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Tiempos modernos (“realidades cercanas” de un capitalismo sin control) – Parte I (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Demoledor. Para el período 1970-2001, de los 355 fondos de inversión que componían inicialmente la muestra, sólo 22, sí, sí, repito, sólo 22 han ofrecido una rentabilidad superior al mercado. Pero ahí no acaba todo. De esos 22, 17 sólo lo han batido en una cifra situada entre el 1% y el 2%. Y por si fuera poco, un único fondo de inversión ha sido capaz de generar una rentabilidad superior en más de cuatro puntos a la del mercado. Y no nos olvidemos que un total de 197 fondos se ha quedado por el camino…

Para Europa:

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Pues tres cuartos de lo mismo… O mejor dicho, casi tres cuartos del total de fondos de inversión europeos fracasan en su intento de batir al mercado -en este caso, el índice MSCI-Europe-. Da igual si tomas un horizonte anual, de cinco años o de incluso diez, el mercado siempre gana.

¿Y qué noticias tenemos por aquí, en España? Les recomendaría que no lo miraran, pero que levante la mano el primero que no lo quiera ver… Pues vean, vean:

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Pues ya lo han visto… Mientras que el Ibex 35 (con dividendos) ha cabalgado al 13% anual a lo largo del período 1995-2009, los fondos patrios apenas han salvado la inflación (3.1% vs. 2.8%).

Llegados a este punto, la conclusión parece clara: si los fondos de inversión, con toda su preparación y experiencia, no han logrado batir al mercado, ¿cómo puede un inversor particular batirlo? El profesor Burton G. Malkiel, autor del libro Un paseo aleatorio por Wall Street y de los dos primeros gráficos que le he mostrado, le contestaría que es imposible: el mercado es eficiente. ¿Acaso no le basta la evidencia aportada? Diría él…

La Inversión en Valor

Pues no, no basta… La historia no acaba ahí. Todavía queda un espacio para la esperanza y el buen hacer. Y aquí es donde entra en escena la tercera opción: la de invertir por su cuenta, con el Value Investing como herramienta de trabajo.

Y sí, sí que es posible batir al mercado. Y es posible por un doble motivo: el primero, porque la evidencia del comportamiento fallido de la gran mayoría de los fondos no está relacionada con la imposibilidad de batir al mercado, sino que guarda relación con la gestión de esos mismos fondos; y, el segundo, porque el mercado no para de darnos muestras de fallos de interpretación clamorosos. Déjenme que les explique.

Empecemos por el primero, el comportamiento fallido de los fondos. Es imposible batir al mercado si sólo te limitas a seguirlo. Si la cartera de un fondo de inversión es muy similar a la composición del Ibex 35, obtener rentabilidades superiores a las que arroja ese índice se me antoja bastante improbable. Surgen, ahora, dos cuestiones: (1) ¿es cierto que los fondos de inversión se limitan a seguir al mercado?, y (2) en el caso de que la respuesta anterior fuese afirmativa, ¿por qué optan por esta estrategia "pasiva" y abandonan la búsqueda de retornos superiores?

1. Respecto a si los fondos siguen o no el dictado del mercado, basta con atender al siguiente dato facilitado por el profesor Jonathan W. Lewellen (Dartmouth College): para el período 1980-2007, la correlación entre las rentabilidades obtenidas por los inversores institucionales y aquéllas obtenidas por la cartera de mercado es del 99,8%. Incontestable. Dicho de una forma más gráfica: fondos de inversión y mercado van de la mano. Más unidos, imposible. Si uno mueve la manta, el otro se constipa.

2. Pero como diría Mourinho: ¿por qué? Pues motivos sí que hay. Les enumero unos cuantos:

•La remuneración de los gestores está ligada al volumen del fondo. Se ven, por ello, obligados a invertir el flujo constante de ahorro que van captando, aun cuando ya hayan agotado las buenas ideas de inversión -aquéllas que sí podrían batir al mercado-. Usted, como inversor particular, puede decidir no invertir ante la ausencia de valores atractivos; un fondo no se puede permitir ese lujo. Los profesores Berk y Green -de las universidades de California y Carnegie Mellon, respectivamente- subrayan este hecho.

•Mejor equivocarse siguiendo el consenso que equivocarse sólo. Un gestor que apuesta por Telefónica es consciente de que un revés en la acción no sólo le afectará a su cartera, sino que será un revés que golpee la cartera de la mayoría de los colegas de profesión. El refranero español lo tiene claro: Mal de muchos, consuelo de tontos. ¿Se imaginan el futuro profesional de un gestor de un importante fondo que apostó por Barón de Ley como símbolo bandera de su cartera, pero que le he salido rana a corto? Sí, ¿verdad? Pues eso…

•Miedo a ganar. La volatilidad, la inseparable compañera de los grandes retornos, está mal vista. Las finanzas modernas se empeñan en ver únicamente riesgo allí donde hay volatilidad. Extendido el dogma, las casas de finanzas le rinden pleitesía: sacrifican rentabilidad a cambio de una falsa seguridad. ¿Y cómo lo hacen? A través de esa ONG llamada Diversificación. En la jerga popular sería algo así como: el que diversifica, su mal espanta. El error se diluye entre la multitud. Pero claro, todo tiene su contrapartida: el premio también se diluye.

•Los gestores deben cuidar de la liquidez de sus fondos. Muchos de los inversores que acuden a un determinado fondo acuden con la esperanza de que, en un momento dado, puedan retirar su capital inicial con la rentabilidad asociada, o, como mínimo, recuperar el capital invertido. Si el fondo ha canalizado esos ahorros hacia valores poco líquidos -valores con poco movimiento, en comparación con los grandes valores-, es posible que el fondo tenga problemas para deshacer posiciones importantes sin perder dinero. Abandonan, pues, la idea de invertir en valores poco líquidos, poco seguidos por el mercado, aun representando éstos excelentes oportunidades en el medio-largo plazo. Los profesores Gordon, Cici y Gibson arrojan evidencia al respecto (Review of Financial Studies, 2007).

Habiendo analizado ya las causas del comportamiento fallido de los fondos en su intento de batir al mercado, pasemos ahora a destapar las ineficiencias del mismísimo Mr. Market.

Hemos visto que las gestoras no baten al índice. Pero la cuestión que realmente nos debería preocupar es si, independientemente de los resultados de esos fondos, se puede o no batir al mercado. Las gestoras no lo hacen, no porque sea imposible, porque evidencia de fallos en la valoración hay. Vaya si los hay. Ejemplos recientes:

•La burbuja tecnológica que se pinchó por el 2000. Precios inflados, alejados de la realidad contable de la empresa. En uno de mis artículos anteriores les hablaba de ello.

•No contento con la burbuja de las puntocom, el mercado se volvió a indigestar con otra burbuja al poco tiempo. Esta vez le tocó el turno al pelotazo inmobiliario. Mala memoria, vamos. Rentabilidades de infarto, acompañadas, cómo no, de caídas de infarto. También les hablé de ello en otro artículo.

•Obviar situaciones de tesorería límite en las empresas. Enormes problemas de liquidez en determinadas empresas que el mercado prefiere no mirar porque en ese momento toca subir. Luego, la debacle. Y, como casi siempre, debacle exagerada. No me quiero repetir, pero también les comenté el caso de Thomas Cook en un artículo anterior.

•Reacción desmedida ante catástrofes de índole financiera o natural. Como sobre esto no había escrito nada, permítanme que les muestre los siguientes dos gráficos:

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Los dos gráficos se corresponden con las cotizaciones de dos excelentes empresas. La primera, conocida por todos, es Nike; la segunda, desconocida para la gran mayoría, es Atwood Oceanics.

Como digo, dos excelentes empresas. Nike tiene ese atributo que tanto le gusta al gurú de Omaha, Warren Buffett, y que no es otra cosa que cuota de mente. No, no me he equivocado. Digo cuota de mente y no de mercado, que también, porque Nike ocupa un pedacito de nuestras mentes: pensamos en deporte y nos acordamos de Nike, pensamos en Nike y nos acordamos del deporte.

Por otro lado, Atwood Oceanics se dedica a la extracción de petróleo en altamar y, en relación a sus competidoras, presenta unos números envidiables: un margen operativo superior al 50%, una deuda con coste que apenas supera el 20% del total de la financiación y una rentabilidad sobre fondos propios cercana al 20%. En fin, dos empresas con muy buenos números.

En el gráfico de Nike aparece señalado con un círculo la tormenta financiera que se vivió pasado el verano de 2008. La portada de unos de los boletines de fin de semana del Financial Times reflejaba, claramente, el sentimiento que se había instalado en la comunidad inversora: PÁNICO. Nike abandonó la cota de los 70 dólares con la que estaba coqueteando para deprimirse hasta los 50 dólares primero, y a los 40 después. Ahora está cerca de los 107 dólares… (En mi anterior artículo, destacaba que, tras el crash bursátil de 2008, hemos asistido a una espectacular revalorización de valores vinculados a marcas que cuentan con un alto grado de fidelización; entre ellas, Nike).

En el gráfico de Atwood Oceanics les he señalado la catástrofe que tuvo lugar en el Golfo de México en abril de 2010 y que supuso, tras la explosión de una plataforma de extracción, un importante derrame de petróleo en altamar. La plataforma no pertenecía a Atwood Oceanics, pero la incertidumbre se adueñó del sector y todas recibieron su castigo en el mercado. Desde los 40 dólares a los que llegó a cotizar en las semanas anteriores al vertido, la cotización de Atwood Oceanics se desplomó visitando cifras inferiores a 25 dólares. Ahora se encuentra por encima de los 46…

Mi consejo es claro: no tenga miedo, enfréntese al mercado e invierta por su cuenta. Busque buenos negocios, buenas empresas con buenos fundamentos. Los buenos precios aparecen en mercados deprimidos o asustados, o en aquellos títulos abandonados por el mercado. Luego, a esperar. ¿Cuánto tiempo? El que haga falta… Pongamos que hablo de Value Investing.

