a su amigo Manuel Jamardo, quien fue el que más dinero aportó a la sociedad") y el hermanamiento de una ciudad española y una argentina ("Benito Blanco siempre se preocupó por fortalecer los vínculos entre su patria de nacimiento y su patria adoptiva. En 1988, junto con sus paisanos Marcial Sánchez y José Luis López Garra, decidió hermanar a Lalín con Chascomús, ciudad natal del entonces presidente Raúl Alfonsín, cuyos abuelos eran de Ribadumia, Pontevedra").

La edición, de tapa dura y con muchas fotos en un papel de primerísima calidad, es el fruto del viaje de la escritora junto a su biografiado, por Galicia y por la Patagonia, recabando testimonios y convocando recuerdos.

Pensado para todo público, el volumen informa no sólo acerca del "gallego emprendedor", sino también acerca de los celtas, la vida en Galicia, la colectividad española de nuestro país y muchos otros asuntos.

Ha sido declarado de Interés Cultural por la Comisión de Cultura de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y lo que se recaude de su venta, será destinado a UNICEF.

A leerlo, entonces, en estos días en los que la cercanía del Bicentenario nos invita a volver la mirada hacia nuestro pasado y a conocer los hacedores de nuestro presente.

 

 

 

 

Autor:

María González Rouco

Partes: 1, 2, 3, 4
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