Ah, y uno de los pocos fondos que sí puede presumir de batir al mercado es, precisamente, Bestinver. Curioso. Una gestora independiente y cuyos principios de inversión se rigen por el Value Investing. ¿Casualidad?

(Pablo J. Vázquez es Doctor en Economía y especialista en Value Investing)

– Consejos para invertir y fallos del capitalismo (Cinco Días – 28/2/12)

No voy a ocultar mi parcialidad. En la gestora de fondos estadounidense GMO trabajan dos de los mejores comentaristas sobre economía y mercados financieros que se pueden leer en la actualidad: Jeremy Grantham y James Montier. La última carta trimestral de Grantham merece una lectura. Tiene dos partes. La primera, "Consejos de Inversión del tío Polonio" (el chambelán de Hamlet) y la segunda, "Tus nietos no tienen valor", sobre las deficiencias que ha desarrollado el sistema capitalista estadounidense en las últimas décadas.

Una cita. "Suponiendo que hubiese y se descubriesen existencias petróleo para otros 1.000 años con un coste de extracción 200 dólares el barril, además de las ya conocidas para 40 años con costes variables, ¿cómo afectaría eso al precio del crudo? Respuesta: en nada. El precio solo tiene que ver con la demanda actual y con los costes de extracción a medio plazo".

Grantham señala que el capitalismo ha evolucionado a través de una serie darwinista de ensayos y errores. Hoy, es una herramienta de lograr crecimientos en el corto plazo a cualquier coste. El cambio en la estructura de propiedad de las empresas y los incentivos a los ejecutivos convirtieron las compañías en máquinas de endeudarse para obtener beneficios rápidos, con los resultados que ya conocemos. Después de la Segunda Guerra Mundial un directivo cobraba 40 veces el salario de un trabajador medio. Hoy son 600 veces, sin que nada indique un aumento equivalente del talento, apunta.

Todo este crecimiento ha sido posible, en todo caso, gracias al aumento de la población, de la productividad (aunque esto no se ha trasladado a los salarios) y a la energía fácil y barata de los hidrocarburos. Pero no durarán para siempre. La incapacidad del mercado para tener en cuenta que los recursos (y por tanto la producción física de bienes) son finitos es el principal problema esgrimido por Grantham.

Adicionalmente, añade, los rápidos crecimientos de los beneficios hacen que las compañías exijan descomunales ratios de retorno sobre las inversiones. A finales de los 90 el mercado estaba acostumbrado a retornos de más del 10% anual, una tendencia que exagera la búsqueda del beneficio a corto plazo a costa de minar el futuro. Como dice Grantham, ¿entonces nuestros nietos valen menos o son menos importantes que nosotros?

No solo eso. La búsqueda del beneficio rápido provoca que las compañías destinen dinero a ocultar las propias debilidades del sistema en el largo plazo y a sembrar la confusión alrededor de hechos científicos, así como a abortar regulaciones que pueden hacer el crecimiento más sostenible incluso para las propias empresas (véase si no lo que ha sucedido con el sector bancario en EEUU). Alguna asociación científica ya ha alertado de que la ciencia afronta una "edad oscura" por los lobbies empresariales.

No voy a extenderme mucho más… les cuento los 10 consejos de inversión y lo dejamos ya. Solo decir que tanto Grantham, como Montier, están deliciosamente pasados de moda. En un mercado dominado por máquinas que compran y venden en milisegundos, proponen invertir a la vieja usanza:

1.- Cree en la historia. Se repite una vez y otra. La euforia se pasa y las burbujas se pinchan, y el mercado sigue siendo "gloriosamente ineficiente".

2.- No seas acreedor ni deudor. Si pides dinero para invertir, amenazas tu sostenibilidad y pierdes la mayor ventaja del pequeño inversor: la paciencia.

3.- No pongas todo el tesoro en un barco. Bastante obvio, por otra parte.

4.- Sé paciente y piensa en el largo plazo. Espera una oportunidad de mercado muy barata y soporta las pérdidas. Al final, las acciones normalmente se acaban recuperando.

5.- Reconoce tu ventaja sobre los profesionales. Es una gran clave. Los gestores tienden a cuidar su carrera y no tanto a sus inversiones; están preocupados por parecer muy activos y por no quedar muy mal respecto al mercado o la competencia, para no perder su empleo. Los profesionales tienen herramientas matemáticas y equipos de analistas. El inversor particular tiene tiempo.

6.- Intenta contener el optimismo natural. Este consejo mejor guardárselo para dentro de unos añitos.

7.- En raras ocasiones, sé valiente. Relacionado con los números 4 y 5. Cuando se espera y surge la oportunidad, se pueden hacer apuestas más fuertes sin miedo a que, si salen mal, perdamos los clientes. Si no estamos endeudados, podremos hacer frente a pérdidas temporales.

8.- Resístete a la muchedumbre y mira los números. Difícil de cumplir. "Ver enriquecerse al vecino al final de una burbuja mientras tú estás sentado es una tortura". Muy cierto. Véase lo que pasó con la vivienda en España.

9.- No es tan difícil. Aconseja considerar que los márgenes y el PER de las distintas clases de activos terminan, a largo plazo, volviendo a su media histórica.

10.- Conócete a ti mismo. Una cosa es pensar cómo invertir y otra cosa hacerlo. Imaginar que tenemos paciencia, que soportamos las pérdidas o que analizamos los números fríamente cuando, en realidad, adoptamos posiciones sesgadas, influidos por el entorno es la receta para el desastre absoluto. Si no podemos hacer esto, mejor no invertir por nuestra cuenta.

– Por qué las acciones son más riesgosas de lo que cree (The Wall Street Journal – 21/3/12)

(Por Zvi Bodia y Rachelle Taqqu)

Una creciente sensación de urgencia está llevando a muchos inversionistas a asumir riesgos imprudentes con su dinero.

A pesar de haber experimentado en carne propia en 2008 los peligros de poseer acciones, los inversionistas se están aventurando de nuevo a comprar acciones. Han sido aconsejados que no hay otra manera de recuperar las pérdidas sufridas -o alcanzar las metas para su inminente jubilación- y, para no preocuparlo, el riesgo de las acciones disminuye cuanto más tiempo se las mantenga. La Reserva Federal, por su parte, ha anunciado su intención de mantener las tasas de interés bajas hasta 2014, proporcionando un poderoso incentivo para mantenerse en acciones ya que los bonos probablemente generarán rendimientos inusualmente bajos.

El deseo de recuperar lo perdido es comprensible. Pero, como los economistas especializados en el comportamiento han demostrado, también puede nublar su juicio y llevarlo a tomar más riesgo del que puede manejar.

A pesar del discurso de tranquilidad y confianza de la industria financiera, las acciones son siempre inversiones de riesgo, y cuanto más tiempo uno las mantenga, mayores serán las posibilidades de ser sorprendido por una crisis. La forma usual de mitigar ese riesgo, la diversificación, tampoco ofrece garantías, por la sencilla razón de que las inversiones no siempre se mueven de la manera en que queremos en relación con otras.

Una forma más segura para construir y proteger los activos de jubilación es imaginar sus objetivos con la mayor claridad posible. Luego, redúzcalos a lo básico. Calcule el nivel de ingreso mínimo que necesita e invierta en productos que lo garanticen, tal como los bonos protegidos contra la inflación. Utilice el resto de su dinero de inversión para construir reservas para financiar sus metas aspiracionales.

Pero cuando uno intenta alcanzar sus metas aspiracionales, hay una manera de limitar el riesgo, mediante el uso de instrumentos que le permitan limitar sus pérdidas a costa de cierto potencial al alza. Uno puede hacer eso mediante compras directas de opciones, o puede comprar fondos de inversión que utilizan complejas estrategias de cobertura. Esos fondos no son tan transparentes como las acciones, pero su objetivo es proteger su dinero del desastre.

Una mirada en detalle a las acciones

Puede ser difícil dejar de lado la creencia de que comprar y mantener acciones es una forma asegurar el crecimiento de los activos. Pero eso es porque la gente ha sido inducida a pensar que la inversión en acciones a largo plazo reduce los riesgos significativamente. La verdad es que las acciones son riesgosas sin importar la cantidad de tiempo que uno las mantenga en su poder.

Sí, los valores pueden producir un rendimiento superior en promedio en comparación con inversiones más seguras. Así es como debería ser, porque la mayor rentabilidad compensa a los inversionistas por asumir el riesgo añadido. Pero eso no significa que las acciones sean menos riesgosas a largo plazo.

Hay una serie de diferentes enfoques que demuestran por qué la sabiduría tradicional acerca de las acciones es errónea. Una de ellas tiene que ver con los mercados a la baja, que tienen lugar con cierta regularidad; el largo período de crecimiento que comenzó en 1983 y duró hasta finales de los 90 no ha sido la norma. Y cuanto más se aferre uno a sus acciones, mayor será la probabilidad de toparse con una de esas crisis.

A pesar de la larga expansión, los bonos superaron las acciones durante los 30 años desde la caída de 1981 -otorgando un rendimiento anual promedio de 11,5% frente a 10,8%, respectivamente- con menos riesgo y menos volatilidad que las acciones.

Para probar su afirmación de que las acciones no son muy riesgosas en el largo plazo, los entusiastas de las acciones argumentan que las acciones han superado a los bonos en períodos de 30 años a partir de 1861, excepto en el más reciente. Sin embargo, su evidencia es mucho más débil de lo que parece: desde 1861, ha habido sólo cinco períodos de 30 años no superpuestos. Estadísticamente, son demasiado pocos como para justificar las conclusiones convencionales.

Además, la idea de que "las acciones rinden en el largo plazo" no es una guía práctica para las personas. Por un lado, el "largo plazo" significa algo diferente para cada uno, dependiendo de sus edades y objetivos. Y aunque las probabilidades de conseguir un buen rendimiento de las acciones durante ese tiempo son buenas, las consecuencias de una crisis pueden ser graves, dependiendo de qué tan pronunciado sea el declive de los mercados, cuánto tenga uno en el mercado y en qué momento de su vida llegue la crisis.

Una estrategia más segura

¿Cuál es la mejor forma de construir un portafolio de acciones? Primero, olvídese de la idea de "recuperarse". La mayoría encontramos las pérdidas tan dolorosas que estamos dispuestos a poner todo sobre la mesa para recuperar lo perdido. Estamos dispuestos a tomar riesgos que normalmente evitaríamos para recuperar lo que vemos como propio.

En cambio, cuando uno comienza a mirar el objetivo y centrase en lo que es absolutamente necesario, se protege a sí mismo de olvidarse de las cosas esenciales en el caso de que el mercado no cumpla con sus expectativas. Y se arma de valor ante la obsesión de recuperar las pérdidas.

Separe lo que es imprescindible de lo que quiere o desea, y cree un plan de inversión que garantice lo fundamental con inversiones seguras y protegidas contra la inflación. Puede que le sorprenda cuanto menos necesita frente a lo que quiere, pero trate de ser honesto con usted mismo. Luego, ponga cualquier dinero que le quede cada año en vehículos de mayor riesgo para alcanzar sus objetivos aspiracionales.

Aunque puede parecer un enfoque intuitivo y simple, no es comúnmente seguido por la mayoría de los inversionistas y asesores. La evaluación de lo que es realmente necesario toma tiempo y reflexión. Pocas personas lo hacen de manera sistemática, si es que lo hacen.

Limitar el riesgo

Ahora que ha separado lo necesario de lo que quiere, puede ya decidir el límite de sus inversiones aspiracionales.

Hay varias formas de proteger su dinero fuera de su red de seguridad. Por ejemplo, hay productos de inversión que ofrecen protección mediante el uso de estrategias de cobertura con diversas combinaciones de derivados.

Pero hay que tener cuidado de leer la letra pequeña. Es necesario entender la estrategia de los administradores en detalle, incluidos los riesgos que están cubriendo y qué riesgos se mantienen sin cobertura. También es importante tener en cuenta los gastos de un fondo, tanto implícitos como explícitos. Los costos de tales transacciones pueden ser altos, por lo tanto hay que mirar con cuidado la relación de gastos del fondo junto con todos sus honorarios.

(Bodie y Taqqu so coautores de "Risk Less and Prosper: Your Guide to Safer Investing". Bodie es profesor de gerencia de Boston University y Taqqu es un consultor financiero con sede en Boston)

"Snippet" de verano (julio europeo)

Algunas razones (entre otras) por las que nunca invierto (ni invertiré) en bolsa

– Por qué no debe confiar en las acciones más recomendadas por Wall Street (The Wall Street Journal – 10/1/11)

(Por Brett Arends) Lectura recomendada

Este es el momento del año en el que los corredores de bolsa probablemente le ofrezcan sus principales recomendaciones en cuanto a qué acciones a comprar en el nuevo año.

"Estas son las acciones que hay que tener en 2011", van a decir. "Son las que nuestros analistas recomiendan ahora mismo". Después le darán a usted todo tipo de convincentes razones por las que sus analistas aman las acciones, posiblemente junto con impactantes "metas de precios" para el año.

¿Debería seguir su consejo?

Antes que lo haga, miremos cómo les fue a sus recomendaciones el año pasado. Y en los años anteriores.

Pensé en hacer exactamente eso.

Entonces contacté a Thomson Reuters, que hace el seguimiento de las recomendaciones de los analistas de Wall Street.

Les pregunté por las diez acciones a las que los analistas dieron las mejores un año atrás. Esto equivalía a las acciones del índice Standard & Poor's 500 con la mayor cantidad de recomendaciones de "comprar" o de "comprar fuertemente", y la menor cantidad de sugerencias de "vender" y el mejor promedio general.

Esas acciones eran los niños populares de Wall Street. Aquellos con los que todos querían andar. Las acciones que los gestores de fondos fanfarroneaban que las tenían cuando estaban en el club de squash.

Los nombres iban desde la compañía química FMC y la impresora R.R Donnelley & Sons hasta la tabacalera Lorillard.

¿Cómo les fue?

No les fue mal. Si hubiese invertido US$ 1.000 en cada una de ellas hace un año, su inversión de US$ 10.000 habría crecido a casi US$ 12.400, un impactante retorno de 24%. En contraste, el S&P 500 avanzó solamente 13%.

Hasta ahora, todo bien, ¿no?

También le pedí a Thomson Reuters que me enviara los nombres de las 10 acciones que a los analistas de Wall Street menos les gustaban hace un año.

Si las 10 principales eran los chicos populares, estos eran los nerds. Los ineptos sociales, los perdedores. Las acciones con las que nadie quería ser visto. Los que comían solos en la cafetería todos los días y caminaban por los corredores con carteles de "patéame" en sus espaldas. Los que los analistas creían que eran las peores.

¿Cómo les fue?

Su avance: 32%. No es broma. Superaron el promedio general del índice bursátil de la misma forma e incluso mejor que las acciones populares.

El año pasado los "nerds" incluyeron a la rescatada American International Group (subió 92%), el grupo de inversiones inmobiliarias, Apartment Investment & Management (aumentó 65%) y el destilador de Jack Daniel's Brown-Forman (avanzó 35%).

Entonces, las acciones "estelares" no fueron tan brillantes como decían.

Bien, entonces esos fueron los resultados de solamente un año. Después miré los resultados del año previo, 2009.

Otra vez, Thomson Reuters me dio las diez acciones que los analistas recomendaban con más ahínco a comienzos de año y las diez a las que les daban la peor calificación.

Si usted hubiera comprado las acciones favoritas de los analistas a comienzos de año, hubiese tenido una ganancia de 22%. No está mal.

Pero si, en cambio, solamente hubiese invertido en el S&P 500 habría obtenido 26%, cuatro puntos porcentuales más.

¿Y qué hubiese pasado si usted hubiese ido totalmente contra la corriente y hubiese invertido en las acciones que los analistas más odiaban? Hubiese obtenido una increíble rentabilidad de 70%.

No, en serio. Sears Holdings, la acción más odiada entre todas, se, más que duplicó. Ford Motor, que era la cuarta acción más odiada, cuadruplicó su valor.

Está bien, esos son los resultados de solamente dos años. Y los dos fueron años de alzas en la bolsa. ¿Pero qué pasa con una caída? Usted esperaría que las principales sugerencias de los analistas lo protegerían en un colapso bursátil, ¿no?

Entonces miré las acciones más recomendadas en enero de 2008 y qué desempeño tuvieron en los siguientes 12 meses, cuando todo se vino abajo.

Ese año, el S&P 500 se desplomó 39%. Para todo aquel que confiara en el índice, fue un desastre.

Pero si se hubiese aferrado a las 10 acciones favoritas de los accionistas, usted hubiese solamente perdido, eh, 48%.

En otras palabras, hubiese estado nueve puntos porcentuales peor.

También miré cómo les fue a las acciones más impopulares de ese año. Una advertencia: a medida que retrocedemos más en el tiempo, los resultados para las acciones peor calificadas tienen el riesgo de presentar un "sesgo de supervivencia". Los datos de Thomson Reuters se relacionan con el actual S&P 500, así que una acción que colapsa tan completamente que desaparece del índice será omitida. (Este es un problema extendido que afecta también a la mayor parte de los índices bursátiles).

Dicho eso, las acciones más odiadas del S&P 500 cayeron 51% en 2008, solamente tres puntos porcentuales más que los papeles más aconsejados.

También hice un chequeo de los fracasos más espectaculares de ese año.

¿Lehman Brothers? A comienzos de 2008, 17 analistas analizaron la acción. De ellos, nueve, aconsejaron "mantener" las acciones, cinco "comprar" y dos, sorprendentemente, "comprar fuertemente". Dada que una de las más inteligentes cosas que alguien podría haber hecho con su dinero, en toda su vida, era vender acciones de Lehman a comienzos de 2008: ¿cuántos analistas dieron esa recomendación realmente? Uno. De 17.

Bank of America y Citigroup se desplomaron en 2008. Pero si usted piensa que los analistas le hubieran aconsejado mantenerse alejados de ellos a comienzos de año, piense de nuevo. Ambos comenzaron el año, muy populares con los analistas. Tenían muchas recomendaciones de "comprar" y pocas de "vender". Al menos Washington Mutual, que colapsó en la bancarrota ese año, comenzó el 2008 impopular.

¿Cómo podría planificar a largo plazo si sigue las recomendaciones de Wall Street cada año? El futuro, por supuesto, es imposible de conocer. Pero miré los cinco últimos años. Pregunté cómo le hubiera ido si hubiese comprado las 10 acciones favoritas de los analistas a comienzos de cada año, las hubiera conservado durante 12 meses, y luego las hubiera vendido y gastado el dinero comprando las sugerencias de año nuevo de los expertos.

Si hubiese comenzado con US$ 10.000 a comienzos de 2006, invertido US$ 1.000 en cada acción y reinvertido los dividendos, hoy tendría US$ 10.950. Eso antes de costos operativos e impuestos.

Pero si hubiera simplemente ignorado a los analistas de Wall Street, hubiese puesto ese dinero en el fondo SPDR S&P 500- que sigue al conjunto del Standard & Poor's 500- tendría US$11.190, un poco más. Y hubiese ahorrado también un montón en costos transaccionales e impuestos a las ganancias de capital. En conjunto, hubiese terminado considerablemente mejor.

¿Y en cuanto a las acciones impopulares? Gracias al "sesgo de supervivencia", no podemos saberlo con completa certeza. Pero si hubiera simplemente comprado las diez acciones más odiadas (en el S&P de hoy) cada año, hoy tendría unos sorprendentes US$ 16.430.

Eso en solamente cinco años.

Eso derrota a las listas de las más populares y al índice.

Incluso tomando en cuenta los pocos (como Washington Mutual) que no son considerados porque fueron a la bancarrota, los resultados son sorprendentes.

Sí, estamos mirando a un pequeña muestra, un puñado de años. Uno no puede sacar conclusiones universales. Pero esas conclusiones tampoco son un accidente.

Los inversionistas frecuentemente olvidan que las predicciones sobre la bolsa no son como, digamos, las que tienen que ver con el clima, porque en el caso del mercado las predicciones en realidad cambian al clima. Si todos en Wall Street ya gustan de una acción, probablemente ya la tienen. Y si ese es el caso, ya hicieron subir el precio por encima del valor que debería tener. Mientras tanto, si todo el mundo odia a una acción, y especialmente si su reputación ha caído tan bajo que los administradores profesionales de fondos tienen miedo de tenerla- hay una buena posibilidad de que ya haya caído demasiado.

Las acciones con baja calificación encuentran muy fácil superar las expectativas. Las acciones favoritas, mientras tanto, tienen que saltar por encima de dificultades más y más altas.

¿Y con respecto a este año? Thomson Reuters dice que las acciones más populares son las del fabricante de equipos científicos Thermo Fisher Scientific y Agilent Technologies, Apple, Halliburton y la empresa de tecnologías de la información Compuware. Las menos populares incluyen a Sears, la aseguradora Cincinnati Financial, Berkshire Hathaway, la empresa de Warren Buffett, el distribuidor de gas natural Nicor y la empresa farmacéutica Eli Lilly. Tome esas recomendaciones de la manera que quiera.

Cuando su corredor lo llame para ofrecerle las sugerencias para 2011 de sus analistas, quizás sea mejor preguntarle cuáles son las acciones que su analista odia. O puede dejar que el teléfono suene.

Tropezar dos veces con la misma piedra (el regreso de las punto-cuen)

"Las inversiones desmesuradas en Facebook, Twitter, Groupon o Zynga generan temor a una nueva crisis en compañías de Internet"… Burbuja "puntocom", ¿segunda parte? (El País – 16/1/11)

Las comparaciones son odiosas, pero ideales para entender situaciones inverosímiles como las que se están produciendo en Internet. Por ejemplo: Facebook vale a mediados de enero de 2011, once veces más que la capitalización bursátil de Iberia o un 52% más que la de Repsol YPF. También supera al BBVA, Boeing y Nokia. Twitter se embolsó 200 millones de dólares de inversión de una tacada en diciembre, casi 10 veces más de lo que Google recibió en sus cuatro primeros años. Y a Groupon, web de descuentos fundada por un estudiante de música convertido en emprendedor, le han inyectado esta semana 950 millones de dólares, lo que deja su valoración en 4.750 millones (3.700 millones de euros), un 30% superior al presupuesto del Ministerio de Educación español para este año.

Cabría pensar que esto es normal si sólo ocurriera con las grandes redes sociales y webs de comercio electrónico. Pero la realidad es que firmas de Internet de todo tipo se están llevando inversiones desmesuradas. En los primeros 15 días del año 2011 se han producido 35 operaciones por un valor de 1.250 millones de dólares, en especial en EE UU y Reino Unido. Y hay de todo. Desde una aplicación para el iPhone para compartir fotos de comida que se ha ganado tres millones de dólares hasta una start-up de pagos con móvil, Square, que recibió casi 30. Una lluvia de dinero que, según muchos analistas, presagia algo más temido para 2011: la salida a Bolsa de decenas de empresas de Internet.

"Antes de salir a Bolsa hay que crear un proyecto sólido, con cifras públicas y referenciadas. De lo contrario, se crean burbujas. Y ya no son tiempos de colocar en el mercado empresas basadas en expectativas. El inversor quiere verdades", dice Christopher Pommerening, cofundador de Active Capital Partners, una de las primeras entidades que invirtió en la española BuyVip, adquirida en octubre por Amazon.

Pommerening prefiere quitar hierro al asunto con el ejemplo de LinkedIn, la red social profesional creada en 2003 que lleva años creciendo paso a paso y cuenta con 85 millones de miembros. Saldrá a Bolsa en unos meses y ha contratado a JP Morgan, Bank of America y Morgan Stanley para gestionar la OPV. "LinkedIn ha esperado a ser un negocio robusto y rentable y no defraudará", dice.

Pero el problema apunta al resto de compañías de Internet que, como Facebook, han adquirido una elevadísima valoración en un corto periodo de tiempo. Los 500 millones de dólares que Goldman Sachs y el fondo ruso DST han pagado por un trozo de la red social, disparando su valor de 1.000 millones de dólares a 50.000 en cuatro años, han generando una temida sensación de déjà vu entre inversores y analistas. Rememoran lo que ocurrió entre 1998 y 2001, cuando el Nasdaq se convirtió en un bingo planetario en el que hasta las amas de casa apostaban en empresas puntocom.

Sin ingresos sólidos detrás, miles de firmas de Internet quebraron y 5 billones de dólares se esfumaron del Nasdaq arrastrando a la economía mundial a una breve recesión. En España, el pinchazo de la burbuja lo protagonizó Terra, que en 2000 compró el portal Lycos por 2,3 billones de las antiguas pesetas para venderlo luego por un ridículo 0,8% de lo pagado.

A diferencia de hace 10 años, cuando las puntocom reventaban en el parqué creando un efecto dominó, las participaciones se venden hoy como caramelos en mercados secundarios, donde entidades e inversores privados buscan fortuna. Y lo que preocupa es que Facebook, Twitter, Zynga, LivingSocial o Groupon, cuyos datos financieros son pura especulación, estén recibiendo cantidades irracionales de dinero; que bancos como Goldman Sachs especulen con sus participaciones, y que, de producirse salidas a Bolsa este año, acaben en completo fiasco.

"En lo que a redes sociales se refiere, no se está invirtiendo en resultados, sino en potencial. Pero la diferencia es que hay más parámetros para demostrarlo. La eficacia de la publicidad en Facebook o en Twitter y su poder de recomendación es impresionante. Y el futuro del marketing pasa por ahí", asegura Pommerening.

Otros no piensan igual. Fred Wilson, de Union Square Ventures, accionistas en Twitter, Foursquare o Tumblr, reconoce en su blog que la competencia por los chollos está enloqueciendo a los inversores privados. "Si sólo se estuvieran disparando las valoraciones, no me preocuparía tanto. El problema es que grandes acuerdos de entre 5 y 15 millones de dólares se están cerrando en días sin apenas contrastar datos", dice, a la vez que absuelve a Facebook de sospechas. "Todo el mundo sabe que es un ganador".

Hasta Bono, el cantante de U2, se ha hecho accionista del negocio de Zuckerberg (posee un 1,5% a través de la entidad Elevation Partners). Aunque Facebook no parece que vaya a salir a Bolsa este año, ya ha levantado el recelo del regulador bursátil de EEUU, la SEC, por, supuestamente, saltarse las reglas para evitar publicar datos sobre cuánto gana o deja de ganar. JP Morgan calcula que solo genera cuatro dólares por visitante, lejos de los 24 de Google o los 189 de Amazon. Pero solo es una estimación. E igual ocurre con Twitter, Zynga o LinkedIn: sus cifras de facturación y rentabilidad son puras divagaciones.

Rafael Casado, quien vivió la anterior crisis de las puntocom al frente de Terra y hoy lidera la start-up Tooio, asegura que cualquier comparación con la situación de 2000 es infundada. "Hace 10 años no existían empresas con 600 millones de usuarios". Y define las webs de descuentos como Groupon y LivingSocial, también en el punto de mira, como un negocio redondo. "Están llevando la publicidad local, un sector muy mal servido por canales tradicionales como Yelp o Páginas Amarillas, al mundo digital. Groupon es una idea gigantesca".

Quizá por eso rechazaron la oferta de compra de Google por 6.000 millones de dólares, casi seis veces más de lo que les costó YouTube en su momento. Groupon, con sede en Chicago, ofrece ofertas diarias de negocios locales, desde tiendas de ropa hasta restaurantes, en ciudades de 150 países. Algunas fuentes sitúan sus ingresos de 2010 en 2.000 millones de dólares y lo definen como el "próximo gran negocio tras Google". En pleno auge, ha comprado competidores en Israel (Grouper), Sudáfrica (Twangoo) e India (SoSasta), y le han surgido clones en España (Oooferton) y Francia (Bon-Privé). Pero la duda es la misma: ¿es un negocio tan sólido como venden sus inversores? ¿Aguantará la salida a Bolsa?

Zynga, creadores de Farmville, tampoco se libra de las especulaciones. Su valoración se ha disparado a los 5.500 millones de dólares, más que el gigante del sector Electronic Arts. Y Quora, una web de preguntas y respuestas fundada por el anterior director técnico de Facebook, se está convirtiendo en el último fenómeno online, al que ya adjudican un valor de 86 millones de dólares.

A las valoraciones infladas y modelos de negocio por cocinar se une la excesiva alegría en la compra de firmas de tecnología en una economía aún en fase de recuperación en EEUU y Europa. En 2010, JP Morgan contabilizó casi siete operaciones de compra por mes. La semana pasada, Skype se hizo con el servicio de vídeo Qik, Salesforce compró la firma de comunicación online Dimdim y Sourcefire, dedicada a la seguridad en Internet, adquirió Immunet. En total, 152 millones de dólares en solo tres operaciones.

Si a ello añadimos los nuevos fondos que firmas de capital riesgo están creando para apostar por más puntocom, como el de 177 millones de euros cerrado el martes por la alemana

Holtzbrinck Ventures (curiosamente, inversores en Groupon), el resultado es una fiebre inversora en la que las cifras pierden su significado.

Está por ver si valoraciones y próximas salidas a Bolsa se indigestan o no. Por comparar a la inversa, falta aún un buen trecho para que Facebook, Twitter, Groupon y sus discípulos igualen en valor a Apple, Microsoft, Google o Amazon; las dos primeras, por encima de los 300.000 millones de dólares de capitalización. Pase lo que pase, algo es seguro: lo digital ya vale más que lo físico.

Los grandes chollos

Las últimas inversiones en firmas de Internet levantan sospechas sobre sus desmesuradas valoraciones. Los chollos más buscados son:

– Facebook: supera los 600 millones de usuarios. La inversión de Goldman Sachs y el fondo ruso DST valora la red social en 50.000 millones de dólares, 50 veces más que hace cuatro años. Se estima que ingresó 2.000 millones de dólares en 2010.

– Twitter: vale 4.100 millones de dólares y podría haber ingresado más de 150 millones en publicidad el año pasado. Cuenta con 160 millones de personas registradas.

– LinkedIn: con 85 millones de cuentas, su valoración se sitúa en los 2.200 millones de dólares. Saldrá a Bolsa en 2011.

– Zynga: cuenta con 80 millones de jugadores y está valorada en 5.500 millones de dólares. Se especula con su posible salida a Bolsa este año.

– Groupon: con 12 millones de registros, ha cerrado esta semana una inversión de 950 millones de dólares, operación que sitúa su valoración en 4.750 millones de dólares.

Eufemismos aparte: a las nuevas burbujas las llaman "bolsas de aires". Son unos genios

– Facebook o Twitter no provocarán una nueva burbuja tecnológica (El Economista – 31/1/11)

(Por José Luis de Haro – Nueva York) Lectura recomendada

Esa sensación que en la década de los 90 hinchó sin piedad el precio de compañías tecnológicas como Netscape vuelve a hacer acto de presencia de la mano de Facebook, Groupon o Twitter. Una vez más la valoraciones no sólo de estas startups sino de la grandes compañías del sector vuelven a engordar con fuerza. Recientemente hemos visto como Apple alcanzaba el estatus de segunda compañía más valorada del mundo, por detrás de Exxon Mobile, con una capitalización de mercado de 305.000 millones de dólares.

Si a esto sumamos que la red social de Mark Zuckerberg podría costar más de 70.000 millones de dólares en el mercado privado mientras que Groupon rechazó una oferta de Google por valor de 6.000 millones de dólares porque su OPV podría recaudar hasta 15.000 millones de dólares, todo parece encaminado a que volvamos a caer sobre la misma piedra.

En estos momentos, algunos apuntan que, quizás, la Comisión de Mercados y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) debería tomar cartas en el asunto, algo que ya ha comenzado a hacer. Cabe recordar que, hasta la fecha, una compañía no tiene obligación de rendir cuentas a la agencia mientras su número de accionistas no supere los 499. De todos modos, la SEC podría estar a punto de orquestar cambios para los mercados privados e, incluso, podría obligar a Facebook a presentar sus cuentas, sea o no una compañía que cotiza en bolsa.

Para John Prestbo, director ejecutivo y editor de los títulos que forman parte de los índices Dow Jones, los precios de estas compañías "son una locura" y "esto no es bueno para el futuro". "Sólo porque Goldman Sachs pagó lo que pagó, no quiere decir que Facebook vale lo que piensa la gente", explicó a elEconomista. De hecho dejó claro que "los precios en el mercado privado no van a traducirse en una nueva burbuja tecnológica".

Este especialista considera que "la prueba de fuego llegará con su posible salida a bolsa, cuando todo el mundo tenga oportunidad de examinar sus cuentas". De todas formas, Prestbo dejó claro que "duda" que Facebook pueda correr la misma suerte que otras compañías como Google. "Desde mi punto de vista, Facebook carece de la misma sustancia que tuvo Google cuando comenzó a cotizar en bolsa", señaló. Al fin y al cabo en estos momentos el modelo de negocio de la red social carece de un equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad, según muchos expertos.

Por su parte, Robert Buckland, director ejecutivo de estrategia global para Citi Investment, en estos momentos el sector tecnológico mantiene una perspectiva neutral, aunque reconoce que algunas valoraciones puedan considerarse "algo enriquecidas". No hay que olvidar que el sector tecnológico se divide claramente en empresas ya asentadas, como Google, Microsoft, Intel, "cuyas valoraciones en estos momentos podrían considerarse bajas", explica, y luego las nuevas compañías, cuyo valor suele ser más elevado en estos momentos.

"En el caso de las establecidas, muchos se preguntan qué harán para seguir innovando aunque su nivel de efectivo sea envidiable mientras las startups están en pleno periodo de expansión y crecimiento, de ahí sus valoraciones elevadas", apunta.

Barry Silvert, uno de los capitanes de SecondMarket, una plataforma que permite a compañías privadas como Facebook vender acciones, no dudó en afirmar durante la conferencia Digital Life Design que las diferencias entre la burbuja tecnológica de las Dot.com y la situación actual es evidente. "Hace 10 años podías ser una compañía valorada en 150 millones de dólares y salir a bolsa, ahora tienes que valer más de 500 o 1.000 millones para poder dar el salto".

Para Silvert, compañías como Facebook o Groupon son únicas en su género, como sucedió con Google en su época, por eso rechazó el hablar de burbujas, un hecho que sólo ayuda a vender periódicos, desde su punto de vista. David Liu, analista del banco de inversión Jefferies & Co. en estos momentos "existe una desorbitada euforia en algunas partes" pero "se tratan más de bolsas de aire que de una nueva burbuja".

Si a la bolsa de aire (sic) le agregamos el trading de alta velocidad, el splash está servido

"¿Se acuerdan del flash crash de mayo, cuando el Dow Jones llegó a caer un 8% en una sola sesión? Pues ahora puede llegar una catástrofe todavía mayor que se extendería más allá de las bolsas y afectaría a las divisas, las materias primas y los bonos. Los norteamericanos lo han bautizado como splash crash (splash significa salpicar"… Después del flash crash, puede llegar el splash crash (El Economista – 4/2/11)

Las interconexiones entre plataformas de trading de alta velocidad hacen cada vez más probable un acontecimiento así. Los problemas geopolíticos como los de Egipto y el resto de países árabes son claros candidatos a provocar este crash, que secaría la liquidez de estas plataformas y provocaría el desastre en varios mercados.

"Los efectos dominó ya no están limitados a un solo activo, los algoritmos son cada vez más sofisticados y acompasan todos los elementos que pueden tener impacto en la operativa de cualquier mercado", advierte John Bates, director tecnológico de la empresa Progress Software.

El flash crash del 6 de mayo (2010) tuvo como detonante la crisis de la deuda europea. Las investigaciones han determinado que hubo una gran orden de venta que dejó sin liquidez al mercado, lo que provocó que varias grandes empresas cotizaran momentáneamente a un centavo. Pero el daño quedó limitado a la bolsa.

Onda expansiva

Bates cree que, si se produce un acontecimiento similar en el futuro, y hay un shock en los programas algorítmicos que controlan el trading más agresivo, los efectos serán mucho más extendidos. Y este experto no es el único que teme un derrumbe en cascada si el miedo vuelve a apoderarse del mercado.

"Estamos convencidos de que va a pasar. Estamos constantemente en alerta naranja en busca de señales de su desarrollo, porque, por definición, no vendrá de donde todo el mundo está mirando. Tiene que venir de donde nadie mira. Creemos que empezará en las divisas y se trasladará a la deuda", opina Kevin Ferry, presidente de Cronus Futures Mangement.

Un ejemplo de cómo sería un splash crash es el siguiente, según Bates: los traders que operan en una petrolera multinacional como BP -por decir una- se ponen nerviosos si la economía China empieza a debilitarse y la demanda de petróleo cae. Dado que el crudo está denominado en dólares, eso provoca una subida de esta divisa a la vez que se derrumban los futuros que apuestan por una subida del petróleo. Y eso, a su vez, impactaría en los precios de otras grandes petroleras como Exxon o Chevron.

Aunque los programas algorítmicos están preparados para manejar un acontecimiento de este tipo, su traslado a los bonos afectaría a los bancos y los hedge funds. Y como estos mercados cada vez están más controlados por los mismos programas informáticos, que suponen más de la mitad del volumen de las bolsas, los efectos serían muy grandes, según este escenario.

"Si se produce una gran inestabilidad o algo imprevisto y unos de estos algoritmos hace algo extraño o inesperado, el efecto dominó sería enorme en todas las clases de activos", opina. "Los sistemas se colgarían, el limitado ancho de banda haría que las órdenes se colapsaran, los mercados se congelarían y eso salpicaría a todos los activos. El Apocalipsis", concluye.

Es cierto que se trata de un caso extremo, pero si algo nos ha enseñado esta crisis es que los riesgos que se ignoran porque parecen inverosímiles, ocurren. Son los famosos cisnes negros.

Web 2.0 y Webonomics "buscan" Webonazos 2 para dejarlos en 0 (y si no, al tiempo)

"Facebook y Google han negociado con Twitter una posible oferta. Durante la negociación, el valor de la red social se ha situado entre 5.865 y 7.330 millones de euros, más del doble de la última tasación, realizada en diciembre tras una ronda de financiación. Estos precios han reavivado los fantasmas de otra burbuja online"… La "subasta" por Twitter reaviva el fantasma de otra burbuja en internet (Cinco Días – 10/2/11)

En los años 2000 y 2001, la industria de internet vivió su peor momento a causa de la explosión de una burbuja generada por los excesos en la valoración de las empresas. Ahora, los comentarios sobre otra burbuja se han extendido por las altas valoraciones que se están haciendo de los nuevos gigantes de la red.

Según publicaba ayer The Wall Street Journal, Facebook y Google han mantenido negociaciones con Twitter, para sondear una oferta. La cuestión clave es el precio. Y es que la red social de microblogging (se escriben post de hasta 140 caracteres) se está valorando entre 8.000 y 10.000 millones de dólares (entre 5.865 y 7.330 millones de euros). Las alarmas sobre burbuja saltan cuando se recuerda que, en la ronda de financiación que Twitter cerró en diciembre (2010), liderada por Kleiner Perkins Caufield & Byers, y en la que captó 200 millones, la sociedad se valoró en 3.700 millones. Twitter, que tiene 175 millones de usuarios, fue tasada en 1.000 millones en septiembre de 2009.

¿Son lógicos estos precios? Quién sabe. Twitter no ha publicado resultados nunca, si bien en la prensa de EEUU se dice que en 2010 alcanzó unos ingresos de entre 40 y 50 millones de dólares, procedentes de sus negocios de publicidad y los acuerdos con buscadores. Pero perdió dinero por el coste procedente de la gestión de los centros de datos. Para 2011, las estimaciones apuntan a un volumen de negocio cercano a 100 millones.

Claro que ha habido ya una serie de valoraciones que han causado asombro. Facebook fue valorada en 50.000 millones de dólares tras cerrar una ronda de financiación de 1.500 millones. A su vez, la empresa de cupones de e-commerce Groupon rechazó una oferta de 6.000 millones de Google y planea salir a Bolsa este año. Una opción que ha escogido la red profesional LinkedIn, que ha sido valorada en 2.000 millones. Y la lista de nombres con movimientos de inversores no para: Forsquare, Pandora, Quora, Yammer, GroupMe…

Las empresas de la web 2.0 se están enfrentando ya a su reválida. Deben demostrar que la gran cantidad de datos que manejan tienen un alto valor y son una fuente de negocio. De lo contrario, los comentarios sobre una nueva burbuja irán a más.

Popularidad en el exterior y agitación interna máxima

Las revueltas en Egipto han puesto de manifiesto el poder de Twitter. Ahora, quién no conoce a la red de microblogging. Pero para llegar a este punto de reconocimiento exterior, la empresa ha vivido una acelerada expansión interna.

Durante el año 2010, Twitter ha elevado su plantilla en 100 empleados hasta superar los 350, contratando ingenieros y responsables de ventas. Todo bajo el mando de un nuevo consejero delegado, Dick Costolo.

También los inversores han estado ajetreados. Durante la primera semana de febrero de 2011 se ha sabido que la firma del inversor Marc Andreessen ha comprado títulos de Twitter a otros accionistas por 80 millones. Quizá esté tomando posiciones. Y es que, como se recuerda en blogs especializados, el cofundador Evan Williams y el citado Costolo ya han vendido en el pasado alguna empresa a Google.

La cifra: 315 millones de dólares casi en efectivo va a pagar AOL por la web de noticias Huffington Post, en torno a 10 veces los ingresos de 2010.

El retorno de la "exuberancia irracional" de los mercados (mañana digo basta…)

"Los osos hace meses que están hibernando y los escépticos comienzan a creer. Ayer, el Standard & Poor´s 500 volvió a dar muestras de la fortaleza del rally: sumó 8,31 puntos para alcanzar los 1.336,32 enteros o, lo que es lo mismo, ya se encuentra al doble de sus mínimos de marzo de 2006, en los 666,79 enteros"… El S&P 500 "cumple" un 100% de subida en dos años para volver al nivel previo a Lehman (El Confidencial – 17/2/11)

De esta manera, el índice ha registrado la subida de un 100% más rápida desde 1936, cuando acumuló 501 días de rally alcista. En esta ocasión el optimismo en los mercados viene durando 707 días, según publica The Wall Street Journal.

Además, el último empujón registrado en las primeras semanas de 2011 ha venido a desafiar los augurios de inversores y analistas que aseguraban por lógica se tenía que producir una corrección tras un magnífico 2010.

"En menos de dos años, el S&P500 ha doblado, algo estupendo para aquellos que fueron lo suficientemente prudentes como para aguantar", asegura en The Wall Street Journal Erik Davison, director de inversiones de Wells Gargo Private Bank. "Pero tienen que ser cautelosos con la sobreconfianza, sabemos que las correcciones ocurren con regularidad".

En este sentido, el analista asegura que cuando has subido un 100% y existe una exuberancia irracional, a lo único que se debe tener miedo es, precisamente, a la ausencia de miedo. Es lo mismo que ocurrió con las acciones tecnológicas con el pinchazo de la burbuja puntocom o con el mercado inmobiliario japonés

edu.red

Zuck, Goldman, and so on: ¿todo preparado para atrapar a los próximos "burbu-giles"?

"Vuelve a hablarse de burbuja en Silicon Valley. Empresas de Internet no cotizadas están alcanzando de pronto valoraciones altísimas, aunque todavía tienen que demostrar que pueden captar dinero a estos precios"… ¿Estamos ante una nueva burbuja de Internet? (El Economista – 18/2/11)

Algo que recuerda mucho a lo ocurrido en el año 2000, que acabó con la mayor caída de la Historia del Nasdaq, que se encuentra aún casi a la mitad de su máximo histórico.

Zygna, una empresa de juegos en red, fue valorada en 5.000 millones de dólares en varias pequeñas colocaciones privadas de acciones hace tres meses, y ahora planea captar una nueva ronda de capital a una valoración de 9.000 millones.

Groupon, el club de ventas locales que rechazó una oferta de Google por 6.000 millones a finales de 2010, ha recibido informes de bancos de inversión para su salida a bolsa que la valoran entre 15.000 y 20.000 millones.

Y Facebook, que el mes enero cerró una operación con Goldman Sachs a un precio de 50.000 millones, va a ayudar a que sus directivos vendan parte de sus acciones con una valoración de 60.000.

Dada la velocidad con la que estas cifras se han disparado en cuestión de semanas, es tentador considerarlo fruto de un mercado sobrecalentado, con el añadido de la falta de información real sobre la marcha de estas empresas.

Para algunos analistas, esa explicación ignoraría las grandes fuerzas que hay detrás de este fenómeno. Las redes sociales y el Internet móvil están cambiando la naturaleza del comportamiento online, y cambios tan grandes como estos en la tecnología suelen generar nuevos líderes… aunque a menudo también son una excusa para que se formen burbujas de las de toda la vida.

Según Richard Waters, redactor jefe del Financial Times en la Costa Oeste de EEUU, hay tres pruebas básicas para este nuevo grupo de niños bonitos de Internet; si han encontrado un modelo de ingresos rentable; si los mercados que están creando llegarán a ser suficientemente grandes para sostener sus valoraciones; y qué impacto puede tener la competencia futura en su crecimiento y sus márgenes.

Estos analistas aportan algunas pruebas con las que sustentan su confianza en estas compañías. Groupon espera duplicar sus ingresos este año hasta 3.500-4.000 millones, de los cuales la mitad son para la empresa y la otra mitad para sus distribuidores. Zygna espera un crecimiento de entre el 150% y el 200% de sus ingresos desde los 1.000 millones del pasado, ya que su modelo de negocio es muy rentable. Y Facebook, que aloja algunos productos de Zygna como FarmVille, se queda con una buena porción de estas ventas.

Según esta medida, Twitter sigue siendo el mejor ejemplo de una empresa de Internet cuyo valor se basa más en la esperanza que en los hechos. Pese a un cambio de moldeo orientado a ganar dinero, sus ingresos apenas superarán los 100 millones este año, pese a lo cual se la valora entre 4.000 y 8.000 millones.

En todo caso, las grandes dudas surgen al plantear el posible impacto de la competencia en todas estas empresas.

Como las barreras de entrada son mínimas, Internet puede ser despiadado, como han comprobado muchas empresas de comercio electrónico -donde el precio es el factor decisivo-, de juegos o incluso los grandes buscadores de Internet 1.0, como Yahoo y AOL, arrasados posteriormente por Google. ¿Alguien se acuerda de AskJeeves?

El Teatro de la bolsa: antes de invertir, miren con atención a los "actores del mercado"

"Las fronteras son casi accesorias en la inversión. La globalización de los mercados en las últimas décadas ha supuesto la eliminación de trabas a la inversión y ha fomentado enormes flujos de capital que pasan de un país a otro y de un activo a otro a gran velocidad. Un fondo puede invertir un día en Madrid y al siguiente en Beijing, si lo desea"… Los jugadores que mueven el mercado (Expansión – 19/2/11)

Estos flujos de capital son, a día de hoy, los actores principales de los mercados. Los expertos indican que su carácter global complica su identificación aunque apuntan que son, en su mayoría, fondos de inversión. Sus fuertes inversiones crean tendencias que luego replican los fondos más domésticos, que invierten en un mercado o activo concreto, y los propios inversores minoristas. Los planes de pensiones y los fondos de seguros también juegan un papel importante.

Más volatilidad

"Cada vez hay una mayor concentración en el sector, así como una mayor profesionalización", indica Javier Ruiz, director de estrategia patrimonial de Banco Madrid. Ello provoca que los gestores interpreten las noticias de forma similar y que, en consecuencia, todos vayan en la misma dirección. Estos fuertes flujos de capital provocan una mayor volatilidad y movimientos más contundentes en el mercado, explica Ruiz.

Estos movimientos uniformes han quedado patentes durante la crisis. Un ejemplo claro fue el castigo a la deuda soberana periférica europea: la desconfianza generalizada de los inversores en torno a estas economías provocó un fuerte repunte de sus diferenciales de deuda y el eventual rescate de Grecia e Irlanda.

Un espejo en el que fijarse

Junto con los fondos, los grandes patrimonios juegan un importante papel en los flujos de dinero. Aunque los volúmenes de sus inversiones son menores, sus decisiones provocan un poderoso efecto llamada: tanto inversores institucionales como minoristas siguen las huellas de los grandes gurús internacionales.

Warren Buffett (a través de su holding Berkshire Hathaway), John Paulson, George Soros o Bob Doll son algunas de las figuras en las que los ahorradores buscan ideas de inversión.

En el escenario actual, los flujos de dinero parecen centrarse en las bolsas de economías desarrolladas, en especial la estadounidense. Por contra, las emergentes han perdido parte del atractivo del que han disfrutado en los últimos años (la bolsa china, por ejemplo, ha ganado un 61% en los dos últimos años).

En divisas, la relajación de las tensiones en torno a la periferia ha propiciado un repunte del euro. Japón levanta mayores recelos y el yen ha sufrido la salida de flujos. En materias primas, el oro ha visto salir capital, aunque se mantiene como una de las apuestas clave. El petróleo gana adeptos ante el temor a que las tensiones en Egipto se extiendan por el resto de Oriente Medio.

Los actores del mercado

El poder de los fondos de inversión

Los fondos de inversión de grandes gestoras internacionales son el principal actor de los mercados. A finales de 2010, sus activos bajo gestión ascendían a 18 billones de euros, muy por encima del volumen de los fondos soberanos y el capital riesgo (en 2009 los fondos de inversión casi sextuplicaron a estos dos actores en patrimonio). Junto con ellos, los fondos de seguros y, sobre todo, los planes de pensiones dirigen los flujos de capital.

Los movimientos de los fondos globales marcan tendencias que posteriormente asumen los fondos a nivel local y los inversores minoristas. El dinero de los fondos opera mayoritariamente a través de ETF o fondos cotizados. Estos productos invierten en todo tipo de activos (pueden estar referenciados a un valor, a un índice, a divisas o a materias primas) y se contratan como una acción convencional, lo que facilita las apuestas y permite a los fondos cambiar rápidamente sus posiciones. Esta velocidad en la reconfiguración de sus carteras puede afectar a los inversores minoristas: de la misma manera en que la entrada de flujos de dinero en bolsa u otro activo puede motivar fuertes subidas en un valor, las ventas en bloque pueden dejar atrapado al inversor individual en un activo cuyo valor ha caído con fuerza y repentinamente.

Los "traders" (inversores muy cortoplacistas) también crean tendencias importantes en los mercados. Mueven grandes cantidades de dinero en todo tipo de mercados y sus decisiones son especulativas, por lo que el inversor minorista también debe estar alerta. Un ejemplo claro de su poder en los mercados es la crisis de la deuda soberana europea, a la que han atacado los bonos sin descanso.

Los bancos centrales de las potencias occidentales son otro gran jugador de los mercados actuales. Sus movimientos se limitan casi por completo a la renta fija. Tanto la Reserva Federal como el BCE están comprando renta fija pública para impulsar el crecimiento. En el caso europeo, las adquisiciones han ayudado a combatir las especulaciones sobre algunos países (desde julio de 2009 a enero de 2011, el organismo monetario se ha hecho con deuda por 70.000 millones de euros).

Al comienzo de la crisis, los fondos soberanos asiáticos jugaron un papel fundamental en el mercado. Muchos de ellos, en especial de Oriente Medio, aprovecharon las turbulencias para hacerse con posiciones importantes en grandes bancos anglosajones, como Barclays o Merrill Lynch. En esos momentos las economías emergentes contaban con fuertes superávit por la subida del petróleo (alcanzó los 145 dólares en 2008), lo que les permitía acometer fuertes inversiones. Cuando el precio del crudo más bajo, su excedente de liquidez es menor y su papel en la inversión se diluye. En divisas tienen un rol capital, pues son los principales inversores.

Junto con estos grandes flujos, Nicholas Brooks, director de análisis de ETF Securities, apunta que los inversores minoristas tienen un papel muy importante en la subida actual del petróleo, ya que están invirtiendo con fuerza ante las especulaciones en torno a la situación en Oriente Medio, donde están los principales exportadores de crudo.

Las pensiones, un inversor estable

Los planes de pensiones movían a cierre del pasado ejercicio 13,7 billones de euros en el todo el mundo, tras aumentar un 11% su patrimonio, según Inverco. Su cartera de inversión es diferente en cada país. En algunos casos, el peso de la bolsa es muy elevado. EEUU acapara más de la mitad del patrimonio, con 7,5 billones de euros.

Los planes de pensiones de empleo, los que crean las empresas para sus plantillas, invierten de media un 30% de su patrimonio en renta variable, frente al 10% de los productos contratados por los particulares. Se mueven a finales y principios de año, y sus movimientos suelen ser independientes de la corriente del mercado.

Una burbuja se define por demasiado dinero buscando activos, una mayor producción de esos activos, y la necesidad de encontrar un tonto mayor para comprarlos

"Casi todas las semanas aparece una nueva estimación del precio de una empresa tecnológica que, a ojos de algunos, parece astronómica"… La web 2.0 y el temor a la burbuja (BBCMundo – 21/2/11)

Pero el mundo de la tecnología recuerda todavía el colapso sufrido por la industria en abril de 2000.

Ahora la comparación es inevitable: ¿estamos ante una nueva burbuja especulativa de internet, esta vez de la web 2.0?

Se supone que Facebook vale US$ 50.000 millones, Groupon rechaza ofertas por US$ 6.000 millones y algunos valoran a Twitter en cerca de US$ 10.000 millones.

El más reciente anuncio de una firma tecnológica alcanzando valoraciones estratosféricas parece ser el del servicio de música Spotify, que según el blog sobre tecnología TechCrunch está a punto de cerrar un acuerdo con la inversora Digital Sky Technologies (DST) para captar financiación. El sitio informa que DST valora en US$ 1.000 millones a Spotify.

En muchas de estas empresas confluyen dos elementos: son compañías de la web 2.0 y son valoradas a cifras impensables hace poco más de un año.

Hay quienes aseguran (me incluyo entre ellos) que, al igual que ocurrió en 2000 con la primera generación de empresas punto.com, los precios sugeridos para algunas de estas firmas no guardan relación con su valor económico real, y que eventualmente sería inevitable una corrección del mercado que refleje aspiraciones más modestas.

Y es que no está claro si la facilidad para atraer alto número de visitas, lo que ha puesto en la mira de los inversores a muchas de estas empresas, es algo que se puede traducir siempre en utilidades.

El antecedente

La burbuja de las punto.com estalló en abril de 2000, después de que el avance de las empresas vinculadas a lo que entonces era un sector relativamente nuevo, internet, provocara un sostenido aumento en las valoraciones de muchas de ellas.

Los movimientos especulativos coincidieron con una enorme disponibilidad de capital de riesgo que ayudó a alimentar la burbuja, pero al final terminaron con el desplome de muchas de esas empresas.

Otros analistas no creen que el actual aumento en los precios de las firmas tecnológicas refleje necesariamente una burbuja. "Las empresas de Internet, de la mano de Google inicialmente, han demostrado que pueden ser muy rentables, y las valuaciones están justificadas, al menos en parte, por la posibilidad de generar ganancias", sostienen.

"Muchos negocios web están haciendo dinero con la publicidad. Y esa es sólo una parte. Otro punto interesante es la simplicidad de los pagos online de montos pequeños en relación al año 2000, que permite por ejemplo la venta de bienes virtuales en juegos y micropagos en tiendas online", agregan.

"Tonto mayor"

Sin embargo, muchas de esas empresas de la web 2.0 no cotizan en bolsa y por lo tanto no están sometidas a los rígidos controles regulatorios de las que sí lo hacen.

Por ejemplo, Twitter jamás ha hecho públicos sus resultados. Por eso es más complejo determinar si las valoraciones de que son objeto son las correctas.

Alan Patrick, de la consultora tecnológica Broadsight, opina que efectivamente estamos ante un nuevo episodio de especulación.

"Una burbuja se define por demasiado dinero buscando activos, una mayor producción de esos activos, y la necesidad de encontrar un tonto mayor para comprarlos", opina Patrick, citado por el diario británico The Guardian.

"Mi recomendación es que el inversor dedique menos tiempo a buscar el Santo Grial de la inversión que le va a hacer rico milagrosamente y más tiempo a analizar y gestionar los riesgos a los que está expuesto", decía Warren Graham, en su artículo: "Los riesgos en la gestión patrimonial", publicado por Libertad Digital el 15/9/10.

Ha llegado el momento en el que el inversor no puede mirar para otro lado. Es su obligación ejercer una mayor responsabilidad sobre su patrimonio, ya que opciones y motivos no les faltan. A mí personalmente me vienen a la cabeza fundamentalmente cuatro: independencia y objetividad plena en el criterio y en la toma de decisiones, alineación de intereses con sus proveedores, reducción de costes -visibles y no visibles-, y por supuesto, conocimiento. El inversor cuenta ya con todas las herramientas a su alcance para gestionar adecuadamente sus ahorros y no dejarse distraer por intoxicaciones financieras o cantos de sirena. Su futuro y el de sus finanzas están en sus propias manos.

El dispensador de razones (¿me estoy perdiendo algo?)

El futuro es siempre incierto, aún en los días (negocios) en que no lo parece. No obstante ello, si este es el cambio revolucionario de modelo (paradigma) a la altura de la crisis, vamos dados.

No es mi intención hacer predicciones, ni hablar en profundidad del tema bursátil, únicamente pretendo hilvanar algunos datos e ideas para que racionalmente tomen las decisiones más oportunas en sus inversiones. Mi consejo es que cada cual se guíe por su sentido común.

Internet es una magnífica herramienta para la búsqueda de información, pero a su vez es perfecto para los manipuladores.

Las redes sociales, con su dependencia devenida o adicción provocada, pueden lograr la matanza de los cerebros; entonces, cuando "salgan a bolsa" al fraude intelectual (el control de nuestras mentes), agregaran el fraude económico (la apropiación de nuestros bolsillos), y si no, al tiempo (quedan avisados).

¿"Estamos presenciado la historia", como dice Obama, o estamos presenciando "otra historia" (desde la Tierra de la Fantasía) como decía el viejo Walt Disney (antes de quedarse congelado)?

Lo único que puedo decirles (tómenlo como una "leve percepción", si quieren) es que el estallido de la próxima burbuja de las puntocom será más grave y profundo que el anterior y ya no habrá "manguera" de Greenspan, ni "helicóptero" de Bernanke (los grandes "estimuladores"), con que paliarla. Será el fin del riesgo moral. Daremos la bienvenida al riesgo real (y total). Y que cada especulador aguante su vela. ¡Al fin!

A partir de esta "leve percepción", son ustedes los que deben tomar decisiones. Como decía mi padre: "con tu dinero haz lo que quieras" (con el vuestro, por favor, no con el prestado).

Aunque en mi caso "nunca" vaya a realizar este tipo de inversiones (probablemente pueda perder de ganar, bastante -en su caso-, pero seguramente podré ganar de perder, mucho más -en caso contrario-), asigno altas probabilidades de fracaso a una economía que parece más fruto de la ciencia ficción que de mejoras reales, y actúo en consecuencia.

Como siempre no animo ni desanimo a la compra, esta es una simplificación carente de valor para tomar una decisión que debe ser profundamente meditada. Eso sí, les recomiendo que no crean en la "pura magia creativa" y mucho menos adopten un "comportamiento de manada" (y se dejen arrear al matadero mansamente, por las serpientes encantadoras de hombres).

En un mundo plagado de hipocresía el dilema del pequeño inversor, tal vez, no sea una cuestión de "redes" y de "poder" (siempre, de los otros), sino de poder escapar de las redes (siempre, de los otros). Que de eso se trata.

Y así es como la mentira, las medias verdades o incluso la manipulación de los hechos con frases medianamente ingeniosas sacadas del laboratorio hueco de las ideas se han apoderado de la vida económica.

Sin duda no pertenezco "a ese mundo" de las redes sociales, los SMS, Facebook, los artículos en Twitter, y los "videítos" de YouTube, pero me permito preguntarles (perdón): ¿en todas esas "fantasías enredadas", cuál es su activo subyacente? Mientras buscan la respuesta, por las dudas (perdón), no hagan del capital riesgo un capital en riesgo. Por ahora, en vez de "cadenas de valor" lo único que veo son "cadenas de papel".

No se crean el argumento: "esta vez es diferente". Tal vez, logren separar la vida del video juego y la billetera de la mesa de juego. Suerte.

En este punto se plantea la "gran pregunta": ¿qué pasará cuando la "morfina" -segunda ronda de estímulos financieros- sea retirada? Esto será lo que realmente separe el grano de la paja y permita comprobar si el paciente puede mantener su "danza frenética" sin estimulantes extremos. Entonces se sabrá finalmente si las altas valoraciones de las "redes sociales" y sus negocios colaterales, son grano o paja. Un nuevo hito u otro timo.

¿Mark Zuckerberg for President? or ¿Mark Zuckerberg will be the next Bernie Madoff?

Los portales de socialización y las pilas de efectivo. En esta realidad virtual de gadgets (video juegos, teléfonos inteligentes, tabletas…), animaciones express, redes sociales, reportajes de autor, mensajes -poco alfabetizados- contenidos en 140 caracteres, frivolidades varias y otras memeces, puede que se mantenga la estrategia (premeditada) de vender las participaciones accionariales fuera de los circuitos bursátiles, con operativa "over the counter", escaza transparencia, uso indebido de información privilegiada, rumores intencionados o manipulación fraudulenta del valor de la acción.

En ese caso, vislumbro el riesgo de una "implosión -nuclear- controlada", que a los viejos, como yo, puede recordarles los ensayos nucleares que se realizaban en el Atolón de Mururoa (Polinesia Francesa). Entonces la burbuja podría estallar fuera de la bolsa y sólo quedaría el tendal de los "burbugiles", para dar testimonio del estropicio (evitando el contagio al resto del mercado bursátil). Un flagrante ejercicio de premeditación, complicidad y alevosía. Business as usual…

Después del "día de la víctima", The Wall Street Journal, Financial Times, Newsweek, ciertos gurús mediáticos u otros "quiebra cabezas" similares, sólo hablarán de "daños colaterales" y comenzarán a "inflar" la próxima burbuja. Sic transit gloria mundi…

Probablemente tenga mucho (todo) de ingenuo, pero poco (nada) de cínico, por ello me permito reiterarles (rogarles): no actúen como manada, no se dejen arrear, no sigan demostrando algo que no se sabe si es una virtud excelsa o un defecto reprobable: unas grandes, inmensas, tragaderas. Tragaderas ante la mentira o el ocultamiento pertinaz.

Cuidado con la exuberancia enredadora de las redes sociales (y otras redes más nebulosas) en las que probablemente los usuarios (adictos) "piensen de que existen".

(Reciente estudio) National Sleep Foundation: Son muchos los datos que arroja este estudio, pero quédense con uno especialmente relevante: uno de cada diez adolescentes estadounidenses duerme con el móvil encendido, y lo que es peor, se despierta con cada correo, SMS o Tweet que llega de madrugada.

(Y al final) Si ustedes creen que se pueden hacer grandes negocios con estos "tontos del culo", compren acciones de las empresas que los arrean, espían, analfabetizan, manipulan y prostituyen (si pueden). Si no creen en ello (y además les provoca náuseas, como a mí), pues actúen en consecuencia (y en conciencia). De no ser así, además de cómplices (por omisión), serán los próximos "burbugiles" o "webonazos" (por inversión). Mi propuesta es: "no invertir en actividades autodestructivas". That"s all.

Anexos

Anexo I: Para "espeleólogos" económicos (de un Paper publicado el 15/12/09)

– Las lecciones de la crisis: ¿Y ahora, qué hacemos con Wall Street?

(Historias de Disney "Wall": Factoría de Ficciones)

SIN "GLOBOS" NO HAY PARAÍSO…

edu.red

– Las "serpientes encantadoras de hombres" (y sus intrépidas máquinas voladoras)

Serguey Aleynikov fue interceptado el 3 de julio en el aeropuerto internacional de Newark por varios agentes del FBI. Este inmigrante ruso con residencia en Nueva Jersey fue arrestado bajo la acusación de robar códigos informáticos de alto secreto. Pero ni los secretos eran militares ni su destino, aparentemente, era una potencia extranjera. Aleynikov era un empleado de Goldman Sachs y está acusado de haberse llevado el código que utilizan los programas automáticos de inversión de esta firma.

Esta historia de espías ha llevado a primera línea de actualidad algo que se comentaba con asiduidad en los círculos financieros desde hace meses: el cada vez mayor peso de las operaciones automáticas en la Bolsa. Según la New York Stock Exchange, hay semanas en las que la mitad del negocio lo hacen ordenadores, sin que intervenga la mano del hombre. Ellos observan el mercado, ellos miran, ellos deciden y ellos compran. Y después venden. En cuestión de milisegundos. Según fuentes del mercado, la participación de las máquinas en el negocio bursátil llega al 70% si se suman las operaciones llevadas a cabo en las Bolsas no tradicionales. Y se gana mucho dinero. Joe Saluzzi, bróker estadounidense de la firma Themis Trade, calcula que el par de cientos de firmas que hacen intermediación de alta frecuencia pueden ganar unos 21.000 millones de dólares al año.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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